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LA REIFICACIÓN EN PSICOLOGÍA

Tomás Jesús Carrasco Giménez


Universidad de Granada

Para algunos autores, resulta útil, en ocasiones, crear o inventar conceptos


con un propósito heurístico, es decir, para facilitar la comprensión, la explicación o
el descubrimiento de algo, o encontrar la solución a un problema. A veces llamamos
a estos conceptos abstractos.

Evidentemente, ese concepto que se inventa no tiene existencia física, no es


una realidad física. Como sólo podemos afirmar que algo existe si es físico, esos
conceptos, de hecho, no existen. No son, en realidad, más que palabras.

Reificar consiste en utilizar un concepto inventado (“abstracto”) como si


fuera real, es decir, como si fuera algo físico; olvidar que se trata de algo que no
existe y utilizarlo como si se tratara de algo real.

Reificar es, lamentablemente, una práctica extraordinariamente extendida


hoy día en Psicología. Por ejemplo, todos los “trastornos mentales” recogidos en
los sistemas de clasificación tradicionales en Psicopatología (CIE-10, DSM-V) son
conceptos reificados. Es más, “trastorno mental” es también un concepto reificado.

Todos los “trastornos mentales” no son más que nombres con los que se ha
decidido designar conjuntos de conductas y emociones que se supone que
correlacionan entre sí. Es decir, “trastorno de ansiedad social”, “bulimia nerviosa”,
“trastorno obsesivo-compulsivo”, “esquizofrenia”… son sólo palabras, nombres
con los que se denomina a conjuntos de conductas y emociones que se presume
que correlacionan. Por tanto, ni la “ansiedad social”, ni la “bulimia nerviosa”, ni la
“esquizofrenia” existen realmente. Sólo son palabras, nombres que designan
conductas, nada más.

La ansiedad antes de una cita o de una exposición en público existe, es real,


pero no el “trastorno de ansiedad social”. “Trastorno de ansiedad social” es el
nombre que se ha dado a experimentar ansiedad ante un contacto social, pero es
sólo eso, un nombre, una palabra. La ansiedad provocada por la interacción social
no es un síntoma o una característica del “trastorno de ansiedad social”. Cuando
nos expresamos en estos términos damos por hecho que el “trastorno de ansiedad
social” sería una realidad física aparte de o además de experimentar ansiedad ante
situaciones sociales, pero eso no es realmente así. “Trastorno de ansiedad social”
sólo son cuatro palabras con las que se designa a esa ansiedad, no algo aparte de o
además de, dicha ansiedad.

Lo mismo ocurre con la “esquizofrenia”. Los deliros y los informes verbales


de alucinaciones son reales, existen realmente, pero no así la “esquizofrenia”. Los
delirios y los informes verbales de alucinaciones no son los síntomas de la
“esquizofrenia” porque afirmar algo así supone asumir que la “esquizofrenia” es
una realidad física independiente de los delirios y los informes verbales de
alucinaciones, pero, de facto, no es más que su nombre.

Y, desde luego, el nombre con el que se designa a un conjunto de conductas


o emociones no puede ser, en forma alguna, su causa. Así, afirmar que una persona
evita relacionarse con otras porque sufre un “trastorno de ansiedad social” es lo
mismo que decir que una persona evita relacionarse con otras porque evita
relacionarse con otras. “Trastorno de ansiedad social” no puede ser la causa de esa
evitación porque no es más que su nombre.

La reificación en psicología no se circunscribe a los sistemas de clasificación


en Psicopatología. Por ejemplo, las reificaciones son frecuentes en Psicología de la
Personalidad. Así es frecuente atribuir la conducta de una persona que se relaciona
con muchas otras, asiste a menudo a fiestas y encuentros sociales, etc. a que es
“extrovertido”. Pero la “extroversión” no es otra cosa, en realidad, que el nombre
con el que designamos a las conductas “relacionarse con muchas personas” o
“asistir a muchas fiestas y actos sociales”.

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