De los integrantes de la familia Cadbury, podríamos decir, que las funciones eran:

Richard fue aprendiz con un panero y, más adelante, su padre le brindó el capital
para poder poner un negocio propio; también se encargo de brindarle educación y
las cartas de presentación para las comunidades que visitaba. Elizabeth, en
cambio, no pudo acceder a la educación como la que tenía su marido, pues se
suponía que las mujeres tenían que adquirir los conocimientos solo para el oficio
familiar. En las alta sociedad, algunas mujeres podrían involucrarse en los
negocios de la familia. Elizabeth cuidaba el negocio de su marido, cuando esté no
estaba, y se encargaba de la casa en la que convivia con la familia , los apéndices
y los dependientes de la tienda.

En la segunda generación familiar, mientras los hijos seguían los pasos y

aprendieron el oficio de sus padres; las hijas mayores colaboraban con la madre
en la supervisión del hogar: El hijo mayor entró como aprendiz de panero, para
algún día hacerse cargo del negocio familiar. El segundo hijo recibió educación
para comerciar te y café. Para luego abrir una tienda junto a la de su padre, esta
situación impacto en que las hijas mayores que fueron aprendices de su madre, no
solo de las tareas del hogar sino también, de cumplir con las tareas de la tienda
cuando fuera necesario.
Al casarse la segunda generación de la familia, los cambios comerciales y
materiales, desembocaron en la independencia del lugar de trabajo ( la fábrica u
otro negocio) del hogar. Los negocios y el comercio se transformaron en espacios
exclusivos para los hombres, se logró así la materialización de la separación del
trabajo entre hombre y mujer. Entonces, la maternidad y la administración del
hogar se transforma en un oficio.

Las mujeres siguieron recibiendo una educación en el hogar ya que los nuevos
sistemas educativos que suplantaron a lo de los aprendices, no estuvieron
abiertos para ellas. A mediados del siglo XIX quedó establecido el rol del marido
era el de sostén de familia y de la mujer se limitaba a la vida doméstica y
dependiente el hombre se encargó del ámbito público y profesional mientras que
la mujer quedó relegada a lo privado y doméstico entonces la mujer se volvió la
portadora de los valores puros que contrarrestaron a las tendencias destructivas
del mercado.