Está en la página 1de 7

TEMA 4: Modelos Psicoterapéuticos: Teoría Humanista y Teoría Sistémica

En el ámbito de la Psicología podemos reconocer cuatro fuerzas teóricas que forman las grandes orientaciones psicoterapéuticas. A la
nombradas en el tema 1, 2 y 3, el Psicoanálisis, se unirá en la primera mitad del siglo XX el Conductismo (que luego evolucionará a
cognitivismo y todas las combinaciones del paradigma Cognitivo-Conductual o Cognitivo-Comportamental). Ya en la segunda mitad del
siglo XX, se forjan dos modelos que revisaremos en nuestro Tema 4: la perspectiva Humanista y el modelo Sistémico.

La llamada “Tercera fuerza”, teoría Humanista, viene a intentar componer un equilibrio entre el paradigma psicoanalítico y conductual.

A su vez, en la teoría Sistémica convergen nuevos modelos teóricos de otros campos disciplinares, la teoría general de sistemas y las
teorías de la comunicación humana, generando una nueva concepción del ser humano y sus problemáticas desde el grupo familiar y los
subsistemas en que nos desarrollamos.

1. Teoría humanista.

La perspectiva humanista se constituye -en palabras de Maslow (1968)-, como una “tercera fuerza” en psicología con el fin de combatir las
tendencias deterministas y fragmentarias del psicoanálisis y el conductismo (Cloninger, 2003). En 1961 se funda la Asociación de
Psicología Humanista que fue integrada por connotados profesionales de la época (Allport, Fromm, Kelly, Maslow, Murray, Rogers),
curiosamente algunos como Allport y Murray son recordados por sus teorías de rasgos más que por sus centrales aportes a la teoría
humanista.

Podemos describir como elementos centrales del modelo la noción de crecimiento personal, así también:

• Centrarse en la experiencia humana y su desarrollo.

• Valorar la experiencia subjetiva, particularmente lo emocional.

• Hacer un énfasis en el presente, más que el pasado o futuro.

• Capacidad de cada persona en su reflexión y siendo responsable de sus resultados.

• Buscar ciertas modificaciones ambientales para el desarrollo pleno de los individuos.

Los humanistas describen un “sí mismo” que contiene el potencial de crecimiento, pero el alejamiento de ese sí mismo verdadero es lo que
provoca el sufrimiento.

Los autores vienen del Psicoanálisis, la Psicología Experimental norteamericana, la Teoría de la Forma alemana (Gestal), el
Existencialismo, el Psicodrama, etc.

La clínica de orientación humanista prefiere no hacer diagnósticos en los términos que tradicionalmente se maneja en salud mental (DSM,
CIE) y “hacer hincapié en las metas de la conducta más que en los mecanismos por los cuales ocurre el comportamiento” , es decir están
orientados hacia elfuturo, aunque veremos con Perls la importancia del presente.

Dentro de la corriente humanista se suele incluir diversos autores: Terapia Gestáltica de Fritz Perls, Psicoterapia centrada en el diálogo o el
cliente de Carl Rogers, la Jerarquía de Necesidades de Abraham Maslow, el Psicodrama de Iacov Moreno, la Logoterapia de Viktor Frankl,
la Bioenergética de Alexander Lowen, entre otros. Para este documento nos centraremos en los tres primeros: Rogers, Maslow y Perls.
1.2. Carl Rogers: Psicoterapia de diálogo o Psicoterapia centrada en el cliente.

Carl R. Rogers (Illinois, 1902- 1987) fue un psicólogo estadounidense que funda junto a Maslow el movimiento humanista. Rogers fue el
primer terapeuta en publicar sesiones de psicoterapia para la investigación tomando de manera sistemática registros grabados, acto
revolucionario en la década de 1940 -aunque hoy no parezca tan novedoso- y que no fue bien aceptado por la comunidad terapéutica en un
comienzo. Rogers abogaba por lo que llamaba la tendencia a la realización del ser humano, principio que trasciende a prácticamente todas
las orientaciones dentro de la psicología humanista, “la motivación intrínseca de cada persona es básicamente buena y sana”

Para Rogers, el individuo debe estar abierto a la experiencia de una manera existencial, es decir, vivir plenamente cada momento, “la
experiencia cambia y cada momento permite emerger al sí mismo, cambiando posiblemente por la nueva experiencia”. La tensión se instala
entre el sí mismo ideal y el sí mismo real. Este último es el genuino e incluye la realización, pero la discrepancia con el sí mismo ideal
genera incongruencias y conflictos. Si se renuncia al sí mismo real se provoca una autorrealización falsa, una tendencia enferma producto
de esta incongruencia, al ser la sociedad (con sus ideales) y no el individuo el que define el sí mismo que se debe realizar.

El sí mismo tiende a la actualización y es inherente a todo organismo y “mueve al ser humano en dirección a lo que se define como
crecimiento, maduración, enriquecimiento vital”

Las concepciones básicas de la psicoterapia de Rogers fueron elaboradas entre los años 1938 y 1950, primero bajo la designación de
“terapia no directiva” y solo en 1951 como “psicoterapia centrada en el cliente”.

La Terapia centrada en el cliente “se orienta hacia la experiencia del cliente en particular hacia los sentimientos, para movilizar la fuerza
que produce el crecimiento de la tendencia a la realización”

En síntesis, el terapeuta debe ser autentico, congruente y sincero consigo mismo, no tener fachada, ofrecer una comprensión empática, sin
enjuiciamiento, en un proceso de acompañamiento. En lo sustancial se trata de que el terapeuta devuelva al cliente, con sus propias
palabras y en retroalimentación permanente, aquello que ha comprendido en términos vivenciales, sentimientos, sensaciones y
experiencias. Este último punto requiere un trabajo del terapeuta para conocerse a sí mismo, comparable con un análisis didáctico

La noción de psicoterapia centrada en el cliente de Rogers fue evolucionando a partir de su propia experiencia y pensamiento. Kriz (1990)
lo divide de la siguiente manera:

1. Fase de la terapia no directiva (década 1940).

En primer plano está un asesoramiento no directivo que busca ofrecer al cliente una situación en que se sienta seguro y amparado, se
caracteriza por una permisividad o no directividad. El concepto de paciente es sustituido por cliente, intentando alejarse del modelo médico
de enfermedad, pues se apunta a la autorrealización.

2. Fase de la verbalización de sentimientos (década de 1950 hasta mediados de la década de 1960). Aquí se sitúa en primer plano el cotejo
del cliente con su propio mundo de sentimientos.

La intervención del terapeuta pasa de un esclarecimiento cognitivo de los problemas del cliente hacia una verbalización de sentimientos. En
este momento el esquema del sí mismo en clave, y se elaboran tres variables básicas: a) apreciación positiva y calidez emocional
(aceptación), b) autenticidad (congruencia consigo mismo), y c) comprensión empática.

3. Fase de centramiento en la vivencia (desde mediados de la década de 1960). Se destaca la relación terapeuta y cliente, intentando no
arruinar el contacto entre ambos y por sobre todo del cliente consigo mismo, es decir, su vivencia, sentimientos y formas de percibir, como
actitudes y reacciones.

Se integran nuevas formas de intervenir que promuevan lo vivencial.

4. Fase de ampliación e integración (desde la década de 1970). Se integran nuevas técnicas y teorías, como aspectos de la teoría de la
comunicación de la escuela de Palo Alto (que revisaremos más adelante a propósito del modelo sistémico), nociones de la teoría de la
información y psicología cognitiva.

Finalmente se espera que, en un clima de respeto, autenticidad y comprensión, el cliente desarrolle más autonomía en lugar de
dependencia; una autoaceptación y autorespeto en lugar de autorechazo y denigración; flexibilidad en vez de rigidez; creatividad en lugar
de adaptación excesiva, todo lo anterior apunta a la autorealización. “Con el ofrecimiento de la relación terapéutica ya descrita, el cliente
experimenta una liberación de la amenaza.
1.3. Abraham Maslow: Jerarquía de necesidades.
Abraham Maslow (Nueva York, 1908-1970) se le considera con Rogers, uno de los
fundadores y principales exponentes de la psicología humanista. Su visión fue
influida por tradiciones asiáticas “taoísta” lo que ofrece una integración diferente y
ampliada a los conceptos que plantea Rogers.
Maslow sugirió al existencialismo como filosofía alternativa que permitía un
conocimiento experimental, solo así la psicología podría entender el significado
profundo de la vida y por ello requería esta “tercera fuerza” que fuera influenciada
por el existencialismo y la filosofía oriental. La ciencia taoísta sería subjetiva y
experiencial, no objetiva y abstracta, lo que permitía ese acercamiento. Para este
autor la motivación cambia conforme ascendemos en una jerarquía de las
necesidades o motivos. Esta jerarquía consta de cinco niveles, cuatro niveles de
motivación deficitaria y una quinta de motivación del ser o autorealización. Los
cuatro primeros se entienden como deficitario en tanto contemplan necesidades
básicas que si no se satisfacen dan lugar a un deseo vehemente y dirigen la acción.
Cuando se satisface más o menos adecuadamente las necesidades, se pueden
subir a un nivel superior.

El primer nivel dominará la motivación si no se satisface, es una necesidad básica. El segundo nivel apela a seguridades básicas y Maslow
interpreta algunas neurosis como un intento de garantizar la seguridad correspondiente a este nivel de la escala. El tercer nivel podríamos
entenderlo como necesidades de pertenencia y amor, tanto de dar amor como recibirlo. El cuarto nivel propone una estima estable, no solo
momentánea para lograrlo. “Una vez que las necesidades deficitarias se han satisfecho de manera más o menos adecuada, la persona
funciona a un nivel superior al que Maslow denominó motivación del ser. ​Maslow caracterizaba a la gente autorrealizada del siguiente
modo: con una percepción eficiente de la realidad, con una aceptación de sí mismo, con un comportamiento espontáneo, estando
centrados en los problemas no en sí mismos lo que le da un carácter social, gustándoles la privacidad, autónomos y no
dependientes de la gente y el mundo para satisfacer sus necesidades, teniendo una frescura en la apreciación que obtenga un
sentido de asombro y admiración en la vida, y teniendo la capacidad de tener experiencias cumbres (experiencias místicas).

Para Maslow mucha gente busca la terapia para satisfacer sus necesidades de amor y pertenencia, y el proceso terapéutico debe estar
orientado a cubrir esas necesidades adaptándose al paciente en particular. No descartaba para los neuróticos graves otro tipo de trabajo
como el psicoanálisis freudiano y para individuos más sanos una terapia de grupo.
1.4. Fritz Perls: Terapia Gestáltica, aprendiendo a darse cuenta (awareness).

La psicología alemana de la Gestalt fue fundada en Alemania por Wertheimer, Kölher u Koffka poco antes de la Primera Guerra Mundial,
apunta a mostrar la primacía de la forma y la totalidad, investigando las configuraciones y patrones naturales que aparecen en la
experiencia directa, criticando el conductismo y el estructuralismo que analiza el consciente dividiéndolo en elementos. Fritz S. Perls
(Berlín, 1893-1970) junto a su esposa Laura (Lore Posner, Alemania, 1905-1990) fundan la Terapia Gestáltica, aplicando de una manera
muy general y a momentos metafórica las leyes de la psicología de la Gestalt o Psicología experimental de la Forma. El origen de Perls fue
el psicoanálisis y extrajo de esta teoría importantes elementos a partir de su análisis con Karen Horney y Wilhelm Reich, como también
integró diversos abordajes y corrientes a su teoría. Perls también se interesó como Maslow en la filosofía oriental, particularmente la
meditación zen es su viaje a Japón en el año 1960, lo que implicó su rechazo de la teorización a favor de la experiencia consciente
personal.

La teoría gestáltica es en sí misma una práctica terapéutica y no se comprende sin esa interrelación. A partir de uno de sus cuatro máximos
discípulos Claudio Naranjo (1970), obtenemos nueve mandamientos nucleares que orientan la práctica terapéutica:

1. Vive ahora. Preocúpate del presente, no del pasado o del futuro.

2. Vive aquí. Ocúpate de lo que está presente, no de lo ausente.

3. Deja de representarte cosas. Experimenta la realidad.

4. Deja de raciocinar innecesariamente. Es mejor probar y ver.

5. Exprésate en lugar de manipular, explicar, justificar y juzgar.

6. Entrégate al desagrado y al dolor como a la alegría. No restrinjas el darse

cuenta.

7. No aceptes ningún “debe ser” o “tener que ser” que no sean tuyos propios.

8. Asume la plena responsabilidad de tus acciones, sentimientos y

pensamientos.

9. Acéptate (y acepta a los demás) como eres ahora (y como ellos son ahora).

La terapia gestáltica apunta a buscar el equilibrio de los individuos entre darse soporte a sí mismo y recibir soporte de los demás, pasar de
ser dependientes a ser independientes, aunque cada persona decide su propio equilibrio. En este modelo “el cliente aprende a utilizar el
<darse cuenta> (awareness) de sí mismo, como organismo total que es. Aprendiendo a enfocar el darse cuenta descubre lo que él es y no
lo que él debería ser o lo que podría haber sido... aprende a confiar en sí mismo. Así obtiene un desarrollo óptimo de su personalidad,
dándose soporte a sí mismo”. Esta meta de actualización esta obstaculizada por situaciones que quedan inconclusas, “sin cerrar”, y el
terapeuta debe ser un espejo para que el cliente las descubra, desarrollándolo desde un enfoque existencialista que va más allá de los
síntomas o el carácter, se trabaja la existencia total integrando la personalidad. Los elementos conceptuales centrales de la terapia
gestáltica son crecimiento o autorrealización, que mantiene un contacto con el mundo externo e interior, en un flujo de darse cuenta aquí y
ahora, en un encuentro entro yo y tú. A partir de esta postura se extraen seis rasgos distintivos que pueden comprenderse como máximas
para la Terapia Gestáltica y en mayor medida para la acción de los psicoterapeutas humanistas (Kriz, 1990):

1. La Gestalt no es arbitraria, a lo vivo no se le puede forzar contra su propia naturaleza.

2. Las fuerzas configuradoras son interiores, y son las impulsoras de lo vivo.

3. Los momentos de trabajo no son arbitrarios, hay momentos determinados e

instantes fecundos y el proceso de cambió continúa.

4. La velocidad de trabajo no es arbitraria, el proceso de maduración tiene su

tiempo.

5. Es preciso tolerar los rodeos, siendo estos rodeos necesarios para el

desarrollo de cada ser.

6. El proceso es reciproco, por lo que la relación terapeuta cliente se basa en este trato.
La toma de conciencia propuesta por Perls apunta a un trabajo sobre las resistencias y el proceso mismo de reprimir, así la terapia no se
centra en el material desconocido (por qué se reprime), si no en el proceso mismo de contacto y bloqueo en el aquí y ahora, en esa
conducta aparecen las Gestalt incompletas o no cerradas. Esta propuesta muestra la integración de elementos psicoanalíticos
(resistencias) con los elementos de la psicología de la forma, pero de un modo nuevo a partir de la teoría de Perls. Integra de este modo el
análisis caracterial de William Reich, incorporando un trabajo corporal para acceder a las resistencias. ​Para ello utilizan una serie de
técnicas orientadas a ayudar al cliente en este proceso de darse cuenta, preguntas vivenciales ¿qué haces? ¿qué sientes? ¿qué
evitas? Estas preguntas apuntan a este proceso. La técnica de la “silla vacía” busca vivenciar los obstáculos más que encontrar
las causas de ellos, y el rol del terapeuta es de catalizador de las experiencias fenomenológicas del cliente. Se busca percibir los
contextos en donde la figura y fondo toman posiciones diferentes, en tanto el ser humano organiza sus percepciones en función
de los contextos y necesidades internas y externas. Se trataría de poder sentir las necesidades e identificarlas para poder actuar,
es en la medida que sigan existiendo bajo nuestro desconocimiento nuestro crecimiento y armonía está obstaculizado. El
equilibrio se encuentra trabajando con las emociones, reviviendo los obstáculos emocionalmente, solo así pueden cerrarse y no
quedar inconclusas. Por ello se busca entrar en contacto con el propio self (sí mismo), que incluye el cuerpo y la mente, su
organismo total.

1.5. Teoría humanista: pluralismo conceptual.

Como se ha intentado demostrar brevemente, la teoría humanista muestra un variado entramado conceptual, teórico y técnico. Supone la
integración de elementos desde el psicoanálisis, pasando por conductismo y psicología experimental, hasta las filosofías orientales y el
existencialismo. Pero pese a esta divergencia conceptual, en la técnica terapéutica convergen la visión de ser humano, y sus posibilidades
de realización.

Las técnicas terapéuticas van desde el diálogo, la representación teatral, el trabajo grupal, el arte como herramienta, el trabajo corporal,
etc., no pudiendo reducir a un modelo técnico, sino más bien dependerá de la postura clínica que nos encontremos.

Por último, dentro del mismo campo humanista encontramos acercamientos a la ciencia experimental con Rogers, hasta el rechazo de
Maslow. Muestra su figura problemática con el modelo tradicional de psicología positivista, lo que se ha visto expresado en la formación
misma de psicoterapeutas en el ámbito universitario. Pese a lo anterior, ofrece un campo conceptual rico en postulados y diversos en el
trabajo clínico.

2. Teoría Sistémica Familiar.

La terapia sistémica, o terapia familiar, o terapia sistémica-familiar, proviene de la integración de diferentes aportes a la ciencia -no
necesariamente psicológica-, poniendo como foco la familia esta vez entendida como núcleo central. La conducta de los individuos y sus
problemas solo cobran sentido y adquiere significado en función de su relación a su sistema familiar significativo. Pero esta comprensión
requiere incluir conceptos de “la teoría general de sistemas” (Bertalanffy), La teoría de la información” (Shannon), la cibernética (Wiener), la
antropología cultural sistémica (Bateson), aunque no podamos determinar de manera exacta la contribución específica de cada teoría en el
resultado final llamado Teoría Sistémica Familiar. El foco de la teoría sistémica estará puesto en las interacciones humanas, sus contextos,
sus pautas comunicativas, los circuitos de interacción intrapsíquicos y extrapsíquicos, los intentos de solución ineficaces, y todos los
circuitos que mantienen los problemas Desde la persona consultante abarcaremos a su familia nuclear, familia extensa, subgrupo
comunitario (trabajo, amigos), dependiendo de la perspectiva clínica puede ser el consultante un individuo, o el sistema entero (familia,
pareja). El principal foco es el trabajo familiar, pero se puede encontrar terapia de pareja y terapia individual desde un enfoque sistémico.

2.2. Escuelas Sistémicas familiar.

- Escuela de la Comunicación en Terapia Familiar, Palo Alto - Virginia.


- Terapia Familiar Estructural, Filadelfia: Analiza fundamentalmente la estructura del sistema familiar y sus subsistemas incluidos
sus fronteras y coaliciones. Se valorará la rigidez o flexibilidad de los subsistemas, la permeabilidad o separación de las fronteras
que lo separa, asumiendo que deben existir fronteras entre los subsistemas, aunque no demasiado rígidas que no permitan
contacto o nuevas alianzas. La intervención es bastante normativa en tanto parte del supuesto de una familia sana y de buen
funcionamiento, por lo que el terapeuta procederá de manera directiva. A lo menos se trabajará con tres subsistemas: conyugal,
parental (que podría incluir a un abuelo o abuela o un hijo(a) en quien se han delegado funciones) y el de hermanos.
- Terapia Sistémica (Estratégica), Escuela de Milán​: Esta corriente toma fundamentalmente los puntos de vista de la interacción
familiar y los “juegos” que limitan esa interacción, el trabajo será “estratégico” al intentar desarticular esas pautas de conducta.
Desde esta perspectiva la etiología de la perturbación no cuenta, solo importa la estructura actual de las interacciones, sus
significados para mantener la homeostasis familiar (con sus síntomas incluidos) y la creación de nuevas estrategias para perturbar
esta homeostasis.
2.3. Teoría de la comunicación Humana: Watzlawick et al.

En 1967, tres autores del grupo de Palo Alto expusieron cinco postulados referidos a la teoría de la comunicación que impacto hasta el día
de hoy, las teorías comunicativas y la psicología en general. Particularmente los tratamientos desde la teoría sistémica -cualquiera que sea
la corriente-, trabajan desde estos postulados, pues el análisis fundamental siempre irá en la línea de las pautas comunicativas entre los
sistemas, como las consecuencias y efectos (sintomáticos) que esto conlleva. Estas propiedades pragmáticas de la comunicación se
definieron como cinco axiomas que determinan las pautas comunicativas entre los individuos y afectan la relación de los sistemas
(Watzlawick, Beavin, Jackson, 1981):

1. Imposibilidad de no comunicar. “Actividad o inactividad, palabras o silencios, tienen siempre valor de mensaje: influyen sobre los demás,
quienes, a su vez, no pueden dejar de responder a tales comunicaciones y, por ende, también comunicar” (Ibid, p.50). Desde este
postulado toda conducta, dentro de una interacción humana es comunicación.

2. “Toda comunicación tiene un aspecto de contenido y un aspecto relacional tales que el segundo clasifica al primero y es, por ende, una
metacomunicación” (Ibid, p.56). El lenguaje no solo comunica si no también crea y define relaciones.

3. “La naturaleza de una relación depende de la puntuación de las secuencias de comunicación entre los comunicantes” (Ibid, p.60). La
interpretación de un acto comunicativo dependerá del punto en que nos detengamos en esa comunicación, cómo puntuemos ese
intercambio comunicativo, en que parte de una oración nos detengamos o en cual hacemos énfasis.

4. “Los seres humanos se comunican tanto digital como analógicamente. El lenguaje digital cuenta con una sintaxis lógica sumamente
compleja y poderosa, pero carece de una semántica adecuada en el campo de la relación, mientras que el lenguaje analógico posee la
semántica, pero no una sintaxis adecuada para la definición inequívoca de la naturaleza de las relaciones” (Ibid, p.68). Por digital se
entiende artificial en el sentido de convenciones y signos, lo analógico refiere a la semejanza entre contenido y signo. El contenido de una
comunicación se trasmite prevalentemente por vía digital (palabras), el aspecto contextual lo hace por vía analógica (mímica, gestos, tonos
de voz).

5.“Todos los intercambios comunicacionales son simétricos o complementarios, según que estén basados en la igualdad o en la diferencia”
(Ibid, p.70). La conducta comunicativa reacciona a la conducta del otro participante, es interaccional.

Bajo estos axiomas Watzlawick (et al.) define paradojas comunicativas que atrapan a los individuos dejándolos sin salida. Por ejemplo, una
persona A le dice a otra B ¡sé espontánea¡, cualquier cosa que haga a continuación no será espontánea, lo único que queda es
metacomunicar esta imposibilidad. Las relaciones humanas y en particular las familiares están llenas de paradojas que imposibilitan un
intercambio sano.

A los axiomas de a comunicación debiéramos sumar los aportes de Gregory Bertalanfy para entender las relaciones entre los sistemas: a)
Retroalimentación y regulación. Los sistemas se retroalimentan circularmente, otorgándose feedback, que corrige las desviaciones del
sistema; b) Sistemas cerrados y abiertos. Existen sistemas cerrados al medio o abiertos al intercambio; c) Homeostasis y calibración. Los
sistemas tienden al equilibrio y mantener la estabilidad de su funcionamiento.

A su vez los sistemas oscilarán entre tener límites rígidos o difusos en su intercambio de manera interna y externa. En las parejas con
límites interiores rígidos, pero límites exteriores difusos suelen erigir una muralla protectora entre sus miembros por miedo a una intimidad
demasiado grande con pérdidas de sí; por otro lado, límites externos rigidez, pero límites internos difusos se cierran

aspirando a una simbiosis entre ello. Una persona “no enferma” se caracteriza por tener un repertorio de conductas que no lo encasillen a
un solo tipo de respuestas ni a una sola manera de establecer sus límites (Kriz, 1990).
2.4. Elementos centrales de la Terapia Familiar-Sistémica.

A partir de lo que hemos descrito, la “Terapia Familiar-Sistémica” designa un numero grande de corrientes, más amplia de lo expuesto
hasta el momento y difícil de abarcar tan sucintamente. Los comienzos de esta teoría provienen de psicoanalistas que desearon ampliar
sus conceptos. Tempranamente Erikson, Spitz, Fromm o Sullivan incorporaba el trabajo con familias desde una orientación psicoanalítica.
Esta combinación de autores de orientación psicoanalítica, humanistas, Cognitivos de la Comunicación, le otorga una heterogeneidad
novedosa al modelo, pero pese a esas variaciones podemos reconocer algunos elementos transversales en su trabajo más allá de los
hasta ahora presentados (Kriz, 1990):

1. Alianza de trabajo terapéutica. ​Como los otros modelos expuestos en este curso y en general en la psicoterapia, le otorga crucial
importancia a la alianza. En este modelo la alianza se establece en el momento de empezar a trabajar con el sistema familiar (S), y desde
ese mismo momento se produce el primer cambio desde el punto de vista sistémico, ya que se constituye un nuevo sistema (S`) que
incluye al terapeuta. Es clave como en los otros modelos las primeras sesiones, ya que se establecen las reglas comunes de trabajo, por
ejemplo, muchos terapeutas solo comienzan si asisten al menos todos los miembros de la familia nuclear, padre e hijos; o también cómo
será la comunicación, favoreciendo que sea directa entre los miembros (“dígaselo usted, no me lo diga a mi”), sin chismes o cotilleos, entre
otras. 2. Reencuadre. La tarea esencial del terapeuta consiste en redefinir la manera de ver los problemas y el significado que cobra los
síntomas al interior de un núcleo familiar. La homeostasis familiar perpetúa rígidamente las pautas patológicas de comunicación, concepto
introducido por Jackson en 1957 al ver que las familias sufrían síntomas importantes cuando el paciente mejoraba (Watzlawick et al., 1981).
Otros autores entre los que se encuentra Stanton y sus colaboradores (1997), han desarrollado esta idea en los pacientes adictos al
proponer una codependencia familiar de la adicción, en la medida que el paciente mejora y deja de consumir, la familia hace crisis
incentivando la vuelta al consumo.

3. Trabajo sobre las fronteras. Desde la perspectiva sistémica se concibe no solo el grupo familiar como un sistema, sino también
numerosos subsistemas incluidos: pareja parental, pareja conyugal, hermanos, alianzas especificas nieto- abuelo(a) u otros. El terapeuta
interviene atendiendo con mucho cuidado las fronteras de determinados subsistemas familiares, fortaleciendo o debilitando coaliciones y
alianzas al interior del sistema familiar (por ejemplo, si se considera necesario fortalecer la pareja paternal en relación a hijos demandantes
y sin límites).

4. Anamnesis familiar y genograma. Este ejercicio -que ya hemos nombrado-, es clave para poder visualizar de manera gráfica las
diferentes posiciones e interacciones entre los miembros. Se incluyen datos objetivos y contenidos subjetivos referido a dinámicas y
conflictos.

Por último, ​desde el modelo Estratégico de Minuchin se conciben a lo menos tres estrategias de trabajo (Minuchin, 1994; Kriz,
1990):

1. Cuestionamiento del síntoma. ​El síntoma que mueve a la familia a consultar es una solución protectora destinada a mantener la
homeostasis en condiciones de estrés y conflicto. Por este motivo es clave redefinir la visión que tiene la familia sobre el problema y revisar
las interacciones que se producen en torno al portador del síntoma.

2. Cuestionamiento a la estructura familiar. ​Cuando el terapeuta ha entrado en la familia y fija un mapa de hipótesis, debe poner de
manifiesto las alianzas y coaliciones, mostrar el conflicto y sus desviaciones a través de terceros, y cómo ello afecta las fronteras
demasiado rigidez o difusas entre los subsistemas. Lo anterior se hará en función de la solución intentada a los conflictos y las estrategias
desarrolladas.

3. Cuestionamiento de la realidad familiar​. Los síntomas muestran que la familia ya no tolera la realidad que han creado, las pautas de
interaccione entre los miembros dependen de esa experiencia de realidad que debe ser modificada.

También podría gustarte