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Muchas parejas casadas se confunden en sus relaciones con los padres o los suegros
porque no entienden la diferencia entre la autoridad y el honor. La palabra de Dios dice
que siempre debemos honrar a nuestros padres. Cuando vivimos bajo su techo estamos
bajo su autoridad, y debemos obedecerlos y tratarlos con respeto.
Cuando crecemos y nos casamos, debemos seguir tratando a nuestros padres con
honor y respeto, pero debemos entender que ya no tienen ninguna autoridad sobre
nosotros. Una excepción a esta regla puede ser cuando un hijo casado o su cónyuge está
empleado(a) por sus padres o sus suegros. En tales casos, el padre tiene la misma
autoridad que cualquier otro jefe puede tener, pero nada más.
Uno de los problemas más devastadores en un matrimonio es que un padre o un
suegro dominen, o influyan exageradamente en la pareja. En ocasiones los padres o
suegros hacen esto por medio de personalidades intimidantes, infundiendo un
sentimiento de culpa, o utilizando la posibilidad de ayuda monetaria a sus hijos casados
con el fin de tener más influencia en ellos.
Sin importar cómo sea que un padre o un suegro ganen autoridad en el matrimonio
de un hijo, siempre resulta nocivo y dañino al matrimonio porque es como castrar al
hombre. Ya sean sus propios padres o sus suegros los que influyen en su matrimonio, el
hijo inmediatamente siente una falta de honor y significado como hombre; y con buena
razón, debido a que la soberanía de su hogar ordenada por Dios, está siendo violada.
Los padres nunca deben tratar de ejercer autoridad sobre sus hijos adultos, y los hijos
tampoco pueden permitirlo. Cuando los padres controlan el matrimonio de su hijo(a),
la mujer le pierde el respeto a su marido, sintiéndose insegura.
Cuando nuestros propios padres tratan de controlarnos siendo ya personas adultas, se
presenta una situación bastante molesta, pero es aún peor cuando los que nos tratan de
controlar son nuestros suegros. Todo esposo y esposa deben entender la violación que
su pareja legítimamente experimentará si le permite a uno de sus padres traspasar los
límites fijados en su matrimonio y en su hogar.
Al momento de casarse, usted debe cortar los vínculos de autoridad que sus padres
tienen en su vida. Esto no quiere decir que no pueda tomar los consejos que sus padres
le den. . Simplemente quiere decir que usted no tiene ninguna obligación de hacerlo, o de
seguir el consejo que le den.
Cuando una persona es adulta y, o casada, los padres dejan de tener la autoridad
aprobada por Dios sobre la vida de esa persona. Es necesario que usted entienda esta
verdad y que se asegure de actuar basándose en ella.
Una vez más reitero que a pesar de la independencia que tenga de la autoridad de sus
padres, nunca debe deshonrarlos. Aunque tenga que confrontarlos y resistirlos, o
corregir algo que estén haciendo mal, debe tratarlos con dignidad. No debe hablar
cosas negativas acerca de ellos, o difamarlos frente a sus hijos, otras personas, o aún su
pareja. Debe de orar con regularidad por ellos y hacerles saber de manera real y
mediante sus hechos que los ama. Sin embargo, aún sabiendo estas cosas, no debe
permitir a sus padres que violen los límites sagrados de su pacto matrimonial.
Tal y como lo hemos ya leído en este libro, Génesis 2:24, NVI dice:
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se
funden en un solo ser.
Cuando nos casamos es importante ajustar la prioridad que tiene la relación con
nuestros padres, debido a que ya no puede ocupar un alto lugar en nuestra lista de
prioridades. Por el bien de nuestros matrimonios, nuestra pareja debe ser nuestro
compromiso primordial y nuestra más alta prioridad.
Para que este ajuste de prioridades se lleve a cabo adecuadamente, es importante que
exista una separación saludable de nuestros padres y suegros para que podamos pasar
tiempo cuantioso y de calidad con nuestros cónyuges e hijos a solas. Cuando logramos
separarnos apropiadamente de nuestros padres, podemos establecer nuestra identidad, y
también unirnos más como pareja y como familia.
No es saludable que los padres y los suegros estén a nuestro alrededor por mucho
tiempo, no solamente porque eso nos impide desarrollar nuestras propias identidades,
sino también porque no nos afianzamos adecuadamente a nuestro cónyuge. Cada
cónyuge debe asegurarse de separarse adecuadamente de sus padres. Aquellos que no
estén dispuestos a separarse de sus padres como se debe, no deben casarse.
Si usted desea vivir con sus padres, o someterse a ellos por el resto de su vida está
bien, eso no es ningún pecado. Sin embargo, si usted está casado y no está dispuesto a
separarse de sus padres, eso sí es pecado.
Aunque ni el esposo ni la esposa se molesten por la frecuente presencia, o contacto
con los padres y la familia, ambos deben entender que no es algo saludable. Aunque
quizás no le moleste a usted, a Dios sí le molesta. Dios tiene un plan para su
matrimonio, y aunque sus padres sean una parte importante de su vida, es necesario que
se separe lo suficiente para que pueda ser la persona que Dios desea.
Diciéndolo de otra manera, Dios diseñó la relación matrimonial para que creciera en
una atmósfera separada. Es por eso que las mujeres tienen una mentalidad “territorial.”
Si dependiera de los hombres, muchos de ellos vivirían en una vecindad compartida en
el centro de la ciudad. Sin embargo, es algo muy diferente cuando se ponen dos mujeres
en la misma casa porque Dios puso en la mujer la necesidad de separarse, y de tener su
propio territorio.
Considere las siguientes cuatro preguntas cuidadosamente para determinar si está
separado adecuadamente de sus padres y sus suegros:
1. No tendrás otras tareas aparte del cuidado de tus nietos cuando te vayan a
visitar.
2. No tendrás a un nieto en más alta estima que el otro, no vaya a ser que muestres
favoritismo, permite que cada uno comparta por igual tu afecto y atención.
3. No te inclinarás delante de tus nietos permitiéndoles que te controlen, por
cuanto tus hijos son padres esforzados que después han de deshacer todos los
malos hábitos en los que has permitido que tus nietos caigan. Mejor,mímalos
tan solo un poco, de tal manera que el proceso sea reversible y no cause que se
enfermen.
4. No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano porque con frecuencia se
dice que “los pequeñitos todo lo oyen,” porque no dará por inocente Jehová al
que mostrare un mal ejemplo a la generación joven.
5. Acuérdate del día de reposo para que lleves a tus nietos a la iglesia. Seis días
jugarás con tus nietos y los llevarás a Disney World o a nadar en el océano, mas
el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios. En ese día les enseñarás a cantar y
a amar a Jehová su Dios con todo su corazón, porque en seis días los habrás
enseñado con preceptos y hechos.
6. Honra las enseñanzas de tus hijos, los padres de tus nietos, para que los días en
los que se les permite a tus nietos visitarte se alarguen.
7. No ignorarás, desanimarás, ni de ninguna otra manera harás que tus nietos se
sientan menos, ni serás negligente con ellos.
8. No fallarás en hacer que se sientan como individuos importantes, dignos de tu
amor.
9. No hablarás testimonio en contra del mal comportamiento de tus nietos, sino
que trata de resolver esos problemas cuando estén contigo.
10. No te harás cargo, ni criticarás la disciplina de tus nietos en presencia de tus
hijos, los padres de tus nietos, aunque te tengas que morder la lengua con tal de
impedir que eso suceda.
Una de las mejores maneras de relacionarse con sus padres es verlos como si fueran
unos amigos preciosos. Sus padres son gente especial que se comprometieron con
usted, y con los que usted estará comprometido(a) por el resto de su vida. Ellos deben
ser una prioridad para usted, y personas con las que pase tiempo con regularidad con el
fin de mantener la amistad fresca y viva.
De la misma manera en la que trataría a una buena amistad si llegara a hacer algo que
violara su hogar o matrimonio, es como debe tratar también a sus padres. Al hacerlo,
establecerá el espíritu adecuado en la relación, y evitará la oportunidad de que hagan
algo indebido, sólo por el hecho de que son familia.
En cuanto a padres y suegros que vivan con usted: En algunos casos, es necesario que
las familias vivan juntas por alguna razón u otra; y aunque no hay nada de malo con
ello, normalmente es una situación peligrosa. A no ser que sepa que Dios le ha indicado
que lo haga, y que exista la relación adecuada para que esto suceda, por lo general no es
sabio intentarlo. Salvo alguna excepción.
La excepción para que los padres o los suegros vivan con la pareja es en el caso de
que los padres estén avanzados de edad o en un mal estado de salud. Es nuestro deber
como hijos ayudar a nuestros padres en sus años dorados y durante sus momentos de
aflicción. Aunque estas circunstancias no siempre quieren decir que los suegros deben
vivir con uno, cuando sus padres necesiten cuidados por causa de alguna enfermedad, o
porque ya estén avanzados en años, usted debe hacer todo lo posible por ayudarlos.
Esto honra tanto a sus padres como a Dios. A medida que sus padres, y los de su
pareja, envejecen y su salud se deteriora, no se olvide de ser sensible con ellos y con su
cónyuge.
Los padres y demás familia que se añade son un potencial muy grande de bendición
para la pareja casada. Para que pueda experimentar lo máximo de su matrimonio, y su
nueva familia, espero que usted fije los parámetros adecuados a medida que los ama
como Jesús los ama. Recuerde, Dios diseñó el matrimonio para que opere bajo este
ambiente amoroso y a la vez protegido.