Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Resumen Vejez
Resumen Vejez
UNIDAD 1
TERMINOS
Los significados del envejecimiento y la vejez suponen concepciones diversas, contradictorias entre sí,
dinámicas en el tiempo, con sentidos variables, positivos o negativos, son espacios en construcción.
Las definiciones de envejecimiento suelen apuntar a su biología. De esta forma se concibe al envejecer como
proceso de deterioro cognitivo.
El envejecimiento es un proceso que acontece desde que nacemos hasta que nos morimos y que implica el
interjuego entre factores biológicos, psicológicos, o sociales que pueden tener formas diferenciales en cada
persona.
Este proceso supone que el sujeto, a lo largo de su vida, toma las características asociadas a la vejez. Estas
resultan variables y se relacionan con la diversidad cultural, histórica, generacional y subjetiva. Características
asociadas a la vejez: el deterioro o la involución como la maduración y la sabiduría.
Diversos procesos de envejecimiento: biológico, psicológico o social que, aun produciéndose en un mismo
individuo, pueden tener formas diferentes. Ninguno de estos procesos es lineal y cada uno presenta rasgos
diferenciales en cada etapa.
La vejez se define como una significación, que produce un corte en lo social. Es relacionada al tramo final de la
vida, o lo que implique el final del termino laboral, o de reproducción, etc., y conlleva una serie de procesos
biológicos y psicológicos propios. Esta etapa, al ser significada por cada cultura, toma características
particulares a dicho grupo humano que promueven espacios sociales con variantes muy diferentes.
El término VEJEZ es definido como “la cualidad de ser viejo” o también es aplicable a las personas que han
vivido más tiempo que las demás, es decir que surge desde una comparación con el interior de una comunidad
o de un grupo.
La palabra “viejo” resulta en nuestra comunidad lingüística la más interiorizada socialmente, aun cuando
produce un alto nivel de rechazo. Otras palabras como “anciano”, “tercera edad” o “adulto mayor” hacen
referencia a la idea de viejo. Cada una refleja una historia de la lengua cargada de significaciones propias y
dinámicas.
LA CONSTRUCCION DEL CONCEPTO
Cada sociedad construye su propia concepción acerca de lo que significan las edades del ser humano , una de
ellas: la vejez. Sin embargo, las concepciones son múltiples en cada sociedad y cultura con distinto nivel de
validez.
La categoría “edad” es uno de los cortes que realiza una sociedad conformando un esquema social
determinado. En este caso, nos referiremos a la vejez como una subcategoría que se continúa de la categoría
“edad”. De esta última, se desprenden una serie de funciones y roles sociales asociados a cada edad, con toda
una serie de valoraciones, tanto positivas como negativas.
La edad determina, en el diagrama social de un pueblo, los modos en que una sociedad considera y habilita
posibilidades de trabajo o de goces, usos de poder y saber, etc., determinando con ello una serie de
valoraciones diversas en relación con un amplio sistema social, económico y cultural.
DE LA DEFINICIÓN A LA IDENTIDAD
Los modos en que se construye una cierta definición, implican un diseño de identidad socialmente establecida.
Toda definición supone el ejercicio de una serie de controles sobre la trayectoria vital de los individuos,
imponiendo normas acerca de lo que significa tener “cierta edad”. Estas formas de control son parte de las
políticas sobre la identidad desde las cuales se determina lo que se designa por vejez.
Al sujeto se lo intenta definir a través de un conjunto de relaciones objetivas ancladas en ciertas formas de
poder que lo transforman en alguien que puede ser concebido por un determinado discurso narrativo y que se
espera que actúe desde el campo de dominación, lo cual es otra forma de construir la identidad.
Dichas representaciones, ya sean divisiones etarias, de género o de clase social, suelen presentarse como
discursos hegemónicos, con la capacidad de poder establecer el sentido común, la doxa social o el fondo de
descripciones autoevidentes de la realidad social que normalmente permanecen inexpresadas. Positiva o
negativamente, dichas descripciones limitan los espacios identitarios y conforman a su vez identidades
sociales expresadas por características que se suponen específicas.
Los sistemas sociales prefijan al sujeto, brindándole un rol y un estatus dentro de su medio. Esto implica un
marco de adaptaciones, siempre creativas, que el sujeto realiza en base a las normas ofrecidas, buscando el
reconocimiento del otro.
Las modalidades de aceptación o del rechazo dependerán de las normas sociales imperantes y podrán tener el
signo de la virtud o del pecado, de lo bello o lo feo, de lo normal o anormal.
La identidad puede funcionar como una interfase entre una definición del sujeto enunciado por predicados
sociales y predicados singulares. Dubar lo define como una identidad para sí y para el otro.
LA PERSPECTIVA DE LA EDAD
A lo largo de la historia, la edad tuvo diversos niveles de influencia en la definición de los roles y las actitudes
esperables a nivel social e individual.
Kohli: “El curso de la vida implica un conjunto de reglas que organizan una dimensión clave se la vida” en una
determinada sociedad y en un momento histórico especifico. Dicho curso de la vida se compone de un
conjunto de trayectorias vitales, más o menos entrelazadas, donde se desarrolla la existencia humana.
La modernidad tendió a la estandarización de las edades e intentó hallar en cada grupo etario diferencias
notables y características, donde el trabajo se constituyó como el gran ordenador social. En la sociedad, cada
miembro resulto visible tanto por la imagen que debía transmitir a través de la indumentaria, como en
conductas y roles que se concebían adecuados según la edad.
Con la posmodernidad, se produce una emergente desinstitucionalización y desdiferenciación del curso vital,
dando lugar a una mayor individualización. Tanto la edad como el género dejaron de ser variables relevantes
para definir los roles y comportamientos. Se puede ver un mov9imiento hacia un estilo más informal “uni-age”
donde la edad se vuelve irrelevante.
Existe actualmente un cambio en la temporalidad adjudicada a cada edad, así como una flexibilización
respecto de sus límites, lo que permite hallar adolescencias alargadas o envejecimientos postergados.
Estudiar, trabajar o jubilarse se desvanecen de su ordenamiento por edades y se convierten en una serie de
opciones alternadas y no consecutivas.
LA PERSPECTIVA DE GÉNERO
La noción de género surge como otra de las maneras de construir la identidad en lo social. Esta se define
como un conjunto de creencias, valores y representaciones acerca del varón y la mujer, hetero u homosexual,
que suponen roles, formas de expresión de las emociones y los sentimientos, tipos de actitudes y actividades.
Cada una de estas formas se despliegan en contextos de interacción, mediatizadas por usos jerárquicos del
poder.
Estos modelos de identidad son parte de una cultura que se transmite en cada generación aportando
representaciones de género, los cuales a su vez envejecerán de modos diferenciales. La rigidez de los
modelos denominados tradicionales acerca de los roles de género pueden fragilizarse antes los nuevos
contextos que plantea el envejecimiento.
LA PERSPECTIVA DE COHORTES
Se concibe la cohorte como “un grupo de personas que experimenta un evento durante un mismo intervalo de
tiempo”. Por eso no debe confundirse la cohorte con la generación, ya que la primera se construye en función
de influencias específicas de eventos y experiencias históricas, que no necesariamente son compatibles con el
conjunto de las personas de la misma edad.
Las cohortes modelan a un sujeto en la juventud, debido a la apertura que se realiza a nuevos contextos y a
múltiples formas de socialización. Se adquieren perspectivas del mundo, asociadas a valores, creencias y
actitudes, que impactaran en esta etapa y se mantendrán el resto de sus vidas.
Las diferencias en el desarrollo entre personas de diferentes cohortes son de una gran variabilidad de
características, incluso en personas nacidas en la misma época, ya que estas dependen de las circunstancias
históricas particulares, generando trayectorias de edades específicas que se reflejan en capacidades
cognitivas, las ideologías políticas, las características de personalidad u otras.
Los cambios de cohorte influencian también los rasgos de personalidad, hallando en los adultos mayores de
hoy niveles más altos de apertura y extroversión.
ENFERMEDAD
En el siglo XX surge una preocupación biológica y médica por tratar de solucionar las enfermedades de la
vejez, evitar los signos del envejecimiento y alargar el curso vital.
Este enfoque produjo una reducción de interpretaciones acerca del fenómeno del envejecimiento a un hecho
biológico, en el cual todo debía ser visto y contrastable en el cuerpo: asociación de la vejez con la enfermedad.
Estos significados constituidos han limitado a pensar que el sujeto debería dedicarse a cuidar su salud que
resulto empobrecedor a nivel individual ya que limita el proyecto vital a una práctica de cuidados físicos. Es
importante resaltar que la vejez excede el binomio salud-enfermedad.
Actualmente existen una serie de términos que aluden a esta franja etaria, descripta desde los 60 en adelante
para los países en vías de desarrollo y desde los 65 en adelante para los desarrollados, los más utilizados son:
“tercera edad”, “adultos mayores”, “personas de edad” o “jubilados”.
La noción de crisis: significa separar, separación o abismo. En los momentos de crisis se revela ante el ser
humano lo que siempre había tenido ante sí y que había desplazado con creencias, roles e ideales sociales: da
lugar a una desesperación que se relaciona con la desorientación, perdiendo referentes que guían al sujeto.
Las personas necesitan conducirse con referencias que indiquen rumbos, sentidos y contextos en los que
sientan niveles de seguridad. La inminencia de un cambio puede producir inseguridad y pérdida de control que
lleve a un sujeto a esa desesperación.
La identidad se construye con relación a límites que forjan un mapa conocido, ya sea por los afectos con los
que se relaciona o los contextos en los que se desenvuelve. Así, el límite se convierte en un significado de la
identidad, ya que dice lo que se es y lo que no se es. Son los límites los que sitúan los centros y los márgenes,
connotados por valores ideales.
La crisis es entonces una experiencia que limita, escinde y margina: la persona puede intentar buscar un
retorno a la seguridad ofrecida por el estado anterior, permanecer en una vivencia de tristeza e inadaptación
por la pérdida de lugares o explorar nuevas formas identitarias que no generan una sensación de exclusión.
La resolución de una crisis supone la interacción con los múltiples contextos en los que el sujeto se
desenvuelve, los que proveerán márgenes de posibilidad y limitación. Ocurre cuando la persona puede hacer
una lectura distinta acerca de del modo en que fue construido “su problema”. Modificar esta construcción de su
problema podría dar lugar a resultados diversos.
La crisis promueve nuevas representaciones de la identidad, por medio de las cuales se forjará una
representación posible del sí mismo, limitando la sensación de exclusión que la experiencia límite de la crisis
había producido.
Actualmente, aparece la ida más tardía de los hijos, lo que genera en los padres sensación de cansancio por
tener que ocuparse de éstos en edades que se supone ya deberían haberse ido.
La abuelidad suele aparecer como uno de los logros de esta etapa, ya que se puede recuperar una posibilidad
de vínculo afectivo intenso, renovar la relación con los hijos y sentir que la vivencia de finitud y de pérdidas
físicas se compensa con la continuidad que brindan los más jóvenes. Pero también es posible hallar celos y
envidia, tanto de los padres como de los hijos, por perder un espacio sin sentir que los nietos representen una
recuperación.
La prolongación de la vida también ha generado que las personas de mediana edad deban ocuparse del
cuidado de los propios padres, lo que trae el mayor problema para éstos y constituye la mayor fuente de
estrés.
Conflictos en la abuelidad: El criado de los nietos, más allá de ser placentero, tiene un alto costo y puede
resultar una tarea estresante. “síndrome de la abuela esclava” (Morales)
LA AMISTAD EN LA VEJEZ
Los amigos son considerados fuentes secundarias de apoyo y son importantes. En la vejez avanzada lo que
sucede es una transformación, personas que eran considerados vecinos, compañeros o conocidos, son
promovidos a la categoría de amigos. Es más importante la calidad de las relaciones que la cantidad, un alto
nivel de intimidad, confianza, y de elección constante.
MENOPAUSIA
Siempre se utilizaron terminologías que resaltaban los significados negativos de esta etapa. Pero hoy en día
hay otras lecturas que, sin dejar de lado los síntomas a nivel biológico y psicológico (sofocos, irritabilidad,
sudores nocturnos), ofrecen una nueva perspectiva acerca de cómo se interpreta la menopausia. Sugieren que
permitiría nuevas identidades y elecciones, y la entrada a una fase de la vida sin género o con posiciones de
género menos estereotipadas.
Se relativiza la noción de límite que tiene la menopausia como experiencia de envejecimiento en relación a la
fertilidad: la generación actual de mujeres con menopausia tuvo acceso a píldoras anticonceptivas, lo que
permite que la mujer se pueda definir a sí misma por fuera del orden biológico reproductivo, así que no debería
pensarse la menopausia como el fin de la fertilidad ya que tampoco haría falta esperarla para ello.
REFIGURACIÓN: alude al cambio en la figuración a través de nuevas categorías narrativas desde la que se
pensaba el sujeto. Ponen en cuestión el quién o el autor de la acción o del relato. Es allí donde el sujeto se
siente interpelado por el nuevo contexto de significación o circunstancia vital y requiere una reelaboración
identitaria. El “síndrome del nido vacío” o la jubilación pueden ser experiencias que modifican la figuración que
se tenía de sí mismo, de los roles y posiciones que habían ocupado hasta ese momento y una demanda de un
¿quién soy ahora? o ¿qué debería ser?
El cuerpo es uno de los contextos donde se producen los cambios más resonantes: el cuerpo viejo marca
discordancias con el cuerpo de la juventud, significados unos como cuerpos negativizados y los otros como
idealizados socialmente. Además, se produce un cambio biológico en los movimientos, las sensaciones, las
capacidades que modifican los tiempos y los recursos para enfrentar la vida cotidiana y dar forma al sí mismo.
La dificultad de organizar una identidad como viejo se expresa en una escisión de sí. También hay una
dificultad del reconocimiento personal: el quien aparece escindido entre el que puede y no puede, entre el
mismo y el otro. Esta dificultad puede promover un sentimiento de inconsistencia y de vacío.
CONFIGURACIÓN: Esta nocion implica la tarea de aprehender como un todo, circunstancias discontinuas y no
coherentes, y darle un sentido que vuelva seguible y comprensible un conjunto de actos, hechos o sucesos a
través de un orden de causalidades estructurados en base a la orientación relativa a un fin prometido. La
función de la narrativa es restaurar esos acontecimientos azarosos con sentidos que den al presente
recordando un curso de vida coherente e integrada, y generar de esta manera un incremento en el sentido del
bienestar.
Aparece como la respuesta de cierre a la refiguración: se encuentra la misma escisión, aunque organizada a
través de un sentido de identidad personal, que parece centralizar el quién, lo que de otra manera aparecía
difuso y escindido. El sujeto puede verse o concebirse con una representación más clara y objetiva de sí, más
allá de la escisión que sostiene o que emerge en confrontación con la misma. La configuración aparece como
la respuesta de cierre a la refiguración.
Algunas configuraciones requieren una dependencia con algún relato que brinde significado al ser y que
permita la representación, así como contar con otro. El relato y el otro se vuelven soportes de la identidad y
solo allí el sujeto puede sentirse con una figuración de si más clara y estable.
Este proceso requerirá de diversos modos de elaboración que permitan a las personas darse continuidad,
coherencia y posibiliten restablecer un sentido ante ciertos límites que se presenten como disruptivos o
discrepantes a medida que avanza el envejecimiento.
La función narrativa tendrá como objetivo cohesionar una representación del sí mismo a lo largo de la vida, a
través de volver coherente lo que era discordante y volver continuo lo que resultaba discontinuo. Así, el relato
tiene dos funciones esenciales: brindar una continuidad narrativa a la dimensión temporal de la vida y
encadenar historias discontinuas de la propia vida que dificultarían reconocer un sentido de identidad. El sujeto
se convierte en narrador de su propia vida sin ser totalmente el autor.
Así la identidad narrativa sería el producto inestable de la intersección y el entrecruzamiento entre la historia y
la ficción. El sujeto requerirá de un relato que sostenga dicha necesidad, para lo que se realizarán múltiples
interpretaciones de la historia, lo cual redundará en una historia ficcionada. La ficción no implica verdad o
falsedad, sino versiones diversas de un mismo hecho o historia de vida.
A través del relato se configura la identidad del sujeto a lo largo del tiempo, lo que implica una construcción que
requiere una historia contada, encontrándose entre la permanencia y el cambio, mediando entre las
concordancias y discordancias.
La concordancia es la posibilidad de dar coherencia a la propia narrativa, lo cual implica cierto grado de
consistencia entre los elementos que componen el relato, nexos de continuidad y causalidad. Y el
conocimiento de sí consiste en una interpretación mediante la cual el sujeto se apropia del personaje, de sí
mismo.
El envejecimiento y la vejez requieren un significativo trabajo de configuración que facilite la integridad de la
identidad personal.
EL EJE TEMPORAL
Los modos de integración identitaria en la vejez están articuladas a la cuestión temporal, por toda la serie de
discontinuidades que se presentan en la representación del sí mismo, se destacan la ruptura de la simetría
temporal, donde hay mucho vivido y menos por vivir, y las discordancias entre el sí mismo pasado y el
presente.
IDENTIDAD RETROSPECTIVA:
Implica un ángulo de mirada del pasado desde un momento presente. Resulta central ya que plantea un
examen, una revisión, otra mirada, reconsideración, reelaboración, reevaluación, suponiendo una retroacción.
La reminiscencia y la revisión de la vida son las dos que pueden producirse en la vejez.
-Revisión de la vida: señala Merriam, es la reorganización de las experiencias pasadas, lo revisado es reflejado
sobre el sí mismo. No es un proceso ordenado, puede aparecer como pensamientos olvidados e insignificantes
acerca de uno mismo y sobre la historia personal. Solo en la vejez se tiene el sentido del ciclo de la vida
entero, que implica mayor conciencia de la muerte y el comienzo del proceso de revisión. Puede dar resultados
positivos (serenidad, sabiduría o expiación de la culpa) o negativos (desórdenes depresivos). -Reminiscencia:
alude a la retrospección espontánea o motivada del sí mismo en el pasado, y es un proceso reflexivo a través
del cual el individuo es capaz de definirse o redefinirse introspectivamente. Permite la confrontación
rememorativa entre el que fui y el que he llegado a ser. Otorga claridad subjetiva al sujeto, que posibilita hallar
nuevas correspondencias de identidad entre el sí mismo pasado y el actual.
Este orden y significado permite hallar un sentido, entendido “hacia dónde” o un “para qué”. La nostalgia es un
modo de reminiscencia, supone un recuerdo doloroso y aparece una sensación de vulnerabilidad por no haber
alcanzado los objetivos esperados y la sensación de que ya no hay tiempo para realizarlos.
Funciones de la reminiscencia
• Narrativa: descripción de hechos del pasado con el propósito de transmitir información o brindar datos
biográficos. Es un recuento de anécdotas, datos y hechos del pasado.
• Transmisiva: transmitir valores morales, éticos, enseñanza y la herencia cultural. Conocimientos adquiridos a
lo largo de la vida.
• Instrumental: aplicar experiencias del pasado en soluciones del presente. Recordar metas y objetivos del
pasado y el modo en que se llevaron a cabo, reconocer sus dificultades y sus soluciones para aplicarlas a
situaciones problemáticas del presente.
• Integrativa: intento de encontrar coherentizacion y conciliación con el pasado, con lo real y lo ideal.
Aceptación propia y de otros, tranquilidad por la capacidad de resolución de conflictos.
EFECTOS DE LA REMINISCENCIA
Produce una mayor capacidad de adaptación, mejora la solución de problemas actuales, posibilita la
preparación a la muerte y refuerza el sentimiento de coherencia de sí. Puede dar una evaluación positiva del sí
mismo, integración de las vivencias positivas y negativas del pasado y del presente, responsabilidad por lo
realizado y un bajo nivel de victimización. La negativa produce ansiedad, culpa, desesperación y depresión,
aislamiento social y síntomas de inadecuación.
IDENTIDAD PROSPECTIVA
Alude al futuro, al análisis y estudios sobre las condiciones de la realidad futura, con el fin de anticiparse a ello
en el presente. Permite anticipar la dimensión de la futuridad de un sujeto, destacándose la construcción de
una proyección a través de un sentido o propósito de vida, la trascendencia y la transmisión. El ser humano es
autotélico, requiere y genera sus propios objetivos e ideales que le permiten dotarse de un sentido que
organice su vida a futuro. El proyecto, la trascendencia y la transmisión son formas de dar continuidad al ser, lo
sostienen en la ficción de permanencia.
• Proyecto vital: conjunto de deseos, necesidades, valores o intereses que logran una determinada
planificación con el fin de lograr un objetivo vital que permite dotar de sentido la expectativa presente de futuro.
Puede relacionarse con valores sociales como la necesidad de ser útiles y productivos. Krause define esta
perspectiva como un “fuerte sentido de un propósito en la vida” generando mejor percepción de la salud,
estado de ánimo positivo, sensación de crecimiento, desarrollo permanente, mayor aceptación personal del
propio envejecimiento y redes sociales fuertes y significativas.
• Trascendencia: hace referencia a una metáfora espacial, en tanto implica pasar de un ámbito a otro,
atravesando el límite que los separa. Es la continuidad de sí mismo en el recuerdo de los otros, aparece una
cierta búsqueda de la finitud.
• Transmisión: impronta cultural, en la cual se transmite de una generación a otra y tiene forma de un legado.
Implica un grado de compromiso con la comunidad más fuerte que la trascendencia. Alude al cuidado y a la
transmisión para nuevas generaciones, no sólo respecto los hijos propios. Una de las modalidades que adopta
este concepto es la generatividad, según Erikson, es la relación del sujeto con las generaciones subsiguientes.
Las personas con más alto grado de generatividad se sienten más próximas a los otros, con relaciones
afectivas más fuertes y se sienten más satisfechos y más felices.
La identidad narrativa aparece como un recurso teórico de gran potencial para explicar situaciones de cambio o
crisis vitales, que ponen en juego los quiebres de significados, refiguraciones, y sus resoluciones,
configuraciones.
Cada una de las formas de configuración ofrece posibilidades de superar la inconsistencia y el vacío que
promueven las refiguraciones, otorgando nuevas modalidades de sentido. También ofrecen modos de
narración de la identidad que inciden efectivamente en los modos de ser y representarse como adultos
mayores.
El envejecimiento requiere de teorías que permitan argumentar los cambios y las pérdidas, al tiempo que
evidencien el potencial configurativo que puede dar lugar a integraciones y producciones de sentido.
LEVY Y BANAJI plantean un punto de vista distinto acerca del VIEJISMO, el factor implícito del mismo, que
puede operar sin ser advertido, controlado o con intención de dañar de manera consciente, el EDAISMO es
una forma de discriminación “aceptable” a diferencia de otras (racismo). A diferencia de otros prejuicios, donde
los victimarios y las victimas suelen ser claramente reconocibles, y donde el repudio es explícito. Por ejemplo
el racismo.
No existen grupos que repudien y muestren antipatía hacia las personas viejas, como contra otros grupos
minoritarios, e incluso los prejuicios y estereotipos suelen estar tanto en los jóvenes como en los viejos. La
ausencia de un odio fuerte y explicito hacia los viejos y una amplia aceptación de sentimientos y creencias
negativas, produce que el rol de las actitudes y los conocimientos implícitos acerca de la edad se torne
especialmente importante.
Entonces lo que caracteriza a la concepción de Viejísimo implícito son los estereotipos implícitos de la edad
como los prejuicios.
Utilizan el término “COGNICION SOCIAL IMPLICITA” idea de que los pensamientos y los sentimientos pueden
funcionar fuera del ámbito de la conciencia, el control y la intención. (Pueden ser de manera favorable o
desfavorable)
TEST DE ASOCIACION IMPLICITA Y OTROS METODOS (estereotipos implícitos) demuestran que: los viejos
y jóvenes tienden a actitudes implícitas negativas hacia los más viejos y positivas hacia la juventud. Los
estereotipos cognitivos de la vejez son construcciones preexistentes en los sujetos tanto de los más jóvenes
como también los más viejos.
Los sujetos más viejos expuestos a los estereotipos positivos se desempeñan mucho mejor que los que son
expuestos a los estereotipos negativos , también las percepciones , la escritura y la memoria se ven afectadas
por los auto-estereotipos implícitos : “ Individuos expuestos a estereotipos negativos presentaban una escritura
más temblorosa que aquellos que habían sido expuestos a estereotipos positivos”
Según estudios el viejísimo podría tener un impacto en la cognición de los individuos, en el comportamiento y
en la salud de manera inconsciente. Las manifestaciones de los estereotipos sociales podrían activar los
autoestereotipos implícitos del envejecimiento – Por ejemplo los cuentos para niños o la televisión puede
ofrecer imágenes del envejecimiento que contribuyen a la formación de estos estereotipos implícitos. Una vez
que son adquiridos, son aplicados automáticamente ante la presencia de una persona mayor. Se mantienen
con el tiempo y pueden fortalecerse a graves de varios procesos.
Los autores postulan la necesidad de que surjan estereotipos explícitos positivos para poder cambiar los ya
preexistentes, la mayor exposición a los positivos de la gente mayor a lo largo de toda la vida, podría
beneficiarlos y limitar los estereotipos negativos. Proponen para los adultos mayores desarrollar
conscientemente una identidad de la vejez y sus atributos positivos, utilizándolos para compensar los efectos
de la debilidad que trae el Viejísimo Implícito.
Edad y género son dimensiones indisociables en la construcción de la identidad del ser humano, resulta de
gran valor para entender la conformación de sentimientos, malestares, proyectos y actitudes del varon viejo.
La cultura puede entramar las narraciones otorgándoles continuidades entre ambas, ofertando sentidos que
faciliten organizar renovadas formas de masculinidad en la vejez. Lo que daría cuenta de los niveles de
bienestar o maltestar según las demandas culturales sobre la masculinidad frente a la capacidad de
afrontamiento posible en la vejez.
El narrativismo entiende a la realidad como una construcción basada en relatos, hay un importante margen de
subjetividad, relativismo y creación. Las identidades culturales, familiares, grupales o individuales son
exponentes de la incidencia de los relatos en la construcción de subjetividades. Los relatos sobre la edad y el
género organizan escenarios sociales, entramados al poder, que atribuyen creencias, rasgos de personalidad,
actitudes, sentimientos, valores, conductas y actividades que diferencian a los sujetos. Hombres y mujeres de
diversas edades asumen roles en las relaciones género y edad, se comprometen en prácticas y son afectados
por dichos proyectos, tanto a nivel corporal, psicológico y social.
Modelos que se refuerzan a lo largo de la adultez y que presentan serias dificultades en el envejecimiento
masculino, debido a que caen los aspectos del sí mismo y generan una pérdida de la identidad (refiguración).
Cambios en el envejecimiento
El fin del periodo laboral y la entrada a la jubilación o retiro implica:
• Cambios en el aspecto físico
• Cambios en relación a la cantidad de tiempo vivido y por vivir
• Cambios en la representación de la propia muerte
• Cambios en el lugar de la cadena generacional
• Modificación de las redes sociales
Entra en crisis la identidad, los valores, los ideales y la hegemonía del adulto joven.
Hay una pérdida de la potencia masculina, pérdida del poder y reconocimiento social, la falta de un rol laboral,
la fragilidad física y los cambios sexuales. Su carencia y su exposición social aparecen como los causantes de
malestares, en la, mayor tasa de suicidios que se registra en los varones viejos.
MENOPAUSIA Y SALUD
A pesar de la fuerte campaña que laboratorios y clase médica llevan a cabo para medicalizar la menopausia,
cargándola con numerosos temores, las mujeres lo ven como algo natural, normal y a menudo como una
experiencia liberadora.
Reta el estereotipo de que la mujer en la menopausia experimento un sinfín de síntomas. La menopausia está
empezando a perder este estigma y ganando reconocimiento de un importante acontecimiento de la salud.
En la autopercepción de la menopausia influye de manera importante la educación que proporciona mayores
fuentes de información y recursos para afrontar la adecuadamente y también proporciona una posible
preparación para esta experiencia.
Desde la segunda mitad del siglo XX se han producido una serie de transformaciones en la moral social que
han dado lugar a la denominada “revolución sexual”. El erotismo en la vejez no ha sido un tema de profunda
reflexión cultural, sin embargo, hoy se escucha un nuevo discurso que posibilita y alienta la sexualidad en los
adultos mayores. Pero lo cierto es que permanece la impresión general de rechazo hacia el erotismo en la
vejez. El horror estético aparece como la categoría más fuerte de descalificación, si bien es a menudo
silenciada. Esto se debe a que se relaciona este periodo de la vida con la enfermedad, la discapacidad, la
pérdida de poder e incluso la idea de muerte.
De todas formas, en las últimas décadas surge un nuevo relato acerca de una sexualidad posible en la vejez
que toma elementos propios del discurso posmoderno. Si la modernidad había establecido de un modo muy
pautado, de las normas y expectativas sociales en relación con la edad, la posmodernidad desestructuró los
aspectos esperables ligados a ella y creó nuevos modelos, donde la discontinuidad y la fragmentación eran
constantes. Existe actualmente un cambio en la temporalidad adjudicada a cada edad, así como una
flexibilización respecto de sus límites, lo que permite hallar adolescencias alargadas o envejecimientos
postergados. Esta nueva lógica de la edad produce también un cambio en la posición de los viejos, quienes
rechazan la suave retirada de la vida y se oponen a perder derechos y privilegios obtenidos a través de una
politización de la vejez sin precedentes.
Foucault define al erotismo como el modo particular en el que cada uno se erotiza, según su erótica. Y la
erótica, según Bauman, es el procesamiento cultural del sexo. Es decir, es lo que la sociedad permite.
ENVEJECIMIENTO EXITOSO. MICROMUNDO DE MAYORES
Uno de los fenómenos más llamativos de las últimas décadas es la agrupación de los mayores en espacios
específicos asociados con la recreación, el turismo y la educación. Estos “micromundos comunitarios”
posibilitan un tipo de sociabilidad que incluye el erotismo y supone estilos de vida definidos por una ideología
denominada del “envejecimiento exitoso, activo o positivo”. Su objetivo declamado, aunque algo elíptico es la
integración y la equiparación de oportunidades para los mayores.
La propia denominación de “tercera edad” surge como resultado de nuevas políticas sociales para la vejez.
Uno de los objetivos es evitar que sea la condición de jubilado la que defina la situación social del viejo y no la
continuidad con su propio estilo de vida. En tal sentido, la “tercera edad” determina un modo de envejecer que
remite a una nueva oportunidad, con actividades diversas que se semejan a las de otras edades y que intentan
romper con la idea de fin o retiro.
Estos espacios proponen una serie de programas en los que el erotismo suele tener un lugar posible. Las
salidas propician los encuentros sexuales, la formación de parejas o el contacto erótico en términos más
amplios.
DE LA MÁSCARA RECHAZADA A LA REPRESENTACIÓN ELEGIDA. EL CUERPO COMO PROYECTO
En las sociedades posmodernas, el modo de gobierno del cuerpo se ha modificado: se lo regula con el objetivo
de buscar placer, se hace dieta con el fin de mejorar su aspecto como si fuera un sistema de simbolismo
sexual. Con la estetización de la vida cotidiana, el cuerpo se torna proyecto. La centralidad del gimnasio y del
deporte en la cultura moderna son ejemplos de ello.
El proyecto del cuerpo carga con una serie de significaciones asociadas a la idea de la juventud. El parecer
bello o joven toman un sentido común, así como el parecer viejo se asocia con lo feo. Se libra una guerra
contra el cuerpo que envejece, la cual toma la forma de una mayor necesidad de control y de uso de terapias
diversas frente a los signos del envejecimiento, convirtiéndolo en objeto de disciplina. La fantasía posmoderna
es la de crear cuerpos a medida.
EL SUJETO TRANSETARIO
Frente a una casuística que revela, en algunos sujetos, la desidentificación progresiva ante un cuerpo que
presenta marcas de un otro no deseado y aun temido, surgen como respuesta soluciones tecnológicas
orientadas a relativizar las marcas de la vejez. Se trata de tecnologías eficaces que le permiten al individuo
recuperar una representación de sí más deseables.
A estos sujetos se los ha denominado “transetarios” ya que conforman una nueva categoría social basada en
una identidad emergente. Cabe tomar como referencia, a pesar de sus diferencias, las ideas de transexualismo
y transvestismo, ya que en ambos casos también se verifica cierto sentir interior: el de un cuerpo discordante
con la idea que el sujeto tiene de sí mismo, y el hallazgo, en la tecnología y en la liberalización de la vida
cotidiana, de una nueva forma de escribir su propia historia.
Tanto el cuerpo siliconado y transformado por las dietas, las cirugías y el gimnasio, cómo el trasplantado,
transfundido, transmutado, son partes de una nueva construcción donde el cuerpo biológico deja de ser el
escenario fijo de una individualidad, para convertirse en un espacio más íntimo y más sujeto a intercambios
simbólicos. La valoración de la imagen, que sostiene una posibilidad de erotismo, ha llevado a los sujetos
transetarios a instrumentar un cambio en sus cuerpos que habilite y facilite una posibilidad de goce erótico.
La gerontología aborda la sexualidad desde un discurso moderno y científico que intenta presentar a la
sexualidad y al envejecimiento como términos que no se excluyen mutuamente. No sólo eso, sino que
considera que la vida sexual activa constituye un valor tan central como la salud. Entre los mitos vinculados
con esta cuestión se encuentran los siguientes:
La sexualidad no es importante en la vejez.
La práctica sexual no es considerada normal en esa etapa de la vida.
No debería alentarse a volver a casarse a aquellas personas mayores que han quedado viudas.
Es lógico que un hombre mayor busque una mujer joven, pero no lo contrario.
La gente mayor debería ser separada en instituciones por sexo para evitar problemas familiares,
institucionales y comunitarios.
Hoy en día, muchos autores conciben a la sexualidad como un remedio, fuertemente asociado a la salud física
y mental, y como un recurso indispensable para el bienestar. El sexo puede ser un antídoto ante la idea del
cuerpo como una suma de dolores. Pueden y deberían disfrutar de una vida sexual, la que le daría serenidad
al envejecimiento.
Los avisos comerciales de la televisión nos dan un estereotipo en el que la sexualidad existe sólo para la gente
linda con músculos duros y cuerpos ágiles. La idea de personas viejas gozando -fofas, arrugadas, y con otros
rasgos propios de la vejez- se nos aparece como repugnante.
La educación acerca de los cambios que se producen en la sexualidad durante el envejecimiento constituyen
un factor importante para el logro del goce erótico, pero también resulta valiosa la aceptación de la variabilidad
y el alcance de la expresión sexual.
¿EL GERIÁTRICO CURA, AISLA U HOSPEDA? EL EROTISMO EN EL ENCIERRO
La situación de los geriátricos carga con los estigmas de la asexualidad atribuidos a la vejez. Por otro lado, los
objetivos que presenta esta institución son confusos. No se precisa si los geriátricos curan, aíslan u hospedan,
lo cual impide definir las prácticas que en ellos se realizan.
La separación del lecho en los matrimonios sigue siendo un rasgo característico, así como la aplicación de
sedantes ante las emergencias de deseos sexuales. La sexualidad en términos generales sigue siendo
desaprobada y vista como problemática o anormal. La falta de conocimiento en el propio personal genera que
las actitudes eróticas sean vistas como peligrosas y dañinas para el individuo y la institución y por ello se las
silencia.
La sexualidad también se encuentra asociada a las prácticas corporales, como cuando los cuidadores ayudan
a los viejos a bañarse, lo que determina que se produzcan situaciones de mayor rechazo social. Sin embargo,
las nuevas demandas sociales también van siendo incluidas en estas instituciones, aunque con mayor retraso;
de hecho, los derechos sexuales han entrado en las reglamentaciones, por lo que se ha habilitado una serie de
prácticas eróticas, incluso en las personas con demencias.
LA BIOMEDICALIZACIÓN DEL ENVEJECIMIENTO. PATOLOGÍAS, FARMACOLOGÍA Y SEXUALIDAD.
La biomedicalización del envejecimiento define una ideología social prevalente en la actualidad que piensa la
vejez como un proceso patológico y que, por lo tanto, la interpreta desde una perspectiva médica, con las
consecuencias lógicas en el plano de las prácticas médicas, la investigación y la opinión pública. El control que
se produce sobre los cuerpos viejos busca eliminar cualquier tipo de riesgo posible, lo que limita ciertos
márgenes de libertad entre los que se incluye la elección de su propio goce.
Uno de los temores más habituales, particularmente entre los hombres mayores es la “muerte por orgasmo” al
asociar al acto sexual con el ataque cardíaco. También existe la creencia de que las mujeres
posmenopáusicas, al tener reducidos los niveles de estrógenos, pueden ser más vulnerables a este tipo de
muerte. Sin embargo, estas muertes son extremadamente raras.
Existen una serie de medicamentos que se les proveen a los viejos que inicien en su sexualidad, pero resulta
importante diferenciar aquellos utilizados para diversas patologías y que pueden actuar en forma negativa
sobre su sexualidad, de aquellos específicos para mejorar su rendimiento sexual. La abusiva cantidad de
medicación que se les prescribe en algunos casos a los viejos no suele tomar en cuenta sus necesidades
sexuales, y muchas veces estos no son consultados ni prevenidos de los efectos colaterales que pueden
provocar. Esto lleva muchas veces a la ausencia de la vida sexual en vistas al cuidado de la salud.
UNIDAD 4
La noción de configuración vincular describe el modo en que se relaciona un sujeto con una persona, objeto,
institución o ideal, como la incidencia que ese vínculo tiene en sus propias representaciones. El vínculo resulta
de un espacio intersubjetivo caracterizado por su bidireccionalidad, el sentido del mismo deviene de la relación
que se conforma, y que a su vez es conformadora, tanto del sujeto como del otro.
Los vínculos aparecen como soportes materiales de la identidad y por eso los procesos de cambio refiguran la
representación de sí. Los vínculos son medios para lograr la proximidad y el contacto con personas, objetos,
instituciones o ideales, que aseguren afectos, representaciones y apoyo, así como también dichas formas de
vinculación conforman figuras de la propia identidad.
El vínculo es un organizador de la identidad, lo que implica que las circunstancias de cambio o crisis en el
sujeto, el otro o lo otro modificaran el vínculo y la identidad: brinda seguridad, apoyo y bienestar y por otro lado
stress y soledad, a veces es lugar de malestar.
El propio sujeto y sus significados, se conforman en relación a los otros. Tanto a nivel social como psicológico
el sujeto requiere del otro, en un encuentro siempre regulado.
FAMILIA
El concepto tradicional de familia es el de un lugar donde pueden encontrarse la función de protección,
procreación y desarrollo de sus miembros. El amor, la comprensión y el apoyo. El lugar donde podemos
recuperar el aliento y sacar nuevas energías para enfrentarnos mejor al mundo exterior. Sin embargo para
millones de familias conflictivas, esto resulta un mito.
LA FUSIÓN, (familia aglutinada): la cual busca remediar las fallas en la simbiosis a través de aumentar los
niveles de fusión del grupo, alojando de esa manera la parte más primitiva de la personalidad. Cualquier nivel
de individuación y diferenciación, aparece como una amenaza frente al modo de protección que se había
establecido. El alejamiento físico, psicológico o la propia muerte pueden ser vistos como cambios difíciles de
procesar. Hay cambios y crisis que llevan a un desajuste. Sentimos que todo lo que hasta hace pocos años
se mantenía consolidado se está desarmando y que a cada paso los escenarios de la vida se van
transformando (Najmanovich).
LA DISPERSIÓN, (familia esquizoide): son familias donde se defienden de la fusión separándose física y
espacialmente, aunque cada uno de los integrantes se sitúe desde las proyecciones que el grupo realiza sobre
el sujeto. El individuo sale de la familia pero no pudiendo reconocerse como un individuo entre otros, sino
manteniendo sus roles primarios. Aparece la figura del viejo, cuando ya no puede ser autónomo, como una
amenaza a una demanda de encuentro que podría ser vivida como fusional y ante la que excedería ciertos
niveles de manejo.
NORMAL: la que permite al sujeto obtener niveles de seguridad apropiados al tiempo que salidas al exogrupo,
lo que calificará como un nivel apropiado de individualidad.
LA ABUELIDAD
Es una construcción histórica desde diferentes factores socioculturales que intervinieron en como se define
este concepto : variables demográficas, modelos familiares, estructuras económicas, asi como el genero, la
edad , clase social y de etnias , dichas características dan tipos y modalidades de contacto, intensidad en las
interacciones, regulaciones del afecto y funciones, entre otros rasgos específicos. Entre los aspectos culturales
de la abuelidad se pueden encontrar distintas formas de significaciones: norte argentino: relaciones entre
abuelos y nietos suelen ser mas cercanas y de mayor influencia y autoridad que en las grandes ciudades del
centro del país, como también en los pueblos originarios el cuidado del niño es pensado como una
responsabilidad .. Al mismo tiempo las normas culturales actuales piden que el abuelo no se entrometa en la
educación ni en la imposición de limites a los niños, los abuelos pueden quedar por fuera del nucleo familiar en
relación a las reglas. La abuelidad parece asociarse a lo femenino ya que tanto los cuidados como el juego con
los niños suelen estar mas cerca de lo que se ha caracterizado como lo femenino. Estudios demuestra como
los varones han ido acercándose a estos roles encontrando una retribución en ello ya que muchas veces no
pudieron realizarlo con sus propios hijos.
La influencia directa: se refiere a los abuelos y nietos que tienen una interacción cara a cara. Los abuelos
pueden cuidar nietos pequeños, bromear, ver la tv, etc. Pueden dar consejos, enseñarles habilidades y juegos,
como también medidas disciplinarias.
La influencia simbólica: se refiere al efecto que tienen los abuelos por solo estar presentes, sin que cumplan
funciones concretas. Los nietos se sienten bien de tener abuelos que puedan acudir como regulador de
tensiones o en casos de conflicto entre los miembros de la familia.
Conflictos de la abuelidad
Entra en conflicto por un lado, toda una serie de propuestas e ideologías que propenden al envejecimiento
activo y autónomo y por otro, ciertas demandas de solidaridad familiar asociadas al cuidado de los nietos, las
situaciones que detona este conflicto suelen producirse frente a diversos problemas, tales como adicciones,
enfermedades, divorcios, crisis económicas o compromisos de trabajo en la generación intermedia. El cuidado
de los nietos, más allá de lo placentero, puede resultar una tarea estresante, modificando la vida cotidiana de
los adultos mayores, cuando la labor que ejerce ese cuidado no es un valor para la persona y por lo tanto
puede ser percibido como un esfuerzo que no le corresponde, la obligación de dedicarse a los nietos sin poder
elegir los tiempos de encuentro predispone a la depresión, al riesgo coronario y al deterioro físico en general.
Por otro lado, esta labor puede dar como resultado una mejoría de la salud y de la autoestima por cumplir con
esta tarea. La cuestión reside en que la abuelidad sea una función ELEGIDA, más allá de la culpa y la
vergüenza como respuesta ante lo que algunas veces no se quiere o no se puede hacer.
La amistad en la vejez
En la vejez, la amistad puede ser un vinculo tanto o mas importante que en otras etapas de la vida. Diferentes
investigadores dieron su aporte en esto; El contacto con los niños y la familia no aumentaba necesariamente la
esperanza de vida, aquellos participantes que tenían mas y mejores relaciones de amistad denotaban
estadísticamente mayor longevidad que aquellos que contaban con menor vida social. Los amigos son
considerados fuentes secundarias de apoyo, en algunas circunstancias son especialmente importantes, por
ejemplo, para quienes se encuentran lejos de la familia o para las personas que no tienen pareja ni hijos. Se
afirma que la mayoría de los adultos mayores prefieren las viejas amistades, según Argyle los amigos mas
intimos tienen una importancia especial, ya que implicaban un mayor nivel de “apertura”: mayor confianza en el
otro para poder abrirse y compartir sentimientos y pensamientos.
En la vejez avanzada, ocurre una transformación: personas que anteriormente eran considerados vecinos,
compañeros de iglesia o del club son “promovidos” a la categoría de amigos. Para los adultos mayores es mas
importante la calidad de las relaciones que la cantidad, la calidad hace referencia a un alto nivel de intimidad,
de confianza, de elección constante, lo cual concuerda con los desarrollos de la teoría de la selectividad
socioemocional.
Para Claudia Arias, EL APOYO SOCIAL es entendido como “la ayuda ya sea emocional, instrumental o de otra
índole que se deriva de un determinado entramado social” y cumple un papel fundamental en proveer sentido a
la vida y propiciar actividades personales que se orienten al cuidado y la promoción de la salud. El apoyo social
se refiere a la percepción subjetiva del sujeto de que, a partir de la red social, es amado, cuidado, valorado y
que pertenece a una red de derechos y obligaciones. El marco teórico del apoyo social surgió desde modelos
ecológicos que intentan comprenden y explicar la conducta humana en función de la relación entre el individuo
y su ambiente; en la década del 70’. Produjo un redescubrimiento del valor de las redes de apoyo y se
consolidó el movimiento de salud mental comunitaria. Se centró en el estudio de aquellos que se encontraban
en desventaja social o eran discriminados (como los inmigrantes, desocupados, madres solteras,
discapacitados). En la actualidad la temática de las redes sociales y el apoyo social ha sido incorporada en
diversas disciplinas.
PRINCIPAL HIPÓTESIS
El modelo de apoyo social sostiene que la participación activa en los espacios sociales y la integración familiar
y comunitaria incrementan el bienestar y elevan la calidad de vida. Entre sus principales fundamentos podemos
señalar:
• Se centra en el estudio de los aspectos sociales
• posee un interés preventivo
• sostiene una concepción de salud positiva
• se interesa por problemáticas de personas con fragilidad
• se centra en el trabajo con los recursos y potencialidades
• persigue el logro de cambios
• apunta al desarrollo individual y grupal, institucional y comunitario
EL APOYO SOCIAL DETERMINA LA PERCEPCION SUBJETIVA DEL SUJETO.
FUENTES FORMALES E INFORMALES DE APOYO SOCIAL A ADULTOS MAYORES
Podemos diferenciar dos fuentes del apoyo social:
Formales: trabajan con reglas formales y procedimientos estandarizados. Pueden prevenir del ámbito público o
privado, poseen una estructura burocrática y objetivos orientados a ofrecer ayuda en áreas específicas. La
disponibilidad de este tipo de apoyo se vincula con el nivel de institucionalidad existente en un territorio
determinado.
Informales: trabajan con reglas implícitas y actividades espontáneas. Corresponden a las redes personales
(familiares y amigos) y a las comunitarias que no estén estructuradas como programas de apoyo. Ayuda a las
personas de edad y les proporciona “cuidados no estructurados, complementarios a los que proporcionan los
gobiernos”.
Ambas fuentes de apoyo son importantes y necesarias. La participación desbalanceada, una intervención
exclusiva o la participación escaza de alguna de ellas, puede brindar una respuesta insuficiente. Estas fuentes
poseen modos de funcionamiento diferentes pero deben trabajar juntas, complementarse y equilibrarse. Se
deben clarificar las áreas de intervención y las responsabilidades de cada una para no superponer apoyos ni
provocar una insuficiencia en los mismos.
Las funciones de la red son: compañía social, apoyo emocional, guía cognitiva, consejos, ayuda material, de
servicios y de acceso a nuevos contactos.
Los atributos de los vínculos aluden a: funciones prevalecientes de los mismos, su multidimensionalidad,
reciprocidad, intimidad, frecuencia de contactos e historia.
El mapa de la red social incluye a todas las personas que la conforman y diferencia cuatro sectores que
diferencian el tipo de relaciones en: familia, relaciones de trabajo o estudios, de amistad y relaciones
comunitarias. Estos cuatro sectores son atravesados por tres círculos que distinguen los vínculos de acuerdo
con el grado de intimidad. La red brinda información acerca de los vínculos que la componen, los recursos de
ayuda con lo que dispone la persona y los factores a fortalecer. La evaluación de la red permite: conocer las
posibilidades de apoyos suficientes frente a situaciones problemáticas y aporta información útil para el diseño
de tratamientos y cuidados para cada caso particular.
CAMBIOS EN LA RED SOCIAL
Las redes sociales no son estáticas, son sistemas abiertos y dinámicos, que se encuentran en interacción
constante, construcción y reconstrucción permanentes. La red atraviesa una etapa de expansión durante la
niñez y la adolescencia, de estabilización en la adultez y de contracción en la vejez. Sin embargo, hay una
amplia variabilidad de redes en los adultos mayores. No se puede identificar un tipo de red propia de ellos ya
que son heterogéneas. Por lo tanto podemos decir que no siempre la red se reduce en la vejez. Hay casos en
los que los adultos mayores incorporan nuevos vínculos en esta etapa de su vida, conforman pareja o
establecen nuevas relaciones de amistad que modifican notablemente su estado de ánimo. Si la red de achica
en la vejez, no es por la edad; si no que hay que incluir otras variables.
Al respecto, la teoría de la selectividad socioemocional proporciona una lectura diferente ya que cree que la red
disminuye en la vejez como resultado de una elección intencional del adulto, quien selecciona los vínculos que
más le interesa seguir manteniendo. Hay una amplia variabilidad de redes que se presentan entre los adultos
mayores. No se puede identificar un tipo de red propio de los adultos mayores.
No se puede proponer un “tipo ideal” de red uniforme, por el contrario, la suficiencia y funcionalidad de la red
debe ser pensada desde los casos particulares que involucren historias vitales, las características de
personalidad, los gustos y las preferencias.
Familia: conjunto de personas unidas por el sentimiento de pertenecer a un grupo de parentesco y vinculadas
por lazos de solidaridad y afecto mutuos. La familia es un grupo que tiene recursos humanos, económicos y
expresivos para satisfacer las necesidades de cuidado diario, protección, manutención de sus miembros.
La familia tiene conceptualmente una doble importancia para los adultos mayores. Por una parte son quienes
pueden brindarles los cuidados y la ayuda que pudiesen requerir, les otorga confianza y seguridad, y por otra
parte, tiene que ver con el apoyo afectivo y cognitivo tan necesario para asumir las pérdidas que conlleva
envejecer, para contrarrestar las discriminaciones sociales apoyando la autoestima y siendo una base para
darle sentido a sus vidas. También para alentar confianza en sí mismos y facilitar el asumir un rol activo.
En cuanto a los niveles de cercanía afectiva, no hay ninguna categoría de personas que se ubique en un único
nivel. En cada nivel hay una variedad de personas.
Entre los miembros de la familia se establecen lazos de solidaridad y responsabilidad mutuas, que permite a
sus miembros tener la seguridad de que pueden contar unos con otros en caso de necesitarlos. Esto los hace
sentirse respaldaos, confiados y seguros.
El apoyo social es un recurso que fortalece la capacidad del adulto mayor y lo recibe de a) hacer frente en
forma más efectiva a las demandas de la vida diaria y a los problemas que conlleva, b) sobrepasar o
contrarrestar sus dificultades y limitaciones y c) sobrellevar mejor el dolor y las perdidas.
• El apoyo afectivo se pueden distinguir dos variantes. Una consiste en intercambiar afectos y simpatía. Ello lo
hace sentir al adulto mayor que se preocupan por él, que lo toman en cuenta, que es alguien querido y valioso
lo que contribuye a mantener su autoestima. El sentirse amado, puede compensar el dolor y darle un sentido a
la vida.
Frente a la soledad y la tristeza los adultos no acuden al apoyo de otras personas, sino que tratan de
arreglárselas por si solos apelando a variados recursos como oír la radio, salir a dar una vuelta, rezar, etc.
Cuando acuden a personas lo hacen a amigos.
• El apoyo o ayuda instrumental se refiere a proporcionar bienes y servicios que facilitan la solución de
problemas prácticos o que constituyen formas de colaborar en el desempeño de las tareas de la vida cotidiana
o que contribuyen a crear condiciones de vida más favorables.
La familia es muy importante para los adultos mayores debido a que satisface sus necesidades afectivas.
Cuando la familia no percibida por los adultos mayores como agente satisfactor de todas sus necesidades de
apoyo los mayores déficits son, el no estar seguros si serán comprendidos por ellos cuando necesiten hablar
de algo, y quienes mejor pueden otorgar este tipo de apoyo son los amigos.