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I – BICICLETAS Y COMPLEMENTOS
Prácticamente, cualquier bicicleta sirve para viajar. Pero en general, necesitaremos que se cumplan 3
cosas:
1 - Capacidad de cargar equipaje: básicamente, que podamos equiparla con un buen transportín u
otros sistemas de enganche de alforjas y bolsas.
2 – Un rango de desarrollos decente: nos referimos al abanico de marchas; que debe ser
suficientemente amplio como para poder usar marchas blandas (plato pequeño / piñones grandes)
en las subidas con peso, y marchas duras (plato grande / piñones pequeños) para no ir haciendo
molinillos cuesta abajo o en el llano. En general, con bicis de dos o tres platos y siete o más piñones,
nos basta.
3 - Comodidad: no todas las bicis están pensadas para usarlas muchas horas al día, durante muchos
días. Así que buscaremos que nos vaya bien de talla y que sea lo más cómoda posible.
- Bicis de Montaña: muy populares. Son baratas y te permiten salir del asfalto y meterte casi por
cualquier lado, lo cual es siempre una buena idea. Se pueden “viajerizar” un poco cambiándoles el
manillar, el sillín o las cubiertas. Si tienen suspensión trasera y/o frenos de disco, hay que buscar un
transportín específico. Las bicis de montaña de los años noventa, sin suspensión ninguna y cuadro de
acero, son unas candidatas ideales para montarse una viajera que te durará eones. Actualmente, con
el auge del Bikepacking (ver más adelante), las bicis de montaña han recobrado mucho protagonismo
en el ruteo.
- Plegables: tienen grandes defensores, y cada vez son más populares para viajar, sobre todo si no es
en grandes periplos. Se pueden llevar en más
medios de transporte con facilidad, y ahorrarte
el suplemento. Te permiten también alternar
con otros transportes para viajar de otras
maneras, y hacerte la vida más cómoda en
muchas situaciones, como a la hora de
hospedarse. Normalmente no llevan grandes
rangos de marchas, así que habría que
adaptarlas (con más platos, p.ej.), o saber si se
pueden afrontar desniveles con la forma física o
el fondo que tengamos.
B. Componentes específicos de ruteo
Este apartado está más pensado para quienes quieran hacer rutas largas o dedicar una bicicleta
específicamente para rutear, pues vamos a hablar de componentes o piezas de la bicicleta
especialmente diseñados para ello y que, en cambio, pueden no resultar tan cómodos (o ser
innecesarios) para otros usos como el deportivo o el desplazamiento en ciudad (salvo el transportín,
que es muy práctico y cómodo tanto de ruta como en ciudad). No son componentes para nada
imprescindibles pero que sí que te hacen el viaje más cómodo.
1 . Transportín
Casi imprescindible para poder llevar “nuestra casa a cuestas” en la ruta (solo “casi”, pues desde
hace poco el Bikepacking nos ofrece una alternativa interesante para llevar la carga de otra manera).
En cualquier caso, como veremos después, nunca, del verbo
“nunca”, hay que llevar la carga en una mochila en la espalda.
Es importante que el transportín sea de calidad (sólido, que
soporte hasta 25 kg de carga) y que tenga unos salientes
laterales (llamados “orejas”) que protejan a los radios de las
ruedas de todo contacto con las alforjas.
En algunas bicis, los frenos de disco obligan a buscar tipos de
transportines específicos (con separadores laterales).
2 . Manillares:
Cuando ruteas, son muchas las horas que acabas
pasando sobre la bici, un día tras otro, y una de los
partes del cuerpo que más se suelen resentir son las
muñecas y manos.
Por eso, se ha diseñado el manillar de mariposa o
multiposición: un tipo de manillar específico para el
ruteo, que permite ir cambiando la posición de las
manos, lo que evita que se agarroten y cansen tanto.
Gracias a su amplitud, también permiten acoplar
innumerables complementos de ruta:
cuentakilómetros/GPS/móvil, luces, retrovisor,
timbre, etc.
En su contra, aseguran un menor control o maniobrabilidad de la bicicleta en zonas más técnicas.
3. Sillines:
Pero el principal punto de apoyo de nuestro peso en una bicicleta es ahí donde nuestra espalda
pierde su noble nombre, por lo que también proliferan los
diseños específicos para aliviar este punto cuando pasamos
muchas horas montado. Más allá de la cuestión de la
comodidad, la mayoría incorporan diseños antiprostáticos
(pues la presión constante del peso del cuerpo sobre la
próstata a la larga puede acabar siendo perjudicial).
Existen varios diseños (todos con una hendidura en el medio
para aligerar la presión), aunque el más cómodo según
muchos ruteros es el de “pico de buitre” (como el de la foto).
4. Pata de cabra
Cuando nos movemos por espacios naturales no siempre hay donde apoyar bien la bicicleta cuando
queremos parar y, yendo cargado, no conviene tumbarla ni dejarla de forma precaria en cualquier
sitio, con el riesgo de vuelcos que pueden hacernos un buen estropicio en el equipaje o en la bicicleta
misma. Por ello, es muy conveniente instalarle pata de cabra, pero no vale cualquiera, tiene que ser
especialmente robusta para soportar bien todo el peso.
Viajar varios días con la bici de forma autónoma suele conllevar cargar bastante peso. ¡Nunca hay
que pretender cargar con ello en la espalda! Es muy limitado, incómodo y fuente de lesiones. Existen
diversos materiales y sistemas que permiten cargar con mucho peso de forma bastante cómoda.
1 . Alforjas
Es el sistema más clásico. Hay varios tipos, pero las más
aconsejables son las estancas: aparte de su resistencia a la
lluvia, tienen buena capacidad y gran comodidad de
enganche/desenganche; aunque son bastante caras y no
suelen tener bolsillos externos (para evitar perforaciones y
costuras por donde pueda filtrarse agua). La clásica marca
pionera y muy imitada es la alemana Ortlieb, que aunque es
cara tiene la ventaja de ofrecer recambios de todas sus piezas (pinzas, enganches, correas, etc.).
Existen también alforjas delanteras (enganchables a la horquilla) para poder cargar más, aunque hay
que acostumbrarse a ciclar con ellas pues suponen cargar peso en la parte de la bicicleta que nos
guía y con la que maniobramos: la rueda delantera.
3. Bolsa de manillar o cesta: muy práctica para tener ciertas cosas a mano (mapas, herramientas
básicas, crema solar, navaja, etc.). Muchas alforjitas incorporan
mapero en su parte superior, lo que puede resultar muy cómodo
para seguir la ruta.
En cuanto a una cesta delantera clásica, su ventaja con respecto a
la alforjita es que puedes meter dentro una mochila o bolso y
recuperarlo cuando aparcas la bici, en vez de ir cargando con la
bolsa de manillar, que suele ser incómoda fuera de la bici.
4. Bolsa trasera: Las hay específicas para estos menesteres, pero si quieres ahorrar puedes usar una
bolsa de viaje sin más. Te permite llevar algunos bártulos (como la tienda o el aislante) que
normalmente no caben en las alforjas, y evitar así llevarlos sueltos con pulpos, ya que suelen dar
guerra a la hora de colocarlos y además entorpecen mucho el acceso a las alforjas. También permiten
guardar objetos de uso frecuente, como prendas de abrigo, cosas de comer, gafas, cámara. Se puede
fijar con un par de pulpos.
1. Herramientas básicas: bomba de aire (imprescindible; hay que asegurarse que su boca
corresponda con el tipo de válvula de nuestras cámaras: gorda o fina); juego de llaves allen;
destornillador doble (plano y estrella); llave inglesa; alicates
pequeños y material de parcheo. Para rutas largas y
solitarias, también conviene llevar algunas herramientas más
específicas para bicicleta, como el tronchacadenas o una
llave de radios (a condición de saber usarlas, claro).
Para aligerar un poco carga, lo mejor es comprar una
multiherramientas de bici, que suele incluir mucho de lo
anterior, pero en una sola pieza. Son, eso sí, de manejo más
incómodo que las herramientas sueltas.
3 . Otro material útil: bridas (utilísimas, con un poco de imaginación te pueden sacar de mil apuros),
navaja multiuso, tijeras plegables, esparadrapo o cinta americana, cerillas/mechero, abrebotellas.
II – SALUD Y SEGURIDAD SOBRE LA BICI
Rutear supone pasar muchas horas y días seguidos sobre la bici, por lo que conviene tomar ciertas
precauciones para evitar lesiones, reducir la fatiga, facilitar el rodaje y ganar en comodidad.
1. Casco: Obligatorio en todas las vías interurbanas. Aunque de eficacia muy discutible en caso de
atropello, sí resulta en cambio bastante útil en caso de caída. La única excepción que hace la DGT a
su uso son las subidas fuertes y prolongas (puertos de montaña) en momentos de calor,
permitiéndose entonces quitarse puntualmente el caso.
2. Guantes acolchados: Sirven para proteger las palmas de las manos en caso de caída y callos o
ampollas derivados de muchas horas de bici. Pero también, en invierno: para que no se nos congelen
las manos; y en verano: los clásicos mitones ciclistas que evitan que se nos quemen los dorsos de las
manos, cuya piel es muy sensible, y que nos suden las palmas (lo que puede hacer que se nos resbale
el manillar).
4. Botiquín básico: Hay que llevar siempre tiritas, desinfectante, gasas, venda, suero ocular,
medicamentos básicos (analgésicos, antialérgicos).
5. Luces y elementos de visibilidad: chaleco reflectante, pilotos trasero y delantero. No es tan raro
que, en alguna etapa se nos acabe haciendo de noche, por algún fallo de cálculo o problema
mecánico, así que conviene ir preparados para ello.
D . Nutrición
Hay que desayunar fuerte, preferiblemente cereales (copos de avena, etc.), pues además de su
contenido calórico proporcionan una energía de consumo lento, que el cuerpo recibe de manera
progresiva a lo largo de la mañana.
Para momentos especialmente duros (bajones o “pájaras”) existen unos geles que son
verdaderamente efectivos. No conviene abusar, pero pueden sacarte de algún apuro y permitirte
llegar a buen puerto. Se pueden llevar como elemento del botiquín, es decir: como quien lleva los
analgésicos por si le da un dolor de cabeza, pues se puede llevar siempre un gel por si te da una
buena pájara a mitad de una ruta. Normalmente, son concentrados que deben consumirse con
mucha agua, para facilitar su absorción. No hacen milagros, pero tienen el efecto de recuperarte a un
estado físico descansado, prácticamente como si estuvieras comenzando ruta de nuevo. Otra ventaja
es que no generan agujetas ni otros efectos secundarios posteriores.
III CLIMATOLOGÍA
A - Lluvia:
Es importante aprender a leer los datos de las webs meteorológicas. A modo de referencia, por lo
general lluvias inferiores a 1 mm/hora suelen ser más o menos llevaderas; a partir de ahí, la lluvia
empieza a ser un problema y tal vez convenga parar a esperar que escampe. Hay que fijarse también
la probabilidad de lluvia (%) y no fiarse demasiado de las predicciones hasta 3 días antes (sobre todo
en las estaciones inestables: otoño y primavera).
B - Viento:
Como en el caso de la lluvia, cuanto más rápido se vaya, más se nota el viento.
Una de las maneras de llevarlo mejor es intentar acercar lo máximo posible el pecho al manillar,
haciéndote así más aerodinámico (como cuando bajas un puerto de montaña). Si viajas acompañado,
en el caso de viento frontal se pueden hacer relevos: uno se coloca delante del otro y os vais
permutando la posición, esta técnica bien realizada es un gran alivio y te permite avanzar más
rápidamente.
Como valor de referencia en caso de consultar webs: a partir de 20 km/h, si el viento sopla en contra,
comienza a ser molesto (¡hay que fijarse siempre en la dirección prevista!). A partir de 40 km/h
puede empezar a ser peligroso. En muchas zonas existen vientos dominantes que soplan en
determinadas temporadas, por lo que conviene informarse y ver cómo afectarían a nuestra ruta. En
la costa, los vientos son más fuertes y en montaña o bosque vamos más protegidos (salvo en cañones
y desfiladeros).
C . Frío:
Las manos y pies son las partes del cuerpo que más sufren, pues van muy expuestas al frío y suelen
tener además peor circulación sanguínea. El frío en las manos puede llegar a ser muy doloroso y
afectar a la conducción, así que puede convenir parar de vez en cuando y mover los dedos para
reactivar la circulación. En invierno, unos buenos guantes (incluso de nieve) resultan pues
imprescindibles, si no queremos pasar un mal rato. Por la cabeza y cuello también se pierde mucho
calor, por lo que conviene llevar siempre gorro y braga o cuello alto.
D - Calor:
Ante el calor lo más recomendable es beber mucho agua (aparte de los bidones, en verano conviene
llevar botellas grandes en las alforjas). Si es posible, es preferible evitar las horas más duras
(mediodía) y rodar desde el amanecer hasta mitad mañana, y desde media tarde hasta el atardecer
(por otro lado, las horas más lindas para viajar). Si rodamos en un ambiente muy caluroso, conviene
ir tranquilo y bajar el ritmo, para sudar menos y no deshidratarse.
IV – LAS RUTAS: TRANSPORTE, MAPAS Y OTROS RECURSOS
Tren: la normativa de RENFE es confusa y cambiante, pero en principio se puede meter la bici en los
trenes de Media Distancia, que incluye también todos los tipos de regionales además de los Media
Distancia. Pero, importante: hay que sacar un permiso, que en trayectos superiores a 100 kms cobran
a 3€ por bici. Otro problema es que la gran mayoría de los trenes que admiten bicis limitan su
número a 3, lo que dificulta el viajar en grupo.
En los trenes de largo recorrido (Alvia, AVE) en principio se aceptan bicis pero como equipaje de
mano, es decir: desmontadas en bolsas como las del bus y atendiendo a unas dimensiones muy
restrictivas y complicadas de lograr. Si a esto añadimos el problema de mover la bici desmontada en
una bolsa junto con las alforjas y demás equipaje por la estación, escaleras y andenes hasta el tren,
esta opción suele convertirse en una gimcana bastante penosa y desagradable.
En trenes de cercanías se puede meter siempre salvo en horas puntas si el tren está muy
congestionado.
En otros países europeos los trenes están perfectamente preparados para el transporte de bicis
(Alemania, Holanda, Suiza, República checa, etc.). RENFE debería tomar nota de estos servicios.
Avión: salvo excepciones como Swedish Airlines o Swiss Air, que tienen compartimento especial para
bicicletas en sus bodegas, hay que llevar la bici en una caja. Así que recomendamos ir a una tienda de
bicis y pedir una caja de bici nueva que ya hayan vendido (normalmente las tiran). Hay que
desmontar ruedas, pedales, girar el manillar y deshinchar las ruedas, para que no revienten por el
cambio de presión. Conviene proteger las partes más sensibles de la bici, en la propia tienda es
posible que te den plásticos protectores que vienen con las bicis nuevas, aunque cualquier tipo de
plástico (botellas, esterillas, bolsas...) o cartón puede hacer esta función. Conviene proteger bien la
base de la horquilla, que puede romper la caja. Al desmontaje y montaje en destino, hay que añadirle
el transporte de la caja al aeropuerto, lo que a menudo convierte esta opción en algo logísticamente
bastante complicado.
El sobrecoste por meter la bici en el avión depende de cada compañía, por lo que si es un viaje
relativamente corto (menos de 2 semanas) es mucho más cómodo (y no forzosamente mucho más
caro) alquilar una bici en el lugar de destino (siempre que estés dispuesto a cambiar a tu fiel
compañera por unos días, claro…).
Coche: abatiendo los asientos de atrás se pueden meter hasta dos bicis desmontadas en casi
cualquier coche. También son muy útiles los portabicis que se ajustan bien al techo o bien al
maletero, en los que se pueden llevar hasta 3 bicis.
Parece que recientemente desde la DGT se han puesto
rigurosos con la normativa de transporte de bicis en el coche y
están poniendo multas. Hemos encontrado este artículo
donde explica brevemente la normativa y da algunos consejos:
https://www.zurich.es/es-es/blog/articles/2017/05/como-
llevar-la-bicicleta-en-coche
Eso sí, desplazarte en coche privado te obliga a hacer rutas
circulares o a volver al origen en transporte público a recoger
el vehículo.
Aunque no lo recomendamos porque entendemos que el vehículo privado es el modelo opuesto al
que pretendemos viajando en bici, lo cierto es que la política de transportes públicos lo hace en
ocasiones más cómodo e incluso más barato.
Barco: quizá sea el mejor medio, te permite montar la bici sin desmontar y con todo el equipaje al
disponer de espacio de sobra en sus bodegas. Se nos hace un poco ajeno a los que vivimos en Madrid
y es más lento pero su ritmo es muy compatible con el de viajar en bici.
En bici: sin duda la mejor forma de llegar a una ruta en bici es ir en bici. Si tienes tiempo te lo
recomendamos, puedes evitar la salida de la ciudad en Cercanías o salir pedaleando. Hay formas de
salir en bici de Madrid que merecen la pena.
También la ruta puede ser tu propio desplazamiento, si quieres llegar a un punto lejano para
cualquier evento y tienes tiempo, puedes probar a ir en bici y que la distancia pase de ser un
obstáculo a una fuente de disfrute y aventuras.
B – Rutas preparadas y señalizadas sobre el terreno:
Al principio, la gente suele preferir las rutas ya preparadas al ser más fáciles y poderte encontrar con
más gente viajando en bici. Te comentamos las características de algunas de ellas:
– Vías Verdes: antiguas líneas de tren, hoy restauradas para senderistas y ciclistas. Tienen una
página web que funciona regular y tres libros publicados. Hay por todo el Estado, son muy
desiguales, tanto en firme como en señalización e infraestructuras. En general, no son muy
largas por lo que, salvo excepciones (Ojos Negros entre Teruel y Valencia y la del Aceite en
Jaén y Córdoba), no permiten hacer un viaje de varios días, pero pueden combinarse con
otros recorridos. Vías Verdes en la web: http://www.viasverdes.com/
– GR y PR: senderos, de gran y pequeño recorrido. Están muy bien señalizados pero muchas
veces no son ciclables, al estar más pensados para senderistas.
– Cañadas Reales: vías para el ganado que cruzan la Península de norte a sur. A veces no están
bien señalizadas y no siempre son ciclables en todo su recorrido.
– Caminos naturales: es una red para senderistas que incluye algunas vías verdes y otras
siguiendo el curso de ríos. Se extiende por todo el Estado. Están bien señalizados incluyendo
las distancias a los siguientes pueblos. No tiene infraestructura de alojamiento. Algunos de
ellos no son ciclables, al estar pensados sobre todo para caminar. Más información en:
http://www.magrama.gob.es/es/desarrollo-rural/temas/caminos-naturales/
En otros países con mayor tradición ciclorrutera (Suiza, Holanda, Alemania, Rep. Checa) existen redes
extensas, completas y muy bien señalizadas, que nos permiten hacer rutas largas (son típicas las que
siguen ríos: el Danubio, el Rhin, el Loira, etc.) y viajes a medida sin demasiada preparación previa.
1 . Propuestas de rutas
Muchas webs, aplicaciones y libros nos proponen rutas que no están marcadas sobre el
terreno pero que nos facilitan referencias para seguirlas tal cual o modificándolas.
Páginas web:
- rodadas.net: web con mucha información y rutas hechas.
- bicicletos.org: igual que la anterior pero además tiene una herramienta para trazar rutas, ellos
también se dedican a ello y te la pueden trazar (pagando) o guiarla.
- conalforjas.com: blog especializado en ruteo, con numerosos artículos de todo tipo: análisis de
material y componentes, consejos, historia y también propuestas de rutas o de zonas interesantes.
Se puede consultar en línea y también suscribirse para que te envíen las novedades cada mes a tu
correo electrónico. Es pues una publicación muy completa e interesante para apasionarse por el
ruteo.
A escala europea, vale la pena destacar la editorial alemana Verlag Esterbauer, que ha editado lo que
posiblemente sean las mejores guías de ruteo (Colección Bikeline), en términos muy prácticos
(mapas, información, etc.). Aunque básicamente centrados en Centroeuropa (Alemania, Austria,
Suiza, Países Bajos, Dinamarca), también han explorado otras latitudes (Francia, Norte de Italia,
Danubio… e incluso Mallorca, casi nuevo Länder alemán…). Se puede consultar su catálogo en:
https://www.esterbauer.com/rtb_uebersicht.html (aunque no entiendas ni jota de germano, el
lenguaje cartográfico es bastante universal).
También existe una muy buena selección bibliográfica en la web Viajando en bici:
http://www.viajandoenbici.net/libros.htm
Cuando ya tienes cierta experiencia ruteando, sabes lo que te gusta y lo que buscas, prepararte tu
propia ruta “partiendo de cero” puede resultar muy entretenido, creativo y apasionante. Para ello,
basta un poco de tiempo y… ¡buenos mapas! Vamos a ver pues la parte cartográfica.
Dependiendo de la ruta que queramos realizar, necesitaremos un material u otro. Si queremos ir por
carreteras secundarias nos basta con un mapa de carreteras, con sus limitaciones. Si queremos hacer
ruta por pistas o caminos, necesitaremos mapas de más detalle.
Guías de carreteras: muestran todas las carreteras, e incluso algunas pistas o carriles no asfaltados,
aunque ojo con estas porque no siempre están bien trazadas ni son tan sencillas de seguir como
aparece en el mapa.
Una ventaja es que suelen marcar distancias kilométricas entre puntos. Aunque señalicen algunos
puertos de montaña, no incluyen apenas marcas de relieve; pero una norma general para hacernos
idea del terreno es que las carreteras que curvean suelen hacerlo para vencer desniveles, ya sea de
subida o de bajada (normalmente si van hacia un río, de bajada, y viceversa).
A la hora de diseñar una ruta, lo mejor es buscar las carreteras locales más pequeñas posibles. Y
cuanto más curvas tengan, más duras serán pero el paisaje de montaña nos lo recompensará…
Mapas turísticos: en general son peores que los de carreteras, aunque algunos son buenos, teniendo
incluso curvas de nivel para ver el relieve.
Mapas de detalle: existen a diferentes escales (Provinciales a 1/200.000, 1/50.000, 1/25.000). Suelen
estar publicados por organismos públicos como el Instituto Geográfico Nacional o privados, por
ejemplo la Tienda Verde tiene muy buenos mapas del Sistema Central.
Marcan todas las vías ciclables, tanto carreteras como pistas y caminos. Ojo con los senderos y
veredas, pues en la mayoría de los casos no son ciclables. Nos muestran también el relieve a través
de las curvas nivel. Suelen marcar la altitud de 20 en 20 metros, con líneas principales cada 100. A
veces son difíciles de leer, en algún punto suelen tener marcado el valor de la línea principal. Un
truco es saber que, desde un curso de agua, las líneas siempre suben hasta los puntos donde se
cierran sobre sí mismas, a menudo marcados con un pico.
Recursos electrónicos:
Google maps: se ha convertido en una buena herramienta para diseñar rutas desde que ha
incorporado una aplicación que calcula trayectos para bicicleta por toda España. Es tan sencillo como
introducir el nombre de nuestro punto de origen y de llegada y dar al simbolito de la bici; se pueden
introducir puntos intermedios y cambiar el trazado de la ruta pinchando sobre ella y moviéndola a la
carretera o pista por el que prefiramos ir.
Es bastante útil porque calcular distancias y tiene una opción que te dice el tráfico que lleva cada
carretera, lo que te permite evitar las más traficadas, aunque hay que estar atento porque en
ocasiones elige pistas y caminos poco ciclables o algo incómodos para ir con alforjas, pero siempre se
puede corregir.
Ya estás en ruta y también necesitas herramientas para no perderte sobre el terreno. Ya sean los
mapas de toda la vida, anteriormente descritos, o toda una serie de herramientas tecnológicas cada
vez más sofisticadas (cuya principal ventaja frente a los mapas de papel es que te ubican sobre el
terreno).
El dispositivo GPS para instalar en la bici más clásico y usado por muchos ruteros es el Garmine, que
te permite seguir en el mapa de su pantalla un itinerario descargado y registrar el propio. Ideal para
orientarse y no perderse ni en el quinto pino.
También entran aquí las aplicaciones antes comentadas que podemos llevar instaladas en el móvil:
Wikiloc, etc. (incluso Googlemaps, bastante útil sobre todo cuando cruzas ciudades, para orientarte
en las calles).
D - Alojamiento.
El alojamiento es siempre una opción muy personal y en el caso de los viajes en bici puede ir desde la
clásica oferta de hostelería (hoteles, hostales, albergues, campings, etc.) hasta la acampada libre.
Con respecto a esta última opción, se ajusta bien a la dinámica del viaje en bicicleta, pues te da gran
libertad y flexibilidad tanto para diseñar las etapas, como para variarlas en ruta; y aunque no está
permitida en muchos lugares (incluso prohibida en espacios naturales protegidos), si somos discretos
a la hora de situar la tienda, es difícil que tengamos algún problema. En su contra, cabe comentar
que conlleva un importante extra de peso y espacio (tienda + saco + aislante). También se puede
dormir al raso, si las condiciones climáticas y los insectos no lo impiden.
Vale la pena comentar además iniciativas como warmshowers.com, una web de hospitalidad gratuita
y desinteresada para ciclistas en ruta; aquí encontraras gentes que comparten tus mismas
inquietudes.
Y para terminar, lo más importante para viajar en bici: la ilusión y saber disfrutar cada momento.
¡Buena ruta!
c/Luis Cabrera, 19 (paralela López de Hoyos, perpendicular Cartagena). Metros: Prosperidad, Av. de
América. Tlf: 91 562 70 19; prospe@nodo50.org; www.prosperiste.nodo50.org