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Según cuenta la mitología griega, los mirmidones poblaron la Ftía o la Hélade en la Tesalia
meridional, teniendo una temible reputación por ser soldados fuertes, ágiles y sobre todo muy
aguerridos.
Según la tradición griega, los mirmidones eran descendientes del rey Mirmidón que a su
vez descendía de Zeus y de la princesa Eurimedusa, por lo que se les atribuía una herencia
divina.
Homero en su obra conocida como “La Ilíada”, narra que los mirmidones lucharon bajo el
mando del héroe griego Aquiles, de su abuelo Éaco y de su padre Peleo. El signi cado de
“mirmidones” en griego antiguo, quiere decir “hormigas” u “hombres-hormiga”.
El mito griego sobre el origen de los Mirmidones nos cuenta que eran un pueblo de
hombres trabajadores e inteligentes, pero como guerreros eran violentos y no tenían compasión
con sus enemigos. Estos guerreros portaban vestiduras de bronce que los hacían prácticamente
impenetrables.
Según la leyenda de los mirmidones, Zeus el rey de los dioses griegos del Olimpo se
enamoró de la princesa Eurimedusa, e intentó hacer lo que fuera necesario para que la hermosa
doncella aceptara su amor.
Sin embargo, hay que recordar que Zeus estaba casado con la diosa Hera, quién ya había
conocido varias de las in delidades del monarca de los dioses y quién no escatimaba en tomar
venganza contra sus nuevas conquistas.
El rey Mirmidón
A pesar que Zeus conocía sobre la furia de Hera, apartó el temor y pudo consolidar su
relación con la princesa Eurimedusa y de allí nació Mirmidón.
Se dice que Zeus, tomó la forma de una hormiga para seducir a Eurimedusa y por esta
razón su hijo fue llamado de esta manera.
Tiempo después, cuando Hera se enteró de la in delidad de su esposo con otra mortal,
tomo venganza y envió una plaga de hormigas a Tesalia para que matara a todos sus habitantes,
ya que allí ocurrió el amorío.
El rey de tesalia en ese entonces era Éaco, quien era uno de los hijos preferidos de Zeus y le
oró fervientemente a su padre para que restaurara su pueblo.
Al hacer esta solicitud, pudo observar una la de hormigas que subía por un árbol, al
tiempo que sonaba un fuerte trueno.
Esa misma noche, el rey Éaco soñó que el rayo transformó a las hormigas en humanos
fuertes y a lo que despertó a la mañana siguiente, se pudo dar cuenta que su sueño se había
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hecho realidad. Las hormigas que había visto se habían convertido en guerreros dispuestos a
defender su pueblo.
Desde ese momento, el rey Éaco decidió cambiar el nombre de su pueblo por el de
«Mirmidones», que signi ca «hormiga» en griego.
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