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L2 - El Aumento de Capital EMPRESARIAL 13 PDF
L2 - El Aumento de Capital EMPRESARIAL 13 PDF
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Apollonia Martinez-Nadal
University of the Balearic Islands
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Mayo de 1994
-2-
Tesis doctoral que presenta la Licenciada Dª Apol.lònia Martínez
Nadal para la obtención del Grado de Doctor en Derecho, dirigida
por la Dra. Mª Teresa de Gispert Pastor, Catedrática de Derecho
Mercantil de la Universidad de Barcelona.
-3-
-4-
INDICE
-5-
INTRODUCCION
I. Introducción.
1. Introducción.
-6-
3. Posición doctrinal y jurisprudencial
IV. Conclusión.
I. Introducción.
-7-
A. Requisitos previos a la convocatoria de la junta general: texto íntegro de la
propuesta de modificación e informe justificativo de la misma.
a. El balance.
-8-
I. El contravalor en el caso de aumento de capital con cargo a reservas.
1. Reservas.
1.1.1. Concepto.
A. Fondos de amortización.
B. Fondos de provisión.
A. Por su origen.
B. Por su destino.
C. Por su manifestación.
-9-
b. La reserva de primas por conversión de obligaciones.
2. Beneficios.
2. Función económica.
2.1. Cuestión previa: efectos de todo aumento del capital para la sociedad y sus
accionistas.
III. Sujetos con derecho a las nuevas fracciones del capital social.
1.1. Cuestión previa: sujetos con derecho a las reservas. Relación con la naturaleza
jurídica de las reservas.
1.2. Los accionistas como destinatarios de las nuevas fracciones del capital social.
Supuestos especiales.
A. Planteamiento.
-10-
a) Solución general y en abstracto.
b.1) Extensión del usufructo en sentido estricto. Solución positiva del art. 70.5.
Crítica y reinterpretación de este precepto. Conclusión.
c) A modo de conclusión.
-11-
BIBLIOGRAFIA
INTRODUCCION
-12-
La incorporación de reservas a capital, pese a su relativamente
reciente regulación mercantil ya bien avanzado nuestro siglo, es una
práctica cuyos orígenes se remontan a tiempos más antiguos. Así, en el
siglo XIX, y al margen de cualquier reconocimiento legislativo, se
practicaba libremente en Francia y Alemania, hasta que la introducción
del principio de fijeza del capital social determinó su abandono
momentáneo14. Hacia finales del s. XIX y principios del s. XX reaparece
nuevamente; por entonces es una operación conocida, pero todavía
escasa en la práctica; así, en Italia para el periodo 1892-1901 se señalan
nueve casos de aumento gratuito del capital15; y un aumento de capital
por incorporación de reservas acordado en 1911 es considerado
todavía como raro por la doctrina de la época16, lo que da idea de la
frecuencia de tal modalidad de aumento del capital social por aquellos
tiempos.
-13-
de reconstrucción; por otro lado, por el proceso inflacionístico y la
devaluación monetaria, que hace necesaria la revaluación de bienes
sociales con la consecuente formación de reservas de plusvalías17.
17 En este sentido se manifiesta, entre la doctrina italiana, CERA, op. cit., pág. 35-36.
En Francia, CHALARON señala que el procedimiento, desconocido por la ley,
aparece por vez primera en 1869: ese año, el Crédit Foncier de France aplica 15.000.000
de francos de reservas para liberar la mitad de las nuevas acciones emitidas en
representación de un aumento de capital de 30.000.000 de francos; el mismo autor fija
1916 como fecha en que su empleo devino frecuente (CHALARON, L.,L´augmentation
de capital per incorporation de reserves.. These Strasbourg 1935, pág.1 y 2; y, más
recientemente); AMIAUD, por su parte, escribe significativamente en 1920 que,
aunque la operación fue durante largo tiempo poco practicada, "a pris cer dernier
temps une importance condérable et il n'est pas de mois, ni meme de semaines, où les
journaux financiers n'annoncent des augmentations de capital réalisées par des
sociétés sous forme de transformation en capital du montant de leurs réserves
facultatives" (AMIAUD, A., Traité theorique et practique des comptes de reserve dans les
sociétés par actions, París, 1920, pág. 393, y nota 1 de la misma página).
18Más temprana fue la intervención del legislador en el terreno fiscal, pero las
soluciones fiscales, inspiradas en consideraciones particulares, no pueden aplicarse
más allá de su ámbito.
19 Así, en Alemania la intervención del legislador se hizo necesaria, como señala
SCHIPPEL, por la situación de ruina de la economía alemana de posguerra, que,
debido a una serie de razones (la inclusión en los balances de cifras muy bajas,
basándose en cálculos pesimistas; la retención de la mayor parte de beneficios, y su
distribución en medida mínima, dando lugar a la existencia de grandes reservas)
provocó una gran desproporción entre el capital nominal y el patrimonio efectivo; los
-14-
surgen las primeras regulaciones de la figura, regulaciones que, con
carácter general, no tienen carácter innovador sino que se limitan a un
reconocimiento normativo de una situación ya consolidada, pues, no
en vano, tal práctica era ya conocida, no sólo por la doctrina y la
jurisprudencia, sino también incluso por el propio legislador, aunque
en ámbitos distintos del estrictamente societario20. De forma que, en
definitiva, se produce el acogimiento legal, a través de su
establecimiento expreso como requisitos de legalidad de la operación,
de aquellos elementos que ya habían sido considerados por doctrina y
jurisprudencia como condiciones esenciales y necesarias de la misma.
No obstante, pese a todo, la tardía actuación legislativa debe valorarse
favorablemente por cuanto viene a dar fundamento legal a la posición
doctrinal dominante, contribuyendo así, conforme al entendimiento
general, a poner fin a la polémica doctrinal ya mencionada en torno a
la naturaleza jurídica de la transformación de reservas, aunque para
algunos se trata de un reconocimiento legal no sólo tardío sino también
insuficiente y completo, por lo que la misma aún continúa.
-15-
acciones o incremento del valor nominal de las ya existentes, y
estableciendo que sólo puede ser capitalizada la parte disponible de las
reservas.
-16-
salvaguardándolos de los perjuicios que la operación pudiera
ocasionarles, a través de tres tipos de normas, que persiguen, en
primer lugar, que las reservas convertidas sean realmente existentes y
puedan ser objeto de una imputación a capital; en segundo lugar, la
atribución de los derechos derivantes de la operación a los accionistas
en proporción a su cuota de participación en el capital existente con
anterioridad a la operación de aumento; y, finalmente, no perjudicar la
proporción existente entre los diversos derechos reconocidos a las
participaciones existentes y las relaciones contractuales de la sociedad
con tercero.
23 HEMARD - TERRE - MABILAT, Sociétés Commerciales, cit., tomo II, pág. 414;
RIPERT, G., Traité elementaire de Droit Commercial, 10ª ed. por R. ROBLOT, tomo I,
Paris, 1980.
24 CERA,op. cit., pág. 35 y ss.
-17-
vez primera de reconocimiento y regulación legal desde la perspectiva
jurídico-societaria al aumento de capital con transferencia de reservas,
de una forma muy similar a la del art. 2442 Cc italiano.
25 Las normas del Código de Comercio relativas a esta materia eran el art. 165,
referido a los casos de aumento de capital por emisión de nuevas acciones, el art. 166,
relativo al procedimiento de disminución del capital social por adquisición de la
sociedad de sus propias acciones, y el art. 168, que establece los requisitos precisos
para proceder al aumento o disminución del capital social.
26 Así, GAY DE MONTELLA, R. y CODERCH NIELLA, J., Tratado práctico de
sociedades anónimas, Barcelona 1923, 2ª edición, se refieren a la transformación de
reservas en acciones, en el capítulo dedicado a las modificaciones del capital social, y,
concretamente, en el epígrafe dedicado a los "sistemas financieros en uso" (pág. 265).
Por su parte, AVILES CUCURELLA, G. y POU DE AVILES, J.M., Derecho Mercantil,
Barcelona, 1947, la admiten implícitamente al hablar de aumento "por una nueva
aportación de los socios o por una nueva evaluación del patrimonio social"(pág. 115).
-18-
accionistas como de los acreedores sociales. Y en las páginas
introductorias del mismo, en las que se basará la Exposición de
Motivos de la nueva ley, se establece literalmente que: "En punto a la
elevación de capital, se prevén como procedimientos posibles tanto el
aumento efectivo, con aportaciones de nuevos elementos patrimoniales
al fondo social, como el aumento puramente contable, mediante simple
traspaso de cuentas en el balance. En el primer procedimiento se incluyen
la emisión de nuevas acciones y el incremento del valor nominal de las
antiguas. En el segundo, la transformación de reservas o plusvalías en
acciones y la conversión de obligaciones en acciones"; ello puede
considerarse la primera referencia expresa a la transformación de
reservas como modalidad de aumento de capital, calificado además
como meramente contable, realizada si no en un texto legislativo, sí en
un texto preparatorio en el cual, además, se basaría en gran medida la
nueva ley.
-19-
operación de traspaso de reservas a capital. En concreto, dedica a la
misma, fundamentalmente el art. 157, que, bajo la rúbrica "Aumento
con cargo a reservas", establece, en su primer párrafo, que "Cuando el
aumento del capital se haga con cargo a reservas, podrá utilizarse para
tal fin las reservas disponibles, las primas de emisión y la reserva legal
en la parte que exceda del diez por ciento del capital ya aumentado";
asimismo, en su párrafo segundo, declara que "Deberá servir de base a
la operación un balance aprobado referido a una fecha comprendía
dentro de los seis meses inmediatamente anteriores al acuerdo del
aumento del capital, verificado por los auditores de cuentas de la
sociedad o por un auditor a petición de los administradores, si la
sociedad no estuviera obligada a verificación contable". Todo ello sin
perjuicio de referencias incidentales a esta modalidad de aumento,
dispersas a lo largo del articulado de la nueva ley (art. 70.5, art. 79, art.
151, art. 152, art. 158.3, etc.).
-20-
A tal fin se ha considerado conveniente iniciar el estudio con un
primer capítulo dedicado a analizar la función económica de esta
modalidad de aumento, destinada a conseguir una más exacta
correspondencia entre capital y patrimonio social, y que puede ser
utilizada para solucionar, o cuanto menos, mitigar, el conflicto surgida
entre la sociedad y sus accionistas por una sistemática retención de
beneficios.
-21-
CAPITULO I: FUNCION ECONOMICA DEL AUMENTO DE
CAPITAL CON CARGO A RESERVAS Y BENEFICIOS EN LA
SOCIEDAD ANONIMA.
I. Introducción.
II. La financiación como necesidad de la empresa.
III. Clases de fuentes de financiación: externas e internas; capital propio y
ajeno. Ventajas e inconvenientes de unas y otras.
IV. La autofinanciación como componente importante y polémico de la política
de financiación empresarial.
1. Introducción.
2. Origen, delimitación conceptual, componentes y objetivos de la
autofinanciación.
3. Ventajas e inconvenientes. Juicio de valor.
3.1. Ventajas e inconvenientes.
3.2. Conclusión. Juicio de valor.
V. El aumento de capital con cargo a reservas y beneficios. Su incidencia en la
estructura financiera.
1. El aumento de capital con cargo a reservas y beneficios. La operación de
transformación como elemento característico.
2. Consecuencias positivas y negativas de la operación. Causas y efectos de la
misma. En especial, para la sociedad y los socios.
3. Conclusiones en torno a la función económica del aumento de capital con cargo
a reservas y beneficios en la sociedad anónima.
-22-
I. INTRODUCCION.
-23-
transformación de reservas, con un análisis de sus efectos positivos y
negativos, desde las diversas perspectivas en que estos inciden o
pueden incidir (en especial, desde el punto de vista de la sociedad y de
los socios), a fin de llegar a una conclusión en torno a su función
económica.
-24-
Centrándonos en la segunda de tales decisiones, la financiación
aparece como una preocupación constante de toda empresa, por
cuanto responde a la necesidad también constante de capital a lo largo de
toda su vida, no sólo en la fase de constitución (con la problemática de
consecución de medios de financiación para la adquisición de
instrumentos técnicos, de organización y gestión de la empresa), sino
también en la fase de desarrollo (con el problema centrado ahora en la
consecución de medios financieros para el mantenimiento y
conservación de la empresa en épocas desfavorables pero también para
su expansión en épocas propicias).
-25-
a la propia evolución de la función financiera, debe estar centrada en el
problema más complejo de una adecuada selección de los medios de
financiación. De forma que, en definitiva, la configuración de la
estructura financiera de una empresa se realice con una perfecta
adaptación tanto al ambiente externo del mercado de capitales y sus
condiciones de adquisición, como al ambiente interno de la propia
empresa y sus necesidades financieras (pues la forma de satisfacción de
tal necesidad será distinta si, por ejemplo, viene originada por
dificultades momentáneas de tesorería o, por contra, por la ampliación
o renovación de los elementos estables de la explotación), permitiendo
así la optimización de la utilización de los medios invertidos, de tal
forma que, por sus características y su coste, sean "los mejores para
conseguir la maximización del valor de la empresa".29 Lo cual nos lleva
a la elección de las fuentes de financiación entre las diversas existentes,
y, en definitiva, a la determinación de la adecuada estructura
financiera de la empresa30 .
-26-
III. CLASES DE FUENTES DE FINANCIACION: EXTERNAS E
INTERNAS; CAPITAL PROPIO Y AJENO. VENTAJAS E
INCONVENIENTES DE UNAS Y OTRAS.
-27-
su vez, pueden distinguirse tres formas de financiación: financiación a
corto, medio y largo plazo, en función de la duración de la cesión del
capital, respecto de la cual no existe un criterio universal, sino que los
plazos evolucionan con el tiempo y la situación económica.
-28-
De forma limitada, se define el capital propio como aquel
compuesto por la aportación de los socios o del único propietario, en
dinero o in natura, con el fin de financiar la empresa. Tal definición,
inicialmente válida, se revela luego insuficiente, por cuanto el capital
propio deriva no sólo del importe aportado a título de capital por los
socios o el empresario individual en el momento de la constitución de
la empresa, sino también con posterioridad durante la vida de la
misma, en sucesivos aumentos de capital; así como también de los
fondos generados internamente que se acumulan en las cuentas de
reservas, y las primas de emisión35.
-29-
Lo cual nos lleva a distinguir, a su vez, dentro del capital propio,
como medios de formación del mismo, de una parte, el aumento del
capital social por nuevas aportaciones, que es una financiación exterior,
realizada, como financiación propia que es, por el empresario, socio o
accionista, presentando, además, el elemento caracterizante de haber
sido realizada con medios externos a la empresa; de otra parte, la
autofinanciación, fundamentalmente por retención de beneficios, que es
una financiación interna, caracterizada por el hecho de ser realizada
con medios generados por la propia empresa.
-30-
Frente a la financiación propia, los recursos ajenos o deuda, a los que
va unido el riesgo financiero, serían, en cambio, los proporcionados
por persona ajena a la empresa, con medios externos a la misma; en
ellos se incluirían, por tanto, todas aquellas obligaciones monetarias
con coste explícito en que ha incurrido la empresa, es decir,
fundamentalmente, las obligaciones o títulos análogos emitidos y los
créditos o préstamos obtenidos.
-31-
grupo de control en el mantenimiento de su poder, que pueden verse
afectados por un aumento de capital)37.
-32-
ellos, la relación existente entre capital social y reservas, y créditos y
obligaciones, respectivamente. Se plantea, entonces, la cuestión de
establecer cuál sea la combinación óptima o proporción según la cual el
capital propio y el ajeno deban concurrir a la financiación de la
empresa, lo que nos lleva en definitiva a la posibilidad de establecer la
estructura óptima de financiación.
-33-
con predominio del capital-deuda (orientado a la banca), el prototipo
del cual es Japón, con predominio de la financiación a corto plazo y un
reducido peso de los recursos propios. La estructura financiera de la
empresa española no se adapta plenamente a ninguno de los modelos
mencionados, aunque, según PEREZ CARBALLO, se aprecia una
mayor similitud con la de las empresas estadounidenses que con la de
las japonesas40.
-34-
también incluso en su supervivencia, ya que una inadecuada política
de financiación puede provocar su estrangulamiento financiero41.
-35-
existencia de normas jurídicas societarias que incidan sobre la determinación
de la estructura financiera adecuada de una empresa societaria, llega a la
conclusión de que, pese a la existencia de diversas proposiciones
normativas que, aunque pueden tener una eventual incidencia sobre la
financiación de la sociedad, están concebidas en realidad para otras
funciones específicas bien distintas, no existe en el sistema de derecho
societario italiano un tal principio positivo. Tal ausencia es debida no
ya a la imposibilidad intrínseca a tal labor (no sólo desde un punto de
vista estrictamente empresarial, como ya hemos comprobado, sino
también, con mayor razón, se piensa, en sede normativa), ni a un
defecto de técnica legislativa, ni al temor de introducir un principio de
derecho público en la regulación de una institución de derecho privado
(como es la sociedad anónima), sino que la elusión del problema del
capital y de la financiación de la empresa en general es una elusión
querida y coherente con la concepción del derecho societario como
disciplina esencialmente de las relaciones entre socios y de éstos con
terceros para el ejercicio colectivo de la empresa, siendo un hecho
autónomo, desde esa perspectiva societaria, el financiamiento de la
actividad empresarial, como medio técnico-económico para el
desenvolvimiento de la misma42.
1. Introducción.
42 TANTINI, G., Capitale e patrimonio nella societá per azioni, Padua, 1980, pág. 60 y ss.
-36-
sin haber llegado a conclusiones definitivas al respecto, se ha centrado
en el problema de la magnitud de la autofinanciación o posibilidad de
definir un "óptimo de autofinanciación empresarial".
43 La reserva legal, que supone la retención obligatoria, hasta que aquella alcance el
porcentaje mínimo legal, de una fracción de los beneficios obtenidos por toda
sociedad para la cobertura de eventuales pérdidas, se exige a las sociedades
anónimas y las sociedades de responsabilidad limitada. Así parecía que podía
afirmarse ya durante la vigencia de la Ley de Sociedades de Responsabilidad
Limitada de 1953, tras la reforma mercantil de 1989, en virtud de la explícita
declaración del art. 26.1 en el sentido de que "se aplicará a las cuentas anuales de las
sociedades de responsabilidad limitada lo dispuesto en el capítulo VII de la Ley de
-37-
parte, sentida como tal también por las propias sociedades, que con
frecuencia crean reservas por encima de las exigencias de la ley;
efectivamente, teniendo en cuenta que la distribución de beneficios en
forma de dividendo es definitiva, las sociedades anónimas raramente
distribuyen la totalidad del beneficio obtenido, sino que hacen dos
partes del mismo: una que será repartida entre los accionistas bajo la
forma de dividendo; otra que, al contrario, será conservada en forma
de reserva, acrecentando los fondos sociales44.
-38-
Cronológicamente, el primer papel de las reservas era la cobertura de
las pérdidas sociales, teniendo, por tanto, en su origen, un fin de
previsión. De forma que toda pérdida, en lugar de incidir sobre el
capital social, afecta, en primer lugar, a las reservas, reduciéndolas o
incluso eliminándolas; sólo en caso de insuficiencia de las reservas
constituidas, las pérdidas recaerán sobre el capital social. Tal es el fin
único y exclusivo de la denominada reserva legal, de obligatoria
constitución por imposición de la ley. Pero, junto a ella, las sociedades
intensifican la creación de reservas, estatutarias o facultativas, como
medida de prudencia en el seno de una gestión responsable, para hacer
frente a los riesgos crecientes de pérdidas que deben afrontar. Por ello,
frente a este papel primitivo y primario de las reservas, el incremento,
en número y cuantía, de las mismas en el seno de las sociedades
(especialmente tras largas épocas de prosperidad), alcanzando un
volumen que excede las simples necesidades de previsión, provoca la
ulterior aparición de una nueva función ultraprevisional de las
reservas: la inversión de las reservas, ya sea en la misma empresa, lo
que nos lleva a la autofinanciación, ya sea en otras empresas, lo que
nos lleva al fenómeno de la participación.
-39-
funcionamiento de la empresa, dentro de su forma y dimensiones
existentes; y el ahorro productivo, ahorro de inversión o ahorro
dinámico, en el que la utilización de las reservas permite a las
sociedades extender sus dimensiones y desarrollar las ramificaciones
de su actividad.
47SANCHEZ ANDRES A., "Notas sobre la función económica del aumento de capital
con medios propios", Estudios Garrigues, tomo III, pág. 195 y ss.
-40-
Porque, efectivamente, en relación a tal concepto, se habla de
autofinanciación en sentido amplio y en sentido estricto, de
autofinanciación neta y bruta, de un concepto ortodoxo y estricto y de
un concepto más amplio y moderno de autofinanciación, distinciones
que tienen sus consecuencias en la determinación de los componentes
y objetivos de la misma, y, que, en último término, conducen a la
cuestión de si la amortización ha de incluirse dentro del concepto de
autofinanciación o no.
-41-
imposibilita cualquier asimilación. En efecto, mientras la amortización,
que supone la constatación de la depreciación de un elemento del
activo, es una medida de reparación que debe operarse incluso a falta
de beneficios, y debe preceder a la determinación del beneficio neto
anual, las reservas, por contra, son facultativas (a menos que la ley
imponga su formación). Mientras las reservas incrementan el activo, la
amortización se limita a reconstituir un activo depreciado. Y si la
amortización concierne al pasado (cubriendo una pérdida ya
realizada), la reserva mira al futuro (para la cobertura de pérdidas
eventuales, la ampliación de la empresa, etc.). En definitiva, una
amortización no debe confundirse con una constitución de reservas,
-42-
pues tiende a hacer frente a una depreciación ya realizada, mira hacia
el pasado y se impone con anterioridad a todo beneficio.
-43-
patrimonio neto sobre el capital y las reservas que arroja un balance
anual regularmente aprobado50.
50 Por otra parte, como señala también SANCHEZ CALERO, la determinación del
beneficio neto conforme a las normas de la sociedad anónima no coincide con el
beneficio fiscal, debido básicamente a dos circunstancias: a) que en el campo fiscal, a
diferencia del societario, rige el principio de autonomía de los ejercicios, con la
consecuencia de que no influyen los resultados adversos de un ejercicio en los de los
otros; y b) que los componentes positivos y negativos del derecho fiscal no coinciden
exactamente con los que intervienen en la formación del beneficio neto en la sociedad
anónima (op. cit., pág. 41). Para las divergencias entre el derecho fiscal y el derecho
mercantil, cfr., asimismo, FALSITTA, G., "Convergenze e divergenze tra diritto
tributario e diritto commerciale nella disciplina del bilancio di esercizio",
Giurisprudenza commerciale, 1980, I, pág. 193 y ss .
51 SANCHEZ CALERO, op. cit., pág. 82 y 83.
-44-
retención y no repartición de beneficios obtenidos. Denominada
expresivamente ahorro de las sociedades, sería una "financiación por
beneficios" en contraposición a la "financiación por aportaciones".
-45-
enriquecimiento empresarial. Por ello, es necesario analizar tanto unos
como otros a fin de poder llegar a una conclusión respecto a esta forma
de financiación de la empresa.
-46-
indisolublemente ligada a ella se resuelve en el interior de la empresa,
al margen del mercado de capitales, evitando así las dilaciones
derivadas de las divergencias entre las expectativas y las decisiones de
quien invierte y de quien ahorra. Efectivamente, en la financiación
externa a través del mercado de capitales, toda decisión de financiación
de una empresa (demandante de crédito) debe corresponderse con la
decisión de otro sujeto económico (oferente de crédito) en sentido
contrario y concurrente52; en cambio, al ser la autofinanciación una
fuente interna, al margen del mercado de capitales, en tal caso la
decisión de financiación de la empresa no ha de corresponderse con la
decisión concurrente de otro sujeto económico; de esta forma se evita el
riesgo de dirigirse en vano, en busca de fondos, a terceros o a sus
propios accionistas, que podrían rechazar la realización de nuevas
entregas53.
Sin embargo, aun aceptando que todo ello sea cierto, habrá de
admitirse también que, en realidad, de esas mismas ventajas se derivan
importantes inconvenientes. Así, en primer lugar, en la medida en que
ese mayor volumen de inversiones que posibilita la autofinanciación
va seguido de una concentración de la inversión en las propias
empresas que generan y retienen beneficios, ello se traduce en que la
autofinanciación no va ligada a un crecimiento económico de la
economía en general, sino, como mucho, y si la inversión ha sido
adecuada, al de las empresas que la practican, agravándose el
estancamiento de las otras empresas o sectores. De forma que desde la
-47-
perspectiva de la economía global, se producirá una mayor
concentración económica y una menor diversificación sectorial (salvo
que el ahorro empresarial generado se invierta en participaciones en
otras empresas o en promociones de nuevos negocios); acentuándose,
además, los desequilibrios territoriales en la distribución de la
inversión, y, por ende, en el reparto de la riqueza y de la renta.
Por otra parte, dado que sustrae importantes cuotas de ahorro a los
cauces tradicionales de acumulación y redistribución del capital
monetario, provoca una mutación del proceso de formación y
circulación del ahorro, marginando al mercado de capitales como lugar
de encuentro entre oferentes y demandantes de ahorro (convirtiéndolo
en instrumento superfluo, ya que a él no acuden las grandes
sociedades). Lo cual puede incidir sobre las funciones intermediarias
de las instituciones crediticias y las características del sistema bancario,
y también sobre las fluctuaciones del mercado monetario (teniendo en
cuenta especialmente que un fuerte nivel de autofinanciación otorga a
una sociedad una independencia que le permite escapar a las medidas
de las autoridades económicas, lo cual puede dificultar la consecución
de los objetivos de una política económica o fiscal contractiva o
expansiva). E incluso puede ser un factor de crisis de la economía,
habida cuenta de que la financiación por retención de beneficios
encamina, automáticamente, hacia los bienes de producción, las
inversiones de capital que, si hubiesen sido distribuidas, habrían
podido convertirse en bienes de consumo. De ahí que se proclame la
necesidad de que los beneficios fluyan al mercado de capitales, como
lugar de encuentro entre oferentes y demandantes de ahorro54.
54 Cfr. extensamente, respecto a estos efectos, BIANCHI, Gli aumenti di capite nelle
imprese, cit., pág. 58.
-48-
provocar graves abusos e incluso, por su utilización para fines
políticos, llegar a afectar a la independencia del Estado55 .
55 Cfr., PERRIN, op. cit., pág. 9, DE DOMINICIS, U., "Le riserve nelle imprese", Lezioni
di Ragioneria Generale (Lezioni ventunesima, ventiduesima, ventitreesima,
ventiquatresima), Bolonia, 1968, pág. 388. Más recientemente, en este mismo sentido,
GONZALEZ DE AGUILAR, op. cit., pág. 83.
56 Pese a que las disponibilidades financieras formadas por la retención de beneficios
pueden destinarse tanto a la reinversión en la propia empresa (autofinanciación)
como a la inversión en una empresa distinta (participación), el destino normal de las
mismas será, como se ha señalado, el primero y no el segundo.
57 Cfr. al respecto, PERRIN, el cual apunta la existencia de ciertas connotaciones
políticas ligadas a la práctica de la autofinanciación, con unas palabras ciertamente
significativas: "basta pensar que en los países de economía colectivista el desarrollo
-49-
Pero es que, además, hay que señalar que la autofinanciación de la
empresa puede afectar, no ya sólo a los accionistas, sino también, en
virtud del que hemos denominado "efecto expansivo", a los
trabajadores que en ella desempeñan su actividad laboral (en la
medida en que la retención de beneficios se realice a costa de un
mantenimiento y una negativa al aumento de sus retribuciones). E
incluso, en último extremo, puede repercutir sobre los consumidores,
en el supuesto de que se trate de la denominada autofinanciación sobre
los precios, criticable y criticada por cuanto la obtención del beneficio
sobre el que se va a practicar la retención no se basa en un aumento de
la productividad de la empresa sino que se realiza simplemente a costa
de un aumento de los precios, siendo, en definitiva, los consumidores
quienes en último término costean la financiación de la empresa; en
este sentido, no debe olvidarse que la autofinanciación permite la
constitución de grandes concentraciones empresariales que dominan el
mercado, pudiendo, por ello, practicar una política de monopolio
perjudicial a la masa de consumidores58.
-50-
Finalmente, no hay duda de que la existencia de reservas que
excedan notablemente la cifra de capital social puede repercutir sobre
el valor de las acciones, aumentando enormemente su cotización, lo
cual, si desde la perspectiva de la sociedad, puede dificultar, como
veremos, el tráfico bursátil, además, desde una perspectiva política
social, supondrá vedar la posibilidad de adquisición de las mismas y la
posibilidad de participación en la sociedad, a los sectores
económicamente más débiles, desvirtuando así el papel de la sociedad
anónima como instrumento de democratización de la propiedad59.
-51-
a.- La deducción de intereses del capital ajeno en el impuesto sobre
la renta de sociedades. La empresa deberá pagar una cantidad mayor
por el impuesto de sociedades cuando utiliza recursos propios, ya que
los intereses de los capitales cedidos en préstamo son deducibles del
impuesto sobre la renta de las sociedades.
-52-
financieros, y, al mismo tiempo, tiende a autogenerar la posibilidad de
adquisición de los mismos. Es el denominado efecto multiplicador de
la autofinanciación, en virtud del cual, al incrementarse los recursos
propios, se aumenta la posibilidad de obtener recursos ajenos.
-53-
una excesiva dependencia del crédito bancario, que podría ser
utilizada por aquella para asegurarse el control del negocio exigiendo,
p.ej., en caso de una crisis de tesorería, la conversión de sus créditos en
acciones por aumento de capital; en este sentido, efectivamente, se
considera que los bancos que dominan y dirigen una empresa lo hacen
para su propio beneficio más que por el de la misma; no tienen el
interés ni quizá la competencia necesaria para explotarla, sino que su
único propósito es la obtención de un beneficio rápido y maximizado,
lo que pueden y suelen conseguir a través de maniobras bursátiles,
mediante el control de las juntas generales, o la venta de los títulos
poseídos y adquisición de acciones de nuevas empresas64.
-54-
la única vía abierta para su financiación por la penuria del mercado de
capitales65. Y tal necesidad aparecerá más acentuada para aquellas
empresas que, por sus dimensiones y características, no cotizan en
bolsa y, de hecho, no tienen acceso al mercado financiero, para las que
la autofinanciación puede ser, en determinadas situaciones, el único
fundamento posible de su desarrollo (pues los ahorradores se
mostrarán reacios a inmobilizar su capital en una empresa que por sus
características no ofrece las ventajas de la posibilidad de una rápida
desinversión). De forma que la autofinanciación posee un significado
completamente distinto para las empresas con acceso a los mercados
de capitales y crediticios y la de aquellas empresas con difícil o
imposible acceso a los mismos66. Pero además, la autofinanciación
aparecerá también como una necesidad para aquellas empresas que,
teniendo acceso al mercado financiero, han superado el límite máximo
de endeudamiento, por lo que necesitan disponer de una cantidad de
recursos propios para poder acudir nuevamente a la financiación
mediante recursos ajenos, cantidad que se obtendrá por la creación de
reservas (pues, aunque podría acudirse también a la ampliación de
capital, ésta operación presenta indudablemente mayores dificultades).
-55-
inversión alternativa de los mismos, ya sea por los accionistas (que, en
otro caso, exigirían el reparto en forma de dividendos que ellos
destinarían a inversiones más lucrativas)67, ya sea por la propia
empresa en un ámbito distinto al propio (la cual, en caso contrario, y
actuando de modo lógico, debería acudir a esa inversión externa que le
proporciona un rendimiento superior), rendimiento de la inversión
alternativa que siempre sería igual como mínimo a la tasa de interés
del mercado. De forma que el cumplimiento de la condición de que el
rendimiento del capital sea superior a la tasa de interés del mercado es
indispensable para considerar a la autofinanciación como una práctica
racional y fundamentada68.
-56-
En cualquier caso, puede señalarse que las posibilidades de
autofinanciación de una empresa son señal de que la misma ha
superado con éxito el juicio selectivo del mercado en que desenvuelve
su actividad, lo cual si bien es cierto, no puede utilizarse como
argumento insuperable, pues tal juicio ha recaído sobre las inversiones
realizadas con anterioridad por la empresa, pero no sobre las que vaya
a afrontar a partir de ese momento, respecto de las que tal juicio puede
actuar de modo orientativo pero en ningún caso como garantía de su
éxito70.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que el mal funcionamiento del
mercado de capitales, que se considera como una causa que obliga a la
práctica de la autofinanciación (por la imposibilidad de las empresas
de obtener los recursos necesarios en el mismo), puede tener su origen,
entre otros factores, precisamente en tal práctica.
-57-
resulta que, precisamente porque el mercado de capitales es
insuficiente, las empresas deben retener beneficios.
Por otra parte hay que decir que, aun admitiendo que la
autofinanciación va unida al crecimiento empresarial, sin embargo, no
puede afirmarse que la misma permita a las sociedades un crecimiento
más rápido e ilimitado. Debe tenerse en cuenta que el aumento de las
dimensiones empresariales como consecuencia de un proceso de
autofinanciación es generalmente gradual, y válido, por tanto, para
aquellas empresas con un crecimiento estable y sostenido a lo largo del
tiempo, pero no para aquellas empresas en progreso y desarrollo que
pretenden un crecimiento más rápido, para cuyos objetivos aparece
como forma más adecuada de aumento de sus recursos propios la
operación de aumento del capital social.
-58-
mismos, el crecimiento de la empresa no puede estar fundamentado
exclusivamente en aquella, sino que en algún momento se hará
necesario el recurso al mercado de capitales. Este puede resultar más
accesible, en virtud del denominado efecto de regeneración de recursos
financieros, a través de una política de autofinanciación adecuada y
moderada que permita también una política de remuneración del
capital social; pero también puede quedar por completo excluido,
estrangulando el desarrollo empresarial, "usando demasiado
largamente un instrumento insuficiente"72. De ahí que SANCHEZ
ANDRES señale que "no es cierta la afirmación de que las grandes
sociedades crecen más rápidamente por la mayor retención de
ganancias" sino que en ocasiones es todo lo contrario73.
72 En este sentido se manifiesta BIANCHI, quien añade, que, por ello,"la elección
financiera debe hacerse con una prospección a largo plazo y no sólo en función de
condiciones a corto plazo" (BIANCHI, Gli aumenti di capite nelle imprese, cit., pág. 11).
73 SANCHEZ ANDRES, "Notas sobre la función económica del aumento de capital
con medios propios", cit., pág. 195 y ss.
-59-
reparto de dividendos. En otro caso, de realizarse una sistemática y
abusiva retención de beneficios a costa del sacrificio de la política de
reparto de dividendos, y de la consecuente reducción del rendimiento
de las acciones, podrá producirse una caída de la cotización de las
mismas, en la medida en que los inversores no estarán dispuestos a
invertir en una sociedad de la que no obtendrán rendimiento alguno;
porque, aunque es cierto que la constitución de las reservas consolida
la situación patrimonial de la sociedad, no lo es menos que sobre el
valor de mercado de las acciones tiene una mayor influencia la medida
de los dividendos. Al mismo tiempo los accionistas de inversión,
desanimados por la falta de rendimiento, estarán dispuestos a vender,
favoreciendo especulaciones que pueden llegar a afectar al grupo de
control de la sociedad74.
-60-
retención de beneficios se realiza a costa del sacrificio de la retribución
del accionista, poniendo en contraste las exigencias económico-
financieras de la empresa con las del socio.
-61-
atención en la percepción de un dividendo, por lo que serán partidarios
de una política de amplios repartos, oponiéndose a la creación de reservas
(aunque de hecho no disponen de medios eficaces para ello); y los
grandes accionistas, que son quienes ejercen de hecho influencia sobre la
fijación del dividendo, que serán partidarios de la creación de grandes
reservas, promoviendo la constitución de las mismas, aun cuando
suponga renunciar a un reparto inmediato de dividendos, ante la
perspectiva de las ventajas que más a largo plazo proporciona,
indudablemente, la autofinanciación para la sociedad, y, en definitiva,
para sus accionistas; pero también es cierto que, en ocasiones,
promoverán la constitución de reservas no tanto en interés de la
empresa como en el suyo propio y exclusivo, como accionistas
mayoritarios de control76 (como, p.ej., cuando ante la perspectiva de
-62-
soportar impuestos progresivos sobre las rentas obtenidas, inciten a
dejar a disposición de la sociedad una parte importante de
beneficios)77.
-63-
intereses de los pequeños accionistas inversores y los grandes
accionistas que controlan la sociedad, que, aun cuando en teoría
encarnan el interés de la sociedad, en la práctica pueden actuar
guiados única y exclusivamente por el provecho propio. En suma, y
siguiendo la terminología establecida por GALGANO, sería un
conflicto, originado en el seno de las grandes sociedades anónimas,
entre el "capital dirigente", capital de mando o control (tras el cual se
halla la clase empresarial, para la que la suscripción de las acciones es
una operación empresarial: es el acto de quien destina dinero al
ejercicio de una empresa y quiere, consecuentemente, conseguir el
control.) y el "capital monetario" o capital de ahorro (tras el cual se
encuentran las capas detentadoras de ahorro (clase trabajadora, clase
media, profesionales o incluso terratenientes), para las que la posesión
de las acciones es una forma posible de inversión del ahorro, al ser
considerada la acción simplemente como un valor mobiliario que da
una renta), estando sometido éste último a aquel primero, a su mando
y a sus intereses80.
-64-
día no se discute la licitud de la constitución de reservas libres, pero el
conflicto surgirá igualmente en caso de una excesiva tendencia a la
autofinanciación. Para la conciliación de tales intereses contrapuestos,
con el fin de limitar la autofinanciación y asegurar un derecho al
dividendo del accionista, se propone como solución, por parte de
algunos autores, el establecimiento de un límite a la formación de
reservas, más allá del cual sea obligatoria su distribución o el paso de
las mismas a capital82. Independientemente de la viabilidad y de la
conveniencia de establecer tal límite, sí es interesante la sugerencia que
se apunta desde tales posturas doctrinales, en el sentido de que la
conciliación de los intereses contrapuestos podría conseguirse no sólo a
habrá de ser resuelta en cada caso concreto por los tribunales atendiendo a las
circunstancias del caso concreto y al interés social.
82 En relación al mencionado límite a la autofinanciación, como forma de combatir tal
práctica, según señala GALGANO, existieron en Italia propuestas doctrinales de que
fuese legalmente sancionado el derecho al dividendo del accionista, con normas que
pusieran a la formación de reservas "un límite máximo" (p.ej. la misma medida del
capital) pasado el cual debería procederse a la distribución o a la transformación en
capital". En el mismo sentido, una propuesta de ley presentada en enero de 1972
preveía múltiples formas de protección de los accionistas minoritarios, siendo de
destacar aquella según la cual al primer pfo. del art. 2433 del Código civil italiano se
debería añadir el párrafo siguiente: "si el interés de la sociedad lo exige, la junta
general puede excluir o limitar la distribución de los beneficios a los socios". Lo que,
según GALGANO, significaba tanto como decir que se reconocía al accionista, en
principio, el derecho al íntegro reparto del beneficio del balance, y además, el de
discutir, en contradicción con la mayoría, la existencia o no de un "interés de la
sociedad" que exigiese la exclusión o la limitación de la distribución de los beneficios
a los accionistas (GALGANO, op. cit., pág. 142 y ss). Este acuerdo de la junta general
debería ser motivado, lo que habría convertido de hecho en extremadamente
conflictivo, o sea, fuente de miles de discusiones en torno a la congruencia del motivo
aducido, el acuerdo de retención de beneficios. Cfr. también, en relación a este límite,
ALBERTI, op. cit., pág. 57, y la bibliografía citada en la nota 193. Asimismo, de forma
más general, en relación a la naturaleza del derecho al dividendo, cfr., ILLESCAS
ORTIZ, R., El derecho del socio al dividendo en la sociedad anónima, Sevilla, 1973; y
también PETTITI, D., Contributo allo studio del diritto dell´azionista al dividendo, Milan,
1957; más recientemente, ILLESCAS ORTIZ, R., Comentario al régimen legal de las
sociedades mercantiles, (dirigido por R. Uría, A. Menéndez y M. Olivencia), tomo VIII,
Las cuentas anuales de la sociedad anónima, volumen 2º, Auditoría, aprobación, depósito y
publicidad de las cuentas anuales (Art. 203 a 222 de la Ley de Sociedades Anónimas),
Madrid, 1993, pág. 232 y ss.; MUÑOZ MARTIN, N., "El derecho al dividendo",
Derecho de sociedades anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque
Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo II,
Capital y acciones, volumen 1º, Madrid, 1994, pág. 305 y ss.; y SANCHEZ ANDRES,
A., Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles (dirigido por R. Uría, A.
Menéndez y M. Olivencia), tomo IV, Las acciones, volumen 1º, La acción y los derechos
del accionista (Artículos 47 a 50 LSA), Madrid, 1994, pág. 114 y ss.
-65-
través de la distribución de las reservas en forma de dividendo sino
también por el aumento de capital con cargo a las mismas.
-66-
cotización de las acciones, eventual estrangulamiento financiero de la
empresa, conflicto de intereses en el seno de la sociedad, entre otros). Y
es que, tan negativa como una autofinanciación insuficiente o
inexistente, puede resultar una autofinanciación excesiva o abusiva,
tan peligrosa como la insuficiencia de recursos puede resultar la
exuberancia de los mismos.
-67-
Y, finalmente, en segundo lugar, y ya ex post, cuando se haya
consumado una práctica excesiva de tal forma de financiación, se
plantea como conveniente la forma de eliminar o atenuar tales
inconvenientes ya surgidos, para lo cual será un instrumento esencial,
como ya se ha apuntado, el aumento de capital con cargo a reservas.
Tal función de dicha modalidad de aumento así como su fundamento
se analizará a continuación.
-68-
sentido de que no se produce ni un aumento de tal patrimonio por
entrada de nuevos bienes, ni supone tampoco disminución del mismo,
pues, pese a provocar el paso de reservas a capital una desaparición de
tales reservas, sin embargo, tal forma de desaparición no provoca una
disminución del total del pasivo interno, del capital propio y, en
definitiva, del activo neto85.
-69-
además y desde entonces, a las funciones propias del capital social en
la sociedad anónima, como cifra de garantía y de explotación.
87En efecto, la garantía de los acreedores aumenta con esta operación de elevación
del capital social. Pues, frente al capital, que constituye una garantía intangible para
los acreedores, las reservas no constituyen la misma garantía, ya que al no tener
carácter permanente, quedan a la libre disposición de la sociedad. Por ello, si, con
anterioridad a su capitalización, la sociedad podía repartir libremente las reservas, no
podrá disponer libremente de las mismas una vez incorporadas a capital; todo ello
sin perjuicio de la reducción del capital social aumentado, que exige en todo caso el
cumplimiento de los requisitos legales exigidos por la ley.
-70-
De forma que es en estos efectos positivos de la operación donde
han de encontrarse las causas para la realización de la misma.
-71-
a.- En primer lugar, de forma fundamental, pese a no existir, como
consecuencia de esta modalidad de aumento, un reforzamiento
cuantitativo del patrimonio social, sí existe un reforzamiento
cualitativo del mismo, por el que las reservas incorporadas, antes
disponibles y susceptibles de distribución en cualquier momento por
decisión de los accionistas, devienen ahora indisponibles, y excluidas,
por tanto, de cualquier posibilidad de distribución.
-72-
términos cualitativos por la característica de indisponibilidad
imprimida a las reservas90.
-73-
puede actuar, desde la perspectiva de la sociedad, una política de
reparto de "dividendos" en la que la rentabilidad y la solvencia no son
categorías contrapuestas, y que, fundamentalmente, permite
solucionar el conflicto de intereses sociedad-socios.
93 PAISH, op. cit., pág. 145 y ss.; y, más recientemente, SANCHEZ ANDRES, "Notas
sobre la función económica del aumento de capital con medios propios", cit., pág. 195
y ss.
-74-
del dividendo repartido a cada acción a través de un aumento de
capital también puede resultar conveniente por razones fiscales, para
protegerse, p.ej., de un impuesto que grave de forma progresiva los
dividendos repartidos por las sociedades.
94 Cfr., para todo ello, BIANCHI, el cual señala, significativamente: "Por tanto, la
política de dividendos y reservas, no puede prescindir de la perspectiva de aumento
de la necesidades financieras de gestión" (Gli aumenti di capite nelle imprese, cit., pág.
51 y ss).
95 En tal sentido, se manifiesta LACOMBE, el cual considera, además, que tal efecto
implica un primer límite a este modo de desaparición de reservas, de forma que "será
-75-
que, por ejemplo, en fase de expansión empresarial, tiende a aumentar
a título gratuito el número de sus acciones para permitir al valor
unitario mantenerse constante, y no desalentar, de ese modo, al
pequeño accionista de la inversión en tales títulos (pues frente a
valores unitarios muy relevantes de las acciones, el inversor tiende a
abandonar la posibilidad de inversión en las mismas)96. De forma que
es frecuente que, en caso de aumento de capital en una sociedad con
un elevado montante de reservas que puede obstaculizar la colocación
de las nuevas acciones por el elevado desembolso exigido a los
accionistas, se proceda previamente a un aumento de capital con cargo
a las mismas, que disminuye el valor real de las acciones (en la medida
que ahora una mayor número de acciones participarán en unas
reservas de menor cuantía)97.
desaconsejable cada vez que pueda ser susceptible de hacer bajar la cotización por
encima del valor nominal" (op. cit., pág. 210). En el mismo sentido, DE DOMICIS, op.
cit., pág. 387.
96 Es el denominado, por ALBERTI, efecto psicológico del "poco que costa tanto",
efecto que puede paliarse a través del aumento gratuito, como forma de
fraccionamiento impropio, ya que, frente al fraccionamiento de acciones en sentido estricto
(como aumento del número de títulos en circulación a continuación de una reducción
del valor nominal de los mismos, pasando, p.ej., de 20.000 acciones de valor nominal
10.000 a 40.000 acciones de valor nominal 5.000, permaneciendo inalterado el
patrimonio neto, y también la riqueza total de los accionistas, pese a que sí varía el
número de acciones en posesión de los mismos), en el caso de aumento gratuito del
capital social, el valor nominal de las acciones no varía sino que lo que varía es la
cotización o valor de mercado, que tenderá a reducirse, en proporción al aumento del
número de las acciones, en modo tal que el valor total de la participación de cada
accionista permanecerá inalterado (op. cit., pág.129)
97DE DOMICIS, op. cit., pág. 387.
98 Sin embargo, ha de hacerse notar que, por otra parte, el fraccionamiento de las
acciones puede ser una señal positiva para el mercado: puede de hecho señalar que la
dirección de la empresa considera que los beneficios seguirán creciendo y es por ello
que, ante su anuncio, el valor de la acciones puede tender a crecer (no por la
operación de fraccionamiento sino por la previsión de crecimiento de la dimensión
empresarial); cfr.., al respecto, ALBERTI, op. cit., pág. 128-129.
-76-
Por otra parte, como observa la doctrina, la incorporación de
reservas a capital, del mismo modo que la política de reservas y
dividendos en general, tiene una indudable trascendencia en relación a
ulteriores necesidades de financiación, y, en especial, para posteriores
aumentos de capital. Efectivamente, además y aparte de facilitar la
negociación de los títulos ya existentes (a través del efecto de
disminución de la cotización de las acciones, que en caso de ser
excesivamente alto, no incentivaría al pequeño accionista para la
inversión en tales títulos), tal operación también puede facilitar la
emisión de nuevos títulos99 :
-77-
Asimismo, la incorporación de reservas a capital ofrece la ventaja de
facilitar nuevos financiamientos pasivos, pues, en general, el aumento
gratuito refuerza externamente la sociedad y hace aumentar las
posibilidades de crédito; y en concreto, el aumento de la medida de
capital puede suponer el aumento del límite para la emisión de
obligaciones.
-78-
2410 del Codice Civile establece que "la società può emettere
obbligazioni al portatore o nominative per somma non eccedente il
capitale versato ed esistente secondo l'ultimo bilancio approvato".
103 En relación a este límite para la emisión de obligaciones, cfr., en general, MADRID
PARRA, A., "Las obligaciones", Derecho Mercantil, 1ª ed., Barcelona, 1990, coordinado
por Guillermo J. Jiménez Sánchez, pág. 409 a 427; URIA, R., Derecho Mercantil, 17º ed.,
Madrid, 1990, pág. 483 a 505; SANCHEZ CALERO, Instituciones de Derecho Mercantil,
cit., pág. 339 a 351. En especial, sobre el límite para la emisión de obligaciones tras la
reforma de 1980 y la finalidad de la misma, puede verse: ILLESCAS ORTIZ, R., "Nota
crítica sobre la reforma de la emisión de obligaciones por las sociedades anónimas",
Estudios de Derecho Mercantil en homenaje al profesor Antonio Polo, Madrid, 1981, pág.
365 y ss.; así como, FERNANDEZ DEL POZO, El fortalecimiento de recursos propios, cit.,
pág. 41 a 55, donde, al estudiar los recursos propios como límite al endeudamiento, se
centra en la existencia de límites cuantitativos a la emisión de obligaciones; TORRES
ESCAMEZ, S., La emisión de obligaciones por sociedades anónimas (Estudio de la legislación
mercantil y del mercado de valores), 1ª ed., Madrid, 1992, pág. 34 a 36 y, especialmente,
pág. 50-53; y, también, TAPIA HERMIDA, A., "La emisión de obligaciones", Derecho
de Sociedades Anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque
Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo III,
Modificación de estatutos, Aumento y reducción del capital. Obligaciones, vol. 2º, Madrid,
1994, pág. 1053 y ss., en particular, pág. 1070-1072. Respecto al derecho italiano, cfr.
MIGNOLI, A., "Il capitale 'versato ed esistente' come limite all'emisione di
obbligazioni", Rivista di Diritto civile, 1961, II, pág. 503 y ss., el cual señala que el
legislador italiano de 1942 (en el cual, a su vez, se inspiró el legislador español de
1951) no hace más que continuar la tradición, iniciada en el Codice de commercio de
1865 cuando, siguiendo el ejemplo de la ley belga, se introdujo un límite cuantitativo
a la emisión de obligaciones.
-79-
Se reconocen también como efectos ventajosos de esta clase de
operación el de modificar la composición de la participación
accionarial, a través de una eventual cesión de los derechos de
asignación, lo cual, en la medida que contribuya a la dispersión
accionarial, puede resultar favorable a los intereses del grupo de
control104. Y, ya por último, la capitalización de reservas puede ser
instrumento utilizado para facilitar operaciones financieras futuras, de
fusión o de concentración empresarial, en cuanto supone un
acercamiento entre el capital nominal y el patrimonio real105.
104 Ello nos sitúa ante la denominada función extraeconómica del aumento de
capital; para ello, cfr., extensamente, BIANCHI, Gli aumenti di capite nelle imprese, cit.,
pág. 14 y ss., quien señala que el aumento de capital tiene como objetivos económico-
empresariales el mantenimiento y el desarrollo de la empresa, junto a los que pueden
concurrir objetivos extraeconómicos y de especulación financiera, como, p.ej., la
concepción del aumento como una operación tendente a reforzar (o modificar) la
posición del capital de control a través de una elevación de la propia cuota de
participación, o bien dispersar el denominado capital de minoría, que de este modo
deviene todavía más ausente. Tales objetivos se pueden conseguir no sólo a través de
un aumento de capital oneroso sino también a través de un aumento gratuito.
105Cfr., en este sentido, SANCHEZ ANDRES, op. cit., pág. 31, en relación a la
capitalización de reservas en general; y CUBILLO VALVERDE, op. cit., pág. 52-54 ,
donde, respecto a la cuenta de regularización en particular, señala que significa, en el
fondo, actualizar el capital de la empresa en su acepción de magnitud nominal, con lo
cual la empresa se coloca en situación más realista antes eventuales operaciones
financieras futuras, de concentración o interrelación con grupos financieros
nacionales o extranjeros. A tales efectos, el hecho de que las empresas tengan
actualizados no solamente sus patrimonios sino también sus capitales nominales o
jurídicos, facilita en buena medida los procesos de concentración.
106 GARRIGUES, en GARRIGUES-URIA, Comentario a la Ley de Sociedades Anónimas,
cit., pág. 297.
-80-
la sociedad, o incluso en causa de disolución, es ahora mayor que con
anterioridad a la incorporación de las reservas, y ello contando con el
mismo patrimonio107.
107 En este sentido, es sabido que entre los principios reguladores del capital social
como concepto esencial en la sociedad anónima, principios que responden a la idea
central de que la cifra del capital no sea puramente formal, sino que exista una
correspondencia efectiva con elementos patrimoniales, se encuentra el llamado
principio de intangibilidad, que responde a la preocupación de que no salga patrimonio
de la sociedad si ello supone que quede reducido por debajo de la cifra del capital
social, de forma que, en definitiva, los terceros puedan confiar en que existe un
patrimonio en consonancia con la cifra de capital; así, se prohibe la adquisición por la
sociedad de sus propias acciones (art. 74 y ss.), la distribución de dividendos ficticios
(art. 215), las participaciones sociales recíprocas, cuando superen ciertos límites (art.
82 y ss.), etc. Pero si, pese a ese empeño del legislador, el patrimonio se reduce como
consecuencia de pérdidas por debajo de un cierto límite, se obliga, entonces, a reducir
el capital para adaptarlo a la realidad, pudiendo llegar incluso a ser causa de
disolución de la sociedad.
-81-
Pues bien, el aumento de capital por incorporación de reservas
puede tener una incidencia nada irrelevante en relación a estos
supuestos de reducción y disolución obligatoria. En efecto, suponiendo
una sociedad anónima con un capital social de 12 millones y reservas
de 6 millones que decida la incorporación de la totalidad de las mismas
a capital, resultará, tras la operación, que deberá proceder
obligatoriamente a la reducción del capital social, cuando las pérdidas
hayan disminuido el patrimonio social por debajo de 12 millones,
cantidad que representa las dos terceras partes de la nueva cifra del
capital social de 18 millones (mientras que antes de la incorporación, y
contando cuantitativamente con el mismo patrimonio, sólo se hubiera
visto obligada a ello si éste hubiera descendido por debajo de 8
millones, cantidad representativa de los dos tercios de la antigua cifra
de capital establecida en 12 millones). Y otro tanto ocurre en relación a
la causa de disolución por pérdidas que reduzcan el patrimonio por
debajo de la mitad del capital social: si antes de la transformación de
las reservas la sociedad sólo incurría en tal causa en caso de que el
patrimonio se redujese por debajo de la cifra de 6 millones,
representativa de la mitad de la antigua cifra de capital de 12 millones,
tras ella resultará que incurrirá en la misma sólo con que el patrimonio
se reduzca por debajo de 9 millones, cantidad que representa ahora la
mitad de la nueva cifra de capital social.
-82-
el capital propio tiene una remuneración variable en función de los
resultados económicos de la gestión, que dan lugar a una fundada
expectativa de una congruente remuneración del mismo108. Tal
remuneración, constituida por la suma de los dividendos pagados al
socio, aparece vinculada a algunos indicios como: el tipo de interés
existente en el mercado, del que no puede alejarse excesivamente, la
política de dividendos de otras empresas del mismo sector, o también,
especialmente la medida de los dividendos repartidos por la misma
sociedad en los ejercicios anteriores, por debajo de los cuales intentará
no bajar la sociedad en los ejercicios venideros, pues ello podría
generar incertidumbre entre los accionistas e interpretarse como un
signo de crisis de la empresa109. Por ello, la operación será
desaconsejable si los beneficios esperados en el futuro han de ser
insuficientes para ofrecer al nuevo capital el rendimiento adecuado110.
-83-
B. Por lo que respecta a los socios, se considera que la capitalización
de reservas les reporta más inconvenientes que ventajas, inconvenientes
que son tales que, como señala DUQUE, han llegado a provocar la
afirmación de que en esta operación de transformación los intereses de
los accionistas son, al menos aparentemente, los menos protegidos111.
dotación; cuando ello sucede, resulta claro que la empresa distribuye parte del
dividendo con cargo a su patrimonio. Por ello, cuando la empresa obtenga o esté en
condiciones de obtener los beneficios precisos para hacer frente al incremento total
del dividendo no tendrá problema; pero si se encuentra en una situación estacionaria,
difícilmente podrá mantener el nivel del dividendo tradicional por acción. En este
caso, tendrá que optar entre reducir el dividendo distribuido por acción, o no
proceder al aumento del capital.
111 DUQUE, op. cit., pág. 40.
112 SANCHEZ ANDRES, op. cit., pág. 31.
-84-
la rentabilidad que puedan proporcionarle los dividendos. En este
sentido, el derecho de atribución gratuita aparece como vehículo de
materialización de los beneficios repartidos por vía de las nuevas acciones113 .
113 LAZARO SANCHEZ, E. J., "El aumento mixto de capital en la sociedad anónima:
contravalor en reservas y en nuevas aportaciones. Comentario de la STS (Sala 1ª) de
28 Mayo 1990", Revista de Derecho Bancario y Bursátil, 1991, pág. 825.
114 En tal sentido se manifiestan, en la doctrina española, DUQUE, op. cit., pág. 81;
GARRIGUES en GARRIGUES-URIA, Comentario, cit., pág. 297 y ss.; y, en especial, y
entre la doctrina italiana, ALBERTI, el cual, acorde con tal idea, la ilustra con un
ejemplo, de modo que, p.ej., si un accionista posee 2.000 acciones con un valor
unitario de mercado de 300, el valor total de su participación será 600.000. Si la
sociedad realiza un aumento gratuito de capital atribuyendo a los accionistas una
acción nueva por cada diez antiguas, el accionista poseerá tras la operación 2.200
acciones cuyo valor unitario se reducirá 27,27 unidades. El valor total de su
participación accionarial tras la operación será de ((300- 27.27) x 2200)= 600.000 (con
aproximación en el cálculo) (op. cit., pág. 126).
-85-
fuente de enriquecimiento, y que puede ser explotado por la sociedad
en provecho propio fomentando tal idea. En tal sentido, la sociedad
tenderá a distribuir acciones gratuitas buscando crear en los accionistas
la ilusión de haber obtenido una remuneración de su inversión. Al dar
la sensación de una mayor participación accionarial, la atribución de
las denominadas acciones gratuitas puede provocar en, al menos,
algunos accionistas la convicción de que, vendiendo las acciones
recibidas a título gratuito o el derecho de asignación de las mismas,
disfrutan de un beneficio o ganancia económica, manteniendo
inmutada su participación accionarial, lo cual es completamente
infundado y totalmente ilusorio, como se ha demostrado, porque,
aunque se mantenga el anterior número de acciones, el valor total de
su participación accionarial tras una eventual venta, es inferior al
precedente.
115En la práctica las empresas suelen seguir diferentes políticas de dividendos. Las
prácticas más habituales consisten en distribuir un porcentaje fijo del total de
ganancias obtenidas durante el año, un dividendo anual constante, un dividendo
anual constante con ajustes o un dividendo anual errático. En relación a la decisión de
dividendos, y los factores que influyen en la misma,cfr., más extensamente, DE
MIGUEL HIDALGO, op. cit., pág. 36 y ss.
-86-
dividendo unitario por acción se mantendrá estable, resultará que, si
primero recibía a título de dividendo 20.000, tras la operación recibirá
22.000, sin pagar nada por tal aumento de remuneración.
-87-
una vez valoradas sus capacidades y efectuada la operación, puede
orientar su decisión, trascendente, como hemos visto, en relación a la
posición económica de los accionistas y la cotización de los acciones, en
un doble sentido:
-88-
no se corresponde exactamente al aumento del número de las acciones
(si, p.ej., el número de acciones pasa de 20000 a 40000 y el dividendo
unitario por acción pasa de 10 a 6), elevándose la tasa efectiva de
remuneración del capital social.
119 Cfr., en relación a las dos posibles decisiones, BIANCHI, Gli aumenti di capite nelle
imprese, cit., pág. 31; y también ALBERTI, op. cit., pág.128-129, quien señala que,
generalmente, la emisión de acciones gratuitas es una señal para los accionistas en el
sentido de que la sociedad ha decidido aumentar en el futuro de modo no importante
el total de dividendos; además, las sociedades en expansión pueden recurrir a la
emisión de acciones gratuitas en función de una previsión de aumento de los
beneficios para buscar recompensar a los accionistas de la disminución de los
dividendos por acción conexa al aumento del número de acciones, por emisiones
también onerosas, con un aumento de las acciones que a tal dividendo dan derecho.
Por otro lado, la distribución de acciones gratuitas puede significar también una
situación de dificultad en la sociedad desde el punto de vista financiero, que, ante la
imposibilidad de distribuir dividendos, porque las condiciones financieras no lo
permiten, procederá a distribuir acciones gratuitas buscando el denominado efecto
psicológico de las mismas, efecto absolutamente infundado porque el caso de falta de
distribución de dividendos y de previsión en este sentido es el clásico supuesto en
que el aumento del número o del valor nominal de las acciones a titulo gratuito no
produce efecto alguno sobre la riqueza de los accionistas.
120 Al respecto se ha señalado que la asamblea no puede decidir la conversión
cuando la misma coloque a determinados accionistas en una alternativa tal que
implique, para ellos, o bien una privación de su cualidad de accionista, o bien un
aumento de su compromiso; solución considerada excesiva por CHALARON, op. cit.,
pág. 167, quien considera que dicha medida no supone ningún nuevo compromiso.
-89-
atribución cierta y definitiva a los socios de un valor inmediatamente
convertible, mientras que el simple aumento del valor real de las
acciones por subsistencia de las reservas disponibles es incierto y
puede resultar efímero, porque las reservas pueden reducirse más fácil
y libremente que el capital por libre decisión de la junta o por
pérdidas121. Asimismo, su derecho a participar en los beneficios se verá
reforzado al aparecer ahora su participación explicitada en la cuenta de
capital122.
Por otra parte, no cabe duda de que esta operación ofrece la ventaja
de no exigir ningún desembolso a los antiguos accionistas, cuya
posición económica, generalmente, sigue siendo sensiblemente la
misma que antes tenían, y que, en ocasiones, incluso puede verse
mejorada por un enriquecimiento que se producirá en la medida en
que la reducción del dividendo unitario no se corresponda
exactamente con el aumento del número de las acciones.
-90-
entre el nominal de la acción y su valor de mercado que tras ella existe,
permiten paliar los efectos de una impuesto progresivo sobre los
dividendos o sobre la plusvalía de acciones. De forma que tras la
operación puede existir una conducta o un objetivo de evitación fiscal.
En suma, como hemos visto, son los acreedores los que parecen
obtener el beneficio más cierto de la operación por el efecto de
reforzamiento de su garantía, y la sociedad, por su parte, pese a no
aumentar sus recursos materiales, ve aumentar su capital, y de ello se
derivan ventajas positivas para la misma. En relación a los accionistas,
su situación, en principio, no sufre cambio alguno, pues las reservas
siguen siendo, ahora más que nunca, de propiedad de la sociedad. En
este sentido, y yendo aun más lejos, se afirma que la situación de los
accionistas no sólo no se ve mejorada (porque el activo sobre el que son
llamados a ejercer sus derechos permanece inmutable, del mismo
modo que normalmente, la masa de beneficios que ellos habrán de
repartirse permanece estacionaria), sino que ni siquiera permanece
intacta, cambiando pero para mal (porque, aunque es cierto que no
supone aumento alguno de sus compromisos, comporta ciertas
reducciones, o incluso supresiones eventuales de dividendos, por
necesidad de la sociedad de completar la reserva legal, o de completar
un activo insuficiente o disminuido; en definitiva, reducciones que si
bien no llegan a ser nuevos compromisos, sí son sacrificios
económicos)123. De forma que puede afirmarse que la incorporación de
reservas a capital no supone por sí misma enriquecimiento alguno para
el accionista, lo cual debe tenerse bien presente para acabar con falsas
creencias o apariencias en sentido contrario; todo ello sin perjuicio de
admitir que, pese a no suponer un enriquecimiento directo e inmediato
para el accionista, sí posibilita una mayor facilidad de disposición, e
indirectamente (y en función de la política de dividendos) un
enriquecimiento del mismo.
-91-
como SANCHEZ ANDRES, su contribución a la democratización de la
propiedad, por posibilitar la adquisición de acciones que, por su
elevado costo anterior, estaban vedadas a muchos compradores: al
bajar, como consecuencia del aumento gratuito, la cotización de las
acciones existentes, se facilita el acceso a las clases económicamente
menos poderosas a este tipo de inversiones. Como inconveniente, se
apunta uno, por parte de DUQUE, inherente ya a la simple creación de
reservas: la concentración del desarrollo económico nacional en
aquellas empresas capaces de crear reservas, con el efecto de
desigualdad en el crecimiento económico124.
124 Cfr., al respecto, SANCHEZ ANDRES, op. cit., pág. 169 y ss., y también DUQUE,
op. cit., pág.40 y 41.
125 SANCHEZ ANDRES, op. cit., pág. 169 y ss.
-92-
falta de entrada de nuevos bienes en el patrimonio social, pues el
aumento del capital social en cuanto tal supone siempre una variación
de la cifra representativa del mismo, que no va acompañada en todo
caso necesariamente de un aumento correlativo del patrimonio social,
que puede producirse en medida distinta al de aquel o incluso puede
no producirse, como ocurre cuando el aumento de capital es el
resultado de una nueva clasificación contable de las partidas del
neto126.
126 El aumento del capital social se define, en general, como una operación jurídica
que incrementa el capital social de la entidad y permite la obtención de nuevos
fondos propios; el elemento de la clave de la operación es el precio de emisión, que
determina el volumen de fondos que obtendrá la sociedad. Sin embargo, tal
afirmación no puede aceptarse sin realizar alguna matización: lo más correcto sería
afirmar que es una operación que supone efectivamente un aumento de capital pero
no necesariamente ni en la misma medida un aumento del patrimonio o de los recursos
propios.
Efectivamente, como apunta RODRIGUEZ POMATTA, en las ampliaciones con
desembolso por parte del suscriptor, que suponen la entrada de dinero procedente del
exterior, existe un aumento de capital acompañado de un correlativo aumento de
patrimonio, que no se producirá necesariamente en la misma medida de aquel: así el
incremento del capital será menor, igual o superior al del patrimonio, según las
acciones se emitan sobre la par, a la par, o con cargo a reservas. En las ampliaciones con
conversión, se produce una cancelación de un pasivo exigible, sin que varíen los
recursos totales, existiendo sólo una modificación de la cifra de capital, patrimonio y
deuda. Finalmente, en las ampliaciones sin desembolso o liberadas con cargo a reservas,
existe una operación contable de paso de reservas a capital por la que se aumenta la
cifra formal de capital pero no el patrimonio, que sigue intacto en términos
cuantitativos; por tanto, el aumento con cargo a reservas no supone la entrada de
nuevos recursos financieros, sin que ello signifique que no tenga trascendencia
financiera (RODRIGUEZ POMATTA, L. M., "Las ampliaciones de capital como
instrumento de financiación", Actualidad financiera n. 14, semana 4-10 abril 1988, pág.
661 a 691). En definitiva, si, por una parte, el paso de reservas a capital no varía el
neto patrimonial, ni aumenta la dotación de capital propio, por otra parte, la emisión
de nuevas acciones a cambio de una aportación (en metálico o in natura) o la
compensación de créditos, comportan, por contra, un aumento del capital social y del
neto, aunque sólo la primera operación pone nuevos medios a disposición de la
sociedad.
-93-
utilización de recursos internos, sino que iría más allá: tras el primer
momento de creación de reservas, existiría un segundo momento de
paso de reservas a capital, con la transformación de esos recursos en
capital a través de una transferencia interna de fondos de una cuenta a
otra del pasivo del balance.
a) por una parte, una solución a los problemas planteados por una
excesiva autofinanciación por retención de beneficios; a los
inconvenientes que, como hemos visto, la subsistencia de una ingente
cantidad de reservas puede provocar, solución que se consigue a través
-94-
de la adecuación entre el capital y el patrimonio (capital real y capital
escriturado)127.
-95-
ningún caso sea inferior a la cifra del capital social, pudiendo ser, no
obstante, igual o superior a aquella cifra.
130 Cfr., en tal sentido, LACOMBE, op. cit., pág. 209-210: "desde el punto de vista
contable, la operación incrementa sin duda la exactitud de las escrituras aproximando
la cifra de capital al montante de activo neto de la sociedad. En la medida en que se
admita como un ideal la concordancia entre capital y situación neta, esta opinión no
puede ser contestada. La regla de la estabilidad del capital obstaculiza esta
coincidencia. La incorporación de la reserva puede favorecer su realización; pero se
ha de convenir que el balance no gana en exactitud con esta aproximación."
-96-
constitución de la sociedad, habiéndose roto ese equilibrio gracias a la
acumulación de reservas, diversos motivos de orden económico y
social incitan a la sociedad a restablecer sea en todo, sea en parte, el
equilibrio primitivo entre el capital y el patrimonio, por la
incorporación definitiva de las reservas al capital131. Se produce, en
suma, una reorganización de la estructura interna del pasivo no
exigible del balance132.
131 DE PELSMAEKER ,P., "De l'augmentation du capital des sociétés anonymes par
incorporation des réserves", Rev. prat. soc., 1922, pág. 37 y ss., en concreto pág. 45.
132Cfr., en este sentido, ALONSO ESPINOSA, F.J., "Modificación de estatutos y
aumento y reducción del capital", Cuadernos de Derecho y Comercio, nº 8, 1990, pág. 57
y ss, en particular, pág. 71, el cual señala que mientras ciertas modificaciones de la
cifra de capital social se hacia el saneamiento financiero de la sociedad (caso del
aumento de capital por compensación de créditos, o la reducción del capital por
pérdidas), otras modificaciones están dirigidas a adaptar esa cifra de capital a las
exigencias económico-financieras de la empresa social, a fin de ajustar la cuantía de
aquella cifra a los parámetros financieros de esta última (caso del aumento de capital
con cargo a reservas, la reducción de capital para incrementar la reserva voluntaria o la
reducción de capital con cargo a beneficios o reservas libres).
-97-
virtud del denominado efecto psicológico de los acciones gratuitas, que
provoca en el accionista la sensación de haberse enriquecido y la
convicción de poderse procurar una ganancia económica sin modificar
su posición anterior a través de la venta de las mismas, evitando así,
pese a su falta de fundamento, nuevas recriminaciones del accionista a
la sociedad.
-98-
CAPITULO II: NATURALEZA JURIDICA DEL AUMENTO DE
CAPITAL CON CARGO A RESERVAS.
-99-
A. Introducción. Significado de la denominada responsabilidad limitada en la sociedad
anónima.
B. Afectación del principio de responsabilidad limitada por el aumento del capital social
con cargo a reservas.
IV. Conclusión.
-100-
I. INTRODUCCION. LA NATURALEZA JURIDICA DE LA
INCORPORACION DE RESERVAS A CAPITAL COMO
CUESTION POLEMICA.
133 DOLBEAU, A., "La transformation des reserves en actions et la doctrine", Gazzette
des sociétés, 1920, pág. 1 a 8, en concreto, pág. 1.
134 PERCEROU, J., "La transformation des plus-values de l´actif en augmentation du
capital social", Journal des Sociétés, 1921, pág. 144 a 155, en concreto pág. 144.
-101-
teorías distintas y opuestas, por sus respectivos presupuestos y los
resultados a que estos conducen135.
-102-
Frente a esta primera postura surge con posterioridad la teoría
unitaria que, partiendo de la ausencia de aportaciones en esta
modalidad de aumento, y con una fórmula más simple, sostiene la
existencia de una simple transferencia de reservas a capital, con una
simultánea distribución de acciones gratuitas a los socios,
resolviéndose la operación por acuerdo de la junta general, sin
necesidad de consentimiento de los accionistas.
-103-
procederá al estudio del estado de la cuestión de la naturaleza jurídica
de la transformación de reservas, tras la intervención legislativa de
reconocimiento y regulación de la figura desde una perspectiva
jurídico-societaria, la postura adoptada por el legislador respecto de la
misma y su contribución a su definitiva solución.
-104-
principios de siglo, HOUPIN intenta aproximarla a otras figuras
conocidas y previstas por la ley, por lo que afirma que entraña
virtualmente "1º une répartition aux actionnaires des fonds de réserve
de la societé; 2º l'augmentation du capital social par la création de
nouvelles actions que deviennent la propiété des actionnaires"138.
-105-
Y, en segundo lugar, parte, asimismo, del principio de que los socios
no pueden ser obligados a realizar nuevas aportaciones. De forma que
el consentimiento de todos los accionistas es indispensable para la
suscripción de las acciones creadas y entregadas en representación de
un fondo de reserva distribuido, porque "L'assemblée générale a bien
le droit de décider la répartition aux actionnaries de ce fonds de
réserve extraordinaire" pero "n'a pas le droit d'augmenter l'apport de
chaque associé et d'imposer une nouvelle souscription", a riesgo de
sobrepasar sus poderes. "La souscription nécessité le consentement
volontaire de chacun des souscripteurs". Los accionistas tienen derecho
a suscribir las nuevas acciones creadas en representación de los fondos
de reserva distribuidos, pero no pueden ser obligados a hacerlo; y si se
niegan a suscribir, tienen derecho a exigir la entrega de la parte de los
fondos de reserva distribuidos que les corresponda141.
-106-
De entrada, desde el mismo plano lógico-formal en que se situaban
los partidarios de tal tendencia (esto es, admitiendo hipotéticamente, y
a efectos puramente argumentativos, sus presupuestos), esta puede ser
objeto, desde el punto de vista teórico, de diversas observaciones. Así,
en relación al primer momento (reparto de reservas a los accionistas
que puede ser decidido por la mayoría), se considera tal reparto, ya sea
en numerario, ya sea in natura, como una hipótesis insostenible y
meramente ficticia, porque los valores mobiliarios o inmobiliarios
representativos de las reservas no son realizados, y no salen jamás, en
ningún momento, del patrimonio de la sociedad143.
-107-
que "la prétendue compensation tourne à l'état de simple jeu
d´esprit"145.
145 THALLER, en efecto, considera que "la compensation est un procédé abrégé de
paiement, que doit supprimer l´emploi de l´argent en vue d´éteindre des opérations
ayant en quelque sorte leur autonomie, se concevant en dehors de cette compensation
meme. On ne se comprend pas que ce moyen extinctif de deu rapports de droit
préexistant ait à la fois pour but de faire naitre les deu dettes d´argens en sens invers
et de les declarer instantanément anéanties" (op. cit., pág. 192-193).
146 HOUPIN, C., "De la transformation de fonds de réserve enactions à titre
d´augmentation du capital social", Journal des sociétés, 1908, pág. 393-394.
147 En este sentido se pronuncian DOLBEAU, op. cit., pág. 3, y DE PELSMAEKER, op.
cit., pág. 42.
-108-
corresponderles; lo cual supone que el resultado de la operación, al no
depender de su sola voluntad, será siempre incierto para la sociedad,
que quedará sometida al riesgo de un eventual debilitamiento
financiero, en caso de tener que hacer frente a tales exigencias de los
accionistas.
-109-
Ocurre, sin embargo, que a ese desdoblamiento ficticio e irreal de la
conversión de reservas, contrario a la realidad y a la intención de las
partes, se llega necesariamente a partir de los presupuestos iniciales de
los defensores del sistema. En primer lugar, parten, como hemos visto,
de una asimilación de la constitución originaria del capital social con
su formación por vía de aumento, así como de los aumentos de capital
mediante nuevas aportaciones con aquellos aumentos por conversión
de reservas; y, además, aplican a todas esas operaciones como
principio informante aquel que prohibe toda emisión de acciones que
no correspondan a una efectiva aportación patrimonial. Sin embargo,
para conseguir que este principio sea respetado también en la última
modalidad de aumento del capital social mencionada, se ven
obligados, por una parte, a rechazar la fórmula simple y clara de un
traspaso directo de reservas a capital, donde no existiría aportación
alguna, y, por otra parte, a realizar, una artificiosa descomposición de
la operación en dos fases, en virtud de la cual, tras ser distribuidas las
reservas entre los accionistas, estas retornan nuevamente a título de
aportación. En definitiva, la tesis de HOUPIN es la consecuencia
necesaria, en primer lugar, del principio en el que se basa, según el cual
todo aumento de capital se realiza mediante aportación. Y es,
asimismo, consecuencia de la confusión entre capital y aportaciones.
Todo lo cual que le obliga a idear una teórica aportación
completamente irreal y ficticia.
-110-
resultados distintos a partir de presupuestos también distintos a los de
la teoría dual, tras una crítica de los fundamentos sobre los que esta se
basa.
150 Artículo, ya citado, publicado en Ann. dr. comm., 1907, pág. 177 y ss.
151 Esta idea, contraria a la teoría dual, es contestada, a su vez, por HOUPIN, en un
artículo que escribe en 1908 en respuesta al de THALLER (HOUPIN, "De la
transformation de fonds de réserve en actions à titre d'augmentation du capital
social", cit., pág. 386 a 391).
-111-
actionnaires": se trata de una simple modificación del acto constitutivo
sin necesidad del consentimiento unánime de los socios152.
152 THALLER, op. cit., pág. 191-192 y pág. 171. En cualquier caso, aun estando de
acuerdo en líneas generales con la tesis de THALLER, es necesario matizar su idea de
que tales operaciones no tienen en común más que el nombre: desde el punto de
vista jurídico, un aumento de capital, sea cual sea la forma en que se realice,
producirá siempre los mismos efectos: puede existir o no aumento de los recursos,
pero en todo caso ha de existir un aumento de la cifra formal de capital.
153 THALLER, op. cit., pág. 193.
-112-
conservando los accionistas la facultad de distribuirlo. Al aumentar el
capital por incorporación de reservas, la sociedad modifica esa línea
ideal y amplía el círculo del activo destinada a formar la garantía del
pasivo. Es esta una operación interna que no exige el consentimiento
de persona alguna, si no la simple decisión de la junta general154.
Una vez expuestos los dos sistemas teóricos que surgieron en torno
a la cuestión de la naturaleza jurídica de la incorporación de reservas a
capital, es conveniente analizar la acogida que cada uno de ellos tuvo
-113-
tanto entre la doctrina como entre la jurisprudencia en esos momentos
de ausencia de cualquier disciplina normativa al respecto.
Esta tesis, sin embargo, había sido ya defendida por WHAL en 1900
en un artículo titulado "Pouvoirs des asemblées générales", mientras
que en un artículo anterior, "Etude sur l'augmentation du capital dans
les sociétés anonymes et les sociétés en commandite par actions", aun
cuando en realidad no resolvía expresamente este punto de la
naturaleza jurídica del aumento con cargo a reservas, sí establecía los
fundamentos de la teoría dual, si bien implícitamente, al defender que
el aumento de capital debía producirse sólo mediante nuevas
aportaciones, y negar que el aumento de capital con utilización de las
reservas se produjese sin nuevas aportaciones por parte de los
socios159.
156 Así lo señala DOLBEAU, op. cit., pág. 5, el cual, de forma más concreta, se refiere
al Traité des Sociétés 3ª y 4ª edición, nº 657.
157Artículo publicado en Journ. soc., 1901, pág. 53 y ss.
158Artículo publicado en Journ.soc. , 1908, pág. 385. Sin embargo, con posterioridad el
propio HOUPIN abandonará la tesis de la que fue creador: en el Traité de Sociétés de
HOUPIN y BOSVIEUX, edición de 1935, en el nº 872 (tomo II) declara que abandona
el sistema que había defendido hasta entonces. Pese a este cambio, dicho sistema
siguió contando con sus partidarios y, en especial, las consecuencias a que conducía
fueron injustamente conservadas durante largo tiempo por el legislador y la
jurisprudencia en materia fiscal.
159 Artículos publicados, respectivamente, en Journ. Soc., nº 88, 1900, pág. 347, y en
Ann. dr. comm., 1893-1894 (citados ambos por CERA, op. cit., pág. 36).
-114-
En cualquier caso, lo cierto es que es precisamente desde la
elaboración intelectual de HOUPIN que la tesis dual tuvo una rápida
difusión y acogimiento entre la doctrina de la época. Así, y en la
doctrina francesa, fue adoptada, de forma prácticamente unánime y
por completo, entre otros, por BOURCART, así como también por
LACOUR y BOUTERON; ROUSSEAU se adhiere también a tal teoría,
del mismo modo que ARTHUYS160. DECUGIS, por su parte, aun
adhiriéndose a la postura dual, se separa ligeramente de Houpin en
tanto considera que la aportación que se hace a la sociedad es un
"apport indivis" realizada por el conjunto de accionistas y no una
aportación individual efectuada por cada accionista de una suma que a
él le pertenece161.
160 BOURCART, G., "Les modifications aux statuts et la loi du 22 Novembre 1913",
Annales de droit commercial, 1914, pág. 259 y ss.; LACOUR L. y BOUTERON J., Precis
de droit commercial, Paris 1925, tomo I, pág. 461; ROUSSEAU, Des sociétés commerciales,
1902, nº 2570 bis. ; ARTHUYS, Traité des Sociétés commerciales, 1906, nº 628, note 2. pág.
679; y LYON-CAEN y RENAULT, Traité Droit Commercial; apéndice al tomo II, pág.
10 (citados por DOLBEAU, op. cit., pág. 3, nota 1, y SCHIPPEL, op. cit., pág. 151, nota
1).
161 En este sentido se manifiesta AMIAUD, op. cit., pág. 400, nota 2, tras estudiar la
posición de H. DECUGIS, en su Traité pratique des Sociétés par actions, 1919, pág.443.
162 Así, según señala SCHIPPEL, op. cit., pág. 151, nota 8, la tesis fue acogida ya en
1904 por LEHMAN (LEHMANN K., Das Recht der Aktiengesellschaften, Berlin, 1904, 2º
II,pág. 445-446 ), el cual se convirtió junto con WIELAND (WIELAND, Handelsrecht,
II, pág. 126) en el principal defensor de la teoría en Alemania (SCHIPPEL, op. cit.,
pág. 151, nota 8).
-115-
dificultosamente a nivel jurisprudencial, para acabar siendo acogida,
en última instancia, también en el plano legislativo.
163CORBIAU, "Des divers modes d'augmentation du capital social dans les sociétés
anonymes", Rev. prat. des soc., 1908, pág. 65, citado por PERCEROU , op. cit., pág. 173
y ss.
164 En efecto, AMIAUD, tras criticar la inutilidad e inexactud de la operación, se
adhiere a la teoría unitaria en su Traité théorique et pratique des comptes des reserves dans
les sociétés par actions, cit., pág. 402.
165 Así, la descomposición de la operación en dos fases distintas fue admitida en
materia fiscal por la Cour de Cassation, mientras que el Consejo de Estado adoptó la
solución contraria, admitida igualmente por la doctrina. Por otra parte, la posición
jurisprudencial, pese a ser mayoritaria, no era unánime; así, la Cour de Lyon
(Sentencia de 5 de febrero de 1951) rechazó la descomposición estimando que este
análisis reposaba en una doble ficción, que desnaturalizaba la operación, que en
realidad era única (HEMARD-TERRE-MABILAT, op. cit., pág. 414).
166 Karl RAUCH, en la monografía Kapitalerhörnung aus Gesellschaftsmitteln, 1ª ed.
1940, 2ª ed. 1945, 3ª ed. 1949-1950, acogía la posición de Thaller o Einheitstheorie, y
configuraba la operación como "Kapitalumschichtung" (citado por SCHIPPEL, op. cit.,
pág. 151, nota 10).
167 La jurisprudencia se niega a renunciar a la teoría dual, porque en realidad esta era
muy ventajosa para el fisco, en la medida que, como apunta SCHIPPEL, de la ficción
-116-
forma que, en este país, existirá una coincidencia entre las posiciones
doctrinales y las jurisprudenciales.
-117-
Entre la doctrina belga también se adhirió a la teoría unitaria
COART-FRESART, así como P. DE PELSMAEKER, el cual afirma:
"Comme Thaller ... l'a démontré, l'operation ne doit pas se décomposer.
L'operation est une: elle ne comporte ni distribution des réserves ni
souscriptions d'actions ni apports nouveaux. Ell n'implique l'entrée
d'aucune ressource nouvelle dans la societé, ni la sortie d'aucun
élément du patrimoine de la société, elle consiste uniquement dans la
consolidation d'éléments préexistants, et reste confinée a l'intérieur du
patrimoine social"172. Por otra parte, entre la jurisprudencia de dicho
país se produce la afirmación casi unánime de que la operación no da
lugar a distribución de beneficios ni a nuevas aportaciones173.
-118-
los accionistas el excedente de las reservas en forma de acciones de
nueva creación"175. En esta idea de reparto puede entreverse quizá una
aceptación implícita por parte de este autor español de la teoría dual,
en un momento en que la controversia doctrinal al respecto todavía no
está plenamente resuelta a nivel general. Sin embargo, posteriormente,
la idea de traspaso directo, esencia de la teoría unitaria, irá abriéndose
camino entre la doctrina dominante, como después tendremos ocasión
de examinar.
-119-
Como hemos visto, los primeros tiempos de la práctica de
transformación de reservas en capital se caracterizaron por la laguna
legal existente en torno a la misma, que provocó amplias
especulaciones doctrinales, no en torno a su admisibilidad, pero sí en
torno a su naturaleza jurídica.
-120-
Tal solución de adhesión legal a la teoría del traspaso directo es
unánimemente admitida por la doctrina, la cual considera que un
análisis de los preceptos dedicados a la regulación de la operación
permiten llegar a la conclusión de que esa es precisamente la posición
adoptada por el legislador español, y también por el de los diversos
ordenamientos jurídicos de nuestro entorno.
-121-
Del mismo modo, GIRON considera que el reconocimiento por el
legislador español del aumento de capital por incorporación de
reservas es decisivo, pues de la fórmula legal utilizada puede
deducirse que esta operación no significa otra cosa más que la reforma
en la naturaleza de la afectación patrimonial de los bienes que cambia al
modificarse la cifra de reservas con incremento de la de capital. Existe
pues una transformación jurídica de una claúsula estatutaria, que
tendría su reflejo contable en el incremento de la cifra de capital a costa
de la de reservas, produciéndose, en definitiva, un simple cambio de
naturaleza en la afectación interna del patrimonio178.
178 GIRON TENA, J., Derecho de sociedades anónimas, Valladolid, 1952, pág. 504-506.
179 DUQUE, op. cit., pág. 51-56.
180 PIÑON PALLARES, Las reservas en las sociedades anónimas, cit., pág. 310-311. En el
mismo sentido, RUBIO, J., Curso de Derecho de Sociedades Anónimas, 3ª ed., Madrid,
1974, pág. 81.
-122-
unitaria del traspaso directo, como puede deducirse de la literalidad de
los preceptos, en concreto del art. 94, que sin exigir reparto alguno de
las reservas ni suscripción de un posterior aumento de capital, articula
la operación única y exclusivamente como un "traspaso de la cuenta de
reservas a la de capital"181.
181 Esta expresión del art. 94 de la Ley de sociedades anónimas de 1951, según
señala PIÑON, op. cit., pág. 310-311, coincide con la utilizada ya anteriormente por
GARRIGUES en su Tratado de derecho mercantil, tomo I, volumen 2º, Madrid, 1947,
pág. 697 (traspaso de la cuenta de reserva a la cuenta del capital).
182 HAMEL, J.-LAGARDE, G.- JAUFFRET, A., Droit Commercial, 2ª ed., tomo 1, vol.
2º, París, 1980, pág. 536; HEMARD - TERRE - MABILAT, op. cit., pág. 414; JUGLART-
IPPOLITO, op. cit., pág. 666; MERLE, op. cit., pág. 509.
-123-
Gesellschaftsmitteln und über die Gewin und Verlustrechung de 23 de
diciembre 1959, transferida después a los art 207 al 220 del Aktiengesetz
de septiembre de 1965, describe la operación como una simple
conversión de reservas en capital, lo que supone igualmente el
alejamiento de la teoría unitaria183.
183 Para la doctrina italiana, cfr., por todos, CERA, op. cit., pág. 44-46. Asimismo, para
la doctrina belga, cfr., FREDERICQ, L., Précis de droit commercial, Bruselas, 1970,
pág.403-404, y también GREGOIRE, A., Manuel des sociétés anonymes, Bruselas, 1973,
pág 38. Finalmente, respecto al derecho alemán, cfr., SCHIPPEL, op. cit., pág. 152; y
DUQUE, op. cit., pág. 51-56.
184 Esta tendencia doctrinal tiene su origen en Italia, donde es sostenida por BOER,
A., "La natura giuridica del cosidetto passaggio di riserve a capitale", Il Diritto
Fallimentare, 1988, I, pág. 384 y ss., y también, especialmente, por M. CERA, autor que
expuso por vez primera su teoría en un artículo, publicado en 1984, dedicado
específicamente a la función y la naturaleza jurídica del paso de reservas a capital ("Il
passaggio di reserve a capitale: funzioni e natura giuridica", Rivista delle società, 1984,
pág. 679 y ss.), artículo que coincide sustancialmente con los capítulos I y II relativos
a estas mismas cuestiones y pertenecientes a su más amplia monografía dedicada a
esta modalidad de aumento del capital social (Il passaggio di riserve a capitale, Milán,
-124-
El presupuesto de esta nueva tendencia que, diciendo admitir la
teoría unitaria, sostiene también y, sin embargo, la existencia de
aportaciones en esta modalidad de aumento es -como señala CERA, el
principal representante de la misma, cuya construcción vamos a seguir
para exponer esta nueva opinión doctrinal divergente- la idea de que el
capital nominal es un cifra compuesta necesaria y exclusivamente por
aportaciones. Esta afirmación significa el acogimiento de un principio
de correlación entre capital y aportaciones, principio que el
mencionado autor considera que queda suficientemente probado a
través de diversos argumentos185.
-125-
existiendo una relación traslativa entre esos dos sujetos. Según dicho
autor, la aportación puede asumir las formas más variadas, no sólo las
más comunes de cesión de la propiedad o disfrute, sino también "la
forma della rinuncia a un diritto del socio nei confronti della società".
Sin olvidar que la aportación se configura como un acto de voluntad,
en congruencia con el principio de que en las sociedades de capital el
socio no puede ser obligado a aportaciones ulteriores a las iniciales186.
-126-
indirecta. Con lo que, en conclusión, la distinción entre el aumento
gratuito y el oneroso es menos clara desde el punto de vista sustancial,
porque en ambos casos la sociedad ve reforzado su patrimonio a través
de nuevas aportaciones a capital.
-127-
operación por simple mayoría, habría sido cuanto menos dudosa,
como de hecho lo era con anterioridad a 1942188.
-128-
En suma, estos son básicamente los antecedentes de la posición de
CERA, que no hace más que recuperar argumentos doctrinales ya
expuestos, y también desechados, con anterioridad191. De momento, no
interesa más que evidenciar que, precisamente por ello, esa
construcción del autor italiano incurrirá en los mismos errores y será
susceptible de las mismas críticas que aquellos; con el agravante de que
dicho autor los rescata y expone inmerso en un contexto por completo
distinto a aquel en que surgieron, lo que provocará incongruencias de
su propio sistema.
191 En la misma línea de CERA, se sitúa la opinión doctrinal de BOER, que considera
como problema central de la incorporación de reservas a capital el de la
individuación de la efectiva prestación del accionista, imprescindible para el respeto
del principio de exacta formación del capital social. Parte de que la prestación
supone, por un lado, una ventaja o enriquecimiento patrimonial (para la sociedad), y,
por otro, un sacrificio de igual valor (para el socio), y descartando que se produzca
un paso efectivo y material de una cifra del patrimonio del socio al de la sociedad,
concluye que la aportación del socio resulta ser la renuncia por parte del mismo a la
disponibilidad de un valor ya existente en el patrimonio, que supone para él un
sacrificio patrimonial (BOER, "La natura giuridica del cosidetto passaggio di riserve a
capitale", cit., pág. 384 y ss.).
-129-
teoría sostenida por la doctrina dominante, la teoría de la unitariedad,
con todos sus presupuestos (inexistencia de aportación alguna) y todas
sus consecuencias (traspaso directo de la cuenta de reservas a la de
capital, sin necesidad de consentimiento alguno de los accionistas).
192Cfr., por todos, GARCIA LUENGO, R. y SOTO VAZQUEZ R., El nuevo régimen
jurídico de la sociedad anónima, Granada, 1991, pág. 704.
193Así, SANCHEZ GONZALEZ afirma que "cabe la creación de acciones cuyo
contravalor no consista en una aportación patrimonial actual, en el supuesto de
aumento del capital por transferencia de reservas o beneficios que ya figuraban en el
patrimonio social" (SANCHEZ GONZALEZ, J. C., "La acción como parte del capital
social", Las sociedades de capital conforme a la nueva legislación (dirigida por V.M.
Garrido de Palma), 2ª edición, Marzo, 1990, Madrid, pág. 217 y ss).
-130-
dubitativa, puesto que, aun cuando no se afirma la presencia de una
aportación, tampoco esta queda excluida, ya que a la idea de
inexistencia de una aportación actual puede subyacer, en la mente de
quienes así se expresan, la de existencia de una aportación previa ya
realizada. Lo cual es criticable porque, en realidad, estos valores que
sirven para realizar el aumento de capital por incorporación de
reservas no son el objeto de aportaciones anteriores de los accionistas,
sino que, como señala AMIAUD, son el producto de la actividad de la
sociedad y el resultado de las retenciones hechas sobre los beneficios
con anterioridad a toda distribución a los derechohabientes194.Y, es
más, incluso puede hallarse, de forma excepcional, la afirmación
expresa de la existencia de una aportación, matizada por los adjetivos
"interna y simplemente contable", de cuya existencia puede, cuanto
menos, dudarse, pues si, como veremos, la aportación, por definición,
ha de ser exterior, puede resultar un contrasentido hablar de una
"aportación interna"195.
Sin embargo, por otra parte, aun cuando existan estas opiniones
doctrinales, ha de admitirse también que no son pocos los autores que
consideran que en esta modalidad de aumento del capital social no
existe aportación, pronunciándose al respecto de forma más o menos
expresa. Así, durante la vigencia de la Ley de 1951, como ya hemos
visto, tanto GARRIGUES como DUQUE sostenían expresamente dicho
postulado196. Del mismo modo VELASCO afirmaba expresamente que
en esta modalidad de aumento de capital no existe aportación alguna,
-131-
en cuanto no reporta sacrificio económico ni desembolso alguno para
el accionista197.
-132-
La solución a esta cuestión de la existencia o inexistencia de
aportaciones en esta operación de aumento de capital por
incorporación de reservas entendemos que exige necesariamente, de
forma previa, el análisis del concepto mismo de aportación social, tras
lo cual habrá que estudiar su aplicabilidad a esta modalidad de
aumento; del mismo modo será necesario analizar aquellos principios
que, a resultas de la solución adoptada, pudieran verse afectados: el
principio de realidad del capital social y el principio de
responsabilidad limitada de los accionistas.
-133-
emprenderse una breve aproximación a esta figura societaria,
centrando nuestra atención en aquellos elementos especialmente
relevantes y trascendentes para el propósito de nuestro estudio, en
especial los rasgos definitorios y el contenido posible de la aportación
en general.
-134-
sociedad contenidas en los art. 1665 del Código civil y 116 del Código
de comercio, de las que se deduce una exigencia básica para que se dé
un contrato de tal naturaleza: la existencia de una "puesta en común",
que se traduce, desde la perspectiva del socio, en la obligación de
aportar. De esta forma se pone de manifiesto que, en el seno del
contrato de sociedad, la aportación constituye, como señala GIRON, el
contenido del aspecto obligacional de la posición jurídica de socio 202.
En este sentido se habla de las aportaciones sociales como "objeto" del
contrato de sociedad, objeto que, como el de cualquier otro contrato,
está constituido por las prestaciones que se obligan a hacer los
contratantes.
202 GIRON TENA, J., Derecho de sociedades, t. I, Madrid, 1976, pág. 202.
203Cfr., en este sentido, GARRIGUES , Curso, cit., tomo I, pág. 333; y también GIRON,
op. cit., pág. 213. Del mismo modo, JIMENEZ SANCHEZ, op. cit., pág. 139 y pág. 195.
204En realidad, como señala GIRON, desde la perspectiva de cada uno de los socios,
este fin social común aparece como un fin medio o instrumento para la satisfacción de
sus intereses particulares de aprovechamiento individual; por tanto, desde ese punto
de vista, pueden existir también intereses materiales antagónicos entre los diversos
-135-
sin embargo, suficiente la existencia de un fin común a todos los socios
sino que también es imprescindible la contribución de todos y cada uno
de ellos a la promoción del mismo. Esta exigencia de contribución en
común, que constituye, junto con el fin común, un elemento
diferenciador y definitorio del contrato de sociedad, se deduce del art.
1665 Ccivil que obliga a los socios a "poner en común dinero, bienes o
industria", y se traduce y manifiesta en el surgimiento del deber de
aportar respecto de cada uno de ellos. De forma que la aportación se
configura, como señala GARRIGUES, como un medio para conseguir
el fin común205.
socios bajo el fin formalmente común (GIRON, Derecho de Sociedades., cit., t. I., pág.
40).
205 GARRIGUES, J., "Teoría general de las sociedades mercantiles", Revista de Derecho
Mercantil, nº 132-133, 1974, pág. 211-215. Además, en relación a la comunidad de fin y
la comunidad de contribución para la promoción del mismo, como elementos
indispensables del contrato de sociedad, cfr., especialmente, GIRON, Derecho de
Sociedades., cit., t. I., pág. 213 y ss.; de forma más general, cfr., GARRIGUES, Curso, cit.,
pág. 333; SANCHEZ CALERO, op. cit., pág. 157; LOJENDIO OSBORNE, I., "Las
sociedades mercantiles", Derecho Mercantil (coordinado por G.J. Jiménez Sánchez), 1ª
edición, Barcelona, 1990, pág. 139; y también LOJENDIO OSBORNE, I., Comentario al
régimen legal de las sociedades mercantiles (dirigido por R. Uría, A. Menéndez y M.
Olivencia), tomo III, Fundación de la sociedad anónima, volumen 3º, Aportaciones sociales
(Art. 36 a 41 LSA), Madrid, 1994, pág. 21-22.
206 GIRON, op. cit., pág. 213 y ss.
-136-
patrimonio, aunque sea de hecho lo común, no es un elemento
necesario e imprescindible del concepto de sociedad, lo que posibilita
la existencia de una sociedad con el trabajo de los socios como única
forma de promoción del fin social, como se deduce de los art. 1665 y
1678 del Código civil207. De forma que es precisa la existencia de una
contribución de los socios a la consecución del fin común, siendo
indiferente la forma de efectuar esa contribución, mediante bienes,
derecho o industria, siempre que se traduzca en una obligación
exigible.
-137-
Correlativamente, la necesidad de aportación no debe entenderse en
el sentido restringido de la expresión como aportación de bienes y
derechos. De ahí la noción de aportación en sentido amplio aquí
adoptada, como colaboración en el fin común, que supone el
alejamiento del concepto de aportación como contribución de cada
socio a la formación del patrimonio social, y que, a diferencia de éste,
es susceptible de generalización a cualquier forma y tipo societario.
-138-
contenido patrimonial (es decir, que sea susceptible de valoración
económica).
De forma que la breve y escueta mención del art. 1665 del Código
civil, que se refiere sólo a "dinero, bienes o industria", encierra en si
misma una amplia fórmula que ofrece la posibilidad de aportación
como regla general de toda clase de elementos patrimoniales o valores
económicos: bienes dinerarios o no dinerarios de toda clase (cosas
muebles, inmuebles, ...), derechos (derechos reales limitados
transmisibles, derechos de crédito, ...), y, asimismo, trabajo o servicios
(servicios personales, conocimientos técnicos, etc.).
209 PAZ ARES, op. cit., pág. 1414; en el mismo sentido, y con carácter general, DIEZ
PICAZO afirma que la obligación posee siempre un carácter objetivamente
patrimonial (DIEZ PICAZO, L., Fundamentos de Derecho civil patrimonial, vol. II, pág.
83-89, 4ª ed., Madrid, 1993).
-139-
sociales, la función de las aportaciones de industria, en cambio, queda
limitada básicamente al primer aspecto.
210GIRON, Derecho de Sociedades Anónimas, cit., pág. 144; BERGAMO, op. cit., tomo I,
nota 22, pág. 135.
-140-
respecto de todas y cada una de las clases y formas societarias en
concreto.
-141-
concreto, en la formación de un fondo patrimonial social que, por ser el
único patrimonio responsable, ha de ofrecer a los acreedores sociales
una garantía suficiente para la satisfacción de sus créditos. Es preciso
que cada uno de los accionistas contribuya con su aportación a la
formación del patrimonio social, que no actúa sólo como patrimonio de
explotación, sino también como garantía única de los acreedores. En
consecuencia, en este tipo societario debe tenerse en cuenta no sólo la
significación que para la empresa pueda presentar el objeto de la
aportación, sino también su alcance, como garantía de los
acreedores211.
211Cfr., en este sentido, MAMBRILLA RIVERA, V., "Fundación con aportaciones 'in
natura' ", Derecho de sociedades anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J.
Duque Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero),
tomo I, La fundación, Madrid, 1991, pág. 735, el cual señala que la función de garantía
del capital social obliga a la necesaria adopción de una serie de "criterios selectivos"
de los potenciales elementos patrimoniales que pueden aportarse a la sociedad,
excluyendo aquellos que, si bien pueden ser aptos para el cumplimiento de la
"función productiva", no son sin embargo útiles para el cumplimiento de esta
garantía frente a terceros.
212 La causa de la intervención del legislador comunitario, según CAVALLO
BORGIA, se debe a la incerteza existente en relación a este concepto de aportación en
los sistemas jurídicos europeos, y es una manifiestación concreta del propósito de
imponer una disciplina positiva adecuada a las exigencias del principio de integridad
de la formación del capital social en todas las fases de la vida social (CAVALLO
BORGIA, R., "Conferimenti in natura e conferimenti di crediti", Rivista del Diritto
Commerciale, 1986, I, pág. 291-294).
-142-
entidades susceptibles de constituir el objeto de una aportación, y
formar, por tanto, el capital social, se realiza a través del criterio de la
"susceptibilidad de valoración económica", con exclusión expresa de la
prestación de servicios.
213Cfr., al respecto CAVALLO BORGIA, op. cit., pág. 291 y ss; GARCIA
VILLAVERDE, R., "La constitución y el capital de las sociedades anónimas en la CEE
(Primera y Segunda Directrices)", Tratado de Derecho Comunitario Europeo (dirigido por
E. García de Enterría- J. D. González Campos- S. Muñoz Machado), tomo III, 1ª
edición, Madrid, 1986, pág. 203 y ss., y también, GARRIDO PALMA, V. M., "La
aportación a la sociedad anónima, hoy", La Ley, 1990-4, pág. 1137-1139; MAMBRILLA
RIVERO, "Fundación con aportaciones 'in natura' ",cit., pág. 747-750. Por otra parte,
ha de señalarse que, conforme a las exigencias de armonización de la Directiva, se ha
procedido a la incorporación del mencionado precepto, que determina las entidades
aportables, a las diversas legislaciones nacionales, con mayor o menor amplitud
según los casos. Mientras algunos ordenamientos jurídicos internos, (como la
"Companies Act 1980" británica, sect.20(1), en la actualidad section 99 (1) de la
"Companies Consolidation Legislation"), establecen un concepto amplio de activo
susceptible de valoración económica (incluyendo expresamente como elementos
económicamente valorables el "Know-how" y el "Good Will"), otras (como la Ley
alemana de 1978, la Ley francesa de 1981 (art. 75) y la ley italiana de 1986) se inclinan
por un concepto restringido. Cfr. al respecto, de modo general, QUINTANA CARLO,
I., "El capital social", La reforma de la Ley Sociedades Anónimas, (dirigida por A. Rojo),
Madrid, 1987, pág. 115-116. En concreto, en relación a la adaptación del derecho
italiano, CAVALLO BORGIA señala que la nueva fórmula del art. 2342 del Codice
civile (realizada por el Decreto nº 30 de 10 Febr. 1986) excluye la recepción integral
del art. 7, y, específicamente, la mención del principio de susceptibilidad de
valoración económica (aun cuando un proyecto precedente prescribía expresamente
que "las aportaciones deben ser susceptibles de valoración económica"), alegándose
-143-
En el ordenamiento jurídico español la nueva Ley de sociedades
anónimas contiene un novedoso precepto, el art. 36.1, que en relación a
la cuestión de los activos en que puede consistir la aportación,
establece que sólo podrán ser objeto de la misma los bienes y derechos
patrimoniales "susceptibles de valoración económica"214. El derecho
español cumple, así, las exigencias de armonización de la directiva
comunitaria en relación con esta cuestión con una recepción integral y
literal de la expresión utilizada en la misma. De esta forma se recogen
por parte del legislador de 1989 las sugerencias realizadas con
anterioridad por parte de la doctrina, que -criticando la simple
referencia a "metálico, bienes o derechos" del art. 14.3 del Anteproyecto
en sede de constitución, recogido del Anteproyecto de 1979, que
reproducía, a su vez, el art. 11.4 LSA 1951- propugnaba que debían
evitarse concreciones reductoras del ámbito de aplicación del precepto
comunitario215. Conforme a los criterios legales expuestos, la doctrina
española considera que el objeto de la aportación puede ser el dinero u
otra clase de bienes susceptibles de valoración económica, que sean
aptos para ser incluidos en el balance (que registra el patrimonio
social), pudiendo tratarse tanto de bienes materiales como
inmateriales, tanto derechos patrimoniales susceptibles de valoración
económica (art.36.1), como otras situaciones de hecho susceptibles de la
misma valoración (p.ej., en caso de que se aporte una empresa, se
admite que se tome en consideración el "fondo de comercio" a efectos
de valoración).
-144-
En cambio, quedan excluidas de forma expresa las aportaciones de
trabajo o servicios (art. 36.1, 2º pfo)216. Pese a que el Código de
comercio en su art. 116 admita la industria como objeto de aportación a
la sociedad en general, no es admisible en relación a la sociedad
anónima en concreto (y tampoco respecto a las sociedades capitalistas
en general). La razón de esta exclusión se halla en la propia naturaleza
de la prestación de actividad y su falta de adecuación a la estructura de
la sociedad anónima; aun cuando pueda atribuirse un valor económico
a la aportación de trabajo, no puede olvidarse la dificultad de
valoración que presenta (cuando la preocupación fundamental en una
sociedad anónima es la de conseguir la exacta valoración de las
aportaciones), ni tampoco que el valor que se le atribuya no es
inmediato sino que, por tratarse de una obligación de prestación
continuada, puede verse frustrado por la irrealizabilidad devenida de
la aportación por muerte o incapacidad del promitente. En cualquier
caso, esta obligación, aun cuando se le hubiera otorgado un valor
económico, no ofrece garantía suficiente a los acreedores sociales, pues
no sería realizable a efectos de satisfacer sus derechos de crédito. Sin
216Del mismo modo, en el ordenamiento jurídico francés, el art. 1843 del Code Civil,
partiendo de la necesidad de aportación por parte de cada socio, distingue tres
categorías de aportaciones, en función de su objeto: apport en numeraire, apport en
nature, y apport en industrie, pero esta última es expresamente prohibida para la
sociedad anónima por el art. 75, último párrafo de la Ley de 24 de julio de 1966, tras
la intervención de la Ley de 30 de diciembre de 1981 (del mismo modo que también
es excluída para la S.A.R.L., art. 38, 2º pfo., y para las sociedades en comandita
simple, art. 23, pfo.2), pues por su propia naturaleza no pueden servir de garantía a
los acreedores sociales, y no pueden, por tanto, concurrir a la formación del capital
social; de forma que sólo será admisible para las sociedades colectivas y
comanditarias (en la parte correspondiente a los comanditarios), pues, en estos tipos
societarios, los socios responden personalmente de las deudas sociales; cfr., al
respecto, MERLE, op. cit., pág. 35-41; BOUGNOUX, A., "Théorie des apports. Notion
d´apport en société", Juris Classeur Sociétés Traité, fascículo 10, 5, 1985, pág. 1-4.
Igualmente, en el derecho italiano, el art. 2342 Codice civile establece expresamente,
en su segundo párrafo, que no puede constituir objeto de aportación las prestaciones
de obra o servicios, que sí son admisibles, en cambio, como prestación accesoria (art.
2345). Asimismo, en Alemania el art. 27.2 excluye expresamente las prestaciones de
servicios como objeto posible de una aportación, sin perjuicio de su admisibilidad
como objeto de una prestación accesoria (art. 55).
En relación a la inadmisibilidad de las acciones de industria o trabajo, así como
respecto al trabajo y los servicios como objeto de prestaciones accesorias y como
soporte de créditos capaces de integrar el capital, cfr., SANCHEZ ANDRES, A.,
Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles (dirigido por R. Uría, A.
Menéndez y M. Olivencia), tomo IV, Las acciones, volumen 1º, La acción y los derechos
del accionista (Artículos 47 a 50 LSA), Madrid, 1994, pág. 11 y ss, en particular, pág. 48
y ss.
-145-
olvidar, por otra parte, que la existencia de acciones liberadas con
aportaciones de industria supondría una necesaria contemplatio personae
que entraría en contradicción con la independencia de la acción de las
cualidades personales de su titular que permite la libre
transmisibilidad que, por definición, la caracteriza217.
217BERGAMO, op. cit., tomo I, pág. 417 y ss.; BOUGNOUX, op. cit., pág. 4.
218Cuestión distinta es que el trabajo o actividad personal puedan ser el objeto de las
denominadas prestaciones accesorias, reguladas ya para la sociedad de
responsabilidad limitada por el art. 10 de la Ley de Sociedades de Responsabilidad
Limitada de 1953 (y actualmente por los art. 22 a 25 de la nueva Ley de Sociedades de
Responsabilidad Limitada de 1995), y admitidas y disciplinadas por primera vez para
la sociedad anónima en el art. 9, letra l) y el art. 36.1, 2º pfo de la Ley Sociedades
Anónimas de 1989, son aquellas prestaciones que se comprometen a realizar todos o
algunos socios, cuando así lo establezcan los estatutos sociales. Su objeto, a diferencia
del de la aportación social a las sociedades capitalistas, se configura de forma amplia;
puede estar constituido por todo aquello susceptible de ser objeto de una obligación
con carácter general sin limitación alguna; son admisibles, por tanto, las prestaciones
accesorias de dar, (por las que se transfieren determinados bienes o derechos), de
hacer (por las que se prestan ciertos servicios a la sociedad), o de no hacer (por las
que se impone una conducta de abstención). Su naturaleza y su régimen jurídico son
también distintos de los de la aportación de capital; así, su característica fundamental
es que en ningún caso serán tenidas en cuentas a fin de integrar el capital social
(aunque por su propio contenido pudieran ser valoradas a esos efectos). En
consecuencia, no representan un contravalor del capital social, no otorgan la
condición de socio (aunque sólo pueden imponerse a quienes tengan tal cualidad), ni
atribuyen nuevas participaciones sociales o acciones (sino que, en su caso, sólo dan
derecho, a cambio, a una participación en los beneficios). No constituyen, en
definitiva, partes alícuotas del capital social. Por ello, en las sociedades de naturaleza
capitalista, el trabajo personal podrá ser el objeto de una prestación accesoria, pero en
ningún será una aportación propiamente dicha, porque las prestaciones accesorias
son por completo independientes de la aportación de capital. Para las prestaciones
accesorias en general, cfr., ROJO FERNANDEZ-RÍO, A., " Génesis y evolución de las
prestaciones accesorias", Revista de Derecho Mercantil, nº145, 1977, pág. 271 y ss. Para
las prestaciones accesorias en la sociedad de responsabilidad limitada, CARLON
SANCHEZ, L., Comentarios al Código de Comercio y legislación mercantil especial, tomo
XXIII, Ley de sociedades de responsabilidad limitada, Madrid, 1984, pág. 118 a 127;
BARBA DE VEGA, J., Las prestaciones accesorias en la sociedad de responsabilidad limitada,
Madrid, 1984, en especial, por lo que hace referencia a su naturaleza jurídica, pág. 161
-146-
Con lo que resulta que, en la sociedad anónima, en el momento de la
constitución de la sociedad, los socios deben aportar necesariamente
ciertos elementos de su patrimonio para la creación del patrimonio
social. De ahí que la aportación pueda ser definida, en el ámbito
particular de la sociedad anónima, como la transmisión de bienes o
derechos a la sociedad a cambio de la cual se atribuye al aportante la
cualidad de socio y los derechos sociales inherentes a la misma. Noción
válida en el ámbito particular de la sociedad anónima pero no sede de
teoría general de la sociedad, por las razones que ya vimos en con
anterioridad.
-147-
pueden deducirse dos características definitorias de la aportación a
realizar en una sociedad anónima.
-148-
De ahí la exigencia de aportación de elementos que supongan una
garantía por sí mismos, y de ahí, también, que no sea admisible la
aportación de industria, pese a que pueda interesar a la empresa,
precisamente por la escasa garantía que ofrece en sí misma. La
aportación a la sociedad anónima, y a las sociedades de naturaleza
capitalista en general, habrá de consistir, pues, en la transmisión de
bienes y derechos de contenido patrimonial, susceptibles de ofrecer
una garantía satisfactoria a los acreedores sociales.
-149-
y debe existir una aportación, en numerario o in natura, proveniente
del patrimonio individual de los accionistas, por contra, en los
modalidades de aumento del capital social sin aumento del activo
social, la cuestión de la existencia o no de aportaciones no aparece de
forma tan clara.
-150-
efectuada por los socios, esta pretendida aportación parece responder a
la idea de transferencia, y a la exigencia de origen externo, inherentes a
la noción de aportación; pero, por contra, en tanto tiene por objeto tal
renuncia, entendemos que difícilmente puede admitirse que satisfaga
plenamente la idea de patrimonialidad inherente también a tal
concepto.
-151-
poder de disposición, mientras que los accionistas parecen tener, más
bien, una simple expectativa a ser llamados a su reparto223.
-152-
Por tanto, nuestra posición, pese a la existencia de opiniones en
sentido contrario o dubitativas al respecto, es la de sostener la
inexistencia de aportaciones. A tal conclusión hemos llegado a través
del análisis del concepto de aportación, y la aplicabilidad del mismo a
esta modalidad de aumento de capital. Sin que ello suponga, como
luego veremos, que el capital no quede definitivamente integrado,
como exige el principio de realidad e integridad del capital social.
-153-
desempeña, por una parte, la función económica de proporcionar a la
empresa unos medios de explotación para el desarrollo de su actividad
social. Por otra parte, desde la perspectiva jurídica, cumple una doble
función: a efectos internos, es la base para el cálculo de la medida de
participación de cada acción, y, por tanto, de cada accionista; a efectos
externos, actúa como cifra de retención de valores patrimoniales, en
garantía de los acreedores, función esencial dado que los accionistas no
responden de las deudas sociales más que hasta el límite de su
aportación.
-154-
aportar227. Más claramente VICENT CHULIA afirma que el capital
social es una mención indispensable de los estatutos sociales que en el
momento fundacional corresponde al valor total de las aportaciones
realizadas o prometidas por los socios228. En el mismo sentido,
VELASCO ALONSO, tras establecer que, en general, el capital se
integra por las aportaciones de los socios en dinero o en otra clase de
bienes, afirma que, sin embargo, la cifra de capital puede ser elevada
sin aportación o carga para el accionista, p.ej., en el caso de ampliación
de capital con cargo a reservas libres o plusvalías229. Y ya
expresamente PEREZ DE LA CRUZ afirma que en caso de
incorporación de reservas, el aumento del importe de la cifra de capital
no es fruto de la realización de reservas, con lo que esta modalidad de
aumento del capital es una hipótesis de ruptura de la pretendida
ecuación entre importe del capital social y valor de las aportaciones de
los socios230.
-155-
realidad, cuando se define el capital como la suma de aportaciones, se
entiende simplemente que el capital es la suma de las estimaciones
dadas a los bienes aportados, independiente de las fluctuaciones de
valor económico que afectan a los bienes objeto de la aportación231.
Esta definición del capital como suma del valor de las aportaciones
debe ser matizada en el sentido de que el capital social debe estar
constituido, en principio, en el momento de la fundación de la
sociedad, por dicho valor, pero puede ser aumentado en un momento
posterior, no sólo a través de nuevas aportaciones de los socios, sino
también por una simple afectación de reservas. En suma, la
coincidencia entre capital y aportaciones, aunque se produce en todo
caso en el momento de la formación inicial del capital social, y es
frecuente en las elevaciones posteriores del mismo, no se da siempre.
De forma que un aumento de capital sin aportación no es, como afirma
CHALARON, una imposibilidad jurídica232.
231 CHALARON, op. cit., pág. 44; BLAISE, op. cit., pág. 50.
232 CHALARON, op. cit., pág. 19.
233Dictamen de la Comisión del Congreso de 13 de abril de 1989, Boletín Oficial de
las Cortes Generales, Congreso de los Diputados, núm. 80-9.
-156-
referencia a la "conversión de obligaciones en acciones". Con esta
nueva redacción, y sin más modificaciones, el art. 89 pasaría los
sucesivos trámites parlamentarios, para devenir finalmente el art. 151.
2 del actual TRLSA, que, como es sabido, formula el principio general
según el cual el contravalor del aumento de capital puede consistir
"tanto en nuevas aportaciones dinerarias o no dinerarias al patrimonio
social, incluída la compensación de créditos contra la sociedad, como
en la transformación de reservas o beneficios que ya figuraban en dicho
patrimonio".
-157-
referida al aumento de capital con cargo a reservas, a fin de incluirlo, o
cuanto menos asimilarlo a los supuestos de aumento de capital con
nuevas aportaciones.
-158-
3. Incidencia de la afirmación de la inexistencia de aportaciones en
dos principios básicos del derecho de sociedades anónimas.
Sin embargo, una vez adoptada tal postura, que cuenta, como
hemos visto, con apoyo doctrinal e incluso legal, se trata de determinar
la eventual incidencia que la posición adoptada, en relación a la
naturaleza jurídica de esta modalidad de aumento del capital, pueda
tener sobre el principio de realidad del capital social. Y, en especial, la
posible quiebra de dicho principio, provocada por la afirmación de la
inexistencia de aportaciones, por cuanto esta contrasta con la
formulación de aquel como el postulado en virtud del cual no puede
existir acción sin aportación. En realidad, como veremos, dicho
-159-
postulado no es más que una de entre las diversas manifestaciones
concretas del principio básico de realidad del capital social; por ello, el
no cumplimiento de aquel, no significa en modo alguno la ruptura de
este.
235 En este punto de los principios ordenadores del capital social, con distintos
matices, se ha seguido básicamente a GIRON TENA, op. cit., pág. 51 y ss;
GARRIGUES, en GARRIGUES-URIA, op. cit., pág. 110; BERGAMO LLABRES, op. cit.,
tomo I, pág. 129 y ss; SANCHEZ CALERO, op. cit., pág. 188 y ss; URIA, op. cit., pág.
222 y ss; JIMENEZ SANCHEZ, op. cit., pág. 171 y ss,; así como a QUINTANA
CARLO, op. cit., pág. 112-115; y EMBID IRUJO,op. cit., pág. 85.
-160-
global del patrimonio de garantía; todo ello al margen de la existencia
de diversas clases de acciones.
-161-
procedimiento de especiales garantías (acuerdo de la junta general
adoptado con determinadas formalidades de convocatoria y quorum).
236 En efecto, como señala LUTTER, todas las legislaciones europeas de sociedades
reposan sobre este principio hoy día. La idea de realidad del capital social se ha
desarrollado en los derechos continentales desde hace más de cien años; en Alemania
se habla del principio de aportación real de capital y de conservación del capital
(Grundsatz der realen Kapitalaufbringung und der realen kapitalerhaltung), que exige que
las aportaciones no dinerarias estén representadas por elementos patrimoniales cuyo
valor económico puede determinarse con certeza, y excluye las prestaciones de
servicios como objeto posible de una aportación. Igualmente la presencia del
principio de realidad como principio informante del ordenamiento fráncés se
manifiesta en múltiples preceptos de la Ley de Sociedades comerciales que regulan
cuestiones referidas a la suscripción y desembolso del capital (art. 75, pfo. 1º, 2º y 3º),
prohiben expresamente las aportaciones de industria (art. 75, pfo. 3º), establecen
especiales cautelas para la valoración de las aportaciones in natura (art. 80), etc.; cfr.,
al respecto, MERLE, op. cit., pág. 38 y ss. Del mismo modo, en el derecho italiano, su
influencia se detecta en numerosos artículos del Codice civile dedicados a la regulación
de la sociedad por acciones (art. 2342, que prohibe las aportaciones de industria, art.
2343, dedicado a la valoración de las aportaciones in natura, art. 2346, que establece la
prohición de emisión de acciones por debajo de su valor nominal, etc). Después de la
adopción de la 2ª Directiva Comunitaria en materia de sociedades, de 13 de
diciembre de 1976, y su transposición por la Companies Act de 1980, el principio de
realidad del capital social se aplica igualmente en Gran Bretaña; Irlanda, igualmente,
ha incorporado la Directiva a su derecho nacional (LUTTER , M., "L'apport en
numeraire fictif: une théorie allemande et un probleme de droit européen", Revue des
societés, 1991, pág. 331 y ss).
-162-
social no es más que una aplicación concreta al ámbito de la sociedad
anónima de las normas sobre tutela del crédito en general237.
-163-
necesariamente nominativa a aquellas acciones no enteramente
liberadas, garantía de su liberación a través de normas que regulan el
pago de los dividendos pasivos y la responsabilidad en caso de
incumplimiento de tal obligación por parte del accionista, etc239.
-164-
Tras esta breve introducción al concepto y fundamento del principio
de realidad del capital social, así como la plasmación legal del mismo,
es el momento de abordar la cuestión central a los efectos de esta
exposición y ya apuntada líneas atrás: la repercusión que la afirmación
de la inexistencia de aportaciones puede tener en relación a este
principio informante de la disciplina de las sociedades de capital.
241Para las aportaciones ficticias (que serían aquellas que no reportan ninguna
ventaja directa o indirecta a la sociedad, bien porque el bien aportado está
desprovisto de todo valor, o tiene un valor insignificante no susceptible aumentar los
fondos sociales ni de integrar el capital social bien porque la sociedad no puede
jurídicamente beneficiarse del bien aportado), cfr., BOUGNOUX, op. cit., pág. 4;
BLAISE, op. cit., pág. 28 a 30.
-165-
fundadores en la fase de constitución de la sociedad), pero sin
contrapartida patrimonial alguna. Sin embargo, las acciones emitidas
en caso de incorporación de reservas a capital, pese a ser denominadas
también acciones gratuitas o liberadas, por atribuirse a los accionistas
sin necesidad de desembolso alguno por su parte, no son contrarias a
tal prohibición, ni afectan al principio de integridad del capital social,
porque, como señala LOJENDIO OSBORNE, a estas acciones, aunque
no haya desembolso, corresponde un efectivo patrimonio ya existente
en la sociedad (reservas que ya figuraban en el balance, según el art.
151.2 TRLSA)242. En suma, puede afirmarse que, pese a la no existencia
de aportación alguna, el principio básico de realidad del capital social
se mantiene íntegro porque, como veremos, lo esencial no es la
presencia de una aportación sino de un contravalor, que puede
consistir, efectivamente en una aportación, pero no siempre ni
necesariamente debe ser así, pues su cobertura patrimonial puede ser
de otra naturaleza.
242 LOJENDIO OSBORNE, I., "La acción", Derecho Mercantil (coordinado por G.J.
Jiménez Sánchez), Barcelona, 1990, pág. 205-206. En relación a la equivocidad del
término "liberadas", por ser utilizado con distintos significados, cfr., VICENT
CHULIA, Compendio,cit., pág. 452, así como también LOJENDIO OSBORNE, op. cit.,
pág. 205-206.
-166-
a la sociedad, sino que existe una operación meramente contable de
transformación de elementos ya existentes.
Así pues, conforme a este precepto legal, puede afirmarse que todo
aumento de capital exige un contravalor, noción que no debe
identificarse con la de aportación, por ser más amplia que esta. En
efecto, el contravalor patrimonial necesario puede venir por la vía de
una aportación, pero también por la de transformación de reservas o
beneficios; con lo que queda claro, por una parte, que la aportación es
una clase de contravalor; y, por otra parte, que la transformación de
reservas, aun cuando no es una aportación (la cual no es esencial para
el aumento del capital social sino única y exclusivamente para la
constitución de la sociedad), sí constituye un contravalor (esencial para
la formación del capital en cualquier momento de la vida social).
Sin embargo, si, por un lado, el artículo 151.2 LSA viene a dar
respaldo legal a nuestras ideas en la medida en que manifiesta la
existencia de un aumento de capital social sin aportación alguna, por
otro lado, podría pensarse que tal respaldo no es suficiente porque en
realidad dicho precepto provoca un conflicto de normas en el seno de
la Ley de sociedades anónimas. En efecto, de lo hasta ahora expuesto
podría deducirse que existe una antinomia legal entre el art. 47.1, que
establece que será nula la creación de acciones que no respondan a una
efectiva aportación patrimonial, y el art. 151.2, que al establecer que el
aumento de capital social puede realizarse tanto por nuevas
aportaciones dinerarias o no dinerarias al patrimonio social, incluída la
compensación de créditos contra la sociedad, como por la
transformación de reservas o beneficios, admite, siquiera sea
implícitamente, una elevación del capital social, con la consiguiente
emisión de acciones, sin existencia de aportación alguna.
-167-
liberadas, emitidas con cargo a reservas, según el procedimiento del
art. 94 de la Ley de Sociedades Anónimas de 1951 (precedente del
actual art. 151.2 TRLSA) constituían una excepción a lo dispuesto en el
último inciso del art. 33 (cuyo equivalente es hoy el art. 47 TRLSA), que
proclamaba de forma expresa el principio de realidad del capital social,
estableciendo la nulidad de las acciones que no respondieran a una
efectiva aportación patrimonial a la sociedad243.
-168-
En conclusión, el principio básico de realidad del capital social, que
pretende una formación real del mismo en cualquier momento de la
vida social, reclama, como consecuencia necesaria, la indispensable
existencia de un contravalor, que puede definirse como la
contrapartida patrimonial efectiva que cumple las exigencias de
integración del capital social, y de liberación de la acciones, evitando
que el mismo se convierta en una cifra puramente formal y engañosa,
vacía de contenido por cuanto no vendría respaldada por los
correspondientes elementos patrimoniales vinculados.
-169-
En otro caso, de no existir esa cobertura patrimonial (conseguida a
través de la entrada de nuevos elementos patrimoniales, o mediante la
nueva adscripción de todos o parte de los ya existentes), la cifra de
capital supondría simplemente una ilusión de mayor garantía para los
acreedores244.
-170-
se da en las sociedades personalistas, y no en las sociedades
capitalistas245.
-171-
socios, que aparecen como masas patrimoniales independientes. En
consecuencia, los acreedores sociales no pueden dirigir sus acciones
para satisfacer sus créditos contra el patrimonio de los socios, ni
tampoco los acreedores personales de estos pueden dirigirlas contra el
patrimonio social. Por la misma razón, los acreedores de los socios
pueden ejecutar la participación del socio deudor en la sociedad (sus
acciones o participaciones), pero en ningún caso los bienes sociales.
-172-
sociedad colectiva, y en la sociedad comanditaria respecto a los socios
colectivos, los socios responden de sus propias deudas, y, además, de
las deudas sociales
-173-
acreedores, sino exclusivamente frente a la sociedad, y únicamente
hasta el límite de su aportación.
-174-
sociedad. Igualmente, en la sociedad de responsabilidad limitada los
socios no responderán personalmente de las deudas sociales, como
establece expresamente el art. 1 de la Ley de 1995, por lo que no sólo
responderán por las deudas sociales hasta el límite de su aportación,
sino que en ningún caso los acreedores sociales puedan dirigirse
directamente contra ellos. Del mismo modo, la responsabilidad del
socio comanditario en la sociedad comanditaria por acciones, que es
diferente a la del comanditario de la sociedad en comandita simple, se
asimila a la del accionista.
-175-
De esta forma, queda excluída la posibilidad de ejercicio, por parte
de los acreedores, de la acción directa para reclamar el cumplimiento
de la aportación no realizada por los accionistas. Esta posibilidad, que
pudo sostenerse bajo la vigencia del Comercio de Comercio, queda
excluída en la actualidad sin género de dudas dado la claridad del art.
1 LSA, considerado doctrinalmente como la proclamación legal del
principio de responsabilidad en su aspecto externo. Todo ello sin
perjuicio de que, dado el interés de los acreedores en el cumplimiento
de la obligación de aportación, puedan ejercitar la acción subrogatoria
a fin de conseguir la completa realización de la misma253.
-176-
de acordarse un aumento del capital social, los accionistas ya existentes
no pueden ser obligados a la participación en el mismo, sin perjuicio
de que el interés en el mantenimiento de su posición en la sociedad
pueda incitarles, de hecho, a la suscripción de las nuevas acciones.
-177-
Como manifestación legal de esta vertiente interna de la limitación
de responsabilidad del accionista, el art. 145 TRLSA de 1989, como ya
hacía el art. 85 de la Ley de Sociedades Anónimas de 1951, establece,
de forma expresa, en su apartado 1º, que ninguna modificación de los
Estatutos que implique nuevas obligaciones para los accionistas podrá
adoptarse sin la aquiescencia de los interesados; de forma que, siendo
la aportación total del capital suscrito la obligación esencial de los
accionistas, la ampliación de la misma, exigirá el consentimiento de
todos y cada uno de ellos. Este principio, consagrado de forma general,
y en relación a cualquier modificación estatutaria en el art. 145.2
TRLSA, tiene su manifestación particular en materia de aumento del
capital en el art. 152.2 TRLSA, el cual establece que cuando el aumento
haya de realizarse elevando el valor nominal de las acciones, será
necesario el consentimiento de todos los accionistas, salvo en el caso de
que se haga íntegramente con cargo a reservas o beneficios de la
sociedad.
-178-
que la exigencia de una nueva aportación o la ampliación de la
obligación de aportación existente a través de la exigencia de un
desembolso suplementario, así como la creación de obligaciones
accesorias hasta entonces inexistentes, ha de ser voluntariamente
aceptada por los accionistas.
258 NEILA NEILA, La nueva Ley de sociedes anónimas, cit., pág. 536. Asimismo, en
relación este art. 152 LSA, y su función de límite al poder de la mayoría en las
modificaciones estatutarias, cfr., DE GISPERT PASTOR, M. T., "El nuevo régimen de
modificación de estatutos de la sociedad anónima", Derecho mercantil de la Comunidad
Económica Europea, Estudios en homenaje a J. Girón Tena, Madrid, 1991, pág. 499-500,
y también, QUIJANO GONZALEZ, J., "La modificación de estatutos: Requisitos y
límites generales", Derecho de sociedades anónimas (estudios coordinados por A. Alonso
Ureba, J. Duque Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez
Calero), tomo III, Modificación de estatutos. Aumento y reducción del capital. Obligaciones,
volumen 1º, Madrid, 1994, pág. 62-65.
-179-
existencia de aportaciones, consideran que la operación puede
realizarse por simple mayoría, no les queda más opción que reconocer
que se produce entonces, dentro del contexto de su propio sistema, la
quiebra del principio de responsabilidad limitada (y así lo admite,
como hemos visto, el propio CERA).
IV. CONCLUSION.
-180-
Ello es especialmente necesario tras la aparición de voces
divergentes que, realizando una aceptación puramente formal de la
teoría unitaria, se apartan, sin embargo, de su fundamento, pues
defienden la existencia de aportaciones también en esta modalidad de
aumento del capital. Con lo cual puede dudarse de la coherencia
interna de tal sistema, defendido especialmente por la doctrina italiana,
sistema que, evidentemente, "chirría" pues, aun defendiendo la
existencia de aportaciones, no exigen, sin embargo, por las
consecuencias prácticas que ello supondría, el consentimiento de los
accionistas para la realización de las mismas. Con lo que, al final,
resulta que el mantenimiento intacto del pretendido principio general
de que no pueden existir acciones que no correspondan a una efectiva
aportación patrimonial a la sociedad se consigue, dentro de las
coordenadas de ese sistema, a costa del sacrificio del principio de
responsabilidad limitada de los accionistas, por el que no pueden ser
obligados a realizar nuevas aportaciones.
-181-
responsabilidad sino también el principio de integridad del capital
social (para el que, como hemos observado, lo esencial no es la
existencia de una aportación sino de un efectivo contravalor
patrimonial).
-182-
CAPITULO III: EL ACUERDO DE AUMENTO DE CAPITAL
CON CARGO A RESERVAS. REQUISITOS PARA LA ADOPCION
DEL MISMO.
I. Introducción.
II. Requisitos relativos a la convocatoria de la junta general.
1. Requisitos generales a toda modificación estatutaria relativos a la convocatoria
de la junta general que ha de adoptar el acuerdo de aumento y destinados a
proporcionar adecuada información a los accionistas y a terceros (art. 144.1.a), b) y c)
TRLSA).
A. Requisitos previos a la convocatoria de la junta general: texto íntegro de la
propuesta de modificación e informe justificativo de la misma.
B. Requisitos relativos al contenido de la convocatoria de la junta general:
expresión con la debida claridad de los extremos a modificar y constancia expresa
del derecho a examen y envío gratuito de una serie de documentos.
2. Requisitos específicos de esta singular modificación estatutaria de aumento de
capital por incorporación de reservas en relación a la convocatoria de la junta: el
balance del art. 157 TRLSA.
A. Introducción. Función y finalidad de esta exigencia.
B. Naturaleza de este requisito especifico.
C. Contenido específico del requisito del art. 157 TRLSA.
a. El balance.
b. La verificación y el informe de los auditores.
b.1. El nombramiento de los auditores.
b.2. El informe de los auditores.
III. Requisitos subjetivos para la adopción del acuerdo de aumento de capital.
1. La junta general como órgano competente. Delegabilidad de la competencia:
admisibilidad del denominado sistema de capital autorizado en el supuesto de
incorporación de reservas a capital (art. 153.1.b)). La denominada delegación de
ejecución en los administradores (art. 153.1.a)).
2. Clases de junta competente para la adopción del acuerdo.
3. Aplicabilidad del principio mayoritario frente al de unanimidad. La eventual
exigencia de un acuerdo adoptado en junta especial.
4. Quórum de asistencia y de votación exigidos para la válida adopción del
acuerdo de aumento.
IV. Requisitos objetivos referidos al capital.
-183-
1. La exigibilidad del previo desembolso total de las acciones ya emitidas en el
supuesto de transformación de reservas existentes en capital.
2. El principio de suscripción íntegra.
3. El principio de desembolso mínimo.
V. Requisitos relativos a la publicidad del acuerdo. Elevación a escritura
pública e inscripción en el Registro Mercantil.
-184-
I. INTRODUCCION.
-185-
que, pese a que la ley regula expresamente sólo las modificaciones
estatutarias más importantes o frecuentes, debe ser entendida,
conforme al criterio establecido por la Dirección General de los
Registros y del Notariado, en Resolución de 1 de agosto de 1958, como
toda alteración de los mismos, ya afecte solamente a su fondo, ya afecte
solamente a su redacción, siendo de obligado cumplimiento tanto en
uno como en otro caso (por lo demás no siempre fácilmente
distinguibles) los requisitos formales mencionados. De forma que, en
definitiva, modificar es alterar, cambiar la marcha social, en el fondo o
en la forma260.
-186-
adopción de acuerdos mediante la reducción del quórum de
constitución.
-187-
de estabilidad del capital, aunque susceptible de modificaciones, que
no siempre implicarán una alteración del patrimonio (como ocurre en
el caso de aumento de capital con cargo a reservas sociales). En todo
caso, con independencia de sus efectos financiero-patrimoniales, al ser
el capital una mención estatutaria necesaria (art. 9, letra f) TRLSA), la
variación, siquiera sea contable, del mismo supone una modificación
estatutaria, pues implica siempre, en última instancia, una nueva
redacción del artículo de los estatutos referido al capital.
Por ello, el art. 152.1º TRLSA remite al art. 144 TRLSA en lo que se
refiere a la modificación de estatutos, cuando establece expresamente
que todo aumento del capital social "habrá de acordarse por la junta
general con los requisitos establecidos para la modificación de
estatutos". Es decir, por el órgano competente, con los requisitos
específicos de convocatoria, los relativos al quórum de asistencia para
su válida constitución y el de votación, y aquellos referidos a la
publicidad registral. En definitiva, el capital es una cifra estable pero
no invariable, estando su modificación sometida a un estricto
procedimiento formal, porque, como señala GARRIGUES, la forma es
siempre garantía para los que no intervienen en el acto (acreedores y
futuros accionistas)261.
-188-
Finalmente, para acabar con este proceso de progresiva concreción
de la ubicación sistemática de la operación de transformación de
reservas dentro de los actos de reforma estatutaria, debe señalarse que
dentro de la Sección 2ª dedicada al aumento de capital social, se
realiza, a su vez, una regulación específica y pormenorizada de la
diversas modalidades del mismo, en función del criterio del
contravalor, con distintas exigencias y requisitos atendiendo a las
peculiaridades que de cada una de ellas se derivan. Y, precisamente,
una de esas modalidades de aumento del capital social es la realizada
por incorporación de reservas, a la que se dedica especialmente el art.
157, que, tras determinar en su apartado primero cuáles son los fondos
sociales capitalizables en esta operación, establece la exigencia, hasta
ahora inexistente, de un balance para dotar a la operación de las
suficientes garantías.
registrales, del acuerdo de aumento y de su ejecución, restringe el juego del art. 144.
Según los mencionados autores, el problema ni siquiera se plantearía si el reenvío del
art. 152 se realizara exclusivamente al aptdo. 1º del art. 144. Cfr. al respecto GARCIA
LUENGO-SOTO VAZQUEZ, op. cit., pág. 682-684.
-189-
formales y sustanciales legalmente exigidas al respecto y, finalmente,
deberá manifestarse de conformidad con los requisitos de forma y
publicidad establecidos por el legislador.
263 En efecto, el art. 25.1 de la 2ª Directiva comunitaria establece que "Todo aumento
de capital deberá ser decidido por la junta general. Esta decisión, así como la
realización del aumento del capital suscrito, serán objeto de una publicidad efectuada
según las formas previstas por la legislación de cada Estado miembro, de
conformidad con el art. 3 de la Primera Directiva Comunitaria". Asimismo, el art. 37.1
del Proyecto de Quinta Directiva establece también con carácter general la
competencia exclusiva de la junta en materia de modificación estatutaria; no obstante,
en su apartado segundo posibilita que las legislaciones nacionales faculten a la junta
para que habilite a otro órgano social para adoptar acuerdos de modificación de
estatutos, siempre que concurra alguna de las siguientes condiciones: a) Que la
modificación se realice en ejecución de una decisión previamente adoptada por la
junta general; b) Que venga impuesta por una autoridad administrativa, cuya
autorización sea necesaria para la validez de la modificación estatutaria; c) Que tenga
por finalidad la adaptación de los estatutos a disposiciones imperativas de la ley.
-190-
junta que ha de adoptar el acuerdo, así como los requisitos subjetivos
referidos al órgano competente para adoptarlo y los requisitos
objetivos referidos al capital, para finalmente, dedicarnos a los
requisitos relativos a la publicidad del acuerdo.
-191-
ampliar el contenido de la información destinada a los socios en
relación a la convocatoria de la junta. Pero, además, y en segundo
lugar, se pretende que esa información sea no sólo más amplia, sino
también más fiable, sometiéndola en determinados supuestos al
examen de expertos independientes, con lo que el derecho de
información de los accionistas se ve reforzado no sólo cuantitativa sino
también cualitativamente. Y, finalmente, es intención del legislador
que el accionista pueda tener acceso de hecho a esa mayor y mejor
información que se le facilita, para lo cual pone a su disposición
instrumentos hasta ahora inexistentes, con los cuales se persigue
contribuir a la efectividad del ejercicio del derecho de información del
accionista.
-192-
sociedades anónimas. Se caracterizan por ser previos a la convocatoria
de la junta, debiendo constar, además, su existencia en el anuncio de la
misma, a fin de permitir que se ejercite respecto a ellos el derecho de
información de los accionistas264.
-193-
obligación de incluir en la convocatoria el texto íntegro de la propuesta
de modificación (sin exigir en ningún momento un informe
justificativo de la misma), permitiendo no obstante a las legislaciones
internas de los Estados miembros (y a esa posibilidad se ha acogido
precisamente el legislador español) sustituir dicha inclusión por la
indicación de que el texto mencionado se halla a disposición de los
accionistas.
-194-
sea porque, formulada por uno o varios de ellos una propuesta de
modificación, los administradores estimen conveniente, de forma libre
y discrecional, someterla al conocimiento de la junta general (del
mismo modo que hubieran podido estimarla improcedente y no darle
curso); ya sea porque sea formulada esa propuesta por accionistas que
representen como mínimo un cinco por ciento del capital social y
ejerciten la facultad del art. 100.2 TRLSA de solicitar la convocatoria de
la junta extraordinaria, en cuyo caso los administradores deberán
hacerlo, como taxativamente establece la ley; ya sea, finalmente,
porque, tratándose de la convocatoria judicial de la junta general
ordinaria del art. 101 TRLSA, los accionistas que hayan solicitado la
misma, soliciten también la inclusión en el orden del día de una
propuesta de modificación estatutaria.
-195-
operación de elevación de la cifra de capital social (p.ej., el montante
excesivo de las reservas existentes en el patrimonio social, con los
inconvenientes que ello plantea, y que hacen aconsejable su
capitalización), así como las consecuencias que la misma puede tener
para la sociedad, y su patrimonio, y también para los accionistas
(efectos en relación al crédito de la sociedad, en relación a la cotización
de las acciones, ...). Por parte de la doctrina, se ha especificado,
además, que puede ser persuasorio, aunque manteniéndose dentro de
los límites de la objetividad; que habrá de contar con una cierta
extensión y minuciosidad, además de adoptar una forma expositiva
accesible al accionista medio, a fin de conseguir el cumplimiento de la
función informativa que le es propia y evitar su conversión en un mero
formulismo vacío de contenido267.
-196-
B. Requisitos relativos al contenido de la convocatoria de la junta
general: expresión con la debida claridad de los extremos a modificar
y constancia expresa del derecho a examen y envío gratuito de una
serie de documentos270.
Sr. M. De la Cámara Alvarez), Madrid, 1991, volumen 2º, pág. 3 y ss., en concreto,
pág. 42.
270 Como es obvio, para las cuestiones relativas a la forma y publicidad de la
convocatoria serán de aplicación los art. 97 y ss. TRLSA.
271 No es necesario que figure en la convocatoria el "sentido de la modificación" pues,
aunque tal exigencia aparecía en el art. 85 del Proyecto de 22 de abril de 1988, se
suprimió en el texto definitivo de la ley. Tal solución fue bien acogida, en general, por
la doctrina, por considerar que tal mención sobraba por reiterativa, en tanto que el
sentido de la modificación ya vendrá suficientemente explicado en el informe de los
administradores o de los accionistas que la proponen (MARTINEZ FERNANDEZ, op.
cit., pág. 603), o por considerar que la misma podía inducir a pensar que la junta no
podía decidir en un sentido distinto al propuesto, impidiendo la introducción de
matices, en ocasiones imprescindibles, a la propuesta de modificación (VICENT
CHULIA, op. cit., pág. 743).
-197-
Su finalidad es proporcionar a todos los accionistas una
información, que ha de caracterizarse por su suficiencia y precisión, en
relación a la reforma que se pretende realizar, a fin de que estos, a la
vista de la convocatoria, puedan adquirir un conocimiento previo del
sentido y alcance, en suma, de la trascendencia de la misma. Dicho
conocimiento es necesario tanto para los accionistas que van a asistir a
la junta, a fin de que puedan formarse un juicio al respecto con
anterioridad, como para los accionistas que no vayan a asistir a la
misma, a quienes también les interesa conocer por anticipado aquellos
asuntos, por cuanto son sabedores de que, pese a su inasistencia,
quedarán igualmente sometidos a los acuerdos adoptados. En este
sentido se pronuncia nuestra jurisprudencia al establecer que será
necesario "detallar en la convocatoria, con el pormenor necesario, la
materia a tratar, para que sobre ella puedan los socios pronunciarse
con pleno conocimiento de causa y libertad no mermado por la
ignorancia y la improvisación" (Sentencia del Tribunal Supremo de 21
de mayo de 1965), evitando así que "surjan elementos de sorpresa con
los cuales no pueda racionalmente contar el accionista convocado"
(Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de julio de 1966).
-198-
que también suficiente, precisar qué artículos van a ser objeto de
reforma en la junta general convocada272. Y, además, si se trata de
modificar la cifra de capital social, puede ser oportuno, según nuestra
doctrina, expresar la cifra en que se proyecta aumentar o realizar este y
qué artículos van a quedar modificados por consecuencia de la
alteración de capital273; en cambio, según GARRIGUES, no es necesario
expresar en la convocatoria el procedimiento cuando se trate de
aumentar o reducir el capital: cuando la convocatoria no lo exprese
quiere decirse que queda de antemano abandonado a la junta general
la elección del procedimiento274.
272 Cfr., en este sentido, la Sentencia del Tribunal Supremo de 9 de julio de 1966. que
establece que "El punto segundo de la convocatoria, "modificación de estatutos
sociales" no expresa con la debida claridad, cual exige la ley, los extremos que hayan
de ser objeto de modificación en orden a los Estatutos, pues aun ponderando con la
máxima prudencia el alcance de la norma legal, la falta de concreción de la
convocatoria es evidente, pues en ella no se anuncian cuáles sean los artículos del
Estatuto que vayan a ser modificados"; también ,en relación a este requisito, cfr. las
Sentencias del Tribunal Supremo de 18 de mayo de 1967, de 28 de enero de 1984, que
declara la nulidad de un acuerdo de aumento de capital por falta de quórum y
porque en el orden del día se anunciaba como "aclaración de la cifra de capital
desembolsado; de 4 de junio de 1987; y de 25 de marzo de 1988.
273 GARRIGUES, en GARRIGUES-URIA, op. cit., pág. 236 a 238; SOTO VAZQUEZ,
op. cit., pág. 652 a 655.
274 GARRIGUES, en GARRIGUES-URIA, op. cit., pág. 238.
-199-
el texto íntegro de la modificación propuesta y del informe de la
misma, y de pedir la entrega o el envío gratuito de dichos documentos
(art. 144.1 letra c) )
Para ello, por una parte, se otorga a todos los accionistas el derecho
a examinar, a partir de la convocatoria, el texto íntegro de la propuesta
de modificación y el informe justificativo de la misma en el domicilio
social. Asimismo, se establece el derecho a la remisión gratuita de los
mencionados documentos a los accionistas que los soliciten; este
último derecho, que ofrece la ventaja de permitir informarse al
accionista sin obligarle a desplazarse, no está reconocido con carácter
general en el art. 112 TRLSA que regula el derecho de información de
los accionistas en relación a las reuniones de la junta general, y, aparte
del caso que estamos analizando, aparece sólo implícitamente en el art.
212.2 TRLSA en relación al supuesto también especial de convocatoria
de la junta general para la aprobación de las cuentas anuales, y de
forma expresa en el art. 240.2 TRLSA relativo a la fusión de sociedades.
Por otra parte, se establece como requisito formal de validez la
mención expresa de tal derecho en la convocatoria, a fin de contribuir a
la difusión de su existencia y a la efectividad de su ejercicio.
-200-
admisible el envío de un simple resumen del informe y de la
modificación propuesta que contuviera, no obstante, en todo caso, los
extremos esenciales275; VICENT CHULIA se pronuncia al respecto
considerando que, ante el rigor de la norma, el principio de buena fe
no debe invocarse para no remitir al accionista la totalidad de los
documentos276.
-201-
Sin embargo, no puede ignorarse la existencia de voces divergentes
que, planteándose en concreto la significación para la validez del
acuerdo de los requisitos legalmente exigidos, realizan una distinción
entre aquellos como la falta de convocatoria o de claridad en los
extremos objeto de la modificación, que no discuten que provoquen la
nulidad del acuerdo de modificación, y requisitos tales como la
propuesta modificativa y el informe justificativo, respecto de los que,
por su papel complementario o meramente auxiliar del derecho a la
información por parte del accionista, consideran una consecuencia
exagerada decretar la nulidad por su simple omisión, considerando
que aparece como más adecuado que sea la autoridad judicial, previa
impugnación, la que haya de averiguar el grado de incidencia de la
falta de información en el resultado de la junta, utilizando como
argumento, siquiera sea incidental, la desaparición de tenor literal de la
ley de la conminación que demandaba el cumplimiento bajo pena de
nulidad278.
278 MARTINEZ SANCHIZ, op. cit., pág. 42; por su parte, QUIJANO GONZALEZ, "La
modificación de estatutos: Requisitos y límites generales",cit., pág. 49, sostiene que
desaparecida la generalizada sanción de nulidad del antiguo art. 84 de la Ley de
1951, la calificación del acuerdo viciado por incumplimiento de requisitos deberá
atenerse a los criterios de los art. 115 y ss. y las distintas categorías de acuerdos nulos
o simplemente anulables en ellos contempladas.
-202-
de la modalidad de aumento, y, en especial, en función de la
naturaleza del contravalor del mismo.
-203-
necesaria, en la nueva Ley de sociedades anónimas de 1989, responde a
la intención del legislador de dotar a esta modalidad de aumento de
garantías similares a las establecidas para otras modalidades distintas
en función del contravalor, intención que, a su vez, y, en última
instancia, no es más que una manifestación de su preocupación por
garantizar el respeto de principio de integridad del capital social280.
-204-
consideramos que debe reinterpretarse en el sentido de establecer la
imprescindibilidad, en la formación inicial o posterior del capital
social, no de una aportación -por revelarse como un concepto
insuficiente- sino de un contravalor, como concepto más amplio y
comprensivo del primero. Además, en todo caso, este necesario
contravalor (que puede consistir en una nueva aportación, dineraria o
no dineraria, en la compensación de créditos, o en la conversión de
obligaciones en acciones, o en la incorporación de reservas o
beneficios) debe estar suficientemente garantizado, a través de
medidas que variarán según la naturaleza de ese contravalor y los
riesgos inherentes al mismo.
-205-
exceda del diez por ciento del capital social, la función de garantía se
cumple a través del balance exigido por el art. 157.2 TRLSA, que
servirá para demostrar que tales fondos existen realmente en el
patrimonio de la sociedad, y que, además, tienen efectivamente el
carácter exigido por la ley para ser considerados capitalizables, además
de permitir valorar la incidencia del eventual paso de los mismos a
capital en relación a la situación patrimonial global de la sociedad, e
incluso en relación a la situación particular de los accionistas (por el
efecto dilutorio que la emisión de nuevas acciones puede producir
sobre las "viejas").
-206-
imposibilidad de creación de acciones que no respondan a una efectiva
aportación patrimonial a la sociedad (art. 47.1 TRLSA) y el de exigencia
de acreditación suficiente y objetivamente contrastada de la realidad
de esas operaciones (art. 38, 40, etc.) como requisito previo para la
inscripción, señala que tales "principios se traducen, en las hipótesis de
ampliación de capital con cargo a reservas, en la necesidad de
adecuada justificación de la efectiva existencia en el patrimonio social
de esos beneficios no distribuidos y disponibles para el aumento,
justificación que según el legislador deberá consistir en un balance
debidamente verificado y aprobado con una determinada antelación
máxima." (Fundamento de Derecho Segundo).
-207-
se realiza el aumento se ha formado en el mismo acto, resulta de
imposible cumplimiento la previsión del mencionado precepto legal.
-208-
B. Naturaleza de este requisito especifico. Tal como señalábamos en
líneas anteriores, el balance del art. 157.2 TRLSA es configurado por
nuestra ley societaria como un requisito específico del aumento de
capital con cargo a reservas que desempeña una función de garantía de
la realidad del capital social, de forma similar a otros requisitos
establecidos para otras modalidades de aumento; asimismo de forma
reglamentaria se establece su condición de requisito necesario, junto
con el informe de auditoría, para la inscripción en el Registro Mercantil
de la escritura pública de aumento (art. 168.4 RRM; Resolución de la
Dirección General de los Registros y del Notariado de 27 de marzo de
1991).
-209-
afirmarse sin embargo, con base al tenor literal de la ley, que a él se
extienda de igual forma el derecho de información, pues el legislador
se limita a establecer que servirá de base de la operación, eludiendo en
este caso toda remisión expresa al art. 144 TRLSA.
-210-
de los documentos depositados (art. 333 RRM). Sin embargo, tal forma
de información y publicidad no nos parece suficiente de cara a un
posterior acuerdo de aumento por incorporación de reservas; en
concreto, la publicidad de las cuentas depositadas responde
primordialmente a las exigencias de protección de terceros, y también
a un derecho de información permanente de los accionistas a lo largo
de toda la vida social sobre ciertos documentos, distinto del derecho de
información especial con anterioridad a la junta; y, en todo caso, es
menos accesible y más gravosa para el accionista que la realizada a
través del procedimiento del art. 144.1.c) TRLSA.
-211-
considerarse como tal el último balance anual aprobado, siempre que
hubiere sido cerrado dentro de los seis meses anteriores a la fecha de
celebración de la junta que ha de resolver la fusión. Si el balance anual
no cumpliera con ese requisito, será preciso elaborar un balance
cerrado con posterioridad al primer día del tercer mes precedente a la
fecha del proyecto de fusión (art. 239 TRLSA).
-212-
establecer el derecho a su examen en el domicilio social por parte de
los accionistas, así como a solicitar su envío gratuito282.
282En relación a la información de los accionistas en la fusión, cfr., LARGO GIL, R.,
"La información de los accionistas", Revista de Derecho Bancario y Bursátil, nº 38, 1990,
pág. 277 y ss; y también FLAQUER RIUTORT, J., "La protección de los accionistas en
los procedimientos de fusión de sociedades", Cuadernos de Derecho y Comercio, nº 10,
1991, pág. 105 y ss.
283Se trataría de una manifestación de la intrínseca función instrumental del derecho
de información, respecto del que la doctrina subraya su condición de presupuesto
necesario del ejercicio consciente del derecho de voto. Cfr., al respecto, LOJENDIO
OSBORNE, I., "La acción", Derecho Mercantil (coordinado por G.J. Jiménez Sánchez),
1ª edición, Barcelona, 1990, pág. 224; ESTEBAN VELASCO, G., "Derecho de
información del accionista", Derecho de sociedades anónimas (estudios coordinados por
A. Alonso Ureba, J. Duque Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F.
Sánchez Calero), tomo II, Capital y acciones, volumen 1º, Madrid, 1994, pág. 175 y ss.
-213-
gratuito. O, como mínimo, que el balance que sirva de base a la
operación, cuando no sea el balance del último ejercicio, habrá de
ponerse a disposición de los accionistas en la forma establecida en el
artículo mencionado, como expresamente establece el legislador en
relación con el balance de fusión284.
-214-
C. Contenido específico del requisito del art. 157 TRLSA. Una vez
establecida la finalidad y la naturaleza de este requisito específico del
aumento de capital por incorporación de reservas, puede entrar a
analizarse el contenido concreto del mismo conforme a la regulación
positiva del derecho español, a través del examen de los que
consideramos los dos elementos nucleares de esta exigencia legal: por
una parte, el balance y las características que, según el legislador
español debe reunir, y, por otra parte, la verificación del mismo por
parte de los auditores de cuentas, y los problemas que esta puede
suscitar.
si el informe de los expertos independientes, exigido por el art. 38, es objeto también
de ese deber de puesta a disposición. Y, al respecto, se ha llegado a similares
conclusiones a las aquí establecidas en relación al aumento con cargo a reservas,
entendiendo que, en virtud de una interpretación histórica, sistemática, y finalista, la
puesta a disposición se extiende al informe de los expertos independientes. Cfr., al
respecto, ESTEBAN VELASCO, "Derecho de información del accionista", cit., pág.
204-205; SACRISTAN REPRESA, "El aumento de capital: modalidades, requisitos, el
aumento de capital con nuevas aportaciones dinerarias y no dinerarias", cit., pág. 301-
302 y 307-308; y también URIA GONZALEZ, MENENDEZ MENENDEZ, A.,
MUÑOZ PLANAS, Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles, cit., pág.
249.
-215-
sociedad para otros fines, siempre que respecten el límite temporal de
seis meses. Ahora bien, como entre la fecha a la que se refiere el
balance y aquella en la que se incorporan las reservas, estas pueden
haber sido disminuidas por consecuencia de pérdidas, y dado que, en
tal caso, la capitalización de reservas inexistentes afectaría a la
integridad del capital social, se establece la necesidad de un balance
extraordinario ad hoc en aquellos casos en que aquellos balances se
refirieran a una fecha más allá de los seis meses anteriores al acuerdo
de aumento de capital.
-216-
en tal caso, sería posible la capitalización de reservas existentes en el
momento de la elaboración del informe, pero desaparecidas ya en el
momento de la operación de aumento de capital con medios propios,
por verse afectadas, por ejemplo, por eventuales pérdidas de la
sociedad.
Por otra parte, ese riesgo hubiera podido paliarse en mayor medida
con la previsión legislativa de una obligatoria declaración, por parte de
-217-
los administradores de la sociedad en el momento de presentación de
la escritura de aumento en el registro para su inscripción, en el sentido
de que no se ha producido ningún cambio patrimonial relevante a los
efectos de la operación, en especial ninguna disminución del
patrimonio que hubiera impedido la adopción del acuerdo de aumento
de haber existido y haberse conocido en ese momento. La finalidad de
tal manifestación personal sería la de intentar evitar disminuciones
patrimoniales, deliberadas o no, en el periodo que transcurre entre la
redacción del balance y su presentación en el Registro290.
-218-
el balance representa, y no a una fecha como la de aprobación, que
puede diferir excesivamente respecto al momento de cierre del balance
a aprobar291.
291Cfr., en este sentido, VEGA PEREZ, F., "Aumento de capital con cargo a reserva",
Derecho de sociedades anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque
Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo III,
Modificación de estatutos. Aumento y reducción del capital. Obligaciones, volumen 1º,
Madrid, 1994, pág. 425 y ss., en particular, pág. 480, el cual se inclina también por
esta interpretación.
-219-
y C) Activo circulante), el pasivo se articula en torno a cuatro grandes
grupos: A) Fondos propios, B) Provisiones para riesgos y gastos, C)
Acreedores a largo plazo, y D) Acreedores a corto plazo. De entre esos
bloques del pasivo, el bloque A) denominado "fondos propios", o
pasivo no exigible, es el más importante a los efectos de la operación
de aumento de capital por incorporación de reservas, como se
desprende del contenido del mismo, establecido por la propia ley: I.
Capital suscrito, que es el asiento obligatorio más importante en el
pasivo del balance; II. Primas de emisión, III. Reserva de
revalorización, IV. Reservas, V. Resultados de ejercicios anteriores, VI.
Resultado del ejercicio (beneficios o pérdidas). A su vez, tras la
exposición del esquema del art. 175, se contiene una norma destinada a
desglosar la partida denominada "Reservas", del apartado IV, del
apartado A) del pasivo, dentro de la que se incluirán, conforme al art.
178 TRLSA, la reserva legal, las reservas para acciones propias, las
reservas estatutarias, y otras reservas. La naturaleza y el destino de
cada una de ellas serán estudiadas específicamente en el Capítulo IV,
dedicado al contravalor de esta modalidad de aumento.
292 Cfr. art. 239.1. 2º pfo TRLSA, relativo al balance de fusión, que establece
expresamente que la eventual redacción de un balance especial se realizará
"siguiendo los mismos métodos y criterios de presentación del último balance anual".
-220-
aquellos elementos que sirven como contravalor a esta modalidad de
aumento293.
293 Cfr., en este sentido, URIA, op. cit., pág. 354; VICENT CHULIA, op. cit., pág. 698.
294 BERCOVITZ RODRIGUEZ-CANO, A., "La fusión de sociedades", La reforma del
derecho español de sociedades de capital (coordinado por A. Ureba, J.M. Chico Ortiz, y F.
Lucas Fernández), Madrid, 1987, pág. 643 y ss.
-221-
contenidos dotados de especial importancia para la realización de la
operación, y, en última instancia, la correcta formación del capital
social295. En suma, es una manifestación de la intención del legislador
de que la mayor información ofrecida por la nueva regulación sea
también fiable.
-222-
La exigencia de esta verificación por auditores contables es aplicable
a todas aquellas sociedades que realicen un aumento de capital con
medios propios tanto si, por sus características, tienen la obligación de
nombrar auditores como si no se hallan en tal supuesto legal. Así se
deduce de la propia dicción literal de la ley, que, en su art. 157.2
establece que el balance que sirva de base a la operación debe estar
verificado "por los auditores de cuentas de la sociedad o por un
auditor a petición de los administradores, si la sociedad no estuviera
obligada a verificación contable1. Igualmente, en el mismo sentido, el
art. 156.1, en relación al aumento de capital por compensación de
créditos, exige, de entrada, una certificación "del auditor de cuentas de
la sociedad", precisando a continuación que "si la sociedad no tuviere
auditor de cuentas, la certificación deberá ser expedida por un auditor
a petición de los administradores"; asimismo, el art. 168.2, relativo a la
reducción para compensar pérdidas y para dotar la reserva legal,
establece la obligatoria verificación del balance que sirva que sirva de
base a la operación "por los auditores de cuentas de la sociedad o por
el auditor nombrado al efecto por los administradores, cuando la
sociedad no estuviera obligada a verificar sus cuentas anuales". Todo
ello a diferencia de lo que ocurre en el caso del balance de fusión, que,
conforme al art. 239.2 TRLSA sólo deberá ser verificado por los
auditores de cuentas de la sociedad "cuando exista obligación de
auditar"297.
sociedades de capital, (dirigido por I. Quintana Carlo), Madrid, 1989, pág. 259 y ss.;
respecto al derecho actual, cfr., ILLESCAS ORTIZ, Comentario al régimen legal de las
sociedades mercantiles, cit., t. VIII, vol. 2º, pág. 18-32, el cual, en el ámbito de las
funciones y competencias de los auditores de cuentas, distingue, por una parte, entre
auditoría de cuentas, caracterizada por su regularidad anual, y consistente en la
verificación de las cuentas y el informe del ejercicio social de que se trate, y, por otra
parte, una serie de actividades que también les son encomendadas, caracterizadas
por su carácter esporádico, y a las que califica como actividades no verificadoras o no
auditoras de los auditores (por considerar que auditoría propiamente dicha es la
anual de las cuentas del ejercicio), y a las que se refiere como subproductos de la
auditoría, entre las que incluye la establecida en el art. 157.2 TRLSA; así como PETIT
LAVALL, M. V., Régimen jurídico de la auditoría de cuentas anuales, Madrid, 1994.
297De esta forma, con esta redacción, se evitan problemas como los planteados, p.ej.,
en caso de obligaciones convertibles, en que el art. 292.2 TRLSA exige la redacción
por parte de los administradores de un informe que explique las bases y modalidades
de la conversión, "acompañado por otro de los auditores de cuentas". Ante la dicción
literal de este precepto se ha sostenido que el informe de los auditores sólo sería
necesario en el caso de aquellas sociedades que estuvieran obligadas a tener auditores
-223-
b.1. El nombramiento de los auditores. El principal problema que
plantea esta exigencia de verificación por parte de los auditores de
cuentas del balance que sirve de base a la operación de incorporación
de reservas a capital surge en relación al nombramiento del auditor en
determinados supuestos, debido a la expresión ambigua de la ley,
susceptible de diversas interpretaciones.
de forma permanente, mientras que en los casos que no los tuvieran nombrados, su
actuación sería prescindible. Cfr., al respecto, TORRES ESCAMEZ, S., La emisión de
obligaciones por sociedades anónimas (Estudio de la legislación mercantil y del mercado de
valores), 1ª ed., Madrid, 1992, pág. 240-242, el cual sostiene esta interpretación
basándose, en primer lugar, en que, en caso contrario, la ley se preocupa de
establecerlo expresamente (caso, precisamente, del art. 157 referido al aumento de
capital con cargo a reservas). Por su parte, MARINA GARCIA-TUÑON, A., Régimen
jurídico de la contabilidad del empresario, Valladolid, 1992, pág. 288, señala, en relación a
tal supuesto, que, si la sociedad no estuviera obligada a auditar sus cuentas, a pesar
del silencio de la ley, será el Registrador mercantil quien proceda a su designación, a
instancia, generalmente, de los propios administradores.
298 En concreto, el art. 181.1 TRLSA establece que "Podrán formular balance
abreviado, en la forma prevista en el apartado siguiente, las sociedades en las que
durante dos años consecutivos en la fecha de cierre del ejercicio concurran, al menos,
dos de las circunstancias siguientes:
a) Que el total de las partidas del activo no supere los doscientos millones
treinta millones de pesetas.
b) Que el importe neto de su cifra anual de negocios sea inferior a
cuatrocientos ochenta millones de pesetas.
c) Que el número medio de trabajadores empleados durante el ejercicio no
sea superior a cincuenta".
No obstante, ha de tenerse en cuenta que la Directiva 90/601/CEE, de 8 de
noviembre de 1990 (Diario Oficial de las Comunidades Europeas, en adelante, DOCE
16/11/1990) modifica la Cuarta y la Séptima Directivas (78/660/CEE y 83/349/CEE,
de forma respectiva) en lo que se refiere a los límites monetarios que facultan a las
sociedades para presentar balance y cuenta de pérdidas y ganancias abreviadas; todo
-224-
Por ello, en el caso de que la sociedad contare con auditores de
cuentas por ser estos necesarios por estar sometida a verificación
contable, serán tales auditores, nombrados por la junta general (art.
204.1 TRLSA), los que verifiquen el balance que sirve de base a la
operación de incorporación. Pero si la sociedad no estuviera obligada a
verificación contable, y no dispusiera de auditores nombrados por la
junta general, en tal caso la verificación debería ser realizada "por un
auditor a petición de los administradores", según la problemática expresión
literal de la ley. Una fórmula legal idéntica, y, por tanto, igualmente
ambigua, aparece en el art. art. 156.1 TRLSA dedicado al
nombramiento de auditores en caso de aumento de capital por
compensación de créditos (precepto que establece que "si la sociedad
no tuviere auditor de cuentas, la certificación deberá ser expedida por
un auditor a petición de los administradores), mientras que en otros
supuestos el legislador ha utilizado fórmulas claras e inequívocas (caso
del art. 168.2 TRLSA, relativo a la reducción para compensar pérdidas
y para dotar la reserva legal, que establece la obligatoria verificación
del balance "por los auditores de cuentas de la sociedad o por el auditor
nombrado al efecto por los administradores, cuando la sociedad no
estuviera obligada a verificar sus cuentas anuales").
lo cual obligará al legislador español a modificar los art. 181, 190, 201 y 202 de la Ley
de Sociedades Anónimas, lo que, en aplicación de la Disposición Final Primera 2ª
deberá realizarse mediante Real Decreto. En este sentido, la nueva Ley de Sociedades
de Responsabilidad limitada (Ley 2/1995, de 23 de marzo, Boletín Oficial del Estado
de 24 de marzo de 1995), en su Disposición Adicional Segunda introduce una serie
modificaciones en el Texto Refundido de la Ley de Sociedades Anónimas; y, en
particular, en su nº 13 establece que el art. 181, relativo al balance abreviado, queda
redactado de la forma siguiente: "1. Podrán formular balance abreviado las
sociedades que durante dos ejercicios consecutivos reúnan, a la fecha de cierre de
cada uno de ellos, al menos dos de las circunstancias siguientes:
a) Que el total de las partidas del activo no supere los trescientos millones de
pesetas.
b) Que el importe neto de su cifra anual de negocios no supere los seiscientos
millones de pesetas.
c) Que el número medio de trabajadores empleados durante el ejercicio no
sea superior a cincuenta".
-225-
obligada a auditar sus cuentas, en el supuesto de proceder a una
ampliación de capital con cargo a reservas, la verificación contable del
balance puede ser efectuada por un auditor "designado" o "nombrado"
por los administradores. La segunda, en cambio, sería la de considerar
que en tal supuesto los administradores deben "solicitar" su
nombramiento al Registrador mercantil del domicilio social299.
-226-
En relación a este problema interpretativo planteado por el tenor
literal de la ley, ha de tenerse en cuenta la existencia del art. 327.4 del
Reglamento del Registro mercantil que establece que las mismas reglas
relativas al "nombramiento de auditor por el Registrador Mercantil del
domicilio social" en el supuesto contemplado en el nº 1 de ese mismo
precepto serán de aplicación "al nombramiento del auditor a petición
de los administradores para la verificación prevista en los art. 156 y 157
de la Ley de Sociedades Anónimas". De forma que, de entre las dos
interpretaciones posibles del tenor literal del art. 157.2 de la Ley de
Sociedades Anónimas, el Reglamento del Registro mercantil, en su art.
327.4 opta claramente por la segunda. Cabe entonces plantearse si este
precepto reglamentario resuelve definitivamente el problema
planteado por la ley, o si, por contra, la norma reglamentaria se ha
excedido con respecto a la ley al atribuir la facultad de nombramiento
del auditor al Registrador mercantil, por cuanto aunque es cierto que el
mencionado art. 157 no atribuye expresamente esa designación a los
administradores, no es menos cierto que tampoco la atribuye
directamente al Registrador.
-227-
incorporación de reservas a capital se realice tomando como base un
balance redactado por los administradores y verificado por una
persona totalmente independiente de los mismos; en otro caso, la
verificación por parte de personas nombradas por los autores de la
materia a verificar podría cuanto menos provocar dudas sobre la
garantía y objetividad de su actuación. Por ello, la Dirección General
de los Registros y del Notariado ha resuelto de esta forma la cuestión
por entender que la intención del legislador al establecer el requisito de
verificación del balance por auditores era la de incorporar a la
operación de capitalización de reservas un control externo que
garantice la objetividad de una información que ha sido proporcionada
por los administradores300.
300 Esta solución, adoptada por la Dirección General de los Registros y del Notariado,
con base en el criterio de la existencia de una instancia externa de control se
encuentra implícita en el mismo concepto de auditoría, respecto de la que la doctrina
exige una imparcialidad casi judicial, y que es definida como "el examen
independiente y la expresión de una opinión sobre los estados financieros de una
empresa, realizados por un profesional -el auditor- designado para desempeñar tales
funciones. Como en todo peritaje es fundamental el requisito de independencia"
(VICENT CHULIA, op. cit., pág. 177). En este sentido, en el ámbito del Derecho
comunitario, la VIII Directiva, en su art. 24, establece que los estados miembros deben
prescribir que las personas autorizadas para el control legal de los documentos
contables no puedan efectuar dicho control cuando no sean independientes según el
Derecho del estado miembro que lo imponga. Igualmente, en el ámbito del derecho
español, el art. 8 de la Ley de Auditoría y el art. 36 del Reglamento de Auditoría de
cuentas que desarrolla la misma establecen el deber de independencia de los
auditores de cuentas en el ejercicio de su función respecto de las empresas auditadas.
En concreto, el mencionado precepto reglamentario presume la falta de
independencia cuando el auditor haya realizado para la empresa actividades
contables dentro de los tres ejercicios precedentes. Y, en relación con la nota de
independencia que ha de presidir la actuación del auditor, se establece un régimen de
incompatibilidades que determinan la imposibilidad o prohibición de ser designado
auditor (art. 37 y 38 Reglamento que hacen referencia a situaciones de
incompatibilidad como las de los que ostenten cargos directivos, administradores o
empleados en la propia sociedad a auditar, accionistas con un determinado
porcentaje de participación, personas unidas por vínculo de consanguinidad o
afinidad hasta el segundo grado con los empresarios, directivos o administradores).
La importancia de la nota de independencia es tal que, ante su ausencia o limitación,
el auditor ha de rechazar cualquier designación al respecto.
Asimismo la segunda de las Normas técnicas de carácter general (normas referidas a
la cualificación del auditor, a la calidad de su trabajo en el ejercicio de su profesión y
aspectos de ética profesional) establece que "El auditor de cuentas durante su
actuación profesional, mantendrá una posición de absoluta independencia,
integridad y objetividad". La independencia "supone una actitud mental que permite
al auditor actuar con libertad respecto a su juicio profesional, para lo cual debe
encontrarse libre de cualquier predisposición que limite su imparcialidad en la
consideración objetiva de los hechos, así como en la formulación de sus conclusiones";
-228-
Por nuestra parte, de entre las dos interpretaciones posibles, nos
inclinamos también por la segunda de ellas (esto es, nombramiento de
los auditores por parte del registrador mercantil a petición de los
administradores) a la vista, fundamentalmente, del sistema legal de
nombramiento de auditores que se desprende de la regulación de la
Ley de Sociedades Anónimas de 1989. En efecto, la ley parte de la
premisa de que, como regla general, sea la propia sociedad la que
ostente en primera instancia la facultad de nombramiento del auditor
(supuesto ordinario del art. 204 TRLSA: nombramiento por la junta
general), o, en su caso, en último término, la designación la asume otro
sujeto, el Registrador Mercantil (art. 205 TRLSA, caso de falta de
designación por parte de la junta general), o incluso puede darse el
caso del llamado nombramiento judicial (art. 32, 33 y 40 del Código de
comercio y 206 TRLSA). Por tanto conforme al sistema general u
ordinario, la designación de los auditores corresponde siempre a una
instancia distinta y ajena a los propios administradores de la
sociedad301. De modo que el nombramiento directo por los
-229-
administradores supondría una anomalía en el seno del sistema de la
Ley de Sociedades Anónimas, basado en su nombramiento por la
propia sociedad en junta general, o, en su caso, por el Registrador
Mercantil competente.
-230-
aumente el riesgo de sometimiento de los auditores a las directrices de
los administradores que les nombraron (directamente implicados, a su
vez, en el objeto de la actividad de aquellos expertos). En todo caso, en
tales supuestos, siempre cabe la posibilidad de impugnar los acuerdos
correspondientes, cuando se duda de la veracidad de los informes de
los auditores, y de la objetividad e independencia de los mismos, con
las responsabilidades que de ello se deriven para estos (art. 11 y 12 de
la Ley de Auditoría de Cuentas), y también para los administradores
(art. 133 TRLSA).
-231-
Es por ello que, en relación a la problemática expresión literal del
art. 157.2 TRLSA ha de optarse necesariamente por la segunda
interpretación consistente en la atribución a los registradores
mercantiles de la designación de los auditores, a petición de los
administradores. Porque, aunque, efectivamente, no se establece
expresamente que el nombramiento corresponda a los administradores
ni se atribuye tampoco directamente al registrador mercantil
competente, lo cierto es que no puede propugnarse la primera
solución, pues dado su carácter excepcional, ha de aplicarse de modo
restrictivo, y únicamente en aquellos supuestos en que el legislador se
pronuncie en ese sentido de forma clara y expresa. Y, en cambio,
entendemos que sí puede y debe optarse por la segunda, dado su
carácter de solución común u ordinaria.
-232-
previsto en el art. 319 consigue la mayor objetividad en la designación
del auditor). Una vez aceptado el cargo, el nombramiento se inscribirá
en el Libro de nombramiento de expertos y auditores, con indicación
del número de expediente (art. 327.2 RRM). El plazo para emitir el
informe será de un mes a contar desde la aceptación y podrá ser
prorrogado por el Registrador a petición fundada del auditor (art.
327.3 RRM). De acuerdo con el art. 327.5 RRM, los honorarios del
auditor serán de cargo de la sociedad; en todo caso, al efectuar el
nombramiento el Registrador fijará la retribución a percibir por el
auditor o, al menos, los criterios para su cálculo, retribución que habrá
de ajustarse a las reglas y principios que se establezcan en los Normas
Técnicas de Auditoría.
305Dicho informe se exige también por la Ley de Sociedades Anónimas en una serie
de supuestos como el informe especial sobre emisión de obligaciones convertibles,
previsto por el art. 292.2, y desarrollado por la Resolución de 23 de octubre de 1991
del Presidente del ICAC, BOICAC nº 7, 1991, pág. 5 y ss; el informe sobre valoración
de acciones, previsto en los art. 67, 147, 149 y 225 TRLSA; el informe especial exigido
en caso de exclusión del derecho de suscripción preferente, previsto en el art. 159
TRLSA y desarrollado por la Resolución de 10 de mayo de 1991 del Presidente del
ICAC, BOICAC, nº 5, 1991, pág. 9 y ss.; o también el informe especial sobre aumento
de capital por compensación de créditos del art. 156 TRLSA, desarrollado también
por la anterior Resolución del ICAC.
-233-
obliga no sólo al desarrollo de una actividad sino también a la
obtención de un resultado (el informe)306. De ahí que el resultado de la
actividad de verificación de los auditores haya de reflejarse en un
informe de auditoría, el cual debe transmitir la información de modo
comprensible para los destinatarios del mismo307. Todo lo cual viene
confirmado por la exigencia reglamentaria de ese informe en el art.
168.4 RRM.
-234-
Conforme a la mencionada Resolución, dicha exigencia no supone
necesariamente una extensión de la actuación del auditor en el sentido
de exigir en todo caso, de forma automática, la preparación de un
informe adicional al derivado de una auditoría de las cuentas de la
sociedad. En realidad origina una problemática que admite una
diversidad de supuestos en la práctica, para cuya solución habrá de
tenerse en cuenta las fechas en que la ampliación es decidida y el hecho
de encontrarse incursa la sociedad en alguno de los supuestos de
exclusión de la obligación de ser auditada.
sido presentada la norma técnica de elaboración del Informe especial sobre aumento
de capital por compensación de créditos en el supuesto establecido en el art. 156 del
TRLSA, la cual se somete a información pública en virtud de la Resolución de 10 de
mayo de 1991 del Presidente del ICAC (BOICAC nº 5, de mayo de 1991).
Del mismo modo, la norma técnica de aplicación a los trabajos que realicen los
auditores en virtud de lo dispuesto en el art. 157 TRLSA fue presentada ante el ICAC
por el Instituto de Censores Jurados de Cuentas, el Consejo General de Colegios de
Economistas de España y el Consejo Superior de Colegios Oficiales de Titulares
Mercantiles. En virtud de la Resolución del Presidente del ICAC de 8 de julio de 1991
(BOICAC nº 6, de julio de 1991) se somete a información pública la mencionada
norma técnica, incorporada como Anexo a dicha resolución, siendo de obligado
cumplimiento por todos los auditores de cuentas y sociedades de auditoría, sin
perjuicio de su carácter provisional en tanto no haya transcurrido el plazo establecido
de seis meses y sea publicada con carácter definitivo por el ICAC.
-235-
problema alguno vinculado con su ejecución. b) Para los restantes
casos posibles (opinión con salvedades, denegación de opinión o,
finalmente, opinión desfavorable) pudiera cuestionarse a la entidad la
procedencia de la ampliación con cargo a reservas, habida cuenta de
las observaciones que por aquellas salvedades cuantificadas,
incertidumbres, limitaciones pudiera el auditor haber incorporado en
su opinión profesional (aptdo. 7.1. del Anexo de la mencionada
Resolución del ICAC).
-236-
cuadro que sirva para resumir y sistematizar el impacto de las
salvedades incorporadas al informe de auditoría309.
-237-
referencia al patrimonio neto que figura en las cuentas anuales o el
balance auditados ("Las cuentas anuales auditadas adjuntas reflejan (el
balance de situación adjunto refleja) las siguientes reservas y resultado
neto del ejercicio ...", expresándose a continuación el nombre de la
reserva y el total de la misma). Asimismo, se hará una referencia a las
notas de la memoria que muestran la propuesta de distribución de
resultados y eventuales restricciones a la disponibilidad de las
reservas. Por el sentido de la opinión de esta clase de informe, no sería
de esperar en tal caso incidencia o problema alguno vinculado con su
ejecución, como señala la propia Resolución del ICAC (art. 7.1.a)).
-238-
en requisito constitutivo de la validez y eficacia de determinados actos
jurídicos312.
312Cfr., en este sentido, MARINA GARCIA-TUÑON, Régimen jurídico, cit., pág. 282, el
cual menciona también entre estos supuestos en que la viabilidad jurídica de un acto
se supedita no sólo a la existencia de un informe del auditor, del tipo y alcance que
sea, sino a que en el mismo se manifieste una específica opinión, el caso de aumento
de capital por compensación de créditos del art. 156 TRLSA; igual operación, pero
con cargo a reservas del art. 157 TRLSA; o la exclusión del derecho de suscripción
preferente del art. 159 TRLSA.
-239-
expresadas, señalando que "De haberse tomado en consideración el
efecto de las salvedades indicadas en nuestro informe de auditoría, la
situación de las reservas y los resultados del ejercicio habrían sido los
siguientes ...", expresando a continuación, en primer lugar, el saldo
según las cuentas anuales o el balance de situación, y, a continuación,
el efecto neto de las salvedades incorporadas al informe (o bien el
posible efecto máximo de las incertidumbres o limitaciones indicadas
en el informe). Asimismo, se hará una referencia a las notas de la
memoria que muestran la propuesta de distribución de resultados y
eventuales restricciones a la disponibilidad de las reservas. Por el
sentido y el contenido de esta clase de opinión, ha de tenerse en
cuenta, en relación a su trascendencia, que las reservas contenidas en el
informe habrán de ser ponderadas en debida forma en la junta general,
como elemento de juicio que contribuya a la toma de decisión. En
cualquier caso, consideramos que la operación no será viable cuando el
impacto de las salvedades sobre las reservas las haga devenir
insuficientes para la operación de capitalización proyectada. No
obstante, puede ocurrir que el alcance de esas salvedades no incida en
la existencia y cuantía de las reservas, o bien que, haciéndolo, no afecte
a la suficiencia de las mismas de cara a su incorporación a capital, en
cuyo caso no parece que hubiera de impedirse la operación de
aumento del capital social.
Por su parte, el informe con reservas es, con carácter general, muy
distinto del adverso o denegado pues se considera que el primero, con
la excepción de las extremos objeto de salvedad, recoge una opinión
técnica favorable por el resto de material auditado. En cambio, los
segundos carecen de ella, pues, o bien el auditor discrepa
absolutamente del contenido y de la metodología de elaboración de las
cuentas que le son sometidas a revisión (en cuyo caso, conforme al
modelo, tras expresar la clase de opinión (desfavorable) debido a la
extrema importancia de los ajustes que hacía necesario incorporar en
las cuentas anuales o el balance de situación correspondiente como
consecuencia de errores o incumplimientos de principios contables
generalmente aceptados, se expresará a continuación el impacto
resumido de las salvedades incorporadas; añadiendo, en su caso,
adicionalmente, aquellas incidencias, no susceptibles de ser
-240-
cuantificadas con procedimientos de auditoría, consecuencia de
incertidumbres o limitaciones que se han hallado en el alcance del
trabajo). O bien, simplemente, constata que la revisión es imposible
dada la mala calidad técnica de aquellas o la existencia de
circunstancias que hacen imposible llevar a cabo comprobación alguna
(conforme al modelo, tras incluir la clase de opinión (opinión
denegada), se señala que se deniega la opinión por la gran importancia
de las incertidumbres y limitaciones no susceptibles de ser
cuantificadas en cuanto a su potencial impacto sobre las reservas y el
resultado distribuíble de la entidad)313.
-241-
pues el legislador societario español no ha establecido expresamente
exigencia alguna en relación al sentido de la opinión técnica emitida
por el auditor como resultado de su actividad de verificación. No
obstante, en tal caso, consideramos que quedará siempre a salvo la
posibilidad de impugnar judicialmente dicho acuerdo con base al
procedimiento establecido en los art. 115 y ss., por tratarse de un
acuerdo nulo, por infracción de ley, respecto al cual, además, por el
juego del concepto de orden público, no se produciría efecto sanatorio
por transcurso del plazo de caducidad. Pues, en efecto, aunque es
cierto que en el derecho español, a diferencia de otros ordenamientos,
no existe, en sede de aumento de capital, previsión legal alguna en
relación al contenido del informe de auditoría314, no es menos cierto
que la utilización como base de la operación de un balance cuya
verificación hubiera dado lugar a un informe desfavorable de los
auditores, en el sentido de cuestionar la existencia o la suficiencia de
las reservas que se pretende capitalizar, supondría una vulneración de
los principios fundamentales del derecho societario tales como el
principio de imagen fiel que deben presidir la contabilidad de la
sociedad, o el principio de realidad que debe informar la formación del
capital social; y, por tanto, y, en el última instancia, una infracción de
ley. Por otra parte, en esa situación de impugnación judicial, cabe
considerar que si el informe de auditoría es considerado como una
opinión o dictamen, como tal dictamen, será susceptible de
contradictámenes y objeto de libre valoración por los tribunales
(Sentencia del Tribunal Supremo de 28 de esnero de 1983)315.
-242-
habrá de elevarse a escritura e inscribirse en el Registro mercantil,
debiendo acompañarse a tales efectos del balance debidamente
verificado y el informe de los auditores. Y, en esta trámite, habrá de
proceder a la calificación registral que entendemos no debe entenderse
en sentido puramente formal, como simple examen de la presentación
de todos los documentos necesarios, sino también en sentido
sustancial, con la valoración de la efectiva existencia de las recursos
que se pretenden incorporar al capital. Por tanto, el registrador debe
apreciar si del balance resultan saldos disponibles de reservas para
capitalizar316.
316Cfr., expresamente, en tal sentido, FERNANDEZ DEL POZO, L., El nuevo registro
mercantil: sujeto y función mercantil registral. Crítica general sobre su ámbito institucional,
Madrid, 1990, pág. 445-446.
-243-
favorable del auditor en cuanto a la corrección de la operación, el
registrador deberá corregir la opinión técnica de aquel si estuviere
equivocada. De forma que, en suma, en última instancia, es el
registrador quien debe apreciar si del balance resultan reservas
disponibles suficientes317.
317Cfr., al respecto, FERNANDEZ DEL POZO, El nuevo registro mercantil, cit., pág.
445-446, el cual señala que es evidente que si en el pasivo luce sólo una reserva legal
que no absorbe en su integridad las pérdidas acumuladas, se denegará la inscripción,
por mucho que el balance esté auditado y aprobado; de forma que confiar ciegamente
en la existencia de un saldo de reservas libres sin atender la globalidad del balance
puede resultar engañoso.
318Pese a que tanto el art. 2 de la Ley de Auditoría de Cuentas como el art. 4 del
Reglamento manifiestan expresamente el carácter mercantil del informe de auditoría
de cuentas anuales, mientras que el art. 17 del Reglamento guarda silencio respecto al
informe de revisión y verificación de otros estados contables, lo que podría
interpretarse como una diferencia de trato legal respecto a la naturaleza jurídica de
tales documentos, la doctrina se muestra favorable a una identidad en la naturaleza
mercantil de todos los documentos objeto de cualquier actividad auditora. Cfr.,
-244-
tipificando supuestos de faltas graves y muy graves y sus
correspondientes sanciones, que serán aplicadas por el ICAC. En
relación a la responsabilidad civil en que pudieran incurrir los
auditores de cuentas en el ejercicio de su función, los art. 11 de la Ley
de Auditoría de Cuentas y 42 del Reglamento establecen que los
auditores responden directamente frente a la sociedad auditada
(responsabilidad contractual) y frente a terceros (responsabilidad
extracontractual) de los daños y perjuicios derivados del
incumplimiento de sus obligaciones, responsabilidad que será cubierta
mediante fianza o seguro de responsabilidad civil. El art. 211 TRLSA
regula la legitimación activa para reclamar dicha responsabilidad
(artículo que, a su vez, remite a lo establecido en los art. 134 y 135
TRLSA para la responsabilidad de los administradores)319.
-245-
Por ello puede afirmarse que la junta general es el único órgano con
competencia natural para adoptar, en concreto, un acuerdo de
aumento de capital social, o, en general, cualquier otra modificación
estatutaria. Ningún otro órgano social tiene facultades propias para
adoptar una decisión de tal naturaleza; y así lo establece nuestro más
alto tribunal, que, en Sentencia de 28 de marzo de 1989, declara que "el
acuerdo del Consejo de Administración ... carecería en absoluto de
virtualidad para operar el cambio pretendido, dada la manifiesta
incompetencia de aquel órgano para adoptarlo, por implicar
modificación estatutaria ... "320.
-246-
es, con carácter general, la de agilizar las operaciones de elevación del
capital social, por la mayor simplicidad y rapidez de la actuación de
este órgano social frente a la complejidad del funcionamiento de la
junta general, y, en especial, dotar a los administradores de un margen
de maniobra suficiente para, aprovechando las coyunturas favorables,
conseguir para la sociedad nuevos recursos que proporcionen una
mayor liquidez (caso de las aportaciones dinerarias) o que resulte
conveniente incorporar al patrimonio social (caso de las aportaciones
no dinerarias). Su función, pues, se debe, como la de las acciones en
cartera, a razones prácticas de oportunidad, pero además, y a
diferencia de aquellas, con pleno respeto de principio de integración
del capital social, y, en especial, del principio de la íntegra suscripción
del mismo.
-247-
153, 1, b) TRLSA)321. No obstante, esta facultad de acordar el aumento
de capital no se atribuye a los administradores de forma ilimitada sino
sometida a distintos límites de diversa naturaleza, algunos de ellos ya
existentes en la anterior regulación, mientras que otros responden a las
exigencias de adaptación al derecho comunitario o son el resultado de
la sola iniciativa del legislador español de 1989. Estas restricciones se
refieren al plazo máximo de la autorización, que ha de ser de cinco
años, a la cuantía máxima de la misma (la mitad del capital nominal), y
a la clase de aportaciones, que habrán de ser dinerarias.
-248-
ley, no podrá darse tal sistema de delegación en el caso de aumento de
capital con aportaciones no dinerarias, por compensación de créditos,
o, en especial, por incorporación de reservas, pues en este última
modalidad de aumento no sólo no existe aportación dineraria sino que
ni siquiera existe aportación323.
-249-
parte de los administradores -a fin de evitar las complejidades
derivadas de la intervención de la junta general- como la de conseguir
esa mayor agilidad única y exclusivamente en relación a las decisiones
de financiación en metálico324. De acuerdo con esta interpretación
teleológica de la norma en el derecho español queda también excluida
la delegación de la facultad de acordar el aumento de capital por
incorporación de reservas, pues se trata de un supuesto meramente
nominal de aumento del capital, realizado por un simple traspaso
contable, y sin entrada de nuevos recursos en el patrimonio social.
324Cfr., expresamente, en este sentido, ALONSO ESPINOSA, op. cit., pág. 82-83, el
cual señala que con la exigencia de que el contravalor consista en aportaciones
dinerarias, se configura el "capital autorizado" como instrumento financiero puro al
servicio de la capitalización efectiva de la sociedad.
325 FLAQUER RIUTORT, J., "El capital autorizado", Lección para el segundo ejercicio
de la oposición para dotar una plaza de Profesor Titular de Derecho Mercantil en la
Universitat de les Illes Balears (inédita).
-250-
aparecer relacionada no con la coyuntura del mercado de capitales
pero sí con otras operaciones todavía eventuales como una posible y
próxima fusión, un aumento de capital con nuevas aportaciones, etc.
De forma que, frente a aquellas opiniones que consideran que la
cuestión de una delegación a los administradores para acordar el
aumento de capital por incorporación de reservas, aun cuando fuera
posible, no presenta excesiva utilidad porque, no existiendo nuevas
aportaciones, puede ser realizada inmediatamente por la sola decisión
de la junta general326, puede sostenerse que iguales razones de
oportunidad que las existentes en relación a otras modalidades de
aumento podrían justificar la adopción por los administradores del
acuerdo de aumento de capital con cargo a reservas, siempre que se
cumpliera el requisito de la previsión expresa y la previa autorización
de la junta con los límites correspondientes327.
-251-
En tal caso, por la propia especificidad del contravalor, la exigencia
de que la autorización de la junta general a los administradores
recogiera expresamente la posibilidad de emitir acciones liberadas por
la incorporación de reservas permitiría dejar a salvo el principio de
competencia exclusiva de la junta para decidir sobre el destino de las
reservas sociales, utilizado por ARROYO para negar la admisibilidad
del capital autorizado en esta modalidad de aumento328. Por tanto, no
se trataría de que la junta dejara en manos de los administradores la
decisión de si el capital ha de aumentarse por aportaciones o por
incorporación de reservas329, sino de que la figura del capital
autorizado cuyo contravalor consistiera en fondos propios
conveniencia del cual con frecuencia puede aparecer relacionado con otras
operaciones como, p.ej., una eventual fusión. (CERA, Il passaggio..., cit., pág. 165 y ss.;
TONDO, S., "Delega agli amministratori per aumento gratuito del capitale?", Foro
italiano, 1989, nº 2, pág. 146 y ss.).
En Alemania el art. 202 Akiengesetz de 1965 (que ha permanecido invariado tras la
Ley de 13 de diciembre de 1978 de adecuación del derecho alemán a la normativa
societaria comunitaria) preve la delegabilidad a los administradores sólo del aumento
de capital mediante la emisión de nuevas acciones correspondiente a nuevas
aportaciones, mientras el posterior art. 207 dispone que es la asamblea la que ha de
acordar el aumento con imputación de reservas.
En el derecho francés, el art. 180 de la Loi nº 66-537, de 24 de julio de 1966 prevé, en su
tercer párrafo, la posibilidad de delegar "au conseil d´administration ou au
directoire, selon le cas, les pouvoirs nécessaires, à l´effet de réaliser l´augmentation
du capital en une o plusiers fois, d´en fixer les modalités, d´en constater la réalisation
et de procéder à la modification corrélative des statuts", precisando, a continuación,
en el párrafo cuarto, que "Est réputée non ecrite, toute clause statutaire conférant au
conseil d´administration ou au directoire, selon le cas, les pouvoirs de décider
l´augmentation du capital."
En el derecho belga existe el art. 33-bis.2 del texto de Les lois sur les sociétés commerciales
coordonnées de 30 de noviembre de 1935, introducido por la Ley de 5 de diciembre de
1984, en virtud del cual, tras establecer que los estatutos pueden "autoriser le conseil
d´administration à augmenter en une o plusieurs fois le capital social à concurrence
d´un montant determiné", se precisa que el mencionado aumento "ne peut etré
effectuée par l´incorporation de réserves que si les statuts prévoient expressément
cette modalité". En suma, en el derecho belga se preve que la incorporación de
reservas a capital pueda ser acordada por el consejo de administración sólo si los
estatutos lo preven expresamente.
328 ARROYO, I., "El capital autorizado", Revista de Derecho Mercantil, 1985, nº 178,
pág. 671; OLAVARRIA IGLESIA, op. cit., pág. 264-266. Por otra parte, ha de tenerse
presente que en algunos ordenamientos jurídicos la exigencia de previsión expresa se
traduce en la necesidad de que los estatutos prevean expresamente la delegabilidad
de la facultad para esta modalidad de aumento (art. 33 bis de la Ley de sociedades
belga); en el mismo sentido se pronuncia la doctrina italiana partidaria de la
admisibilidad de delegación en este supuesto (TONDO, op. cit., pág. 146 a 148, en
concreto, pág. 148).
329Posibilidad difícilmente admisible para algunos autores, como señala
BOUGNOUX, op. cit., pág. 12.
-252-
preexistentes sería admisible siempre que la propia junta general
hubiese especificado que esa precisamente había de ser la
contrapartida patrimonial.
El art. 153.1.a) TRLSA establece que puede delegarse, por una parte,
la facultad de fijación de la fecha de ejecución del acuerdo, y, por otra
parte, aquellas condiciones del aumento que no hubieran sido
previstas en el acuerdo de la junta. Se plantea así cuáles sean estas
materias delegables a los administradores, cuestión respecto de la que
la doctrina considera que no podrán invadir en ningún caso el ámbito
de los requisitos esenciales del acuerdo de aumento, por ser
competencia exclusiva de la junta general. En concreto, el contenido
mínimo del acuerdo adoptado por la junta se admite generalmente que
deberá hacer referencia a la cuantía del aumento, la modalidad elegida
(emisión de nuevas acciones o incremento del valor nominal de las ya
existentes ), el contenido del contravalor, el régimen del derecho de
suscripción preferente, y el derecho de asignación gratuita, y, en su
caso, la prima de emisión; y los derechos atribuidos a las acciones
preferentes. Aquellas condiciones distintas a las mencionadas habrán
de considerarse no esenciales sino accidentales y susceptibles, por
tanto, de delegación; entre ellas incluye la doctrina el plazo para la
ejecución del aumento (que no podrá ahora exceder de un año, por
-253-
limitación del art. 153.1.a)), el precio de emisión (aunque es discutido);
y, además, p.ej., el lugar y la forma de suscripción330.
330Cfr., al respecto, MARTINEZ FERNANDEZ, op. cit., pág. 645; GARCIA LUENGO-
SOTO VAZQUEZ, op. cit., pág. 685; SACRISTAN REPRESA, "El aumento de capital:
modalidades, requisitos, el aumento de capital con nuevas aportaciones dinerarias y
no dinerarias", cit., pág. 277.
331Cfr., en este sentido, SACRISTAN REPRESA, "El aumento de capital:
modalidades, requisitos, el aumento de capital con nuevas aportaciones dinerarias y
no dinerarias", cit., pág. 279.
-254-
exista una actividad distinta, posterior a la adopción del acuerdo, y a
su inscripción registral, dirigida a la entrega y/o recogida de las
nuevas acciones emitidas por parte de los accionistas, que exigirá,
efectivamente, la fijación de las condiciones de forma y tiempo
necesarias para proceder a la misma. Sin embargo, consideramos que
dicha actividad formaría parte ya de lo que podríamos denominar
"ejecución impropia" del acuerdo de aumento ya inscrito.
-255-
Anteriormente, y remontándonos a los tiempos de regulación
societaria en el Código de comercio, y, más tarde por la Ley de
sociedades anónimas de 1951, los estatutos sociales atribuían con
frecuencia la competencia para la modificación estatutaria únicamente
a la junta general extraordinaria, y en la práctica era esta la que solía
adoptar los acuerdos de tal naturaleza. Y ello pese a que el art. 168 del
Código de comercio permitía la adopción de acuerdos de reducción,
aumento y modificación o disolución de la sociedad en junta general
ordinaria, exigiendo como único requisito que en la convocatoria se
hubiese anunciado la discusión y votación sobre el asunto acerca del
cual hubiera de recaer el acuerdo. Y también, a pesar de que, con
posterioridad, siguiendo el mismo criterio, la Ley de régimen jurídico
de sociedades anónimas de 1951, estableció claramente que la
distinción legal entre juntas ordinarias y extraordinarias se basa en la
periodicidad de su celebración y no en su competencia en función de la
índole y la gravedad de los asuntos a tratar. De forma que en la
práctica se generó una situación, carente de todo fundamento legal,
por la que de hecho se convocaban dos juntas generales, una ordinaria,
para aprobar las cuentas y la gestión social, y a continuación otra
extraordinaria, para modificar los Estatutos, cuando se pretendía
aprobar ambas materias al mismo tiempo.
332En el derecho italiano, el art. 2363.2 del Codice Civile distingue entre asamblea
ordinaria y extraordinaria con base al criterio de la diversidad de materias a tratar;
esta distinción, a su vez, supone una disciplina distinta para cada clase de asamblea
-256-
respecto del quórum o cantidad de acciones representadas por los intervinientes
necesarias para la validez de la reunión y de la adopción de acuerdos (art. 2368, 2369,
2369 bis). Las materias competencia de la asamblea ordinaria vienen establecidas con
carácter general en el art. 2364 (a las que deben unirse aquellas indicadas por normas
específicas como el art. 2357. 1º y 2º, 2383,3º, 2433,1º); la asamblea extraordinaria tiene
la facultad de adoptar acuerdos sobre un número de materias muy limitadas, pero
particularmente significativas para la vida social, en particular, las modificaciones de
los actos constitutivos (art. 2365). Por ello, el acuerdo de aumento gratuito, como
modificación del acto constitutivo, es competencia de la asamblea extraordinaria (art.
2365 Codice civile). Cfr., al respecto, DI SABATO, F., Manuale della societá, 3ª ed., 1991,
pág. 399, y también, especialmente, BOCCHINI, E., L' assemblea delle società per azioni,
Padua, 1991, vol. 2, pág. 4 y ss.
En el derecho francés, el criterio de distinción de las clases de asambleas es también el
criterio de la competencia, basado en la modificación de estatutos. Así, se distingue
en relación a la sociedad anónima, por una parte, una asamblea general ordinaria,
que, debiéndose reunir al menos una vez al año, dentro los tres meses siguientes al
cierre del ejercicio (art. 157.1), es competente para todas las decisiones que no
supongan una modificación de estatutos, y no invadan las prerrogativas del órgano
de administración (art. 155.1); de forma especial, es competente para la aprobación de
las cuentas anuales de la sociedad (art.157.5). Y, por otra parte, existe una asamblea
general extraordinaria, que, conforme al art. 153.1 (que establece que "L´assemblée
générale extraordinaire est seule habilitée à modifier les statuts dans toutes leurs
dispositions: toute clause contraire est réputée non écrite"), debe ser convocada
cuando se pretenda una modificación de los estatutos sociales, correspondiendo por
tanto a la misma, entre otras decisiones trascendentes para la vida social, la relativa a
las modificaciones del capital social. Para evitar la carga de la reunión sucesiva de
una asamblea ordinaria y de una extraordinaria, los administradores pueden
concentrarlas en una asamblea mixta. Por tanto, también en Francia, como en Italia,
es la asamblea extraordinaria la única competente para la adopción del acuerdo de
aumento por incorporación de reservas. Cfr., MERLE, op. cit., pág. 406 y ss.;
JEANTIN, op. cit., pág. 285; y también BOUGNOUX, op. cit., pág. 11.
Por su parte, en el derecho alemán, se habla, en general, de junta general, a la que se
otorga competencia, en materia de aplicación del balance, modificaciones
estatutarias, y aumento y reducción de capital; sin perjuicio de que se denomine
"junta general ordinaria" a la que debe ser convocada anualmente para tomar
conocimiento del balance y acordar la distribución de beneficios (art. 175 y ss.), sin
que existan, por lo demás, diferencias de funcionamiento de la misma. Con lo que
parece que tiende a borrarse la diferencia entre juntas ordinarias y extraordinarias.
En última instancia se pone de manifiesto que la solución de la cuestión de la clase de
junta competente para la adopción del acuerdo de aumento de capital variará en
función del criterio adoptado por el respectivo ordenamiento jurídico para establecer
la distinción entre junta ordinaria y extraordinaria. En virtud del criterio de la
materia, utilizado generalmente en el derecho extranjero, se otorga la competencia
para decidir sobre actos especialmente trascendentes única y exclusivamente a una
junta extraordinaria, respecto de la que se exige un quórum de constitución y de
votación superior al requerido a la junta ordinaria. En cambio, el legislador español
utiliza el criterio de la periodicidad, por lo que tanto una como otra clase de junta son
igualmente competentes por razón de la materia, y están sometidas a la misma
disciplina en materia de quórum; el reforzamiento de los quorums en el derecho
español se realiza no en función de la clase de asamblea, sino en función de la
trascendencia de la materia que vaya a tratarse en cualquiera de esas asambleas.
Seguramente para evitar esta dualidad de criterios el Proyecto de Reglamento de
-257-
De esta forma, resuelto este primer punto, se reduce el problema de
las clases de junta competente para la adopción de un acuerdo de
modificación estatutaria, y por tanto, de aumento de capital, a la
cuestión de la posibilidad de adopción del mismo en junta universal.
Como ya hemos visto, el art. 103 se refiere única y exclusivamente a la
junta general ordinaria o extraordinaria para la válida adopción del
acuerdo de aumento o de reducción del capital social, y en general,
cualquier modificación estatutaria. Sin embargo, ello no es argumento
suficiente para excluir la competencia de la junta universal pues ese
precepto, por su propio contenido, dedicado al establecimiento de los
quorums necesarios para la válida constitución de la junta, sólo puede
referirse a dichas clases de juntas (ordinaria y extraordinaria), y en
ningún caso a la junta universal, la válida constitución de la cual está
regulada específicamente por el art. 99 TRLSA que establece que la
junta se entenderá convocada y quedará válidamente constituida para
tratar cualquier asunto siempre que esté presente todo el capital social
y los asistentes acepten por unanimidad la celebración de la junta.
Sociedad Europea se refiere sólo a "Junta general", la cual, simplemente, "tiene que
reunirse al menos una vez al año" (art. 82-1 y 95 del Reglamento).
-258-
FERNANDEZ333, en el sentido de dar a los mismos un carácter
instrumental y no sustancial, pues si, como señala el mencionado
autor, su finalidad es la salvaguarda del derecho de información, su
exigencia deja de tener base cuando estando presentes todos los
accionistas, acuerdan celebrar la junta, pues en este caso son todos los
que libremente intervienen, pudiendo dejar cubierto el específico
derecho de cada uno. En suma, si consideramos que el informe y los
demás requisitos mencionados no son un fin en sí mismo sino un
instrumento para la consecución de una determinada finalidad (la
adecuada información de los accionistas en torno a la modificación
propuesta), no será necesaria la concurrencia de los mismos en el caso
de una junta universal, ya sea porque, por las especiales características
de la misma, los accionistas estiman suficientemente cumplidas las
exigencias informativas, ya sea porque, aun no considerando
debidamente satisfecho su derecho a la información, deciden por
cualesquiera razones, renunciar al ejercicio del mismo en ese caso
concreto de forma libre y voluntaria (pues en otro caso, la simple
oposición de uno solo de los accionistas impediría la válida
constitución de la junta universal, que exige en todo caso la
unanimidad de todos los asistentes que deberán representar la
totalidad del capital social)334. Así viene a confirmarlo el legislador al
excluir como requisitos para la inscripción de la escritura de
modificación de estatutos aquellos relacionados con la convocatoria de
la misma cuando se trate de acuerdos adoptados en junta universal
(art. 158.2 RRM).
-259-
modificación estatutaria, y en concreto, para adoptar acuerdos de
aumento de capital, solución a la que llega también la generalidad de
la doctrina española que considera que los requisitos de la
convocatoria de la junta universal no afectan a tal clase de junta en el
sentido de limitar las materias de su competencia, basándose para ello
en el argumento literal que proporciona el precepto ya mencionado
que otorga competencia a la junta universal debidamente constituida
para tratar cualquier asunto, sin limitación ni matización alguna. Por
ello no se considera viable la impugnación dirigida a obtener la
declaración de nulidad de tales acuerdos por defecto de convocatoria.
En este sentido se pronuncia la Sentencia del Tribunal Supremo de 14
de febrero de 1989335.
335 En este sentido se manifiestan, entre otros, SOTO VAZQUEZ, op. cit., pág. 654;
SANCHEZ CALERO, op. cit., pág. 260; DE GISPERT PASTOR, op. cit., pág. 493-494; y
también QUIJANO GONZALEZ, "La modificación de estatutos: Requisitos y límites
generales", cit., pág 34. No obstante, SACRISTAN REPRESA, "El aumento de capital:
modalidades, requisitos, el aumento de capital con nuevas aportaciones dinerarias y
no dinerarias", pág. 271, y también pág. 303, admite que esa es, efectivamente, la
solución legal, apoyada además por la doctrina, pero la considera como una solución
poco satisfactoria por cuanto priva al accionista de toda la información previa a la
junta, y, en especial, del informe justificativo de los administradores, todo ello en el
ámbito de una reforma caracterizada por el reforzamiento del derecho de
información de los accionistas. Por su parte, MAMBRILLA RIVERA, "El aumento de
capital por compensación de créditos", cit., pág. 384-385 aun cuando admite que no
existe inconveniente legal para aceptar que el aumento de capital pueda acordarse en
Junta Universal, considera que, a tenor del art. 156 TRLSA, las exigencias a
cumplimentar para los supuestos en que el contravalor consista en la compensación
de créditos harían prácticamente inviable su materialización en Junta Universal de
accionistas. Finalmente, OTERO LASTRES, J. M., "Notas sobre la Junta general de
accionistas de la Sociedad Anónima", Anales de la Academia Matritense del Notariado,
tomo XXXII, pág. 9 y ss., en particular, pág. 45-46, afirma que del hecho de que, por
no existir convocatoria, no pueda hacerse constar en la misma el derecho de los
accionistas a examinar la documentación mencionada en el art. 144 y 212 TRLSA, no
puede deducirse que se vean privados del mismo en caso de juntas universales; en tal
caso, considera que el accionista tiene derecho a examinar la citada documentación y
la puede solicitar cuando sea convocado informalmente; en todo caso, si se le negara
esa documentación, siempre podría oponerse a la celebración de la junta universal.
-260-
de los accionistas de forma previa a la convocatoria de la junta. Sin
embargo, no debe olvidarse su utilización con una finalidad más
amplia (como "base de la operación", conforme a la dicción literal de la
Ley) de garantía de la realidad del capital social aumentado, a fin de
proteger los intereses no sólo de los accionistas sino también de
terceros ajenos a la sociedad en general (y acreedores sociales en
particular). Por ello, por las propias características de la junta
universal, podría prescindirse del balance debidamente verificado
desde la perspectiva de su función informativa de los accionistas, y de
forma previa a la convocatoria. Sin embargo, entendemos que no sería
admisible prescindir totalmente del mismo, dada su función de
garantía respecto a terceros, por lo sería necesario, cuanto menos a
efectos de elevación a escritura pública e inscripción registral,
conforme al art. 168.4 RRM del que se deduce que el balance,
acompañado del correspondiente informe de los auditores, constituye
un requisito tanto de la escritura pública como de la inscripción en el
Registro Mercantil del acuerdo de aumento de capital con cargo a
reservas como singular modificación estatutaria.
-261-
3. Aplicabilidad del principio mayoritario frente al de
unanimidad. La eventual exigencia de un acuerdo adoptado en junta
especial.
-262-
es suficiente la regla mayoritaria o si, por contra, es necesario también
el consentimiento individual de los accionistas. De entrada, no debe
olvidarse que las primeras discusiones sobre la naturaleza unitaria o
dual de la operación tenían su origen, como ya hemos planteado en el
capítulo anterior, en la cuestión de saber cuáles eran los poderes de la
junta general en el aumento de capital por incorporación de reservas,
cuestión cuya solución depende, a su vez, de la posición que se adopte
en torno la existencia o no de aportaciones en esta modalidad de
aumento. Frente a HOUPIN, que -partiendo de la existencia de
aportaciones, y, en virtud del principio de que ningún socio puede ser
obligado a realizar aportación alguna- defiende que la operación no
puede realizarse sólo con el acuerdo de la junta general, sino que es
necesario el consentimiento de los accionistas en la segunda de las dos
fases en que desdobla la operación, THALLER, por contra, sostiene que
la transformación de un fondo de reserva en acciones puede ser
decidida válidamente por la asamblea general extraordinaria de
accionistas, por cuanto dicha operación no supone aportación alguna
por parte de los accionistas. De ambas teorías será la última, como es
sabido, la que acabará imponiéndose, primeramente a nivel doctrinal,
y finalmente también a nivel legislativo.
-263-
En definitiva, partiendo de la admisión de la configuración de la
operación como un acto único y meramente contable, habrá de
convenirse que si, en efecto, una decisión de la asamblea general es
indispensable para realizar la transformación de reservas en capital,
por cuanto la misma comporta necesariamente una modificación de
estatutos, no es, sin embargo, necesario ir más allá, exigiendo el
consentimiento unánime de los accionistas, ya que no supone ninguna
nueva obligación para los mismos. Por tanto, es necesaria pero también
suficiente una decisión tomada por la junta general con aplicación del
principio mayoritario que, como regla inderogable de funcionamiento
de ese órgano social, rige también en materia de modificación de
estatutos, y se aplica también, como es lógico, a los acuerdos de
aumento de capital, que deberán respetar además las condiciones de
quórum y mayoría establecidas legal o estatutariamente.
-264-
privilegiadas336. En todo caso, la exigibilidad o no de un
consentimiento complementador por el perjuicio causado a las
accionistas privilegiados mediante una eventual atribución de acciones
ordinarias está directamente relacionada con la admisibilidad de la
atribución a los mismos de acciones de esas características, y, en
consecuencia, y, en última instancia, con la posición que adoptemos, en
el capítulo correspondiente (Cap. V), en relación con el tema de las
características que hayan de tener las nuevas acciones emitidas337.
-265-
con lo dispuesto en el art. 103 TRLSA, artículo este último que, frente al
art. 102 TRLSA, que regula la constitución de la junta con carácter
general, se centra en la constitución de la misma en determinados
supuestos especiales caracterizados por su especial trascendencia. En
suma, la nueva Ley de sociedades anónimas, como la anterior Ley de
1951 y el Código de Comercio, entiende que la modificación estatutaria
debe ser tratada por una asamblea que reúna una representación
importante de los accionistas, que variará según trate de primera o
segunda convocatoria.
338 La solución del legislador español se basa en el art. 39 del Proyecto de Quinta
Directiva que establece que los acuerdos de modificación de estatutos deben ser
adoptados por una mayoría no inferior a los dos tercios del capital presente o
representado en la junta, aunque permite a continuación que las legislaciones
nacionales prevean que sea suficiente una mayoría simple en el supuesto de que se
halle presente o representada la mitad, al menos, del capital suscrito. El legislador
español se ha acogido a esta segunda posibilidad en relación a la primera
convocatoria.
-266-
De esta nueva regulación se desprende, en primer lugar, la intención
del legislador de fortalecer la iniciativa empresarial para la
modificación de los estatutos como norma básica reguladora de la vida
social, favoreciendo el poder de la mayoría para la adopción de
decisiones de tal clase, a través de la ya mencionada reducción del
quórum de constitución o asistencia, y evitando así las graves
dificultades que ocasionaban en la práctica los elevados quorums del
art. 58339. No obstante, de forma correlativa a la reducción del quórum
de asistencia (que es aquel que, en palabras de GARRIGUES, decide
sobre la capacidad de la junta para adoptar acuerdos válidos), se
produce la introducción, en algunos casos de asistencia mínima, de un
quórum especial de votación (que es el que impide, cuando no se
reúne, la adopción del acuerdo propuesto, aunque la junta se haya
constituido válidamente), por la exigencia de una mayoría reforzada o
cualificada340. En efecto, una vez conseguido el quórum de asistencia,
siempre que esté presente más del cincuenta por ciento del capital
social con derecho a voto, se adopta el acuerdo por mayoría, siendo
pues necesarios la mitad más uno de los votos concurrentes a la junta
en el momento de su constitución. En otro caso (esto es, si la junta se ha
constituido con accionistas que representen menos del cincuenta por
ciento del capital suscrito con derecho a voto), es necesario el voto
favorable de las dos terceras partes del capital concurrente. De forma
que, aun cuando, por una parte, se facilita la constitución de la junta a
través de una reducción del quórum exigido a tal fin, por otro lado, se
refuerza el quórum de votación en aquellos casos en que la
representación del capital es inferior al cincuenta por ciento del capital
social con derecho a voto (como puede ocurrir en el caso de una
segunda convocatoria), para evitar que decisiones de gran
trascendencia para la sociedad puedan ser adoptadas por un
porcentaje minoritario de accionistas341.
-267-
Asimismo, se suprime en la nueva legislación la distinción hasta
entonces existente entre acciones nominativas y al portador (y la
exigencia para las primeras de un doble quórum de asistencia, de
personas y de capital), y con ello desaparecen los problemas
interpretativos que surgían en caso de coexistencia de ambas clases de
acciones en una misma sociedad342. Además, por exigencia de las
Directivas comunitarias, se ha suprimido la referencia al capital
desembolsado sustituyéndola por la referencia al capital suscrito con
derecho a voto, modificación lógica según señala BERCOVITZ por
cuanto los acuerdos de la junta general pueden afectar por igual a
todos los accionistas, independientemente del grado de desembolso de
sus acciones343.
342 Como es sabido, la Dirección General de los Registros y del Notariado resolvió el
problema entendiendo que en tal caso sólo era exigible la mayoría de capital:
Resoluciones de 2 de febrero de 1957 y 20 de noviembre de 1989.
343 BERCOVITZ RODRIGUEZ-CANO, "Modificación de Estatutos. Aumento y
reducción de capital", cit.., pág. 174 y ss.
344 En el derecho italiano siendo la asamblea extraordinaria la competente para la
adopción del acuerdo de aumento gratuito (art. 2365 del Codice civile), serán de
aplicación todas las normas relativas al quórum de constitución y de votación de la
misma; así, pues, tal acuerdo habrá de adoptarse con la mayoría de más de la mitad
del capital en primera convocatoria y más del tercio en segunda convocatoria: es
suficiente la mayoría de más de un quinto en tercera convocatoria, para las
sociedades con acciones cotizadas en bolsa (art. 2369.4º y 2369 bis 2º).
El derecho alemán establece para el acuerdo de aumento de capital por incorporación
de reservas la competencia de la asamblea con el quórum cualificado de tres cuartas
partes del capital representado en la asamblea (cfr. art. 207, nº 2 y 182, nº 1 AktG).
En el derecho francés es la asamblea extraordinaria la competente para la adopción de
los acuerdos de modificación estatutaria, y, por tanto, de aumento de capital; para la
válida adopción de los mismos es necesario, como regla general, respetar los quórum
de constitución y votación establecidos especialmente para la asamblea de carácter
extraordinario, los cuales exigen que los accionistas presentes o representados posean
al menos, en primera convocatoria, la mitad, o en segunda convocatoria, la cuarta
parte de las acciones con derecho a voto (quórum degresivo de 1/2 a 1/4 establecido
en el art. 153. 2), debiendo adoptarse el acuerdo de modificación por una mayoría
reforzada que es de dos tercios de los votos de que dispongan los accionistas (y
titulares de certificados de derechos de voto) presentes o representados. Sin embargo,
como excepción, el art. 180. 2, en caso de aumento de capital realizado por
incorporación de reservas beneficios o primas de emisión, establece que, aun
debiéndose adoptar tal acuerdo por la asamblea extraordinaria (por tratarse de una
modificación estatutaria), los condiciones de quórum y mayoría aplicables serán las
de la asamblea ordinaria; por ello, la asamblea extraordinaria podrá adoptar
-268-
IV. REQUISITOS OBJETIVOS REFERIDOS AL CAPITAL.
-269-
El mencionado requisito, desde la perspectiva del derecho
comunitario, no responde a una exigencia de adaptación a las
directivas societarias, pues, finalmente, en el texto definitivo de la
Segunda Directiva ha sido eliminada la disposición del art. 21 del
Proyecto que subordinaba el aumento de capital a la íntegra liberación
de las acciones existentes. Desde la perspectiva del derecho español, no
constituye una innovación de la actual Ley de Sociedades Anónimas de
1989 sino que ya era exigida por la anterior Ley de 1951 (art. 89), la
cual, a su vez, se inspiraba en el art. 156 del Código de Comercio. Sin
embargo, sí son novedosos y especialmente trascendentes -sobre todo
uno de ellos, como veremos, a los efectos de este estudio- dos cambios
introducidos en la concreta regulación del mismo por la nueva ley.
346 Los inconvenientes prácticos del sistema de la Ley de 1951 son puestos de
manifiesto por GARRIGUES, el cual pone un ejemplo significativo: si a una sociedad
cuyo capital no esté íntegramente desembolsado se le ofrece ocasión de adquirir
mediante la entrega de nuevas acciones un establecimiento o factoría en condiciones
ventajosas, no podrá hacerlo si no es previa reclamación de los dividendos pasivos,
imponiendo a los socios un sacrificio económico que quizá sea completamente estéril.
De aquí que en la práctica para evitar estos inconvenientes se recurra a veces al
procedimiento de reducir el capital social a la cifra correspondiente a la suma de los
desembolsos realizados por los accionistas, para poder así emitir inmediatamente las
nuevas acciones; o a la utilización de las reservas disponibles para completar el
desembolso de las acciones (op. cit., pág. 271-272).
-270-
función del contravalor. De forma que, frente a la Ley de 1951, en la
que el desembolso previo de las acciones en circulación se exigía en
todo caso de aumento de capital con emisión de nuevas acciones, sin
distinguir entre los distintos tipos de aportación, la ley actualmente
vigente establece tal requisito sólo en relación a los aumentos de
capital realizados a través de aportaciones dinerarias
(correlativamente, el art. 168.1 RRM exige la constancia de esa
circunstancia en la escritura sólo en este modalidad de aumento),
independientemente de su ejecución por emisión de nuevas acciones o
por incremento del valor nominal de las previamente existentes. Esta
interpretación del art. 154 TRLSA es refrendada por la Dirección
General de los Registros y del Notariado, en dos Resoluciones de 28 y
29 de julio de 1993.
-271-
realice con emisión de nuevas acciones, pues en él no sólo no existe
aportación dineraria, sino que no existe aportación alguna348.
348 Cfr., en este sentido, y expresamente, DE LA CUESTA, op. cit., pág. 187 y ss.; a
contrario, SACRISTAN REPRESA, "El aumento de capital: modalidades, requisitos, el
aumento de capital con nuevas aportaciones dinerarias y no dinerarias", cit., pág. 294.
Por la misma razón no será aplicable tampoco en los casos de aportaciones no
dinerarias, lo cual es considerado plenamente justificado por la doctrina (VICENT
CHULIA, op. cit., pág. 765 y DE LA CUESTA, op. cit., pág. 187 y ss.), ya que las
necesidades de la sociedad en relación a este tipo de aportaciones, por la urgencia con
que frecuentemente se planteará tal necesidad y por la propia especificidad del objeto
de las mismas, no podrán ser siempre satisfechas a través de los desembolsos
obtenidos por la reclamación de los dividendos pasivos. Más reacia se muestra
nuestra doctrina a admitir la justificación de la exclusión de tal requisito en el caso de
compensación de créditos o conversión de obligaciones en acciones, porque, como
afirma DE LA CUESTA, en estos casos suele existir una difícil situación financiera de
la sociedad, y entonces no parece razonable que no se exija ante todo hacer soportar a
los accionistas originarios el riesgo real por la integridad de su participación de
capital comprometida (op. cit., pág. 187).
349 Si estas son las razones que tradicionalmente se han atribuido a la norma en
cuestión y que vienen a justificarla, no puede ignorarse que existen opiniones
-272-
En conclusión, puede afirmarse que en el actual ordenamiento
societario español el requisito del previo desembolso de las acciones
existentes no es presupuesto del aumento de capital con cargo a
reservas350. Tras esta afirmación, se plantea entonces, como apunta
contrarias que consideran que se trata de una disposición anacrónica cuya única
función es la de obstaculizar la refinanciación de la sociedad; cfr., en este sentido,
MARASA, G., "La Seconda Direttiva CEE in materia de societá per azioni", Rivista di
Diritto civile, 1978, pág. 670 y ss.
350 Respecto de la existencia en el derecho comparado del requisito de la íntegra
liberación de las acciones ya emitidas y su aplicabilidad al aumento gratuito, en
primer lugar, en el derecho italiano el art. 2438 Codice civile prohibe la emisión de
nuevas acciones hasta que las ya emitidas no estén enteramente liberadas, sin que
exista acuerdo sobre la aplicabilidad de tal norma a los aumentos gratuitos. De la
propia literalidad de la norma se deduce de forma indudable la inaplicabilidad de la
misma a los casos de aumento de capital con cargo a reservas por elevación del valor
nominal de las acciones existentes, aunque esa misma literalidad exigiría su
aplicación en caso de que el aumento gratuito se realizara a través de la emisión de
nuevas acciones. Considerando que no existe razón para distinguir entre una y otra
modalidad de aumento gratuito, puede realizarse, como apunta CERA, una
interpretación finalista, en virtud de la cual atendiendo a la ratio de la norma, que es
fundamentalmente impedir que la sociedad exija nuevas aportaciones mientras las
precedentes no hayan sido integralmente liberadas, sería posible llegar a la
conclusión de su inaplicabilidad al aumento gratuito. Sin embargo, lo cierto es que,
como señala el mismo autor, la ratio de la norma no es tan clara y simple sino que en
la misma ha de buscarse también el objetivo de una correcta administración de la
sociedad, o la finalidad de evitar acciones especulativas por parte de los viejos socios,
que no hayan desembolsado el capital suscrito, en perjuicio de los nuevos socios, a los
cuales puede haberles sido impuesto el desembolso integral de su suscripción,
objetivos estos que sí pueden jugar respecto a un aumento gratuito con emisión de
nuevas acciones, ya sea porque en este caso se manifiesta el problema de la correcta
administración, ya sea porque, sobre todo, el aumento gratuito puede dar lugar al
ingreso de nuevos socios a través de la eventual negociabilidad del derecho de
asignación gratuita o la simple enajenación del valor de las acciones gratuitas por
parte de los antiguos accionistas: en tal hipótesis existirían socios que han
desembolsado íntegramente el capital y socios que en cambio han desembolsado sólo
la mínima parte. Con la prohibición de emisión de acciones sin la previa liberación de
las ya existentes, y su aplicación también al caso de emisión de acciones gratuitas, se
evita tal riesgo, que también existe en el caso de que la incorporación de reservas se
realice por emisión de nuevas acciones (y no en cambio en caso de elevación del valor
nominal de las acciones existentes, de ahí la innecesariedad de la aplicación de la
prohibición en tal caso). En conclusión, tras el examen de la formulación de art. 2438
y sus finalidades, CERA llega a la conclusión de extender tal norma a la emisión de
acciones gratuitas, así como a la de sostener su inaplicabilidad al aumento gratuito
del valor nominal de las acciones ya en circulación (CERA, Il passaggio..., cit., pág.
173). En el sentido positivo de esta conclusión se pronuncia la Sentencia del tribunal
de Nápoles de 28 de noviembre de 1985 (cfr., en relación a la misma, RAFFONE, D.,
"Aumento del capitale ed emisione di nuove azioni, prima della liberazione delle
precedenti", Il Diritto Fallimentare, 1986, II, pág. 997 y ss.). La solución contraria y
negativa es defendida por FERRI, por entender que, como en este caso, no hay
ninguna variación en el patrimonio de la sociedad, no encuentran aplicación todas las
-273-
DUQUE, la necesidad de resolver las cuestiones que en torno a la
realización del aumento surgen como consecuencia de la existencia de
acciones no totalmente desembolsadas, en concreto, se plantea el tema
de la proporción de participación de esas acciones parcialmente
desembolsadas.
-274-
numero de acciones, que conforme a lo establecido en el art. 158.1
TRLSA, habrá de ser proporcional al valor nominal de las acciones que
posean (o de las que corresponderían a los titulares de obligaciones
convertibles, caso de ejercitar en ese momento la facultad de
conversión)351; asimismo, del art 50.2 TRLSA a contrario se deduce que
también el derecho de voto ha de ser proporcional al valor nominal de
la acción. Sólo en relación a la distribución del dividendo se establece
la proporcionalidad al capital desembolsado (art. 215.2 TRLSA).
351 La nueva ley corrige el tenor literal del art. 92 de la anterior Ley de Sociedades
que establecía la proporcionalidad en relación al número de acciones antiguas,
convirtiendo en criterio legal la interpretación correctora realizada ya entonces por la
doctrina; cfr., en relación a dicha interpretación, URIA, op. cit., pág. 461.
352El art. 94 de la Ley de 1951 establecía expresamente que en el aumento de capital
con cargo a reservas sociales la entrega a los accionistas de nuevas acciones se
realizaría en proporción a las que ya poseían, expresión literal que, conforme a la
interpretación correctora realizada por la doctrina, debía entenderse en el sentido de
establecer la proporcionalidad no en relación al número de acciones poseídas sino en
relación al valor nominal de las mismas.
-275-
cambio de criterio si no va acompañada de nuevos argumentos que la
sostengan, argumentos que, en cambio, sí existen para sostener la
continuidad del mismo. En primer lugar, porque, como hemos
expuesto, el criterio de proporcionalidad en relación al valor nominal
es el adoptado por el legislador para la delimitación de la extensión de
los derechos del accionista, y sólo excepcionalmente, y con previsión
expresa al respecto, se adopta el criterio del capital desembolsado.
Además, esta posición parece confirmarse por la regulación establecida
para el caso de mora en el pago de dividendos pasivos; en este
supuesto, conforme al art. 44 TRLSA, el socio moroso no podrá
ejercitar el derecho de voto, ni tampoco tendrá derecho a percibir
dividendos ni a la suscripción preferente de nuevas acciones ni de
obligaciones convertibles. Por tanto, como señala la doctrina conserva,
entre otros derechos, el derecho de recibir acciones gratuitas gratuitas
en aumentos de capital con cargo a reservas353. Por ello, si la mora del
accionista no afecta en modo alguno a la asignación gratuita de
acciones, parece que con mayor razón tampoco lo hará la simple
existencia de desembolsos pendientes354. En todo caso, no puede
obviarse que esta solución de atribución proporcional al valor nominal
podría plantear problemas de justicia entre los distintos accionistas,
que recibirían el mismo número de acciones, con independencia de los
353 VICENT CHULIA, op. cit., pág. 442; LLOBREGAT HURTADO, M. L., "La
disciplina de los dividendos pasivos", Derecho de sociedades anónimas (estudios
coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque Domínguez, G. Esteban Velasco, R.
García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo II, Capital y acciones, volumen 1º,
Madrid, 1994, pág. 290-291.
354 En la primitiva regulación del derecho alemán de esta operación se partía también
del principio de proporcionalidad al valor nominal de las acciones poseídas que
otorgan ese derecho, y no al importe desembolsado, admitiéndose, sin embargo, la
medida de los derechos del socio pudiera hacerse depender estatutariamente del
montante a que asciende la parte de aportación que cada socio haya realizado. No
obstante, para evitar consecuencias injustas en los casos de aumento nominal por
elevación del valor nominal de las acciones existentes (pues en tal caso, de aplicarse
tal regla, las acciones con pagos pendientes no experimentarían, tras el aumento
nominal, aumento alguno en la medida de sus derechos (en particular la
participación en los beneficios o el derecho de voto), pese a haber contribuido al
mismo con la parte que les correspondía en las reservas) se dice que tales derechos
pertenecen a los socios (hasta que satisfagan la parte todavía no exigida de su
aportación) en proporción a los pagos ya efectuados y teniendo en cuenta el
porcentaje que el importe del aumento nominal representa con relación a la cifra de
capital. A medida que van satisfaciéndose los derechos pasivos, la medida de los
derechos que dependen del montante de la aportación realizada se extiende
proporcionalmente. Cfr., al respecto, DUQUE, op. cit., pág. 76-77.
-276-
desiguales niveles de desembolso de las acciones. En todo caso, esta
cuestión será analizada con mayor profundidad en el Cap. V de este
estudio, dedicado al estudio del derecho de asignación, donde se
analizarán con los diversos criterios de atribución posibles, y los
eventuales correctivos que pueden aplicarse a los mismos.
-277-
atribución gratuita de las nuevas acciones356. Y ello es así porque, en la
medida que en este supuesto las acciones se liberan con cargo a
reservas preexistentes en el patrimonio social, no existe necesidad de
aportación por parte de los accionistas destinada a integrar la parte del
capital social aumentado, ni tampoco es necesaria la declaración de los
mismos destinada a la asunción de esa obligación de aportación.
356 Cfr., en este sentido, PIÑON, quien afirma que las acciones nuevas no serán
suscritas por los socios sino que estos las recibirán directamente (PIÑON, op. cit., pág.
313). En el derecho francés se sostiene también la inexistencia de aportación en este
supuesto, por tratarse de un simple traspaso de cuentas (JUGLART-IPPOLITO, op.
cit., pág. 689).
357 Cfr., al respecto, CABANAS TREJO, R., "La suscripción incompleta del aumento
de capital", Revista de Derecho Mercantil , nº 198, 1990, pág. 729 y ss.
-278-
del aumento realizado por incorporación de reservas. En cualquier
caso, el tema de la entrega y retirada de las nuevas acciones, y las
distintas cuestiones que en relación al mismo pudieran plantearse
serán objeto de análisis en el Capítulo V dedicado específicamente al
estudio del derecho de asignación gratuita de acciones.
-279-
correspondencia con la cifra del capital social, para lo cual se establece
que las sumas prometidas se realicen efectivamente como mínimo en
un veinticinco por ciento.
-280-
principio de desembolso mínimo del veinticinco por ciento del valor
nominal de cada una de las acciones, que sí son, en cambio,
generalmente aplicables a aquellos supuestos de aumento358.
-281-
El primero de estos requisitos consiste en la formalización del
acuerdo en documento público, es decir, mediante escritura pública
otorgada ante Notario, como condición previa e indispensable para su
inscripción en el Registro Mercantil (art. 18 del Código de comercio)360.
-282-
acuerdos sean adoptados en Junta universal, a causa de las especiales
características de esta clase de junta.
-283-
de la escritura pública como de la inscripción en el Registro Mercantil
del acuerdo de aumento de capital con cargo a reservas como singular
modificación estatutaria362.
362Por otra parte, junto con los requisitos establecidos con carácter general por el art.
158.1 RRM para toda escritura de modificación de estatutos, los del art. 166 RRM
referidos específicamente a la escritura pública de aumento del capital social, y los
del art. 168.4 RRM dedicados a la inscripción del aumento cuyo contravalor consista
en la transformación de reservas o de beneficios, no puede obviarse la existencia de
una previsión reglamentaria específica para los supuestos de inscripción de escrituras
de modificaciones estatutarias perjudiciales para una clase (art. 159 RRM), cuyas
exigencias particulares habrán de ser satisfechas en el caso de que se considere
reconducible a tales supuestos la operación de aumento de capital por incorporación
de reservas, cuestión que, como ya hemos señalado, será resuelta en el Cap. V del
presente estudio.
-284-
La cuestión que se plantea es la aplicabilidad de este principio de
inscripción simultánea que rige con carácter general la inscripción del
acuerdo de aumento de capital al supuesto concreto de la operación de
elevación del capital social realizada con cargo a reservas. La exigencia
de inescindibilidad de la inscripción se basa en el hecho de que el
acuerdo en si mismo no es suficiente para producir el aumento del
capital sino que también es necesario que las acciones representativas
de ese aumento sean efectivamente suscritas. Por ello, se subordina la
inscripción de la modificación estatutaria de aumento de capital a la
suscripción íntegra de las nuevas acciones. En caso contrario, de
permitirse la inscripción de un aumento con independencia de su
realización, podría aparecer una cifra de capital ficticia y engañosa, por
cuanto no estuviera íntegramente suscrita, provocando entonces un
claro fraude de acreedores.
-285-
en este supuesto la ejecución del aumento se realiza, desde la
perspectiva del patrimonio social, con la simple adopción del acuerdo,
en la medida que las nuevas acciones se liberan con cargo a recursos
previamente existentes en el patrimonio social; y, desde la perspectiva
de los accionistas, a través de la simple asignación de las nuevas
acciones por parte de la sociedad, que se produce sin necesidad de
desembolso, e, incluso, de actuación alguna por su parte.
aumento se produce sin necesidad de nuevas aportaciones. O bien, con efecto referido
al momento en que la total suscripción y desembolso previsto se lleve a cabo ("Una vez que
la totalidad de las acciones sean suscritas con el desembolso exigido en el acuerdo de
ampliación, se modifican el artículo ... de los Estatutos, que en lo sucesivo tendrá la
siguiente redacción: artículo ..., etc.").
-286-
deseable, como señala DUQUE, la exigencia, establecida por la Ley
alemana de 1959, de una declaración del presentante de que, desde la
fecha del balance hasta el día de su presentación en en el registro, no se
ha producido ninguna disminución en el patrimonio social que hubiera
impedido la adopción del acuerdo de aumento de haber existido en ese
momento, declaración que actúa a modo de garantía de la subsistencia
en el patrimonio de los bienes que corresponden a las reservas
contabilizadas en el balance365.
-287-
-288-
CAPITULO IV: EL CONTRAVALOR DEL AUMENTO DE
CAPITAL CON CARGO A RESERVAS.
-289-
El contravalor, como es sabido, es aquella contrapartida patrimonial
que, necesariamente, debe existir en toda elevación del capital social,
con un valor económico coincidente con la cuantía por la que aquel se
aumenta.
-290-
En todo caso, a efectos de esta exposición, lo más importante es
poner de manifiesto, como hace la doctrina tradicional, que este
contravalor puede consistir en la entrada de nuevos elementos
patrimoniales, a través de nuevas aportaciones, en cuyo caso el
aumento de capital iría acompañado de un correlativo aumento del
patrimonio de la sociedad (es el denominado aumento efectivo del
capital social). O bien puede consistir en la simple vinculación al
capital de elementos previamente existentes en el patrimonio social
pero no adscritos hasta entonces al mismo; en este supuesto, se
produciría una elevación de la cifra de capital sin modificación
cuantitativa de la base patrimonial de la sociedad (es el aumento
meramente contable o nominal del capital social)368.
-291-
produce el efecto jurídico de vincular al capital social elementos
patrimoniales previamente existentes pero ajenos al mismo. En efecto,
esta modalidad de aumento se articula básicamente a través de una
operación contable de incorporación de reservas a capital, en virtud de
la cual, aunque el patrimonio social permanece cuantitativamente
invariable, sufre, no obstante, un importante cambio cualitativo por el
que devienen indisponibles elementos hasta entonces disponibles.
-292-
usufructo, se refiere al aumento del capital social con cargo a beneficios
o a reservas. En cambio, a diferencia de la regulación anterior, guarda
silencio respecto a las plusvalías, tanto en sede de aumento de capital
en general (art. 151 TRLSA) como en sede de elevación del mismo por
incorporación de reservas y beneficios en particular (art. 157 TRLSA).
370 A los efectos de este capítulo es conveniente realizar una breve exposición del
derecho español en materia de contabilidad, en especial por lo que hace referencia a
la configuración de los recursos propios en las cuentas anuales. Al respecto ha de
señalarse que la incorporación al derecho español de las Directivas comunitarias en
materia de contabilidad (Cuarta y Séptima Directiva), de obligado cumplimiento para
los países miembros, se ha producido en virtud de la Ley 19/1989, de 25 de julio, de
reforma parcial y adaptación de la legislación mercantil española a la comunitaria en
materia de sociedades, que autorizaba al gobierno para que mediante Real Decreto
aprobara el Plan General Contable; la disposición final primera del TRLSA aprobado
por el Real Decreto Legislativo 1564/1989, de 22 de diciembre, prevé la elaboración
del Plan General de Contabilidad. A ello ha seguido, por imperativo de la propia ley,
la aprobación del Real Decreto 1643/1990, de 20 de diciembre, por el que se aprueba
el Plan General de Contabilidad.
El nuevo Plan General Contable español, que sustituye al anterior aprobado por
Decreto 530/1973 de 22 de febrero, ajusta su contenido a las disposiciones de la
Cuarta Directiva, con lo que se inserta en la práctica y el derecho contable europeos.
Su estructura es la siguiente: Principios contables, Cuadro de cuentas, Definiciones y
relaciones contables, Cuentas anuales y Normas de valoración.
En concreto la segunda parte comprende el cuadro de cuentas, con los grupos,
subgrupos y cuentas necesarios, codificados conforme a la clasificación decimal y con
un título expresivo de su contenido; la propia Exposición de Motivos del Real Decreto
por el que se aprueba el Plan General de Contabilidad establece expresamente que
"no se intentan agotar todas las posibilidad que se producirán en el mundo
empresarial", además de señalar que "no es obligatorio en cuanto a la numeración de
las cuentas y la denominación de las mismas, si bien constituye una guía o referente
obligado en relación con los epígrafes de las cuentas anuales". La tercera parte se
dedica a las relaciones y definiciones contables describiendo los motivos más
comunes o generales de cargo y abono de las cuentas de tres cifras; es un
complemento del cuadro de cuentas "al dar contenido a las mismas en virtud de las
definiciones que se incorporan; de esta forma se precisa el contenido de cada rúbrica
o partida de las cuentas anuales, lo cual no impide, como es lógico, que existan
conceptos que, al no haberse incluido en el cuadro de cuentas, deban ser
incorporados por el experto contable o, en su caso, incluirse...". Ni el cuadro de las
cuentas (parte segunda) ni los movimientos de las mismas (parte tercera) son de
obligatoria aplicación por parte de las empresas pero es aconsejable la utilización de
las mismas o similares denominaciones a fin de facilitar la elaboración de las cuentas
anuales cuya estructura y normas reguladoras sí son obligatorias. En efecto, la cuarta
parte del Plan se refiere a las denominadas cuentas anuales, que comprenden el
balance, la cuenta de pérdidas y ganancias, y la memoria; las cuentas anuales se
configuran según dos modelos, el normal y el abreviado, cuya utilización depende
-293-
del total de partidas del activo, de la cifra anual de negocios y del número medio de
trabajadores empleados durante el ejercicio.
En el cuadro de cuentas, el grupo 1, dedicada a la Financiación básica, comprende,
básicamente, los recursos propios y la financiación ajena a largo plazo de la empresa.
En el mismo, tras el subgrupo 10, dedicado al Capital, aparece el subgrupo 11,
dedicado, como en el Plan de 1973, a las Reservas,.como componentes de los fondos
propios y cuyas cuentas principales son las siguientes:
-110 Prima de emisión de acciones, definida como "Aportación realizada por los
accionistas en el caso de emisión y colocación de acciones a precio superior a su valor
nominal".
-111 Reservas de revalorización, definidas como "Revalorizaciones de elementos
patrimoniales procedentes de Leyes de actualización". Las cuentas 111 y 112 del Plan
anterior se refunden en una sola Reserva de revalorización (cuenta 111). Por otra
parte, sólo se permitirán revalorizaciones del activo, dotando la reserva
correspondiente, en los casos que específicamente se autoricen en las
correspondientes leyes de actualización.
-112 Reserva legal, definida como "la establecida por el art. 214 del TRLSA".
-113 Reservas especiales, que son aquellas "establecidas para cualquier disposición
legal con carácter obligatorio, distintas de las incluidas en otras cuentas de este
subgrupo. Se incluye la reserva de participaciones recíprocas, establecida en el art 84
del TRLSA". Mantiene su mismo contenido que en el Plan de 1973; deberán abrirse
las cuentas de cuatro cifras que resulten necesarias para el cumplimiento de las
eventuales disposiciones legales; en la actualidad, de forma específica se establece la
inclusión en esta cuenta de la reservas de participaciones recíprocas.
-114 Reservas para acciones de la sociedad dominante, que son "las constituidas
obligatoriamente en caso de adquisición de acciones de la sociedad dominante y en
tanto estas no sean enajenadas (art. 79.3 TRLSA). Esta cuenta también recogerá, con el
debido desglose en cuenta de cuatro cifras, las reservas que deban ser constituidas en
caso de aceptación de las acciones de la sociedad dominante en garantía (art. 80.1
TRLSA). Mientras duren estas situaciones, dichas reservas serán indisponibles". La
principal característica de este subgrupo es el tratamiento que la nueva legislación
mercantil da a la autocartera, creando para ello dos cuentas 114 Reserva por acciones
propias y 115 Reservas para acciones propias, cuentas ambas que se hallan en íntima
relación con la 198 Acciones propias en situaciones especiales y la 199 Acciones
propias para reducción de capital.
-115 Reservas para acciones propias definidas como "las que obligatoriamente deben
ser constituidas en caso de adquisición de acciones propias y en tanto éstas no sean
enajenadas o amortizadas (art. 79.3 TRLSA). Esta cuenta recogerá también, con el
debido desglose en cuenta de cuatro cifras, las reservas que deban ser constituidas en
caso de aceptación de acciones propias en garantía (art. 80.1 TRLSA), mientras duren
estas situaciones dichas reservas serán indisponibles".
-116 Reservas estatutarias. definidas como "las establecidas por los Estatutos de la
Sociedad".
-117 Reservas voluntarias, definidas como "las constituidas libremente por la
empresa". Las reservas estatutarias y voluntarias no sufren modificación.
-118 Reservas por capital amortizado, definidas como "nominal de las acciones de la
propia empresa adquiridas por ésta y amortizadas con cargo a beneficios o a reservas
disponibles. La dotación a esta cuenta será obligatoria y de su saldo sólo podrá
disponerse con los mismos requisitos para la reducción de capital social".
Tras el subgrupo 11, dedicado a las Reservas,.aparece el subgrupo 12 dedicado a los
Resultados pendientes de aplicación, que comprenden las siguientes cuentas:
- 120 Remanente
- 121 Resultados negativo ejercicios anteriores
-294-
y otra, para, a través del establecimiento de su concepto y naturaleza
jurídica, conseguir una adecuada delimitación del contravalor de esta
modalidad de aumento, tanto en sentido negativo (a fin de excluir
aquellos conceptos aparentemente afines pero objetivamente distintos,
y, por tanto, no capitalizables), como en sentido positivo (a fin de
establecer, finalmente, cuáles sean en concreto los recursos
efectivamente utilizables para esta operación)371.
-295-
II. CUENTAS DEL PASIVO SUSCEPTIBLES DE
CAPITALIZACION.
1. RESERVAS.
-296-
del capital social aumentado, la reserva por prima de emisión de
acciones (ambas incluidas expresamente en el art. 157.1 TRLSA), y,
finalmente, otras reservas, no específicamente mencionados por la ley,
pero que, por su naturaleza y su disciplina (legal, estatutaria, o
establecida, simplemente, por acuerdo de la junta general) son,
también, disponibles a estos efectos (aptdo. 1.2 Reservas susceptibles
de capitalización).
-297-
Como ya hemos señalado, el término reservas es utilizado, en
concreto, en el seno del derecho societario373. No obstante, pese a esta
frecuente utilización, que pone de manifiesto la trascendencia de esta
figura para la vida social en general, el legislador español no establece
en precepto alguno la noción jurídico-societaria de reservas. Tampoco
existe tal definición en el ordenamiento comunitario, pese a la también
frecuente aparición de la misma en las diversas directivas
comunitarias. Con lo que se repite en el derecho español una situación
común a la mayoría de ordenamientos, en los que tampoco se ha
considerado necesario el establecimiento expreso de tal concepto,
seguramente por considerar que se trata de una noción de la ciencia
contable, a la que hay que entender que remiten implícitamente374.
-298-
frecuentemente sostenida, que vincula la idea de reservas a la de
beneficios retenidos y acumulados. La justificación de todo ello exige el
recurso instrumental a una serie de nociones contables previas. Entre
ellas fundamentalmente, la de activo neto; pues aunque la misma
aparezca, siquiera implícitamente o explícitamente en algunas de sus
normas (p.ej., en materia de distribución de beneficios (art. 213 TRLSA:
patrimonio neto contable) no es definida tampoco en ningún momento
por la ley societaria375.
375No existe tampoco, de forma general, tal definición en los ordenamientos jurídico-
societarios de nuestro entorno. Cfr., respecto al derecho italiano, CERA, quien, tras
señalar que, efectivamente, no existe una definición de patrimonio neto en el
ordenamiento jurídico italiano, señala que, en general, se considera que viene
representado por la diferencia entre el activo y el pasivo verdadero y propio, aunque
los límites de tal diferencia no son fácilmente determinables, con la consiguiente
dificultad para determinar las reservas o el fondo disponible para el aumento de
capital (CERA, Il passaggio..., cit., pág. 97). Respecto al activo neto de las sociedades,
como noción contable con implicaciones jurídico-societarias, en el derecho francés,
cfr., REINHARD, op.cit., pág. 297 y ss. En cambio, sí existe tal definición en el derecho
estadounidense; en concreto, el art. 2 del Model Bussiness Corporation Act establece que
el activo neto ("net assets") "means the amount by which the total assets of a
corporation exceed the total debts of the corporation"; en el mismo sentido, el art. 154
de la General Corporation Law of the State of Delaware establece que "net assets means
the amount by which total assets exceed total liabilities. Capital and surplus are not
liabilities for this purpose".
-299-
denominado neto patrimonial, patrimonio neto, pasivo no exigible, activo
neto, o situación neta de la sociedad.
376Cfr., SAEZ TORRECILLA, A., Contabilidad General, vol. I y II, 3ª ed., Madrid, 1991,
pág. 22 y ss.
377Es posible que el activo disminuya, y también lo haga el activo neto, mientras el
pasivo permanece inalterado (caso de reparto de beneficios); por otra parte, si en vez
de repartir beneficios, estos se utilizan para constituir o dotar una reserva,
permanecerán inalterados activo, pasivo y también la cifra global del activo neto, y
sólo entre los componentes de este último se habrá producido un traspaso de la
partida "beneficios del ejercicio" a la de "reserva".
378Cfr., REINHARD, op. cit., pág. 297-298.
379El pasivo en sentido amplio estaría formado por las obligaciones de la empresa
entendidas también en sentido amplio y descriptivo, porque se trata de obligaciones
de naturaleza distinta y con una significación bien diferente: mientras las deudas con
terceros estarán sujetas a un término inexorable de devolución y, generalmente,
llevarán aparejado el pago de unos intereses predeterminados, las aportaciones de los
socios no han de ser devueltas hasta la disolución de la sociedad, y no dan derecho a
la obtención de una cantidad predeterminada como participación en los beneficios, en
concepto de remuneración de la inversión efectuada, sino que la misma está a
expensas de la obtención y reparto de beneficios. Cfr., expresamente, al respecto,
LACOMBE, op. cit., pág. 28.
-300-
En principio, en el momento de creación de la sociedad, el activo
neto coincide, generalmente, con la cifra representativa del capital
social, formado por las aportaciones iniciales de los socios a la
sociedad. Sin embargo, con posterioridad, a lo largo de la vida social,
pueden producirse modificaciones (incrementos o disminuciones) del
mismo por distintas circunstancias, debido a que toda variación del
patrimonio de la sociedad modifica paralelamente el activo. Así, en la
medida que la actividad empresarial de la sociedad incide en el
patrimonio social, en función de los resultados prósperos o
desfavorables, es posible que la situación neta se vea disminuida (como
consecuencia de la aparición de nuevos elementos del pasivo externo)
o incrementada, por encima de la cifra de capital social, por los
beneficios de explotación obtenidos y no repartidos, beneficios que,
normalmente, se integrarán en las correspondientes reservas, o pueden
permanecer como tales beneficios en el balance. Pero, al margen de la
actividad estrictamente empresarial, y de los beneficios de explotación,
puede existir también un aumento del activo neto como consecuencia
de la emisión de nuevas acciones u obligaciones con prima, o por la
simple revalorización de los elementos del activo, o también por la
simple disminución del valor de elementos del pasivo, que pasarán a
integrar las correspondientes reservas.
-301-
pasivo y el art. 10, letra L de la Cuarta Directiva de la CEE en materia
de cuentas anuales de las sociedades de capitales380. De acuerdo con el
Texto Refundido de la Ley de Sociedades Anónimas de 1989 (art. 175)
y conforme al nuevo Plan General Contable cabe distinguir diversas
partidas en el patrimonio neto: el capital social, cuyo valor
corresponde a la cifra del capital nominal fijada en los estatutos, esté o
no liberada, así como, en su caso, el conjunto de reservas, legales,
estatutarias, o facultativas, y eventualmente, beneficios del último
ejercicio, o de ejercicios anteriores, integrados en el remanente a cuenta
nueva381. Todas ellas tienen en común la formación de los recursos
propios de la sociedad, lo que supone una innegable proximidad entre
los distintos componentes del pasivo no exigible, pero se diferencian
por su distinta naturaleza y régimen jurídico, que se manifiesta,
especialmente, a efectos de su vinculación al patrimonio social y su
disponibilidad382.
-302-
Este análisis del concepto de activo neto, su carácter esencialmente
evolutivo, y su contenido, sirve para poner de manifiesto que toda
reserva supone un aumento del activo, y de la situación neta por
encima del capital social. La constitución de reservas produce así el
efecto general de potenciar y reforzar los capitales propios, sin
perjuicio de que la constitución de las mismas pueda perseguir
finalidades particulares diversas y variadas (desde la cobertura de
pérdidas, hasta la ampliación de las dimensiones de la empresa,
pasando por la estabilización del reparto de dividendos). Ese aumento
se producirá generalmente por la retención de beneficios obtenidos en
el ejercicio de la actividad social y no repartidos a los accionistas por la
sociedad. Pero siendo, indudablemente, la acumulación de beneficios
de explotación, ordinarios (derivados de la normal gestión
empresarial) o extraordinarios (ajenos a la misma), retenidos y no
repartidos, la fuente típica y principal para la formación de reservas,
no son, sin embargo, el único origen de las mismas, pues pueden tener
también una procedencia distinta (primas de emisión, revalorización
de activos), debida a circunstancias coyunturales de carácter
extraordinario ajenas a la normal gestión empresarial, que determinan
también la constitución de una reserva383.
-303-
reside en el concepto de beneficio. Esta frecuente conceptuación por la
que se establece una vinculación entre reservas y beneficios sería
válida y, por tanto, admisible, si y sólo si, correlativamente, se utilizase
la idea de beneficio en sentido amplio, como todo excedente del activo
sobre el pasivo y el capital385.
definen las reservas como "des bénéfices qui sont mis de cote, ou en 'réserve', pour
etre affectés à une destination déterminée ou, tout simplement, conservés à la
disposition de la société, dans un dessein de prévoyance ou d´extension de l´affaire"
(JUGLART-IPPOLITO, op. cit., pág. 229).
385Se trata, en suma, de la discusión, frecuente en la doctrina italiana, de si el término
"beneficio del ejercicio" sirve para referirse a todo excedente patrimonial resultante
del balance que suponga un aumento del activo neto por encima del capital social,
que se registre al final del ejercicio, con independencia de su fuente de procedencia, o
si comprende sólo alguno de ellos, en concreto, los denominados "beneficios de
gestión," que son aquellos incrementos que derivan del ejercicio de la empresa,
negando tal calificación a otros aumentos del activo o plusvalías (prima por emisión
de nuevas acciones, que, en realidad, según algunos, serían aportaciones; plusvalías
derivadas de revalorizaciones económicas y monetarias, por ser revalorizaciones
meramente contables, o de venta de factores productivos; lucros ocasionales por
herencias, legados, donaciones, etc.).Cfr., al respecto, y por todos, CASTELLANO, G.,
Riserve e fondi nel bilancio d´esercizio, Milán, 1986, pág. 139-141, nota 25.
386LACOMBE, op. cit., pág. 52 y ss.
-304-
suma, olvidar que, como señala SANCHEZ CALERO387, no existe una
coincidencia entre el resultado del ejercicio y la variación de la situación neta,
porque puede existir un incremento de la situación neta, sin que exista
una suma distribuible a título de dividendo anual (así, p.ej., como ya
hemos señalado, puede aumentar la situación neta, no por el resultado
de explotación del ejercicio, sino por las primas obtenidas como
consecuencia de la emisión de acciones por encima de su valor nominal
indistribuibles bajo el anterior régimen legal, o por las plusvalías
obtenidas como consecuencia de la revaloración de activos, que
generan una reserva caracterizada por su total y absoluta
indistribuibilidad).
-305-
a.- En primer lugar, la inclusión de todo excedente del activo neto sobre el
capital social, proceda o no de beneficios en sentido estricto. Por ello, en
relación a cada partida susceptible de ser considerada como parte
integrante del pasivo interno en general, o susceptible de ser calificada
como reserva en particular, es necesario verificar si supone un
aumento del activo y de los capitales propios de que dispone la
sociedad, y, en concreto, un aumento del activo neto por encima del
capital social, generalmente, pero no necesariamente, como
consecuencia de la acumulación de beneficios obtenidos y no
repartidos por la sociedad.
-306-
reserva, al menos en sentido jurídico. Lo que nos lleva a la cuestión de la
constitución de las reservas.
391 Cfr., al respecto, GARRIGUES, Tratado de Derecho Mercantil, cit., I, 2, pág. 697;
RUBIO, op. cit., pág. 69; PIÑON, op. cit., pág. 53; ALONSO SOTO, op. cit., pág. 26-27.
392En efecto, la simple existencia de un aumento del activo neto que sobrepase la
cifra del capital social sólo demuestra, como señala ALONSO SOTO, que hay
beneficios, pero, no que éstos sean reservas (op. cit., pág. 27); en el mismo sentido,
GARRIGUES, Tratado, cit., pág. 696; y, también, LACOMBE, op. cit., pág. 5-25.
-307-
En todo caso, la reserva es al propio tiempo cifra de retención y
aumento patrimonial. Es decir, presenta una perspectiva activa y
pasiva. Como señala PIÑÓN, desde una perspectiva activa, las
reservas son todo aumento del activo neto por encima del capital
social: reservas como bienes del activo social. Desde una perspectiva
pasiva, son las cifras que se declaran en el pasivo del balance por
encima de la de capital.: cuentas del pasivo del balance, que actúan
como cifras de retención impidiendo que la sociedad reparta beneficios
mientras el valor de su patrimonio no cubra dichas partidas. Como
contrapartida, existen las cuentas del activo o fondos de reserva
(conjunto de valores efectivamente acumulados en el patrimonio
social. Todo ello, en suma, porque activo y pasivo son dos masas de
igual importancia indisolublemente ligadas, de forma que a todo
aumento del activo va ligado un aumento del pasivo393. No obstante,
debe ponerse de manifiesto el carácter abstracto de las partidas del
pasivo, en el sentido de que si necesitan un correspondiente en el
activo, es imposible determinar materialmente unos determinados
bienes precisos como la representación de la financiación394.
393En relación con el aspecto activo y pasivo de las reservas, cfr., LACOMBE, op. cit.,
pág. 52 y ss.
394Siendo las reservas una cuenta del pasivo no exigible representativa de un
excedente del activo neto sobre el capital social, es necesario que, como contrapartida,
exista en el activo, un montante igual de bienes y derechos. Sin embargo, una
cuestión problemática, que divide a la doctrina, es la que hace referencia a la
materialización de las reservas, esto es, si las mismas han de estar representadas o no
por unos elementos o bienes concretos y determinados, que presenten además unas
especiales características.
Frente a la opinión de quienes sostienen que, por exigencias de la función de
previsión que les es propia, las reservas deben estar representadas por bienes
determinados, perfectamente individualizados en el activo, ajenos a los valores de la
empresa, y a los riesgos de la misma, y caracterizados, incluso, por su fácil
realizabilidad, consideramos, siguiendo a PIÑON, op. cit., pág. 24 y pág. 42 y ss., que,
al igual que el capital, las reservas, en principio, no es necesario que estén
materializadas en el activo, ni que estén representadas por unos bienes indisponibles;
en efecto, si consideramos las cuentas de reservas, como la del capital social, no como
cifras materiales sino como líneas ideales trazadas en el activo social, cifras abstractas
de retención del activo, los bienes que las representan pueden aparecer de forma
indiscriminada diseminados en el activo social, como los del capital social e
interviniendo en la producción. Como señala PIÑÓN, ninguna partida del pasivo, ni
las reservas, ni el capital, ni las restantes cuentas, tienen una partida determinada en
el activo (incluso existen reservas que tienen como contrapartida una plusvalía del
conjunto de bienes sociales); cada una de estas tiene como contrapartida una fracción
del total de los activos
-308-
De forma que, para acabar con el concepto de reserva, puede
señalarse que, desde un punto de vista económico, representa la
existencia de un conjunto de bienes acumulados que vienen a
aumentar el patrimonio por encima de la cifra del capital social. Desde
una perspectiva técnico-jurídico, la reserva es una cuenta del pasivo
que representa un excedente del activo neto sobre el capital, reflejado
expresamente en el balance, con la adecuada denominación, y surgidas
en virtud del acuerdo constitutivo de las mismas adoptado por la
junta. Por ello, las reservas ocultas, aun cuando representan un
aumento del activo neto, no aparecen reflejadas en su existencia en el
balance, ni han sido constituidas por decisión de la junta competente,
sino simplemente por voluntad de los administradores.
-309-
recursos propios, de la distinción entre las denominadas reservas
propias e impropias, con terminología en sí misma contradictoria,
como señala GIRON395. En suma, se trata del problema, fundamental a
efectos de su incorporación a capital, de determinar cuáles son las
verdaderas reservas, pues es frecuente, en la práctica, que verdaderas
reservas no reciban tal denominación (caso de las primas de emisión),
así como también el supuesto, más peligroso para la sociedad, de que
se denominen reservas a cuentas que en realidad no son tales, con el
riesgo de aguamiento y de vulneración del principio de realidad del
capital social, en caso de que se procediese al traspaso a capital de esas
reservas ficticias (caso de la denominada reserva indisponible para
acciones propias)396.
-310-
Tomando como base este criterio, abordamos, a continuación, el
análisis particular de estas cuentas de naturaleza diversa a la de las
reservas en sentido propio y estricto. Para ello, hay que tener en
cuenta, de entrada, que se admite generalmente que no son reservas
sino pasivo real los fondos de amortización ni tampoco los fondos
destinados a hacer frente a deudas ya existentes a cargo del balance.
Estas partidas correctivas de valores del activo o deudas no
constituyen reservas (parte del denominado pasivo ficticio, interno o
no exigible) sino pasivo real. Sin embargo, la dificultad, y las
discrepancias de la doctrina, surgen en relación a algunas partidas que
pueden aparecer en el pasivo, más problemáticas por cuanto su
naturaleza de reserva o no, es confusa, o bien difícil de establecer, en la
medida que representan en parte reservas y en parte simples partidas
correctivas (amortizaciones anticipadas, reserva para acciones
propias).
A. Fondos de amortización.
-311-
acreedores como consecuencia de la progresiva reducción del
patrimonio)398.
-312-
contra, la constitución de las reservas depende, generalmente, de la
obtención de beneficios (resultante de la cuenta de resultados del
ejercicio y precisamente sólo tras la deducción de las amortizaciones)
por parte de la sociedad; se constituyen, pues, a partir de beneficios
netos. En tal supuesto es, generalmente, facultativa, salvo los supuestos
de prescripción legal al respecto (reserva legal).
Commerce: "Le compte de résultat récapitule les produits et les charges de l´exercise,
sans qu´il soit tenu compte de leur date d´encaissement ou de paiement. Il fait
apparaitre, par difference après déduction des amortissements et des provisions, le
bénéfice ou la perte de l´exercise". Las amortizaciones han de practicarse, pues,
incluso en ausencia de beneficio. Cfr., al respecto, JUGLART-IPPOLITO, op. cit., pág.
224-225.
401Junto a estas dos diferencias, que consideramos básicas y esenciales, PIÑÓN
señala, además, que, mientras las amortizaciones miran al pasado (son la constatación
de una depreciación), las reservas miran, en cambio, al futuro; asimismo, mientras la
amortización tiene como límite el valor contable del activo, las reservas no tienen
límite alguno (PIÑÓN, op. cit., pág. 57 y ss).
-313-
ello, en caso de proceder a su reparto, se puede distribuir en parte el
propio capital de la sociedad, incurriendo entonces en la distribución
de un dividendo ficticio402.
-314-
parcial, la naturaleza de reserva, en la medida en que su cuantía exceda
el valor real y efectivo de la depreciación).
-315-
simplemente la reconstrucción y mantenimiento inalterado de la cifra
del activo neto sino un aumento de aquella cifra.
407Así, en el primer sentido, PIÑON señala que, en la práctica, son muchas las
empresas que practican una política de amortizaciones exagerada cuya causa ha de
relacionarse con los motivos de creación de reservas ocultas; uno de los procedimientos
utilizados para ello es acortar el plazo de amortización, de forma que se consigue
tener completamente amortizado un bien cuando todavía conserva una parte de su
valor, que constituye entonces una reserva oculta (PIÑON, op. cit., pág. 60). Por
contra, CIOTOLA, basándose en la distinción entre reservas tácitas y ocultas
establecida por Vivante, considera que, en tal caso, estamos ante una reserva tácita o
no expresa que es aquella cuya existencia se desprende del balance, pero que no se
halla situada entre las reservas (frente a las reservas ocultas, que son aquellas que
creadas al margen del balance por los administradores, por lo que su existencia es
desconocida por los terceros e incluso por los propios accionistas) (CIOTOLA E., "Le
riserve nelle societá anonyme", Diritto e Prattica Commerciale, 1928, I, pág. 18 y ss., en
particular, pág. 29).
Por otra parte, se señala que, desde una perspectiva contable, el exceso de
amortización podría abonarse a la cuenta de Reservas por el hecho de que en
ejercicios anteriores se supone que ha habido un defecto de autofinanciación a causa
del exceso de amortización. Por contra, se considera discutible el llevar a resultados
dicho importe, pues implica un beneficio a favor de este ejercicio que representa
exceso de costes en periodos anteriores (ALVAREZ LOPEZ, Introducción a la
contabilidad, cit., pág. 222-228).
Asimismo, de forma general, en relación a la naturaleza de las amortizaciones
anticipadas, cfr., para el derecho francés, LACOMBE, op. cit., pág. 36; para el derecho
italiano, cfr., COSTA, op. cit., pág. 20 y ss.
-316-
B. Fondos de provisión408.
408El antiguo Plan General Contable de 1973 (aprobado por el Decreto 530/1973, de
22 de febrero) distinguía entre las previsiones o "retenciones de resultados con destino
específico a la cobertura de riesgos", y las provisiones, o "cobertura de gastos futuros
por reparaciones"; la doctrina consideraba que, mientras las "provisiones" eran
asignaciones de fondos para aplicar a una pérdida o gasto probable que ha de
producirse con casi absoluta seguridad, las "previsiones", por el contrario, habían de
constituirse para hacer frente a una pérdida o gasto eventual, previsible, en cierto
modo, pero cuya realización depende de factores problemáticos. Se planteaba,
entonces, el problema de la distinción entre las reservas y las previsiones, por su
común finalidad previsional; y, al respecto, la doctrina consideraba que, mientras las
reservas suponen un aumento del activo neto y se crean para cubrir futuras pérdidas
indeterminadas e imprevisibles, las previsiones, por contra, se constituyen para hacer
frente a pérdidas no sólo previsibles sino también probables. Cfr., al respecto,
PIÑÓN, op. cit., pág. 58 y ss.
En el nuevo Plan General Contable desaparece toda referencia a las cuentas de
previsiones contenidas anteriormente en el subgrupo 12, postura considerada lógica
por la doctrina contable, para la que las previsiones no eran más que beneficios no
repartidos, y, por tanto, asimilables a las reservas. Con el Plan General Contable de
1973 era lógico diferenciar las previsiones de las reservas. Consideran que es cierto
que las previsiones, por estar afectas a un riesgo concreto pero incierto, habían de
considerarse como cuentas de recursos propios. No obstante, si bien ambas
representaban cuentas de neto por ser beneficios no repartidos, la única diferencia
entre reservas y previsiones era de carácter fiscal, pues las previsiones no formaban
parte de la base imponible del Impuesto de Sociedades, mientras que la parte de
beneficios que se llevaba a reservas, sí tributaba por dicho impuesto. En la actualidad,
al no ser deducibles las previsiones, parece adecuada la postura del nuevo Plan
suprimiendo este subgrupo de cuentas. Por tanto, se considera que la desaparición de
las previsiones es una lógica consecuencia de su no deducibilidad a efectos fiscales.
Cfr., al respecto, AMADOR FERNANDEZ, S., y CARAZO GONZALEZ, I., Nuevo plan
general de contabilidad, Madrid, 1990, pág. 41; FERNANDEZ DEL POZO, "Los recursos
propios como problema", cit., pág. 670-671.
409La doctrina contable distingue entre provisiones de activo y provisiones de pasivo
según el lugar del balance en que se ubiquen. Las primeras sirven para corregir un
valor concreto del activo, situándose en el activo del balance con signo menos,
disminuyendo el saldo de la cuenta que pretenden corregir (entre ellas se incluyen las
provisiones de tráfico, que incluyen las provisiones por depreciación de existencias y
las provisiones por insolvencias de clientes y deudores; las provisiones de
inmovilizado, y las provisiones financieras). Por contra, las segundas son aquellas
que cubren un riesgo no vinculado directamente a ningún activo, situándose en el
pasivo del balance, debidamente diferenciadas de los recursos propios. Son las
provisiones para riesgos y para gastos.
-317-
cubrir gastos originados en el mismo ejercicio o en otro anterior,
pérdidas o deudas que estén claramente especificadas en cuanto a su
naturaleza, pero que, en la fecha de cierre del balance, sean probables o
ciertos y estén indeterminados en cuanto a su importe o en cuanto a la
fecha en que se producirán". Se trata, por tanto, de aquellas cuentas
que tienen por objeto cubrir gastos, pérdidas o deudas del ejercicio,
sean probables o ciertas, pero indeterminadas en cuanto a su importe
exacto o en cuanto a la fecha en que se producirán. El art. 179 TRLSA
desglosa, a su vez, el contenido de las "Provisiones para riesgos y
gastos", especificando que incluirá provisiones para pensiones y
obligaciones similares, provisiones para impuestos, y otras
provisiones.
410Seguramente se debe a que son provisiones que tienen por objeto cubrir cubrir
gastos que, normalmente, no se satisfarán en un plazo superior al año, ya que en caso
contrario, deberán figurar en el subgrupo 49 o 59, según se trate de operaciones de
tráfico o ajenas al tráfico.
411Cfr., extensamente, para cada una de ellas, VACAS GUERRERO, C., Curso básico de
contabilidad financiera, Madrid, 1991, pág. 356. En especial, debe señalarse que
constituye una importante innovación la consideración del Fondo de Reversión como
una provisión, en lugar de su tratamiento como reserva, tal y como hacía el Plan de
1973, así como aquellos planes sectoriales que desarrollan el contenido de esta cuenta,
como puede ser el de autopistas de peaje o el de empresas del subsector eléctrico. La
solución es considerada satisfactoria por la doctrina, que considera que no se trata de
recursos propios sino de una cuenta compensadora del activo revertible, es decir, un
fondo que permitirá la recuperación de la inversión realizada en unos bienes que, al
cabo de cierto tiempo, deben pasar a ser propiedad de un ente público.
-318-
ahorro para hacer frente a un pasivo probable412. Sin embargo, aunque
es cierto que puede existir alguna aparente similitud entre entre ambas
partidas, no es menos cierta la existencia de importantes diferencias.
-319-
pérdida sea definitiva, en la medida que los hechos esperados vayan
ocurriendo, se convierten en obligaciones de pago, es decir, auténticos
pasivos. En cambio, en caso de que el riesgo no se realice y por tanto
no exista pérdida, habrá devenido una reserva414.
-320-
Dentro de esta clase de negocios, la adquisición por la sociedad de
sus propias acciones (o la realizada por una sociedad filial de acciones
de su sociedad dominante, que se asimila a aquella) es la operación a la
que la ley dedica un mayor número de preceptos, que, como veremos,
actúan a modo de normativa general a la que, con frecuencia, remite la
regulación de las otras operaciones.
SANCHEZ GONZALEZ, J. C., "La acción como título y como valor mobiliario
negociable. La transmisión de acciones", Las sociedades de capital conforme a la nueva
legislación, (dirigida por V.M. Garrido de Palma), 2ª edición, Madrid, 1990, pág. 353 y
ss.; y, asimismo, de forma específica, PAZ-ARES, C., "Negocios sobre las propias
acciones", La Reforma del Derecho español de Sociedades de Capital (coordinado por A.
Ureba, J. M. Chico Ortiz, y F. Lucas Fernández), Madrid, 1987, pág. 473 a 630, en
especial, pág. 513 a 515 y 560; VICENT CHULIA, F., "El régimen de las acciones en el
Proyecto de Ley de reforma", El nuevo derecho de las sociedades de capital, (dirigido por
I. Quintana Carlo), Madrid, 1989, pág. 114 y ss.; BLANCO CAMPAÑA, J., "La
adquisición por la sociedad de sus propias acciones", Revista de Derecho Bancario y
Bursátil, nº 2, 1981, pág. 221 y ss.; DUQUE, J. F., "El derecho de las empresas
vinculadas en la legislación española (especialmente en la Ley de Reforma Parcial y
de Adaptación a las Directivas Comunitarias en materia de Sociedades y en la Ley del
Mercado de Valores)", Revista de Derecho Bancario y Bursátil, 1989, pág. 465 y ss.;
VELASCO SAN PEDRO, L. A.,"La prohibición de que las sociedades presten con la
garantía de las acciones emitidas por ellas mismas", Revista de Derecho Bancario y
Bursátil, nº 19, 1985, pág. 577 y ss.; ZURITA Y SAENZ DE NAVARRETE, J., "La
adquisición por la sociedad de sus propias acciones", La reforma de la Ley de
SociedadesAnónimas (dirigida por A. Rojo), Madrid, 1987, pág. 123 y ss.; NIETO
CAROL, U., "Nuevo régimen legal de la acción como objeto de negocios jurídicos",
Actualidad Civil, nº 42, 1989, pág. 3261; SANCHEZ CALERO GUILARTE, J., "Las
participaciones recíprocas en la LSA", Revista de Derecho Bancario y Bursátil, nº 39,
1990, pág. 487; MALDONADO, J. M., "Las autocarteras en el nuevo régimen legal",
Derecho de los Negocios, año 1, nº O, pág. 3 y ss.; MULLERAT, R., "La asistencia
financiera para la adquisición de acciones propias. La Directiva de la CEE, el derecho
español y el derecho inglés", Derecho de los Negocios, año 2, nº 12, pág. 10 y ss. Para el
derecho comunitario y el derecho comparado, cfr., FORTUNATO, S., "Acquisto di
azioni propie: finanziamento e contabilizzazione", La seconda direttiva CEE in materia
societaria (a cargo de L. Buttaro y A. Patroni Griffi), Milán, 1984, pág. 309 y ss.,
GIORFIO, L., "Sottoscripzione di azione propie", La seconda direttiva CEE in materia
societaria (a cargo de L. Buttaro y A. Patroni Griffi), Milán, 1984, pág. 262;
SABATELLI E., "Acquisto di azione propie da parte della società emitente", La seconda
direttiva CEE in materia societaria (a cargo de L. Buttaro y A. Patroni Griffi), Milán,
1984, pág. 276 y ss.; ANTONUCCI, A., "Acquisto di azioni propie: dall´invalidità del
contratto all´obbligo di alienazione", La seconda direttiva CEE in materia societaria (a
cargo de L. Buttaro y A. Patroni Griffi), Milán, 1984, pág. 398 y ss.; FORTUNATO, S.,
"Anticipazioni, prestiti o garanzie per l´acquisto di azioni propie", La seconda direttiva
CEE in materia societaria (a cargo de L. Buttaro y A. Patroni Griffi), Milán, 1984, pág.
796 y ss.; FORTUNATO, S., "Accettazione in garantia di azioni propie", La seconda
direttiva CEE in materia societaria (a cargo de L. Buttaro y A. Patroni Griffi), Milán,
1984, pág. 461 y ss.; y MERLE, op. cit., pág. 246 a 251.
-321-
De entrada, aunque sabido, es conveniente recordar que, frente al
principio general de prohibición de adquisición por la sociedad de sus
propias acciones, salvo algunas excepciones, característico de la
normativa anterior, la nueva Ley de Sociedades Anónimas,
incorporando los principios del derecho comunitario, establece, por
una parte, la prohibición de la adquisición originaria o suscripción de
acciones propias y de la sociedad dominante (art. 74 TRLSA; art. 18
Segunda Directiva). Y, por otra parte, una regulación permisiva de la
adquisición derivativa (y otros negocios que implican riesgos
similares) de las acciones propias y de la sociedad dominante, con
sujeción al cumplimento de ciertas condiciones y al respeto de ciertos
límites, establecidos en el art. 75 TRLSA, que incorpora al derecho
español el art. 19 de la Segunda Directiva de la CEE, sin perjuicio de la
existencia de supuestos excepcionales de libre adquisición.
-322-
No obstante, pese a su expresa calificación legal como reserva, tanto
por parte del legislador español como del legislador comunitario, se
plantea el problema de la naturaleza de esta partida del activo relativa
a las acciones propias. Y al respecto, anticipamos que, siguiendo a la
doctrina más autorizada, entendemos que no nos hallamos realmente
ante una verdadera reserva, representativa de un excedente del activo
neto sobre el capital social, sino ante una simple cifra correctiva de una
partida ficticia del activo.
417En la elaboración del Plan General Contable, y los modelos de cuentas anuales, la
autocartera ha sido objeto de un tratamiento especial para que las empresas puedan
cumplir lo establecido en la Ley de sociedades anónimas. Así, en el activo del balance
figurarán como partida separada, en el aptdo. V, de la agrupación B -Inmovilizado, o
en el aptdo. V, de la agrupación D -Activo circulante, según los casos, las acciones
propias a corto plazo. En el pasivo del balance, en el aptdo. IV - Reservas, constará la
-323-
Sin embargo, entendemos que la simple calificación o denominación
de esta partida no puede considerarse decisiva a efectos de determinar
su naturaleza. En realidad, el análisis del origen y finalidad de la
denominada reserva para acciones propias, así como de los efectos de
la adquisición y de la tenencia de acciones propias ponen de manifiesto
que no es esa su verdadera naturaleza.
-324-
reduzca por esta vía quorums y mayorías, incrementando de forma
artificial su influencia en la toma de decisiones sociales (art. 79-2º
TRLSA); en cambio, los derechos económicos se atribuirán
proporcionalmente al resto de acciones, excepto el derecho de
asignación gratuita de acciones419.
-325-
también Valores mobiliarios, en el aptdo. IV, según el art. 177.3º). Y el
nuevo Plan General de Contabilidad, en el modelo de balance, coloca
las acciones propias en dos epígrafes diferentes, según que sean
adquiridas con carácter de inmovilizado, en cuyo caso figurarían en el
epígrafe BV del activo, o como inversión temporal que aparecen en el
epígrafe DV también del activo, pero, en este caso, dentro del
circulante en lugar de aparecer como inmovilizado420.
-326-
sociedad emitente, resulta que son representativas del mismo
patrimonio del que después han venido a formar parte. En
consecuencia, a diferencia de otros bienes de segundo grado poseídos
por la sociedad, pero representativos de patrimonios de otras
sociedades, el incremento que de las acciones propias se deriva es sólo
ficticio, porque "al valor de la cuota ideal del patrimonio por ellas
representada y que ya forma parte de éste, acabaría por juntarse el
valor del título, que no es otro que el valor de la cuota ya presente".
-327-
partida a la que califica como "reserva indisponible", equivalente al
importe de las acciones propias o de la sociedad dominante
computado en el Activo, en tanto no sean anuladas o enajenadas,
impuesta por el art. 79.3 TRLSA, como exige el art. 22.1 b) de la
Segunda Directiva. Sin embargo, en relación a la naturaleza de esta
cuenta, pese a los argumentos en sentido contrario que proporciona la
expresión literal del legislador comunitario y español, consideramos,
como ya hemos anticipado, y siguiendo a la doctrina predominante,
que esta "reserva indisponible" no es tal reserva423, siendo argumento
decisivo al respecto el proporcionado por la finalidad de la partida.
423La consideración como simple "cifra de corrección" que anula una partida del
activo, defendida por la doctrina italiana y alemana, es sostenida en el derecho
español, entre otros, por GALAN CORONA, "Las cuentas anuales y su verificación:
aspectos jurídicos", cit., pág. 268-269, el cual, en relación a la partida de Reservas para
acciones propias prevista en el Proyecto de Ley de Sociedades Anónimas señalaba
que es dudosamente una reserva, o cuando menos, se trata de una reserva de corte
totalmente diferente, ya que su único objetivo es contrabalancear la mención de las
acciones propias que figuren en el activo, evitando la disposición de valores en base a
una mención del activo cuyo valor patrimonial está "aguado"; igualmente VICENT
CHULIA, "El régimen de las acciones en el Proyecto de Ley de reforma", cit., pág.
100-101, tras examinar el contenido del Proyecto de Ley, proclamaba la necesidad de
que la futura ley española expresara claramente que se trata de "una mera cifra de
corrección"; en la actualidad, vigente la nueva Ley de Sociedades anónimas, el mismo
autor califica a la reserva indisponibles para acciones como una "reserva impropia"
(Compendio, cit., pág. 547); igualmente, PAZ ARES, "Negocios sobre las propias
acciones", cit., pág. 429 y ss.; MASSAGUER, op. cit., pág. 115-118; y, también,
GARCIA VILLAVERDE, R., "Adquisición y aceptación en garantía por la sociedad de
las propias acciones", Derecho de sociedades anónimas (estudios coordinados por A.
Alonso Ureba, J. Duque Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F.
Sánchez Calero), tomo II, Capital y acciones, volumen 2º, Madrid, 1994, pág. 1370, el
cual señala que este asiento, que se hace como contrapartida de otro, recibe el
impropio nombre de "reserva", pensando más en la indisponibilidad de cantidades
que en otra cosa. En relación al derecho comunitario, cfr. CASTELLANO, op. cit., pág.
133, donde niega la condición de reservas a la calificada como reserva indisponible
por las acciones propias, y, en especial, FORTUNATO, "Acquisto di azioni propie:
finanziamento e contabilizzazione", cit., pág. 309 y ss.
Sin embargo, en contra de esta calificación de la "reserva" para acciones propias como
partida rectificativa del activo -basada en la premisa de que las acciones propias
como bienes de segundo grado, no tienen, desde su adquisición por la sociedad,
ningún valor, en la medida que su valor depende (y es un reflejo) del valor del neto-,
existen quienes sostienen que estamos ante una propia y verdadera reserva que es
parte del neto patrimonial, en cuanto deriva de una acumulación de beneficios y
reservas disponibles que no varían su naturaleza a causa de la adquisición de
acciones propias, operación que debe considerarse como una normal inversión de
tales fondos en unos bienes (las acciones) que no tienen un valor cero, sino que tienen
un valor económico propio (el valor de venta, que sólo indirectamente está ligado al
patrimonio social), que varía en función de la evolución de la sociedad y del
incremento o disminución del patrimonio de la misma. En este sentido, como
-328-
Como hemos señalado, la finalidad de la regulación de la
adquisición de acciones propias es impedir el aguamiento del capital
mediante la suscripción, adquisición u otros negocios sobre acciones
propias, con cargo a recursos propios de la sociedad, es decir, sin que
ingrese desde el exterior una efectiva aportación patrimonial. En el
caso de compra de acciones propias, la sociedad utiliza una alícuota
del patrimonio. Sin embargo, las acciones propias adquiridas no
suponen un aumento patrimonial sino un aumento ficticio (o como
mucho, potencial) porque representan una parte del patrimonio de la
propia sociedad. Por ello, si se incluyen en el activo (de forma
facultativa en la II Directiva, pero ya obligatoria en la IV Directiva) es
necesario crear una partida en el pasivo que impida la utilización de la
parte correspondiente a esas acciones propias. Porque realmente tal
parte no existe, y, por tanto, su utilización (a efectos de una eventual
distribución o de un aumento de capital), supondría un aguamiento
del patrimonio social.
-329-
pasivo del balance. Es por ello, precisamente, que PAZ ARES propuso
que el legislador utilizase el término "fondo", que tendría la naturaleza
de mero asiento de rectificación del activo, por lo que las acciones
propias quedarían excluidas del patrimonio neto de la sociedad425.
425PAZ ARES, "Negocios sobre las propias acciones", cit., pág. 557-559.
426Cfr., al respecto, VICENT CHULIA, op. cit., pág. 448 y 712; FORTUNATO,
"Acquisto di azioni propie: finanziamento e contabilizzazione", cit., pág. 336. En todo
caso no esta la única consecuencia que se deriva de su naturaleza. Así, p.ej.,
-330-
Todo ello sin perjuicio de que, en primer lugar, en caso de
constitución de la reserva de forma previa y provisional a la
adquisición, estemos ante una verdadera y propia reserva disponible,
que sólo sufrirá un cambio o mutación en su naturaleza en la medida
en que se realice la adquisición prevista y en proporción a la misma. Y
sin perjuicio, también, en segundo lugar, de su conversión en
verdadera reserva en caso de enajenación o amortización de las
acciones; en tal supuesto la denominada reserva indisponible deviene
verdadera reserva, en cuanto representará, ahora sí, un excedente del
activo neto. Porque si la creación de la denominada reserva para
acciones desactiva a las acciones propias a efectos de la estructura
financiera de la sociedad, la enajenación o amortización de esas
acciones determina la conversión de aquella partida meramente
correctiva de un activo ficticio en un verdadero excedente del activo
neto generado por el importe obtenido por la enajenación de
aquellas427. Es decir, una vez de nuevo en circulación, esas acciones
-331-
reasumen su valor representativo del patrimonio social bajo el perfil
económico. Por tanto, desde la perspectiva de la sociedad, un
incremento cierto y real del patrimonio social sólo se producirá cuando
la sociedad enajene a terceros las propias acciones, sustituyendo a estas
últimas bienes valorables en el balance (bienes cuya característica
mínima y suficiente, como señala ANTONUCCI, es que no se trate de
bienes representativos de su capital social)428. Entretanto, el valor
inscrito en el activo de esas acciones propias es un incremento esperado
del patrimonio, que como tal, no sólo no es distribuible, sino tampoco
-332-
destinable a reservas, y también del todo inutilizable en sede de
determinación del resultado del ejercicio hasta que no se traduzca en
un aumento realizado (realización del valor de mercado que las
acciones conservan en el fase de detención por la sociedad).
429Cfr., expresamente, PAZ-ARES, "Negocios sobre las propias acciones", cit., pág.
558, y VICENT CHULIÁ, op. cit., pág. 711, los cuales excluyen expresamente la
posibilidad de capitalización de la denominada "reserva para acciones propias". En el
mismo sentido, SOLIMENA, aun sosteniendo su naturaleza de verdadera reserva,
excluye también su utilización a efectos de aumento de capital, dado su régimen de
absoluta indisponibilidad (SOLIMENA, op. cit., pág. 70-71 y 77). Por parte,
SANCHEZ GONZÁLEZ, sin pronunciarse expresamente respecto a la naturaleza
jurídica de esta partida, excluye también su traspaso al capital social (SANCHEZ
GONZÁLEZ, op. cit., pág. 380).
-333-
para hacer frente a tal riesgo patrimonial. De ahí que abordemos a
continuación el estudio de las mismas
Pese a que la remisión del art. 80-1 TRLSA se realiza sin matización
alguna (a diferencia del art. 80-3 TRLSA que especifica "en cuanto sea
compatible" con esos negocios jurídicos), es también necesaria una
adaptación en este supuesto. En concreto, por lo que hace referencia a
la reserva indisponible debe interpretarse en el sentido de que deberá
constituirse la reserva indisponible, por el valor del crédito de la sociedad
anotado en el activo del balance, ya que las acciones siguen en propiedad del
accionista deudor (reserva indisponible por el importe de los créditos
garantizados) (aplicación analógica del art. 81-3).
-334-
tales operaciones "deberán cumplir el requisito a que se refiere el
número 3º del artículo 75", por lo que también deberá en este supuesto
la sociedad constituir una reserva indisponible por el importe, en este caso,
de los créditos garantizados.
431Cfr., al respecto, en general, VICENT CHULIA, op. cit., pág. 549; LOJENDIO
OSBORNE, op. cit., pág. 238; PAZ-ARES, "Negocios sobre las propias acciones", cit.,
pág. 598-607; URIA, op. cit., pág. 280-281; SANCHEZ CALERO, op. cit., pág. 223;
FLORES DOÑA, M.S., "Asistencia financiera para la adquisición de acciones propias",
Derecho de sociedades anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque
Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo II,
Capital y acciones, volumen 2º, Madrid, 1994, pág. 1383 y ss.
-335-
reserva las mismas consideraciones que las realizadas en relación a la
reserva para acciones propias432.
432Cfr., al respecto, PAZ-ARES, "Negocios sobre las propias acciones", cit., pág. 603-
606; VICENT CHULIA, op. cit., pág. 550-551; por su parte, FLORES DOÑA,
"Asistencia financiera para la adquisición de acciones propias", cit., pág. 1415,
considera innecesaria la constitución de una reserva en el pasivo del balance
equivalente al importe de los créditos anotados en el activo, exigida en el art. 81.3
TRLSA como fórmula de cubrir los riesgos asumidos con la operación, porque la
incidencia de tal operación en la cifra de capital se impide al exigirse la realización de
la "asistencia financiera" con cargo a "beneficios libres".
433Cfr., al respecto, en general, VICENT CHULIA, op. cit., pág. 551; PAZ-ARES,
"Negocios sobre las propias acciones", cit., pág. 607-619; LOJENDIO OSBORNE, op.
cit., pág. 238; URIA, op. cit., pág. 281-286; SANCHEZ CALERO, op. cit., pág. 224;
SANCHEZ-CALERO GUILARTE, J., "Las participaciones recíprocas en la LSA", cit.,
pág. 487 y ss., en concreto, pág. 533 y ss.; ALONSO UREBA, A., "Participaciones
recíprocas: ámbito objetivo y subjetivo de la disciplina", Derecho de sociedades anónimas
(estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque Domínguez, G. Esteban
Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo II, Capital y acciones,
volumen 2º, Madrid, 1994, pág. 1425 y ss.
-336-
respecto de la otra una participación superior al 10 por ciento del
capital social de la sociedad participada434. Para facilitar el
cumplimiento de la normativa legal sobre participaciones recíprocas, el
art. 86 establece que la sociedad que por sí misma o por medio de una
filial llegue a poseer más del 10 por ciento del capital de otra deberá
notificárselo de inmediato (caso de participación unilateral o simple).
En caso de que se incurra en participaciones recíprocas que superen los
límites del art. 82 TRLSA (10%), surge en cabeza de la primera
sociedad que haya recibido la notificación la obligación de reducir su
participación en la otra al 10 por ciento, en el plazo de un año, todo ello
de conformidad con las normas del art. 83.1 TRLSA, quedando, entre
tanto, en suspenso el derecho de voto correspondiente a las
participaciones excedentes.
-337-
no sólo que ha de considerarse también, como la denominada reserva
para acciones propias, como indisponible, pese al vacío legal en orden
al régimen de disponibilidad de la misma; sino también que, como
aquella, sólo en sentido impropio puede denominarse reserva. En este
sentido, ha de señalarse que, como es sabido, en la empresas
recíprocamente participadas existe un riesgo importante en relación a
la función de garantía propia del capital social. Como señala
SANCHEZ-CALERO GUILARTE, el hecho de que dos sociedades
sean, recíproca y simultáneamente, accionistas una de otra, significa
que el patrimonio social pasa a estar constituido, en parte, por acciones
de una sociedad que, a su vez, es accionista de la primera; esta
situación puede suponer una devolución encubierta a los accionistas de
sus aportaciones, con el consiguiente debilitamiento del patrimonio de
la sociedad. Esta incidencia patrimonial negativa de las participaciones
recíprocas consiste, pues, en que una parte de la cifra recogida como
capital social no está respaldada por una efectiva aportación
patrimonial que, o bien que no se realizó o, una vez efectuada, fue
restituida al accionista. Por tanto, las participaciones recíprocas, como
las acciones propias, y sin obviar las diferencias existentes entre ambos
supuestos, suponen la posibilidad de "subversión de la técnica del
capital social", por cuanto suponen un riesgo para la garantía
representada por el mismo. Sus riesgos son análogos a los de las
acciones propias: pueden producir la dilución del patrimonio social,
puesto que éste estará formado, mediatamente, por acciones propias, y,
por tanto, parcialmente, carecerá del respaldo de auténticos valores
patrimoniales435.
Por ello, esta reserva que el art. 84 TRLSA exige constituir en caso de
participaciones recíprocas, puede asimilarse a la reserva para acciones
propias; por tanto, se trata también de una reserva impropia, que no
forma parte del activo neto, constituyendo, más bien, una cifra de
corrección436. Esta reserva por participaciones recíprocas no ha sido
recogida expresamente en el art. 178 TRLSA, en el desglose del pasivo,
pero entendemos que puede reconducirse, si acaso, al grupo "otras
-338-
reservas", del apartado IV, "Reservas", del apartado A) del pasivo,
donde deberá aparecer de forma separada respecto a otras reservas de
naturaleza diversa (art. 175 y 178 TRLSA).
A. Por su origen.
Por una parte, el criterio del origen formal de las reservas se basa en
el fundamento obligatorio o simplemente voluntario de la constitución
de las reservas. Por ellos, conforme al mismo, puede hablarse de
reservas obligatorias, reservas voluntarias y reservas mixtas.
437Para la clasificación de las reservas entre la doctrina española, cfr.,, por todos,
PIÑON, op. cit., pág. 66 y ss. Asimismo, en el derecho italiano, cfr., CERA, Il
passaggio..., cit., pág. 100, nota 32, el cual clasifica las reservas por su fundamento
obligatorio o no (reservas legales, estatutarias o voluntarias, art. 2424 del Codice civile),
y por la disciplina sobre su disposición (reservas disponibles o indisponibles, para el
particular destino a que se refieren los artículos que las regulan, art. 2357, 2358, etc.);
en el derecho francés, cfr., JUGLART-IPPOLITO, op. cit., pág. 230 y ss.
-339-
Anónimas, por leyes especiales, en función de la concreta actividad de
la sociedad)438.
-340-
Finalmente, en tercer lugar, cabe hablar de reservas mixtas, categoría
dentro de la que incluimos las reservas de regularización, en la medida
que no son obligatorias pero tampoco absolutamente voluntarias:
como señala PIÑÓN, las sociedades son libres de regularizar o no, pero
en caso de hacerlo deberán seguir necesariamente las disposiciones
legales dictadas a tal efecto441.
Por otra parte, frente al criterio del origen formal de las reservas,
basado en su fundamento obligatorio o voluntario, las mismas pueden
clasificarse, también, en atención a su origen material o procedencia.
Este criterio de clasificación tiene su fundamento en el hecho, puesto
ya de relieve al establecer el concepto de reserva, de que las mismas no
necesariamente se constituyen con beneficios del ejercicio, sino que
pueden tener un origen bien distinto (primas de emisión, plusvalías,
etc.). Por ello, frente a la definición frecuente de las reservas como
beneficios acumulados (a la que parece subyacer un entendimiento
estricto del beneficio como beneficio de explotación), hemos adaptado
un concepto amplio y residual de estas como todo excedente del activo
neto sobre el capital social, sea cual sea su origen o procedencia.
441En cambio, frente a la postura aquí adoptada, como ya hemos anticipado líneas
atrás, VICENT CHULIA considera la reserva de revalorización como una reserva
obligatoria (VICENT CHULIA,op. cit., pág. 709). Con ello se evidencian las
dificultades de clasificación de esta reserva, que podría incluirse entre las voluntarias,
puesto que son los accionistas, en definitiva, quienes libremente deciden su
constitución, pero deben hacerlo respetando el porcentaje de dotación y,
eventualmente, el destino de las mismas, fijados ambos por el legislador, para poder
gozar de las ventajas fiscales (PIÑON, op. cit., pág. 67-72).
442 Es cierto, como acabamos de señalar, que la clasificación de las reservas en
atención a su origen material no tiene, a diferencia de la anterior, un fundamento
legal expreso en la Ley de sociedades anónimas sino que es una elaboración de la
doctrina. Sin embargo, la estructura del balance en la nueva Ley de Sociedades
parece recoger implícitamente esta distinción al situar, tras el capital social, la prima
de emisión de acciones y la reserva de revalorización (ambas reservas de capital), de
-341-
cualquier caso, desde esta perspectiva, cabe distinguir entre reservas
de beneficios y reservas de capital.
-342-
beneficios obtenidos durante esa situación de titularidad, en función de
que se trate de reservas clásicas, procedentes de beneficios, o no; así, en
las reglas de liquidación del usufructo, el art. 68.1 TRLSA atribuye al
usufructuario el derecho a exigir del nudo propietario "el incremento
de valor experimentado por las acciones usufructuadas que
corresponda a los beneficios propios de la explotación de la sociedad
integrados durante el usufructo en las reservas expresas que figuren en
el balance de la sociedad, cualquiera que sea la naturaleza o
denominación de las mismas", con lo que parece referirse únicamente a
las reservas clásicas de beneficios ordinarios.
B. Por su destino
Por contra, las reservas especiales son aquellas que se constituyen con
una finalidad predeterminada. Esta predeterminación del fin
constituye para los accionistas que sufren el sacrificio de renuncia de
los dividendos una garantía de que tales fondos serán utilizados para
aquello para lo que fueron constituidos443.
C. Por su manifestación.
-343-
deduce de la contabilidad social, y las denominadas reservas "ocultas o
tácitas", que, por contra, no aparecen en la documentación contable,
por lo que no puede saberse si existen ni dónde se hallan444.
-344-
Por tanto, desde esta perspectiva, las reservas ocultas no sólo son útiles
sino incluso necesarias446.
-345-
1.1.4. Utilización de las reservas.
-346-
implícitamente la eventualidad de su desaparición como característica
inherente a las mismas450.
450Como señala LACOMBE, no es normal que las reservas tengan una existencia
indefinida: pueden ser temporales, y desaparecer, o bien pueden subsistir de una
manera estable (LACOMBE, op. cit., pág. 171). En este segundo caso, precisamente, la
subsistencia estable de un excesivo montante de reservas, puede producir, en
ocasiones, como vimos en el capítulo primero, tales inconvenientes para la sociedad
que se haga necesaria su desaparición a través de la incorporación definitiva de las
mismas al capital social.
451En efecto, como es sabido, en caso de distribución de las reservas entre los
accionistas, esta utilización implica la desaparición de la reserva y de la parte
correspondiente del pasivo interno, en tanto que cesa el mantenimiento de la reserva
(definida como la parte de los capitales propios a disposición de la sociedad) en el
patrimonio social. En cambio, la capitalización de reservas nos sitúa ante un modo de
desaparición de las mismas que es independiente de toda disminución del pasivo
interno; el traspaso de una cuenta de reserva a otra de capital entraña la desaparición
de la primera, sin disminución del pasivo interno.
-347-
cobertura de pérdidas como primera hipótesis de utilización de las
mismas en una sociedad anónima.
452En concreto, según VICENT CHULIA, las pérdidas deben ser absorbidas, de
forma escalonada, con cargo a: 1) provisiones creadas a tal efecto; 2) remanente a
cuenta nueva; 3) reservas voluntarias; 4) reservas estatutarias para fines generales; 5)
reserva legal y 6) reservas estatutarias para fines especiales (VICENT CHULIA, op.
cit., t. II, pág. 729). Por contra, según COSTA, las pérdidas incidirán primero sobre las
reservas facultativas, después las estatutarias y finalmente la reserva legal (COSTA,
op. cit., pág. 68).
-348-
subsistencia de un excesivo volumen de reservas, y también, al menos
aparentemente, el interés de los accionistas, en virtud del ya analizado,
y no siempre fundamentado, "efecto psicológico" de la atribución de
acciones gratuitas, que debe ser valorado en sus justos términos453.
-349-
suponen, en realidad, una deuda o una rectificación de valores
patrimoniales ya existentes en el patrimonio social.
-350-
examinadas. Si estas dos últimas clases de reservas no ofrecen duda
alguna por lo que hace referencia a su contenido y extensión, por
tratarse de dos clases de reservas perfectamente individualizadas, no
ocurre lo mismo con la expresión "reservas disponibles", que ofrece un
carácter genérico que hace necesario delimitar qué concretas reservas
son las que tienen cabida en la misma. Para ello es necesario dotar de
sentido al término "disponibles" con el que el legislador califica a esta
categoría de reservas que pueden traspasarse a capital.
-351-
Es cierto, en efecto, que la expresión "reservas disponibles" fue ya
utilizada por el legislador en nuestro texto societario anterior. De
forma que ya durante la vigencia de la hoy derogada Ley de 1951 se
planteaba la necesidad de interpretar una expresión similar, idéntica
en sus términos literales, pero distinta, como veremos, por su ubicación
sistemática y su contexto. En efecto, en virtud del art. 88 se establecía
que podían transformarse en acciones tanto las reservas como las
plusvalías del patrimonio; no obstante, el art. 94.1º establecía que el
aumento de capital debía realizarse sólo "con cargo a las reservas
disponibles de la sociedad". Ante tal expresión, parte de la doctrina
entendió que no podía capitalizarse la reserva legal, cuya finalidad
exclusiva era la establecida en el art. 106: cobertura del saldo deudor
de la cuenta de pérdidas y ganancias456. Por contra, algunos autores
sostuvieron que cuando el legislador hablaba de "reservas disponibles"
se refería a todas aquellas que, habiendo sido retenidas por la
sociedad, aparecían reflejadas en su balance (frente a las reservas
ocultas, que no se manifestaban en el mismo); comprendiendo, por
consiguiente, tanto a las voluntarias como a la obligatoria; interpretación
forzada pero que resultaba obligada, bajo la vigencia de la Ley
anterior, si no quería excluirse la transformación en capital de la
reserva legal457.
209, 217-218, y pág. 229). Igualmente será distinto el uso de esa expresión en el art.
194.3 TRLSA, en cuya sede habrá de considerarse reserva disponible a efectos de
cobertura del importe pendiente de amortización de los activos inmovilizados
contemplados en el art. 194.1 y 194.2 TRLSA cualquier partida del pasivo ideal o
interno del balance, distinta de la reserva legal del art. 214 TRLSA, bajo la que
subyazcan beneficios no distribuidos y distribuibles, cualquiera que sea la
denominación de la partida (reserva voluntaria, facultativa, estatutaria, etc.).
456GARRIGUES, en GARRIGUES-URIA, op. cit., pág. 298-300; GIRON, Derecho de
sociedades anónimas, cit., pág. 503; BERGAMO, op. cit., tomo II, pág. 631; VELASCO
ALONSO, La Ley de Sociedades Anónimas, cit., pág. 436.
457PIÑON, op. cit., pág. 314; DE LA CÁMARA, Estudios, cit., 1ª parte, vol. II, pág. 129.
-352-
En primer lugar, porque, aun cuando es evidente que las reservas
incorporadas al capital social habrán de ser reservas expresas, inscritas
en el balance, tal requisito se deduce no del art.157.1 TRLSA sino
claramente del art 157.2 TRLSA que establece de forma novedosa la
exigencia de un balance como base de la operación de incorporación de
reservas al capital. La razón de tal exigencia es lógica: del balance
(ordinario o extraordinario) resulta la naturaleza de la reserva, su
eventual aplicación específica, y por tanto su disponibilidad, en este
caso, a efectos de su capitalización. Es por ello que las reservas ocultas,
constituidas por los administradores, al margen del balance, no son
jurídicamente relevantes a estos efectos: no pueden utilizarse para ser
transformadas en capital social (todo ello sin perjuicio de que puedan
manifestarse a través de un balance redactado ad hoc, en cuyo caso
podría ser utilizables a efectos de su incorporación de capital, por
haber devenido reservas expresas, que son, en realidad, las únicas
reservas con trascendencia jurídica para esta finalidad).
-353-
a) En primer lugar, cabe entender que, con tal expresión, se hace
referencia a las reservas de voluntaria constitución; esto es, reservas
estatutarias o facultativas (sin o incluso con afectación especial, por
cuanto, en este último caso, por su origen voluntario, sería posible la
desafectación, mediante acuerdo en sentido contrario)459. Por tanto, en
este sentido se atendería al dato del origen formal de las reservas,
identificando la disponibilidad de las reservas con la voluntariedad de
las mismas, y, a contrario, asociando la indisponibilidad con su origen
obligatorio.
balance, que, además, por otra parte, no estén excluídas de la operación de aumento
de capital en base a su propia disciplina específica y particular; la expresión utilizada
por el legislador podría considerarse como permisiva de la imputación a capital de la
reserva legal, y determinante de la indisponibilidad de aquellas reservas a las que
corresponde una específica inmobilización, ex lege o ex statuto (sin perjuicio, en este
último caso, de la correspondiente modificación estatutaria en sentido contrario)
(COSTA, op. cit., pág. 66). Cfr., asimismo, CERA, el cual, criticando el hecho de que,
generalmente, la disponibilidad o indisponibilidad de una reserva se deduce de la
fuente de su constitución, afirma que la calificación de una reserva como legal,
estatutaria o facultativa no es suficiente para afirmar su disponibilidad (pues, p.ej., es
posible que una reserva facultativa no sea disponible más que para la aplicación
específica a la que ha sido destinada); el criterio general de diferenciación entre
reservas disponibles e indisponibles ex art. 2442 es el de la existencia o no de una
particular destinación de la reserva, que, en caso de existir, no sea incompatible o no
excluya su capitalización (CERA, Il passaggio..., cit., pág. 100 y ss).
459En este sentido, PASTOR RIDRUEJO considera que el aumento de capital con
cargo a reservas puede ser tanto con cargo a "primas de emisión, reservas voluntarias o
reserva legal en el porcentaje legalmente previsto" (op. cit., pág. 187-188).
-354-
No obstante, como hemos anticipado líneas atrás, consideramos que
la calificación de una reserva como legal, estatutaria, o facultativa no es
suficiente para afirmar su disponibilidad, de forma que la reserva legal
se caracterizase por su indisponibilidad, frente a las reservas
estatutarias y voluntarias en sentido estricto, que serían, por definición,
reservas disponibles. Ello se pone de manifiesto por la posibilidad de
que, en efecto, una reserva de origen legal sea una reserva disponible,
al menos para determinados efectos460; y también por la posibilidad de
que la disponibilidad de una reserva facultativa esté sujeta a
determinados límites, impuestos por su particular destino o aplicación.
En cambio, hay que acudir al criterio del destino de las reservas, pues,
como veremos a continuación, la naturaleza disponible o indisponible
de una reserva no puede deducirse solamente de la fuente de su
constitución, sino que deriva fundamentalmente de la finalidad de la
mismas.
460 La reserva legal establecida por el art. 212 TRLSA sería una hipótesis de reserva
legal disponible a estos efectos de incorporación a capital (bajo determinadas
condiciones, en virtud del art. 157.1 TRLSA), pero no a otros (p.ej., no es distribuible).
Del mismo modo, la reserva de revalorización sería también una reserva legal no
distribuible, pero sí disponible para su traspaso al capital social (ello, si se acepta su
carácter de reserva legal; en otro caso, si no legal sería cuanto menos mixta).
-355-
destinación) serán disponibles para la específica aplicación para la que
han sido creadas, pero, por contra, serán indisponibles para cualquier
otro destino incompatible con el que les es propio461.
461
Cuestión distinta es que, en caso de existencia de ese especial destino, las reservas
creadas por mandato de los estatutos o por decisión de la junta puedan devenir
disponibles para su incorporación al capital social o a otros efectos, previa
modificación de estatutos o decisión modificativa de la junta en tal sentido; de esta
forma las reservas voluntarias inicialmente indisponibles devendrían disponibles con
posterioridad, cosa que no puede ocurrir cuando se trata de una reserva de origen
legal.
462Cfr., expresamente, en el mismo sentido, CERA, Il passaggio..., cit., pág. 100 y ss.
-356-
incorporación a capital en concreto, con independencia de que sean
utilizables (caso de reservas voluntarias generales) o no (caso de
reserva de revalorización) para otras aplicaciones. Se hace así necesario
analizar la relatividad del concepto de disponibilidad.
-357-
Así, en particular, la disponibilidad del art. 157 TRLSA debe
entenderse únicamente a efectos de su utilización para su
incorporación a capital, pero no puede extrapolarse a otros destinos y
aplicaciones, pues ese precepto tiene una finalidad particular: la
individualización de las reservas imputables a capital. Por ello, no
puede excluirse que una reserva sea disponible o indisponible a efectos
de incorporación a capital, y no para otros destinos o viceversa (caso
de reserva legal, susceptible de incorporación a capital pero no
distribuible).
464Cfr., expresamente, en el mismo sentido, CERA, Il passaggio..., cit., pág. 100 y ss.
465 A esta mutabilidad de la condición de disponibles o indisponibles de las reservas,
en virtud de la cual, en determinados supuestos, reservas indisponibles por su
destino pueden devenir disponibles previo cambio de afectación, nos referimos con
posterioridad al analizar, en concreto, las reservas voluntarias y su capitalización.
Adelantar, simplemente que, a estos efectos, y desde esta perspectiva, sí tiene
importancia la disciplina relativa al fundamento obligatorio o voluntario de las
-358-
Establecido de esta forma el contenido de la noción de
disponibilidad, resultaría que tendrían cabida en la misma todas
aquellas reservas que, por su aplicación (general o especial), sean utilizables
para su incorporación a capital, con independencia de su origen, legal,
voluntario o mixto. De esta forma, la noción de "reservas disponibles" se
configuraría como un concepto genérico y omnicomprensivo, dentro del
que tendrían cabida toda clase de reservas, legales o voluntarias, que
por su naturaleza, aplicación y regulación legal, fueran utilizables a
efectos de su incorporación a capital; entre ellas, en concreto, la reserva
legal y las primas de emisión, en la medida que el legislador establece
expresamente esa posibilidad.
-359-
virtud del cual la afirmación de disponibilidad es válida a los efectos
de la sede concreta en que se realiza, pero no generalizable de forma
absoluta.
-360-
legal, antes o después de haber alcanzado el montante mínimo exigido
por la ley. Esto es, la reserva legal todavía parcial o incompleta,
respecto de la que se postula generalmente la tesis de la
indisponibilidad, y la reserva ya formada en la medida exigida por la
ley, respecto de la que se propugna mayoritariamente la tesis de la
disponibilidad del exceso. Para lo cual es necesario, analizar breve y
previamente la reserva legal en general, la finalidad y caracteres de la
misma, su dotación y aplicación o destino.
-361-
carácter absolutamente imperativo, y a ellas no puede oponerse
cláusula estatutaria alguna.
-362-
En el derecho español actual, la Ley de Sociedades Anónimas de
1989 establece la constitución de la reserva legal, de forma obligatoria,
hasta que ésta alcance, al menos, el 20 por ciento del capital nominal
(art. 214.1), a través de la detracción de un diez por ciento del beneficio
del ejercicio, siempre que exista beneficio (213.2.2º), sea cual sea la
medida del mismo, y sin exigir un rendimiento mínimo. Por tanto, con
la nueva ley esta detracción deberá realizarse siempre que la Cuenta de
Pérdidas y Ganancias arroje un saldo acreedor en términos absolutos, a
diferencia de lo establecido por la Ley de 1951, que establecía que
dicho saldo debía ser superior al 6 por 100 del capital469.
-363-
Junto a esta formación ordinaria de la reserva legal a través de la
detracción de un porcentaje de los beneficios obtenidos (denominada
dotación ordinaria), se preveía, en la derogada Ley de 1951, una
dotación extraordinaria de la misma, efectuada con las sumas obtenidas
en concepto de primas de emisión. En efecto, el art. 106 del
mencionado texto legal establecía, en su segundo párrafo, que "las
cantidades percibidas por la emisión de acciones con prima no podrán
ser distribuidas hasta que la reserva legal haya llegado al límite
indicado" en el primer párrafo. Por tanto, esta dotación no era
obligatoria sino voluntaria; podía hacerse con las primas de emisión; si
no se hacía, las primas conseguidas no podían repartirse entre los
accionistas hasta que la reserva legal estuviese dotada totalmente;
pero, según la doctrina, nada impedía que la reserva legal se
constituyera con beneficios o reservas libres y las primas fueran
distribuidas entre los socios.
emisión de acciones con prima no podrán ser distribuidas hasta que la reserva legal
haya llegado al límite indicado". Cfr., al respecto, PIÑÓN, op. cit., pág. 142 y ss.
470Según VICENT CHULIÁ, las primas por emisión de acciones constituyen una
reserva legal especial (VICENT CHULIA, op. cit., pág. 711).
-364-
capital social. Se trata de la incorporación a capital de la reserva legal,
cuya conveniencia y admisibilidad en los distintos ordenamientos
jurídicos ha dado lugar a amplias discusiones doctrinales en todos los
países de nuestro entorno, y también en España, en donde la nueva
Ley de Sociedades Anónimas de 1989, al pronunciarse expresamente
sobre la posibilidad de capitalización de la reserva legal, admisible
dentro de ciertos límites, ha acabado en gran medida con la polémica
doctrinal existente. A la aplicación ordinaria de la reserva dedicamos,
brevemente, las siguientes líneas, para, a continuación, abordar, con
mayor extensión, la aplicación extraordinaria de la misma, a la que
dedicamos el siguiente apartado.
471En efecto, el art. 106 de la Ley de 1951 se limitaba a establecer que el destino de la
reserva legal era saldar pérdidas, pero no establecía orden de prelación alguno en su
empleo en relación a las restantes reservas que eventualmente pudieran existir. Este
vacío legal provocó dudas doctrinales respecto a esta cuestión. PIÑON PALLARES
sostenía que, aunque el art. 106 no declarara expresamente que la reserva legal sólo
debe utilizarse una vez agotadas las restantes reservas, esa era la interpretación
correcta, puesto que si las pérdidas se compensan con la reserva legal, los socios
pueden repartir las reservas voluntarias como dividendos, con lo cual la sociedad
puede quedar sin reservas de ninguna clase; en cambio, si se utilizan las reservas
voluntarias para la compensación, los accionistas no pueden luego disponer de la
reserva legal, salvo para cubrir nuevas pérdidas, y, por tanto, la situación económica
de la sociedad resultará beneficiada (PIÑON PALLARES, op. cit., pág. 151-152);
GIRON, por contra, se inclinaba por la tesis contraria (GIRON, Derecho de sociedades
anónimas, cit., pág. 443). Ha sido aquel el criterio finalmente acogido por el legislador
español actual, en consonancia con lo establecido en la normativa comunitaria (el art.
-365-
B. La aplicación extraordinaria de la reserva legal; en particular, su
utilización a efectos de un aumento del capital social con cargo a
reservas.
-366-
discrepancias que surgieron debido a la falta de previsión legal de esta
operación en la mayoría de ordenamientos jurídicos.
-367-
capital con cargo a reservas en un reparto de estas seguido de una
suscripción de acciones- sostenían que la reserva legal no puede ser
objeto de capitalización. Y, realmente, desde la posición que
mantenían, no les quedaba otra opción, pues si, efectivamente,
existiera esa descomposición, la reserva legal no podría transformarse
por no poder distribuirse474.
-368-
reserva legal se destine únicamente a hacer frente al saldo deudor de la
cuenta de pérdidas y ganancias, excluyéndose, en consecuencia, la
posibilidad de capitalización de la misma, que supondría una
desviación de su finalidad. Y así se manifiesta de forma evidente en el
supuesto de capitalización total de la reserva legal, en el que el capital
social quedaría totalmente desprotegido frente a eventuales pérdidas
que incidirían directamente sobre el mismo, al menos hasta la
reconstitución de la reserva legal.
-369-
del patrimonio social a través de la retención de unos fondos cuya
único destino posible será la cobertura de eventuales pérdidas sociales,
en el supuesto de capitalización de la reserva legal, existe
efectivamente una reducción de la misma. Pero sus fondos no
desaparecen del seno de la sociedad, porque no existe una distribución
en favor de los accionistas, sino un simple traspaso a otra cuenta (la del
capital social), que resulta aumentada en la cuantía correspondiente a
la disminución de aquella. Y en esa nueva cuenta quedarán mejor
protegidos, por estar sometidos a normas más rigurosas que las de la
reserva legal, y, además, en su caso, de resultar afectados por
eventuales pérdidas sociales, serán más rápidamente repuestos, pues,
en ese supuesto, como señala GARRIGUES, hay que atender ante todo
a la reintegración del capital social, el cual deberá reponerse de golpe
con las futuras ganancias, y no paulatina y proporcionalmente a los
beneficios como se reconstituye la reserva. En suma, se considera que,
pese a su incorporación a la cuenta del capital social, los fondos
procedentes de la misma no sólo pueden seguir cumpliendo su función
de garantía del patrimonio social a través de la cobertura de las
pérdidas sociales, sino que incluso pueden hacerlo en mejores
condiciones, puesto que quedan sometidos a un régimen más riguroso
que los dota de una mayor intangibilidad475.
475En este sentido, GARRIGUES afirma que no se trata de distribuir esa reserva entre
los socios, sino de aumentar la suma de bienes cuya retención en la sociedad está
sometida a normas aún más rigurosas que las de la reserva legal, de modo que en
caso de pérdidas habrá que atender, ante todo, a la reintegración del capital (Tratado,
cit., I-2, pág. 669). Igualmente, PIÑON señala que, cuando se incorpora la reserva al
capital, aunque esta se reduzca o desaparezca, sus fondos no se consumen ni se
extinguen para la sociedad, sino que simplemente se traspasan a otra cuenta, donde
quedarán mejor protegidos, y, en su caso, pronto repuestos (op. cit., pág. 318).
-370-
mínimo legal exigido a la misma, establecido en proporción a aquel
(una quinta parte del capital social).
-371-
supondría una abusiva y sistemática retención de beneficio, que
privara a los accionistas de todo dividendo, sin que ello viniera exigido
por el interés social.
-372-
resultante del aumento, podrá utilizarse, también, para su
incorporación al capital social478.
478De forma que, en el supuesto de una sociedad anónima que, con un capital social
actual de 10 millones de pesetas, y con una reserva legal existente de dos millones,
proceda a un aumento de capital de 5 millones de pesetas, podrá destinar a
incrementar el capital social 500.000 de la reserva legal, cantidad que es el excedente
sobre el 10 por 100 del capital social ya aumentado (10 % de 15.000.000= 1.500.000).
Para el tratamiento contable la operación de capitalización de la reserva legal, cfr.,
RIVERO ROMERO, Contabilidad de sociedades, cit., pág. 121 y ss.
479En una breve panorámica iuscomparatística sobre la reserva legal en general y la
susceptibilidad de incorporación de la misma al capital social, ha de mencionarse, en
primer lugar, que, en Francia, las sociedades anónimas, bajo pena de nulidad del
acuerdo, deben detraer anualmente un porcentaje del veinte por ciento del beneficio
del ejercicio destinado a la formación de un fondo de reserva legal. Esta detracción
será obligatoria hasta que los fondos de la reserva alcancen la décima parte del
capital social (art. 345 de la Loi de Sociétés commerciales, redactado por Ley de 30 abril
de 1983). Cfr., al respecto, RIPERT-ROBLOT, Traité elementaire, cit., pág. 955-964;
JUGLART-IPPOLITO, op. cit., pág. 209, HAMEL-LAGARDE-JAUFRET, op. cit., pág.
504 y 505, los cuales se muestran favorables a la incorporación de la reserva legal; del
mismo modo, GUYON, Y., Droit des affaires, t. I, Droit Commercial général et Sociétés,
6ª ed. París, 1990, pág. 443, así como JEANTIN, op. cit., pág. 67, los cuales consideran
capitalizable la reserva legal, sin perjuicio de la posterior obligación de reconstitución
de la misma.
En Alemania, la posibilidad de capitalización de la reserva legal está expresamente
reconocida por el legislador, que en el art.208 AktG establece que las reservas legales,
a diferencia de las reservas libres, sólo podrán incorporarse al capital en cuanto
excedan un 10 por 100, o en la mayor cuantía determinada en los estatutos, del actual
capital social. De forma que la reserva legal, mientras no supere el 10 por 100 del
capital social, o el porcentaje superior fijado por los estatutos, es indisponible a
efectos de capitalización.
En Italia, la orientación del derecho parece distinta: la ya menciona problemática
expresión del art. 2442 no se refiere expresamente a la posibilidad de capitalizar la
reserva legal. No obstante, la doctrina se muestra favorable a la misma. Así, según
CASTELLANO, la imputabilidad a capital de la reserva legal está admitida en el
sistema italiano (CASTELLANO, G., op. cit., pág. 140). Igualmente, según COSTA, la
expresión utilizada por el legislador podría interpretarse a fin de considerar
imputable a capital también la reserva legal (op. cit., pág. 66); en contra,
CAMPOBASSO, G. F., Diritto Commerciale, tomo 2, Diritto delle società, 1988, pág. 412,
el cual considera que no es imputable al capital social la reserva legal, al menos en la
parte que no supere la quinta parte del capital social; y también JAEGER P. G. y
DENOZZA, F., Appunti di diritto commerciale, tomo I, Impresa e società, Milán, 1989,
pág. 506.
-373-
1) En primer lugar, el art. 157 TRLSA incluye, efectivamente, la
reserva legal entre las reservas susceptibles de capitalización. Sin
embargo, esta posibilidad de capitalización no afecta a la reserva legal
en su montante total sino solamente a una parte de la misma. En
concreto, la parte excedente del 10 por ciento del capital social
resultante del aumento.
-374-
prosperar la aprobación de la normativa correspondiente, se impondrá
por imperativo del derecho comunitario, y con independencia de las
preferencias del legislador español, que ya anticipadamente ha
respetado su contenido.481.
anterior, sólo podrá utilizarse para la compensación de pérdidas y siempre que las
otras reservas no basten para este fin.
481Cfr., en este sentido, VICENT CHULIA, op. cit., pág. 711, el cual, además, relaciona
la imposibilidad de capitalizar la totalidad de la reserva legal con la diferencia de
régimen jurídico entre el capital social, y la reserva legal (cuya naturaleza exige que
exige su materialización de bienes concretos y determinados).
-375-
mínimos. Por ello, nada impide que la sociedad eleve el montante
mínimo de la reserva o el porcentaje de dotación de la misma, o ambos
a la vez, a través de una claúsula estatutaria o mediante un acuerdo de
la junta general en tal sentido. De hecho, es frecuente que las
sociedades, sobre todo en situaciones de prosperidad, no se limiten a
cumplir estrictamente las prescripciones legales, sino que continúan
destinando a la reserva legal una parte de sus beneficios, aunque la
misma haya alcanzado el mínimo exigido por la ley.
Y respecto de esa cuestión hay que observar que existen, por una
parte, quienes consideran ese exceso como verdadera reserva legal,
sometida al mismo régimen que el resto de la reserva. Estos autores
parten de los principios de unidad, indivisibilidad y homogeneidad de
la reserva legal, en virtud de los cuales no es admisible distinguir, si no
lo hace tampoco la ley, dos partes en una reserva de tal naturaleza que
alcanza un montante que supera al obligatoriamente establecido por la
ley: la parte que constituye el mínimo obligatorio y la parte en mayor
medida prevista por los estatutos o acordada por la junta. Por tanto,
aunque la reserva sobrepase el mínimo legal, la parte excedente es
igualmente intangible (teoría de la homogeneidad). En consecuencia, se
sostiene la indisponibilidad absoluta de la reserva legal, aunque esté
constituída en una medida superior a la prescrita por la ley. Desde la
perspectiva de los terceros se estima que se les ha otorgado
voluntariamente una garantía a la que la calificación de reserva "legal"
no puede dejar de imprimir, conforme al común convencimiento, el
carácter de intangibilidad; teniendo en cuenta, por otra parte, que una
vez alcanzado el montante mínimo legal por parte de la reserva legal,
nada impide a la sociedad constituir reservas especiales de las que sí
puede libremente disponer. Por tanto, la libertad de aumentar la
-376-
reserva legal por encima del mínimo legal no supone,
correlativamente, la libertad de disponer de la parte aumentada482.
482GIULIANI, A., "Sulla utilizzazione delle riserve per aumento di capitale", Rivista
del Diritto commerciale, XLI, 1963, pág. 502-503; RAFFAELLI G. A., "Limiti alla
disponibilitá de riserve statutarie o facoltative per aumento di capitale", Foro
Padovano, 1963, pág. 711-712.
483 GIULIANI, op. cit., pág. 502-503; RAFAELLI, op. cit., pág. 711-712.
-377-
establecido para el porcentaje de dotación en ese mismo artículo, ni
siquiera se establecía como mínimo. No se negaba, con ello, la
posibilidad de elevar el tope legal por voluntad de los accionistas (ya
fuera través de los estatutos o mediante un acuerdo de la junta
general), sino que simplemente se afirmaba que, en caso de hacerlo, la
parte excedente tendría, respectivamente, la naturaleza de reserva
estatutaria o libre, y no de reserva legal484.
484 Cfr., por todos, PIÑON, op. cit., pág. 149 y 382.
-378-
PIÑON485, la obligación legal cesaría también al cubrir ese mínimo. Y
no sólo es igualmente defendible sino que cuenta además con un
argumento legal a su favor: el pfo. 2º del art. 214 TRLSA, que establece
el destino exclusivo de la reserva legal para la compensación de
pérdidas "mientras no supere el límite indicado" en el primer párrafo.
De forma que a la parte excedente del límite exigido por la ley no le es
aplicable ya el régimen jurídico de la reserva legal, lo cual entendemos
que es debido, en última instancia, a que, a partir de entonces,
desaparece el carácter legal de la reserva486.
-379-
vigencia de la Ley de 1951, aumentar el montante de la reserva legal
por encima del mínimo exigido por la ley; pero, si así lo hacen, el
exceso que eventualmente exista no tendrá la naturaleza de reserva
legal, ni estará sometida, por tanto, al régimen jurídico de la misma,
sino que su disciplina estará sometida a lo que los estatutos, o, en su
caso, la junta general, hubieran dispuesto al respecto488.
488En este sentido, son interesantes las ideas desarrolladas, ya en el siglo pasado, por
NYSSENS. Según este autor, la solución de la cuestión de la parte de la reserva que
supere el montante mínimo legal depende de la distinción que se impone entre el
caso en que los estatutos han regulado expresamente la existencia y el empleo de una
reserva ultralegal, y aquellos casos en que los estatutos guardan silencio al respecto.
En primer lugar, en caso de que los estatutos no contengan claúsula alguna al respecto, hay
que partir del principio de que los miembros de una sociedad pueden repartir
libremente el beneficio que pueda considerarse realizado al final de cada ejercicio;
una restricción de tal principio viene dada por la exigencia de una detracción, sobre
ese beneficio neto o distribuible, para la constitución de la reserva legal, pero esa
detracción deja de ser obligatoria desde que se alcanza el montante mínimo legal.
Una vez que se alcanza ese mínimo, el principio en virtud del cual la sociedad, a
través de la correspondiente decisión de la junta general, puede repartir todo lo que
sobrepase el capital vuelve a ser aplicable, y nada impide a la sociedad distribuir
según su voluntad las sumas que haya reservado por encima de ese mínimo legal
(incluyéndolas simplemente en la reserva legal o en otro fondo especial), a condición,
evidentemente, de que esas sumas no hayan perdido, por circunstancias posteriores,
el carácter de beneficio o excedente sobre el capital que tenían cuando fueron
reservadas. En cambio, en segundo lugar, en caso de que los estatutos contengan una
claúsula que establezca, una vez alcanzado el mínimo legal, la obligación de detraer y
sustraer una cuota de los beneficios, sea para formar un fondo especial, sea para
incorporarlo a la reserva legal, en tal caso, la claúsula estatutaria es ley; no depende
ya de la junta general la decisión de reparto de dividendos sobre la reserva ultralegal
devenida estatutariamente obligatoriamente; una modificación de los estatutos será
necesaria para que la fracción de reserva legal que excede del mínimo legal pueda ser
distribuida (NYSSENS, op. cit., pág. 33-35).
489En este sentido se pronuncia expresamente GOMEZ PORRUA J. M., "Modificación
de estatutos", Derecho Mercantil (coordinado por G. J. Jiménez Sánchez), 1ª edición,
Barcelona, 1990, pág. 294, al afirmar que "en la parte que exceda del 20 % del capital
social será de libre disposición, no teniendo la consideración de reserva legal".
Igualmente, VICENT CHULIA, op. cit., pág. 711. Asimismo, ILLESCAS ORTIZ,
-380-
Cuestión distinta a la de la elevación del montante mínimo legal es
la del aumento del porcentaje de dotación por encima del mínimo exigido por
la ley y sus posibilidades de desafectación. En efecto, el art. 214 TRLSA
establece que se destinará a la reserva legal "una cifra igual al diez por
ciento del beneficio del ejercicio". Con lo que, a diferencia de lo que
ocurría con el art. 106 de la Ley de 1951, no se configura tal exigencia
en términos de mínimo. Sin embargo, pese a ello, consideramos que
nada impide que se destine un porcentaje superior a la dotación de esta
reserva. En este supuesto de dotación más elevada de la reserva legal,
y aun cuando existan discrepancias en torno a la naturaleza que debe
otorgarse a las dotaciones que superen el porcentaje exigido por la ley,
la doctrina se muestra unánime en el entendimiento de que se puede
reducir la dotación hasta el mínimo legal de cara al futuro, pero no
puede desafectarse una parte de la reserva legal existente hasta que sus
fondos lleguen al límite legal, aunque proceda de detracción superior
al 10 por 100 por ser su porcentaje de dotación superior al legal. En
otro caso, los terceros no sabrían nunca qué fundamento dar a la
reserva legal, pues ignorarían en qué medida se formaba con la medida
mínima establecido por la ley o en qué otra medida se formaba con
mayores contribuciones libremente establecidas en el acto constitutivo,
o en la junta con posterioridad490.
Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles, cit., t. VIII, vol. 2º, pág. 214 y
ss., en particular, pág. 224-225, señala que la obligación de dotar la reserva legal cesa
cuando alcanza una cuantía idéntica al 20 por ciento del capital social escriturado;
respecto al exceso que por encima de dicho porcentaje pudiera lucir en el balance,
sostiene que es dudoso que pueda considerarse técnicamente, a pesar de la
denominación de la partida, como tal reserva legal: será reserva estatutaria, y, más
generalmente, reserva facultativa o voluntaria.
490En el mismo sentido, RAFAELLI, op. cit., pág. 713; PIÑON, op. cit., pág. 149 y 382.
-381-
1.2.3. La reserva por prima de emisión de acciones. Su
incorporabilidad al capital social.
491En relación con las primas de emisión de acciones, en general, cfr., ALONSO
SOTO, "La reserva por prima de emisión de acciones", cit., pág. 19 y ss.; ALBIÑANA,
C., "Tributación normal y excepcional de la regularización de activos", Revista de
Derecho Financiero y de Hacienda Pública, 1963, nº 50, pág. 249 y ss.; BALMASEDA, C.,
"Aumento con cargo a reservas y exigencia de prima de emisión", Revista de Derecho
Financiero y de Hacienda Pública, nº 25, 1957, pág. 57 y ss.; SAINZ DE BUJANDA, F.,
"La prima de emisión de acciones", Revista General del Derecho, 1945, pág. 490;
VELASCO ALONSO, A., "La prima de emisión en las ampliaciones de capital de
sociedades anónimas", Revista de Derecho Privado, 1953, pág. 214 y ss.; PIÑON, op. cit.,
pág. 142 y ss.; SANCHEZ ANDRES, El derecho de suscripción preferente, cit., pág. 94 y
ss., y, más recientemente, SANCHEZ ANDRES, Comentario al régimen legal de las
sociedades mercantiles, cit., pág. 76 y ss.; GOMEZA VILLA, J. I., "La conversión en
capital de la prima de emisión (Res. 27 Marzo 1991)", Revista Jurídica del Notariado,
Julio-Septiembre de 1992, pág. 231 y ss.; VICENT CHULIA, op. cit., pág. 453.
492El nuevo Plan General de Contabilidad de 1990 define las primas de emisión del
modo ya mencionado, en el núm. 110, del Subgrupo 11 (Reservas), perteneciente al
Grupo 1 (Financiación Básica), incluido en la Tercera parte dedicada a las
"Definiciones contables". El antiguo Plan de General de Contabilidad (aprobado por
el Decreto 530/1973, de 22 de febrero), por contra, no abordaba la definición de las
primas de emisión sino la de la reserva con ellas constituida, la cual era considerada
como "aquella reserva generada en el caso de emisión y colocación de acciones a
precio superior a su valor nominal" (Parte 2ª, definiciones, nº 110,2).
-382-
Tradicionalmente se atribuye a las primas de emisión de acciones
una finalidad compensadora de eventuales perjuicios. En efecto, la
justificación de la exigencia de este sobreprecio se halla en la necesidad
de evitar los perjuicios que, tanto para la sociedad en general, como
para los accionistas en particular, pueden derivarse de los aumentos de
capital por emisión de nuevas acciones en una sociedad ya constituida,
cuando el patrimonio neto supera la cifra del capital social. En tal caso,
si se procediera a emitir las nuevas acciones a la par, dado que las
mismas tienen desde el primer momento iguales derechos que las
antiguas (en especial por lo que se refiere a la participación en reservas
y beneficios ya existentes), resultaría que esas acciones tendrían un
valor real superior al valor nominal pagado por sus titulares. Todo ello
en perjuicio de los antiguos socios, a costa de cuyo sacrificio se
constituyeron las reservas, y que ahora verían disminuir el valor de sus
acciones por la entrada de los nuevos accionistas, y también en
perjuicio de la sociedad, que vería disminuir la proporción hasta
entonces existente entre el capital social y las reservas.
-383-
Por otra parte, ha de tenerse presente que la prima de emisión
puede exigirse también, no sólo, como ocurre normalmente, en los
supuestos de aumento de capital, para el caso de que el patrimonio
social supere la cifra del capital social (en especial si se ha suprimido el
derecho de suscripción preferente), sino que la exigibilidad de la
misma es admisible también en el momento de la constitución de la
sociedad, que no contará entonces con reserva alguna, funcionando en
ese caso, no como derecho de entrada cuyo pago exige la sociedad
como contrapartida a su éxito comercial o industrial, y tendente a
preservar la igualdad de los accionistas, sino como un simple medio de
financiación de la sociedad494. E incluso una sociedad en cuyo balance
existieran pérdidas podría emitir nuevas acciones con prima: ningún
obstáculo legal se opone a este supuesto, aunque cuestión distinta es la
del éxito en la colocación de esas acciones495. En cualquier caso, pese a
sus efectos favorables, la existencia de prima no es declarada
obligatoria con carácter general por nuestro legislador, excepto en el
supuesto de supresión del derecho de suscripción preferente (art.
159.1.c) TRLSA). En consecuencia, en la legalidad vigente, salvo casos
excepcionales, es potestad de la Junta emitir las acciones con prima o a
la par, así como fijar, en su caso, la cuantía de aquella496.
íntimamente ligado al tema del cálculo de las reservas ocultas, de las plusvalías del
activo, y, en suma, al problema de la valoración de las acciones.
494PIÑON, op. cit., pág. 146; VICENT CHULIA, op. cit., pág. 453; SANCHEZ
RIVERA, J., "La emisión de acciones sobre la par y las reservas de las empresas",
Revista Financiera, 1946, nº 5., pág. 3-4.
495BOUGNOUX, op. cit., pág. 16.
496 En el pasado, en el ámbito del derecho español, la Ley de 31 de diciembre de 1946
imponía con carácter obligatorio el desembolso de una prima equivalente "a la parte
proporcional de reservas imputable a cada uno de los nuevos títulos". Cfr., al
respecto, DE LA CAMARA, op. cit., pág. 128.
-384-
buena medida el empleo que de las mismas pueda hacerse y las
consecuencias derivadas de ese empleo.
-385-
persigue objetivos diversos- atribuye mayoritariamente a las primas de
emisión la condición de aportación (en la medida que son requisito
necesario para la adquisición de la condición de socio), aunque con
ulteriores matizaciones que llevan a calificarla como "suplementaria" o
complementaria498. Incluso podría decirse que esa es también la
-386-
postura del legislador societario español: así, de entrada, por la
exclusión de las primas del grupo de reservas y por su colocación entre
el capital suscrito y la reserva de revalorización, podría quizá
deducirse que nuestro legislador las está considerando como
aportaciones suplementarias por su proximidad con el capital como
suma de las aportaciones.
de beneficio o aportación de la prima (tesis esta última desde la que se considera que
no todas las aportaciones de los socios deben necesariamente confluir en el capital
social, sino que, por contra, pueden, aun estando destinadas al patrimonio de la
sociedad, destinarse en parte a constituir una reserva).
En el derecho inglés, la prima, cuya exigencia es considerada no sólo legítima sino
también necesaria para la protección de los antiguos accionistas, es definida como el
precio que se paga por participar en el activo anterior, debiendo asimilarse al capital,
y no tratarse como un beneficio. Cfr., al respecto, TUNC, op. cit., pág. 129. En el
derecho alemán el art. 9.2 AktG, tras señalar que no se podrán emitir acciones por un
precio inferior a su propio valor nominal, declara que es lícita la emisión de acciones
con prima; asimismo, el art. 36.2 establece que en caso de emisión de acciones con
prima deberá hacerse efectivo el importe de la misma.
499PIÑON, op. cit., pág. 143.
-387-
un accionista, aun cuando este sea necesario para la adquisición de tal
condición.
500De hecho, ha de tenerse en cuenta que, en alguno de los borradores del Plan
Contable que se utilizaron como instrumentos de trabajo en el Instituto de
Planificación Contable primero, y después en el ICAC, la Prima de emisión de
acciones figuraba en el subgrupo de capital, solución que parecía atender a la
naturaleza financiera de la cuenta (no recursos generados por la empresa, sino
aportaciones externas en sentido económico). Finalmente, se ha optado por mantener
esta cuenta en el subgrupo de reservas, seguramente atendiendo a la naturaleza
jurídica y no financiera de la misma. Cfr., al respecto, AMADOR-CARAZO, op. cit.,
pág. 45.
-388-
exclusivamente por el valor nominal de las acciones (nuevas o viejas)
que posee, sin tener en cuenta el sobreprecio pagado por las mismas501.
Ello puede tener interés para los grupos mayoritarios, que pueden
conservar su control sobre la sociedad con un menor sacrificio502.
-389-
desglosado, a su vez, en el art. 178, que incluye en el mismo la reserva
legal, las reservas para acciones propias, las reservas estatutarias, y,
finalmente, otras reservas), pero, pese a ello, la doctrina, cuyo criterio
compartimos, no duda en incluirla entre las mismas. Lo que ocurre es
que, frente a las reservas constituidas por beneficios del ejercicio,
habría que incluirla entre las denominadas, por la doctrina alemana e
italiana, "reservas de capital", para referirse a aquellos excedentes del
activo neto sobre el capital social que no tienen su origen en los
beneficios, sino en capital de distinta procedencia.
504Es cierto que el legislador de 1989 incluye en el apartado general de reservas, que,
según nuestra exposición, serán reservas de beneficios, la denominada reserva para
acciones propias, considerada generalmente como reserva de capital; sin embargo,
como hemos visto, lo cierto es que tal fondo no puede denominarse reserva más que
de forma impropia e incorrecta.
505Cfr., al respecto, SANCHEZ OLIVAN, el cual, entre las consecuencias fiscales
derivadas de la peculiar naturaleza de las primas de emisión, apunta las siguientes:
en primer lugar, en caso de distribución entre los socios, no tendrían la consideración
de dividendo, sino de reembolso de parte de su aportación, que no tendría incidencia
directa en el Impuesto sobre la Renta de las personas físicas ; en segundo lugar, en
caso de capitalización de la prima, el efecto no es el de una simple conversión de
-390-
La regulación de las primas de emisión se inicia en la nueva Ley de
Sociedades Anónimas con la declaración expresa de su licitud en el
primer inciso del art. 47.3, seguramente de forma innecesaria, ya que la
emisión de acciones por encima de la par no sólo es admisible para la
sociedad (a diferencia de la emisión de acciones por debajo de su valor
nominal, expresamente prohibidas, art. 47.2 TRLSA) sino que, por su
función, y sus efectos en el patrimonio de la sociedad, es incluso
deseable. A continuación, y de forma novedosa, se establece, por una
parte, la obligación de desembolsar totalmente su importe en el
momento de la suscripción (art. 47.3 in fine TRLSA), zanjando así
pasadas polémicas doctrinales respecto a un posible aplazamiento del
pago de las mismas506. Por otra, se crea en el pasivo una partida
especial, distinta y separada de la reserva legal, en la que deberán
reflejarse, en su caso, las primas percibidas por la sociedad; con ello se
modifica también de forma trascendente el régimen jurídico anterior,
pero dejando abiertas algunas dudas respecto a su régimen actual, sin
perjuicio de que se hayan solucionado expresamente cuestiones
dudosas hasta entonces para la doctrina y especialmente relevantes a
efectos de esta exposición, como ocurre en relación a su susceptibilidad
de incorporación a capital.
reservas en capital, sino el cambio de forma de una aportación ya realizada, sin que,
por ello, fuera exigible el Impuesto sobre Transmisiones patrimoniales
correspondiente a la ampliación (SANCHEZ OLIVAN, op. cit., pág. 102-103).
506Esta exigencia viene impuesta por el derecho comunitario (art. 26 de la Segunda
Directiva) a todos los derecho internos. Así, p.ej., en el mismo sentido, en el Reino
Unido, el art. 101 de la Companies Act de 1985 exige para la Public Limited Company el
desembolso de la totalidad de la prima que la emisión de acciones pudiera
comportar; cfr., al respecto, TUNC, op. cit., pág. 40. Del mismo modo, el art. 34.1 de la
Ley belga de sociedades exige que la prima esté íntegramente desembolsada.
-391-
ordinaria, realizada a través de la detracción de un porcentaje de los
beneficios), era siempre voluntaria, realizándose en todo caso, en
virtud de una decisión voluntaria de la junta general al respecto. Ahora
bien, en caso de no realizarse, esto es, en caso de que las primas no
pasasen a engrosar la reserva legal, no podrían repartirse entre los
accionistas hasta que esta reserva legal estuviese totalmente dotada507.
-392-
desvanecían porque, como señala PIÑON, es difícil interpretar que la
prohibición de distribución incluye su incorporación a capital, porque,
precisamente con dicho traspaso de cuentas se produciría su
capitalización definitiva508.
508Por ello, según PIÑON, no podían destinarse tampoco las primas a la constitución
de reservas libres, porque, aunque a primera vista pudiera parecer una ampliación de
la garantía, lo cierto es que nada impediría a la sociedad, una vez creadas las reservas
libres, repartir dividendos con cargo a ellas, con lo que indirectamente se
distribuirían las primas (PIÑON, op. cit., pág. 145). Por su parte, URÍA sostenía que
las primas habían de destinarse, en primer término, a cubrir la reserva legal, y sólo
una vez completada esta, podrían ser distribuidas entre los accionistas, sin
pronunciarse expresamente respecto a la posibilidad de su capitalización (URÍA,
Comentarios, cit., I, pág. 423).
-393-
reserva; cuestión distinta es que, por su peculiar origen (reserva de
capital y no de beneficios), esté o no sujeta a un régimen jurídico
peculiar, en particular por lo que hace referencia a su aplicación.
-394-
recursos propios, contempla de forma separada las reservas
disponibles y la prima de emisión510. De ello podría deducirse que la
reserva por prima de emisión de acciones no es una reserva disponible
sino que continua estando sometida a un régimen especial de
disponibilidad; de forma que será disponible a efectos de su
incorporación a capital, pero no distribuible, porque en ningún
momento se refiere a ello el legislador. Sin embargo, entendemos que
esta contemplación separada del art. 157 TRLSA puede deberse
fundamentalmente a dos razones: en primer lugar, al hecho de que el
legislador quiera establecer una clara diferenciación de las reservas en
función de su origen material (reservas de capital, reservas de
beneficios), o bien en función de su origen formal (en este sentido
estaríamos antes la reserva legal general, la reserva legal especial511 y
las reservas voluntarias); en segundo lugar, la situación legislativa y
doctrinal previa a la redacción de este precepto puede dar luz también
a la hora de interpretar el mismo: es posible que el legislador societario
español de 1989 haya querido resolver de forma expresa las
controversias doctrinales hasta entonces existentes en cuanto a los
recursos capitalizables, controversias que, como sabemos, afectaban,
precisamente, a la reserva legal y a la prima de emisión de acciones.
Todo ello sin contar con la necesaria sujeción por parte del legislador
español, al contenido de las Directivas comunitarias en materia de
sociedades; en concreto, han de tenerse presente las inevitables
influencias que han existido en la redacción del precepto analizado,
inspirado, básicamente, en la IV Directiva societaria en materia de
redacción del balance (art. 9).
-395-
económicos. Todo ello sin perjuicio de las particulares aplicaciones que
para la misma pudieran establecerse estatutariamente (incluida la
dotación de la reserva legal o su incorporación a capital)512.
-396-
del art. 106.2, que prohibía su distribución hasta que la reserva legal
alcanzase el veinte por ciento del capital social, obligaba a hacer una
interpretación finalista de tal exigencia, con la que el legislador
pretendía que la primas no saliesen sino que reforzasen el patrimonio
neto hasta que aquella reserva alcanzase el montante mínimo. Siendo
esa la finalidad de la prohibición, se alegaba que la utilización de las
primas para su traspaso al capital social quedaba excluída de la misma,
en cuanto no sólo no suponía su salida del patrimonio social sino su
sometimiento a un régimen más riguroso a través de su definitiva
capitalización514.
-397-
Por tanto, en la ley actualmente vigente, la reserva por prima de
emisión de acciones es susceptible de incorporación a capital, en
cualquier momento y cualquiera que sea el montante de la misma,
siempre que los estatutos sociales no hayan modificado su régimen de
disponibilidad general.
-398-
con las restantes reservas sociales, sin que sus innegables diferencias de
origen sean relevantes, al menos a estos efectos jurídicos-societarios516.
-399-
prima de emisión de acciones y todas las restantes reservas a las que
no se refiere el legislador de forma específica en el art. 157 TRLSA,
pero cuya disponibilidad a tales efectos se establece o se deduce de
otros preceptos (de la propia Ley de sociedades anónimas, o de leyes
distintas), o simplemente se deduce de su naturaleza y disciplina
convencional (establecida estatutariamente o por acuerdo de la junta
general).
-400-
reserva por primas de emisión de acciones (primas de fusión, primas
de conversión de obligaciones, ....).
-401-
aplicación del beneficio, sin previsión legal o estatutaria alguna que las
imponga. Son, en suma, reservas cuya constitución depende
exclusivamente de la libre decisión de los socios de forma ocasional y
para un caso concreto, sin disposiciones previas que ordenen su
constitución. Por ello se considera que las reservas libres son las que
mejor se adaptan a las necesidades de la sociedad pues le permiten
hacer frente a necesidades económicas imprevistas; y, a la vez, ofrecen
para el accionista la ventaja de que la privación de los beneficios no
será permanente e indefinida sino simplemente transitoria y en la
medida que sea necesaria. No obstante, no debe olvidarse que una
excesiva acumulación de esta clase de reservas puede provocar un
conflicto en el seno de la sociedad entre los administradores y los
accionistas que ven reducido su derecho al dividendo, a causa de la
retención del beneficio obtenido para la constitución de reservas519.
-402-
Por ello, las reservas generales, libres o estatutarias, quedan adscritas
a las finalidades, generales de toda reserva, de previsión del riesgo de
pérdidas futuras de la gestión empresarial y de expansión de la
empresa, y, en general, pueden destinarse a todos aquellos objetivos
que favorezcan el objeto social.
-403-
de la determinación de cuáles de entre las denominadas reservas
voluntarias son, efectivamente, reservas disponibles a tales efectos
(básicamente, como veremos, las reservas voluntarias generales o
especiales con destino compatible, quedando excluídas las reservas
especiales con destino incompatible). A continuación, es obligado
abordar la cuestión de la mutabilidad del carácter indisponible de las
reservas especiales a través de un acto de desafectación, y los
problemas que este acto plantea. Y, finalmente, es necesario plantear si
la capitalización de las reservas voluntarias disponibles depende, de
algún modo, de la situación de la reserva legal o de alguna otra
reserva; en suma, si existe una prelación de fuentes.
521Cfr., en este sentido, COZIAN M. y VIANDIER A., Droit des sociétés, 3ª ed., París,
1990, pág. 132.
-404-
hablarse ya de reserva indisponible sino disponible a esos efectos.
Pero, con anterioridad, se caracteriza por su indisponibilidad.
-405-
ni tampoco derecho alguno en relación a su destino originario,
establecido por acuerdo de la junta o por la correspondiente claúsula
estatutaria523. Por ello, en principio, puede procederse a la
desafectación de las mismas, a través del oportuno acuerdo
mayoritario de la junta, sin necesidad de consentimiento unánime de
todos los accionistas.
-406-
CERA un derecho al mantenimiento del destino de la reserva, y a su no
imputabilidad a capital524.
-407-
Frente a esta postura, cabe sostener que la junta tiene la plena
disponibilidad de las reservas estatutarias y facultativas (con previa
modificación, para las reservas estatutarias, del acto constitutivo o
claúsula estatutaria que regula su formación y destino), porque la ley
no exige que todos los beneficios sean destinados a la constitución
integral de la reserva legal en el más breve tiempo posible, sino que lo
que contempla es que esta pueda formarse en diversos y numerosos
ejercicios a través de la detracción del porcentaje mínimo obligatorio.
Por ello, el resto de beneficios que no sean repartidos sino destinados a
la constitución de reservas facultativas, pueden ser utilizados con
entera libertad527.
que las reservas facultativas y estatutarias sólo eran disponibles en la medida que se
hubiera completado la reserva legal, de forma que podía darse el caso de que tales
reservas fueran indisponibles en la parte necesaria para completar la reserva legal, y
disponibles por el resto. No obstante, tal argumento literal es superado con una
nueva interpretación de la mencionada expresión, basada en el entendimiento de que
con la misma no se establece su indisponibilidad hasta el completamiento de la
reserva legal (estableciendo una relación entre reserva legal y libre) sino que
simplemente se hace referencia a la eventualidad de que hayan sido destinados por la
norma estatutaria a funciones especiales. Cfr., al respecto, GIULIANI, op. cit., pág.
504.
527GIULIANI, op. cit., pág. 504.
528Así se manifiestan PIÑON, op. cit., pág. 315 a 316, y nota 218; CERA, Il passaggio...,
cit., pág. 107; GIULIANI, op. cit., pág. 504; RAFFAELLI, op. cit., pág. 714; y COSTA,
op. cit., pág. 66.
-408-
favor de la solución contraria de exigir el previo completamiento de la
reserva legal529,
529GIULIANI, op. cit., pág. 506; en el mismo sentido, RAFFAELLI,op. cit., pág. 714.
530GIULIANI, op. cit., pág. 504-505.
-409-
todo caso la medida del veinte por ciento del capital social sino que fija
tal límite para determinar la cesación de la obligación de dotación de la
misma una vez alcanzada esa medida. Pero no existe obligación de
alcanzar ese montante de forma automática e instantánea, por lo que el
mismo se conseguirá generalmente de forma progresiva a través de los
sucesivos ejercicios. Por ello, entendemos que no existe la obligación de
completar preventivamente la reserva legal para poder aumentar el
capital social, al menos mediante la imputación de las reservas libres.
Pues la ley no exige que los beneficios sean destinados a la constitución
integral de la totalidad de la reserva legal en el más breve tiempo
posible, sino que la reserva legal podrá constituirse en gradualmente
en diversos ejercicios hasta alcanzar el mínimo legal. Incluso en caso de
que se viera afectada por pérdidas sociales, la reconstitución de la
misma no sería tampoco, conforme al sentir doctrinal generalizado,
automática sino progresiva, a través de la sucesiva detracción del
porcentaje mínimo. De ahí que la parte de beneficios no imputada a la
reserva legal sino destinada a la creación de reservas estatutarias o
facultativas, sea libremente disponible a todos los efectos, y, en
particular, para su incorporación al capital social, ya que no están
vinculadas en modo alguno a la íntegra constitución de la reserva
legal.
-410-
retenidos, y por tanto, disponibles, a un régimen jurídico riguroso
como es el del capital social532. Con la diferencia, por otra parte, de que
la imputación de tales reservas al capital, y no a la reserva legal, trae
como consecuencia una ulterior ventaja: el aumento del límite de la
reserva en una medida proporcional al aumento del capital, con el
consiguiente reforzamiento de la solidez del patrimonio social.
-411-
en cuanto en el momento de su creación no hayan sido destinadas a un
fin específico; en caso de existencia de esa especial aplicación, será
necesaria la previa modificación de estatutos o decisión modificativa
de la asamblea. Y en todo caso, con independencia del montante
alcanzado por la reserva legal.
-412-
175, A), III). El art. 282 TRLSA, respecto al límite para la emisión de
obligaciones establece que estará constituído por el capital social
desembolsado, más las reservas que figuren en el último balance
aprobado y las cuentas de regularización y actualización de balances, cuando
hayan sido aceptadas por el Ministerio de Economía y Hacienda". Asimismo,
el art. 289 TRLSA establece la necesidad del consentimiento del
sindicato de obligacionistas para aquellas reducciones de la cifra del
capital social o del importe de las reservas que disminuyan la
proporción inicial entre la suma de estas y la cuantía de las
obligaciones pendientes de amortizar, consentimiento que,
precisamente, será innecesario cuando el capital se aumente con cargo a
cuentas de regularización y actualización de balances o a las reservas.
-413-
aplicaciones, en particular, su incorporación al capital social, que
constituye, como veremos, su destinación habitual.
-414-
Por esta razón, se hace necesaria una rectificación de valores para
que la documentación contable presente una valoración del patrimonio
en unidades homogéneas y actuales. De entre las diversas soluciones
para luchar contra los efectos de la inflación en la contabilidad de las
empresas, en los países de nuestro entorno suele utilizarse la
denominada Regularización de balances, técnica mediante la que se
pretende la revalorización de los activos, a fin de conseguir que los
elementos del patrimonio empresarial estén inscritos en el balance por
su valor real.
-415-
real en el momento a que se refiere este. En este sentido, como señala
GARRIGUES, se habla de revalorar, como una repreciación del activo:
no en el sentido de dar mayor valor, sino en el sentido de medir ese
valor por las unidades monetarias actuales. O bien, en segundo lugar,
puede referirse también a la afloración o incorporación en contabilidad
de bienes anteriormente no contabilizados o contabilizados en forma
equivocada, criticada por la doctrina como medida socialmente injusta
e insolidaria539.
-416-
ganancias que expresan los resultados reales del ejercicio, y no los
monetarios; por ello, en el caso de enajenaciones de carácter
patrimonial, hace disminuir el beneficio simplemente nominal de la
enajenación. El cálculo de las cuotas de amortización no sobre costes
históricos sino sobre el valor regularizado de los bienes amortizables,
que, por lo menos teóricamente, debería coincidir con el valor actual de
mercado en el momento de la regularización. Finalmente, permite al
inversor un conocimiento más exacto de su inversión, al mismo tiempo
que le otorga la posibilidad de beneficiarse de una eventual entrega de
acciones total o parcialmente liberadas, en el caso de que la cuenta de
regularización se incorpore al capital social542.
-417-
parcialmente liberadas, consecuencia de la incorporación de la cuenta
de regularización al capital social543.
-418-
aquellas empresas que, voluntariamente, se comprometan a la aplicación del Plan
General de Contabilidad aprobado por Decreto 530/1973, de 22 de febrero.
La Ley 50/1977, de 14 de noviembre, dedica su art. 31 a la regularización de balances,
siendo la última oportunidad que se ofrece para la afloración de activos ocultos.
La Ley 61/1978, de 27 de diciembre, del Impuesto de sociedades incide en
determinados aspectos relativos a la regularización. En concreto, la disposición
adicional segunda, en su número cuarto, establece que, dentro de la Ley de
Presupuestos, y con efectos durante el periodo de aplicación de la misma, se podrá,
por razones de política económica, restablecer la vigencia y modificar la Ley de
Regularización de Balances, de dos de julio de 1964. Con ello, se inicia en España una
técnica legislativa consistente en integrar disposiciones de naturaleza fiscal en la Ley
de Presupuestos. Técnica ya consagrada en Francia, pero cuya utilización por el
legislador española es criticada por la doctrina. Porque, mientras en Francia, la Ley
de Presupuestos tiene carácter de Ley fundamental a la que obligatoriamente ha de
llevar el gobierno todas las normas de contenido económico que se han de aplicar en
el ejercicio al que los Presupuestos se refieren, en España esta obligación no existe.
Por ello, se considera que no eran necesario incluir en la Ley de Presupuestos la
regularización de balances. Y además se considera que, en el plazo anual de vigencia
de los Presupuestos, no es posible realizar las operaciones de regularización, la
comprobación administrativa de esta, y la incorporación de la cuenta a capital. Por la
que la disposición adicional segunda de la Ley 61/1978, que dispone: "dentro de la
Ley de Presupuestos, y con efectos durante el periodo de aplicación de la misma ..."
resulta de imposible cumplimiento (ESTEBAN MARINA, op. cit., pág. 47). En uso de
esa autorización, el Gobierno restableció la vigencia del texto refundido de
Regularización de Balances en las Leyes de Presupuestos del Estado para los
ejercicios 1979, 1980, 1981 y 1983.
a) En efecto, la Ley 1/1979, de 19 de julio, restablece la vigencia del capítulo primero
del texto refundido, permitiendo una operación de regularización pura, de forma
que, sólo puede procederse a la actualización de valores (no a la incorporación de
valores ocultos, que queda prohibida), aplicando, como límite máximo, los
coeficientes publicados por la propia ley, y sólo en relación a los activos fijos
inmateriales. Asimismo, la Ley 42/1979, de 29 de diciembre, de Presupuestos
Generales del Estado para 1980, autoriza la actualización de activos materiales
situados en el extranjero.
b) La Ley 74/1980, de 29 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el
ejercicio de 1981, restablece, nuevamente, la vigencia del capítulo primero del texto
refundido, autorizando la actualización de los bienes de activo fijo material, situados
en España y en el extranjero, estableciendo, además, que no podían acogerse al
régimen tributario de actualización regulado en la propia ley, la incorporación de
activos ocultos o la eliminación de pasivos ficticios. Esta ley fue reglamentada por el
Real Decreto 621/1981, de 27 de marzo.
c) Pese a que la Ley 74/1980, establecía en su disposición adicional décima que: "El
Gobierno remitirá a las Cortes antes del 31 de diciembre de 1981, un proyecto de Ley
de regularización de Balances, que sustituirá al vigente texto refundido de 2 de julio
de 1964", pasaron los años 1981 y 1982 sin que se elaborará el correspondiente
Proyecto de Ley, lo que hizo pensar a la doctrina que la regularización, como técnica
contable de lucha contra la inflación iba a desaparecer del sistema fiscal español.
Sin embargo, la Ley 9/1983, de 13 de julio, de Presupuestos Generales del Estado
para el ejercicio de 1983, en su art. 32, autoriza, nuevamente, la actualización,
estableciendo que no podrán acogerse al régimen tributario de actualización
establecido por la propia Ley, la incorporación de activos o la eliminación de pasivos
ficticios. El Gobierno tenía la obligación de publicar, antes de 1 de febrero de 1984,
entre otras, las normas relativas al destino de la cuenta "Actualización Ley
-419-
es la realizada en virtud de la Ley 9/1983, de 13 de julio, de
Presupuestos Generales del Estado y del Real Decreto 382/1984. Pese a
que viene siendo reclamado insistentemente por el sector empresarial,
no se ha autorizado desde entonces, por parte del gobierno, ninguna
regularización de balances.
-420-
esta forma aparece una nueva reservas denominada "reservas fiscal o
con base fiscal", por contraposición a las otras, denominadas
"clásicas"547.
-421-
reserva de regularización a la que habría de añadirse el año
correspondiente a la ley que autorizó la revalorización en virtud de la
cual surge esa cuenta548.
-422-
incremento cuantitativo del activo social, un cambio o mutación en los
diversos elementos patrimoniales (análogo al que resulta del
desembolso de las primas de emisión), porque, en realidad, no es más
que la consecuencia de una operación interna y meramente contable550.
No obstante, como ya hemos expuesto, constituye una verdadera
reserva en el sentido de excedente del activo sobre el pasivo exigible y
el capital social. Como señala ALVAREZ LOPEZ, el saldo acreedor de
la cuenta "Reservas de revalorización", originada por la adecuación del
valor contable de ciertos elementos patrimoniales a la realidad vigente,
es también una reserva integrante del neto, pues, si bien no se ha
incrementado este, en términos de poder adquisitivo, sirve de
complemento al mismo, el cual deberá ser nominativamente mayor,
para ser realmente equivalente al capital inicial y evitar así su erosión o
descapitalización551.
-423-
Finalmente, por lo que hace referencia a su destino o aplicación, habrá
que estar a lo expresamente previsto en la normativa reguladora
correspondiente, que aborda no sólo la creación de la cuenta como
consecuencia de la regularización sino también el destino de la misma.
Por ello, son incluídas en la categoría de las denominadas "reservas de
afección", puesto que no puede disponerse libremente de las mismas.
Así, pues, las reservas de regularización no pertenecen a la categoría
de las reservas generales, libremente disponibles, en sentido absoluto,
y a todos los efectos; sin embargo, ello no impide que sean reservas
disponibles, en sentido relativo, a efectos de su incorporación al capital
social.
eventualmente, el destino de las mismas, fijados ambos por el legislador, para poder
gozar de las ventajas fiscales (PIÑON, op. cit., pág. 72).
553No obstante, en el extranjero va cambiando este criterio. Cfr., al respecto,
ESTEBAN MARINA, op. cit., pág. 142.
554Así, en la regularización de 1964, el art. 12 del texto refundido regula la
incorporación de la cuenta a capital y los efectos de destinarla a otras aplicaciones,
cuestión regulada, asimismo, por el Decreto 3.155/1966.
Del mismo, la incorporación a capital de la cuenta de Regularización de 1973 es
regulada por el Decreto-Ley 13/1975, de 17 de noviembre (desarrollado por Orden
Ministerial de 9 de diciembre de 1975), art. 10, que permite a las sociedades que
hubieren regularizado sus balances la emisión de acciones liberadas, hasta el 30 por
ciento, con cargo al saldo de la cuenta "Regularización, Decreto-Ley 12/1973, de 30
de noviembre", debiendo liberarse el resto mediante aportación efectiva de los
accionistas, estableciendo la exención fiscal para tales operaciones. Igualmente, el
Real Decreto-Ley 13/1976, de 10 de agosto (reglamentado por Orden Ministerial de
22 de octubre de 1976), en su art. 4, establece que las sociedades que hubiesen
regularizado sus balances, podrán efectuar aumentos de capital, hasta un 60% de su
importe, con cargo al saldo de la cuenta de "Regularización, Decreto-Ley 12/1973, de
30 de noviembre", debiendo realizarse el resto mediante aportación efectiva de los
accionistas, estableciéndose determinadas exenciones fiscales para estas operaciones.
El Real Decreto-Ley 15/1977, de 25 de febrero, art. 33, reproduce, básicamente, el
contenido del Decreto-Ley 13/1976. A su vez, la Ley 61/1978, de 27 de diciembre, del
Impuesto sobre sociedades (disposición transitoria sexta, número dos), prorroga
hasta el 31 de diciembre de 1980 el régimen de ampliaciones de capital regulado en el
Decreto-Ley 13/1976 y el Real Decreto-Ley 15/1977. A partir del 1 de enero, el saldo
de la cuenta "Regularización Decreto-Ley 12/1973, de 30 de noviembre", que no haya
sido actualizada se traspasará a la reserva legal, y el remanente, si lo hubiere, a
reservas de libre disposición.
-424-
cuenta entre los accionistas de la sociedad es tajantemente prohibida
por el legislador, no sólo por la situación peligrosa que se produciría
-425-
en el caso de una revaloración de la moneda, sino también porque sería
contraria a la concepción de la revaloración como operación que no
genera una plusvalía real, ni tampoco, en consecuencia, verdaderos
beneficios.
-426-
capitalización de esta cuenta, que, en ocasiones, pueden hacer dudar
sobre la conveniencia de proceder a la operación. Así, de entrada, se
argumenta que las plusvalías nacidas de la depreciación monetaria
suelen ser inciertas y aleatorias, siendo peligrosa la operación siempre
que la plusvalía no esté suficientemente consolidada, es decir,
adquirida por la empresa; de forma que si la conversión en capital se
hace de forma precipitada, y la moneda recobra su antiguo poder
adquisitivo, la situación puede hacerse delicada para la empresa557.
Asimismo, se señala que la incorporación de la cuenta de reserva a
capital puede acelerar, si no se hace de forma adecuada, la
descapitalización de la empresa, sobre todo en aquellos casos en que
los beneficios de la explotación no sean suficientes para hacer frente al
dividendo que habitualmente haya venido repartiendo la empresa558.
-427-
capitalización, a la vista del beneficio previsible, impondrá una
revisión de las políticas de dividendo y de autofinanciación,
consistente en reducir uno u otro, o los dos. Y, finalmente, en tercer
lugar, empresas cuyas perspectivas de escasa o nula rentabilidad
desaconsejan la capitalización del saldo de la cuenta. No obstante, ha
de advertirse que en muchas ocasiones, el pequeño y mediano
empresario no está condicionado, a la hora de decidir la capitalización
del saldo de la cuenta, por los relativos a los efectos reales y
psicológicos de una revisión de las políticas de dividendo y de
autofinanciación.
-428-
relativas a la revalorización de activos empresariales que serían de
aplicación en el seno de la Comunidad. Las conclusiones de la
comisión eran totalmente negativas: las medidas sobre regularización
de balances debían de considerarse "como pertenecientes a la historia
fiscal y no volverlas a poner en práctica". No obstante, los trabajos
sobre esta materia continuaron hasta elaborar las normas recogidas en
los art. 32 y 33 de la Cuarta Directiva561.
-429-
c) La revalorización de las inmovilizaciones materiales y de las
inmovilizaciones financieras.
-430-
De forma que, pese a la opinión inicialmente desfavorable de los
órganos comunitarios respecto a la regularización de balances
(mantenida todavía en la actualidad por la doctrina, que se declara
francamente contraria a la misma),564 no se produce, finalmente, una
prohibición sino un permisión de esta técnica contable en el derecho
comunitario. En todo caso, lo permitido son las revalorizaciones de
balances, no la afloración de activos ocultos, que ni siquiera es
mencionada565. Por ello, no son razones jurídicas sino de otra
naturaleza (seguramente, económicas y fiscales) las que llevan al
Gobierno a no autorizar la actualización de balances hoy día en España
(si bien ha de mencionarse que sí existen normas de actualización para
determinados sectores empresariales (empresas públicas) y en
determinados ámbitos autonómicos (País Vasco)566.
-431-
En cualquier caso, si, en cualquier momento la Administración
española decidiera autorizar una nueva revalorización de balances, las
"diferencias por revalorización" que surgieran habrían de incorporarse
a la cuenta correspondiente prevista a tal efecto en el balance.
Asimismo, habría que estar a lo previsto en la propia normativa
reguladora a efectos del destino en general, y de la incorporación a
capital, del saldo de esa cuenta. Y tener en cuenta asimismo las
ventajas e inconvenientes derivadas de su capitalización, e incluso de
la propia regularización de balances, en función de las características
particulares de cada empresas. Si, entonces, se decide proceder a la
capitalización de tal reserva, en todo o en parte, dicha operación
económica se regirá, jurídicamente, por la normativa general
establecida en el art. 157 TRLSA para todo aumento de capital con
cargo a reservas, y también por la normativa específica que le sea
aplicable por razón de su naturaleza, que introducirá nuevos requisitos
o condicionamientos (p.ej., comprobación de la cuenta por el
Ministerio de Economía y Hacienda, cumplimiento de los plazos y
requisitos específicos establecidos para tal fin). En suma, la
capitalización de la cuenta de regularización deberá ajustarse a los
requisitos legales generales y los especiales de su ley de
capitalización567.
-432-
que pueden surgir en una sociedad como consecuencia de diversas
operaciones realizadas a lo largo de la vida social, y respecto de las
cuales es conveniente resolver el tema de su susceptibilidad de
traspaso al capital social (reserva por reducción de capital, reservas por
primas de fusión, primas de conversión de obligaciones).
-433-
momento de la reducción no se dispone de activos vinculados al
capital social, la reducción de la cifra de capital supone una reducción
del patrimonio indisponible para los socios, en perjuicio de los
acreedores.
-434-
disposición de los accionistas en perjuicio de los acreedores sociales. Se
trata de evitar el denominado "efecto escalera", ya apuntado, en virtud
del cual la liberación de elementos patrimoniales como consecuencia
de una primera reducción de capital pudiera ser aplicada a reducciones
sucesivas del mismo hasta el nivel de capital mínimo. Su función, en
última instancia, es poder realizar reducciones de capital con cargo a
reservas o beneficios, en las que la garantía de los acreedores de la
sociedad, pese a la reducción de la cifra formal de retención, no se vea
disminuida, sino que siga siendo la misma que con anterioridad572.
572DE LA CUESTA, op. cit., pág. 220; VICENT CHULIA, op. cit., pág. 786; AMADOR-
CARAZO, op. cit., pág. 57-58.
573La reserva por capital amortizado, del art. 167.3º TRLSA, está prevista en la cuenta
117 del Plan General Contable, conforme al cual la dotación de esta cuenta es
obligatoria y su saldo indisponible. Para el tratamiento contable de la operación, cfr.,
RIVERO ROMERO, op. cit., pág. 159-161, el cual señala, asimismo, los motivos que
justifican una política de amortizar acciones con cargo a beneficios o reservas libres.
Así, señala que esta política la pueden practicar, en primer lugar, las sociedades de
activos defectibles, agotables o reversibles, es decir, aquellas unidades económicas
que al término de su vida no tienen valor de realización, bien porque su activo se
haya extinguido, bien porque tengan que revertir en un ente público. En estos casos,
para que los accionistas puedan recuperar el valor de su aportación, con
independencia de su participación en los beneficios de la gestión, las empresas deven
constituir unos fondos de reservas que permitan devolver a los socios sus
aportaciones. Y una fórmula a aplicar para conseguir esto consiste en la amortización
paulatina de acciones con cargo a beneficios o reservas de libre disposición. También,
en segundo lugar, las sociedades que se dediquen a actividades coyunturales pueden
encontrarse en determinados momentos con exceso de capital en relación con su
actividad, y aplicar la política de reducción de capital social con cargo a beneficios.
-435-
incorporación de reservas en la medida en que los Estados miembros
permitan tal operación".
-436-
accionista; en tal caso caso se extinguen las obligaciones, cuyo importe
se aplica como contravalor de las acciones que le son atribuidas en
función de una relación de cambio previamente establecida. Se trata de
una modalidad de obligaciones de gran desarrollo en el sistema
financiero actual por las ventajas que representan tanto para el
obligacionista como para la sociedad emisora: para este, por cuanto al
tiempo que recibe un rendimiento de su inversión se le permite un
periodo de observación a fin de examinar la conveniencia de integrarse
como socio en la sociedad emisora; para aquella, porque, de entrada,
obtiene crédito en condiciones ventajosas, a tipos de interés inferiores
incluso a los de las obligaciones ordinarias.
-437-
ignorando supuestos como los de obligaciones convertibles en acciones
que ya estén creadas o en acciones de otra sociedad distinta de la
emisora de las obligaciones (procedimiento de conversión indirecta).
-438-
italiano, contiene una norma imperativa que, pensando en su
condición de acciones en potencia, establece una doble prohibición
cuya finalidad es la protección de la integridad de la cifra del capital
social577. En primer lugar, una primera prohibición, inexistente en el
derecho anterior, pero cuya aplicabilidad era controvertida ya a nivel
doctrinal, por la que se establece que "Las obligaciones convertibles no
pueden emitirse por una cifra inferior a su valor nominal", con lo que
se está prohibiendo la emisión de obligaciones por debajo de la par (es
decir, con prima de emisión). A continuación una prohibición,
inexistente también la derogada Ley de 1951, pero unánimemente
admitida ya por entonces por la doctrina, por la que se establece que:
"Tampoco pueden ser convertidas obligaciones en acciones cuando el
valor nominal de aquéllas sea inferior al de éstas".
577 Es cierto que la Ley de 1951 no contenía una previsión similar. No obstante, pese
a la falta de consagración legal expresa, la doctrina rechazaba por entonces de forma
unánime la posibilidad de convertir obligaciones de un determinado valor nominal
en acciones de valor nominal superior, porque en tal caso se estaría vulnerando la
prohibición de emisión de acciones por una cifra inferior a su valor nominal,
establecida en el art. 36 de la Ley de 1951. En cambio, la cuestión de la posibilidad de
emitir obligaciones convertibles bajo la par, también ignorada por el derecho entonces
vigente, era una cuestión controvertida; así, mientras algunos autores propugnaban
la existencia de una prohibición genérica de emisión de obligaciones convertibles bajo
la par, por cuanto se trataba de acciones en potencia, a las que debía extenderse la
prohibición que sí regía para estas, otros autores consideraban preferible exigir que el
valor nominal del conjunto de las acciones que deban entregarse en la conversión no
deba ser nunca superior al valor del conjunto de las obligaciones, calculado al tipo de
emisión, porque con ello se permitiría una mayor agilidad en las operaciones; en tal
caso, sería lícito convertir unas obligaciones, cuyo conjunto tenga un valor nominal
de cien millones, emitidas la mitad bajo la par, al 95% y la otra mitad sobre la par, al
105%, en acciones de un valor nominal también de cien millones; y, en concreto,
también sería posible emitir obligaciones convertibles bajo la par (con prima de
emisión) siempre que al señalar el tipo de conversión se eliminase el desequilibrio.
Cfr., al respecto, ANGULO, op. cit., pág. 168.
578Este novedoso precepto es criticado por la doctrina porque se considera
innecesaria la primera de las prohibiciones puesto que, en realidad, según GARCIA-
ENTERRIA, la defensa del capital se logra únicamente con la segunda de estas
normas, porque lo determinante no es tanto el precio de emisión de las obligaciones
convertibles como que el valor nominal conjunto de las acciones que se ofrecen en
conversión no sea superior al desembolso efectivo efectuado por los obligacionistas.
Es por ello por lo que propugna que la primera prohibición podría ser suprimida,
tanto por su excesiva rigidez (porque impide emitir obligaciones con prima de
emisión, lo que facilita a la sociedad la colocación de las obligaciones, y no tiene
porque afectar a la integridad del capital) como por su insuficiencia en la tutela del
-439-
obligaciones por debajo de la par. No obstante, es perfectamente
admisible que la conversión de las mismas se realice por encima de la
par. En efecto, en estos casos puede ocurrir que la suma pagada por el
obligacionista ahora suscriptor exceda el valor nominal de las acciones
obtenidas en la conversión tomando como base la relación de cambio.
Entonces, se plantea una situación análoga a la emisión de acciones con
sobreprecio; cabe considerar, por ello, que la suma que supere el valor
nominal de las acciones constituye también una prima pagada por los
socios579. De hecho, como señala VELASCO ALONSO, en el caso de
sociedades prósperas, para que la relación de canje resulte justa y
equitativa, será necesario computar las reservas sociales acumuladas;
en otro caso, los antiguos accionistas resultarían perjudicados por la
parte de prima de emisión no exigida580. Es más, se considera que la
capital social, que se consigue en realidad con la primera norma; porque, en efecto,
existiría posibilidad de violación del principio de realidad si una obligación de valor
nominal 1000 pudiese convertirse en dos acciones de 750 de nominal, lo cual es
impedido por la segunda norma y no por la primera). Cfr., al respecto, GARCIA-
ENTERRIA, op. cit., pág. 284 a 285.
De hecho, la regulación española está inspirada en el derecho italiano, en concreto en
el art. 2420 bis pfo. 3º del Codice Civile, que establece que las obligaciones convertibles
no pueden emitirse por suma inferior a su valor nominal. La literalidad de ambos
preceptos es criticada porque restringe las posibilidades de actuación de la sociedad,
en la medida que prohibe las primas de emisión, uno de los incentivos para la
suscripción de acciones; salvo que la sociedad emisora asuma la carga del descuento
como un gasto de emisión o cubriendo la diferencia con cargo a reservas. Por contra,
el art. 195.4 de la Ley de sociedades francesa, al establecer que "el precio de emisión
de las obligaciones convertibles no puede ser inferior al valor nominal de las acciones
que los obligacionistas recibirían en caso de caso de opción por la conversión", admite
indirectamente la emisión de obligaciones por debajo de la par, igual que ocurre en el
derecho inglés y alemán. Cfr., al respecto, GARCIA ENTERRIA, op. cit., pág. 285;
TORRES ESCAMEZ, op. cit., pág. 243-244, ALONSO ESPINOSA, "Acciones sin voto y
obligaciones convertibles en acciones en la financiación de la Sociedad Anónima, ...",
cit., pág. 1433 y ss.; y VICENT CHULIA, op. cit., pág. 799.
579Distinta de la prima como ventaja, beneficio o remuneración atribuida al
obligacionista, o estímulo ofrecido al suscriptor de los títulos, consistente en la
cantidad que el obligacionista paga de menos en la suscripción (prima de emisión), o
cobra de más (prima de amortización o reembolso), y a la que ya nos hemos referido
anteriormente.
580En esta situación, según VELASCO ALONSO, existiría un caso en que la
conversión y canje de títulos podría efectuarse a la par: aquel en que todos los
obligacionistas fueran al mismo tiempo accionistas de la sociedad emisora. En tal
caso, a la conversión de las acciones debería preceder o bien una distribución total de
las reservas sociales de forma proporcional a la participación de cada accionista, o
bien una distribución parcial de las mismas realizada con la finalidad de evitar que
algunos socios aumenten su participación social y con ella la dimensión de su
derecho sobre las reservas antiguas. Cfr., al respecto, VELASCO ALONSO, A.,
-440-
conversión de obligaciones es el procedimiento más idóneo (y en
ocasiones incluso el único) para asegurar la colocación de las acciones
emitidas como consecuencia de una ampliación de capital con una
prima probablemente mayor que la que podría conseguirse
emitiéndolas directamente581.
-441-
O bien, puede establecerse una relación de cambio variable, si
habiéndose emitido, p.ej., obligaciones convertibles a la par, con valor
de 1000 ptas. por título, se establece que la conversión se realizará al
cambio medio de las acciones resultante de las cotizaciones del último
trimestre, con reducción de un último porcentaje, debiéndose
satisfacerse las diferencias que, por fracción de acción se produzcan en
el canje, por los tenedores. Si, suponiendo que la cotización media de
las acciones hubiera sido del 250 por 100, se ofrecen a los
obligacionistas al 240 por ciento, pagarán una prima de emisión del 140
por 100. Si el valor nominal de la acción es de 500 ptas., el valor de
canje será de 1.200. El obligacionista entregará una obligación y 200
pesetas en efectivo, recibiendo una acción.
584Pudo tener más relevancia en el pasado, bajo la vigencia de la Ley de 1951, pues la
opción por la primera solución de asimilación a la reserva por prima de emisión de
acciones hubiera supuesto reproducir para la reserva por prima de conversión de
obligaciones los mismos problemas que, como hemos visto, planteaba por entonces la
-442-
c. Reserva por primas de fusión.
-443-
exige una mínima relación de igualdad entre ambos elementos. Lo que
significa que no necesariamente ha de existir una adecuación o
correspondencia total entre el capital de la nueva sociedad o el
aumento del capital de la sociedad absorbente, por una parte, y el valor
de los patrimonios aportados por las sociedades que se extinguen, por
otra, siempre que se mantengan dentro del límite exigido de
igualdad585.
585LARGO GIL, R., La fusión de sociedades mercantiles. Fase preliminar, proyecto de fusión
e informes, 1ª edición, Madrid, 1992, pág. 312 y ss. Así mismo, en relación a la prima
de fusión, en general, cfr., SANCHEZ OLIVAN, La fusión de sociedades. Estudio
económico, jurídico y fiscal, cit., pág. 104 y ss.; GARDEAZABAL DEL RIO, op. cit., pág.
814; SANZ GADEA, E., "Régimen fiscal de la fusión", Estudios financieros, Revista de
Contabilidad y Tributación, nº 70, 1989, pág. 5 y ss.; así como GARDEAZABAL DEL
RIO, F.J., y MARTINEZ FERNANDEZ, T. A., "Problemática que plantean la fusión y
el aumento de capital en la sociedad anónima", Estudios sobre la sociedad anónima,
Madrid, 1991, pág. 259 y ss., en particular, pág. 302-303.
586Cfr., entre la doctrina española, DE LA CAMARA, Estudios, t. II, pág. 422. En
relación a la prima de fusión, su naturaleza, régimen jurídico y representación
contable, cfr., en el ámbito del derecho comparado, y para el derecho francés,
HEMARD-TERRE-MABILAT, op. cit., t. III, pág. 629, BENECH, op. cit., pág. 5 y 9, que
-444-
Este primer sentido de la "prima de fusión" es el sostenido por la
doctrina francesa, que la equipara, además, a la primas por emisión de
acciones. Una situación análoga a una suscripción de acciones con
prima de emisión puede producirse también tras una operación de
fusión de sociedades, cuando el capital de la sociedad incorporante o
resultante de la fusión sea inferior a la suma de los patrimonios de las
sociedades que intervienen en la operación. En este supuesto, se
entregan acciones a cambio de bienes del patrimonio la sociedad o
sociedades que se fusionan; la parte correspondiente a la diferencia
entre el valor real de los bienes aportados a la sociedad y el valor
nominal de las acciones entregadas como remuneración de la
aportación realizada constituye la prima de fusión. Esta prima de
fusión es un supuesto especial de prima de emisión de acciones que
viene a compensar los derechos que los nuevos asociados van a
adquirir en las reservas acumuladas en la sociedad587.
-445-
pérdidas. La sociedad absorbente absorbe un patrimonio (el de la
sociedad absorbida) constituido por un activo y un pasivo, por
derechos y obligaciones, pero no absorben reservas ni ninguna otra
clase de partidas que establezcan en términos contables la estructura
financiera de la sociedad. Porque consideran que esa estructura
financiera desaparece por efecto de la fusión, ya que la sociedad
absorbente lo que absorbe es patrimonio activo y pasivo, y, por
diferencia un neto.
-446-
aquella aportación. Además, una distinción esencial entre la prima
auténtica y la surgida aparentemente en la fusión es que en aquella, su
importe nominal coincide con el valor efectivo, mientras que en esta
no; para que esto fuera así habría que medirla en función del valor real,
el cual, normalmente, no suele trascender. Por tanto, esta prima
aparente representa una diferencia de naturaleza contable, no
necesariamente real, que sólo puede calificarse como tal desde el
análisis de la operación desde la perspectiva unilateral de la sociedad
emisora.
-447-
cuando, al entregar a los socios un nominal inferior a aquel que antes
ostentaban, se produce una transformación de capital en reservas; este
capital transformado constituye la "reserva por descapitalización" de la
fusión, o "prima de fusión en sentido estricto", caracterizada por ser
una reserva de capital en sentido económico (similar a la reserva por
prima de emisión por su origen, reservas de capital y no de beneficios,
pero no por su función).
588Posición de DE LA CÁMARA, op. cit., pág. 422, VICENT CHULIÁ, op. cit., pág.
779; GORE, F., "La notion de capital social", Ettudes offertes a R. Rodiere, París, 1981,
pág. 89; MERLE, op. cit., pág. 645.
589 LARGO GIL, La fusión de sociedades mercantiles, cit., pág. 312.
-448-
Si, por contra, nos referimos a la prima de fusión en el segundo
sentido mencionado, entendemos que estamos ante una reserva de
capital, a la que habrá de aplicarse analógicamente la disciplina de las
reservas de por primas de emisión, de naturaleza próxima. Por ello, se
tratará, igualmente, de una reserva susceptible de capitalización.
2. BENEFICIOS.
-449-
(A) En primer lugar, respecto a la noción y el contenido del beneficio
hay que señalar, de entrada, que junto al capital social y las reservas
existe una tercera categoría de cuentas del pasivo interno o no exigible:
aquellas que registran los beneficios. Igual que el capital, y la
generalidad de las reservas, los beneficios se caracterizan por su
carácter abstracto; de forma que los beneficios no está necesariamente
representados por ningún bien en particular.
-450-
pérdidas y ganancias a reservas, a dividendos activos a pagar, o, en su
caso, a remanente. En caso de que el resultado sea negativo (saldo
deudor), existirá un movimiento de la cuenta de pérdidas y ganancias
a resultados negativos de ejercicios anteriores.
-451-
De forma que, junto a los beneficios obtenidos en el último ejercicio
cerrado, pendientes de aplicación (incluidos en la cuenta 129. "Pérdidas
y ganancias"), habrán de reflejarse en el mismo los beneficios de
ejercicios pasados, sin aplicación específica una vez aprobada la
propuesta de aplicación del resultado. Todos ellos conforman la
categoría específica de beneficios a la que se refiere el art. 157 TRLSA, y
constituyen, junto con el capital social y las reservas, la tercera
categoría de las partidas del pasivo interno. La cuestión que se plantea
es la naturaleza de su traspaso a capital, y su asimilabilidad a la
incorporación de reservas.
-452-
cuestiones concretas como, p.ej., en materia de prescripción, a las que
nos referiremos en el capítulo siguiente.596
-453-
CAPITULO V: EL DERECHO DE ASIGNACION GRATUITA DE
NUEVAS ACCIONES O DE UN VALOR NOMINAL
AUMENTADO.
-454-
b') La cuestión de la pertenencia de las reservas acumuladas durante el usufructo.
En particular, el derecho a las reservas capitalizadas. Contradicción legal. Necesidad
de interpretación conjunta del art. 68 y 70.5.
c)A modo de conclusión.
C.Ejercicio del derecho de asignación gratuita en caso de usufructo.
2.2. La sustitución fideicomisaria de acciones.
2.3. La sociedad de gananciales.
2.4. La prenda de acciones.
2.5. El embargo de acciones.
3. Incidencia y eventual protección de los derechos de los terceros poseedores de
títulos distintos de las acciones.
3.1. En especial, los titulares de obligaciones convertibles.
3.2. Los tenedores de bonos de fundador.
IV. Medida de atribución de las acciones.
1. Criterio cuantitativo.
1.1. Inexistencia de criterio legal de atribución. Adopción del criterio de la
proporcionalidad a las acciones poseídas.
1.2. Proporcionalidad al valor nominal o al desembolso efectuado.
1.3. El problema de los restos.
2. Criterio cualitativo. Características de las acciones.
V. El ejercicio del derecho de asignación gratuita.
1. El ejercicio del derecho en sentido estricto: atribución o asunción de las nuevas
acciones. En particular, prescriptibilidad del derecho de asignación gratuita y del
derecho a retirar las acciones.
2. La transmisión o negociación del derecho de asignación gratuita. Análisis de la
transmisibilidad del mismo. Función y ventajas.VI. El aumento mixto. Aplicabilidad
del derecho de asignación gratuita.
-455-
I. EL DERECHO DE ASIGNACION GRATUITA EN GENERAL.
597En sentido amplio, puede afirmarse que siempre y necesariamente surgen nuevas
acciones, cualquiera que sea la forma de materialización del aumento. Ello tanto
desde la perspectiva de la acción como fracción ideal del capital social, pues. en un
caso, surgen nuevas acciones por la fragmentación de las primitivas, y, en otro caso,
las antiguas acciones devienen nuevas acciones por el aumento de su montante
nominal; como también desde la perspectiva de la acción como valor material
(anotado o documentado) que representa la participación social, en el sentido de que
existirá una puesta en circulación de nuevos valores, que se suman a los
anteriormente existentes, o que sustituyen a estos por otros con un valor nominal más
elevado. Sin embargo, en sentido técnico-jurídico estricto, sólo en el primer caso
existe una emisión de nuevas acciones, pues, en el segundo, se mantienen
simplemente las primitivas acciones aunque con el valor nominal aumentado.
-456-
sea de modo incidental y asistemático), la cual, sin embargo, no aborda
su regulación de forma expresa, completa y ordenada, sino más bien
indirecta y fragmentaria.
598GARRIGUES, en GARRIGUES-URIA, op. cit., II, pág. 250; GIRON, Derecho, cit.,
pág. 506. Para el derecho de asignación gratuita con anterioridad a la Ley de 1951,
cfr., GARRRIGUES, Tratado, cit., I, 2, pág. 645; GAY DE MONTELLA, Tratado, cit.,
pág. 323.
-457-
suscripción preferente, próximo pero no absolutamente identificable
con el de asignación gratuita de acciones (art. 48.2.b)599.
-458-
aparece como tal hasta la publicación del Dictamen de la Comisión de
Justicia del Senado de 19 de julio de 1989, y así se mantiene en el texto
definitivo de la Ley. De hecho, la mencionada fórmula había sido
propuesta, y venía siendo utilizada por la doctrina, como forma de
referirse de modo simple, directo y abreviado a la facultad o
prerrogativa generada por esta modalidad de aumento de capital. De
forma que la consagración positiva de la misma supone la recepción
legal de una previa propuesta doctrinal de uso ya generalizado en la
práctica con anterioridad.
-459-
derecho español601, abordamos, a continuación, en primer lugar, la
cuestión referida a la función económica del mismo, compartida, como
veremos, con el derecho de suscripción preferente. Y, a continuación, la
determinación del presupuesto jurídico del mismo, que constituye el
elemento diferenciador respecto del derecho de suscripción preferente,
y que fundamenta la aparición de características propias y específicas
del derecho.
-460-
cumplen, sustancialmente, una función económica común: posibilitar
el mantenimiento de la posición relativa del accionista en la sociedad,
tanto en su perspectiva patrimonial como política. Todo ello sin
perjuicio de las diferencias existentes entre ambos, determinadas por
su distinto presupuesto jurídico (gratuidad en un caso, onerosidad en
otro supuesto), que justifican la existencia de características propias,
definidoras de uno y otro, y diferenciadoras de ambos entre sí.
602SANCHEZ ANDRES, El derecho de suscripción preferente, cit., pág. 76, autor al que
se sigue fundamentalmente en la exposición de los efectos de la operación de
aumento de capital.
-461-
inalterado, con lo que el valor intrínseco de la acción no varía. Ahora
bien, este efecto se manifiesta de forma evidente y palmaria en el
supuesto de emisión de nuevas acciones, cuya creación tiene su origen,
realmente, en una fragmentación del valor real de las acciones
antiguas, que se reparte ahora entre acciones viejas y nuevas. En este
caso es evidente la pérdida de sustancia sufrida por las antiguas
acciones, que ven alterado no su valor nominal, pero sí su valor
intrínseco o real, determinado por su cuota de participación en las
reservas, ahora reducida por la concurrencia de nuevas acciones que
también participarán de las mismas603.
-462-
los que concurren a formar la voluntad social; e, incluso, puede
suponer, en ocasiones, la pérdida de la posibilidad de ejercer
determinados derechos (los denominados derechos minoritarios), para
cuyo ejercicio se requiere la tenencia de un porcentaje mínimo del
capital social, que, ahora, se vería disminuido.
-463-
capital, lo que se consigue, según los casos, bien a través del
denominado derecho de suscripción preferente, y bien mediante el
conocido como derecho de asignación gratuita de acciones
-464-
retribuido como los anteriores, exigiría un aumento de la cuota de
beneficios proporcional al aumento de la aportación605.
-465-
preferente607. Sin embargo, se impone una interpretación más flexible
de este precepto, exigida por los principios del derecho societario, y
por la propia Ley de Sociedades Anónimas, que niega en ocasiones la
posibilidad de ejercicio del derecho de suscripción preferente.
607En todo caso, también ha de tenerse en cuenta que el tenor literal del actual art.
158 no tiene la rotundidad del correspondiente art. 92 de la Ley de 1951, conforme al
cual el derecho de suscripción preferente procedía "en toda elevación de capital con
emisión de nuevas acciones", y por tanto, aparente y literalmente, sin excepción
alguna, aunque la doctrina admitía sin dificultad alguna la no procedencia del mismo
en los supuesto de aumento de capital con cargo a reservas. Cfr., SANCHEZ
ANDRES, El derecho de suscripción, cit., pág. 272.
608Cfr., en este sentido, GARRIGUES, en GARRIGUES-URIA, op. cit., pág. 246 y ss.;
GIRON, Derecho de sociedades Anónimas, cit., pág. 61 y ss.; RUBIO, Curso, cit., pág. 366-
367; SANCHEZ ANDRES, op. cit., pág. 275; ALVAREZ ALVAREZ, J. L., "Ejercicio del
derecho de suscripción preferente", Anuario de Derecho civil, nº XVII, 1964, pág. 274-
276; BERGAMO LLABRES, op. cit., tomo II, pág. 631 y ss.; también, aunque con
algunas matizaciones, DE LA CAMARA, Estudios, cit., pág. 135; igualmente DE LA
CUESTA, "El aumento y la reducción del capital social", cit., pág. 191; GARCIA
VILLAVERDE, R., "La constitución y el capital de las sociedades en la CEE (Primera y
Segunda Directrices)", Cuadernos de Derecho y Comercio, nº 5, junio 1989, pág. 130;
VELASCO SAN PEDRO, L.A., "El derecho de suscripción preferente", Derecho de
sociedades anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque Domínguez,
G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo III, Modificación
de estatutos. Aumento y reducción del capital. Obligaciones, volumen 1º, Madrid, 1994,
pág. 545-546; LARGO GIL, "La exclusión del derecho de suscripción preferente", cit.,
pág. 673-674.
-466-
En efecto, como es sabido, los accionistas de una sociedad tienen
unos derechos latentes sobre el patrimonio social en general, que,
como señala SÁNCHEZ ANDRÉS, tienen que ser mantenidos cuando
aquel se transforma en capital. Por ello, frente a los aumentos efectivos
de capital contra nuevas aportaciones, en el aumento con cargo a
recursos ya existentes en el patrimonio social, se impone la necesidad
de tutelar esos derechos latentes, no a a través del otorgamiento de un
simple derecho de preferencia sobre terceras personas, sino mediante
la atribución de un derecho exclusivo y automático a la asignación de
las nuevas fracciones del capital609. Con ello no sólo no resultan
desprotegidos sino mejor y plenamente protegidos los derechos,
expectativas o intereses de los accionistas. De forma que no se trata de
una elección entre uno y otro derecho sino que el derecho de
suscripción es, en este caso, simplemente improcedente, porque las
acciones han de entregarse directamente a los accionistas, sin que
puedan ser ofrecidas a terceros extraños a la sociedad. En suma, no
cabe otra opción, porque las nuevas acciones pertenecen a los antiguos
accionistas, por la propia naturaleza del contravalor, y,
correlativamente, por exigencia de la propia ley (expresamente en la
Ley de 1951, sólo implícitamente, como veremos, en la nueva Ley de
1989).
-467-
contra desembolso610. Tanto es así que ambas facultades son
consideradas por la doctrina como "prerrogativas casi gemelas", con
una comunidad de filiación611.
610SANCHEZ ANDRES, "Principios,...", cit., pág. 886. Todo ello sin perjuicio de que
en ocasiones puedan aparecer desviaciones de ese principio general, cuya causa suele
ser, como señala SANCHEZ ANDRES, El derecho de suscripción, cit., pág. 278, la
concurrencia de este principio con otros principios generales que recortan su eficacia.
611SANCHEZ ANDRES, El derecho de suscripción, cit., pág. 278; en el mismo sentido,
GARCÍA LUENGO-SOTO VÁZQUEZ, op. cit., pág. 707, consideran el derecho de
atribución gratuita de las nuevas acciones un supuesto especial de derecho
suscripción preferente, cuya finalidad no es sustancialmente distinta: el
mantenimiento de la cuota de participación en la sociedad.
612SANCHEZ ANDRES, "Principios,...", cit., pág. 893-894.
-468-
fundamento, ello no es óbice para la existencia de diferencias entre
ambos.
-469-
un desembolso que desempeñe la función de contravalor del aumento,
destinado a liberar las nuevas acciones (aportación social en sentido
estricto), puesto que tales acciones se emiten totalmente liberadas con
cargo al patrimonio social y no al patrimonio de los socios; de ahí que,
como vimos en el capítulo III, no sea aplicable a esta modalidad de
aumento la exigencia del desembolso mínimo del veinticinco por
ciento del valor nominal de cada acción, porque, por razón del
específico contravalor, la acción se emite totalmente liberada con cargo
al patrimonio social614. Asimismo, conforme el parecer de la mayoría
de autores, consideramos que no es, tampoco, exigible en este caso un
desembolso de los accionistas consistente en una prima de emisión
(aportación complementaria o suplementaria), pues, como señala la
doctrina, su exigencia en esta modalidad de aumento "no tendría
justificación lógica, jurídica ni económica al no entrar en la sociedad
nuevos accionistas". Sin embargo, finalmente, entendemos que el
principio de gratuidad no impide a la sociedad exigir a los accionistas
el desembolso de una determinada cuantía para afrontar los gastos
generados por el aumento de capital615.
614Cfr., al respecto, de forma más extensa, el capítulo III de este mismo estudio,
dedicado al análisis de los requisitos necesarios para la adopción del acuerdo de
aumento de capital, y, en particular, los requisitos objetivos relativos al capital social,
entre los que se estudia precisamente la exigencia del desembolso mínimo del
veinticinco por ciento del valor nominal de cada acción, considerada inaplicable a
esta modalidad de aumento. Cuestión no tan clara, que será abordada con
posterioridad, es la posibilidad de un aumento mixto en que las acciones se emitan
solo parcialmente liberadas con cargo a reservas, siendo necesario, por tanto, para su
total adquisición, y liberación, una aportación de los accionistas.
615Cfr., al respecto PIÑON, op. cit., pág. 311-312; BALMASEDA, op. cit., pág. 57;
SANCHEZ ANDRES, El derecho de suscripción, cit., pág. 280; VELASCO ALONSO, La
Ley de Sociedades Anónimas, cit., pág. 437; SANCHEZ ANDRES, A., Comentario al
régimen legal de las sociedades mercantiles, t. IV, Las acciones, vol. 1º, La acción y los
derechos del accionista, cit., pág. 244.
-470-
vulgar de la palabra, en el sentido de que su ejercicio, y el
cumplimiento de su función, exige un desembolso por parte de los
accionistas. Y, en segundo lugar, onerosidad en el sentido estricto de
término, en cuanto no constituye una simple derecho ni tampoco una
obligación para el accionista, sino más bien una carga: el accionista es
libre de actuar o no ese derecho, pero tanto en un caso como en otro
deberá atenerse a las consecuencias (desembolso del precio de las
acciones, si decide ejercerlo; pérdida de su posición relativa en la
sociedad, si decide no hacerlo).
-471-
gratuita de las nuevas acciones, cuyas características definitorias
básicas son establecidas, en parte por la propia ley, y,
fundamentalmente, por la doctrina. A partir de la consagración de este
derecho, surgen, a su vez, diversas cuestiones, no siempre abordadas
expresamente por el legislador, tales como a qué sujetos han de
atribuirse las acciones, cuál ha de ser la medida de atribución de las
mismas, qué clases de acciones han de atribuirse, etc., cuestiones ahora
planteadas y que se irán resolviendo en epígrafes posteriores, teniendo
en cuenta que, por lo general, no han sido reguladas expresamente por
el legislador societario español de 1989.
-472-
nuevas acciones; y plantea la cuestión de la eventual prescriptibilidad
del derecho de asignación gratuita y del derecho a retirar los títulos);
sea por transmisión o negociación del derecho de asignación gratuita.
En cualquier caso, consideramos conveniente analizar, de forma
previa, la operatividad del derecho de asignación gratuita en las
distintas clases o modalidades de aumento en función de su forma de
materialización: por emisión de nuevas acciones o por incremento del
valor nominal de las ya existentes.
-473-
o documentado) que representa la participación social, en el sentido de
que existirá una puesta en circulación de nuevos valores, que se suman
a los anteriormente existentes, o que sustituyen a estos por otros con
un valor nominal más elevado.
617P.ej., el art. 158 TRLSA, en sede de aumento de capital con emisión de nuevas
acciones; y, en concreto, en su párrafo 4, en sede de transmisión del derecho de
asignación gratuita, que, como veremos, se entiende generalmente que sólo es
transmisible cuando tenga por objeto nuevas acciones, y no cuando se realice por
elevación del valor nominal de las acciones ya existentes, en cuyo caso habrá de
transmitirse, si acaso, alguna de las antiguas acciones de valor nominal aumentado.
-474-
La materialización del aumento de capital con cargo a reservas
puede realizarse a través del aumento del valor nominal de las
acciones existentes, de forma tal que la suma de ese aumento de valor
global sea igual a la porción del capital social aumentado. De optarse
por esta modalidad, el procedimiento de ejecución puede consistir: o
bien en la emisión de nuevos títulos o resguardos provisionales, con
expresión del nuevo valor nominal elevado tras el aumento, y a
entregar a los antiguos accionistas a cambio de las acciones que
poseían; o bien en el procedimiento más sencillo de simple
estampillado de los antiguos títulos, mediante impresión de un cajetín
que eleva el valor nominal de los títulos antiguos, manteniendo el
primitivo documento618. Ello en el caso de que la acción estuviera
incorporada a un título o documento. En cambio, si la acción estuviera
representada mediante anotaciones en cuenta, sería suficiente la simple
modificación de la inscripción electrónica originaria en el registro
contable correspondiente, en el sentido de elevar su valor nominal, sin
necesidad de utilizar otros títulos o documentos.
618 Cfr., en este sentido, VICENT CHULIÁ, Compendio, cit., pág. 761, que, en el caso
de optarse por el procedimiento de estampillado señala que deberá imprimirse sobre
los títulos el nuevo valor nominal, y la referencia al acuerdo de modificación de
estatutos.
-475-
la decisión mayoritaria. De forma que no puede alegarse para el caso
concreto de traspaso de reservas, el argumento, esgrimible en relación
a los aumentos onerosos, de que la operatividad de los procedimientos
de aumento por elevación del valor nominal de las acciones existentes
queda muy mermada por los consentimientos exigidos; pues, en este
caso, por razón del contravalor, es suficiente el acuerdo mayoritario. A
esta misma conclusión se llegaría por el simple análisis de la naturaleza
jurídica de esta modalidad de aumento, por la utilización de recursos
procedentes del patrimonio social, y sin incidir en modo alguno en el
patrimonio personal de los accionistas, que no realizan aportación
alguna. En todo caso, la previsión legal expresa acaba con la dudas
que, a falta de norma legal, se plantearon en los primeros momentos de
realización de esta operación, y que podrían seguir planteándose
todavía en la actualidad por quienes sostienen la existencia de una
aportación por parte de los accionistas619.
619En la ampliación de capital por elevación del valor nominal de las acciones
realizada con cargo a recursos propios, la porción de capital correspondiente al
aumento queda totalmente liberada (como ya vimos al tratar los requisitos objetivos
del aumento de capital con cargo a reservas en el capítulo III, ni el principio de
suscripción ni el de desembolso mínimo son aplicables a esta modalidad de
elevación, debido a las características peculiares del contravalor); con lo que no se
plantea el problema, ya resuelto, que surgía en los casos en que dicho aumento se
efectuara con nuevas aportaciones de los socios, pero sin realizar, de presente,
desembolso alguno, en la medida en que el capital social previamente desembolsado
superaba ya la cantidad mínima exigida por la ley. En estos supuestos, los
Registradores suspendían la inscripción de la escritura de aumento por no acreditarse
el desembolso mínimo del 25 por ciento de la cantidad en que se ha aumentado el
capital social, lo que suponía, en suma, la falta de realidad y ejecución del aumento y
la falta de cumplimiento de los requisitos legales del mismo. En cualquier caso, el
problema ha sido resuelto ya por la Dirección General de los Registros y del
Notariado, que, en diversas Resoluciones (Resoluciones de 18 y 19 de noviembre de
1991, de 22 de mayo de 1992) ha establecido que la única exigencia respecto a los
desembolsos mínimos que formula la Ley de Sociedades Anónimas, tanto en los casos
de constitución como en los de ampliación posterior del capital social, es que cada
una de las acciones que lo integran queden desembolsadas, al menos en un 25 por
ciento de su valor nominal desde el momento de suscripción de las mismas (art. 12 y
155.3 TRLSA). En la hipótesis de ampliación por elevación del valor nominal de las
acciones existentes, ello se traduce exclusivamente en la necesidad de que, una vez
ejecutado el aumento, el nuevo valor nominal de cada una de ellas quede
desembolsado en tal porcentaje, cualquiera que sea el medio empleado para su
consecución; por tanto, si la cantidad anteriormente desembolsada por cada acción
permite cubrir ese porcentaje mínimo del nuevo valor que se les atribuye, queda
plenamente satisfecha aquella exigencia y carece de respaldo legal la imposición
adicional de un desembolso actual mínimo de parte del capital aumentado.
-476-
Por otra parte, y como argumentos a favor de la materialización del
aumento de capital con cargo a reservas a través de la elevación del
valor nominal de las acciones existentes, de forma tal que la suma de
ese aumento de valor global sea igual a la porción del capital social
aumentado se alega:
-477-
determina que el procedimiento de elevación del valor nominal se
utilice cada vez menos620.
-478-
que la suma del valor nominal de todas ellas sea igual a la cifra del
aumento.
623En este sentido, SANCHEZ ANDRES, "Principios, ...", cit., pág. 891; DE LA
CUESTA, op. cit., pág. 206.
624BIANCHI, Gli aumenti di capite nelle imprese, cit., pág. 30, nota 41.
-479-
dividendos pasivos de las acciones originarias625. Cosa que no
ocurriría en caso de que se hubiese optase por elevar el valor nominal
de una acción parcialmente desembolsada y se procediese a la
enajenación de la misma.
-480-
relacionados con la propia situación de la sociedad, y los objetivos o
finalidades subjetivamente perseguidos por la misma, o por el grupo
de control, en relación con esa operación (disminución de la excesiva
cotización de las acciones, concentración de la participación
empresarial, etc.).
-481-
interés del tutelar a ese público en quien está pensando el legislador de
la Ley del Mercado de Valores y del Real Decreto 291/1992627.
-482-
como se ha señalado, el procedimiento de elevación del valor nominal
es el que mejor combina con esta modalidad de aumento, y es también
el más económico, el procedimiento de emisión de nuevas acciones es
el más utilizado, probablemente por las mayores ventajas que
proporciona a los accionistas a efectos de una eventual desinversión de
su participación.
-483-
o expectativa en virtud del cual no les es del todo indiferente la
constitución y/o la utilización de las reservas sociales; se trataría
básicamente de los supuestos de usufructo, fideicomiso, prenda y
embargo de acciones, así como la situación específica planteada por la
sociedad de gananciales. En todos estos supuestos de eventual
concurrencia de derechos, intereses o expectativas sobre las acciones
y/o sobre las reservas de las mismas. se trata de analizar la efectiva
existencia de tal derecho, interés o expectativa. Y, en caso positivo, su
incidencia en la determinación de los beneficiarios de las nuevas
fracciones de capital surgidas de la transformación de reservas. O,
mejor, la incidencia de la capitalización de reservas y atribución de
nuevas acciones sobre tales eventuales derechos, intereses o
expectativas; y la forma de protección de los mismos, a través de las
atribución de las nuevas acciones, o a través de sistemas alternativos.
1.1. Cuestión previa: sujetos con derecho a las reservas. Relación con
la naturaleza jurídica de las reservas.
629Cfr., al respecto, AMIAUD, op. cit., pág. 317 y ss, así como también PIÑÓN, op. cit.,
pág. 122 y ss.
-484-
todas las ganancias obtenidas periódicamente por la sociedad, la parte
de esas ganancias retenida como reserva debe considerarse una
"acumulación de frutos". No obstante, esta concepción parte de un
presupuesto erróneo: la asimilación y confusión de la noción de frutos
de la acción y beneficios de la sociedad, considerando, a priori, como
fruto todo beneficio obtenido por la sociedad, cuando realmente son
nociones no sólo distintas sino también incompatibles.
-485-
vimos en el cap. IV, las reservas no suponen necesariamente una
retención de beneficios sociales (caso de la reserva por primas de
emisión de acciones, que no tienen el carácter de beneficios sociales
sino de aportación suplementaria, o de las reservas de revalorización
del activo)631.
Así, por una parte, si se considera que las reservas son una
acumulación de frutos que mantienen tal naturaleza, los
derechohabientes habrán de ser los partícipes en la distribución de
beneficios que, con su sacrificio, hicieron posible la constitución de las
reservas. Por ello, en caso de privación del reparto de beneficios, los
partícipes en la distribución de beneficios mantienen el derecho a exigir las
reservas, porque son frutos acumulados.
-486-
son los mismos que los derechohabientes a las cuotas de liquidación.
Sin embargo, el problema surgirá cuando, p.ej., existan acciones en
usufructo, o en el caso del régimen económico de gananciales. Pues, en
efecto, si las sumas procedentes de la desaparición de las reservas, se
distribuyen entre los derechohabientes a los beneficios, serán el
usufructuario o la sociedad ganancial los que deban percibir tales
beneficios; por ello, como señala LACOMBE, la tesis de los beneficios
obliga a distinguir la parte correspondiente al capital, sobre la que sólo
el nudo propietario tiene derecho, y el excedente que correspondería a
las reservas, sobre el cual sólo el usufructuario podría pretender su
derecho, como compensación de los frutos no percibidos en su
momento. Si, por contra, el derecho a las reservas está en función del
derecho a la cuota de liquidación, el nudo propietario o el cónyuge
titular de la acción serán los únicos que tendrán derecho a las reservas;
pues, conforme a la tesis de la cuota de liquidación, la parte de
beneficios no distribuidos entre los accionistas incrementa el
patrimonio social confundiéndose con él633.
633LACOMBE, op. cit., pág. 177; en igual sentido, PIÑON, op. cit., pág. 104 y ss.
634Cfr., al respecto, PIÑON, op. cit., pág. 122.
-487-
usufructuario. Y, asimismo, como veremos en su momento, no le
otorga el derecho al valor de todas las reservas sino únicamente a las
derivadas de beneficios ordinarios obtenidos durante el usufructo.
-488-
Sin embargo, este silencio legal no debe considerarse como el
fundamento de una libertad de la sociedad para la determinación de
los beneficiarios de las nuevas acciones, pues la consideración de los
accionistas como beneficiarios de la asignación gratuita es la solución
que se impone, por la clase de contravalor del aumento (reservas), y
cualquiera que sea la postura que se adopte en relación a la naturaleza
jurídica de esas reservas (frutos acumulados o capital en sentido
económico) en los supuestos normales y generales en que los
derechohabientes a los beneficios y los derechohabientes a la cuota de
liquidación coinciden en una misma persona.
Esto es, en el supuesto más simple de una sociedad que cuente con
acciones de una sola clase, acciones que son poseídas por los
accionistas, que son además los únicos sujetos con derechos sobre las
mismas (sin que, por tanto, se den situaciones de concurrencia de
distintos derechos sobre una misma acción), en tal caso, los accionistas
son, necesariamente, los destinatarios de las nuevas acciones surgidas
de un aumento de capital con cargo a reservas, porque son ellos los
sujetos con derecho sobre las reservas capitalizadas.
-489-
es que este derecho latente es objeto de protección jurídica durante la
vida de la sociedad (a través del derecho de suscripción preferente, y la
emisión de acciones con prima) a fin de evitar la dilución de su
participación sobre las reservas sociales; o, en particular, y en el caso
de aumento con cargo a reservas, a través del derecho de asignación
gratuita, destinado a mantener inalterada su participación en la
sociedad, desde una perspectiva política y patrimonial.
-490-
Como es sabido, la tenencia de acciones propias plantea el problema
de determinar la situación de las mismas. El legislador de 1989,
tratando de neutralizar las consecuencias que la tenencia por la
sociedad de sus propias acciones supone, tanto para el patrimonio
social como para la gestión de la sociedad, establece, por un lado la
suspensión de los derechos políticos incorporados a las acciones
propias poseídas por esa sociedad; y, por otro lado, en relación a los
derechos económicos derivados de las acciones, el legislador establece
que los derechos económicos se atribuyen proporcionalmente al resto de
acciones, excepto el derecho de asignación gratuita de acciones.
637PAZ ARES, "Negocios sobre las propias acciones",cit., pág. 550 y ss; GARCIA
LUENGO-SOTO VÁZQUEZ, op. cit., pág. 399.
638Cfr., en relación al derecho de suscripción preferente y las acciones propias,
VELASCO SAN PEDRO, "El derecho de suscripción preferente", cit., pág. 574-575, el
cual señala que a falta de previsión específica en relación al derecho de suscripción en
el régimen de las acciones propias, habrá que entender aplicable a este supuesto lo
dispuesto para los derechos económicos del art. 79, aunque considera que la
calificación como tal del derecho de suscripción sea ciertamente cuestionable; en el
mismo sentido, LARGO GIL, "La exclusión del derecho de suscripción preferente",
cit., pág. 675-676.
-491-
deriva ese derecho639. Efectivamente, debe tenerse en cuenta que se
produce simplemente un fraccionamiento (o, en su caso, una expansión
meramente nominal) de las acciones originarias, sin que ello exija un
nuevo desembolso por parte de la sociedad tenedora, por lo que no
supone un aumento de su participación patrimonial (que permanece
invariada), ni supone tampoco un aumento de su porcentaje de
participación nominal en relación al capital social total640. En caso
contrario, la no atribución de las acciones gratuitas resultaría, como ha
señalado la doctrina, injusto y arbitrario para la sociedad, que no
adquiere nada nuevo, sino que se trata simplemente de mantener la
situación patrimonial de las acciones por ella poseídas, que, otro caso,
sufrirían el efecto de dilución provocado por todo aumento641. Todo
639Cfr., en el mismo sentido, el art. 2357.2 del Codice Civile italiano, el art. 217.3, 4 y 5
de la Ley Francesa de sociedades y el art. 324.1.a) del Código Portugués de
sociedades mercantiles; por contra, el art. 71.b) de la AktG establece la suspensión
total de los derechos económicos.
640Precisamente por ello la Orden de 23 de abril de 1991 de desarrollo del Real
Decreto 377/1991, de 15 de marzo de 1991, relativo a la comunicación de
participaciones significativas en Sociedades cotizadas y de adquisición por estas de
acciones propias, dispone, en su art. 4, que en los casos de aumento de capital de una
sociedad cotizada con cargo íntegramente a reservas sólo se considerará adquisición
o transmisión, a los efectos de la comunicación de la adquisición (obligatoria cuando
superen el 1 por ciento del capital social) prevista en los art. 12 y 13 del mencionado
Real Decreto, el incremento del porcentaje de su participación en su capital y su
disminución que sean consecuencia de la compra o enajenación de derechos de
asignación gratuita de acciones. Precisamente porque la adquisición de las acciones
gratuitas emitidas con cargo a reservas no supone un aumento del porcentaje de
participación sino que este se mantiene inalterado; mientras que su enajenación
supone una disminución de ese porcentaje. Por la misma razón, se establece en ese
mismo artículo cuarto que esa regla es también aplicable en relación a la
comunicación de participaciones significativas prevista en los art. 1 y 2 del
mencionado Real Decreto.
641Cfr., al respecto, PAZ ARES, "Negocios sobre las propias acciones", cit., pág. 553-
555, el cual, en relación al Anteproyecto de Ley de Sociedades Anónimas, proponía
que se agregara a su art. 93 un inciso por el que se salvara expresamente de la
suspensión de derechos el de asignación gratuita de acciones (de forma similar al art.
324.1. a) del Codigo de sociedades portugués, o el art. 215 AktG, que establece que las
acciones propias participan en este caso del aumento de capital), propuesta
finalmente acogida en el texto definitivo; cfr., asimismo, SANCHEZ ANDRES,
Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles, cit., pág. 227; y también
SANCHEZ ANDRES, "Acotaciones a una doctrina, ...", cit., pág. 4724. Por contra,
GARCIA VILLAVERDE, "La constitución y el capital de las sociedades en la CEE
(Primera y Segunda Directrices)", cit., pág. 113-114, nota 162, considera no demasiado
explicable la excepción relativa a las acciones gratuitas.
La doctrina se plantea, por otro lado, la distinta cuestión de si, admitido como
principio general que la sociedad tiene derecho a la entrega gratuita de las nuevas
acciones, sería posible la asignación gratuita, mediante entrega únicamente a los
-492-
ello sin perjuicio del sometimiento de tales acciones, adquiridas como
consecuencia de un aumento de capital con cargo a reservas, a la
disciplina específica de las acciones propias. Es cierto que la ley no
establece el régimen al que quedan sometidas esas acciones; sin
embargo, consideramos que será aplicable a las mismas el art. 79
TRLSA, relativo al régimen general de las acciones propias, así como el
art. 78 TRLSA, relativo a la obligación de desprenderse de las acciones
propias adquiridas sin infracción de la normativa legal642.
-493-
los accionistas, porque son ellos quienes tenían derecho a las reservas
cuya capitalización ha dado lugar a la emisión de nuevas acciones. Sin
que quepan claúsulas estatutarias o acuerdos de la junta general en
sentido contrario. Con lo que se excluye la posibilidad de que las
nuevas acciones puedan ser atribuidas por la sociedad a terceros no
accionistas ajenos a la sociedad, sin participación en su capital social, y
sin derecho, interés o expectativa alguna sobre sus reservas. A
diferencia de lo que ocurre con el derecho de suscripción preferente,
los destinatarios son en todo caso los accionistas, sin que pueda la
sociedad por razones de interés social suprimir el derecho de
asignación gratuita de las nuevas acciones de los accionistas y
destinarlas a terceros distintos. Todo ello sin perjuicio de una renuncia
"colectiva" al ejercicio del derecho de asignación gratuita realizada de
forma expresa e individual por todos y cada uno de los accionistas643.
-494-
comparado, donde regulaciones más completas y minuciosas que la
española han abordado esta cuestión, resolviéndola expresamente a
favor de los accionistas, sino también a nivel de derecho comunitario
(art. 42 del Estatuto de sociedad anónima europea). E, incluso, es
posible encontrar un apoyo normativo implícito a esta solución en la
propia Ley española de Sociedades Anónimas de 1989, no en sede de
aumento de capital, sino en sede de usufructo de acciones (art. 70.5
TRLSA), donde se establece que, en caso de aumento con cargo a
reservas constante el usufructo, las nuevas acciones se atribuyen
directamente al accionista nudo propietario de las antiguas, sin
perjuicio de una extensión a las mismas de los derechos del
usufructuario. Con lo que, también el propio legislador asume, de
forma implícita, el criterio de la atribución necesaria y exclusiva de las
nuevas fracciones del capital social a los antiguos accionistas, no
consagrándolo de forma expresa, seguramente por considerarlo
innecesario, por su obviedad. No existe, pues, ámbito de libertad de la
sociedad en este punto: las nuevas fracciones del capital social habrán
de destinarse a los nuevos accionistas645.
incremento se dirige en favor de los socios porque son ellos quienes han contribuido
con sus aportaciones originarias a la formación de los recursos patrimoniales de la
sociedad que, gracias al aumento nominal del capital, se convierten en "capital real".
645Cfr., en este sentido, SANCHEZ ANDRES, "Principios, ...", cit., pág. 896, el cual
señala que la sociedad es libre de capitalizar o no sus reservas, pero si lo hace, en tal
caso, no es libre para decidir los destinatarios de tal ampliación gratuita que habrán de
ser necesariamente los antiguos socios, sin que la sociedad pueda canalizar esas nuevas
acciones a manos de terceros. Por ello considera criticable un caso en la práctica
española de aumento de capital que, acordado a mediados de año, establecía que las
nuevas acciones habían de repartirse entre los titulares de las que estuvieran en
circulación el día 31 de diciembre del año anterior, dejando con ello fuera a socios
procedentes de una conversión de obligaciones antecedente que desde tres meses
antes habían accedido a la condición de accionistas, utilizando como argumento de la
licitud de la operación la idea de que los antiguos obligacionistas recién convertidos
en accionistas no habían corrido el riesgo de empresa ni habían participado en la
creación de las reservas capitalizadas.
-495-
sujetos que aparezcan como eventuales titulares de un pretendido
derecho, una expectativa, o, cuanto menos, un interés jurídicamente
relevante sobre las acciones, o sobre esas mismas reservas, ya que en
estos casos hay que plantearse si puede sostenerse la misma solución.
646Se sigue en este punto la expresión "derechos reales sobre las acciones" aceptada
convencionalmente por la doctrina mayoritaria, y utilizada por el legislador
societario de 1989, en la rúbrica de la Sección 3ª, del Capítulo IV, titulado "De la
copropiedad y los derechos reales sobre las acciones"; no obstante, no puede obviarse
la existencia de voces doctrinales que niegan al usufructo y la prenda de acciones la
consideración de derecho real (cfr., al respecto, GIL RODRÍGUEZ, op. cit., pág. 37 y
ss.), así como la unánime consideración de que el embargo no genera nunca un
derecho real.
-496-
existen entre ambos supuestos. Y, finalmente, la sociedad de
gananciales, disciplinada en el Código Civil.
-497-
A. Planteamiento.
-498-
nudo propietario, o estaba limitado a las relaciones de estos con la
sociedad. Por la misma razón, esta solución legal fue criticada por
parte de la doctrina, que señalaba que, teóricamente, debería de existir
un derecho del usufructuario sobre las reservas constituidas durante el
usufructo, aunque repartidas fuera del mismo, reconociendo,
asimismo, la dificultad de hallar un fundamento positivo para la
misma649. Lo cierto es que la temática concreta del aumento de capital
con cargo a reservas realizado durante la pendencia del usufructo no
fue abordada por el legislador societario de 1951, por lo que la cuestión
de la atribución de las nuevas acciones fue objeto de distintas
soluciones doctrinales a las que nos referiremos posteriormente.
-499-
Para el caso de aumento de capital con cargo a reservas realizado
durante el usufructo, por aplicación del ya mencionado principio
general establecido en el art. 67 TRLSA, la legitimación frente a la
sociedad para el ejercicio el derecho de asignación gratuita de acciones
corresponde (salvo previsión estatutaria en otro sentido) al nudo
propietario, quien puede optar por ejercitarlo o enajenarlo. Asimismo,
ha de señalarse que el problema de la atribución de las nuevas acciones
es abordado expresamente por el legislador societario de 1989, que, de
forma novedosa, establece una norma específica al respecto: el art. 70.5
TRLSA que establece: "Si durante el usufructo se aumentase el capital
con cargo a los beneficios o reservas constituidas durante el mismo, las
nuevas acciones corresponderán al nudo propietario, pero se extenderá
a ellas el usufructo". Con lo que se atribuye directamente la propiedad
de las nuevas acciones al nudo propietario, aunque se extiende a ellas
el derecho del usufructuario; ahora bien, conforme a la dicción literal
de este artículo, dicha solución sólo será aplicable para el caso de
aumento de capital durante el usufructo con cargo a los beneficios o
reservas constituidas durante el mismo, cuestión nada intranscendente,
como veremos.
Por ello, por esta y por otras razones, esta solución legal plantea
algunas cuestiones que ponen de manifiesto su insuficiencia. Así, cabe
preguntarse qué ocurre en los aumentos de capital realizados durante
el usufructo pero con cargo a reservas constituídas con anterioridad al
mismo. Y, asimismo, en relación a las reservas capitalizadas, que
representan beneficios no distribuidos, cuáles son los derechos del
usufructuario: si dado el vacío legal, no tiene derecho alguno sobre las
mismas, o bien si, por una interpretación extensiva del art. 68, y pese a
su capitalización, tiene derecho al valor de las reservas capitalizadas
representativas de beneficios ordinarios de la explotación de la
sociedad obtenidos durante el usufructo. Por otra parte, el art. 70.5, y a
diferencia de lo que ocurre en relación con el derecho de suscripción
preferente, sólo contempla el supuesto en que se ejercite el derecho de
asignación gratuita, pero no el supuesto de enajenación de tal derecho.
Y tampoco, y a diferencia también de la regulación de aquel otro
derecho, no se regula de forma expresa la cuestión de la legitimación
-500-
para el ejercicio del derecho y la posibilidad de ejercicio del mismo por
parte del usufructuario.
-501-
adoptar en materia de la denominada extensión del usufructo650.
Teniendo en cuenta, además, que el objeto del usufructo de acciones no
es tanto la acción como documento (claramente en el caso de
representación mediante anotaciones en cuenta), sino más bien, y más
exactamente, la acción como cuota del patrimonio social, con un triple
contenido patrimonial que puede descomponerse en la atribución de
una cuota en el capital, en las reservas y en los beneficios pendientes de
distribución. En suma, la acción como valor.
-502-
reserva en que aquel se integra651, se plantea la cuestión de la
denominada "extensión del usufructo". Con dicha expresión se hace
referencia a los derechos del usufructuario de acciones sobre las
nuevas acciones gratuitas (o la porción aumentada de las antiguas)
adquiridas en virtud del ejercicio del derecho de asignación gratuita,
surgido de la incorporación de reservas a capital realizada durante el
usufructo, o bien sobre el producto obtenido por la venta de ese
derecho. Cuestión que, en suma, se concreta en el tema de la atribución
de las nuevas fracciones de capital (en caso de ejercicio del tal derecho),
o, en su caso, del montante obtenido por la enajenación del mismo. Y
para cuya solución habrá de tenerse en tenerse presente en todo
momento el carácter simplemente contable o nominal de esta
operación de aumento del capital social652.
651De ahí la incorrección del legislador societario de 1989, que se limita a plantear y
resolver esa cuestión en relación a la capitalización de reservas obtenidas durante el
usufructo.
652No es irrelevante, a estos efectos, la solución que se le dé al problema de la
naturaleza jurídica de la incorporación de reservas a capital, que, como señalamos en
su momento, no es una cuestión simplemente teórica e intranscendente, sino que
presenta también una gran relevancia práctica, a la hora de dar respuesta a una serie
de cuestiones como, p.ej., la ahora planteada en relación al aumento de capital con
cargo a reservas realizado constante el usufructo. Pues, en efecto, si se considerara
que la transformación de reservas en capital presupone la previa distribución de
aquellas (teoría dual), sería difícil excluir del reparto a los usufructuarios de acciones
o, como veremos en su momento, a las sociedades de gananciales.
-503-
injustificada pérdida de sustancia del objeto del usufructo, en perjuicio
del usufructuario, cuya base económica de disfrute disminuiría.
-504-
medida en que el valor del objeto usufructuado (constituído por la
suma del capital social y su parte proporcional en las reservas)
disminuye por el desplazamiento de parte de estas últimas a las
nuevas acciones. Todo ello vulnerando el derecho del usufructuario al
mantenimiento de la base del usufructo653.
653A estos efectos, señala PANTALEON, op. cit., pág. 108-109, que nadie en la
doctrina ha sostenido dicha postura (atribución en plena propiedad al propietario).
654Posición sostenida doctrinalmente por algunos autores como RUBIO, op. cit., pág.
116-117 para el caso de que las reservas utilizadas provengan de beneficios obtenidos
durante el periodo de usufructo
655Así se manifiesta GIL RODRIGUEZ, op. cit., pág. 366.
-505-
nudo propietario656. En cualquier caso, como argumento principal e
indudable de la crítica y rechazo de esta construcción, surge el
principio de conservación del valor relativo de la cuota de
participación social, fundamento del derecho de asignación gratuita
que protege a los accionistas en los supuesto de aumento de capital. La
atribución de las nuevas acciones en propiedad al usufructuario es
manifiestamente contraria a aquel principio, pues se realiza en
detrimento del accionista nudo propietario, a costa de un no aumento
de su participación, que se ve diluída económica y políticamente657.
656Cfr., en este sentido, GARCIA LUENGO-SOTO VAZQUEZ, op. cit., pág. 366.
657Cfr., al respecto, GARCIA LUENGO-SOTO VAZQUEZ, op. cit., pág. 366.
658Todo ello sin perjuicio de que, como veremos, por razones fundamentalmente
prácticas, el legislador haya acabado otorgando a los usufructuarios un peculiar
derecho sobre determinadas reservas, del que, no obstante, se deriva simplemente el
derecho de obtener una compensación por el valor de las mismas, también en los
casos en que sean incorporadas a capital, y no la atribución directa de las nuevas
-506-
Vistas las insuficiencias y los excesos de una y otra solución, se
impone la necesidad de buscar una tercera solución que tenga un
cuenta de forma ponderada los intereses de los sujetos implicados.
Efectivamente, por una parte, no es admisible que el nudo propietario
adquiera la plena propiedad de las nuevas acciones a costa del
usufructuario, vulnerando el derecho del mismo al mantenimiento de
la base económica del usufructo, como ocurriría si se le negase toda
facultad de disfrute sobre las mismas. Por otra parte, tampoco es
aceptable que el usufructuario adquiera de forma plena las acciones, a
costa del propietario, burlando el derecho del mismo al mantenimiento
de su cuota de participación en la sociedad.
-507-
constitución) permite el mantenimiento de la base económica, de la
sustancia del usufructo.
-508-
aumentado de las antiguas son una simple expansión nominal de la
participación en la sociedad, cuyo valor real permanece, por otra parte,
inalterado. Con ello se pone de manifiesto que la expresión "extensión
del usufructo" con la que hemos venido refiriéndonos a esta cuestión
ha de entenderse en sus justos términos. Pese a que por su ambivalente
contenido así pudiera deducirse, dicha expresión no debe entenderse
en el sentido de ampliación del objeto del usufructo, en beneficio del
usufructuario; pues, hemos visto, la única ampliación que
efectivamente se produce es meramente nominal, necesaria,
precisamente, para el mantenimiento del contenido patrimonial del
objeto del usufructo (que, en otro caso, se vería aminorado); todo ello
no ya para beneficiar, sino simplemente para evitar un perjuicio al
usufructuario.
-509-
usufructo se realizase un aumento del capital social con cargo a los
beneficios o reservas constituidas durante el mismo, las nuevas
acciones corresponderán al nudo propietario, pero se extenderá a ellas
el usufructo.
-510-
derivan para el usufructuario, que ve disminuir la base económica de
su disfrute662.
662Cfr., al respecto, PANTALEON, op. cit., pág. 108-109; así como también,
ALCOVER GARAU, op. cit., pág. 948-949.
663ALCOVER GARAU, op. cit., pág. 949-951.
-511-
Asimismo tampoco contempla el precepto la posibilidad de que no
se proceda al ejercicio del derecho de asignación gratuita, sino a su
enajenación. En tal caso, entendemos que el principio de conservación
de la base económica del usufructo exige también la extensión del
usufructo al producto de la venta del mismo, producto que tendrá un
valor económico teórico equivalente a la pérdida de sustancia de las
antiguas acciones como consecuencia del aumento de capital con cargo
a reservas. Con lo que, en última instancia, se conseguirá mantener la
integridad del usufructo.
-512-
dividendos)664. De afirmarse lo contrario, y equipararse dividendos y
beneficios obtenidos por la sociedad, se estaría olvidando la distinción
básica entre patrimonio de los socios y patrimonio de la sociedad (pues
son beneficios para esta, pero no para aquellos), y se estaría
desvirtuando la propia noción de fruto, que exige una separación que
no existe hasta que no se acuerda el reparto de aquellos beneficios
como dividendos.
-513-
del art. 68 TRLSA, cuya solución ha consistido en la atribución de un
derecho a las reservas sociales al usufructuario. La existencia de ese
derecho ya era propugnada con anterioridad por parte de la doctrina,
pese a que reconocía que carecía de fundamento legal. Hoy día tal
fundamento se halla en el citado precepto, en virtud del cual existe un
derecho del usufructuario no a todas las reservas pero sí a los
beneficios derivados de la explotación ordinaria de la sociedad
obtenidos durante el usufructo, o las reservas con ellos constituídos.
Por tanto, no es un derecho a todas las reservas: es un derecho a las
reservas de beneficios, o a los beneficios mismos, siempre que se trate
de beneficios ordinarios y obtenidos además durante la vigencia del
usufructo. En consecuencia, quedan excluídas las reservas de capital en
todo caso, los beneficios extraordinarios obtenidos durante el usufructo,
y los beneficios ordinarios o extraordinarios obtenidos fuera del
usufructo666.
666Cfr., en este sentido, VICENT CHULIA, "El régimen...", cit., pág. 107, el cual señala
que se trata sólo de los beneficios ordinarios, procedentes de las cuentas de
explotación, y no de los beneficios financieros y extraordinarios, recogidos también
en la cuenta de pérdidas y ganancias, con lo que estos dos últimos conceptos son
considerados por el legislador como pertenecientes a la sustancia de la propiedad.
667Aunque exceda de los límites de este estudio, no puede dejar de señalarse que el
legislador ha actuado buscando una solución práctica al problema de equidad que
planteaba la legislación anterior; cfr., en este sentido, GARCIA LUENGO-SOTO
VAZQUEZ, op. cit., pág. 356-357, los cuales consideran que este precepto constituye
"una previsión legal de equidad". Pero, para ello, ha actuado al margen de categorías
conceptuales generalmente admitidas. Porque efectivamente la consideración como
frutos de las reservas sociales constituídas por beneficios generados durante el
usufructo es difícilmente admisible desde una perspectiva estrictamente conceptual:
son efectivamente ganancias de la sociedad, pero no de los accionistas, para los que
representará un incremento de valor de sus respectivas participaciones; así, URIA, en
GARRIGUES-URIA, op. cit., pág. 479-482 considera que las ganancias sociales
generadas durante el usufructo e integradas en reservas legales, estatutarias y libres
acrecen a la propiedad, pero no al usufructo, ya que no son frutos, y, aunque admite
que efectivamente la solución legal puede dar lugar a soluciones poco equitativas en
la práctica, considera que, sin embargo, esta consideración "no legitima para defender
una distinta conclusión, salvo en el supuesto de fraude legal". Igualmente, SANCHEZ
ANDRES, El derecho de suscripción, cit., pág. 131-136, 399-404 y 414 afirma que las
reservas, aunque tengan su origen en los beneficios, no son frutos sino cantidades
sustraídas al beneficio que impiden su producción.
-514-
supuesto de capitalización de esas reservas a las que el usufructuario
tiene derecho en virtud del art. 45.
No obstante, pese a ello, por razones de equidad, el legislador de 1989 trata a las
reservas constituidas con beneficios ordinarios obtenidos durante el usufructo como
verdaderos frutos pertenecientes al usufructuario; en este sentido, BROSETA PONT,
"Acciones: clases y régimen jurídico", cit., pág. 451-472, tras señalar que la finalidad
del nuevo régimen jurídico es la introducir en nuestro ordenamiento aquellas
conclusiones a las que ya se había llegado en la realidad viva del derecho español, y
en relación a la cuestión de a quién corresponden los beneficios obtenidos y no
repartidos, considera que, conforme al art. 68, "salvo que el título constitutivo
determine otra cosa, corresponden al usufructuario, porque son frutos retenidos en
reservas expresas en el patrimonio social"; igualmente, VICENT CHULIA, ""El
régimen de las acciones ... ", cit., pág. 107, señala que "aunque los beneficios de la
sociedad, por no estar jurídicamente separados del patrimonio social, no son frutos
civiles, la Ley de sociedades anónimas al término del usufructo (y supletoriamente)
los atribuye al usufructuario, es decir, los "transforma" en frutos a este efecto.
Igualmente, GARCIA LUENGO-SOTO VAZQUEZ admiten que "aunque estos (los
beneficios) aún no se configuren como frutos civiles, la Ley, supletoriamente, al
término del usufructo, los transforma en tales frutos a ese único efecto". Del mismo
modo, ALCOVER GARAU, op. cit., pág. 929 afirma expresamente en relación al art.
68: "trata a las reservas como frutos". Por su parte, DE LA CUESTA, "Aumento y
reducción, ...", cit., pág. 207, en relación a un precepto similar del Anteproyecto de
1987 afirma que, sin duda, esta norma contradice la idea de que el integrarse en las
reservas los beneficios dejan de ser tales para acrecentar el capital del accionista.
De esta forma el legislador viene a dar apoyo legal a una solución más justa y
equitativa en la práctica, pero que no podía deducirse de la aplicación de las
categorías jurídicas de frutos y reservas. Por otra parte, no puede olvidarse que dicha
opción plantea complejos problemas en la práctica, por la dificultad para el cálculo de
la compensación, dificultad que, se ha señalado, fue uno de los argumentos
tradicionalmente esgrimidos para negar al usufructuario todo derecho sobre las
reservas (ALCOVER GARAU, op. cit., pág. 887-888).
668La supresión ha de considerarse acertada, pues su mantenimiento hubiera
provocado una contradicción con el art. 68 TRLSA, ya que este precepto sólo otorga
al usufructuario el derecho al valor de los beneficios ordinarios de explotación
obtenidos durante el usufructo, o a las reservas constituídas con tales beneficios (con
independencia de la fecha de constitución de tales reservas, que puede ser posterior
incluso al usufructo). Por contra, en virtud de tal inciso, el usufructuario tendría
derecho al valor de todos los "beneficios o reservas constituidas durante" el usufructo, en
-515-
Por ello, en la situación actual, dado el vacío del art. 70.5, que no
contiene previsión legal al respecto, se produce, como señala la
doctrina669, una contradicción de valoración entre el art. 68 y el 70.5,
pues el derecho a las reservas consagrado en el art. 68 desaparecería
por el simple hecho de la capitalización de las mismas. Por ello, se
impone una interpretación analógica y teleológica del art. 68, en virtud
de la cual se posibilita que el usufructuario mantenga su derecho al
valor de esas reservas pese a su capitalización. Porque, a diferencia de
su utilización para la compensación de pérdidas, en que desaparece la
reserva como cuenta y los fondos a ella ligados, en el supuesto de
incorporación a capital desaparecen las cuentas de reservas en el
pasivo (transformándose en capital), pero no desaparecen en el activo
los bienes ligados inicialmente a las mismas, que se mantienen
vinculados al capital, sólo que sometidos ahora al régimen más
riguroso de este elemento. Todo ello es así porque la transformación de
reservas es una forma de desaparición de las cuentas de reservas que
no supone en cambio, una correlativa disminución del activo neto. Por
ello, para evitar la vulneración del derecho consagrado en el art. 68
TRLSA que podría producirse vía capitalización de esas reservas, se
impone extender el derecho del usufructuario respecto a las mismas.
-516-
lagunas e insuficiencias, consideramos que se impone una
reinterpretación del art. 70.5 TRLSA en materia de aumento de capital
con carga a reservas y usufructo de acciones.
-517-
explotación de la sociedad obtenidos durante el usufructo, o a las
reservas dotadas con ellos. En tal hipótesis, propugnamos la aplicación
conjunta de los art. 68 y 70.5 TRLSA; pero, no siempre y en todo caso,
sino en los supuestos de capitalización de beneficios ordinarios (o
reservas constituidas con los mismos) obtenidos durante el usufructo,
con independencia del momento de constitución de la reserva (anterior
o posterior a la extinción del usufructo), y con independencia de su
capitalización (porque las reservas desaparecen como tales pero se
mantienen los bienes o derechos representativos de las mismas, bajo la
nueva forma de capital social).
-518-
asignación gratuita, y no creemos que haya razones especiales en el
supuesto de usufructo de acciones para excepcionar esa regla, siempre
que, como es natural, no se vea alterada la base económica de disfrute
del usufructuario.
-519-
A) Introducción. Como es sabido, la sustitución fideicomisaria es
una figura del derecho de sucesiones en virtud de la cual el testador,
llamado fideicomitente, establece al menos dos sucesores sucesivos de
todos o parte de sus bienes, que constituyen la masa fideicomitida: en
primer lugar, nombra heredero a una persona (el fiduciario), y, a la
llegada del término, o si se cumple determinada condición, a otra (el
fideicomisario)670. Cuando formen parte del caudal fideicomitido
acciones de una sociedad anónima, nos hallaremos ante un fideicomiso
de acciones671 en relación al cual surgen nuevamente problemas
670 En todo caso, debe tenerse en cuenta que se ha dado una definición puramente
descriptiva y simplificadora de la sustitución fideicomisaria que resulte útil y
suficiente a los efectos de este trabajo. Para una noción más detallada y completa de
la misma, y para la problemática de la sustitución fideicomisaria en general, tanto en
el ámbito del derecho común, como en el de las Compilaciones de Derecho civil
especial, cuyo examen excede los límites de este estudio, cfr., la abundante
bibliografía citada por ALCOVER GARAU, en su artículo "La sustitución
fideicomisaria de acciones y los sistemas de protección del socio frente al aumento de
capital con emisión de nuevas acciones", cit., pág. 854-855. En el ámbito del derecho
mercantil, para el fideicomiso de acciones en particular, cfr., LARRAZ, op. cit., pág. 7
y ss., cfr., MENENDEZ MENENDEZ, A., "Consideraciones sobre la sustitución
fideicomisaria de acciones", Revista crítica de derecho inmobiliario, 1976, pág. 9-30;
BERGAMO LLABRES, op. cit., tomo II, pág. 578; DE LA CAMARA, Compendio ..., cit.,
pág. 127 y ss.; GIL RODRIGUEZ, J., "Comentario a la Sentencia del Tribunal Supremo
de 19 de julio de 1990", Cuadernos Civitas de Jurisprudencia Civil, 1990, pág. 939-972;
GARRIGUES, J., Dictámenes de Derecho Mercantil, tomo II, Madrid, 1976, pág. 689-704
(dictamen 138); ALBALADEJO GARCIA, M., "Destino de las acciones nuevas
suscritas con las viejas fideicomitidas", Revista de Derecho Privado, 1982, pág. 531 y ss.;
GULLON BALLESTEROS, A., "Donación de acciones con claúsula de sustitución del
donatario a favor de los hijos del usufructuario de las acciones", La Ley, 1988, tomo II,
pág. 957 y ss.; HERNANDEZ GIL, A., "Extensión del usufructo de acciones a las
procedentes de aumentos de capital", Obras completas, tomo IV, Derechos reales,
Derecho de sucesiones, Madrid, 1989, pág. 339 y ss.; MEO, G., "Usufrutto azionario e
azioni optate: considerazione su un vecchio problema", Giurisprudenza commerciale,
1988, pág. 705 y ss.; así como también, especialmente, el ya mencionado ALCOVER
GARAU, "La sustitución fideicomisaria de acciones y los sistemas de protección del
socio frente al aumento de capital con emisión de nuevas acciones", cit., pág. 849 y ss.
671 Para la función actual de la sustitución fideicomisaria de acciones, cfr., ALCOVER
GARAU, op. cit., pág, 856 y ss., el cual admite que la relevancia práctica de la figura
del fideicomiso en general, y el de acciones en particular, es escasa en los territorios
sometidos al Derecho común, donde aquel cuenta con una regulación fragmentaria, y
este último carece de regulación específica (pues la Ley de sociedades anónimas no se
refiere para nada a tal figura); sin embargo, en determinados territorios con derecho
civil especial propio, en particular en Cataluña y Baleares, donde la sustitución
fideicomisaria ha constituido un auténtico fenómeno sociológico, el fideicomiso de
acciones no constituye un supuesto marginal sino que cumple una función social
actual básica: es medio de rentabilizar, a través la subrogación real, patrimonios
-520-
jurídicos en torno a la atribución de las acciones gratuitas emitidas
como consecuencia del traspaso de reservas a capital
-521-
de la cual, por una lado, se atribuían al fiduciario los mismos derechos
que la Ley de sociedades anónimas concede al usufructuario, y, por
otra parte, se establecía que el fideicomisario tendría los mismos que le
corresponden al nudo propietario. Sin embargo, dicho precepto, cuyo
contenido es criticado por parte de la doctrina, no ha pasado al texto
actual, pese a las demandas de algunos autores, que reclamaban su
inclusión674. Con lo que la única regulación legal del fideicomiso de
acciones aparece en los art. 182 y 208 de la Compilación de Derecho
Civil de Cataluña, que disciplinan su relación con el derecho de
suscripción preferente.
674ALCOVER GARAU, op. cit., pág. 892-893 critica el contenido del precepto;
VICENT CHULIA, "El régimen de las acciones...", cit., pág. 108 considera que la
disposición del art. 50 debería haberse recogido; VELASCO SAN PEDRO, L.A., "El
derecho de suscripcion preferente", cit., pág. 573-574 propugna la aplicación de la
regla del abandonado art. 50.
-522-
de asignación gratuita derivado del mismo, y, fundamentalmente, a
quién se atribuyen las nuevas acciones (o, en su caso, el producto de la
enajenación), cuestión cuya solución gira en torno a la idea de que las
nuevas acciones corresponden en plena propiedad al fiduciario, o bien
deben integrarse en la masa hereditaria fideicomitida.
-523-
En el caso de que no se asumieran las acciones, sino que se
procediera a la enajenación del derecho de asignación gratuita,
consideramos que la solución habrá de ser la misma: el producto de la
venta habrá de ser atribuido al fiduciario o a la masa hereditaria
fideicomitida, en función de que las reservas sociales capitalizadas
procedieran de beneficios propios de la explotación generados durante
la pendencia del fideicomiso, o se tratara de cualquier otro tipo de
reservas675.
-524-
determinan, a estos efectos, una separación entre, por una parte, el
cónyuge titular de una o varias acciones, y, por otra parte, la sociedad
ganancial, que tiene derecho a los frutos de los bienes privativos de
cada uno de los dos cónyuges676.
-525-
antiguas acciones de carácter privativo ha sido una cuestión
controvertida, respecto de la cual se propugnaban dos soluciones
diversas y opuestas, basadas en un distinto entendimiento de la
cuestión previa de la naturaleza jurídica de las nuevas fracciones de
capital (fruto de las primitivas, en cuyo caso pertenecerían, a la
sociedad de gananciales, o no). Por una parte, la postura, defendida
básicamente por la doctrina civilista, y también por la jurisprudencia
hasta mediados del presente siglo, que afirmaba su condición de
gananciales, por considerarlas como un fruto678. Por otra parte, la
tendencia, impulsada por algunos mercantilistas, que sostenía la
consideración de las nuevas acciones como privativas, por serlo las
antiguas, y por considerar que lo que se produce es simplemente la
conservación de la posición de socio679.
-526-
y por exigencias del propio objeto de este estudio, nos ceñiremos a la
problemática planteada por el aumento de capital con cargo a reservas,
realizando, en relación con el derecho suscripción, y los aumentos de
carácter oneroso, sólo las imprescindibles referencias, caracterizadas
siempre por su carácter incidental.
a) El párrafo 1 del art. 1352 del Código civil establece que las
acciones adquiridas mediante el derecho de suscripción preferente
correspondientes a acciones privativas son privativas.
-527-
privativas. Por ello, la prueba del carácter privativo de las acciones
originarias (demostrando que fueron adquiridas con anterioridad al
matrimonio, por herencia o donación, con fondos propios, o en virtud
de derechos de suscripción igualmente igualmente propios) es esencial,
ya que si la misma no se produce, entrará en juego la presunción de
ganancialidad, regulada en el art. 1361 del Código civil; y,
presumiéndose gananciales los acciones originarias, también se
presumirán gananciales las adquiridas en virtud de aquellas680.
680Cfr., extensamente respecto a la prueba del carácter privativo, TORRALBA, op. cit.,
pág. 1618, el cual señala, asimismo, que el art. 1352 no se ocupa del supuesto de
adquisición de nuevas acciones en virtud de la titularidad ganancial de otras
acciones, aunque considera que ha de entenderse que la solución ha de ser la misma,
y por tanto las adquisiciones deben ser gananciales.
681En cualquier caso, no puede obviarse que la discusión doctrinal previamente
existente tuvo también su reflejo en la tramitación parlamentaria de la Ley de
reforma, pues durante la misma se introdujo una enmienda del grupo andalucista,
que no prosperó, defendida por el Sr. Aguilar Moreno, que pretendía sustituir el
carácter privativo de las acciones u otros títulos o participaciones sociales por el
carácter ganancial: basándose, por una parte, en la consideración del cónyuge como
propietario del bien privativo y de la sociedad de gananciales como usufructuaria, y,
por otra parte, en la calificación de las nuevas acciones u otros títulos como frutos,
sostenía que, en consecuencia, la titularidad de estas debía atribuirse a la sociedad.
Cfr., al respecto, TORRALBA, op. cit., pág. 1618; y VAZQUEZ IRUZUBIETA, op. cit.,
pág. 208-209.
682Ha de señalarse que la posición que se adopte en relación a la naturaleza jurídica
de la operación de traspaso de reservas a capital no es intranscendente a estos efectos;
-528-
cuantitativamente inalterado el patrimonio social, y supone un simple
desdoblamiento formal de la cuota del socio. Por ello, las nuevas
acciones no son más que un desdoblamiento de las antiguas, de forma
que, tras el aumento, la participación del accionista, aunque
formalmente alterada por cuanto es ahora representada por dos
acciones, se mantiene sustancialmente intacta, y en ningún caso
aumentada.
Por ello, dado que las nuevas acciones no son frutos, sino un simple
desdoblamiento de las acciones antiguas, habrán de tener su misma
condición, no ya para aumentar, sino simplemente para mantener su
participación en la sociedad. En otro caso, como señala DE LA
CAMARA684, si se sostuviera la consideración de las acciones nuevas
como frutos de las antiguas, resultaría que la sociedad de gananciales
-529-
se enriquecería a costa de un concepto hipertrofiado (el de fruto) con
algo que en realidad no es suyo. De ahí que, en atención a la idea de
conservación del equilibrio entre las diversas masas patrimoniales que
inspira la disciplina de la sociedad de gananciales, sea necesario que
las nuevas acciones gratuitas, cuyo derecho de atribución fue generado
por acciones privativas, sean también privativas. Todo ello a fin de
conseguir el mantenimiento del valor económico de cada una de estas
masas, evitando que la trasmisión de bienes y derechos de unas a otras
pueda implicar un enriquecimiento de unas con el consiguiente
empobrecimiento de las otras, como ocurriría caso de atribuir carácter
ganancial a esas acciones.
Por otra parte, hay que advertir que el inciso final de este primer
párrafo establece asimismo que serán también privativas las cantidades
obtenidas por la enajenación del derecho a suscribir. Reinterpretando
este supuesto de hecho en clave de aumento de capital con cargo a
reservas o beneficios, debe de entenderse en el sentido de establecer
que en caso de no ejercicio sino de enajenación del derecho de
asignación gratuita (hipótesis contemplada expresamente en la nueva
Ley de Sociedades Anónimas), el producto obtenido en la misma,
tendrá también el carácter de privativo, produciéndose en tal caso una
subrogación real. Solución plenamente coherente con el resto del
precepto y basada en la idea de que el derecho de asignacion no es un
fruto, y, tampoco, en consecuencia un bien ganancial685.
685Cfr., al respecto, CANO TELLO, op. cit.,pág. 72; MARTINEZ CALCERRADA, op.
cit., pág. 206.
-530-
accionistas suscriben las acciones con cargo a ellos, tales acciones pasen
a ser gananciales; situación materialmente injusta para la sociedad
provocada por la estricta aplicación de conceptos jurídicos y a la que se
intenta dar solución, siquiera parcialmente, en el segundo párrafo del
precepto de referencia, cuya justificación sólo puede hallarse en
razones de equidad, y al margen de fundamento conceptual alguno.
b) El párrafo 2º, inciso primero, del art. 1352 del Código civil
establece que "si para el pago de la suscripción se utilizaren fondos
comunes ... se reembolsará el valor satisfecho"; y de la misma forma,
refiriéndose por vez primera expresamente al aumento gratuito, el
párrafo 2º, inciso último de este mismo precepto establece que "si ... se
emitieran acciones con cargo a los beneficios, se reembolsará el valor
satisfecho".
686Cfr., en este sentido, MARTINEZ CALCERRADA, op. cit., t. II, pág. 207, donde
considera esta norma como nueva manifestación del derecho de reembolso garante
del dogma de equilibrio entre las distintas masas patrimoniales.
-531-
anterior, no existe desembolso alguno por parte de la sociedad que
justifique un derecho a su reembolso. En el fondo, el establecimiento de
este derecho refleja la consideración por parte del legislador de esos
beneficios como gananciales (pues, de no ser así, no tendría sentido la
norma); consideración defendida por el legislador seguramente por
razones de equidad (a fin evitar las situaciones injustas que, como
hemos visto líneas atrás, podrían plantearse), pero sin fundamento
conceptual alguno (pues la sociedad de gananciales sólo tiene derechos
a los frutos y sólo son tales los beneficios repartidos como dividendos,
pero no los retenidos en el patrimonio social en forma de reservas). En
cualquier caso, pese a las críticas que de forma abstracta puedan
originarse, ha de admitirse que es la solución establecida
positivamente, por lo que ha de reconocerse la existencia de un
peculiar derecho sobre las reservas a la sociedad de gananciales687. No
obstante, el reconocimiento legislativo que del mismo se ha realizado
no es todo lo correcto que sería de desear, por lo que es susceptible de
crítica por diversas razones.
-532-
En segundo lugar, también merece critica la extensión del supuesto
al que se conecta el otorgamiento de ese derecho de compensación,
pues la obligación de reembolso sólo tiene sentido si se trata beneficios
ordinarios obtenidos constante matrimonio. Por ello, como propugna
la doctrina, es necesario proceder a una reducción teleológica de la
norma, con exclusión de las reservas creadas antes del matrimonio,
cualquiera que sea su origen, y de las creadas durante la sociedad
ganancial pero no procedentes de beneficios ordinarios (beneficios
extraordinarios, reserva regularización, primas, etc.), porque las
mismas no se pueden considerar, ni siquiera de forma amplia, como
hace el legislador, como fruto correspondiente a la sociedad. De ahí
que no pueda pretenderse ningún derecho de compensación en
relación a las mismas689.
689Cfr., en este sentido, TORRALBA SORIANO, op. cit., pág. 1617; ALCOVER
GARAU, op. cit., pág. 945-948; GIMENEZ DUART, op. cit., pág. 124; así como RAMS,
op. cit. pág. 69, el cual afirma que este precepto sólo ha resuelto parcialmente el
problema, de forma harto discutible, y, en definitiva, no ha hecho más que una
transferencia a otro contexto de la problemática de fondo: ha desplazado el punto
central de la discusión del ámbito de la titularidad, que queda efectivamente resuelto,
al del planteamiento, en sede de reembolso, de qué deba entenderse por beneficios.
-533-
ejercitase su derecho. Sin embargo, consideramos que no es extensible
tal solución porque, de entrada, la asimilación con el usufructo puede
ser válida a efectos simplemente descriptivos y simplificadores, pero
no es admisible desde la perspectiva estrictamente jurídica, en que las
diferencias entre ambas situaciones son manifiestas (así, ha de tenerse
en cuenta que la sociedad de gananciales no tiene personalidad jurídica
alguna). Además, ha de tenerse presente que, conforme al art. 1381 del
Código civil, cada cónyuge es administrador de su propio patrimonio
privativo, sin que el otro cónyuge pueda intervenir en él por medio de
la sociedad de gananciales690. Finalmente, ha de tenerse en cuenta que
ni siquiera podrá deducirse un perjuicio para la sociedad en caso de
inactuación del derecho, pues, a diferencia de lo que ocurre en relación
al derecho de suscripción, el silencio del accionista no supone la
pérdida sino la aceptación tácita de su derecho.
-534-
función de garantía (art. 1863 del Código civil), concluyen que, al ser las acciones
valores mobiliarios que poseen una entidad patrimonial, puede constituirse sobre las
mismas un derecho de prenda. No obstante, no puede dejar de mencionarse, cuanto
menos, la existencia de voces doctrinales divergentes que cuestionan la figura jurídica
de la pignoración de acciones, ofreciendo construcciones alternativas basadas en la
idea de "cesión en garantía de acciones"; acciones que, no lo olvidemos, pueden estar
representadas no sólo mediante títulos-valores, sino también, como prevé la Ley del
Mercado de Valores de 28 de julio de 1988, mediante meras anotaciones en cuenta,
que pueden ser igualmente pignoradas (art. 10 Ley del Mercado de Valores y Real
Decreto 116/1992, de 14 de febrero, sobre representación de valores por medio de
anotaciones en cuenta y compensación y liquidación de operaciones bursátiles); con
lo que desaparece la idea de acción como documento. Cfr., respecto a esta cuestión de
la pignoración de acciones, la de meras anotaciones en cuenta, y los problemas y
novedades planteados por la misma, LACRUZ, op. cit., pág. 301, el cual señala que el
objeto del derecho de prenda es la cosa mueble (el art. 1864 exige el requisito de ser
mueble) cuya posesión se entrega al acreedor o a un tercero y en cuyo valor puede
aquel, en su momento, satisfacer su crédito. Por ello afirma que propiamente los
derechos no son bienes muebles poseibles ni, por tanto, susceptibles de prenda; no
obstante, la doctrina viene admitiendo desde antiguo la pignorabilidad de los
derechos reales recayentes sobre bienes muebles in comercio y susceptibles de
posesión; y, en cuanto a los derechos de créditos, el tráfico ha tipificado una figura de
garantía que la doctrina califica de prenda por cuanto produce una inmovilización
semejante a la producida en los bienes muebles por el desplazamiento posesorio;
consiste en la cesión del crédito en garantía al de una obligación, notificándolo al
deudor cedido (a los efecto del art. 1527); y, finalmente, afirma que mayor plasticidad
prendaria ofrece la figura cuando el crédito objeto de la prenda está incorporado a un
título valor (acción, obligación, cheque); y que lo cierto es que nuestro ordenamiento
contempla como normal la prenda de valores (art. 1872, 1922, 3º y 1926,2º Cc) (op. cit.,
pág. 306). Asimismo, DIAZ MORENO, J.M., "La prenda de anotaciones en cuenta",
Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, marzo-abril de 1991, pág. 355 y ss., el cual
considera que no estamos antes una prenda de créditos "ordinarios" sino ante valores
mobiliarios "desmaterializados", no sometidos a la ley de circulación de los derechos,
sino a una disciplina propia, que presenta numerosos puntos de contacto con el
régimen de los títulos valores (pág. 356 y ss.). Y, también, ALCOVER GARAU, G.,
"Derechos reales sobre las participaciones sociales", Revista de Derecho de sociedades,
Número monográfico sobre la sociedad de responsabilidad limitada, 1994, pág. 8 y
ss., que enmienda la terminología utilizada en el Proyecto de Ley de Sociedades de
Responsabilidad Limitada, ya que más que hablar de prenda de participaciones
sociales, de prenda de un conjunto de derechos que al no estar representados en un
título no es susceptible de posesión, debería hablarse de "cesión en garantía de
participaciones sociales", porque "hablar de derechos reales sobre lo que no son más
que un conjunto de derechos como las participaciones sociales es algo muy
comprometido", pág. 10-11. Por su parte, MORENO, M. C., "La prenda de créditos",
Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, nº 618, pág. 1302, sostiene que, siendo la prenda
de cosas de corporales, la prenda sobre valores cotizables es una prenda de derechos
en la que la incorporación del derecho al título valor hace que el crédito se cosifique;
la exigencia de entrega de la cosa se logra con la entrega del título o documento que
incorpora el derecho; pero admite que la prenda de anotaciones en cuenta. por la falta
de incorporación a un documento, plantea la cuestión de si estamos ante un
verdadero derecho real de prenda o no; asimismo, SANTOS MARTINEZ, V.,
"Acciones y obligaciones representadas mediante anotaciones en cuenta", Derecho de
sociedades anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque Domínguez,
G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo II, Capital y
-535-
En cualquier caso, dejando ahora al margen las controversias
doctrinales en torno a su verdadera naturaleza, lo cierto es que la
denominada prenda de acciones nos sitúa ante una figura de garantía
que, teniendo por objeto una o varias acciones de una sociedad
anónima plantea nuevamente un supuesto de concurrencia de
intereses (el del accionista deudor prendario y el del acreedor
pignoraticio) sobre una misma acción; aunque en este supuesto, el
conflicto de intereses entre ambos es menos grave, porque, a diferencia
de los anteriores, el acreedor prendario no tiene un derecho de disfrute
sobre la cosa sino que, como señala RUBIO, está simplemente
legitimado, en el caso de que su crédito no se pague, para satisfacerse
al vencimiento, con el valor de las acciones. Mientras tanto, dispone
simplemente de un poder de sujeción en garantía de su crédito693. No
obstante, pese a que no participa en modo alguno del contenido
patrimonial de la acción sí tiene, por la propia naturaleza de su
posición, un interés en el mantenimiento del valor patrimonial de lo
que constituye el objeto de su garantía. Este interés, como veremos,
puede verse afectado precisamente en el caso de que, habiéndose dado
en prenda una acción como garantía del cumplimiento de una
obligación, se procediese a realizar, durante la pendencia de la misma,
un aumento con cargo a reservas que, como es sabido, puede disminuir
la sustancia de las acciones originarias traspasándola a las nuevas
fracciones de capital surgidas del aumento.
acciones, volumen 1º, Madrid, 1994, pág. 341 y ss., el cual, en relación a la constitución
de un derecho real sobre acciones representadas mediante anotaciones en cuenta,
considera que se asemeja más que a la prenda, a la hipoteca. En cualquier caso, en
relación a la prenda de acciones en general, cfr., el reciente estudio de SANCHEZ-
PARODI PASCUA, J. L., "Prenda y embargo de acciones", Derecho de sociedades
anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque Domínguez, G.
Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo II, Capital y acciones,
volumen 2º, Madrid, 1994, pág. 773 y ss.
693RUBIO, op. cit., pág. 120.
-536-
mencionado precepto societario se limita a establecer que
"corresponderá al propietario de éstas, salvo disposición contraria de
los estatutos, el ejercicio de los derechos de accionista" (art. 72.1,
pfo.1º), quedando el acreedor pignoraticio obligado a facilitar el
ejercicio de estos derechos (art. 72.1, pfo.2º); asimismo se establece que
"Si el propietario incumpliese la obligación de desembolsar los
dividendos pasivos, el acreedor pignoraticio podrá cumplir por sí esta
obligación o proceder a la realización de la prenda".
-537-
satisfacer con su importe la obligación garantizada, no es fácil admitir
que la pignoración de la cosa prescinda de su valor económico695.
-538-
que la deuda garantizada devengare, o, en su caso, imputarlos a
capital. Sin embargo, la existencia de anticresis en el caso de prenda de
acciones es una cuestión no pacífica sino controvertida entre la
doctrina mercantilista, que niega mayoritariamente que sea de
aplicación en este caso697. No obstante, como ya hemos señalado, aun
cuando así fuera, en ningún caso podrían considerarse las acciones
gratuitas como rendimientos, frutos, o dividendos de las antiguas
acciones, por cuanto como ya hemos señalado, no son beneficios
repartidos sino definitivamente sustraídos a todo reparto, salvo una
posterior reducción de capital. Además, en cualquier caso, la adopción
de esta solución supondría un beneficio injustificado para el acreedor
prendario, en perjuicio del deudor accionista, que vería disminuir su
participación en la sociedad.
-539-
habrá de consistir en el otorgamiento de las nuevas acciones en plena
propiedad al deudor prendario, pero extendiendo a ellas la prenda
(extensión puramente formal y no material). De forma que las nuevas
acciones nacen con el mismo gravamen de las acciones originarias de
las que proceden, respecto de las que, de hecho, no son más que un
desdoblamiento formal o una expansión nominal. Y precisamente por
ello ha de ser así: la naturaleza de las nuevas fracciones de capital que
se generan ha de ser idéntica de la de las acciones de procedencia. De
esta forma, el deudor mantiene inalterada su posición en la sociedad, y
el acreedor mantiene inalterada su garantía.
698Cfr., en este sentido, MORENO, op. cit., pág. 1302 y ss, donde señala que el
acreedor pignoraticio se apropia de lo obtenido, no con finalidad de cobro, sino de
continuación de su derecho de garantía por medio del mecanismo de la subrogación
real; convirtiéndose entonces en una prenda irregular, en la cual "el acreedor
garantizado se hace propietario del objeto de la garantía dada la naturaleza fungible
de la misma, lo que no implicará inmediata satisfacción del crédito garantizado. Una
vez llegado el vencimiento de este, y sólo en el caso de que resulte insatisfecho, se
procederá a la ejecución de la garantía mediante el especial mecanismo propio de la
figura.
-540-
por constitución de un nuevo derecho real de garantía. Respecto a esta
cuestión, la doctrina reconoce que, a falta de norma de expresa que
establezca la extensión automática de la garantía (con correlativa
legitimación del acreedor pignoraticio para exigir de la sociedad o de
la entidad encargada, la entrega de los títulos o la inscripción de la
garantía sobre los nuevos valores anotados), resulta difícil de admitir
la primera, y que habrá de acudirse a la segunda. Pues la aplicación
analógica de las normas del usufructo de acciones tropieza con el
obstáculo del silencio de la Ley de Sociedades Anónimas respecto a
esta cuestión en sede de prenda de acciones. De forma que, como
señala SANCHEZ ANDRES, interpelado el propietario para reponer la
garantía, podrá sujetar a la prenda un número de acciones nuevas
equivalente a la pérdida de base de capital sufrido por los viejos títulos
o podrá prestar otra garantía; pero, en todo caso, dado que a él le
corresponde el ejercicio el ejercicio del derecho de asignación gratuita,
la constitución de la garantía sobre las nuevas acciones dependerá de
su sola voluntad. En cualquier caso, si la desvalorización no llega a ser
cubierta por una de estas vías, podrá estimarse vencida la obligación
principal al amparo del art. 1129. 3º Ccivil, y proceder a la realización
de la prenda699.
-541-
relacionada, en el fondo con el tema del sistema de reposición). Como
es sabido, el acreedor pignoraticio dispone de un poder de sujeción de
la acción en garantía de su crédito (llámesele legitimación o derecho
real limitado), pero, en cualquier caso, el deudor prendario es el
accionista. Por ello es a él a quien corresponde el ejercicio de los
derechos de accionista, salvo disposición estatutaria en contrario, y con
la colaboración del acreedor pignoraticio (art. 72.1 TRLSA y, ya con
anterioridad la Sentencia del Tribunal Supremo de 5 de noviembre de
1987, así como la Resolución de la Dirección General de los Registros y
del Notariado de 4 de marzo de 1981, y la de 26 de octubre de 1989). Y,
en consecuencia, es a él a quien corresponde el ejercicio, entre otros,
del derecho de asignación gratuita. Cabría preguntarse si se pueden
extender analógicamente al acreedor prendario en relación al derecho
de asignación las mismas facultades que el art. 70 TRLSA otorga al
usufructuario en relación al derecho de suscripción preferente
(legitimación para proceder a la venta de los derechos o a la
suscripción de las nuevas acciones, si el nudo propietario no hubiere
ejercitado o enajenado el derecho de suscripción preferente diez días
antes de la extinción del plazo fijado para su ejercicio). Sin embargo
consideramos que no cabe esta extensión porque, realmente, aquí no
existe esta analogía, ya que, en el caso del derecho de suscripción
preferente, la inercia del accionista puede resultar perjudicial, para el
propio accionista, y también para el usufructuario, pues está sometido
a un plazo de caducidad finalizado el cual pierde toda posibilidad en
relación al ejercicio o enajenación del mismo. Por contra, el derecho de
asignación, como veremos con mayor extensión posteriormente, por la
propia naturaleza del contravalor, no está sometido a plazo
prescriptivo alguno, de forma que la inactividad del deudor no
determina la pérdida de sus derechos; incluso en el caso de que
caducara el distinto derecho a retirar los títulos, en tal caso, siempre
tendría derecho al producto obtenido por la venta de tales títulos no
retirados. Por ello, dado que de la inercia o inactividad del deudor
prendario no puede derivarse perjuicio alguno para el acreedor
pignoraticio en el sentido de reducción de su participación, y menos
aun para este, que siempre podría exigir la reposición de la prenda con
otros bienes del deudor, no parece conveniente extenderle las mismas
-542-
facultades que tiene el usufructuario en relación al derecho de
suscripción preferente700.
-543-
es también indudable que el objeto del embargo no es la acción como
documento o anotación sino más exactamente la acción como valor de
contenido patrimonial703. Por otra parte, hay que tener en cuenta la
exigencia establecida por la Ley de enjuiciamiento civil relativa a la
suficiencia de los bienes. Esta exigencia de que los bienes embargados
sean suficientes para cubrir la cantidad por la que se ha despachado la
ejecución significa que el valor global de aquellos no puede ser inferior
a la cantidad mencionada, pero también que dicho valor no puede
exceder de esa cantidad. La determinación de la cantidad pecuniaria
total que se deba conseguir en el proceso de ejecución corresponde al
juez al tiempo de ordenar la práctica del embargo, y comprenderá el
importe de la deuda, más los intereses legales o convencionales y las
costas de ejecución. Respecto al valor de los bienes del ejecutado que
van a ser objeto del embargo se considera que el valor a tener en
cuenta es el valor de cambio de los bienes, porque el embargo sirve al
apremio, y lo que se va a hacer en la vía de apremio es enajenar los
bienes embargados704.
-544-
que no son más que una fragmentación del valor de las embargadas).
De forma que en el embargo de acciones no surgen los problemas que
se planteaban en relación a la reposición de la garantía en el supuesto
de prenda de acciones, puesto que en esta hipótesis la extensión de la
medida procesal no depende la voluntad del accionista embargado,
sino de la actuación del órgano jurisdiccional, que se desarrollará a
instancia de parte.
-545-
la protección no podrá conseguirse por la vía de hacerles partícipes del
aumento de capital, sino a través de sistemas alternativos705.
-546-
de obligaciones sino con posterioridad, la posibilidad de conversión no
otorgaba al obligacionista la condición de "accionista bajo condición
suspensiva" sino que continuaba siendo un simple acreedor de la
cantidad entregada a la sociedad (más los intereses), y en ningún caso
era un derechohabiente a las reservas; por ello, a diferencia de otros
ordenamientos jurídicos, no tenía derecho potencial, prederecho
latente, ni expectativa alguna sobre las reservas dignos de protección
jurídica. De forma que nada impedía a la sociedad, antes de acordar la
ejecución de la conversión, repartir sus reservas entre los accionistas.
Todo ello sin negar que, en otros ordenamientos (como p.ej., el francés,
donde, por entonces, y desde 1953, se prohibía la incorporación de
reservas a capital durante el periodo de conversión o su distribución a
los accionistas), la afirmación de la existencia de este derecho potencial
sobre las reservas, y la consecuente necesidad de protección del mismo
ante posibles defraudaciones, estuviera plenamente justificada707.
707Cfr., al respecto, PIÑON PALLARES, op. cit., pág. 110 y ss.; igualmente, RUBIO,
op. cit., pág. 438-439, consideraba que, a falta de precepto expreso, no resultaba difícil
deducir tales conclusiones del sistema español.
708Sistema de conversión basado en una relación de cambio fija (predominante en el
derecho europeo), en que se establece de forma previa e invariable el número de
acciones que corresponden por cada obligación o grupo de obligaciones, con
independencia de las oscilaciones bursátiles de la cotización de las acciones. En este
sistema de conversión fija, la sociedad puede, de forma indirecta, colocar acciones a
un precio superior al de mercado en el momento de la emisión de obligaciones (al
suscriptor siempre le cabe en tal caso la opción de no convertir y puede obtener
importantes ganancias si con anterioridad a la conversión sube el valor de las
-547-
Asimismo, de forma similar al resto de ordenamientos societarios
significativos, se establece que la emisión de obligaciones convertibles
será posible siempre que se acuerde el aumento de capital en la cuantía
necesaria, mediante emisión de nuevas acciones, que debe quedar
reservadas para los obligacionistas que opten por la conversión709. De
forma que el aumento de capital es en la actualidad requisito de la
emisión de obligaciones convertibles exigido por el art. 292.1 TRLSA,
con lo que parece innegable que, en el derecho español, como en el
resto de países de nuestro entorno, el titular de obligaciones
convertibles es un accionista in fieri que tiene, cuanto menos, una
expectativa sobre las reservas de la sociedad emisora, expectativa cuya
existencia parece venir confirmada, además, como veremos, por la
inclusión de preceptos dedicados específicamente a la protección de la
misma con ocasión, entre otras, de operaciones de aumento de capital
realizadas en la fase intermedia.
acciones; por ello se considera que, en este caso, las obligaciones convertibles son un
instrumento financiero de alto riesgo especulativo.
Frente a este, existe el sistema (predominante en nuestra práctica financiera) de
relación de cambio variable en que se atribuye una determinada valoración de las
obligaciones (normalmente a la par o con una cierta prima), mientras que la
valoración de las acciones se hace depender de diversos criterios, generalmente, de la
cotización bursátil media en el período anterior a la conversión (p.ej.,las obligaciones
se valorarán a la par y las acciones al cambio medio de las acciones de la sociedad el
mes anterior a la fecha de cotización, rebajado un 15 por ciento); en las condiciones de
emisión suele establecerse una rebaja en el tipo respecto al de cotización a fin de
favorecer la conversión frente a la adquisición directa de acciones (precisamente esta
diferencia ofrece al obligacionista la posibilidad de obtener una rápida ganancia
mediante la inmediata enajenación de las acciones convertidas). En este caso, el riesgo
inherente a la operación es menor, porque es amortiguado por el funcionamiento del
mercado; por ello, no es posible saber a priori la parte de capital que corresponderá
por la conversión. Cfr., al respecto, TORRES ESCAMEZ, op. cit., pág. 237; GARCIA
DE ENTERRIA LORENZO-VELAZQUEZ, "Las obligaciones convertibles ...", cit., pág.
282-283, nota 40 y 41, donde se refiere al distinto significado económico-financiero de
esta fórmula de financiación, para la sociedad, y para el obligacionista, según el tipo
de relación de conversión utilizado; y también, FERNANDEZ DEL POZO, El
fortalecimiento de recursos propios, cit., pág. 160-161.
709Así, el art. 2420 bis del Codice civile italiano establece que la sociedad que acuerde
la emisión de obligaciones convertibles debe acordar simultáneamente un aumento
de capital por el importe correspondiente al valor nominal de las acciones que deban
atribuirse en conversión; el Codigo das Sociedades comerciais portugués establece en su
art. 366 que la aprobación de la emisión de obligaciones convertibles implica la
aprobación de un aumento de capital por el montante necesario para atender las
solicitudes de conversión; en Francia, el art. 181 de Ley de 1966 prevé que el plazo de
cinco años para la ejecución de un aumento decidido por la Junta no se aplica en los
supuestos de conversión de obligaciones en acciones, con lo que se presupone que el
aumento se acuerde al emitirse las obligaciones convertibles.
-548-
Pues, efectivamente, la afirmación de la existencia de una
expectativa sobre las reservas por parte de los obligacionistas plantea
la necesidad de su protección durante los períodos de pendencia de la
conversión ante posibles operaciones de la sociedad que supongan una
defraudación de la misma. Pues puede ciertamente ocurrir que esa
expectativa se vea afectada por diversas vicisitudes a lo largo de la
vida social, que vengan a lesionar el derecho de conversión, o incidan
negativamente en el valor patrimonial y social del objeto del mismo. Se
trata de operaciones de las que puede derivarse un daño no para el
obligacionista en cuanto tal (acreedor de la sociedad) sino en cuanto
socio potencial, en la medida que se adopten acuerdos sociales que, sin
alterar las bases de la conversión (modificación unilateral del contrato
que sería inadmisible), produzcan una dilución del valor económico de
sus derechos. En tal caso, el titular de obligaciones convertibles que
quiere devenir socio se encontrará con que participará en una sociedad
con características distintas a aquella cuyos títulos suscribió
originariamente.
-549-
como señala GARCÍA DE ENTERRÍA, existiría el riesgo de que,
habiéndose fijado inicialmente unas condiciones de conversión
atractivas, a fin de atraer a los suscriptores, se realizaran con
posterioridad operaciones de aumento que incidieran negativamente
sobre el derecho de conversión711. Y, al respecto, caben, teóricamente,
diversas medidas de protección, ninguna de las cuales resulta
plenamente satisfactoria712.
-550-
de las condiciones esenciales del contrato de préstamo, como es el
período de conversión713.
713Para las ventajas e inconvenientes de esta solución, cfr., COSTA, op. cit., pág. 84 y
ss., el cual se plantea si la concesión de la convertibilidad anticipada supone la
sustitución de la modalidad originaria por un nuevo y único periodo de conversión,
con la consiguiente e injustificada pérdida de los plazos de conversión, o bien si
consiste en la fijación de un periodo extraordinario de conversión, que simplemente
se une y no sustituye a aquellos originariamente previstos, inclinándose finalmente,
por esta segunda opción (pág. 188).
714DE LA CUESTA, "El aumento y la reducción del capital social", cit., pág. 191;
VELASCO SAN PEDRO, "El derecho de suscripcion preferente", cit., pág. 528 y
también 544-546, donde pone de manifiesto que el art. 150 TRLSA sólo protege a los
obligacionistas con derecho de conversión de aquellos aumentos realizados con
emisión de nuevas acciones, pero no de aquellos realizados por incremento del valor
nominal de las acciones ya existentes supuestos a los que considera que habría de
aplicarse una medida de protección similar a la prevista en el art. 294.2 TRLSA para
los aumentos con cargo a reservas; y también TAPIA HERMIDA, "Las obligaciones
convertibles en el derecho español", cit., pág. 1185 y ss.
-551-
manera a accionistas y obligacionistas (art. 294.2 TRLSA). De forma
que, pese a las dudas generadas en la práctica del mercado de valores
por la nueva regulación de las obligaciones convertibles en la Ley de
Sociedades Anónimas de 1989, consideramos que no procede el
reconocimiento del derecho de asignación gratuita a los titulares de
obligaciones convertibles ante aumentos de capital con cargo a
reservas, sino que debe aplicarse, como instrumento tuitivo del valor
económico de su expectativa de conversión futura la denominada
claúsula antidilución, prevista en el art. 294.2 TRLSA. Y ello porque, en
primer lugar, como señala TAPIA HERMIDA, el propio art. 158, que
reconoce el derecho de suscripción preferente a los obligacionistas en
los aumentos onerosos, distingue claramente entre esa facultad y el
derecho de asignación surgido de los aumentos gratuitos. En segundo
lugar, porque, en todo caso, es evidente la existencia de una relación de
especialidad entre el art. 294. y el art. 158 que determina la aplicación a
los aumentos de capital con cargo a reservas de aquel precepto y no de
este. Y, en última instancia, porque los titulares de obligaciones
convertibles, no son más que acreedores de la sociedad, los cuales, por
su condición de accionistas en potencia, pueden tener una expectativa
sobre las reservas sociales, pero, en ningún caso, el derecho latente que
sobre los mismas tienen los socios y que fundamenta la atribución del
derecho de asignación gratuita715.
-552-
pesetas (valor real superior al valor nominal por su cuota de
participación en las reservas) por dos obligaciones de la misma entidad
(2000 en total). Es, pues, una relación de cambio "numérico", que
establece el número de acciones a entregar a cambio de una cierto
número de obligaciones (1 a 2), relación, que, como veremos, puede
suponer una daño económico para aquellos que convierten. Por tanto,
puede ocurrir que en virtud de la relación de cambio establecida, la
conversión se realice por encima de la par: en efecto, en estos
supuestos puede ocurrir que la suma a pagar por el obligacionista
suscriptor exceda el valor nominal de las acciones obtenidas en la
conversión tomando como base la relación de cambio. Entonces, se
plantea una situación análoga a la emisión de acciones con sobreprecio;
cabe considerar, por ello, que la suma que supere el valor nominal de
las acciones constituye también una prima a pagar por los socios
(distinta de la prima como ventaja, beneficio o remuneración atribuida
al obligacionista, o estímulo ofrecido al suscriptor de los títulos). De
hecho, como señala la doctrina, en el caso de sociedades prósperas,
para que la relación de canje resulte justa y equitativa, será necesario
computar las reservas sociales acumuladas; en otro caso, los antiguos
accionistas resultarían perjudicados por la parte de prima de emisión
no exigida716.
716Cfr., al respecto, ANGULO, op. cit., pág. 111; en el mismo sentido, TORRES
ESCÁMEZ, op. cit., pág. 230.
-553-
Por ello, es necesario recomponer la relación numérica de canje a fin
de que las condiciones iniciales de la oferta de conversión no se vean
alteradas en perjuicio de una de las partes. Para ello, esta modificación
debe traducirse en un ofrecimiento, por parte de la sociedad, a los
obligacionistas que han de ejercitar el derecho de opción, de un
número mayor de acciones, o bien el mismo número con el valor
nominal incrementado, según la forma de realización de la operación
(por emisión de nuevas acciones o por elevación del valor nominal de
las antiguas)717. Así, siguiendo con el ejemplo expuesto habría de
modificarse la relación de cambio inicial de tal forma que el
obligacionista hubiera de seguir entregando igualmente dos
obligaciones (con un valor conjunto de 2000) a cambio, no ya de una
acción de valor nominal 1000 que ha pasado a tener un valor real de
1000, sino de dos acciones de valor nominal 1000 cada una y valor real
conjunto 2000, o bien una sola acción de valor nominal aumentado a
2000, y valor real coincidente.
717Cfr., al respecto, FAZZUTTI, op. cit., pág. 925 y también GARCIA DE ENTERRIA
LORENZO-VELAZQUEZ, "Las obligaciones convertibles",cit., pág. 288-289.
718En los supuestos de reducción de capital por pérdidas la modificación de la
relación de conversión se hace en sentido contrario, porque no se trata de proteger al
obligacionista sino de evitar que resulte beneficiado, en detrimento de los accionistas,
por recibir una cuota de participación en la sociedad proporcionalmente mayor a la
ofrecida en el momento de la emisión de las obligaciones; de forma que el
obligacionista habrá de recibir un menor número de acciones, o el mismo número
pero con el valor nominal reducido. Cfr., al respecto, GARCIA DE ENTERRIA
LORENZO-VELAZQUEZ, "Las obligaciones convertibles", cit., pág. 289-290.
-554-
acciones y obligaciones, sino también de la cuota de capital y
patrimonio social reservada a los obligacionistas que conviertan719.
719CASELLA, op. cit., pág. 234; FAZZUTTI, op. cit., pág. 1977.
720SANCHEZ ANDRES, "Principios,...", cit., pág. 888.
721FAZUTTI, op. cit., pág. 944.
-555-
lugar, la cuestión del órgano u órganos competentes para realizar tal
modificación, no resuelta expresamente en el mencionado precepto;
ante el silencio legal, consideramos que el ajuste de la relación de canje
debe ser acordada por la sociedad y el Sindicato de obligacionistas,
como ya ha propuesto en diversas ocasiones la doctrina722.
722Cfr., al respecto, TORRES, op. cit., pág. 264, que señala que dicha alteración exigiría
el acuerdo sociedad-sindicato de obligacionistas, que contaría con facultades legales
para ello, aunque sería más claro atribuírselas expresamente en la escritura de
emisión; respecto al funcionamiento y competencias de esta sindicato, cfr., TORRES,
op. cit., pág. 161 y ss.; DOMINGUEZ GARCIA, M. A., La emisión de obligaciones por
sociedades anónimas (Títulos y Obligacionistas), monografía nº 1 de la Revista de Derecho
de Sociedades, 1994, pág. 165 y ss.; así como también, de este último autor,
DOMINGUEZ GARCIA, M.A., "La obligación como título. El sindicato de
obligacionistas", Derecho de Sociedades Anónimas (estudios coordinados por A. Alonso
Ureba, J. Duque Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez
Calero), tomo III, Modificación de estatutos, Aumento y reducción del capital. Obligaciones,
volumen 2º, Madrid, 1994, pág. 1211 y ss.
723Como la regulación de las obligaciones convertibles en la nueva Ley de Sociedades
Anónimas de 1989 en general, y como el resto de medios de protección de los
titulares de obligaciones convertibles en particular, que piensan también en una
relación de cambio fija, y no en una relación variable, para la que resultan inviables
(puesto que estas relaciones variables no permiten encontrar una relación de cambio
para determinar la proporción de nuevas acciones que debería corresponder a los
titulares de las obligaciones). Cfr., al respecto, GARCIA ENTERRIA, "Las obligaciones
convertibles", cit., pág. 293, pág. 61 y pág. 295).
-556-
que la actual regulación de las obligaciones convertibles supone una
clara opción legal dirigida a aproximar el derecho español a de los
países de nuestro entorno, de forma que sería admisible únicamente la
emisión de obligaciones convertibles con relación de cambio fija,
existen quienes consideran que, efectivamente, la disciplina legal está
basada en ese tipo de relación, pero de ello no puede deducirse a
contrario que no sean posible las emisiones con relaciones variables,
porque no existe prohibición expresa en tal sentido, ni obliga a ello la
normativa comunitaria; por lo que, en virtud del principio de
autonomía de la voluntad, habrían de considerarse posibles724.
-557-
reflejaría su valor real, produciéndose, así, un ajuste automático de la
relación de cambio726. De forma que si el precio de la acción
disminuye, el obligacionista recibirá a cambio más acciones; mientras
que si el precio aumenta, recibirá menos acciones. Sin embargo,
consideramos que no siempre resultaría adecuado este sistema de
protección basado en el propio funcionamiento del mercado. Así,
piénsese que tras un aumento de capital con cargo a reservas no
siempre se produce una disminución del valor de mercado en la
cuantía correspondiente a la dilución sufrida por la incorporación de
reservas; porque una cosa es el valor de mercado y otra el valor real o
patrimonial intrínseco.
726Cfr., en este sentido, TORRES ESCAMEZ, op. cit., pág. 240; y FERNANDEZ DEL
POZO, El fortalecimiento de los recursos propios, cit., pág, 162-163.
727TORRES ESCAMEZ, op. cit., pág. 240; FERNANDEZ DEL POZO, El fortalecimiento
de los recursos propios, cit., pág, 162-163.
728FERNANDEZ DEL POZO, El fortalecimiento de los recursos propios, cit., pág, 162-
164.
729En torno a las ventajas de fundador, cfr., URIA, Comentario, cit., t. II, pág. 818;
BERGAMO, op. cit., tomo II, pág. 311-333; DE LA CAMARA, op. cit., t. I, pág. 490 y
ss.; PEREZ DE LA CRUZ, "La fundación cualificada (Ventajas de fundadores y
-558-
Como es sabido, los denominados partes, bonos o cédulas de
fundador responden a la idea de remunerar la iniciativa y los servicios
de los fundadores o promotores en la constitución de la sociedad,
mediante la atribución de títulos (distintos en todo caso de las
acciones) privilegiados por las ventajas, derechos especiales o
beneficios particulares que otorgan (conforme a la diversa
terminología utilizada en los distintos preceptos de la LSA 1989)730.
Reguladas en el art. 11 de la LSA (y en el art. 12 de la derogada Ley de
Sociedades de 1951), la nueva disciplina de las mismas no ha sido
acogida favorablemente por la doctrina, que considera que ha
solucionado sólo en parte los problemas interpretativos planteados por
la antigua ley.
promotores y aportaciones 'in natura' ", La reforma del derecho español de sociedades de
capital, AA.VV., bajo la coordinación de ALONSO UREBA, CHICO ORTIZ Y LUCAS
FERNANDEZ; GOMEZ MENDOZA, M., "Ventajas de fundador y acuerdos durante
la vida de la sociedad anónima", Derecho mercantil de la Comunidad Económica Europea
(Estudios en homenaje a J. Girón Tena), Madrid, 1991, pág. 515 y ss.; GOMEZ
MENDOZA, M., "Derechos especiales de promotores y fundadores", Derecho de
Sociedades Anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque
Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo I, La
fundación, Madrid, 1991, pág. 800 y ss., en el que se ocupa únicamente de los derechos
especiales de fundadores y promotores en materia de fundación de la sociedad
anónima, prescindiendo, por tanto, del tema de los derechos especial de fundadores y
promotores y los acuerdos tomados durante la vida de la sociedad; OTERO
LASTRES, J. M., "Ventajas particulares en la fundación de la sociedad
anónima",Revista de Derecho Mercantil, nº 147-148, 1978, pág. 7 y ss.; y SANCHEZ
ANDRES, "Aumento y reducción de capital", cit., pág. 363 y ss.
730Para los orígenes de la figura de los partes de fundador (surgida el siglo pasado en
Francia), sus características, y su naturaleza jurídica, en relación con la cual existen
diversas tesis que van desde las dos extremas (que consideran los partes de fundador
como verdaderas acciones, o, de forma opuesta, como simples derechos de crédito)
hasta teorías intermedias que califican los partes de fundador como partes de
asociado, o que sostienen que se trata de derechos sui generis que nacen de un
contrato de participación concluido entre la sociedad y los titulares de los partes (tesis
esta última sostenida por la doctrina moderna, también por la jurisprudencia
español), cfr., OTERO LASTRES, op. cit., pág. 8 y ss. Actualmente, GOMEZ
MENDOZA, "Derechos especiales ...", cit., pág. 808-809, por su parte, descartando que
se trate de un accionista,o de un asociado "sui generis", considera que estamos ante
acreedores sociales, de carácter especial, nazca su derecho de un contrato de
participación o parciario con la sociedad o de una estipulación a favor de tercero
recogida en el acto constitutivo; considerando que el carácter de acreedor de los
beneficiarios traerá importantes consecuencias cuando se trata de una participación
en beneficios, respecto al acuerdo de distribución de estos, a la no discrecionalidad de
la junta general, existiendo tales beneficios, y a la imposibilidad de llevar a reservas la
fracción correspondiente a dichos beneficiarios.
-559-
En concreto, ha venido a resolver la cuestión del contenido o
modalidad de los derechos que pueden reservarse promotores o
fundadores, que suscitó importantes controversias doctrinales durante
la vigencia de la Ley de 1951. Sin embargo, frente a las dudas
planteadas por el art. 12 de la misma, que se limitaba a disponer que
los fundadores podían reservarse remuneraciones o ventajas cuyo
valor en conjunto no excediera del 10 por ciento de los beneficios, la
nueva regulación legal opta, siguiendo el criterio de la doctrina
mayoritaria, por la concepción amplia de las ventajas, que pueden
consistir, por tanto, no sólo en una participación en los beneficios sino
también en cualquier otra ventaja de índole patrimonial (en especial,
una cuota especial en la liquidación de la sociedad, concesión de un
derecho al suministro, etc.); en este sentido se pronuncia en la
actualidad la doctrina, basándose, para ello, en la expresión "cualquier
que sea su naturaleza" del art. 11.1 TRLSA, inexistente 'en el derecho
anterior731.
731GOMEZ MENDOZA, "Derechos especiales ...", cit., pág. 823 considera que en
virtud de la nueva redacción del artículo, no cabe duda de que, dentro de los
derechos especiales de contenido económico, caben otros distintos de la participación
en beneficios.
-560-
contrato)732. No obstante, existen además, como hemos señalado, una
serie de actuaciones de la sociedad que se considera generalmente que
pueden alterar, también, el contenido de los partes de fundador de
forma si no directa, sí, cuanto menos, indirecta, actuaciones respecto de
las cuales el legislador de 1989 no siempre, sino sólo excepcionalmente,
ha previsto la solución al conflicto que eventualmente pudiera
plantearse.
732Cfr., en este sentido, OTERO, op. cit., pág. 39; igualmente, GOMEZ MENDOZA,
"Ventajas del fundador y acuerdos, ...", cit., pág. 517 y 522, señala que son titulares de
derechos de créditos especiales inatacables por la junta general; esta no puede
modificar el régimen estatutario de los derechos especiales sin el consentimiento de
los beneficiarios, sin que quepa tampoco la técnica de la modificación perjudicial, es
decir, el acto complementario del acuerdo de la mayoría de accionistas;
733A su vez, el art. 15 de la Tercera Directiva 77/885/CEE, de 9 de octubre de 1978,
sobre fusiones, regula los derechos de los poseedores de títulos distintos de las
acciones para estos supuestos: "los poseedores de títulos distintos de las acciones, a
los que correspondan derechos especiales, deberán gozar en el seno de la sociedad
absorbente de derechos al menos equivalentes a los que disfrutaban en la sociedad
absorbida, salvo si la modificación de estos derechos hubiera sido aprobada por una
junta de poseedores de estos títulos, cuando la ley nacional prevea tal junta, o por los
poseedores de estos individualmente o también si estos poseedores tienen derechos a
obtener la recompra de sus títulos por la sociedad absorbida"; el art. 23 de la misma
Directiva declara de aplicación el art. 15 a la fusión por constitución de una nueva
sociedad; el art. 13 de la Sexta Directiva establece el mismo régimen legal para el caso
de escisión. Y el art. 23 h) del Estatuto de Sociedad Anónima Europea establece que
en caso de creación de una sociedad anónima europea por fusión de sociedades
anónimas, los tenedores de títulos, distintos de las acciones, de tales sociedades se
atendrán a lo que diga la legislación a que esté sometida cada una de las sociedades
fundadoras en orden a determinar si una junta de tenedores de estos títulos puede o
no aprobar una modificación de sus derechos.
-561-
protección de los titulares de las mismas, a través del juego de la
asamblea especial, únicamente en los supuestos de fusión y escisión de
la sociedad.
734Sí existe una completa, minuciosa y detallada regulación de esta asamblea especial
en la Ley francesa de 1929, que disciplina las cuestiones referidas a la convocatoria,
lista de asistentes, presidente, derecho de voto, quorum de constitución, etc.
735GOMEZ MENDOZA, "Ventajas de fundador y acuerdo, ...", cit., pág. 520 y ss.
736Cfr., en este sentido, BERGAMO, op. cit., tomo II, pág. 337; GOMEZ MENDOZA,
"Ventajas de fundador y acuerdo, ...", cit., pág. 518-519. La solución generalmente
propugnada para estos supuestos es la imposibilidad por parte de los tenedores de
bonos de fundadores de oponerse a tales acuerdos de la junta general, teniendo como
único recurso la acción individual de indemnización, en los supuestos de mala fe en
la adopción de tales acuerdos, con lesión fraudulenta de los derechos de los titulares
de las ventajas de fundador; debiéndose tener en cuenta lo complicado del cálculo de
los daños y perjuicio caso de que el titular sea a la vez accionista, pues aquellos han
de compensarse con los beneficios obtenidos.
-562-
centrarnos, por razón del objeto de este estudio, en la operación de
aumento de capital con cargo a reservas, y en el presupuesto previo de
la misma (la constitución de reservas), a fin de determinar si de ambas
actuaciones se deriva, realmente, un perjuicio para los derechos
económicos de los promotores y fundadores; y, en caso de que así
fuera, establecer la fórmula de protección posible.
-563-
previa a la participación de los accionistas y a la constitución de
reservas estatutarias o facultativas (incluso, durante la vigencia de la
Ley de 1951, se consideraba defendible la idea que era anterior a la
dotación de la reserva legal, idea no sostenible en la actualidad, dado
el tenor literal de la nueva ley). Por tanto, en principio, si no existe
expresa disposición estatutaria, existirá un derecho a participar en los
beneficios, que no planteará conflicto porque será previo a la
constitución de reservas (salvo la reserva legal por prescripción de la
ley) y obligatorio siempre que existan beneficios (con independencia
de la situación financiera de la sociedad); en tal caso, no es posible el
conflicto entre socios y titulares de partes de fundador, de forma tal
que estos se vean perjudicados por la formación de reservas.
-564-
dificultades que, para el cálculo de la indemnización, plantea la
misma739.
739En suma, como señala GOMEZ MENDOZA, "Ventajas del fundador y acuerdos
...", cit., pág. 523, el pase de beneficios o reservas estatutarias a voluntarias sólo
producirá efectos sobre los fundadores y promotores si así expresamente lo indican
los estatutos y si el acuerdo está justificado económicamente; si no se dieran estos
supuestos, existiría una acción individual de indemnización o una acción de
impugnación de acuerdo nulo o anulable, no estando legitimados en este último caso
los beneficiarios no accionistas.
740PIÑON, op. cit., pág. 332 y ss, matiza este derecho señalando que depende del
origen de las reservas: ese derecho existirá cuando son reservas procedentes de una
acumulación de ganancias, ya que se trata de una distribución de beneficios a la que
tienen derecho a participar los tenedores, pero no cuando se trata de reservas por
prima de emisión que, por su propia función, pertenecen exclusivamente a los
accionistas.
741Para los efectos de un aumento de capital oneroso o contra nuevas aportaciones,
cfr., OTERO LASTRES, op. cit., pág. 42, el cual, partiendo del presupuesto de que el
aumento del capital social (al menos hasta que este alcanza la dimensión óptima)
incrementa la cuantía de los beneficios repartibles, plantea la cuestión de si los
-565-
Por una parte, dado que las reservas proceden generalmente de una
retención de beneficios, dicha operación puede aparecer como
eventualmente perjudicial para los beneficiarios de ventajas de fundador
consistentes en la participación en beneficios, en la medida en que las
reservas ahora capitalizadas se constituyeron con una parte de
beneficios que hubieran pertenecido a aquellos en caso de no haberse
procedido a la retención de los mismos. Sin embargo, consideramos
que, en el momento del traspaso de las reservas a capital, los titulares
de estas ventajas no pueden alegar perjuicio alguno, pues, en todo
caso, y de existir, este se habría producido en el momento previo de la
constitución de las reservas, en el que deberían haber actuado
ejercitando la correspondiente acción de indemnización ante los
tribunales, por la actuación fraudulenta de la sociedad. Ni pueden
pretender tampoco, basándose en su derecho a participar en los
beneficios, derecho alguno en relación a las acciones gratuitas, puesto
que las mismas no suponen una distribución de beneficios, sino, por
contra, la definitiva sustracción de los mismos al reparto.
Por otra parte, dado que las reservas representan una parte del
patrimonio social, cabe plantear si los beneficiarios de ventajas
consistentes en una participación en la liquidación del patrimonio social
(participación consistente en una cantidad fija o un porcentaje de ese
patrimonio) se benefician de alguna forma en la capitalización de las
reservas o pueden resultar perjudicados por la misma. De entrada hay
que descartar que el derecho de los beneficiarios a una cuota de
liquidación -que fundamenta, por tanto, un derecho sobre las reservas
sociales- justifique una participación en los mismos en la atribución de
las acciones gratuitas surgidas de un aumento de capital con cargo a
reservas, en base a la consideración de dicha operación como una
liquidación anticipada. Puesto que, como señala PIÑÓN, mediante la
titulares de partes deben seguir percibiendo el tanto por ciento inicialmente pactado,
o si, por el contrario, es más justo que dicho porcentaje se reduzca en proporción al
aumento experimentado por el capital social; considerando al respecto que habrá de
estarse, en primer lugar, a lo dispuesto en los estatutos; y, en defecto de previsión
estatutaria, siguiendo el criterio de la doctrina mayoritarias, considera que ha de
mantenerse sin variación el porcentaje establecido originariamente; en el mismo
sentido, GOMEZ MENDOZA, "Ventajas del fundador y acuerdos ...", cit., pág. 523 y
524, la cual señala que en la práctica francesa se recurre a la masa de partes de
fundador para que apruebe la reducción de los derechos, en compensación por el
previsible aumento de los beneficios debido a la elevación del capital.
-566-
transformación de reservas en capital, lejos de liquidar parte del activo
social, en cuyo caso participarían los tenedores de bonos con derecho a
cuota de liquidación, lo que se hace es retener indefinidamente en el
patrimonio social ciertos fondos renunciando a su indisponibilidad742,
-567-
relativos, el porcentaje de participación de los mismos en el patrimonio
social743
743Cfr., en este sentido, el ejemplo de PIÑON, op. cit., pág. 334, que plantea el
supuesto de una sociedad que habiendo concedido a sus fundadores un derecho a la
cuota de liquidación del 5 por 100 del patrimonio, llega a su disolución con un total
de 100 millones de pesetas, de los cuales 60 representan el capital y 40 las reservas.
En tal caso, los titulares de los bonos de fundador saben que de los 100 que integran
todo el patrimonio, ellos percibirán 5 millones (el 5 por 100), independientemente de
que los 40 figuren como reservas o como capital. Cuestión distinta sería, como señala
PINON, op. cit., pág. 334, si la extinción de las reservas respondiera a una distribución
de las mismas como dividendos, en cuyo caso, cabría impugnar tal reparto por
haberse realizado con fraude a terceros.
Incluso, en ocasiones, la capitalización de determinadas reservas puede beneficiarles;
sería el caso de la reserva legal, cuya incorporación a capital, en los límites previstos
por la ley, aumenta la cuantía del patrimonio que, en su día, sería objeto de
liquidación y reparto entre accionistas y beneficiarios de ventajas, ya que al disminuir
el montante de la reserva legal, deberá procederse a su reposición ahora, tras el
aumento, hasta un montante superior, proporcional a la nueva cifra del capital social.
Cfr., al respecto, PIÑON, op. cit., pág. 335.
-568-
la asignación de las nuevas acciones en este modalidad de aumento, y,
también por los principios relacionados o incluso derivados del mismo
(principio de proporcionalidad, principio de igualdad). Más teniendo
en cuenta la total y absoluta laguna legal existente respecto a este tema,
tanto en su aspecto cualitativo, como cualitativo, en la actual Ley de
Sociedades Anónimas, a diferencia de lo que ocurría en la legislación
societaria anterior, que sí lo resolvía expresamente.
-569-
derecho de voto (art 50.2 TRLSA a contrario), y, también, en relación al
derecho a la cuota de liquidación (art. 277.1, 2º, pfo. primero TRLSA) y
el derecho al dividendo (art. 215.2 TRLSA). Por lo que parece que esa
habrá de ser también la solución para el derecho de asignación
gratuita.
-570-
De forma que, en conclusión, la omisión legal no debe interpretarse
como posibilitadora de un cambio en el criterio de atribución, sino que
seguramente se produce por considerar innecesario el establecimiento
expreso de la proporcionalidad, por su obviedad. En otro caso, la
solución contraria supondría, desde el punto de vista del accionista, no
sólo una alteración de su statu quo, sino también, desde el punto de
vista de los principios societarios, y dado el carácter mixto (económico
y político) del derecho, una violación indirecta del principio de
prohibición de acciones de voto plural, ya que, dando a acciones de
menor valor nominal, el mismo derecho de asignación gratuita,
resultaría que con menor desembolso inicial, podría llegar adquirirse
una mayoría de votos a través de las sucesivas ampliaciones de capital.
Por ello, pese al silencio legal, consideramos que la solución de la
atribución proporcional a la participación en la sociedad se impone
forzosamente, frente otros criterios de atribución no proporcional sino
desigual de los derechos de asignación, criterios que supondrían una
limitación parcial de tales facultades, inadmisible, ahora, como antes,
en el derecho español, por cuanto supondría una modificación
injustificada de la posición previa de los accionistas en la sociedad. De
ahí el carácter necesario de la aplicación del criterio de la atribución
proporcional a la participación en el capital social con anterioridad al
aumento, sin que ni la junta general ni los estatutos tengan
competencia para su modificación.
avanzarse que la nueva ley, a diferencia de la anterior, no exige que las nuevas
acciones hayan de ser ordinarias.
-571-
Como es sabido, y como se analizó con mayor extensión en el
Capítulo III de este estudio, el previo y total desembolso de las
acciones ya existentes es un requisito que, aunque exigido ya en la ley
anterior, está sometido en la actualidad en nuestro derecho a una
nueva regulación positiva con innovaciones de especial trascendencia
en relación a su exigibilidad en el caso concreto de que la elevación de
la cifra de capital se realice por incorporación de reservas
preexistentes. Pues, en efecto, en la nueva Ley de Sociedades
Anónimas de 1989, se ha producido un cambio del criterio de
delimitación de su ámbito de aplicación, que se realiza ahora no según
la forma de materialización del aumento de capital sino única y
exclusivamente en función del contravalor. De forma que, frente a la
ley de 1951, en la que el desembolso previo de las acciones en
circulación se exigía en todo caso de aumento de capital con emisión
de nuevas acciones, sin distinguir entre los distintos tipos de
aportación, la ley actualmente vigente establece tal requisito sólo en
relación a los aumentos de capital realizados a través de aportaciones
dinerarias, independientemente de su ejecución por emisión de nuevas
acciones o por incremento del valor nominal de las previamente
existentes. Es por ello por lo que en la actualidad, a diferencia del
sistema vigente con la ley anterior, este presupuesto, por una parte,
habrá de respetarse en el caso de un aumento de capital con
aportaciones dinerarias realizado por elevación del valor nominal de
las acciones existentes; y, por contra, por otra parte, no será de
aplicación cuando el aumento se realice por emisión de nuevas
acciones pero no mediante aportaciones dinerarias.
-572-
plenamente coherente con un análisis finalista de tal exigencia, basado
en las razones que vienen a darle fundamento745.
-573-
Por ello, admitida de entrada su participación, esta situación de
existencia de acciones desigualmente desembolsadas, plantea, en
concreto, el tema de la proporción de participación de las mismas en la
asignación gratuita. En suma, la cuestión de si la proporcionalidad,
admitida líneas atrás como criterio cuantitativo de atribución de las
nuevas acciones, se mide en función del capital suscrito o del capital
desembolsado: esto es, si las nuevas fracciones de capital han de
atribuirse en proporción al número y valor nominal de las títulos
anteriores, o bien a la cuantía del desembolso efectivamente realizado,
cuando las acciones estén desigualmente desembolsadas. Sin embargo,
no existe previsión legal expresa en relación a este supuesto para la
asignación de acciones gratuitas.
-574-
realizado)748. Sin embargo, ninguna resulta, por sí sola, totalmente
satisfactoria a los efectos del imperativo de mantenimiento de la
participación relativa del accionista, que preside el funcionamiento del
derecho de asignación gratuita, y de los principios de igualdad y
proporcionalidad.
748Cfr., al respecto, SANCHEZ ANDRES, El derecho de suscripción ..., cit., pág. 277 y
279-281.
-575-
a suscribir en un aumento de capital con emisión de nuevas acciones
un numero de acciones, que conforme a lo establecido en el art. 158.1
TRLSA, habrá de ser proporcional al valor nominal de las acciones que
posean (o de las que corresponderían a los titulares de obligaciones
convertibles, caso de ejercitar en ese momento la facultad de
conversión)749. Asimismo, del art 50.2 TRLSA a contrario se deduce que
también el derecho de voto, derecho político por excelencia, ha de ser
proporcional al valor nominal de la acción. También en relación al
derecho a la cuota de liquidación, derecho de contenido básicamente
económico, el art. 277.1, 2º, pfo. primero TRLSA establece que, en
defecto de disposición estatutaria, el remanente se repartirá entre los
socios en proporción al importe nominal de las acciones; con el
correctivo del segundo párrafo, que señala que si todas las acciones no
se hubieren liberado en la misma proporción, se restituirá en primer
término a los accionistas que hubiesen desembolsado mayores
cantidades el exceso sobre la aportación del que hubiese desembolsado
menos y el resto se distribuirá entre los accionistas en proporción al
importe nominal de sus acciones750. Y sólo en relación a la distribución
del dividendo, derecho económico por excelencia, se establece la
proporcionalidad al capital desembolsado (art. 215.2 TRLSA). Por ello
consideramos que no cabría en este caso el recurso a la interpretación
analógica porque, aparte de que sea dudosa la existencia de una
semejanza entre ambos supuestos (puesto que mientras el uno supone
la distribución efectiva de beneficios sociales, el otro supone la
sustracción definitiva de los mismos de un eventual reparto),
entendemos que la determinación de la cuantía de un derecho en
función del desembolso, por su carácter excepcional, ha de venir
establecida expresamente, cosa que no ocurre en relación al derecho de
asignación gratuita, respecto del que, efectivamente, no se establece su
proporcionalidad al valor nominal, pero ha de admitirse que tampoco
su proporcionalidad al nivel de desembolso.
749 La nueva ley corrige el tenor literal del art. 92 de la anterior Ley de 1951 que
establecía la proporcionalidad en relación al número de acciones antiguas,
convirtiendo en criterio legal la interpretación correctora realizada ya entonces por la
doctrina. Cfr., en relación a dicha interpretación, URIA, op. cit., pág. 461.
750En relación al criterio de atribución de la cuota de liquidación, cfr., MUÑOZ
MARTIN, N., Disolución y derecho a la cuota de liquidación en la sociedad anónima,
Valladolid, 1991, pág. 390-393.
-576-
Por otra parte, es significativo que este segundo criterio sólo lo
adopte la ley en relación a derechos de contenido estrictamente
económico (y no todos), y, en cambio, no lo haga respecto a los
derechos caracterizados por su contenido político, como dimensión
única o coexistente con la dimensión económica. Precisamente por ello,
de adoptarse en relación al derecho de asignación gratuita
(caracterizado por su carácter mixto) el criterio del desembolso,
resultaría que, en aras al cumplimiento de unas pretendidas exigencias
del principio de igualdad desde el punto de vista de económico, se
estaría perjudicando la dimensión política de la participación de los
titulares de acciones parcialmente desembolsadas. Porque,
efectivamente, aunque es cierto que antes del aumento participarían en
el reparto de ganancias sociales de forma simplemente proporcional a
los desembolsos efectuados, no es menos cierto que el derecho de voto,
como derecho político por excelencia, sería ejercido de forma
proporcional al valor nominal, con independencia del nivel de
desembolso. Por ello, si las acciones gratuitas surgidas de la
capitalización de reservas (que, no ha de olvidarse, no son más que una
mera expansión nominal de su participación en la sociedad, que ha de
quedar inalterada) se atribuyeran en función del desembolso, y no del
valor nominal, disminuiría su peso político y decisional en la sociedad,
en beneficio de los titulares de acciones liberadas, que de forma
injustificada aumentarían el suyo propio a costa de aquellos751. Todo
ello de forma contraria al imperativo de mantenimiento de la
participación relativa de los socios en la sociedad, e incluso del
principio de paridad de trato, esgrimido como fundamento de esta
teoría. Porque, efectivamente, el rechazo de este sistema no significa
que el distinto grado de desembolso sea un dato irrelevante que no
deba tomarse en consideración sino todo lo contrario: efectivamente,
por exigencias del principio de igualdad, debe tomarse en
consideración, sólo que, como veremos, no como criterio de atribución
de las nuevas acciones, sino a otro nivel (a efectos de ejercicio de los
derechos económicos derivados de las mismas).
-577-
realizado, de forma que se atribuyeran acciones con mayores privilegios
económicos a los titulares de acciones totalmente desembolsadas. De
esta manera, dado que los privilegios sólo pueden ser económicos, se
salvaguardaría el principio de mantenimiento de la participación
política relativa del socio en la sociedad, que no sufriría dilución
alguna. Sin embargo, esta solución, aparte de vetar en los supuestos de
dividendos pasivos pendientes la ejecución del aumento por elevación
del valor nominal de las acciones existentes, no es tan satisfactoria en el
plano de los derechos económicos del socio, por cuanto convierte en
definitivo, de forma injustificada, el efecto puramente provisional de
una situación transitoria destinada a desaparecer. En efecto, debe
tenerse en cuenta que la existencia de acciones sólo parcialmente
desembolsadas con dividendos pasivos pendientes es una situación
transitoria cuyos efectos provisionales, hasta la total liberación de las
mismas, se traducen únicamente, en el plano de los derechos del socio,
en una participación en las ganancias proporcional a la aportación
efectivamente realizada en ese momento y no a la aportación
comprometida. Pero, como decimos, se trata del efecto provisional de
una situación transitoria que desaparecerá una vez que sean
satisfechos la totalidad de los dividendos pasivos pendientes,
momento en el cual pasará a participar en los beneficios sociales en
proporción al valor nominal, como cantidad efectiva y totalmente
desembolsada.
-578-
en su dimensión cualitativa752. Nuevamente ha de señalarse lo erróneo
de esta teoría no porque no haya de considerarse relevante el dato del
distinto nivel de desembolso sino porque no ha de serlo para la
medida de la atribución de las nuevas acciones (o número de acciones
a emitir) (primer sistema), ni tampoco para la medida del contenido
económico de las mismas (o mayor o menor participación en las
ganancias sociales) (segundo sistema), sino, como veremos,
simplemente, para el ejercicio de esos derechos.
-579-
sino el correctivo previo de restitución en primer término del exceso a
los accionistas que hubiesen desembolsado mayores cantidades, a fin
de conseguir una situación de igualdad entre los accionistas, con la
distribución posterior del resto entre los accionistas en proporción al
importe nominal de sus acciones.
-580-
independencia del nivel de desembolso de las mismas. Con esta solución se
mantendría la participación relativa del accionista en la sociedad, tanto
desde un punto de vista económico (por cuanto participaría en la
misma porción del patrimonio social) como político (por cuanto
mantendría su poder político no sólo en término absolutos sino
también relativos, en relación a la totalidad del capital social), con lo
que sería conforme, en apariencia, a la exigencia del principio de
mantenimiento de la cuota de participación que inspira el
funcionamiento del derecho de asignación gratuita.
-581-
En suma, el criterio de la atribución proporcional al valor nominal
de las acciones, aunque en principio se muestra como el más coherente
con el principio de mantenimiento de la cuota de participación en la
sociedad, es, sin embargo, insuficiente, en cuanto ignora por completo
la situación de desigualdad de las acciones por la existencia de
distintos niveles de desembolso, planteando resultados injustos en el
ámbito del ejercicio de los derechos económicos. Por ello, es necesario
introducir un correctivo a dicho criterio, ya que no es admisible que la
aplicación estricta del principio de proporcionalidad mencionada, en
aras al mantenimiento de la participación relativa, y, en última
instancia, de la igualdad de los accionistas, provoque la aparición de
privilegios injustificados. Dicho correctivo se conseguirá dando
relevancia al dato del nivel de desembolso no a efectos de atribución
de las nuevas acciones (en cuyo caso, como ocurría en la solución
primeramente examinada, se vulneraba el principio de mantenimiento
de la cuota relativa), ni tampoco a efectos de determinar el contenido o
extensión de los derechos económicos (en cuyo caso se perpetuaba de
forma definitiva un efecto pensado para una situación provisional),
sino simplemente a efectos de ejercicio de los derechos económicos de
las nuevas acciones gratuitas. De forma que el derecho de asignación se
atribuirá de forma proporcional al valor nominal, y las nuevas acciones
gratuitas tendrán el mismo contenido de derechos, con independencia
del grado de desembolso de las acciones originarias, sólo que, en caso
de que estas acciones estuviesen parcialmente desembolsadas, los
derechos económicos de las acciones gratuitas derivadas de las mismas
habrán de ejercerse de forma proporcional a ese grado de desembolso.
-582-
segundo lugar, ha de tenerse presente, de entrada, que el art. 215
TRLSA establece que la distribución de dividendos a los accionistas
ordinarios se realizará en proporción al capital que hayan
desembolsado. A continuación ha de recordarse que, como es sabido,
las fracciones de capital surgidas de un aumento de capital con cargo a
reservas se hallan totalmente liberadas, pero no con cargo al
patrimonio personal de los socios, sino al de la sociedad; de forma que
no ha habido desembolso alguno por parte de los accionistas en
relación a las mismas. Por ello, parece correcto entender que el criterio
a seguir para la retribución de las mismas sea el nivel de desembolso
de las acciones originarias, dado que respecto a las mismas no ha
existido desembolso alguno. Y más teniendo en cuenta que las nuevas
fracciones no son más que una expansión nominal de las antiguas,
aproximándolas al valor real de la cuota de participación (caso de
elevación del valor nominal de las acciones existentes) o un
fraccionamiento de esa participación (caso de emisión de nuevas
acciones). De forma que si las acciones originarias estaban totalmente
desembolsadas, las nuevas fracciones reciban dividendos de forma
proporcional a su valor nominal, pero si aquellas estaban sólo
parcialmente desembolsadas, estas participen en las ganancias de
forma proporcional a aquel desembolso.
-583-
La aplicación del principio de proporcionalidad, como criterio de
atribución de las nuevas fracciones del capital social surgido de la
capitalización de reservas, puede plantear el conocido como problema
de los restos. En efecto, por el propio contenido de tal principio, como
consecuencia de la proporción establecida entre las nuevas y las
antiguas acciones (relación de cambio), y también, en su caso, por la
anterior participación desigual de los socios, puede darse en algunos
supuestos una distribución no exacta de las acciones entre los socios,
de forma que a alguno o algunos de ellos les corresponda
(exclusivamente o junto a otros derechos totales de atribución) no un
nuevo y completo derecho de participación, sino sólo una parte ese
derecho. En suma, el problema de los restos es aquel que se plantea
cuando, en virtud de la proporción fijada para la atribución del
derecho de asignación gratuita, y como consecuencia de la aplicación
de la misma a los títulos poseídos por un accionista, a este le
corresponde no un derecho de asignación total y completo, en virtud
del cual pueda adquirir una nueva acción, sino un derecho
simplemente parcial, insuficiente para la asignación efectiva de una
nueva fracción del capital social756.
-584-
a) unirse con otros titulares en sus mismas condiciones y constituir
una copropiedad de la acción (en tal caso se aplicarán las normas
específicas previstas por la LSA para tal situación).
-585-
nociones han sido analizadas por la doctrina757, y también por la
Dirección General de los Registros y del Notariado, que, en su
Resolución de 1 de febrero de 1991, señala que la serie sería una
subclasificación dentro la más amplia categoría que es la "clase", que
agrupará necesariamente a todas las acciones que atribuyan el mismo
contenido de derechos758.
-586-
privilegiadas" o "preferentes", que son aquellas que otorgan algún
privilegio frente a las restantes (o "acciones ordinarias") (art. 50.1),
privilegios que habrán de ser, como sostiene la doctrina, y como se
deduce a contrario del art. 50.2 LSA, únicamente sobre derechos de
contenido económico760; y cuya razón de ser se halla, generalmente,
como es sabido, en la necesidad de facilitar determinadas operaciones
financieras o de saneamiento de la sociedad761.
vol. 1º, pág. 450; AGUILERA RAMOS, "Clases y series de acciones. Las acciones
privilegiadas", cit., pág. 159-160.
760Cfr., por todos, VICENT CHULIA, Compendio, cit., t. I, vol. 1º, pág. 488, y
AGUILERA RAMOS, "Clases y series de acciones. Las acciones privilegiadas", cit.,
pág. 168 y ss.
761Cfr., al respecto, ALONSO LEDESMA, C., "Consideraciones sobre el juego de la
claúsula de interés social", Derecho mercantil de la Comunidad Económica Europea,
Estudios en homenaje a José Girón Tena, pág. 33; y SANCHEZ ANDRES, "El derecho de
suscripción, ...", cit., pág. 284-285.
762SANCHEZ ANDRES, "El derecho de suscripción, ...", cit., pág. 276.
-587-
verse alterada. Sin embargo, lo cierto es que, como de inmediato puso
de manifiesto la doctrina, la finalidad perseguida sólo se conseguía
cuando la totalidad de las acciones ya emitidas fuesen también
ordinarias; no así cuando las acciones previamente existentes fueran de
diferentes clases, pues en tal caso, resultaba cualitativamente alterada
por el aumento la participación relativa de cada socio en la sociedad763.
763Cfr., en este sentido, GARCIA LUENGO-SOTO VAZQUEZ, op. cit., pág. 709,
quienes consideran que ello pudo afectar al postulado de conservación del valor de la
participación relativa del socio y traducirse en un desconocimiento ilegítimo del
derecho de rango.
764Al respecto, consideramos correctas las palabras de AGUILERA RAMOS, "Clases
y series de acciones. Las acciones privilegiadas", cit., pág. 168, el cual considera que
ese silencio legal como la subsanación de un importante error del antiguo art. 94, en
-588-
Teniendo en cuenta que, como ya se ha anticipado, para la correcta
determinación de su alcance será imprescindible tener presente en todo
momento el imperativo de mantenimiento de la participación de los
socios en las sociedad, no sólo desde una perspectiva estrictamente
cuantitativa, sino también, y especialmente, cualitativa. Para lo cual
consideramos conveniente analizar las distintas soluciones
teóricamente posibles, y sus eventuales repercusiones sobre tal
principio.
relación al cual afirma que lo correcto, desde el punto de vista técnico legal, hubiera
sido no decir nada.
-589-
mantenimiento de la participación del accionista en la sociedad, y, en
particular, en relación al respeto de un eventual derecho al rango.
765Cfr., en este sentido, SANCHEZ ANDRES, El derecho de suscripción, cit., pág. 286, el
cual realiza similares consideraciones en relación con un supuesto semejante referido,
-590-
mantenimiento de la cuota de participación se vería respetado en su
dimensión cuantitativa, pero no cualitativa, dimensión en la que se
produciría una alteración por el otorgamiento de la condición de
privilegiada a una parte de la misma, sin que ello suponga un
tratamiento discriminatorio, contrario al principio de paridad de trato,
en la medida que afecta por igual a todos los accionistas.
-591-
ni siquiera planteable, porque supondría la supresión (parcial, en este
caso) del derecho de asignación gratuita; todo ello sin perjuicio de una
renuncia a tal derecho para el caso concreto a favor de terceros.
-592-
b) emisión únicamente de acciones privilegiadas. Si, existiendo
previamente acciones ordinarias y privilegiadas en circulación, la
sociedad decide que las nuevas fracciones del capital social, surgidas
de la incorporación de reservas, sean únicamente privilegiadas, como
ya hemos señalado, los destinatarios de las nuevas fracciones del
capital social serán no sólo los titulares de acciones privilegiadas, sino
también los titulares de acciones ordinarias, a fin de mantener su cuota
de participación en la sociedad.
766Cfr., al respecto, VICENT CHULIA, op. cit., pág. 501; SANCHEZ GONZALEZ, op.
cit., pág. 284-285; y PORTALE, "Uguaglianza e contratto, ...", cit., pág. 732
-593-
misma clase. Desde el punto de visto del principio de mantenimiento
de la participación relativa de los accionistas en la sociedad, esta
solución no siempre resultará adecuada, en la medida que sería
suficiente con la emisión de un número de acciones de una u otra clase
no proporcional al de las acciones preexistentes, para que se produjera
una ruptura de la relación previamente existente entre las diversas
clases de acciones.
767 ALONSO ESPINOSA, "Acciones sin voto y obligaciones, ...", cit., pág. 1438-1440;
ALBORCH BATALLER, C., "Las acciones sin voto", Anuario de Derecho Civil, tomo
XXVII, 1974, pág. 643 y ss., en particular, pág. 646 y 665; SANCHEZ ANDRES,
"Aumento y reducción, ...", cit., pág. 373; GOMEZ MENDOZA, M., "Acciones sin
voto", Derecho de sociedades anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J.
Duque Domínguez, G. Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero),
tomo II, Capital y acciones, volumen 1º, Madrid, 1994, pág. 105; AGUILERA RAMOS,
"Clases y series de acciones. Las acciones privilegiadas", cit., pág. 161; y también
MENENDEZ, A., y BELTRAN, E., Comentario al régimen legal de las sociedades
mercantiles (dirigido por R. Uría, A. Menéndez y M. Olivencia), tomo IV, Las acciones,
-594-
consistentes, básicamente, por una parte, en un dividendo preferente y
mínimo, del 5 % del capital desembolsado por cada acción sin voto,
cuyo pago depende simplemente de la existencia de beneficios
distribuibles, por lo que la doctrina considera que son titulares de un
verdadero derecho al dividendo del que carecen los restantes
accionistas; y, por otra parte, en una preferencia en relación a los
restantes accionistas en el cobro de la cuota de liquidación). La ley
establece que las acciones sin voto tienen los mismos derechos de las
acciones ordinarias, excepto el derecho de voto (art. 92.1); por ello, los
titulares de acciones sin voto participan del derecho de asignación
gratuita de acciones, igual que del derecho de suscripción, en las
mismas condiciones que todos los accionistas; en otro caso se
produciría una dilución de su posición patrimonial, e incluso política
(pues no debe olvidarse que no están definitivamente privadas del
derecho de voto, sino que el mismo se halla simplemente en suspenso,
pudiendo reaparecer en situaciones excepcionales). La cuestión que se
plantea nuevamente es cuál sea la clase de acciones a asignar, respecto
de la cual, caben, también, teóricamente, diversas soluciones768:
volumen 1º, Las acciones sin voto (Artículos 90 a 92 LSA), Madrid, 1994, pág. 387 y ss.,
en particular, pág. 400-401; más matizadamente, VICENT CHULIA, Compendio, cit.,
pág. 759 señala que constituyen una clase especial de acciones pero no pueden
considerarse "privilegiadas" sin más: poseen privilegios, pero a cambio del derecho
de voto.
768En relación a las acciones sin voto, y la medida y extensión del derecho de
suscripción preferente,. cfr., ALBORCH BATALLER, "Las acciones sin voto", cit., pág.
663-665; y también, GOMEZ MENDOZA, "Acciones sin voto", cit., pág. 124-126.
769Así, p.ej., si existiendo una sociedad anónima con un capital social 1000, formado
por 500 acciones ordinarias y 500 acciones sin voto, se procede a un aumento de
capital con emisión de 1000 acciones ordinarias, atribuídas proporcionalmente a
todos los accionistas, de cualquier categoría, resultará que los titulares de acciones
ordinarias, que antes tenían el 100% del poder político, verían disminuir ese poder
(500 antiguas acciones ordinarias + 250 nuevas acciones ordinarias) por la atribución
de 250 acciones con derecho a voto a favor de los titulares de acciones sin voto; ahora
habrían pasado del 100 al 75%.
-595-
puesto que, como se ha señalado, se considera doctrinalmente que las
acciones ordinarias no constituyen una clase a los efectos del art. 148
TRLSA; y, en todo caso, se afirma que la junta general funcionaría a
modo de asamblea especial de los titulares de acciones ordinarias. Por
lo que respecta a los accionistas privilegiados, no parece que puedan
protegerse de ese perjuicio mediante el consentimiento
complementador del art. 148 TRLSA, pues entendemos que el mismo
está previsto únicamente para la tutela de los derechos especiales
propios de una clase determinada, privilegios que, como es sabido,
habrán de ser de contenido necesariamente patrimonial, y no político.
770No cabe duda de que en la actualidad pueden aplicarse las reservas a la emisión
de acciones sin voto; cfr., expresamente, ALONSO ESPINOSA, "Acciones sin voto y
obligaciones, ...", cit., pág. 1438; así como MENENDEZ y BELTRAN, Comentario al
régimen legal de las sociedades mercantiles, cit., pág. 406-408. Ello a diferencia de lo que
hubiera ocurrido si, como ocurría en el Anteproyecto, se hubiera mantenido la
exigencia de emisión de nuevas acciones gratuitas de carácter ordinario, que hubiera
vedado tal posibilidad, caso de mantenerse en el texto definitivo, como puso de
manifiesto, en su momento, la doctrina (SANCHEZ ANDRES, "Aumento y reducción,
...", cit., pág. 383.
-596-
surgirían una mayor número de acciones privilegiadas también ex lege,
con las que debería concurrir.
-597-
1) En primer lugar, y, en cuanto a la forma de realización del
aumento, la exclusión de la utilización del sistema de incremento del valor
nominal de las acciones existentes, cuando se trate de acciones de distintas
clases. En tal caso, se impondría forzosamente la solución de emisión
de nuevas acciones, por la imposible existencia de una acción en parte
privilegiada (en su valor nominal originario), y, en parte, ordinaria
(por la porción aumentada como consecuencia de la capitalización de
reservas).
-598-
que justifica la exigencia del necesario acuerdo complementario de la
clase de acciones afectadas773.
-599-
alemana, de forma que tiene cabida en tal noción toda lesión directa o
indirecta de los derechos de una clase de acciones.
774Cfr., al respecto, ALONSO ESPINOSA, "Acciones sin voto y obligaciones, ...", cit.,
pág. 1444; DE GISPERT PASTOR, "El nuevo régimen de modificación de estatutos",
cit., pág. 502; GOMEZ MENDOZA, "Acciones sin voto", cit., pág. 136 y ss; MARINA
GARCIA-TUÑON, A., "Supuestos específicos de modificación estatutaria:
modificaciones perjudiciales a determinadas clases de acciones, restricciones a la libre
transmisibilidad de las acciones y cambio de domicilio social", cit., pág.105; y también
MENENDEZ y BELTRAN, Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles, cit.,
pág. 442-445.
-600-
accionistas de la clase afectada775. Aun así, no puede negarse que este
sistema supone un condicionamiento que complica notablemente la
viabilidad de la esta modalidad de aumento, puesto que, si el segundo
acuerdo complementador no se consigue, la modificación (en este caso,
el aumento) no puede realizarse con el solo acuerdo de la junta
general, pues sólo ambos en conjunto son constitutivos del acuerdo
complejo de modificación776.
775En relación a esta cuestión de las modificaciones perjudiciales para una clase de
acciones, la naturaleza del acuerdo de la asamblea especial exigido de forma
complementaria, y los requisitos formales para la adopción del mismo, cfr., DE
GISPERT PASTOR, "El nuevo régimen de modificación de estatutos", cit., pág. 499 y
ss., especialmente pág. 502-503; VICENT CHULIA, Compendio, cit., pág. 751;
MARINA GARCIA-TUÑON, A., "Supuestos específicos de modificación estatutaria:
modificaciones perjudiciales a determinadas clases de acciones, restricciones a la libre
transmisibilidad de las acciones y cambio de domicilio social", cit., pág.111 y ss.; así
como también URIA GONZALEZ, R., MENENDEZ MENENDEZ, A., MUÑOZ
PLANAS, J.M., Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles, dirigido por R.
Uría, A. Menéndez y M. Olivencia, t. V, La Junta General de accionistas (Artículos 93
a 122 de la Ley de Sociedades Anónimas), pág. 51 y ss.
776Cfr., en este sentido, DE LA CUESTA, op. cit., pág. 210, quien señala que tal
exigencia supone un notable condicionamiento de la eficacia de esta modalidad de
aumento.
-601-
como cuantitativa. Con lo que, como decíamos, se consigue el total
respeto del imperativo de mantenimiento de la participación relativa
de los accionistas, que presiden el funcionamiento del derecho de
asignación gratuita. Sin que, por otra parte, dada la inexistencia de
perjuicio para una o varias clases de accionistas, puesto que se
mantiene inalterada la relación existente entre todas ellas, sea necesario
el acuerdo de la asamblea especial alguna, siendo suficiente el acuerdo
mayoritario de la junta general777.
Es por ello por lo que, una vez analizadas las distintas soluciones
teóricas, sus ventajas y sus inconvenientes, y ante la necesidad de
adoptar una solución, desaparecida la antigua exigencia de emitir
acciones ordinarias, y dado el silencio legal, pero teniendo presente el
imperativo de conservación de la posición relativa del accionista en la
sociedad, en su aspecto cuantitativo, y cualitativo, consideramos como
la solución más adecuada aquella consistente en la atribución de
fracciones de capital perteneciente a la clase o categoría respectiva778.
En otro caso, se produciría una alteración de la participación de los
accionistas en su dimensión cualitativa, acompañada de una
modificación de la estructura de relación existente entre las diversas
categorías de acciones con anterioridad al aumento, que determinaría
777Esta es la solución del Código civil italiano (art. 2442) que exige que las nuevas
acciones que se emiten sean de las mismas características de las ya existentes; y
también la de la Ley alemana cuyo art. 216.1 señala que en las ampliaciones con
recursos propios la relación de los derechos incorporados a las acciones entre sí no
quedará afectada por el aumento de capital.
778A favor de esta solución parecen inclinarse DE LA CUESTA RUTE, "El aumento y
la reducción ...", cit., pág. 209-210; ALONSO ESPINOSA, "Modificación de estatutos y
aumento y reducción del capital", cit., pág. 93, aun cuando considera conveniente que
la cuestión sea resuelta preventivamente por los estatutos; y también MENENDEZ y
BELTRAN, Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles, cit., pág. 410. En
contra, se manifiesta SANCHEZ ANDRES, Comentario al régimen legal de las sociedades
mercantiles, t. IV, Las acciones, vol. 1º, La acción y los derechos del accionista, cit., pág.
299-301, el cual, ante el silencio legal en relación a la clase de acciones admitir, y ante
en la ausencia de criterios interpretativos que permitan despejar indubitadamente la
incógnita acerca de si el legislador prefirió liberalizar la emisión de acciones
preferentes o dio definitivamente por rechazada la posibilidad de atribuir
preferencias en tales casos, se inclina por una solución conservadora y continuista,
que se justificaría por la ausencia de necesidades financieras que apoyen la
conveniencia de otorgar cualquier clase de privilegio para un aumento esencialmente
contable cuya cobertura ya obra en poder de la sociedad; patrocinando, por ello, y, en
última instancia, para la nueva ley, la misma solución restrictiva que mantuvo la
derogada.
-602-
el juego del art. 148 TRLSA, condicionando notablemente la eficacia
práctica de la operación.
779En tal caso, y como ya anticipábamos en el Cap. III del presente estudio, junto con
los requisitos establecidos con carácter general por el art. 158.1 RRM para toda
escritura de modificación de estatutos, los del art. 166 RRM referidos específicamente
a la escritura pública de aumento del capital social, los del art. 168.4 RRM dedicados
a la inscripción del aumento cuyo contravalor consista en la transformación de
reservas o de beneficios, serían de aplicación asimismo las exigencias previstas
también reglamentariamente para los supuestos de inscripción de escrituras de
modificaciones estatutarias perjudiciales directa o indirectamente para los derechos
-603-
De forma que este silencio legal, interpretado a la luz de
determinados principios inspiradores del derecho societario, permite
configurar un derecho al rango en el aumento de capital con cargo a
reservas, no en sentido absoluto, sino solamente relativo: no en
términos positivos, sino más bien negativos. En efecto, el accionista
privilegiado no puede exigir que le sean atribuídas siempre y en todo
caso acciones de su respectiva categoría; no existe, pues, un derecho al
rango en términos positivos: el legislador no ha querido establecerlo ya
que supondría una carga para la sociedad, que no siempre estará en
condiciones de emitir acciones de las diversas categorías previamente
existentes. Pero sí puede impedir el accionista que le sean atribuídas
acciones de una clase distinta, en la medida en que ello suponga una
lesión directa o indirecta de sus privilegios, pues en tal caso será
necesario el acuerdo mayoritario de la asamblea especial de acciones
de la clase afectada, al que queda supeditado el acuerdo de la junta
general, de forma que si aquel no se obtiene, no podrá realizarse la
operación de aumento.
de una clase de acciones. En concreto, el art. 159.1 RRM establece que, en tal caso,
habrá de expresar en la escritura la circunstancia de que la modificación ha sido
acordada, además de por la junta general, por la mayoría de los accionistas
pertenecientes a la clase afectada, bien en Junta especial, bien en votación separada
en la Junta general. En el primer caso (adopción en junta especial), el art. 158.2 RRM
prescribe que habrán de incluirse en la escritura los datos relativos a su convocatoria
y constitución, expresando la identidad del Presidente y del Secretario. En el segundo
caso (votación separada en la propia junta general), habrá de indicarse el número de
accionistas pertenecientes a la clase afectada que hubieran concurrido a la junta
general, así como el importe del capital social de los concurrentes, el acuerdo o los
acuerdos adoptados y el régimen de mayorías con que se adoptó.
780Ha de tenerse presente que esta afirmación del derecho al rango, en los términos
expuestos, se realiza en el ámbito del aumento de capital con cargo a reservas, en
relación al cual la atribución de acciones de la misma clase que las existentes supone
no una extensión sino simplemente una no disminución de la participación
-604-
En conclusión, en materia de asignación gratuita, ante el problema
de la categoría de acciones a emitir, planteado por las desigualdades
existentes entre las diversas acciones en que se divide el capital social,
y considerando que, dado el vacío legal existente al respecto en la
actualidad, habrá de observarse, para su resolución, el imperativo de
respeto de la cuota de participación del accionista en la sociedad, y
tomar como principio inspirador el principio de proporcionalidad,
cualitativa y cuantitativa, derivada del mismo, creemos que puede
sostenerse, bajo la nueva LSA, la existencia de un derecho al rango en
-605-
términos negativos, en el sentido de que, efectivamente, el titular de
acciones privilegiadas no puede exigir que le sean atribuídas acciones
de su misma categoría, pero sí puede impedir que le sean atribuídas
acciones de una clase distinta, en la medida en que ello supondría no
una no prolongación de su participación privilegiada, sino una
reducción de la misma.
-606-
medida en que efectivamente exista identidad de razón. Por tanto, no
se descarta la aplicación analógica de la disciplina del ejercicio del
derecho de suscripción preferente, pero siempre teniendo en cuenta las
diferencias que existen entre ambos derechos.
-607-
Precisamente por ello vamos a abordar esta cuestión, expresando las
dudas que la nueva situación legal nos plantea, analizando, a tal
efecto, de forma separada, las dos formas posibles de utilización de tal
derecho que se le ofrecen al accionista titular del mismo: por una parte,
el que denominamos ejercicio del derecho de asignación en sentido
estricto, con el que pretendemos referirnos a la actuación necesaria,
por parte del accionista o de la propia sociedad, a fin de dar
efectividad al derecho; y, por otra parte, el tema de la denominada
transmisibilidad del derecho de asignación gratuita.
-608-
Desde la perspectiva de esta nueva construcción, debe tenerse
presente que la propia naturaleza del contravalor del aumento gratuito
determina que el acto de ejercicio del derecho de asignación gratuita
tenga una distinta naturaleza respecto al del derecho de suscripción
preferente, y que, en consecuencia, esté regido por unos principios
también distintos (en materia de silencio del accionista, en materia de
prescripción y caducidad, etc.). De entrada, ha de señalarse que el
ejercicio de ese derecho generado por los aumentos gratuitos, no
supone, a diferencia del derecho generado por los aumentos onerosos,
un acto de suscripción por el que el suscriptor se compromete a
realizar una determinada aportación a favor de la sociedad, a cambio
de la atribución de las nuevas acciones. En este caso, por la propia
naturaleza del contravalor, las nuevas acciones se emiten totalmente
liberadas, por lo que el ejercicio del derecho no se traduce en la
exigencia de desembolso alguno a los titulares del mismo, sino que
simplemente supone una asunción por parte de los accionistas (o, en
su caso, los terceros a quiénes estos hubieran enajenado el derecho) de
las nuevas fracciones de capital íntegramente liberadas, puestas a su
disposición por la sociedad781.
781En este sentido, SANCHEZ ANDRES, Comentario al régimen legal de las sociedades
mercantiles, cit., pág. 244-245, señala que el derecho de suscripción es un derecho
potestativo, cuyo ejercicio exige una declaración de voluntad solicitando las nuevas
acciones con la carga de desembolsar su precio. En cambio el de asignación no
precisa esa declaración porque con la decisión de capitalizar reservas la sociedad
queda en una situación jurídica de sujeción, estando obligando ministerio legis a
atribuir las nuevas acciones a los accionistas, sin posibilidad de exigirles desembolso
alguno; por tanto, en este tipo de ampliaciones, no hay en términos técnicos, un acto
de verdadera suscripción, ni tampoco desembolso, por cuanto los medios que sirven
de cobertura a la elevación del capital ya obraban en el patrimonio social.
-609-
anuncio de la oferta de suscripción de la nueva emisión en el Boletín
Oficial del Registro Mercantil". Ante el silencio legal, entendemos que,
por analogía, cabe considerar que, para el ejercicio del derecho de
asignación gratuita, habrá de fijarse un plazo por parte del órgano de
administración de la sociedad, como órgano competente para la
ejecución de los acuerdos de la junta general (aunque no parece que
haya inconveniente para que, como sucede en la práctica, sea fijado
por la propia junta general que acuerda el aumento)782, plazo que, en
todo caso, habrá de ser posterior a la inscripción registral del acuerdo
de aumento (pues, con anterioridad al mismo no pueden emitirse
nuevas acciones)783. Respecto a la duración del plazo, será la
razonablemente fijada por los administradores o la junta general (sin
que consideremos que proceda la aplicación analógica del plazo
mínimo legal de un mes para el ejercicio del derecho de suscripción
preferente, por las diferencias existentes entre ambos derechos). En
cuanto al inicio del cómputo del plazo, por analogía con lo dispuesto
respecto al derecho de suscripción preferente, el mismo habrá de
iniciarse desde la publicación en el Boletín Oficial del Registro
Mercantils del anuncio del requerimiento de asunción de las nuevas
acciones. Cuestión esta última que nos lleva al tema de la publicidad.
-610-
sino del requerimiento de asunción de las nuevas acciones, realizado
por parte de la sociedad a los accionistas.
-611-
previsto expresamente que el aumento se realizara en la cuantía de las
suscripciones efectuadas), la asunción no total sino sólo parcial de las
nuevas acciones emitidas en un aumento gratuito no plantea problema
alguno en relación a la eficacia de la operación. Ha de tenerse presente
que se trata de un aumento no sólo acordado sino también inscrito en
el Registro Mercantil; por tanto, un aumento plenamente eficaz por
cuanto, por la propia naturaleza del contravalor, su efectiva
realización no depende del desembolso de los accionistas. Por ello,
como ya hemos señalado, el acuerdo ya está ejecutado, desde la
perspectiva del patrimonio de la sociedad.
784Y teniendo también en cuenta que en todo caso ha de distinguirse entre el derecho
a la asignación gratuita de las acciones, entendidas como simples fracciones ideales
del capital social, y el derecho a la retirada de las acciones, como documentos
representativos de tales fracciones, o de las certificaciones correspondientes
acreditativas de su titularidad.
-612-
habrá de optarse por la solución que resulte menos lesiva o más
favorable para el interés del titular del derecho.
-613-
interpretado en sentido positivo, como asunción de las nuevas
acciones, a fin de mantener inalterada su posición en la sociedad785.
785Cfr., en este sentido, VICENT CHULIA, op. cit., pág. 775, el cual señala que el
derecho de asignación gratuita no es un derecho potestativo (como el de suscripción
preferente) ni querable, por lo que en principio no está sometido a caducidad ni
prescripción ni puede ser excluído ni limitado por la junta general; SANCHEZ
ANDRES, "Principios, ...", cit., pág. 892, proclama la constitutiva imprescriptibilidad
del derecho del socio a la asignación de un nominal aumentado o a las nuevas
acciones, pese a la que considera una praxis inadecuada que fomenta la idea
contraria de que una instrumentación de esta modalidad de aumento por la vía de la
segregación de cupones libremente negociables lleva consigo la pérdida de sus
derechos para quienes no los presenten a ejercicio en el plazo que la sociedad señale;
construcción práctica de la operación que considera plena de sentido cuando se
refiere al derecho de suscripción preferente (cuyo ejercicio exige no sólo la
presentación de los cupones sino también la realización del correspondiente
desembolso), pero no aplicable al derecho de asignación gratuita, por la razón de que
el socio no tiene que aportar un valor que ya obraba en poder de la sociedad y que
asegura de antemano la cobertura de las acciones correspondientes; también
SANCHEZ ANDRES, El derecho de suscripción, cit., pág. 274-275 y también nota 6,
señala que el ejercicio del derecho de suscripción preferente en un supuesto de
aumento oneroso y el del derecho de asignación gratuita en un aumento gratuito
requiere una actuación distinta por parte de los accionistas: mientras en el primer
caso es precisa su declaración de voluntad de suscribir, realizando la aportación
correspondiente, en el segundo caso, se señala generalmente que la atribución de las
acciones no depende de una manifestación de voluntad de los accionistas, ni de la
realización por parte de los mismos de aportación alguna, sino que se produce de
forma automática, siendo necesario simplemente retirar los nuevos títulos o
estampillar los antiguos. Igualmente, en relación a las sociedades que cotizan en
Bolsa, CACHON BLANCO, J. E., Derecho del mercado de valores, tomo I, Madrid, 1992,
pág. 324, sostiene que jurídicamente no puede hablarse de una adquisición directa e
inmediata de estas acciones, sino que parece necesaria la existencia de un acto
recepticio por parte del accionista; lo que ocurre es que ese acto recepticio puede ser
tácito, como de hecho sucede cuando se reciben físicamente o se acepta el certificado
representativo de las mismas emitido por el depositario. Por ello, señala que la
costumbre bursátil es que si el accionista no manifiesta su voluntad expresa de
suscribir o vender, se le suscriben las nuevas acciones en este caso.
-614-
De esta forma se pone de manifiesto que, al final, los resultados de
las dos posibles concepciones teóricas expuestas son similares: los
accionistas adquieren (por asunción o por simple atribución) las
nuevas fracciones de capital en virtud de un derecho no prescriptible
ni caducable, que, aun en caso de inactividad del accionista, conduce a
la adquisición de las mismas, sea de forma directa y automática, sea de
forma indirecta, y por interpretación positiva de su silencio. Todo ello
sin perjuicio de la distinta disciplina a que está sometido el derecho a
retirar las acciones (como documentos representativos de aquellas
fracciones, o acreditativos de la titularidad de las mismas) que, como
veremos, sí estará sometido a un plazo temporal, transcurrido el cual,
se iniciará un proceso que puede finalizar con la enajenación de las
acciones por cuenta y riesgo del accionista.
-615-
resultar perjudicial para la sociedad, que puede verse obligada a
soportar de forma indefinida situaciones de acciones pendientes de
recogida. Lo que nos lleva a analizar la cuestión de la retirada de las
acciones, cuya inactuación puede situarnos ante casos de títulos no
sobrantes por falta de asunción sino formalmente vacantes por
imposibilidad de identificación de sus titulares786.
-616-
sus respectivos derechos, cómputo de quorums de constitución y de
votación de la junta general, etc789.
-617-
En la actualidad, la Ley de Sociedades vigente tampoco contempla
expresamente este supuesto concreto. Sin embargo, sí regula de forma
novedosa, en su art. 59 TRLSA, la figura de la "sustitución de títulos"
con carácter general, estableciendo que "Siempre que sea procedente la
sustitución de los títulos de las acciones o de otros títulos emitidos por
la sociedad, ésta podrá anularlos cuando no hayan sido presentados
para su canje dentro del plazo publicado al efecto en el Boletín Oficial
del Registro Mercantil y en uno de los diarios de mayor circulación en
la provincia donde la sociedad tenga su domicilio. Este plazo no podrá
ser inferior a un mes"792.
Madrid, 1994, pág 671 y ss., en particular, pág. 712; CLAVERO BLANC, M. y PERIEL
GARCIA, J., Nueva legislación de sociedades anónimas y de responsabilidad limitada,
Madrid, 1990, pág.175), o, según otros, de 15 años ex art. 1964 del Código civil (DE
LA CAMARA, op. cit., pág. 135 y PIÑON, op. cit., pág. 307).
792En relación a la sustitución de títulos en general, cfr., GARRIGUES, en
GARRIGUES-URIA, ,op. cit., t. II, pág. 206 y ss; BERGAMO, op. cit., pág. 240 y ss; y,
más recientemente, MATILLA ALEGRE, R., "Resguardos provisionales. Certificados
de inscripción. Títulos múltiples. Sustitución de títulos", Derecho de sociedades
anónimas (estudios coordinados por A. Alonso Ureba, J. Duque Domínguez, G.
Esteban Velasco, R. García Villaverde y F. Sánchez Calero), tomo II, Capital y acciones,
volumen 1º, Madrid, 1994, pág. 641 y ss.; así como VARA DE PAZ, "La declaración
de nulidad del título por la propia sociedad emitente", cit., pág. 671 y ss.
-618-
disposición de los interesados, es decir, aquellos que acrediten ser sus
legítimos dueños793. Por otra parte, entendemos que es perfectamente
posible que la sociedad admita la retirada de las acciones fuera del
plazo señalado para ello, ya que con ello no se lesionaría el derecho de
nadie, y se favorecerían los del suscriptor y los de la propia sociedad a
culminar la operación.
793Cfr., al respecto, CACHON BLANCO, El derecho del mercado de valores, cit., pág.
324; SÁNCHEZ ANDRES, "Principios, ...", cit., pág. 892, y más reciente, del mismo
autor, SANCHEZ ANDRES, A., Comentario al régimen legal de las sociedades mercantiles,
cit., pág. 244-245; y también VICENT CHULIA, Compendio, cit., pág. 777, los cuales se
inclinan expresamente por esta solución.
794A diferencia del derecho español, esta situación planteada por la existencia de
acciones no adjudicadas es resuelta expresamente en la Aktg alemana, que, en su art.
214, establece un procedimiento legal de enajenación de los títulos nuevos por cuenta de sus
titulares si no los recogen en el plazo de un año desde la publicación del
correspondiente requerimiento o invitación de retirada de los títulos. Dicho
requerimiento se publicará en los boletines oficiales, y en el habrá de constar de
-619-
Conforme al tenor literal del art. 59, esta solución de enajenación es
aplicable a las acciones representadas mediante títulos, y
consideramos que también habría de extenderse al supuesto de
forma expresa que la sociedad, después de una triple advertencia, está autorizada a
vender, por cuenta de sus titulares, las acciones que no sean retiradas en el plazo de
un año, computado desde la publicación de la invitación. Transcurrido un año desde
la publicación de la invitación, se procederá a la intimación de la enajenación de las
acciones que aún no se hayan retirado, intimación que ha de ser publicada por tres
veces, con intervalos no menores de un mes y de forma que el último anuncio
aparezca antes de que haya transcurrido el decimoctavo mes a contar desde la
publicación de la invitación. Transcurrido un año desde la última publicación de la
intimación, la sociedad tiene que proceder a la enajenación de las acciones no
recogidas por cuenta de sus titulares, enajenación al precio oficial vigente en bolsa y,
en caso de que falte la cotización bursátil, por pública subasta. Cfr., al respecto, más
detalladamente, BERGAMO, op. cit., tomo II, pág. 639, y DUQUE, "La "pequeña
reforma" del Derecho de acciones en Alemania", cit., pág. 83.
En cambio, en el derecho italiano, la inexistencia de una norma legal, ha planteado,
como en el derecho español, el surgimiento de diversas posturas doctrinales, que van
desde aquellas que consideran que el derecho del socio a exigir la entrega de los
nuevos sus titulares prescribe, como todas las acciones entre socio y sociedad, a los
cinco años, hasta aquellas que sostienen que el derecho sobre los nuevos títulos es
siempre un derecho real, y que el socio nunca pierde su condición por simple inercia
o inactividad, por lo que no puede existir prescripción ni es posible establecer en los
estatutos plazo de caducidad, pasando por las que distinguen entre el supuesto de
aumento del valor nominal de los títulos, en que el socio ostenta un derecho real no
sometible a prescripción, y la entrega de nuevos títulos, en sustitución de los
anteriores, que supone un derecho de crédito, que prescribirá a los cinco o diez años,
plazo especial o general de las acciones personales en Italia; cfr., al respecto,
CHIOMENTI, F, "E prescriptibile il diritto del socio alla distribuzione di azioni
emesse mediante aumento gratuito del capitale?", Riv. dir. comm. 1984, I, pág. 269 y
ss., y GRANDE STEVENS, F., "Prescrittibilità del diritto del socio alle azioni emesse
in occasione di aumento di capitale", Riv. soc., 1982, pág. 1165 y ss.
En el derecho francés, el art. 266.1 de la Ley de Sociedades Comerciales (redactado por
la Ley nº 83-1, de 3 de enero de 1983) establece que, sin perjuicio de cualesquiera
disposiciones estatutarias en contra, las sociedades que hayan efectuado bien canjes
de títulos subsiguientes a una operación de fusión o de escisión, de reducción de
capital, de reagrupamiento o de división y de conversión obligatoria de títulos al
portador en títulos nominativos, bien distribuciones de títulos imputados a las
reservas o ligados a una reducción de capital, bien distribuciones o atribuciones
gratuitas de acciones podrán, por simple decisión del Consejo de Administración, del
directorio o de los gerentes, vender, según las modalidades fijadas por decreto, los
títulos cuya entrega no hayan solicitado los derechohabientes, a condición de haberlo
publicado según las modalidades fijadas por dicho decreto, con dos años al menos de
antelación. A partir de esta venta, los títulos antiguos o los antiguos derechos a los
repartos o atribuciones de beneficios serían, si fuere menester, anulados y sus
titulares no podrán pretender más que la entrega en metálico del producto neto de la
venta de los títulos no reclamados. Asimismo, el Decreto nº 87-93, de 11 de febrero de
1987, dictado en desarrollo de este precepto legal, establece, en su art. 205-2 que la
venta se realizará por la sociedad en la Bolsa donde los títulos coticen; y, en su
defecto, se realizará en pública subasta por sociedad de bolsa o un notario. Cfr., más
extensamente, al respecto, JUGLART-IPPOLITO, op. cit., pág. 459-460.
-620-
emisión de resguardos provisionales. En el caso de representación
mediante anotaciones en cuenta, entendemos que de darse esta
situación de acciones formalmente vacantes, la sociedad puede
también proceder a la enajenación de esas acciones, privando, en su
caso, de valor a los certificados expedidos por las entidades
encargadas de los registros contables.
-621-
2. La transmisión o negociación del derecho de asignación
gratuita. Análisis de la transmisibilidad del mismo. Función y
ventajas.
-622-
La transmisibilidad del derecho de asignación gratuita está
contemplada de forma novedosa en la nueva ley, en concreto en el art.
159.3 TRLSA, que, tras establecer que los derechos de suscripción
preferente serán transmisibles en las mismas condiciones que las
acciones de las que derivan, dispone, en lo que constituye la única
equiparación legal expresa entre ambos derechos, que, en caso de
aumento con cargo a reservas, la misma regla será de aplicación a los
derechos de asignación gratuita de las nuevas acciones (art. 159.3
TRLSA). De hecho, la negociación de ambos derechos en Bolsa era una
práctica habitual durante la vigencia de la Ley de 1951, pese a no estar
expresamente prevista en la misma.
797 SANCHEZ ANDRES, "Principios, ...", cit., pág. 890; DE LA CUESTA, op. cit., pág.
207; VEGA PEREZ, "Aumento de capital con cargo a reserva", cit., pág. 492-493.
798Ello se conseguiría entendiendo que, al modificar el valor facial del documento, se
transformaría acciones viejas en otras "nuevas". Cfr., al respecto, SÁNCHEZ
ANDRES, "Principios, ...", cit., pág. 890.
-623-
existentes, pues no siempre es necesaria para los accionistas, ni
conveniente para la sociedad.
-624-
antiguas acciones o, a posteriori, para las nuevas acciones, siempre con
respeto a las condiciones exigidas por la ley para tales supuestos799.
799Cfr., VELASCO SAN PEDRO, "El derecho de suscripcion preferente", cit., pág.
546-548, en relación a los problemas planteados en la práctica por la aplicación de las
limitaciones establecidas para las acciones a los derechos de suscripción, debido
fundamentalmente al plazo generalmente breve concedido para su ejercicio. Así, en
caso de sometimiento de la transmisión a la autorización previa de la sociedad, y
dada la presunción de concesión de la autorización si la solicitud no se contesta en el
plazo de dos meses, resultaría que el accionista podría resultar autorizado por
silencio cuando ya hubiese transcurrido el plazo para el ejercicio, con lo que habría
perdido no sólo la posibilidad de transmitir el derecho sino también la de ejercerlo él
mismo (art. 63 LSA). Similares problemas se plantearían también, en principio, en
relación al derecho de asignación gratuita, pero, en ningún caso, de consecuencias tan
graves, por cuanto no ha de olvidarse que el no ejercicio por parte del accionista
supone en este caso una aceptación tácita, y no una renuncia (como ocurre en
relación al derecho de suscripción preferente).
-625-
que, al ser entregados a los accionistas, permiten su circulación al ser
enajenables800.
-626-
perspectiva subjetiva del accionista inversor, la enajenación del
derecho de asignación supone una renta parecida a la percepción de
dividendos, que, de hecho, interviene, junto con estos, en la formación
del precio de mercado de las acciones. Esta percepción subjetiva de los
accionistas de inversión es fomentada, en la práctica por las
sociedades, para las que la políticas de ampliación de capital no son
una simple decisión de financiación empresarial sino también, en la
práctica, un medio de remuneración complementaria de los
accionistas, a través de la atribución de derechos de suscripción cuya
enajenación les compensa de la escasa rentabilidad que les
proporciona la política de dividendos de la sociedad801.
801Cfr., al respecto, más extensamente, LARRIBA DIAZ-ZORITA, op. cit., pág. 532 y
ss.
802Así, como señala CACHON BLANCO, Derecho del mercado de valores, cit., pág. 314,
si en una ampliación de capital se fija una relación de cambio de 1 por 5, el accionista
que tenga 24 derechos, puede adquirir uno y suscribir 5 acciones o vender 4 y
suscribir solamente 4.
-627-
varían en función de la clase de sociedades de que se trate. Así, en las
sociedades con cotización bursátil, la transmisión es libre y factible
prácticamente siempre, y el mercado valora y aporta seguridad tanto a
compradores como a vendedores en cuanto a la fijación del precio de
los derechos. En cambio, en las sociedades sin cotización bursátil, no
debe olvidarse que, en primer lugar, la transmisión pueden ser libre o
estar condicionada por los estatutos; que, en segundo lugar, dicha
enajenación no siempre es factible desde un punto de vista práctico,
por no existir un mercado abierto; con lo que, por tanto, finalmente, y,
en todo caso, resulta que no existe la misma garantía en cuanto a la
fijación del precio de los derechos803.
-628-
En esta exposición del funcionamiento del denominado derecho de
asignación gratuita se ha realizado una exposición paralela de dos
construcciones teóricas posibles al respecto (aquella que propugna la
automática atribución del derecho, y la consiguiente necesaria
asunción de las acciones por parte de los accionistas; y aquella que
sostiene la atribución automática de las acciones, como cuotas ideales,
por parte de las sociedad, sin necesidad de actuación por parte del
socio), sin que, finalmente, podamos decantarnos decididamente a
favor de una u otra. Teniendo en cuenta, que, en última instancia, los
resultados a que ambas conducen no son sustancialmente distintos: la
asignación de las acciones como fracciones ideales del capital social se
producirá en todo caso, pese a la inactividad del accionista (por
atribución automática y directa por parte de la sociedad en un caso,
por interpretación positiva del silencio como asunción tácita en el
otro); la entrega de las nuevas acciones como documentos
representativos de aquellas fracciones ideales o acreditativos de la
titularidad de las mismas requiere, en cambio, tanto desde una como
otra construcción teórica, una actuación positiva por parte de los
accionistas, que de no existir puede dar lugar a la enajenación de las
acciones gratuitas por cuenta y riesgo de los mismos; la mayor
diferencia entre ambas teorías surgiría en los supuestos de
enajenación, cuyo objeto serían, en un caso, los derechos de asignación,
como entidades distintas de las acciones que los originan, y, en el otro,
sería directamente las propias acciones.
-629-
si de una entidad autónoma y distinta de las acciones que lo originan
se tratara (art. 158 LSA). Sin embargo puede ofrecer una cierta
complicación práctica e incluso una cierta complejidad y artificiosidad
teórica y conceptual, más teniendo en cuenta que, en última instancia,
los resultados que ofrece son similares a la segunda de las
construcciones posibles.
-630-
contradicción por cuanto realmente habría de reinterpretarse el art.
158 TRLSA y reducir su ámbito de aplicación al supuesto de existencia
de restos, que devendría de este modo la única hipótesis de existencia
de un derecho de asignación autónomamente transmisible. De
aceptarse esta construcción, caracterizada por su mayor simplicidad,
nos aproximaríamos a la solución del derecho alemán que parece
basarse en una atribución automática de las nuevas acciones, seguida
del anuncio de retirada de las nuevas acciones documentadas (con
enajenación de las no retiradas), junto con la transmisibilidad del
derecho de asignación gratuita, como entidad distinta y autónoma de
las acciones, únicamente en los supuestos de fracciones o restos (art.
213 y 214 Ley de Sociedades alemana).
-631-
articularse, en la práctica, formalmente, de muy diversas maneras.
Pero en todo caso, aparte de las diferencias formales que entre ellas
puedan existir (acuerdo simple, acuerdo complejo o dos acuerdos
recíprocamente condicionados), económica y sustancialmente tienen
una misma significación: la subordinación de la participación en el
aumento gratuito, o en la parte gratuita del aumento mixto, a la
participación en el aumento oneroso o en la parte onerosa del
aumento805. Se trata, en suma, de supuestos en que conjunta o
previamente a la elevación gratuita, se procede a una elevación
onerosa, articulada de forma tal que los accionistas que no participen
en esta realizando los desembolsos correspondientes, no podrán
participar en aquella a través de la asignación de acciones emitidas con
cargo a reservas, o, cuando, menos, verán disminuir su medida de
participación en la misma. Es el conocido como efecto tying en el que,
como acertadamente afirma PAZ ARES, se compendian los vicios y
virtudes de esta figura806.
805Según PAZ ARES, C., "El aumento mixto de capital (Notas en defensa de la
figura)", Revista de Derecho Mercantil, nº 203, 1992, pág. 7 y ss., esta combinación
material de contravalores puede articularse formalmente, en la práctica, de muy
diversas maneras, básicamente reconducibles todas ellas a cuatro hipótesis:
1.- Aumento de capital por emisión de nuevas acciones cada una de las cuales se
halla liberada en parte con cargo a reservas y en parte requiere de nuevos
desembolsos para su suscripción. Es la hipótesis paradigmática de aumento mixto, en
la que el carácter mixto se proyecta sobre cada nueva acción (corresponde al supuesto
enjuiciado en la Sentencia del Tribunal Supremo de 28 de mayo de 1990, y a los casos
de aumento mixto permitidos en la legislación especial sobre regularización de
balances).
2.- Aumento de capital por emisión de nuevas acciones que se dividen en dos grupos:
uno de acciones totalmente gratuitas, y otro de acciones totalmente onerosas,
condicionándose en el propio acuerdo de emisión la atribución de las primeras a la
suscripción y desembolso de las segundas.
3.- Operación económica de ampliación descompuesta en dos fases: un primer
aumento gratuito y un segundo aumento oneroso, condicionándose la participación
en aquel (a través de la atribución gratuita de acciones) a la participación en este (a
través de la suscripción de las nuevas acciones).
4.- Operación económica de ampliación descompuesta en dos fases, que
jurídicamente corresponden a dos aumentos de capital sucesivos, un primer aumento
oneroso seguido de otro gratuito, acordados (en un mismo acuerdo complejo, o en
virtud de dos acuerdos formalmente independiente adoptados en la misma sesión de
la junta) y ejecutados en ese orden, de tal forma que la participación en el segundo (a
través de la asignación gratuita de acciones) no tendrá lugar en función de la
participación originaria del accionista, sino en función de la que tenga una vez
ejecutado el primer aumento oneroso.
806PAZ ARES, "El aumento mixto, ...", cit., pág. 7.
-632-
Efectivamente, en este condicionamiento encuentra su razón de ser
la función económica de esta operación. Como vimos en su momento
(Capítulo I), el aumento de capital realizado íntegramente con cargo a
reservas se caracteriza por ser una decisión financiera de la sociedad
que no altera cuantitativamente sino solamente de forma cualitativa la
composición de patrimonio social: provoca simplemente la alteración
de la relación existente entre recursos propios y ajenos, de indudables
consecuencias jurídicas, económicas y contables, pero que no supone la
entrada de nuevos recursos en la sociedad. En cambio, cuando el
aumento de capital se produce no íntegramente con cargo a reservas,
sino por combinación de las mismas con otra clase de contravalor,
como ocurre en el aumento mixto, es distinta la función económica de
la operación.
807En relación a la función económica del aumento mixto, cfr., VELASCO SAN
PEDRO, L.A., "Comentario a la STS de 28 de Mayo de 1990", Cuadernos Civitas de
Jurisprudencia Civil, nº 23, 1990, pág. 613 y ss.; LAZARO SANCHEZ, "El aumento
mixto de capital en la sociedad anónima: contravalor en reservas y en nuevas
aportaciones. Comentario a la STS (Sala 1ª) de 28 de Mayo de 1990", cit., pág. 826; así
como PAZ ARES, "El aumento mixto, ...", cit., pág. 8.
-633-
alegarse, desde esa misma perspectiva de los socios, que esa misma
combinación puede no ser necesaria ni generalmente ventajosa, en
cuanto suponga un condicionamiento de su participación en las
fracciones gratuitas del capital social a la realización de las nuevas
aportaciones correspondientes al aumento oneroso o a la parte onerosa
del aumento, condicionamiento esencial e inherente al aumento mixto
que, a la vez que determina la utilidad de la operación desde la
perspectiva estrictamente económica, dificulta (aunque no
necesariamente impide) su admisibilidad desde una perspectiva
jurídica.
-634-
Pero, a continuación, se condiciona también generalmente su
admisibilidad al respeto de una condición: la garantía de los derechos
de participación derivados de la titularidad de las acciones. Las
diferencias doctrinales aparecen en relación al modo en que se
entiende debidamente satisfecha esa garantía. Tradicionalmente la
doctrina ha venido entendiendo que esta garantía supone la aplicación
de los dos derechos, derivados de cada uno de los contravalores
asociados (derecho de asignación gratuita y derecho de suscripción
preferente). Sin embargo, en la actualidad, ha surgido una nueva
tendencia, doctrinal y jurisprudencial, que considera garantía
suficiente la aplicación exclusiva del segundo de tales derechos. Todo
lo cual nos lleva a la segunda de las cuestiones que, como hemos
anticipado, plantea esta figura desde el punto de vista jurídico: la
disciplina jurídica aplicable.
809.Cfr., en este sentido, CERA, Il passaggio..., cit., pág. 613; VELASCO SAN PEDRO,
op. cit., pág. 612; SANCHEZ ANDRES, "Notas sobre la función económica, ...", cit.,
pág. 214; SANCHEZ ANDRES, "Principios, ...", cit., pág. 895; DE LA CAMARA,
Estudios ..., cit., tomo I, pág. 136).
-635-
en relación con las nuevas acciones. Pues, efectivamente, en todo
aumento de capital es necesario otorgar a los accionistas el instrumento
que posibilite el mantenimiento de su cuota relativa de participación
en la sociedad, instrumento que, como es sabido, en los aumentos
onerosos, es el derecho de suscripción preferente, y, en los aumentos
gratuitos, el derecho de asignación gratuita. En esta situación de
combinación de contravalores, se plantea el problema de la
determinación del instrumento jurídico aplicables a esos efectos,
respecto al cual pueden plantearse dos posibilidades:
-636-
Esta solución de condicionar la licitud de los aumentos mixtos al
respeto de ambos derechos tiene consecuencias importantes, en
relación a la propia admisibilidad de la figura. Porque, efectivamente,
la necesidad de coordinar ambos principios, que, pese a su función
común, presentan características distintas y opuestas, conduce a excluir
la licitud de aquellos aumentos mixtos articulados a través de una
combinación inseparable de contravalores (caso, p.ej., de la hipótesis
típica de aumento mixto consistente en que una parte de una misma
acción se emite con cargo a reservas y la otra parte de esa misma acción
contra aportaciones patrimoniales), por la difícil coexistencia de ambos
derechos en este caso. En última instancia, la admisibilidad de la
operación mixta dependería de la articulación de la operación, de
forma que se permitiese a los accionistas adquirir gratuitamente, sin
desembolso alguno, la parte correspondiente a las reservas, sin
perjuicio de mantener el derecho de suscripción por la correspondiente
a las nuevas aportaciones. La única forma de conseguirlo sería el
desdoblamiento de la operación en dos tramos, uno de acciones
liberadas y otro de acciones no liberadas, cuya respectiva asunción y
suscripción fuese totalmente independiente. De esta forma, quedarían
respetados los derechos de los accionistas, pero tal operación no
cumpliría en modo alguno la función económica del aumento mixto;
no sería propiamente un aumento mixto, basado en la combinación de
contravalores si un simple aumento ordinario realizado por asociación
de contravalores.
-637-
mencionarse la Sentencia del Tribunal Supremo de 28 de mayo de 1990
que, ya en relación a la Ley de 1951, declara que los aumentos de
capital en parte con aportación dineraria y en parte con cargo a
reservas están permitidos con tal de que queden garantizados, por una
parte, los derechos que la posesión de acciones antiguas otorgan a sus
titulares (tanto desde la perspectiva político-administrativa de control
de la sociedad, como desde la perspectiva patrimonial de participación
en el patrimonio social, y de conservación de la misma), y, por otra
parte, la asignación exclusivamente a ellos de las reservas que
constituyen el contravalor del aumento. Lo cual se consigue, según el
entender del Tribunal Supremo, con la llamada preferente a los
antiguos titulares, para la suscripción proporcional de las nuevas
acciones y, en su caso, con la posibilidad de venta de derechos
percibiendo con el precio la adecuada compensación812.
-638-
legislaciones, y también por el derecho comunitario. Esta situación
general se reproduce en el caso particular del derecho español, donde
la Ley de 1951 no sólo no contemplaba esta operación, sino que parecía
contener indicios textuales para negar su admisibilidad, y como tales
eran utilizados por la mayoría (así, la exigencia expresa de que la
entrega de las nuevas acciones en caso de aumento con cargo a
reservas, debía realizarse sin desembolso alguno, determinaba el
entendimiento general de que el aumento mixto, en el que la entrega
de las nuevas acciones se condicionaba a la realización de una nueva
aportación por parte del socio, era inadmisible en nuestro
ordenamiento jurídico).
-639-
derecho, siempre podría obtener una compensación equivalente al
valor de las mismas. Con tal enajenación se ofrecería además la
posibilidad de desinversión, que es una de las ventajas que representa
para los accionistas toda capitalización de reservas. De forma que de
todo ello resultaría que, frente al aumento de capital realizado
exclusivamente con cargo a reservas (que generan el derecho de
asignación gratuita como instrumento de tutela de la posición del
accionista, no susceptible, por ello, de exclusión), el aumento mixto
sería una modalidad de aumento de capital alternativa, en la que no
existiría derecho de asignación, no porque esta sea suprimido sin más,
sino porque el mismo es sustituído por otro instrumento de protección.
Por tanto, no se deriva de ello una desprotección de los accionistas si se
considera que el derecho de suscripción preferente es suficiente y
adecuado.
-640-
legislador se ha abstenido deliberadamente de entrar a disciplinar de
forma completa la misma. De forma que habrán de ser los tribunales y
la doctrina los que contribuyan a resolver esas dificultades, para lo cual
consideramos que habrá de tenerse presente, en cualquiera de sus
formas, pero en todo momento, el principio de mantenimiento de la
posición relativa de los accionistas en la sociedad.
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