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1. Narcisismo
''No puede haber dudas de que hay una estrecha conexión entre la
neurosis y efectos tan profundos del complejo de Edipo experimen-
tado en edad tan temprana [Rita, 15 meses]. No puedo determinar
si es a niños neuróticos a quienes la actuación temprana del com-
plejo de Edipo afecta tan intensamente, o si los niños se vuelven
neuróticos cuando este complejo se instala demasiado pronto" (Klein,
1926).
Este pecho bueno interno es proyectado sobre una parte del cuerpo mis-
mo del bebé (por ejemplo, el dedo). En el narcisismo, en cambio, la
búsqueda y fusión con el objeto interno idealizado se apoya sobre el
odio y rechazo hacia el objeto externo, por lo cual:
"Se podría decir que en este aspecto la diferencia entre simple gra-
tificación autoerótica y conducta narcisista es que en el primer caso
el volverse hacia el pecho interno bueno es la emoción determinan-
te, y en el último lo es el volverse lejos del pecho externo malo. Esto
concuerda con ciertas observaciones: en el primer caso el retorno al
objeto externo ocurrió más fácilmente que en el segundo" (Heimann,
1952).
3. Narcisismo y envidia
4. Identificaciones
guiendo un plano, por así decir, sagital. Klein (1946, 1952) señala el
otro movimiento psíquico alternante de fragmentación versus integra-
ción como una "escisión de distinta naturaleza", pero en realidad se tra-
ta más bien de un movimiento sincopado, tipo diástole-sístole.
En tanto los objetos idealizados y persecutorios constituyen el su-
peryó primitivo, el objeto bueno completo forma el núcleo del yo: se tra-
ta pues de una identificación yoica, prototipo de la identificación in-
troyectiva. En los momentos de fragmentación yoica predomina, en
cambio, la identificación proyectiva.
H. Etchegoyen (1985) pensaba que en Klein se dificulta comprender
el origen de las primeras identificaciones, en un más acá del comple-
jo de Edipo y la posición depresiva. Según su opinión debía atribuir-
se a la envidia primaria el impulso originario de las primeras identi-
ficaciones. Creo, en cambio, que Klein responde a esta inquietud de
modo inequívoco cuando en "Notas sobre algunos mecanismos esqui-
zoides" (1946) atribuye a la libido de succión los primeros movimien-
tos de incorporación e identificación introyectiva con el objeto, como
constituyente del núcleo del yo.
Es de lamentar que en obras posteriores Klein se muestre menos
precisa y parezca a menudo perder la distinción entre la identificación
yoica y aquellas que constituyen el superyó.
En mi opinión, enfatizando no sólo el carácter fundante sino sobre
todo el cohesionante, integrador de esta identificación yoica, podría pen-
sarse en una incorporación narcisista y no en la internalización de una
verdadera relación objetal. A mi entender, el pecho es un objeto de ne-
cesidad y un objeto de deseo, pero es también fundamentalmente un
objeto narcisista que, al ser introyectado, proporciona fuerza y cohe-
sión al yo oponiéndose a los procesos de desintegración. El deseo de
la madre que libidíniza al niño en la experiencia concreta del amaman-
tamiento es el vínculo de esa incorporación aglutinante que se tradu-
ce en apoyatura narcisista para el incipiente yo.
Considero que aquí tenemos por tanto una doble articulación: la de
la identificación proyectiva con las relaciones narcisistas de objeto; la
de la identificación introyectiva originaria con un narcisismo que lla-
maré trófico.
6. Narcisismo trófico
7. Resumen y conclusiones
Resumen
Bibliografía