Está en la página 1de 238

Índice

Dedicatoria
Agradecimientos
Prólogo de Domingo Vida
Introducción

1. POR QUÉ COCINAR PARA LOS ANIMALES DE COMPAÑÍA

2. BUENO PARA SU SALUD, BUENO PARA SU PALADAR

3. LA CALIDAD DE LOS PIENSOS


Aditivos artificiales en los piensos
Otros aditivos: los minerales
Ingredientes ausentes en la mayoría de piensos

4. LA TENDENCIA GRAIN FREE


El perro es de origen carnívoro
Los piensos grain free
Cambio de paradigma
Sobre veterinaria y nutrición

5. HACER EL CAMBIO
Gustos y necesidades diferentes

6. CARNÍVOROS, OMNÍVOROS Y VEGETARIANOS

7. PRINCIPIOS DE LA NUTRICIÓN CANINA


Proteínas
Hidratos de carbono
Grasas
Huesos
Frutos secos y semillas
Condimentos
Legumbres
Probióticos
8. CRUDO O COCINADO

9. NECESIDADES NUTRICIONALES
Déjale comer hierba
Las necesidades nutricionales de los cachorros
Las necesidades nutricionales de un perro mayor

10. LA PIRÁMIDE ALIMENTICIA

11. LA DESPENSA: INGREDIENTES QUE DEBEMOS TENER EN CASA

12. TRUCOS Y ATAJOS

13. MATERIAL Y UTENSILIOS

14. TÉCNICAS DE ELABORACIÓN Y CONSERVACIÓN

15. CÓMO ORGANIZAR EL MENÚ SEMANAL

16. EL RECETARIO

17. CANTIDADES Y MÁS COSAS…

18. SUPLEMENTAR LA COMIDA

19. LAS RECETAS


Desayunos rápidos y ricos
Platos principales
Platos grain free
Casi crudo
Platos especiales
Tentempiés y premios caseros
Complementos

20. LOS ALIMENTOS PROHIBIDOS PARA PERROS. MITOS Y LEYENDAS


El estudio del chocolate
La leyenda del ajo

21. ALIMENTOS COMO MEDICINA


Aceite de oliva virgen extra
Acerola
Agua de mar
Ajo
Aloe vera
Apio
Cúrcuma
Espirulina
Levadura de cerveza
Miel
Perejil
Probióticos
Romero
Salvia
Tomillo
Vinagre de manzana
Yogur

22. SUPLEMENTOS NUTRICIONALES COMERCIALES


Resolutivo Regium
Anima Strath
ESI
Energy Universe

23. OTROS CUIDADOS PARA OPTIMIZAR LA SALUD DE TU PERRO


Agua fresca y revitalizada
Ejercicio moderado
Detox dos veces al año
Exposición al sol y al aire libre, contacto con la naturaleza
Amor incondicional
Minimizar el estrés en casa
Evitar la práctica de la inmunización anual
Minimizar el uso de antibióticos y AINES (antiinflamatorios no esteroideos). Optar por terapias
naturales y fitoterapia

Conclusión
Índice de recetas
Bibliografía
Notas
Créditos
Dedicado a todos los perros,
con la esperanza de que puedan volver a comer
lo que la naturaleza diseñó para ellos.
Agradecimientos

Cuando se escribe un libro, hay muchas personas detrás del autor que le
ayudan a realizar su obra. Desde luego, el autor es el creador, pero cuenta con
la ayuda de otros cuyas palabras, hechos, dichos, trabajos o tan solo
paciencia, cariño y apoyo permiten que un libro se haga realidad.
Quiero dar las gracias primero a mis padres. A mi madre, por
infundirme el amor hacia los animales y el respeto hacia todas las demás
formas de vida, todas las criaturas y creaciones de Dios; por insistirme en que
los perros deben comer de forma natural como lo han hecho siempre. A ella
le debo haber emprendido la gran aventura de alimentar a los animales a mi
cargo con aquello que la naturaleza pretendía para ellos, a pesar y en contra
de mi entorno y la comunidad veterinaria.
A mi padre quiero agradecerle el amor y respeto que me infundió por la
naturaleza, su poder y su magnificencia. Por animarme y ayudarme a ver
siempre el lado positivo de las cosas.
A mi marido, Clemens, desearía darle las gracias sobre todo por su
apoyo incondicional en este proyecto y en todos los que me propongo; por
estar detrás de todas mis locuras y ayudarme a razonar cuando pierdo el
oremus o me enciendo ante las injusticias de este mundo. Sin él, hubiese
perdido el equilibrio hace tiempo en un mundo como el de la protección
animal.
A mis hermanas, Jessica y Melanie, me gustaría mostrarles mi
agradecimiento por quererme, respetarme y aceptarme, a pesar de todas esas
ideas raras que tengo y que van en contra de muchas corrientes.
A mi suegra, Daniela, que fue, junto a mi madre, la persona que nos
animó a gestionar Canópolis y a crear la Fundación Trifolium. Sin su apoyo
nada de esto hubiese sido posible, y yo no podría escribir con tanta
experiencia adquirida sobre el cuidado de animales abandonados.
Quiero dar las gracias también a mi equipo, esas personas que trabajan a
diario en el refugio, que se dejan la piel para dar lo mejor de ellos a esos
animales que tenemos a nuestro cargo, caiga lo que caiga, trabajando a la
intemperie y asumiendo con dignidad el drama de los animales abandonados.
Quiero agradecerles el entusiasmo que demuestran cuando comparto
experiencias con ellos y aprenden de alimentación y terapias naturales
conmigo y en Canópolis.
En especial, mi agradecimiento a Vanessa Alba, la persona que
actualmente lleva el bienestar de los animales en el refugio y la que me ha
empujado a mejorar la dieta de los perros en los últimos años. Gracias a ella,
los perros ahora comen un menú variado, y por ello he podido compartir mi
experiencia en este libro.
Quiero agradecer el apoyo y el entusiasmo de mis compañeras Nuria
Santamaría, Pilar Martín y Silvia Acebes, que siempre están ahí apoyándome
en todo lo que me proponga para mejorar la vida de los animales. Son mis
mayores fans y mis mejores amigas.
A Marita Casasola le agradezco haber compartido conmigo mucha de su
infinita sabiduría sobre la acupuntura, la historia lejana y los antiguos
maestros: en sus cursos, en sus libros y en esas incontables sesiones desde
2003 en las que me ha pinchado a mí y a mis perros. Gracias a ella se han
curado muchos de los animales a mi cargo y viven con mejor calidad de vida
hasta el final. Pero, además, gracias a Marita supe reconocer la magia de los
animales, que la comunicación existe entre la naturaleza y sus criaturas más
allá de las palabras; solo tenemos que volver a escuchar y recordar el
lenguaje olvidado, el legado de los antiguos. Comparto en este libro su
famosa receta china del congi para fortalecer los huesos y los riñones.
Quiero agradecer a Domingo Vida que haya colaborado en este libro con
su prólogo. Él fue el primer veterinario que conocí en España que defendía la
alimentación y las terapias naturales en animales. Hemos colaborado en
talleres y conferencias sobre estos temas y admiro mucho su coraje en un
entorno hostil. Añado aquí a otra veterinaria a la que quiero mucho y que me
ha prestado su gran ayuda con una larga lista de animales que ha tratado y
salvado. Amparo Mompó ha sido la veterinaria de Trifolium desde 2001. Fiel
a su ciencia, se convenció del poder de la naturaleza y sus medicinas viendo
cómo mejoraban los animales de Canópolis. Es acupuntora y homeópata, y
ahora es ella quien me enseña a mí.
Quiero agradecer el valor de todos los veterinarios (citados y no citados)
que se enfrentan al actual paradigma por el amor y el bienestar de los
animales. Personas como Mercè Jiménez, quien se atrevió a crear el primer
portal en España sobre terapias y alimentación natural para animales: Vida
Natural Animal (http://vidana turalanimal.com). Gracias a ella, los
propietarios de animales de compañía cuentan con una fuente extraordinaria
de información en castellano, así como un directorio de profesionales que
incluyen en sus currículos las terapias naturales y la nutrición natural.
Quiero dar las gracias a Francesc Ribes, el editor que me propuso
emprender este proyecto y me ha animado durante todo el camino, y a Olga
García, su compañera, que ha colaborado en la edición de los textos. Les
agradezco que tú puedas ahora tener este libro y que tus perros puedan ser
más dichosos por ello. Gracias también a La Esfera de los Libros, la editorial
que supo reconocer que en castellano no existen libros de esta categoría y hay
muchas personas necesitadas de esta información.
Quiero, finalmente, darte las gracias a ti. Comprar este libro significa
tres cosas para mí. Una, que eres un amante de los animales, y este mundo
necesita gente como tú. Dos, que quieres tanto a tu perro que deseas darle lo
mejor, porque reconoces que es uno de los mejores amigos que tienes a tu
lado. Y tres, porque los animales al cuidado de la Fundación Trifolium y más
allá se beneficiarán con lo que yo gane de la venta de este libro.
¡Gracias a todos!
Por último, quiero dar las gracias a los animales. A todos. Son mis
mejores maestros y guías. Son mi inspiración. Están en mi corazón y alientan
mi alma. Son mi razón de ser.
Prólogo

En primer lugar, quiero agradecer a Gemma su esfuerzo, no solo por


escribir este libro y darme la oportunidad de prologarlo, sino, sobre todo, por
toda su trayectoria en la ayuda a los animales desde una visión totalmente
alejada de cualquier interés económico y buscando constantemente lo mejor
para ellos; su visión holística de todos los temas hace que el conjunto de sus
enseñanzas tenga para todos nosotros un valor incalculable.
Para mí, todo empezó de la manera más tonta que uno se pueda
imaginar. Ya llevaba unos años ejerciendo como veterinario cuando me di
cuenta de que mis compañeros de profesión me miraban raro si, ante un caso
de diarrea, recetaba un poco de arroz hervido y pollo a la plancha a mis
pacientes; o cuando sufrían un problema dermatológico, lo primero que les
cambiaba era la alimentación y me esforzaba para que les dieran una dieta
especial casera durante un montón de semanas; o no me escandalizaba si los
dueños me decían que de vez en cuando, o siempre, daban a su animal cosas
de comer caseras, bien sea un yogur, bien jamón de York, o unos cuantos
macarrones, y ya no digo nada si se enteraban de que les daba huesos de
rodilla de ternera para eliminar el sarro.
¿Cómo podía dar ese tipo de consejos si en el mercado había productos
comerciales que estaban indicados justamente para ese problema específico?
¿Cómo podía perder una oportunidad económica como esa? ¿Con qué cara te
vas a presentar a ese congreso que te paga esa casa comercial si no solo no
consumes su producto, sino que además dices que no es lo mejor?
De repente, me vi muy solo y con la necesidad de adentrarme en un
camino contradirección, y en el cual me he ido encontrando con personas
como Gemma, que llevaban tiempo en ese mismo recorrido; pero no por ser
pocos nos íbamos a dejar arrastrar por la mayoría, ya que estamos seguros de
que lo que hacemos es lo correcto para los animales.
Con el paso de los años me he ido reafirmando en mis sospechas: un
pollo comprado en el mercado, troceado y cocinado en casa es muchísimo
mejor a todos los niveles que el pollo que pueda incluir cualquier pienso
comercial. A partir de aquí, y si esto ocurre con todos los ingredientes
presentes en un pienso, lo cual es lo más lógico, hemos de tener muy claro
que si alimentamos a nuestros animales con ingredientes frescos,
obtendremos unos alimentos finales mucho mejores. Estos productos se han
de emplear de manera correcta y hay que seguir unas guías mínimas que nos
ayudarán a obtener unas dietas totalmente equilibradas.
En muchas ocasiones perdemos la capacidad de abstracción y no nos
damos cuenta de dos principios que, desde el punto de vista profesional,
nunca deberíamos olvidar y que Hipócrates ya enunció hace más de 2.500
años: «Que tu medicina sea tu alimento y el alimento tu medicina» y primum
non nocere, es decir, «lo primero es no hacer daño».
A partir de estas premisas, recomendamos la alimentación natural como
la base fundamental de una buena salud, pero sin demonizar a todos los
piensos comerciales; es evidente que son una solución cómoda en muchas
ocasiones y hay casas comerciales que realmente se preocupan por hacer los
mejores productos posibles; lo que recomendamos es que no sean la fuente
única de alimentación y que, sobre todo ante problemas de salud, se opte por
la dieta natural como primera ayuda al organismo para luchar contra la
enfermedad.
También deberíamos saber una diferencia básica que muchas veces
olvidamos: la diferencia entre alimento y comida.

Alimento: cualquier sustancia normalmente ingerida por los seres vivos


con fines nutricionales, sociales y psicológicos.

Nutricionales: proporciona materia y energía para el anabolismo


y mantenimiento de las funciones fisiológicas, como el
calentamiento corporal.
Sociales: favorece la comunicación, el establecimiento de lazos
afectivos, la comunicación social y la transmisión de la cultura.
Psicológicos: mejora la salud emocional y proporciona
satisfacción y sensaciones gratificantes.

Comida: conjunto de sustancias alimenticias que se consumen en


diferentes momentos del día o de la noche.

Por eso es fundamental preguntarse si lo que estás haciendo con tu


animal es alimentarlo o darle comida. Te aseguro que no es lo mismo echar
las bolas de pienso en su plato dos veces al día que pasarse un ratito
preparando su comida mientras le vas diciendo lo rica que está. Para
cualquier duda sobre este punto, te recomiendo tanto la novela como la
película Como agua para chocolate, de Laura Esquivel.
El origen del problema o, quizás mejor dicho, de la confusión total que
existe hoy en día acerca de la alimentación de nuestros animales, en concreto
de los perros y gatos, es, por un lado, la enseñanza que se imparte en las
facultades de veterinaria sobre alimentación canina y felina, y, por otro, la
presión de las compañías de piensos y sobre todo el estilo de vida de nuestra
sociedad.

En las facultades de veterinaria la nutrición es una asignatura troncal y


muy importante. De hecho, es de las pocas carreras que tiene como uno de
sus principales objetivos el poder formular diferentes tipos de alimentos para
todos los animales con el fin de conseguir de ellos el máximo
aprovechamiento industrial. Así, podremos saber cómo obtener la máxima
cantidad de leche de una vaca o el mejor rendimiento de las canales del
cerdo, o incluso variar el grosor de los huevos de las gallinas ponedoras. Se
repasan, por supuesto, todos los nutrientes y se explican todos los procesos de
elaboración y la formulación de los correctores necesarios para que al final
del proceso industrial del pienso salga una composición ideal para nuestro
objetivo, que por cierto siempre suele ser a corto o medio plazo, ya que si
siguiéramos alimentando al animal de esa manera durante toda su vida real, le
provocaríamos un sinfín de problemas, desde obesidad a carencias de todo
tipo, por no decir nada de la acumulación de sustancias que, una vez puestas
en el canal de alimentación, supondrían un peligro para el consumo humano.
¿Qué sucede cuando se habla de la alimentación de los perros? Pues que
realmente ocupa unas pocas páginas del temario. A nivel productivo, no
despierta gran interés, y luego se toma el mismo sistema de elaboración que
en el resto de especies, olvidando que los perros no tienen ningún objetivo
industrial y que además su vida se alarga hasta completar en la mayoría de
los casos su esperanza real de vida. Así pues, tenemos una combinación
diabólica que, en cuanto a conocimientos, muy pocas personas, como los
veterinarios, son capaces de rebatir; y a nivel industrial, existe una fe ciega en
que la elaboración de productos de calidad suficiente se sobreentiende, ya
que nadie produciría una cosa que no funcionara. Por tanto, se han copiado
los sistemas de elaboración de piensos para animales de producción, y la
mayoría de los veterinarios los recomiendan pensando sinceramente que son
lo mejor que se le puede dar a las mascotas,.
No hay que menospreciar en todo este asunto el papel que juegan las
grandes compañías multinacionales del canal alimentario humano, que tienen
entre sus marcas a la mayoría de los piensos para nuestras mascotas que hoy
en día podemos ver en el mercado. Por un lado, supone un aprovechamiento
al máximo de sus sistemas de producción, ya que en muchas ocasiones los
ingredientes que se incluyen en los piensos suelen ser los desechos finales de
muchos de sus procesos industriales que quedan descartados de la cadena
alimentaria humana y que de una manera u otra acaban comiéndose nuestros
animales. Son capaces de poder reciclar casi la totalidad de los productos que,
bien por su calidad, bien por su origen, no tendrían otro final que la
destrucción por insalubres, y de volverlos a poner en el mercado tras un
proceso industrial que desnaturaliza casi por completo los nutrientes
sometiéndolos a temperaturas y presiones altas; así, los ingredientes iniciales
son transformados en una bola de pienso a la cual hay que añadir correctores
alimenticios y saborizantes a base de vitaminas, minerales y grasas, ya que de
lo contrario ni alcanzarían los mínimos exigidos por la ley y serían
rechazados por la mayoría de los animales debido a su mal sabor y olor.
Estas compañías tienen una influencia muy importante en el cliente final
debido a que invierten grandes sumas en publicidad en la mayoría de revistas
del sector, en ferias especializadas o en medios de comunicación
audiovisuales, y encima son los más importantes patrocinadores de los
congresos de veterinaria y estudios que se realizan en universidades sobre
diferentes patologías, todas ellas con una solución final que en muchas
ocasiones es una dieta específica, como no podría ser de otra manera. La
generación de artículos publicados contribuye a que en la pirámide de la
evidencia, algo muy de moda hoy en medicina, parezca probado que una
dieta comercial específica para una determinada patología tiene mucha más
evidencia científica que la dieta natural, ya que nadie se ha preocupado de
hacer estudios de doble ciego sobre cómo actúa una dieta natural. Esto hace
que en una presentación de resultados ante la comunidad científica te
encuentres, por un lado, un cartapacio de estudios presentados por influyers
importantes de la comunidad científica, y, por el otro, una olla y cuatro
productos comprados en el mercado más cercano y presentados, en muchas
ocasiones, por personas que no son veterinarios y con la fuerza del sentido
común y la experiencia como únicos aliados.
Por último, vivimos en una sociedad en muchas de cuyas casas no se
cocina o no se cocina de manera habitual, y mucho menos para nuestras
mascotas, con lo que, por mucho que podamos saber o informar sobre el
asunto, este implica un consumo de tiempo y energía que muchas personas no
pueden o no quieren asumir, con lo que un pienso comercial supone una
solución ante la que cualquier otra alternativa ni se tiene en cuenta.
Plantearse qué estamos dando de comer a nuestros animales de
compañía, si los alimentamos o les ponemos comida, es el comienzo para
empezar a ser conscientes de nuestra responsabilidad ante su salud.
Este libro ofrece la oportunidad de poder adentrarse en una alimentación
más racional y natural para nuestros animales; ellos no pueden escoger lo que
comen cada día y debemos ser nosotros quienes les proporcionemos los
alimentos, conociendo su calidad, sabiendo cómo cocinarlos y haciendo que
se sientan realmente como uno más de la familia.

DOMINGO VIDA, veterinario (www.vidavet.es)


Introducción

Acababa de terminar un taller interactivo sobre alimentación natural para


perros y gatos, en el Salón Animaladda, que organizaba la Asociación
Defensa Derechos Animal (ADDA) en Barcelona; volvía al stand de la
Fundación Trifolium, donde estábamos dando a conocer nuestros proyectos,
como Canópolis, Humanimal y el Instituto Trifolium para las Terapias
Naturales en Animales, y un hombre se me acercó y me dijo así, sin más:
«¿Te interesaría escribir un libro de cocina para perros?». Incliné la cabeza y
le dije: «Me encantaría, es un proyecto que tengo en mente desde hace años,
pero no encuentro el tiempo y el cómo publicarlo, ¿por qué?».
Francesc Ribes se identificó como editor de libros de cocina y me contó
que pensaba que era el momento propicio para escribir sobre este tema. La
gente buscaba alternativas a los piensos, pero no había buena literatura sobre
la materia en castellano. A mí se me hacía una montaña pensar en escribir un
libro, pero, a la vez, la idea me hacía cosquillas. Llevaba tiempo pensando
que llegaría a muchas más personas a través de un libro que solo a través de
mis talleres y conferencias. Además, creo que cuando una oportunidad así se
presenta, es por algo. No creo en las casualidades. Era como que el universo
conspiraba para que me lo propusiera en serio de una vez, sirviéndome el
proyecto en bandeja. Le dije a Francesc que para mí era inconcebible
ponerme a escribir hasta finalizar un curso de acupuntura en animales que
impartía con mis compañeras y cofundadoras del Instituto Trifolium, pero
que podría comprometerme después. Igualmente, Francesc necesitaba tiempo
para encontrar una editorial que se interesara por el libro. Quedamos en que
le escribiría un resumen sobre mi historia y profesión, y me olvidé del tema.
Yo seguía con mi vida dirigiendo Canópolis, el refugio que gestionamos
a través de Trifolium, dando clases de acupuntura, atendiendo la web y las
redes sociales de la fundación, los correos, etcétera. De repente, un día vi en
la bandeja de entrada un mensaje con el título: «Alguien quiere publicar tu
libro». ¿Sabéis ese tipo de situación en la que tienes que mirar dos veces
porque no crees muy bien lo que estás viendo? Pues así me sucedió, se me
hizo un nudo en la garganta y pensé: «¡Aagh! Y ahora, ¿qué?». Ahí estaba,
entre el susto y el halago; entre la duda de si sería capaz de llevarlo a cabo, de
si tendría éxito, de si sería bueno, y entre la pizca de orgullo de haber llegado
a un punto en mi carrera en el que se valorara mi experiencia y el
conocimiento que pudiera compartir.
Así se concibió este libro. Y no dejo de pensar en lo agradecida que
estoy a Francesc de que me animara y me lo pusiera tan fácil para que, por
fin, pudieras tener entre tus manos el material que creo necesario para que los
perros que convivan contigo de ahora en adelante vuelvan a poder comer lo
que la naturaleza procuró para ellos.
En este libro quiero darte la información que precisas para hacer el
cambio y, si tu perro ya está comiendo natural, que puedas mejorar su dieta y
darte ideas para que aprendas a ser el top chef de tu mejor amigo.
Puestos a la tarea, Francesc y yo pensamos que sería interesante incluir
toda una serie de datos sobre la alimentación de los perros que todavía se
desconocen a nivel general. Por eso, este libro incorpora varios capítulos
sobre la historia de la alimentación canina, la actualidad, cómo y qué están
comiendo los perros, y los problemas de salud que sufren a raíz de nuestra
ignorancia, así como las nuevas tendencias, las diferentes escuelas de
pensamiento con respecto a la nutrición canina, y cómo tú puedes convertirte
en el mejor nutricionista para tu compañero. Además de la variedad de
recetas que se proponen, incluyo un glosario de suplementos nutricionales
naturales, que adjunto al final, para que puedas añadir a su dieta toda una
serie de regalos que nos ofrece la naturaleza para que tu perro pueda estar
sano y recuperar su sistema inmunitario. Pero lo más importante que leerás en
este libro es que has de cambiar el chip y saber que la cocina no es una
ciencia sino un arte. Con esto quiero decir que deberíamos abandonar la idea
de que los perros necesitan fórmulas de nutrientes para estar sanos. No me
cansaré de decir que, a pesar de que la ciencia nos puede aportar mucha
información interesante y valiosa, no podemos pensar con una mente
científica a la hora de preparar la comida para nuestros canes. Ninguna
empresa, ningún laboratorio, ningún veterinario puede saber con certeza qué
es lo que necesita tu perro para desarrollarse y prosperar con salud. Cada
animal es un mundo, como lo somos tú y yo. El sistema digestivo y cómo
asimilamos alimentos es todavía un misterio. La ciencia no puede imitar a la
naturaleza. Cuando lo ha intentado, muchas veces ha sido un desastre, porque
no somos lo suficientemente humildes para aceptar que no comprendemos
todo lo que está implicado en los procesos biológicos y la inteligencia
superior que está tras ellos. Por eso, como yo, has de convertirte en un
investigador y desarrollar tu intuición: leer, escuchar, probar, descubrir.
Nadie va a conocer a tu perro mejor que tú, y para ello has de estar atento e
interesarte por su salud. Aprende a escucharle, a observar y sentir la
naturaleza. El amor que le profesas te va a guiar.
De todas formas, creo que si estás leyendo esto, es porque ya has
escogido este camino, ese en el que retomamos las riendas de nuestra
alimentación y la de nuestros animales. El camino que tomas, o que estás a
punto de tomar, te lleva a un cambio de paradigma. Es una reacción natural
que se aleja de un sistema de vida en el que hemos dejado que las grandes
empresas asumieran la responsabilidad sobre algo tan fundamental e
importante como la alimentación. Era muy fácil que nos lo dieran todo hecho,
todo pensado, pero estamos recogiendo la mala cosecha. Como yo hace
veinte años, muchas personas buscan respuestas, alternativas, soluciones. Si
no es por propia curiosidad, o experiencia ajena, la enfermedad de los perros
es la que está propiciando este cambio general. Muchos veterinarios también
se unen a nosotros, porque ellos, más que nadie, saben lo que se cuece en las
consultas y hospitales, y también buscan respuestas.
Con este libro pretendo que te embarques en una aventura: la de nadar a
contracorriente. Pero no temas, pues se trata de un futuro que llega también a
España como lo ha hecho ya en Estados Unidos y otros países más avanzados
en materia de salud animal. Mi intención es que te sirva para abrir los ojos,
para saber más, para hacer las cosas mejor. Es tan solo una hoja de ruta. El
viaje lo haréis tú y tu perro. No pretendo que tomes como veraz todo cuanto
expongo y sugiero, sino que lo leas, lo consideres y empieces a investigar y
ver con tus propios ojos cómo los perros recuperan la salud solo con un
cambio de dieta.
Gran parte de la información que expongo al principio puede parecer
chocante, pero está corroborada. Sin ánimo de ceñirme a ninguna escuela o
práctica, te sugiero que hagas lo mismo: ser moderado y flexible. No es
cuestión de defender a capa y espada un tipo de dieta para todos los perros.
Es absurdo. Lo que le va bien a uno quizás no le sirva o le siente igual a otro.
Como nos referimos a Canis familiaris, ocurre que estamos tratando con la
especie canina que más variedades presenta con respecto a cualquier otra. El
tamaño o tipo puede ser tan dispar que si a uno le conviene una dieta
ancestral, a otro le convendrá una con más cereal o fruta. Por eso digo que se
trata de una aventura. Deberemos descubrir qué le va bien a Harry. Y cuando
lo hayamos descubierto, vendrá Bela y nos lo desmontará para llevarnos a
buscar y descubrir otros mundos, otras recetas.
Lo importante, en definitiva, es que no te conformes con lo que hay, con
lo que te han dicho hasta ahora. Cuestionar el sistema establecido es muy
sano, y revolucionar las estructuras impuestas es necesario para evolucionar y
crecer como sociedad. El amor por tu perro te ha llevado hasta aquí. Espero
que en este libro encuentres, si no todo lo que necesitas para empezar, al
menos sí alguna idea de cómo seguir adelante por el bien de tu mejor amigo.
1

POR QUÉ COCINAR PARA


LOS ANIMALES DE COMPAÑÍA

En 1995 llegué a España desde Londres con una mente muy cartesiana. Para
mí, lo mejor para alimentar a los perros era el pienso que me recomendaba el
veterinario. No albergaba ninguna duda de que esas bolitas estaban
perfectamente estudiadas y equilibradas para que los animales tuvieran una
salud óptima y una larga vida.
Ese mismo año había enterrado a mi primera perra, una golden retriever
que, con tan solo cinco meses, fue atropellada en Suiza ante mis ojos. Ya en
Barcelona, buscaba el mejor criadero de goldens porque no podía soportar el
vacío que había dejado su temprana muerte. Pero mi vida cambió cuando
tropecé con mi primer perro abandonado. Un buen día, entre unos matorrales,
desvalido y hambriento, encontré un cachorro que cambiaría mi destino. En
aquella época, mi marido y yo planeábamos abrir un hotel en Barcelona,
pero, paseando por la playa, este recién llegado se enamoró perdidamente de
otra perra abandonada, y no la pudimos dejar allí. Ya eran dos y al poco
tiempo, tres. Había perros abandonados por todas partes.
El sueño del golden se esfumó, y el del hotel no tardó mucho más
cuando comprendimos que debíamos hacer algo frente a tanto perro
abandonado. Mi madre me habló de un refugio llamado Canópolis que estaba
en los altos del Garraf: se hallaba al borde del desahucio y necesitaba ayuda
para sus doscientos animales. Por otro lado, mi suegra nos animaba a dejar el
proyecto de negocio por uno altruista. Y así lo hicimos. En 1998 los perros
abandonados que vivían en casa ya eran cinco, y creamos la Fundación
Trifolium-Todo por los Animales. Mientras tanto, empezamos a acometer las
mejoras de Canópolis y luchamos en los tribunales para que ese refugio fuera
legal y estuviera protegido de los intereses económicos de la cementera
vecina. Así, con el cambio de milenio, Canópolis se convirtió en el principal
proyecto de Trifolium, un refugio singular, un proyecto para inspirar, una
plataforma para concienciar.
Con mi poca experiencia con respecto a la salud y bienestar de los
perros, Canópolis me empezó a enseñar desde el primer día. Ha sido mi
mejor escuela… Como decía al principio, yo venía de Inglaterra pensando
que para alimentar a los perros no podía haber mejor opción que aquello que
me recomendaran los veterinarios, esos profesionales y científicos que habían
pasado por la universidad, como yo. En el Canópolis de entonces, las
personas que llevaban ese refugio sin recursos alimentaban a los perros con
un cocido que hacían ellas mismas con carcasas trituradas y arroz partido. A
mí me parecía una alimentación precaria, de pobres, de otro tiempo. En la era
moderna ya se habían superado esas limitaciones y ahora existía una
alimentación estudiada y perfecta. Eso fue lo primero que cambié al tomar las
riendas de Canópolis.
Las grandes ollas se convirtieron en bebederos comunes y empezamos a
buscar fabricantes de piensos que nos pudieran abastecer con grandes
cantidades para alimentar a los ciento ochenta perros y sesenta gatos de
entonces. Probamos una marca, y todos tuvieron diarrea; probamos otra, y
pronto aparecieron las alergias en la piel. Entonces decidí invertir en pienso
de gama alta. Ese primer verano, la plaga de garrapatas fue de proporciones
épicas, y las heces de los animales estaban llenas de gusanos intestinales.
Unos adelgazaban, otros engordaban. La cantidad de excrementos que
recogíamos se triplicó en pocos meses. Era evidente que algo no iba bien, ni
con los piensos más caros.
Mi madre me recordaba que, hasta hacía bien poco, los perros se habían
alimentado con las sobras caseras o con el cocido de toda la vida a base de
carne, arroz y verduras. La perra dálmata con la que yo había crecido había
vivido sana hasta su último día, a los catorce años, alimentada con eso
precisamente. Ella me animó a volver a cocinar para los perros. Y eso me
propuse. En casa, mis cinco perros empezaron a comer cocido casero, y en el
refugio monté unas grandes ollas de acero; busqué proveedores que nos
sirvieran carne de pollo triturada; el arroz venía directamente del Empordà,
de Molí de Pals, e instalé unos congeladores para guardar verduras ya
congeladas.
Por aquel entonces, llegó a mis manos un libro que cambió mi modo de
pensar: The Natural Remedy Book for Cats and Dogs, de Diane Stein. Fue la
inspiración para emprender un camino hacia el cuidado holístico de los
animales y para que hoy en Canópolis, aparte de alimentarlos con comida
natural, los animales se traten con terapias naturales.
Ese libro abrió mis ojos y descubrí así el oscuro mundo de la
alimentación industrial para animales y su potente marketing, destinado a
convencer y adoctrinar no solo a nosotros, los consumidores, sino a las
universidades patrocinadas por estas mismas empresas, donde los veterinarios
aprenden a pensar que la única alimentación sana y equilibrada es a base de
bolitas prensadas a altas temperaturas, extrusionadas y rebozadas con grasas
y sabores para deleitar los paladares de nuestros pobres animales.
Desde entonces no he dejado de investigar sobre la mejor forma de
alimentarlos, partiendo de la idea de que la clave de la salud está en lo
natural. Me esfuerzo para que los animales que están a mi cargo coman lo
mejor posible, con ingredientes frescos y, a ser posible, ecológicos. El pienso
queda relegado a la condición de lo que, para mí, sería una pizza congelada
en situaciones de emergencia —si no hay otra opción, qué le vamos a hacer
—, pero nunca como alimento básico.
En este libro me he propuesto compartir mi experiencia y los años de
investigación, para que todos cuantos estén dispuestos a escuchar o leer
puedan tomar decisiones bien informadas, por el bien de sus animales y para
que cada vez sean más los que vuelvan a comer de forma natural y sana.
Somos lo que comemos. Creo que eso lo entendemos todos, y por eso
existe una creciente tendencia hacia lo natural y equilibrado. La información
sobre la alimentación sana en humanos es abundante. Nos vamos dando
cuenta de que la industria ha tomado las riendas de nuestra nutrición porque
se las hemos entregado. Nuestro estilo de vida requiere comida rápida y
precocinada. Pero ¿a qué precio? La ciencia nos procura información
detallada sobre nuestro sistema digestivo: las necesidades del organismo,
para qué sirven las vitaminas, los oligoelementos y los ácidos grasos, o cómo
funcionan las enzimas… Asimismo descubrimos que a los animales que se
crían para el consumo humano se les suministran antibióticos u hormonas, y
que sufren precisamente a causa de su condición de productos cárnicos;
sabemos también que las frutas y hortalizas ya no son lo que eran, pues
maduran en condiciones artificiales, en suelos pobres y llenos de sustancias
químicas. Así pues, buscamos mejores opciones, pero ¿y nuestros animales
de compañía?
En Estados Unidos y en Reino Unido, desde hace décadas, a pesar de
que los piensos siguen siendo la alimentación preferente para la mayoría de
los perros, existe un movimiento muy extendido hacia la alimentación
natural, ya sea cruda o cocinada. En estos países crece el número de
veterinarios que relacionan la alimentación a base de piensos con muchos
problemas de salud, y han descubierto que estos se reducen o desaparecen
con un simple cambio de dieta. Si en España estamos en la ida, en estos
países ya vienen de vuelta. Es decir, estas sociedades, en las que los animales
de compañía ya se alimentaban con piensos desde los años cincuenta, han
tenido unas décadas más que nosotros para poder observar lo que ocurre con
los piensos en más generaciones de perros. Aquí nos estamos empezando a
dar cuenta. Ya tenemos profesionales que comienzan a hablar de ello, y nacen
movimientos en Internet que atraen a un número cada vez mayor de personas
contrarias a los piensos.
Más adelante explicaré qué ocurre con los piensos y por qué no son
buenos para la salud de nuestros perros, pero ahora quiero concentrarme en
explicarte por qué es mejor cocinar para ellos.
2

BUENO PARA SU SALUD,


BUENO PARA SU PALADAR

Para empezar, me gustaría repasar brevemente la historia nutricional de los


cánidos. Podemos decir que antaño el perro, como su ancestro el lobo, se
alimentaba de presas, es decir, de carne, vísceras y huesos de los animales
que cazaba. Esos primeros perros se habrían unido a los humanos en sus
cacerías, atraídos por los restos que dejaban a su paso. Su dieta se componía
de un 90 por ciento de carne y hueso crudos, y un 10 por ciento de los
alimentos que se encontraban en el aparato digestivo de sus presas: cereales,
bayas y hierbas parcialmente digeridas. Al convertirse en agricultor,
aproximadamente hace 10.000 años, el ser humano empezó a cultivar cereal,
a criar animales como ganado y a cocinar. Los cánidos que vivieron en los
poblados de esos primeros agricultores se alimentaban asimismo de los restos
de lo que aquellos cocinaban.
Desde entonces y hasta finales del siglo XIX los perros han comido lo
que les preparaban sus dueños o lo que sobraba de sus mesas y banquetes. En
esta historia, la dieta de los cánidos solo cambia en el último siglo y medio.
Alrededor de 1860, James Spratt, un comerciante norteamericano, observó en
los muelles de Londres que los perros comían los restos de las galletas de pan
que tiraban los marinos, y tuvo la idea de crear una galleta solo para ellos a
base de trigo, remolacha y restos de carne. Hacia 1890 las galletas de Spratt
se producían a gran escala, y otras muchas empresas vieron una oportunidad
de negocio: la industrialización de la alimentación para las personas generaba
abundantes desechos (cáscaras de cereales, despojos animales…) que se
podían rentabilizar en forma de comida para mascotas.
En los años cuarenta del siglo XX ya se comercializaban latas de comida
para perros, pero su contenido no tenía en cuenta sus necesidades
nutricionales, eran simplemente recetas de carne, verduras y cereales
elaboradas según el criterio de cada fabricante. No obstante, a finales de los
años treinta, el veterinario Mark L. Morris comenzó a relacionar algunas
enfermedades en perros con la mala nutrición y a formular alimentos para
atender ciertas dolencias. En 1948 se asoció con una empresa de Kansas, la
Hill Packing Company, para envasar sus alimentos y con los años la
colaboración se convirtió en Hill’s, la primera marca de alimento industrial
para perros con cierto rigor en la elaboración.

En 1956 se inventó el método de extrusión para cocinar y prensar los


piensos que hoy comen la gran mayoría de animales de compañía. Se trata de
un proceso de cocción de ingredientes a altas temperaturas y su posterior
compresión para crear pequeñas bolas con un bajo porcentaje de humedad, lo
que permite almacenarlas durante largos periodos de tiempo. Hoy, este tipo
de galletas invade supermercados y clínicas veterinarias, y se vende como el
mejor alimento para nuestros animales. Más adelante explicaré por qué no es
precisamente así.
En resumen, a lo largo de la historia los perros se han alimentado de
comida fresca, cruda, cocinada y natural prácticamente durante milenios,
hasta hace tan solo unas décadas. En todo este proceso, hasta la era industrial,
el perro ha sobrevivido en todo el planeta. Es una de las especies con mayor
éxito de adaptación. Ha acompañado al ser humano en guerras, cacerías,
pastoreos y viajes por todo el mundo junto a carros y embarcaciones. Pero
desde hace unos años el perro enferma y se vuelve una especie débil. Si,
como nosotros, el perro es lo que come, cabe pensar que si enferma es porque
algo está pasando con su comida. Hay muchos factores que están afectando a
la decadente salud de los perros, pero, sin duda, su alimentación es una gran
parte del problema, que se arrastra de generación en generación. Tras haber
convivido con varias generaciones de canes en el refugio de Canópolis,
puedo constatar que los perros que llegaban antes a mi puerta eran mucho
más fuertes que ahora. Actualmente, los animales vienen con enfermedades
de todo tipo, sobre todo las relacionadas con los huesos, el sistema inmune y
el sistema nervioso.
Si observamos la naturaleza, solo podemos asombrarnos de su
inteligencia. El gran diseño lo tiene todo en cuenta y tan solo estamos
empezando a conocer pequeñas partes de ese entramado en el que todo está
conectado. Los humanos hemos querido imitar o reproducir la naturaleza y
sus procesos de muchas formas, pero no estamos dispuestos a admitir que
desconocemos todavía bastantes cosas y, por ello, nos equivocamos
constantemente. Al mismo tiempo, nuestra ciencia está descubriendo cada día
hechos fascinantes que nos demuestran, precisamente, lo sofisticada que es la
naturaleza y que, muchas veces, es mejor fluir con ella. En cuanto a la
alimentación de los perros, hemos visto que si estos animales han proliferado
con tanto éxito, mucho tiene que ver el que hayan tenido una buena
alimentación. Pero veamos qué puede haber en esa dieta tradicional para
saber por qué es mejor cocinar para tu perro.
Los alimentos frescos disponen de unos elementos que hasta hace poco
desconocíamos. Vitaminas y minerales, oligoelementos, prebióticos,
probióticos, enzimas, ácidos grasos (omegas), proteínas, aceites esenciales…
Son tan solo algunas de las sustancias que empezamos a conocer.
Descubrimos, como dice Hiromi Shinya, el médico gastroenterólogo japonés
autor de La enzima prodigiosa, que cuanto menos manipulados estén los
alimentos, mejor, porque no pierden sus propiedades. Lógico. La cocción,
aunque necesaria para poder digerir y asimilar ciertos alimentos como los
cereales, a altas temperaturas destruye muchas vitaminas, enzimas y
probióticos, y adultera los ácidos grasos, convirtiéndolos en sustancias
nocivas para la salud. Si bien es cierto que comer crudo es muy sano, y de
hecho hay un movimiento muy extenso que aboga por la alimentación cruda
para los perros, conocido por los nombres de BARF (Biologically Apropriate
Raw Food) o ACBA (Alimentación Cruda Biológicamente Apropiada), según
mi experiencia, es mejor cocinar. El sistema digestivo de los perros no
dispone de las enzimas (amilasas) necesarias para descomponer el almidón de
los hidratos de carbono, ni la celulosa de las plantas como los herbívoros.
Cocinar estos alimentos imita el estado en el que ellos se los encontrarían en
las vísceras de las presas si fueran aún salvajes. Es decir, en un estado similar
al precocinado. Decíamos que el perro cuando cazaba, aparte de ingerir la
carne y los huesos de su presa, a una temperatura de aproximadamente unos
39 ºC, lo primero que comía eran las vísceras del animal capturado, en las
que se encuentran esas mismas enzimas que ellos no producen de forma
natural. Más aún: lo que los cánidos salvajes no llegan a comer en el
momento de la caza, lo entierran para que esa carne y los huesos se maceren
sin el agravio de la putrefacción, lo que de alguna forma simula también un
tipo de cocción. Juliette de Baïracli Levy, famosa criadora de perros afganos
y madre de la dieta cruda, enterraba la carne que daba a sus preciosos canes
para imitar la dieta de los cánidos salvajes. Cocinar los alimentos el tiempo
justo es, en mi opinión y según mi experiencia, la mejor forma de alimentar a
los perros. Conservamos gran parte de los valores nutricionales, atajamos el
problema de patógenos que puedan estar presentes en la carne y el pescado, y
les ofrecemos un alimento muy asimilable y sano.
Hay un factor a tener en cuenta cuando hablamos de la dieta natural para
los perros, y es la humedad. Cuando damos un plato de comida cocida a
nuestros perros, esta contiene un nivel alto de humedad que oscila entre el 70
y el 90 por ciento. El perro se llena el estómago con este alimento y se sacia.
Además, esa humedad permite que el sistema digestivo del perro pueda
digerir ese alimento sin agotar sus jugos gástricos, o sin tener que beber para
compensar la falta de humedad de los piensos o alimentos semihúmedos. Un
animal saciado no desarrolla ansiedad con la comida, y un animal con
alimento húmedo en su estómago digiere mejor y corre menos riesgo de
sufrir una torsión de estómago, problemas renales o desequilibrios
intestinales.
Por último, cocinar para tu perro ya no es solo algo que puede ser sano
para él, y vamos a ver a continuación más razones de por qué lo es. Y es un
placer. Un placer para él y un placer para ti. El perro disfruta comiendo
ingredientes diferentes, con sabores naturales que estimulan diversos
procesos biológicos saludables, hasta saciarse. Lo ves en sus ojos mientras
preparas su comida. Cocinas con conciencia y con cariño. Y esa intención se
graba en cada plato que le preparas. Pero, sobre todo, el placer se vive viendo
cómo disfruta el animal con su comida y la salud que rebosa; se vive viendo
el lustre de su pelaje, sus dientes blancos, el tono de sus músculos, su
equilibrio emocional…
Para ti es un aprendizaje, un arte a desarrollar. No es una ciencia.
Emprendes la búsqueda de lo que le gusta a tu compañero, qué le sienta bien.
Cada animal es un mundo aparte. Por más que leas y te digan que debe
consumir ciertas cantidades de calorías o nutrientes cada día, nadie lo sabe
con certeza. Cocinar para tu perro se convierte en una aventura en la que vas
descubriendo y adquiriendo experiencia. Puedes seguir unas pautas, una guía
de ruta, como la que pretendo ofrecerte en este libro. Pero te aseguro que lo
que empieces a hacer hoy por tu perro en nada se parecerá a lo que le hagas
dentro de un año o dos años. Evolucionarás. Una vez que empiezas, ya no
mirarás atrás.
3

LA CALIDAD DE LOS PIENSOS

En los casi veinte años que llevo alimentando a los animales a mi cargo, y a
partir de la investigación evolutiva que me ha llevado a ir mejorando la dieta
que comen mis animales, puedo decir, sin lugar a dudas, que, según mi
experiencia y opinión, los piensos son TODOS una forma insalubre de
alimentar a los animales. Presiento tu sorpresa porque, aunque muchos de los
que estáis leyendo este libro ya lo habéis comprobado, la mayoría creéis que
los piensos de gama alta, con formulaciones naturales o grain free, no pueden
ser tan malos. Pero os aseguro que incluso las fórmulas mejor pensadas, las
más estudiadas y las que mejores ingredientes contienen, todas ellas merecen
esa calificación.

He visitado fábricas de piensos, he hablado con veterinarios más o


menos informados y profesionales que desarrollan las fórmulas, y nada ni
nadie me ha podido convencer. Más aún: he probado en nuestro refugio todo
pienso habido y por haber, y a día de hoy solo lo damos cuando no tenemos
otra opción. Aunque yo puedo decir muchas cosas, no obstante prefiero que,
más que aceptar mi experiencia, tengas tu propio criterio. Para ello te voy a
llevar a un viaje por ese mundo oculto detrás de los atractivos embalajes que
intentan convencernos de que lo que contiene ese saco es lo mejor para
nuestros perros, y así te puedas formar tu propia opinión.
Comencemos por lo básico. El pienso es un alimento hecho con una
determinada cantidad de ingredientes que se trituran, mezclan y cocinan a
altas temperaturas; luego, una máquina extrusionadora convierte esa pasta en
unas croquetas o galletas que, según la gama, serán de formas o colores
distintos, o simplemente bolitas redondas y marrones, que se cubren con una
serie de grasas y sustancias para mejorar su palatabilidad, es decir, para que
tu perro se las quiera comer. La palatabilidad mide el valor hedónico de los
alimentos y se refiere al placer que se experimenta al comer un alimento
específico. Esta cualidad depende de sus propiedades organolépticas como,
por ejemplo, su sabor, olor, aspecto… Para que una galleta seca e insípida
sepa bien, los fabricantes añaden un cóctel de sustancias que estimule el
olfato y el gusto del animal. Se añaden grasas, potenciadores del sabor,
azúcares, sal, aromas artificiales, etcétera. Luego se prueban en grupos de
animales que se mantienen en cautividad para realizar las pruebas de
palatabilidad y digestibilidad antes de lanzar la fórmula al mercado.
Teniendo solo esto en cuenta, el simple hecho de estar manipulados a
esas temperaturas y mediante extrusión ya indica que esos ingredientes, de la
calidad que sean, han perdido mucho de su valor nutritivo. Como los
fabricantes lo saben, añaden toda una serie de elementos artificiales para que
el pienso aporte alimento. Sin embargo, como dice Shinya, experto en
gastroenterología, los aditivos artificiales, incluyendo las vitaminas y los
minerales, no contienen el mismo valor nutricional que los mismos en estado
natural, porque no son biodisponibles. Es decir, no se absorben de una forma
correcta y natural, y pueden crear deficiencias o enfermedades relacionadas
con un exceso de aportes nutricionales que generan una situación de
toxicidad en el organismo porque no puede eliminar estas sustancias
correctamente. De hecho, existen estudios que revelan que las vitaminas
sintéticas pueden provocar más problemas de salud de lo que se piensa.1
Vayamos un poco más allá: los ingredientes que contienen los piensos
son muy variados y el origen de muchos de ellos causa espanto. ¿Sabías que
hay piensos que utilizan sepiolita para compactar las heces que excreta tu
perro, es decir, la arena para las letrinas de gatos? ¿Sabías que el origen de
muchos de los ingredientes cárnicos provienen de los suelos de los
mataderos? Sí, se barren los suelos de los mataderos y esos despojos en los
que se entremezclan heces, orina, sangre, pezuñas, picos, piel, plumas,
etcétera, se echan a unos contenedores que recogen los fabricantes de harinas
de carne para piensos. Para más horror, los animales enfermos, o no aptos
para consumo humano, se incineran, y sus cenizas también se utilizan para
fabricar piensos. Todo saco que en su lista de ingredientes indique
«subproductos cárnicos» quiere decir que su pienso contiene este tipo de
material.2
Hay que decir, no obstante, que algunas marcas fabrican piensos con un
elevado contenido de carne y otros ingredientes que se destinan a consumo
humano y que pasan unas pruebas rigurosas de higiene y calidad. Estas
empresas están haciendo un esfuerzo para que los piensos sean una comida
más saludable, como respuesta a una demanda creciente o por filosofía
comercial. Sin embargo, insisto en que no dejan de estar altamente
manipulados y, por lo tanto, se pueden considerar alimentos muertos, así
como carentes de nutrientes biodisponibles. Si continuamos dejando nuestros
alimentos y los de nuestros animales en manos de la industria —por muy bien
que los fabrique—, su calidad dejará mucho que desear y ello irá en
detrimento de nuestra salud y la de nuestros compañeros, como ya estamos
observando en las últimas décadas, paralelamente al desarrollo de la industria
alimentaria.
Recientemente, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el
Cáncer —el órgano de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
especializado en el cáncer— clasificó la carne procesada como carcinógena,
«basada en evidencia suficiente en humanos de que el consumo de carne
procesada causa cáncer colorrectal», y la incluyó en el Grupo 1 de elementos
que causan cáncer, es decir, el mismo grupo que en el que figuran el tabaco o
el asbesto. Las salchichas de frankfurt, el chóped y las carnes envasadas que
podemos encontrar en cualquier supermercado entran en la lista de productos
que el consumidor humano debería evitar. Imagínate, pues, si esta
información la llevamos al campo de la alimentación para los perros, las
conclusiones que podemos formular sobre las latas, los piensos y otros
productos procesados que ellos comen a diario. Ahí lo dejo para que
reflexiones.
Veamos ahora los ingredientes vegetales: cereales, aceites y proteínas de
origen vegetal, que ocupan el mayor porcentaje en la composición de la
mayoría de los piensos, y hablaremos más adelante de por qué esto tampoco
es bueno. Si el saco recoge la expresión «subproductos vegetales», podéis
tener la seguridad de que el maíz, el arroz y el trigo que contienen no son los
granos que nos imaginamos en una bonita mazorca. Se trata en realidad de las
cáscaras o el mismo tronco de la mazorca, y, por lo tanto, con valores
nutricionales muy bajos, por no decir casi nulos. Son ingredientes tóxicos en
porcentajes altos debido a que son indigestos. Muchos proceden de cultivos
transgénicos, lo que agrava su toxicidad. Veterinarios como Domingo Vida,
en España, o Don Hamilton, Richard Pitcairn o Karen Shaw Becker, en
Estados Unidos, entre otros especialistas holísticos, aseguran que muchos de
los problemas de alergias en la piel están relacionados con estos ingredientes,
que van intoxicando el sistema de los animales carnívoros, como nuestros
perros. Consideran que, como primera línea de defensa frente a la
acumulación de sustancias que no se pueden asimilar, el organismo del perro
las desplaza a la piel para eliminarlas. Y así aparecen dermatitis atópicas,
eccemas, otitis crónicas, hot spots (zonas calientes con picores), etcétera. La
proliferación de lipomas (tumores de grasa) —señala Don Hamilton en su
libro Homeopathic Care for Cats and Dogs— puede tener que ver con este
mismo mecanismo de defensa que desplaza las toxinas. Es en los tejidos
grasos donde los organismos acumulan toxinas como metales pesados y otras
sustancias cancerígenas (se sabe que los grandes cetáceos y el atún contienen
grandes cantidades de mercurio en sus grasas). Para defenderse, sin
comprometer centros vitales, el cuerpo crea tejidos adiposos en los que
alberga sustancias que no puede eliminar. Precisamente, este veterinario
aconseja no extirpar estos depósitos si no molestan, para que puedan
continuar realizando su función y que esos carcinógenos no campen
libremente por los órganos y la sangre.
En conclusión, todo lo que provenga de subproductos se entiende como
un ingrediente de dudosa calidad y un potencial peligro para la salud de los
perros, sobre todo si forma parte de su alimentación habitual. En esta misma
categoría, debemos examinar los aceites vegetales. En principio, un aceite
vegetal no parece ocultar ningún problema para la salud. Pero si en el envase
de pienso no dice «Aceite virgen extra de primera presión en frío», ya
podemos deducir que el aceite será hidrogenado y contendrá grasas saturadas.
He leído y oído hablar, pero no lo puedo constatar, que existen gamas de
piensos que utilizan aceites reciclados de la industria de la restauración, ya
sea de las grandes cadenas de comida rápida, ya sea de la industria de la
alimentación precocinada. Si esto fuera así, y me lo puedo creer, estos aceites
han experimentado altas temperaturas. Si fueron de alta calidad en su origen,
lo han perdido todo por el camino y se han convertido en aceites que
contienen sustancias cancerígenas. Los ácidos grasos monoinsaturados son
cadenas de aceites altamente nutritivas y saludables para todas las funciones
orgánicas, pero si sufren adulteraciones como las que padecen los aceites
refritos, estas cadenas se vuelven polisaturadas y se aglutinan en las paredes
de las arterias y el corazón, y sobrecargan el hígado y el páncreas. En fin, es
mejor evitarlas. Y añadimos así otro motivo para rechazar los piensos. Más
adelante comentaré por qué, igualmente, un carnívoro no puede asimilar tanto
producto de origen vegetal.

ADITIVOS ARTIFICIALES EN LOS PIENSOS


Primero nos fijaremos en los conservantes. Una veterinaria que trabaja para
una casa de piensos nacional que se preocupa de elaborar recetas con cariño
me dijo hace unos años que un pienso con una corta vida de exposición al
público no era viable económicamente. Por este motivo las empresas se
estrujan el coco para sacar al mercado piensos muy duraderos que puedan
aguantar en almacenes o tiendas el máximo tiempo posible y evitar así las
pérdidas por caducidad. Lo ideal, comercialmente hablando, es un pienso que
aguante durante mínimo un año en el saco sin ponerse rancio o enmohecerse.
Si al mirar la fecha de caducidad en el dorso del saco de pienso habéis
comprobado que es de un año o más, os habréis preguntado cómo se
mantiene ese alimento expuesto al aire una vez abierto durante tanto tiempo.
Pensad detenidamente. O bien lleva sustancias químicas que evitan cualquier
proliferación de organismos que lo oxiden y lo degeneren —que tu perro
ingiere a diario—, o bien con el tiempo va perdiendo aún más valor nutritivo
sin que se estropee, pero le estarás dando de comer a tu perro un alimento
que, si ya de por sí es poco saludable, cada día que pasa ese saco abierto lo
que hubiera de nutritivo en él lo va perdiendo progresivamente hasta que se
agota.
Quizás nos parezca más natural y saludable un pienso conservado con
vitaminas. Definitivamente, son preferibles como conservantes frente a los
químicos. Pero nos equivocamos. Las vitaminas artificiales pueden suponer a
largo plazo una sobrecarga para los riñones y el hígado de nuestros perros.
Además, se ha demostrado que las vitaminas artificiales obstruyen los
receptores celulares que asimilan las vitaminas, y evitan que el organismo
pueda absorber las de origen natural, las biodisponibles. De nuevo, la doctora
Jodie Gruenstern3 alerta sobre el uso extendido de vitaminas sintéticas como
antioxidantes para conservar los piensos, o como aditivos nutricionales para
alimentos que han perdido las biológicamente apropiadas en el proceso de
fabricación. Las sustancias que provee la naturaleza en los alimentos no se
pueden imitar en su integridad. Los científicos y las farmacéuticas han
elaborado moléculas parecidas a partir de derivados de la industria como el
alquitrán, el amoniaco, la acetona o el formaldehído, entre otros. Aunque en
un principio pueda parecer que funcionan, el lastre de los efectos secundarios
debido a su uso prolongado incluye las enfermedades relacionadas con las
deficiencias de esas mismas vitaminas. Según Gruenstern, no es lo mismo
ingerir la vitamina B5 (ácido pantoténico) de yemas de huevo, carnes,
vegetales o legumbres, que su versión sintética, que se fabrica a partir de
isobutiraldehído y fomaldehído para obtener pantotenato de calcio, del que se
extrae la vitamina B5 sintética. Aunque asegura que los aditivos sintéticos
son necesarios para que tu perro sobreviva comiendo pienso sin que se le
caiga el pelo, desarrolle escorbuto o se muera de anemia u otras
hematopatías, también afirma que en este formato artificial tu perro no morirá
pero presentará problemas asociados con deficiencias o sobredosis
vitamínicas de todas formas, como enfermedades crónicas y degenerativas.
Se trata de alimentos que no contienen la cantidad ni la calidad adecuadas de
vitaminas. Y no se absorben ni se eliminan correctamente.

OTROS ADITIVOS: LOS MINERALES


En el paquete de un saco de pienso se lee: «Óxido de manganeso, ácido
fosfórico, sulfato de cobre, óxido de cinc y sulfato de hierro», entre otros.
Mientras nos parece que esa gama de pienso contiene un montón de
minerales, y por lo tanto debe de ser muy completa, lo que tú y yo no
sabemos es que todos estos minerales añadidos son de origen artificial. Una
vez más, Gruenstern, en su artículo sobre los minerales y su importancia para
los procesos vitales, nos revela el engaño. Mientras minerales como el hierro,
el cinc, el cobre, el manganeso, el yodo, el calcio, el fósforo y un largo
etcétera son vitales, las versiones que aparecen en los piensos son poco
deseables, pues proceden de procesos artificiales y son compuestos
inorgánicos (sulfatos, óxidos, carbonatos, gluconatos, etcétera), que
Gruenstern define como sucedáneos minerales que no pueden cumplir las
funciones integrales de los minerales que se encuentran en estado natural en
los alimentos. Su ingesta a diario puede acarrear un sinfín de problemas
degenerativos en sistemas como el neurológico, el musculoesquelético y el
inmune, y ser causa de enfermedades cardiovasculares, por poner algunos
ejemplos. La correcta mineralización de un organismo depende de dos
factores: la cantidad y la calidad de esos minerales. Así, nos creemos que los
piensos están estudiados para ofrecer dietas equilibradas, y nuestros
veterinarios nos dicen que ningún alimento natural puede imitar la perfección
de los piensos, sobre todo los de gamas más altas. Pero estos dos factores no
se tienen en cuenta.
La calidad de un mineral es muy importante, y solo los que derivan de
alimentos frescos son los que se pueden absorber y asimilar correctamente.
Todo mineral de una fuente artificial no puede competir con la calidad de los
minerales que se extraen de forma natural de los alimentos frescos al
digerirlos. De hecho, minerales de origen no alimenticio —según Gruenstern
— pueden desembocar en la incapacidad del organismo para absorber y
metabolizar otros minerales. Por otro lado, la cantidad de los minerales es
igual de importante. Existe una necesidad de mantener el equilibrio entre
varias parejas de minerales, como calcio-fósforo, calcio-magnesio, sodio-
potasio, cinc-cobre. La ingesta de demasiado calcio puede reducir la
absorción necesaria de fósforo, y como consecuencia se desestabiliza el pH
del organismo. Dicho de otro modo —como afirma el doctor Shynia—, si
hay demasiado fósforo en la dieta, para compensar, el organismo extraerá el
calcio de los huesos con el fin de reequilibrar el ratio necesario para mantener
el pH, lo que puede degenerar en osteopatías prematuras. Precisamente este
es uno de los factores detrás de la reciente teoría que relaciona la
alimentación a base de piensos con la proliferación de problemas
osteomusculares en perros cada vez más jóvenes. El doctor Ian Billinghurst,
fundador de la dieta BARF (ACBA), entre otros muchos veterinarios
concienciados con la alimentación natural, alerta sobre la necesidad de que
los perros coman carne y huesos naturales para una correcta absorción del
calcio y el fósforo, que contrarrestaría esta tendencia.

INGREDIENTES AUSENTES EN LA MAYORÍA DE PIENSOS


Hemos hablado de los ingredientes que hay en los piensos, pero veamos
también esas sustancias de las que carecen. Podríamos calificar a los piensos
como alimentos muertos. La naturaleza está llena de vida, hasta niveles
microscópicos. Gracias a la ciencia y la tecnología, hemos descubierto que la
vida emerge a partir de microorganismos que llamamos bacterias y que sin
ellas muchos procesos vitales no tendrían lugar.
Hoy abunda la información sobre los prebióticos y probióticos, y se
introducen en las dietas como suplementos o en forma de nutracéuticos. Estos
microorganismos son fundamentales para la digestión y la asimilación de
nutrientes. De hecho, el tracto intestinal de los seres vivos se compone de
colonias de bacterias que son positivas y necesarias. Se dice que son la
primera línea de defensa, y suponen una parte importante del sistema inmune
de los animales. Hay pocos piensos en el mercado que los contengan, y si los
llevan, se han añadido posteriormente a la cocción, ya que estos perecen
cuando se exponen a altas temperaturas, y aun así su integridad no está
garantizada en los sacos.
Sin probióticos, el sistema digestivo es un desastre. Por las membranas
de los intestinos se cuelan sustancias tóxicas (síndrome de intestino
permeable), se altera el pH, se irritan las mucosas y los alimentos pasan a las
heces sin que se absorban sus propiedades nutritivas. Es frecuente encontrar
animales con problemas digestivos de todo tipo que se alimentan a base de
piensos: gases, diarreas, mucosidad excesiva… Y, a partir de esto, problemas
de piel asociados a una alimentación tóxica y deficiente. De nuevo se
relaciona la proliferación de problemas osteomusculares, como la artrosis o
las roturas de ligamentos entre otros, a un sistema digestivo que no favorece
la absorción de calcio y que altera el equilibrio calcio-fósforo en el
organismo, lo que a su vez desemboca en un sistema óseo débil. Los perros,
en particular, presentan en edades cada vez más tempranas problemas de
huesos, y la rotura de ligamentos cruzados, como dice Domingo Vida,
alcanza proporciones epidémicas.4
Conviene señalar que el crecimiento disparado de enfermedades
degenerativas, crónicas y autoinmunes que padecen los perros no solo está
ligado a una alimentación artificial y deficiente. La sobrevacunación (la
práctica de revacunación anual) se relaciona con una gran variedad de
enfermedades, entre ellas, muchos tipos de cáncer.5 Hay una creciente lista de
veterinarios valientes, como Schultz y Falconer, que se enfrentan al sistema
abogando por el abandono de la práctica de revacunación anual, por la
sobrecarga que supone para el sistema inmune y otros centros vitales de los
perros.
Las enzimas son otros de esos elementos importantes que están ausentes
en los piensos. Oímos hablar mucho de las enzimas y su suplementación en
humanos, sobre todo desde la publicación de los libros del doctor japonés
Hiromi Shinya, que mencioné antes, autor de La enzima prodigiosa. Las
enzimas son pequeñas cadenas de proteínas (aminoácidos) que también son
fundamentales en los procesos que animan la vida. Como los
microorganismos, intervienen en casi todos los procesos orgánicos. En sí, las
enzimas son catalizadores que aceleran estos procesos y permiten que nos
podamos desarrollar en el tiempo. Sin las enzimas, por sí solos, estos
procesos tardarían demasiado y la vida no sería posible (véase «Enzimas» en
Wikipedia). Las enzimas se destruyen a partir de los 70 °C de temperatura,
por lo que, como ocurre con los microorganismos, si no se suplementan, no
existen en los piensos. A día de hoy no conozco ni un solo fabricante de
piensos que añada enzimas a sus recetas, pero puedo estar equivocada,
porque son cada vez más las marcas que producen piensos que se están
poniendo a la orden del día para satisfacer la demanda de personas
informadas que no tienen tiempo para cocinar para sus animales y buscan una
alimentación industrial que tenga todos estos factores en cuenta.
Los seres vivos producimos enzimas en la saliva, en el páncreas,
etcétera, pero necesitamos ingerir alimentos que las contienen, porque no
producimos todas las que requiere nuestro organismo. Así, los perros que
comen pienso a diario tienen un problema, porque no pueden conseguirlas de
su alimentación. A estos perros les veremos comer las heces de otros
animales, así como las propias, lamer las paredes, los muebles, el suelo, tus
manos, tu boca, en un desesperado intento de conseguirlas para sobrevivir.
Aun así no consiguen las suficientes, ni la variedad que precisan. Una dieta
carente de enzimas conlleva una serie de procesos degenerativos derivados de
la intoxicación y el envejecimiento prematuro. Según Shinya, es fundamental
comer alimentos frescos, crudos y cocinados a baja temperatura para asegurar
una dieta rica en enzimas. La contaminación del aire y del agua, los alimentos
y sustancias que convierten el pH en ácido, como en los alimentos
industriales, son agresiones que requieren muchas enzimas para depurar el
cuerpo y equilibrar su pH. Si los factores agresivos superan la capacidad para
asimilar, tratar y depurar, se favorecen los procesos degenerativos y las
enfermedades autoinmunes, como el cáncer. El índice de cáncer en los perros
supera ya el de los humanos. En Estados Unidos ahora el 50 por ciento de la
mortalidad en perros se debe al cáncer
(http://www.thedogcancertreatment.com/canine-cancer-symp toms/). Cuando
hablo con veterinarios españoles, me dicen que el cáncer es la primera causa
por la que se eutanasian animales. Thomas Sandberg, de
www.longlivingpets.com, ha iniciado un estudio que se prolongará quince
años en el que mil perros comerán diferentes dietas crudas para demostrar
que la alimentación a base de piensos está detrás de muchos tipos de cáncer.
Asegura que sus perros de raza gran danés, cuya expectativa de vida es en la
actualidad de unos nueve años, sobreviven hasta los trece o catorce, y está
convencido de que el motivo es que se alimentan con una dieta cruda.
4

LA TENDENCIA GRAIN FREE

Grain free se refiere a un alimento libre de cereales, en inglés. La tendencia


en los países anglosajones ya es viral. En España veremos en poco tiempo
cómo proliferan los sacos de pienso en las estanterías de tiendas y clínicas
veterinarias con este lema, anunciando fórmulas libres de cereales. Pero si
hasta ahora los piensos contenían hasta un 70-80 por ciento de cereal, ¿qué
pasa con los cereales? ¿Debemos asustarnos y dejar de dar arroz y trigo a
nuestros perros?

Enlazando con información que he compartido en los capítulos


anteriores, la moda de reducir o eliminar los cereales de las dietas de los
perros y gatos tiene que ver con varios factores. Para empezar, la sociedad en
esta parte del mundo se está dando cuenta de que algo pasa con los piensos y
la salud de los animales de compañía. Mucho tiene que ver en ello el exceso
de cereales y subproductos en los piensos. Las personas informadas los
rechazan completamente o los añaden a las dietas crudas y caseras en
proporciones muy inferiores.
En segundo lugar, a medida que veterinarios como Richard Pitcairn, Ian
Billinghurst, Karen Becker, o personas como Diane Stein, han publicado
libros sobre las deficiencias de los piensos, animando a las personas a volver
a una alimentación más natural y apropiada para los animales, se ha creado
un movimiento que intenta imitar la dieta de los cánidos salvajes, de modo
que los cereales se han eliminado prácticamente de los comederos
particulares. A esta dieta se la conoce como «Dieta Cruda», además de los
acrónimos BARF o ACBA, pero también como «Dieta Ancestral». Bajo el
paraguas de la dieta cruda, existen ya varias escuelas: las que incluyen algo
de cereales y las que los rechazan al cien por cien.
De fondo escuchamos historias de miedo acerca de las sustancias
cancerígenas que contienen los cereales: transgénicos, fertilizantes,
insecticidas y herbicidas químicos, gluten, almidón… Descubrimos asimismo
que, de los cereales que se cosechan, los subproductos indeseables y no aptos
para el consumo humano son los que se echan a la cazuela de la mayoría de
piensos.
Por otro lado, en 2013, un estudio publicado en la revista Nature,
realizado en la Universidad de Uppsala (Suecia), concluía que, aunque el
perro es prácticamente carnívoro, se ha adaptado a una dieta más omnívora.
Su genética ha evolucionado más que su ancestro, el lobo, para ser capaz de
digerir y asimilar nutrientes a partir de los cereales y otros hidratos de
carbono. Aunque este estudio, asegura el doctor Richard Patton, fue riguroso
en su enfoque y realización, no demuestra que el perro pueda desarrollarse
correctamente con una dieta alta en almidones. Es decir, el perro puede
sobrevivir comiendo pan y pasta, pero no será un animal sano, pues
alimentarse, esencialmente, de hidratos de carbono no es su naturaleza.
EL PERRO ES DE ORIGEN CARNÍVORO
Quiero hacer hincapié en este concepto: el perro es por naturaleza y
principalmente carnívoro. Por más que haya estudios que demuestren su
capacidad de adaptación, un perro no puede estar ingiriendo entre el 70-80
por ciento de cereales en su dieta —se podría decir que, aunque no le mate, le
va a causar muchos problemas—. A simple vista lo demuestran su boca y su
dentadura. Esta es protuberante para facilitar la caza de presas, y su
mandíbula exhibe toda una serie de piezas dentales diseñadas para desgarrar
carne y tejidos o triturar huesos. El cánido no posee dientes con los que pueda
moler plantas o granos de cereal. Hiromi Shinya, enterólogo japonés, entre
otros expertos, asegura que la dentadura es la que revela cómo debería ser la
dieta natural de cada especie. Los humanos, por ejemplo, tenemos un total de
treinta y dos dientes, incluyendo las muelas del juicio, de los cuales ocho son
incisivos, cuatro son caninos y veinte son molares. Según él, esto indica que
el 85 por ciento de la dieta humana debería estar compuesta por materia
vegetal y el resto, de alimentos animales. Aplicando esta teoría a los perros,
podríamos concluir que la dieta del perro debería ser casi totalmente de
origen animal.
En la búsqueda por imitar su dieta natural, se han descubierto varias
circunstancias especiales. Para empezar, los seres vivos necesitamos de una
enzima llamada amilasa para poder digerir y asimilar el almidón de los
cereales. Las especies caninas producen muy poca, y no la consiguen
fácilmente. Los humanos, sin embargo, aparte de producirla en el páncreas, la
segregamos de nuestras glándulas salivares, de modo que, al introducir
alimentos almidonados en la boca, estas se activan y empezamos a digerir los
cereales nada más comenzar a masticar. El perro no tiene esta habilidad, por
lo que, si no la consiguiera lamiéndote la boca varias veces al día (y no creo
que se lo vayas a permitir…), no puede digerir grandes cantidades de almidón
ni asimilar los nutrientes de los cereales correctamente. Este simple hecho ha
convencido y motivado a muchas personas a buscar alimentos bajos en
cereales para sus perros, o cambiarlos a una dieta casera cruda o cocida, con
muy poco o nulo contenido de cereal.
No obstante, podríamos argumentar que, desde que el perro dejó de ser
salvaje y se unió al hombre, lleva entre diez mil y treinta mil años (la cifra
varía según las fuentes) comiendo nuestras sobras o lo que les hemos
cocinado, de tal modo que como especie se ha podido adaptar genéticamente
para comer más cereal que sus congéneres salvajes (según el citado estudio
publicado en Nature). Pero el problema está en los porcentajes y las
calidades. El hecho de que los alimentos comerciales lleven altos porcentajes
de cereal, sus subproductos y toxinas se considera la causa de que los perros
y los gatos estén tan enfermos. No están comiendo alimentos biológicamente
apropiados para ellos, y se envenenan lenta y sutilmente, sin que tú ni tu
veterinario os deis cuenta y sepáis por qué. Un alto índice de almidón en la
comida del perro está relacionado con varios problemas de salud como
obesidad, diabetes, tiroidismos y pancreatitis. Hay que tener en cuenta que
los hidratos de carbono se convierten directamente en azúcares. Un pequeño
porcentaje puede ser saludable y aportar energía si el sistema digestivo del
animal sabe convertirlo, pero si hablamos de porcentajes muy elevados, el
sistema inmune y endocrino del animal se descompensa. Según afirman
Karen Becker y Beth Taylor en su libro Dr. Becker’s Real Food for Healthy
Dogs and Cats, el páncreas se sobrecarga al tener que producir la amilasa
suficiente para descomponer el almidón, y segrega insulina para mitigar el
exceso de azúcares en la sangre; las glándulas adrenales se ponen en
movimiento para producir cortisol al detectar un descenso de azúcar en la
sangre, y el engranaje entra en un proceso peligroso en el que el sistema
inmune se ve suprimido. Si a esto añadimos que la mayoría de los perros de
las ciudades lleva una vida sedentaria, con la consiguiente energía
almacenada que no pueden quemar, el resultado es que, además de padecer
obesidad, pueden empezar a mostrar problemas de comportamiento, como
ansiedad, hiperactividad y agresividad, a causa del exceso de azúcar y
cortisol en la sangre.
Considerar que un carnívoro puede alimentarse prácticamente de materia
vegetal es, en mi opinión, una creencia equivocada. A pesar de que se piensa
que un alto índice de proteína es perjudicial para los riñones en humanos,
esto no se puede aplicar a los cánidos, cuyo sistema digestivo está hecho para
extraer toda una serie de elementos nutritivos de la carne y sus grasas, las
vísceras y los huesos. En el artículo de Dogs Naturally Magazine «Why Your
Dog Needs More Meat and Fewer Carbohydrates» («Por qué tu perro
necesita más carne y menos hidratos de carbono»), se alude a la teoría de que
el aumento de insuficiencia renal en perros es causada por una dieta alta en
proteína, cuando esta insuficiencia se debe a que el tipo de proteína que
contienen los piensos es de muy baja calidad y esta daña los riñones. Como
dice Domingo Vida, la suela de tu zapato puede calificarse como una fuente
de proteína, pero es indigerible y dañará los riñones. Según él, muchas de las
fuentes de proteína en los piensos se podrían comparar con la suela de un
zapato: picos, pezuñas, plumas y piel. Así que no hay que tener miedo de
proporcionar carne de alta calidad a los perros. Son carnívoros, y se está
demostrando que no les favorecen los altos niveles de hidratos de carbono en
sus dietas. En el mismo artículo se mencionan estudios realizados en la
Universidad de Colorado que relacionan los alimentos procesados a base de
hidratos de carbono con una de las causas de las deficiencias vitamínicas,
como la C y las B. Según Theodore van Itallie, de la Universidad de
Columbia, cuanto más hidrato de carbono hay en la dieta, más necesidad
habrá de suplir estas vitaminas. Un motivo más para reducir los cereales de la
dieta de nuestros perros.
Sin embargo, lejos de querer formar parte de la rama radical de esta
corriente que demoniza los cereales y los elimina por completo de la dieta de
los perros, creo que todo con moderación es lo más favorable. Como decía el
doctor Hahnemann, padre de la homeopatía moderna, el veneno es solo
cuestión de cantidad. Si partimos de la idea de que los cánidos que se
alimentan de presas ingieren los alimentos contenidos en los intestinos de
estas, y queremos acercarnos a ese tipo de alimentación, un pequeño
porcentaje de cereales no hará daño al perro, y su organismo podrá asimilarlo
sin problemas.
En fin, toda esta información puede resultar una auténtica pesadilla, y
por ello existe una corriente de propietarios de perros que no quiere ni ver
cereales en la dieta de sus queridos perros, y así el grain free está a la orden
del día en la nutrición canina de vanguardia.

LOS PIENSOS GRAIN FREE


Las empresas innovadoras se apuntan a esta tendencia y en las grandes
superficies dedicadas a la venta de alimentos y accesorios para mascotas en
Estados Unidos y Reino Unido han aparecido en los últimos tres años más
pasillos con piensos grain free que piensos a base de recetas tradicionales.
Visito estos países a menudo, y en mis viajes aprovecho siempre para
acercarme a algún establecimiento de PETCO, en América, o Pets at Home,
en Inglaterra. Me gusta pasearme por los pasillos para ver las novedades en
esos países, porque el mundo en torno a los animales de compañía está
mucho más desarrollado allí. España no les va a la zaga, pero tiene mucho
que aprender todavía. En estos hipermercados he visto un cambio radical en
la venta de alimentos preparados para perros y gatos. Si bien anteriormente la
mayoría de los expositores desplegaba diferentes gamas de las empresas más
grandes, como Hill’s, Iams-Eukanuba, Purina (conocida en España como
Affinity) y Science Plan, de repente, hace cinco años, comenzaron a surgir
piensos de casas desconocidas con atractivos sacos que mostraban la imagen
de un lobo o un paisaje montañoso para identificar su producto como uno de
esos que se desmarcan de lo tradicional para vender una dieta más natural.
Acana, Orijen y Natural Choice eran algunas de esas nuevas marcas. Pero
hace dos años aparecieron sacos en los que podía leerse, con grandes letras,
«GRAIN FREE», y estos ocupaban un pasillo por establecimiento. En 2014,
de un pasillo pasaron a tres, y los tradicionales ocupaban tan solo uno o dos,
relegados a la parte trasera del establecimiento. Además, han comenzado a
estar presentes los congeladores y vitrinas refrigeradas con toda una selección
para los paladares de los perros que siguen las dietas crudas o caseras. Es
todo un cambio de rumbo con respecto a la alimentación de los perros,
marcada por las exigencias de los consumidores de esos países. ¡Bravo! Pero
¡ojo! Siguen siendo alimentos industriales y manipulados. Nada ni nadie
puede competir con una dieta hecha en casa.

CAMBIO DE PARADIGMA

Siguiendo estos descubrimientos, y buscando la dieta ideal desde que empecé


a alimentar a los perros, mis teorías han cambiado y los porcentajes de
alimentos han atravesado un proceso de evolución continua. De hecho,
todavía no he encontrado la fórmula perfecta, pero creo que no existe, y
muchos nutricionistas y veterinarios a los que sigo estarán de acuerdo
conmigo. Lo que sí sabemos es que los piensos con o sin cereales, con o sin
materias primas de alta calidad, con o sin aditivos artificiales no son un
alimento correcto por todas las razones que he explicado, y más. Las dietas
industriales a base de pienso no pueden seguir siendo el alimento básico que
reciben los animales, por muy estudiados o por buenas que sean las
intenciones de los que los fabrican. Es de lógica, de sentido común. Si nos
paramos a pensar, aplicado a nosotros mismos… ¿comeríamos galletitas, tipo
Biomanán, que están perfectamente equilibradas, según sus fabricantes, a
diario y durante toda nuestra vida? Hay gente que lo hace, pero lo más
probable es que padezcan por ello a la larga. ¿Y qué decir del placer? ¿Acaso
los animales no son seres emocionales que pueden sentir dolor o placer?
Desde luego ya no es solo por una cuestión de salud y longevidad, sino de
disfrutar comiendo. Y un perro es feliz comiendo natural. No hay más que
verlo.
¿Por qué, entonces, someterlos a una comida mala, muerta e insípida?

SOBRE VETERINARIA Y NUTRICIÓN


Nuestros veterinarios son los profesionales en los que depositamos toda
nuestra confianza con respecto a la salud de nuestros animales de compañía.
El hecho de que lleven la bata y el fonendoscopio alrededor del cuello nos
lleva a creer que saben lo que es mejor para ellos en todos los aspectos. Pero,
como en cualquier profesión, existen todo tipo de veterinarios. Los hay muy
buenos y los hay no tan buenos. A pesar de todo, hay algo que tienen todos
en común, y es que todos han estudiado veterinaria en alguna universidad, y
como el mismo Richard Pitcairn y los veterinarios de su especie admiten, en
estas instituciones, a día de hoy, la materia de nutrición que se imparte es
gravemente deficiente. Existe otro factor más preocupante aún, y es que las
grandes productoras de piensos se encargan de procurar el pienso que comen
los animales que se mantienen en las instalaciones de estas universidades, y
patrocinan generosamente el material de estudio. Cuando he buscado láminas
sobre el sistema endocrino y digestivo del perro en Internet, me he
encontrado con el logo de alguna de estas casas en la esquina de la
ilustración. Este es el fondo del problema. Resulta que la mayoría de nuestros
veterinarios salen de la facultad adoctrinados por la industria del pienso.
Desde sus años de formación en las universidades, estas empresas están ahí,
en el meollo de la ciencia veterinaria. Las grandes farmacéuticas también
están presentes, para asegurarse de que los veterinarios se convierten en sus
mayores aliados, y acaban siendo sus mejores representantes y distribuidores.
Os parecerá sorprendente mi atrevimiento, pero no soy yo la que lo ha
descubierto. Lo afirman profesionales, como los que ya he mencionado, que
se han dado cuenta al ver enfermar a los animales de sus clientes. Laura
Domínguez, veterinaria española que ejerce en Canadá desde hace veinte
años, me expresó su consternación acerca de cómo los veterinarios como ella
salen de la universidad con mucha información sobre patologías, pero sobre
nutrición solo saben contar calorías. Están capacitados para recomendar un
tipo de pienso u otro, según la patología que sufra tu animal, o un cambio de
proteína y fuente de hidrato de carbono para mitigar alergias, como mucho.
Para esto, esas mismas empresas se han aprestado a crear fórmulas que
supuestamente remedian problemas de salud, muy probablemente generados
por las deficiencias que provoca la alimentación a base de pienso. En las
estanterías que exponen las clínicas veterinarias abundan las fórmulas para
problemas digestivos, obesidad, alergias, insuficiencia renal o hepática. Es
muy triste, pero mucho me temo que si tu veterinario no se ha desmarcado
del sistema actual y ha investigado por su cuenta, es muy probable que sepa
muy poco acerca de lo que realmente es una dieta sana, fresca, natural, rica
en proteínas de alta calidad, rica en sustancias naturales, o lo que se ha dado
en llamar «whole foods», alimentos completos; es decir, puros, sin adulterar o
manipular, llenos de vitaminas, ácidos grasos, enzimas, probióticos, etcétera.
En 2011 consulté a la veterinaria encargada del departamento de
nutrición de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de
Barcelona sobre cómo alimentar mejor a un perro que sufría de diarreas
crónicas. Únicamente me supo recomendar un pienso especial para el
problema que padecía. Cuando le pregunté si me podía dar una alternativa
natural, no supo qué contestarme. Peor aún: me dijo que las dietas caseras
eran peligrosas para los perros. Esta es la respuesta que darán muchos
veterinarios, porque eso es lo que aprenden en las facultades, y lo creen
firmemente. Lo que ocurre es que sencillamente desconocen de qué hablan.
Es cierto que una dieta carente de nutrientes vitales es un peligro para la
salud de cualquiera. Tanto si se trata de un pienso o de una dieta natural, la
cantidad inapropiada de algún nutriente desencadena con el tiempo
deficiencias que más tarde generan enfermedades crónicas. Es importante a la
hora de elaborar menús naturales que se tengan en cuenta las necesidades
básicas de los perros. Para los que se aventuran a tomar las riendas de la
nutrición de sus perros, ante la duda se suele recomendar algún complemento
nutricional biodisponible, como la espirulina, para que el organismo del perro
pueda compensar cualquier deficiencia.
Amamos a nuestros animales como si fueran miembros de nuestra
familia, y queremos darles lo mejor. Deseamos que estén con nosotros el
mayor tiempo posible, en las mejores condiciones posibles. En realidad,
quisiéramos que permanecieran a nuestro lado para siempre, pero si su
expectativa de vida ya es corta, no queremos arriesgarnos a jugar con su
salud. Contesto muchos correos de personas muy perdidas respecto de la
nutrición que deberían recibir sus animales, en los que me preguntan cómo
introducir un animal a una dieta natural. Muchas de esas personas recurren a
otros medios al haber perdido la confianza en su veterinario, porque tan solo
les saben aconsejar cambiar de pienso cuando surge algún problema. Estas
personas dejan de confiar en su propia capacidad, porque el profesional les ha
atemorizado sobre la comida casera o cruda, aludiendo al peligro que pueden
correr los perros si no reciben una dieta perfectamente equilibrada. Están
hechas un lío y seguro que, aun sintiendo que puede ser lo mejor para sus
animales, no se atreven a hacer el cambio a causa de ese miedo que les han
infundido.
La realidad es que los perros podrían vivir más y mejor si cambiáramos
no solo la alimentación, sino toda una serie de pautas en sus vidas que
nosotros, sus dueños, les marcamos. Por suerte, este paradigma está
cambiando. Estados Unidos y Reino Unido encabezan el surgir de una nueva
generación de veterinarios que abogan por otro tipo de alimentación y
bienestar. Han llegado a la conclusión de que su formación es insuficiente y
equivocada en algunos aspectos. Investigan o se forman en otras medicinas
alternativas (acupuntura, homeopatía, fitoterapia, terapias manuales,
energéticas, etcétera). A estos profesionales se les conoce como veterinarios
holísticos. Son aquellos que han descubierto que la salud no depende de un
factor aislado sino de un todo. La homeopatía y la medicina tradicional china
enseñan que no hay enfermedades sino enfermos, y que la salud depende del
equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu; alimentación sana y fresca, un
entorno seguro y emocionalmente estable, ejercicio físico moderado y una
intervención mínima de medicación química. Estos veterinarios se concentran
en fortalecer el sistema inmune de sus pacientes de una forma sana y natural,
alejándose de los métodos convencionales, como las vacunas,
desparasitaciones internas y externas, y tratamientos excesivos con
antibióticos y antiinflamatorios esteroideos o no esteroideos.
La buena noticia es que en España está surgiendo este cambio también,
y ya contamos con una generación de veterinarios que se apuntan a la
tendencia que se vive en el extranjero desde hace ya décadas. Con estos
profesionales a la cabeza de la profesión veterinaria, es cuestión de tiempo
que desaparezcan los sacos de las estanterías de las clínicas, y en cambio se
vean congeladores o refrigeradores con comida natural cruda y cocida, con
ingredientes de calidad y amor en las recetas.
He incluido al final del libro una sección de consejos para el cuidado del
perro que, junto con la alimentación natural, pueden optimizar la salud de tu
compañero. Se basan en mi experiencia y espero que sirvan para que tú y tu
perro disfrutéis de mucho tiempo juntos en buena salud.
5

HACER EL CAMBIO

Hemos visto por qué tiene sentido cocinar para tu perro. También hemos
visto por qué es mejor dejar los sacos de pienso para momentos puntuales,
como tú y yo recurrimos a una pizza congelada o nos acercamos al
restaurante de comida rápida cuando no tenemos tiempo de cocinar. Bueno, a
decir verdad, estoy asumiendo que cocinas para ti y que utilizas ingredientes
frescos en tu dieta, pero quizás esté equivocada y quieres hacer un cambio
para tu perro pero no has pensado en ti. Quizás este libro te esté abriendo los
ojos, no solo para alimentar mejor a tu compañero de cuatro patas, sino que,
al mismo tiempo, te estoy animando a hacer el cambio junto con tu perro.
Espero que así sea y ambos ganéis en salud, volviendo a una dieta natural y
casera, hecha con conciencia y amor.

Cocinar para tu perro no es ni caro ni tiene por


qué consumir mucho tiempo. Hecha con inteligencia,
la dieta casera puede salir muy económica y
prepararse en un santiamén. Existen fuentes de
proteína animal muy baratas, sin dejar de ser buenas,
y quizás lo primero será encontrar un
establecimiento cerca de tu casa que te pueda vender
vísceras, como corazón, hígado, bazo, riñones, huesos de rodilla, etc. Todas
estas carnes son altamente ricas en minerales, vitaminas, enzimas; en fin,
todo lo que necesita tu perro. Si tu bolsillo te lo permite, puedes incluir
pechuga de pollo o cortes de carne más típicos de la comida humana. Las
verduras y las frutas más baratas son las más ricas e interesantes para tu
perro, como las acelgas o las espinacas, la calabaza y el calabacín, o el tomate
y las manzanas en temporada. Es cuestión de ver qué está de oferta en ese
momento. Además, no necesitan mucha cantidad de estos ingredientes. De
nuevo, si tu bolsillo te lo permite, puedes añadir a la receta ingredientes más
sofisticados, pero, por lo general, el perro es feliz y rebosa salud con los
alimentos más sencillos.
El tiempo vuela en nuestra sociedad. A decir verdad, no sé por qué, pero
parece que cada vez tenemos menos tiempo. Quizás hagamos más cosas, o
los móviles nos absorben más de lo que queremos admitir. El hecho es que
cada vez cocinamos menos. Pero si lees esto es porque quieres intentarlo, y
en mi mano está ponértelo tan fácil que no tengas excusas.
Verás a continuación muchas recetas que se preparan en 5-10 minutos.
Y nadie puede decir que no dispone de ese tiempo. En el fondo es cuestión de
cambiar el chip. De no hacer una montaña de algo que es verdaderamente
sencillo. Nuestra comida es más elaborada, pero la de tu perro puede ser muy
simple y él no objetará nada si el calabacín lleva piel o la carne está poco
hecha. Hacer un cambio cuesta siempre, es incómodo. Intenta cruzarte de
brazos al revés de como lo haces normalmente. ¿Cómo te sientes?
¿Incómodo? Pues eso es solo al principio, hasta que se crea un nuevo hábito.
Sois afortunados los que tenéis perros pequeños, porque, aparte de barato,
podéis en un mismo día hacer comida para toda la semana, aunque no lo
recomiendo (se van perdiendo valores nutricionales en el tiempo y la
congelación). Pero si es cuestión de tiempo, pues, por favor, no dejéis de
hacerlo, aunque a mí me parece que no es lo más conveniente. Será siempre
mejor que abrir un saco de bolitas.
En casa yo he llegado a tener siete perros, y lo único que hice fue
cambiar el tamaño de la olla. Igualmente tenía que ir a comprar para mi
marido y para mí, y el tiempo de cocción se alargó tan solo unos minutos. Es
cuestión de abrir el fuego un poco más. A la carnicera le pedía que me cortara
la carne en tacos, y así me facilitaba la tarea en casa. Luego encontré una
carnicería marroquí que me lo trae a casa y que me sirve carne halal.6 Vaya
chollo. A lo mejor puedes buscarte atajos y trucos para que así cocinar para tu
perro no suponga un gran esfuerzo.
Lo que es importante es saber un par de cosas antes de empezar…
Si tu perro es adulto y ha comido pienso a lo largo de su vida, lo más
seguro es que su sistema digestivo esté delicado por dos razones. La primera
porque está acostumbrado a un tipo de alimentación muy fácil de digerir. El
pienso es un alimento «precocinado» para que, en principio, tu animal no
tenga dificultades para digerirlo. Su sistema está acostumbrado al mismo tipo
de alimento desde cachorro, y no produce las enzimas o jugos gástricos que
necesitaría para comer un hueso carnoso o un hígado de pollo semicrudo. Por
lo que, antes de hacer el cambio de dieta, igual que te han aconsejado en el
pasado con los piensos, los cambios se han de hacer despacio y
progresivamente. Puedes tomarte un mes para empezar a introducir alimentos
cocinados en su pienso, e ir retirando este poco a poco. Así permites que el
sistema del animal despierte de su letargo y comience a producir las
sustancias necesarias para digerir los nuevos alimentos. Es muy probable que
al principio tu perro haga deposiciones blandas o cubiertas de mucosidad. No
hay por qué alarmarse, es normal. Más adelante hablo de los ingredientes
complementarios como los probióticos (reparadores de flora intestinal) o el
tomillo (vermífugo o antiparasitario interno) para que este tránsito sea
armonioso.

GUSTOS Y NECESIDADES DIFERENTES


Un chihuahua no tendrá las mismas necesidades ni le gustarán las mismas
cosas que a un San Bernardo. Un cachorro de labrador comerá cualquier
cosa, y un bulldog inglés de diez años necesitará una dieta más blanda y
sabrosa. Así que, aunque en este libro se establezcan pautas, tendrás que
descubrir qué tipo de alimentación natural le conviene más a tu perro.
Preparar y cocinar la comida para tu fiel amigo debe convertirse en un
proceso intuitivo, ya que no es una ciencia. La ciencia, hoy por hoy, aún no
puede explicar toda la inteligencia que hay detrás de los procesos vitales que
nos permiten convertir los alimentos en nutrientes. Tampoco puede decirnos
qué cosas necesitamos exactamente las personas para estar sanas. Si te fijas,
dependiendo de los estudios que se hagan y se publiquen, las pautas que
marca la sociedad para llevar una alimentación sana y equilibrada se van
modificando. Antes las grasas eran insalubres y había que eliminarlas de las
dietas humanas; ahora se ha descubierto que, sin ellas, muchos procesos
biológicos sufren. Con los animales ocurre lo mismo. Dependiendo del
profesional con quien hables te dirá una cosa u otra, y te puedes volver loco.
Cada maestrillo tiene su librillo y opiniones hay de todos los colores. Te
recomiendo que leas mucho. Que investigues. Pero sobre todo que desarrolles
tu intuición para poder averiguar qué es lo que podría ser mejor para tu perro.
Solo tú conoces bien a este animal. Sabrás cuáles son sus preferencias, su
estilo de vida, su carácter y sus necesidades. Si tienes varios animales en
casa, verás que a uno le encanta la fruta y otro es puramente carnívoro. ¿Vas
a obligarlos a todos a comer por igual? Pues no.
Al principio es lógico dudar, inquietarse si aparecen diarreas o
mucosidad en las heces o algún vómito. Te preocuparás por aquello que te
han dicho de que la dieta debe ser perfectamente equilibrada, y tampoco
sabemos qué es eso, porque no hay nadie que lo sepa con certeza, por mucho
que uno lea o estudie. Hay que asumir esta realidad. Por ello te animo a que
te fijes en cómo comemos los humanos que nos preocupamos de la
alimentación y la salud. Un día preparamos lentejas, otro día ensalada, otro
pescado con verduras, etcétera. Con esto quiero decir que con tus animales
hagas lo mismo, dentro de su cualidad como carnívoro. Un día le puedes
preparar un cocido con corazón y riñones, otro día un risotto, otro día un
suquet de pescado, o unas carcasas de pollo crudas. Mis perros disfrutan de
un menú semanal que es flexible y se adapta a las necesidades de cada uno y
a las estacionales. Atenea (ocho años), que es alérgica al arroz, no lo prueba,
pero le echo unos copos de avena o levadura de cerveza a su plato de vez en
cuando. Goku (seis años) es el más vegetariano de la pandilla, y él se lleva la
ración con más verdura, y de la mesa le doy sandía, patatas, calabacín o pan.
Zen (cinco años) y Maus (dieciséis años) son los más carnívoros, y escupen
cualquier cosa que no sea carne. La verdura se la comen porque la encuentran
ralladita en el jugo de la carne. De vez en cuando comen solo carcasas o
huesos crudos (a excepción de Maus, que es demasiado pequeña y ya mayor).
En invierno siempre comen caliente y les hago congi, una receta china de
caldo de huesos de cerdo y vaca, para tonificar las articulaciones (la incluyo
en el apartado de recetas). A veces le añado las pieles de manzanas cuando
hago macedonia o manzanas al horno. Y el ajo, a pesar de su reciente mala
fama, lo añado entero o partido en trozos grandes, una vez a la semana en
invierno y tres en primavera y verano, para ayudar contra las garrapatas y
gusanos intestinales. Para sazonar y por sus propiedades terapéuticas, utilizo
hierbas medicinales como el tomillo, la salvia o el romero, y especias como la
cúrcuma (al final del libro encontrarás un glosario de alimentos, hierbas y
especias para que puedas saber algunas de sus propiedades y los puedas
incluir en las recetas de tu perro para su beneficio y placer).
Como veis, por lo general, cada día comen diferente, y no por ello es
más complicado. Para mí es un gustazo prepararles su comida y verles
exuberantes y felices. Disfruto haciéndoles recetas nuevas y adaptadas a cada
uno de ellos, sin grandes esfuerzos de tiempo ni económicos. Si quieres
asegurarte de que obtienen todos los nutrientes que necesitan, siempre se
puede añadir un complemento nutricional que aporte vitaminas y minerales
biodisponibles, de origen natural, como puede ser la levadura de cerveza, la
espirulina o el Anima Strath. Existen cada vez más nutricéuticos para
animales en el mercado, pero hay que ver cómo están preparados, y si llevan
vitaminas y minerales sintéticos en su composición.
6

CARNÍVOROS, OMNÍVOROS
Y VEGETARIANOS

El Canis familiaris, comúnmente conocido como perro, es la especie que


más diversidad de razas presenta en el planeta. Estas difieren en colores,
tamaños y morfologías. A esto debemos añadir diferentes estilos y
expectativas de vida. He mencionado que el perro es de naturaleza carnívora,
y por eso sus necesidades nutricionales son diferentes a las nuestras. Sin
embargo, el perro lleva más de diez mil años conviviendo con nosotros y
comiendo de nuestras sobras. Ha medrado como especie en todos los
rincones del planeta y se ha adaptado a la dieta de los humanos allá donde
naciera. Conozco perros que subsisten a base de pan y agua; y viven, y crían.
Conozco perros que, si por ellos fuera, serían prácticamente vegetarianos.
Entonces, ¿cómo se establecen pautas para una dieta adecuada para un perro?
Pues eso mismo me pregunto yo. Se está desarrollando todo un mundo en
torno a la alimentación de los perros. Paralelamente a su integración en el
núcleo familiar, considerados hijos-perros con más frecuencia, parece que los
propietarios nos preocupamos más que nunca por su salud y bienestar, lo que
incluye su alimentación. La industria de la alimentación para animales de
compañía es multibillonaria en Occidente y crece a pasos agigantados desde
hace décadas. Aparecen empresas nuevas con novedosos enfoques para
satisfacer a todo tipo de propietarios y todo tipo de perros. Si hace unos años
existía un par de gamas de piensos, ahora cubren pasillos enteros fórmulas a
medida de ellos; de raza pequeña, de más de siete años, esterilizado, sensible,
hiperactivo, alérgico, obeso, etcétera. Es todo un reflejo de cómo nos estamos
ocupando de proporcionarles el alimento más adecuado según nuestro
criterio. Aquellas personas que confían en sus veterinarios convencionales
alimentarán a sus perros a base de pienso, de la gama tal o cual según su
consejo. Aquellos que nos hemos apartado del camino trillado y buscamos
alternativas a un tipo de alimentación que no nos convence seguiremos las
indicaciones de nuestro veterinario holístico, y, en el caso de no tener acceso
a uno, nos hemos puesto manos a la obra para investigar por nuestra cuenta.
Los que comenzamos hace décadas, hemos recorrido un largo camino y
hemos ido cambiando la dieta que les ofrecemos a nuestros perros. A medida
que probamos lo que les va mejor, a medida que se publica más información
y accedemos a ella a través de libros e Internet, las recetas han ido
mejorando.
El concepto «biológicamente apropiado» está en boca de todos los que
nos tomamos la nutrición de los perros en serio. Hemos llegado a la
conclusión de que a pan y agua los perros pueden vivir, pero no es una dieta
apropiada; que, como vegetariana que fui y vegetarianos que conozco,
podemos prepararles recetas sin productos animales, porque no queremos ser
cómplices de la tortura y muerte de otros animales. Pero, como dice el
veterinario Don Hamilton, también vegetariano, estos tipos de dietas no
sostienen la salud del animal y desencadenan situaciones de malnutrición,
porque, en el fondo, no les estamos dando el alimento correcto, el alimento
que la naturaleza entiende que deben ingerir los carnívoros, como animales
depredadores que son.7
Así pues, el perro es principalmente carnívoro, y su sistema digestivo
está hecho para digerir carne, vísceras y huesos. Su dentadura nos lo
demuestra, su estómago pequeño y corto tracto intestinal nos desvelan su
capacidad para digerir y absorber todos los nutrientes necesarios a partir de
estos alimentos, y nos indica que no está hecho para digerir celulosa a partir
de materia vegetal, o almidón a partir de cereales en grandes cantidades como
lo hacemos los omnívoros o los herbívoros. Aun habiéndose adaptado
genéticamente —por su larga historia junto al ser humano— y pudiendo
digerir mejor estos alimentos que su ancestro el lobo, el perro, para medrar de
verdad, necesita una alimentación compuesta principalmente de otros
animales.
Hace un par de años escribí un artículo con el mismo título que lleva
esta sección. A pesar de defender al perro como carnívoro, animaba a mis
lectores a dejar que fuera el animal el que decidiera qué tipo de dieta deseaba.
Ahora, como entonces, os animo a hacer lo mismo. Yo puedo decir y escribir
muchas cosas, pero en el fondo debes escuchar a tu perro. Yo puedo darte
abundante información, y podrás con el tiempo descubrir más, pero tu
relación con tu perro es la que va a conseguir que este sea feliz y esté sano
comiendo lo que le gusta. Decía antes que yo tengo en este momento cuatro
perros, y cada uno come distinto según sus necesidades y preferencias o
estilos de vida. No estoy diciendo que dejéis que vuestro labrador engulla
todo lo que ve y que devore el contenido de las basuras si así lo prefiere. Hay
razas glotonas que comerán plásticos y cartones, o ropa si pueden. Son,
lamentablemente, aberraciones de la naturaleza que los seres humanos hemos
creado mediante la selección genética. Los perros, por naturaleza, son
inteligentes y supervivientes. De hecho, confío mucho en sus capacidades,
pero sí que hay tipos a los que no se les puede dejar de vigilar. Dicho esto, si
no tienes un labrador o un beagle, u otro perro de raza que ha perdido el
equilibrio natural, puedes probablemente confiar en que tu perro dispone de
una inteligencia que le permite decidir qué le conviene. Vemos perros que
comen hierba, porque de forma natural saben que la hierba les ayuda a purgar
su sistema digestivo. Veremos perros que comen las heces de otros animales,
no porque sean cochinos, sino porque buscan oligoelementos y enzimas que
no consiguen de otra forma. Yo creo que puedes empezar a confiar en tu
perro y darle la posibilidad de tener acceso a toda una serie de alimentos que
pueden beneficiarle y que no necesariamente son exclusivamente de lo que
entendemos como una dieta carnívora. Podemos probar nueces, almendras,
avellanas, queso, yogur, miel, huevos, pan de cereales, frutas y verduras
crudas o cocidas, etcétera. Decía que comer ha de ser, además de una
necesidad, un placer. Ver cómo tu perro descubre lo bueno que está el yogur
o las almendras es una delicia. Como dependen de que nosotros abramos el
armario para ofrecerles alimento, podemos descubrir que nuestro perro tiende
a ser omnívoro si le damos la oportunidad.
Con todo esto, tampoco estoy diciendo que dejemos que nuestro perro
coma macarrones con tomate cada día porque le gustan. Partimos de la idea
de que son carnívoros, y les daremos principalmente alimento de origen
animal, pero podemos abrir la mente, como abrimos la despensa, y así darles
la oportunidad de descubrir un abanico de alimentos que pueden ser una
fuente de omegas, vitaminas y minerales, así como proporcionarles un
auténtico placer y satisfacer sus gustos. Chester y Roni fueron dos perros que
vivieron en Canópolis, el refugio que dirijo desde 1996, y desde siempre
mostraron preferencia por las verduras y frutas que les ofrecemos a los cerdos
que conviven en el centro. Chester nos robaba las patatas crudas y la lechuga
del cubo de los cerdos si podía, y Roni hacía piruetas para que le diera
manzanas, plátanos y melocotones. Los perros de Canópolis también comen
de vez en cuando pan duro, que nos regala un restaurante amigo, y se
entretienen royendo los trozos como un apetitoso tentempié.
En resumen, partiendo de una dieta biológicamente apropiada en la que
los perros se alimentan con productos cárnicos principalmente, pueden
mostrar placer por otros alimentos y beneficiarse de sus nutrientes, aunque no
estén considerados en el marco de lo que entendemos como dieta carnívora.
Por ello, os animo a que dejéis que vuestros compañeros tengan la
oportunidad de comer otras cosas que les gusten, a modo de aperitivo o
tentempié, mientras estas no constituyan su alimento principal, y disfruten
expresando y satisfaciendo sus predilecciones.
7

PRINCIPIOS DE LA NUTRICIÓN CANINA

Los perros necesitan tres grupos de elementos nutricionales básicos:


proteínas, hidratos de carbono (HdC) y grasas. A partir de estos se pueden
elaborar las dietas naturales hechas en casa, ya sean crudas o cocinadas. Los
porcentajes de estos tres elementos varían según la escuela de pensamiento, y
no existe un consenso. Diane Stein8 establece la proporción en 60 por ciento
de materia cárnica, 20 por ciento de materia vegetal y 20 por ciento de cereal,
con unos aditivos que consisten en mezclas de aceites (aceite de girasol,
aceite de hígado de bacalao y vitamina E) y de polvos (levadura de cerveza,
polvo de hueso y algas marinas) para suplementar. Ella se basa en las pautas
establecidas por el doctor Richard Pitcairn, mencionado aquí anteriormente
como uno de los pioneros de la nutrición natural para perros y gatos. La
doctora Karen Becker9 sugiere otra proporción, en la que la dieta ideal se
compone de 75 por ciento carne y 25 por ciento verduras y fruta. Para
proporcionar suficientes aceites omegas, recomienda utilizar aceite de krill o
de salmón, o sardinas enteras y huevos, en caso de que la dieta pudiera ser
deficiente. Becker elimina de la dieta de los perros y gatos toda fuente de
cereal. De hecho, en su libro menciona los cereales brevemente solo para
resaltar los procesos inflamatorios que provocan, lo que según ella
desencadena numerosos problemas de salud. A excepción de boniatos y
calabaza como alimentos altos en HdC, los cereales están detrás de casi todas
las alergias de piel, síndrome de colon irritable, disfunciones orgánicas,
síndrome de intestino permeable y toda una serie de enfermedades
inmunológicas, degenerativas y crónicas. Tan solo recomienda añadir alguna
fuente de fibra si el animal sufre estreñimiento, pero en realidad las verduras
deberían tener el mismo efecto laxante. El doctor Hiromi Shinya, aunque no
es veterinario, sugiere, basándose en la dentadura y el sistema digestivo del
carnívoro, que los perros deberían ingerir hasta un 85 por ciento de productos
animales y el resto de cereales, verduras y fruta.
Ahora quiero compartir mi experiencia.
Cuando empecé a cocinar para los perros, hace veinte años, la
proporción que utilizaba era 50 por ciento de arroz, 40 por ciento de carne, 10
por ciento de verdura, con aditivos de aceite de oliva y otros complementos
nutricionales y medicinales como el aceite de oliva virgen, la miel, el ajo y
las hierbas aromáticas. Sin embargo, con el tiempo me di cuenta de que tanto
arroz engordaba demasiado a mis animales, y fui reduciendo el porcentaje de
este, añadiendo más carne y más verdura. Por razones económicas, logísticas
y de estilo de vida, la dieta de los perros en el refugio es distinta a la de los de
casa. Los perros del refugio viven al aire libre y tienen un estilo de vida
activo, por lo general. Por otro lado, para alimentar a cien perros de forma
natural, intentamos equilibrar la calidad de la comida que reciben con el
presupuesto del que disponemos. Por eso el porcentaje de HdC (hidratos de
carbono) en la alimentación de los perros en el refugio es mayor. Necesitan
más HdC para convertirlo en energía rápida y así calentarse en invierno, por
ejemplo. En casa, hay varios perros cuya dieta es completamente libre de
cereales, y los que tienen una vida más activa reciben un puñado de arroz
integral o avena en la cazuela, pero nada más. Hoy por hoy, los perros del
refugio siguen una dieta cuya proporción es 70 por ciento de carne, 20 por
ciento de arroz y 10 por ciento de verdura en las estaciones de primavera y
otoño; en invierno se eleva el porcentaje de arroz para aumentar las calorías y
proporcionar a los animales combustible para calentarse. Las estaciones
también se tienen en cuenta en casa: igual que aumentamos la cantidad de
comida total en el refugio, los perros de casa también comen más. Tienen
todos más hambre porque hace más frío, y nos adaptamos a esas necesidades.
En casa, la dieta, en general oscila entre el 80-90 por ciento de carne, según el
perro y sus necesidades o gustos. La cantidad de cereal que usamos es muy
pequeña y no está incluida cada día. Hay días libres de cereales para todos, y
hay días en que los HdC se presentan en forma de patata, calabaza y otras
verduras almidonadas. El arroz que uso en casa es siempre integral y
ecológico. Si cocina para los perros la chica que nos ayuda o mi marido, a
veces se le va la mano con el arroz, e invariablemente Atenea se estará
rascando y mordisqueando las patas, y Goku estará hiperactivo al día
siguiente. De modo que los HdC derivados del arroz han casi desaparecido de
la dieta de mis perros de casa. Por no renunciar a sus propiedades, se añade
un puñadito a la cazuela algunos días, y ya está.
En mis charlas, cursos y consultas por Internet, cuando me preguntan
cuánta carne debe haber en la dieta de un perro, suelo recomendar entre 100 y
150 g por cada 10 kg de peso. De esta cantidad, que varía bastante, les
sugiero que empiecen por dar 120 g, y ver qué tal. ¿Que el animal engorda?
Pues se reduce. ¿Que el animal se queda con hambre? Pues se aumenta. Así
de sencillo. Luego me preguntan por la cantidad de verdura. A esto añado
que, como un buen cocinero, se debe hacer a ojo. Desde luego yo no estoy en
la cocina con la báscula pesando la cantidad de calabacín rallado. Rallo una
cantidad que creo que se comerán. Hay días que entra más, y si veo que se lo
dejan, entonces al día siguiente les pongo menos, o cambio de verdura. A los
que les añado un poco de arroz, invariablemente es lo que se dejan en el
fondo del plato. Si tienen mucha hambre, porque ese día han corrido mucho,
se lo comerán en la segunda vuelta. Hay días en que les gusta mucho una
receta, y otros que me miran con cara de disgusto cuando he añadido algo que
no es particularmente de su agrado. Realmente lo mismo sucede cuando
cocinamos para nosotros mismos. Yo suelo cocinar cosas a mi gusto, pero si
cocina mi marido o la persona que trabaja en casa, hay días que me encanta lo
que han hecho, y otros que… bueno, me lo como porque tengo hambre, y si
se han pasado de picante, de salado o algún otro ingrediente que me disguste,
pues lo dejo.
Con todo esto quiero decirte que no podemos estar seguros de lo que es
una dieta ideal, y nadie puede decirnos cuál es esta. Como puedes ver, cada
fuente dirá una proporción distinta en consonancia con su forma de pensar,
sus estudios, experiencia, etcétera. En este libro no verás tablas ni normas a
seguir estrictamente, ya que considero la cocina un arte y no una ciencia. De
todos modos, cito los libros de Richard Pitcairn y Karen Becker en los que se
desglosa cada receta en tablas de nutrientes para que, si es de tu agrado, tal
vez quieras seguir algo más estructurado al principio.
Por mi parte, ser flexible, moderado y tener capacidad para evolucionar
es una buena filosofía. Quizás partes de darle pienso a tu perro, como lo hacía
yo hace veinte años. Probablemente estás aquí porque quieres mejorar la
alimentación de tu perro. Pero lo que empieces a darle mañana no tendrá nada
que ver con lo que elabores para tu amigo dentro de unos años. Dana Scott,
editora de Dogs Naturally Magazine, que menciono en varios apartados de
este libro, escribía en un editorial sobre este fenómeno y cómo deberíamos
permitirnos cambiar para mejorar. Ella, como yo, ha perfeccionado sus
recetas con el tiempo, y está segura de que dentro de dos años lo que coman
sus perros no será lo mismo que hoy, porque sigue dudando de si lo que hace
es lo mejor para ellos. Pues eso es lo que me ocurrió a mí, y me sigue
sucediendo. Incluso hace años, cuando preparaba dietas que considero mal
proporcionadas a día de hoy, mis perros rebosaban salud. El caso es que
cualquier dieta natural es mejor que la industrial, y enseguida se ven los
beneficios. A partir de ahí podemos volvernos más sofisticados, tender a lo
grain free, a lo ancestral; recetas que sin duda mejoran la salud de los perros;
podemos tender a elaborar recetas con más o menos ingredientes, comprar
productos ecológicos, o simplemente hacer lo mejor que sabemos y podemos
según nuestra economía, el tiempo del que disponemos o los recursos a
nuestro alcance. Nuevamente insisto en que ya estamos haciendo las cosas
mucho mejor tan solo cambiando lo artificial por lo natural y fresco. Por ello
deseo animarte a pensar que cocinar para tu perro es bueno y más fácil de lo
que uno se piensa si se tienen unos conceptos básicos claros. Quiero apartar
de tu mente la sensación de miedo que puedas tener de hacer las cosas mal y
que tu perro sufra las consecuencias. Los principios de la nutrición canina son
iguales que los nuestros, tan solo cambian las proporciones. Perro =
carnívoro, necesita + carne y – HdC. Este sería el principio más sencillo a
seguir. Más allá, como he dicho, podemos convertirnos en expertos de la
nutrición canina con el tiempo y la experiencia, así como la oportunidad de
convivir con distintos perros que tienen diferentes gustos o necesidades.
Mis perros tienden a ser muy longevos. Hay que decir que no solo tiene
que ver la dieta con este hecho. No revacuno a mis perros, tienen mucho
contacto con la naturaleza y reciben tratamiento con terapias naturales. Todo
esto influye. Golf, una cruce de bóxer que alcanzó los dieciocho años, pasó
de comer pienso en su primer año de vida a la dieta casera con mucho arroz
de entonces, y más tarde a una dieta más variada y mejor pensada.10 Cuca
murió a los dieciséis años, vivió diez en el refugio y los últimos en casa.
Jamás pisó el veterinario, hasta el último mes de su vida. Sobrevivió a una
epidemia de moquillo, nunca la vacuné y comió siempre de forma natural.
Los perros que han vivido mucho tiempo en el refugio y mueren allí tienen
una esperanza de vida similar. A Canópolis los perros llegan cada vez peor de
salud física y emocional, pero pronto, con alimentación natural, espacio,
libertad, terapias y mucho amor, se van reponiendo.
Pero volvamos a lo básico de la nutrición canina…

PROTEÍNAS
El perro, como animal depredador, necesita una cantidad alta de proteína de
buena calidad y fresca para desarrollarse y vivir. Las proteínas les permiten
crear células, enzimas, hormonas, ligamentos, tendones, etcétera.11
En las dietas naturales, las fuentes de proteína pueden venir de carnes
como pollo, pavo, ternera, cerdo y cordero, aunque no soy muy partidaria de
las últimas dos por su alto contenido en grasa, y, aunque te parezca extraño o
incoherente, no me los como ni yo, por la gran afinidad que tengo con estas
dos especies. En realidad, la carne de cualquier animal de caza puede servir
también, y de hecho se están utilizando las carnes de animales salvajes para
alimentar perros que han desarrollado alergias a las fuentes de proteína
convencionales. Por ello ahora se incluyen el conejo, el ciervo, el pichón, el
avestruz y el pescado a la lista de fuentes de proteína alternativas.
Las piezas de carne de músculo y huesos carnosos son las fuentes de
proteína más típicas en las dietas caseras. Las pechugas y muslos de pollo y
pavo, la carne para estofado, cuartos, piernas, lomos de vaca son muy
apropiados y se pueden conseguir en tacos o la carne ya picada. Lo mejor,
evidentemente, es acudir a una carnicería tradicional, seleccionar las piezas y
pedir que nos corten la carne o nos la piquen. En los supermercados la carne
ya viene preparada y envasada en bandejitas de plástico con su fecha de
caducidad, pero en el caso de la carne picada podemos encontrarnos con una
larga lista de aditivos que se han añadido al producto para garantizar su
conservación. Estos pueden incluir estabilizadores, colorantes y conservantes
artificiales, y no es idóneo. En el caso de la carne picada de pollo, hay que
comprobar atentamente que no lleve almidón de maíz, entre otros aditivos
misteriosos.
Algunos veterinarios a la vanguardia de la nutrición animal, como los
que estoy citando en este libro —Billinghurst, Pitcairn, Becker, Hamilton,
etcétera— recalcan en sus publicaciones la importancia de mantener el
equilibrio entre el calcio y el fósforo por las razones que he mencionado
antes. La carne es la mayor fuente de fósforo, y los huesos de calcio. Para
lograr este equilibrio, se dice que el perro debería consumir la correcta
proporción entre carne y hueso. Aquellos que alimentan a sus perros a base
de una dieta cruda (o BARF) siguen estas pautas y las tienen muy presentes.
La carne únicamente, sin materia ósea, representaría un índice de fósforo más
alto que el de calcio, y para equilibrarlo, el cuerpo del animal podría extraer
el calcio de los huesos para conseguir el ratio adecuado. Richard Pitcairn dice
que se debería suplementar el calcio en todas las recetas de forma natural o
artificial para que esto no ocurra. Saber exactamente cuánto fósforo hay en
una receta es casi imposible, a pesar de que profesionales como Pitcairn nos
aconsejen que el ratio debería mantenerse entre 1, 4 y 2 partes de calcio por 1
de fósforo —el pensamiento científico de estos veterinarios se refleja
asimismo en sus consejos y sus dietas—. Por mi parte, creo que, si llegamos a
este extremo, dejaremos de elaborar dietas caseras por miedo a causar
deficiencias en nuestros perros, ya que es imposible tal precisión. En mi
opinión, es tan sencillo como añadir un suplemento de calcio cuando
elaboramos una dieta casera, y hay varias formas accesibles para lograrlo. El
yogur es fuente de calcio, las algas como la espirulina y los huesos (de los
que hablo más adelante) también lo son. La cáscara de huevo machacada en
un mortero es un excelente suplemento de carbonato de calcio (puedes
encontrar la forma de elaborar este suplemento casero en la sección de
recetas). Estos alimentos constituyen una fuente de calcio adicional barata,
accesible y, lo más importante, de origen natural, whole food; es decir, en
estado completo y biodisponible. La suplementación con polvo de huesos es
muy común en Estados Unidos y existen muchas marcas que lo fabrican
como aditivo de calcio natural para perros. En España no es común.
Los órganos y las glándulas son magníficos recursos para una
alimentación rica en muchas sustancias, además de aportar proteína. Hoy en
día no es fácil encontrar estos recursos proteicos en los supermercados. En
estos establecimientos solo se venden los cortes de carne más populares. A
veces se pueden encontrar bandejitas con hígados de pollo o riñones de
cordero, pero poco más. Únicamente las carnicerías de barrio ofrecen
órganos, y a menudo hay que pedirlos con antelación. El corazón es mi
favorito porque es un órgano que no está involucrado en la digestión o
eliminación de alimentos, y por lo tanto contiene menos toxinas y metales
pesados. Desgraciadamente, encontrar alimentos libres de contaminantes es
toda una odisea, ya sea para nosotros o para nuestros perros. Buscar carne de
animales que no hayan sufrido las inmundicias de la cría intensiva12 o que no
hayan sido tratados con antibióticos y hormonas, o que no hayan sido
alimentados con transgénicos es tan difícil como caro. La carne ecológica aún
es un bien escaso en España y, cuando la encontremos, su precio será
exorbitante. Sin embargo, me consuelo con pensar que intento hacerlo lo
mejor posible, y siempre será mejor la carne fresca que pueda comprar en la
carnicería o en el súper que cualquier pienso o lata.
El pescado se está introduciendo cada vez más en la alimentación
canina, tanto en piensos como en recetas naturales y caseras. Existe una gran
variedad de pescados que se pueden utilizar, como la panga, la caballa, el
salmón, las sardinas, los arenques, el atún, la merluza y un largo etcétera.
Según tu presupuesto puedes probar unos u otros. En el apartado de recetas
encontrarás una de salmón y un suquet de pescado para tu perro que sirven de
alimento principal. Las sardinas, el salmón y el atún, tanto frescos como
enlatados en aceite de oliva virgen, pueden servir de suplementos en la dieta
de tu perro, ya que aportan una serie de nutrientes fundamentales, como la
vitamina D y aceites omegas, entre otros, todos esenciales para una buena
salud y que a su vez suelen ser deficientes. Se pueden conseguir aceites de
salmón, hígado de bacalao y sardinas, y añadirlos al plato antes de servir
como aporte adicional. No son fáciles de encontrar y su calidad puede variar.
Estamos hablando de aceites muy delicados que fácilmente pueden
estropearse y perder sus cualidades, sobre todo los ácidos grasos. Los aceites
rancios no son buenos y pueden convertirse en alimentos tóxicos. Prefiero
utilizar el pescado entero para evitar errores de manipulación en los aceites
envasados, salvo en el caso del aceite de hígado de bacalao destinado a
consumo humano que se presenta en perlas de gelatina, cuya integridad está
más garantizada. Perforar una perla y vaciar su contenido en el comedero
antes de servirlo es lo ideal. Cuanto antes se consuma y cuanto menos calor
experimente el aceite, mejor.

Hay perros que no quieren ver el pescado ni en pintura. Si tu perro es


uno de esos, ni lo comerá entero ni querrá oler el aceite en su preciado plato.
Para conseguir que ingiera esos valiosos nutrientes que aporta el pescado,
puedes encontrar otras fuentes, o darle las perlas enteras enmascaradas en una
bola de paté o un quesito. Los huevos, la carne y algunos frutos secos son
fuentes de omegas, vitaminas y minerales esenciales. Pero si te preocupa que
su dieta sea insuficiente, puedes recurrir a las perlas. Hay otros alimentos que
son una fuente natural de ácidos grasos (omegas 3 y 6) de origen vegetal que
pueden sustituir a los aceites de pescado. El aceite de onagra y el de borraja,
elaborado a partir de presión en frío y conservado con vitamina E, se
encuentran fácilmente en las herboristerías. Al ser de origen vegetal, quizás
no sea tan fácilmente asimilable como el de origen animal, pero es mejor que
nada, y puedes ver la diferencia en el pelo de tu perro cuando añades estos
suplementos a su dieta. Si el pelo brilla, algo se está haciendo bien. Si el pelo
está áspero, apagado y graso, será una buena señal de que algo está fallando,
y habrá que analizar qué está ocurriendo.
Otros órganos interesantes son los hígados y riñones de los pollos, las
terneras y los corderos. Están repletos de vitaminas, enzimas y minerales. Los
barferos —las personas que proporcionan dieta cruda o BARF a sus perros—
incluyen, aparte de estos, el bazo y la tripa verde (uno de los cuatro
estómagos de los rumiantes), pero no tengo experiencia alimentando a mis
animales con esta última. Más allá, se buscan las glándulas —adrenales,
tiroideas— y el cerebro como fuente de hormonas y enzimas de las que
pueden carecer algunos animales, pero esto es rizar el rizo, en mi opinión,
aunque te animo a investigarlo si te interesa el tema. Es solo cuestión de
proponérselo para incluirlas en dietas más sofisticadas.
Los lácteos proporcionan también proteína y calcio, entre otros
nutrientes beneficiosos. La leche puede resultar poco digestible para muchos
perros, y ocasionar mucosidad e irritación intestinal. Pero, de nuevo: todo en
su debida medida. Si a un perro le chifla la leche, pues que beba un poquito
de vez en cuando como premio. El yogur es excelente porque se trata de una
fuente de probióticos muy accesible. Además de proporcionar calcio, ayuda a
restablecer el equilibrio de la flora intestinal, un problema generalizado en los
humanos y en los animales de compañía por la exposición a elementos que
acidifican nuestro sistema: contaminación, aditivos artificiales de la comida,
cereales transgénicos, estrés cotidiano, etcétera (más adelante me extenderé
sobre los beneficios de los probióticos). El queso vuelve locos a muchos
perros, y aunque podemos argumentar que contiene mucha sal y que no
debería ser un alimento principal de la dieta natural, el queso fresco se podría
añadir a cualquier plato o como premio: aparte de ser muy apetitoso para el
animal, le proporciona calcio y grasas esenciales.
Suelo comprar yogures ecológicos para mí y, mientras me como uno, les
doy cucharadas a mis perros como premio. Por otro lado, al final de la
cocción de cualquier plato, mientras se enfría, a veces vierto un yogur entero
y lo mezclo. De este modo, les doy un aporte de calcio y probióticos, así
como un sabor y una textura diferentes a su comida. ¡Les chifla!
Los huevos son una fuente ideal de vitamina A y omegas. Como dice
Karen Becker, cuanto mejor estén alimentadas las gallinas ponedoras,
mejores serán los huevos. Las gallinas de granja intensiva que produzcan
huevos marcados con el número 2 o el 3, además de vivir en condiciones
nefastas, producirán huevos muy pobres en nutrientes. Como ya he
comentado, si se pueden conseguir y se pueden pagar, mejor será comprar
huevos del 1 y, más aún, del 0. Estos huevos provienen de gallinas
alimentadas naturalmente y con acceso a espacio y aire libre. Tu perro se
beneficiará de una mayor cantidad de omegas, y tú no apoyarás la tortura que
sufren estos animales. Hoy en día la mayoría de supermercados ofrecen
huevos de todas estas clases, y su precio no se dispara. De todas formas, si no
es posible adquirirlos, siempre es mejor un huevo fresco que abrir una lata o
verter bolitas disecadas al plato de tu perro.

Los huevos suelen ser un sustituto para la proteína de carne y se utilizan


en dietas vegetarianas para perros. Particularmente, no soy muy partidaria de
darles muchos huevos a la semana, por la experiencia que tuve con mi perra
Lady. Dicen que los huevos son un alimento fuerte para el hígado, y ella
desarrolló un problema hepático en una época en la que intenté convertir a
mis perros en vegetarianos. No sé si el problema hepático ya existía y por ello
no toleraba la nueva dieta, o que su hígado sufrió al comer huevos casi a
diario. El caso es que, como con todo, en su justa medida beneficiará, y
puedes añadir huevos a su menú una o dos veces por semana o cuando el
bolsillo no permite comprar carne.

HIDRATOS DE CARBONO
En la dieta ancestral, los perros extraían los HdC de las vísceras de las presas.
De hecho, cuando un carnívoro caza, lo primero que se come son los órganos
digestivos, donde encuentra sangre, enzimas y alimentos vegetales como
grano y plantas. Los cereales que pudieran ingerir estos cánidos vendrían del
estómago e intestinos y se encontrarían en un estado predigerido, o
precocinado, que viene a ser parecido. Las proporciones, por lo tanto, serían
muy inferiores a las que comen los perros y gatos domésticos que se
alimentan de pienso cada día. Los perros que dejaron de ser salvajes y
comenzaron a ingerir las sobras del humano se han adaptado para comer
alimentos cocinados y con un mayor porcentaje de HdC, de los cuales los
cereales representan una cantidad superior a la del cánido que sigue una dieta
ancestral.
Los HdC son los alimentos que proporcionan una fuente de energía a
partir de la metabolización de cereal, fruta o verdura, que se convierten en
azúcares. Otra forma de explicarlo sería que los HdC son fuel para una rápida
combustión. Son alimentos necesarios para que los perros se desarrollen, pero
la proporción de estos en la dieta de los canes, como hemos visto, se
encuentra en pleno debate. Sin querer demonizar los HdC y los cereales,
como fuente de estos, creo que podemos llegar a un acuerdo moderado en el
que aceptamos que nuestros perros ya no son lobos ni animales salvajes
campando por la tundra o la estepa. Son animales domésticos que viven en
casas, se pasean por aceras y parquecitos, y son descendientes de muchas
generaciones de animales de compañía. Su dieta puede asumir un mayor
porcentaje de HdC. Sin embargo, la dieta de los perros —que no han dejado
de ser animales carnívoros— no puede continuar teniendo porcentajes tan
elevados como el 40-60 por ciento y hasta el 70 por ciento de materia vegetal,
de los cuales los subproductos de cereales comprenden la mayor parte. Ya
comenté anteriormente los problemas de salud que podemos generar en los
perros con una dieta tan rica en almidones y HdC de baja calidad.
Uno de los cereales que más me gusta es la avena. Comprada en copos,
es un excelente aporte de vitaminas B, es un cereal bajo en gluten y regenera
la mucosa intestinal. El arroz es el cereal que más he utilizado en las dietas
caseras, por ser más económico y accesible. Si es integral, mejor, aunque
alarga bastante el tiempo de elaboración de cualquier receta; no obstante, hay
arroces integrales precocinados cuyo tiempo de cocción es parecido al arroz
blanco. Alguna vez he usado la quinoa y el cuscús, pero muy de vez en
cuando. No sabría deciros, por ello, si son cereales que se podrían utilizar a
diario sin problemas, aunque el doctor Richard Pitcairn los incluye en sus
recetas, lo que puede ser una buena señal de que están indicados como
cereales aceptados en la buena nutrición natural para perros.
La mejor fuente de HdC son las verduras y las frutas, sin lugar a dudas.
Bajo esta categoría existen verduras y frutas que son indigestas para los
perros y, aunque no estoy diciendo que no se las des nunca, es mejor evitarlas
o añadirlas a la dieta en pequeñas cantidades. En la lista de verduras que no
utilizo porque, según mi experiencia, parecen irritar el sistema digestivo del
perro incluiría los pimientos, las cebollas,13 las berenjenas y el repollo.

Frutas como las cerezas, las ciruelas, las naranjas y los kiwis parecen
tener el mismo efecto. Las verduras que posiblemente sientan mejor son las
acelgas, las espinacas, el calabacín, el tomate, la calabaza, la patata y los
boniatos,14 los nabos, la zanahoria (bien cocida para que la puedan digerir
bien), los espárragos, la remolacha, el tomate y el apio (en poca cantidad y en
trozos muy pequeños porque puede estropear toda una receta si el animal lo
rechaza por su fuerte sabor y textura; se puede rehogar una rama y retirarla
después para que el perro se beneficie de sus propiedades sin que le disguste
el plato). Las mejores frutas son las manzanas y las peras, que se pueden
añadir al cocido, porque tienen buena sinergia con la carne y son frutas muy
suaves para el sistema digestivo. Como premios, si a tu perro le gusta la fruta,
los melocotones, la sandía, el plátano, las mandarinas y los arándanos, entre
otros frutos del bosque, parecen gustarles a muchos perros con predilección
por la fruta.
GRASAS
A pesar de la mala prensa que tienen las grasas en algunos medios de
comunicación, tanto tú como tu perro las necesitáis. Las grasas proveen
vitaminas y ácidos grasos esenciales. Una cantidad de grasa moderada ayuda
a mantener lubricadas las articulaciones, el cerebro y los ojos, y se necesitan
para muchas funciones celulares. El pelo y la piel precisan de las grasas para
estar en un estado óptimo, y son fundamentales en los procesos de
cicatrización. De donde vengan esas grasas es otro tema. Mencionaba en el
apartado sobre los piensos que las grasas trans son un peligro para la salud,
mientras que las grasas mono y poliinsaturadas son beneficiosas en diversos
niveles. La carne fresca aporta grasas saludables, en su justa medida. No
obstante, hay que comprobar que el corte de la carne, o la carne picada que se
utilice, no contenga demasiada.
Otros alimentos grasos muy interesantes son el aceite
de oliva virgen, aceite de onagra y el de borraja,15 como el
aceite de salmón o el aceite de hígado de bacalao, que he
mencionado brevemente en el apartado sobre las proteínas.
Por lo general, yo utilizo el aceite de oliva virgen para
cocinar, por razones económicas y logísticas. Lo compro
en cualquier sitio. Es fácil encontrarlo ecológico y de
primera presión en frío, que es lo más beneficioso, pues
estará libre de elementos químicos y mantendrá todas sus propiedades. Los
aceites de pescado son caros si son de buena calidad. Son inestables y se
oxidan con rapidez, y resultan difíciles de encontrar (los buenos, me refiero).
Está muy de moda dar a los perros aceite de salmón, pero ojo con la calidad y
estabilidad de este, porque existen productos que están adulterados para
conservarse en el envase durante más tiempo. Otro aporte de grasas son las
sardinas (frescas, mejor que enlatadas), que poseen igualmente muchos otros
nutrientes fundamentales para una dieta óptima, como la vitamina D,
importante para adherir calcio a los huesos. Aportan cantidades interesantes
de vitaminas B6 y B12, así como fósforo y hierro.
No hay que tener miedo a las grasas si podemos escoger fuentes que
sean de alta calidad, frescas y poco manipuladas. Al revés, debemos
incluirlas y añadirlas con moderación para que conviertan la dieta natural en
un alimento completo e ideal.

HUESOS
En las últimas décadas, los huesos han pasado de ser un alimento habitual y
natural para los perros a entrar en la lista de alimentos peligrosos. Pero, a
pesar de su mala fama, son fundamentales en la nutrición canina. La cuestión
es saber cuáles y cómo darlos para que no supongan un problema.
Desde siempre todas las especies caninas han comido huesos. Como
carnívoro y parcialmente carroñero, el perro necesita sobre todo el aporte de
calcio que supone ingerir cierta cantidad de materia ósea. En la era de la
alimentación a partir de piensos que experimentamos actualmente, el perro ha
perdido casi totalmente la costumbre de roerlos, y muchos pueden padecer
problemas por ello. La cantidad de perros con exceso de sarro y gingivitis es
pandémica. He oído y leído en varios sitios que comer pienso limpia los
dientes de los animales, sin que corran el riesgo que supone roer huesos.
Según estas fuentes, los huesos se pueden astillar y provocar obstrucciones y
laceraciones en el tracto intestinal. Y es cierto si nos referimos a huesos
cocidos, sobre todo de pollo, cerdo y cordero, y si el perro no sabe comerlos
porque no tiene suficiente práctica y no se le ha enseñado a hacerlo, o los
come con el estómago vacío. Pero pensar que el pienso es un alimento que
mantiene la dentadura de tu perro en perfecto estado es una fantasía. Por lo
general, el perro mastica algunas galletas, pero la mayoría las engulle enteras
sin rozar ningún diente. Los azúcares añadidos, y el exceso de HdC en estos,
que también se convierten en azúcares, provoca la proliferación de bacterias
en el sistema digestivo, que se manifiesta, de entrada, en la boca del perro. La
cantidad de almidón que contienen los piensos es la causante de que hoy en
día el 85 por ciento de los perros sufra enfermedades periodontales y se
tengan que someter a limpiezas periódicas bajo anestesia (nada saludable), o
que sus dueños tengan que recurrir a los productos de higiene dental que se
inventa la industria alimentaria de mascotas para paliar un problema que está
fuera de control.

Los huesos son excelentes cepillos de dientes para los perros. Solo hay
que ver la dentadura de un animal al que se le da la oportunidad de roerlos.
Te animo a que realices el experimento. Tan solo en un mes verás cómo la
dentadura de tu perro cambia y este luce unos dientes blancos y brillantes, así
como unas encías sanas. Por otro lado, los huesos, como decía, constituyen
un aporte de calcio fundamental. Sin ellos, una dieta natural podría ser
deficiente, y tu perro correría el riesgo de padecer un desequilibrio entre
fósforo (presente en la carne y el pescado) y calcio. Según el doctor Hiromi
Shinya, el sistema intenta establecer un equilibrio entre estos dos minerales
para mantener el pH en el cuerpo. Para compensar un exceso de fósforo, en
una dieta con mucha carne, el cuerpo extraerá el calcio de los huesos para
conseguir ese equilibrio y alcalinizar el pH. Sin huesos, la dieta necesita un
suplemento de calcio de alguna fuente alternativa, pero se sabe que las
fuentes de calcio artificiales son difíciles de asimilar, porque se encuentran en
un estado inorgánico. Es muy difícil saber qué cantidad de calcio se debe
aportar como suplemento a un perro, de modo que se corre el riesgo de que
este experimente una deficiencia o un exceso. El remedio puede ser peor que
la enfermedad. Como dice el veterinario Ian Billinghurst, el calcio de origen
natural es asimilado correctamente por el sistema del perro. Ese sistema
inteligente sabe cuánto calcio necesita y elimina el resto sin dificultad.
Cuando el aporte de calcio es inorgánico, es decir, de suplementos
artificiales, el cuerpo no reconoce la fuente de calcio correctamente y se
pueden crear deficiencias o excesos de este mineral que no puede asimilar o
eliminar correctamente.16
Dar a los perros huesos carnosos está en pleno auge en las dietas BARF
(crudas). Se cree que estas piezas cárnicas aportan calcio y fósforo en
proporciones equilibradas, y se evita así la descompensación entre estos dos
elementos. Yo no tengo experiencia en este ámbito, por lo que solo puedo
sugerir que investigues más por tu cuenta para averiguar si lo que prefieres es
seguir una dieta cruda o ancestral. Lo que yo puedo hacer es compartir
contigo mi experiencia dándoles hueso de rodilla y caña de vaca a los perros
—los huesos deben estar siempre crudos, a excepción de los de caña de vaca,
que pueden darse cocinados—. De hecho, estos son los únicos tipos de
huesos que recomiendo, ya que nunca me han dado ningún problema, y mis
perros disfrutan de los ratos que se les permite roer estas piezas.

Por lo general, un trozo de hueso de rodilla o de caña adaptado al


tamaño del perro una vez a la semana sería lo ideal, en mi opinión. Si tienes
la ventaja de disponer de jardín, puedes dejar que tu perro se tumbe al sol o a
la sombra a roer tranquilamente. En el refugio los perros disfrutan de este
placer una vez cada quince días. Los perros de Canópolis poseen dentaduras
envidiables, incluso los más mayores. Cuando llega algún perro, solemos ver
dentaduras en mal estado. Si podemos evitar la limpieza, pasan a roer huesos,
y en tan solo un par de meses sus dientes han cambiado por completo.
Los perros mantienen el instinto de enterrar los huesos. Y lo harán si
pueden, ya sea en el jardín o incluso en una maceta en el balcón o la terraza,
para disgusto de los dueños, que encuentran la tierra esparcida por el suelo. A
muchos les puede parecer una marranada, además del engorro de tener que
limpiar. Pero, ojo, porque hay toda una ciencia detrás de ello que merece ser
explicada. Los carnívoros salvajes entierran sus presas para que la carne y los
huesos se maceren o maduren. Es un proceso que equivale a una predigestión
o precocción. Los microorganismos de la tierra, en ausencia de la luz y el
aire, consiguen que esa carne y esos huesos sean más fáciles de digerir.
También es una forma de conservar la pieza sin que esta entre en un proceso
de putrefacción. La ya citada Juliette de Baïracli Levy, que criaba perros
afganos de campeonato y está considerada la madre de la nutrición natural
canina, enterraba las piezas de carne que luego comerían sus preciados
perros. Aunque nosotros no vamos a enterrar la carne o los huesos que coman
nuestros perros, sí que podemos dejarles hacerlo, sabiendo que son animales
inteligentes y que lo hacen por un buen motivo.
Para que los huesos los consuma tu perro de una forma segura, te
aconsejo que, si no está acostumbrado a ellos, comiences poco a poco.
Puedes dejarle un hueso 10 minutos el primer día, e ir aumentando el tiempo.
Para los perros que no puedan enterrar su hueso cuando se hayan cansado de
él, aconsejo que se les deje hasta un máximo de 20 minutos, y se les retire
luego. Lo puedes guardar en la nevera y dárselo al día siguiente otro rato,
hasta que este se haya consumido. Al principio pueden experimentar
estreñimiento, pero será pasajero. Si te preocupa, le puedes saltear una tortilla
de espárragos o darle zumo de aloe por vía oral durante un par de días si
persistiera el problema. No recomiendo laxantes químicos. De todas formas,
empezando poco a poco, no tiene por qué haber problemas. A veces pueden
vomitar si se les ha dejado demasiado tiempo al principio, pero es solo una
forma de evacuar de su sistema algo que no pueden digerir. Tampoco debe
ser razón para alarmarse, tan solo entender que el perro tiene esa habilidad
pa- ra saber qué puede tolerar y qué no. Lo único que debemos hacer es
observar para regular el tiempo que le dejamos el hueso y el tamaño de este.
Yo no guardaría el hueso más de dos días. Prefiero que lo renueves, porque
en la nevera puede desarrollar bacterias patógenas que no convienen.
Si tu perro lo entierra, este hueso puede durar mucho tiempo, y ser un
gran aliado para su dentadura y su sistema óseo, y entretenerle a ratos. Los
perros, como nosotros, acumulan tensión y ansiedad en la mandíbula. Si te
has fijado en los perros estresados, a menudo bostezan para eliminar tensión
de la mandíbula. El acto de roer un hueso de rodilla, para un animal que ha de
estar solo muchas horas o soportar momentos de tensión porque su estilo de
vida lo requiere, puede ser de gran ayuda para ti y para tu perro.

FRUTOS SECOS Y SEMILLAS

Frutos secos como las nueces, las almendras y las avellanas crudas pueden
ser un excelente premio para los perros que les gusten. No constituyen un
ingrediente esencial en la dieta del perro, pero aportan nutrientes interesantes
como aceites omega, proteína, vitaminas, minerales y fibra. Las semillas de
sésamo o lino, espolvoreadas de vez en cuando en el plato del perro, ofrecen
las mismas propiedades que los frutos secos. La linaza merece especial
mención por su contenido en lignanos, sustancia que se ha mencionado como
potente anticancerígeno y antioxidante.

CONDIMENTOS
Además de dar sabor a la comida, los condimentos —sal,
hierbas aromáticas, especias— se pueden utilizar como
complementos nutricionales o fitoterapia (medicina con
plantas). La sal marina sin refinar (de venta en
herboristerías) proporciona oligoelementos y sales
minerales que el cuerpo necesita para muchos procesos vitales. Aunque corre
por ahí la leyenda urbana de que la sal es mala para los perros, una vez más,
se trata de una cuestión de cantidad. Una pizca de sal en el guiso que se vaya
a preparar, aparte de potenciar el sabor y extraer los jugos de los ingredientes
para que estos se mezclen mejor, es beneficiosa y necesaria. En el glosario al
final del libro he incluido una lista de alimentos llamados nutracéuticos, en la
que se recogen las propiedades que poseen diversas hierbas aromáticas.
Añadidas a la comida de tu perro, las hierbas le darán un toque de sabor
distinto para recetas que pueden ser similares y acabar aburriendo al perro.
Especias como la cúrcuma, poseen propiedades medicinales que también
expongo al final del libro. Como la sal y las hierbas, harán que los menús que
prepares a tu perro sean diferentes y estimulantes, y asimismo terapéuticos.

LEGUMBRES
A pesar de que Baïracli Levy y Pitcairn incluyen legumbres en sus recetas
(las recetas vegetarianas las utilizan como fuente de proteína a cambio de
eliminar carne de la dieta), yo no soy muy partidaria. Aunque son conocidas
como fuente de proteínas, hierro, sales minerales, etcétera, en algunos casos
pueden producir flatulencias, irritar la mucosa intestinal y, francamente,
podemos encontrar otros grupos de alimentos que aporten los mismos
nutrientes sin estos inconvenientes. Las legumbres son un alimento que se
desarrolló sobre todo en los países del entorno mediterráneo, cuando la carne
y el pescado eran escasos, y suplían así estas fuentes de proteína. Hoy en día,
la carne y el pescado abundan, y no son demasiado caros. Si tu presupuesto
no te permite comprar carne, o tienes muchos perros y darles esta fuente de
proteína es una ruina, puedes darles legumbres sin miedo. Hemos visto que el
perro es un animal con una capacidad adaptativa envidiable y, si las
introduces en su dieta poco a poco, no creo que tengas problemas, excepto el
inconveniente de las flatulencias. Pero prefiero que les des legumbres y
menos carne por una cuestión de presupuesto, antes que volver al pienso o las
latas y sufrir flatulencias aún más apestosas y las consecuencias de una
alimentación tan deficiente para tu perro. Yo les he dado muchas veces el
resto de mi potaje de lentejas o alubias, y a algunos les encanta. Pero de esta
forma, puntualmente, y por no tirar las sobras. Hay recetas por ahí que las
incluyen cocidas y hechas puré. Pero insisto en que no son necesarias para
que tu perro esté sano. Es solo mi punto de vista.

PROBIÓTICOS
Se trata de uno de los pilares de la vida en el planeta. Los probióticos son una
familia de bacterias que se encuentran en todos los procesos digestivos y
regeneradores, y gracias a ellos, la vida medra. Hoy en día nuestra exposición
a los contaminantes del aire, el agua y los alimentos nos ha llevado a sufrir su
carencia, que conlleva nuestro envejecimiento prematuro, el de nuestros
animales y nuestro medioambiente.
Teruo Higa es otro de mis científicos japoneses de referencia, como
Masaru Emoto (Mensajes del agua) o Hiromi Shinya (La enzima prodigiosa),
que ya he mencionado en varias ocasiones. Profesor de la Universidad de las
Ryukyus, en Okinawa, Higa estuvo años experimentando con fermentaciones
de microorganismos para buscar algo natural que pudiera reemplazar a los
fertilizantes químicos, y descubrió lo que hoy se conoce como tecnología EM
(Effective Microorganisms o Microorganismos Efectivos). Su particular
mezcla de levaduras y bacterias acidolácticas y fototrópicas ha revolucionado
el mundo agrario, ganadero y, más recientemente, el sector de la limpieza y la
desinfección, así como la salud humana y animal. En España aún no son muy
conocidos, pero estos microorganismos se utilizan en numerosos países y con
mucho éxito en una gran variedad de aplicaciones que incluyen el bienestar y
salud animal y humana (www.emearth.com).
Gracias a una compañera de acupuntura, decidí probar esta mezcla en mí
misma en 2004, con el resultado de que mi piel, mi sistema digestivo y mi
pelo experimentaron un cambio positivo y radical en tan solo dos semanas.
Como te puedes imaginar, no tardé nada en pedir suficiente cantidad de esta
fermentación para probar en los animales de Canópolis. Los resultados fueron
aún más increíbles. Los perros y gatos empezaron a mostrar un aspecto
rejuvenecido: pelo brillante, limpio, lustroso… Las heces que recogemos a
diario mejoraron aún más al comenzar con EM: eran compactas e inodoras.
Compostamos los excrementos de los animales en el mismo refugio, y
nuestra sorpresa fue que ese lugar apestoso dejó de serlo en tan solo un par de
meses. Las heces de los perros se descomponían con rapidez. En definitiva,
eran signos de que el sistema digestivo de nuestros animales había mejorado,
estaban asimilando mejor los nutrientes de su alimentación: el cocido casero,
que, si ya es infinitamente mejor que el pienso, ahora, con los EM, ¡era la
bomba! Mis animales son la viva imagen del poder de los probióticos.
Desde entonces no hemos mirado atrás y decidimos ampliar el espectro
de usos de los EM en Canópolis. Fregamos con ellos los suelos de las
estancias del refugio, y nunca huelen (de hecho, la gente que nos visita se
sorprende de la ausencia de malos olores, ni en las estancias de los gatos, que
sería característico de una protectora). Fumigamos el entorno con esta mezcla
y hemos reducido la cantidad de moscas y garrapatas entre un 60-80 por
ciento según el año y la frecuencia con la que fumiguemos. Bañamos a los
perros inválidos con los EM y frenamos la incidencia de llagas o problemas
de irritación de la piel en estos perros con poca movilidad.
La idea es que, aportando una cantidad de microorganismos de este tipo
al cuerpo y al entorno de tu perro, estás ayudando a que estos microscópicos
aliados se coman todas las materias en descomposición o contaminantes para
convertirlos en sustancias antioxidantes al digerirlas. Son unos auténticos
héroes para nuestra época.
Según Higa, existen tres tipos de bacterias: las buenas, las malas y las
neutras. En un ambiente de putrefacción, abundan las malas, por lo que las
neutras deciden unirse a estas por resonancia. Sin embargo, si a este
escenario añadimos una cantidad adecuada de EM, esas bacterias neutras se
aliarán con las EM para transformar el proceso de putrefacción en uno de
regeneración. ¿No es maravilloso?
La razón por la que incluyo toda esta parrafada en este apartado de un
libro de cocina para perros es porque, para mí, la suplementación con EM es
fundamental tanto para la buena alimentación de tu perro, como para la de
cualquier ser vivo. En casa, nosotros, mis perros, mis caballos, mi huerto y
mi jardín, todos bebemos EM. Los cambios espectaculares que he visto tanto
en mí misma como en mis animales me llevan a animarte a convertir la
suplementación con EM en algo natural y cotidiano.
Rayo es un caballo que llegó a mis manos todo piel y huesos, con
problemas serios de malnutrición. Con una dieta rica en calorías y proteínas,
Rayo comenzó a ganar kilos y en un año había recuperado casi totalmente su
peso normal. Pero sufría de flatulencias y borborigmos exagerados, y empezó
a desarrollar un problema de piel importante en casi todo el cuerpo. Probé
todo lo natural que tenía a mi alcance, y me resistía a darle antibióticos y
esteroides. Resonaban en mi cabeza las palabras del doctor Don Hamilton
acerca de que enmascarar afecciones en la piel con medicamentos paliativos
solo haría que el problema surgiera más tarde con más fuerza, o que esas
toxinas que el animal eliminaba por la piel fueran a comprometer algún
sistema vital, al profundizar con la química supresora. Solo me faltaba probar
los EM. Era una época en la que había perdido el contacto con mi distribuidor
y estábamos buscando otro. Al final, decidí lanzarme a seguir las
instrucciones en la página web www.emearth.com en la que explican cómo se
pueden fabricar y reproducir los EM en casa. Ahora compramos la esencia
madre EM-1, la mezclamos con melaza de azúcar y agua, y la dejamos
fermentar entre siete y catorce días (depende de la época del año y la
temperatura ambiente). Empecé a darle a Rayo estos EM mezclados en su
ración de avena. Al cabo de un mes, el animal había mejorado notablemente
de su afección cutánea, pero lo más espectacular fue cómo consiguió ganar el
peso que le faltaba y cómo le brillaba el pelo. Al cabo de dos meses estaba
enviando fotos de la total recuperación de Rayo a alumnos y compañeros.
Si no tienes acceso a los EM, los probióticos en sí se consiguen de
muchas maneras. El yogur, el kéfir y los suplementos en cápsulas se
encuentran en los supermercados y las tiendas de productos naturales. Si
pueden ser de origen ecológico, mejor, claro. Los mamíferos necesitamos un
equilibrio en la flora intestinal, y el estrés y la contaminación son los
principales causantes de que haya tantas personas y animales con problemas
digestivos que desencadenan un sinfín de procesos de intoxicación, alergias y
envejecimiento prematuro. Tu perro debería tener acceso a un aporte
suplementario de EM para ser un animal sano. Al final del libro me extiendo
en cómo y qué propiedades poseen los probióticos, para que entiendas mejor
cómo funcionan y cómo utilizarlos.
8

CRUDO O COCINADO

Esta es la gran cuestión en el mundo de la nutrición canina de vanguardia.


Encontraremos personas y profesionales que se echan las manos a la cabeza
cuando alguien sugiere cocinar la comida para su perro porque son barferos
radicales, y lo mismo ocurre en el otro bando: los que tildan de irresponsables
a los que se atreven a dar carne cruda a los animales, con todos los riesgos de
patógenos y parásitos que puede conllevar no cocinarla. Soy una persona a la
que le gusta seguir la vía de en medio. El Tao. Tras haber estudiado medicina
tradicional china de la mano de Marita Casasola,17 creo que los extremos
deben evitarse para buscar la moderación. En la nutrición canina, he
comprobado que proporcionar a los perros solo alimento crudo es tan bueno o
malo como darles solo alimento cocinado. El doctor Shinya, en términos de
nutrición humana, anima a las personas a comer lo más crudo posible para
obtener el máximo de enzimas, probióticos naturales y vitaminas en su estado
puro. Sin embargo, es consciente de que existen alimentos que no son
digestibles en su estado crudo: legumbres, cereales, algunos vegetales,
etcétera. En el caso de los perros ocurre lo mismo. Estos pueden digerir carne
y huesos crudos, pero no son capaces de asimilar correctamente nutrientes de
materia vegetal que no haya pasado por algún proceso de cocción o
predigestión. Los perros no están hechos para digerir la celulosa de las
plantas, y producen cantidades muy inferiores de amilasa para hacer lo propio
con los almidones de los cereales. Asimismo, si queremos asegurarnos de que
nuestros perros no padezcan infecciones por salmonela, E. coli, triquinosis,
etcétera, congelar la carne, pasarla por la sartén o escalfarla serían métodos
justificados que, aunque van a alterar la materia prima, también evitarán otro
tipo de problemas.

Yo me decanto por el sistema que llamo demi-cuit, que ni es crudo ni es


cocinado, sino semicocinado o semicrudo. Las recetas que veréis más
adelante conllevan una cocción de ciertos ingredientes muy breve. Los
cereales que se emplean se cuecen en su justa medida, y los vegetales se
someten a una cocción moderada. La carne tan solo se saltea unos minutos o
se escalfa.
Por otro lado, en la medicina tradicional china, la cocción prolongada de
ciertos alimentos o la brasa se utiliza como método para subir el yang de esos
alimentos para animales que tienen condiciones de frío interno. La receta del
congi (véase pág. 194) conlleva la larga ebullición de huesos, y la del pollo
asado (véase pág. 182) propone exponer la pieza de carne al fuego o calor del
horno hasta que la carne se despega del hueso por sí sola. Estas recetas son
sobre todo para animales que precisan el calor del fuego a través de los
alimentos, y se utilizan en momentos puntuales o en situaciones específicas y
como terapia.
De todos modos, cocinar para tu perro ha de ser algo muy personal.
Leyendo este libro descubrirás cosas que resuenen contigo, otras que no.
Buscarás, probarás y al final elaborarás un sistema de cocina que te vaya bien
a ti y a tus animales. Por mucho que te aconsejen que lo mejor es el crudo,
quizás Chispa te diga que los hígados de pollo te los comas tú, a no ser que se
los pases por la sartén para que tengan más gustillo. O quizás Bairon se
relama cada vez que saques la tira de asado argentino de la nevera y se la
puedas dar tal cual. Insisto en que cada perro es un mundo, y en tu mano está
descubrir qué dieta o qué tipo de elaboración es la mejor para él, o incluso
qué mezcla de tipos de comida y sistemas de cocción vas a utilizar.
Por lo general, los perros mayores y de razas pequeñas son más sibaritas
y te obligarán a estrujarte el cerebro para alimentarlos bien. Los jóvenes de
razas más grandes, especialmente si se les acostumbra desde cachorros,
suelen aceptar de todo. De todas formas, atravesarás épocas en las que te
convencerá más lo que esté más crudo y menos manipulado, y a medida que
se van haciendo mayores, te encontrarás cocinando más y añadiendo
ingredientes que favorecen el sabor y la capacidad nutricional y calórica. Y
hacia el final de sus vidas, cuando atraviesan esos últimos meses, semanas o
días de vida, la cuestión es que coman, y da igual lo que sea. Por más que
diga el veterinario que no deben comer demasiada grasa, para mí lo
importante es que coman, y si es hamburguesa, paté de hígado de cerdo o la
lata más barata del súper, pues que así sea. Por más que me digan que el
dulce es malo para los perros, si son magdalenas y natillas lo único que
quieren comer ese día, pues eso comerán. Al fin y al cabo, se trata del final, y
de pasar con ellos esos últimos días, cuando la vida de nuestros grandes
amigos se escapa entre los dedos. Qué más da ya lo que les convenga,
mientras puedan seguir disfrutando de uno de los mayores placeres de la
vida: ¡comeeerrr!
9

NECESIDADES NUTRICIONALES

A lo largo de estas páginas he señalado en varias ocasiones que es


realmente difícil unificar criterios acerca de lo que verdaderamente precisa tu
perro para estar sano. Otra cosa es lo que necesita para sobrevivir; es decir,
qué necesidades nutricionales requiere para no morir. Existe un organismo en
Estados Unidos —la AAFCO (Association of American Feed Control
Officials, o Asociación de Oficiales de Control sobre la Alimentación)18—
que ha establecido estas necesidades básicas, que sirven de pauta para los
fabricantes de comida industrial para perros y gatos. De hecho, las mejores
marcas de piensos en ese país intentan seguir esas pautas para poder etiquetar
en sus envases el sello de dicha asociación, de modo que el consumidor sepa
que el producto está homologado. De todas formas, lo que esto significa es,
en mi opinión, muy aleatorio. Desde luego que se han realizado estudios para
saber qué nutrientes necesita el Canis familiaris para sobrevivir, y la
información que publica este organismo está contrastada por los resultados
obtenidos durante años de investigación que ha realizado la National
Research Council (Consejo Nacional de Investigación) de ese país. No
obstante, como no suelo creer a pies juntillas aquello que esté patrocinado por
la industria —ya sea para animales como para humanos—, tengo dudas
acerca de esos datos, que supuestamente establecen lo que tu perro necesita
para rebosar salud y vivir una vida longeva y sin enfermedades crónicas. El
doctor Wendall Belfield, fundador de la medicina ortomolecular en animales,
entre otros veterinarios norteamericanos, señala que los valores establecidos
son insuficientes, sobre todo en cantidad y cualidad de vitaminas, y está
seguro de que los perros de hoy en día sufren de escorbuto subclínico
(deficiencia crónica de vitamina C) porque las dietas industriales que se
basan en los valores de la AAFCO carecen de suficientes vitaminas, como la
C (véase www.thepower hour.com/news2/vitaminc_pets.htm).

Se trata de información de la cual se vale el sector de la alimentación


canina —fabricantes, asociaciones veterinarias nutricionistas, etc.— para
elaborar recetas para empresas, que a su vez las venden convertidas en pienso
o latas, o para que un profesional pueda recomendar un tipo de pienso u otro
según la edad, el tamaño y la actividad física de los perros.
Entre las fuentes a las que podemos tener acceso los particulares para
averiguar las necesidades nutricionales de los perros, existe un libro basado
en estudios realizados por diferentes universidades de Estados Unidos,
compilado por el National Research Council (Consejo Nacional de
Investigación) de aquel país. Este texto ofrece recomendaciones sobre las
cantidades de aminoácidos derivados de las fuentes de proteínas, minerales,
vitaminas, HdC, grasas y ácidos grasos esenciales, así como tablas de
calorías, que pueden necesitar los perros en sus diferentes etapas de la vida.
Es un libro diseñado para que los propietarios sepan leer la información
nutricional que aparece detallada en los sacos de pienso y latas, para que
puedan tomar decisiones sobre si ese alimento es el correcto para su perro.
Los resultados de los estudios realizados por esta entidad son los que utilizan
la AAFCO y la ACVN (American College for Veterinary Nutrition), con sede
en Francia, que forma a veterinarios en Estados Unidos y en Europa en
materia de nutrición canina. Valorar la información que se expone en dicho
libro cuando queremos cocinar para nuestro perro nos puede llevar a una total
confusión. Nos enfrentamos a una situación en la que alimentar a nuestro
perro se convierte en un experimento científico que no podemos realizar
correctamente, a no ser que llevemos una muestra de cada receta a un
laboratorio alimentario para que nos pueda decir si contiene los valores
recomendados por este organismo. Saber qué cantidad de calorías, qué valor
de proteína contienen mis recetas o qué valores en miligramos de vitaminas
aportan no es posible.
A mi entender, esta manera de alimentar a los animales —es decir,
desglosando la comida y reduciéndola a cantidades específicas de nutrientes
que una fuente u otra recomienda para una dieta completa y equilibrada— no
es el propósito de este libro, y choca de lleno con la forma en que creo que
debemos alimentar a nuestros perros. Hay unas frases de Hiromi Shinya en su
libro La enzima prodigiosa que resume mi filosofía sobre la nutrición canina:
«…Si vas en contra de las leyes de la naturaleza que abarcan todo este
mundo, enfermarás». En otro párrafo, continúa: «Se ha producido un
movimiento reciente en Japón llamado “Planta un bosque para cosechar un
océano”. Es un proyecto que comenzaron los pescadores, quienes,
preguntándose por qué de pronto los peces habían desaparecido del océano,
descubrieron que varios años antes se había talado un gran número de árboles
de la montaña. Encontraron una conexión entre las actividades de tala y la
disminución en la población de peces. El proyecto de los pescadores busca
replantar árboles en las montañas para que regresen los peces. A primera
vista parece que hay poca relación entre los árboles en la montaña y los peces
en el océano, pero en el círculo de la naturaleza, las dos cosas están
íntimamente interconectadas».
Te preguntarás qué rayos tienen que ver las recomendaciones de la
AAFCO sobre necesidades nutricionales de los perros con las palabras de
Shinya. Es muy sencillo. Al convertir la comida de tu perro en un compendio
de elementos nutricionales, nos perdemos la esencia de los alimentos y su
valor fundamental y sinérgico. Como decía Shakespeare, «hay mucho más en
el universo que lo que hay en tu filosofía». El sistema cartesiano, basado en
desgranarlo todo para ver la vida como partes separadas que forman un todo,
ha sido necesario para entender muchos conceptos, pero corremos el riesgo
de perder el oremus, de ver el árbol pero no el bosque, de alejarnos de la
naturaleza en este ámbito también, y convertir la alimentación de nuestros
perros en un experimento científico, en vez de algo que hemos hecho
siempre, hasta hace poco, con naturalidad. Tu perro necesita tu inteligencia
intelectual, pero también tu intuición. Tú necesitas confiar en su inteligencia
emocional y en su instinto.19 Partiendo de unos conceptos fundamentales, sin
entrar en demasiados datos basados en estudios y criterios científicos, puedes
aprender a alimentar a tu perro de una forma natural y sana sin mucha
dificultad. Y, a la vez, le devuelves la oportunidad de que se alimente como
su naturaleza lo requiere.
Nos perdemos en conceptos, fórmulas y números, y nos hemos olvidado
de cómo comer y cómo dar de comer. Dentro de este paradigma tan racional,
ni siquiera contemplamos el chi (energía vital) de los alimentos, como sí
hacen las culturas orientales. Es decir, que, como insinúa Shinya, nos
alejamos tanto de la naturaleza, la fragmentamos tanto que dejamos de
comprender la interconectividad de las cosas y la esencia que anima todo
cuanto existe. Un tomate del huerto regado con consciencia, fertilizado con
estiércol y cosechado con cariño puede tener los mismos elementos
nutricionales que uno cultivado en los colosales invernaderos de Murcia, pero
no tendrá la misma energía vital, y aunque cuente con esos elementos
nutricionales, las cantidades que contenga serán inferiores. Ahora, imagínate
esos tomates: uno llega del huerto a la cocina directamente, todavía calentito
del sol, desprendiendo su particular aroma. Y de la cocina al plato de tu
perro, rallado y un poco salteado por ti, pensando en lo bien que le va a sentar
a tu compañero esa receta creada con alma. El otro tomate, además de crecer
en una planta dentro de una fábrica de tomateras, se recoge sin madurar del
todo, pasa a unas neveras, luego a unas cadenas de selección, después a otras
neveras, y a los estantes del súper, con suerte; si no, acaba en una máquina
deshidratadora, para poder pasar a la extrusionadora, cocinado a altísimas
temperaturas; de ahí al saco y de ahí al plato de tu perro unas semanas o
meses después. Creo que es evidente lo que quiero decir.
Nosotros no comemos siguiendo unas tablas con cantidades de
nutrientes que los científicos y los médicos nos recomiendan (a no ser que se
esté siguiendo una dieta especial por algún problema de salud o de peso).
Puede haberlas —me refiero a las tablas— con porciones y calorías estándar.
Pero realmente no nos alimentamos así. Nos dicen que debemos beber dos
litros de agua diarios. ¿Quiénes? ¿Yo, que peso 50 kg, y mi marido que pesa
90? ¿Los dos necesitamos la misma cantidad de agua? Estos estándares
varían según los estudios y las fuentes. Nos podemos volver locos. He leído
en varias fuentes que una persona de mi edad, tamaño y peso debería
consumir 1.500 calorías diarias, en otras, 2.000. Aun queriendo seguir alguno
de estos parámetros, no estoy midiendo las calorías a diario. No sabría cómo
hacerlo. Más bien leo (mucho) y me informo de los componentes básicos de
la nutrición que son saludables, pero tampoco preparo recetas para la cena
con tal cantidad de proteína o de grasa. No dispongo de un laboratorio en
casa que me permita hacerlo. Entonces, ¿por qué parece que si no lo hago
para mis perros les estoy poniendo en peligro al darles comida elaborada en
casa? No tiene mucha lógica. Es antinatural, y no es posible.
Esta forma de pensar es fruto de la industria alimentaria humana, que
tiene que publicar los nutrientes en los envases de comida precocinada y
preparada que fabrica y comercializa. Disponen de laboratorios que analizan
los productos para saber cuántas calorías, minerales, vitaminas, proteínas,
etcétera, hay en cada uno. Esta mentalidad se ha extrapolado a la
alimentación de los animales, y con ello hemos creado la idea de que su
comida debe analizarse para saber si es completa y equilibrada. Si no es así,
la siguiente idea que se propaga es que tu perro puede enfermar o morir por
ello. Hasta cierto punto, puede ser cierto, sobre todo si la alimentación es
industrial y no contiene los nutrientes necesarios. Pero en el caso de la dieta
natural, siguiendo unas pautas sencillas, como estamos viendo, al estar
tratando con ingredientes frescos y en estado natural, ocurre al revés: estamos
proporcionando una alimentación mucho más completa y equilibrada porque
estamos dando comida viva, llena de chi, elaborada en casa, con tus manos y
todo tu cariño.
La industria alimentaria para los animales quiere que compres pienso
para tu perro. Para ello patrocinan estudios, y contratan veterinarios y otros
científicos que elaboran recetas… No, espera: ¡fórmulas!, e intentan
identificar qué necesidades tienen los perros. A partir de ahí, resulta una
aventura averiguar cuál es el pienso saludable. Hay todo un mundo de
marketing tras el etiquetado para que creas que el producto en el interior del
saco es lo que indican las tablas de ingredientes y nutrientes. Incluso la
AAFCO hace de perro guardián para que no se defraude al consumidor con
artimañas. Ante este panorama, parece que si no estamos pesando y midiendo
lo que comen nuestros animales, no les podemos dar una dieta completa y
equilibrada.
En conclusión, lo que me gustaría que entendieras es que tu perro no
tiene que comer de laboratorio. Por más que consultes las tablas de la NRC y
la AAFCO, no vas a poder saber con certeza, cuando cocines para tu perro,
exactamente cuánta proteína o cuánta vitamina B6 hay en esa receta. Karen S.
Becker y Richard H. Pitcairn publican en sus libros recetas que han sido
sometidas a análisis de laboratorio para poder ir acompañadas de un desglose
de nutrientes. Con esto pueden casi garantizarte que, si sigues sus pautas en la
cocina, conseguirás reproducir los análisis nutricionales que publican en sus
respectivos libros.20 Es una buena idea para aquellas personas que se sienten
inseguras y quieren seguir unas pautas muy concretas, aunque creo que la
receta que pudiéramos replicar a partir de sus indicaciones no arrojaría los
mismos valores nutricionales, si se tienen en cuenta todos los factores
implicados en la cocina, como he tratado de demostrar antes con la historia de
los dos tomates.
Cocinar a ojo me lo enseñó mi madre. Llevo décadas alimentando a los
míos y a muchos perros así, con mucho éxito. Incluso cuando les preparaba
recetas que ahora ya no haría, los perros estaban sanos, fueron muy longevos,
no padecían de parásitos internos y lucieron siempre un pelo precioso. En la
actualidad, mis perros son todavía más vigorosos y fuertes. Al veterinario no
acuden si no es por algún accidente, problemas geriátricos o porque padecen
leishmania, y sigo cocinando según mis conocimientos y mi intuición. A mí
me funciona, y todo un movimiento de propietarios de perros se están
lanzando cada día a emprender esta aventura.
Puedes visitar este enlace en el que se publican las tablas de valores
nutricionales recomendados por la National Research Council de Estados
Unidos: http://dels.nas.edu/resources/static-
assets/banr/miscellaneous/dog_nutrition_final_fix.pdf. Pero, repito, están
pensadas para guiar a los consumidores de piensos y latas para poder escoger
los mejores productos. No te van a servir para cocinar.
DÉJALE COMER HIERBA
Los perros son animales inteligentes. Conservan su instinto a pesar de haber
sido domesticados hace miles de años. Como sus hermanos salvajes, los
perros comen hierba (los cánidos salvajes, además, comen bayas, frutos del
bosque y plantas diversas). Existen teorías diversas con respecto a esta
práctica. Seguramente hay más de una razón por las que los perros buscan
hierba. Algunas veces lo harán para purgarse, otras para nutrirse de sus
propiedades y como fuente de fibra. Cuando un perro sufre alguna dolencia
digestiva, recurrirá a comer hierba, si tiene acceso a ella, y se provocará el
vómito como práctica terapéutica. Si llevas a tu perro por el campo, es
posible que coma hierba como suplemento nutricional. En los años que llevo
observando perros, es muy común verles ingerir hierba frecuentemente. No
dudo de que encuentren muchos beneficios que desconocemos en este hábito.
También es posible, cuando les llevamos al campo, que se tropiecen con
estiércol de caballos, vacas y ovejas, y que se lo coman también. Yo siempre
les he dejado, porque confío en su instinto y su inteligencia para saber lo que
necesitan. En el estiércol de los rumiantes y équidos se pueden encontrar
microorganismos, enzimas, muchas vitaminas y minerales. Aunque nos
pueda parecer algo repudiable por tratarse de excrementos de otros animales,
en este caso, yo te recomiendo que se lo consientas. Saben lo que hacen.
Los perros que viven en ciudades tienen poco acceso a hierba fresca, y
en los parques o jardines comunitarios no tenemos mucha seguridad de que
esa hierba no esté contaminada con pesticidas o fertilizantes químicos. Por
eso, te animo a que salgas de la ciudad por el bien de tu perro (y el tuyo), y
puedas darle la oportunidad de ejercer esta práctica que ni es peligrosa ni es
extraña a su especie. De hecho, es lo más normal del mundo, saludable y
necesaria. Si no tienes acceso a un trozo de hierba fresca, te recomiendo que
plantes una maceta en tu balcón y le permitas comer hierba a su antojo o que
se purgue cuando lo necesite.
A veces podemos encontrar a nuestro perro intentando comer heces de
otros perros o excrementos humanos en los descampados, o que se dedique a
lamer cosas o a roer la cal de las paredes. Todas estas prácticas indican que
algo le falta en su dieta y la busca de otro modo. Si tu perro hace esto, es
probable que necesite suplementos de vitaminas, minerales, enzimas o
microorganismos. Añadiendo espirulina, probióticos y/o algún complemento
nutricional de origen natural, estos hábitos que nos pueden resultar
incómodos desaparecerán. De todas formas, yo he visto cómo el mero hecho
de darles comida natural elimina la necesidad de que los perros busquen
fuentes de nutrientes tan desagradables. Cuando damos pienso en Canópolis
durante los meses de verano, al cabo de unas semanas hay perros que
empiezan a comerse los excrementos de otros. Cuando reanudamos el cocido,
esto desaparece. Nos lo dicen bastante claro.

LAS NECESIDADES NUTRICIONALES DE LOS CACHORROS


Si tienes en casa un cachorro y estás contemplando
iniciarlo en la alimentación natural, me alegro mucho. Un
cachorro alimentado desde el principio con comida
natural le va a permitir convertirse en un animal fuerte,
con un sistema inmune envidiable. He criado muchas
camadas de cachorros en el refugio y en casa, y he podido
ver la diferencia entre cachorros alimentados a base de pienso y los que han
podido disfrutar de la comida natural. Es abismal. En Canópolis, durante los
meses de verano nos vemos obligados a alimentar a nuestros animales con
pienso, por dos motivos: el calor y las moscas. Aunque a lo largo de este libro
señalo a los piensos como la peor forma de alimentar a los animales, no se
puede ser radical, y hay que ser práctico en la vida. En el refugio, con
temperaturas que a veces llegan a los 40 °C, no puedo hacer que el personal
cocine, y el cocido fermenta con rapidez, por lo que no soy capaz de
garantizar la salubridad de esa comida. Por lo tanto, damos pienso. Durante el
resto del año, cocinamos seis días a la semana y, para dar al personal un día
de descanso, también comen pienso. Intentamos, en la medida económica que
podemos, ofrecer una gama de pienso alta que sea lo más afín con nuestra
filosofía; es decir, lo más natural posible. Las marcas Dingo, Luposan y el
grain free de Maxima son las que hemos utilizado más recientemente. ¿Me
gustaría no tener que usarlos? Claro que sí. Pero no es factible. En casa solo
doy pienso cuando no tengo otra opción, y eso ocurre muy de vez en cuando.
Os cuento esto en esta sección, sobre la alimentación de cachorros,
porque cuando he tenido camadas en el refugio en verano, las he alimentado
con pienso, y cuando las he tenido el resto del año, las he alimentado con
comida natural, y, como decía, no hay ni punto de comparación entre unos y
otros cachorros. Por ello puedo compartir la experiencia. Como ejemplo de
esto, os relato las últimas dos ocasiones en las que esto se ha hecho evidente,
y resumen el total de la experiencia de veinte años dirigiendo el refugio. El
verano de 2014 tuvimos una camada de cachorros, que llegaron con su
madre. Mientras se amamantaban, los perros estaban perfectos. Al destetarse
e iniciarse con el pienso, empezaron los problemas. Todos enfermaron,
excepto uno, y acabaron hospitalizados. Perdimos a dos de ellos. Fue muy
triste, pero no pudimos salvarlos. En noviembre de 2014 llegó una hembra
embarazada y crio en lo más crudo del invierno. Los ocho cachorros, que
amamantó con éxito, enseguida empezaron a comer carne cruda, cocido y
huesos al comenzar a destetarse. El vigor y el tamaño de estos cachorros era
espectacular. Ninguno enfermó, y disfrutaron de una salud de hierro a pesar
del frío que se sufre en las montañas del Garraf. Al darlos en adopción,
intentamos convencer a los adoptantes de que continuaran con la
alimentación natural, pero no todos han seguido nuestros consejos. He podido
comprobar la diferencia de algún cachorro que salió adoptado nada más
destetarse y fue alimentado con pienso a partir de entonces, y los cachorros
que se quedaron más tiempo en Canópolis y siguieron comiendo dieta
natural. De nuevo, menuda diferencia. El animal adoptado era más pequeño
y, en más de un caso, sufría problemas digestivos y de piel. En conclusión,
alimentar a los cachorros con dieta natural es, sin duda alguna, lo mejor, y no
hay que tener ningún miedo de hacerlo mal si se siguen unas pautas sencillas
y básicas.
Los cánidos salvajes que crían a sus cachorros, al empezar estos a
destetarse, regurgitan las presas para introducir a sus crías en la alimentación
sólida. Varias veces al día, los pequeños empiezan a digerir carne, vísceras y
huesos. En Canópolis y en mi propia casa, cuando he alimentado cachorros,
he seguido este principio, y los animales han comido varias veces al día la
misma comida que los adultos. La cuestión no es proporcionar una
alimentación diferente, sino hacerlo más a menudo. Si tenemos a la madre, la
comida se empieza a introducir con una toma a partir del mes de vida cuando
el animal comienza a echar los dientes de leche, si es que la madre no les
regurgita alimento. Las tomas se van aumentando hasta tres, cuando vemos
que el cachorro ha dejado de mamar o que la madre ya no dispone de leche.
Si no tenemos a la madre, reemplazaríamos la leche de esta con una
comercial hasta el mes y medio, más una toma de dieta natural a partir del
mes, y así incrementando las tomas hasta tres a los dos meses de vida, cuando
el cachorro ya no necesita la leche. De los dos hasta los seis meses de vida,
he mantenido las tres tomas de dieta natural, y de los siete hasta el año y
medio la reduzco a dos. A partir de entonces, se puede reducir a una al día,
que es como yo alimento a mis perros adultos (con algún tentempié por la
mañana o la tarde), a no ser que sean mayores o tengan algún problema de
salud.
Los barferos, que siguen las dietas crudas, también introducen a los
cachorros en este tipo de alimentación. Sin embargo, no tengo experiencia
con esto, por lo que no puedo aconsejaros. Mis cachorros han desayunado
carne roja salteada por la mañana y recetas variadas en la segunda y tercera
toma. En el refugio, por cuestión de logística y pragmatismo, una de esas
tomas es de pienso de cachorro de alta gama, como Natural Menu para
cachorros, de Dingo; o Royal Canin o Science Plan para cachorros. A partir
del mes y medio introduzco los huesos de rodilla de vacuno para que puedan
ejercitar sus mandíbulas, limpiar los dientes, tonificar las encías y recibir una
fuente de calcio natural para el desarrollo de su sistema óseo. Cuando
cambian los dientes de leche, roer huesos es el mejor alivio para las molestias
que les provoca. Igual que con cualquier otro animal adulto, se les introduce
poco a poco. El primer día 10 minutos, el segundo un poco más, y así
podemos acostumbrar su joven sistema digestivo a este alimento. Una o dos
veces por semana, roer un hueso de este tipo significa un aporte de calcio
biodisponible indispensable para el desarrollo de su esqueleto y el cambio de
dentadura. De una forma natural se compensa el equilibrio entre calcio
(huesos) y fósforo (carne).
Si se quiere uno asegurar de que no falla nada en esta dieta, se puede
añadir espirulina y levadura de cerveza (alternando los días) a una de las
tomas, como suplementos nutricionales ricos en vitaminas y minerales
biodisponibles que tienen la capacidad de completar cualquier dieta. Si te
preocupa el calcio, puedes darle yogures, queso fresco o huesos de rodilla o
de caña de vaca. Lo importante de estos aditivos naturales es que, al contrario
que los suplementos con vitaminas y minerales sintéticos e inorgánicos, el
cuerpo elimina con facilidad lo que le sobra. Es decir, no se sobrecarga
ningún órgano y no se bloquean los receptores celulares (doctor Ian
Billinghurst).
Este sistema de alimentación para cachorros es ideal, desde mi punto de
vista. Evidentemente, si no fuera así, lo cambiaría. Tanto si quieres seguir el
programa que hago en casa como el que llevo a cabo en el refugio, ambos son
válidos. Si puedes hacer tres tomas naturales, perfecto. Pero si ves que una
debe ser de pienso, pues tampoco es el fin del mundo, porque así el cachorro
está acostumbrado a este tipo de alimento para situaciones puntuales en las
que tendrá que comerlo por falta de tiempo o para viajar cómodamente sin
tener que llevar fiambreras en una nevera, o tener que asegurarte de que el
hotel donde vas ofrece menú para huéspedes de cuatro patas. Siempre diré
que si el pienso se utiliza como alimento de emergencia, no podrá hacer daño.
El problema surge cuando constituye el alimento habitual de cualquier
animal.

LAS NECESIDADES NUTRICIONALES DE UN PERRO


MAYOR
Un perro se considera mayor a partir de los nueve años.21 Pero la vejez, como
todo en el mundo del perro, varía mucho según el sujeto y llega antes o
después dependiendo de la raza, el tamaño del perro, el estilo de vida, la
alimentación o la cantidad de vacunaciones y medicaciones a la que se le
haya sometido. Según la medicina tradicional china, cada ser nace con un
paquete de energía vital o chi. Esta se almacena en los riñones, y estos rigen
la vitalidad, los huesos, la columna, el oído, el pelo, los dientes, el sistema
genito-urinario, la energía sexual y la genética. Un perro se considera mayor
cuando comienza a mostrar problemas de huesos y de espalda, se le ven
canas en el morro y cara, los dientes se tornan amarillos y se rompen o se
caen algunas piezas, muestra signos de pérdida de audición, desciende su
energía sexual y su fertilidad, y pierde vitalidad en general. Al describir estos
síntomas, supongo que os daréis cuenta de que muchos perros entran en un
estado de envejecimiento antes de los nueve años. De hecho, he conocido
perros muy jóvenes que mostraban un estado de envejecimiento prematuro
debido a su alimentación, raza (genética) y estilo de vida. Recuerdo a Fuyur,
un cachorro de seis meses que estaba creciendo en una jaula de la Liga
Protectora de Animales y Plantas de Barcelona. Mostraba artrosis y displasia
de cadera avanzada, y lo acogimos en Canópolis para evitarle la parálisis
segura. Fuyur era el ejemplo de un perro en un estado avanzado de
envejecimiento prematuro, y era imperativo sacarlo de allí para salvarlo. En
cuanto cambió su estilo de vida, su alimentación y recibió un tratamiento
largo de acupuntura, Fuyur empezó a rejuvenecer. Poder correr y moverse
libremente era un factor definitivo para recuperarlo, pero su alimentación, a
base de ingredientes frescos y naturales, llenos de vitalidad, enzimas y
probióticos, permitieron a Fuyur restaurar su vigor. La acupuntura fue
decisiva para conseguir un retroceso en la artrosis y la displasia que padecía,
así como elevar el chi de sus riñones. Lo que quiero decir con esto es que un
animal es mayor a partir del momento en que muestra estas señales, y estas
pueden aparecer mucho antes y mucho después de los nueve años. No se
puede generalizar y estandarizar.
Adaptar la dieta de tu perro cuando empieza a ser mayor es un proceso.
No se hace de la noche a la mañana. No se decide en un día. Se va
observando en el tiempo que el animal ya no digiere bien ciertas comidas, o
que empieza a beber mucho, y deberemos investigar por qué. Si se le detecta
un principio de insuficiencia renal, comenzaremos a darle una dieta un poco
más suave y le daremos fuentes de proteína de alta calidad.22 Si ya no corre
tanto y duerme más a menudo, podremos reducir las calorías y la grasa (sin
comprometer las fuentes de omegas; es decir, se podría intentar dar más
pescado y menos carne de vaca de cortes con mucha grasa) que ingiere para
evitar procesos de sobrepeso, que desencadenan una serie de problemas que
queremos evitar. Si vemos que empieza a quejarse de los huesos, podemos
añadir a su plato algún complemento nutricional con condroprotectores —
aloe vera, MSM (metilsulfonilmetano), cúrcuma y harpagofito— para retrasar
el proceso.
La dieta para animales mayores se debe modificar siguiendo un poco los
gustos que estos van desarrollando a medida que pierden los sentidos del
olfato y el gusto. Un perro joven come casi cualquier cosa que le pongas
delante, pero un perro mayor necesita una comida con más sabor y aroma.
Recuerdo que Golf, a los dieciséis años, empezó a rehuir el cocido casero, y
tuve que comenzar a echarle unos trocitos de fuet o salchicha, o mezclar una
cucharita de paté de cerdo para hacerlo más sabroso. A los dieciocho años, en
su etapa final, terminé dándole latas para perro y para gato que compraba en
el súper para que comiera algo. Parece ser que solo el olor de estas conseguía
motivarla a comer. A pesar de ser abogada de la nutrición natural para
animales, me vi obligada a ir en contra de todos mis principios para que mi
perra comiera algo aquellos últimos meses.
Por otro lado, el perro mayor puede tener un sistema digestivo más
delicado y principios de insuficiencia renal o hepática, o ha podido sufrir
alguna enfermedad crónica, y se ha de adecuar su dieta a su historial clínico.
Se trata de hacerles comida que sea más fácil de digerir y que sus órganos no
se vean sobrecargados para asimilarla o eliminarla. Bajar la grasa y mejorar
las fuentes de proteína sería una forma de conseguirlo. Las carnes blancas,
como las de pollo y pavo (incluyendo sus vísceras), son más magras, suaves y
adecuadas para animales delicados. A pesar de esto, Maus, que tiene casi
dieciséis años, come corazón y riñones de vaca semanalmente. Insiste en que
el arroz me lo coma yo, y si hay demasiada verdura, ahí se va a quedar.
Recientemente ha desarrollado síndrome de Cushing (sus glándulas adrenales
segregan más cortisol de la cuenta), para lo que utilizo su remedio
homeopático de fondo y le hago sesiones de acupuntura cada quince días,
pero su dieta es como a ella le gusta: carnívora. Así que, aunque te aconsejo
lo que escribo, tu perro mayor te va a guiar. Por más que un profesional u
otro te diga que ha de comer esto o aquello, el perro es el que decide. En esta
etapa, creo que Maus debe disfrutar el tiempo que le queda, y yo con ella. Si
vive un poco menos porque ha comido lo que ha querido en su último año de
vida, pues que así sea. Habrá sido feliz, y eso es importante.
Los perros mayores suelen tener más hambre a deshoras. Volver a darles
dos tomas es buena idea, vigilando que no por ello engorden. Si no, se les
puede dar un desayuno ligero y pequeños tentempiés para saciar la ansiedad
que pueden desarrollar algunos. Las golosinas o premios y tentempiés no
deben llevar subproductos o fuentes de proteína sin garantías; ni de mayores
ni de jóvenes, en realidad. Muchos premios para perro llevan subproductos en
los que se pueden encontrar fuentes de proteína que pueden comprometer la
salud de los riñones. En el perro mayor, los riñones son más delicados, y hay
que cuidar que las fuentes de proteína sean de la más alta calidad. Estas
chucherías comerciales también pueden contener altas cantidades de sal y
azúcar, así que ojo con esto. Una vez más, el perro mayor es siempre más
delicado, y precisa una alimentación más suave para su sistema en general.
Jamón de York o jamón de pavo bajos en sal y grasa pueden gustarles, pero
deben ingerirlos en porciones razonables (cuidado con lo que se compra,
porque, aunque sea para consumo humano, hay muchos que llevan almidón,
glucosa y un montón de aditivos artificiales). Una buena idea para
entretenerles, cuando ya no roen huesos, es frotar algún hueso de caña vacío,
una piedra del jardín o un juguete de goma con paté, que sirva de tentempié y
le sacie. Las galletas caseras pueden ser otro recurso si tienes tiempo y ganas.
De este modo te aseguras de que no estás dando galletas con subproductos de
dudosa calidad y origen.
En edades muy avanzadas, los perros, sobre todo los de tamaño
pequeño, dejan de roer huesos. Su dentadura y encías son más delicados y no
tienen la fuerza para ello. Proporcionarles alimento para limpiar sus dientes y
darles suficiente calcio se convierte en un reto. A mi perra Maus, que parece
ser la protagonista de esta sección, empecé a sujetarle yo los huesos cuando
vi que ya no los quería. Me di cuenta de que ganas no le faltaban, pero sí la
fuerza para agarrarlos. Así que una vez cada quince días, como una más,
sigue comiendo huesos que yo le sostengo. Si no tienes el tiempo, la
paciencia o el estómago, mejor dales yogures y queso fresco, para el calcio, y
pan duro para los dientes, como alternativas.
Los suplementos alimenticios pueden ayudar mucho a un animal mayor
cuyo organismo ya no asimila los nutrientes igual que antes. El pelo y la piel
nos revelan mucho acerca de su estado físico. Si la piel está descamada o el
pelo deja de brillar o crecer con vigor, pueden indicar que tiene carencia de
ciertos nutrientes. En un animal joven no se consideraría normal y se debería
investigar la causa. En el caso de un animal mayor puede ser normal, aunque
igualmente habría que comprobar el origen si, a pesar de añadir a su dieta los
complementos nutricionales que voy a mencionar, no se consiguiera el efecto
deseado.
Los aceites y los probióticos son suplementos que pueden ayudar en una
mayor absorción de elementos nutricionales. Si rebajamos la grasa de la
comida de Trufa porque tiene sobrepeso, ya no dispone de tanta energía y se
mueve menos, darle aceites ricos en vitamina E y omegas (perlas de aceite de
hígado de bacalao, de aceite de onagra y borraja, aceite de oliva o de salmón)
puede contrarrestar la falta de grasa y favorecer muchos procesos orgánicos.
Los probióticos son las estrellas de los suplementos nutricionales porque son
los mejores aliados de un intestino desgastado o cansado. Aparte de regenerar
la mucosa intestinal, aumentan la absorción de los nutrientes a través de las
paredes intestinales. He visto grandes cambios en animales que toman
probióticos, especialmente los de tecnología EM, de Teruo Higa. He visto
muchos animales rejuvenecer varios años después de un tratamiento con EM,
curarse de enfermedades de piel graves y recuperar fuerza y vitalidad que
pensaba que nunca volverían a tener.
10

LA PIRÁMIDE ALIMENTICIA

Decíamos hace unas páginas que los perros necesitan proteína, grasas y
carbohidratos como pilares esenciales de su alimentación. A partir de estos,
podemos extendernos en otros elementos nutricionales, como vitaminas,
minerales, aminoácidos, aceites grasos esenciales, enzimas y probióticos, que
son los nutrientes de los que la ciencia tiene constancia en este momento. Lo
digo así porque la noción de los aceites omega o de las enzimas es reciente,
por lo que no podemos estar seguros de que está todo dicho en el ámbito de
los nutrientes de los alimentos. Es posible que en el futuro se sigan
descubriendo otros, como se descubrió que la taurina es fundamental para
evitar cardiomiopatías en los gatos, o que los problemas osteoarticulares en
los perros pueden estar relacionados con un exceso de fósforo en su
alimentación. Solo ahora empezamos a comprender cómo funcionan las
enzimas y el papel tan importante que desempeñan los probióticos en la
absorción de nutrientes del intestino al sistema sanguíneo.
Ciencia aparte, particularmente sigo una pirámide alimenticia muy
básica y sencilla de comprender. Se trata de saber qué grupos de alimentos
necesitan los perros de más a menos, en proporciones variables dentro de
unos parámetros que siguen la dieta natural, ancestral y evolutiva. Esta
pirámide es la que marca las cantidades en las recetas de este libro, y es la
que recomiendo para los perros.
70-85 por ciento CARNE, VÍSCERAS Y HUESOS.
5-15 por ciento VERDURAS/PLANTAS.
0-5 por ciento FRUTAS.
0-5 por ciento CEREALES, LEGUMBRES Y FRUTOS SECOS.
0,5-1 por ciento SUPLEMENTOS NUTRICIONALES BIODISPONIBLES.

No muestro una pirámide representada por proteínas, grasas y HdC por


las razones que exponía anteriormente: saber cuánta proteína bruta hay en la
pechuga de pollo o en el corazón de vaca que vayamos a utilizar es imposible
sin la ayuda de un laboratorio. Mi propósito es que entiendas cuáles son los
pilares de una buena nutrición, qué elementos son necesarios, cómo
funcionan y qué alimentos los contienen. No obstante, mi forma de alimentar
a los perros es natural, orgánica e intuitiva, y aunque proporcione
información científica, este no pretende ser un libro científico, sino un
manual para ayudarte a comprender las bases de una buena nutrición natural
y poder aplicarla en tu casa, sin miedo.
En esta pirámide planteo una variación importante entre los primeros
grupos nutricionales. La idea es que la alimentación de tu perro sea orgánica.
Con esto quiero decir que está viva y fluye. No es estática ni rígida. Es
flexible. Contempla la posibilidad de que tu perro prefiera más verdura y la
disfrute, por lo que su dieta puede llevar más cantidad. También contempla el
hecho de que, según esta filosofía, tu perro no comerá lo mismo cada día.
Habrá días en que coma más carne, y otros días más cereal, porque las recetas
que le hagas contengan más o menos cantidad, o simplemente porque ese día
no dispongas de los ingredientes necesarios, y no pasa nada. Por último, cabe
la posibilidad de que tu perro no tolere los cereales o no le guste la fruta o los
frutos secos, de modo que no se incluyen en su dieta, y se compensa, en
cambio, con otros grupos de alimentos, como patata y verdura.
Partiendo de mi recomendación sobre la cantidad de carne que deberían
comer los perros a diario —de 100 a 150 g de carne por cada 10 kg—, el
resto de los ingredientes se pueden calcular según las preferencias de cada
uno, pero sobre todo la de tu perro. Aun así, vuelvo a explicar que yo no
cocino con una báscula para pesar la verdura o el cereal. Cocino a ojo.
Supongo que porque cocino igual para mi familia, ya sea humana o animal, y
me es muy difícil establecer cantidades en gramos para el resto de
ingredientes. No obstante, voy a hacer el esfuerzo para que en la recetas que
describo a continuación puedas contar con la referencia en gramos y tener así
un punto de partida. En los talleres de cocina que he impartido y en las
demostraciones de cómo elaborar una receta hablo de pizcas, chorritos y
puñados.
11

LA DESPENSA: INGREDIENTES
QUE DEBEMOS TENER EN CASA

En la despensa de tu cocina siempre debería haber ingredientes como el


arroz, a ser posible integral, copos de avena, cuscús o quinoa, si es que te
planteas incluir algo de cereal en la comida de tu perro. Indispensables son el
aceite de oliva virgen y la sal como condimentos fijos. Además, patatas (o
puré de patatas), ajo, levadura de cerveza en copos, semillas de sésamo, de
linaza o calabaza, miel, huevos, muesli, alguna lata de atún, sardinas en aceite
de oliva virgen y tomate frito son otros ingredientes que vendría bien tener a
mano para poder alegrar cualquier tipo de receta.
Aunque casi no cocino con legumbres para los perros, esto no quiere
decir que no se puedan utilizar, y tener un paquete de garbanzos o lentejas, o
un bote de cada en la despensa, puede ser útil. Si encuentras alguna receta o
quieres probar a cocinar con legumbres, por mi parte, encantada. Yo
comparto mi experiencia, y esta solo incluye las legumbres de mis propias
sobras o un puñadito de garbanzos en alguna receta, solo eso.
En la nevera, aparte de la carne y las verduras que vayas a incluir,
yogures, queso fresco, jamón de York o de pavo, bajos en grasa y sal, son
otros ingredientes que te servirán para hacer algún tentempié o desayuno.
En mi nevera suele haber algún tipo de verdura de temporada para poder
añadir a la cazuela. Según lo que encuentre en cada época del año, elaboro
recetas con una, dos o tres variedades de verdura. Cuando compro para mí, ya
lo hago pensando en mis perros. Te avanzo una lista de las que más me
gustan para poder hacer las recetas que verás en adelante.

Las verduras que más utilizo son calabacín, espinaca, acelga, nabo,
zanahoria, calabaza y tomate. Y con menos frecuencia compro apio, puerro,
hinojo, patatas y boniatos.
Tanto en el refugio como en casa, solemos emplear hierbas aromáticas
como condimento, pero también como fitoterapia (medicina a base de
plantas). En el último apartado del libro puedes consultar las propiedades de
las hierbas que más uso: tomillo, romero, salvia, perejil y cúrcuma.
12

TRUCOS Y ATAJOS

Para aquellas personas a las que se les hace un mundo el tema de la verdura
—lavarla, rallarla…— un atajo supondría recurrir a las acelgas y las
espinacas en bolsa. Incluso he visto paquetitos de verdura rallada en algún
que otro supermercado. Sale más caro, eso sí.
Otro truco es comprar cremas de verduras precocinadas (en bote de
cristal o tetrabrik), que se añaden al final de la cocción de la carne. También
se puede acortar el tiempo de elaboración comprando bandejitas de sopa
juliana deshidratada, preparada a partir de una mezcla de verduras. Si te ves
en un apuro, puedes elaborar una receta básica poniendo a hervir cierta
cantidad, según el tamaño de tu perro, luego salteas la carne, añades las
verduras, un chorrito de aceite, una pizca de sal y ¡listo! No te preocupes por
si lleva cebolla. Un poco de cebolla no va a matar a tu perro, ni le va a
provocar anemia de Heinz, sobre todo si está deshidratada y no la come en
grandes cantidades cada día.
Estos consejos son para utilizar cuando hay prisa y poco tiempo.
Disponer de estos ingredientes en la cocina te puede sacar de un apuro sin
comprometer la alimentación de tu perro en esos días en que llegas tarde del
trabajo, tienes algún compromiso por la noche y solo te da tiempo a dar una
vuelta con él y prepararle algo rápido. Pero hay que ser conscientes de que
con estos atajos, aunque son mejores opciones que abrir un saco o una lata, el
perro recibe menos nutrientes que si comiera verduras frescas.
13

MATERIAL Y UTENSILIOS

Además de los típicos utensilios de cocina, como cuchillos, una tabla, una
cazuela y una sartén, necesitarás también una báscula al principio para poder
elaborar las recetas. Una vez que adquieras más experiencia, acabarás
cocinando a ojo, como yo, y quizás ya no la necesites. Para preparar algunas
recetas (por ejemplo, los premios caseros), tendrás que usar una bandeja de
hornear y un vaso medidor para calcular las cantidades de algunos
ingredientes. Un rallador para las verduras es esencial, porque permite
manipularlas y cortarlas en tiempo récord. Una picadora manual puede ir bien
para el ajo y perejil, y un mortero, para triturar la cáscara de huevo, aunque,
si no se dispone de tiempo, quizás sea más útil la batidora para molerlo (se
podría usar también un molinillo de café, si cuentas con uno).
La batidora es ideal para poder pasar las verduras a puré si a tu perro le
cuesta comer verdura rallada. Yo no la uso, pero puede servirte en estos
casos. Si tu perro es mayor o está convaleciente, o padece alguna dolencia
bucal, pasar la comida por la batidora también es una opción. Así puede
seguir disfrutando de su comida natural sin que le suponga un problema
masticar.
Una olla exprés es otra herramienta de cocina que viene bien si tienes
que cocinar para varios perros grandes en poco tiempo. Este método de
cocción tiene el valor añadido de que permite que los alimentos se cocinen en
su propio jugo, y se pierden menos nutrientes. Las vísceras se cocinan un
poco más que las piezas musculares, por lo que hay que tener en cuenta el
tiempo que se dejan en la olla, para que no se pasen.
14

TÉCNICAS DE ELABORACIÓN
Y CONSERVACIÓN

Como intuirás si has llegado hasta aquí, según mi experiencia y opinión, el


mejor alimento para alimentar a los perros es el más fresco posible. Lo ideal
sería que los alimentos estuvieran recién recogidos del huerto, y las carnes y
pescados se compraran en las lonjas y mercados. Hasta hace bien poco,
nosotros comíamos así. Qué pena. Nuestro estilo de vida se ha acelerado de
tal manera, y la cadena alimenticia se ha complicado tanto, que será difícil
encontrar ingredientes así si no tienes acceso a un huerto o un mercado cerca
de tu casa. La mayoría nos vemos obligados a comprar en las grandes
cadenas de supermercados, donde incluso los alimentos frescos dejan mucho
que desear. Por eso digo «lo más fresco posible». En cuanto a la cocción se
refiere, cuanto menos se cocine, mejor, aunque haya alimentos, como los
cereales, que lo requieren para ser digestibles. Por eso he desarrollado el
sistema semicrudo o demi-cuit como método intermedio entre la dieta cruda y
la dieta tradicional del puchero para que los perros disfruten de una comida
saludable, digestible e innovadora. En este método, la carne se deja hecha por
fuera pero cruda por dentro, las verduras se cuecen lo justo para que pierdan
el mínimo de nutrientes. El tiempo de elaboración es rápido y por eso se
convierte en un tipo de dieta perfecta para que tu perro coma platos
saludables y tú se los puedas preparar en poco tiempo.
No me gusta congelar, pero es necesario por sentido práctico. Tanto en
el refugio como en casa, los congeladores están a rebosar de paquetes de
carne y pescado. Incluso los huesos se congelan. Se dice que, para evitar
patógenos (bacterias infecciosas), congelar las carnes es imprescindible. De
hecho, en la actualidad, el pescado ha pasado por algún proceso de
congelación para evitar que su carne esté contaminada por anisakis, parásitos
relacionados con algunos problemas digestivos en humanos. Por los mismos
motivos, se recomienda cocer la carne de cerdo y el pollo, por las bacterias.
El miedo de la sociedad a los alimentos contaminados con salmonela o E.
coli es grande, ya que han sucedido varios casos de intoxicaciones y retiradas
de alimentos a causa de estas. Sin embargo, me atrevo a decir que una
persona o un animal que se alimenta de forma sana, fresca y natural suele
contar con un sistema inmune fuerte. Su vigor puede gestionar mejor una
contaminación, y no darse ni cuenta de ello. Un sistema estresado y
alimentado con comida artificial, cereales refinados y azúcares lo tiene más
complicado para combatir este tipo de agresión. Los perros tienen a su favor
una capacidad superior que los humanos para defenderse de bacterias
patógenas. Mientras ellos pueden comer del suelo y alimentos en estado de
descomposición por su naturaleza carroñera, nosotros no. Mis perros han
disfrutado de mucha carne cruda sin padecer ningún problema gástrico por
ello. Pollo (alas, carcasas y tacos de pechuga), costillas de cerdo, carne picada
de vacuno y tacos de salmón crudos son tentempiés que les ofrezco mientras
cocino. En cuanto preparo su comida se organiza una reunión familiar en
torno a la cocina. Mientras empiezan a salivar, imaginándose lo que les
espera, les deleito con un aperitivo crudo. Me rodean varios pares de ojos
brillantes y narices husmeadoras. Es todo un espectáculo de babas, rabos
agitados y felicidad.
Dependiendo del tiempo y el presupuesto del que dispongas, los
ingredientes que vayas a usar conservarán mejor sus cualidades nutritivas. No
es lo mismo comprar carne fresca que congelada ya seleccionada para perros
(hay supermercados que la venden picada, especial para perros). Aun así, no
necesariamente es más barato. Puedes encontrar carnicerías que venden
piezas y cortes de carne a muy bajo precio, y, como decía antes, las vísceras,
al haber perdido popularidad en la cocina humana, son muy baratas. El día
que voy a comprar carne conservo en la nevera la cantidad necesaria para dos
días, así ellos comen fresco al menos dos días por semana. El resto lo
congelo. Si solamente puedes cocinar uno o dos días por semana, no te va a
quedar más opción que congelar los guisos en recipientes y gestionar así la
comida de tu perro. Repito: hacemos lo que podemos, y siempre será mejor
que abrir un saco de pienso. Recuerda que, aunque yo evite el congelado, es
mil veces mejor que cocines y congeles y que tu perro pueda tener acceso a
un guiso hecho por ti, con ingredientes naturales que sabes cuáles y cómo
son, que cualquier otra alternativa.
Cocinar los alimentos significa que calentamos los alimentos con el
fuego o el calor radiante de la electricidad. Prefiero infinitamente el calor del
gas que el eléctrico. En la medicina tradicional china el fuego de la tierra es la
energía más favorable y natural. En realidad, lo ideal sería el calor de la leña,
pero no vamos a retroceder a la época de los trogloditas para poder hacer las
cosas como dicen los chinos. Pero si cuentas con un horno o una cocina de
leña, qué suerte tiene tu perro. El mejor sustituto es el gas, que también viene
de la tierra. La electricidad procede, en parte, de la energía nuclear y de la
quema de carbón o fuel, y, además de contaminante, pierde su cualidad de
energía pura por el camino de cables hasta tu vitrocerámica. Una vez más, si
solo dispones de vitrocerámica, no pienses que no puedes cocinar para tu
perro, pero si tenías previsto renovar la cocina, ten esto en cuenta por la salud
de los tuyos, y no me refiero solo a los de cuatro patas.
Técnicas de cocción hay varias: cocer, freír, guisar y hornear. Por el
simple objetivo de querer ofrecerte la posibilidad de cocinar para tu perro en
unos minutos, y que nadie pueda utilizar la excusa de que supone demasiado
tiempo, recomiendo freír y guisar, o lo que yo llamo «saltear». El salteado
también es un método ideal para no sobrecocinar los alimentos. A pesar de
que está de moda el slow food, y tradicionalmente los buenos guisos caseros
se cuecen a fuego lento, considero que cuanto menos tiempo los ingredientes
estén expuestos al fuego, mejor. Hago una excepción en el caso del congi —
una receta china de la pionera en España de la acupuntura en animales,
Marita Casasola—, que requiere la lenta reducción del caldo de huesos para
extraer su energía yang. Esta sencilla receta, pero efectiva para los perros con
problemas óseos, requiere la técnica de ebullición durante cinco horas para
que ese caldo lo ingiera tu perro a nivel físico, pero también a nivel
energético.
Hervir los cereales como el arroz, el cuscús, la polenta o la quinoa es
necesario y es la única técnica que utilizo para cocinarlos (los copos de
avena, por lo general, vienen ya precocinados al vapor, por lo que no precisan
ningún tipo de cocción adicional; suelo echar un puñadito al final cuando el
guiso está reposando y lo mezclo todo junto). Si tienes la suerte de contar con
un electrodoméstico que los cocina al vapor, genial. Yo no lo tengo, y no lo
echo de menos. Simplemente hiervo el arroz y lo uso dos días seguidos. Y
como mi marido y yo comemos bastantes recetas con algún cereal, usamos el
resto del nuestro para los perros. A decir verdad, hace falta poca cantidad, si
tienes en cuenta la pirámide alimenticia que expuse antes. Con una cazuelita
se hierve la cantidad deseada de cereal, y está listo para dos o tres días.
Hornear es algo que hago muy poco, y lo único que cocino así es el pollo.
Para algún día especial, meter un par de pollos al horno es una buena idea si
estás en casa. Suelen tardar tres cuartos de hora a 180 °C.
Otra técnica de cocina energética es aquella que utiliza cazuelas de
barro. A lo mejor te parece retro, pero tiene su ciencia. Según la medicina
tradicional china, el barro es tierra, y la energía o chi de los alimentos
cocinados en cazuelas de barro es diferente a la de aquellos que se guisan en
metal o teflón (por favor, evita este material, se está demostrando que es
cancerígeno). Si nuestros antepasados cocinaban en recipientes de barro y no
de metal, no era porque fuese más o menos conveniente o más barato,
contaban con la sabiduría de la tierra, y la energía del barro hace que los
alimentos sepan diferente y los jugos se mezclen de otra forma. La cocina es
alquimia, y nuestros ancestros sabían mucho de esto sin ser científicos. No
obstante, cocinar en recipientes de barro es un poco más lento, porque el
barro tarda en calentarse. Sin embargo, una vez caliente hay que apagar el
fuego antes, porque luego conserva más tiempo el calor. A esto añado que
mis perros de casa beben en recipientes de barro también. Tuve un perro al
que se le decoloraba la nariz, y un veterinario muy hábil me aconsejó no usar
recipientes de metal o plástico por las sustancias disueltas en el agua. Fue
magia. Desde entonces, mis perros beben en cazuelas viejas de barro.
Toda esta información es para que conozcas lo que he descubierto con el
paso del tiempo, pero no es necesario que lo hagas todo así para dar una
buena alimentación a tu perro. Poner un bebedero de barro no cuesta nada, de
hecho son baratísimos. Pero no te creas que yo cocino con cazuelas de barro
cada día porque lo he citado aquí. Me temo que también uso cazuelas de
acero, como lo hago para mí. Te lo cuento por si lo quieres probar y ponerlo
en práctica si tienes tiempo. Desde luego, verás que es un gustazo.
15

CÓMO ORGANIZAR EL MENÚ SEMANAL

Para que tu perro disfrute de una dieta variada y óptima, es conveniente que
organices, en la medida de lo posible, un menú semanal. Para ti será más fácil
realizar la compra, almacenar la carne en bolsas preparadas con la cantidad
necesaria para cocinar cada día o, como opción alternativa, uno o dos días por
semana y congelar el resto en fiambreras.

En el refugio, para coordinarnos con los proveedores, hacemos una


compra mensual en un establecimiento al por mayor, donde adquirimos los
ingredientes empaquetados en grandes cantidades para que nos salga más
barato. Así lo tenemos todo a mano y nos olvidamos durante un mes. Estos
productos son aceite de oliva, sal, latas de tomate frito, de atún y sardinas,
puré de patatas, pasta, miel y yogur. Pedimos sacos de arroz por toneladas y
contamos con una empresa que hace para nosotros la mezcla de verduras
deshidratadas a nuestro gusto y nos envía grandes cajas; así, ambos productos
nos duran entre tres y cuatro meses. La carne y el pescado nos llegan en días
distintos, aunque vamos haciendo cambios a medida que intentamos mejorar
la alimentación de nuestros animales; actualmente, elaboramos una receta
«mar y montaña» de carne de vaca picada con salmón una vez a la semana, y
cinco días de cocido con pollo, uno de los cuales lleva tomate frito y otro
pasta en vez de arroz. Este menú se revisa una o dos veces al año e
introducimos nuevos ingredientes o recetas con el fin de seguir mejorando.

En casa es otro tema, porque vamos al supermercado varias veces a la


semana y compramos a medida que se van necesitando ingredientes. Una vez
por semana nos acercamos a la carnicería y luego congelo la carne en bolsas
de un kilo. Tengo cuatro perros en este momento que suman 140 kg de peso,
por lo que cocino 2 kg de carne diaria; a veces cocino un tipo de carne, a
veces dos, por eso me van bien las bolsas de kilo, y ya me las preparan así en
la carnicería. Un día a la semana, comen un guiso hecho con corazón; otro,
con hígado; otro, con riñones; otro, con carne picada, y el resto, de pollo.
Como mi marido y yo comemos mucha verdura, siempre hay algo en la
nevera, pero una vez por semana compro acelgas y espinacas para añadirles
verdura de hoja verde23 a las recetas. Estas verduras también se asemejan a
las plantas que encontrarían los cánidos en sus presas salvajes, y así
acercamos la dieta natural a la ancestral.
16

EL RECETARIO

Por fin llegamos a la parte más creativa de este libro: las recetas. Verás que
muchas de ellas llevan nombres de platos típicos de comida humana. No
quiero confundirte, porque, aunque parecidas, no se someten a los mismos
criterios que en la cocina que tú y yo nos llevamos a la boca (aunque yo me
comería más de una). Quería darles nombres familiares y divertidos, pues se
trata de convertir la comida de tu perro en algo cercano, cotidiano y natural,
con la que disfrutarás haciéndola, y tu perro, comiéndola. Mientras tanto, le
proporcionas una alimentación sana, fresca y equilibrada en el más amplio
sentido de esta palabra, porque empleas ingredientes que no han sido
adulterados y que contienen todas sus propiedades originales, que no pueden
nunca imitar o replicar las dietas industriales.
Tal vez no sepas cuánta proteína hay exactamente en ellas, pero sí que
esta es de la mejor calidad y que no contiene, por ejemplo, melamina.24
Quizás no sepas cuántas vitaminas del grupo B lleva, pero sabes que la que
está presente es orgánica y biodisponible. Puede que ignores la proporción de
calcio que pueda haber, pero, ante la duda, con un suplemento natural, a tu
perro no le va a suponer ningún riesgo porque se trata de calcio en formato
natural y podrá absorber lo que necesita y desechar lo que le sobra sin dejar
residuos en sus riñones, articulaciones o en la sangre.25 De todas formas,
como he comentado anteriormente, las recomendaciones de las cantidades de
nutrientes esenciales para una salud óptima en los perros varía tanto entre las
fuentes que es muy difícil unificar criterios.26 No obstante, yo sigo
investigando, y si mis recetas hace diez años eran de 40 por ciento carne / 50
por ciento arroz / 10 por ciento verdura, ahora, con más conocimientos y
experiencia, me inclino hacia unas proporciones de 70 por ciento carne / 15
por ciento arroz / 15 por ciento verdura en el refugio, y en casa, 85 por ciento
carne / 15 por ciento verdura y cereales variados. Las recetas que he reunido
aquí están basadas en estas proporciones, aproximadamente.
También verás que hay recetas de diferentes tipos para satisfacer
diversos tipos de dieta (tradicional, casera, grain free, ancestral). Hay un
poco de todo. No incluyo ninguna vegetariana porque los perros no son
vegetarianos, y la dieta vegetariana para carnívoros no me parece adecuada
para su especie. Aun así, este asunto se puede llevar a debate, porque hay
muchas personas que proporcionan dietas vegetarianas a sus perros y gatos y
están muy satisfechas (si te interesa este tema, puedes leer, en inglés,
Vegetarian Cats and Dogs, de James A. Peden). Expongo un par de dietas
básicas a partir de las cuales se puede elaborar un gran número de
variaciones, tan solo con cambiar el tipo de carne, el cereal y las verduras.
También he elaborado una receta que puede ser muy útil para animales
convalecientes o que padecen algún tipo de enfermedad.
Mientras escribo este libro, hay amigos y personas allegadas que me
están pidiendo recetas para todo tipo de problemas de salud. Me preguntan:
«¿Vas a incluir una receta para perros con alergias, diabetes, cáncer,
pancreatitis…?». Podría dedicar el libro entero a escribir recetas para
diferentes tipos de enfermedades crónicas que padecen hoy en día los perros.
Cuando me lo dicen, les pregunto en primer lugar qué es lo que están
comiendo sus perros en la actualidad. Casi todos me responden que pienso. A
esto contesto rápidamente que cambien a una alimentación natural casera, y
verán que no se necesitan recetas especiales, sino un cambio nutricional que
favorece el sistema inmune, ayuda al cuerpo a desintoxicarse, permite que el
animal pueda disponer de nutrientes en estado puro, probióticos, enzimas y
antioxidantes, todos esenciales y ausentes en sus dietas actuales.
Son muchos los casos de animales que mejoran de sus enfermedades
crónicas con un simple cambio de dieta. En el caso de las alergias, esto
incluye un cambio de fuente de proteína (como, por ejemplo, cambiar el pollo
por pavo), probar a eliminar los cereales, por si tuvieran algo que ver, y
sustituirlos por diferentes tipos de HdC como la fruta, las verduras y la patata.
En el caso de la pancreatitis, la solución sería elaborar recetas bajas en grasas,
sobre todo las trans, pero también en cereales, que, si os acordáis, pueden
sobrecargar el páncreas al convertirse en azúcares. Nada más. Para el cáncer,
lo mejor es lo más crudo posible, con el fin de que todos los alimentos estén
lo menos manipulados y más frescos, posible con objeto de que los
antioxidantes que poseen ayuden al sistema inmunológico, así como a
desinflamar los tejidos y desintoxicar la sangre y la linfa.
La diabetes está proliferando en perros, y aún más en gatos. Si esta
enfermedad se relaciona con una ingesta desproporcionada de azúcar, no es
de extrañar que los perros y gatos la estén manifestando con más frecuencia,
como lo están haciendo las nuevas generaciones de niños que no comen más
que cereales refinados y beben zumos cargados de azúcares. Leí
recientemente que en España se venden trescientas cincuenta mil toneladas de
pienso al año, de las cuales entre el 40 y el 70 por ciento son cereales y sus
subproductos, a modo de relleno barato. Quienes los fabrican y comercializan
no se dan cuenta, o sí, pero les da lo mismo, de que esa desproporción de
almidón está causando la lenta extinción del perro y el gato doméstico.
Proponerse, como lo estás haciendo tú, cocinar para tu perro no solo es el
futuro de la alimentación canina, sino que asegurará que esta especie pueda
seguir medrando y deje de estar en peligro de desaparecer por las
enfermedades que padece debido a su dieta actual.
Siento haberme ido por la tangente. Lo que quería decir sobre las recetas
especiales es que, básicamente, no son necesarias mientras el animal coma
natural y fresco y se adapten ligeramente a su estado.
Para los que tenemos poco tiempo, que somos casi todos, he conseguido
confeccionar una lista de recetas que se pueden elaborar en un máximo de 10
o 15 minutos, si uno se organiza bien. En realidad, las recetas grain free son
las más rápidas, porque no incluyen el tiempo de cocción de los cereales, a
los que nadie les quita los 15 minutos mínimo que necesitan. Un atajo para
minimizar este inconveniente es cocer de una vez la cantidad de arroz, quinoa
o cuscús que vayamos a utilizar en los próximos días y guardarlo en la
nevera. De este modo, los días siguientes a la preparación del cereal
significarán un tiempo de elaboración mucho más corto. La avena y la patata
son muy rápidos de preparar. Los copos de avena solo hay que echarlos
encima del guiso ya apagado, se mezclan y absorben los jugos. La patata
rallada, si se echa al principio de la cocción, se hace rápido y no implica ni un
segundo añadido.
17

CANTIDADES Y MÁS COSAS…

Las recetas que verás a continuación están pensadas para que no tengas que
medir cada ingrediente. Con que escojamos la cantidad adecuada de carne,
podemos hacer un cálculo aproximado del resto de ingredientes para seguir
una dieta en la que la carne es el componente principal y representa entre el
70 y el 85 por ciento de la comida de tu perro. He señalado antes que el perro
debería comer entre 100 y 150 g de carne por cada 10 kg de peso. Una vez
más, depende mucho del perro, su edad, raza, estilo de vida y carácter,
incluso la estación del año. Verás que en invierno los perros, especialmente
aquellos que viven en climas más fríos, tienen más hambre en los días de
temperaturas más bajas. Y lo contrario: en verano desciende notablemente el
volumen de comida que reclaman. Ya me gustaría poder hacerlo más fácil y
darte una cantidad exacta, pero tú tendrás que descubrir cuál es probando. Por
ello recomiendo empezar por 120 g por cada 10 kg. Es una cantidad que se
encuentra en el medio de estas dos proporciones, y te permitirá averiguar si
conviene reducirla o aumentarla. Cuando preparamos una comida en el que el
70 por ciento es carne, significa que la dieta incluye cereal. Es difícil que un
perro acepte tanta verdura en su plato como para que esta represente el 30 por
ciento de su dieta. No es imposible, pero es difícil. Aun así, te ofrezco el
cálculo en gramos de verdura para que lo puedas probar. Si nos decantamos
por una dieta grain free, es decir, sin cereal, aumentamos la cantidad de carne
para que esta represente el 85 por ciento de la receta, y la verdura (incluyendo
la patata), el 15 por ciento restante. No obstante, toda esta información no es
más que una hoja de ruta. Todas las recetas que he reunido en este libro se
han preparado a ojo, que es como yo cocino, pero de poco te van a servir si
no te doy al menos unas pautas para poder reproducirlas. Lo que ocurrirá,
seguramente, es que al principio te guíes por mis recomendaciones, pero al
final tú y tu perro vais a desarrollar vuestras propias recetas. La siguiente
tabla ofrece unos cálculos en gramos de los ingredientes para recetas con o
sin cereales en los que se calcula que la carne representa el 70 o el 85 por
ciento de la dieta.

TABLA EN GRAMOS PARA RECETA CON 70 POR CIENTO DE CARNE


CARNE CEREAL VERDURA
EN GRAMOS EN GRAMOS EN GRAMOS

120 30 21

120 51

TABLA EN GRAMOS PARA RECETA CON 85 POR CIENTO DE CARNE


CARNE CEREAL VERDURA
EN GRAMOS EN GRAMOS EN GRAMOS

150 27

150 10 17

Los que siguen una dieta BARF (alimentos crudos biológicamente


apropiados) aplican las pautas del veterinario Ian Billinghurst, quien creó la
dieta y sugiere que el 2 por ciento del peso del perro equivale al peso en
gramos de comida que debería recibir a diario. Este porcentaje se aumenta a
un 3 por ciento en un perro muy activo, o se reduce a un 1,5 por ciento si el
perro es mayor y sigue un estilo de vida sedentario. En cachorros, el
porcentaje sube a 10 por ciento en los primeros cuatro meses de vida,
reduciéndose progresivamente hasta que cumple el año y se quede en el 2 o 3
por ciento. Según los barferos, el 60 por ciento de la comida debería estar
compuesta de huesos carnosos; el 20 por ciento, de carne con su grasa, más
un 10 por ciento de vísceras y otro 10 por ciento de verduras y frutas, a ser
posible también crudas. Como ves, también otras dietas parten de un
porcentaje moderado y dejan que tú descubras cuál es la cantidad apropiada
para tu perro, como ser único e individual que es. Puedes ver un vídeo
interesante en el canal de YouTube de Mónica González que se titula «Cómo
calcular la ración diaria de BARF para tu perro».
Para darle a tu perro una dieta equilibrada, estaría bien escoger recetas
que pudieras repetir cada semana en las que estén representados varios tipos
de carne, cereales y verduras. En casa, como en el refugio, seguimos un menú
semanal. En Canópolis, los perros comen un día carne picada y salmón, cinco
días de pollo, uno de ellos con salsa de tomate, otro con pasta y un día pienso,
como ya he comentado antes. Estoy en el proceso de introducir un proveedor
que nos sirva algún tipo de víscera para completar este menú. En casa, el
menú es más flexible porque no dependo de los proveedores y la mezcla de
verduras es diferente cada día. Cada semana, mis perros comen recetas con
vísceras tres veces, dos días pollo,27 dos días carne picada de vaca y a veces
hago algo de pescado, pero no cada semana. Cada día las verduras son
diferentes, y el cereal lo añado en porciones muy pequeñas dos o tres veces
por semana (arroz integral, cuscús, quinoa, polenta…). Dos o tres veces por
semana comen yogures como tentempié o como ingrediente en alguna receta.
A todo esto añado algo de queso fresco como premio o snack por la mañana y
antes de ir a la cama. Huesos, como ya he dicho, roen una vez por semana o
cada quince días.
Comprobarás que muchas recetas incluyen ajo, pero su uso es siempre
opcional. Es verdad que comen con más gusto cuando la receta lo contiene,
pero lo ideal es que tomen ajo de una a tres veces por semana. Puedes
escoger cualquier receta que lo lleve y decidir si lo añades o no, y si lo pones
entero o lo picas. En general, la mayoría de los perros lo dejan en el plato si
se pone entero, y lo rechazan si está crudo. Si quieres hacer un tratamiento
con ajo, puedes darlo a diario durante una semana para repeler garrapatas,
elevar el sistema inmune frente al invierno o si quieres ayudar a tratar una
diarrea con el ajo como complemento terapéutico. Aparte de estos casos, de
una a tres veces por semana es una buena pauta para mantener la salud. Si la
comida de tu perro no lleva ajo durante alguna temporada, tampoco pasa
nada, pero acuérdate del ajo para esas ocasiones en las que quieras fortalecer
su salud.
Las recetas, como verás, van variando el uso de verduras. Suelo escoger
verduras que van bien culinariamente con el tipo de carne que vaya a usar.
Pero no hay ninguna regla en esto. Realmente, puedes cambiar las verduras
en una receta si no dispones de ellas o no es la época. La calabaza, por
ejemplo, es difícil de encontrar en primavera y es más común al final de
verano y en otoño, cuando se cosecha. Si quieres preparar una receta que
contiene calabaza pero no la encuentras, puedes sustituirla por la verdura más
parecida, que es la zanahoria. Y así con todas las recetas. Puedes hacer y
deshacer con las recetas lo que quieras: utilizar una por su procedimiento,
pero usar carnes o pescados diferentes; o puedes escoger una grain free y
añadirle algo de cereal. Solo debes ajustar la cantidad de carne y verdura para
introducir el cereal. Lo mismo ocurre con las hierbas para condimentar, que
además poseen un valor terapéutico. Si no tienes acceso a una planta de
tomillo, pero tienes a una de romero, utilízala. Si quieres cambiar la salvia
por perejil, prueba a ver qué tal queda la receta así. Todas contienen
ingredientes que van muy bien entre sí.
18

SUPLEMENTAR LA COMIDA

Para que la dieta de tu perro tenga una proporción adecuada entre calcio y
fósforo, recomiendo que le des huesos para roer una vez por semana, pero, si
esto no es posible, entonces puedes suplementar con polvo de cáscara de
huevo (véase receta en pág. 195), queso fresco y/o yogur. Verás que algunas
recetas ya incluyen estos ingredientes, pero puedes aventurarte a cambiarlos
por cualquier fórmula que contemple alguna fuente de calcio. Asimismo,
puedes darle un tentempié antes de cenar o escoger una de las recetas para
desayunar.
Si te es económicamente difícil darle a tu perro carne en las
proporciones que recomiendo —para ello incluyo una receta para el perro con
dueño en crisis—, puedes añadir otras fuentes de proteína más baratas e igual
de sanas, como el huevo o los garbanzos, así como abrir unas cápsulas de
espirulina y mezclarlas en su comida. Incluir otros nutrientes como
suplemento es fácil con la comida natural. Se pueden mezclar polvos o
líquidos con el resto de los alimentos recién cocinados, aunque siempre se
recomienda esperar a que la comida se haya enfriado un poco para que estos
no sufran degradación por calor, y siempre justo antes de servirla para que
estén lo más frescos posibles, como la espirulina, los probióticos en polvo, en
líquido o en yogur, la acerola, la cúrcuma, la levadura de cerveza, el aloe,
etcétera; se mezclan con el alimento mientras está reposando y listo. En el
caso del aceite de oliva, aunque se haya utilizado una cantidad para cocinar,
siempre está bien echar un chorrito de más en el plato mientras se enfría para
que tu perro disfrute de todas sus excelentes cualidades antioxidantes, pues
algunas se habrán perdido en el proceso de cocción. Tu perro tendrá en su
plato su comida y su medicina, todo en uno, sin más engorro. Puedes leer
todo sobre nutracéuticos, suplementos e ingredientes medicinales que utilizo
en el apartado «Alimentos como medicina».
19

LAS RECETAS

Todas las recetas que se recogen a continuación están pensadas para un


perro de 10 kg, de modo que puedas calcular más fácilmente las cantidades
que necesitarás para adaptarlas al peso de tu perro. Pero recuerda: yo no sé
cuántos perros tienes, ni de qué raza son, ni cuál es su edad o qué estilo de
vida llevan. Te invito a que las pruebes tal y como las he elaborado, pero que
las adaptes a tu perro según compruebes sus necesidades y gustos. Un
ejemplo: si la receta indica 150 g de carne y 30 g de verdura, y tu perro pesa
25 kg aproximadamente, debes multiplicar estas cantidades por 2,5. Así, la
receta para tu perro llevará 375 g de carne y 75 g de verdura.

DESAYUNOS RÁPIDOS Y RICOS


Queso fresco y miel
Ingredientes:

60 g de queso fresco tipo Burgos.


1 cucharadita de miel (opcional; a ser posible debería ser
artesanal, ya que la miel que podemos encontrar en el
supermercado está refinada y manipulada, y no contiene los
mismos valores nutricionales que la artesanal si se ha calentado a
altas temperaturas para homogeneizarla).

Elaboración:
Corta el queso en taquitos y riégalo con la miel.

Muesli para perros


Ingredientes:

30 g de copos de avena finos que no requieran cocción.


1 cucharadita de semillas (pipas de calabaza, sésamo, linaza) o
polen de abejas.
30 g de yogur o kéfir.
½ cucharadita de miel (opcional).
Se pueden añadir frutos secos (1 cucharadita) como avellanas,
nueces o almendras si a tu perro le gustan.
Gel de aloe (opcional).

Elaboración:
En un bol, vierte el yogur e incorpora los copos y semillas o frutos secos.
Mezcla bien y añade media cucharadita de miel para endulzar (opcional).
Si a tu perro no le gustan los frutos secos enteros, pásalos un poco por
un triturador. También los venden ya triturados en las secciones de pastelería
en algunos supermercados.

Macedonia de frutas
Ingredientes:
Entre 60 y 100 g de dos a tres variedades de
fruta de temporada o más si a tu perro le
gustan: manzana, pera, plátano, aguacate
y/o mandarina. En temporada, puedes
añadir sandía y melocotón o nectarina, que
a muchos perros les encantan.
Ingredientes opcionales: hojitas de menta, zumo de manzana, gel
de aloe o zumo de aloe, miel.

Elaboración:
Trocea la selección de fruta.
Opcional: riega la fruta con un poco de zumo de manzana o una
cucharadita de miel, para endulzar. Se puede añadir una hoja de menta
troceada o una cucharadita de gel de aloe para condimentar.
A esta receta se le pueden agregar frutos secos como nueces, avellanas o
almendras, en trocitos o picados.
Nota: si quieres acostumbrar a tu perro a comer fruta, empieza poco a
poco mientras la compartes con él. Empieza a darle trocitos de tu propia
fruta, a ver qué pasa. Te advierto que es posible que tu perro tienda a ser más
carnívoro y no quiera saber nada de lo que pretendes hacer. Yo lo he
experimentado. Sin embargo, también he conseguido que algunos se
acostumbren y lleguen a disfrutar de muchas variedades de frutas.

PLATOS PRINCIPALES
Arroz mar y montaña
En esta receta se pueden aprovechar las sobras de carne y pescado, ya sean
del día anterior, ya sean los recortes que no vayas a emplear en tu propia
comida. Se pueden utilizar huesos que hayas guardado de tu comida o que
hayas congelado de la paella de quinoa, etc. Si no, todo se puede comprar
especialmente para preparar este arroz. La elección de verduras también
puede variar en función de lo que tengas o lo que te apetezca añadir.
Ingredientes:

30 g de arroz (puede ser integral).


70 g de muslos de pollo deshuesado (también podría ser carne de
conejo).
30 g de pescado: cola de salmón o cualquier otro pescado, o una
lata de sardinas.
Algún hueso de cerdo, pollo, vaca o rape.
20 g de salchicha cruda sin pimienta.
Tomate fresco o salsa de tomate.
Brócoli y/o apio (las verduras deben sumar unos 20 g,
aproximadamente).
Perejil.
Ajo (opcional).
Hierbas aromáticas (opcional).

Elaboración:
Lava el arroz para que suelte un poco el almidón y no se pegue. Ralla o
trocea el tomate, corta el apio en finas rodajas (si a tu perro no le gusta
mucho la verdura, lo puedes dejar entero y retirarlo al servir) y pica el perejil.
Calienta aceite en una sartén profunda o una cazuela. Añade la verdura y el
perejil (en caso de incluir el ajo, échalo entero) y saltea brevemente.
Incorpora los huesos y el arroz, la sal y algunas hierbas. Cubre con agua
caliente. El arroz necesita unos 15-18 minutos si es blanco, y unos 20-25 si
usas el integral. Ve removiendo y, a mitad del tiempo de cocción del arroz,
agrega la carne y el pescado que vayas a utilizar. Sigue removiendo hasta que
el arroz esté hecho. Retira los huesos y el apio si lo has dejado entero. Si
empleas salsa de tomate en vez de tomate fresco, esta se mezcla al final. Deja
reposar y se sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: con arroz blanco, unos 25 minutos;
con arroz integral, añade 10 minutos más.
Nota: se puede utilizar arroz previamente cocido el día anterior. Debe
agregarse en el mismo momento indicado en la receta, pero junto con la carne
y el pescado. Como queremos que la carne quede demi-cuit, se pueden restar
unos 10-15 minutos a la elaboración, aunque no queda tan sabroso, ya que el
arroz no absorbe los sabores de la misma manera. Pero si el problema es el
tiempo, esta es una receta igualmente deliciosa.

Risotto con pollo


Ingredientes:

30 g de arroz (blanco o integral).


120 g de pechuga de pollo o muslos deshuesados.
20-25 g de espárragos.
10 g de queso manchego.
Ajo.
Salvia.
Aceite de oliva virgen.
Sal.

Elaboración:
Pon agua a hervir mientras troceas los espárragos. Ralla el queso. Lava el
arroz y déjalo escurrir. Calienta aceite en una sartén profunda o cazuela.
Añade la verdura y el ajo, y saltea brevemente. Agrega la carne, el arroz y la
salvia. Incorpora agua hirviendo poco a poco, a medida que el arroz se vaya
quedando seco, sin dejar de remover. No añadas sal, porque el queso ya lleva
suficiente. Dependiendo de si usas arroz blanco o integral, el tiempo de
cocción variará. El integral siempre tarda más, pero es más rico en nutrientes.
Puede que tengas que añadir más agua con el arroz integral. A mitad del
tiempo de cocción, agrega el queso. Sigue añadiendo agua hasta que el arroz
esté listo. Deja reposar y sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: 20 minutos con arroz blanco.
Nota: puedes comprar el queso rallado y ahorrarte el rallado. También
puedes hervir arroz integral para un par de días y darle a tu perro comida con
arroz durante dos o tres días. Evitarás el tiempo de cocción el segundo y el
tercer día. En este caso, multiplica la cantidad de arroz en consonancia.
Paella de quinoa
Ingredientes:

30 g de quinoa.
100 g de pechuga de pollo o muslos deshuesados.
1 costilla de cerdo por cada 10 kg de peso del animal.
Tomate o salsa de tomate.
Judías verdes y/o puerro (las verduras deben sumar unos 20 g,
aproximadamente).
Perejil.
Ajo.
Aceite de oliva virgen.
Sal.

Elaboración:
Lleva agua a ebullición mientras picas el ajo y el perejil. Trocea las judías y
el puerro. Ralla el tomate si lo usas fresco. Calienta el aceite en una sartén
profunda o cazuela y añade el ajo y el perejil picados y la verdura troceada.
Agrega la carne y la salsa de tomate si no usas el tomate fresco; a
continuación la quinoa, y cubre con el agua hirviendo. Sazona y deja cocer
hasta que la quinoa esté blanda. Retira la costilla para despegar la carne del
hueso. Puedes guardarlo en el congelador para preparar un congi (véase
receta en pág. 194). Deja reposar y sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: 20 minutos.

Cuscús cancán
La pechuga de pollo resulta ideal para este guiso, pero es cara. Una
alternativa es comprar un pollo entero, limpiarlo y despojarlo de carne.
Quedarán la carcasa, el cuello y las vísceras, que pueden servir para hacer
otro guiso o un caldo para condimentar otro plato.
Ingredientes:

30 g de cuscús precocinado.
120 g de carne de pollo troceada (pechuga u otro corte más
económico).
Tomate.
Zanahoria.
Calabaza (las verduras deben sumar unos 20 g,
aproximadamente).
Garbanzos de bote o de sobras.
Ajo.
Aceite de oliva virgen.
Sal.

Elaboración:
Pon agua a hervir. Si dispones de un hervidor, será más rápido. Mientras
tanto, ralla la zanahoria, la calabaza y los tomates. En un bol, pon el cuscús y
cúbrelo con agua hirviendo y un chorrito de aceite. Deja reposar para que se
infle. Calienta aceite de oliva en una sartén profunda o cazuela y saltea
ligeramente las verduras con el ajo. Añade la carne y los garbanzos, y
cocínalo todo hasta que el pollo cambie de color por fuera pero quede crudo
por dentro. Al final, agrega el cuscús y mezcla bien. Deja reposar y sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: 15 minutos.

Sobra-asada
Esta receta trata de aprovechar nuestras sobras para preparar la comida de los
perros. En este caso he utilizado una crema de calabaza y un resto de polenta
del día anterior. Se puede adaptar como se quiera: con sobras de arroz o puré
de patata, caldo de verduras, restos de lentejas, fabada o cocido de garbanzos,
salsa de tomate o sofrito, etcétera. Deja que tu imaginación te guíe y la
comida de tu perro puede convertirse en algo rico, natural y diferente. Así
nunca tiraremos comida y él podrá disfrutar de muchos nutrientes diferentes.

Ingredientes:

120 g de carne de pollo o carne picada de ternera (o mitad de


ambas; si tienes restos de pescado, también sirven).
20-25 g de verdura sobrante (evita los pimientos y la cebolla, que
son fuertes).
60 g de cereal ya hervido u otra fuente de HdC de tus sobras
(arroz, polenta, quinoa, pan duro, etc.).
Aceite de oliva virgen.
Salvia, romero o tomillo.
Ajo.
Sal.

Elaboración:
Calienta el aceite en una sartén o cazuela. Añade la carne cruda, la sal, el ajo
y las hierbas. Saltea hasta que quede semicruda o como la prefiera tu perro.
Añade las sobras y mézclalas con la carne. Deja reposar y sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: 5 minutos.

PLATOS GRAIN FREE


Ragú de ternera
Esta es una de esas recetas básicas a la que se le puede cambiar la
combinación de verduras. Es decir, las espinacas pueden ser también acelgas;
el nabo puede sustituirse por zanahoria o calabaza, según lo que se tenga más
a mano. El tomate debe quedar como verdura fija para darle ese toque tipo
sofrito que combina muy bien con la carne roja, que es más dura. La carne
para estofado de ternera se puede cambiar por carne de cerdo si el perro la
tolera bien.
Ingredientes:

150 g de carne de ternera para estofado, cortada en tacos según el


tamaño del perro.
Espinacas.
Tomates.
Nabo (las verduras deben sumar unos 27-30 g,
aproximadamente).
½ yogur.
1 cucharadita de polvo de cáscara de huevo (véase receta en pág.
195).
Ajo.
Aceite de oliva virgen.
Sal.

Elaboración:
Ralla el nabo, trocea las espinacas y corta los tomates en rodajas (también se
pueden rallar). Calienta el aceite de oliva en una sartén profunda o cazuela y
añade las verduras con el diente de ajo entero. Saltea 1 o 2 minutos. Agrega
la carne, el polvo de cáscara de huevo y la sal. Cocina durante 2 o 3 minutos
más hasta que la superficie de la carne cambie de color pero el interior
permanezca crudo. Vierte el yogur por encima y mezcla bien. Si tu perro
tolera bien la carne semicruda, saltéala brevemente para que se mezclen los
sabores y ya está; si no, hazla un poco más. Dependiendo de la cantidad que
prepares, este guiso puede tardar un poco más.
Tiempo aproximado de elaboración: 10 minutos.

Hamburguesa con espinacas


Esta receta lleva menos verdura que las demás fórmulas grain free porque las
hamburguesas no admiten tanta. Si te preocupa que tu perro coma pocos
vegetales con este plato, puedes darle algún suplemento, aunque no lo
considero necesario porque el perejil y el ajo contienen muchas e importantes
propiedades nutricionales.

Ingredientes:

150 g de carne picada de ternera.


20 g de espinacas.
½ huevo batido.
10 g de zanahoria.
Perejil.
Polvo de cáscara de huevo (véase receta en pág. 195).
Ajo (opcional).
Aceite de oliva virgen.
Sal.

Elaboración:
Pica el perejil y el ajo, y mézclalos con el polvo de cáscara de huevo. En un
bol, bate el huevo y agrega la zanahoria rallada, las espinacas picadas y la
carne. Mezcla bien y sazona. Con las manos, retira unos 50 g de la mezcla y
haz una bola que luego, encima de una tabla, aplanarás para darle forma de
hamburguesa. Repite hasta terminar la mezcla de carne. Te saldrán unas tres
o cuatro hamburguesas.
Calienta un poco de aceite en una sartén y cocina las hamburguesas; la
idea es que se hagan por fuera pero queden semicrudas por dentro. Al darles
la vuelta, añade las espinacas en la misma sartén y saltéalas mientras se
acaban de cocinar las hamburguesas. Una vez fuera del fuego, trocea las
hamburguesas y mézclalas bien con las espinacas salteadas. Deja que reposen
y sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: 12 minutos.
Nota: es mejor amasar la carne de las hamburguesas con tus manos que
con una herramienta. Tus manos son conductores de energía, de chi, y cuando
entras en contacto directo con la comida de tu perro, aumentas la vitalidad de
esta al transmitir tu amor por él en lo que haces.

Pastel de carne con boniatos


Ingredientes:

150 g de carne de ternera para estofado.


27-30 g de boniatos.
Salvia.
Ajo.
1 cucharadita de levadura de cerveza por cada 10 kg de peso.
Sal.
Aceite de oliva virgen.
½ yogur o 30 g de queso quark (opcional).

Elaboración:
Pon cuatro dedos de agua a hervir en una cazuela pequeña. Corta los boniatos
en dados pequeños (no hace falta pelarlos). Introdúcelos en el agua hirviendo
y añade la sal, la salvia y el ajo. Tapa y deja cocer.
Mientras tanto, saltea los trozos de carne en una sartén con un poco de
aceite de oliva, dejándolos semicrudos o según el gusto de tu perro. Cuando
los boniatos estén blandos, haz un puré con ellos, con el caldo incluido.
Dispón la carne en el fondo de una fuente de cristal, espolvorea la levadura
de cerveza y esparce el puré de boniato encima. Deja reposar y sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: 12 minutos.
Nota: la carne roja acepta muy bien el sabor del yogur o el quark. Si
quieres darle un aporte de calcio a la receta, añade 1 cucharada por cada 10
kg al plato y mezcla ligeramente.

Revuelto de hígado
Ingredientes:

75 g de hígado de ternera o de pollo.


75 g de carne picada de ternera o de pollo (las proporciones se
pueden cambiar según el gusto y la tolerancia del perro a las
vísceras, siempre que, en total, carne e hígado sumen 150 g).
Acelgas.
Calabacín o zanahoria (las verduras deberían sumar un total de
27-30 g, aproximadamente).
Ajo.
Tomillo.
Un puñadito de copos de avena (opcional, aunque en principio se
trata de una receta sin cereal, puedes añadir los copos por su
riqueza en nutrientes y bajo contenido en gluten, y convertirla así
en una receta tradicional).
Aceite de oliva virgen.
Sal.

Elaboración:
Trocea las acelgas y ralla el calabacín o la zanahoria. Saltea las verduras
brevemente en una cazuela con un poco de aceite previamente calentado.
Condimenta con el ajo y el tomillo. Agrega el hígado troceado, la carne
picada y una pizca de sal, y saltea junto con las verduras hasta que cambien
de color. Según el gusto de tu perro y su capacidad para digerir vísceras, este
guiso se cocina más o menos. Si es delicado o es mayor, aconsejo que el
hígado quede bien hecho. Al apagar el fuego, incorpora los copos de avena si
has decidido usarlos, y deja reposar antes de servir. Puedes añadir un chorrito
de aceite de oliva una vez que se haya enfriado.
Tiempo aproximado de elaboración: entre 7 y 10 minutos, según el
punto de cocción del hígado.

Patatas con corazón


Ingredientes:

150 g de corazón troceado de vaca o cordero.


Patatas blancas (o boniatos).
Calabaza u otra verdura (las verduras deberían sumar un total de
27-30 g, aproximadamente).
Cúrcuma.
1 ramita de romero.
Ajo (opcional).
Un puñadito de copos de avena (opcional).
Aceite de oliva virgen.
Sal.

Elaboración:
Pon dos dedos de agua al fuego en una cazuela pequeña. Cuando hierva el
agua, introduce las patatas cortadas en dados pequeños con una pizca de sal.
En una sartén con aceite, saltea los trozos de corazón un par de minutos,
añade la calabaza rallada, el ajo, el romero y la cúrcuma. Saltea otro par de
minutos. Cuando las patatas estén blandas, agrégalas a la sartén y mezcla
bien durante 2 minutos más. Añade los copos de avena si los vas a utilizar.
Deja reposar y sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: 12 minutos.
Nota: se pueden chafar las patatas para que tu perro las coma mejor.
Según mi experiencia, algunos perros se comen la carne y dejan los dados de
patata, pero si la chafo, se la comen.

Pollo al ajillo y hierbas


Ingredientes:
150 g de muslos de pollo deshuesados y algún hígado de pollo.
Patata (opcional).
Zanahoria (las verduras deberían sumar un total de 27-30 g,
aproximadamente).
Ajos.
Perejil.
Aceite de oliva virgen.
Sal.

Elaboración:
Ralla la zanahoria y la patata (si la quieres usar) y corta los muslos y los
hígados. Calienta aceite en una sartén profunda o cazuela e introduce la
verdura, los ajos y la sal. Saltea ligeramente y agrega la carne. Condimenta
con el perejil y saltéalo todo hasta que la carne esté cocida por fuera pero
cruda por dentro. Vierte un chorrito de agua para que haya un poco de jugo.
Apaga el fuego y deja reposar.
Tiempo aproximado de elaboración: 10 minutos.

Revuelto de boniatos
Ingredientes:

27-30 g de boniato.
1-2 huevos.
Perejil.
Mantequilla.
Sal.

Elaboración:
Bate los huevos y ralla el boniato. Mezcla con una pizca de sal y otra de
perejil (si no tienes, esta receta funciona también sin perejil). En una sartén,
pon a derretir la mantequilla. Cuando esté bien fundida y cubra el fondo de la
sartén, añade la mezcla de huevo y boniato. Remueve con una cuchara de
madera. Deja que se cueza un poco y apaga el fuego. Después de reposar,
sirve. Esta receta está tan buena que no podrás resistir a hacer un poco más de
revuelto y comerlo con tu perro.

Nota: si tu perro tolera bien los huevos, puedes utilizar dos, pero si no,
aumenta la cantidad de boniato y utiliza solo un huevo. También depende del
tamaño del huevo.

Suculento suquet
Ingredientes:

150 g de filetes de panga (o cualquier otro pescado, según el


presupuesto).
30 g de arroz (o 60 g de arroz ya cocido).
Tomate.
Acelgas.
Judías verdes (opcional).
Zanahoria (las verduras deberían sumar un total de 20-25 g,
aproximadamente).
Romero.
Ajo.
Aceite de oliva virgen.

Elaboración:
Si el arroz no está hecho del día anterior, pon una cazuela pequeña con agua
para cocerlo.
Hay dos formas de preparar esta receta: al horno, en una cazuela de
barro o cristal, o al fuego, depende del tiempo de que dispongas.
Al horno: caliéntalo a 200 °C. Ralla la zanahoria y el tomate, y trocea el
pescado, las acelgas y las judías verdes. Pon un chorrito de aceite del
recipiente que vayas a utilizar. Echa primero las verduras en el fondo y el
pescado troceado encima. Condimenta con una pizca de sal y romero. Hornea
durante 20-25 minutos.
Al fuego: ralla la zanahoria y el tomate, y trocea el pescado, las acelgas y
las judías verdes. Calienta aceite de oliva en una sartén profunda o una
cazuela. Añade la verdura y el ajo, y saltéalos unos minutos. Agrega luego el
pescado, la sal y el romero. Deja que se cocine unos minutos más, hasta que
el pescado esté hecho por fuera pero quede crudo por dentro.
En ambos casos, añade el arroz cocido al final y mezcla bien. Deja
reposar y sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: 25 minutos al horno; 15 minutos al
fuego.
Nota: si cocinas una cola de rape para ti o tu familia, puedes utilizar el
hueso y la piel para añadir sustancia a esta receta. Si no vas a hacer el suquet
ese mismo día o el siguiente, puedes congelar los restos de rape hasta el
momento en que quieras hacer esta receta a tu perro. Así, no se tira nada y
harás un suquet aún más sabroso.

Pollo asado
Ingredientes:

1 pollo (un perro pequeño tiene para varios


días, o puedes compartirlo con él).
Aceite de oliva virgen.
Tomillo y/o salvia.
Ajo.
1 hoja de laurel.
Tomate y patata (opcional).

Elaboración:
El pollo debe estar entero, a ser posible con las entrañas y el cuello. Se puede
retirar la molleja y la bilis, para que no quede amargo, pero todo lo demás es
interesante para tu perro desde el punto de vista nutricional. Calienta el horno
a 200 °C. Rellena el pollo con un diente de ajo, la hoja de laurel y un
ramillete de tomillo y/o salvia. Ponlo en una bandeja, píntalo con un poco de
aceite y sazona con un par de pizcas de sal. Hornea durante 30 minutos.
Tiempo aproximado de elaboración: 35 minutos.
Nota: para esta receta puedes utilizar los típicos ramilletes sazonadores
que venden preparados con laurel y tomillo. Asimismo, puedes añadir unas
rodajas de tomate y patata rociadas con un chorrito de aceite en el último
cuarto de hora, para servir el pollo con algo de verdura. Chafa la patata con el
tomate y trincha el pollo para mezclarlo todo junto en el plato. Por otro lado,
los condimentos que lleva esta receta —el tomillo, el ajo y la salvia— son
excelentes potenciadores del sabor. Un pollo asado no es un pollo asado sin
estas hierbas aromáticas. Al mismo tiempo, se trata de pura fitoterapia:
medicina con plantas. Puedes consultar en el siguiente apartado las
propiedades que ofrecen estas plantas a los perros.

Sardinas al ajillo
Ingredientes:

150 g de sardinas.
Perejil.
Ajo.
Aceite de oliva virgen.

Elaboración:
Calienta el aceite en una sartén y saltea brevemente las sardinas junto con el
perejil y el ajo picados. Deja reposar y sirve.
Nota: aunque esta es una receta grain free, se pueden agregar copos de
avena al final para aumentar el volumen de comida (añade un poco de agua
para que absorban los jugos). De todas formas, esta receta no te va a servir
para un perro grande, porque saldría muy cara, y no la recomiendo para
perros mini por las espinas. Está pensada para perros medianos de 10-20 kg
de peso.
Tiempo aproximado de elaboración: 7 minutos.

CASI CRUDO
Steak tartar
Ingredientes:

150 g de carne magra picada.


½ tomate fresco.
1 huevo.
1 cucharadita de cáscara de huevo en polvo (opcional).
Aceite de oliva virgen.
Sal.
Ajo y perejil.

Elaboración:
Introduce en un bol la carne picada, una pizca de sal y el aceite de oliva
virgen. Pica el ajo y el perejil, y ralla el tomate. Añádelo todo al bol junto con
un huevo crudo. Añade la cáscara en polvo (véase receta en pág. 195) si vas a
utilizarla, y mezcla bien con el resto de ingredientes. Sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: 10 minutos.

Boeuf Bourguignon
Ingredientes:

150 g de carne de ternera para estofado.


1 cucharadita de cáscara de huevo en polvo (véase receta en pág.
195).
Perejil.
½ pastilla de caldo de verduras.
Aceite de oliva virgen.

Elaboración:
Llevar a ebullición dos dedos de agua en una cazuela y agrega la media
pastilla de caldo. Pica el perejil. Cuando el agua esté hirviendo, introduce la
carne para escalfarla durante un par de minutos. Retírala y ponla en un plato,
añade el polvo de cáscara de huevo, el aceite de oliva y el perejil. Mezcla y
sirve.
Tiempo aproximado de elaboración: 10 minutos.

Sushi o tataki de salmón

Ingredientes:

150 g de filete de salmón crudo.


27-30 g de calabacín y nabo rallados.
Aceite de oliva virgen.
Salsa de soja baja en sal.

Elaboración:
Hierve ligeramente el calabacín y el nabo rallados. Cuélalos y mézclalos en
un bol junto con el filete de salmón cortado en dados. Añade un chorrito de
aceite de oliva virgen y unas gotas de salsa de soja.
Tiempo aproximado de elaboración: 10 minutos.
Nota: puedes sustituir estas verduras por otras, como zanahoria,
rábano... Si tu perro es aventurero con la comida, convierte esta receta en un
tataki añadiendo aguacate en dados en vez de la verdura.
Pollo con avena
Ingredientes:

120 g de pechuga de pollo o muslos deshuesados.


30 g de copos de avena.
20-25 g de puré de verduras.
Aceite de oliva virgen.
Sal.

Elaboración:
Trocea la pieza de pollo. En el cuenco del perro, mezcla la carne con los
copos de avena, el puré de verduras y el aceite de oliva. Añade una pizca de
sal y ¡listo!
Tiempo aproximado de elaboración: 5 minutos.
Nota: el puré de verduras puedes prepararlo tú expresamente, usar el que
te haya sobrado o comprarlo envasado. Si proviene de las sobras o es
envasado, ya llevará sal, por lo que no hace falta que la añadas a la receta. Si
te da aprensión el pollo completamente crudo, hierve agua, escalfa los dados
brevemente y continúa con la elaboración de la misma manera.

Carcasas de pollo
Ingredientes:

1 carcasa de pollo (para un perro de 10 kg, media carcasa es


suficiente, por lo que puedes guardar la otra mitad en el
congelador para otro día).
27-30 g de puré de verduras (opcional).

Elaboración:
Dependiendo del tamaño del perro, las carcasas se pueden dar enteras o
troceadas. En una tabla de madera, golpea las carcasas para trocearlas, o
córtalas con un cuchillo grande. En el plato del perro, pon los trozos de
carcasa y vierte el puré de verduras por encima. Se mezcla todo y ya tenemos
la cena.
Tiempo aproximado de elaboración: 3 minutos.
Nota: esta es una receta ultrarrápida y barata, pero solo la recomiendo
para perros grandes y jóvenes, o para aquellos que están acostumbrados a
comer crudo y no engullen.

PLATOS ESPECIALES
Receta para tiempos de crisis
En mi opinión, es siempre mejor cocinar para el perro que darle pienso.
Incluso si no se dispone de presupuesto para elaborar las recetas anteriores,
sigue siendo mejor opción cocinar, porque la comida que puedas preparar en
casa siempre estará llena de nutrientes sin adulterar, enzimas, probióticos y
energía vital (chi), todos ellos ausentes en los alimentos industriales. Si te
preocupa no poder ofrecer a tu perro las proporciones de proteína necesarias
porque resulta muy caro, siempre puedes añadir espirulina, garbanzos y
huevos.

Ingredientes:

50 g de recortes de pescado o vísceras como riñones, hígados o


corazón, y/o carcasas de pollo.
10-20 g de verdura rallada (zanahoria, calabaza, calabacín o
acelgas).
1 huevo o los garbanzos cocidos que quepan en un vaso de
yogur.
50 g de arroz.
Ajo (opcional).
Sal.
Aceite.

Elaboración:
Pon agua a hervir en una sartén profunda o cazuela de barro. Mientras tanto,
ralla o trocea la verdura que vayas a utilizar. Está bien emplear uno o dos
tipos de verdura y alternar. Se puede usar la verdura que esté de oferta o la
que tengas en la nevera y que ya no vayas a comer. Añade sal al agua en
ebullición y vierte el arroz. Cuando al arroz le falten unos pocos minutos para
estar en su punto, agrega la verdura y los recortes o vísceras. Cuando termine
la cocción, añade el huevo crudo o los garbanzos, mezcla y apaga el fuego.
Riega con un poco de aceite y deja reposar.
Tiempo aproximado de elaboración: 12 minutos.
Nota: recuerda que el yogur es muy sano para los perros, y una fuente
fácil y económica de calcio y probióticos. Puedes añadir medio yogur por
cada 10 kg.

Receta para animales convalecientes


Esta receta se la dedico a mi pequeño y gran amigo Vandamme, que estuvo
de acogida en mi casa durante los días que preparé y escribí muchas de las
recetas de este libro. Vandamme, que llegó a Canópolis en septiembre de
2009, estaba a punto de cumplir dieciséis años. Compartimos muchos
momentos juntos. Había estado ingresado por una gastritis aguda que
presagió su partida al País de Nunca Jamás. Elaboré esta receta para
alimentarle durante los días que estuvo conmigo. A pesar de su malestar,
disfrutó mucho de esta comida, en la que varié un poco los ingredientes para
deleitar su delicado paladar. Está indicada para un animal que ha estado
hospitalizado con suero, ha sufrido diarreas o simplemente está delicado del
estómago por alguna afección.

Ingredientes:

1 pechuga de pollo.
1 ramita de apio o de tomillo (pon un día apio y otro tomillo, y
lee sobre sus propiedades terapéuticas en págs. 212 y 224).
Ajo.
Sal.
Aceite de oliva virgen.
1 cucharada de arroz y 1 cucharada de zanahoria o calabaza
rallada (opcional).

Elaboración:
Pon agua en una cazuela, añade todos los ingredientes y cuece hasta que el
pollo esté bien hecho (puede quedar ligeramente crudo por dentro, pero solo
ligeramente). Retira el ajo y el apio del caldo. Saca la pechuga y córtala o
desmenúzala con el tenedor para que el animal no tenga que masticar mucho
y su sistema digestivo no tenga que trabajar demasiado. En su plato, pon la
carne y riégala con el caldo. Deja reposar y sírvelo templado.
Tiempo aproximado de elaboración: 10 minutos.
Nota: hay perros que tienen alergia al arroz, de modo que, cuando están
débiles o no lo podemos constatar, prefiero no dárselo, pero esto lo dejo a
criterio del dueño. En todo caso, pondría una proporción de arroz y zanahoria
muy pequeña. Si el animal está débil, puedes darle la comida con la mano de
forma pausada y en varias tomas a lo largo del día, para que su sistema pueda
asimilarla sin mucho esfuerzo. Esta receta se puede pasar por la batidora para
convertirla en puré y darla con cuchara o jeringa directamente en la boca.
Todo depende del estado del animal. Cuando tiene inapetencia, se le puede
motivar metiéndole un poquito de comida debajo del labio. Así se le activan
los procesos digestivos y se le abre el apetito.
En la medicina tradicional china, la zanahoria y la calabaza son verduras
que, por su particular energía y color, tonifican el sistema digestivo,
favoreciendo sus funciones. El arroz es astringente y ayuda a compactar las
heces.

TENTEMPIÉS Y PREMIOS CASEROS


Trufas de avena
Ingredientes:
200 g de copos de avena.
100 g de harina integral.
2 huevos.
50 g de avellanas molidas.
2 cucharadas de miel.

Elaboración:
Calienta el horno a 180 °C. En un bol, mezcla los copos y la harina. En otro
bol, bate los huevos e incorpora las avellanas y la miel. Vierte esta mezcla en
el bol de la avena y la harina, y mezcla todo hasta lograr una masa
homogénea. Con una cuchara, coge una porción de la masa y forma las trufas
(si lo prefieres, aplasta las bolas para hacer galletas). Repártelas en una
bandeja y hornéalas durante 20 minutos.

Tiempo aproximado de elaboración: 25 minutos.


Nota: con esta cantidad salen 20 trufas o galletas, que puedes guardar en
una lata o fiambrera. Están tan buenas que tú también te las comerás, por lo
que no duran mucho. Si quieres hacer más, dobla las cantidades para obtener
40 trufas o galletas. Guárdalas en el frigorífico.

Rabitos de queso
Esta receta está basada en una que hace una amiga mía que se llama Tanta
Soubriet, una excelente repostera que, además, es la fundadora de Método
Anubis, un proyecto que pretende ayudar a las personas a sobrellevar la
última etapa de la vida de sus perros y el duelo posterior. Tanta trabaja
también en favor de la reinserción de los perros guía jubilados.
Ingredientes:

50 g de queso rallado.
200 g de harina integral.
1 yogur.
1 huevo con su cáscara.
Una pizca de sal.
1 cucharada de aceite de oliva virgen (opcional).

Elaboración:
Pon el horno a calentar a 180 °C. En un bol, echa la harina integral y
mézclala con la mitad del queso rallado. En otro bol, bate el huevo y
mézclalo con el yogur y la sal. En un mortero, machaca bien la cáscara de
huevo e incorpórala al bol con el huevo y el yogur. Añade la mezcla húmeda
a la harina y amásalo todo junto. Si ves que la masa queda muy seca, añade 1
cucharada de aceite, y si ves que luego queda muy húmeda, añade otra de
harina.

Espolvorea el resto del queso con algo de harina en una bandeja de


horno para rebozar los rabitos. Coge un pellizco de la masa (10 g
aproximadamente) entre las manos y enróllalo como un puro. Reboza el puro
en la bandeja con el queso rallado. Aplánalo entre los dedos y dale un par de
giros para que quede como una espiral. Dispón los rabitos en otra bandeja y
hornéalos durante 12-14 minutos. Deja reposar y sírvelos o guárdalos en el
frigorífico. Según mi amiga Tanta, duran unas dos semanas refrigerados.
Nota: la cáscara de huevo puede ser un ingrediente opcional, ya que no
es muy agradable para el paladar humano (así podrás compartir los rabitos
con tu perro). Con estas cantidades te saldrán unos 40 rabitos; están
especialmente ricos con hummus.
Rollitos de perrito caliente
Ingredientes:

1 paquete de salchichas frankfurt.


1 rollo de masa de hojaldre o brisa.

Elaboración:
Calienta el horno a 180 °C. Extiende la masa y córtala en rectángulos de unos
3 cm de ancho y 7 cm de largo. Corta las salchichas en trocitos de,
aproximadamente, 3 cm. Ponlos en un extremo de cada rectángulo de masa y
enróllalos. Pon los rollitos en una bandeja y hornéalos durante 15 minutos o
hasta que la masa se dore.
Tiempo aproximado de elaboración: 20 minutos.

Montaditos
Ingredientes:

Tostadas de trigo sarraceno o de arroz.


Paté sin especias.

Elaboración:
Unta el paté en las tostadas. Puedes trocearlas y servirlas en el plato del perro,
o dáselas con la mano. Dárselas enteras puede ser un lío de migas y paté por
el suelo si tu perro es como el monstruo de las galletas.

Taquitos
Ingredientes:

Queso fresco tipo Burgos.


Membrillo.

Elaboración:
Corta el queso y el membrillo en taquitos, ponlos en un bol y sirve. Puedes
darlos con la mano a modo de premio.

COMPLEMENTOS
Congi
Esta receta es de Marita Casasola, pionera de la acupuntura en animales en
España y mi maestra. Marita afirma que esta receta tonifica los huesos. Está
indicada para complementar cualquier dieta, sobre todo en animales mayores,
con procesos artríticos o artrosis, o que se recuperan de alguna fractura.

Ingredientes:

Huesos de cerdo y vaca.


Sal marina sin refinar.

Elaboración:
En una cazuela profunda, introduce los huesos y cúbrelos con agua. Añade la
sal marina. Cuécelos a fuego lento durante cinco horas, añadiendo agua
cuando sea necesario para mantener los huesos cubiertos. Deja enfriar y ya
puedes añadir el congi a cualquier receta. Se puede guardar en la nevera hasta
tres días y darlo solo o regando la comida habitual del perro. No lo sirvas
frío.
Tiempo aproximado de elaboración: 2-5 horas.
Nota: si no dispones de cinco horas, yo lo he hecho en dos horas. Quizás
no sea tan potente el remedio, pero mejor eso que no hacerlo.
Polvo de cáscara de huevo
Ingredientes:

Cáscaras de huevo.

Elaboración:
La cáscara de huevo en polvo es un excelente suplemento de calcio
biodisponible. Richard Pitcairn lo menciona en su libro como una forma
natural de añadir calcio a cualquier receta, y es fácil de preparar.
Calienta el horno a 200 °C. Pon las cáscaras en una bandeja para hornear
encima de un trozo de papel de aluminio. Hornéalas durante 10 minutos.
Pásalas a una batidora o a un molinillo de café y tritúralas hasta que se
conviertan casi en polvo. Guárdalo en el frigorífico, dentro de un frasco de
cristal o un tupper.
20

LOS ALIMENTOS PROHIBIDOS


PARA PERROS. MITOS Y LEYENDAS

Hace unos meses, en la sala de espera de la clínica veterinaria a la que llevo


a mis animales, vi en el mostrador unos folios plastificados con el título:
«Alimentos que pueden matar a tu perro». Se trataba de una información
publicada en una revista veterinaria. Te puedes imaginar mi asombro y mi
curiosidad. La cebolla, el chocolate, las ciruelas pasas, las nueces de
macadamia, el aguacate y el ajo estaban en esa lista. Aunque desconocía la
ciencia que había detrás de la peligrosidad de algunos de estos alimentos para
los perros, al comenzar a escribir este libro me propuse investigar si se trataba
de algo cierto o de meras leyendas urbanas. Para empezar, encontré el
aguacate en la página de la organización de toxicología de animales en
Estados Unidos, en la que se alerta de la persina, sustancia que puede ser
venenosa para las aves. Lo que parece ser peligroso para los perros es el
hueso si se lo tragan entero. La persina, presente en el hueso y en la cáscara,
puede irritar la mucosa intestinal, pero no puede matar a ningún perro. Así
que hallada la primera leyenda. Luego descubrí los estudios que hicieron
saltar las alarmas acerca del ajo y el chocolate. Estos se llevan la palma.
Aparte de involucrar a perros que padecieron y murieron a raíz de las
condiciones a las que fueron sometidos para realizar los estudios, los
experimentos incluían la administración vía intragástrica de estos alimentos
en elevadísimas cantidades, o concentrados de los principios activos, como la
teobromina (en el chocolate). ¡Qué desgracia! Por supuesto que así pueden
resultar dañinos. Sin embargo, te aseguro que por mi vida han pasado ya
varias generaciones de perros, y todos han comido ajo en muchos guisos y se
han beneficiado de sus numerosas propiedades saludables. Como soy muy
golosa, el chocolate lo he compartido generosamente con ellos sin que
enfermaran o murieran por ello. Hace años, cuando yo aún podía comerme
una tableta de chocolate diaria sin engordar un gramo, mi perra Golf, que
murió a los dieciocho años, se ponía a mi lado cuando al atardecer abría el
paquete de mi chocolate favorito, y… un trocito para ti, un trocito para mí,
hasta que no quedaba más que el envoltorio.
Para que puedas entender de dónde viene esta información, estar al
corriente conmigo y por qué se ha generado tanta alarma, comparto la
información que he descubierto. No obstante, lo que me preocupa es que
estos mitos paralizan a las personas. Por miedo a equivocarse y envenenar a
sus queridos perros con comida «humana», prefieren quedarse con lo que
parece seguro: el pienso. Leía un artículo en el que el autor aludía a una trama
conspiratoria de las empresas de piensos, difundiendo información ambigua y
alarmista para mitigar la tendencia a la alimentación natural y asegurarse así
de que los propietarios de perros siguieran siendo fieles a sus productos. No
lo sé. Parece un poco supersticioso, pero quién sabe. Estas grandes
corporaciones dan un poco de miedo cuando ven que sus enormes beneficios
pueden verse amenazados por una revolución en los patrones de los
consumidores que llenan sus bolsillos. El caso es que, por lo que puedo
constatar, se ha desatado una histeria colectiva y en muchos foros y páginas
dedicadas al bienestar del perro se alerta de la muerte inminente de los canes
si ingieren estos alimentos. Las personas tendemos a leer solamente los
titulares y, si consideramos que la fuente tiene credibilidad, no dudamos en
propagar la información sin corroborarla.
Así es como se crean las leyendas urbanas, y me disgusta pensar que,
sobre todo en el caso del ajo, los perros dejen de beneficiarse de sus
propiedades saludables, tan solo porque hace años se realizó un experimento
que, a través de los medios, ha propagado una información ambigua y
disuasoria, sin que exista una buena razón que la respalde.
EL ESTUDIO DEL CHOCOLATE
Al emprender esta investigación, me ha sorprendido hallar el chocolate en
muchos foros, páginas web y notas en portales veterinarios anunciado como
veneno para los perros. Por ello decidí indagar, para saber en qué se basaba
tal conclusión. Descubrí en Science Direct —una base de datos de textos
científicos— el estudio subvencionado por la empresa Hershey Food
Corporation que se realizó en 1980 y que hizo que posteriormente saltaran las
alarmas en el mundo de la nutrición canina. El experimento se basó en la
administración directa de teobromina (un alcaloide estimulante del grupo de
las matilxantinas, como la cafeína), y prepárate, porque resulta absurdo que a
raíz de ese estudio se haya infundido tanto miedo a los propietarios de perros,
¡hasta el punto de aconsejarles llevar al animal a urgencias si sospechan que
ha ingerido chocolate!

La teobromina está presente en todos los chocolates en menor o mayor


cantidad, según la pureza del cacao que se emplea —de 0,2 mg/oz (28,3 g) a
393 mg/oz (28,3 g)—.28 El chocolate negro posee una cantidad más elevada
de esta sustancia que las versiones con leche. Sin embargo, estas son muy
inferiores a las que se suministraron a los pobres animales que sufrieron ese
horrendo estudio. El experimento se llevó a cabo sobre treinta perros, a los
que se les administró teobromina en estado puro, en cantidades excesivas y
tóxicas para cualquier ser vivo —oscilaron entre 15-1.000 mg/kg (¡por kilo!)
—, desde una sola toma, hasta cada día durante un año. Varios perros
murieron, los demás fueron sacrificados al final del experimento. Entre los
que sobrevivieron, la mayoría presentaba cardiomiopatías fibrosas. Qué
barbaridad y qué triste. A veces me sorprende el sadismo humano.
Tu perro tendría que comer mucho chocolate —darse un atracón, para
ser exactos— para manifestar síntomas de intoxicación. No existen
cantidades mínimas demostradas para causar la muerte en perros, según los
datos aportados por el estudio, pero se dice que entre 250-500 mg por kilo
pueden ser causa de muerte en el 50 por ciento de los casos (dosis letal
media). Por lo tanto, tomando las proporciones de teobromina publicadas en
el mencionado artículo, un perro de 5 kg tendría que comer por lo menos
entre siete y catorce tabletas de chocolate con leche de 100 g para intoxicarse.
Y uno de 25 kg tendría que comerse entre treinta y cinco y setenta tabletas de
chocolate con leche. Por otro lado, un perro de 5 kg tendría que comer entre
90 y 180 g de chocolate negro, y un perro de 25 kg debería comer entre
cuatro y nueve tabletas de chocolate negro para llegar a los niveles
establecidos de toxicidad. Difícil, ¿no crees? Pero, bueno, no está mal
saberlo, por si pillamos a Max con la tableta de chocolate negro que
compramos para hacer el fondant. Un atracón de cualquier cosa puede dar
problemas, y habrá de vigilar al animal por si surgen síntomas de
intoxicación. En todo caso, el chocolate es un alimento sin cuyos valores
nutricionales tu perro no será menos dichoso, pero en el caso del ajo, sí.

LA LEYENDA DEL AJO


El ajo es un tema aparte, no porque sea peligroso, sino porque se ha generado
una falsa alarma en torno a este excelente complemento nutricional que
merece especial mención.
Todo tiene su origen en un estudio29 que se realizó en el año 2000 en la
Universidad de Hokkaido (Japón), en el que se administraron grandes
cantidades de ajo —de 5 ml a 1,25 ml de extracto de ajo entero y crudo por
kilo de peso—, vía intragástrica (directamente al estómago) a una selección
de cuatro perros adultos, cada día durante siete días. El ajo les creó un tipo de
anemia (anemia de cuerpos de Heinz) y saltó la alarma. No obstante, es
impensable darle tal cantidad de ajo a un perro a diario porque simplemente
no lo admitiría. Solamente el sabor picante haría que el perro lo escupiera. A
un perro de 40 kg tendríamos que darle el equivalente a cinco cabezas de ajo
(o setenta y cinco dientes) a diario durante un mes para que experimentara
este tipo de anemia. ¡Qué disparate!
Por fortuna, cuento con Dana Scott, la valiente editora de Dogs
Naturally Magazine, para apoyar mi convencimiento de que todo veneno es
cuestión de cantidad, y mi insistencia en que el ajo, en particular, es un
excelente aditivo. El ajo está reconocido como antibiótico, vermífugo y
antifúngico, antiparasitario y potenciador del sistema inmune y
cardiovascular en perros. La doctora Deva Khalsa menciona en un artículo30
este estudio y defiende a capa y espada las propiedades beneficiosas del ajo
para los perros. Incluso se atreve a citarlo como un alimento antitumoral y
anticancerígeno, entre otras maravillas.
En los últimos veinte años, mis perros, tanto en casa como en el refugio,
han comido mucho ajo, sin sufrir anemias ni muertes asociadas a su ingesta.
Durante todo el año, entre una y tres veces por semana, según la estación, al
cocido van dientes de ajo enteros o en trozos. Su capacidad para repeler
pulgas y garrapatas es excelente. En el glosario de este libro, que recoge
complementos nutricionales y sus propiedades, hallarás más información
sobre el ajo y cómo añadirlo crudo o cocido a la comida de tu perro.
En conclusión, esta investigación me ha servido para confirmar que no
toda la información que recibimos es fidedigna, y que esta puede estar
tergiversada por diversos intereses, o simplemente para infundir miedo,
pasatiempo favorito de nuestros medios de comunicación. Por mi parte, lo
único que he hecho ha sido ir a buscar —y compartir— la información sobre
estos dos tipos de alimento, porque son los que más he dado a mis perros. Los
demás se quedan en el limbo. Si realmente quieres saber si las pasas o las
nueces de macadamia pueden ser dañinas para tu perro, te animo a que lo
investigues. La búsqueda de la verdad es muy satisfactoria y reveladora.
21

ALIMENTOS COMO MEDICINA

Que la comida sea tu medicina, y la medicina sea tu comida.


HIPÓCRATES (Grecia, 460-377 a. C.)

A continuación, expongo un glosario de alimentos que han sido para mí una


auténtica botica de la abuela para tratar a mis perros de diferentes afecciones,
así como para prevenir muchas enfermedades y dolencias. No sustituyen la
ayuda de un profesional frente a según qué situaciones, pero el uso de plantas
y de estos productos como ingredientes o complementos nutricionales en la
alimentación de tu perro contribuirán a proteger su salud.
Desde 1997, cuando llegó a mis manos el libro de Diane Stein que ya he
citado (Natural Remedy Book for Dogs and Cats), empecé a aplicar esos
remedios en la alimentación de mis animales con resultados tan positivos
que, gracias a ellos, muchos de los animales que han pasado por mis manos
casi no han tenido que recibir tratamientos farmacéuticos. De hecho, Maus,
por ejemplo, nunca ha tomado un medicamento en sus quince años de vida.
Otros perros de casa como Lady, Tramp, Genita, Pepper o Paquito tampoco
fueron medicados con nada. Atenea, que ahora tiene ocho años, va por el
mismo camino. Los demás que vivieron o viven conmigo ahora, si les he
tenido que medicar, ha sido por enfermedades como la ehrlichiosis
(transmitida por la picadura de garrapatas) y la leishmaniosis (transmitida por
la picadura de mosquito), o en el caso de Paquito, al que se le amputó su pata
por un mordisco de un perro grande, y tuvo que tomar antibióticos. En el
refugio de Canópolis es más difícil seguir estos principios por problemas de
logística y medios. Aun así, los animales reciben un compendio de remedios
naturales en su alimentación, en sus bebederos y en la programación de
medicación, en la que abunda la fitoterapia (medicina a base de plantas).
Esta experiencia la comparto en talleres que, bajo el título La botica de
la abuela para animales, enseñan a otras personas cómo pueden mejorar la
salud de sus animales de compañía y de este modo minimizar o evitar el uso
de fármacos con efectos secundarios. Como somos cada vez más los que
buscamos alternativas y un camino de vuelta a lo natural, no podía faltar esta
sección en este libro para complementar y condimentar la comida natural que
le vas a dar a tu perro. Sin embargo, solo incluiré los alimentos y plantas que
más utilizo en la alimentación, pues de eso trata este libro. Quién sabe si más
adelante emprenderé la aventura de escribir otro sobre remedios naturales, en
el que podré compartir mucha más información sobre fitoterapia y otras
terapias con las que he podido ayudar a muchos animales.
Para elaborar este glosario, me he basado en mi experiencia, en la
sabiduría que me han transmitido mi madre y mi abuela, y en diversas fuentes
de información que cito en la bibliografía (véase pág. 247).

ACEITE DE OLIVA VIRGEN EXTRA


El oro líquido español es verdaderamente una joya para la salud de tu perro.
Existen varios tipos más o menos puros de este aceite, pero ninguno aporta
los mismos valores que el crudo y sin filtrar: el aceite de oliva virgen de
primera presión en frío. Está demostrado que el aceite de oliva es uno de los
que menos se degrada con el calor por su alto contenido en sustancias
antioxidantes, como esteroles y polifenoles. A pesar de todo, pierde
propiedades al refinarlo y en cada calentamiento. Cualquier otra variedad no
aporta ni la cantidad de vitamina E ni los ácidos grasos esenciales gamma-
linolénicos, importantes para muchas funciones vitales.
El aceite de oliva se usa desde la Antigüedad. Sus propiedades culinarias
y terapéuticas ya eran conocidas en la época de los imperios egipcio, griego y
romano, y era un producto apreciado como moneda de cambio. Se usaba en
cosmética y en tratamientos corporales, así como en medicina, para aliviar
problemas de piel, resfriados o asma, y la combinación de hierbas maceradas
en el propio aceite era un extraordinario remedio popular.
Cocinar con aceite de oliva proporcionará a tu perro vitamina E,
carotenos, polifenoles, tocoferoles, clorofila y fenoles, todos grandes
antioxidantes capaces de retrasar el envejecimiento del organismo, reducir la
oxidación del tejido graso y combatir los radicales libres. Es, además, un gran
protector contra varios tipos de cáncer. Los ácidos grasos contenidos en el
aceite de oliva virgen extra ayudan a asimilar vitaminas A, D, y K. Estos
ácidos grasos previenen los procesos de envejecimiento, mejoran procesos
digestivos como la producción de bilis y el funcionamiento del hígado,
estimulan la producción de enzimas pancreáticas y combaten problemas
como las úlceras o el estreñimiento.

ACEROLA
Decía al principio del libro que las vitaminas de origen natural son mucho
más saludables que las que se encuentran en suplementos fabricados
artificialmente. Nunca será absorbida de igual forma la vitamina C de los
limones, o la acerola, en los que se encuentra combinada con los flavonoides
y fitonutrientes que la complementan, que el ácido ascórbico que se deriva de
la hidrogenación del azúcar de maíz modificado, procesado con acetona.31
La acerola es una fuente de vitamina C en estado natural muy interesante
que puede ser administrada como suplemento nutricional de gran valor en la
dieta de los perros. Se pueden encontrar varias marcas de suplementos que la
venden sola o en combinación con otras plantas conocidas por su capacidad
para aumentar las defensas.
La vitamina C o ácido ascórbico es una sustancia fundamental para la
vida y la salud. Los perros la producen en pequeñas cantidades. Según Diane
Stein, los perros producen 40 mg de vitamina C por kilo al día. Los humanos
no tenemos esta capacidad. Aun así, cita a Wendell Belfield,32 veterinario e
investigador sobre las vitaminas en animales de compañía, y fundador de la
medicina ortomolecular en animales (véase www.belfield.com), quien ha
propuesto que estos sufren un estado subclínico de escorbuto (enfermedad
por deficiencia de vitamina C), lo que puede explicar muchas de las dolencias
que padecen hoy en día. Belfield sugiere que la deficiencia de vitamina C
podría estar detrás de la displasia de cadera, cojeras, artritis, mielopatías en la
columna vertebral, hernias discales, diversos virus y problemas de piel en
perros. En gatos, relaciona esta deficiencia crónica con la leucemia felina, el
síndrome urológico felino (FUS) y otros virus que son letales o que someten
a los gatos a estados crónicos de inmunodeficiencia.
La vitamina C se la conoce como la vitamina del sistema inmune. Es
más popular como solución a los resfriados y estados griposos, pero está
involucrada asimismo en la producción de colágeno y retiene los minerales
en los huesos. La vitamina C regula el equilibrio bioquímico del cuerpo y es
el mayor depurativo y regenerador frente a los daños que provoca el estrés.
Las toxinas y el estrés son las mayores razones por las que los perros (como
nosotros y otros animales) necesitan un mayor aporte de esta vitamina. Los
estilos de vida a los que sometemos a los perros requieren la suplementación
con alimentos ricos en vitamina C biodisponible para poder hacer frente a las
agresiones del ambiente y el entorno (aire, agua, alimentos procesados y
contaminados, vidas sedentarias con poco acceso a sol y aire libre, etcétera).
Sin vitamina C tampoco podríamos librar a nuestro perro de la intoxicación
por metales pesados y otras sustancias cancerígenas. Diane Stein, sugiere una
suplementación para empezar de 250 mg (perros pequeños), 1.500 mg (perros
medianos) a 3.000 mg (perros grandes) y 6.000 mg (razas gigantes) de
vitamina C, incrementando la cantidad a 1.500 mg (perros pequeños), 3.000
mg (perros medianos), 6.000 mg (perros grandes) y 7.500 mg (razas
gigantes). Para perras embarazadas y lactantes se sugieren las segundas
cantidades. A los cachorros se les administrarían las primeras cantidades
durante los primeros seis meses y se incrementarían gradualmente hasta el
año de vida. Ella se basa en las recomendaciones de Richard H. Pitcairn y
Susan Hubble Pitcairn que figuran en su libro Complete Guide to Natural
Health for Dogs & Cats.
Hubo una época en la que suplementaba mucho con vitamina C en
Canópolis para tratar muchas afecciones. Me acuerdo de Tou, un perro al que
se le diagnosticó escorbuto, y nuestra veterinaria lo curó con altas dosis de
vitamina C. Aunque esta enfermedad era más propia de los navegantes de la
era de los descubrimientos por carecer de alimentos frescos durante sus largas
travesías, Diane Stein y Wendell Belfield parecen estar de acuerdo en que
puede estar produciéndose una deficiencia de vitamina C crónica a niveles
epidémicos, que mantiene a nuestros perros en un estado de salud muy pobre,
por lo que podría hablarse de un tipo de escorbuto subclínico generalizado.
En mi opinión, es imperativo que el origen de las vitaminas sea
orgánico. La acerola como suplemento alimenticio rico en vitamina C o el
escaramujo son las mejores opciones. No escatimes en vitamina C y busca en
herbolarios un producto que contenga uno o ambos ingredientes. A pesar de
que se relaciona la sobredosis de vitamina C con diarrea, esta es pasajera
mientras el cuerpo se adapta a su ingesta. Y no, no crea piedras renales, sobre
todo si proviene de una fuente natural. Si tu perro padece una enfermedad
crónica, dale vitamina C a diario, siguiendo las pautas recomendadas por
Stein y Belfield, y si está aquejado de alguna dolencia aguda, dobla la dosis.
Puedes hacer tandas de un mes. Luego, haz un descanso de dos semanas y
vuelve a suplementar.

AGUA DE MAR
La terapia de agua de mar se remonta a tiempos antiguos y está presente en
culturas como la mediterránea y la pacífica. Recientemente se está
redescubriendo su capacidad para fortalecer los riñones, las articulaciones y
las funciones del sistema inmune, lo que la está situando en la primera línea
de remedios naturales indispensables para una salud de hierro. Parece ser que
se empieza a utilizar en hospitales en los que se añade diluida en las
infusiones intravenosas de los enfermos para acelerar su recuperación.
Se puede comprar en cualquier establecimiento dedicado a la venta de
productos naturales, y se diluye en el agua del perro. Se pueden hacer tandas
de tres semanas dos o tres veces al año, antes de los cambios estacionales
bruscos para mitigar sus efectos.
En la medicina tradicional china, el agua de mar es el origen de la vida y
la que nutre los riñones, receptores de esa energía ancestral que se remonta a
los principios de la vida en la Tierra. Los riñones y su sistema energético
rigen el sistema osteoarticular, con lo cual se puede perfectamente deducir
que la salud de los huesos depende de los riñones, y que el agua de mar sea
por tanto un buen remedio para tonificar ambos sistemas.

AJO
Habrás podido ver que soy una gran fan del ajo, a pesar de su
reciente mala fama, derivada de una leyenda urbana basada en
un experimento en el que se les administraba a los perros vía
intragástrica un concentrado equivalente a 75 dientes de ajo
diarios. Estos perros desarrollaron una dolencia conocida como anemia de
Heinz y desde entonces este mito campa en todos los foros sobre perros en
Internet y en publicaciones diversas. El ajo se ha convertido en uno de los
alimentos prohibidos para los perros, pero siento que los propietarios se lo
crean y priven a sus perros de un alimento que Dioscórides y Galeno
consideraban una panacea para la salud y la fortaleza, y que hoy ha sido
corroborado por la ciencia.
Aunque la mayoría de las recetas en este libro incluyen el ajo, no lo
pongo a diario en la comida de mis perros. De una a tres veces por semana es
suficiente. No es que no se pueda dar cada día, simplemente no es necesario.
Aunque sus propiedades se conservan mejor cuando se da crudo, mi
experiencia se deriva de darlo cocinado, por lo que no mantiene todos sus
valores nutricionales. De todas formas, los perros suelen rechazar el ajo crudo
y, si no está picado en el plato, se quedarán los dientes enteros. A veces
cocino con ajos enteros, cuando lo uso para condimentar o como dosis de
mantenimiento; otras veces lo pico con perejil si quiero añadirlo como
complemento terapéutico a diario durante una semana.
Las numerosas propiedades terapéuticas del ajo se conocen desde la
Antigüedad y se ha utilizado para condimentar alimentos, para elaborar
remedios caseros y como una auténtica medicina. Es antibiótico, antifúngico,
antiviral y antiséptico. Sus propiedades antimicrobianas hacen del ajo un
sustituto de antibióticos por su capacidad para acabar con bacterias, hongos y
virus. Las sustancias activas en el ajo no permiten que estos patógenos se
reproduzcan. También tiene poder frente a la bacteria E. coli y está indicado
para frenar la cistitis, entre otras infecciones urinarias. Ataca a estafilococos y
estreptococos, y tiene la capacidad de diferenciar entre las bacterias malignas
de las benignas, por eso es capaz de regular la flora intestinal. Además,
reduce el colesterol LDL33 por su capacidad de inhibir su absorción a nivel
intestinal. Por si fuera poco, ayuda a repeler insectos y parásitos externos e
internos, especialmente las garrapatas, la tenia y otros gusanos intestinales
(áscaris y oxiuros).
El ajo se relaciona con la capacidad para estimular el sistema
inmunológico, porque activa las células que protegen frente a infecciones, y
se están realizando estudios en los que el ajo demuestra su capacidad para
bloquear la actividad de sustancias cancerígenas. Sus propiedades
antioxidantes frenan los procesos y trastornos del envejecimiento, y es capaz
de librar el cuerpo de toxinas, al estimular las funciones hepáticas, biliares y
pancreáticas.
También se le atribuyen al ajo beneficios en casos de hipotiroidismo, al
regular la absorción de yodo, y de depresión, por estimular la producción de
serotonina.
Para condimentar, utilizo un diente entero en cada receta (un ajo de
tamaño medio). Como remedio, suelo picar un diente de tamaño normal por
cada 20 kg de peso. Así, un perro de 10 kg tomaría medio diente, uno entero
el perro mediano, y uno y medio el perro grande. Cuando cocino para mis
cuatro perros, hecho un diente por perro. En Canópolis echamos 3-5 cabezas
enteras en la olla para los cien perros. Como los ajos varían mucho de
tamaño, y según cómo se hayan cultivado contienen más o menos principios
activos, es muy difícil dar unas pautas exactas. Pero no te preocupes, que no
vas a envenenar a tu perro. Al revés, has visto todas las propiedades que
contiene el ajo, no le prives de este maravilloso alimento.

ALOE VERA
El aloe es otra de esas maravillosas plantas con un sinfín de atributos que
benefician la salud. Ya se conocía su capacidad cicatrizante en los campos de
batalla de la antigua Grecia, y, como el ajo, tiene capacidades
antimicrobianas, antisépticas, antibióticas, antifúngicas, cicatrizantes,
balsámicas, etcétera. El aloe vera contiene más de setenta principios activos y
aminoácidos, como el triptófano, importante en perros con problemas de
comportamiento relacionados con ansiedad.34 Su uso interno regenera toda la
mucosa intestinal y regula su flora, por lo que es útil para tratar el
estreñimiento o la diarrea.
Pero donde el aloe demuestra su gran valor es en el tratamiento de
lesiones de piel como úlceras, abscesos, quemaduras, eccemas, sarna y
heridas. He utilizado el aloe vera en incontables ocasiones para todo tipo de
problemas de piel y para ayudar a cicatrizar heridas sin necesidad de aplicar
antibióticos. Posee una gran capacidad depurativa y es uno de los mejores
remedios para limpiar el sistema digestivo (incluyendo el hígado, el páncreas
y los riñones) y el colon. Por este motivo, también alivia los síntomas
inflamatorios de afecciones osteoarticulares como la artritis y la artrosis. Es,
asimismo, un incomparable remedio contra la inflamación de las
hemorroides. En Canópolis, hemos tratado perros con problemas de colon y
recto con zumo y gel de aloe, con resultados asombrosos.
En 1997, en la Universidad de San Antonio, el doctor Jeremiah Herlihy
llevó a cabo un experimento en ratas para demostrar los posibles efectos
negativos de beber zumo de aloe a diario. Además de no descubrir ningún
efecto negativo, los animales testados demostraron reponerse mejor de
enfermedades como leucemia, insuficiencia renal y cardiopatías. Las ratas
que bebieron aloe vivieron un 25 por ciento más que las del grupo de
control.35
En tratamientos de cáncer parece reducir la náusea, eleva los niveles de
energía de los pacientes sometidos a radiaciones y quimioterapia, y aumenta
los niveles de leucocitos que se ven afectados por estas terapias tan agresivas.
Como complemento alimenticio, es un todoterreno. Se puede añadir la
planta directamente, tras pelar y lavar la hoja para eliminar la aloína (acíbar),
una sustancia amarillenta situada entre el gel y la piel que puede irritar las
mucosas por su actividad laxante. Se corta en taquitos o se pasa por la
batidora para hacer un puré de gel que dura un par de días en la nevera. Se
puede añadir al final de la cocción a cualquier receta, o mezclar con yogur y
miel, con o sin muesli, como desayuno. Apúntate tú también. Si no dispones
de la planta, puedes comprar zumo. Pero cuidado con qué zumo compras:
muchas marcas venden agua con zumo de aloe. Mira los ingredientes del
envase, y si pone gel de aloe como primer ingrediente, vas bien. La marca
Aloe Forever es mi favorita. Para saber dosificar la cantidad, se divide el peso
de un adulto de unos 50 kg por el peso del animal y se calcula la cantidad de
zumo. Aun así, Domingo Vida, veterinario amante de la terapia con aloe, dice
que una persona adulta puede tomar hasta 250 ml de zumo al día. Esto se
hace poco a poco, aumentando la dosis durante varias semanas.

APIO
El Apium graveolens es una de esas verduras que parecen haber caído en el
olvido y son una gran fuente de beneficios para la salud. Al cocinar para tu
perro, puedes añadir esta maravillosa y humilde planta a muchas recetas para
que pueda disfrutar de sus abundantes propiedades.
El apio es un depurativo y diurético fantástico, alcalinizante y
remineralizante, por eso es muy interesante para los perros con problemas de
artritis o artrosis, así como para desintoxicar la sangre y fortalecer el sistema
inmune. Incluyo el apio en la receta para los perros convalecientes porque
trata problemas digestivos como el estreñimiento y la gastritis y reduce los
gases intestinales. Su poder diurético ayuda a eliminar toxinas y patógenos en
procesos renales, de vejiga e intestino. Tiene la capacidad de abrir el apetito,
tonificar el hígado y mejorar la circulación. Contiene interesantes cantidades
de vitaminas A, B1, B2, C, E, y K, así como minerales como el hierro, calcio,
fósforo, magnesio y cinc. Y parece tener capacidad vermífuga, es decir, para
eliminar parásitos intestinales.
Todas estas propiedades dependen de dónde viene el apio y cómo se
cultiva. Lo ideal sería que fuera de cultivo ecológico porque, más que un
ingrediente en la comida, es un verdadero medicamento y refuerzo
inmunológico a nivel preventivo, así como un tratamiento para animales que
han sufrido alguna enfermedad y se han tenido que medicar con química.
CÚRCUMA
Es el polvo de la raíz de la Curcuma longa, una planta nativa de Sri Lanka,
Bangladesh y Myanmar, que le da a la mezcla de especias del curry ese tono
amarillo característico. Sus propiedades se conocen bien en la medicina
tradicional china y la ayurvédica, y se centran en el aparato digestivo. La
cúrcuma es tónica para el estómago, colagoga (estimula el vaciado de la
vesícula) y carminativa (evita y ayuda a eliminar gases) y facilita la digestión.
Según el portal Mr Ginseng (http://mr-ginseng.com/), es un potente
purificador de la sangre y un protector hepático, y se relaciona con
propiedades anticancerígenas, así como antioxidantes. Esta especia, cada vez
más conocida en Occidente, posee propiedades antiinflamatorias y se
encuentra en suplementos nutricionales específicos para problemas
articulares. Actualmente, estoy probándola como complemento nutricional en
mis caballos para ver el efecto que puede tener sobre la artrosis. Y en breve la
probaré como suplemento en los animales de Canópolis.
En la cocina de los perros la añado como condimento, pero también con
la intención de ofrecer sus propiedades terapéuticas a nivel preventivo. Si
quieres probar la cúrcuma para tratar, es mejor administrarla en cápsulas a
diario, o esparcir el polvo del rizoma al final de la cocción de cualquier
receta. Se recomienda 1 g al día para una persona adulta para experimentar
sus propiedades antiinflamatorias, y de 2-3 g diarios para curar úlceras
estomacales. Se toma con aceite de oliva para facilitar su absorción en el
intestino.

ESPIRULINA
Esta alga tiene unas propiedades extraordinarias que no pueden faltar como
suplemento en la dieta de tu perro. De la espirulina destaca, además de su
contenido en clorofila, su alto valor proteico, lo que la convierte en un
excelente complemento en dietas con poca proteína, o en situaciones en las
que el perro necesita un aporte más alto (por ejemplo, en su vejez, cuando
necesita una mayor cantidad de proteína de alta calidad). Asimismo, sus
proteínas son de altísima calidad por contener los ocho aminoácidos
esenciales (los que no produce el perro) y también los no esenciales.
Asimismo, contiene ácidos grasos insaturados (aceites Omega), tan
importantes para la salud. Añadamos a esto vitaminas A, E, K y un alto
contenido de vitaminas B —sobre todo la B12, más de la que puedan aportar
la carne, los huevos y los lácteos— y tendremos un alimento esencial en
dietas vegetarianas. Su alto contenido en hierro también es destacable, y por
ello es un excelente aditivo en un tratamiento de anemia, por ejemplo, o para
ayudar a hembras preñadas o lactantes, o en enfermedades como cáncer o
parasitosis (ehrlichiosis, leishmaniosis, etcétera), en las que sea necesario un
aporte de hierro orgánico.
La espirulina tiene, por otro lado, una capacidad muy particular: puede
absorber metales pesados y otros contaminantes, como la radioactividad de
los sistemas a los que se la expone. Se le otorga una capacidad extraordinaria
para depurar y descontaminar porque contiene elementos como las sales
potásicas y magnésicas, selenio y bicarbonato sódico.
Por todas estas propiedades, se le atribuyen poderes para tonificar la
musculatura, equilibrar el sistema nervioso en procesos de ansiedad y
depresión, aumentar la capacidad de concentración y compensar cualquier
carencia en la dieta, siendo un tónico para todo el sistema. Pese a ello, no
debería abusarse de ella, es mejor hacer tandas de suplementación de tres
semanas y luego un mes de descanso.
Mi caballo Tuareg sufrió de babesiosis hace unos años, una enfermedad
parasitaria inducida por una garrapata que destruye los glóbulos rojos. El
tratamiento alopático implicaba inyecciones de Imizol, un insecticida interno,
que le podía producir daño al hígado y cólicos. Preferí probar primero con
remedios naturales, y le traté con acupuntura y suplementando su comida con
altas dosis de espirulina. A las tres semanas, el animal recuperó los niveles
normales de glóbulos rojos en su sangre, y decidí dejarlo ahí. Quizás no
eliminamos el parásito, pero ayudé a Tuareg a aprender a convivir con él.
Desde entonces, repito tandas de espirulina durante tres semanas, dos veces al
año.
En Canópolis, los perros reciben suplementación con espirulina cuando
engordan al ser esterilizados o si sufren de ansiedad por la comida, también si
padecen anemia o necesitan un tónico natural que les levante el ánimo y su
vitalidad. Los gatos de Canópolis la reciben en el agua, entre otros
suplementos. Desde que la incluimos en su dieta, no padecen los resfriados
que les aquejaban antaño en los cambios de tiempo.
Es importante comprar espirulina de alta calidad, porque no toda es
igual y, dado que es capaz de absorber contaminantes, es recomendable
averiguar el origen de su cultivo. La marca Markus Rohrer parece ser de una
cierta garantía, aunque por cuestiones económicas utilizo la de la marca
Vegetalia, que es más barata y funciona bien.

LEVADURA DE CERVEZA
La levadura de cerveza es otro de esos alimentos dignos de ser incluidos en la
dieta natural de los perros por sus muchas cualidades. Destaca por su aporte
vitamínico del grupo B, que influye en el estado de la piel, pelo y uñas, aparte
de regular el sistema nervioso y anímico, entre muchas otras cosas. También
encontramos las vitaminas B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B5
(ácido pantoténico), B6 (piridoxina), B8 (biotina), B9 (ácido fólico) y B12
(cianocobalamina), y contiene cantidades interesantes de hierro para procesos
anémicos, fibra para regular y depurar el tracto intestinal, y proteína que
favorece la creación de masa muscular.
Por si fuera poco, la levadura de cerveza tiene una cualidad muy útil
para quienes tenemos perros, y es que protege a los animales de infestaciones
por pulgas. Su acción depurativa y fortalecedora de la piel hace que estos
indeseables bichitos consideren a nuestro perro como un anfitrión hostil.
Con animales muy hiperactivos, como pueden ser los perros cazadores,
la levadura de cerveza es un aliado para calmar el sistema nervioso. Por otro
lado, puede ayudar a levantar el ánimo en un animal deprimido.
Yo añado una cucharadita de café por cada 10 kg de perro en la comida
de mis perros de una a dos veces por semana. Aunque la has visto como
ingrediente en tan solo un par de recetas en este libro, se puede utilizar a
diario como forma de prevención en épocas en las que las pulgas se hacen
más presentes. También se pueden hacer tandas mensuales para preparar a tu
perro para los cambios estacionales de otoño a invierno, o de primavera a
verano, y aumentar así su inmunidad.

MIEL

La miel es un alimento que parece un auténtico botiquín, además de endulzar


otros alimentos de una forma sana. De hecho, en muchos lugares del mundo
la miel es un producto medicinal y se usa como tal para remediar una larga
lista de dolencias. En nuestra cultura, ha perdido gran parte de ese significado
y sus propiedades se desconocen, pero está resurgiendo su valor para
mantener o recuperar la salud. Evidentemente, no tiene nada que ver la miel
que se compra en el supermercado, elaborada al por mayor y manipulada para
que sea transparente y homogénea, que la artesanal, que es la que conserva
las propiedades que se le atribuyen a continuación.
Desde la Antigüedad, todos los productos derivados del arduo trabajo de
las abejas se han valorado y utilizado para medicina y cosmética. Tanto es así
que en la cultura egipcia las abejas eran sagradas y figuraban como animales
venerables. El polen, la miel, la cera, el propóleo y la jalea real poseen
propiedades interesantes para la salud, pero nos vamos a concentrar en lo que
la miel puede aportar a tu perro, aun teniendo en cuenta que cada miel es
diferente.
La miel es un tónico para el corazón y fuente de energía para animales
mayores; abre el apetito, por lo que es interesante para animales
convalecientes o cachorros débiles. También posee efectos relajantes, ayuda
en estados anémicos y previene la caries y la gingivitis por su poder
antiséptico; esta misma propiedad la convierte en un antimicrobiano
reconocido desde la Antigüedad. Por su capacidad diurética, ayuda también
en la eliminación de patógenos a través de la orina, y ayuda a bajar la fiebre.
Así, es un gran aliado en la enfermedad y en la prevención de esta.
También es interesante por su capacidad cicatrizante, y en Canópolis la
hemos utilizado con mucho éxito para evitar infecciones en llagas y heridas
complicadas. Su capacidad antioxidante es útil en la prevención del cáncer y
en procesos de envejecimiento prematuro.
La he incluido en las recetas de desayuno, para acompañar el yogur o el
muesli. Conozco pocos perros que la toman sola, creo que no les gusta su
textura pegajosa, pero diluida y mezclada les sabe mejor. Diluida en agua y
administrada con jeringa a perros convalecientes que no quieren comer, se
convierte en un aporte de vitaminas y minerales indispensable cuando el
animal está con suero y no queremos que se le cierre el estómago.

PEREJIL
El perejil es esa hierba humilde que condimenta muchísimos platos
mediterráneos y el secreto de grandes recetas, pero es tan cotidiana que no
sabemos el tesoro que alberga. Según Gabriela Gottau de Vitónica, en tan
solo 20 g de perejil podemos encontrar 32 mg de vitamina C, 30 mg de ácido
fólico, 170 mg de vitamina A, 160 mg de potasio, 36 mg de calcio y otros
nutrientes beneficiosos en menor cantidad como fósforo, hierro, magnesio y
vitaminas del complejo B. Fíjate qué maravilla. Tiene igualmente
propiedades diuréticas y depurativas tan potentes como el apio, que nos
protegen frente a la acumulación de toxinas y patógenos, ayudan al sistema
circulatorio y regulan la tensión arterial. Estas propiedades benefician al
sistema urinario, el hígado y la sangre. También es carminativo, por lo que
favorece el sistema digestivo, reduciendo gases y estimulando el
metabolismo. Su alto contenido en vitamina C lo convierte en un antioxidante
que regula la proliferación de radicales libres y facilita la absorción de hierro
orgánico. Asimismo, posee propiedades como antiinflamatorio y relajante
muscular, y regula la proliferación de colesterol LDL.

PROBIÓTICOS
Probiótico significa «pro vida». Es un término muy de moda y en los medios
de comunicación se anima a las personas a tomarlos en forma de yogur o
kéfir, en cápsulas o bebidas preparadas. Todo se debe a que nuestro sistema
digestivo (y el de los perros que conviven con nosotros) sufre las agresiones
de nuestro ritmo de vida, el estrés y la contaminación. Síndromes como el del
colon irritable o del intestino permeable, las úlceras, las alergias, etcétera, son
tan solo una muestra de las consecuencias de la vida moderna. Disminuyen
las defensas y se produce toda una cadena de síntomas que tienen su origen
en una falta de equilibrio en la flora y el pH de la mucosa intestinal. La
ingesta de las bacterias contenidas en los probióticos ofrece un excelente
remedio al alcance de todos. Pero no todas las mezclas tienen la misma
eficacia y vamos a ver por qué.
Teruo Higa, profesor de la Universidad de Okinawa (Japón), descubrió
hace unos veinticinco años una particular mezcla de bacterias o
microorganismos mientras trataba de encontrar una solución a la
degeneración del suelo provocada por las prácticas de cultivo intensivo que
incluía el uso de pesticidas y fertilizantes químicos. La historia de su
descubrimiento es demasiado larga para contarla aquí, pero te animo a leer
sobre ella porque es realmente interesante.
Lo que descubrió Higa, casi por accidente, era una mezcla de tres tipos
de bacterias: levaduras, lácteas y fototrópicas. Conocemos bien los primeros
dos tipos. Las levaduras se encargan de fermentar alimentos, las segundas se
emplean para elaborar queso y yogur. Pero las realmente interesantes en esta
combinación son las fototrópicas. Son bacterias anaeróbicas, es decir, no
necesitan oxígeno para medrar. Utilizan la luz del sol para metabolizar tanto
materia orgánica, como inorgánica. Y esto es lo más importante, porque son
capaces de ingerir sustancias tóxicas y convertirlas en elementos necesarios
para la vida, como aminoácidos, oxígeno y antioxidantes.
La combinación de los tres tipos de bacterias es lo que se conoce como
tecnología EM (por las siglas en inglés de «microorganismos efectivos»). Lo
que hace de los EM un probiótico excepcional es la sinergia entre estos tres
tipos de microorganismos, cómo se complementan y cómo actúan en el
medio en el que son expuestos. Higa los probó primero en las plantas. Su
éxito le llevó a experimentar en granjas de cerdos, también con buenos
resultados. Y si su uso en animales demostró ser positivo, solo faltaba
probarlo en humanos. La tecnología EM se ha extendido a muchos países, y
es en Estados Unidos, Polonia, Japón y Alemania donde más acogida tiene.
Yo tuve el placer de conocer los EM a través de Rita, una compañera de
acupuntura que me regaló un bidón de cinco litros para probar en los
animales de Canópolis en el año 2004. Decidí probarlos en mí primero, y tras
dos semanas de beberlos a diario no dudé en empezar a utilizarlos en el
refugio. Existe un antes y un después de la tecnología EM en Canópolis. Los
animales ya demostraban buena salud y pelaje con una alimentación natural,
pero al empezar a poner EM en el agua se notó aún más la diferencia. Su pelo
brillaba más. Parecían haber rejuvenecido. Desde entonces, los perros son
más longevos. Sus heces, si ya eran compactas y de menor volumen con
comida natural, ahora apenas huelen, y su volumen se ha reducido todavía
más. Por otra parte, al encontrarnos en un parque natural, las plagas de
garrapatas eran espantosas y la proliferación de moscas, espeluznante. Tras
empezar a limpiar y a fumigar con EM, se notó considerablemente la
diferencia. Antes no podía ni empezar a concebir hacer cursos en Canópolis,
o recibir visitas de niños, o que pernoctara gente durante los meses de
primavera y verano. Ahora es posible y tiene que ver con los probióticos. No
tengo suficiente espacio aquí para explicar las cuantiosas ventajas de utilizar
EM vía interna o externa, pero el que después de tantos años hagamos el
esfuerzo económico para ponerlos en el agua, limpiar, fumigar, tratar heridas,
bañar a los perros, y tratar las depuradoras biológicas y el compostero, es una
señal de su eficacia y extraordinarios beneficios a todos los niveles. Gracias a
su uso diario, hemos podido eliminar mucha química en la vida de los
animales y en el entorno del refugio.
A nivel nutricional, los EM aportan mucho más que bacterias
favorables. Contienen enzimas, antioxidantes, vitaminas y aminoácidos, entre
otros nutrientes. Y superan a cualquier otro probiótico que podamos
encontrar en el mercado. Como dice la veterinaria Deva Khalsa en un artículo
sobre el tema,36 los EM de Higa están a años luz de cualquier yogur y otras
mezclas probióticas… Ella trata con EM a perros con diarrea crónica,
síndrome de colon irritable y alergias, y asegura que los resultados son
espectaculares. Yo lo puedo constatar con mi experiencia en casa y en el
refugio, con mis perros, gatos, cerdos y caballos. Puedes obtener más
información sobre la tecnología EM en www.em-technology.es o
www.microorganismos-efectivos.com, o en el libro de Teruo Higa Una
revolución para salvar la Tierra (www.terra.org).

ROMERO
Este arbusto (Rosmarinus officinalis) es otra de esas plantas comunes en los
bosques de España a la que no prestamos mucha atención y que esconde un
tesoro para la salud. Sus cualidades como antirreumático y relajante muscular
destacan entre sus muchas otras propiedades. El alcohol de romero es un
remedio que elaboramos en Canópolis para hacer fricciones y masajes a los
perros que sufren de artrosis y contracturas derivadas de problemas
osteomusculares. Pero también usamos la planta como condimento en la dieta
de nuestros perros. Es conocida como tónico para revitalizar los estados de
agotamiento y convalecencia, y el estrés. Según relata el doctor Pamplona en
la Enciclopedia de las plantas medicinales, en el siglo XIV, la reina de
Hungría, quien desde muy joven sufría dolores articulares graves, juraba que
el romero le había devuelto la juventud y la vitalidad. El reconocimiento de
su capacidad para revitalizar perdura en nuestra época.
No es un antiparasitario tan potente como el ajo y el tomillo, pero sirve.
Y añadido a la comida proporciona ácido rosmarínico, flavonoides, alcaloides
(rosmaricina), taninos, saponinas, vitamina C y aceites esenciales (eucaliptol,
borneol, alcanfor de romero, etcétera). Todos estos principios activos actúan
en el sistema convirtiéndolo en digestivo, carminativo, regenerador hepático,
diurético y antiespasmódico, así como en inmunoprotector.

SALVIA
Existe mucha literatura sobre la Salvia officinalis, conocida por muchas
culturas antiguas, que la han utilizado como medicina y en rituales
espirituales. Su nombre indica sus poderes curativos, ya que significa salud.
El libro A Garden of Herbs, de Eleanour Sinclair Rhode, que recoge muchos
dichos y leyendas sobre las plantas medicinales, menciona la noción popular
británica de que la salvia es la planta de la longevidad. Como vegetal que
absorbe energías densas y negativas, se la utiliza para limpiar ambientes a
nivel energético, quemando una rama seca o su aceite en un quemador. Pero
voy a referirme a ella como medicina y condimento culinario, para animarte a
utilizarla en la comida de tu perro.
Tiene propiedades parecidas a las del tomillo y el romero: bactericidas,
fungicidas, vermífugas, etcétera, a las que hay que añadir vitaminas B y C,
potasio, enzimas y estrógenos. Este último atributo puede ayudar mucho a
hembras esterilizadas, o con celos prolongados o recurrentes, ya que regula el
sistema hormonal femenino. Otras propiedades incluyen en la tonificación
del sistema nervioso o la preservación de la memoria; también es un buen
aliado para los animales que sufren procesos degenerativos con temblores,
vértigos y otros desequilibrios del sistema neurovegetativo. La salvia tonifica
el sistema digestivo, por lo que alivia muchos de sus males como flatulencias
o digestiones pesadas y difíciles. Es un excelente remedio para la higiene
bucal y la garganta, combate la halitosis y la gingivitis, y desinflama la
mucosa en casos, por ejemplo, de tos de perrera o enfriamiento; en bulldogs y
razas similares, que sufren tanto de inflamaciones faríngeas, evita que se
acumulen patógenos en esta zona tan delicada para ellos. Su poder diurético
la convierte en otro remedio estupendo para la salud del sistema urinario,
hepático y circulatorio.
Para la higiene bucal, basta con hacer una infusión de hojas y rociar la
boca y la garganta del perro con una jeringa tres o cuatro veces por semana.
Se pueden diluir 2-3 gotas de su aceite esencial en una jeringa de 10 ml.
Como complemento nutricional y fortalecedor de la salud, se añaden las
hojas frescas o secas al principio de la cocción de la receta, para que sus
propiedades se extraigan con el calor, y se mezclen con el aceite de oliva y
los demás alimentos.

TOMILLO
Para los egipcios, el tomillo prevenía la putrefacción y se
utilizaba para embalsamar. Hoy en día se reconoce su
capacidad antimicrobiana. El tomillo contiene aceites
esenciales que lo dotan de potentes propiedades
antisépticas. Según el doctor Jorge Pamplona Roger, es un
bactericida más potente que el fenol y el agua oxigenada, y
tiene la facultad de potenciar los leucocitos (glóbulos
blancos), lo que le convierte en un inmunopotenciador.
De igual forma, esta humilde planta acredita propiedades carminativas
(elimina gases), insecticidas y vermífugas, y es capaz de eliminar parásitos
internos (tenias) y externos (pulgas, piojos y sarna). Es expectorante y
antitusígeno, y balsámico, diurético y sudorífico. Es eficaz en enfermedades
como cistitis, vaginitis, bronquitis, asma, tosferina (similar a la tos de las
perreras), cólicos y gastritis. En definitiva, su uso interno es muy útil para
tratar todas estas afecciones y como preventivo para fortalecer el sistema
inmune. Mediante lociones y fricciones realizadas con su aceite esencial,
decocciones o maceración en alcohol desinfecta y tonifica la piel, el pelo y
los huesos.
En Canópolis y en casa llevo muchos años añadiendo esta pequeña
planta a la comida de mis perros con el beneficio añadido de no tener que
recurrir casi nunca a la desparasitación química. Combinado con el ajo y el
romero, les proporciono una desparasitación natural sin tener que
envenenarlos con praziquantel y otras sustancias poco deseables.
Como condimento, no podemos negar su capacidad para enriquecer
cualquier plato, pero ya ves que su consumo regular en la comida puede
ayudar y mucho a mantener a tu perro libre de parásitos y fuerte frente a las
infecciones.

VINAGRE DE MANZANA
El vinagre de manzana es otro tesoro de la naturaleza que no puede faltar en
el botiquín nutricional. Hasta hace bien poco, en las casas del mundo rural se
preparaba el vinagre de manzana para uso doméstico al igual que se hacía
jabón o se cultivaba un huerto. Se utilizaba para limpiar, para conservar
alimentos, como desinfectante de heridas y tónico de la salud, para tratar
picaduras de insectos o repelerlos, para tratar infecciones de orina y un largo
etcétera.
Yo lo llamo el Viakal natural porque tiene, entre muchas
otras propiedades, la de depurar los sistemas urinario, óseo y
sanguíneo de impurezas y calcificaciones. Previene los
depósitos de calcio en las arterias, en las articulaciones, en la
vesícula y en las vías urinarias. Igual que limpia los grifos de
cal, dejándolos relucientes, lo mismo hace en el organismo. Pero además he
comprobado su eficacia en mi perra Maus, al reducir notablemente los
depósitos de placa dental, mejorando la inflamación de sus encías y la
halitosis desde que bebe agua con unas gotas de vinagre de manzana. Maus
es demasiado mayor como para practicarle una limpieza bucal, y no puedo, a
su edad, someterla a semejante estrés. Tampoco roe huesos como lo hacía
antes, se los tengo que sujetar porque se cansa. Así que el vinagre me ha
venido genial para solucionar un problema que podía haberle provocado
infecciones secundarias.
El vinagre de manzana es un excelente suplemento nutricional por todas
las propiedades que puede contener. Y digo «puede contener» porque, como
la espirulina o la miel, dependerá de dónde venga y cómo se prepare o
manipule. El vinagre de manzana que puedes comprar en el supermercado no
está mal, pero estará pasteurizado y homogeneizado para que sea transparente
y no se oxide. El mejor es el vinagre cien por cien puro, sin filtrar ni tratar,
para que contenga lo que se llama la madre del vinagre, esa nube de
sustancias que parece flotar en el mismo. Sin la madre, es como si el vinagre
fuera inerte. La marca Vegetalia lo vende y parece como un vinagre opaco, a
veces con posos. Este es el vinagre que te recomiendo utilizar.
El vinagre contiene vitaminas A, B y C, enzimas, minerales y sales
minerales (fósforo, calcio, potasio, magnesio, azufre, cinc, hierro, flúor,
silicio y calcio), ácidos grasos esenciales, taninos y pectina. Y aumenta la
producción de enzimas y regula la flora intestinal, y ayuda a metabolizar las
grasas y eliminar su exceso en las células.
Para administrarlo vía oral lo diluyo en agua. Se lo pongo a mis perros
en su bebedero. Una cucharadita de café por cada 10 kg de peso. Si quiero
hacer algún tratamiento como enjuague bucal, o como remineralizante para
perros convalecientes, lo diluyo y se lo doy con una jeringa. Vía externa, se
puede hacer un espray diluyendo el vinagre en agua y rociándolo por todo el
pelo. Este adquiere un aspecto brillante, a la vez que protegemos al perro de
pulgas y picaduras de mosquitos. A esta dilución se le pueden añadir gotas de
aceite de árbol de té u otros aceites esenciales repelentes. El vinagre regula el
pH de la piel y convierte a tu perro en un ser hostil para estos bichitos.

YOGUR
A pesar de que Hiromi Shinya, el autor de La enzima
prodigiosa, desaconseja todos los productos lácteos, yo sigo
creyendo que el yogur es un alimento con dos propiedades
fundamentales para el organismo de los perros. Has visto que
lo incluyo al final de la preparación de varias recetas, así como
en los desayunos.
El yogur es fuente de calcio y bacterias lácteas (probióticos, organismos
vivos). Cuando un perro no puede o no tiene acceso a fuentes de calcio a
partir de huesos, creo que el yogur es un buen suplemento de calcio para
mantener la ratio calcio-fósforo en la dieta del animal. Las bacterias lácteas
regulan la flora intestinal, regeneran la mucosa e intervienen en la protección
frente a patógenos, lo que convierte al yogur en un aliado del sistema inmune.
También regula el pH de la mucosa urogenital. En inflamaciones de la vulva,
lo he administrado directamente con este propósito. Para animales con
alergias a los cereales que presentan problemas digestivos y de piel, el yogur
puede ayudar a reducir la inflamación de los intestinos, favorecer la flora
intestinal y reducir estos síntomas.
Suelo dar a mis perros 2-3 tomas de yogur a la semana (½ yogur por
cada 10 kg). Les chifla.
22

SUPLEMENTOS NUTRICIONALES
COMERCIALES

Los siguientes productos los puedes encontrar en Internet y en


herboristerías o tiendas de productos naturales. Desde hace años forman parte
de mi botiquín y los he añadido al agua o a la comida de mis perros. Los he
usado con el afán de elevar su salud, para tratar y prevenir diferentes
enfermedades, o depurar sus sistemas digestivos, hepáticos y renales si les he
tenido que medicar con fármacos. Quiero compartirlos contigo para que
tengas a tu disposición una información que te puede ser útil.

RESOLUTIVO REGIUM
Es un preparado de plantas que quizás se conoce poco porque se trata de un
producto un tanto antiguo. Aun así, es el mejor depurativo que conozco. Lo
probé en mí misma después de una hospitalización en la que me
administraron fuertes medicamentos que me dejaron el hígado afectado.
Desde entonces, lo uso en animales que necesitan un depurativo digestivo y
hepático, con resultados muy positivos.
ANIMA STRATH
Es un producto veterinario fabricado en Suiza y, a pesar de que es caro, es un
suplemento muy rico en vitaminas del grupo B de origen natural. Lo uso
cuando un animal necesita recuperar fuerzas, ha sufrido algún bajón o una
operación, está convaleciente o decaído por la vejez.

ESI
Es un laboratorio italiano con un amplio catálogo de suplementos de muy alta
calidad y buenos precios. Expongo los que más utilizo:

NoDol. Empecé a utilizar NoDol en Canópolis hace muchos años


porque los protectores articulares veterinarios eran muy caros.
Muchos contenían cartílago de tiburón y tampoco quería ser
cómplice de la terrible forma en que se pescan por sus aletas.
Recuerdo a Rústica, una perra de Canópolis que llegó a los
dieciocho años. A Rústica empecé a darle NoDol cuando sus
patas traseras comenzaron a flaquear debido a su avanzada
artrosis. La perra anduvo hasta su último día y llegué a llamarla
la chica NoDol. Sigo utilizando este suplemento en muchos
perros con problemas articulares en el refugio y en casa con muy
buenos resultados.
Harpagomax. Contiene más harpagofito (planta con poderes
antiinflamatorios reconocidos, como la cúrcuma) que el NoDol y
se lo damos a perros en los que el NoDol no parece ser suficiente
ayuda.
Inmuniflor. Contiene acerola (fuente concentrada de vitamina C
de origen natural) y probióticos. Se lo damos a perros que
necesitan un inmunoestimulador si padecen leishmaniosis, y se
lo ponemos a los gatos en sus bebederos.
ENERGY UNIVERSE
Es una empresa checa con un importante catálogo de suplementos
nutricionales para uso veterinario. Sus productos están basados en la
medicina tradicional china y la homeopatía. Empezamos a utilizar el Cytosan
o Cytovet hace muchos años en perros con insuficiencia renal debido a la
leishmaniosis y el tratamiento con Alopurinol que conlleva. Desde que
utilizamos el Cytosan, hemos visto notablemente reducida la cantidad de
perros que mueren en Canópolis por fallo renal. Otros productos de Energy
son Vitamarin, Omegavet, Skelevet, Inmunovet, Probiovet, etcétera.
23

OTROS CUIDADOS PARA OPTIMIZAR


LA SALUD DE TU PERRO

Menciono en varias secciones de este libro que la alimentación natural es la


base para que tu perro disfrute de una salud de hierro, pero no es todo para
garantizar que tu perro esté sano. Existen una serie de factores y prácticas
complementarias que pueden optimizar su estado emocional y físico. Algunas
os parecerán básicas, otras no son tan aparentes.

AGUA FRESCA Y REVITALIZADA


El agua es vida, y su vitalidad y pureza son de extrema importancia en un
mundo contaminado. Recientemente escribí un artículo para la revista de la
fundación titulado «Agua, cristales y bioinformación». Está colgado en la
Guía Temática de la web (www.fundaciontrifolium.org), por si te interesa
ahondar en el tema del agua y la importancia de su estado físico y energético.
En todo caso, permitir que tu perro tenga acceso a la mejor agua posible debe
ser una prioridad si te importa su salud. Creo que si has llegado hasta aquí,
debe ser una prioridad, así que dale la misma importancia al agua que bebe tu
perro que le das a su alimentación. Depurar y revitalizar el agua del grifo es
posible con filtros como Britta, una osmotizadora, cristales de cuarzo o
cerámicas EM (ver mi artículo). Otra opción más cara es darle agua mineral y
revitalizar esta con cristales de cuarzo o códigos de luz (flor de la vida, reiki,
Quantum Holoforms, celtas, etcétera). Si tienes la suerte de tener una fuente
de agua mineral cerca, o puedes llevar a tu perro a correr por ese entorno el
fin de semana, aprovecha y llena unas cuantas garrafas. Así, tú y tu perro
podéis disfrutar de agua recién salida de la roca o la tierra: la mejor del
mundo.

EJERCICIO MODERADO
Muchos perros urbanos pasan de estar echados todo el día esperando a su
dueño a ser atados a la bici o al patín para salir a hacer ejercicio. En mi
opinión, esta es una práctica equivocada y a la larga dará sus problemas. Un
perro sedentario necesita calentar sus articulaciones antes de empezar a
correr, a pesar de que salga disparado por la puerta, desesperado por salir a la
calle o al parque. Salir a pasear con calma y aumentar el ritmo es lo mejor.
Según la raza y la edad del perro, este se aumenta progresivamente y luego se
reduce antes de llegar a casa otra vez, para que el perro pueda enfriarse
también progresivamente, y no llegue a casa jadeando con la lengua fuera.
Nunca se debe dar de comer a un animal inmediatamente después del
ejercicio. Déjale que se calme antes de comer y se pueden evitar así la
mayoría de torsiones de estómago. Salir al parque y tirarle pelotas sin cesar es
otra práctica que no me parece adecuada. Muchos perros se vuelven adictos a
sus pelotas, y, aunque es una manera de sacar la energía acumulada en un
espacio de tiempo reducido, tampoco es sano para el animal. Igualmente, ese
perro ha de calentar sus músculos, y echarle algunas pelotas o palos está bien,
pero luego debe continuar el paseo para que pueda relacionarse con otros
perros y su entorno a partir de su olfato. El perro reconoce su entorno
olisqueando el suelo, las plantas, las farolas, las ruedas de los coches, los
árboles. A veces marcará su territorio para comunicarse con sus congéneres,
y hará lo mismo con la orina y deposiciones de sus vecinos caninos.
Permitiendo este proceso ayudas al animal a relacionarse y a estar más
equilibrado. Es algo natural y necesario para él.
DETOX DOS VECES AL AÑO
Vivimos en un ambiente altamente tóxico, no solo para nosotros, sino
también para los animales con los que convivimos. La contaminación está en
el aire, en el agua, en la comida, en la casa y en el entorno. Siento si te
deprime este panorama, pero no te voy a dejar ahí, porque existen muchas
cosas que tú puedes hacer para mejorar la vida de tu perro y, por ende, la
tuya. Hacer un par o tres semanas de desintoxicación dos veces al año le va a
ayudar a descargar y purificar los órganos encargados de depurar el sistema y
la sangre. El hígado y el riñón son los maestros de esta función y a menudo se
ven comprometidos por la agresión de una vida tan aferrada a la química.
Hay un excelente depurador en el mercado, poco conocido por ser tradicional
y un tanto antiguo: el Resolutivo Regium, que menciono en la anterior
sección. Es una destilación de plantas que están pensadas para realizar la
función de depurar el hígado y el riñón. Administrar este producto a diario
durante tres semanas es una forma fácil, práctica y barata para hacer esta
detox. Y puedes añadir a la comida de tu perro una serie de plantas y verduras
que tienen las mismas funciones, como el apio, el perejil, los espárragos…
Añadir e intercalar estos ingredientes en el menú durante esos días es otra
forma de ayudar a desintoxicar el sistema de tu perro. El vinagre de manzana
es otro depurador excelente, echando unas gotas al agua de tu perro a diario
durante esas semanas completas el programa de depuración.

EXPOSICIÓN AL SOL Y AL AIRE LIBRE, CONTACTO CON


LA NATURALEZA

La mayoría de perros viven en un entorno completamente artificial y lejano a


su naturaleza. Sus verdaderas necesidades como carnívoros y depredadores se
han eliminado por completo en un entorno urbano. Aunque son unos artistas
de la adaptación al medio, su salud mental y física sufre en estos ambientes.
No hay duda. Nos pasa lo mismo a nosotros. La desconexión con la
naturaleza es tan brutal que sufrimos estrés y enfermamos con más facilidad.
Para un ser vivo, la exposición a la luz solar es fundamental para la salud.
Encerrados en jaulas de hormigón como son los edificios y las casas de las
ciudades, poco acceso hay para tomar rayos solares que nos proporcionan
algo tan vital como la vitamina D, imprescindible para nuestro sistema
inmune. Sé consciente de ello y permite que tu perro te acompañe a las
terrazas de la ciudad donde admitan perros a la hora del vermú o la merienda.
Mientras tú haces vida social, los dos tomáis el sol y os cargáis de vitamina
D. También recomiendo que una vez a la semana lleves a tu perro a un
entorno natural, ya sea a los grandes parques de las ciudades, ya sea a la
montaña, la playa o el campo. Permite que tu perro entre en contacto con la
naturaleza y su energía revitalizadora. ¿Te has percatado de la paz que se
percibe cuando se puede respirar aire limpio, ver el horizonte, oler las flores y
los árboles o el mar? Tu perro necesita esto para estar sano, y a ti te va a ir de
perlas también. No olvidemos que somos todos animales, engendrados por la
naturaleza, nuestra verdadera madre.

AMOR INCONDICIONAL

Los perros son el amor incondicional personificado, y todos los que tenemos
el honor de convivir con ellos tenemos la oportunidad de experimentarlo.
Pero ¿y nosotros? Podemos ofrecerles el mismo amor que nos profesan. El
amor incondicional es difícil de practicar para los humanos. Siempre están
nuestras necesidades y expectativas de por medio. También hemos crecido en
una sociedad que nos ha condicionado mucho, y nos es difícil practicar un
amor sin condiciones, basado en el respeto y la aceptación hacia otros seres.
Pero tu perro necesita que hagas ese esfuerzo. Quizás no lo sepas, pero él está
contigo por algo. Su misión en la vida no es solo acompañarte, protegerte y
entretenerte. Tiene como objetivo que sepas quién eres de verdad, y te lo va a
mostrar de la mejor forma que su condición como perro le permite. Hay
perros que son pacientes y aguantan muchas cosas. Otros no. Son
hiperactivos, rompen y muerden cosas… Te pueden llevar al extremo de
querer abandonarlos. Pero si no sabes que en ellos se encuentra un maestro
disfrazado, poco vas a aprender de la vida a su lado. Reconocer la
inteligencia emocional y espiritual de tu perro te puede llevar a cambiar de
rumbo, de trabajo, de pareja, de vida, y por ello vas a ser más feliz si te dejas
guiar por él. Asumir que cuando tu perro orina en las paredes, destroza tu
sofá o ladra incansablemente es porque te está intentando decir algo es un
paso en el buen camino. Deshacerte de él, regañarle o pegarle no te va a
servir de nada. Pronto volverá a tu vida algo que te muestre el error. Si le
aceptas e intentas escuchar, puedes averiguar mucho.
En la enfermedad, los perros tienen algo que decir también. Su estado
físico y emocional es una expresión de cómo piensas o llevas a cabo tu vida.
Cuando empezamos a reconocer a los perros como maestros y guías,37 verás
cómo cambia la salud de tu perro. Si no sabes interpretar lo que te intenta
mostrar, piensa en un espejo. Y si no, puedes participar en algún curso de
comunicación interespecie. Hay varias profesionales en nuestro país que ya
están ayudando a muchas personas con sus animales a través de talleres de fin
de semana, o consultas presenciales y por teléfono. Personalmente,
recomiendo el trabajo de María Victoria Simona (www.entrespecies.com),
Olga Porqueras (www.lasesenciasdetama.blogspot.com) y Laura Trillo
(www.terapiafelina.com)

MINIMIZAR EL ESTRÉS EN CASA


Como tú, tu perro puede sufrir de estrés. De hecho, la vida que viven a
nuestro lado es poco natural para ellos, por lo que el mero hecho de vivir en
casa con nosotros ya puede ser una fuente de estrés. Pero, si lo sabemos,
podemos hacer muchas cosas para minimizar el nivel. Sabemos que el estrés
tiene un efecto directo sobre el sistema inmune. Al bajar las defensas, el
sistema digestivo del perro, su piel y su pelo empiezan a mostrar señales. Los
ruidos excesivos, las peleas domésticas, la entrada de un nuevo miembro,
humano o animal, los cambios (de casa, del lugar de su cama, de su
alimentación, de pareja, de rutina…), todo esto puede tener un efecto en tu
perro y por ello se ha de ser consciente y prevenir. Por amor hacia tu perro,
no te pelees, discute si es necesario, pero de una forma razonable. Si has de
ver la película con Dolby Surround o escuchar música a todo volumen, ten en
cuenta que los oídos de tu perro son muy sensibles y el ruido puede
provocarle ansiedad o miedo. Si ha de haber cambios de casa, de pareja o
viajes, ten en cuenta que tu perro no entiende qué está pasando. Habla con
él... Ya me imagino tu cara. Pero lo digo en serio. Hablar con tu perro a un
mismo nivel de inteligencia es necesario para que entienda mejor las cosas.
No va a entender tus palabras, pero sí la intención tras ellas. Se sentirá
incluido en lo que ocurre a su alrededor. Comprenderá mejor. Los perros son
capaces de captar mensajes mentales e imágenes que proyectes con tu mente.
Lo digo de verdad, y si no lo crees, otra vez te recomiendo talleres con
profesionales como las que he mencionado anteriormente.

Por otro lado, para ayudarle a superar los cambios en tu vida y en la


suya, puedes echar mano de las flores de Bach, esencias florales descubiertas
por el doctor Edward Bach que son unas grandes aliadas para armonizar el
sistema emocional de las personas y los animales. Te animo a que las
estudies, haciendo un curso o leyendo un libro sobre el trabajo de Bach. La
esencia Rescue o Rescate debería estar en tu botiquín para recurrir a ella en
situaciones de estrés para el perro: antes de visitar al veterinario, hacer una
competición, ir a la residencia, etcétera.

EVITAR LA PRÁCTICA DE LA INMUNIZACIÓN ANUAL


Nunca me han gustado las vacunas; de hecho, no me fío nada de la industria
farmacéutica. Es algo intuitivo. Y a pesar de que he vacunado perros y he
utilizado fármacos que han salvado la vida de muchos de mis animales. He
dado las gracias a los antibióticos, a la cortisona y a los analgésicos en
numerosas ocasiones donde eran necesarios y permitieron en su momento
que el animal no sufriera o viviera lo que le quedaba con buena calidad de
vida. Sin embargo, si los puedo evitar, lo haré. Efectivamente, he podido
evitar mucha química gracias al afán de buscar alternativas naturales.
En cuanto a las vacunas, estoy de acuerdo en que, administradas una vez
en la vida, pueden proteger a los perros de virus mortales como el moquillo y
el parvovirus. Pero más allá, la proliferación de las vacunas contra
enfermedades que son tratables con medicina natural o convencional (por
ejemplo, la leishmania y la tos de las perreras) no me convence. Aparte, la
presión en la sociedad para vacunar anualmente a los animales de compañía
me huele a negocio y, como me decía mi intuición, he descubierto que no
solo no es necesario ni obligatorio (excepto la de la rabia en algunos países),
sino que, además, se está haciendo daño a los animales.
En 2013 me hice corresponsal en España de la Pet Wellfare Alliance,
que defiende a los animales de compañía frente a las dudosas prácticas
comerciales de las grandes empresas que fabrican piensos o medicamentos
para animales. También he estado siguiendo de cerca el trabajo del doctor
Ronald Schultz, veterinario inmunólogo de la Facultad de Veterinaria de la
Universidad de Wisconsin (Estados Unidos), que lleva investigando los
efectos de las vacunas en los animales de compañía desde los años setenta.
Me suscribí asimismo a la Dogs Naturally Magazine hace dos años,
publicación en la que escriben veterinarios muy bien informados, y ahora me
siento acompañada.
Al principio de dirigir Canópolis, era un bicho raro en este mundo y se
me ha tildado de imprudente por no querer vacunar a mis perros, gatos y
caballos mientras estén conmigo y sean mi responsabilidad. Gracias a estas
personas, instituciones y publicaciones que menciono, ahora sé que no estaba
equivocada y que mi intuición me llevaba por buen camino.
Las vacunas son medicamentos muy controvertidos. Por un lado, nos
dicen que salvan vidas y que han ayudado a erradicar muchas enfermedades,
pero muchos profesionales y usuarios discrepan. Están relacionadas con
muchas enfermedades degenerativas y autoinmunes, lo que puede explicar
mucho sobre la caída en picado de la salud de los perros y gatos domésticos,
al haberse implantado la vacunación anual hace tan solo un par de décadas.
A partir de 2016 podréis leer en castellano todo el material publicado
por la Pet Wellfare Alliance sobre los estudios clínicos hechos por científicos
de la talla de Ronald Schultz y apoyados por cada vez más veterinarios que
ven en sus consultas los efectos que causan a corto y a largo plazo.
Creo que si te preocupa la salud de tu perro, no le vas a revacunar cada
año. Lo digo así porque, habiendo leído esto, lo más lógico es que vayas a
investigar más sobre el tema. Si tu veterinario no es un poco abierto en este
aspecto, te va a asegurar que, si no vacunas a tu perro cada doce meses, corre
peligro de morir. Pero ahora tienes acceso a esta información y le podrás
enseñar los estudios del doctor Schultz que aseguran que las vacunas, bien
administradas, duran un mínimo de siete años. Y si dice esto, no es porque no
sepa que duran más, sino porque es un científico prudente. En conclusión,
todas las demás dosis son innecesarias y encima contraproducentes. No solo
has de fiarte de lo que me diga mi intuición, sino que puedes confiar en todo
un compendio de información científica que lo corrobora:
www.petwelfarealliance.org/vaccine-research.html.

MINIMIZAR EL USO DE ANTIBIÓTICOS Y


AINES(ANTIINFLAMATORIOS NO ESTEROIDEOS).
OPTAR POR TERAPIAS NATURALES Y FITOTERAPIA
Decía en la anterior sección que estoy muy agradecida a los antibióticos y
otros medicamentos que han ayudado y ayudan a muchos de los animales a
mi cargo. Sin embargo, nuestra sociedad está muy condicionada por la
industria farmacéutica, como lo está por la industria alimentaria, y algunos de
nuestros profesionales echan mano de los fármacos como si fueran
caramelos. No dudo de que haya situaciones en las que son necesarios, pero
no podemos estar administrando antibióticos por un resfriado, o AINES para
cualquier cojera, sabiendo el daño que causan a los riñones, el hígado y la
mucosa intestinal. Si la enfermedad es aguda, no tienes más remedio que
rendirte a los indiscutibles beneficios de la química para estas situaciones.
Pero si los problemas son de proceso lento y crónico, puedes buscar
alternativas naturales que a tu perro le van a evitar los efectos secundarios de
estos medicamentos. La acupuntura, la homeopatía, la fitoterapia, la
fisioterapia y el masaje, el reiki, la terapia craneo sacral, las flores de Bach y
la suplementación son alternativas muy válidas, y podrás ver cómo tu perro
mejora en el tiempo y en más aspectos de los que preveías. Esto último suele
suceder porque un síntoma delata algo más profundo, y las terapias naturales,
bien aplicadas, pueden desvelar y llegar al trasfondo de la enfermedad. Con
antibióticos y AINES, el origen de la enfermedad se enmascara y, una vez
acabado el tratamiento, esta vuelve con más fuerza, o se desplaza el
problema, manifestándose en otro lugar más vital.38 Con esta forma de
proceder, se entra en un círculo vicioso, en el que los veterinarios se ven
obligados a echar mano de más fármacos para paliar otros síntomas que
aparecen, y cuando, al final, se manifiesta un cáncer, nadie sabe de dónde y
por qué vino.
Conclusión

Al finalizar este trabajo, mis perros han ganado todos unos kilitos. Como
buenos conejillos de indias, se han puesto las botas probando todas y cada
una de las recetas que he elaborado para el libro (pero ya les he puesto un
poco a dieta, reduciendo las cantidades…, ¡algunos días engullían más de una
versión de algunas recetas publicadas!). La verdad es que, aunque ya comían
muy bien, ahora lo hacen todavía mejor. Haber investigado más sobre la
nutrición natural en perros, haber recordado ingredientes que había dejado de
utilizar, me ha permitido recobrar el entusiasmo de cocinar para mis perros,
cosa que se había convertido en algo rutinario. A la vez, el deseo de crear
recetas para ofrecerte opciones reales que puedas cocinar a tu perro en un
tiempo inferior a 10 minutos me ha llevado a descubrir un sistema para
alimentar a los perros muy sencillo y útil. Se lo he enseñado a mi marido, a
mis familiares y personas allegadas, que han seguido este proceso y han
probado las recetas que he elaborado. Están encantados porque han reducido
el tiempo que necesitaban para hacer la comida de sus perros y han
descubierto las ventajas del método demi-cuit (semicrudo).
A pesar de todo lo escrito, me doy cuenta de todo lo que ha quedado en
el tintero. Sin embargo, pienso que tienes a tu disposición una buena cantidad
de información que procesar y asimilar, así como un buen manual de
instrucciones para empezar a alimentar a tu perro con alimentos frescos,
naturales y ricos en nutrientes, de una forma sencilla y con alternativas para
todos los bolsillos.
Solo espero que haya despertado en ti la curiosidad de descubrir las
ventajas de la alimentación natural y que tu perro sea más dichoso por ello. Si
ya la practicabas, deseo que hayas aprendido cosas nuevas y se te haya
despertado la creatividad y el arte por la cocina para los canes. La meta es
convertirte en el Master Chef de tu perro.
También me gustaría que hubieras perdido los miedos que nos intentan
infundir los medios y los intereses económicos de la industria, y te lances en
serio a proveer a tu perro la mejor comida del mundo: la que tú le puedes
proporcionar con conocimiento y cuidado. Dije en algún momento del libro
que los perros pueden sobrevivir comiendo pan y agua, o arroz y carcasas,
porque son unos supervivientes. Pero, si queremos que sean fuertes,
vigorosos, equilibrados emocionalmente y longevos, nos tenemos que
esforzar un poco. Has podido ver la cantidad de ingredientes que podemos
utilizar, en múltiples combinaciones y sazonados con una variedad de plantas
extraordinarias que nos ofrece la naturaleza para condimentar y completar
cualquier receta, o una versión que se te antoje preparar. No puedes fallar.
Natural es mejor, no hay lugar a dudas.
Si quieres compartir tu experiencia y tus dudas, me encantaría poder
seguir ayudándote. Para ello te animo a que me escribas en la página de
Facebook que lleva el mismo nombre que este libro.
Índice de recetas

Arroz mar y montaña


Boeuf Bourguignon
Carcasas de pollo
Congi
Cuscús cancán
Hamburguesa con espinacas
Macedonia de frutas
Montaditos
Muesli para perros
Paella de quinoa
Pastel de carne con boniatos
Patatas con corazón
Pollo al ajillo y hierbas
Pollo asado
Pollo con avena
Polvo de cáscara de huevo
Queso fresco y miel
Rabitos de queso
Ragú de ternera
Receta para animales convalecientes
Receta para tiempos de crisis
Revuelto de boniatos
Revuelto de hígado
Risotto con pollo
Rollitos de perrito caliente
Sardinas al ajillo
Sobra-asada
Steak tartar
Suculento suquet
Sushi o tataki de salmón
Taquitos
Trufas de avena
Bibliografía

BECKER, Karen Shaw y TAYLOR, Beth, Real Food for Healthy Dogs and Cats,
Natural Pet Productions, Chicago, 2013.
BILLINGHURST, Ian, «The Future of Pet Food», Dogs Naturally Magazine,
marzo-abril de 2015.
—, «Dogs, Bones and Calcium», Dogs Naturally Magazine, julio-agosto de
2015.
—, «Dogs, Bones and Calcium. Part 2», Dogs Naturally Magazine,
septiembre-octubre de 2015.
DODDS, W. Jean y LAVERDURE, Diana R., The Canine Thyroid Epidemic:
Answers You Need for Your Dog, Direct Book Service, Wenatchee
(Washington), 2011.
—, Canine Nutrigenomics: The New Science of Feeding Your Dog for
Optimum Health. Direct Book Service, Wenatchee (Washington), 2015.
FALCONER, Will, «Cruciate Ligament Rupture: Missing the Big Picture»,
Dogs Naturally Magazine, marzo de 2014.
GRUENSTERN, Jodie, «Natural Vs. Synthetic Vitamins», Dogs Naturally
Magazine, marzo-abril de 2015.
—, «Minerals: Building Blocks of Good Health», Dogs Naturally Magazine,
mayo-junio de 2015.
KHALSA, Deva, «Garlic: Friend or Foe?», Dogs Naturally Magazine, abril de
2014.
—, «The Grass Could Be Greener», Dogs Naturally Magazine, julio-agosto
de 2015.
HAMILTON, Don, Homeopathic Care for Cats and Dogs, North Atlantic
Books, Berkeley, 2010.
HIGA, Teruo, Una revolución para salvar la Tierra, Emro Europe Branch,
Tarragona, 2002.
HOGAN, Rita, «Whole Plant Medicine. Part 1», Dogs Naturally Magazine,
septiembre-octubre de 2015.
LEE, K.W. et al., «Hematologic changes associated with the appearance of
eccentrocytes after intragastric administration of garlic extract to dogs»,
American Journal of Veterinary Research, noviembre de 2000.
PAGE SELF, Hilary, A Modern Horse Herbal, Kenilworth Press, Shrewsbury,
2004.
PAMPLONA ROGER, Jorge, Enciclopedia de las plantas medicinales, Safeliz,
Colmenar Viejo (Madrid), 1997.
PATTON, Richard S., «The Hazards of the High Starch Diet», Dogs Naturally
Magazine, julio-agosto de 2015.
PEDEN, James A., Vegetarian Cats and Dogs, Harbingers of a New Age,
Montana, 1995.
PITCAIRN, Richard H., Complete Guide to Natural Health for Dogs and Cats,
Rodale Press, Emmaus (Pensilvania), 2005.
—, «Feeding the Dog in the 21st Century», Dogs Naturally Magazine, marzo-
abril de 2015.
—, «Suppresion: The Bad Boy on the Block», Dogs Naturally Magazine,
julio-agosto de 2015.
PUOTINEN, C. J., The Encyclopedia of Natural Pet Care, Keats Publishing,
New Canaan (Connecticut), 1998.
ROHDE, Eleanour Sinclair, A Garden of Herbs, Dover Publications, Nueva
York, 2012.
SCHULTZ, Ronald, «Current and Future Canine and Feline Vaccination
Programs», Veterinary Medicine, marzo de 1998, pp. 233-254.
SHELDRAKE, Rupert, De perros que saben que sus amos están camino de
casa, Paidós, Barcelona, 2007.
SHINYA, Hiromi, La enzima prodigiosa, Aguilar, Barcelona, 2013.
STEIN, Diane, The Natural Remedy Book for Dogs and Cats, The Crossing
Press, Berkeley, 1994.
TOBIAS, Peter, «Kennel Cough», Dogs Naturally Magazine, marzo-abril de
2015.

En Internet:

Artículo publicado en Veterinary Technician de Dana B. Farbman sobre


toxicosis con la methylxanthina: yeobromina presente en el chocolate,
en el que se describen las cantidades de chocolate (con leche, negro, de
repostería) que se supone que deben ingerir los perros para padecer
síntomas de intoxicación por exceso de teobromina:
www.aspcapro.org/sites/default/files/l-vettech_0301.pdf
Estudio publicado en el que se administran altas dosis de teobromina vía oral
a treinta perros en diferentes cantidades y en diferentes espacios de
tiempo. Subvencionado por la empresa Hershey’s:
www.sciencedirect.com/science/article/pii/0041008 X80903609
Estudio sobre la administración de altas dosis de ajo vía gástrica en perros:
www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11108195
Pet Poison Helpline (web de ayuda sobre sustancias tóxicas para los animales
de compañía) de Estados Unidos: el aguacate contiene una toxina
llamada persina, pero, a pesar de los rumores, no es venenoso para los
perros ni los gatos. Solo especies de pájaros y algunos tipos de ganado
pueden verse afectados. Lo que puede ser peligroso para los perros o
gatos es la obstrucción que pueden sufrir si se tragan el hueso:
www.petpoisonhelpline.com/poison/avocado/
American College of Veterinary Nutrition en Francia, que forma a
veterinarios para la elaboración de fórmulas de pienso o para
nutricionistas de la industria: www.aavn.org/wp-
content/uploads/2011/05/AAHA-Nutritional-Assessment-Guidelines.pdf
Estudio de la University of California Davis, Facultad de Veterinaria, en el
que se alerta de los riesgos sobre las dietas elaboradas en casa:
www.vetmed.ucdavis.edu/ccah/local-assets/pdfs/Homemade
%20dog%20food%20recipes_July%2015%202013_UCD%20News.pd
The European Petfood Federation (Federación Europea de Alimentación de
Mascotas): www.fediaf.org/self-regulation/nutrition/
The National Academies of Science, Engineering and Medicine de la
National Research Council, sobre las necesidades nutricionales de los
perros: http://dels.nas.edu/resources/static-
assets/banr/miscellaneous/dog_nutrition_final_fix.pdf
Sobre vitaminas y medicina ortomolecular del doctor Wendell Belfield:
www.belfield.com; www.thepowerhour.com/news2/vitaminc_pets.htm
Portal de información sobre las vacunas: www.thedogplace.org/VAC
CINES/INDEX.asp
La Pet Welfare Alliance es una organización para la defensa del bienestar
animal frente a las prácticas poco éticas de la industria farmacéutica y
alimentaria: www.petwelfarealliance.org
Sobre la vacunación anual: www.petwelfarealliance.org/campaign-to-end-
over-vaccination.html;
www.wsava.org/sites/default/files/New%20Puppy%20Owner%20Vaccin
ation%20Guidelines%20Updated%20July%2029%202013.pdf
Sobre el trabajo y las recomendaciones sobre la eliminación de las
vacunaciones anuales en animales del doctor Ronald Schultz:
www.petwelfarealliance.org/uploads/3/0/3/6/3036695/summary_of_dr_s
chultz_presentation_journal.pdf
Vídeo entrevista de la doctora Karen Becker al doctor Ronald Schultz sobre
las vacunas: https://www.youtube.com/watch?v= L1Xd5ghnlJ4
Sobre complementos nutricionales: www.propiedadesde.net;
www.enbuenasmanos.com; www.webmd.com;
www.lalevaduradecerveza.com; www.plantasparacurar.com; www.mr-
ginseng.com
Notas

1 Véanse los artículos de Jodie Gruenstern, doctora en veterinaria de Wisconsin, Estados


Unidos, acupuntora, nutricionista, propietaria del centro animal Doctor Holistic Veterinary Complex,
en Dogs Naturally Magazine (www.dogsnaturallymagazine.com), marzo-abril de 2015, sobre las
vitaminas, y mayo-junio de 2015, sobre minerales.
2 Véase la información que facilita Rodney Habib, de Planet Paws Pet Essentials, en su blog
www.rodneyhabib.com.
3 Op. cit., pág. 44.
4 Véase Will Falconer, «Cruciate Ligament Rupture: Missing the Big Picture», Dogs Naturally
Magazine, marzo de 2014, http://www.dogsnaturally magazine.com/cruciate-ligament-rupture-
missing-the-big-picture/.
5 Véase Ronald Schultz, Universidad de Wisconsin, http://news.wisc.edu/8413.
6 Halal es la práctica de sacrificio animal admitida por la religión árabe, en la que el animal no
ve morir a sus congéneres. En España se hacía antes así, pero ahora los animales van al matadero en
masa y la mayoría sufre las inmundicias de la matanza industrial.
7 Don Hamilton, Homeopathic Care for Cats and Dogs, edición revisada, North Atlantic
Books, Berkeley, 2010.
8 Natural Healing for Dogs and Cats, The Crossing Press, Berkeley, 1993.
9 Beth Taylor y Karen Shaw Becker, Dr. Becker’s Real Food for Healthy Dogs and Cats,
Natural Pet Produccions, Chicago, 2011.
10 Quiero añadir algunos datos más a la historia de Golf. Esta perra empezó a sufrir problemas
de piel a partir de los tres años. Comenzó con hongos en la cabeza, luego otitis crónicas por alergia a
los ácaros, y más tarde le salieron hot spots (dermatitis húmeda) en las almohadillas, que no dejó de
lamer y mordisquear hasta el final de sus días. Lamento saber ahora el porqué, sin que Golf se pueda
ya beneficiar de mi conocimiento. Ahora sé que tan solo eliminando el arroz blanco de la dieta de la
perra habríamos solucionado su problema, o por lo menos hubiese sido más tolerable. Golf,
evidentemente, eliminaba por las almohadillas y las orejas las toxinas de un exceso de HdC refinado
como el arroz blanco, lo que le causaba alergias en forma de calor, humedad y picores. Por suerte,
nunca quise tratarla con medicina convencional, que hubiese suprimido los síntomas pero podría
haberle causado otras anomalías orgánicas o enfermedades crónicas. A Golf la traté de forma natural,
intentando aliviar su incomodidad con hierbas naturales. La sometí a innumerables sesiones de
acupuntura, que bajaban el fuego en su piel, y había épocas mejores. Pero si continuamente le entraba
el alérgeno por la boca, no había mucho más que se hubiese podido hacer, sin saber de lo que
realmente se trataba. Al adoptar a Atenea, la proporción de arroz en la dieta casera ya había bajado
considerablemente. Pero aun así empecé a ver los mismos síntomas en esta perra. Al principio pensé
que se mordisqueaba de aburrimiento, porque venía de Canópolis, donde corría de un lado para otro
todo el día; en casa era la dueña del sofá, pero lo cierto es que salía a dar un largo paseo cada día.
Luego pensé que se trataba de pulgas, pero ya con su pipeta puesta y su medalla CatanDogs la perra
seguía igual, y se me encendió la luz. Por fortuna, yo ya me había informado mucho más sobre
nutrición canina y conocía los nuevos datos que llegaban de estudios realizados en Estados Unidos
acerca de los cereales y las alergias que provocan en muchos animales. Decidí inmediatamente
eliminar el arroz de su dieta. Los mordisqueos incesantes desaparecieron en tan solo un par de
semanas, que es lo que su cuerpo tardó en eliminar el alérgeno de su sistema sanguíneo.
11 Beth Taylor y Karen Shaw Becker, op. cit.
12 Entre 2005 y 2013 seguí una dieta vegetariana. Como vicepresidenta de una fundación para
la protección de los animales, me era difícil continuar consumiendo animales a los que supuestamente
estaba intentado proteger. Habiendo descubierto las torturas a las que son sometidos los animales en la
industria cárnica, mi conciencia no me permitía continuar formando parte de ese terrible maltrato.
Durante los primeros meses tras declararme vegetariana, decidí que mis perros de casa tampoco serían
cómplices de tales atrocidades, y los sometí a dietas a base de cereales, verduras, yogur, legumbres y
huevos de gallinas libres. Sin embargo, Lady, una perra mastín que ya tenía unos años entonces,
comenzó a tener arcadas y vómitos. Le detectamos un problema hepático, y abandoné la práctica
vegetariana. Concluí que los perros eran carnívoros por naturaleza y que someterlos a una dieta
vegetariana no era apropiado, por mucho que yo quisiera lavar mi conciencia. Volvimos a las recetas
de antes. En el refugio, ni lo intentamos. Así me convertí en la vegetariana que más carne consumía
del mundo. A finales de 2014 volví a comer pescado y algo de pollo porque me habían empezado a
crujir las articulaciones, sufría problemas de espalda continuos y mi pelo cada vez estaba más débil.
Descubrí que sufría una carencia de omegas y proteína, ya que mi dieta vegetariana tampoco era la
más adecuada, y me daba cuenta de que como humana también había en mí una depredadora y, como
mis animales favoritos —el lobo y el delfín—, debía de alguna forma aceptar mi naturaleza por
cuestiones de salud. Sin embargo, vuelvo a tener problemas de conciencia. Intento, en la medida de lo
posible, que los animales que como provengan de granja extensiva o que se hayan sacrificado bajo el
sistema halal, que contempla reducir su estrés en el momento del sacrificio. Es decir, trato de que mi
forma de comer conlleve el menor sufrimiento posible. Doy gracias a ese animal que como por haber
entregado su vida para que yo pueda alimentarme, y lo mismo hago con la carne que compro para mis
animales.
13 La cebolla, como el ajo, está en el punto de mira por estar asociada a la anemia de Heinz
(véase pág. 200). Mis perros han comido cebolla, sin padecer este tipo de anemia, pero la cantidad a la
que han sido expuestos es muy pequeña. En realidad, nunca he cocinado cebolla en sus guisos, pero la
han comido cuando he añadido a su plato las sobras de nuestra mesa. Y siempre cocinada, claro.
14 La patata y el boniato se utilizan como sustitutos del cereal en las dietas que recomiendan
veterinarios que abogan por dietas naturales con índices más altos de HdC. Yo los utilizo como
verdura, es decir, los añado como complemento vegetal, y no sobrepasan el 10-15 por ciento en mis
recetas.
15 Vuelvo a recalcar la importancia de que todos los aceites deberían ser vírgenes, de primera
presión en frío, y a ser posible ecológicos, para estar seguros de que no han sido hidrogenados,
adulterados o calentados a altas temperaturas y evitar que se hayan convertido en grasas trans.
16 Ian Billinghurst, «Dogs, Bones and Calcium», Dogs Naturally Magazine, julio-agosto de
2015.
17 Marita Casasola es acupuntora en humanos y animales desde hace cuarenta años. Fue la
pionera en España de la acupuntura en animales. Gran amante de los animales, estudió al lado de Shen
Po, un maestro taoísta de la China profunda. Con él aprendió fundamentos de la medicina tradicional
china y la filosofía taoísta, que Marita imparte en sus cursos. Tuve la fortuna de poder estudiar cinco
años con ella y absorber su sabiduría en beneficio de los animales bajo mi cuidado desde 2003, año en
el que una epidemia de moquillo se llevó a un gran número de perros de Canópolis en tan solo unos
meses. Encontré a Marita en mi búsqueda para salvarle la vida a cuatro perras que quedaron
paralíticas como consecuencia de esta enfermedad. Marita curó a esas cuatro perras y me enseñó
cómo curar a muchos más animales en la última década. Su influencia en mi forma de pensar y tratar a
los animales es enorme.
18 La AAFCO es un organismo que, aunque no posee autoridad gubernamental para regular la
industria alimentaria para animales y personas, representa a sus miembros con tres propósitos
principales: procurar seguridad para la salud de las personas y los animales; procurar protección para
el consumidor, y proveer un campo de prácticas éticas en el comercio de la alimentación industrial
para animales. Estos propósitos se consiguen desarrollando e implementando leyes uniformes y
equitativas, así como regulaciones en el mercado, la definición de estándares y su implementación en
los procesos de fabricación, etiquetaje y venta de alimentos, con objeto de que los productos para
animales sean seguros, efectivos y útiles. Véase www.aafco.org.
19 Hay un estudio que demuestra que los perros no comerán un alimento que no contenga los
diez aminoácidos que no produce su organismo y que necesita su especie para medrar (Your Dogs
Nutritional Needs, National Research Council of the National Academies of Science, Engineering,
and Technology). Además de este estudio, algunos científicos, como Rupert Sheldrake, descubren
cada día la capacidad de los perros para saber y conocer, y aún no sabemos explicar cómo lo hacen.
Hay pruebas de que la inteligencia de los perros abarca sentidos extrasensoriales como la telepatía y la
clarividencia. Véase Rupert Sheldrake, De perros que saben que sus amos están camino de casa,
Paidós, Barcelona, 2007.
20 Richard H. Pitcairn, The Complete Guide to Natural Health Care for Dogs and Cats, y Beth
Taylor y Karen Shaw Becker, Dr. Becker’s Real Food for Healthy Dogs and Cats.
21 Eso me dijo un veterinaria en una ocasión, en el hospital Canis (Girona). En la conversación
que mantuve con ella, le comenté que me parecía que los perros envejecían cada vez más pronto, y
que esto me preocupaba. Desarrollaban cánceres a edades cada vez más prematuras, y eso es un signo
del declive de una especie. Ella me aseguraba que era al revés, que los perros ahora vivían más años
gracias a su estilo de vida, la alimentación equilibrada y a los cuidados veterinarios que ofrecía la
medicina moderna. A ella le parecía que los perros alcanzaban hoy una media de doce y trece años de
vida, y que esto era un avance en su longevidad. Por no discutir, lo dejé ahí, pero quiero deciros que
los perros
antes alcanzaban edades de veinte y hasta treinta años en casos especiales, y pueden seguir
haciéndolo hoy en día si reciben la alimentación adecuada, no se revacunan y no llevan vidas
sedentarias en aislamiento. Los últimos perros, de los que se tiene constancia, que han logrado vivir
veintinueve años son Bela (aprox. 1979-2008) y Max (1983-2013). El récord en la lista Guinness lo
mantiene Bluey, de veintinueve años y medio, nacido en 1910. En la lista de Wikipedia de los perros
más viejos de la historia, a partir de 1994 ya no aparecen más casos de perros de veinte años en
adelante. A saber por qué… Rodney Habib, nutricionista, me daría la razón porque en su premiado
blog y en entrevistas y artículos nos suele recordar a los propietarios que los perros pueden alcanzar
edades más avanzadas si se alimentan de forma natural y se dejan de vacunar anualmente. Thomas
Sandberg, de www.longlivingpets.com, está realizando un estudio de treinta años con mil perros para
demostrar esto precisamente, así como la relación entre el cáncer y la alimentación. Él tiene grandes
daneses, y estos alcanzan los trece-dieciséis años de vida. Cabe señalar que esta raza, una de las más
amenazadas, registra una media de seis años de vida. Sandberg está convencido de que los perros de
antaño que se alimentaban de forma natural vivían bien hasta casi los veinte años, y que los perros de
ahora, si no mueren sacrificados por sus dueños para evitarles lo peor del cáncer, apenas llegan a
superar los diez, con muchos problemas relacionados con el envejecimiento prematuro.
22 En el mundo de la salud animal existe la creencia generalizada de que altos porcentajes de
proteína dañan los riñones, por lo que perros mayores con una función renal disminuida, o animales
con problemas renales, deberían seguir dietas con bajos niveles de estos nutrientes. A pesar de ello,
siempre he pensado que más bien todo tiene que ver con la calidad de ese nutriente. Me choca pensar
que la carne es mala para un carnívoro. En los piensos se encuentran todo tipo de proteínas de baja
calidad, por no decir nocivas. Domingo Vida, veterinario y amigo con el que he colaborado en varias
conferencias sobre nutrición natural para perros y gatos, compara la proteína de los piensos con la de
la suela de un zapato. En realidad, yo siempre había pensado que la proteína proveniente de picos,
plumas, pezuñas y piel no podía ser tan saludable como la de la carne y las vísceras. También
considero que, aunque un perro padezca insuficiencia renal, importa más la calidad de la proteína que
coma que la cantidad. Para poder corroborar mis teorías, quiero compartir contigo las palabras de W.
Jean Dodds, veterinaria de la Ontario Veterinary College y autora de los libros The Canine Thyroid
Epidemic: Answers You Need for your Dog, y Canine Nutrigenomics: The New Science of Feeding
Your Dog for Optimum Health. Según ella, a pesar de que la gente cree que la proteína sobrecarga los
riñones y que por ello se debería reducir en la dieta de los perros mayores, se trata de una idea falsa.
De hecho, afirma que un perro mayor sano requiere un poco más de proteína. La proteína minimiza la
pérdida de masa muscular que sobreviene al envejecer. También asegura que las reservas de proteína
sean importantes, porque el cuerpo las moviliza como una respuesta natural frente al estrés, la
enfermedad, las infecciones y los accidentes. Si el animal no dispone de suficiente proteína, no puede
afrontar estos retos adecuadamente. Así que, en contra de las recomendaciones de muchos
profesionales, afirma que un perro que entra en la etapa geriátrica se beneficia directamente de niveles
moderados y altos de proteínas biodisponibles de alta calidad.
23 Las verduras de hoja verde son muy interesantes para los perros, tanto como para nosotros.
Son ricas en hierro, pero además contienen antioxidantes —como el betacaroteno, precursor de la
vitamina A—, que son necesarios para combatir radicales libres y reducir el riesgo de diferentes tipos
de cáncer. Son además fuente de fibra y clorofila.
24 La melamina es un compuesto químico utilizado en la industria del plástico que estuvo
relacionado con los escándalos de contaminación de diversos productos alimentarios, tanto para
humanos como con piensos y latas para animales, que salieron a la luz en 2007 en Estados Unidos.
Muchas marcas de pienso se vieron afectadas por haber empleado una partida de gluten adulterada
con dicha sustancia, que infla los porcentajes de proteína en los análisis nutricionales. Cientos de
animales sufrieron fallo renal.
25 Ian Billinghurst es el veterinario australiano al que se le atribuye el desarrollo de la dieta
BARF; en su artículo en Dogs Naturally Magazine, titulado «Dogs, Bones and Calcium», insiste en
que el calcio derivado de alimentos frescos y naturales es el que mejor saben asimilar los perros. En
este artículo habla de los mecanismos homeostáticos de los mamíferos, seres extremadamente
complejos, cuya evolución se ha llevado a cabo durante millones de años, y por ello son capaces de
adaptarse a un amplio abanico de ambientes nutricionales. Sin embargo, para medrar necesitan ciertos
tipos de alimentos para que estos mecanismos puedan funcionar. La capacidad de los perros para
asimilar calcio de los huesos carnosos crudos es superior a la de la ingesta y asimilación de alimentos
inorgánicos y manipulados. Por eso, aunque la AAFCO recomiende ciertos porcentajes de calcio para
los perros, no se puede comparar con la habilidad del perro para extraer de los huesos la cantidad de
calcio que necesita y desechar lo que le sobra, por vía de esos complejos y sofisticados mecanismos
homeostáticos que le permiten al cuerpo decidir qué debe asimilar y qué debe eliminar. Por eso,
cuando le damos el mismo hueso a un cachorro o a un adulto, cada uno va a absorber la justa medida
de calcio que su cuerpo precisa en ese momento, y por eso no se debe tener miedo de pasarse en los
porcentajes de calcio, como podría ocurrir con suplementos de calcio artificiales.
26 Richard Pitcairn, en su libro Natural Care for Dogs and Cats, resalta esta discrepancia. La
AAFCO recomienda un mínimo de 18 por ciento de proteína y 5 por ciento de grasa para la dieta
equilibrada de un perro, mientras que en el zoo de San Diego a los lobos se les da una dieta que lleva
54 por ciento de proteína y 43 por ciento de grasa. En su libro comparte recetas que vienen con un
desglose nutricional. Estas varían en porcentajes de proteína entre el 26 por ciento y el 33 por ciento.
En el libro Dr. Becker’s Real Food for Healthy Dogs and Cats las recetas vienen también
acompañadas de su análisis nutricional. En estas, el porcentaje de proteína oscila entre el 15 por ciento
y el 16 por ciento de proteína. Expongo esta información solo para que veas su complejidad, y que no
hay una fórmula a partir de la cual se pueda deducir cómo se debe alimentar a un perro. Es así de
simple y equivale a decir que cada uno haga según mejor le parezca.
27 Verás que no incluyo el pavo en ninguna de mis recetas, pero puede incluirse en cualquiera
de ellas que lleve pollo. Hay muchos perros que son alérgicos al pollo hoy en día, y lo mismo ocurre
con el arroz. Cuando esto sucede, muchos profesionales recomiendan cambiar el pollo por pavo, y el
arroz por patata. En Canópolis tenemos dos casos de animales con problemas de piel para los que no
hemos encontrado cura con nada, pero al cambiar las fuentes de proteína y HdC han mejorado
notablemente. En concreto, tenemos un lobo checo con sarna demodécica (autoinmune) para la que no
dábamos con ningún remedio, hasta que su veterinario nos recomendó un cambio de dieta. Aunque no
se ha curado del todo, el perro vuelve a lucir su preciosa capa de lobo.
28 Dana Farbman, en Veterinary Technician, marzo de 2001.
29 Lee, Yamato, Tajima, Kuraoka, Omae, Maede, «Hematologic changes associated with the
appearance of eccentrocytes after intragastric administration of garlic extract to dogs», American
Journal of Veterinary Research, noviembre de 2000.
30 «Garlic: Friend or Foe?» («Ajo: ¿amigo o adversario?»), Dogs Naturally Magazine, abril de
2014, http://www.dogsnaturallymagazine.com/garlic-friend-or-foe/
31 Jodie Gruenstern, en «Natural vs Synthetic Vitamins», Dogs Naturally Magazine, marzo-
abril de 2015.
32 El doctor Wendell Belfield trató a muchos de sus pacientes animales con altas dosis de
vitamina C vía endovenosa. Parece ser que tuvo mucho éxito tratando enfermedades como displasia,
moquillo, cistitis, alergias y un largo etcétera. Véase
www.thepowerhour.com/news2/vitaminc_pets.htm.
33 Indian Journal of Nutrition, vol. 13, n.º 1.
34 Domingo Vida, dosier de la conferencia sobre los beneficios del aloe vera para animales de
Aloe Forever.
35 Conferencia IASC, Texas, 1997.
36 «The Grass Could Be Greener», Dogs Naturally Magazine, julio-agosto de 2015.
37 Todos los animales son maestros y guías. Las culturas indígenas lo reconocen, y sus
tradiciones incorporan la sabiduría que los animales les pueden aportar para guiar sus vidas. Los
animales tótem son aquellos arquetipos de la energía o fuerza espiritual de los animales que
acompañan al hombre en sus hazañas y vidas cotidianas.
38 Don Hamilton, Homeopathic Care for Cats and Dogs.
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra
solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún
fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

© Gemma Knowles, 2016


© Del prólogo: Domingo Vida, 2016
© La Esfera de los Libros, S.L., 2016
Avenida de Alfonso XIII, 1, bajos
28002 Madrid
Tel.: 91 296 02 00
www.esferalibros.com

Primera edición en libro electrónico (mobi): marzo de 2016


ISBN: 978-84-9060-639-1 (mobi)
Conversión a libro electrónico: J. A. Diseño Editorial, S. L.

También podría gustarte