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de Santiago Guervós
Universidad de Málaga
J. DERRIDA: LA ESTRATEGIA DE LA
DESCONSTRUCCIÓN.
Conferencia pronunciada en el Colegio de Arquitectos de Málaga, 31 de Marzo
de 1995.
“Mis textos no pertenecen ni al registro ‘filosófico’ ni al registro
‘literario’. Comunican de esta forma, eso espero al menos, con otros
que, por haber operado una cierta ruptura, ya no se llaman ni
‘filosóficos’ ni ‘literarios’”(P,p.92)
Esto no quiere decir que su discurso se situe en un “más allá” de la
filosofía que certifique como un hecho su “muerte”, algo tan patético en nuestro
mundo actual, sino que se instala en un límite. No hay, por tanto, ni un estar
dentro ni un estar fuera de la filosofía, sino un mantenerse en sus márgenes,
porque sólo a partir de ahí y mediante lo que Derrida llama “el doble juego” es
posible acceder a una nueva forma de pensamiento que se oponga a la
supremacía del logos occidental, es decir, a la razón occidental logocéntrica.
Ahora bien, la operación mediante la cual se debe producir este “afuera”
del discurso filosófico tradicional - la desconstrucción - no puede ser
entendida como un tránsito desde un interior a un exterior. Exceder el discurso
de la filosofía, que siempre se ha ceñido a asegurar el dominio del límite, no
puede significar dar un paso fuera de la clausura, porque el afuera pertenece a
las categorías del adentro. La transgresión - sea en el ámbito de la filosofía, de
las artes, o de la literatura - se decide, por lo tanto, en los márgenes de la
clausura, pero solamente de una manera estratégica que es históricamente
finita: De esta forma resume el propio Derrida lo que acabamos de señalar:
“No hay una transgresión si se entiende por eso la instalación
pura y simple en un más allá de la metafísica, en un punto que sería
también, no lo olvidemos, y, en primer lugar, un punto del lenguaje o
de escritura... Por el trabajo que se hace de una y otra parte del
límite, el campo interior se modifica y se produce una transgresión
que, por consiguiente, no está en ninguna parte presente como un
hecho consumado”(P., p.19)
Este equilibrio inestable genera la inseguridad característica que
conlleva toda posición crítica radical. El propio Derrida es consciente de que es
imposible hablar contra la razón, contra el orden de la razón: “contra ella,-dice-
sólo se puede apelar a ella, sólo se puede protestar contra ella en ella, sólo nos
deja en su propio terreno el recurso a la estratagema y a la estrategia” (ED,
p.54) He aquí la clave para comprender la desconstrucción y la posición
marginal del pensamiento de Derrida: puesto que la revolución crítica contra el
sistema o la Razón sólo puede hacerse en ella misma, es necesario servirse de
una estrategia que permita desconstruir la propia filosofía ( o las artes visuales
), estrategia que piensa la genealogía estructurada de sus conceptos desde un
interior, pero también desde un cierto exterior en el que se pueda determinar lo
que de alguna manera se ha tratado de disimular o prohibir a través de una
represión interesada (P.,p.12) Aquí el esclavo liberado no se olvida del amo,
sino que insiste en sus derechos sobre el amo, es decir, en la dependencia
dialéctica del texto de la filosofía con respecto a sus márgenes. Por eso,
pretender situarse en un terreno neutral desde el que poder elevar todo tipo de
argumentos contra algo tan inamovible como es el legado de nuestra propia
cultura es una verdadera falacia. Ni siquiera el propio Derrida puede escapar a
las redes de un lenguaje heredado que nos impide renunciar a una cierta
complicidad con la propia metafísica. La argucia entonces no puede ser otra
que la estrategia.
I
II
En primer lugar la “desconstrucción” no es ni un análisis, ni una crítica.
No es un análisis porque la desconstrucción no finaliza en un elemento simple
o en un orígen, más allá del cual ya no se puede ir. Origen y elemento simple,
en cuanto conceptos metafísicos, son “valores” también objeto de la
desconstrucción. Y no es una crítica al estilo kantiano, pues también debe ser
objeto de desconstrucción la estructura de la crítica trascendental kantiana.
Remitamosnos a las
MODALIDADES ESTRATEGICAS DE LA
DESCONSTRUCCION.
Ya apuntábamos hace unos momentos que el valor estratégico de la
desconstrucción se orientaba hacia un rechazo radical de los ideales
metafísicos tradicionales, sobre todo por la violencia que han ejercido a lo largo
de la historia del pensamiento. Pero este rechazo, como contrapartida,
presupone una atenta lectura (hago epecial enfasis en esto) del pensamiento
occidental. Ahora bien, una sacudida o “solicitación- como suele decir Derrida-
del pensamiento filosófico occidental sólo puede venir desde fuera, es decir, de
un choque violento con lo otro prohibido y relegado. Pero como la fuerza y la
lógica interna del sistema pueden transformar las transgresiones en falsas
salidas, Derrida se sitúa estratégicamente “dentro del sistema”, donde
realmente nos encontramos, y en esta posición sólo caben dos posibles
estrategias:
Ahora bien, no hay que olvidar que la permanencia en esta fase significa
operar todavía dentro del sistema y sobre el terreno objeto de la
desconstrucción. Es un gesto estructuralmente necesario, ya que una mera
neutralización de la oposiciones duales, que son de hecho estructuras
jerárquicas, dejarían el campo intacto y confirmarían lo que se ha de
desconstruir. La operación de invertir el orden jerárquico dado de las
oposiciones no consiste “en renovar el contenido de la jerarquía o la sustancia
de los valores, sino en transformar el valor mismo de jerarquía” (S., p. 53).
TRANSFORMACION DE LOS CONCEPTOS.
Si nos detenemos ahora en aquellos conceptos más representativos de
la tradición filosófica tales como unidad, totalidad, identidad, plenitud, etc.,
podemos observar cómo a lo largo de la historia de la cultura occidental lo
negativo en ellos ha sido absorbido por lo positivo, la diferencia por la
reconciliación. Sin embargo, tales conceptos no son, tal y como ha pretendido
la tradición, átomos conceptuales, sino que inscriben dentro de ellos esa
alteridad a la que niegan un valor similar al suyo propio y, además, forman
parte de una sintaxis y están dentro de un sistema. Para Derrida la propiedad
de un concepto( por ejemplo, identidad ) depende de su diferencia respecto al
concepto excluido (en este caso, la diferencia). Esto equivale tanto como decir
que todo concepto lleva dentro de sí la huella o la marca de aquello a lo que se
esfuerza en oponerse en una pura exterioridad.
Arquitectura
Si el pensamiento logocéntrico no se limita a los fenómenos lingüísticos,
tampoco debe hacerlo la deconstrucción, que ha de extenderse más allá de la
filosofía y la literatura, hacia la arquitectura y el arte. Considerar que la
deconstrucción se limita a la lingüística es o bien un malentendido o bien una
estrategia política para cercarla.
El arte
Historiadores y críticos del arte han aplicado el pensamiento
deconstructivo al arte visual. Así, por ejemplo, al arte pop, que representa
objetos normales, populares, que son leídos como indecidibles que oscilan
entre el arte y la vida diaria y que burlan las oposiciones serio/ridículo,
sagrado/profano, elevado/rastrero.
Kant
En su examen de la Crítica del Juicio de Kant, Derrida encuentra que el
regiomontano basa su análisis en la oposición razón pura/razón práctica, que
contiene otras oposiciones: sensible/suprasensible, entendimiento/razón,
sujeto/objeto, naturaleza/conocimiento. El juicio estético kantiano parece
resolver estas oposiciones, tender un puente entre ellas, pero en realidad no es
así. Según Derrida, la apelación de Kant a lo estético sólo consigue ocultar la
imposibilidad de reconciliar los opuestos.
El objeto estético, para Kant, tiene que tener belleza, valor y significado
intrínsecos, claramente diferenciables de todo lo que es extrínseco a él, como
pueden ser su valor monetario, las circunstancias de su producción, su
colocación actual, etc. Lo extrínseco es puramente contingente, lo intrínseco
trasciende en cambio las particularidades accidentales. El objeto tiene fronteras
claras que separan el interior y el exterior, observa Derrida, y esta exigencia
perenne organiza todos los discursos filosóficos acerca del arte, del significado
del arte y del significado mismo, desde Platón hasta Hegel, Husserl y
Heidegger. Todo ello presupone un discurso sobre el marco.
12. POLÍTICA
Derrida ha afrontado cuestiones políticas de diversas maneras. Por un
lado, su pensamiento ha cuestionado en general la autoridad, las jerarquías, la
ley, el lenguaje, la comunicación, las identidades; se trata de problemas
filosóficos con claras implicaciones políticas. Por otro lado, se ha ocupado de la
política de algunas instituciones, y ha llevado a la filosofía a examinar su
compromiso en la transmisión del conocimiento, y la política del aprendizaje.
Heidegger
Derrida reconoce su deuda intelectual con Heidegger y considera la obra
de éste como un avance novedoso e irreversible del pensamiento, cuyos
recursos críticos no han sido aún explotados.
Paul de Man
El periodista y escritor Paul de Man había sido colega y amigo de Derrida
en Yale, y se había convertido en propulsor de la deconstrucción en Estados
Unidos. En 1987, cuatro años después de la muerte de Paul de Man, salieron a
la luz algunos artículos suyos de los años de la Segunda Guerra Mundial,
antisemitas y a favor de los nazis. Acusaciones y críticas recayeron entonces
sobre de Man y su obra.