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Los dioses crearon a todos los animales y les dieron un trabajo, pero no habían creado a ninguno para transportar los pensamientos y deseos de un lugar a otro. Así que tallaron una pequeña flecha de jade que se convirtió en el colibrí, capaz de acercarse delicadamente a las flores sin dañarlas y cuyas plumas brillantes reflejaban todos los colores. Los hombres trataron de atrapar al colibrí para usar sus plumas, pero los dioses prohibieron hacerlo y ahora el colibrí lleva tranquilamente los pensam
Los dioses crearon a todos los animales y les dieron un trabajo, pero no habían creado a ninguno para transportar los pensamientos y deseos de un lugar a otro. Así que tallaron una pequeña flecha de jade que se convirtió en el colibrí, capaz de acercarse delicadamente a las flores sin dañarlas y cuyas plumas brillantes reflejaban todos los colores. Los hombres trataron de atrapar al colibrí para usar sus plumas, pero los dioses prohibieron hacerlo y ahora el colibrí lleva tranquilamente los pensam
Los dioses crearon a todos los animales y les dieron un trabajo, pero no habían creado a ninguno para transportar los pensamientos y deseos de un lugar a otro. Así que tallaron una pequeña flecha de jade que se convirtió en el colibrí, capaz de acercarse delicadamente a las flores sin dañarlas y cuyas plumas brillantes reflejaban todos los colores. Los hombres trataron de atrapar al colibrí para usar sus plumas, pero los dioses prohibieron hacerlo y ahora el colibrí lleva tranquilamente los pensam
señala que los dioses, cuando crearon todas las cosas de la tierra, a cada animal, a cada árbol y a cada piedra le encargaron un trabajo, pero cuando terminaron se dieron cuenta que a nadie le habían encargado llevar los deseos y pensamientos de un lugar a otro. Como ya no tenían barro ni maíz para hacer otro animal, tomaron una piedra de jade y tallaron una flecha. Era una flecha muy chiquita, cuando estuvo lista, soplaron sobre ella y la flechita salió volando. Los dioses habían creado al ‘x ts’unu’um’, el colibrí. El colibrí era tan frágil y tan ligero que podía acercarse a las flores más delicadas sin mover uno solo de sus pétalos, además sus plumas brillaban bajo el sol como gotas de lluvia y reflejaban todos los colores. Los hombres trataron de atraparlo para adornarse con sus bellas plumas, pero los dioses se enojaron y ordenaron: “si alguien lo atrapa, será castigado”. Es por eso que nunca nadie ha visto un colibrí en una jaula ni en la mano de un hombre. Así, el misterioso y delicado pajarito ha podido realizar tranquilo su trabajo y llevar de aquí para allá los pensamientos de los hombres. La leyenda cuenta que si te encuentras con esta ave es porque alguien seguro te manda buenos deseos y amor. Si te desean un bien, él te trae el deseo; aunque también puede advertirte de un mal deseo.