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Por un lado, se tiene la felicidad para Platón, el cual en pocas palabras la define de manera
de que si un individuo es justo puede ser feliz, y lo contrario para aquel que es injusto, esto
si se compara con la definición de Epicteto, puede que se relacionen entre sí, ya que este
dice que la felicidad está en solo preocuparse de lo que es suyo y no de lo ajeno, es decir
ambos centralizan la felicidad en lo que es bueno para cada quien, donde primero se tiene
que Platón considera que la justicia es algo propio, donde se desea a los demás lo que estos
dan a otros, pero no más allá, ya que los guardianes son los que preocupan de la ciudad y
cada individuo sea feliz. Relacionando lo anterior con Epicteto, estos dos autores fijan la
felicidad como algo individual en primera instancia, en lo que lo importante para el
individuo es el “yo”, y que lo demás es solo momentáneo, o más bien es algo ajeno que si
bien es relevante en su día a día, no perjudica o no debería perjudicar en su propia plenitud,
tal como señala en la siguiente cita Epicteto:
Por otro lado, se tiene la concepción de Aristóteles y de Epicuro, quienes consideran las
virtudes y la inteligencia como la base de la felicidad y de una vida plena, siendo las
virtudes la naturaleza prestablecida de los placeres y de los deseos. Dentro de lo que
establecen estos autores se pueden encontrar diversas similitudes, como por ejemplo que la
plenitud está satisfecha por la inteligencia y el carácter, y que entre más virtudes (para estos
autores son los bienes del alma) mayor va a ser la utilidad para el individuo y la ciudad.
Además, cabe destacar la relación que tiene la búsqueda de placer necesario como método
de encontrar la felicidad y disminuir el dolor de Epicuro, y la divinidad de Aristóteles en
virtud de la naturaleza de sus deseos que nacen del interior de cada individuo, siendo estos
esenciales para descubrir y encontrar una vida feliz.
“…convengamos en que a cada individuo le sobreviene tanta felicidad como sea su virtud,
su inteligencia y su forma de obrar de acuerdo con estas, poniendo por testigo a la
divinidad, que es dichosa y feliz no en virtud de ninguno de los bines externos, si no
precisamente por sí misma y por ser de una determinada índole por naturaleza…”
(pág. 254, Aristóteles)
Un punto importante de los puntos de vista de los autores sobre la felicidad es la prudencia
como una de las grandes virtudes, Platón la considera como el Estado, en donde concierne
la guardia de la magistratura de la ciudad, es decir donde debiera existir una especie
perfección según el autor, para lograr una ciudad feliz y perfecta. Epicuro, se relaciona a
ello en que la prudencia es el inicio de todas las demás virtudes, es decir es unas de las más
importantes e imprescindible, que, de acuerdo con Platón, la convierten en la virtud
responsable de poder llegar a la felicidad, como expresa en los siguiente Epicuro:
“El principio de todo esto y el mayor bien es la prudencia… de la cual nacen todas las
demás virtudes, pues ella nos enseña que no es posible vivir placenteramente sin [vivir]
juiciosa, honesta y justamente… En efecto, las virtudes son connaturales con el vivir
placentero y el vivir placentero es inseparable de ellas.” (pág. 16, Epicuro)
Por último, cuando Platón señala lo que aparece en la cita posterior, respalda las opiniones
de los demás autores, donde se menciona en pocas palabras, que aquel hombre que no
posee las virtudes anteriormente mencionadas, vive de manera que a pesar de complacerse
de los placeres de la vida, no logra la plenitud en torno a su felicidad propia, si no que la
busca, pero erra en el camino, y eso es debido a que busca pero con la disposición
equivocada y con actitudes que si bien le pueden otorgar felicidad, es más bien
momentánea, y luego desparece.
“De suerte que los hombres que no tienen experiencia de la inteligencia y de la virtud, y
que andan siempre en festines y en placeres semejantes, se ven arrastrados a lo bajo, como
es natural, para volver allí a lo medio y pasan su vida errando entre estos dos niveles; pero
nunca sobrepasan aquel límite…” (pág. 487, Platón)
La felicidad puede tomar muchas definiciones distintas, pero siempre va a llegar a que es lo
que naturalmente hace feliz a cada individuo, como fue con los autores, donde unos la
relacionan directamente con la filosofía, otros con la base de que las virtudes son el camino
de la felicidad, y que sin ellas no se puede lograr una alta plenitud. Algo que también es
importante de destacar, es la virtud de la prudencia, como base de toda vida feliz, y donde
los placeres necesarios son lo relevante en ella. En fin, la felicidad, para algunos es
individual, para otros es hacer lo que los placeres deseen, pero hace cierto limite, y pueden
existir muchas más definiciones de la felicidad, porque esta es así, es muy diversa, y es
distinta para cada persona, y solo tiene en común, que es el bienestar y la plenitud propia.