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La asunción del General Mitre. La doctrina de la revolución triunfante.

Resumen de Carlos Marucci (2019)

El primer golpe de Estado y probablemente el más olvidado, es consecuencia


necesaria de la batalla de Pavón, cuando Derqui, presidente electo de conformidad a
la constitución nacional de 1853, fue derrotado por Mitre y obligado a renunciar el 5
de noviembre de 18611, asumiendo posteriormente el vicepresidente Pedernera, el
que finalmente por decreto del 12 de diciembre de ese año declaró en receso el
poder ejecutivo.2

En esas circunstancias las provincias le confiaron al gobernador de Buenos


Aires, Bartolomé Mitres, el ejercicio provisional de los negocios de la Nación. Mitre
ejerció dichas atribuciones desde el 12 de abril de 1862 hasta el 12 de octubre de ese
año, con el título de “gobernador de Buenos Aires, encargado del Poder Ejecutivo
nacional”. Durante este período el gobierno fue ejercido de facto 3 (por fuera de la
ley y la constitución).

No muchos años después, la Corte Suprema de Justicia de la Nación


reconoció que, en virtud de este acto de insurrección, Mitre poseía el poder
suficiente para asumir la elevada función de gobernar un país.

Al decir de Carlos Nino, fue el hecho de armas que tuvo más impacto en la
institucionalización del país, con “una secuela jurídica que sería el germen de una
debilidad crucial en nuestras prácticas jurídicas: el reconocimiento de los gobiernos
de facto, máxima expresión del sentido de ajuridicidad de nuestra vida pública. En
efecto, a raíz de un asunto absolutamente nimio sobre el pago de una letra de
cambio que había sido anulado por Mitre, la Corte Suprema sostuvo, en el caso
«Martínez, Baldomero y otro» (Fallos, 2:127) de 1865 que «el gobernador de
Buenos Aires y general en jefe de su ejército, fue autoridad competente para
decidir en esa clase de asuntos, por ser quien ejercía provisoriamente todos los
poderes nacionales, después de la batalla de Pavón, con el derecho de la
revolución triunfante y asentida por los pueblos, y en virtud de los graves
deberes que la victoria imponía». Este crudo reconocimiento de derechos
fundados en la fuerza tendría funestas consecuencias, que se manifestarían
1
Abandonó el país, algunos dicen que sin renunciar.
2
El Congreso se hallaba en receso desde el 1 de octubre de 1861.
3
Indicaba Sánchez Viamonte, que “no hay gobiernos de facto. el gobierno es una institución, y toda
institución es de jure por su misma naturaleza. un golpe de estado no cambia el gobierno, sino los
gobernantes o funcionarios…”

1
muchas décadas después, para la conformación de nuestra [mala] práctica
constitucional.”4

Repasemos, fue el 5 de agosto de 1865, durante la presidencia de jure


(constitucional) de Mitre, cuando advino el primer hito jurisprudencial importante
acerca de la doctrina de facto (conjunto de fallos de la Corte Suprema sobre los
gobiernos al margen de la constitución). La Corte Suprema de Justicia de la nación
resolvió el caso Baldomero Martínez, en el cual, eran cuestionadas dos resoluciones
que el gobernador de la provincia de Buenos Aires había dictado durante el tiempo
en que estuvo a cargo del poder ejecutivo nacional.

La Corte sostuvo “que el gobernador de Buenos Aires fue autoridad


competente para conocer y decidir en esa clase de asuntos, por ser quien ejercía
provisoriamente todos los poderes nacionales, después de la batalla de Pavón, con el
derecho de la revolución triunfante y asentida por los pueblos, y en virtud de los
graves deberes que la victoria le imponía”.5

La sola invocación de la revolución triunfante, asentida por el pueblo, sirvió


de sustento para quebrar la joven Constitución nacional.6

4
Nino Carlos, Un país al margen de la ley, Buenos Aires, Ariel, 2005, 3a ed., p. 60.

5
Ziulu Adolfo, Drecho Constitucional, Tomo II, Buenos Aires, Depalma, 1998, p. 332
6
Diana, Nicolás, Discurso jurídico y derecho administrativo: doctrina de facto y emergencia
económica.

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