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I. A MODO DE PROBLEMA
Para enseñar a leer y a escribir es preciso generar nuevas condiciones en la
formación de los docentes de modo que se promueva la conciencia intercultural desde
la organización de un pensamiento interdisciplinario.
En un sentido amplio y comprometido, leer y escribir es poner en juego una
cultura general de base. ¿Cómo se llega a ese parámetro? ¿Qué se entiende en la
actualidad por ser ‘un buen docente’? ¿Se trabaja desde estas dimensiones en la
formación de docentes?
Jean Hébrard (2006:2) señala que “…la comprensión no es un problema de
alfabetización, sino un problema de lenguaje, de cultura.” Emilia Ferreiro (2000:9)
sostiene: “Está claro que estar ‘alfabetizado para seguir en el circuito escolar’ no
garantiza el estar alfabetizado para la vida ciudadana”.
Las denuncias periodísticas, las estadísticas oficiales y las percepciones
subjetivas de autoridades, docentes y padres convergen en un punto común: un
porcentaje socialmente significativo de alumnos no leen, no escriben, no aprenden.
Esta aseveración -formulada esquemáticamente in extremis- simplifica la realidad y
comprende -a la vez que mezcla- diversos componentes de un fenómeno complejo.
Por lo pronto, se imponen algunas preguntas. ¿Desde qué punto de vista se
formulan juicios como los referidos? ¿Cómo enfoca la educación sistemática la
complejidad social, económica, cultural, pedagógica? ¿Con qué estrategias el sistema
educativo asume su rol en un contexto de demandas heterogéneas?
En tan vasto panorama, resulta conveniente delimitar campos de reflexión y
acción. Circunscriptos inicialmente a la lectura y a la escritura, correspondería, pues,
definir dimensiones de análisis. Elegidas las categorías de formación docente,
cultura, lectura y escritura y alfabetización sus entrecruzamientos habilitan múltiples
interrogantes. En la formación de maestros y profesores, ¿cuál es la incidencia que la
formación pedagógico-cultural posee frente a la enseñanza y promoción de la lectura
y la escritura? La orientación pedagógico-cultural en la formación de maestros y
profesores, ¿se instituye en factor clave para la enseñanza y promoción de la lectura y
la escritura en niños y jóvenes? ¿Qué tanto asidero e incidencia tienen la promoción
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de la conciencia y el compromiso cultural en la formación de docentes? ¿Cuál es el
efecto esperado de esta promoción de la cultura en el futuro ejercicio docente? ¿Qué
interacción o intervenciones habilitan los aportes de las tecnologías de la información
en la comunicación en estos procesos?
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2. Otra dimensión de la reflexión –estrechamente ligada a lo anterior- pone
énfasis en la labor del docente. El futuro maestro o profesor debe aprender y
comprender la potencialidad de la técnica vigotskiana del apuntalamiento con la que
se posibilita al alumno a construir su lenguaje. Se pretende que el docente cree y
favorezca situaciones en las cuales los alumnos verbalicen sus experiencias e ideas.
Esa construcción del lenguaje permite pasar del lenguaje de la acción -el forjado
naturalmente en el medio familiar, fuera de la escuela- al lenguaje del relato y de la
explicación. En la escuela se cuenta y se explica. Este lenguaje se construye. El
educador debe posibilitar este proceso en sus alumnos con un andamiaje de estímulo
al diálogo y registros escritos. En esta opción la formación cultural es clave.
3. Por otra parte, deben sostenerse acuerdos entre todos los responsables de la
implementación curricular para disponer de marcos teóricos concertados que
sostengan vigente la lectura y la escritura como requerimiento de la formación. En tal
caso, una orientación posible es el modelo cognitivo de procesamiento de la escritura.
Pero no basta. Probablemente sea necesario reivindicar, especialmente, los
enfoques pedagógicos como los de Paulo Freire desde cuyas reflexiones y
experiencias se promuevan procesos pedagógicos que se inician desde el saber del
mundo del aprendiz. El docente asume, en su clase, y en relación con su disciplina,
que puede y debe hablar de la vida. Tiene conciencia de que en su asignatura hay que
saber aplicar una lectura y una escritura específicas, que difieren de las de otras
disciplinas. Asume que el nivel de ‘alfabetización’ debe ser promovido y gestado en
colaboración con los alumnos y, en consecuencia, se capacita para poder hacerlo de
ese modo. Asume la existencia de un vocabulario técnico disciplinar, de una sintaxis
propia y una mirada diferente para llegar a la comprensión (que implica más que
saber).
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y diverso que finalmente redunden en la lectura y escritura como expansión de
competencias, formación integral y visión universal de la vida..
Las instituciones terciarias de formación docente deben imprimir un fuerte
énfasis en el desarrollo de una conciencia cultural e intercultural en sus planes de
estudio. La formación de futuros educadores ha darse en el marco de un proyecto
institucional cuyo currículo contenga un recorrido obligatorio de asignaturas de
ciencias de la educación, asignaturas del campo disciplinar específico y asignaturas
(talleres o seminarios) opcionales complementarios que se articulen con la flexibilidad
suficiente como para que el estudiante construya su recorrido en función de sus
intereses y compromiso profesional. Estas alternativas complementarias obligatorias –
y las obligatorias no complementarias- deben contemplar dimensiones culturales
amplias que enriquezcan la formación que hacen del docente un efectivo agente de
cultura.
En tercer lugar, las instituciones deben diseñar el currículo de modo que se dé
lugar al desarrollo del pensamiento interdisciplinario. En este sentido, se faculta al
futuro docente a promover la relación, la conexión de conocimientos y realidades
diversas que sirvan de base para que el estudiante logre un desempeño autónomo y
personalizado del lenguaje. Consecuentemente, se está generando una base de
pensamiento y acción que habilita a pensar, comprender y asumir la diversidad
cultural y social.
Referencias bibliográficas
HÈBRARD, Jean (2006): “La puesta en escena del argumento de la lectura: el papel
de la escuela”, in Encuentro con lecturas y experiencias escolares. Buenos Aires:
FLACSO.
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KRAMER, Sonia (1998): “Lectura y escritura de maestros”, in Propuesta Educativa.
No.19. Argentina: FLACSO.