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¿Dónde está su corazón?

(Parte 2)
Mateo 6: 19-21 (LBLA)
19
No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y
roban; 20 sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no
penetran ni roban; 21 porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

El domingo pasado vimos que en esta sección del capitulo 6 de mateo que estamos estudiando, como el
creyente debe tener una plena conciencia de estar delante de la presencia de Dios mientras se ocupa de su
vida cotidiana en este mundo. “Coram Deo”

También mencionamos en nuestra predicación del domingo pasado, que le Señor Jesús presta atención a dos
males comunes que surgen al manejar los asuntos de la vida: la codicia y la ansiedad. Aunque estos dos males
son diferentes, están estrechamente relacionados entre sí. La codicia genera ansiedad y la ansiedad, a su vez,
aumenta la codicia. Es un círculo vicioso difícil de romper.

Para superar estos males, Cristo ofrece dos remedios. En primer lugar, debemos tener una visión correcta de
las verdaderas riquezas para erradicar la codicia. En segundo lugar, debemos tener una visión correcta de Dios
para eliminar la ansiedad.

Mis hermanos, si tenemos claridad que en este mundo solo estamos de paso, somos peregrinos y sabemos en
donde hacer nuestra riqueza, que es en el reino de los cielos, de allí vendrá nuestra verdadera recompensa,
una recompensa eterna. Y si también tenemos claridad de quien es Dios, entonces deberíamos saber que es
una completa contradicción tratar de convertir este mundo en un paraíso terrenal.

Si afirmamos tener a Dios como Padre, entonces no hay razón para estar ansiosos, porque Él cuidará de
nosotros. El Señor Jesús nos mostro a las aves de los cielos y los lirios del campo como ejemplo que Dios
cuidaría muchos más de nosotros que lo cuida de ellos. Estamos seguros que Dios es el creador que las
alimenta y las viste, pero dudamos que pueda hacerlo por nosotros, sus hijos por los cuales Cristo murió en la
Cruz.

Cristo nos enseña que, Dios cuida con gran detalle de las aves y los lirios del campo, lo que significa que hará
lo mismo con nosotros. Recordar esto nos ayuda a disminuir nuestra ansiedad por las cosas materiales y
eliminar la codicia de acumular tesoros en la tierra. En su lugar, debemos confiar en hacer tesoros en el cielo y
descansar en la certeza de que Dios cuida de nosotros con el mismo detalle.

Al abordar el texto, dijimos que es lo que no significa las palabras “No os acumuléis tesoros en la tierra”.
Primero. El Señor Jesús no está haciendo una defensa de la pobreza. Segundo. El Señor Jesús no está
prohibiendo la riqueza. Y tercero. El Señor Jesús no está prohibiendo ahorrar para el futuro.
Entonces que es lo qué nos quiere enseñar el Señor Jesús con la expresión: "No os acumuléis tesoros en la
tierra"? En términos simples, el mensaje es que no debemos otorgarles a las cosas terrenales un valor
excesivamente alto. No debemos hacer que nuestra razón de ser en este mundo sea la acumulación de
posesiones materiales. Ya sea dinero, fama, prestigio, influencia o cualquier cosa que no podamos llevar con
nosotros en el momento de nuestra muerte.
Permítanme mencionar unas palabras que no pude decirlo el domingo pasado por cuestiones de tiempo, pero
que ahora quiero precisarlo.
Hermanos míos, buscar estas cosas puede corromper nuestro corazón. Es importante recordar que ser rico no
es malo ni pecaminoso, pero desear la riqueza a toda costa es una necedad.
Proverbios 23: 4-5 (LBLA)
No te fatigues en adquirir riquezas, deja de pensar en ellas. 5 Cuando pones tus ojos en ella, ya no está.
Porque la riqueza ciertamente se hace alas, como águila que vuela hacia los cielos.
1 Timoteo 6: 6-10 (NTV)
6
Ahora bien, la verdadera sumisión a Dios es una gran riqueza en sí misma cuando uno está contento con lo
que tiene. 7 Después de todo, no trajimos nada cuando vinimos a este mundo ni tampoco podremos llevarnos
nada cuando lo dejemos. 8 Así que, si tenemos suficiente alimento y ropa, estemos contentos. 9 Pero los que
viven con la ambición de hacerse ricos caen en tentación y quedan atrapados por muchos deseos necios y
dañinos que los hunden en la ruina y la destrucción. 10 Pues el amor al dinero es la raíz de toda clase de mal; y
algunas personas, en su intenso deseo por el dinero, se han desviado de la fe verdadera y se han causado
muchas heridas dolorosas.

Si leemos cuidadosamente el texto, se puede apreciar que no se afirma que los ricos caen en tentación, sino
aquellos que "que viven con la ambición de hacerse ricos ". Además, el problema radica en "el amor al dinero"
y no en el dinero en sí. El texto indica que " en su intenso deseo por el dinero ", no en el dinero en sí mismo.

Mis Hermanos, el verdadero problema radica en nuestra actitud hacia nuestras posesiones y nuestro deseo
desenfrenado de fama o reconocimiento a través de puestos de honor. Por lo tanto, no debemos poner
nuestra confianza ni encontrar nuestra principal satisfacción en ninguna de estas cosas, ya que esto las
convierte en nuestro dios.

Iglesia, Este problema no se limita a aquellos que son ricos o tienen algo de dinero, La avaricia es un problema
que afecta a todos, independientemente de su posición económica. No importa si tiene o no tiene dinero, o
donde viva, nadie está exento de este mal. Si no estamos atentos a este peligro y lo dejamos pasar, llegará a
nuestro corazón y causará un gran sufrimiento y dolor.

La raíz del problema de la codicia reside en un sistema de valores erróneo. La persona codiciosa no ha
aprendido a apreciar el valor infinito de tener una conexión con Dios, y en cambio, valora las cosas materiales
por encima de su valor real.

Dios espera que comprendamos que tenerlo a Él es tenerlo todo. Aunque no tengamos lo que deseamos,
nuestra satisfacción radica en su presencia.

El problema con una persona codiciosa es que Dios no es suficiente para ella. Prefiere la prosperidad y los
placeres mundanos en lugar de lo espiritual. En la Biblia, esta persona se llama "mundana". La mundanalidad
no se asocia principalmente con un estilo de vida específico, sino con una actitud del corazón, Un mundano es
aquel que vive para esta vida y encuentra su felicidad en las cosas terrenales, en las que deposita su confianza.

Iglesia, el Señor esta asiendo una exhortación de forma negativa, que es la que vimos el domingo pasado y
ampliamos ahora, pero también hace esta exhortación de forma positiva, y es en lo que nos enfocaremos el
día de hoy.

La exhortación expresada positivamente


“sino acumulaos tesoros en el cielo”
¿Lo qué no significan estas palabras?
Mis hermanos, es necesario que abordemos primero, cual no es el significado de estas palabras, debido a que
muchos pudieran interpretarlas erróneamente estando alejados de todo el contexto lo que dice la biblia.
El Señor Jesús no está enseñando que se puede ganar el cielo con buenas obras.
En otras palabras, algunos piensan que hacer tesoros en el cielo es que se puede tener la salvación por medio
de las buenas obras que hagamos. Pero pensar de esta forma, es estar completamente alejados de todo lo que
las escrituras enseñan sobre la salvación.
La biblia es clara en mencionarnos que la salvación es un regalo de Dios, es por gracia solamente por medio de
la fe que podemos ser salvos, las obras no son un ingrediente esencial para la salvación del hombre, por el
contrario, la biblia nos muestra que las obras son, mas bien, el resultado de la salvación que Dios opera en
nuestras vidas.
Efesios 2: 8-10 (LBLA)
8
Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; 9 no
por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

2 Timoteo 1: 8-10 (LBLA)


8
Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, prisionero suyo, sino participa
conmigo en las aflicciones por el evangelio, según el poder de Dios, 9 quien nos ha salvado y nos ha
llamado con un llamamiento santo, no según nuestras obras, sino según su propósito y según la gracia que
nos fue dada en Cristo Jesús desde la eternidad, 10 y que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro
Salvador Cristo Jesús, quien abolió la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio,

Romanos 11: 6 (LBLA)


6
Pero si es por gracia, ya no es a base de obras, de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no
es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.

La salvación solo puede ser alcanzada a través de la gracia o las obras, no ambas. En otras palabras, el apóstol
Pablo establece que, si la salvación es por gracia, entonces no puede ser por obras, y si es por obras, entonces
no es por gracia. Estos dos conceptos se anteponen, solo puede ser uno o el otro.

Iglesia. Hay quienes se sienten abrumados por la gran cantidad de religiones en el mundo y se preguntan:
¿cuál es la religión verdadera, ya que todos dicen tener la verdad? Pero la realidad es que solo hay dos tipos
de religiones: aquellas que creen que la salvación se obtiene a través de las obras y aquellas que creen que es
por gracia. Y según la infalible palabra de Dios, inspirada por el Espíritu Santo, la salvación solo puede ser por
gracia.

Para aquellos que tienen dudas sobre su iglesia, es importante preguntarse si están siendo enseñados a
obtener la salvación a través de obras o méritos, o si se les está diciendo que la salvación es por gracia y
también por obras. Si se les está enseñando que es el hombre quien elige a Dios para ser salvado, entonces no
están en el lugar correcto según la palabra de Dios. La salvación solo puede ser por gracia o por obras.

El Pastor John MacArthur ilustra este tema diciendo que las religiones que promueven la salvación por mérito
humano son como regalos con diferente envoltorio, pero que contienen el mismo producto. En otras palabras,
aunque se presenten de manera diferente, todas las religiones que enseñan la salvación por obras son iguales.

La palabra de Dios establece claramente que la salvación solo puede ser por gracia por medio de la fe, no por
las obras. La fe es el único acto humano que no es una obra, ya que es el acto de recibir lo que se ha
concedido por gracia.
Desafortunadamente, se ha dado prioridad al evangelio que se enfoca en el hombre, como si tuviera la
capacidad interna de hacer grandes cosas, incluso salvarse por sí mismo. Es por esta razón que, es esencial
predicar la buena noticia en contraste con la mala noticia, diciéndole al hombre que es un pecador y que está
destituido de la Gloria de Dios. Pero lo más importante es que el hombre debe comprender que no puede
salvarse por sí mismo, ya que solo el Espíritu Santo puede atraerlo hacia Dios para que, por medio de la fe,
pueda ser perdonado en Cristo Jesús.

Mis hermanos, la salvación es por Gracia y no por ninguna obra del hombre. debe ser así porque nuestras
acciones, aunque parezcan justas y buenas, están contaminadas por la desobediencia del hombre haciendo
que el pecado afectara todas las áreas de su vida, incluyendo sus deseos, su mente, su voluntad y cada área de
su vida. Debido a esta contaminación, nuestras obras son pecaminosas y, por lo tanto, es imposible ser
salvados por nuestras acciones. En cambio, la salvación viene por medio de la fe y la gracia divina.

Isaías 64: 6 (LBLA)


Todos nosotros somos como el inmundo, y como trapo de inmundicia todas nuestras obras justas; todos nos
marchitamos como una hoja, y nuestras iniquidades, como el viento, nos arrastran.

Mis hermanos, Cristo no está enseñando que la salvación se obtenga por los tesoros que acumulemos en el
reino de los cielos. Creer esto es completamente contradictorio con la palabra de Dios. La salvación es de Dios
y es por su gracia por medio de la fe que somos salvos en Cristo Jesús.

¿Qué significan la expresión del Señor Jesús “sino acumulaos tesoros en el cielo,”?

Las palabras del Señor Jesús “sino acumulaos tesoros en el cielo” refieren de manera sencilla a hacer cualquier
cosa a qui en la tierra que tenga efectos eternos. Hacer tesoros en el cielo abarca todo aquello que hace el
creyente y que tiene repercusiones eternas.

Recordemos que el Señor Jesús le está hablando aquí a sus discípulos, un grupo de hombres y mujeres que ya
habían depositado su fe en Él. Y es a ellos que dice que hagan tesoros en el cielo. Pero veamos algunos
aspectos prácticos y claros de hacer tesoros en el Cielo.

Crecer a la medida de Cristo.

En la carta a los efesios el apóstol pablo menciona que Dios a dispuestos a hombres fieles con dones para que
edifiquen a la iglesia y cada uno crezca a la imagen de Cristo, para que todo el cuerpo este sano y lleno de
amor.
Efesios 4: 13-16 (NTV)
13
Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios
que seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo.
14
Entonces ya no seremos inmaduros como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados
por cualquier corriente de nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personas que intenten engañarnos
con mentiras tan hábiles que parezcan la verdad. 15 En cambio, hablaremos la verdad con amor y así
creceremos en todo sentido hasta parecernos más y más a Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la
iglesia. 16 Él hace que todo el cuerpo encaje perfectamente. Y cada parte, al cumplir con su función específica,
ayuda a que las demás se desarrollen, y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor.

Como cristianos, es importante que irradiemos y reflejemos las perfecciones de Cristo. Por lo tanto, estamos
llamados a vivir como Él vivió. “6 El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo.” (1 Juan 2:6),
Iglesia necesitamos crecer en nuestro carácter y santidad caminando en plena comunión y obediencia con Dios
y Su Palabra.
El apóstol Pablo, menciona en su carta a los filipenses que considera como estiércol o basura, todo aquello que
no sea Cristo mismo. Desea crecer en el conocimiento en Él y ser uno con Cristo.
Filipenses 3: 7-9 (NTV)
7
Antes creía que esas cosas eran valiosas, pero ahora considero que no tienen ningún valor debido a lo que
Cristo ha hecho. 8 Así es, todo lo demás no vale nada cuando se le compara con el infinito valor de conocer a
Cristo Jesús, mi Señor. Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a
Cristo 9 y llegar a ser uno con él. Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio de obedecer la ley; más bien,
llego a ser justo por medio de la fe en Cristo. Pues la forma en que Dios nos hace justos delante de él se basa
en la fe.
Pablo creía que, en comparación con el conocimiento de Cristo, todo lo demás era insignificante, lo que
demuestra la incompatibilidad entre los tesoros terrenales y los celestiales. Queridos hermanos, si nos
esforzamos por convertir nuestra vida en un paraíso, demostramos que los tesoros celestiales no son valiosos y
no vale la pena pensar en ellos. Sin embargo, aquellos que consideran a Cristo y se esfuerzan por vivir para Él
demuestran que todo lo demás es basura.
La excelencia del conocimiento de Cristo sobrepasa cualquier ofrecimiento que el mundo pueda hacer.
Debemos preguntarnos si consideramos el mundo como algo sin valor en comparación con las maravillas en
Cristo. Al igual que el apóstol Pablo, ¿podemos decir que el mundo y sus ofrecimientos son como basura en
comparación con Cristo?
Predicando el evangelio.
Una manera de ganar tesoros en el cielo es compartir el evangelio de Cristo con otros o influirlos a trav és de
nuestro testimonio cristiano. No olvidemos que Dios ha elegido la predicación del evangelio como un medio
para llevar a los pecadores a la salvación.
Romanos 1: 16-17 (LBLA)
16
Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree; del
judío primeramente y también del griego. 17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe;
como está escrito: MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ.
La predicación del evangelio es poderosa para la salvación del hombre, por eso debemos confiar que cuando
predicamos a otros el poder de transformación esta en el evangelio y no en las habilidades, sabiduría o
conocimiento del hombre, el poder esta en el mismo evangelio donde Cristo es el centro para salvación del
hombre.
Por eso, aunque para el mundo el evangelio es una locura, Dios decidió que el hombre sea salvo no por la
sabiduría del hombre, sino por la predicación “ridícula del evangelio”
1 corintios 1: 18-21 (NTV)
18
¡El mensaje de la cruz es una ridiculez para los que van rumbo a la destrucción! Pero nosotros, que vamos en
camino a la salvación, sabemos que es el poder mismo de Dios. 19 Como dicen las Escrituras: «Destruiré la
sabiduría de los sabios y desecharé la inteligencia de los inteligentes». 20 Así que, ¿dónde deja eso a los
filósofos, a los estudiosos y a los especialistas en debates de este mundo? Dios ha hecho que la sabiduría de
este mundo parezca una ridiculez. 21 Ya que Dios, en su sabiduría, se aseguró de que el mundo nunca lo
conociera por medio de la sabiduría humana, usó nuestra predicación «ridícula» para salvar a los que creen.

Iglesia, dice que la palabra de la cruz es locura para los que se pierden, pero poder de Dios para los que se
salvan. Aunque el mundo pueda considerar estas ideas como locuras, no debemos permitir que esto nos aleje
de nuestro deber como cristianos. Debemos estar orgullosos de compartir el evangelio y llevar a otros hacia la
salvación.
Veamos como la predicación del evangelio tiene repercusiones eternas. Imagínense lo glorioso que será ver los
frutos de nuestro trabajo durante la eternidad, contemplando a aquellos que vinieron al conocimiento de
Cristo gracias a nuestro testimonio o predicación.
1 tesalonicenses 2: 19-20 (NTV)
19
Después de todo, ¿qué es lo que nos da esperanza y alegría?, ¿y cuál será nuestra orgullosa recompensa y
corona al estar delante del Señor Jesús cuando él regrese? ¡Son ustedes! 20 Sí, ustedes son nuestro orgullo y
nuestra alegría.
Usando nuestros bienes.
se pueden almacenar tesoros en el cielo cuando se utilizan nuestros bienes para avanzar en el reino de Cristo o
para aliviar temporalmente las cargas de nuestros hermanos necesitados.
1 Timoteo 6:17-19
17
A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de
las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las
disfrutemos. 18 Enséñales que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, generosos y prontos a
compartir, 19 acumulando para sí el tesoro de un buen fundamento para el futuro, para que puedan echar
mano de lo que en verdad es vida
En otras palabras, almacenamos tesoros en el cielo al hacer todo lo posible en esta tierra para impactar la
eternidad y buscar las cosas de arriba, tal como lo aconsejó Pablo en Colosenses. No nos centremos en las
cosas que se ven, sino en las que no se ven. Esto es lo que significa almacenar tesoros en el cielo.
Conclusión:
En los últimos dos domingos, hemos aprendido cómo enfrentar la avaricia a través de las enseñanzas del
Señor. Él nos ha indicado lo que debemos evitar y lo que debemos hacer, enseñándonos que podemos vencer
la codicia al quitar la mirada de las cosas terrenales. En lugar de tratar de convertir la Tierra en un paraíso,
debemos enfocarnos en las cosas del cielo, recordando que somos peregrinos en este mundo. Por lo tanto, es
importante que realicemos acciones que tengan repercusiones eternas, confiando en que recibiremos nuestra
recompensa y galardón, Cristo Jesús.
Mis hermanos, que nuestra preocupación no sea por las cosas terrenales, todas son añadidura en esta vía de
las cuales el señor se encargará, que nuestra ocupación sea el reino de Dios y su justicia. No pongas la mirada
“en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que
no se ven son eternas. (2 Corintios 4:18)

Quiero utilizar las mismas palabras que escribí el domingo pasado, pero debido a la falta de tiempo, no las cité
con precisión. Ahora, me gustaría hacerlo detenidamente.
A las personas que nos visitan o nos ven en la transmisión por primera vez y han sentido que Dios le ha
hablado a través de este mensaje, es posible que hayas tomado conciencia de la verdad de tu corazón. Tal vez
descubriste los tesoros equivocados que alberga y que te están llevando a la destrucción.

Les pregunto, ¿en quién depositas tu confianza? ¿Sabías que la creación de tesoros en el cielo comienza al
asegurar tu herencia allí a través de la fe en Cristo? Es importante dejar de confiar en cualquier cosa que no
sea Él.

Permítanme enfatizar que algún día nuestros corazones dejarán de latir y todos compareceremos ante el
trono de Dios. En ese momento, lo único que importará es si Cristo vive verdaderamente en nuestros
corazones, no nuestras posesiones, reputación o bienes materiales que hemos adquirido en nuestras vidas.

Lucas 12: 16-21 (LBLA)


16
También les refirió una parábola, diciendo: La tierra de cierto hombre rico había producido mucho. 17 Y
pensaba dentro de sí, diciendo: «¿Qué haré, ya que no tengo dónde almacenar mis cosechas?». 18 Entonces
dijo: «Esto haré: derribaré mis graneros y edificaré otros más grandes, y allí almacenaré todo mi grano y mis
bienes. 19 Y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe,
diviértete». 20 Pero Dios le dijo: «¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo
que has provisto?». 21 Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios.

Deseo que el Señor abra el entendimiento de muchos aquí, para que humildemente clamen por misericordia
delante del trono de la gracia, confiando únicamente en la provisión que Cristo hizo a través de su vida, su
muerte y su resurrección. De esta manera, Dios Padre, un Dios justo, pueda otorgar el perdón al pecador, ya
que Cristo, nuestro Señor, ha pagado nuestra deuda delante de Él con su vida perfecta y su muerte.

Es solo a través de Cristo que podemos acumular tesoros en el cielo. No malgastes más tu tiempo en cosas
efímeras o pasajeras, dedica tu vida a lo que es verdaderamente eterno: Cristo, solo Cristo.

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