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En este sentido, no interpretamos a las tres teorías generales como “las teorías de Levin” pues hablar de “la teoría de un
autor” es un sinsentido valiéndonos del concepto de teoría en el que nos encontramos trabajando.
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La noción de la conexión entre la teoría económica y su historia pretérita aparece también en Leijonhufvud, (2006, 1-2),
Samuels et al (2003, 497-499), Blaug (1997), Screpanti y Zamagni (2005), Roll (1969) y Myrdal (1955, x), Negishi (2014, xi),
entre otros: “In actual fact we cannot pretend to understand completely, or even to define logically, the economic-political
speculation of recent times except in the perspective of historical evolution” (Myrdal, 1955, x). Hegel (1977) dedicó
específicamente la primera parte de sus “Lecciones sobre la historia de la filosofía” a argumentar la relación inextricable
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Este concepto de agotamiento de una configuración teórica toma como fuente de inspiración la primera frase del primer
prólogo de La Crítica de la Razón Pura de Immanuel Kant (2007, 5): “La razón humana tiene, en un género de
conocimientos, el singular destino de verse agobiada por preguntas que no puede eludir, pues le son planteadas por la
naturaleza de la razón misma, y que empero tampoco puede responder, pues sobrepasan toda facultad de la razón
humana”.
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No contraponemos aquí entonces la fertilidad de su agotamiento; de hecho, como mencionáramos, su agotamiento es la
teoría es la expuesta por Patinkin (1965, 1): “The distinguishing mark of an Exchange economy is the absence of production.
That is, the goods available in this economy are produced in fixed quantities by extraneous forces which then arbitrarily and
gratuitously distribute them among the individuals of the economy. Correspondingly, the sole economic problem of an
exchange economy is the optimal redistribution of these goods among the various individuals. This is not quite as restrictive
as it first sounds; for included among these goods are the personal services of the individuals themselves, and -in view of the
possibility of leisure- the amount of these services can vary…For simplicity, it is assumed that time in this economy is
divided onto discrete, uniform intervals called the «week». Each individual begins Monday morning of any given week with
an initial collection of goods which, like the manna of the Children of Israel, has descended upon him «from the heavens»
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Dicha noción fue bautizada por Steuart (1767, 140) como ganancia relativa en contraposición a la ganancia positiva
“Relative profit, is what implies a loss to somebody, it marks a vibration of the balance of wealth between parties, but
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de ganancia se logra solamente a costa de la muerte de las empresas de capital, debido a
que sus respectivas tasas de ganancia individuales sólo pueden igualarse en cero.
Las preguntas que no se pueden eludir ni responder en la Primera Teoría no son tomadas
como defectos sino como virtudes, pues preparan el terreno para una teoría más
comprehensiva. La Segunda Teoría (que permite organizar retrospectivamente el
contenido teórico de las obras de autores tan similares como diversos como Smith, Ricardo
y Marx7) constituye el esfuerzo teórico por explicar el proceso de reproducción capitalista,
que comprende al proceso de transformación técnico-material y al mercado, ya con los dos
conceptos legados de esa primera teoría: la noción de equilibrio de mercado y la noción de
rotación de capital. La misión será entonces explicar el comportamiento de los productores
de mercancías una vez que se determinó el equilibrio general mercantil, cuando deben
decidir, sobre la base de los precios resultantes y de la magnitud relativa de esfuerzos
individuales expresados en dinero para producir cada una de esas mercancías, qué
mercancía producirán y llevarán a la próxima ronda de mercado. En esta teoría, al igual
que la primera, se reduce el mundo económico a la Sociedad Civil, es decir, se concibe a la
relación mercantil como una relación voluntaria, entre hombres libres e iguales, donde no
puede imponerse una voluntad individual sobre otra. La contraparte de la Sociedad Civil
(reino del egoísmo universal) es el Estado Moderno, entendido como la encarnación
suprema del interés común y la voluntad general 8.La premisa de la Sociedad Civil es una
condición sine qua non dado que se persigue la exposición de leyes autónomas generales
que gobiernan el equilibrio del sistema económico, en tanto no podrían existir si las
condiciones de intercambio estuvieran determinadas única y aisladamente por voluntades
singulares9. El derrumbe teórico e histórico de estas nociones será determinante a la hora
de comprender la estructura de la Tercera Teoría.
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Nos referimos especialmente a los pasajes de sus respectivas obras en donde abordan la noción de valor.
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Tomamos las nociones de Sociedad Civil y Estado Moderno de La Filosofía del Derecho de Hegel (1955).
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“The 'natural laws' of this self-regulating economic order was the dominating concern of classical political economy to
enunciate … it was viewed in terms of market forces establishing certain 'natural values' by dint of the operation of
competition upon supplies and upon demand. Such 'natural values' then became a term of comparison, or norm, with which
all' artificial prices', established by interferences and obstacles in the shape of legal regulations, "exclusive privileges of
corporations, statutes of apprenticeship" and monopolies, could be contrasted and exposed. 'Market price', on the other
hand, dependent on particular and ad hoc configuration of supply and demand at any given time and place ("regulated by
the quantity which is actually brought to market and the demand of those . . . who may be called the effectual demanders")
tended, when conditions of freedom allowed, towards the 'natural' level in the course of time” (Dobb, 1975, 43).
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Para presidir la comprensión del proceso de reproducción capitalista se recupera una
noción heredada del pensamiento antiguo clásico y de la Teología Medioeval, que es la
noción de valor, a la que se la intenta desarrollar desprendida de las reglas morales
nacidas de los intermitentes pero crecientes intercambios mercantiles durante la Edad
Antigua y especialmente Media (resumidas en la noción de precio justo). Esa empresa,
inconclusa, desembocará en una de las preguntas que no se puede eludir ni responder en
el contexto de la Segunda Teoría. Es decir, ¿puede presuntamente esa renovada noción de
valor presidir la comprensión del proceso de reproducción capitalista sin apelar a
explicaciones trascendentes, que, aun cuando no invoquen la figura de dios, redundan en
la misma estructura de razonamiento de la Teología medioeval?10 Y, más aún, ¿puede el
sistema capitalista concebirse únicamente como un proceso de reproducción
unilateralmente económico en el sentido convencional que se le ha impreso en estas dos
primeras teorías a la noción de economía? En algún sentido, en la Segunda Teoría no sólo
no es posible responder a estas preguntas sino que tampoco es factible formularlas
conceptualmente de manera acabada. Esto es así debido a que en la Segunda Teoría (junto
a la Primera) se ilustra teórica y pedagógicamente a una instancia en la que la Economía
Política es concebida como una disciplina autónoma, que no guarda relación directa con
otros campos de la ciencia. La pregunta acerca de la naturaleza científica y filosófica de la
noción de valor o de la noción misma de economía (o de lo “económico”) no es algo que
quepa dentro de sus límites teóricos pues no caben dentro de su ámbito de incumbencia
los conceptos de Ciencia y de Filosofía. Sí cabrán, por su parte y en sus propios términos,
contradicciones lógicas internas. Posiblemente la más famosa surge en el afán por conciliar
la ley del valor mercantil con la ley de igualación de las tasas de ganancia en términos de
valor11. Esto último deja entrever el propósito (siempre tenaz por ser teórico) de sostener
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“Normal value can be defined either as some kind of average of exchange values at different times and places, or as that
exchange value which would prevail in the absence of certain specified disturbances. These two definitions can be combined
into one by the theory that, in the long run, normal value in the first sense is independent of random disturbances. These are
still perfectly unobjectionable definitions of normal value. As long as we do not read something metaphysical into them, we
are just dealing with averages of actual exchange values or with exchange values which would, hypothetically, prevail in
certain specified conditions. But his is not the way people looked at the matter. There has always been a tendency to endow
the real world with animistic properties and even today we are tempted to give quite a different meaning to the
"normal"”…“In earlier times, value was occasionally conceived as some intrinsic quality of commodities, a kind of force or
even an immaterial substance. But when the writers attempted to explain the connection between this inherent quality and
exchange value, they paid little attention to the naive theory of force or substance. Nevertheless, this theory has remained
latent and continues to influence arguments as a tacit assumption” (Myrdal, 1955, 59).
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“…excepto si son o bien C=0, o bien G=0, es imposible lógicamente que se igualen las tasas de ganancia en todas las
ramas y a la vez las mercancías se intercambien en sus valores. C=0 no carece de sentido lógico, pero sí de interés para el
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consecuentemente las leyes de equilibrio y la prevalencia de la homogeneidad de las
empresas de capital. Esas contradicciones lógicas internas serán tarea teórica para la
Tercera Teoría, que legará de la segunda los conceptos de valor y plusvalor y los
reelaborará en el marco de la constitución de leyes de transformación histórica.
Comentábamos en el apartado precedente que el impulso por perfilar un cuadro de las dos
primeras teorías de la Economía Política se inscribía en la misión de delinear cuáles son los
nuevos desafíos teóricos de ella misma (resumidos por nosotros en la propuesta de la
Tercera Teoría) y en qué sentido estos desbordan aquellos autoasignados por la Ciencia
Económica oficial para sí.
sus manos desnudas sobre la naturaleza virgen. En cuanto a G=0, recuérdese cómo implosionó K1” (Levin, 2012, 285).
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Nos referimos a los pasajes bosquejados al respecto en el primer capítulo del primer tomo de su obra cumb re, El
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La distinción entre dinero y moneda no cabe en los contornos conceptuales de las dos primeras teorías, en tanto se
circunscriben a la sociedad civil y no contemplan la figura del Estado nacional (necesaria para la existencia de las
monedas de curso legal). Algunos aspectos de la noción de moneda y de la jerarquía de monedas nacionales concebidos
La génesis del dinero marxiana es reinterpretada por Levin (1997) como la diferenciación
de la mercancía y la pista conceptual para desarrollar un proyecto de teoría que trascienda
el horizonte teórico de las dos primeras (luego de haber desarrollado todo el contenido
teórico de estas). Pues este descubrimiento revierte las premisas de esas dos teorías
generales de la Economía Política (la Economía Política Abstracta): ya no es posible
concebir a la mercancía tal como era concebida por aquellas, sino como una relación de
poder autotransformativa que disuelve las premisas de la Sociedad Civil (reino del
egoísmo universal donde no está presente el poder político) y del Estado Moderno (reino
del interés general y la voluntad común que no está regido por intereses particulares). La
diferenciación de la mercancía es el germen de la diferenciación del capital, un proceso
que rompe con la noción de homogeneidad de las empresas de capital y que concibe una
jerarquía de empresas de capital donde unas, valiéndose de su sistemática capacidad de
innovar, planifican a otras. La pregunta relevante de este proyecto de Tercera Teoría no es
ya cuáles son las leyes autónomas (no planificadas) que gobiernan los procesos
“económicos” (la sociedad civil) sino “quién planifica a quién” (Levin, 2004, 4), cuál es la
estructura dinámica de planificación (dominación) del sistema capitalista y cuáles son las
condiciones teóricas e históricas para prefigurar una estrategia de transformación histórica
que posibilite la realización de los ideales modernos (resumidos en el concepto de
civilización), anunciados en el escenario de las revoluciones burguesas pero no
concretados a lo largo del desarrollo del sistema capitalista.
Las consecuencias del concepto de diferenciación del capital suponen una reorganización
de los hasta entonces conceptos básicos (o fundamentales) de la Economía Política,
incluido el propio concepto de Economía Política, o, en otras palabras, el concepto que la
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Economía Política tiene de sí. Dicha reorganización significa y exige el desarrollo de
nuevas distinciones terminológicas, que delineen el novedoso terreno teórico a ser
explorado. En lo que atañe al concepto de Economía Política, se torna necesario distinguir,
valiéndose primeramente de adjetivos calificativos, la Economía Política Abstracta de la
Economía Política Concreta.
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Un ejemplo de una realidad no existente lo constituyó el “Tercer Estado” en la víspera de la Revolución Francesa. “Le plan
de cet écrit est assez simple. Nous avons trois questions à nous faire.
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Escribimos en este contexto “públicas” porque consideramos que el panorama que deja a su paso la diferenciación del
capital exige reelaborar la distinción otrora tajante entre lo “público” o “privado”, pariente directa de la distinción entre
Sociedad Civil y Estado Moderno. La alusión a lo “público” supone (y, cada vez más, significa una petición por) la
ausencia de los irreversiblemente crecientes intereses particulares en aquellas instituciones administradas por los Estados
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Châtelet (1999, 1), define a la historia como una “totalidad dinámica irreversible y significativa”.
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inquiere entonces sobre el devenir de las instituciones históricas de la cultura capitalista,
comprendiendo sus dimensiones genéricas y específicas.
La producción social, entonces, deja de comprenderse en este contexto teórico como la sola
reproducción “económica” del sistema capitalista en su conjunto (asimilada a la
reproducción técnica y mercantil) sino de la totalidad de la cultura 17. La cultura es aquí
concebida en su dimensión genérica (en sus rasgos comunes a todas las sociedades
humanas), como la elaboración de una sociedad histórica del conjunto de instituciones,
técnicas, lenguajes, patrones interpretativos, creencias, sentimientos que conforman su
experiencia social. Dicha experiencia social requiere de instituciones específicas que se
encarguen de tornarla económica en el sentido de organizarla, administrarla
(compaginarla y de brindarle coherencia), reproducirla, transmitirla y modificarla frente a
nuevas experiencias. Esa exigencia de tornar económica a la experiencia social es
permanente, pero se presenta de manera más vívida e incluso dramática ante penurias y
grandes tensiones y trastornos en el proceso de reproducción social que suponen
transformaciones radicales consiguientes en el orden social.
Skidelsky (2011) para una aproximación a las razones de su carácter inconcluso), de que el objeto de la Filosofía es la
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