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Vigilia Pascual
1. Servicios Litúrgicos
Lecturas y Salmos
2. Otros servicios
I. Gen 1, 1 .26-31ª.
II. Sal 103, 1-2ª.5-6.10.12.13-14.24.35c.
III. Ex 14, 15-15,1.
IV. Sal Ex 15, 1-2.3-4.5.6.17-18.
V. Ez 36, 16-17ª.18-28.
VI. Sal 41, 3.5bcd; 42, 3-4.
VII. Rm 3, 3-11
VIII. Sal 117, 1-2.16ab-17.22-23.
IX. Mt 28, 1-10
4. Resumen de la Homilía
Queridos Hermanos, ¡Que alegría celebrar esta gran fiesta! En ella encontramos el
contenido de nuestra fe cristiana. Nos recuerda que Dios siempre ha sido un
peregrinante que acompaña al ser humano en las distintas etapas de la historia.
Esta vigilia pascual nos recuerda la acción salvífica de Dios, sobre su pueblo.
También, nos impulsa a estar en vela, orando y realizando acciones que
verdaderamente estén marcando pasos hacia una vida nueva.
Las lecturas y los salmos del antiguo testamento nos presentan a Dios creando,
liberando y sanando. Acciones que hoy en día continúan marcando la vida del
hombre y el deseo de Dios de que se realice su plan de salvación para la
humanidad. Además, son acciones pascuales que se manifestarán en todos
aquellos que creerán en el resucitado.
La carta a los romanos nos describe que en Cristo Resucitado, renacemos a una
vida nueva, pasamos de la muerte a la vida. Con él la resurrección es garantía y
una exigencia a la vez, garantía de que también nosotros resucitaremos con él y
exigencia de morir al pecado. Como cristianos hemos hecho la promesa de morir al
pecado, por eso hagamos vida cada día estas promesas para que seamos cristianos
de una vida nueva continua.
El evangelio de hoy, relata la resurrección del Señor Jesús. Vemos la figura que
representa María Magdalena, una mujer de fe, perseverante y confiada en Dios, que
recibe la buena noticia de que Jesús ha resucitado. Ella ha sabido dar el paso de la
tristeza a la alegría, del desanimo al animo y de entender que somos de la vida y
que la fe en Jesús nos lleva a anhelar la vida que perdura.
No tener miedo, son palabras que quieren decir, yo estoy con ustedes, no se
desanimen, sigan adelante, es decir, hagan vida el envío que les hago. Allí me
verán, es decir, allí estaré con ustedes, para recordarles que Dios ha cumplido sus
promesas expresadas por su Hijo.
Hermanos, abramos siempre nuestro corazón a Dios, y pidámosle que nos ilumine
para continuar dando pasos que nos lleven a vivir resucitados, dando signos
concretos de una sincera conversión. Amen.