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Escuela de Historia
Educación Cívica II
Máster Alejandra Barquero Ruiz
Tayna Morales
Lo que justifica que la culpa de la corrupción sólo recaiga sobre los dirigentes, es la
noción del pueblo que no se cree capaz de solicitar cuentas y participar más activamente de la
política para combatir los problemas activamente. Esta noción puede deberse como indica
Aguilar a que “la certidumbre de las personas que nacieron bajo la noción de estado
benefactor y proteccionista cambia o se acaba, existiendo un anhelo por el pasado y una
crítica al presente” (Aguilar, Ernesto, 2010, pág. 7). El abstencionismo presente en los
últimos años en nuestro país, nos plantea una relación de disconformidad y de una percepción
más individual de la política. Existe un miedo en la población y una visión de que las
instituciones políticas son un espacio vacío de posibilidades según el autor.
Como parte de las conclusiones finales que realiza el autor, refiere a la situación de
que las personas apoyan el sistema democrático y a los partidos políticos, pero se encuentran
desencantados por la corrupción que se ha dado en las mismas instituciones centrales de
poder, quienes son jugadas de pérdida de vocación para trabajar por el puerto.
Contrariamente a esa exigencia por una mejor representación y solución ante el desencanto,
la mayoría de la población entrevistada dice poseer poco o ningún interés por participar en
temas políticos, evidenciando la apatía del pueblo y la renuncia de búsqueda a respuestas
colectivas para los problemas de la sociedad actual. Aguilar culpa de esto a los
posicionamientos neoliberales que han logrado que la política sea concebida desde la
institucionalidad, siendo arrebatada a los ciudadanos.
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