DEXTROSE TABLEROS

QUEBRADOS

EspaciOS
"marcados
TEXTOS

Griselda
Flesle
Valeria Durán
Celeste
Moret
 as últimas décadas, la puesta en crisis de las
incipales categorías modernas basadas en esquemas
prinoev etnocéntricos posibilitó una re exión sobre las
oblemáticas de las identidades de género aplicadas
prob
también a la arquitectura.
El espacio público, ¿es pensado para ser transitado y vivido por todas las corporalidades
igaldad de condiciones? Griselda Flesler, Valeria Durán y Celeste Moretti sostienen
que Todo lo diseñado puede ser considerado como un espacio de construcción y reproducción
de las relaciones de género.

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 ESPACIOS "MARCADOS"
Por Griselda Flesler, Valeria Durán y Celeste Moretti

Es 1956. El artista y arquitecto Flávio de Carvalho sale a caminar por las

calles de Rio de Janeiro vestido con una blusa y una minifalda tableada
de diseño propio en una acción performática que denomina "New Look:
Moda de verano para el nuevo hombre de los Trópicos". Es el año 2005
y Mark Bradford estrena el cortometraje denominado Niagara, en el cual
la cámara enfoca de espaldas a un joven afroamericano con un pronun-
ciado movimiento de caderas en su paso mientras camina, solo, por un
tramo de ruinas del centro sur de Los Ångeles. Es 2009 y la artista y ac-
tivista estadounidense Sharon Hayes posa con su corporalidad femenina
en pleno centro de Manhattan con un cartel que dice "l'm a man".
¿Cuál es el grado de movimiento de cadera aceptable que un cuerpo
puede tener en el espacio público para seguir siendo leído como masculino?
¿Cuál es el catálogo de indumentos que codi can un cuerpo masculino" y
cuál el de un "cuerpo femenino"? ¿Qué prendas permiten cruzar las fronteras
de los géneros o, incluso, borrarlas? ¿Cómo se resigni ca aquello que se
dice o se porta en el espacio público a diferencia del espacio privado? ¿Es
pensado el espacio půblico como un lugar para ser transitado y vivido
por todas las corporalidades en igualdad de condiciones? ¿Es el espacio
privado sinónimo del espacio doméstico?
Todo lo diseñado puede ser considerado como un espacio de
construcción y reproducción de las relaciones de género. En las últimas
décadas, la puesta en crisis de las principales categorías modernas
basadas en esquemas binarios y etnocéntricos posibilitó una re exión
sobre las problemáticas de las identidades de género. Los aportes de la
teoría queer, en particular la negativa a clasi car a las personas en cate-
gorías universales y jas, habilitaron la con guración de nuevas herra-
mientas conceptuales que resultaron sustantivas para abordar y com-
prender las posiciones de las diversas identidades sexo-genéricas en la
actualidad. El cuestionamiento a la hegemonía heterosexual dio lugar a
proyectar modos de inclusión de aquellos sujetos que vivían por fuera de
las categorías establecidas.
Entendemos lo queer no como una identidad, sino como un modo
de cuestionar las normas sociales. Asimismo retomamos la crítica a los
binarismos de Eve Kosofsky Sedgwick (1998), quien sostiene que los
pares hombre/mujer, masculino/femenino y homosexual/heterosexual
aparecen como oposiciones insu cientes para caracterizar la producción
contemporánea de identidades queer. Estas no se basan en identidades
"naturales", ni en la de nición de las prácticas sexuales, sino, justamente,
en la multitud de cuerpos que resisten a los regímenes que los constru-
yen como "normales" y "anormales" (Preciado, 2011). Con este punto de
partida, el objetivo de la teoría queer es desencadenar una crítica social
más amplia no solo sobre la sexualidad y el género, sino también sobre
otros problemas sociopolíticos para plantear nuevas estrategias contra
las normalizaciones condescendientes en la sociedad.
Desde esta perspectiva, el campo de la arquitectura y los diseños
se preguntan por las condiciones de formulación de los proyectos y el
modo en que lo diseñado funciona como proceso signi cante (Arfuch, 1997).
Instalacion a meda osidaamancya
Las categorías que fueron estructuradas desde la hegemonía heterosexual máquinaen charol,saten ce
como "femenino/masculino", "público/privado`" y "cuerpo/objeto` son revi- doradosEstacion Dorega,iE
sadas. Aquello que es diseñado en base a estos binarismos instala modos @L4
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heteronormativos de producción de sentido y subjetividad. Entonces, @fotogra adeobra
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 ¿cuåles son las condiciones de posibilidad
que habilitan ciertas representaciones y
vuelven otras impensables? ¿Es posible
gozar del derecho a la ciudad (Harvey,
2013) sin una identi cación sexual y gené-
rica legible? ¿Qué identidades genéricas
son bienvenidas en el espacio público?
¿Quiénes portan el privilegio de ser leidxs
como "normales"?
En Cuerpos que importan (1996),
Judith Butler introduce el concepto de
"cuerpos atbyectos" y re ere a una matriz
excluyente mediante la cual se forman los
sujetos. Para que haya un cuerpo "normal"
debe haber uno "anormal", por lo tanto,
señalar lo abyecto es esencial para que
el ámbito de lo normativo se establezca.
Cuando el diseño contribuye a construir
esta "normalidad", lo que hace es invisi-
bilizar el privilegio de algunos sujetos y
establecer marcaciones o cuestionamien-
tos en aquellos cuerpos que escapan a la
norma. Un clásico ejemplo es el Modulor
de Le Corbusier (sistenma de medidas que
propone una relación matemática entre las
longitudes del cuerpo humano y la natura-
leza con la nalidad de calcular la escala
humana en relación a lo construido). Diver-
sas arquitectas feministas como Beatriz
Colomina o Mónica Cevedio han tomado
este caso para señalar que esta gura de
un varón esbelto y musculoso determina
la escala humana: aquello que se diseña
responde de manera funcional a sus pro-
porciones, que lejos están de abarcar la
complejidad y heterogeneidad de los seres
humanos. Resulta, entonces, una falsa
neutralidad que generalmente se traduce
en una representación de la masculinidad
hegemónica.
Los estudios de género plantean que
se diseña privilegiando a las personas ya
privilegiadas, a aquella minoría que cum-
ple con la formulación ideal de ese diseño
ideal. Ejemplos de esto pueden ser: un
club de fútbol sin vestuarios para mujeres
"marca"a aquellas a las que se les ocurrió
jugar a ese deporte; dos baños: uno solo
para varones y otro solo para mujeres
"marca" a aquellos sujetos que están por
fuera de esa normativa binaria; un semáforo
cuya duración para los peatones es de 15
segundos "marca" a los cuerpos que no
responden a ese estándar de rapidez en
su movilidad; y una institución sin guarderia
"marca" a quienes están a cargo de las
tareas de cuidado.
Los espacios tienden a ser "marcados"
cuando no son heterosexuales. Asi, los es-
pacios gays están nombrados y marcados
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como diferentes (por ejemplo, losmapas
o circuitos señalados como gays en guias
turísticas), pero este no es el caso de los
espacios heteronormativos. Esto denota
que las sexualidades construyen y signi-
can los espacios cotidianos, a menudo
como "normales" (donde lo normal está
apegado a la heteronorma). Las personas
que usan estos espacios puedenajustarse
a sus reglas. Como resultado, no están
sujetxs a violencia, miradas o comentarios.
Su "normalidad" permanece sin ser notada
e invisible. Un proyecto de diseño sin
perspectiva de género regula prácticas y
formas corporales dentro de los límites del
sistema heteronormativo y las equipara con
lo que signi ca ser humano. Lo que queda
por fuera, es abyecto. Generalmente, el
espacio se entiende como heterosexual y
debe ser utilizado por dos personas que
son sexualmente inequívocas (hombre o
mujer) y que exhiben comportamientos de
género adecuados (feminidad y masculi-
nidad) que se asignan a ese cuerpo físico
frente a su "opuesto" laramente diferenciado.
La perspectiva de género indaga en
las construcciones culturales de todas las
disciplinas sobre lo que se considera "nor-
mal" y, en el campo del diseño, se ocupa
de analizar de modo crítico las lecturas que
hacemos de espacios, objetos y cuerpos.
Desde la década de 1970 en Europa
-principalmente Inglaterra- y en Estados
Unidos, al igual que otras disciplinas, la
arquitectura y varias ramas del diseño han
sido interpeladas por los denominados
"estudios de mujeres", que en algunos
casos mutaron su nombre a "estudios de
género" y más recientemente han sumado
los aportes de la teoría queer. En Latinoa-
mérica, este último enfoque es un fenó-
meno reciente, ya que la mayoría de las
investigaciones que pretendian asumir una
perspectiva de género lo hacían poniendo
el foco -casi exclusivamente- en las
vicisitudes biográ cas de sus hacedoras.
Esto ha sido criticado bajo el argumento
de que, si bien se redescubren y se exploran
numerosas experiencias profesionales
de mujeres en la historia del diseño que
habian sido invisibilizadas, se sigue soste-
niendo la línea canónica de interpretación
histórica, donde se reemplaza a "grandes
hombres" por "grandes mujeres". Asimismo,
se le discute la prevalencia de una esen-
cialización binaria entre mujeres y varoneS.
En respuesta, la teoría queer se constituye
como un campo de re exión académica
orientado hacia la crítica de aquellos estu-
dios feministas que solo se concentraban
 ¿cuáles son las condiciones de posibilidad
que habilitan ciertas representaciones y
vuelven otras impensables? ¿Es posible
gozar del derecho a la ciudad (Harvey,
2013) sin una identi cación sexual y gené-
rica legible? ¿Qué identidades genéricas
son bienvenidas en el espacio público?
¿Quiénes portan el privilegio de ser leidxs
como "normales"?
En Cuerpos que importan (1996),
Judith Butler introduce el concepto de
"cuerpos abyectos" y re ere a una matriz
excluyente mediante la cual se forman los
sujetos. Para que haya un cuerpo "normal"
debe haber uno "anormal", por lo tanto,
señalar lo abyecto es esencial para que
el ámbito de lo normativo se establezca.
Cuando el diseño contribuyea construir
esta "normalidad", lo que hace es invisi-
bilizar el privilegio de algunos sujetos y
establecer marcaciones o cuestionamien-
tos en aquellos cuerpos que escapan a la
norma. Un clásico ejemplo es el Modulor
de Le Corbusier (sistema de medidas que
propone una relación matemática entre las
longitudes del cuerpo humano y la natura-
leza con la nalidad de calcular la escala
humana en relación a lo construido). Diver-
sas arquitectas feministas como Beatriz
Colomina o Mónica Cevedio han tomado
este caso para señalar que esta gura de
un varón esbelto y musculoso determina
la escala humana: aquello que se diseña
responde de manera funcional a sus pro-
porciones, que lejos están de abarcar la
complejidad y heterogeneidad de los seres
humanos. Resulta, entonces, una falsa
neutralidad que generalmente se traduce
en una representación de la masculinidad
hegemónica.
Los estudios de género plantean que
se diseña privilegiando a las personas ya
privilegiadas, a aquella minoría que cum-
ple con la formulación ideal de ese diseño
ideal. Ejemplos de esto pueden ser: un
club de fútbol sin vestuarios para mujeres
"marca" a aquellas a las que se les ocurrió
jugar a ese deporte; dos baños: uno solo
para varones y otro solo para mujeres
"marca" a aquellos sujetos que están por
fuera de esa normativa binaria; un semáforo
cuya duración para los peatones es de 15
segundos "marca" a los cuerpos que no
responden a ese estándar de rapidez en
su movilidad; y una institución sin guardería
"marca" a quienes están a cargo de las
tareas de cuidado.
Los espacios tienden a ser "marcados"
cuando no son heterosexuales. Asi, los es-
pacios gays están nombrados y marcados
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como diferentes (por ejemplo, los mapas
o circuitos señalados como gays enguías
turísticas), pero este no es el caso de los
espacios heteronormativos. Esto denota
que las sexualidades construyen y signi-
can los espacios cotidianos, a menudo
como "normales" (donde lo normal está
apegado a la heteronorma). Las personas
que usan estos espacios puedenajustarse
a sus reglas. Como resultado, no están
sujetxs a violencia, miradas o comentarios.
Su "normalidad" permanece sin ser notada
e invisible. Un proyecto de diseño sin
perspectiva de género regula prácticas y
formas corporales dentro de los limites del
sistema heteronormativo y las equipara con
lo que signi ca ser humano. Lo que queda
por fuera, es abyecto. Generalmente, el
espacio se entiende como heterosexual y
debe ser utilizado por dos personas que
son sexualmente inequívocas (hombre o
mujer) y que exhiben comportamientos de
género adecuados (feminidad y masculi-
nidad) que se asignan a ese cuerpo sico
frente a su "opuesto" claramente diferenciado.
La perspectiva de género indaga en
las construcciones culturales de todas las
disciplinas sobre lo que se considera "nor-
mal" y, en el campo del diseño, se ocupa
de analizar de modo crítico las lecturas que
hacemos de espacios, objetos y cuerpos.
Desde la década de 1970 en Europa
-principalmente Inglaterra- y en Estados
Unidos, al igual que otras disciplinas, la
arquitectura y varias ramas del diseño han
sido interpeladas por los denominados
"estudios de mujeres", que en algunos
casos mutaron su nombre a "estudios de
género" y más recientemente han sumado
los aportes de la teoría queer. En Latinoa-
mérica, este último enfoque es un fenó-
meno reciente, ya que la mayoría de las
investigaciones que pretendían asumir una
perspectiva de género lo hacían poniendo
el foco -casi exclusivamente- en las
vicisitudes biográ cas de sus hacedoras.
Esto ha sido criticado bajo el argumento
de que, si bien se redescubren y se exploran
numerosas experiencias profesionales
de mujeres en la historia del diseño que
habían sido invisibilizadas, se sigue soste-
niendo la línea canónica de interpretación
histórica, donde se reemplaza a "grandes
hombres" por "grandes mujeres". Asimismo,
se le discute la prevalencia de una esen-
cialización binaria entre mujeres y varones.
En respuesta, la teoría queer se constituye
como un campo de re exión académica
orientado hacia la crítica de aquellos estu-
dios feministas que solo se concentraban
 en las mujeres como sujeto del feminismo. equitativa de servicios e infraestructurasy
49 En la actualidad existen algunas lineas se propone considerar la vida cotidiana de
de trabajo que hacen uso del ensamblaje las personas al momento de pensar espa-
de herramientas conceptuales y estrategias cios. Por ejemplo, en razón de la división
politicas de la teoria queer para pensar los sexual del trabajoy su rol de cuidadoras,
espacios diseñados. Es un enfoque que las mujeres tienden a tener recorridos
intenta subvertir los estereotipos cultura- múltiples, diversos e interconectados, a
les utilizados para dar sentido a las identi- menudo con personas o bultos, trayectos
dades sexo-genéricas disidentes. Surgidas que incluyen no solo sus demandas labo-
del deseo de examinar las diferencias y rales, sino también gestiones de trabajo,
exclusiones como un aspecto clave de las familia, educación, abastecimiento. Es
relaciones humanas con el espacio y los central entonces pensar ciudades, calles,
objetos, estas perspectivas se han involu- espacios públicos para una vida colectiva
crado con diversas experiencias, tanto en segura, garantizar la circulación y accesi-
el espacio urbano como en el suburbano y bilidad, equipamientos e infraestructuras
rural. Se ha ilustrado la centralidad de las de calidad no solo para las mujeres, sino
relaciones espaciales en la reconstitución para toda la diversidad de sujetos omitidos
de prácticas, representaciones, deseos (Falú, 2018).
sexuales, así como cuerpos y vidas se- Incorporar esta perspectiva al diseño,
xuadas. Desde la idea de que no hay nada la arquitectura y el urbanismo signi ca
innato o natural en el espacio/lugar/am- repensar las categorias, ampliar derechos
biente o el sexo y las sexualidades, estos y asumir que el diseño está atravesado por
trabajos han demostrado cómo el género y las desigualdades sociales. En de nitiva,
las sexualidades se crean en, a través y por signi ca ser conscientes de que al diseñar
el espacio y los objetos. Además, el modo estamos construyendo, reproduciendo y
en el que se organizan y utilizan el espacio articulando sentidos y normativas sobre
y los objetos está directamente relacionado las relaciones de género.
con el género y las sexualidades.
Los cambios políticos, sociales y
culturales en materia de género y derechos
que ha venido atravesando la Argentina en
los últimos años auguran una articulación
mucho más signi cativa entre teoría queer
y diseño.
En Argentina se han sancionado
leyes ejemplares que reconocen la espe-
ci cidad de la violencia hacia las mujeres,
adolescentes y niñas, amplían el reconoci-
miento para sectores históricamente mar-
ginados (Ley de Matrimonio lgualitarioy
Ley de ldentidad de Género) e incorporan
la educación sexual como derecho humano.
No obstante, en el arduo camino de la
legalidad hacia la legitimidad, se requiere
de un profundo cambio cultural; y es en
este sentido que la arquitectura y el dise-
ño, comno parte de la trama de la cultura,
Son prácticas claves en la construcción y
deconstrucción de con guraciones nor-
mativas acerca del género.
Creemos que la intersección de la
arquitectura, el diseño y los estudios de
género y diversidad sexual resultan un
enfoque relevante para problematizar el
modo en el que las formas de "habitar" y
proyectar son parte de la con guración de
normas de inteligibilidad genérica. El uso
que se hace de las ciudades es diferenciado,
en el centro de la agenda del urbanismo
feminista se plantea una redistribución más
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