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En 1991, dio positivo en un control antidoping cuando jugaba en el Napoli de Italia.

La sustancia encontrada era cocaína y


el castigo fueron 15 meses sin jugar. Solo unos días después, la Justicia argentina le ordenó someterse a un tratamiento
terapéutico, luego de haber sido encontrado por la Policía con estupefacientes.
Ya en 1994, y nuevamente en actividad, llegó el segundo control de antidoping positivo de su carrera. Fue en el Mundial
de Estados Unidos de ese año y la imagen de Maradona saliendo del campo de juego junto a la enfermera camino a la
prueba se convirtió en un ícono. Aquella vez le encontraron efedrina y, una vez más, lo inhabilitaron por 15 meses.
Las drogas seguían siendo un enorme fantasma en su vida. Dos años más tarde, se internó en Suiza para realizar una
rehabilitación por su adicción a la cocaína, pero, en 1997, la AFA informó que Diego -que por entonces jugaba en Boca-
había dado positivo nuevamente.
En el año 2000 ocurrió uno de los episodios que generó mayor preocupación hasta este momento respecto de la salud del
Diez. El 4 de enero, cuando estaba de vacaciones en Punta del Este, tuvo un cuadro de hipertensión arterial y una arritmia
ventricular a causa de una sobredosis. Fue ingresado de urgencia a un hospital y estuvo grave. Una vez que se recuperó,
viajó a Cuba para realizar un nuevo tratamiento de rehabilitación.
Pero su situación no iba a mejorar y cuatro años más tarde volvió a estar al borde de la muerte a raíz de su consumo
problemático. En aquella ocasión fue internado por una crisis cardíaca agravada por una infección pulmonar y estuvo en
coma inducido.
El pedido desesperado y cargado de amor de sus hijas marcó un antes y un después: después de ese episodio, dejó la
cocaína. “A mí me sacó Dalma”, dijo en más de una oportunidad, aunque la joven siempre remarcó la intervención que
también tuvieron su hermana, Gianinna, y su mamá, Claudia. “El problema más grande fue el de la droga. La droga mata.
Yo soy muy afortunado, porque si continuaba así, hoy estaría muerto. Hace 13 años que no consumo. Hoy puedo
levantarme a la mañana y ver a mis hijos y nietos”, contó Maradona en una entrevista en 2017.
En 2019, en una entrevista con TyC Sports, Maradona habló claramente sobre sus problemas con las drogas,
particularmente su relación con la cocaína, los excesos con el alcohol: “A los chicos les digo ‘no a la droga’. Ustedes no
tienen participación con la sociedad, no tienen participación con la familia, eso lo aprendí de mi vieja, porque yo no soy
maleducado, soy mal aprendido. Y yo cuando tomaba falopa no tenía nada, era un zombi. No la prueben”.
Tras su retirada del fútbol como jugador, Maradona cayó en una espiral de drogas y excesos que le costaron su salud y su
físico y lo acompañaron hasta su muerte.

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