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Esta figura procesal se encuentra recogida en el Artículo 330° del Título XI - Formas
especiales de conclusión del proceso, capítulo II, del Código Procesal Civil, que prescribe:
“Allanamiento y Reconocimiento.- El demandado puede expresamente allanarse o reconocer
la demanda, legalizando su firma ante el Auxiliar jurisdiccional. En el primer caso acepta la
pretensión dirigida contra él; en el segundo, además de aceptar la pretensión, admite la
veracidad de los hechos expuestos en la demanda y los fundamentos jurídicos de ésta. El
reconocimiento se regula por lo dispuesto para el allanamiento”.
ALLANAMIENTO RECONOCIMIENTO
El demandado acepta la pretensión dirigida El demandado acepta la pretensión dirigida
contra él. contra él y admite la veracidad de los
hechos expuestos en la demanda.
De manera total, es decir, que se aceptan todos los conceptos que forman parte de la
demanda. Cuando esto ocurre, el juez dictará sentencia de acuerdo con lo que el actor del
proceso ha demandado y se dará fin al proceso.
El allanamiento debe ser expreso, es decir, debe el demandado expresar claramente que se
allana a ella. Ha ocurrido que en algunas sentencias se ha asumido el silencio del
demandado como un allanamiento a la demanda. Pero son dos conceptos distintos el
allanamiento y el silencio. Por lo tanto, se dice que el allanamiento debe ser expreso.
Según el artículo 332° del Código Procesal Civil, el Juez declarará improcedente el
allanamiento y ordenará la continuación del proceso cuando:
1. El demandado no tiene capacidad para disponer del derecho en conflicto: El
allanamiento tiene que ser producido por el sujeto contra quien se ejercita alguna
pretensión. Puede provenir del demandado o del actor ante una reconvención o
excepción (Ledesma, 2008, 43). En este caso quien es demandado (o el
demandante) tiene capacidad para ser parte procesal, es decir titular de situaciones
jurídicas procesales, pero no tiene capacidad procesal, es decir la aptitud o
idoneidad de comparecer a un proceso y actuar en él.
Capacidad Procesal: se refiere todas aquellas las personas que tienen aptitud legal
para realizar válidamente actos procesales, es decir, todos los que pueden
válidamente producir actos jurídicos dentro de un proceso.
Ejemplo: El demandado (o el demandante) en este supuesto podría tratarse de una
persona menor de edad, o una persona en situación de discapacidad los cuales
requerirán de alguien más que actúe en lugar de ellos en el proceso como un
representante legal o curador.
2. El apoderado o representante del demandado carece de facultad para allanarse:
Tanto el apoderado o representante del demandado deben contar con facultades
especiales para allanarse, esto es, con instrucciones precisas para realizar tal acto,
de conformidad con lo dispuesto en el artículo 75 del Código procesal Civil. En el
caso de los padres que actúan como representantes legales de sus hijos menores de
edad, si su allanamiento implica renuncia a algún derecho, debe requerirse la
autorización judicial. El poder para litigar se puede otorgar sólo por escritura pública
o por acta ante el Juez del proceso, salvo disposición legal diferente. Para su
eficacia procesal, el poder no requiere estar inscrito en los Registros Públicos.
Respecto de los curadores procesales, estos carecen de facultades de allanarse a la
demanda, su misión es velar por los intereses y derechos de aquellos que
representa (Ledesma, 2008, 43). El apoderado será invocado por quien cuente
tanto con la capacidad para ser parte como la capacidad para comparecer a un
proceso es decir la capacidad procesal. En cambio, el representante será llamado
por quien solo ostente la capacidad para ser parte y por tanto requiera de otro que
pueda comparecer al proceso y realice diversos actos procesales en su lugar.
Empero, ambos contarán con facultades generales que impliquen la capacidad
procesal y desempeño de actos de administración sobre los bienes del poderdante y
representado respectivamente. Sin embargo, los actos de disposición como el
allanamiento requerirán de facultades especiales para llevarse a cabo.
3. Los hechos admitidos requieren ser probados por otros medios, además de la
declaración de parte: Los hechos reconocidos operan cuando quien contesta la
demanda no niega concretamente todos y cada uno de los argumentos del actor.
En este caso estamos ante lo que el Código Procesal denomina como hechos
admitidos. Hay que diferenciar estos del reconocimiento. Este último no es propio
de los hechos sino del derecho (Ledesma, 2008, 43). Se considera que la admisión
de hechos es una declaración espontánea y se diferencia de la declaración
provocada porque la primera es la que se efectúa en la contestación de la demanda
o en los escritos de alegación. Conlleva la admisión de los hechos, siendo su función
respecto de la prueba hacerla innecesaria. En cambio, la provocada -como es la
declaración de parte- es la que constituye el medio de prueba (Ídem). En este caso,
el juez no se encuentra convencido por los hechos admitidos por la parte
demandada, en la contestación o en los escritos de alegación, respecto de la
controversia (o incertidumbre) jurídica llevada al proceso. Y por tanto requerirá de
los medios probatorios previstos en el CPC que puedan darles o restarles validez a
los hechos admitidos por la parte demandada.
Ejemplo: En el Expediente 212-2008-57-2701-JM-CI-01, sobre título supletorio se
concluye, en su considerando 5, que no basta que la parte demandada, en posesión
de un inmueble, reconozca o alegue el derecho de propiedad del demandante sobre
el predio para que proceda el allanamiento, sino que se requerirá de más pruebas
tomando en cuenta que existe un tercero que desea incorporarse al proceso como
litisconsorte.
En ese sentido advertimos que la pretensión incoada por la parte accionante está
referido a la de Título Supletorio que trae consigo – en caso de ser amparado su
derecho – el reconocimiento del derecho de propiedad referido a un determinado
bien inmueble – actualmente ocupado por terceros-, lo cual no basta que sea
alegado o reconocido por la parte demandada sino probado con otras pruebas
además que en autos existe la petición de un tercero de ser considerado como
litisconsorte; por lo que el allanamiento bajo esas circunstancias resulta
improcedente.
4. El conflicto de intereses afecta el orden público o las buenas costumbres: Cuando
el conflicto de intereses (o incertidumbre) con relevancia jurídica afecta:
El normal funcionamiento del que deben gozar las instituciones públicas y
privadas (orden público).
Aquellas disposiciones de obligatorio cumplimiento que afectan principios
fundamentales de la sociedad y que están incluidas dentro del concepto de
orden público (normas imperativas) Siguiendo a Ledesma, estarían vetados
aquellos actos de disposición sobre la capacidad civil, la patria potestad, la
reserva hereditaria o aquellos que impliquen la renuncia a la acción por
excesiva onerosidad de la prestación, la renuncia a la acción por lesión o la
celebración de actos de disposición sobre el propio cuerpo que puedan a
ocasionar una disminución permanente de la integridad física, etc.
(Ledesma, 2008, 44). Vemos que algunos de los actos prohibidos están
regulados en los libros de personas naturales, acto jurídico, familia,
sucesiones y contratos parte general. Asimismo, la prohibición se extiende
también a aquellos actos para los que la norma pide una formalidad
determinada la que no podría en ningún caso ser suplida con el allanamiento
ya que ello implicaría la existencia de fraude en el orden procesal. Es decir, si
algunas pretensiones tuvieran una exigencia documentaria no cabría el
allanamiento pues existe una norma que habría puesto exigencias mínimas
para la celebración de determinado acto. El allanamiento por tanto no
puede sustituir una exigencia formal prevista en el Código sustantivo
porque en ese caso estaríamos permitiendo que el proceso le saque la
vuelta al derecho material.
Las reglas de conductas morales incorporadas al derecho establecidas en un
momento histórico determinado (buenas costumbres) Consideramos que
este supuesto se presentará en rara ocasión o tal vez nunca.
5. El conflicto de intereses comprende derechos indisponibles: Respecto a la locución
indisponible puede decirse, siguiendo a Ferrajoli, que existe una comprensión
generalizada en el sentido de tratarse de una especial categoría de derechos cuyo
interés público los torna irrenunciables, inalienables e intransmisibles por parte de
sus propios titulares (Venturi, 2016, 2). Los derechos de la persona son un claro
ejemplo de indisponibilidad. Así el artículo 5 del Código Civil reza: El derecho a la
vida, a la integridad física, a la libertad, al honor y demás inherentes a la persona
humana son irrenunciables y no pueden ser objeto de cesión. Su ejercicio no puede
sufrir limitación voluntaria, salvo lo dispuesto en el artículo 6.
Ledesma considera que lo regulado en el inciso 5 comprende al orden público y a las
buenas costumbres como restricciones para el allanamiento. Bajo esta premisa no
sería procedente aceptar el allanamiento en pretensiones de disolución de vínculo
conyugal por causal o en pretensiones de suspensión o pérdida de la patria
potestad, pues el objeto de litigio en ambos casos se sustenta en la afectación del
orden público. Otro caso en el que tampoco cabe el allanamiento está recogido en
la Casación 646-95, Callao del 16 de setiembre de 1996, donde el curador procesal al
contestar la demanda reconoció la veracidad de la causal de divorcio y de la
pretensión alimenticia, lo que importaba un allanamiento, incumpliendo así el inciso
2 del artículo 332 del CPC (2008, p. 46).
6. Habiendo litisconsorcio necesario el allanamiento no proviene de todos los
demandados: Aquí contamos con los casos de petición de herencia, intervención
principal excluyente, tercería de propiedad, entre otros.
7. Presume la existencia de fraude o dolo procesal: El fraude procesal constituye la
actividad de uno o más de los sujetos procesales tendente a lograr, a través de la
actividad procesal normal, pero de manera insidiosa e indirecta, un daño ilícito que
en definitiva se produzca en perjuicio de un sujeto pasivo que normalmente sería un
tercero ajeno al proceso. En el fraude, las partes conciertan y confabulan para
obtener con o sin allanamiento una sentencia judicial para que se reconozca y
declare una pretensión sin causa o con causa ilícita en perjuicio de terceros
(Ledesma, 2008, 47). En resumidas cuentas, el fraude o dolo procesal puede
provenir de:
una de las partes procesales para perjudicar a la contraparte o a un tercero
ambas partes procesales para perjudicar a un tercero.
LA REBELDIA
¿Quién es rebelde?
Es declarado rebelde quien ha sido demandado en un procedimiento y no comparece en el
plazo indicado en el proceso, puede ser a la hora de contestar la demanda, comparecer en
el juicio, o durante cualquier fase del procedimiento.
Lino Palacio manifiesta que, "la rebeldía o contumacia es la situación que se configura con
respecto a la parte que no comparece al proceso dentro del plazo de la citación, o que lo
abandona después de haber comparecido”.
Se le notificará también:
La rebeldía del demandado también trae como consecuencia, una vez declarado dicho
estado y el saneamiento del proceso, se produce el juzgamiento anticipado del proceso,
vale decir, la expedición de la sentencia sin más trámite que el informe oral.