Está en la página 1de 3

Dios quiere que estemos a sólas con él, como lo hizo Jesús.

Ezequiel 3:22
Introducción:
Hermanos hay cosas que hacemos por costumbres, y así se vuelven parte de nuestra vida
todos los días, si es un niño, adolescente o joven, sus padres hacen que se quedes quieto
mientras ellos abren la Biblia y un libro devocional¸¡O tan sólo oran!, de igual manera lo
hacemos los adultos, o quizás sólo tenemos ese respeto cuando vamos a la iglesia a
congregarnos, lo malo es que muchas veces sólo queda en eso, en tener respeto, o tener
una actitud de oración, aunque verdaderamente no oramos, no hablamos con Dios.
Siempre hemos oído y hemos enseñado lo importante que es dedicarle tiempo a Dios.
Lo dice el pastor, el maestro de la Escuela Dominical lo sugiere a cada momento, a veces,
lo dice un líder, o a los hijos se lo dicen sus padres, el esposo a la esposa, o la esposa al
esposo, siempre hay sugerencias para tener este tiempo de contacto con Dios.
Quizá hasta hemos oído esta afirmación: “Si Jesús tuvo que pasar tanto tiempo a solas con
su Padre, con cuanta más razón necesitas hacerlo tú”.
¿Sabes qué?, ¡Esa es la verdad!
Hay una clara conexión entre los milagros poderosos de Jesús y las horas que dedicó a la
oración.
Dedicarle tiempo a Dios con nuestra familia y amigos es fantástico, pero, realmente ¿le
dedicas tiempo a Dios a solas?
En estos días he podido meditar en esto, cada uno de nosotros necesitamos ese espacio.
1. Necesitamos tener “La hora quieta”
Siempre andamos apresurados, haciendo muchas cosas, y no tenemos tiempo, para
quedarnos quietos y estar a solas con Dios.
Amados hermanos todos, esto, no es sólo para personas mayores como los adultos de la
iglesia, o no es tan sólo para líderes y pastores, esto es para todos los cristianos, los
creyentes, hijos e hijas de Dios, porque necesitamos hablar con Él. Miremos bien la
importancia de este tiempo, ¡este puede ser el momento cumbre de nuestro día!
Jesús nuestro modelo de la vida cristiana, cuando estuvo en esta tierra, realizó ciertas
actividades que fueron un patrón en su vida.
Entre ellas la oración tiene una presencia notable, y en todo tipo de circunstancias. Por
ejemplo.
Después de sanar a un leproso, la gente lo buscaba “más él se apartaba a lugares
desiertos, y oraba” (Lucas 5:16).
En otra ocasión, mientras sus discípulos iban en la barca, luego de despedir a la multitud “
e fue al monte a orar” (Marcos 6:46).
Asimismo, en la última cena oró al Padre delante de sus discípulos (Juan 17:1-26);
Y en los minutos antes de su arresto, en medio de su angustia también oró en Getsemaní
(Lucas 22:41).
Ahora bien, pueden venir a nosotros preguntas como:
¿qué motivaba a nuestro Señor a tan noble oficio? Si era Dios,
¿qué necesidad había de orar?
¿Qué razones tenía Jesús para la práctica de la oración?
Aquí tres razones que nos ayudan a entender la vida de oración de Jesús.
A. Disfrutaba la comunión con el Padre
La noche antes de ser entregado mientras compartía con sus discípulos en el aposento
alto, Jesús oró al Padre en presencia de ellos diciendo:
“porque me has amado desde antes de la fundación del mundo” (Juan 17.24)
Por esta declaración entendemos que aun antes de la creación, había entre el Padre y el
Hijo una relación de amor y disfrute mutuo. El Padre gozaba con el Hijo y viceversa. Por
eso, no es de sorprender que Jesús tomara tiempo a solas para la oración con Dios.
B. En su humanidad, dependía del Padre.
La Biblia también nos muestras que Jesús tuvo experiencias que pertenecen a la esfera de
la humanidad. El apóstol Juan en su primera epístola se encarga de enfatizar que nuestro
Señor no solo vino como Dios, sino que también “ha venido en carne” (1 Juan 4:2), y en
virtud de su humanidad, participó de las aflicciones, miserias y necesidades del ser
humano. Por eso, era absolutamente dependiente del Padre.
Por eso, el escritor de hebreos dice Hebreos 5:7
Hebreos 5.7 RVR60
7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas
al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.
A partir de aquí concluimos que Jesús también oraba porque, como hombre, dependía del
Padre.
C. Para modelarnos la vida que agrada al Padre
Jesús es nuestro ejemplo de obediencia perfecta y de una vida que agrada a Dios. Él es
nuestro ejemplo supremo de santidad, piedad y pureza.
El apóstol Pedro dijo.
“Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro
2:21).
Y en ese mismo contexto decía:
“cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente” (1
Pedro 2:22, 23).
Lo que el apóstol destacaba era que la actitud que Jesús tenía de encomendarse a Dios es
una virtud a imitar, en especial cuando sufrimos.
Por eso Juan nos enseña en 1 Juan 2.6
1 Juan 2.6 RVR60
6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
2. Es vital que nosotros tomemos el ejemplo de Jesús en la oración.
Al reflexionar sobre este asunto, vemos que al igual que Jesús todos los cristianos,
necesitamos tener......
“Un momento a solas con Dios”
No hablamos de una oración cotidiana, ni siquiera , las que tenemos programadas o
realizamos por costumbres, es un tiempo para orar, y escuchar a Dios.
Quiero compartir tres pasos que encontré en un devocional en uno de esos días de
quietud que he podido experimentar, en los últimos 20 días atrás.
Son pasos muy sencillos para tener nuestra propia hora quieta con Dios
1. Aparta un tiempo a solas con Dios.
Concéntrate y descubre un lugar donde nadie te pueda molestar. Vete a un dormitorio, un
cuarto vacío, desván, garaje o sótano. Ponte cómodo. Si te da sueño cuando oras acostado,
camina alrededor de la habitación. Si estás tenso cuando estás sentado, acuéstate y
relájate.
2. Háblale a Dios. Dile cómo te sientes:
tus resentimientos, frustraciones, alegrías y motivos de gratitud, dile lo que sea, dile todo.
Hasta puedes decirle: “Señor, hoy no tengo ganas de hablar contigo, pero lo voy a hacer
porque sé que me hace bien”. Lo que dices no es tan importante como la honestidad con
que lo dices.
3. Deja que Dios te hable a ti.
Enfatízale a Dios que quieres oír lo que él te quiere decir. Luego lee algunos versículos y
piensa en ellos por un rato. O escucha música cristiana, lee un libro o revista cristianos o
sencillamente trae a la mente lo que Dios ha hecho por ti.
Hermanos, es probable que Dios no nos pida que caminemos sobre el agua, ni que
calmemos la tempestad o sanemos a los enfermos como lo hizo Jesús.
Pero si esté seguro(a) que Dios tiene planes para cada uno de nosotros
Jeremías 29.11 RVR60
11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová,
pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.
¡y mis hermanos, estaremos listo para llevar a cabo estos planes, después que
dediquemos tiempo para estar a solas con Dios!
Conclusión.
Hermanos, Dios quiere que estemos a solas con Él, como lo hizo Jesús.
Podemos experimentar esta preciosa practica que Jesús nos ha enseñado, podemos hacer
lo que él hacía, o seguir como hasta ahora nosotros hemos hecho, creyendo que así de
esta manera lo hemos hecho bien.
Siempre la forma en que queremos agradar a Dios, depende de cada uno de nosotros.
Si lo estamos haciendo, ¡que bueno!, si no, comencemos ahora.
Bendiciones.

También podría gustarte