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REPRESENTACION Y CALIDAD

20/01/11 | Publicado por: slopez | Categoría Artículos Periodísticos

Sinesio López Jiménez

¿Será mejor el próximo Congreso que el actual?, ¿será más representativo?, ¿de qué
depende la calidad del Congreso?, ¿de qué depende su nivel de representatividad?. La
historia ha demostrado que el sufragio universal y la democracia hacen más
representativos a los congresos, pero disminuyen su calidad. La democracia, como
sostuvo Montesquieu, nos hace mediocres pero felices. Los congresos mesocráticos y
elitistas han sido, de lejos, mejores que los congresos populares. ¿Es inevitable el
choque entre la calidad y la representatividad de los congresos? Mi hipótesis es que ese
choque es inevitable porque expresa la contradicción entre la democracia política y las
clases sociales y entre la política y la economía en el mundo moderno.
¿Y la igualdad política no elimina la desigualdad económica y social?. Podría atenuarla
en ciertos casos, pero no la elimina. En algunos países de América Latina, por el
contrario, la desigualdad económica ha crecido bajo el techo de las democracias. El caso
chileno es paradigmático al respecto. La igualdad política (cuando es producto de un
sistema político fuertemente autónomo) hace iguales a los votos de los desiguales
económicamente y a sus representantes, pero no elimina la desigualdad económica ni
mejora la calidad representativa. ¿Qué se puede hacer entonces con la contradicción
entre la calidad y la representatividad de los parlamentos?. Es necesario transformar la
contradicción en tensión. ¿Cómo?. Elevando la calidad de los ciudadanos y reduciendo
drásticamente la desigualdad económica y social.

¿Existen otra maneras de atenuar esa contradicción?. En Occidente se han inventado dos
instituciones para acercar la calidad y la representatividad. La primera es el Parlamento
mismo que, gracias a sus funciones clásicas –espacio de representación, institución
legislativa, foro público, centro de fiscalización, aprobación del presupuesto, lugar de
formación de las élites políticas- ayuda a reducir las diferencias de calidad de los
representantes de las diversas bancadas. Eso requiere fortalecer los congresos frente a
los ejecutivos y reivindicar enérgicamente sus funciones clásicas. Eso pasa también por
permitir y favorecer la reelección de los mejores parlamentarios. En algunos países de
AL se ha suprimido la prohibición de la reelección parlamentaria. La segunda es la
formación de los sistemas de partidos. Estos, incluidos los partidos de masas,
constituyen las élites de las diferentes clases sociales que representan y dirigen y en esa
medida tienden a mejorar la calidad de la representación.

¿Qué sucede cuando los parlamentos se devalúan y los partidos colapsan como es
nuestro caso y el de otros países de AL?. En esos casos, la contradicción entre
representatividad y calidad de los representantes reaparece con fuerza. Eso es lo que
hemos visto en el Perú en estas dos últimas décadas. Para comenzar a salir de esta
lamentable situación sería deseable (en el caso peruano) que el porcentaje de los
invitados a participar en las listas parlamentarias, cuya designación está en manos de los
dirigentes, sea ocupado por personas políticamente calificadas o por gente nueva que
constituya una promesa política. Algunos dirigentes no aprovechan desgraciadamente
esta prerrogativa para mejor la calidad de la representación.

Ellos creen erróneamente que, colocando a la cabeza de la lista a gentes del deporte o de
la farándula, van a arrastrar más votos. Olvidan que, como caudillos, ellos mismos son
ríos caudalosos que arrastran muchas piedras como representantes. Son verdaderas
canteras políticas. Creo, sin embargo, que la experiencia enseña y que los representantes
del próximo Congreso serán mejores. Eso se puede ver ya en algunas listas. En el caso
del nacionalismo, por ejemplo, personas con una trayectoria parlamentaria brillante
como Daniel Abugattás, Javier Diez Canseco, Manuel Damnert y gente nueva muy
calificada que promete mucho como Nicolás Lynch, Alberto Adrianzén, Felix Jiménez,
Rosa Mavila y otros van a mejorar notablemente la calidad del Congreso si son
elegidos.

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