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¿LIBRES PARA QUÉ?

Romanos 5:1
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual
estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

Justificados: la justificación es una declaración legal que se hace una sola vez y que
tiene resultados perpetuos

Paz para con Dios: Una realidad externa y objetiva. Dios se ha declarado en guerra
contra todo ser humano a causa de la rebelión pecaminosa del hombre contra Él y sus
leyes.
El primer resultado de la justificación es que la guerra del pecador con Dios termina para
siempre (Col_1:21-22). Las Escrituras se refieren al término de este conflicto como la
reconciliación de una persona con Dios (A lo suyo vino…)

Todos los pecados


En Colosenses 2:13 Pablo escribió que “Él ha perdonado todos nuestros pecados.” La
palabra griega traducida “todos” significa todos y cada uno. Eso quiere decir que cuando
nacemos de nuevo todos nuestros pecados, pasados, presentes y futuros son
perdonados.

En Efesios 1:13-14 Pablo dijo que nuestra salvación fue garantizada desde el momento
en que creímos. ¿Cómo pudo él haber dicho eso a menos que nuestros pecados futuros
han sido perdonados así como los pasados? Él dijo esencialmente lo mismo en 2
Corintios 1:21-22; 2 Corintios 5:5 y Efesios 4:30.

En Hebreos 10:14 el escritor dijo, “Él, por medio de una sola ofrenda, hizo perfectos
para siempre a los santificados.” ¿Cómo podría Dios vernos perfectos para siempre a
menos que todos nuestros pecados fueron perdonados?

Si eso no hubiera sido el caso, toda persona que ha sido salva tendría que permanecer
absolutamente sin cometer ningún pecado por el resto de su vida.

Eso significa que nosotros seríamos responsables de mantenernos salvos a nosotros


mismos. Eso es una violación de Efesios 2:8-9 que dice que somos salvos por gracia y
no por obras, para que nadie se vanaglorie.

Ciertamente las personas que pudieran vivir sin cometer ningún pecado en sus vidas,
tendrían mucho de que vanagloriarse.
El hecho es que permanecer libres de pecado es una imposibilidad según los
estándares de Dios porque el hacerlo requiere que seamos perfectos, como nuestro
Padre celestial es perfecto (Mateo 5:48). Puesto que no podemos ser perfectos como
Dios es, todos volveríamos a estar perdidos después de un corto período de tiempo, y
la muerte del Señor no habría valido para nada.

Para prevenir eso, Dios nos impuso una justicia igual a la Suya. No podemos ganarnos
esa justicia tratando de ser perfectos. La misma llega por la fe en Jesucristo a todos los
que creen.

Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios; pero son justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús (Romanos
3:21-24). Él puede salvar completamente a todas las personas que llegan a Dios por
medio de Él, porque Él está a la diestra de Dios intercediendo siempre por nosotros
(Romanos 8:33-34; Hebreos 7:25).

2Co 3:7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto
que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la
gloria de su rostro,(C) la cual había de perecer,
2Co 3:8 ¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?
2Co 3:9 Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará
en gloria el ministerio de justificación.
2Co 3:10 Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en
comparación con la gloria más eminente.
2Co 3:11 Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que
permanece.
2Co 3:12 Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza;
2Co 3:13 y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro,(D) para que los hijos
de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido.
2Co 3:14 Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando
leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es
quitado.
2Co 3:15 Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre
el corazón de ellos.
2Co 3:16 Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará.
2Co 3:17 Porque el Señor es el Espíritu; y DONDE ESTÁ EL ESPÍRITU DEL SEÑOR,
ALLÍ HAY LIBERTAD.
2Co 3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la
gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como
por el Espíritu del Señor.

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