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Génesis 1

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las
tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las
aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de
las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana
un día” (Gn 1:1-5).

Frente a una tierra sin orden y sin contenido, las tinieblas cubrían la superficie del abismo. La
superficie es la faz, la cara, es decir, el rostro verdadero del abismo que se presentaría visible si
no tuviera una cubierta de tinieblas por encima. Pero resulta que esta oscuridad no permite
ver lo que hay debajo. No se menciona que Dios haya creado estas tinieblas, sino que ya
estaban allí junto al desorden y vacío que ya habitaban la tierra "por defecto" sin la mano
interventora de Dios que trae después luz, orden y hace la tierra habitable. Mientras tan to el
Espíritu andaba sobre la faz de estas abismales aguas. Cuando las fuentes de este abismo se
rompieron fueron el brazo destructor de Dios como instrumento de castigo sobre una
generación malvada en tiempos de Noé (Gn 7:11). Pero el Espíritu de Dios andaba sobre la
superficie de las aguas. No hay tinieblas en Dios ni para Dios. Ni aún la más densa oscuridad
puede ocultarnos del que todo lo escudriña sondeando lo más profundo e íntimo de Dios y
también de nosotros. Pero al que tiene el corazón entenebrecido, donde aún no hay Dios que
hable y establezca la existencia y presencia de luz, esa oscuridad espiritual no permitirá ver el
abismo de castigo que hay debajo. La muerte espiritual mantiene cautivos a los hombres que
no tienen conciencia del juicio que espera a los que no dejan habitar al Espíritu amoroso de
Dios en sus vidas. Para ellos se dirige esta Palabra: "Haya luz". La luz resplandece en las
tinieblas, y las tinieblas no podrán prevalecer nunca. Despiértate tú que duermes y te
alumbrará Cristo, la luz del mundo, el Hijo de Dios, el Verbo de Dios. “Porque Dios, que mandó
que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para
iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” (2 Co 4:6).

“Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo
Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que
estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la
mañana el día segundo (Gn 1:6-8).

Hay aguas arriba, en el medio los Cielos (expansión), y las aguas de abajo (océanos y mares).
Las aguas de arriba son descargadas más adelante:

“Y sucedió que al séptimo día las aguas del diluvio vinieron sobre la tierra. El año seiscientos de
la vida de Noé, en el mes segundo, a los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas
las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas, y hubo lluvia sobre
la tierra cuarenta días y cuarenta noches” (Gn 7:10-12).

Las “cataratas” de los cielos también son traducidas como ventanas, compuertas o puertas de
los cielos. Es decir, las compuertas de los cielos fueron abiertas para que se descarguen las
aguas sobre la Tierra. Ya pasado el diluvio, el pacto que establece Dios con Noé dice:
“Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio,
ni habrá más diluvio para destruir la tierra” (Gn 9:11).

Ya no destruirá Dios la tierra con aguas. Sí lo hará de otra manera y no sólo incluirá la tierra
sino también los cielos:

“…en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que
proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en
agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra,
guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos... en el día
del Señor los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos,
y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas... los cielos, encendiéndose, serán
deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán. Pero nosotros esperamos, según
sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pe 3:6-13).

Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase
lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio
Dios que era bueno” (Gn 1:9-10).

Si comparamos este versículo con un mapamundis actual pareciera no tener demasiada


relación. Pero cuando vemos la "pangea", aquella imagen se vuelve más coherente. No es
casual la similitud entre los contornos de los continentes (como América del Sur y África y por
otro lado América del Norte y Europa). Inicialmente todo era un solo continente, y después la
tierra se partió y se fueron alejando lentamente, lo que se conoce como "deriva continental".
La palabra "pangea" viene del griego "pan" (todo) y "gaia" (tierra). Es decir, "toda la tierra". La
descripción de Génesis es bastante visual. Dios reunió o recolectó las aguas todas en un mismo
lugar e hizo emerger desde abajo hacia arriba la tierra seca, rodeándola. Cuando dice
"descúbrase" lo seco, el verbo es el mismo que "véase" o "aparezca" o "déjese ver" lo seco.
Quizá porque esa materia que formó la tierra fuera materia disuelta en las aguas que se
solidificó al concentrarse en un solo lugar.

¿Y cuándo se separaron los continentes? Es interesante lo que registra Gn 10:26 y 1 Cr 1:19,


cuando habla de la descendencia de Sem, hijo de Noé. Entre los semitas, hay uno a quien le
pusieron por nombre Peleg, que en hebreo significa "división" o "separación". Y dice allí que
eligieron ese nombre porque "en sus días fue dividida/separada la tierra", aunque en algunas
traducciones dice "repartida". Si seguimos la cuenta bíblica esto sucedió aprox 100 años
después del diluvio y unos 200 años antes del nacimiento de Abraham, en la época en que la
longevidad era mucho mayor que ahora. De hecho, se dice que Peleg vivió 239 años (Gn 11:18-
19)
“Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que
dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la
tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya
semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día
tercero” (Gn 1:11-13).

Dios creó el reino vegetal para la subsistencia del hombre, y aquí nos da una clasificación.
“Produzca la tierra hierba verde”. Es hierba que no tiene semilla, como musgos y helechos. La
“clorofila” le da el color verde.
“Hierba que dé semilla”. Son plantas que tienen semilla. Se llaman “espermatófitas” y se
clasifican en gimnospermas (las que no tienen flores) y las angiospermas (las que sí tienen
flores )
"Árbol de fruto que dé fruto según su género". A diferencia de las plantas (que tienen tallo),
los árboles frutales tienen tronco y estructura rígida suficiente para sostener las frutas en
sus ramas.
"que su semilla esté en él (fruto)". Las semillas están en el fruto. La semilla, o grano, se
dispersa y germina y se engendran nuevos árboles.
"semilla según su naturaleza... según su género". La palabra hebrea para naturaleza, género y
especie es la misma (Strong H4327). Dios creó árboles que producen árboles de su propia
especie y cada planta produce plantas de su propio género. Así funciona la naturaleza. No hay
especies que devengan o evolucionen en nuevas especies. "Porque cada árbol se conoce por
su fruto; pues no se cosechan higos de los espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas" (Lc
6:44). Tampoco es el género una construcción social ni es un sinónimo del sexo. Si hablamos
de seres humanos, hay un único género y es el género humano (Job 12:10). Humano cuya alma
y respiración están en las manos de Dios.
Los árboles, creación de Dios, actúan como un gran pulmón para la tierra, brindan hogar a
muchas especies animales, previenen la erosión y controlan la temperatura del suelo. Son la
principal materia prima para la construcción y fabricación de materiales a base de madera.
La naturaleza refleja el amor y la perfección de Dios. El mundo creado nos revela el diseño
inteligente. Porque como dice Romanos 1:20: "Su eterno poder y deidad se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas".
Grandes lecciones espirituales emanan de figuras de la naturaleza y comparaciones usadas en
la Palabra de Dios.
Por ejemplo:
- la parábola del sembrador y la buena tierra (Lc 8:4-15)
- la del grano de mostaza (Mt 13:31-32)
- la enseñanza del árbol bueno y malo (Mt 7:17-18)
- la parábola de la higuera (Mt 24:32)
- el florecer de la palmera y el crecimiento del cedro (Sal 92:12)
- la gloria de los lirios (Cnt 2:2, Lc 12:27)
- la bienaventuranza del árbol plantado junto al río (Sal 1:3)

“Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche;
y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, y sean por lumbreras en la expansión
de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la
lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la
noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar
sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y
vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y la mañana el día cuarto” (Gn 1:14-19).

En el cuarto día de la creación, Dios creó el sol, la luna y las estrellas. Lumbrera es una luz o
luminaria y es traducido también como alumbrado o candelabro. Una lumbrera puede tener
luz propia (como el sol) o reflejar la luz de otro (como la luna). Aparte de gobernar el día y la
noche, se propuso el Señor que sirvieran como señales (en hebreo, “oth”) que puede tener 2
sentidos:

▪ En el sentido de marca, indicador, indicio. Sirve para identificar algo: como símbolos, carteles,
banderas, memoriales, monumentos. El sol y la luna nos sirven como señales o indicadores
para determinar días, estaciones y años.
Ejemplos:

• la puesta del sol es indicio del comienzo de un día en el calendario hebreo


• cambio de fase de la luna indica el comienzo de una semana (las 4 fases lunares: luna
nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante)
• la luna nueva es el comienzo de un mes (ciclo lunar)
• días y noches más cortos del año y días de máxima altitud aparente del sol
(equinoccios y solsticios) indican comienzos de estaciones climáticas: verano, invierno,
otoño y primavera

▪ En el sentido de señal divina: prodigios, milagros, maravillas, portentos, apariciones.


Ejemplos:

• "Saldrá estrella de Jacob y se levantará cetro de Israel" (Núm 24:17) es profecía del
nacimiento de Jesucristo. Los astrólogos orientales la reconocieron: "¿Dónde está el
rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y
venimos a adorarle" (Mt 2:2)
• "El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre , antes que venga el día grande
y espantoso de Jehová" (Joel 2:31). El profeta vio este día futuro y también Juan el
apóstol: "el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como
sangre" (Ap 6:12)
• La segunda venida de Cristo: "el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las
estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas... Entonces
aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo... y verán al Hijo del Hombre
viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria" (Mt 24)

Está claro que Dios no sólo creó los astros sino que tiene control sobre ellos (Josué 10:12-14, 2
Reyes 20:8-11) y los usa como "señalizadores" para nosotros. Cuando vivamos en nuevo cielo y
nueva tierra, el sol y la luna ya no existirán más (o al menos no serán necesarios):
"La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la
ilumina, y el Cordero es su lumbrera... No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz
de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará" (Ap 21 y 22).
Mientras tanto, esperamos en la luz del mundo, nuestro sol de justicia, nuestra estrella
resplandeciente de la mañana, el que tiene 7 estrellas en su diestra y cuyo rostro es como el
sol de mediodía (Jn 8:12, Mal 4:2, Ap 22:16, 1:16, Pr 4:18).

“Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta
expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se
mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio
Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas
en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y la mañana el día quinto”
(Gn 1:20-23).

Respecto a este verbo imperativo “produzcan”, si bien la palabra tiene un sentido posible que
es criar o procrear o producir, en este caso significa: bullan, llénense, abunden. Es decir, las
aguas se llenaron de peces y los cielos se llenaron de aves. Pero la “producción” de estos
animales fue obra de Dios, no del mismo mar o del mismo cielo.
Seres vivientes: en hebreo aparecen los términos sherets (multitud), nefesh (alma, animal,
vida, criatura), y chay (viviente, vivo, bestia, animal). Es decir, se habla de multitud de criaturas
o de seres vivos.
Aves que vuelen: en hebreo las palabras son “ofe oof” (H5775 y H5774). Las aves son animales
“cubiertos” (con plumas) o que “cubren” (con alas). Y el verbo volar también significa cubrir. Es
decir, son aves que cubren, vuelan sobre la tierra. Esta información se complementa con la
dada en Gn 2:19: “Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo y toda ave de
los cielos”, que indica que las aves fueron creadas de la tierra.
Grandes monstruos marinos. Grandes, poderosos, imponentes. Monstruo es “taniiym”,
aparece 14 veces en el Antiguo Testamento y también se traduce como culebra, serpiente, o
dragón (como el leviatán). Podría ser también una ballena.

“Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y
animales de la tierra según su especie. Y fue así. E hizo Dios animales de la tierra según su
género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su
especie. Y vio Dios que era bueno” (Gn 1:24-25).

Aquí distingue tres tipos de animales. La palabra “serpiente” se traduce realmente como
reptiles:

• Ganado (animales de granja y domésticos)


• Reptiles (los que se arrastran)
• Animales salvajes terrestres

Algunas palabras hebreas que aparecen en Génesis:

Adamá (tierra)
Adam/Adán (porque fue formado de la tierra)
Shamaím (cielos): sham (allá) + maím (aguas), los cielos son las aguas superiores
Adam es alef + Dam (sangre)

Días de la creación:

Inicio: Tierra, tinieblas, abismo, aguas.


Día 1: Luz. Día y noche.
Día 2: Cielos y mares.
Día 3: Continentes (tierra). Reino vegetal (hierbas, árboles, semillas y frutas). Leyes de la
botánica.
Día 4. Astros: Sol, luna, estrellas. Estaciones climáticas.
Día 5: Peces y aves/pájaros. Reproducción animal.
Día 6: Animales terrestres (ganado, reptiles y salvajes). Adán y Eva.

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