Está en la página 1de 2

El Salamanqués y el tesoro

3.A
El Dr. Ogado estaba hablando como de costumbre con su fiel ayudante
llamado Rogelio Ruperez.

-Rogelio, un grupo de personas con aspecto extraño me han asegurado que me


contarian un secreto de un lugar el cual podía doblar mi fortuna si tan solo les daba
alojamiento en casa durante dos semanas, me ha parecido un trato muy extraño por
eso quería compartirlo para ver que piensas.
-Dr. -dijo Rogelio- para ayudarte a decidir sobre qué es mejor te voy a contar
la historia del tesoro de Salamanca:

Hace muchos años, en un pequeño pueblo de Salamanca, vivía un hombre con


un gran sueño, conseguir el tesoro del que tanto se hablaba. Todos en el pueblo
contaban la historia de un rey desconocido que guardó su gran tesoro en el fondo de
un río cercano. El señor, con toda confianza se adentro a las aguas del río, en las
cuales algo brillaba al fondo de ellas. El agua se encontraba helada, a pesar de eso se
adentro más y más al profundo río. Cuando se encontró en el centro del mismo, se
sumergió en el agua helada para poder coger ese objeto tan brillante, el agua estaba
muy turbia y no podía ver bien lo que se encontraba a su alrededor, de un momento a
otro el objeto brillante empezó a coger forma, se trataba de un viejo y malgastado
caldero de bronce, el cual no tenía un gran valor. Sin que se diera cuenta unas ramas
se le enredaron en el pie. El hombre, ya casi sin aliento no pudo soltarse de aquellas
ramas, y murió ahogado en el fondo del río junto a su supuesto tesoro.

Dr. Ogado si Usted quiere confiar en alguien que no conoce recuerda lo que le
pasó al pobre hombre que vivía en aquel pequeño pueblo de Salamanca, no dejes
entrar a los extraños pues no puedes confiar en ellos y lo que te hayan prometido
puede ser mentira. No confíes nunca lo que no veas.

Al Dr. le fue muy bien siguiendo el consejo.

Como a don Juan le gustó tanto este cuento, lo mandó poner en este libro e
hizo dos versos que dicen así:

De lo que no veas, ni la mitad te creas.

También podría gustarte