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,

FORMACION DE UNA CULTURA


NACIONAL
INDOA·MERICANA

por
José María Arguedas

selección 'Y prólogo

de
ÁNGEL RAMA

)](()
siglo
veznrzuno
editores

mexico
espa11a
argentina
ÍNDICE

Introducción IX

Criterio de la edición XXV

El complejo cultural en el. Perú 1

La sierra en el proceso de la cultura peruana 9

Cambio de cultura en las comunidades indígenas económicamen-


te fuertes 28

Puquio, una cultura en proceso de cambio. La religión local 34

Evolución de las comunidades indígenas 80

Notas elementales sobre el arte popular religioso y la cultura


mestiza de Huamanga 148

ERRATA ADVERTIDA

En el prólogo, y refiriéndose a los Siete ensayos de


Mariátegui, dice Siete tratados.
EL COMPLEJO CULTURAL EN EL PERÚ

La unida d políti c a y cul tural r e a l i zada po r l os i ncas e n u n a i n ­

mensa pobl a ci ón y ter ri torio, diverso en lo humano y lo geográ­


fico, dio tal pod e r a esta unidad que su sup e rv i ven c i a en los siglos
venideros e staba as eg u r a d a Es sabido cómo, para o rgan i z a r el im­
.

per io, los i n c a s aprov e charon con extraordinario acierto lo que


había de c omún entre los m úl tiples pueblos conquistados pueblos ,

que a través de un larguísimo proceso habían alcanzado un alto


desa rrol l o c ultu r al y, por t anto, una con fi gurac i ón y p er sonal idad
muy definidas. S i n esta u n i dad tan sabiamente forj ada , la c u l tura
antigua peruana n o hab r í a podido l ograr l a t enaz superv iv enc ia a
que nos hemos referido.
La cul tura de un impe ri o de e s t e modo sus ten t ad a , en l o humano
y en el medio geográfico, no po d í a ser totalmente destruida por
ninguna continge ncia, por grave que fuera.
La organizacic'.>n a d m i n istrativa del vi rr e i na t o tuvo que adecuar­
se a la co nfi gura c i ó n del antiguo imperio. Caso semej a n te, aun­
que en menor grado, ocurrió en México. E n México no se h a bí a
l ogrado la unidad de organización social ni la unidad de cultura
que realizaron los incas. Por tal ca usa, si bien el p r ime r c hoque
ele los espafioles contra los mexicanos fue de m a y o r resistenci a de
parte de estos úl timos que la que opusieron los i ncas, rota la vio­
lenta resistencia i nicial, el imp e r i o a zt ec a se qu eb r ó sustancialmen­
te. E n cam b i o , en el Perú, la rebeld ía ele los indios duró t odo el pe­
ríodo colonial y no se ap l acó con la República. Las revoluciones de
T upa c Amaru y de Pumacnhua, e n q u i e n e s l a mu l ti tud nativa veía
un símbolo pro pio, fue r on , en cierto modo, la continua c ión d e la
p r i mer a revuelta de Manco Inca en el Cuzco. La importante suble­
va ci ó n de A t u s p a r i a en Ancash (1 884) y ot r as revuel tas de los i ndios
en P u n o y Ayacucho se realizaron durante l a R epúbl i c a, c o n un a
i ns p ir ac i ón y f i n al i d a d más restringida. Estos hechos expl i ca n la mu­
cho mayor i m portanci a que en el P e r ú ti e n e l a poblac i ón autócto­
na y su cul tura que la que ej e rc e n y ej e r ci er on en México los i ndios.
El Perú const i t uy e por estos m is m os hechos, por esta realidad,
u n problema sub y ugant e para los que se dedican a l es t udio del
hombre en cualqu i er nación del mundo .

Al h:l blar de l a supervivencia de la cultura anti gu a del P erú nos

[l ]
2 EL C O M P LEJ O CU LT U R A L EN EL PERú

referimos a l a exis tencia actual de una cul tura denominada india


q u e se h a m a n tenido, a través de los siglos, diferencia da de la oc­

cidental . Esta cultura, a l a que llamamos in dia porque no existe


n ingú n otro térm ino que la nombre con la m isma claridad, es el
resu l t a d o del l a rgo proceso de evol ución y cambi o que ha sufrido
la a m ig u a cu l tura peru ana d esde el t i empo en q u e recibió e l im­
pacto de la i nvasión española.
La v i t a l i d a d de la cultura prehispán i ca ha quedado comprobada
e n su c a pa c i d a d de cambio, de asimi lación de elementos aj e nos. La
orga n i 1a c i ó n social y económica, la religión, el régimen de l a fami­
l i a, b� tc cn i cas de fabri cación y construcción de los l lamados e l e­
men tos m a te r i a les ele l a cultura, las artes ; todo ha cambiado desde
los t i e m pos ele l a Conq uista ; pero ha permanecido, a través de tan­
tos cambios i m por t a ntes, dis t in ta de Ja occidental, a pesar de que
tales y t ;i n sustanci ales cambios se han producido en la cul tura au·
t rícton a pcru ;i n a por l a i n fl uencia que sobre ella ha ej ercido la de
los conq u i stadores.
Pero es inexacto considerar como peru ano ú nicamente lo i ndi o ;
es tan erróneo como sostener q u e lo antiguo permanece intangi­
ble. Sólo e n las men talidades ignorantes, tanto de l a realidad huma­
n a del Perú corno de las ciencias que estudian al hombre, puede
s urgir u n a i dea como ésta.
D ur a n t e s igl os, las cul turas europeas e india han convivido en un
mism o terri torio en i nce sante reacción mutua , influyendo la prime­
ra sobre la otra con los crecientes medios que su potente e incom­
parab l e d i n á m ica l e o frece ; y la india de fendiéndose y reaccionando
gra c i ;i s a q u e su ensamblaj e i n terior no ha sido roto y gracias a q u e
con t i n ú a en su medio nativo; en estos s i glos, no s ó l o u n a ha inter­
venido sobre la o tra, sino que como resul tado de la i ncesan te reac­
ción mu t u a h a aparecido u n personaje, un producto humano que
está despl egando u n a actividad poderosísima, cada vez más impor­
tante : el mestizo. Hablamos en térmi nos de cultura ; no tenemos en
cuent;i para n ;i d a el concepto de raza. Quienquiera puede ver en el
Perú indios de raza blanca y sujetos de piel cobri za, occidentales
.
por su conducta.
El estudio del mestizo es u no de los más importantes de los que
l a an tropología está obligada a emprender e n e l Perú. Hasta e l
presente s ó l o s e han escri to ensayos q u e con tienen reflexiones sobre
el problema ; no se ha cumpl ido aún un verdadero p lan de invest i­
gaci ón en contacto con el hombre mismo, salvo el inédito trabajo
del Dr. Jorge C. Muelle sobre el pueblo de Sicaya y l a todavía
inconclusa investigación que el Instituto de Etnología de la Uni­
versi (l;i d el e S a n Marcos está realiz;indo en l a comunidad de Tu pe.
EL CO MPLEJ O CULT U R A L EN EL PERú

Quizá la notici a d e mayor interés hecha pública en el reci e n te


Congreso de Peruanistas fue la que dio el Dr. Holmberg, de la Uni­
versidad de Cornell, anunciando que se había iniciado el estudio
de la cultura total en el Callej ón de Huaylas.1 Uno de los aspectos
fundamen tales que ofre c e el estudio d e l hombre de esa región es
precisamente el de la tra nsculturación, el del mestizaj e ; lo h a n de
c u m plir hombres de ci e n cia norteamericanos y peruanos.
El cono c imiento del mestizo es esenci al para la buena orienta­
ción de todas las actividades nacionales en el Perú : la educación,
la sanida d, la producción, los cálculos acerca de las posibilid ad es y
el destino del p a ís.
E l mestizo es el hombre más debat i do del Perú y el menos estu­
d i ado. N a turalmente no tomamos en co nsideración a qui e nes nie­
gan su existencia. Nos bastará, para los fines de este artículo, se­
ñalar que hay in finidad de grados de mest izaje; que es muy dist into
el que se forma e n los pu e blos pequeños de la sierra y el que a pare­
ce en las ciudades; que en lugares como Ayacucho y H u a r az, pue­
den encontrarse mestizos apenas diferenciados del indio y del tipo
que podríamos denominar representativo del hombre asimilado por
entero a la cultura occidental. Para a lgu nos e tnólogos, como Luis
E. Valcárcel, el mestizo "no ha c ristali z ado, no ha p od ido cuaj ar
sino apenas como borroso eleme n to de l a clase media". Y "padece
la doble tragedia de dos almas irreconciliables y el doble rechazo
de los de arriba y de los de abajo". Los indios de las ci u d ades y l os
i n clomestizos (m estizo con predominio indio) son, en nuestro tiem­
po, los )' a n a lw n a de los i ncas, "desertores ele la comunidad, desa­
rraigados del terruño, fuera del cobij o y protección del grupo, d e
l a gran famili a " . 2 Valcárcel representa la corriente pesimista acerca
del mestizo. Pero toda persona que haya vivido en mu cha s ciuda­
des y aldeas de l a sierra, sabe por propia e xperiencia, que el mesti­
zo n o representa sólo "un borroso elemento de la clase med i a",
sino la mayoría y, en algunos casos, como el de l os pueblos ele!
nlle d e l A l t o Ma n ta ro (provincias <le J auj a y 1-Iuancayo), la to­
t al i dad de la población de estas ciudades y aldeas. Es ésta una rea­
lid a d i nnegable, por ej emplo, en las provincias de J auj a y H u an­
cayo, ya mencionadas, y en las de Calca y Urubamba, del Cuzco,
para citar casos concretos. En ambas regiones, los i ndios han sido
arroj ados a las zonas altas; las a ldeas y .ciudades del valle están
poblad as por mestizos. En el alto Mantaro, a causa de la i nfluencia
del Ferrocaril Central, uno de los más antiguos del Perú, que se

1 Véase Boletín Indige n ista , xu.


• Historia de la cu ltura a n t igua del Pe ni, tomo 1, p p . 14 y 1 5 .
4 EL CO MPLEJO C U LTURAL EN EL PERú

c o n \'i r t i ó e n u n pod e r o so m ed io el e d i f u s ió n de l a cultura occiclcn­


t a l y de es t í m u l o ele la pro d u cción económ i ca del valle, creando
como c o ns e c u e n c i a , el mes t i z o m ;í.s acu l t urado, más de f i n i d o , labo­
r io•o e i n depe n d i e n t e d e l p a í s : el l l a m ad o lrna n ca, nombre s i g n i f i ­
c a L i \'O p u e s to q ue es el m i sm o q u e el de l a a n t i g u a c u l tura p reh is­
p;í n i c a de la r q � i 1'1 n . En l as p r o v i n c i a s el e Ca l ca y U ru b a m b a q ue
o rn p a n p a rt e del g r a n v a l l e d e l V i l ca n o t a ( río sagrado de los i n ca s)
l a c a us a de l a d i Hri b u c i ó n e tn o g r á f i c a de la p o b l a c i ó n por zonas fue
d i s t i n t a : los e s p a ii oles c a p t u r a r o n las ferti lísimas t i er r a s del vall e
y a rroj a ro n a l o s i n d i o s h a c i a l as d i f í c i l e s y frías t i erras pró x i mas a
J n 5 g-ra n des n e Y a d os , e s t a b k c i éndose desde e n tonces u n d u a l ismo
n í t i d o e i r r e d u c L i l J ! e e n L r e i n d i os y o c c i d e n t a l e s . L a s a l d eas y pe­
q t : c ii a s c i u d a d e s del v a l l e e s tá n h ab i tadas por f u n c i o n a rios y m es­
t i t'H d ed i ca d o s a m e n u d os n egocios. Los h a c e nd a d os v iven en las
c o l o n i a J e , v i l l a s d e rn s h a c i en d a s , en la ci u d a c l de l C u zco, o en L i m a .
E l h om bre a s i m i l a d o a l a cu ! L ur a occiden t a l con s t i tuye u n a m i no­
ría en l a s a l d e a s y pec¡ u e ii as ci uda des de l a s i erra. En la m ism a
( i u d a d d e l C uz c o y en l a s o tras c i u d a d es serra n as i m p o rt a n t e s como
r\ y a c u c h o , ,\rcq u i p a , C aj a m a rca, H u araz, P u no, J a uj a , Tarma,
H u a n c a yo , C e rro de P a seo y H u a n c a v e l i c a, ¿ qu i é n es cons t i tuyen
l a m a , o r í a d e l a po b l a c i ó n ? ¿ Los hom bres d e c u l t u ra occ i d e n t a l ?
¿ Lo s i n d i o s ? � o, J o , m e s t i z o s ; p u e s m u c h o s ele l os h o m b r e s p e r t e­
n e c i e n t es a l a cl a s e d e n om i n a d a " a lta", por re presen tar en tales
c i u d a d es a l a c i ,· i l i z a c i rí n m o d e rn a y a s u poderío econó­
causa de
m i co . t i e n e n m a y ores d n c u l os d e l os que s e s u po n e, con va l ores ca­
r a c t e r ís t i cos s u rg i d o s d e la m e zc l a ele lo o ccide n t al y lo i ndio: can­
t a n e n ,·e rso5 b i l i n g i i es (q u e c h u a- e s p a ii o l ) , b a i l a n h u aynos, beben
c h i c h a . E l d e s c e ncl i e n t c d e a n t i g u as f a m i l i a s e s p a ii ol a s y el e a l gunos
i n m igra n t es, muy raros, que h a c u i d ado co n i nfatigabl e co n s t a ncia
l a p u r e za d e sm c u s t u m hres, d e s u s normas el e c o n d u c t a q u e l o
i d e n t i f i ca n p o r e n te ro c o n l a c u l t u r a occi d e n t a l , e s u n e j e m p l a r de
e x ce p c i ó n e n l a s p c q u e íi a s c i u da des y e n l as a l dea s el e l a s i e rra pe­
ru a n a , y l o s g r a n d e s barr i os d e l a s c i u dades i m p o r ta nt es e s t :í. n po­
b l a d os por m e � t i zos. Esta re a l i d a d n o es co n t ra r i a, s i n emb argo, a
l a o o- a : q u e l a cl i recc i r'm d e l a c u l L u r a e s t {1 e n m a nos d e q u i en es
se e n c u e n t r a n m ;Í.5 p r ó x i m o s a l a c u l tura occi d e n t a l y d e q u e l a ten­

d e n c i a general s e a , n a t u r a l m e n te, l a d e a s i m i l a rse a el la .


Sería i n ú t i l r e fe r i rse al hecho de q u e la cu l tura o cc i d e n t a l en e l
Perú t i e n e su m á x i m a representación y p od e r en la costa, especial­
m e n te en l a s c i u d ades. S i n e m b a rgo, a m e d i d a q u e se r e a l i z a n estu­
d i os s i s t e m á ti cos e n l a pob l a c i <)n d e l cam p o, s e descubre qu e l a in­
f l u e n c i a d e l a cu l t u r a n a t i Y a e n l os y a J l es co s t c fi os es m a yo r d e l o
q u e se s u p o n ía .
EL COMPLEJO CU LTU RAL EN EL PERú 5

Finalmente, en estos años se observa u n nuevo acon tecimiento de­


mográfico que ha de influir de modo decisivo en l a futura configu­
ración cultural del Perú: el traslado constan te y creciente de l a
población serrana haci a l a costa, especialmente a Lima y a las otras
ciudades. En Lima existen centenares de asociaciones representati­
vas n o sólo de las prov i n c i a s serranas sino de los distri tos. La co·
lon i a de Saiiaica, pequeiio pueblo de la provincia de Chalhuanca,
cuenta con más de trescientos miembros m uy activos que forman
una asociación q u e i n s c ri b i ó en l a Sección de . Folklore del J\fi.
n i sterio de Educación un conj unto de músicos y bailarinas i ntegra·
do por 25 personas; y en cuatro años de actividad reunió dinero su­
ficien te p a ra pagar la construcción de un moderno local escolar
en el pueblo de Saiiaica.
Los "hijos" de las provincias y distri tos serra nos, rev i ven en L i m a
sus fiestas principales en una reproducción muy aproximada del
original, constituyen núcleos representativos de los intereses de sus
p u eblos de procedencia en l a ca p i tal. Mant i enen en c o n sta n te vi n cu­
l ación con s u s p u e bl os, se a ferran a su s cos t u mbres y t r a d i c i o n es
m a t e rn a s . En l a gran capital, que ha t r i p l i cado su pobl a c ic'i n en 2 0
añ o s, se han convertido en células irradiantes de la cultura andina.
Porque estas "asociaciones" y "colonias" no e·s tán formada s por
las clas e s que por su condición económica y sus tradiciones perte·
necen a la civilización moderna en las provincias. Tamb i é n los
miembros de tales grupos se han trasladado en gran número a Li­
ma, pero i n corporándose a los b arri os residenci ales de la capi ta l, e n
u n a simple confluencia de elementos sem ej antes. Las "colonias" de
pro v i n ciano s están i ntegradas por mestizos, y una minoría de i ndios,
que l l egan a Lima atraídos por la aparentemente ilimitada perspec­
tiva de mej or suerte que ofre ce la ciudad, aunque en e l la se su­
fran "al principio" los horrores de la desocupación, del hambre y
l a vivienda en los barrios "clandestinos". Esta situación es siempre
mej or que e l d e las puertas implacableme n te cerradas a la "mejor
suerte" q ue r i ge la vida en la mayoría de las provir�cias del inte­
rior. Los ya "residen tes" en Lima les sirven de "cabeza de puente"
para e l gran salto.
Paul Riv:et nos decía que esta invasión, e.l crecimiento de Lima
por la afluencia de los serranos, era de una evidencia sorprendente,
que él la percibía a simple vista. El venerable e insigne sabio con­
templaba el hecho con especial regocij o.

Sin e m b a rg o , el mestizo en el Perú no tiene el número, ni el poder,


ni l a influenci a que ejerce en México, donde el territorio no está
G E L CO M P LEJO CULTURA L EN EL PERÚ

tortu rad o y d iv i d i d o por abismos profu ndos e i n d om e ñ abl es cordi­


l l e r as como las que q u ie b r a n el s u e l o peruano. El español tuvo en
Méx ico u n a movilidad i ncomparablemen te mayor que en el Perú.
N u n c a cruzó una di l i g e n c i a de Lima al Cuzco, ni de Lima a Tru­
j i l l o o Arec¡ u i pa. La l oc om oci ó n con t iros a n i m al es n o era prac t i­
c a b l e n i en la rnsta n i en la s ierra del Perú ; el are n a l su e l to d e l
desi erto y los abismos de las c ord i l le ra s Jo i m pe d í an Lo s p u e b lo s
.

peru a n os estuvieron s i e m p r e a i slados por la topogr a íía i n ve n c i b le .

Y se a to m i z ar o n po r eso. Ha ce apenas u nos vei n te aiios que l as an­


t i g u a s ;í reas c u l turales, q u e fueron respe tadas d urante l a a d m i n is­
t r a c i <) 1 1 colon i a l , est;í n s i endo des trozadas y reordenadas por l a s ca­
rre t e r a � . El a i s l a m i e n to geográ í i co de los pueblas es la causa de­
t e r m i n a n te del m ayor poder e i n fluencia c¡ue en el Perú tuvo y
t i e n e l a cu l tura n a t i va. La m ú s i ca fol k lórica de la s ierra p e ru an a
es de o r i ge n a n t iguo, especi almente l a de tipo popular b a i l ab le ;
poH ¡ 1 1 e b c e r e m o n i a l rel i g i osa (da nz a s y c a u c i o nes) , en todos los
pueblos, t i e n e u n a i m po r t a n t e infl uenci a e s pa ñol a . En cam b : o l a
m li s i c" a popu l a r m e x i ca n a es de origen espa fi o l . E l m a yor d o m i n i o
del espa iiol sobre el med i o geográfi co, su com u n i cación más fác il
co n E u ro pa, prec i p i taron en México el proceso del mes tizaj e.
Contem pla n d o la real i d ad cu l tural de !\-l éxico y la d e algu nas
reg i o n e� de n u estro propi o pa ís, podemo s con fiar en l as posibili­
d a d es de este nuevo t i po de hombre. México permanece como u n
m u n d o poderoso e i r r e d u c t i b le, fren te a l más grande y puj a n te
p a ís d e c u l t ur a saj o n a . U n a cu ! t u ra en proceso de formac i ón, debi­
l i t a d a por pro fu ndas d i vi s i on e s e n s u c en tro , h abría sido q u i zás
abs(JI b i d a por l a i n fluenc i a de otra tan ex traordi nari amen te diná­
m i ca y t a n p ode ros a m e n te armada de medios de d i fus i ó n como l a
n a r t c : 1 m cr i c a n <1 . E l crec i e n t e resplandor d e l a persona l i d ad cul tu­
ral de M é x i co es l a prueba m;ís cabal del porve n i r realmente i l i ­
m i t a d o d e l a c u l t ur a m e s t i z a , indoespa iiola o i ndo l a t i n a , c o m o sea
m ej o r denominarla.
Los p re j u i ci o s de raza y lle cul t ur a es t;ín si endo efectiva mente el i­
m i n a dos en l\ I é x i co. No ex i ste en el concep t o d e l a mayoría de los
m e x i c a n os , ni de l a r t i s t a ni del hombre ele pensam iento, n i nguna
se g r e gac i ón preformada e i m p l a cab l e acerca de las d i f e r e nc i a s huma­
nas por razón del color de la p i el o de los s ig n o s externos q ue ma­
n i f i e s t a n l a s d i ferencias cultural e s. El a r t i s t a mexi cano t i ene la
conc i e n c i a l ibre d e trabas para buscar, contemplar y escuchar la
m ú l t i p l e voz del hombre de su t ierra. U n orgullo i n menso de su
pasad o i n d ígena l e auxi l i a profu ndamente e n esa búsqueda y n i n­
guna c a u sa l e impide beber honda y legí t i m a m e n te en l a n u t r i clora
fu e n te d e la belleza de su mundo geográfico.
EL COMPLEJO CULT U RAL EN EL PERú 7

Un arra igado prej uicio europeizante, inculcado desde la niñez,


como fru to de una tradición muy antigua e ininterrumpida, se
diluye en la médula del hombre nacido en l as ciudades peruanas,
especialmente en Lima. Por esta causa desconoce el país; y cu a ndo
l o v i s i t a , e� p e c i a l m e n t e el su j e t o formado en la c a p i t a l , cru za por
los deslumbran tes paisaj es de la múltiple geogra fí a peruana más
como un o b serv a do r que como un paisano.
En los mi lenarios p a ís e s de Europa c e n t r a l , el pai s aj e t i ene mu­
c h a menos i m port a n cia formativa. Pero en e l Pe r ú, Bo l i vi a , o lVIé­
xico, i g n o r a r al hombre e n quie n se cu m p l en ta n c o m p l ej o s y sub­
yugantes cambios, e ignorar e l pa i saj e, es t r a b aj ar ciertamente, en
forma m uy semej a n t e a la creación de tipo colonial .
Es quizá este f e n ó m e n o de d e s a r r a igo el que p u e d e e x p l i c a rn o s
la r á p i d a d e sad a p ta c i ó n que e n a lg u n o s espíritus débiles de nues­
tros paí se s causan -especialmente en estos años- l a permanencia
en E u r o p a y la elección exclusiva de la l iteratura y artes p l á s t i c a s
europeas como modelos de tra b aj o.
Sin u n a sustancial relación con los fuertes caracteres del Perú
como país, y s i n u n a llama verdaderam e n te i n e x t i n g u i b l e y pr o­
funda de in sp i ra c i ó n, los espíritus débiles no se nu t ren con las e x­
tra ñ as c orr i en tes e n las que se ven envuel tos, sino que se acaban y
agotan girando tras inalcanzables modelos; porque carecen de
vínculos r eal e s c o n a l g u n a región del mundo. El u n i v e r s a l i s mo puro,
a b s tracto, aím no e x is te . El hom bre adquiere sus caracteres parti­
c ul a r e s tanto e n e l v ie n t r e materno como en el seno de l a com u n i­
d a d , en l a cual se for m a . E n nuestro s t ie m pos esta necesidad de co­
m u n ión con e l h om b re y el pa i s aj e nativos, y a través de él con el
u niverso, aparece al m i smo tiem p o que la " deses p eraci ón " y el i n­
dividualismo extremo de quienes por h a b e r pe rdido toda c l ase de
víncu los de esta naturaleza se ven frente al vacío. La primera acti­
tud representa la c o n t i nuación de l a fe constante en el ilimitad o
porve n i r de la especie hu m a n a ; la seg u nd a , la expres i 6 n b r e ve y
c o n g e s t i on a d a de la c r i sis de a ng ust i a ele que p a d e ce un grupo de
a rt i s t a s e i n t e l ec t u a l e s europeos.

En e l Perí1 , la s e grega c 10 n cu l t u r a l s igue siendo cru el, es teri l i­


zan t e y a nacrónica aunque se h a pro gr e s a d o a l go en l os ú ltimos
veinte a ños. El i n d i o aparece todavía como un p ers o n a j e i n menso,
rezaga d o e n s i g l o s a pesar de su i n fa t i g a b l e esfu erzo d e s u p ervi­
v e n cia y de adaptación a los grande s cam b io s - c a m b i o s a s a l t os ­

que da c on sta n t eme n t e la cultura que lo rode a . El i n d i o se di l uye


en el Perú con una lentitud pavorosa. En México es ya una figura
8 EL CO MPLEJ O CULTURAL E N EL PERú

p e <¡ u e íi a y p ro n t o se habrá confu n d i do con l a gran n a c i o n a l i d a d .


E l caso d e l i n d i o se h a convertido e n e l P e r ú e n u n prob lem a d e
crec i e n te gravedad. E l proceso d e l mesti zaj e es, com o y a d ij i mos,
de u n a l c n t i t u cl p a voros a . S e p ro d u ce e n l a s c i u d a des y en c i e r t a s
a l cl e a s . Pero e n l a s gra n d es reg i o n es pob l a d a s ex clus i v a m e n te por
i n c l i o s -c a s i todo e l D e p a r t a m e n t o ele P u n o, e l m á s d e n so ele l a
s ie r r a p e ru a n a , l a m a yo r pa rte d e 1 0 5 d e p a rt a m e n tos de A n cash ,
H u á n u co, A y a c u c h o , A p u r i m a c, H u a n cave l i ca y C u zco- la cu l t u r a
in dia p e r m a n e ce ín tegra . La m i se r i a económ i ca y l a s egrega ció n cul­
t ur a l l a rodea y a i s l a como u n a n i l l o d e h i erro.
E l P r i m er Co ng reso I n tern a c i o n a l d e Peruan i s t a s n o p udo consi­
d e r a r , d e s v e n t u r a d a m e n t e , e s t e c o m p l e j o c u a d ro ele n u es tra rea l i ­
d a d c u l t u r a l . L a fa l t a d e t ra b a j os d e i nvestigac i ó n comple tos sobre
l a s fa s e s s u s t a n c i a l es del prob l e m a y los d e fec tos d e orga n i za c i ó n
e l e l c o n g reso m i s m o , f u e ro n l a s ca u s a s d e t e rm i n a n t e s ele es te hech o .
L a um 1 i s i c'm t'm i c1 d e a rq u e o l o r ; í a , e t n o l og í a , fol k l o re y a r te t u v o
q u e m a rchar i m prov i s a d a y d esordenadame n t e . La reunión para
t r a t a r e l c a p i t a l problem a ele l o s cu adros c u l t ur a l es quedó tru n ca .
S e d e s ,· i r t u ó , y q u ec l c'1 i g u a l m e n te i n co n c l us a , l a re u n i ó n e n q u e se
� � t ml i a h a n ] ;i s re l a c i o n e s d e la e t n o l o g í a y e l fo l k l ore . El co n�re­
�o se c o n v i r t i ó a 5 Í en u n a ;i s a mh l e a ele h i stor i a d ores y a r q u e ó l ogos ,
hecho c¡ue a l g u n o s com e n t a r i s t a s han i n te r p re tado, e q u i vocada­
m e n t e , como fr u t o e l e un p l ;i n . premed i t a d o p a ra pres t a r a te n c i ó n
s ól o a l o " i n d i gen i s t a ' ' y lo "hispan ista".
D e s e a m o s p a r a el Segu n d o Co ngreso más t i em p o y m ed i ta ci ón en
s11 p C' r í o d o p r e p a r a t o r i o y u n a m ej or coord i n a c i c'm d e l trabaj o e n
sm com i s i o n e s a f i n el e g u e la prese n c i a d e l o s em i nen t e s h o m b res
d e c i e n c i a e ur opeos y a m e r i canos que asistan a é l co m o as i s t i ero n
a l p r i m e ro, sea mejor a p rovech a d a para el e s t u d i o d e l complej o
cu a (lro de l a c u l t u r a p e r u a n a q u e hemos i n t e n t a d o desc r i b i r.
LA SIERRA EN EL PROCESO DE LA CULTURA PERUANA

N i ngu n a d e s cri p ci ó n del Perú nos parece más hermosa ni más


e x a c t a que la que hace Pedro de Ci eza de León e n la dedicatoria
de su l ib r o La Crónica del Perú al "muy alto y poderoso S e ño r
D o n Fel i p e . Tal d e sc r i p c i ó n, escri ta ton l a i m p r e s ió n primigeni a
"

d e l Perú a n tiguo por e l más n o b le, docu m e n tado y j us to ele l o s


cronistas , sigue c o rrespond i e ndo en gran medida, a l a realidad
,

g e ogr áf i ca y humana del Perú actual: ¿Qu i é n podrá decir las cosas
"

d i feren tes que en él son, las sierras altísimas y v�lles profundos por
donde se fue descubriendo y conquistando los ríos, tantos y tan
g ra nd es , de tan c re ci da hondura; tanta variedad de p r o vi n c i a s como
en é l hay, con tan diferentes calidades; las diferencias de pu eb lo s
y ge nte s con diversas costumbres, ritos, ceremonias extrañas ; t an ta s
aves y a n i m a l es , árb o l es y p e c e s tan d i fere1i tes e i g not o s ? 1
"

Yo debo ocuparme brevemente del papel que en el proceso his­


tórico del Perú ha des em p e ñ a do esa región de "las sierra s altísimas
y valles p ro fu n d os . . d e los ríos tantos y de tan crecida hon-
.
·

dura . . . "

Nos vemos p rec isado s , en seguida, a acudir a o t r a cita por con­


siderarla tan oportuna y ej emplar como la d es cr i p ci ó n de Cieza.
En la p . 1 58 d e su l i b ro , Vida y jwcsía, D i l they a ri r m a : " C u a n do
los t r ág ic os griegos destacaron el mundo r e l i g i os o interior en un
pl a no de visibilidad dramática, surgió una e x p r esi ó n de la vivencia
más honda, que era, sin embargo, al mismo t iempo, la r e p r es e n t a ­
ción de u n a poderosa realidad e x t e ri o r y l a obra d e aquellos
h o mbres debió tener u n a r e p e r cu s i ó n sin igu a l . " 2

INTENTO DE U N A VISIÓN GEN ERAL

N uestra realidad exterior, la del Perú, tiene tres zonas que consti­
tuyen universos extremadamente di ferentes, como las regiones po­
l ares de l a zon a tórrida. Estos mundos geográ ficos fo r m a ro n y for­ ,

man hoy más intensamente que en la a nt i gü e d a d, hombres de es-


1 La Crón ica del Perú. B uenos A i res, Austral .
• Fondo de C u l t u ra Econó m i ca, México, p. 158.

[9]
10 LA S I ERRA

t i los cl i feren tes, a tal grado, que despertaron el asombro refle­


x i vo del conq u i stador español que mejor reun í a en su persona l a s
m á x i m as c u a l idades humanas de su t iempo : me refiero al ya ci tado
Don Pedro de Cieza ele León.
En las dos grandes épocas de la his toria del Perú, la antigua y
l a moderna, l os mundos i nteriores d i ferentes el e los hombres for­
m ados e n estas zonas geográ ficas llegaron a ser "clestacaclos en u n
p l a no d e v i � i b i lidad" s i n o "dramática'', pl:istica, y en hechos tempo­
rales igualmente trascenden tes. Y no sólo en el es p ecia l mundo in­
terior de los d i ferentes h ombres peruanos, sino e l de los tiempos
de confluencia de estos m u ndos i nteriores diversos, confluencia
forj ada por la poderosa fuerza transformadora qu e sólo el ser
h u m a n o posee.
La sierra fue en el pasado, hasta la tercera década del preseme
siglo, m u c h o más que en nuestros <lías, el habitat ele un a gran ma­
yor ía de la pob l ació n del Perú. La clensidacl de la costa ha aumen­
t a d o prec i p i tadamente e n los días actu a l es como consecuencia
del mayor dom i n i o que se ejerce sobre l a naturaleza . La densidad
d e la población de l a costa aumenta, principalmente, por la afluen­
cia constante ele los hombres de los Ancles a las c i udades de l a
costa, especia lmente a Lima. Ha empezado desde entonces u n nue­
vo período ele fusión, ele d i n á m i co in tercambio en tre ambas regio­
nes. Pero este fenómeno no es ún ico en la historia del Perú ; ocu­
rrió ya , y con semej a n tes consecuencias cul turales, en la época
antigua. La d i ferenci a r e side en que e l actual movimiento no será
i nt errum pido; porque en la a n tigüedad, estos períodos de fu si(m
fueron e l rem l tado de hechos h istóricos que podríamos denominar
i n t ern os y fi n i tos, circunscriptos a una área y cultura cerradas.
Esta vez la f u e rz a determina n te del i nte r cambio no es sólo n a cio­
nal, viene de todo el u niverso humano; se trata del esfuerzo pro­
fundo por ingresar a u n status soc i al superior, al que se encaminan
los m ú l t i ples pueblos de todos los continentes. La costa es, en el
Perú, la región que más h a avanzado hacia ese sta tus superior;
por eso atrae.
Las vías ele comunicación modernas se construyeron e instaura­
ron con el obj eto ele vi ncu la r a los hombres de l as a l tas sierras y
ele l a selva con la costa; el movimiento debía realizarse y se rea­
l iza de oriente a occid en te, como quien dice del pasado al presente,
de la quietud a la actividad. Pero esta dirección no se mantendrá
por m ucho tiempo. La función, el destino con que las vías de co­
m u nicación se construyeron e instauraron, se está cumpl iendo con
ritmo progresivo, más i n tenso del qu e se había calculado. Se han
formado grupos urbanos importantes en los Andes, centros que
LA S I ERRA 11

están alcanzando el status superior al que nos referimos. Y tales


centros han empezado a ejercer perceptible y creciente influencia
regional. No pasará mucho tiempo, y la dirección del movimiento
se h ab r á convertido en circular, y comprenderá la s tres regio nes ;
en tonces el Perú avanzará no ya como una cabeza de fuego que
a rrastra una l arga cauda p e sa d a y !astrosa.
Entre los núcleos urbanos andinos a que nos hemos referido, con­
sideramos necesario analizar muy brevemente el caso de Huancayo.
Entre Huancayo y Lima existe un intercambio económico y cul­
tural cuantita tiva y cualita tivamente equ ivalente. Lima no ha des­
poblado a Huancayo; por el contrario, ha contribu ido a form a r l a
como ciudad y es un factor importante de su incesante crecimiento.
Cuando se levantó el censo de 1 87 6 , Huancayo sólo t en í a 4 089
habitantes, y está consignado, por error, como aldea ; en 1 929,
cuando yo era alumno del Colegio "Santa Isabel" , er a una peque­
fi a ciu dad ele unos 1 0 mil habitantes; el censo d e 1 9,1 0 fij (i su po­
b la c i ó n en 26 792; e n el prese n te afio se c a l c u l a q u e ha a lca nzado
a los 6 0 000 h a bitant es ; y durante l a feria dominica l recibe m ;ís ele
1 00 000 qu e van a v e n d e r a comprar y a recr ea r se . Desde e l c e n s o
,

de 1 8 7 6, es l a ciudad peruana que más ha crecido en la región de


la sierra.
Y ninguna región de la sierra ha fortalecido tanto su persona­
lidad cultural como e l valle del Mantaro, cuya capital urban a y
comercial es, sin duda, l a ciudad de H uancayo. La coreografía
y músicas folklóricas se han enriquecido, superviven las antiguas
danzas y es quizás la única región donde han aparecido o tras nue­
vas. J unto a estas canciones folklóricas ha surgido, asimismo, un
vastísimo cancionero popular, de autores conocidos. Las orquestas
típicas han incorporado el saxofón y el clarinet e . Y como en el
a r te, en l a s de1mís actividades el hombre de este valle se s i rve con
toda legitimidad de los instrumentos de la civilización moderna.
Una compl ej a serie de circunstancias históricas, determinadas
fundamentalmente por la geografía, precipitaron en esta región el
proceso de la cultura. Señalaremos las principales de estas circuns­
tancias: la tradición oral, su sistema de organización social y eco­
nómica, no llegaron a ser implantados en este vall e con l a s m is m a s
c a r a c t e r h t i cas y p le n i tud c ¡ H e e n l o s o t ro s d e p a r t a m e n tos ele la
sierra; por este hecho el campesino es un pequeño propietario y
las comunidades indígenas no fu eron despoj adas en la misma me­
dida que en el centro y en el sur. La explotación industrial de las
minas de Paseo y J unín se inició a fines del siglo pasado. El ferro­
carri l cen tral l l egó a la Oroya en 1 893, a J au ja en 1 9 08, a H u a n ­
cayo en 1 909. El pequeño propietario campesino del valle pudo con-
12 LA S IERRA

segu i r capital trabaj ando, siempre eventualmente, en las mi nas;


con este capital mej oró el aprovechamiento de sus tierras, porque
encontró un gran mercado en donde colocar sus productos: Lima.
La i n fl u encia de estos complej os factores transformaron al indio
d e l nlle e n el meslizo a c l u a l de habla e s p a ií o l a s i n desarraigarl o
,

y s i n destru i r s u personalidad. Se produj o u n proceso de transcul­


t u ración e n masa baj o el i m p u lso de los más poderosos factores
transforman tes que en esta zona actuaron s i m u l táneamente.
D ebemos apun tar, sin embarg o , que el caso del l\ f a n taro es toda­ .

vía u n a e x cepc i ón en el Perú. Pero este a contecim i ento feliz nos


puede serv i r a h o r a de ej emplo vivo para el difíci l estudio de la
d i fere n c i a c i ü n cul t ur a l q ue existió s i em pre en tre la s i e rr a y l a costa,
hecho que se acentuó f ada vez más en la época moderna. Nos ser­
virá ta mbién para el estudio del posible proceso de fusión armonio­
sa de las cul turas que a mbas regiones representan, fusión posible,
puesto que en esta región se h a realizado. Sin la aparición del caso
del A l to l\l an taro nuestra visió n del Perú a n dino serí a aún amarga
y pesi m i sta .

.EL M UNDO F ÍS I CO Y .EL HOMBRE

La capaci dad cr e ad o ra transformadora de las cosas, que e l ser hu­


,

m a n o posee, lo l i bera del ciego determi n ismo que la natur aleza


e j er c e sobre l as pl a n tas y animales. El hom bre ha domesticado tan­
to a la n a t u r a l e z a como se h a domesticado a sí m ismo. Y a pesar
de la asombrosa obra cumplida por é l en este sentido, bien sabe­
mos que el l a no tiene fin previsible.
" La e s t r u c t ur a social -afi rma G i nsberg- tiene q u e a d a p ta r se
al m e d i o o adaptar e l med i o a e l l a . Esto ú l t i m o es l o p re d o m i n a n te
a medida que aumenta el poder del hombre sobre la naturaleza.

Con el a \' a n ce de la c i v i l i z aci ó n las relaciones entre el hombre y


,

la naturaleza se hacen cada día más y más intrincadas, y la acción


del m e d i o se transforma en u n a f u n c i ó n com p l ej a de su prop i a es­
tructura y del desarrollo de las artes y de las ci e ncias. Resulta de
esto que la acción del medio no es i nvariable y que toda general i­
zación que se haga sobre esta materia e stá suj eta a numerosas ate­
n uaci o nes y m a tice s . a "

La comprobación que hace el sociólogo es sumamente clara, pero

• Morris G i n sb e rg , Ma n u a l de socio logÍfl, B ue n o s .-\ i rcs, Los a d a , p. 84.


LA S I ERRA 13

el etn6logo conte m p l a el mismo fenómeno y lo a nal iza m á s pro­


fundamente aún: "El hombre no puede existir a menos que res­
ponda a las exigencias de su hab ita t; estas exigencias parecen tan
poderosas y la influencia del medio tan penetrante que parece im­
ponerse l a conclusión de que el h a b itat ejerce una influencia de­
cisiva en l a planeación de los modos de vida. Esto es especialmente
cierto en los pueblos de h a b i t a t inclemente . . " "Por consiguiente
.

-deduce Herskovits, luego de haber expuesto numerosos ejem plos


adecuados-lo primero que tenemos que hacer es admitir que las
d iversas actividades humanas no resul tan igualmente afectadas por
el h a b itat; todo análisis de esta relación debe r e ferirse a l modo
diferente q u e t ienen de respo n der los varios aspectos de la c ultu ra
a l m edio n a t ura l, evi tando así g en era l izacione s que a fec te n a l as
culturas en su i n te gri d ad 4
."

El medio físico puro no consti tuye por sí solo el lza b ita t del ser
humano. La obra que el hombre realiza para aprovechar los ele­
mentos naturales y adecuar el medio a las necesidades de su ince­
sante evolución social, se revierten sobre el hab itat y se incorporan
a él. Herskovits l lama "ambien t e " a este complejo.

"Las montañas pueden e xistir como murallas , como suministra­


dores de las materias primas, como elementos del paisaje, como fac­
tores que in fl uyen en el clima, etc. ; i gu a l ocurre con los ríos y o tros
aspectos del hab it a t . Y al diseñar e l ambiente humano, no debe­
mos olvidarnos de esos seres invisibles que pueblan el lza b itat. Los
mi tos son tan convincen tes p a ra los que l os tienen como parte de
su herencia como las pi e dras con que tropiezan cuando preparan
un campo <le cultivo; piedras que, en su concepc i ón de l a realidad,
pueden haber sido colocadas en el camino del hortelano por las
criaturas cuya existencia se e x p l i c a en el m i to."
"Como resultado último del afinamiento d e nuestras anteriores
a firmaciones sobre l a relación en tre el lza b itat y la cul tura -con­
cluye el gran antropólogo- podríamos decir qu e, cua n t o más a de­
cuada sea la tecno logía de un p u e b lo menos directamen t e actuarán
las ex igencias del h a b i t a t . Es un principio análogo al que expusi­
mos en el examen de l a relación entre raza y cultura. El hecho de
q u e la cult ura actúe com o amort iguador e n t re los h o m b res )' s u
h a b i t a t es un fenómeno del mismo orden que aquel otro que nos
permitió afirmar, en el niv e l biológico, que el hombre como animal
destructor de cultura, había remplazado en gran medida l a selec­
ción natural por l a selección social. Lo que vemos es que la rela-
' Mclville J. 1-Icrsko\'i ts, El JiomlJre y sus obras, México, Fondo de Cul tura
Eco n ó m i ca , p. 1 73.
LA S I E R RA

ción de l a cul tura con esa s dos face tas de la existencia humana es
recí/1 ro rn . Est o es, q u e 11 0 jJode m os f1ensar en la c u l t u ra com o u n
elemen to pasivo q u e será m o ldeado por e l impacto d e l a raza o del
h a b it a t." 5

"Hasta el medio natural que e ncontramos en un área determi­


nada tropi eza con el i ndividuo sólo d e spué s de haberse filtrado a
través de la criba que l a cultura interpone entre el hombre y la
naturaleza'', afirma Linton,6 otro e tnó l ogo eminente, refiriéndose
a l m ismo problema.

Era i m presci n d i b l e , para l o s fines de este breve en s a yo, de t e rm ina r


con l a mayor claridad pos i b l e l as relaciones que existen entre e l
lza b itat y el h o m b re ; y e s , ad e más , igual me n te importante estable­
cer las relaciones que existen e ntre la raza, el lza b ita t y la cultura;
¡me> el cunoci 1 11 i e 1 1 t o <l e esas relaciones nos <l ar;í la ex p l i ca c i ó n m:í s
ap rox i m ad a d e las causas por las cuales se habl a e n e l Perú d e
w s t a , s i e rr a y 1 1 1 0 1 1 t a ií a , 1 1 0 sólo co n s i gn i f i c a c i ón geogr:í f i c a s i n o
cul tural. Y e l d i fíci l p r o b le ma ha sido felizmente, uno de los temas
mejor e s t u d i ados p or la a n t r o p ol ogí a moderna, pues, como para
el c a s o d e l P e r ú , s u esclareci m ie n to er a necesario para e l conoci­
m i e n t o real de c u a l qu ier cultura. Así se explica el aparente abuso
de c i tas e n que parece que hubiéramos incurrido. Y es que nuestra
e x p os i c i ó n personal no hubiera a l c a n z a d o Ja concisión i n co m p a ra­
b le de l o s antro p ólo g os a quienes hemos c i t a d o, hombres de cien­
ci a cu ya s a b i durí a no se funda únicamente en el estudio de gabi­
n e te s i n o e n decenas de a ñ o s de trabaj o e n el cam p o, sobre e l pro­
b lem a vivo.

LA R F. G I Ó � D E LA S I ER R A I".N I .A A NT I G Ü ED A D

Ya n o nos p u e d e sorprender, d espués d e lo d i cho, el a firmar que


e n e l Perú anti
gu o la reg i ón de la costa estuvo cul turalmente me­
nos diferenciada de la sierra que en la épo ca moderna. En la anti­
güedad no hubo un tal extremado desnivel en la técnica desarro­
llada en ambas r eg i on e s ni hubo, naturalmen te, u n desnivel igual­
m e n te extre m a d o , en l a compos i c i ó n r a c i a l de sus p obl a d o r e s A s i ­ .

mismo n o existió u na tan r adi c al diferencia entre l a tradición de


• H e rskoYi ts, o/J. c i t . , pp . 1 84 y 1 85 .
• Ral ph L i n t o n , Es t u dio d e l h o m b re, Méx i co, Fondo cle Cul t u r a Econ ó m i ca,
p. 5 1 9 .
LA S I ERRA 15

la sierra y d e la costa. Producida la i nvasión de l a c ul tura occiden­


tal en el Nuevo Mundo, su difusión en el Perú estuvo acaso inflexi­
blemente de terminada por la geografía.

Del mismo modo que la d escripción del Perú por D on Pedro de


Cieza ele León nos pa re ce i nm ej o rable en l o que se refiere a la
v i s ió n p ro f u nd a y to ta l que de nuestro país transmite, Ja d escrip­
ción geo-an tropológica qu e A n tonel l o Gerbi hace de l a sierra pe­
ru a n a no s parece igualmente insustituible. No p od e mos p re s ci nd i r

de ella si deseamos exponer nuestras ideas con el orden y la clari·


dad a que aspiramos.

La casi totalidad de la S i err a peruana pertenece, p u e s, a la olla d e l Ama­


zonas, y. si todos sus ríos fueran n a v ega b le s, gravi t a r í a i rresistiblemente
en e l l e j ano Atlán tico. La comunicación es aún imp o sibl e en la práctica.
El abanico de afluen tes, remon tando cuyos v a l l e s -y los de sus a f l u e n te s
y subafluen tes- se p u e d e alcanzar, sobre el mapa, cua l q u ier parte del
Perú se rr a n o, no ofrecen en su zona de alto curso sino pocos trechos na­
vegables. Las t i e r r as bajas son de si e r t as y m a l sa n as, los valles tienen pa­
r e d e s elevadísimas y sin pasajes in te rm e d i os y los ríos sigu en cauces sin uo­
sos, a menudo e ncajonados en ga rga n ta s o pongos e interrumpidos p or
r:ípidos mortales. Los valles alt os q uedan a islados del resto d e l o r b e y e n
m uchos casos tam b ié11 los unos de los o tros. Durante siglos en te ros y ta l
vez dece n a s de siglos, n o comunicaron nada de su civilización ni re c i b ie­
ron nada del mttndo rem o t o que más allá de las junglas y de los mares

se a g i taba y progresaba con i n tercambios fecu nd os.


Encast illados en sus valles fJaralclos a la Cordillera, los antiguos habi­
tan tes fueron fJrisioneros al par q u e sefiores. A pena s hoy comienza a ser
roto este aislamiento. A l g ú n ferrocarril trepante en el si gl o pasado, las
rutas aéreas trazadas hace breves años y los caminos construidos o en cons­
trucción no pu ed e n abrir rápidamen te y del todo una región tan vasta
y d ispersa. ·
A 1 p 1 i como en los v a l l e s de l a Costa, l a vida se reconcentra en muchos
p e q u e ños n ú cleos aislados.
Todavía h oy no ex iste n e n e l Perú bandas 'continuas de a lg una e x t e n ­
sión hab itadas por p o b laciones numerosas. Zonas llenas de alde a s las hay
esparcidas un poco por todas partes, pero en tre un núcleo y el otro l a
d e n sidad media por kilóme tro cuadrado desciende bruscamente a n ivel
d e cero.
La dis t r ibuci ón geográ fica es de lo más irregul a r . 7

"Encastillados en sus valles pa r al e los de la C o r d i llera " e i gu a l ­


mente a islados por e l desierto en l os valles también p ar a lelos de l a

1 Antoncllo Gcrbi, E l Perti e11 marcha, Lima, Torres Agu irrc, 1 94 1 , p. 48.
16 L A S I E R RA

costa, l os hombres del Perú a n t ig uo se iniciaron en el dominio del


h a b itat, por nú cl e o s s e p a r a d o s . La dinámica reacción d e l hombre
sobre la natu raleza y ele é s t a , ya m od i f i c ada, sobre el i n d i v i d u o , co­
m e n zó en e s t a s e s pe c ies de i s las m e d i terr á n e a s , s i g u i e n d o u n a evo l u ­
c i ó n � e m cj a n tc. T a n t o a l o l a rg o de l a s i e rr a c o m o de la costa, l a
n a t u ra l e z a p r e s e n t a b a , en c a d a reg i ó n , rigores y posi b i l i clacles c as i
idéntico'.
El valle de C aj ama r ca no es muy di ferente de l o s valles d e l Man­
taro, del Vilcanota, del Cuzco y de l Call ejón del Huaylas. Además,
por e l o r i e n t e y por e l este l imitan y son v e c i n os ti c re g i o n e s a s i ­
m i s m o s e m ej a nte s : la a l t a cordillera de l a costa y el inclemente de­
sierto ; los profundos cañones en que se hunden, se es c onde n a ve­
c e s, con m ist e r i o s a desaparición, los ríos del Pa cí f i co ; l uego los
yungas del mar. Y por el orient e , otra ca d e n a de montañas , altas y
ab r u m ado r a s ; di oses o morada de dioses de voluntad i m pr evi s i ­
h l <' ; y r r ; 1 � e l l o s, l os r íos, c ¡ u e c o m o l o s d e l P a c í f i co se h u n de n en
c a íi o n c � < o m h reados por s ú b i tos bosques a 5 o m broso s ; y t a m b i é n
los y u n g a s ; el "Hatun yunka", la gran selva, donde van los mue r­
tos, s e g ú n muchas canciones y r e l atos folklóricos. Porque la g r an
s e l v a e s tan extraña e i nalcanzable que s ólo el e s p í r i t u i nco r p ó r eo
o fluido la tomaría por morada .

La geogra f í a d e l o s v a l les de l a costa y d e l m e d i o c i r c u n d a n te , co n


excepci ón de los de P iura y norte de Lambayeque, presentan, más
aún qu e los valles andinos, una re a l i dad u niform e : el mar, el de ­
s i e rto, y el lecho del río, por cuyo cauce se puede subir con gran
fa t i g a , h ac i a los Andes.
Esta uniformidad g e ográfic a, que p od r í amos denominar inte rna,
de ambas regiones, debe ser considerada. en toda su i m p o r t a nc i a.
El hombre peruano antiguo se enfrentó a la naturaleza e inició su
e xpl o t a c i ó n e n s i e rr a y costa, co n m e dios tecnol ó gi c os de n i Ye l
e q u i Y a l e n t e ; y a e s t o s dos e l e m e n t os f u n d a m e n t a les, d e medio y téc­
nica, debe agregarse e l de la unidad racial. Y así quedará clara­
m e nte explicado cómo en el Perú pr e h i s p á n i co no e x i s t ie ron mu­
chas c u l t u r as diferentes, sino estilos diferentes de una m isma c ul ­
tura.
Los g rantl e s elementos de l a n a tura le z a q u e " e n c a s ti l l ab a n " las
zonas prop i c i as para el desarrollo de l a vida humana, también fue·
ro n Y e n c i d a s e n l a a n t i g ü e d a d. A n to n c l l o Gcrbi ha e x a g e r a do el
poder a i s l a nte que estos elementos tuvieron en el antiguo Perú :
"fueron p ri s i onero s al par que señores . . . " El Perú a nt i g uo no
habría a l c a nz a do el alto grado d e p er fe c c i o n a m i e n t o a q u e l l egó
LA S I ER R A 17

sin el intercambio de yungas y serranos. Los estilos de ambas regio­


nes; los descubrimientos técnicos e n la cerámica, la textilería, la
agricultura, la ing e niería civil, la organización social y polí tica, la
astronomía . . . se d i fu n di e ro n e int eg rar on en e l Perú antiguo. La
d i f u s i ó n y l os co n t a c to s fueron rea l izados principalmente por l a
i n vasi ón violenta. Sabemos q u e antes d e la org a ni za c i ó n del i mp e ­
rio i ncaico la i n teri n f l uenci a de l as culturas and ina s y co s t c li a s te­
nía ya una larga historia. En la costa, las unidades políticas se
forj aron mediante la dominación de un valle, primero, y luego la
conqu ista de los valles veci nos. En l a sierra, e l proceso de expansic'm
se realizó longitudinalmente. Sobre estas unidades cada vez mayo­
res, se construyeron l o s im p e r i os integrales de sierra y cos t a , h a st a
cul m i n a r en e l i n c a ic o , que se convirtió en el m<Ís vasto y m e j o r
organizado de la América antigua.
Pero no hubo imposición de culturas exóticas en ningún tiempo
ele la época a n tigu a . La férrea o rg a n i z aci ó n po l í t i ca e l e ! i m perio
i n c aico tu vo, en l o cul tural, l a estructura de u n a federa c i ú n . No
hubo intento, ni fue necesario que lo hubiera, de i m p o s i c ión cen­
tralista de una cultura extraña sobre otras igualmente extrañas.
Toda el área de l a antigua cultura peruana presenta, hasta don­
de h a sido posible i nvestigar, una evidente unidad. Jorge B a s a d re ,
en su ensayo sobre la "Experiencia histórica peruana", publicado
en el número 299 del Mercurio Perua no correspondiente al mes de
febrero pasado, cita a Kroeber para reafirmar este mismo aserto.
K ro eber es u n o de los antropólogos d e m a y or p r e st igi o en el m u ndo
y ha trabajado en el Perú con el auxilio de Jorge C. Muelle, cuya
autoridad en arqueología y etnología es singularmente respetada
por los hombres de ciencia peruanos y extranjeros que han estudia­
do el Perú. Transcribimos la cita de Kroeber: "Debo observar pri­
meramente que considero que toda la civilización peruana abori­
gen forma una unidad, un todo histórico más vasto, una área cul­
t ura l con pr o f und i da d en el tiempo."
Los i n ca s n o n e c e s i t a r o n i m pon e r su cultura íntegra , porque los
pueblos que conquistaron pertenecían al mismo mundo que ellos:
"Cada nación según su autoridad, se levantaba de su asiento e iba
a cantar y bai la r delante del Inca, conforme al uso de sus t i er r a s ",
cuenta Ga rc i l a so a l describir e l I nti R a y m i . "En traban en e ste b a i l e
todas las naciones que obede cían al Inca, vestidos al us o el e sus
tierras. Gastaban lo restante del dí a en hacer cada nación el baile
y el c a nt o que usaban antes de ser sujetos al In ca " , informa Cobo
refiriéndose al mismo suceso.
La diferencia de estilo entre los hombres de la sierra y de la
costa en la antigüedad, estuvo, pues, determinada únicamente por
18 LA S I ERRA

la d i fe r e n c i a de l lzab itat.
La cu ltura que s e interpone como una
"criba ho m b r e y la n at u ral e za " , seg ún L i nt o n ,
' f i l t r a n te' e n tre e l
y a u n el a m b i en te, d e acuerdo con la t e r m i n o l og ía de Herskovits,
n o era d i ferente en u n a r eg i ón y en la otra. El h a b ita t si r e corda­
m o s c o m o C i eza se c o m p l a c e en d e s c r i b i r a los seíiorcs d e l Gra n
C h i m ú . r e fi n a d os d i s fr u t a d ores de l o s goces sex u a l e s : " l os sefi o r es
1 1 a t ur a l c � de el los f u e ro n m u y t e m i d os a n t i g u a m e n t e y obedeciclos
po r l o s s ú b d i tos y se s e rv í an con gran aparato según s u usanza, tra­
yendo c o n s i g o ind ios truhanes y ba i l ar i n e s que s i empre l os están
fes t ej a n d o , y o tros con ti no t a f üan y can taba n . " 8 Y r e c o r d a m o s a l
mismo t i e mp o l a a dmirable descripción que Pedro Piz a rro hace de
A tahu a l pa : " Este At a b al i pa ya d icho era ind i o bien di s p ue s t o , de
b u e n a p ers o n a , de medianas carnes , n o grueso demasiado, hermo­
so de r o s t ro y grave en él, los oj os encarnizados, muy temido de los
su yo s . . . C u a n do l e s a caron a matar, toda la g ente q u e había en
la p b z a d e l os n a t ur a l es, c i u e h a b ía har to, se p r o s t e rn a ro n e n t i e­
rra d e j ; í mlosc c a e r e n el s u c i o como borrachos . · · 9
El h ombre d e l o s A n des t u v o que tr a b a j a r duramente, c o ns t r u i r
a n d e n e s s o b r e l a s f a l d as e s c a rp a d a s , a l tísimas y s e v e r a s d e l os m on tes,
t r a s l a d a r b u e n a t i erra a esa s ex p l anadas, y c u i d a r l a s año tras año
co n t r a la erosión, los derrumbes, los fuertes vientos. Las casas, for­
ta l c z a 5 y t e m p l o s , t u v i e r o n q u e se r co n s t r u i dos con p i e d r a s ci u e
era n a r r a n c ad as d e canteras que formaban montañas. E l hombr e
de l o s A n d e s b e b ía , desde l a infan c i a , el air e , el semblante de u n
pa i saj e q u ebrado, hon d o, desnudo de á rb o l e s , donde el oj o huma­
n o a l ca n za b a i n mensas d i s ta n c ia s pobladas por una orografía abru­
m a d o r a y c x a l t a n te . El yunga del m a r vivía en v alle s de profundi ­
d a d p r o d i g i o s a ; con s t r u yó sus moradas, t e m p l os y pa l a cios de b a rr o
y " g u i n c h a ' ' , d e cor a d o s c o n p i n t u r a s b ri ll a n t e s en q u e se repetí a l a
i m a g e n d e aves m a r i n a s, d e pe c e s y r e p t il e s peq u eños. D e s conocía
l a t e m p e q ;i d ; s<'>lo en a l g u n a s n o c h e s l l eg a b a hasta l a cos ta como
u n m e teoro casi d e corativo, l a luz de los rel á m p a g os andinos. Fue­
ra del valle, el d es i e r t o era temible, más por su se q ue d a d que por
s u aspecto, orn ad o en muchas zonas por tierra y lomas de vivos
c o l m es.

Los incas respetaron las diferencias de estilo que había entre los
hom b r es del im p erio. Y no l l evaron a l os yungas a trabaj ar o ser­
v i r en l a s alturas ni ob l i g ar on a l os hombres de las altas sierras a

• 0/J . cit., p. 1 8 4 .
• P e d r o Pi zarro, R e la ción d e l descuuri m ie n t o y con q u is t a d e los rein os del
Pcrii, B u e nos A i res, F u t u ro, p. 63.
LA SI ERRA 19

baj ar a los valles c á l i d o s , salvo e l caso de l o s téc n i cos qu e fueron


J os a g e n t es de la d i f u s i ó n : Que d ó en Chimú su d el e g ad o [de T u­
"

pac Y u p a n q u i ] -cuenta Cieza-; y los más de estos v a l les i b a n co n


los tribu tos a Caxamalca; y porque son hábiles para labrar metales,
m u chos de ellos fueron ll e va dos al C uzco y a l a s cabeceras d e l a s
prov i n c i a s d ond e labra n p l a t a y o r o en j oyas, vasij as y vasos, y J o
q u e m ;ís m a n d ado les era."
El intercambio, la integración de ambas regiones se realizó, pues,
activamente, por los anchos y limpios caminos que unían a las pro­
vincias de la s i e r r a y de l a costa. Los d i oses s u p r e m os del i mpe­
rio, 'W i r a c c o ch a y Pachaká m ak, están v i n c u l ados con el m a r ; s u m i­
t o l og f a , est;í, a s i m i sm o , vinculada con el mar. Se a l ca n zó en el Perú
a n t i gu o la unidad cul tural de sierra y costa, no sólo por la influen­
c i a d e factores n a turales, s i n o por o b r a del hombre m i s m o. Esa uni­
d a d fu e t a n sustancial y tras ce n d e n t e que los documentos arqueo­
lógicos que son los ú nicos que nos quedan de las remotas épocas,
nos lo demuestran en forma objetiva y a través de un lenguaje
estético q u e tra nsm i te l a v i v e n c i a d e ese mundo t a n p l e n a m e n t e
" "

i n t egr ado .

E n l a é p o c a moderna se es t á b u scando y fo rj a n d o una unidad se­


mejante sólo a partir de nuestros días, pero se la está forj ando con
medios tan poderosos que no dudamos que será alcanzada mu y rá­
pidamente. Porque durante los l argo s siglos de la Colonia, los an­
t ig u os n ú cleos volvieron a ser "encastillados" ; y la diferencia de
" e s t i l o s d e l os h om bres fue c o nver ti da , por influencia el e l a c u l ­
"

tura occidental hispánica, en una diferencia más honda, casi sus­


tanci al. El gran Virreinato, primero, y la Repú bli c a d e s pués su­ , ,

fri eron el impacto perturbador de ese desplazamiento.

LA S I ERRA E N LA ÉPOCA M ODERNA

Cuando un pueblo i nvade por la violencia el área de o tro de cul­


tura d i feren te, l os res u l t ados de la i n v a s i ón d ep e n d e n del mayor o
menor grado de evolución y de integración de las culturas que
chocan. Cuando la cul tura del pueblo invadido es débil, la devas­
tadora la aniquila por entero, la destruy e ; la convivencia casi no
es posible; los habita n tes d e l te r r i t o r i o con q uis t a d o son e x term i n a­
dos o sobreviven como obj eto de museo : tal los casos de Chile, Uru­
guay, Argentina y B ra s i l en la América del Sur y el de Estados
,

Unidos de Norteamérica. Pero si la cultura invadida tiene una


profunda historia, un largo proceso de evolución, a través del c u al
20 LA S I ERRA

a l ca 1 wj u n a l to grado de r e a j us t e , la conq u ist a del territorio que


oc u p a , la dom i nacic)n polí t i c a absoluta por p arte de otros pue­
blos, el sometimiento al estado de servidumbre no l a destruye, se
establ ece u n i nevi table est a do de in tercambio, de mestizaje con la
cultura invasora. La i nva s ión se conv i er t e e n e l punto de partida
d e 1 1 n n u e vo s t a t u s cul tura l , de u n a n u ev a h i s t o r i a : t a l l o s c as o s
de México y Guatemala, d e l Para g u ay, del Perú, Ecuador y Bolivia.
Pero s i el pueblo conquistado por l a vio l encia posee una cul tura
t a n a l ta m e n t e desarro l l a d a como l a del con q u i s t a d o r , l a i n f l u e n c i a
q u e é s t e e j e r z a sobre l a cultura i nvadida será m ínima y no le hará
cambiar los fu ndamentos de su personalidad : tal el caso de la do ­

m i nacic)n d e la India por Inglaterra.


H a n pasado m uchos s i g l o s desde l a c o n q u i s t a del Perú por los
e s pa ñ ol e s y el in dio existe todav í a forma el 45.863 de su pobla­
,

c i ó n, se gú n el censo de 1 91 0 ; y cul turalmen te es diferente de quie­


n e s se h a n as i m i l a d o a l a c i v i l i za c i ó n occ i c l c n t a l . H a c a m b i a do
mucho e n e l c u r s o de los siglos como consecuencia del esfuerzo
co n s t a n t e q u e h a h e c h o y h a ce para a d a p tars e a los gr a n d e s cam­
bim d e l a c u l t ur a occ i d e n t a l , c a m b i o s que e n e l p r e se n t e siglo d a n
� a l tos c o m o res u l t a d o de su pro p i a d i n á m i ca q u e crece c o n la velo­
cidad de u na cen tella. El lento, pero al mismo tiempo constante
p roce s o de a s i m i l a c i c) n ele c i e rt os e l e m e n tos d e l a cu l t ur a o c c i de nt a l
es la pru e b a m ;ís ob j e t i va d e la v i ta l i d a d de l a c ul tura n a t i va . Ésta ,

s i n embargo, h a desaparecido e n l a costa, porque, como en el caso


de l a estrategi a mi l i ta r, el t erreno, el mu ndo físico, se convierte en
un poderoso a l i a d o de todo pueb lo i n v adi d o L o s A n d e s d e fen
. ­

di e r o n y con tinúan d e fend i endo, como u n a gigantesca coraza, no


s ó l o l a cultura a u tóctona del Perú s i no toda la tradición , debiendo
inc l uir s e ahora en el l a l a tradi ción colonial.

I.A GíOGRA F Í A Y LA DIFUSIÓN DE LA C U LTURA OCCI DENTAL EN EL PERÚ

Los e � p a fi olcs 1 1 0 t ra j e ro n u n a técn i ca d e com u n icac io11cs q ue


fuera muy s u p er ior a l a de los ant iguos peruanos; por e l cont r a ­

r i o , l a s v í a s y a u n l o s sistemas d e com u n i cac i ó n , su f ri e ro n u n a e s ­


pec i e d e re troceso. Si b i e n el c a b a l l o s e convi r t i ó en un m e d i o de
locomoción más veloz que el peatón y l a llama antiguo s el sist ema ,

de comunicaciones p e r d i ó la organización adm i ra bl e que tuvo el


i m p e r i o , pues se tra taba de una técn ica o r i g i n a l y a d a p ta d a no
só l o al tipo de accidentes n a turales que había que vencer y a los
m e d i o s <le que se di s poní a para l a empresa, s i no a la mentalidad
LA SI ERRA 21

del individuo de la época, a su cultura y al sistema social al que


debía servir.
Como no era posible conservar esta excelente organización de las
c o m u n i caciones, n i fue r e mp l a z a d a p o r o t ra e q u i v a le n te que fu n­
cionara con la regularidad necesaria y aj ustada a las nuevas necesi­
d a d es, 1mí s complej as a ú n , las fron teras n a t u ra les s e i rgu i e ron co n
todo su poder, las antiguas culturas se "encastillaron" más dentro
de los límites rígidamente establecidos por l a geografía; y como
e s t a s " n a c i o n es· · h a b í a n si d o res p e t a d a s por los i n cas en s u tra d i­
ción y formas de vida, continuaron influyendo, determinando la
estructura política durante la Colonia. Un examen atento de este
a s p ecto d e nuestra h i s t or i a nos demostrará cómo, a u n l a a c t u a l geo­
gra fía p o l í t i c a d e l Pe r ú sigu e siendo d e t er m i n ada
por la geog r a f í a
físi ca y p or tanto, en el asp ecto de la cultura, continúa ada p tándo­
se á r ea s culturales p re i n c a i c a s . Los espafíoles
al d e las a n t i q u ís i m a s
t o m a r o n los cen tros de e sas áreas fundando ciudades e n e l l a s . La
zona de influencia de estas ciudades siguió correspondiendo casi
exactamente a la de los núcleos culturales prehisp:ínicos.
Pero la c os t a fue co l o n i zad a r;í p i d amente, n o s ó l o por la fa c i l i ­
dad con que el conquistador dominó el m edio, que era propicio
y suave, sino porque las culturas costeñas no estuvieron tan p ro­
fundamente vinculadas ni entre sí ni con las de la sierra, como los
núcleos a n d i n o s Ci eza a f i r m a q u e los yu n gas n u n c a a pre n d i e r o n
.

el q u ech u a . D e t a l modo q u e , m ien tras la colo n i z a c i ó n se r e a l i z a b a


c o n h on d ura en la cos t a , en la s i erra, d o n d e los v a l l e s e s t á n �e p a­
ra d o s por inmensas cordilleras, l a gos y abismos, la colonización se
cu m plía haciendo concesiones a la rul tura au tócton a , ca s i rigién­
dose por el grado de resistencia que ésta ofrecía, según los pueblos.
E n los v a l l es d e l a c ost a y e n e l des i e r t o h o r izonta l que los sepa­
ra, el caballo trotaba bien; además, los valles no estuvieron en
n i n g u n a parte a más de dos jornadas de di s t a ncia y el mar ofre­
cía un excelente medio de comunicaciones internas y transconti­
nentales.
Los i ndios se convirtieron en siervos, y cuando el duro trabajo y
otras calamidades empezaron a exterminarlos, se importaron negros
para rem p lazarlos y ch i n os. d u r a n te l a repúbl i ca. Porque l as t i e rras
de la costa fueron intensamente ex plotadas, e n tanto que en la
sierra el colonizador se dedicaba principalmente a las minas, y gas­
taba en ella la p oblación nativa.
La cu l t u ra i n d i a d e la cos ta i n f lu y ó en l a c u l t u ra i nvasora me­
nos aún que la de los negros esclavos. El mestizaje racial de los es­
p añoles e indios de la costa sólo tuvo im portancia durante los pri­
meros años de la conquista. ¿No nos sorprendió a m u chos de los
22 LA S I ERRA

qu e perm a n ece mos a t e n to s al es t u d i o de l a r c a l ic f a d del Perí1 , l a


es p e c i e d e reve l a c i <'> n g u e h i z o Arturo J i ménez Ilo rj a , acerca de l a
p ur ez a é t n i ca d e l o s i ndios macheros? 1 o
En l a cos ta toda l a pobl aci<'>n n a t i v a y los esclavos importados
t u v i e ro n que a s i m i l ar J os elementos de l a c u l tur a occidental cu yo
co n oc i m i e n to e r a i n d i s pe ns a b l e para sobrevivir. En l a costa no se
po l a r i z1'> l a c u l t u ra . La c s p a ii o l a a l ca nz <'> e n poco t i e m po el d om i n i o
c o m p l e t o . La m a s a india s e convirt ió e n p a s i v a . Pero los negros,
a d em á 5 d e tra b aj adores c a m p es i n o s, fueron h omb r e s necesarios e n
l a c i u d a d y c u l t u r a s costeiias, desde lo s t iempos de la Colonia.
El h a b it a t f u e i n tensamente m o d i f i cado e n J a costa, más q u e en
la s i e r r a . Las n u e v a 5 p l a n tas , tales co m o l a c a ii a de a z ú c a r, l a v i d ,
el t r i g o , l o s ;í r h o l cs f ru t a l es, m a d e r e ro s y o rn a m e n t a l e s , h i c ieron
camb i a r e l ambiente na tural. pobl<'> l a ti erra de u n nue\'O u n i ­
Se
verso vege t a l . Y e l a n t igu o hombre de la costa se ad ap t ó r á pi d a­
m e n t e a estos c a m b i os y a los 111{1s graves q u e se orden aron e n la
v i d a soci a l .

Los e s p a ii o l c s i n g r e s a r o n en l o s A n des a u n mundo hu m a n o y geo­


grá f i c o m u c h o m á s v a s t o , m á s pro fu ndo y poderoso. Causa es trem e­
cimiento la visión de es tos h o mb res c a y e n d o y a p oderán dose, como
d i ose5. d e ese m u n d o que a ím e n n u es t ra é poca , e n la gue l a c i e n ­
c i a h a d e 5 poj a d o l a m e n t e de todo pavor, i n qu i e ta y d es p i e r t a en
e l corazó n t e m or e s y deslumbramien tos. Y un tal universo humano
y g e o gr áf i c o n o p o d í a ser conquistado como el valle risueiio y pro­
p i c i o de l os y u ngas.
En la s i e r r a , tras e l cor to período d e c a l c u l a d a tolera n c i a , obra
d el t a l e n to pol í t i co d e P i za rr a , e l choq u e s e produj o y no
m ae s t r a
h a cesad o aún. La re s i s te n ci a d e l hombre an tiguo peruano, duran­
te siglos de l a C o l o n i a , y l o s grandes alzam i entos que e ntonces y
d e s p u é s h ub o , gu a r dan u n con traste aparent ement e inexplicable
con la f a c i l i d a d con que s e ri n d i e ro n ante e l primer golpe.
En los A n d es e l colon i za d o r n o pudo dom i n a r e l m e d i o como l o
h i zo e n l a c o s t a . Se a p o d e r a r o n e.le l os v a lles e n su p a r t e m á s fe­
c und a y propi c i a . Le n tamente, pero con tenacidad y p o de r í o i nce­
s a n tes, Jos es p a ii olcs e n t r a ro n a todos los núcleos de l a s an t iguas
culturas, estll\· ieran éstas e n v a l l e s h e r m o s os y fecu n d os, como el

1" A r t u ro J i m éncz B o rj a , J\!aclz c, L i m a , L u m e n , 19 38 .


LA S I ERRA 23

Vi lcanota, Andahuayl as, Caj amarca o Jauj a , o en lugares i n c l e ­


m e n t es como el Kol!ao; o l ej a n os , tras los Andes cen trales, como
Chachapoyas y Huánuco, balcones ya sobre e l "J atun Yunka", la
gra n selva,
Sin em b a rgo , en todos los lugares que se as e n taron, estuvieron ro­
deados por e l indio y su cul tura como por un mar. Las c i udades
es p a ñ o l a s se c o n v i r t i e ro n en islas; y las propias residencias de las
ciudades eran islas de ese m a r, p orque toda la servidumbre era
nativa.
Y el h a b it a t de l a sierra era tan bravío, tan a l to, que. las nue­
Yas plan ta'i, la s nuevas bestias domésticas con que los españoles lo
poblaron fueron absorbidas por la na turaleza autóctona. El toro,
el caba l lo, el t r i go , las habas, en p o c o tiempo tomaron la faz, el
a i re, el semblante d e las cosas legendarias, nativas de la i n me n s a
entrañ a andina. Se convirtieron en tema del arte indio más que del
c r i o l l o ; e nr i q u e ci e ro n el poder de la i ma g i nac i ó n creadora de los
nativos; y por tanto de su poder envolvente. Millares de canciones
-que d e s p u és se conv i r t i eron e n parte de la herencia social de to­
dos los h ombres de la s i erra- fueron creadas p or los indios b aj o
l a i n fluenci a mágica de l a flor d e l a s habas, delicada en figura y
color, que los nativos cultivaban y cultivan con especialís imo cui­
dado; en la n uev a cerá m i c a se modeló al toro i n fu n d i é n d o l e la fi­
gura y el semblante de un dios; los cuentos y leyendas lo tomaron
como u n p e rs o n aj e m ítico. que sus t i tu yó , lentamente, a otros mons­
t ruos benéficos que poblaban, segú n las antiguas creencias, el lecho
i na lcanzable de ciertos lagos, ríos y bosques.
Los propios e lementos de la c i v i l iza c i ó n occidental se con v i r t ie­
ron pues en fuerzas d e apoyo d e la cul t ura i nvadida, porq ue ésta
conservó e n toda su integridad sus bases fundam e ntales. El status
de la po bla c ió n nativa fue y s i g u e siendo no sólo diferente d e la
s i e r ra sino opuesto. Como ya dij_i mos e n otra parte de este ar tículo,
l a civil ización occidental se vio precisada a regir su penetración en
los Andes según l a m a yor o menor res i s ten c i a que la cu l t ura n a t i v a
le o frecía. En l as zonas alej adas de los núcleos de las viej as cul tu­
ras, p u d o im p erar, a pesar de los grandes obstáculos que la natu­
raleza le o p o n í a : tal los casos de la s i erra ele P i u r a, La Libertad y
n o r te de Caj amarca. En el cen tro y sur el fenómeno fue distinto.
La d i f u s i ó n tuvo q u e a d a p t a rs e a l p o d e r de res i s t e n c i a de las cul­
t uras nativas.
El p roces o lingüístico, p ara tomarlo como ej emplo, fue en la
s ierra i nverso a l que s i g u i ó en l a c ost a . En la sierra el colonizador
se v i o forzado a a p r e n d e r el q ue c hu a ; t a n t o el encomendero como
e l p re d i c ado r c a t ó l i c o . La lengua na t iv a se c o n v i r t i ó en el i ns tru-
21 L:\ S I E R R A

m e n t o p r i n c i p a l de la d i f us i ón de l a c u l t u ra o c c i d e n t al en la s i e ­

rra . 1 1 P e r o t a l hecho signi ficaba q u e no sól o el es p a ñ ol catequ izaba


al i n d i o s i n o q u e éste a su vez c atequ i z a b a al e s p añ ol y a sus des­
c e n d i e n t e s . To m a b a n e l uno a l ¡;o del o t ro, s i n ceder e n l o s u s t a n­
c i a l . Las f i e s t a s rel i giosas c a tól i cas no p u d i eron liberarse de la p re­
se n c i a de pe rsonaj es y e l em e n tos preh ispán i cos qu e los acom p aña­
IJ;i n ; a h o ra m i < m o , c u a n d o se e l e ve la hos t i a e n l os t e m p l os d e l a s
a l d e a s c u z r¡ u e 1i as, i n d i o s vestidos c o n traj es p u ro s d e l a España de l
� i g l o X \ " l t , toca n s e n d os p u t u tos c¡ u e a t r u e n a n s o l e m n e m e n t e ; s e
en t o n a n h i m n os rel i g i osos e � p a ií o l es trad u c i dos a l q u e c h u a , c o n mú­
s i c a q uech u a y con a c o m p a íi a m i e n to d e arpa, v i o l í n y q u enas.
A tal gra do l l egó este i n tercamb i o y c on tan s i n g u la r conserva­
c i ó n de J a 5 f ro n tera s c u l t ur a l e s, r i u e en el presen te, m u chos de l o s
r asgos q u e caracterizaban a l indio son elemen tos esp añ o le s en su
origen y fomi a . C i temos a lgunos ej em p los : l a da n z a de l as t i j era s ,
típica de los d e p a r t a m e n tos de H u a n cavel i ca, A p urima c y Ayacu­
c h o (ürea l i n g ii i s t i ca w a n kawi l l ka-pokrac h a h ukak-rukanam c u y o
c e n t r o c o l o n i a l f u e A y a c u cho) e s d a nz a e s p a ií o l a ; i n d i os ca si p ro­
f e s i o n a l es, d e q u i enes se dice que t i e n e n p acto con e l d i a b l o la ,

b a i l a n , e n parejas r i Y a le5, o uno solo. Toca n u nas t ij eras g ra n des,


de acero, q u e s u e n a n como c a m p a n a s ; e l traj e es espa ñol , la m ú ­
s i ca e n su m a y o r p arte co rr espo n de exactamente a l a de un zapa­
t e a d o e s pa íi o l . un Y � o l í n y un arpa i n te g r a n la orqu es ta . Todos
l o s e l e m e nto5 form a l es son , p u es, d e o r i gen e u ro pe o ; p e ro es u n a
danza e x c l u s i v a de i n d i os y para u n público d e i n d i o s ; los muchos
m o v i m i e n tos cor e ográ f i cos que la danza t i ene, han recibido nom­
bres q u e c h u as y son p ro b a b l e m e n t e creaci ones d e los danzar i nes na­
t i v o s ; al zap ateado, l o s m ú s i cos au tóctonos le h a n a g regado r i tmos
e n é rg i cos de origen a n t i g u o A la salida del
. sol, e n los días de fiesta,
en l os pu eblo-; del v a l l e del V i l c a n o ta , dos i n d i os tocan e n flau t a s
de m o d elo euro p eo, " d i a nas", que son melod í as es p a ñ o la s muy an­
t i g u <i 5 , c o m e v a d a s con gra n p u reza. Y l os trajes, d e t a n m ü l t i p l e s
m odelos, caracter í st i ca l a m á s saltante d e los i ndios, r e p r o d u c e n
modelos h i s p á n i cos a n t i gu o s
.

¿Por q u é e s t e <i c t i v o c a m b i o de elemen tos, e s t a a s i m il ación i m por­


t a n t e de lo occ i d e n t a l no a cercó d e f i n i t i v a m e n t e al i n d io hacia l a
c u l t u ra occ i d e n t a l ? Ahora en la s i erra se p o l a r i zó la cultura. Los
i n d i os formaron u n o d e los extremos y los mestizos un a delgada co­
rri e n t e cen tra l . Una d elga d a corr i e n t e e n tre la gran m u l t i tud de
i n d i o s y el gru p o dominante de los señores.

11
Se gú n el censo d e 1910, en los d e p a r t a m e n tos de A n ca s h , A p u r ímac, Ayacu­
cho, Cuzco, Puno, H u a n cavel i c a , H u á n u co y J u n ln , h a b l a n quechua 2 330 324
y son m o n o l i n g ü e s del castel l a n o sól o 167 324.
LA S I ER RA 25

La e t n o l ogía moderna nos da m u c h a s luces para e l análisis de


es t a c l ase de p r o b lemas : "Como los cam b i os en el núcleo de la cul­
tura son lentos y más o menos evolutivos, rara vez ocasionan con­
fli ctos serios, -afirma Linton-. Los elementos viejos se abandonan
y los nuevos se desarrollan en relación constante y estrecha con la
c o n fi g u ra c i ó n e x i s t e n te . Si l o s e l e m e n tos e n desarro l l o e n tra n se­
riamente en confli cto con las partes sólidamente establ e cidas en
e s t a co n f i g u r a c i ó n , su c rec i m i e n t o u l terior q ued ará en suspenso
hasta que los cambios en la configuración lo hagan p osible de
n u e v o. E n c o n s e cu e n c i a esta parte de l a c u l t u ra puede m an t e n e r
,

un alto grado de i ntegración a través de cualquier proceso normal


d e t r a ns f o r m a c i ón cul tural. Puede ir a daptándose prowesiva men­
te a las nuevas con dicion es 'Y
a l mismo t ie mpo man tener su integri­
dad sirviéndose de elemen tos que han sido aceptados en los n ive­
les super/ iciales de la cultura, para reafirmar los va lores anti­
12
g u os."
Un aspecto de la cultura era irreconciliablemente di ferente en la
e s p a ií o l a y e n l a p e r u ::m a a n t ig u a ; es te a s p e c to f u e y es t o d a ví a
,

p ara ambas, el fundamento, diríamos el ej e (me táfora, aunque vul­


gar, muy expresiva) de cada una de las culturas que examinamos:
ese aspecto es el económico, el concepto de la propiedad y del tra­
b a j o . E n l a occiden tal era y es mercantil e i n dividual is t a ; en l a
p e ru a n a a n t i g u a , c o lec t i v i s ta y r el ig i o sa . El peru a no a n t i g u o no c o n ­

ceb ía la posesión de la tierra como fuente de enriquecimiento in­


d i v i d u a l i l i mi t ado ; este concepto estaba directamen te v i nculado con
la concepción religiosa que tenía d e la tierra y del t rabaj o El tra­ .

b aj o co n s t i tuía para el antiguo peruano un acto religioso que era


c e l e b r a d o . H a n p a s a d o c i nco s i g l os desde el e n c u e n t r o d e los d o s
p u eb J 0 5 y e l i n d i o n o ha alcanzado t od av ía a c o m p r e n de r y a s i m i l ar,
por e n tero , el c o n c e p t o occi d e n t a l el e la p rop i e cl a cl y ele! tra b a j o .
Ha i d o " a c l a p t ;í n d os e progresiv a m e n t e a las n u e Y a s cond icion es,
1n a n l e 1 1 i<: 11 clo al m is m o t i.e mpo m in tegrida d, s i r v i é nd o s e d e e lemen­
t o s c ¡ u e h a n s i d o a c e p t a d o s e n los n i veles superfi c i a l es de l a c u l t u r a
para reafirmar los valores a n t iguos" según el anál isis del eminent e
etnólogo que ha estudiado múltiples casos en diferentes regiones
d e l m u n d o d o n d e l a c u l t u r a occi d e n t a l ha i nv a d i d o el ;írea ele cu l ­
turas n o e u ropeas.
Los o b se r v a dores se s o r p r e nd e n , su fren asombro, a l
c o nt e m p l ar
cómo el i ndio guarda como u n avaro enloquecido las monedas que
con s i g u e a cambio de los productos que su ele vender. No asp i r a a
n i n g u na de las formas carac terís ticas de l a vida moderna; j a más

,. Linton , ojJ. cit., p . 4 0 4 .


26 L.\ S I E R R A

es u n c o n s u m i d o r r eg u l ar ; se pr e s e n ta como u n oscuro o bst á cu l o d e


n u e s t r a economía. E l m i s m o asombro c a u s a , o mayor, J a c o m prob a ­
ción d e que, p o r ej emplo, e l indio cuida más a su vaca que a sus
h i j o s y s u muj er. Es t o s extraños aconteci mientos no ha c e n sino de­
m os trar que e l i n d i o no procede, en lo que se r e f i e re a nuestro
( O n c e p t o d e l a e co n o m í a , e n form a l óg i c a s i n o a b s u r d a , trastorna­
<la. ¡ P o rque n u es t r o c o n c ep t o y e l de él, a este r especto , si g uen
s i e n d o <l i ferentes ! G a s t a n mil s o l e s p ara d e fe n d e r u n p e d azo de
t i e rr a que cu esta c i n c u en t a y s u f r e a trozmente en l a lucha de años
q u e sig n i f i can J o s p l e i tos. T a m b i é n esto es absurdo e i nc o ngrue n te
a n u e s tr o j u i c i o .
E n cuanto e l in d io , p or c i rc un s t a nci a s e sp e c i a l es, c o n s i g u e c o m ­
p r e n d e r es t e a s p ec t o e l e l a c u l t ura occiden t a l , e n c u a n t o se a r m a
d e e l l a , p r o c ed e c o m o nosotros; se convierte e n mestizo y e n u n
fa ctor d e pr o d u cc i ó n e c o n ó m i c a p o s i t iva . Toda su estructura cu l -
1 1 1 1 a I l o� 1 a 1 1 1 1 r c a j m t e c o m p l e t o s o b r e u n a b a s e, u n "ej e " . A l ca m ­

b i a r, no u n o "de los e l e m e n t os s u pe r f i c i a l e s de su cu ltura", si n o


e l f u n d a m e n t o m ismo, el d esconcierto que observamos en s u c u l ­
tura se nos pres e nta c o m o o r d e n a d o , c l a ro y lógico : es d e c i r que
.1 1 1 c o 1 1 d 1 1 c t n se ide n t ifica con In n u es t ra . ¡ P o r h aberse c o n v e r t i do

en u n i n d i v i d u o que realmen te p a rt i c i p a de nuestra c u l t u r a l U n a


c o n v e r s i c'.m to t a l , e n J a c u al , naturalmente, a l g u n o s de l o s a ntiguos
elemen tos segu irán i n f l u ye n d o como simples términos esp e cif i ca ­
t ivos de su person a l i dad que e n l o su s ta n c i a l estará movida por i n­
c e n t i ,· o s , /1or idea les, s em ej a n te s a los n u e s t ro s . Ta l el c a s o ele J o s
ex i n d i o s ele! \';t l l e d e J\ I a n t a ro, p r o v i n c i a s el e .J auja, C o n c e p c i cín y
Hu a n cay o ; p r i mer c a s o de transcul turación e n m a sa q u e e s t u d i a ­
mos somera mente e n l a s páginas i n i ci al e s d e l presente tra b a j o .

E l m ed i o ge o g r á f i co y l a m a yor resi s t e n c i a de l a cu l tu r a antigua


determ i naro n , pues, l a extre m a d i feren c i a c i ó n que a c t u a l m e n t e
ex iste e n t r e s i e n a y cos t a , e n e l Pe r t'1 . N u n ca f u e ro n e n h t a n t i g i i e ­
dad t a n d i s t i n t o s am bos m u ndos. La d i fusión de l a tecn ología mo­
dern a t r o p ez <'> con férreos o b s t á cu l os e n l a s ierra. Pero e n la a c tu a­
l i d a d y desde que se i n tensi f i có la ex p l o taci ó n i ndustria l del p a ís ,
ta l e s o b s t á c u l o s no s ó l o prov i e n e n de l a n a t u r a l eza f í s i c a de l suc i o
y d e Ja r e s i s t e n ci a cul tural d el i n d i o ; prov ie n e n t a m b i é n, y en me­
dida m ucho más grave de lo que a p r ime r a vista parece, del conser­
rn d o ris m o c o l o n i a l , q u e en l a s i e rr a t i e n e r a í c e s a ú n m u y pro fu ndas,
p o r e l m i smo h e c h o d e q u e e n esa re g i ó n l a cul t u ra h i s p ;í n i ca e s ­
t u vo r o de a da y t u v o que a fi rmarse y ah o n d a r s e m;ís que a t r a v é s
de la luch a .
LA SIERRA 27

Sin embargo, a partir de las dos úl timas décadas se advierten en


la sierra sín tomas de cam b i o a este r es p e c to. Y como t od o cambio
"

que afecta las bases mismas de la cultura, va acompañado de seña­


les de desconcierto : una de estas señales es l a aversión por l a ar­
quitectura urbana que representa a la Colonia, arquitectura en la
q u e parece q u e se encon trara únicamente el símbolo del t i e mpo
p erdido, del atraso; habiéndose elevado, p or reacción, el cemento,
a la categoría de ídolo. Este mal abarca ya en estos días a todo el
país, como fruto de la lucha tenaz que en el Perú se ha iniciado
entre la tradición y el ansia de súbito progreso, ansia que pretende
realizarse por la i ncorporación p recipitada de las formas externas
q ue a p a ra tosamente r e p r e s e nta n la c i v i l i zación occ i d e n t a l . S e t r a t a
de un síntoma de desconcierto que causa peligrosa ceguera para l a
apreciación de los valores pro p ios.
Pero lo importante es que el cam b i o se ha i n i c i a d o y es t ;i en
marcha. El propio vigor de los i m p u l sos o r i g i n a l e s que l o han c a u­
sado son, en parte, los que determinan también el desconcierto
que lo acom p aña en sus p rimeros pasos. La vi n cu l a c i c'm cada vez
m ;ís intensa de las r eg i o ne s y p r o v i n c i as d e l Perú e n t re sí y d e l país
con el mundo, son la causa del cambio. Ya A n t one l l o Gerb i anota­
ba con toda claridad en 1 94 1 : "De otro lado, precisamente aquí
res i d e uno d e los p r i n c i p a le s mo tivos de i n terés del Perú m o d e rno,
s,e ob s er v a de m a n era clara y e n gra n esca l a e l com i e nz o o rg<i n i co
de una nación a través del acercamiento, l a integración r ecí p r oc a ,
la f 11sión y m ín i m os cen t ros q ue d r m111 t e siglos h a n
de peq u e 1i os
jJermanecido ex t raiíos e n t re sí. Bajo el impulso d e l o s nueYos me­
dios de c o m u n i c a c i ón y ele la mayor com p l ej i d a d de las relaciones
económicas resul tantes, las poblaciones del Perú se mueyen y se
acercan, así como las gotitas de mercurio derramadas encima de un
p l a n o t i e n d e n a r e u n i r se y a g reg a rse a p e n a s el p l a no es s a rn d i do
e indinado." J :J

Estos i m pu l sos originales, q ue no han de cesar y se i n te n s i fi c a nín


por la reacción que sobre el los ej ercen sus p ropio s resultados (la
di námica d e causa y efecto), conducen e l Perú hacia una n ueva u ni­
dad, la cu a l será tan p r ofu n d a y múl tiple como la a n tigu a Esta . _

tesis, susten tada ya por Basaclre, con inteligencia y no b l e p a s i ó n,


ser;'t l a el e cualquier otro que analice el Perú con la serenidad y
el fervor que mueven a todo hombre dedicado al es tudi o por fuer­
za del espíritu y n o de las circunstancias, cualquiera que sea el
método que e l ija para su empresa.

13 OJ1. cit., p . ·1 9.
NOTAS ELEMENTALES SOBRE EL ARTE POPULAR
RELIGIOSO Y LA CULTURA MESTIZA DE HUAMANGA •

I. LA FUNDACIÓN DE LA. CIUDAD DE HUAMANG A Y SU ÁREA DE


I N FLUENCIA

La fu ndación el e ciudades por los españoles en e l Imperio incaico


se realizó en función de la viej a historia de los grandes centros po­
blados del Perú an t iguo. Las ciudades coloniales fueron, por tal
causa, nuevos estratos, nuevos c e ntros asentados sobre muchos otros
que, a su vez, en los siglos pasados constituyeron núcleos renovados
de la vida humana en estos territorios.
Con certera visión política y militar los conquistadores se apode­
raron de los centros vitales del Imperio que habían sido centros de
culturas aún mucho más antiguas que la incaica. Cada una de estas
c iu d a d e5 se convi rtió lue g o en foco de di fusión de la cu l tura euro·
pea y de la dominación política española.
Las ciudades españolas fundadas en el antigu o Perú recién con­
q u i s � a d o t u v i e ro n de este m od o un ra d i o el e acción, un área de in­
fluencia, casi exactamente superpuesta a la de las ciudades anti­
gu as. La técn ica de comunicaciones que poseían los conquistadores
no era suficientemente super.i or a la de los an tiguos peruanos como
para causar una nueva estructura geopolítica del Imperio , para pro­
vocar una revolución en este sentido. Los centros de difusión y las
áreas de influencia de las importantes ciudades españolas sig u i e­
ron ca s i e x a c t a m e n t e la co n fi g u r a ci ó n de l a e s t r u c t u ra po l í t i co-cu l ­
tural del Imperio. Una c o nfigur a ción determinada fundamental­
mente por la naturaleza física del terri torio.
Las ciudades españolas de la costa y de la sierra, incluso la pro­
pia c a p i tal , se fundaron j unto a las c i u d ades antiguas imp o rtantes
del Imperio o sobre e l las : P i ur a , Tru j i l l o, Caj amarca, H u a r a z,
Chi ncha, lea, Jauj a, Huamanga, Arequipa y Cuzco, para no citar
sino a la5 a c tua l es ciudades peruanas. En tanto que las ciudades
costeñas difundieron e impusieron la cultura occid enta l a lo largo
• Este fu e p r e s e n t a do al primer Congreso de P e r uanis t a s reunido
trabajo
en L i m a , en 1 95 1 ,
con m otivo de la c e l e b ra ci ón del cua rto cen ten ario de la
U n iversidad de San Marcos. Ha sido revisado por el autor. La ciudad de Hua·
ma nga se l lama Ayacucho por ley d e l a República. Se usa indistintamente
am bos nombres. Los i n d ios la s i g u e n llamando Huamanga.

[ 1 4 8]
LA C U LT U R A M ESTIZA D E I I U A M A N G A 149

de los valles, en sentido transversal -como en el antiguo Perú-;


las ciudades andinas ejercieron su influencia longitudinalmente.
Las comunicaciones de la costa con la sierra, las rutas de inter­
cambio económico y cultural, así como las de carácter militar, fu e­
ron durante la Colonia las mismas que en el Imperio incaico. La
navegación a vela desempeñó un papel decisivo en las comunicacio­
nes intercontinentales, pero su influencia interna no fue tan deter­
minante. Las rutas de penetración de la costa a la sierra no pu­
dieron ser mejoradas por la colonización española. La utilización
del ganado caballar aumentó el volumen, la densidad de la . carga
transportabl e, pero el incremento de la rapidez, aunque muy im­
portante, no tuvo caracteres revolucionarios. Hasta principios del
presente siglo los medios de transporte siguieron siendo lentísimos.
La primera vez que hice un viaje a la costa, desde una provincia
relativamente próxima al mar, como Lucanas, en 1 9 1 8, demoré 7
días en llegar al puerto de Lomas; y los preparativos para el viaje,
en mi casa, duraron cerca de un mes.
La causa inmediata que determinó la fundación de la ciudad de
Huamanga fue de carácter militar� Pero la amenaza que surgió, en
la zona central andina contra el dominio español recién establ e­
cido, no se debió a razones exclusivamente estratégicas. Tenía un
fundamento mucho más vasto. Manco Inca se retiró a esa región
porque estaba densamente poblada, tenía suficientes recursos eco­
nómicos y era la única en la que los conquistadores no habían fun­
dado un centro de colonización y de dominio político y militar. La
fundación de Huamanga obedeció, por eso,· en lo sustancial, a cau­
sas de todo orden. Tuvo los caracteres de una fundación acertada
y tan importante como las de las otras ciudades principales de la
Colonia.
En la antigüedad prehistórica se había desarrollado en la misma
zona de Huamanga una cultura muy importante cuyo centro prin­
cipal, Wari, no ha sido aún suficientemente bien estudiado, pero·
cuya extensa influencia cultural ha sido reconocida y demostrada
· por las exploraciones arqueológicas realizadas en la citada región
por Tello y Benett. En el período incaico estuvo poblada por los
pokras que formaron con los chankas y wankas u na confederación
mil i tar que constituyó la más poderosa fuerza militar que se opuso
a la expansión del Imperio.
Los descendientes contemporáneos de los wankawillkas (consi­
derados como parte de la _nación wanka), actual es pobladores del
departamento de Huancavelica, hablan un quechua en todo seme­
jante al de los pokras y chankas. La influencia de los chankas se ex­
tendía hasta la antigua región Rukana (provincias de Lucanas y
1 50 LA C U LT U RA M EST I Z A IJ E H U A l\I A l\' G A

P a ri na coch a s) . En l a a c t u a l i d a d e s t a v a sta r egi ón consti tuye toda·


vía u n a especie de nacional idad cuyos v í ncul os culturales, o uni·
dad cultural , aparecen ev i denci ados en l a u n i d a d de la l en g u a y
de l folklore, especialmente del fo l k l or e musical.
La u n idad l i n g üí s t i c a de l os ch ankas, p o kr a s wankawi llkas y
ru k : m ;i s h a co n t i n u a d o hasta n u e s tros d í a s . El q u e c h u a q u e h a b l a n
e 5 t os p u e b l o s e s e l m ismo y se d i fere nc i a nítidamente tanto del
wanka qu e se habla e n la r eg i ó n del Alto Mantaro como de l que­
clrna cuzqueño cuya i n fl ue n ci a l l eg a hasta la p r o v i n c i a de Aban·
cay. N o e x iste n e n el quechua h a bla d o por los cuatro grupos a
q u e nos re fe r i m o s s i n o d o s fonemas sin representació n e n el alfa­
beto castellano, los que actualmente se e scriben con la s si g ui ent es
grafías: ce o k' o q (K'ayay, llamar; K'ak'a, precipicio, qero, tron­
co), y la sem ivocal que se representa p o r la le t ra w (wantuy, car­
gar, w i t u , m o ch o ). E n el q u ech u a cuzqueño l o s l i ng ü i s t a s c o n s i­
deran hasta cloce fo n e m a s orig i nales:

R ev ista
Lira M.idden dorf Tradición

Ch' Ch' c' - d1


k' K' Q
'K K' Q'
Kh 'K Qh
Kk K K
Kkh 'K Kh
p' P' p•
Ph 'P Ph
Sch 'Ch
T' T' T'
Th "T T'

El wanka se d i ferencia nítidamente de este q u e ch u a por la con­


v er s ió n de la r en l y u n a a pr e c i a b le cantidad de p a l abr as or i g i n a ­

les. Así Wak'r a (cuerno) se convi erte en Wakla; Rinre (Oreja)


en l i n l e, c t e. En tan to que es s ie m p r e i n t e lig i b l e para el qu e ch ua
c h a n k a , p o kr a , o rn k a n a , el q u ec h u a cuzq u e fi o ; e l w a n k a no es i n­
t el igi b l e ; l a d i ferencia d i a lectal es m uch o mayor en este ca s o .
La cultura e sp a ñ o la difundida sob re los cu atro pueblos antiguos
r e ci bi ó n ecesari amente la i n f l u e n c i a de la pers o n al i da d de e s t os
cu atro p u eb los . Por otro lado, y au n q u e no se ha i nve st i g ado aún
l a s causas que d i fer e nci a ro n la p ro pi a cul tura e sp a ñ ol a difundida
desde H u a m a n g a, de la que tuvo como centro ciudades como Cuz­
co, H u araz y Caj amarca; e s t a d i ferencia, de carácter, estilo o re-
LA CULTURA MESTIZA D E HUAMANGA 151

g i o n a l i s mo existió y existe a ú n . Tal di ferencia s e hace p a t e n te prin­


,

cipalmente en la arqui tectura civil y en el arte religioso popular.


Pío !\fax Medina, en su libro l\fonumen t os co lon i a les de H 1 1 a m a 11-
ga, afirma lo siguiente :

No se tra ta, por supuesto, únicamente de las diferencias regionales im­


presas por los ma teriales .de construcción, las cuales, en ciertos casos, in­
fluyen de manera i mp or t an te en el estilo de · 1a arquitectura, puesto que
la concepción de l a s fo rmas se real iza n ecesariamen t e en fu nción de los
ma teriales fundamentales con los cuales ha de realizarse la obra. Aún
más, e l carácter origi n a l de la a rqui t e c t ura c o l o n i al h u ama n g u i n a tam­
poco p a r e c e ser sólo el r e s u l ta d o d e la ad a pt a c i ón de las fo r ma s a l cli ma
y al p a isa j e . L a s dos c i r c u n s t a n c i a s i n fl u yeron d e mane ra n o table, pero, a l
parecer modelando formas preconcebidas.

Estas formas no sólo rigi e ron la arquitectura señor ial d e Hua­


ma nga s i no, y co n e l m ismo rigor, l a a r q u i tectura p o p u l a r. En l a s
fotografías que ilustran este artículo podrá encontrarse una prue­
ba obj etiva de la unidad de la arquitectura popular en la inmensa
área de influencia de Huamanga.
Las viviendas que he observado personalmente en las provi ncias
de La Mar, Cangalla, Víctor Fajardo, San Miguel, Parinacochas,
Andahuaylas y Tayacaj a son exactamente iguales que éstas de los
barrios de Huamanga. Debo advertir que por circunstancias espe·
dales he tenido la suerte de vivir en todas estas provincias.
La superposición del área de influencia hispanizante de Hua­
manga sobre el de la antigua confederación Chanka puede com­
probarse además en dos aspectos del arte popular de orig e n his p á­
nico: la danza de las tijeras (dansak' en la denominación quechua)
y la característica y especialísima ornamentación de los tronos en
que son paseados, durante las procesiones, las imágenes de los san­
tos católicos.
El danzante de tij eras fue introducido al Perú por los españoles;
muy antiguos mates b urilados lo describen con una indumentaria
hispánica inconfundible que se ha conservado. La denominación
quechua de este bailarín constituye una muestr a típica de las pala­
bras mixtas (raíz quechua y terminación española), que el indio
se vio obligado a crear para nombrar los elementos traídos por los
esp a ñ oles e i ncorporados l u ego a l acervo de s u p r o p i a cu l t ur a . La
terminación k' forma el participio activo: Dansak' significa dan­
zarín o danzante. El Dansak', o danzante de tij eras, tiene u n área
actual que corresponde casi exactamente a los límites del antiguo
obispado de Huamanga.
La ornamentación de las andas con cenefas y aparatos de cera
' ·-' -,, L,\ C U LT U I U \ 1 EST I Z :\ D E J J l! , \ i\ ! A :\" G A

es o t ro e l e me n to c u ya área c o rr es po n d e a la d e la e x pa ns ió n h i s p á ­

nica regio n a l d i fu n d i d a desde l a ciudad de Hu am anga. Es intere­


sante y de mucha i m p or t a n ci a hacer constar que se tra ta de una
form a de ornamentación no a l terada por me s t i z os e indios, quiene¡
h a n r e s p e t a ( l o celosa men te la tradición colonial e n este aspecto.
La s i m á g e n e s d e l o s san tos, cuyas andas corren al cuidado de la
c l a s e seii or i a l de H uamanga , son s acadas en p roces ión en andas de
t i po c¡ u e pud r ía m os de n om i n a r "moderno". Lo m ismo ocurre con
fa , a n d a s c r 1 1T e \ p o n d i c 1 1 t e s a l a s i 1 r ní g e n e s q u e son d e la de v o c i ó n ele
f ;i s d ;i �c s " c l c \ · a d a \ · · e n l a s c a p i t a l es de p ro v i n c i a s , las cu a les salen
e n proces i ü n � o b r e a n d a s d e m a d e r a adornadas de telas y flores.
Pero l a s a ndas de forma piramidal de muchos pisos, marcados
por anchas cenefas y filos de ceras delgadas y puntiagudas, andas
en cuyas aristas y naciendo s iempre de l a base de los pisos -mar­
cados por filas de velas- se colocan barrocos a paratos de cera re­
prese n ta n d o hoj a s , flores, aves y ángeles fan tásticos, son andas ca­
racter íst i ca s y d i fe r e n c i a n tes del área qu e llamaríamos Huamanga­
\ '.'a n k a \\' i l l k a - P o k ra - C h a n k a - R u k a n a .
Creemos que est a área está bien delim i tada por elemen tos cul­
tural es t a n t o a n t i guos como de o r i g en colon ial; la mi sma forma
d i alectal d e l q u e c h u a , u n a notable unidad fol klórica musical - a u n­
q u e de e n t r a ií a a sa z ,·a r i a d a por a ce n tos p r o \· i n c i a l es- ; u n a a r q u i ­
t e c t u ra p o p u l a r de proceden ci a hispánica, pero muy acl imatada,
c u y a ca racterís t i c a 1rnís s o b r e sal i e nte es el amplio corredor cuyo
t ec h <J a p a rece � o s te n i d o p o r c o l u m n a s de m a d e r a de b a se d e p i e d ra
d e d i s e 1i o y fo r m a m u y c a r a c ter ísticos ( F i g. � ) ; e l d a n z a nt e de t i ­
j e r a s (Figs. 5 y 6 ) ; las a n d a s ornadas d e cen e fas y a paratos m u y
h ; 1 1 rocos d e 1 cr a ( F i g s . 3 y 'J.l .
Esta á r e a f o r m a d a , como ya d ij imos, sobre l a b ase de los víncu­
los culturales g u e u n ían a los wankawillkas, pokras, chankas y ru­
k a n a s , es t á s i en d o ahora rápidamente d i sgr egad a por la i n fluen­
c i a d e l a � n u e v a s r u t a s y me<l i os revo l u c i o n a r i o s d e transportl'.!. El
asentam i e n to su perpuesto de los focos de di fusión cultural hispá­
n i co sobre los ant iguos cen tros que cumpl ieron el mismo papel en
la antigüC'dad peru a n a produj o, al mismo tiempo, una clara super­
posición de áreas o, mej or d icho, el mantenimiento de las a n t i gu a s
áreas cul t urales.
Las carreteras están causando u n nuevo ordenamiento de los
vínculos económicos y, por tanto, de los vínculos culturales. El
área que bien podemos determinar antigua, Huamanga-Chanka,
e s t á s i e n d o g o l p e a d a por dos n uevos y pod erosos focos de d i fu s i ó n de
t i p os de c u l t u r a d i fe re n tes : I-I u a n ca yo, y N a zca-L i m a. E n t a n t o 'l u c
J a -; pro v i n c i a s d e 1-I u a n c a v c l i c a y l a prop i a I-I u a manga están s u [r i e n -
LA CULTU RA MESTIZA DE I-IUAMANGA 1 53

do la i nfluencia penetrante de la mestiza H u ancayo; las provincias


de P a r i n a cocha s y Lu c a n as ( t oda l a r eg ió n r u k a n a a n tig u a ), han
ca ído def i n i tivamente en e l ;írea de influencia de N a zca, a t ravés
d e l a cual opera Lim a ; y de este modo se está creando un n uevo
t i po d e f u s i ó n en e l Perí1 .
El e s ple nd or col onial d e la ciudad de H ua m ang a puede a ú n ser
contemplado. El p ai s aj e , el clima, los abundantes materiales de
constru cción, la excelencia de l a mano de obra, dieron a los espa­
iioles todos los elemen tos necesarios para construir la magnífica, se­
rena y l u m i n o s a ciudad seiiorial que hoy agoniza. Desde Cieza , el
pr i mer hombre de letras que l a visi tó, hasta Riva Agüero, n i ngún
hombre que manej ó la pluma y que vio H u a m ang a, p u d o resistir
el i rren unciable i mpulso d e descri birla y exaltarla.
l\I uy cas tiza, rodeada de un panorama e xcepcionalmen te manso
y acari ci ador -no l a rodean montañas adustas o tempestuosas-,
sobre tierr a fecunda, en la cual todos los árboles frutales de clima
c;í l iclo y tem p l a do pro l i feraron ávidamente, Hu amanga se convi r­
t i c'i , a poro ele su fu n dación, en asi e n to el e nobles y o p u l e n t o s
coloni zadores, en ciudad p r i nci p a l e importante. Cieza y Montesi­
n os la describen admira tivamente.
Varias causas , de orden económico, po l ít i c o y cu l t ura l , convier­
ten a Huamanga en ciudad principal de la Colonia.
La inmediata necesi dad m i l itar que determinó la fundación de
l a ciudad se debió a l a i mportancia económica, política y estraté­
g i c a del s i t i o y de la r e g i ón. Esta importanci a se acrecentó de ma­
n e ra in cesa n te durante l o s tres primeros siglos de l a Coloni a.

La zona de Huamanga fue i nt e n samen t e explotada. En l os valles


dt l i d m . 1 1 1 u y p n'i x i m o s ; 1 la c i uda d , s e pla n t a ro n ex tensos \º Í ií c d o s
-se a firma que fueron l a s primeras plantaciones que se hici eron
en e l Perú. E l t r i go fue i g u a lm e n te muy b i en cu l t i v a d o e n l a s t i e ­
rra s tem pl adas y frías. Los árboles frutales se acl imataron espléndi­
da men te. Con la llegad a d e los j es u i tas , toda l a actividad económi­
ca d e la zona de l a ciudad se incrementó de manera aún más in­
tensa. Los jesui tas f u n d a ron obra j es importa n tes. La explotación
m i nera no alcanzó - fe l i z m ent e - u n alto nivel, aniquilador de Ja
población nativa, aunque p ro d uj o l o su ficiente corno para contri­
buir a l a opulenci a de l a arquitectura religiosa y civil.
A l a producción agrícola e indus t r i a l que dieron intenso mo­
vimiento a la ci udad había que agr egar la que le impartía su si tua­
ción de gran centro de tránsito a lo largo de la fundamental ruta
del V ir re i n a to , L i m a-Cuzco.
La independencia y e l e sp l en d o r económico de la ciudad se refle­
j aron en las hermosas obras de arqu itectura y en el florecimiento
154 LA C U LT U R A M EST IZA D E Il l' A M A N G A

de las artes, de l a s let r a s y de la edu cac ió n . Los j esuit a s fundaron


un C o l e g i o , e l obispo Casli l l a y Z a m o ra c o n s i g u ió la c re ac i ó n de
la U n i versidad de S a n Cristóbal, y Huamanga conservó hasta hace
s o l a m e nte u nos 40 años su im p o rt a n c ia de c en tro de actividad li te­
raria y p e r i o d í s t i ca .
La m a yo r ía d e los cu adros valiosos que a t'm e x i st e n en las igle­
sias de la c i u d a d de H u a m a nga p e r te n e ce n a las Escuelas de C u zco
y Q u i t o . El D r . Pío l\fax Medina, único historiador que ha inves­
ti g a d o c o n d e te n i m i e n to el arte a y a c u ch a n o , considera que existió
una escuela d e Hu a m a n g a , que no alcanzó l a p er f e cc i ó n n i m u ch o
m e n os l a i m p or t a n c i a de l a del C u zco.
Los p i n t o res de Huaman g a tu v i e r o n s u ficient e demanda en la
extensís i m a área de i n f l u e n ci a de l a ciudad. Los p i nto r e s y escul­
t o re s , mucho más q ue los artesanos de otras especialidades, t uv ier o n
que a d a p t a r s e a l a s d i feren tes c l ases de cliemela. H u b o y aún q u e­
da e l reflujo de e s t a d i ferenciación, tres cl ases de clientela: los
es p a ñ o l e s , los m e s t i zos y l os i n d i os .
Lentamente, a m ed i d a que la catequización s e h a d a entrañable,
l a s dos ú l timas clases crearon a sus p ro p io s artistas. Probablemente
en n i n g u n a c i u d a d se r ea l izó tal estra tificación en las artes con ma­
yor n i t i d e z q u e e n I I u a m a nga. Esa d i ferenci a c i ó n e s p e c í f i ca s u b s i s te
t o d a da , a u n q u e l a n a t ur a leza e l e l a p ro d u cc i c ' . m de l a s dos ú l t i m a s
c l a se s d e a r t i s t a s e s t á s i e n d o lra n s fo r m a d a por el rad ical cam bio
d e l a n a t u r a l e z a d e l a d e m a n d a . E l r ;í p i d o y p ro fu n do ca m b i o d e l
c a rá c t e r y dest i no de la d e m a n d a e s t ;Í c a u s a n d o un tras t o r n o e n
l a p ro p i a m e n t a l i d a d y c u l t u r a e l e l o s a rt í f ices. C o n s i deramos 1 o n : o
de la m a yor i m po r t a 1 1 < i a 1 .1 rea l i z a c i <'> n e l e 1 1 1 1 d e t e n i d o e s t u d i o d e
c � l c c a m b i o , e l c u a l h a s i d o s u m a r i a m e n te o1J�crvado por el rnscr i LO.

La a p a n c 10 11 d e l mestizo e stuvo cond i c i o n ad a, además, y funda­


me n t a l m e n t e , por causas de orden ec o nó m i c o . El indio que apren­
día el id i o m a caste l l ano, en r a zó n de la u rg e n c ia que el coloniza­
dor tenía de formar u n grupo de hombres nativos que le entendie­
ran y l e si rvieran p a ra administrar a la inmensa multi tud c o n qu i s­
t a d a , se c o n v e r t í a en h o m b r e distinto del indio. La t r an s fo r m a c i ón
sufrida en v i r t u d d e l a a d a p t a c ió n necesa r i a para el cumplimiento
d el importante papel de in termediari o hacía de él un hombre, asi­
mismo, i n t e r m e d i o . D eb í a c omp re n d e r, o sea p a rti c i p ar , de los in­
centivos de la vida, de la cultura del e s p año l ; pero d e n tr o de los
lími tes que ce rc ab an al siervo, quien , además de la i n feriori d a d
de su n a c i m ie n t o, debía sufrir, e n este caso, l a a gr e s ión de los per­
j uicios raci a l es de los d o s p o l o s o p u es t o s : i n d i o s y es p a ño le s .
LA C U LT U R A MEST IZA DE H U A M A N G A 155

El pape l del mestizo en l a difusión de algunos otros órdenes de


la cul tura hi sp;\nica fu e ta n i m port a n te como el que desem peñó
en la economía. Tardó en aparecer u na clien tela, una m a s a mesti­
za con necesidades propias. Durante m u cho tiempo el mestizo fue
sólo u n i nstrumento. E n lo que se refiere a las artes rel igios a s se ,

con v i r t ió en u n i nstru men to sumame nt e i m p o r t a n t e .

Hua m a n ga equipó los millares de ca p illas e igles i as de l a inmen­


sa zona de la antigua confederación chanka. D urante mi niñez asis­
tí, en un pueblo de la provincia de Lucanas, a la despedida que l e
h i c i e ro n a la com isión q u e viaj ó a Ayacucho para traer un a ima­
g en de San J uan. E l viaj e duraba entonces seis días.
Dos barrios de. Huam a nga , los más poblados, se dedicaron por
en tero a la profesión del arrieraje, por cuenta propia. Los hombre s
de K'armenk' a y de San Juan, siempre acompañados de sus muje­
res, recorrían d urante el año completo todas las provincias que ocu­
pan la gran región tantas veces ci tada. Vendían, principalmente,
toda clase de obj etos de tipo rel igioso. Este negocio ha decaído mu­
cho desde hace u nos treinta años. Los k' armenk' a siguen siendo
viajeros, pero l a mercancía para e l servicio del culto católico ha
baj ado al límite extremo y no tardará en e x ti n g u i rse por completo.
E l mestizo escu l tor p i ntor ("escúl tor" J o s denominan en Hua­
m anga) desempeñó a la l arga un papel mucho más i ndependiente
que el sirviente, o el capa taz de hacienda; su propia profesión hizo
de él un i ndividuo económicamente no dependiente de la clase
seiíorial. Aprendieron de los m aestros espaiíoles la técnica del ofi­
cio, y aplicaron después esa técnica en forma original y l ibre. Crea­
ron el vasto mundo del arte religioso popular peruano, que es u n
mundo nuevo.
Ex iste aún en J a c i u d a d tle Hu ama nga un e s c ú l t or d e éstos,
" "

p ro d u c t o represen ta tivo del cato l i cim10 mes tizo ( i n docr i s t i a no\ q u e


es una versión origina l d e l catolicismo.
El "escúltor" a que me refiero representa el tipo ej emp lar del
mestizo formado en las importan tes ciudades fundadas por los es­
paiíoles en l a si err a peruana. Se trata de un producto i ndoespañol
e n quien no han inlluido otros elementos que los tradicionales d e
ambas culturas.

II. EL "ESCÚLTOR" DON JOAQ U Í N LÓPEZ Y LA C U LTURA l\ I EST I Z A

Don Joaquín López era un "escúl tor" dedicado a la producción de


arte religioso pop u l a r ; en la a c t ua l i d a d p r o d u ce al m i s m o t i empo
1 5 1i LA C U LT U RA l\mST I Z A D E I I U A J\1.-\ :'\ G A

p a ra u n a c l i e n t e l a n u e va , a parecida e n los t'i l t i mos q u i n ce a ñ o s ; los


a m a n tes d el arte popular peruano, n acionales y extranjeros. La nue­
\'a c l i c n lc l a h a i n d u c i d o a don J o a q u í n , como a J os de má s "escú l­
tor" d e H u am a nga, a trabaj ar de "o tro modo". Ningún artist a p o­
p u l a r d e H u a m a n ga ha m a n tenido su eq u i l i brio, su integri d ad cul­
r u ra I, nJ m o don .J o a q u ín , ;m t e Ja i n fl u e n c i a pe r 1 u rbadora del cam·
b i o ele la dema n d a .
S e t r a t a d e l caso d e u n a r t i s t a en quien se m uestran, p o r el m i s­
mo hecho d e su c a l i d a d perso n a l , l a s virtudes características de los
h o m bres d e su c u l t u ra . Decimos " v irt udes" por deno minar normas
ele c o n d u c t a , a j u s t e armon i oso de tales norm as. adecuación plena
i n t e r i or y p d c t i c a , a las trad i c i o nes q ue rigen la comunidad a l a
c u a 1 p e r t e n ece.

1 le c � t u r l i a d o s u m a r i a m e n t e el ca so d e l os och o escul tores p i n tores


popu l :i re� q u e aú n t ra b a j a n e n H u amanga.
E l o f i r: i o e l e "escú l tor" h a b ía l l ega do e n los l d ti m os d i ez años a
su c r e p ú ;; c u l o . Los c a rr n e nk' i n os ya no sol i c i tab a n "San l\farcos",

ni "Sa n A n lo n i os" , n i "Sa n to l i n os", n i mucho m enos i m ágenes de


m a y n r t a m ;1 1i o . p a r a º J c 1·a r l a .� e n ca l i d a d de merca ncía a l o s p u e b l os
c l cl depa r t a m en to y d e l os d ep;1 rtam e n tos veci nos, A p u rímac, H u an­
ca ,· e l i c a y p a r te d e Arec¡ u i pa.1 Estos " v i aj eros" ped ía n por docena s
a los " e s c ú l tor" l as obras d e su art e . Cambiaban las urnas y l os
s a n t o r; por g a n a d o de todo t i po, espec i a l m e n te por chivatos, m uy
preci a d o s para l a cu r t i e m bre, y por toda clase de productos agrí co­
l a � . l . r h "e ;1 1 1 1 1 r· 1 1 k º i 1 1 o s " pa rt í ; 1 1 1 ele 1 f u a 1 1 1 a 1 1 g a en gra n el es tropas,
como para e m p r e n d e r muy l a rgas y cos lmas exped ici ones.
Don J o a q u í n Lc)pez trabaj a ba para e l los d urante tod o el año.
i\ o rca l i 1 a ba , s i n emba rgo, sus obras con l a mentalid a d d e u n arte­
� a n o c o m ú n . !\ l od c l a b a l a s i m :ígencs, gra n el es y pe q u e ñ a s , con fer­
vor rel igi oso. C u a re n t a a ñ o s de pr;í c t i ca 1 1 0 h a n a pagado es ta de­
Yocic'Jn ( ¡ u e es e l [ruto de s u i ntensísima fe cató l i ca . Refiriéndose
a su m a c � r ra . d ml ; 1 :\ l a n u c l ;: ;\ J om e l l a n o . ; 1 lJ u e l a m a te r n a d e l ar­

t i s t a , nos d i j o : " Er a rel i gi osa, honrada, conoci da , b u e n a" , y agregó


e n 1 1 u c c.h u a : "J h a 1 1 a k pach a p i m k u n a nk' a tiaku c hka n , tranqu i l a . "
( " H o y e s t ;í s rn t a d a en e l c i e l o , tra n q u i la").
1 C11 a 1 1 d o l :i p i 1 1 1 0 1 a ,. c o k c ci o 1 1 i , 1 � . \ ! i d a l1 1 1 s t ; 1 1n a n lc ,· i a j ó a A F1 c 1 1 r h o l' ! I
l !l:l i . rn rn i � i ó n o f i c i a l , p ara a c l q u i r i r m 1 1 cs t r a s d e a rle popu l a r dest i n a d a s a
u n a ex po< i c i ó n i n t c rn a c i or w l , n o c n nm l r ó un sólo "San l\Iarcos" en la c i u d a d
n i t u Yo n o t i c i a s d e l a c x i q e n c i a d e estos objetos. F u e ya en 1 9·1 3, c u a n d o d i s ­
po11 i r ' 11 d o l" ' ' ª ,.e7. di: m :í s t i em po. rcco¡� i <i i n fo n u a c i o n c < sobre el "c,cli l t u r "
J o a q u í n Lópe7., c o n oció a l a r t i s t a y l e e n c a rgó l a con fe c c i ó n d e l o s primeros
r e t a b l o s que t i e n e en s u colecc i ó n .
LA C U LT U RA MESTIZA D E HUAMANGA 157

Mu chos signos externos parecen demostrar que el catolicismo de


tipo colonial ha sobrevivido en H u am a n ga conservando al gunas
características ya perdidas en otras ciudades importantes de la sie­
rra y a u n en a lguna� de las p rov i n c i a s del mismo dep a r t a m e nt o
ele Aya c u ch o .

H u a m a n g a fue obra e s p a ñ o l a , mucho más que las otras ciudades


i m p o rt a n t e s de l a sierra peruana, como Cuzco, C aj am a r c a y Hua­
raz. La a r q u it e c t u ra y el a m bi e nte total del ba r ri o central de la
c i udad es c a s t i z o ,
de u n carácter h i s p á n i c o penetra n te, tod a v í a p ro­
fu ndo. El traj e de l a s mestizas h u a ma n g uinas y la especialfsima y
a i rosa figura que tal vestido les i m pri m e , transmite la sensación
viva el e cómo l o h i s p ;í n i co i m p ri m i ó su sello en l a cu l tura ele l o s
ind ios que se vi e ron p r eci sa d o s a vivir junto a los colonizadores,
c o n un dom i n i o, con una c a p a c i d ad de conversión mucho mayor
q u e e n o tras c i u dades serranas del Perú.
La cateq u i zación de los in d i o s q ue t o m a r o n a su s e rv i c i o los ve­
c i nos e s p a ñ o l e s de H u a m a ng a debió ser más rápida y e n t r a ñ a b l e .
E n la a c t u a l i d a d , l a s fiestas re l i gi os a s de l os b a rr i o s qu e r o d ea n el
c e n tro d e l a ci u d a d a l canza n t o d a v í a u n es p lendor e x t r a ord i n a r i o .
La v i g or o s a re li g i os i d a d d e los barrios i n f l uy e sobre el centro. E n
el se c to r q ue p o d í a m o s denom i n a r se1ioria l o m isti de H u a m a nga
s e l l ev a , asi m i smo, u n a v i d a ap a r e n te m en t e recatada y ele ti p o con­
v e n t u a l . Las s e ñ o r i t as , como e n la é p o ca colonial, no s a l e n a la
calle. Va n a m isa y a hacer vis i t a s siempre acompañadas.
,

T a n t o en l os barrios como en el sector señorial, el catolicismo


conservado s eg t'm l a trad ición del t i p o de cultura de cada uno de
estos secto res, está s u friendo e l i m p a c to de fuerzas disgr egantes.
E n cu a n t o al c u m p l i m i e n t o de l a s n o r m a s catól icas de la v i d a
p r i v a d a por p a r t e d e la clase señorial, se han producido r epe t i d o s
h echos que d e m u e s tr an que t a l respeto no es ya u n ac t o volunta­
rio, sino e l fruto del c o n t r o l social qu e parece h a b e r l l e gad o al l í­
m i te de su eficacia.
Los cambios de esta esp e c ie en los estratos mestizos e indios se
rea l i z;i n con menores con fli ctos; porq ue s i b i en e l aj uste de las
n o rm a s es m;ís f i r m e , el a b a n d o n o el e pr;í c t i c as q u e resu l t a n i nú­
t ile s y que han . d ej a d o de ser funci o na les se realizan de m ane ra
,

más d irecta.
Ya e x p u s i m o s cómo la d esv i a c i ó n de l a s rutas de comunicación
l o n g i t u d i n a l del p a í s h a n dej ad o a H u a m a n g a en el a is l a m i e n to.
C u a n d o se a br i ó l a carre tera de H u a nc a y o a H u a m a n g a , e 1 1 1 92'! ,
se supuso q u e l a v i d a de A y a c u c h o se rev i t a l i z a r í a . P er o , a p oco, se
c o n s t r u y ó la c a rr e t e ra L i m a- N a z c a - P u q 11 io-Ab a 1 1 ca y - C u zco, q t t e v o l ­
v i ó a d ej a r rel eg a d a a la c i u d a d .
158 L A C U LT U R A M EST I Z A D E I I U A l\ I A f\ G A

Las restri c c i o n es d ictadas por l a m etrópo l i durante l a Colonia;


las gu erras de l a i n dependencia, después, y, finalment e , las fábri­
cas tex t i les m odernas de Lima, Huancayo y Cuzco, hicieron des­
a parecer los obrajes; quedó sólo como un rezago, merced a la clien­
tela ind i a y mestiza, el grupo de tej e dores del barr i o de Santa Ana,
que se dedican a fabricar frazadas. La n avegación a vapor desvió
tocio e l t rá ns i to h ;i c i a el m ;i r. Los d e p a r t ;i m e n tos de P u n o , Cuzco
y au n Apurímac y las provi n c i a s del su r de Ayacucho, � e com u n i­
caron, desde e n tonces, con Lima y con el mundo exterior, a través
d e los p n ertos. H u a m a n g a c¡uedó a i s l a d a , v u e l t a sobre s í m i sm a ,
desenvolviéndose lentamente a l i m pulso c a d a vez más déb i l de su
pro p h Y i d a i n r er i o r en l a c u a 1 sólo a c t ua b a n l a s i 1wa r i a bles 1 u e r·
zas en confl i c to y síntesis: lo español y lo indio.

Don Joaquín López An tay pertenecía a una famil i a en troncad a con


nom bres e� p a fi o l c s q u e se remon t a n a los de sus b i s a b uelos pa ter­
nos; por parte d e m adre es i nd i o, pero n o indi o común (llutan
ru n a ) , s i n o peq 1 1 e íi o propietario de tierras (a l l i n runa). Aprendió
e l o f i cio de "escúl tor", de su abuela materna, Manuela Momellano
d e A n t a y. E l a b u e l o Antay pra c t i caba un o [ i ci o d e m a yor ca tego­
ría , a un q u e conocía el de p i n tor y escu l tor. El abuel o A n t a y era
f a b r i c ; m t e d e " K ' o l lk' e Li b ro ' ' ( l i b ro d e pl a t a ) , l ;í m i n a s e l e e n c h a­
p a r. m u l t i co l ores, q u e a p l icaba t a n t o a los co fres corn o al ornamen­
to d e los a para tos de cera . Esteban An tay fu e el ú l timo artesano
q u e e n tendió d e este o fi cio. Con un egoísmo que todos los "es cúl­
tor" con q u i enes h a b l é en Huamanga, cal i fi c ; m de "endemoni ado",
A n t ay trabaj a b a de n oche, e n cerrado en una hab i tació n. Murió sin
d e j a r u n •olo d i sc í p u l o .
Don J oaqu ín estudió hasta e l s egundo año de pri maria. Ingresó
a la escuela a la edad de 1 2 años. Luego, a los 1 5, entró a trabaj ar
en el taller de su abuela.
Su j uego i n fa n t i l fa vori t o fue el de la com e t a . Como era m u y po­
bre s e asociaba c o n otro n i li o para com prar e l ma teri a l . C a d a u no
ci a b a d i ez cen t a vos. Y fabri c a b a n com etas " J s c a y u y a · · (de t1 o s c a r a s o
fren tes), co n luz. Amarraban a l a cola de l a cometa u n farol "chi­
q u i t i to" ilumi nado con vel a de sebo. Elevaban las cometas, de no­
che, desde la p l aza de armas. "La gen te de K' onch a p a t a (un barrio)
el e H u a m anga) se a sustaban -cuenta sonriendo don J o aq u í n- Lu­
cero \ \' i c h u y k a m u ch k a n , m mnl us j i na t i m p u r u nk' a - d e c ía n . " ("Es­
tá cayendo u n l u cero, el mundo va a h e rvir") .
Se casó a l a e d a d de 25 aíios, en 1 925, a l a s siete d e l a mañana.
"Todos los a co m p a íi a m i e n t o s con su ramo, des f i l a n d o h as t a m i casa,
LA C U LT U RA MESTIZA DE H U A M A N G A 1 59

con banda (de músicos). Reventando cohetes en las calles. Está


arreglado las call e s con killes (cintas de colores que se tienden de
una acera a otra), colgando cucharas de plata, monedas españolas.
E n m i casa me e s p e raba tencl ido banquete, con v i no , b i zcochuelos.
E l g a s to l o hada el n o v i o . . . ", cuenta don J o a q u í n , muy· an imada­
mente.
" Y a se c a s a b a n d e b l a n co l a s m u j e re s Yo no consiento. l\Ii mu­
.

j er con su ropa nuevecita de mestiza; con anillos, pren d ed o r, arete


d e oro, f i n ís i m o . "
Se refiere a cómo se había ya introducido entre los mestizos la
costumbre -que no se ha generalizado- de vestirse de blanco para
el matrimonio.
Don Joaquín ha· pasado los cuatro cargos religiosos principales
de su barrio. Ha cumplido con la Mayordomía de la fi e sta de Jesús
Nazareno, el Patrón del barrio. "\.Vatantin takiachini novenantin­
kunata" (Sostuve durante todo el año a l os novenantes), me dijo
en quechua.
Don Joaquín tiene más de veinte ahijados. "Por mi honradez
vienen a que sea padrino, de matrimonio, también de bautizos. En
t o d o h a y gastos ; fuerte. H a y que cum plir, p ue s . "

Pero cuando los médicos no pudieron curar a su esposa de una


infección a los senos, que la afectó poco después del nacimiento
de su íi l t i m o h ij o , d o n J o a q u í n b u scó a u n " P ongo" (cura ndero
y b ruj o ) . E l pongo se llamaba B r u n o l\J e di n a y v i v í a e n l a h a c i e n ­
da "Huatata". Don Joaquín cuenta muy detalladamente las prác­
t i c a s de m a g i a q u e rea l i zó el p ongo, para recetar. En u n a h a b i ta­
c ión cerrada y a o s cu r as l l a m ó a los " y a yas" (espí r i t u de las gran­
des m o n t a ñ as). Primero a rregló l a mesa, po n i e n do sobre ella coca,
cigarros, yurak'llampu, naranja, u n "San Marcos" (retablillo que
el m i smo d o n J o a q u í n fa bri c a ) . Esperab a n la cons u l t a t res cl ien­
tes. El p o n g o l l a mó a los cerros con las s i g u i e n t e s pa labra s : " Y a y a
Sullank'a" (nombre de una montaña), ángel, serafín, Ork'okunalla
w i l l a n a ri k u y ; wayra i ch u l l a c h i w u iwu i w u i r i y , nakar c i n t a l l a y chu ta­
rikamuy. K a y p o b r e cn (cl i z e n (ermu y kin k' ayach i ku a n k i . " Inten­
t a r e m o s una t r a d u cc i ó n : " P a tlre S u l la n k ' a : ánge l , sera f í n . l\ f o n tes
del mundo, anunciaos; paj a sacudida por el viento, grita; cinta de
nacar, estírate hasta acá. Este pobre infeliz enfermo me pide que
os l l ame."
Acudieron cuatro montañas y le dieron una receta para la mu­
j e r de d o n J o a q u í n : que c a i e n ta r a p i e d r as y qu e con e l l a s f ro t a ra
s u a v em e n t e los senos e n fermos. A f i rma d o n .J o a q u í n que s u m u j e r
se curó con estas aplicaciones. Pero luego sonríe, misteriosamente,
y a f i r m a de m u y b u e n h u m o r : " Yo creo fu e borrachera ; m u c.1 1 0 me
J f.0 LA C U LT U R A MEST I Z A D E H U A M A N G A

h i zo t o m a r c a ii a z o e l p o n go . " S e r e fería a l a visión de la p ers o ni ­


ficación de las montañas.
a una p reg u n t a mía, don J o a q u í n a fi rma, con gran
S i n e m b a rgo,
" Rasu i l l k a " es un ser a f í n , un ángel. Y que para acer­
r e � p e t o , c¡ u e e l
carse a la gra n m o n t a ñ a nevada es necesario p a g arle con toda reve­
ren c i a , p u e s de lo con tra r i o ; m i q u i l a y castiga a los hombres.

E n c i e rt a o p o rt u n i d a d a l g u n m v i s i t a n te s l l ega d o s de Lima fueron al


t a l l e r de don J o a q u í n . U n o <le e l l os r e p i t ió, con i rr e s p e t u o s o a d e­
m ;í n y t o n o , u n a p a l a b r a c a s t e l l a n a m a l pron u n c i a d a por el a rt i s t a .
Don J o a q u í n m i ró a e s e se ñ o r , con expresión d e i m p o n ente altivez,
y le d i j o : " C a d a u n o .; , s e ñ o r, t e n e m o s n u e s t.ro h a b l a r. " El b u rló n c a ­
y s u s a m i go s d e b i e r o n l uego c o m p o r t a rse con l a correcc i <'> n
b a l l e ro
q u e d o n J o a q u í n s a b e i m po n e r e n t r e q u i c n e � s e le a cerca n .
D o n J o a q u í n goza d e gr a n pre s t i gi o e n s u barrio. Sus obras son
adm iradas en Li m a por todos arte popular. Pero es
los aman tes del
com p l e t a m e n t e socied ad" d e
i g n o r a d o en los círculos de la "buena
H u a m a n g a . Durante una re c e p ci ó n que hubo en la Munici palidad
p regu n t é por é l a magistrados de l a Corte, a algunos dignatarios
d e la I g l c � i a y a o t ro s pe rso n aj es , y n o lo conocía n .
Se tra t a pues de un artista c u y a producción está exclusivamente
d e s t i n a d a a i n di o s y mestizos y al n uevo mercado que el arte po­
p u l ; 1 r ! i c n e ya en la ca p i t a l d e l a R e p ú b l i c a y e n t re l os t ur i s t a s
e x t ra n j e r o s .
Por o t ro l a d o , el desconocimiento total po r parte d e la aristocra­
cia h u a m a nguina el e un a r t i s t a a quien i m p o r t a n tes publicaciones
d e J . i m a l e h a n d e d i ca d o e l og i osos comentarios, ilustrados con des­
t a c a r l a � fo t o g ra f í a s , e s un s i g n o de l a r í g i d a fro n te r a q ue ex i s t e
Huamanga.
e n tre l o s d i fere n t es e s t r a t o s soci a l e s en
Joaquín L6pez se expresadesfavorablemente de los vecinos pri n­
cipales d e H u a m a n ga, s ó l o en relación con su avaricia y su caren­
cia de e s p í r i t u de empr e s a . "Guardan su plata enterrando. Ellos
no h :i c e n g a s to p a r a l a s f i e s t a s . T a n t o terr e n o hay pa ra a p ro vec h a r .
¡ Que y; r n a s a ca r d e l a p e t a c a o d e l e n t i e rr o ! " Y r í e , co n b u r l o n a
a u n q u e t o l e ra n t e e x p resi ó n .

111. FL A RT E PO P U LA R R E LI G IOSO ; LAS C L A S F.<; M ES TI Z A Y S EÑOR I A L Y

EL I M PACTO DE LA CU LTURA IND USTRIAL MODERNA

El v a r i a d o y c u a n t i c y ; í s i m o a r t e p o p u l a r re l i g i oso de H u a m a n g a fue,
p u es , un arte mesti zo, creado por mestizos y destinado, como ya
LA C U LT U R A l\I ESTIZA DE I I UA M A N G A 161

d ij imos, a la clientela popular e india de la inmensa área d e in­


f l u e nc i a q ue l a ciudad tuvo desde su fu n d a c i ó n hasta h a c e so l a ­
mente unos 40 años.
Tanto en los elementos de su composición plástica como en la
f in a l idad a que estaba destinado fue y es aún un ar t e mágico. La
imaginería mestiza se había reducido finalmente, al término de
búsquedas y reaj ustes ele objetos y funciones, al " S a n Marcos", a
los " san to li n e s " y a l a s c r uces. Los t r e s obj e t o s encubren ri tos m {1-
gicos conservados casi en su integridad desde la antigüedad pre­
hi sp á n i ca . Los sacerdotes católicos consintieron y concluyero n por
consagrar esta funci ó n de la imaginería mestiza católica, que da
apariencia cristiana a las ceremonias de las religiones locales indí­
g e n a s . Tal h ec h o explica la gran difusión que alcanzó este arte ,
tan cuidadosa e inspiradamente adecuado a fines tan complejos y,
c ó m o, em pezó a decaer y perder p r e s t igi o y c l i e n t el a , cu a n do la
penetración de la civilización industrial moderna removió las ba­
ses de la estructura de los estratos sociales formados durante la
Colonia y su continuación republicana.
Está demostrado que la a n t i g u a religión precristiana, e s p e c i a l ­
mente en sus formas estructurales l oca les, no fue destru i da ni s i ­
quiera profundamente perturbada en las comunidades fuertement e
indígenas del Perú. En la actualidad, el contacto directo con la ci­
vilización industrial y los cambios que en la economía de ciertas
comunidades se están realizando en forma violenta, han ca u sa do
un estado de escepticismo agudo en los mestizos recién surgidos
del mundo indígena. No han sustituido éstos, sus antiguos y fir­
mes dioses locales, ya destronados, por ningún otro, y dan muestras
de una grave crisis religiosa, crisis que es e l resultado de la tran­
sición violenta, de un proceso de autodespojo de creencias, y no
de la reflexión.2
El r e t ab l o (" S a n M a r c o s " ) h u a m a ngui no tiene a p a r e nt e m en t e s u
o r i gen en los t rí p tico s . El "San Marcos" se abre exac t a m e n t e como
un tr í p t ico europeo. El imaginero mestizo a d a p tó l a forma, i n s p i -

2 Harr y Tsch o p i k , en " T h e A y m a ra of C h u cu i to , l'eni " , publ i cado en A n t h ro ­


pologicnl l'aJ1cr of The A 111crica 11 M11sc11 111 of Na t u ra l His t o ry - vo l u m en 44 .
·
p arte 2 , .Nueva York , 1 95 1 - ofrece u n a m u y val iosa información sobre e l
m u nc l o sobren a t u ral d e l o s aymaras. En el artículo que publicamos noso tros
sobre religión y cambio cultural en las comun i d ades de P uquio, Ayacucho
- n c11is ta del M useo Nacio n a l, tomo xxv, 1 95 6 - y en el e s t u d i o que J os a f a t
R o e ! Pineda hizo sobre rel igió l o c a l en Santo T o m á s , provinci a de C h u m b i ­
v i l cas, Cuzco, es tudio q u e s u a u tor leyó en e l Insti t u to d e Etnologla de la Uni­
versidad d e San Marcos, que ha de publicar próximamente dich o trabajo, podrán
encontrarse, asimismo, i n formaciones suficientemente demostra tivas acerca de
las a firmaciones que aquí nos decidimos a sostener.
1 62 LA CULT U RA J\IESTIZA DE 1-I U A M A NGA

r;í n c l ose, adem;ís, e n l a s urnas de s a n t o s d e los gr a n d e s r e t a b los de


las igles i a s y en los re t a b l os m i smos : a lg u n os "sanm arcos" t i enen
e x a c t a m e n te la co n [i g u ra c i ó n d e u n re t a b l o .
En la a d m i r a ble colección d e Al i ci a Bustamante hay u n reta·
b l i l l o de Puno c on l a i m a g e n de la V i rg e n , e n el fondo. Tocio el
a p a r a t o externo de e s t a pieza representa u n tr í p t i co y l a configu·
r a c i ó n de u n a l ta r de i glesia de p ueblo a ndino. No nos f u e p o s ib le
e n co n t r a r e n t re los a n t i g u os retablos de Huam anga a l g u na mu estra
s emej a n te . Es q u e el "San Mar c os " es en real i dad un retablo por­
t á t i l , y l a t ot a l i d a d de l a d e m a n d a proven í a de los pueblos. Parece
lo más pro ba b l e que e l ret a b lo o r i gi na l fue de tipo catól ico p uro .
D e b i e ro n �er ("esc ú l to r") m est i zos q u i e nes
s i n d u d a l os i m ;i gi n e ro s
reco g i e r o n en e s t e aparato símbolos de la r e l ig i ón i n d íge n a como
e l cóndor q u e f i gu r a en el p i s o d e d i c a d o a l o s a p ó sto l e s , y s o br e

el los, en l o alto; el có n d o r representa a los wamanis, y aya s o a u k i s ,


q u e son el espír i t u de l a s montañas. La a u daci a c on sen t i d a d e los
m estizos no d e b i ó ya t e ne r, de s pués , o tros lími tes q u e e l de s us cono­
c i m i e n tos del r i t u a l i n d í g e n a y el de su genio i n ven t ivo, para s i n cre­
t i zar e n l a c o m po s i c i ó n clásica los símbolos d e u n a y ot ra rel igión.
Las cruces, los "San Amon ios", las f i gu r a s de yeso para "Naci­
m i e n t o s " ' , l a s fi g ura s de santos m uy pequeñas, q u e sirven de amu­
letos y q u e se denomi nan "Santoli nos", son las formas que el "es·
cú l tor"' m o d e l a , si n prev i o p e d i d o . Esos o bj c t m han c o n s e r v a d o t o­
d a ví a parte de s u clientela tradicional e n tre i n d i os y mestizos. Las
i m ágenes el e s a n t o s y los retablos ( " S a n Marcos") son hechos siem­
pre a p e d i d o .
Las c ru c e s pequ e fi a s, para el i n t e r i o r ele l a s h a b i t a ci on e s , l as
h a cen ele madera. El ro s t r o ele Cristo es modelado en una m asa
qu e se o b t i e n e mezclando yeso y papa m ol i d a . El tamaño es varia­
ble, e n t re 2 0 y 50 centíme tros. Algunos "es c ú l t o r " sacan a m o l de
el ro s t ro de Cristo; d o n J o a q u í n lo s m o d e l a s i e m p re " a pulso".
Los "San l\farcos" como ya dij imos son pequeños retablos p o r·
tátilcs. Dentro de una urna hecha de m adera pr i m o r o s am e nte pin­
tad a, a p a r e ce n las figuras, ordenadas en dos pi sos. El retablo t i e n e
doble puerta, p o l i c r o m a da como el i n t e r i o r y l a s f i g ura s . Las f i g u ­
ras se m od e l a n empicando e l ma terial ya i n d i c a do con respecto a
las cru ces.
Don J o a q u í n m e ex p l i có de la s i gu i e n t e manera el con tenido de
un "San l\Ja r c os" :
E n el pi so a l t o fi g ura n l os p at r o n es de l os a n i m a l es :
" S a n t a I n é s, p a tr ó n del cabra."
" S a n l\Ja rcos, p a t ró n del toro."
"S a n Juan B a u t i s t a , pa t ró n del ovej a . "
LA CULTURA MESTIZA D E HUAMANGA 1 63

"S a n Lucas, pa t r ó n del kl; n . "


" S a n A n t onio, p a t r ó n de l a s m u l a s y de l o s v i aj eros . "
" A v e ce s , S a n t i ago, q u e e s e l rayo y j e fe d e l o s ga nados."
En el p i s o baj o se representan "Las P asi on e s " , de la sig u ie nte
m anera: "El P at r ó n " (due ño de tierras y ga nad o ) , en medio. D elante
una mesa con ti n t a y p lum a ; una jarrita d e chicha, una botellita
de "t r a g o " (aguardiente). Esa tin ta p l uma manda a los indios para
q u e agarren a un l a d r on ci t o ; y l o traen delante del patrón. ¿Qué
c o s a has roba do? ¿Una o v ej a , dos o v ej as ? Enton ces, éch a l e l á t i go
-dice el p a �rón-. Y l a t i g ab an ese indieci to, delante del p atró n ,
amarrado al árbol. De s p ué s seguía la esposa del l adrón delante
del p a tr ó n , rod illando. Tamb i én está ma l o gr a do la esposa del la­
drón, roto l a cabeza. Rodillando rogaba al patrón: "Amallay , taytay,
a su tich i y ñ a c h u , ñ am ñ ak a r u n ñ a (Ya no más, p a p a c i t o ; no lo hagas
azo tar más. Ya ha p ad e c id o) .
Don Jo a quí n i n terrumpe su des cri p ció n , y afiade, como si e n el
i ns t a n t e en q u e h a b l ab a estuvi era n ocurriendo los s u cesos : " A s í
p u e s h a b l a y más t o d a v í a d i ce ¡ U n montón de coj u d e cc s l "
"J u n to con ' L a s Pasi ones' s e ve ' U n re u n i ó n en e l c;im p o ' , " co n ­
testa don Joaquín cuando le pr eg u n to por e l sign ! fi cado de la p r e ­
sencia de los animales que rodean a los per s o n aj e s que ha descrito.
" N o es herranza - a firma-. Es reu n i ó n . " Por que b a p arienc i a ele l a
e s c e n a recuerda l a s escenas el e l a f i e s t a d e l a m a rca d e l g a n ado, y
yo se lo advierto.
"El S a n Marcos se saca para poner en las h e rr a n z as y t amb i én
para el llamamiento de l o s p o ngo s a los cerros; en la cosecha tam­
b i é n l o sacan", agrega don J oaquín.
En la " Reunión" fi gu ra n los siguientes a n i m al es y pe rs on as :
"Tu ru sak't achkak (Tumbador del t o r o) . Hecho a mol d e.
"Jarawikuchkak" (Cantante de j a r aw u i ; can c i ó n i m p lor at i v a ) .
Hecho a molde.
"Ti nya wak'tahckak" (Tocador d e Tinya ) . Hecho a molde.
" K is i l l u k'apcl1ichkak"; la du cha m pi allk'ochampas tiachk ak" (La
.
ama sadora de qu e s i l l o ; su perri to está a su lado, sentadito). Hecho
a molde.
"Toro c orn e t a tocachkak" (Tocador de c o r ne ta , hecha d e c u e r ­
nos de toro). H e ch o a molde.
" A t o k ' c h a r i ch k ak ' : o v ej a s u a s k ' a n t a p a s apaspa" ( El zorri to lle­
vándose la o vej a que se ha rob a do) . H e ch o a p u ls o .
"Wiskacha pituchakuschakak' " (U n a vizcacha con las manos em­
palmadas). A pulso.
"Patrón lad umpi wa r mi ch a p u chk a ch k ak " (Una m u j er c i t a hila
al lado de l P at r ó n ) . A molde.
16 t LA C U LT U R A M EST I Z A D E H U A M A ;>.; G A

" Runacha quena tocachakak' " (Un indiecito tocando quena). A


molde.
"Torocha, llamacha tiakuchkak' " (Toro y llama, sentados). A
molde.
" \\';mn i c h a v a c a c h a w a c h k a k ' " ( M uj e r c i t a onle ii a ndo u na v a c a ) .
A mo l de.
" A lt u m p i k o n do r m u y u c h k a n" (Un cóndor vuela en las alt u ra s) .
� fo kl e .
" Y u t u c h a t a p a m p i " (Una pe r di z es su nido). Mold e .
" O ve j a c ha tiachkak' " (Una oveja sentada). Molde.
"Ovejacha wawan ñuñ uchichkak' " (Una ovej ita le da de ma­
m a r a su hijo). l\Iold e .
" V i aj ero m u l achanta k º ati s p a richka n , ch a ra n g uc h a n t a t u c a s p a ,
t r i � t e t a k i p a " ' ( U n v iaj ero arrean do su m u l a , t o ca su c h a ra ngo, y
c a n t a muy tris te) . l\I o l d e .
" A l g u n o s a n i m a l i t os �e p o n e n j u n to a sus sa 1 1 t os p a t ro n e s y e l
có n d o r e n su a r r i ba (en lo al to)."
La com p o s i c i <i n t r a d i c i o n a l de los "San M a rcos" es ésa. Los s a n ­
to s pa trones de los an imales en el pis o alto, colocados en un reta­
b l o con col u m n a s y otras form as de orna m e n t a c i ó n i ns p i r a d a � en
los retablos d e l a s i gles i a s. En el p is o baj o l a " Pa s i ó n " y la "Reu­
.
n i ón . a <1 u e s e r e f i ere d o n J o a qu í n , c u y o p e r sonaj e central es el
h a c e n d a d o , el p a t n'm q u e castiga al pastor y r e c u e n t a e l g a n a d o .
Parece evi d e nt e la v in c u l a ci ó n de esta escena central con las cos­
tumbres de la herranza, pero la pres e ncia de an i ma l e s no d om es­
t i ca d os , y la reprodu cción de otras escenas s i n relac i ó n alguna con
la herranza, e x p l i c a n el empleo de los "San Marcos" como obj eto
r e li g ios o y mágico al mismo tiempo.
Le preguntamos a don J o aq uín por qué se llama "Pasión" a la
escena del ca s t igo del p a s torcito. "Porque e s tá sufriendo, pu es ",
nos d i j o . Con firma, aparentemente, este dato, la generalización de
este nombre entre l os mestizos del vecino valle del Mantaro para
las representaciones de lo s sufrimientos humanos. Se llama Pasión ,
a l p r i m e r m o \· i m i e n t o de la d a n z a Pachahuara (Amanecer) del
v a l l e del l\Iantaro. Es una danza de " n e gro s " vestidos con fastuo­
sos trajes de caballeros del siglo xvn, ornamen tados con bordados
que representan ca tedrales , y l a flora y fauna nativas. En esta pri­
mera parte de la danza, lenta, los negros bailan, mientras un ca­
pataz blande y hace tronar un látigo. La segunda parte de la danza
se llama " J i j a " ; es de ritmo muy vivo y los personaj es danzan con

gran regocijo. Varios informantes nos aseguraron que la P asión


de esta danza representaba el período de esclavitud de los negro s ;
y la Jija la celebración de su libertad decretada por el pr e si d e nte
F1G. 1 . Iglesi a de S a n to Domi ngo.

·... . - �'· .

� ., '¡ :� ____ b

· ��!t�:, i· �{���w�i:g
FIG. 2. U na casa de la cbs e s eñorial a l ta . Ob­
sérvese los pi l a res.
FH;. 3 . l' 1 1 i n d io de Puq u io, J >r o \· i m i a de L u c a n a s , l l e n n d o
p 1 o c e � i o 1 1 a l m c n t e u n a f i g u ra o r 1 1 a m c1 1 ta l y una cera de andas.

F H ; . ·l . I n d i o d e Puquio l l e v a n d o f i g u ra s o rn a m e n t a l e s d e l C r a .
F 1 G • 5. Dansak'
(dam;1111cs de tijc·
ras), de lluau1a11ga.

F 1 e;. (j. Dansak'


de Puc¡ uio.
fH;. 7 . C ru z , de I />pcz A n t a y , l !H ó .
F 1 G . 8. Sa n M a rcos con San t iago, d e López A n l a y , l !l,1 8 .
1 ()

,\

·.. a. : ,
-�s, 9:·¿ ....
F 1 G . 1 1 . La t r i l l a , re t a b l o d e U> p c 1 . \ 1 1 -
tay, l �M (i .

F IG . 9 . Pelea de g a l l os , re t a b l o d e Ii> pez


A n ta y, 1 �WJ .

F H : . 1 O. R e t <1 b l o mm pra d o en \' 1 1 1 1 g 1 1 n > .


P u n o, por A l i c i a B u s t a m a 1 1 tc , l !l · H .
F 1 G . 1 2 . S o m b re re r í a , re t a b l o d e .J esús U r b a n o , El1 9 .
.
•. . ··-. - ·
· -:i
-
• •
-

' :

. .,... · -

F1G. 1 3 . P a t i o, b a u l i to re tablo d e I s a a c B a l d e ií n ,
1 91 8 .
F1<.. 1 ! . � ;i < i 1 1 1 i e 1 1 to. r c t a l i l o e l e L<Í ] JC/ :\ n t ;i y, l �l !í O .

Fi r . . 1 �1 . J , ; 1 j a 1 ; 1 1 1 ;i , 1 c t ; i h l o d e l /> p < ' t , \ n t a \' , J < J !í · I .


F 1 ( : . H i . La h u i d a a Eg i p t o , de U> pc1. /\ 1 1 t; 1 y . l �l l 'l.
�'!" . . ' ••

f ), .
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F 1 < ; . 1 7 . E l N ;m 1 r c 1 1 0 . r c i a b l o e l e Lúpcz ,\ 1 1 -
f ;1 y , l !H H .
L:\ C U LT U R A l\I EST J Z A D E J l l J A l\ l :\ N G :\ 1 65

Casti l l a .8 Es mu y posible que el Pachahuara sea u n a danza de in­


vención reciente. Se a fi rma e n Jauja que la i nven tó un ex mú­
sico huanca integrante de l a banda de un regi m i ento del C a l l ao,
por los a ñ os 1 870 a 75.
Se l l ama t a m b i é n Pasión a l a primera parte de l a l a rgu ísi m a
da nza del va l l e d e l M a nt a r o, denominada La J ij a . E s la danza de
la c osec ha del trigo y l a cebada en el valle. La danza tiene 2 · 1 mo­
Y i m i e n t o � La P a s i ó n m i m a el período d e l t r a b a j o ; el r i t m o de l a
.

m ú s i c a e s lento, com o el de las marchas que se tocan p a r a las pro­


les i u n es. La .J i j a , q u e es la s e gu n d a parte de la danza, es de r i tmo
\'ivo y los danzari nes l a i n terpre tan dando gritos de j ú bi lo, "gua­
p i d os· · . P a rece evi d e n te q u e el " i nventor" d e l Pac:h a h u a ra t o m ú d e
modelo, La J ij a.
Los San tos Pa trones, el Cón dor, Pasión y Reunión consti t uyen ,
en el re t a b l i l l o l rn a m a ngu i n o, u n a c o nj u n c i ó n m;ígico-re l igiosa
mes tiza, e n l a que e l s i ncreti smo h a obtenido una represen tación
plástica capaz de cumplir los fines complej os que se d a a l os "San
M a rcos". S i rve así de instrumento en e l llamado a las montañ a s
q u e e l pongo h ace, p a ra c o n su l t a s méd icas y acerca d e l ga n ado
u obj e tos perdidos; preside t a m b i é n wn tod a p ropiedad el con ­

j u n to de ri tos, d anzas y j uego mágico con que se real iza y celebra


la m a rc a del g a n a d o (hc1 ra nza). E n la h e rran za se han co ns e r­
v a do los a n tiguos ri tos dedicados a propiciar l a fecundid a d del ga­

nado, y el j uego mágico -que no figura en las herranzas de l valle


del l\Iantaro y es parte i mportante de las de toda la antigua ;í rea
cha n k a y su zona de i nfluencia (Chumbivi lcas, del Cuzco)- este
j u ego m ;ígico comprende representaciones de recuento del ganado,
y de robo� y cas t igos (como la Pas ión de los retablos) . Presi d e t a m­
bién el "San Marcos" l a celebración de las cosechas en las c¡ue se
ha conservado igualmente mucho de los antiguos ri tos.
E l patrón de un "San l\Ia rcos", en su forma más compl e t a , es el
clcsa i to por d o n J o a c ¡ 1 1 í n L<'>pez. Pero n o s e r e p i te n u nca e x a r t a­
m e n l e y e n l a obra de los otros "escíil tor" aparece más simple, en
l a composición y por el número <le los personajes, como pod rá ob­
servarse en l as fotogra fías.
Sólo los mestizos estaban en aptitud de real izar esta s i ncré t ica y
armon i osa representación de símbolos de re l igiones tan d i feren tes,
y a n t agón icas, pues, oficialmen te, una perseguí a a la otra p ara des­
tru irla. Sólo ciertos m esti zos excepciona lmente dotados para l a
creación artística p udieron concebir l os. "San :rviarcos", porq u e ellos
conocían en sus fuen tes y en u n grado su ficiente l a religi ó n cató-

1 El sel l o Od eón ha i m preso un d i �co, con la Pasión (Pasacal le) de esta


cl a m a .
l f>G LA C U LT U R A M EST I Z A DE H U A l\ I A N G A

l ica, pues participaban de ella, por lo menos a l modo de las clases


p opula re s de l a p ro p i a España. Porque, el i n d i o no alcanzó a com­
p r e n d e r s 1 1 í i c i e n t e m e n t e el ca to l ic ismo n i pa rt i c i pe'> rea l m e n te de l a
fe ca t ó l i c a ; l a a c a t1 í , se s o m e t i <í s o c i a l m e n t e a s u s orden;i nzas, perrn i­
t i 1) c ¡ u e t o d o e l 5 t ;i t u s social e s t u v ie rn r e g i d o por d gra d o de c u m p l i­
m i e n to d e l os c a r g o s r e l igios o s c a t ó l i co s ; c on d i c i o n ó a ellos sus fies­
tas a n t iguas, trasladó a las i mágenes y vasta iconografía c atólica
c i e rt o s rasgos externos de sus a n t i g uas y m u l t i t u di n a r i a s celebra­
c i o n es , formas de recreación y f e t i ch i s m o ; toci a esta estructura con­
d i ci onó, i g u a l m e n t e, en grado i m portante, cie rtos aspectos de su
c n n d w r a m o ra ! , p e ro e n l o q u e se refi ere a l a fe p ro p i a m e n t e d i c h ;i ,
e l i n d i o s i g u i c'> cre y e n d o e 1 1 rn s d i o s e s loc;i l c , , f o r t a l e c i d o <; por l a
destrucción d el I mperio , y s i g u i ó ob s e r v a ndo l o s r i tos y cer emonias
a e l l o s d e b i d o s de�d e l a a n ! i ;� i.i c r l a d , y f u e y s i gue s i e n d o ésa s u

vercl a d era rel igic'.m.


E l g r ado d e aproximación <l e los "San Marcos" a una u o tra reli­
gión d e pen d i <J, pues, del g r a do de amestizamiento de su autor. Los
fa b r i t ados por don J o a q u í n López n os parecen los m ;í s perfectos en
c u a n t o a que s e recoge en ellos el m a y o r número de elementos de
u n a y otra c r ee n c i a y se l;i s com p o n e c o n e x t raord i n a ri a maestría
form a l .
Esta d ob l e p a r t i c i pación, de l as c u l t ur a s 1 1 a ti v a y o c c i d e n t al , se
rea l i za e n c i ertos mesti zos, como en el caso de Joaqu ín Ló pe z , de
m a n e ra ;i r m ú n i c a y h i e n i n t e g ra da . Y tal forma d e p a r t i c i p a c i ón
s i n con n i ctos se h a hecho posible en ci u d ;i des , como Ayacucho,
C u zco, 1\ requ i pa , Abancay, Andahuaylas . . . en las que hubo asien­
t o i m portante de esp;i íioles sobre muy fu er tes núcleos de la anti­
gua c u l t ur a . Casos muy e q u i v al e n t es al de J o aqu ín López son los
de a l g u n o s m ú s icos ace rca de los cuales escr i b i mos notas p r e d o m i ­
nantemente l i terarias; son ellos, Gabriel A r agó n y Kilko Waraka,
del C u zc o ; y A lcj ;i n d ro Vivanco y Lu is G i l Pérez, de A y a c u c ho .
Ga br i e l ,\ r a g c'm d i r ig e u n c o n j u n to d e m li s i cos i n d ios, y é l i nt e r­
preta y c o m p o n e , con a d m irable p ro p i e d a d , música mestiza y mú­
s i ca para i nd i os; al m ismo t i e m p o ha co m p u e s to canciones y nú­
meros d:? J a n " i n ca i co s " ; K i l k o \Va raka ( A n d rés 1\ l c n c a ;; t r e ) , e s u n
n o t a b i l i � i m ·i poeta c ¡ u c ch u a , p ro fesor d e l a U 1 1 i \· e 1 � i ( ! ; 1 d d e ! C u zco,
actor q u e c h u a y h u morista. Alej andro Vivanco, de Aya c u ch o , es
u n caso e q u ivale n te al de G abriel Aragó n . 4
En tre L u i s G i l Pérez y V i v a n c o , ambos de Ayacucho, y e n tre
Ki lko \Varaka y G abriel A r a g ó n , del Cuzco, el grado de aprox ima-

• Acerca del m es t i zo d e l Val le del M a n t a ro el autor pu bl icó un i nsu ficien te


r raha j r:> en l a R n •i.1 f t1 del M 11.1rn Na cin n n l, t o m o x x ,· 1 , l !l l i , rnn e l t í t u l o d e
" º Evol u c i ó n d e l a • com u n i d a d e s i n d ígenas"".
LA C U LT U RA MESTIZA D E HUAMANGA 1 67

ción a lo occidental, o sea el grado d e m es t iz aj e, es prodigiosamen­


te diferente; sin embargo, son todos ellos individuos aparentemen­
te bien integrados en lo que se refiere a su cultura. Gil Pérez es
casi un i nd i o, y cuando canta y habla en quechua lo hace exacta­
mente al modo de los i ndios; V i van c o, en c a m b i o es u n c ab a l le r o ,

de la clase il1ecl i a de Huamanga ; como mí1sico ( t oc a seis i ns tru­


mentos, entre ellos el wak'rapuku y l a chirimía que son exclusivos
de i ndios) no entiende de otro repertorio que del mestizo, siendo
al mismo t i e m po un· ejecutante ad m i r a ble de la música de danzas
q u e son exclusivas de los i ndi o s 5 .

Permítasenos anotar aquí que, cuanto mayor es el gr a do de in­


fluenci a o de aproximación de un mestizo a la cultura urbana mo­
derna, o modernís i m a , y c u a nt o más reciente la a g res i ó n de esta
influencia, los síntomas de desaj uste parecen ser también mayores;
el cu adro ele la co n d uc t a de los indios violentamente desprendidos
del núcleo de su cultura, por alguna circuns tancia fortuita o espe­
cial, es, en cierta forma, semejante a ésta de los mestizos que sufren
las perturbaciones a que nos hemos referido. Puede advertirse algo
el e estas diferencias en la personalidad de los artistas que hemos
ci tado.
D istancias menos lej anas existen entre los "escúltor" de Hua­
manga ; todos ellos son de la clase de los mestizos, y están considera­
d o s por la clase seíiorial como p e rtene ci en t e s a una ca tego ría so c i a l
a penas superior a la d e los indios que forman la últ i m a clase.

E l proceso ele adaptación de los "San Marcos''. a fines de tipo co­


mercial más vasto que el de su mercado tradicional es el hecho
más significa tivo en relación con esta última parte del presen te
trabaj o .
Los t ur i st a s nacionales y extranj eros, es p eci a lm en t e los p i n t o r es
,

peruanos del grupo llamado "indigenista" que visitaron Huaman­


ga, fueron los primeros en apreci ar el valor artístico de los "San
l\farcos" a los cuales d e n o mi n a ron Retablos, nombre con el cual
son conocidos en L i m a y que está empezando a usarse en Hua­
m ;mga.
Impresionó a los amantes del arle pop u l ar la repetición i nva­
riable del mismo tema en todos los. "San Marcos". Y se insinuó a
clon J m1 q n í n Lc'ipez la posi b i l i d a d ele re p rod ucir escenas rel a t i v as
a otras costumbres de la ciudad y de l a región.

Don Joaquín López com p r e n d i ó i n mediatamente lo q ue sus nue-

• V i v a n co y Pérez residen en Lim a h a ce muchos años. G a b r i e l A ragón vi ve


en Com b a p a t a c a p i t a l d e u n d i s t r i t o d e Canchis, C u zco .
I G8 LA C U LTU R A l\ I F:ST I Z A D E I·I U A M A ;\; G A

vos clientes deseaban y adecuó los "San Marcos" a este nuevo tipo
de demanda, aunque sin romper en sus primeros trabajos todo el
estereo t i po del retablo tradicional. D on Joaquín no alteró la com­
posición del p i�o d o nde figuran l os Santos P a trones, pero en el piso
baj o reproduj o en lugar d e l a "Reunión", o de Las pasiones o tras
esce n a s relativas al campo, como la siembra o la tri lla; encon tró
l u ego u na forma más audaz de l a i cizar totalmente el "San Mar­
l o s " ; s u p r i m ió a J cy; a pó s t o l e s y, l i bremente, modclcí e n e l retab lo,
d i s po n i e n d o en u n o , en dos y a u n en tres p isos, escenas memora­
bles de las costumbres de l a región : la carga del chamizo (arbusto
resi noso que se quema durante la víspera de las fiestas), una co­
rrida de toros, figuras de l a s vistosas danzas ele Huamanga, pasto­
ras, recogedores de tunas . . . ; y volviendo al tema rel igioso, repro­
duj o nacimientos; fastuosas procesiones con andas de i:enefas y ce­
ras, cast i l los de fuego y el chamizo en llamas; e scu lturas de santos
y vírgenes, tema es te ú l t i mo que tal parece fue el primigenio del
retablo popular. Todo el pa trón de una de l as formas tradici ona­
l es del arte rel i g i oso popular fue abandonado y sustituido. Los de­
más "escú l tor" siguieron e l ej emplo de J oaquín López, aunque no
alcanzaron sino excepcionalmente l a p leni tml de libertad q ue éste.
Las cl<í � i cas f i g mas d e l o s " S a n l\-Iarcos" fuero n e m p � eados por
don J oaquín con certera i n tuición de artista en los nuevos reta­
b l o s . É l p o n í a e l " \V i s ka c h a p i t u c h a k u c h k a k ' , el "Toro sa k ' t a c h ­
"

kak' " , el " Runacha quen a n tokachkak' ", etc., en las múltiples
e�ce n a s que r e p ro d u c í a e n l os n u evos " S a n M a rcos", con un segu ro
y claro sen tido d e l a com posición. Los otros "escúltor" desparra­
maron esas m ism a s f i g ur a s co n i 11gen u idad o desconci erto. Ta l des­
concierto se pa ten t i zaba de i nmed i a to en la presencia sorprenden­
te , de estas clásicas figuras, acompañando a personajes con los cua­
les 1 1 0 guard a n relaciún a lg u n a . D o í ia G regar i a de N l1 íiez, u n a "es­
cú ltor" muy activ a de I-foamanga, acababa de concl ui r la fabrica­
c ión d e u n " S a n l\J a rcos" , cu a n d o yo l a v i s i té. Había model a do a
los San tos Patrones en el piso alto, y en el primero u n "Carnaval"
huamangu i n o con sus típicos personajes y músicos. Las figuras de
orden de J os S a n l\Ia rcos aparecían, indistintamente , junto a los
San tos Patrones y a los personajes del carnaval. A parecían como re­
presentaciones i nexplicables, y en realidad no tienen o tra expl ica­
ción que l a d e ser un rezago del cual el artista no ha podido libe­
rarse; y, aunque este mismo hecho daba a l as figuras u n sentido
ornamental nuevo y sorprendente, tal valor parecía ser fruto de
l a casu alidad y del mér i to parcial de cada objeto y no de la pre­
visión y el talento creador de l a "escúltor" .
Don Joaquín no procedió de este modo sino más concertada-
LA C U LTU RA MESTIZA DE HUAMANGA 1 69

mente; no sólo por su talento artístico, sino por la muy sólida


integración de su cultura y su alto grado de a proximación al hom­
b re ele c i u d a d , e l eme n tos q ue le perm i t í a n prever la n u e v a compo­
sición que los turistas deseaban en los retablos. Al referirse al éxito
alcan z ado en su profesión, que como él mismo afirma, l e ha permi­
tido mantener "honradamente a su familia y sostener en Lima a
u n o de s u s hijos q u e ahora es i n ge n i e ro a g ró n o m o " , don J oa q u í n
ex p us o la siguiente r egla: "Paciencia, cu r i os idad, honradez, tran­
q u il idad, se necesitan para este o f ic i o " ; y l u ego agregó : "No aguan­
t a n l o s di s cípul o s . Capaz se van a q u e dar botados mis moldes, mi s ·

1rníscaras, m i s pi nceli tos, tod o . "


D on J o aquín ha alcanzado una perfecta adecuación ele sus me­
dios técnicos y de su i ns pir a c i ó n a las n u e v a s necesidades de su
o f i c i o, a la n u ev a y comp l ej a c l i e n t el a g a n a da sorpres i v a m e n te en
l a ca p i ta l de la Repúb l i c a .
Este esfuerzo de adecuación no h a causado en la obra del artista
n i n gún trastorno esencial. Sigue siendo una exp res ió n representa­
tiva del arte p opula r huamangu ino que es un arte mestizo.
A don J oa q u í n L óp e z le prop uso un comercian te tle Lima q u e
fab r i cara s u s retablos en gra n c a n t i d a d , p o r docenas, d o n J o a q u í n
rechazó c o n i ndignaci ó n esa propuesta. "Yo no soy f;íbri ca", señor,
"soy escúltor'', dijo, y la respuesta se aj ust a estrictamen te a la re­
gla que él me expu so como norma de su arte, norma que rige , en
realidad, toda su conducta: "Paciencia, curiosidad , honradez, tran­
quilidad" ; curiosidad s i gn if i ca en el lenguaje p o p u l ar "talento ar­
tístico''. Tra n q u i l i d a d , q u iere d e c i r orde n n a tural en la prod u c­
c i ó n de la obra, tie m p o j ust o d edi c ado a cada cosa; ninguna de
e s tas regl as p o d r á ser qu e brant a da en la conducta de J o a q u ín Ló­
pez. No hemos de comentar el sentido de las otras dos palabras,
p o rque él las usa en su recto s e n t id o .
La c l a s e de los mestizos es la m á s extensa en la c i u d a d ele Hua­
manga; la clase señorial ocupa un pequeño sector de la ciudad,
ahora s em ivac í o y fr e c u e nt emen t e p obl a d o de i n q u i l i n o s mest i­
zos ; los i n d i os vi v e n en p a rci a l i d ades o p u ebl o s próximos. Los ba­
r ri o s de San J u a n y K'armenk'a son de arrieros y carniceros, Santa
Ana de tejedores; los tres están considerados como los más indios ,
pero en realidad están habitados por mestizos bilingües. Los indios
que emigran de las haciendas y parc ialid ades se alojan en e st o s ba­
rrios y encuentran vivienda perma n ente en ellos, cuando alcanzan
a establecerse en la ciudad. Pero su status es inferior y aparecen
como protegidos por " comp a sión " en el barrio.
Aparen temen te, e5la fuerte clase m es t iza h a c a m b i a d o poco en su
ya l a r go y acti v o con tacto con los centros urbanos' modernos, como
L i m a y I-J u a n c a y o , con los cu ales mantiene vínculos comerci ales
c u a n t io so s y c a d a vez m ayor es. Pa rece eviden te, también en con­
traste co n l a cl a s e señorial, que e s t a clase no h a sufrido graves tras­
tornos e n s u c o n d u c ta como consecuencia d e es te activo intercam­
b i o. Porr¡ue l a clase señori a l d a mues tras de h aber perdido s u equ i­
l i bri o , d e h a be r s e d e s i n t e g r a d o .
Como e n el C u z c o , H u a ncavelica y C a j a m a r ca , los m;í s a n t i g u o s
y c a s t i zos cen t ro s de l a cul tura colo n i a l , la c l a s e s e ii or i a l ha per­
d i d o e n forma i m p r e s i o n a n t e la fe e n l os v a l o r e s tra d iciona les de
su c u l t u r a , y tra ta d e ca m b i arl os a pres u r a d a m e n te co n los signos
externos d e l a cul t u ra i ndustrial moderna. Considera n l a a rq u i­
t e c t u r a colon i a l como u n s i g n o de " a t r a s o " y l a m ir a n con c i e r t a
v e rgü e nz a . En H u a m a n g a h a n c o n s e g u i d o cubrir con cemento, an­
t i guos y b e l l o s p i l a r e s de l a s res i d e n c i a s seii o r i a l es ; h a n r e c u b ie r t o
t a m b i é n , y e n form a esca n d a l os a , l a s fach adas d e los t e m p l o s co n
c e m e n t o b u r d a m e n t e em p i c a d o ; h a n h echo q u i t a r e l b e l l o em pe­
d r a d o d e la p b z a d e a r m a s para r e m p l a z a r l o con a s f a l t o ; j u n t o a
a 1gu nos cuadros c o l o n i a l es q u e a ú n e x i s t e n e n c i e r t o s sa I o n es, se

e x h i b e n o l e o g r a f í a s considera d a s como de mej or t on o y " m o d e r ­


"'
n a s ; en n o pocos casos l o s bel los mueb les a n t i g u os n o ha n sido to­
ta l m e n te s u s t i t u i <l o s , y se mantienen con t e m e r o s a i m prudencia
j u n to a " c o n for t a b l es" y otros artefactos de l a m u e b l e r í a m o d er­
n í s i m a . La misma act i t u d h a n a d o p t a do respecto de l a m ú s i ca m e s ­
tiza.
La c l a s e s e íi o r i a l d e I -Iu a manga era f a m o s a no sólo por s u vir­
t u o s i s m o en e l a r t e d e l a g u i t a r r a s i n o por s u talento en l a co mpo­
s i c i r'm d e l a l e t r a y la m ú s i c a d e h u a y n o s . E n este arte se ma n i fes­
t a b a con e l oc ue n c i a e x t r ao r d i n a r i a el g r a d o d e i n f l u e n c i a que l a
l e n g u a y l a m ú s i c a q u e c h u a s h a b í a n adqui rido, con los si g los, en l a
cu l tura de l a a l t a c l a se señorial de H u a m a nga . En las ca p i t a l e s de
l a s p r o v i n c i a s d e Ayacucho, I-I u a n c a v c l i c a y a u n A p u r í m a c , los te­
rra t e n i e n t e s se q u e j a b a n el e c¡u e s u s h ij os a p r e n d í a n m u c h o m ;ís l a
g u i tarra c ¡ ue l a s letras y l a s c i e n c i a s en el C o l e g i o N a c i o n a l d e H u a ­
manga al q u e los e n v i a b a n . Las s e r e n a t a s h u a m a n g u i n a s y el esti­
lo de l os huaynos c o n q u e se re n d í a hom e n a j e y se e n a m or a ba a
las m u c h a c h a 5 , en las n o c h e s y m a d r u g a d a s , era n j us t a mente céle­
bres por s u b e l l eza y e l i n g e n i o admirable con q ue se e ngarza e n
l a le t ra el q u e c h u a y el castel l a n o. Est e tipo <l e a r t e <le l a s cl a s e s
d o m i n a n t es , d urante la Co l o n i a y los p r i m e ro s c i e n afias de l a Re­
p ú b l i c a , co n f i r i ó p r e s t i g i o a l q u e ch u a y a l a música mestiza, hecho
que p e rm i t i ó y alentó l a c r e a c i ó n y floreci m i e n to d e u n a i n g en te
l i teratura quechu a y m i xta, r e l i g i o s a y profa n a, p r o b a b l e m e n t e
más rica en H u a m a n ga que e n n i n g u n a otra regi ón d e l p a í s . P u e s
LA CULTURA MESTIZA DE H U A M ANGA 171

bien , fue este aspecto de la tradición colonial y republicana de s u


clase , l o primero que las nuevas generacio nes de la casta señorial
d� Huamanga arroj ó y negó. Lo cambió a presuradame n te por l os
bailes y l a música internacional de moda , el j azz de hace 25 a 30
años, primero, y la música llamada de ritmos tropicales y negroides
modernos , en la actu a l i dad. Los antiguos , nati\'os y hermosísimos
huayno� sólo eran cultivados furtivamente , y quedaron, más rígi­
damente que a nt es , como u n se l l o d i ferenciante de las clases mes­
tiza e i ndi a.
Todos estos cambios que han removido gravemen te l a s b ases d e
la cultura tradicional de las clases señoriales d e Huamanga dan en
cierta forma la impresión de un caos, de u n estado d e desequ i l ibrio
que se advierte también en los mismos estratos sociales de las otras
capi tales importan tes de las viej as provincias peruanas.6
Don Joaquín López y los tej edores de Santa Ana , como l os san­
tol i n c ros y comerc i a n tes de K'armenk'a , h an alcanzado a rempl a­
zar s u ant igua clientela rel igiosa con las n u evas conqu istas hechas
en l os mercados urbanos , pero no parece qu e hayan hech o aún con­
cesiones importan tes e n lo que se refiere a su · prop ia cul tur;i . Don
Joaquín trata a los turi stas con l a misma tranqu i l idad con que re­
cibía y aún recibe a los mestizos e indios que Je encargan "San
Marcos" o cruces. Los mestizos no parecen haber sentido en forma
a;;uda la agresión de l a cultura industrial urbana moderna; n o
hemos encontrado muestra de desconcierto en ellos. En cambio , l a
clase sefiorial, se apresura a parecer moderna y arroj a los signos
externos de su cultura tradicional con apresuramiento que demues­
tra desaj uste , inseguridad y desconcierto.
Es p robable que , como en el valle del Mantaro, la clase mestiza
de Huamanga logre evolucionar manteniendo su personalidad sin
dej arse avasallar por en tero y absorber, como la clase señoria l renun-

• Ya a princi pios de siglo d esapareció en H u a manga un género de arte po­


p u l a r , pordescom posición de la c l i e n t e l a a la cn a l estaba destinado: la e�cu l ·
tura l lamada, p reci s am en te, "pied ra de Huamanga". S e trata de u n tipo d e
pequ e ií a e s c ul tura, d e t e m a seiíorial, hecha e n piedra b l a n c a , scmc i a n tc a l
a l a b astro , de l a c u a l e x i s t e u n a cantera cerca d e l a c i u d a d . Los "esai ltor" re­
p rod u c í a n en esta pied ra cuad ros de Rubcns y ele otro s fa mos os pintores euro­
p eos, esculpían también figuras de n i nfas, d e hermosas mujer e s semidesnudas
y o p u l e n ta s ; tocadores de laúd, pastoras y p a st o r e s , perros d e ca;·a y de salón ;
tem a s todos, por en tero ajenos a lo indlgena peruano. La ex tinción de es te
arte coi n cide con la emigración de las fam il ias señoriales de Huamanga a Lima
y la ruptura de la propia aristocracia l imeña con los a n tiguos m odelos clásicos
e u rop e o s que e s t á n siendo sustitu idos por los del tipo industria l moderno, es­
pecialmen te en sus fo rmas representativas de lo norteamericano.
En e l Musco de l a C u l t u ra de Lima , existe una buena co l ec ción de estas escul­
t u ra s; es también famosa Ja colección particu lar de l a fam i l i a G a llagher P a rks.
LA C U LT U R A M EST I ZA D E H U A M A N G A

c i a n t<', p o r l a a va l a n c h a
e.l e l a c i v i l i z a c i ó n i n d u s t r i a l y l os s í mbo­
los q u e i m p o n e c u ando l a cultura r e c i p i e nt e es débil. P e n s a mo s a l
e s cr i b i r estas l í n e a s e n e l caso del m e s t izo e.l e ! va l l e c.l el l\ I a n taro
q u e c o m e r c i a c o n L i m a y co n occ i d e n te por m e d i o d e esa ca p i ta l ,
d ur a n t e ya m ás d e G O aiíos, y n o h a a r roj a d o to d a v í a a s u s c.l i oses.
Es i m p or t a n t e a n o t a r que t a n to e n e l arte ele! re ta b l o de H u a-
1 11 a 1 1 � ; 1 < 0 1 1 1 0 e n l a e e1 ;í m i ca d e Qu i n u a , p u e b l o p n'1 x i m o a H u a m a n­
g a . y e n e l a rt e d e l m a te b u r i l a d o de H u a n t a , i g u a l m e n t e p ró x i m o
a 1 l u a m a 1 1 g a , no se h a n prod u c i d o t ra s t o r n os c o m o tonsec u e n c i a

d e s u a d a p t a c i ú n a l a c l i e n t e l a u r b a n a . E n ca m b i o, l a ce rá m i ca d e
S a n t i ago de P u p u j a ( P u ca r á , P u no) h a s u fr i d o no s M o v a c i l a c i o-
11es s i n o q u e h a i n c or por a d o formas por e n t e ro aj e n a s a l a t ra d i ­
c i <í n i n d o h i s p ;í n i c a , e n u n i n te n to p o c o fe l i z d e i m i ta r formas u ti­
Ii :arias u o r n a m e n t a l es d e l a ce rá m i ca y la l o z a i n d us t ri a l es, o ha
t o m a d o m o t i rn s del arte p r e h i s p im i co (te x t i l c r í a y c e r á m i ca ) , i m i­
t á n d o l os e n form a se n i l .
El u e ; u l u r m e s t i zo p a r e c e tene r m e j o r e s r e c u rsos p a ra a d a p t a r
su pi o d u c c i < Í n a l a d e m a n d a u r b a n a y tu r ís t i c a . Se o r i e n t a m ej o r
res p e c t o a e l l a . !\ o o c u rr e , a p a r e n tem e n te, l o m i smo c o n e l pro­
d u c tor i nd io e l e p ro c e d e n c i a m<Ís e x t r i c t a m e n t e ru ra l . E n p ue­
b l os c o m o H u a l h u a s , d e 1-I u a n c a y o , c.l e d i cac.l o a hora í n tegra m e n t e
a l a r t e t e x t i l , h a n s i d o l os m e s t i zos q u i e nes h a n a l c a n za d o a c r e a r
for m a s o rn a m e n t a l e s b i e n a d e c u a d a s a p i e za s d e tej idos d e u s o u r­
b a n o , c o m o l a s a l fombras ; l o s tej edores i n d i o s del m i s m o p u e b l o
h a n l n e [cr i d o s e g u i r p ro d u c i e n d o m a n t a s para el u so <le l o s c a m pe­
s i n os . La c l a se d e los m e s t i z os l os c o n d i c i o n ó a p e r m a n e c e r f i e les
a s u c l i e n t e la trad i c i o n a l .
E x i � t e , s i n d u d a , u n a c u l t u r a m e:; t i za e n H u a manga y e n e l v a l l e
<l e l l\ I a n t a ro . D e m u estra e s t a c u l tur a u n a exce l e n t e c a p a c i d a d para
l a a s i m i l a c i ó n <l e Y ;d o r e s y p a r a l a c o n v i v e n c i a c o n g r u pos <l e c u l ­
t u r a d i s t i n t a y m e j o r a r m a d a q u e l a s u y a . Ha s i d o esa s u r a z ó n de
a p a r i c i ó n y su h a b i t a t soc i a l : perm a n e cer e n t re dos c o rr i e n t e s , to­
m a r d e l a s d m c u a n t o podía convenir a su n a t u ra l e z a b i v a l e n t e y
s i n e m b a r go b i e n i n tegr a d a . No está e s t a ge n t e a merced de l a ava­
l a n c h a d e la c u l t u r a i n d u s t r i a l m o d e rn a , como l o está fre c u e n te­
me n te el i n d i o , y co m o s e ha demostr a do que está, y d e l a m a nera
m ás i n e rm e , e l h o m b re d e l a s c l ases s e ñ o r i a les d e l a s a n tigua s c i u ­
d a d e s h i s p a n o i n d i a s <l e ! P e r ú .

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