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Época Colonial.

Poco antes de la llegada de los españoles, la educación en los pueblos originarios que habitaban
en cada lugar de América, tenía lugar a través de rituales y mitos. Los ancianos preparaban a los
jóvenes para servir a la comunidad. Tanto incas como aztecas habían comenzado a concebir a la
educación como una práctica distinta de la religión y la política.
Los españoles cuando colonizaron y se apropiaron de estas tierras se autonombraron a sí mismo
como los únicos con derecho a educar y que se identificaban con la evangelización. A pesar de
haber tardado varios años en reconocer que los “indios” tenían alma, consideraban a la cultura
hispánica como una cultura superior, de tal modo que sentían que era un deber imponerse a los
indígenas.
Con la colonización de los españoles la educación estuvo marcada por la decisión de imponer la
doctrina cristiana en gran escala, a la vez que lograr la domesticación de los indios como mano de
obra.
La expansión escolar se produjo entonces de la mano de las órdenes religiosas, el clero secular y
algunos maestros laicos.
Los únicos establecimientos que proporcionaban educación pública eran las escuelas para el
pueblo de los ayuntamientos donde se enseñaba letras y evangelización mientras que en las
universidades se trasmitían los saberes cultos.
Los que tenían acceso a este tipo de educación eran los hijos de funcionarios españoles y criollo,
aunque también asistían algunos hijos de los nobles indígenas

Durante/ después de la revolución

¿Cómo fueron las escuelas de la patria?

No es posible decir que en las escuelas de la patria fueron iguales porque dependía del
pensamiento de quién gobernara el territorio. A grandes rasgos podemos diferenciar dos visiones
acerca de la educación en la era de la revolución, una visión liberal, que promovía un sistema
educativo nacional, y una visión tradicional, que se encontraba cómoda con la escuela de la época
colonial. A pesar de estas dos visiones sobre la educación post-revolución, no se despega aún de
las escuelas la enseñanza de la religión cristiana, aunque ya no tiene la religión el monopolio de la
educación y es el Estado nacional el encargado de la organización de la enseñanza en las escuelas.

Las principales discusiones de estas visiones en la enseñanza de la escuela (liberales y


tradicionales) era que poder se le otorgaba a las juntas protectoras, sobre la participación del
Estado con respecto a la financiación de las escuelas, si es posible la enseñanza de los contenidos
científicos y que lugar tenían en las escuelas la libertad ideológica, entre otras cosas. Como
podemos imaginar, los estas visiones eran totalmente opuestas en cada una de estos temas de
discusión.
¿Había un solo proyecto de país o varios en disputa?

En ningún lugar del mundo creo que es posible el acuerdo total respecto de alguna decisión de
país, menos aún en algo tan central para los intereses de gobernantes en una nación
recientemente independizada. Entonces podemos decir que eran varios los proyectos de país que
se tenían en consideración.

Para poner un ejemplo, el gobernador de Santa Fe, Estanislao López consideraba a la educación un
problema de índole pública, creía en un sistema gratuito, con regulaciones estrictas respecto al
pago de docentes, que su pueblo pueda acceder a la educación gratuitamente y para esto amplió
la cantidad de escuelas que la provincia tenía, tenía además clara la organización del sistema
escolar a través de varios instituciones educativas que encargaban de diferentes cosas.

Rivadavia por otra parte, consideraba a la educación escolar como algo exclusivo de clases
pudientes, o de quienes podían acceder a una universidad para sus estudios, ideaba a la educación
como una pirámide, donde la universidad organizaba el sistema escolar, y todo estaba dispuesto
para el acceso a ella. También, junto con esta idea del acceso sólo de las clases adineradas venía
en conjunto con una idea de un país unitario, o por lo menos centrado en la capital del país, y por
esto la mayor parte de universidades, escuelas preparatorias están en los albores de la ciudad de
Buenos Aires. Vemos entonces el pensamiento de Rivadavia en contraposición con la de los
caudillos del interior del país, que desestimaba la participación ciudadana en las escuelas

¿Para qué hay que educar a la población?

Para que educar a la población entra en juego como vimos antes, las diferencias de los
pensamientos acerca de la educación, se educa para formar ciudadanos, como pensaba Belgrano.
O como pensaban los integrantes de la generación del 37, se educa al pueblo para ejercer la
ciudadanía, para adquirir dignidad y estímulo para el trabajo. Se educa como pensaba Rivadavia
para continuar con un legado de la élite, donde solo adquieren conocimientos los que tienen
poder económico. Vemos entonces, que ¿para qué educar? Viene de la mano con un pensamiento
anterior de la idea de sociedad y organización estatal.

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