Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INSTITUTO TECNOLOGICO DE
PUEBLA
LIDERAZGO ESTRATEGICO
“MI HISTORIA” son las memorias de Michelle Obama, ex primera dama de Estados
Unidos. El libro se publicó en 2018. Profundiza en su crianza y su impacto en su
vida futura. El libro explica cómo Michelle encontró su voz. “MI HISTORIA” ofrece a
sus lectores una visión de La Casa Blanca y de cómo fue dirigir una campaña de
salud pública de gran impacto mientras era madre.
Abarcando una diversidad de experiencias de Michelle Obama, ésta describió la
autoría de este libro como una "experiencia profundamente personal".
Un libro muy influyente, vendió más copias que cualquier otro libro en los Estados
Unidos en 2018. Y lo que es más sorprendente, “MI HISTORIA” solo salió a la venta
15 días antes de que terminara 2018.
Vendió más libros en ese corto espacio de tiempo que cualquier otro libro de 2018
en todo ese año. El libro se desglosa en 24 capítulos, pero al final se separa en tres
secciones. La primera sección se titula “MI HISTORIA” y se centra en los primeros
años de vida de Michelle. “NUESTRA HISTORIA” profundiza en su educación, en
cómo conoció a Barack Obama y en el inicio de su carrera política. Por último, “LA
HISTORIA CONTINUA” concluye con reflexiones sobre la presidencia de Barack, la
campaña Let's Move de Michelle y su papel como "madre jefa".
Así pues, este resumen del libro también se dividirá en estas tres secciones. Cada
sección estará llena de las experiencias, los pensamientos y las conclusiones más
impactantes de Michelle Obama.
A Michelle le venía de familia la música, por lo que siempre le resultó fácil tocar el
piano. Su tía abuela, Robbie, le enseñó. Este periodo fue uno de los primeros
ejemplos del carácter fuerte de Michelle. Ella y Robbie se enfrentaban a menudo
durante las clases. Incluso pensó en convertirse en músico algún día, pero
finalmente decidió dedicarse a la abogacía.
La madre de Michelle era una mujer muy influyente en la comunidad local. También
influyó mucho en la educación de Michelle a medida que crecía. En segundo grado,
Michelle le dijo a su madre que odiaba su clase porque estaba llena de niños
caóticos. Los profesores no conseguían controlar la clase y Michelle perdía
oportunidades de aprender.
Durante su estancia en Princeton, el mentor de Michelle fue uno de los líderes del
Centro del Tercer Mundo. Desde entonces, este centro ha pasado a llamarse Centro
Carl A. Fields para la Igualdad y el Entendimiento Cultural. Se llamaba Czerny
Brasuell, una enérgica neoyorquina que era una mujer negra fuerte y una madre
trabajadora.
Michelle había oído hablar de Barack antes de conocerlo. Causaba una fantástica
impresión a todos los que hablaban con él. Además, los profesores de Harvard le
habían calificado como el estudiante más dotado que habían visto nunca. En ese
momento, Michelle seguía siendo escéptica sobre este hombre, Barack. Por su
experiencia, los profesores parecían "volverse locos" por cualquier negro medio
inteligente con un buen traje.
Michelle finalmente conoció a Barack. Su función en Sidley & Austin era conocer a
los estudiantes de derecho más prometedores y animarles a entrar en el bufete
cuando se graduaran. Al conocer a Barack, se dio cuenta de que no tenía muchos
consejos que darle. Al haberse tomado un tiempo libre, Barack tenía más
experiencia y madurez que los estudiantes a los que Michelle solía aconsejar.
Recuerda que la gente del bufete pedía consejo a Barack sobre sus asuntos.
Sin embargo, a Barack no le importó en ese momento, sino que quiso escribir un
libro titulado Dreams From My Father (Sueños de mi padre). Este libro se publicó
en 1995 con buenas críticas pero con ventas insignificantes. Se basaba en la inusual
historia de la vida de Barack, criado entre Indonesia y Hawai.
Hija de una familia trabajadora de Chicago, había accedido a las universidades más
prestigiosas del país, y ya entonces se comportaba como una “fanática del control”
que se tomó su pertenencia a una minoría dentro de Princeton como un “decreto
para ser la mejor”.
La política, sin embargo, resultó ser una extraña mezcla de pretensiones elitistas y
acoso.
Y pues bueno, en otras palabras y como forma de repaso, el libro se divide en tres
capítulos “Mi historia”, “Nuestra historia” y “La historia continúa” que suenan a rollo
insulso de libro de autoayuda, lo cual no significa que haya que subestimar la utilidad
del empoderamiento. Obama hace hincapié en la importancia de los modelos, en
especial para las chicas de color en una cultura que no cambia con la suficiente
rapidez.
Michelle Obama se revela como una primera dama que no creía que el racismo
fuese a diluirse sólo con eslóganes elegantes.
Cuando Michelle Robinson oyó por primera vez a sus compañeros abogados
deshacerse en elogios sobre un nuevo miembro en prácticas del bufete llamado
Barack Hussein Obama, tuvo sus dudas. “Según mi experiencia, si le pones un traje
a cualquier negro medio inteligente, los blancos suelen perder la cabeza”, cuenta.
Mi historia da a conocer algunos detalles de los que los Obama no habían hablado
antes, como los tratamientos de fertilidad a los que recurrieron para concebir a Malia
y a Sasha; el aborto que provocó en ella “una punzada de nostalgia seguida por una
dolorosa sensación de ineptitud”; la terapia de pareja que salvó su matrimonio
cuando a ella le parecía que la carrera política de su marido “iba a acabar arrollando
nuestras necesidades”.
Obama explica la enorme presión que sentía por ser la única primera dama
afroestadounidense en una cultura adicta a la imagen.
No podía faltar tampoco alguna mención a sus logros en la Casa Blanca, como sus
iniciativas contra la obesidad infantil y en apoyo a los excombatientes.
Con todo, los pasajes en los que la autora intenta entender lo que está presenciando
ahora en su país son algunos de los más emotivos, aunque solo sea por el esfuerzo
que hace para conciliar el lúcido realismo de su educación con la sofisticada vida
que lleva hoy en día.
El tiempo que pasó en la Casa Blanca, relata, lo vivió “siendo consciente de que
nosotros mismos ya éramos una provocación”.
“Mi abuelo vivió con el poso amargo de sus sueños frustrados”, rememora. Al igual
que muchos afroestadounidenses de su generación, sus aspiraciones malogradas
le dejaron “un fondo de resentimiento y desconfianza”. La vida de la ex primera
dama ha sido diferente, llena de posibilidades, riqueza y logros. Obama insiste en
enumerar las mejoras del país en los ocho años anteriores a 2016, aunque fuesen
graduales.
“El progreso es lento”, dice a los jóvenes. Según ella, la juventud tiene que
apoyarse en “su perseverancia, su independencia y su capacidad de superación”.
A pesar de los intentos de los conservadores hace una década por pintarla como
una radical, Obama parece ser en el fondo una centrista moderada y metódica.
Como dice en Mi historia, hace tiempo que aprendió a reconocer el “reto universal
de armonizar quién eres con de dónde vienes y a dónde quieres ir”.
Michelle utilizó las herramientas que tuvo a su alcance cuando fue Primera Dama.
Focalizó su trabajo en ayudar a las minorías.
Con diferentes programas cambió la realidad de chicos obesos, veteranos de guerra
y mujeres vulneradas.
La actitud de Michelle en las últimas elecciones dejó en claro sus prioridades como
ciudadana. Priorizó el bien de los Estados Unidos, según su punto de vista,
hablando a favor de Hillary Clinton.
No importó que Clinton fuera una antigua adversaria de Barack Obama. Había que
evitar que Donald Trump ganara poder.