Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Junio 2021
Resumen
Introducción
Abordar las ideas principales de la Ilustración tradicional será la tarea inicial de esta
producción con el fin de objetivar las críticas que expone Immanuel Kant. El autor
cuestiona un uso indiscriminado de la razón para explicar todo el conocimiento del
hombre. Advierte que el racionalismo posee límites frente a una tendencia humana
natural que pretende explorar lo que está más allá de lo sensible y, de esta manera,
propondrá otro funcionamiento de la razón que dé respuesta a esta ineludible tendencia.
“De esta forma, una vez desvanecidas todas las ambiciosas intenciones
de una razón que intenta ir más allá de los límites de toda experiencia,
nos queda todavía lo suficiente como para tener motivos de satisfacción
desde de un punto de vista práctico.” (Kant, 1781, p. 504, citado en De
Echano, 1999, p. 268)
Luego, se recuperarán en el análisis, las leyes morales incluidas en la razón que rige la
conducta humana para alcanzar determinado fines, mejor conocida como razón práctica.
En este punto se precisaran las relaciones entre los conceptos de buena voluntad, deber,
felicidad y ley moral integrados en los imperativos.
Problema de investigación
“Ante todo es necesario saber plantear los problemas. (...) Para un espíritu
científico todo conocimiento es respuesta a una pregunta. Si no hubo pregunta,
no puede haber conocimiento científico. Nada es espontáneo, Nada está dado.
Todo se construye” (G. Bachelard, 1984, p. 16)
Hipótesis
Por su parte, la hipótesis a modo de supuesto guía plantea que las nociones de moral en
Kant y Nietzsche se asocian al concepto de razón, se presentan como antagónicas y su
construcción está estrechamente enraizada en su contexto socio histórico de producción.
Objetivos
Marco teórico
“Ahora bien, es conveniente que, para pensar el problema bien, le demos una
definición precisa a este inmoralismo: lo que Nietzsche hace es presentar, por
un lado, la subordinación obligatoria de los individuos a la universalidad de la
ley moral, y, por otro, la afirmación de sí mismo o la construcción afirmativa de
sí mismo, como cosas incompatibles. [Desde la perspectiva de Kant la acción es
virtuosa] cuando su validez es generalmente reconocida porque supera las
inclinaciones y exigencias de la voluntad particular. Por el contrario, en la
acción de la voluntad de poder afirmativa, tal como Nietzsche la describe, lo
que se expresan son justamente impulsos e instintos desde los que un individuo
concreto se constituye encentro de fuerza que sólo puede ejercerse
constituyéndose como algo individual y singular.” (Meca, 2004, p. 4)
Esta conceptualización clarifica la comprensión antagónica que tienen los autores en sus
respectivas construcciones de la noción de moral. La crítica a Kant por parte de
Nietzsche se argumenta a través del concepto de inmoralismo y, a partir de este, se logra
poner el foco en las diferencias ideológicas que se establecen.
Este aporte en torno a la construcción de ley moral resulta interesante de adoptar, tanto
para comprender el surgimiento de la noción de moral Kant a través de la capacidad
reflexiva y, por ende, de la racionalidad del hombre como para concebir la relación con
los planteos nietzscheanos.
Por último, las contribuciones de Carlos Vázquez (2005) acerca del objetivo en La
genealogía de la moral (1887) y el significado de moral dentro de lo que se denomina
inmoralidad, facilitarán comprender el desarrollo nietzscheano sobre dicha
problemática. Se plantea que Nietzsche explora el conocimiento en tanto que de allí
provienen los prejuicios morales. En otras palabras hay “una voluntad fundamental del
conocimiento (…) que resulta de una determinada disposición en el marco de las
vivencias” (Vázquez, 2005, p. 2). El autor expone que el filósofo se coloca en una
perspectiva inmoralista que no implica la oposición a lo moral sino, que esa moral es
vista como perspectiva “que tiene como criterio cierta economía de fuerzas” (Vázquez,
2005, p. 1).
Abordar las ideas principales de la Ilustración tradicional será la tarea inicial de esta
producción con el fin de objetivar las críticas que expone Immanuel Kant acerca del
movimiento. El autor cuestiona el uso indiscriminado de la razón para explicar todo el
conocimiento del hombre. Advierte que el racionalismo posee límites frente a una
tendencia humana natural que pretende explorar lo que está más allá de lo sensible y, de
esta manera, propondrá otro funcionamiento de la razón que dé respuesta a esta
ineludible tendencia, surgida en los pensadores clásicos de la Ilustración,
“De esta forma, una vez desvanecidas todas las ambiciosas intenciones
de una razón que intenta ir más allá de los límites de toda experiencia,
nos queda todavía lo suficiente como para tener motivos de satisfacción
desde de un punto de vista práctico.” (Kant, 1778. B 857)
“No hay nada en nosotros superior a [la razón] para elaborar la materia de la
intuición y someterla a la suprema unidad del pensar.” (Kant, 1781, B 355).
Es, entonces, la razón la que unifica los conocimientos del entendimiento. Esta
característica unificadora se manifiesta en el uso lógico y en el uso puro de la razón. En
el primero se unifican los conocimientos por medio de la deducción. En otras palabras,
se construyen los razonamientos que exploran lo más universal, lo más incondicionado.
En el segundo se unifican los objetos del entendimiento a partir de la aplicación de los
conceptos puros a priori. Por medio ellos, ha de expresarse lo no sometido a las
condiciones de conocimiento, que es lo que constituye a la unidad suprema que pretende
alcanzar la razón. Estas nociones Kant las sintetiza en la llamada dialéctica
trascendental. Ahora bien, ¿cuáles son aquellos conceptos puros a priori de la razón?
Son los que dirigen el uso de la razón en este proceso de unificación y orden de las
ideas. Carecen de toda experiencia y de todo contenido: el alma, el mundo y Dios que,
son llamadas ideas trascendentales. Este uso regulador y legítimo de la razón sintetiza
los conceptos del entendimiento, unifica y ordena las ideas. El único objeto que produce
es el entendimiento, no, en cambio, las cosas del mundo real. En otros términos, el uso
regulador de la razón solo se dedica a producir hipótesis.
Por su parte y en otro contexto histórico, Friedrich Nietzsche construye una noción de
moral muy diferente dejando de lado todo lo que gira en torno a una ley universal. Este
autor se dedica a criticar todo lo ya establecido anteriormente en torno a la razón y a la
moral, cambiando la mirada hacia al hombre y proponiendo una nueva.
Primeramente, afirma que el bien y el mal no existen; puede que haya personas buenas o
malas pero eso sucede al atribuirles libertad de elegir voluntariamente entre unas
acciones u otras. El origen de ese bien y de ese mal están dentro de cada uno, no se
forman desde una ley moral universal a modo de imperativo categórico, como creía y
defendía Kant. En otros términos, el bien y el mal están en el individuo como un
contenido subjetivo producto de nuestra tradición, educación y cultura.
El imperativo categórico, señala Nietzsche, solo entiende a los valores como reglas
inmutables para la acciones de todos los individuos y solo busca principios universales
para poder distinguir entre acciones morales e inmorales. En este sentido, la principal
objeción que plantea Nietzsche a las concepciones morales tradicionales y kantianas es
que estas promueven y expresan, a través de la universalidad, el miedo y el rechazo a la
vida ya que no se la acepta como es, sino se la desprecia y se la adecua a un deber-ser
moral ideal y universal. El valor que tradicionalmente se le da a la moral, Nietzsche lo
identifica como un problema. Recuperando sus palabras,
Ahora bien, al estar reprimida la vida tal como es, señala Nietzsche, los impulsos
naturales hacia el placer se camuflan bajo la búsqueda de fines morales socialmente
aceptables. A la luz de esto, la moral tradicional interfiere en la vida instalando un ideal
que la niega. Lo que clarifica este filósofo alemán aquí es que a pesar de que exista la
intención de que todo se rija por una ley universal, el comportamiento humano no lo
determinan la racionalidad ni lo consciente ni las ideas morales. Por el contrario, la
prioridad humana es el reconocimiento de sus pasiones y placeres mediante un instinto
natural e irracional. En otras palabras, propone un inmoralismo (Vásquez, 2005) en el
que hay una incompatibilidad entre la subordinación del hombre a la ley moral y la
construcción del reconocimiento de sí mismo.
Desde esta perspectiva, la moral es inútil, por tanto, se deja de lado y todo gira en torno
a la libre decisión de cada uno, aunque esto implique conflictos para la vida social que
se regularán con formas que no tienen que ver con la idea de una moral universal. Como
escribe Sánchez Meca, “la originalidad del inmoralismo nietzscheano consistiría en
que no se puede concretar en ningún tipo de fórmula unívoca para su aplicación”
(Sánchez Meca, 2004, p. 162). Las formas de conducta del inmoralismo nietzscheano
están establecidas en comportamientos individuales con determinados niveles de
confianza en sí mismos y bajo un aumento de las fuerzas propias, pero nada tienen que
ver con un mandato general.
La discusión en torno a la moral que implica pensar tanto el deber ser como la intención
irracional humana es necesaria pensarla en perspectiva y prospectiva histórica. Por una
parte, pensar en perspectiva histórica supone comprender las diferencias en la trama
socio económica, política y cultural en la que ambos autores analizados han escrito
sobre esta temática, y asimismo identificar las diferencias ideológicas y políticas que
definen las posturas de cada uno en su contexto de producción. En esta dirección, por
ejemplo, es interesante preguntarse acerca de la potencia del proyecto ilustrado en el
siglo XVIII, y cómo Nietzsche reflexiona a fines del XIX que ese mismo proyecto
resulta inviable. Por otra parte, el análisis en prospectiva habilita a profundizar el
debate, en la actualidad, acerca de los comportamientos humanos racionales o
irracionales, correspondientes al “deber ser” o al placer irracional. De hecho, las
primeras décadas del siglo XXI han demostrado la necesidad de que esta discusión
vuelva a plantearse y a repensarse. A tal efecto, resulta esencial estudiar a quienes
contribuyeron a estas construcciones morales y tenerlos en cuenta a la hora de pensar o
discutir sobre la sociedad y las conductas humanas de nuestros días.
Bibliografía
- Bachelard, Gastón, La formación del espíritu científico, México D.F, Siglo XXI,
1984.
- Bobbio, Norberto, “Ilustración”, Diccionario de política, Ciudad de México,
Siglo XXI, 1991. pp. 779-786.
- De Echano, J; Martínez, E; Montarelo, P; y Navlet, I, “La razón ilustrada”,
Episteme. Historia de la Filosofía, Barcelona, Vieens Vives, 1999. Pp. 252-280.
- Espina Prieto, M, “Complejidad, Transdisciplina y metodología de la
investigación social”, Revista Utopía y Praxis Latinoamericana, Venezuela,
Vol. 12, Nº38, (2007), pp. 29-43.
- Ferrater Mora, José, Diccionario de filosofía. Tomo I, Buenos Aires, Editorial
sudamericana, 1941.
- Ipar, Ezequiel, “Dialéctica negativa y reflexión crítica: el problema moral en la
filosofía y la teoría social de Theodore W. Adorno”, Daimon Revista
Internacional de Filosofía, nº 80, (2020), pp. 33-47.
- Mendizabal, N, “Los componentes del diseño flexible en la investigación
cualitativa”, En Vasilachis (Comp.) Estrategias de investigación cualitativa,
Buenos Aires, Gedisa, 2012, pp. 65-103.
- Moro Abadía, Oscar, “La perspectiva genealógica nietzscheana y la escritura de
la historia”, Endoxa: Series Filosóficas, Madrid, UNED, n° 16 (2002), pp. 291-
311.
- Sánchez Meca, Diego, “Razones de la moral y exigencias de la vida: Kant contra
Nietzsche.” Δαι´μων. Revista de Filosofía, nº 33, (2004), pp.157-166.
- Vázquez, Carlos, Método de dramatización. Acerca del tratado primero de la
genealogía de la moral, Medellín, Editorial Universidad de Antioquia, 2005.
Fuentes