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Universidad Nacional de Córdoba

Facultad de Derecho y Ciencias Sociales

Derecho Procesal Administrativo

Tema: Examen promocional 2022

Alumno: Alessandrini, Eric Gianfranco

Fecha de Entrega: 15/11/22


El siguiente informe contiene una relación entre el fallo “Zeverín Escribano, Alejandro
c/ Tribunal de Disciplina de Abogados de la Provincia de Córdoba – Plena Jurisdicción
– Recurso de Casación” y el tema de “sumarios administrativos” de la Unidad 4 del
programa de la materia.

Tanto el fallo como el tema han sido elegidos en base a mis preferencias personales, con
la ayuda del Dr. Ricardo Abad, ya que crecí en una familia de oficiales de policía lo
cual me llevo a escuchar en más de una ocasión que alguien estaba siendo “sumariado”.
De ahí la curiosidad y el interés por el procedimiento en cuestión.
En el fallo en cuestión se interpone un recurso de casación en contra de la sentencia de
la Cámara contencioso-administrativa de Segunda Nominación, en la cual se discute el
rechazo de una acción de plena jurisdicción en contra del acto administrativo dictado
por el Tribunal de Disciplina de la Provincia de Córdoba en el cual se le imponen
sanciones al actor.

En concreto, el agravio de tipo formal que menciona el actor es que el procedimiento


se llevó a cabo sin contar con una acusación formal, es decir, con una imputación
concreta y circunstanciada de los hechos que se le atribuyen lo cual, a su criterio, atenta
contra su derecho de defensa y la garantía del debido proceso adjetivo, volviendo nulo
la totalidad del procedimiento y, en consecuencia, el acto administrativo sancionador.

Es importante destacar al respecto del agravio manifestado que, tanto a nivel nacional
como a nivel provincial, la legislación que regula de alguna forma la realización de
sumarios administrativos exige que el sumariado antes de prestar declaración tiene que
ser informado de los hechos que se le imputan de forma detallada y circunstanciada, así
como de las pruebas que hay en su contra, todo ello a los fines de que pueda ejercer
correctamente su derecho de defensa en todo momento, tanto durante el interrogatorio
como posteriormente en el descargo y el ofrecimiento de pruebas.

En el caso, el tribunal a quo y el voto mayoritario del tribunal ad quem al resolver sobre
este recurso (Dres. Lafranconi y Ferrer) determinaron que no existía tal agravio y se
basaron en el hecho de que, a pesar de la irregularidad que se presenta en el inicio del
procedimiento sancionador, el casacionista tuvo la posibilidad de defenderse ya que
realizó un descargo oportunamente.

Personalmente, considero que, más allá de si pudo defenderse o no, es el procedimiento


regulado en las leyes o reglamentos, el que permite realmente que se haga efectivo el
derecho de defensa y el principio del debido proceso adjetivo, ya que son las etapas del
mismo, así como los actos que pueden realizarse durante cada etapa, los que maximizan
los efectos de los derechos y principios mencionados junto a todos los otros que se
aplican. Por lo tanto, es mi opinión que el cumplimiento de todos y cada uno de los
actos regulados para un determinado procedimiento, cuando correspondan realizarse, es
una condición esencial para la validez del procedimiento en su totalidad.
En relación con el motivo sustancial de casación, el actor considera que se ha hecho
una incorrecta aplicación de la ley al calificar su conducta como “típica” de acuerdo a la
ley. En efecto, considera que la aplicación del art. 21 inc. 15 en conjunción con el art.
50, ambos de la ley 5805, conllevan a extender el ámbito de aplicación de la falta
administrativa más allá de lo que la ley pretende.

Es importante destacar que si bien, tanto la doctrina como la jurisprudencia, entienden


que el principio de tipicidad, que es eminentemente penal, es aplicable al ámbito
administrativo sobre todo en lo que respecta al procedimiento sancionatorio de forma
que no puede aplicarse una sanción sin que la infracción haya estado previamente
regulada (plena vigencia del principio “nullum crimen, nulla paena sin lege”). Sin
embargo, a diferencia de lo que ocurre en el derecho penal, en lo administrativo la
tipicidad está “flexibilizada” ya que, por las características de las faltas administrativas
(violaciones de deberes de los agentes), las conductas infractoras están establecidas de
forma genérica, debiéndose probar en cada caso concreto la correspondencia de la
conducta con el supuesto tipificado en la norma.

En este caso, conforme al voto mayoritario del tribunal (Dres. Lafranconi y Ferrer), las
conductas que se le imputaban al actor atentaban contra la dignidad y provocaban
vejaciones inútiles a los magistrados en general (art. 21 inc. 15 ley 5805), cuestión que
había sido determinada por el Tribunal de Disciplina del Colegio de Abogados (art. 50
ley 5805), y así resolvieron.

Al respecto, considero que el tribunal obvio considerar que es el propio art. 21 en su inc.
15 el que establece el contexto dentro del cual la falta debe ocurrir, es decir, “excederse
en las necesidades de la defensa…”. Considero que si bien el Tribunal de Disciplina
tiene la facultad de determinar si en el caso concreto la conducta del actor provoca las
vejaciones o atenta contra la dignidad del magistrado (art. 50 ley 5805), no tiene la
facultad de obviar sin más uno de los requisitos establecidos por el artículo para su
aplicación. Por ello, yo pienso que la aplicación del mentado art. 21 inc. 15 no es
procedente para resolver la cuestión.

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