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TALLER de CICLORRUTISMO

Taller Pedagógico y Social de Bicicletas


CO-LABORATORIO BIKESTEIN

Tú no haces el viaje. El viaje te hace a ti.


Hay que desmitificar el ciclorrutismo como algo sólo al alcance de aventureros, frikis de la bici o
gente en muy buena forma física; cualquiera con bicicleta, ganas y poco más puede montarse buenas
rutas de bici a su medida.

I – BICICLETAS Y COMPLEMENTOS

A – Tu compañera de viaje: modelos y características

Prácticamente, cualquier bicicleta sirve para viajar. Pero en general, necesitaremos que se cumplan 3
cosas:

1 - Capacidad de cargar equipaje: básicamente, que podamos equiparla con un buen transportín u
otros sistemas de enganche de alforjas y bolsas.
2 – Un rango de desarrollos decente: nos referimos al abanico de marchas; que debe ser
suficientemente amplio como para poder usar marchas blandas (plato pequeño / piñones grandes)
en las subidas con peso, y marchas duras (plato grande / piñones pequeños) para no ir haciendo
molinillos cuesta abajo o en el llano. En general, con bicis de dos o tres platos y siete o más piñones,
nos basta.
3 - Comodidad: no todas las bicis están pensadas para usarlas muchas horas al día, durante muchos
días. Así que buscaremos que nos vaya bien de talla y que sea lo más cómoda posible.

Lo más normal es optar por los siguientes tipos de bicis:

- Bicis viajeras o de touring. Están diseñadas para


viajar, así que son muy sólidas, estables, cómodas y
sencillas (a menudo son de acero, para permitir
soldaduras fáciles incluso allí donde Cristo perdió la
alpargata).
A cambio, suelen ser más pesadas y más caras que
otras opciones. Valen sobre todo la pena para viajes
muy, muy largos (meses, años…) y sin muchas
prisas.

- Bicis “híbridas” (engendro entre bici


de paseo y de montaña): diseñadas
para usos variados, tanto moverse en
ciudad como todo tipo de garbeos;
son versátiles y más cómodas y
rápidas que las bicis de montaña. No
te permiten hacer mucho el cabra,
pero sí pistear decentemente. Suelen
ser sólidas, aunque a veces pesadas.
Las hay por precios muy asequibles.
- Gravel: A pesar de su aspecto más
deportivo o de carretera, en realidad son
muy versátiles y polivalentes; suelen
defenderse muy bien en pistas e incluso
caminos. Son buenas viajeras y ¡muy
ligeras! Pero ojo con los desarrollos:
muchos modelos solo tienen 2 platos o
incluso ya solo 1, algo que te puede hacer
echar pestes cuando te pongas a subir
algún puerto con las alforjas cargaditas.

- Bicis de Montaña: muy populares. Son baratas y te permiten salir del asfalto y meterte casi por
cualquier lado, lo cual es siempre una buena idea. Se pueden “viajerizar” un poco cambiándoles el
manillar, el sillín o las cubiertas. Si tienen suspensión trasera y/o frenos de disco, hay que buscar un
transportín específico. Las bicis de montaña de los años noventa, sin suspensión ninguna y cuadro de
acero, son unas candidatas ideales para montarse una viajera que te durará eones. Actualmente, con
el auge del Bikepacking (ver más adelante), las bicis de montaña han recobrado mucho protagonismo
en el ruteo.

- Plegables: tienen grandes defensores, y cada vez son más populares para viajar, sobre todo si no es
en grandes periplos. Se pueden llevar en más
medios de transporte con facilidad, y ahorrarte
el suplemento. Te permiten también alternar
con otros transportes para viajar de otras
maneras, y hacerte la vida más cómoda en
muchas situaciones, como a la hora de
hospedarse. Normalmente no llevan grandes
rangos de marchas, así que habría que
adaptarlas (con más platos, p.ej.), o saber si se
pueden afrontar desniveles con la forma física o
el fondo que tengamos.
B. Componentes específicos de ruteo

Este apartado está más pensado para quienes quieran hacer rutas largas o dedicar una bicicleta
específicamente para rutear, pues vamos a hablar de componentes o piezas de la bicicleta
especialmente diseñados para ello y que, en cambio, pueden no resultar tan cómodos (o ser
innecesarios) para otros usos como el deportivo o el desplazamiento en ciudad (salvo el transportín,
que es muy práctico y cómodo tanto de ruta como en ciudad). No son componentes para nada
imprescindibles pero que sí que te hacen el viaje más cómodo.

1 . Transportín
Casi imprescindible para poder llevar “nuestra casa a cuestas” en la ruta (solo “casi”, pues desde
hace poco el Bikepacking nos ofrece una alternativa interesante para llevar la carga de otra manera).
En cualquier caso, como veremos después, nunca, del verbo
“nunca”, hay que llevar la carga en una mochila en la espalda.
Es importante que el transportín sea de calidad (sólido, que
soporte hasta 25 kg de carga) y que tenga unos salientes
laterales (llamados “orejas”) que protejan a los radios de las
ruedas de todo contacto con las alforjas.
En algunas bicis, los frenos de disco obligan a buscar tipos de
transportines específicos (con separadores laterales).

2 . Manillares:
Cuando ruteas, son muchas las horas que acabas
pasando sobre la bici, un día tras otro, y una de los
partes del cuerpo que más se suelen resentir son las
muñecas y manos.
Por eso, se ha diseñado el manillar de mariposa o
multiposición: un tipo de manillar específico para el
ruteo, que permite ir cambiando la posición de las
manos, lo que evita que se agarroten y cansen tanto.
Gracias a su amplitud, también permiten acoplar
innumerables complementos de ruta:
cuentakilómetros/GPS/móvil, luces, retrovisor,
timbre, etc.
En su contra, aseguran un menor control o maniobrabilidad de la bicicleta en zonas más técnicas.
3. Sillines:
Pero el principal punto de apoyo de nuestro peso en una bicicleta es ahí donde nuestra espalda
pierde su noble nombre, por lo que también proliferan los
diseños específicos para aliviar este punto cuando pasamos
muchas horas montado. Más allá de la cuestión de la
comodidad, la mayoría incorporan diseños antiprostáticos
(pues la presión constante del peso del cuerpo sobre la
próstata a la larga puede acabar siendo perjudicial).
Existen varios diseños (todos con una hendidura en el medio
para aligerar la presión), aunque el más cómodo según
muchos ruteros es el de “pico de buitre” (como el de la foto).

4. Pata de cabra
Cuando nos movemos por espacios naturales no siempre hay donde apoyar bien la bicicleta cuando
queremos parar y, yendo cargado, no conviene tumbarla ni dejarla de forma precaria en cualquier
sitio, con el riesgo de vuelcos que pueden hacernos un buen estropicio en el equipaje o en la bicicleta
misma. Por ello, es muy conveniente instalarle pata de cabra, pero no vale cualquiera, tiene que ser
especialmente robusta para soportar bien todo el peso.

Además de su solidez, su ubicación también es


importante; puesto que la mayoría de los alforjeros
cargamos casi todo el peso del equipaje en la parte
trasera de la bici, lo más conveniente son las patas de
cabra que se instalan al final de una de las vainas, muy
cerca del eje de la rueda trasera.

C. Alforjas, bolsas y equipaje:

Viajar varios días con la bici de forma autónoma suele conllevar cargar bastante peso. ¡Nunca hay
que pretender cargar con ello en la espalda! Es muy limitado, incómodo y fuente de lesiones. Existen
diversos materiales y sistemas que permiten cargar con mucho peso de forma bastante cómoda.

1 . Alforjas
Es el sistema más clásico. Hay varios tipos, pero las más
aconsejables son las estancas: aparte de su resistencia a la
lluvia, tienen buena capacidad y gran comodidad de
enganche/desenganche; aunque son bastante caras y no
suelen tener bolsillos externos (para evitar perforaciones y
costuras por donde pueda filtrarse agua). La clásica marca
pionera y muy imitada es la alemana Ortlieb, que aunque es
cara tiene la ventaja de ofrecer recambios de todas sus piezas (pinzas, enganches, correas, etc.).
Existen también alforjas delanteras (enganchables a la horquilla) para poder cargar más, aunque hay
que acostumbrarse a ciclar con ellas pues suponen cargar peso en la parte de la bicicleta que nos
guía y con la que maniobramos: la rueda delantera.

2 . Bolsas de Bikepacking: El Bikepacking es una modalidad de ruteo relativamente nueva cuyo


principal objetivo consiste en “independizarse”
del asfalto y rutear por caminos, montaña,
campo través, etc. Para ello, por un lado se
prescinde de las alforjas y se reparte la carga en
varias bolsas fijadas por toda la bici (manillar,
tija, barras y triángulo del cuadro, horquilla,
etc.), distribuyendo así el peso en toda la
bicicleta, lo que la hace más ágil y manejable en
entornos totalmente naturales. Por otro lado, se
suele recurrir a bicicletas de montaña o de
gravel preparadas para montaña. Es como la
versión más aventurera o asilvestrada del ruteo.

3. Bolsa de manillar o cesta: muy práctica para tener ciertas cosas a mano (mapas, herramientas
básicas, crema solar, navaja, etc.). Muchas alforjitas incorporan
mapero en su parte superior, lo que puede resultar muy cómodo
para seguir la ruta.
En cuanto a una cesta delantera clásica, su ventaja con respecto a
la alforjita es que puedes meter dentro una mochila o bolso y
recuperarlo cuando aparcas la bici, en vez de ir cargando con la
bolsa de manillar, que suele ser incómoda fuera de la bici.

4. Bolsa trasera: Las hay específicas para estos menesteres, pero si quieres ahorrar puedes usar una
bolsa de viaje sin más. Te permite llevar algunos bártulos (como la tienda o el aislante) que
normalmente no caben en las alforjas, y evitar así llevarlos sueltos con pulpos, ya que suelen dar
guerra a la hora de colocarlos y además entorpecen mucho el acceso a las alforjas. También permiten
guardar objetos de uso frecuente, como prendas de abrigo, cosas de comer, gafas, cámara. Se puede
fijar con un par de pulpos.

5 . Pulpos: casi imprescindibles para rutear (conviene llevar un mínimo


de 2), pueden tener muy diversos usos; desde fijar bultos en la parte
libre del transportín (parrilla), como tiendas de campaña, bolsas de bici,
etc., hasta inmovilizar las bicis en ciertos transportes (trenes).
Pulpo en red. Variante más cómoda y segura para fijar los bultos en el
transportín.
D. Herramientas, recambios y material de ñapeo:

1. Herramientas básicas: bomba de aire (imprescindible; hay que asegurarse que su boca
corresponda con el tipo de válvula de nuestras cámaras: gorda o fina); juego de llaves allen;
destornillador doble (plano y estrella); llave inglesa; alicates
pequeños y material de parcheo. Para rutas largas y
solitarias, también conviene llevar algunas herramientas más
específicas para bicicleta, como el tronchacadenas o una
llave de radios (a condición de saber usarlas, claro).
Para aligerar un poco carga, lo mejor es comprar una
multiherramientas de bici, que suele incluir mucho de lo
anterior, pero en una sola pieza. Son, eso sí, de manejo más
incómodo que las herramientas sueltas.

2. Recambios básicos: cámaras (imprescindibles), cables de freno y cambios, radios (opcional).


También conviene llevar una cajita con unos cuantos tornillos de diversos tamaños, pues no es raro
que, con las vibraciones, vayamos perdiendo estas piezas en ruta (y con ellas, otras piezas: rastrales,
transportín, etc.)

3 . Otro material útil: bridas (utilísimas, con un poco de imaginación te pueden sacar de mil apuros),
navaja multiuso, tijeras plegables, esparadrapo o cinta americana, cerillas/mechero, abrebotellas.
II – SALUD Y SEGURIDAD SOBRE LA BICI
Rutear supone pasar muchas horas y días seguidos sobre la bici, por lo que conviene tomar ciertas
precauciones para evitar lesiones, reducir la fatiga, facilitar el rodaje y ganar en comodidad.

A – Ergonomía*: Colocación adecuada de elementos de la bici


*Ergonomía: mutua adaptación persona/máquina.

1 . Altura del sillín:


Hay que colocar el sillín a la altura adecuada según nuestra talla. Un sillín demasiado bajo impide
estirar las piernas y músculos al pedalear, lo que
provoca un mayor agarrotamiento y cansancio
muscular; un sillín demasiado alto afecta al
equilibrio y resta potencia al pedaleo, al obligar a
estirar la pierna del todo en el giro, además de
resultar perjudicial para las caderas, a la larga.

¿Cómo saber la altura adecuada para cada uno?


Sentado en el sillín, hay que colocar el talón (no la
punta del pie) en el pedal en su posición más baja
y que la pierna quede totalmente extendida; de
manera que, al recolocar el pie y pedalear con la almohadilla de este, la pierna se estire CASI del
todo, pero no totalmente.

2. Posición de las manetas de frenos:

Para evitar cansancio y lesiones en las muñecas,


conviene colocar las manetas de frenos del manillar de
manera que las muñecas no se doblen en ningún
sentido (ni hacia arriba ni hacia abajo) y las manos se
extiendan rectilíneas.

B . Elementos de protección personal:

1. Casco: Obligatorio en todas las vías interurbanas. Aunque de eficacia muy discutible en caso de
atropello, sí resulta en cambio bastante útil en caso de caída. La única excepción que hace la DGT a
su uso son las subidas fuertes y prolongas (puertos de montaña) en momentos de calor,
permitiéndose entonces quitarse puntualmente el caso.

2. Guantes acolchados: Sirven para proteger las palmas de las manos en caso de caída y callos o
ampollas derivados de muchas horas de bici. Pero también, en invierno: para que no se nos congelen
las manos; y en verano: los clásicos mitones ciclistas que evitan que se nos quemen los dorsos de las
manos, cuya piel es muy sensible, y que nos suden las palmas (lo que puede hacer que se nos resbale
el manillar).

3. Gafas protectoras: Especialmente interesantes en primavera y verano, para protegerse tanto de


deslumbramientos y del dañino efecto del sol en los ojos, como de los inevitables insectitos que te
entran en los ojos, sobre todo en las bajadas rápidas, pudiendo provocar situaciones peligrosas.

4. Botiquín básico: Hay que llevar siempre tiritas, desinfectante, gasas, venda, suero ocular,
medicamentos básicos (analgésicos, antialérgicos).

5. Luces y elementos de visibilidad: chaleco reflectante, pilotos trasero y delantero. No es tan raro
que, en alguna etapa se nos acabe haciendo de noche, por algún fallo de cálculo o problema
mecánico, así que conviene ir preparados para ello.

C . Consejos físicos: ritmos, pedaleo y descansos:

1. Al inicio de la ruta: “Empieza como un viejo, para acabar como un joven”.


Calentamiento previo: lo ideal es hacerlo sobre la propia bici, es decir, comenzar siempre con un
desarrollo bajo (plato mediano, piñones grandes) durante los primeros 15 minutos de rodaje, para
que los músculos, tendones y articulaciones vayan calentando poco a poco.
2. Al acabar la ruta (especialmente si hacemos varios días seguidos): recomendamos realizar
una breve sesión (15 minutos) de estiramientos básicos de piernas, lo que mitiga las
molestas agujetas del día siguiente y el agarrotamiento muscular.
3. Pedaleo: NO hay que abrir las rodillas al pedalear, pues se pierde fuerza y, a largo plazo, las
rodillas pueden lesionarse. Hay que pedalear más bien metiendo levemente las rodillas hacia
dentro (que se acerquen un poco entre ellas), en lo que se conoce como “pedaleo Van
Damme”.
4. Descansos. Durante 1 etapa del día: Conviene parar como mínimo una vez cada hora. 5 o 10
minutos bastan para estirar las piernas PERO no mucho más, pues nos arriesgamos a que se
enfríen y nos cueste más arrancar y retomar ritmo. Aparte de estos minidescansos, conviene
hacer 2 ó 3 paradas largas (entre 30 minutos y 1 hora) a lo largo de la jornada; típicamente, a
media mañana (para picar algo: fruta, frutos secos, etc.), para comer (¡ligero!) y a media
tarde (merienda).
En varios días de ruta: Si vamos a rutear más de 5 ó 6 días, conviene dejar entremedias una jornada
entera, o media jornada, de descanso, para que las piernas se recuperen un poco. Pero lo ideal no es
tanto descansar del todo, como hacer otro tipo de ejercicio moderado (pasear suavemente, nadar un
poco, etc.)

D . Nutrición

Hay que desayunar fuerte, preferiblemente cereales (copos de avena, etc.), pues además de su
contenido calórico proporcionan una energía de consumo lento, que el cuerpo recibe de manera
progresiva a lo largo de la mañana.

Durante el día, hay que hacer algún tentempié, mini


bocatas y productos dulces (la glucosa es “energía
rápida”) pero es mejor consumir productos
tradicionales (galletas, etc.), evitando sobre todo la
bollería industrial (auténtico “veneno” a largo plazo).
La fruta es muy recomendable (además de
hidratante, contiene fructosa, que es otro tipo de
azúcar mucho más sano), así como los frutos secos
(pero ojo: ¡sin sal!) o desecados dulces (orejones, pasas). Es preferible comer un poco en 2 ó 3
tandas, que forzar el cuerpo hasta que te obligue a parar para darte un atracón. Nunca hay que
comer mucho durante la ruta, pues una digestión pesada afecta a nuestro estado físico. Para cenar
conviene una importante dosis de hidratos de carbono, ya sea pasta o arroz, que son de absorción
lenta y nos vendrán bien para el día siguiente.

Para momentos especialmente duros (bajones o “pájaras”) existen unos geles que son
verdaderamente efectivos. No conviene abusar, pero pueden sacarte de algún apuro y permitirte
llegar a buen puerto. Se pueden llevar como elemento del botiquín, es decir: como quien lleva los
analgésicos por si le da un dolor de cabeza, pues se puede llevar siempre un gel por si te da una
buena pájara a mitad de una ruta. Normalmente, son concentrados que deben consumirse con
mucha agua, para facilitar su absorción. No hacen milagros, pero tienen el efecto de recuperarte a un
estado físico descansado, prácticamente como si estuvieras comenzando ruta de nuevo. Otra ventaja
es que no generan agujetas ni otros efectos secundarios posteriores.
III CLIMATOLOGÍA

A - Lluvia:

Como una auténtica maldición bíblica, cuanto más corres,


más te mojas. Contra la lluvia hay mil consejos, casi todos
poco eficaces.

Los famosos Goretex no van a impedir que, a la larga, acabes


empapado bien de agua, o bien de tu propio sudor, aunque
es innegable que es un material mucho mejor que los
chubasqueros de plástico, capas y otros elementos no
transpirables.

Un truco para proteger los pies y el calzado (que tarda mucho


en secar y no siempre podemos llevar de recambio) consiste en envolverlos con bolsas de plástico.
Para proteger el cuerpo de la lluvia, si el tiempo lo permite lo mejor es llevar la menor ropa posible,
hacer el recorrido sin parar, evitando de este modo quedar rápidamente frío y, una vez llegado a
destino, quitarte toda la ropa mojada y ponerte la seca que llevas en las alforjas (recomendable en
bolsas de plástico, pues aunque las alforjas sean estancas, puede ocurrir que el agua se acabe
colando).

Es importante aprender a leer los datos de las webs meteorológicas. A modo de referencia, por lo
general lluvias inferiores a 1 mm/hora suelen ser más o menos llevaderas; a partir de ahí, la lluvia
empieza a ser un problema y tal vez convenga parar a esperar que escampe. Hay que fijarse también
la probabilidad de lluvia (%) y no fiarse demasiado de las predicciones hasta 3 días antes (sobre todo
en las estaciones inestables: otoño y primavera).

B - Viento:

Como en el caso de la lluvia, cuanto más rápido se vaya, más se nota el viento.

Una de las maneras de llevarlo mejor es intentar acercar lo máximo posible el pecho al manillar,
haciéndote así más aerodinámico (como cuando bajas un puerto de montaña). Si viajas acompañado,
en el caso de viento frontal se pueden hacer relevos: uno se coloca delante del otro y os vais
permutando la posición, esta técnica bien realizada es un gran alivio y te permite avanzar más
rápidamente.

Como valor de referencia en caso de consultar webs: a partir de 20 km/h, si el viento sopla en contra,
comienza a ser molesto (¡hay que fijarse siempre en la dirección prevista!). A partir de 40 km/h
puede empezar a ser peligroso. En muchas zonas existen vientos dominantes que soplan en
determinadas temporadas, por lo que conviene informarse y ver cómo afectarían a nuestra ruta. En
la costa, los vientos son más fuertes y en montaña o bosque vamos más protegidos (salvo en cañones
y desfiladeros).
C . Frío:

Cuando las temperaturas son bajas, conviene


comenzar a rodar teniendo un poco de frío, pues si
se sale tan abrigado como para no tenerlo, a los
cinco minutos de rodar se comenzará a sudar. Y no
hay nada peor con el frío que sudar y empaparse
por dentro, y tener que quitarte prendas o hacer
una bajada larga empapado. Hay que abrigarse
especialmente bien antes de los descensos; las
prendas cortavientos funcionan bien, pero a falta
de ello no hay que olvidar el truco clásico: un
periódico colocado en el pecho.

Las manos y pies son las partes del cuerpo que más sufren, pues van muy expuestas al frío y suelen
tener además peor circulación sanguínea. El frío en las manos puede llegar a ser muy doloroso y
afectar a la conducción, así que puede convenir parar de vez en cuando y mover los dedos para
reactivar la circulación. En invierno, unos buenos guantes (incluso de nieve) resultan pues
imprescindibles, si no queremos pasar un mal rato. Por la cabeza y cuello también se pierde mucho
calor, por lo que conviene llevar siempre gorro y braga o cuello alto.

D - Calor:

Ante el calor lo más recomendable es beber mucho agua (aparte de los bidones, en verano conviene
llevar botellas grandes en las alforjas). Si es posible, es preferible evitar las horas más duras
(mediodía) y rodar desde el amanecer hasta mitad mañana, y desde media tarde hasta el atardecer
(por otro lado, las horas más lindas para viajar). Si rodamos en un ambiente muy caluroso, conviene
ir tranquilo y bajar el ritmo, para sudar menos y no deshidratarse.
IV – LAS RUTAS: TRANSPORTE, MAPAS Y OTROS RECURSOS

A – Transporte de la bici: por tierra, mar y aire. Condiciones, dificultades, recomendaciones:

Autobús: poder meter tu bici en la bodega del


autobús depende de la compañía, así que conviene
confirmar previamente, pero la mayoría lo permiten,
pagando eso sí un extra. Además, normalmente te
exigen que la bici vaya embalada (para “proteger al
resto de equipajes” de enganchones o de la grasa de
los mecanismos de tu bici, dicen); venden unas
bolsas específicas para ello, aunque generalmente la
bici no cabe entera, también se puede embalar de
manera más artesanal con bolsas de basura o cartones. Hay que quitar las ruedas, también se puede
girar el manillar o desmontar los pedales, pero esto último no suele ser necesario. Conviene llegar
con antelación, para hablar con el conductor e intentar meter la bici los primeros en la bodega, para
no quedarnos sin sitio (aunque te cobren, no te ofrecen a cambio ningún espacio ni servicio especial;
a menudo es la ley de la selva con el resto de los –siempre nerviosos- viajeros...). Actualmente, la
compañía ALSA vende en algunas de las estaciones donde está presente unas bolsas para bicis
propias muy amplias, ligeras y baratas, por lo que luego no ocupan ni pesan, aunque tienen el
defecto de que la tela es como papel de fumar: se rompe a la mínima, por lo que conviene usarlas
para envolver pero no para tirar ni levantar o mover la bici, si queremos que nos duran un poco.

Tren: la normativa de RENFE es confusa y cambiante, pero en principio se puede meter la bici en los
trenes de Media Distancia, que incluye también todos los tipos de regionales además de los Media
Distancia. Pero, importante: hay que sacar un permiso, que en trayectos superiores a 100 kms cobran
a 3€ por bici. Otro problema es que la gran mayoría de los trenes que admiten bicis limitan su
número a 3, lo que dificulta el viajar en grupo.
En los trenes de largo recorrido (Alvia, AVE) en principio se aceptan bicis pero como equipaje de
mano, es decir: desmontadas en bolsas como las del bus y atendiendo a unas dimensiones muy
restrictivas y complicadas de lograr. Si a esto añadimos el problema de mover la bici desmontada en
una bolsa junto con las alforjas y demás equipaje por la estación, escaleras y andenes hasta el tren,
esta opción suele convertirse en una gimcana bastante penosa y desagradable.
En trenes de cercanías se puede meter siempre salvo en horas puntas si el tren está muy
congestionado.
En otros países europeos los trenes están perfectamente preparados para el transporte de bicis
(Alemania, Holanda, Suiza, República checa, etc.). RENFE debería tomar nota de estos servicios.

Avión: salvo excepciones como Swedish Airlines o Swiss Air, que tienen compartimento especial para
bicicletas en sus bodegas, hay que llevar la bici en una caja. Así que recomendamos ir a una tienda de
bicis y pedir una caja de bici nueva que ya hayan vendido (normalmente las tiran). Hay que
desmontar ruedas, pedales, girar el manillar y deshinchar las ruedas, para que no revienten por el
cambio de presión. Conviene proteger las partes más sensibles de la bici, en la propia tienda es
posible que te den plásticos protectores que vienen con las bicis nuevas, aunque cualquier tipo de
plástico (botellas, esterillas, bolsas...) o cartón puede hacer esta función. Conviene proteger bien la
base de la horquilla, que puede romper la caja. Al desmontaje y montaje en destino, hay que añadirle
el transporte de la caja al aeropuerto, lo que a menudo convierte esta opción en algo logísticamente
bastante complicado.
El sobrecoste por meter la bici en el avión depende de cada compañía, por lo que si es un viaje
relativamente corto (menos de 2 semanas) es mucho más cómodo (y no forzosamente mucho más
caro) alquilar una bici en el lugar de destino (siempre que estés dispuesto a cambiar a tu fiel
compañera por unos días, claro…).

Coche: abatiendo los asientos de atrás se pueden meter hasta dos bicis desmontadas en casi
cualquier coche. También son muy útiles los portabicis que se ajustan bien al techo o bien al
maletero, en los que se pueden llevar hasta 3 bicis.
Parece que recientemente desde la DGT se han puesto
rigurosos con la normativa de transporte de bicis en el coche y
están poniendo multas. Hemos encontrado este artículo
donde explica brevemente la normativa y da algunos consejos:
https://www.zurich.es/es-es/blog/articles/2017/05/como-
llevar-la-bicicleta-en-coche
Eso sí, desplazarte en coche privado te obliga a hacer rutas
circulares o a volver al origen en transporte público a recoger
el vehículo.
Aunque no lo recomendamos porque entendemos que el vehículo privado es el modelo opuesto al
que pretendemos viajando en bici, lo cierto es que la política de transportes públicos lo hace en
ocasiones más cómodo e incluso más barato.

Barco: quizá sea el mejor medio, te permite montar la bici sin desmontar y con todo el equipaje al
disponer de espacio de sobra en sus bodegas. Se nos hace un poco ajeno a los que vivimos en Madrid
y es más lento pero su ritmo es muy compatible con el de viajar en bici.

En bici: sin duda la mejor forma de llegar a una ruta en bici es ir en bici. Si tienes tiempo te lo
recomendamos, puedes evitar la salida de la ciudad en Cercanías o salir pedaleando. Hay formas de
salir en bici de Madrid que merecen la pena.
También la ruta puede ser tu propio desplazamiento, si quieres llegar a un punto lejano para
cualquier evento y tienes tiempo, puedes probar a ir en bici y que la distancia pase de ser un
obstáculo a una fuente de disfrute y aventuras.
B – Rutas preparadas y señalizadas sobre el terreno:

Al principio, la gente suele preferir las rutas ya preparadas al ser más fáciles y poderte encontrar con
más gente viajando en bici. Te comentamos las características de algunas de ellas:

– el Camino de Santiago: gran clásico en la iniciación al ciclorrutismo. Parte desde muchos


puntos de la península, incluso de Europa; está muy bien señalizado, a veces también en
sentido inverso y tiene muy buenas infraestructuras de alojamiento barato (albergues),
además de otros servicios. Pero ojo: a menudo la ruta marcada no es ciclable, pues está más
pensada para senderistas.
Nos parece un modelo a extender y crear más rutas que pudieran tejer toda una red por el
Estado, aunque no parece que esta sea la política actual.
Hay multitud de información sobre el Camino en internet con diversas páginas recomendables,
pero quizás la más completa es la de la fundación Eroski: http://caminodesantiago.consumer.es/

– Vías Verdes: antiguas líneas de tren, hoy restauradas para senderistas y ciclistas. Tienen una
página web que funciona regular y tres libros publicados. Hay por todo el Estado, son muy
desiguales, tanto en firme como en señalización e infraestructuras. En general, no son muy
largas por lo que, salvo excepciones (Ojos Negros entre Teruel y Valencia y la del Aceite en
Jaén y Córdoba), no permiten hacer un viaje de varios días, pero pueden combinarse con
otros recorridos. Vías Verdes en la web: http://www.viasverdes.com/

– Ruta del Cid (entre Burgos y Valencia): cada vez


más señalizada pero sin infraestructuras propias
de alojamiento, requiere preparación igual que
cualquier ruta que nos inventemos.

– Ruta del Quijote: hay varias por Castilla-La


Mancha. Están bien señalizadas, no tienen
infraestructuras de alojamiento propias, su
trazado es complejo y hay muy poca
información, no disponen de página web.

– GR y PR: senderos, de gran y pequeño recorrido. Están muy bien señalizados pero muchas
veces no son ciclables, al estar más pensados para senderistas.

– Cañadas Reales: vías para el ganado que cruzan la Península de norte a sur. A veces no están
bien señalizadas y no siempre son ciclables en todo su recorrido.
– Caminos naturales: es una red para senderistas que incluye algunas vías verdes y otras
siguiendo el curso de ríos. Se extiende por todo el Estado. Están bien señalizados incluyendo
las distancias a los siguientes pueblos. No tiene infraestructura de alojamiento. Algunos de
ellos no son ciclables, al estar pensados sobre todo para caminar. Más información en:
http://www.magrama.gob.es/es/desarrollo-rural/temas/caminos-naturales/

En otros países con mayor tradición ciclorrutera (Suiza, Holanda, Alemania, Rep. Checa) existen redes
extensas, completas y muy bien señalizadas, que nos permiten hacer rutas largas (son típicas las que
siguen ríos: el Danubio, el Rhin, el Loira, etc.) y viajes a medida sin demasiada preparación previa.

C – Diseñar tus propias rutas: recursos y materiales de búsqueda, diseño y seguimiento.

1 . Propuestas de rutas

Muchas webs, aplicaciones y libros nos proponen rutas que no están marcadas sobre el
terreno pero que nos facilitan referencias para seguirlas tal cual o modificándolas.

Páginas web:
- rodadas.net: web con mucha información y rutas hechas.
- bicicletos.org: igual que la anterior pero además tiene una herramienta para trazar rutas, ellos
también se dedican a ello y te la pueden trazar (pagando) o guiarla.

- conalforjas.com: blog especializado en ruteo, con numerosos artículos de todo tipo: análisis de
material y componentes, consejos, historia y también propuestas de rutas o de zonas interesantes.
Se puede consultar en línea y también suscribirse para que te envíen las novedades cada mes a tu
correo electrónico. Es pues una publicación muy completa e interesante para apasionarse por el
ruteo.

Aplicaciones con itinerarios:


Con el boom del móvil y de las plataformas colaborativas, han proliferado las aplicaciones que te
permiten buscar rutas hechas por otros por
cualquier zona que te interese.
La aplicación más famosa (y con más
rutas) es Wikiloc, pero también hay otras
similares, como Sports Tracker u Open
runner.
Como van en tu móvil, no solo sirven
para darte ideas y datos de rutas a la hora de
prepararlas, sino también para seguir la ruta
en sí y orientarte cuando ya estás sobre el terreno.
Libros de rutas y editoriales de referencia:
No hemos preparado una bibliografía muy detallada pero nos parece importante citar alguno de los
clásicos:
• TORTOSA, P. y FORNÉS, M.M.: España en bici.
RBA Editores. Clásico de los primeros
ciclorrutistas hispanos; auténtica joya, caldo de
cultivo de mil rutas. Hay un par de ediciones,
ambas agotadas.
• DELGADO, M.A.: Bicicleta de montaña en la
Comunidad de Madrid. Editorial Senderista. Los
grandes clásicos de nuestra comunidad,
pedalada a pedalada.
• URREA, A. y MARTÍN, A.: Viajar en bici. Manual
práctico de cicloturismo de alforjas. Editorial
Desnivel. No describe rutas si no que da
consejos prácticos para viajar en bici

A escala europea, vale la pena destacar la editorial alemana Verlag Esterbauer, que ha editado lo que
posiblemente sean las mejores guías de ruteo (Colección Bikeline), en términos muy prácticos
(mapas, información, etc.). Aunque básicamente centrados en Centroeuropa (Alemania, Austria,
Suiza, Países Bajos, Dinamarca), también han explorado otras latitudes (Francia, Norte de Italia,
Danubio… e incluso Mallorca, casi nuevo Länder alemán…). Se puede consultar su catálogo en:
https://www.esterbauer.com/rtb_uebersicht.html (aunque no entiendas ni jota de germano, el
lenguaje cartográfico es bastante universal).

También existe una muy buena selección bibliográfica en la web Viajando en bici:
http://www.viajandoenbici.net/libros.htm

2 . Para prepararte tu propia ruta

Cuando ya tienes cierta experiencia ruteando, sabes lo que te gusta y lo que buscas, prepararte tu
propia ruta “partiendo de cero” puede resultar muy entretenido, creativo y apasionante. Para ello,
basta un poco de tiempo y… ¡buenos mapas! Vamos a ver pues la parte cartográfica.

Dependiendo de la ruta que queramos realizar, necesitaremos un material u otro. Si queremos ir por
carreteras secundarias nos basta con un mapa de carreteras, con sus limitaciones. Si queremos hacer
ruta por pistas o caminos, necesitaremos mapas de más detalle.

Guías de carreteras: muestran todas las carreteras, e incluso algunas pistas o carriles no asfaltados,
aunque ojo con estas porque no siempre están bien trazadas ni son tan sencillas de seguir como
aparece en el mapa.
Una ventaja es que suelen marcar distancias kilométricas entre puntos. Aunque señalicen algunos
puertos de montaña, no incluyen apenas marcas de relieve; pero una norma general para hacernos
idea del terreno es que las carreteras que curvean suelen hacerlo para vencer desniveles, ya sea de
subida o de bajada (normalmente si van hacia un río, de bajada, y viceversa).
A la hora de diseñar una ruta, lo mejor es buscar las carreteras locales más pequeñas posibles. Y
cuanto más curvas tengan, más duras serán pero el paisaje de montaña nos lo recompensará…

Mapas turísticos: en general son peores que los de carreteras, aunque algunos son buenos, teniendo
incluso curvas de nivel para ver el relieve.

Mapas de detalle: existen a diferentes escales (Provinciales a 1/200.000, 1/50.000, 1/25.000). Suelen
estar publicados por organismos públicos como el Instituto Geográfico Nacional o privados, por
ejemplo la Tienda Verde tiene muy buenos mapas del Sistema Central.
Marcan todas las vías ciclables, tanto carreteras como pistas y caminos. Ojo con los senderos y
veredas, pues en la mayoría de los casos no son ciclables. Nos muestran también el relieve a través
de las curvas nivel. Suelen marcar la altitud de 20 en 20 metros, con líneas principales cada 100. A
veces son difíciles de leer, en algún punto suelen tener marcado el valor de la línea principal. Un
truco es saber que, desde un curso de agua, las líneas siempre suben hasta los puntos donde se
cierran sobre sí mismas, a menudo marcados con un pico.

Recursos electrónicos:

Google maps: se ha convertido en una buena herramienta para diseñar rutas desde que ha
incorporado una aplicación que calcula trayectos para bicicleta por toda España. Es tan sencillo como
introducir el nombre de nuestro punto de origen y de llegada y dar al simbolito de la bici; se pueden
introducir puntos intermedios y cambiar el trazado de la ruta pinchando sobre ella y moviéndola a la
carretera o pista por el que prefiramos ir.
Es bastante útil porque calcular distancias y tiene una opción que te dice el tráfico que lleva cada
carretera, lo que te permite evitar las más traficadas, aunque hay que estar atento porque en
ocasiones elige pistas y caminos poco ciclables o algo incómodos para ir con alforjas, pero siempre se
puede corregir.

Opencyclemaps: similar a Google maps pero en formato no propietario y especialmente diseñado


para bicicletas (con señalización específica).

3 . Para orientarte y guiarte sobre el terreno

Ya estás en ruta y también necesitas herramientas para no perderte sobre el terreno. Ya sean los
mapas de toda la vida, anteriormente descritos, o toda una serie de herramientas tecnológicas cada
vez más sofisticadas (cuya principal ventaja frente a los mapas de papel es que te ubican sobre el
terreno).

GPS / Aplicaciones de móvil:

El dispositivo GPS para instalar en la bici más clásico y usado por muchos ruteros es el Garmine, que
te permite seguir en el mapa de su pantalla un itinerario descargado y registrar el propio. Ideal para
orientarse y no perderse ni en el quinto pino.

También entran aquí las aplicaciones antes comentadas que podemos llevar instaladas en el móvil:
Wikiloc, etc. (incluso Googlemaps, bastante útil sobre todo cuando cruzas ciudades, para orientarte
en las calles).

D - Alojamiento.

El alojamiento es siempre una opción muy personal y en el caso de los viajes en bici puede ir desde la
clásica oferta de hostelería (hoteles, hostales, albergues, campings, etc.) hasta la acampada libre.
Con respecto a esta última opción, se ajusta bien a la dinámica del viaje en bicicleta, pues te da gran
libertad y flexibilidad tanto para diseñar las etapas, como para variarlas en ruta; y aunque no está
permitida en muchos lugares (incluso prohibida en espacios naturales protegidos), si somos discretos
a la hora de situar la tienda, es difícil que tengamos algún problema. En su contra, cabe comentar
que conlleva un importante extra de peso y espacio (tienda + saco + aislante). También se puede
dormir al raso, si las condiciones climáticas y los insectos no lo impiden.

Vale la pena comentar además iniciativas como warmshowers.com, una web de hospitalidad gratuita
y desinteresada para ciclistas en ruta; aquí encontraras gentes que comparten tus mismas
inquietudes.

Y para terminar, lo más importante para viajar en bici: la ilusión y saber disfrutar cada momento.
¡Buena ruta!

Taller Pedagógico y Social de Bicicletas CO-LABORATORIO BIKESTEIN

Reparaciones, reciclajes y resurrecciones. Sesiones de reparación colaborativa todos los jueves de


19h00’ a 21h00’. Trae tu bici estropeada o en desuso, que entre tod@s la pondremos de nuevo en
circulación.

Escuela Popular de personas adultas de Prosperidad.

c/Luis Cabrera, 19 (paralela López de Hoyos, perpendicular Cartagena). Metros: Prosperidad, Av. de
América. Tlf: 91 562 70 19; prospe@nodo50.org; www.prosperiste.nodo50.org

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