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CARLOS R. PEREYRA t Ex-Protesor Regular Adjunto de fa Facultad de Medicina de la U.N.B.A. Jefe Fundador del Servicio de Psicopatologia del Hospital Italiano SEMIOLOGIA y psicopatologia de los procesos de la esfera intelectual EDITORIAL rox) SALERNO | BUENOS AIRES “4 (CARLOS R, PEREYRA opisédicamente en ciertos delirantes imaginativos, como los para- frénicos también con prevalencia nocturna. La agitacién maniaca intensa con fuga de ideas y representaciones vertiginosas puede acompafiarse de obnubilacién, La confusién franca se observa como congecutiva a Ia mayor parte de los accesos epilépticos; 71a augencia epiléptica como manifestacién de petit-mal es un estado fugax de confusién, Los episodios delirantes polimorfos de los débiles menta- les se acompatian frecuentemente de estados confusionales y activi- dad onfrica y en la méxima inhibici6n melancélica de forma estupo- ros existe también obtuaién intelectual. Tampoco escapan las paiquiastenias a pequefios episodios de obtusién generalmente acom- pafiados de una terrible angustia y de mentismo. ¥ en las personas que con raz6n son tomadas por normales, en intenso shock emocio- nal, pueden producirse trastornos pasajeros de conciencia. Dadas las meltiples posibilidades y la extraordinaria extensién de los cua- dros aguf deseriptos, es preciso tenerlos siempre en cuenta, porque Ja valoraciOn de los sintomas recogidos: idea delirantes, trastornos de conducta, etc., deben ser hechas en funcién del estado licido ono IGcido de los enfermos por ser muy distinta su significacién. Tenien- do siempre presente que las exteriorizaciones morbosas se agravan significativamente, cuando asientan sobre la solidez y la estabilidad del terreno licido. LAPERCEPCIONY SUS TRASTORNOS La complajidad del acto perceptive. - ImAgenes que establecen cierta conti- ent facia peién, ~"Trastarnoa cuantitatives de )pei6n. ~Tlusiones. ~ Aluci cepelones: A) Con B)Conel ambiente; C) Con: F)Con la augoati6n. ~ Investigacién de las alucinaciones, LA COMPLEJIDAD DEL ACTO PERCEPTIVO, La percepeién constituye el acto primero de recepeién del mate- rial del conocimiento. Mediante la percepcién, la conciencia capta un objeto cuya realidad reconoce como existente fuera de ella. Eate pro- ceso implica que un objeto se ubica distante del individuo o en su organismo, pero existe, y no es un mero producto de su psiquiamo, es decir, no puede confundirse con las imdgenes y las representaciones de la memoria; estimula do manera sensible aus érganos sensoriales: vista, tacto, olfato, atc., y se objetiva con caracteres que le son propios y permiten su identificacién. La imagen asf obtenida, difiere de cualquier otro producto dela actividad pafquica normal por su nitides y precisién de detalles, por su vivacidad, por su proyeccién hacia el espacio, por la imposibilidad de alterarla influirla voluntariamente y sobre todo, porque un jui- cio implicito de realidad la da como correspondiente a un objeto presente y fuera de la conciencia. % La paiquiatrfa antes que la paicologta descuidé la consideracién de las sensaciones puras, como datos primoros de la conciencia, por- gue los trastornos que aon objeto de au estudio, se refieren en todos Jos casos a Ia percepeién. ha CARLOS 8, PERBYRA La paicologfa dela estructura y de la forma, ha demostrado que contrariamente a lo aceptado por la hipétesis atomista o asociacio- nista, la sonsacién, como elemento puro y aislado, no es registrado por la conciencia, por lo menos en un psiquismo maduro y como bien dice Alois Muller “se puede dudar también de que haya ronsacionos puras en alguna etapa de la vida infantil”, ‘La nocién de un cambio de un contenido de conclencia, en au forma més simple, intuitiva o inmediata, constituye la sonsacién; pero en realidad a ella ne llega por el andlisis de nuestras percepcio- nes, Hs decir, que el psiquismo capta totalidades, pereibe, y de este conjunto percibido se llega por abstraccién al aislamiento de los ma- tices sensoriales. Nadie puede tener una sensaci6n, de peso, de fuerza, de color, ote,, sin una referencia a algo, que es el principio de una objetivacién y atin on los comienzos de la maduraciéa pafquica, los datos sensibles legan a la conciencia formados on conjunto que pertenecon a cosas, Sogiin Stern, citado por K. Koffka, el nifio no Ilega a la identifi- cacién de los objetos y sus caractores por simple adicién de sensacio- nes, sino que su modo de captar, evolutivamente pasa por tros perio- dos: “estadio de substancia’, en que se destaca “del caos de las viven- clas irrefloxivas” lo substancial, Ins personas y las cosas que existen independientes; “estadio de accién” en que repara en la actividad de Jas personas y cosas y “estadio de la cualidad y de la relacién” en que recién se abstraen las propiedades inherentes a las cosas y a sus relaciones, La percepeién resulta asf, cronolégicamente, el modo pri- mero de captacién del mundo objetivo y es de hecho un proceso com- plojo que supone un gran némero de componentes. Kn primer lugar Ja existencia de tun objeto se nos denuncia por una serie de sensacio- neg, no como una adicién simple, sino de produccién simulténea y ligadas a un conjunto, pero el ntimero de sensaciones recogidas, atin ‘asi son minimas con rélaci6n a las que caracterizan al objeto identifi- cado. De una fruta nos basta apreciar su forma, su suavidad, eu Dlandura o su dureza para identificaria como una pera o une manza- na, otc. Lo que se percibe entonces tiene gran cantidad de otros atributos: sabor, perfume, gusto, color, ete., que aisladamente consti- tuyon otras tantas sensaciones, que sin llegar a experimentarlas, se afiaden inconscientemente al objeto reconocido para objetivarlo. ‘Nuestra experiencia integra, sin esfuerzo de In voluntad ni advertencia, al acto perceptivo, actualizando mediante la memoria ‘una serie do ropresentaciones afines que completan las pocas sensacio- ser rocbidun, Pero eat pereapctn, a slo eat inteprada por otras 0 experimentadas en el momento y por imagenes evo- Gan por In erori, sino qu ons reconosimiants cabal el set intervionen ya, juicios radimontarin,implfeitos; una pora noes una hortaliza, ni siguiera otra fruta curiquiera; conocemos adesén, al cet verde o madure, nen grandoo chica, Quire decir queinterviene tin eonocimiento quo no se hacen presenti gafuerzo razonante, pero que acompatan a in aimale perenpeion Adomda la disposicion afoctiva hucinel objeto, ol interés del mam to, contribuye a destacarla oapontdneamonte de entre los eorjuntos, Jo que da al objeto percibido claridad y nitides, contrariamente ei dosinterés ya falta de atencién no destacan al objeto, que sumorgio sum mundo de cosas, como algo ma, eareco de relieve, Preciaién cence aAVin debe aprogarae que la claridad depende do smaltipis 5: ol 6 intereses prevalentes, disciplinas, cultur Geeunstencias eventuaes: tranguiida, moei6n; el pe aenareiel : + Visuales, auditivos, etc., y de una manera general estructura individual. Los especiadores o los testigos de un alsa echo, eaptan con personal peculiaridud, maticos de las cosas de acuerdo a mu estructura, Los eaquizctimicos tienen afinidad por I formas, fs celotnion por los enlore; gin ls invenignctonen Go oll, los primeros simpatizan lenta y tenazmente con los ob ‘08 lon otros rdpida y auperficialmente, ae Golgi aren ___ Desde el momento que la perceprién resulta un proceso ¢ jp en que intervienen méltipies y variables factores, a0 cmmprends ambién la multiplicidad de las causas eapaces de engendrar sus erroreeydeaviacione, Esta variedndde cata crginn tombion soa serie defendmenos de trdnsito, que van de lo normal alo patol6gicoy Garas caractorsticns aetablocon un puente do unin entre la profi. a aeparacin le la imagen perceptiva y Ins imAgonos re. En efecto, hemos dicho que | i Es he 0 que lo que caracteriza ala percepeién la reelidad objetiva y la conciencia de ou exterioridad, a vivacidad, la indopondencia y falta de infuenciabilided voluntaria, Por con ‘reste, foda imagen sorgida en la condencia, por propia elaboracion | espiritu, sea data una representac:én o una imaginacién prop mente dicha, opdne earactores de contraste: es reconocidn de inne, Aiato como un producto de ln concioncia misma, carece devises fay es {ntima, depende en absoluto de vi oo atime, dep absoluto de la actividad petquica y se modifica 48 CARLOS R. PRREYRA Sin ombargo, atin antes de legar a lo patol6gicg, a favor de miiltiples factores, se producen en la conciencia diversos tipos de imégones, que estrechan lea distancias quo ordinariamente separan ‘aambas y cuya diferenciacién ya no es ten nftida, faciliténdose asf la comprensin de lo anormal y de las eventuales dificultades de dife- renciacién, En un sujeto normal, un recuerdo no podrd jamés ser tenido por una percepeién actual; pero una evocacién sibita, con pariencia de involuntaria, dotada de vivacidad, engendrada en el miedo, en un sujeto obnubilado, puede adquirir, y adquiere de ordi- nario, los caracteres del hecho presente y perceptivo, porque el juicio insuficiente le presta realidad. ___ Antes de esto, la observacién de ciertas imdgenes en distintas circunstancias fisiol6gicas, psicol6gicas o de diversos tipos estructu- rales van borrando los caracteres diferenciales de las imagenes per- coptivas y las meras elaboraciones del paiquismo, en ausencia de todo objeto real y presente, IMAGENES QUE ESTABLECEN CIERTA CONTINUIDAD ENTRE LA REPRESENTACION ¥ LA PERCEPCION ImaaeN oninica, ~ La imagen onfrica se engendra en el suefio. Ello aupone la supresién de la conciencia y por ende, de todo juicio eritico. Lo que se presenta se impone al espiritu sin discusiGn, mal- grado el cardcter absurdo y su falta de concatenacién logica, La acep- tacién es implfcita e inmediata. La conciencia no antepone las for- mas intuitivas del tiempo y del espacio y Ia falta de toda relacién cronoldgica y eapacial no modifica su vader, 4 imagenes son méviles, cambiantes, ricas y a pesar folta do objetividad y de darse en lo intimo, ae azeptan ees subordinacién que la propia imagen perceptiva. El hecho depende esencialmento de la circunstancial incapacidad critica. La mayor parte de las enfermedades que entrafian una pertur- bacién global de Ia conciencia: obnubilacién, estrechamiento, con- clencia on‘rica propiamente dicha, permiten la afloracién do este tipo de imagenes. Contrariamente a lo que ocurre en los suevios, esta actividad onfrica traaunta en actos La ALUCINAGION HPNAGOGICA, ~ Es vecina de la imagen onfrica por Ja similitud de las circunstancias en quo se produce, El requisite indiapensable es la turbidez de la concieucia: al conciliar el suefio 0 al LA PERCHPCIDN Y SUS TRASTORNOS 0 despertar, semidormido, se tiene la impresién de percibir nftidamen- te un ruido, una voz o una figura, en ausencia de todo agente causal. La rectificacién s6lo e posible al recuperar totalmente el estado vigil. Eate fenémeno ge da de ordinerio en sujetos neuropaticos, agotados, anémicos o intelectualmente fatigados. La he comprobado también on la iniciacién de una esquizofrenia. Las panurpouias. ~ Fenémeno descripto de antiguo por Leonar- do Da Vinci, ex de cardcter flusorio, Contribuyen a su formacién la atencién sostenida en un objeto, generalmente una grieta de la pa- red, manchas, las sombras de Ia luna, a favor de la fatiga, el estado afectivo y particularmente la imaginaci6n, las figuras observadas 8e deforman, se movilizan, cambian, cobrando aspectos fantésticos. La conciencia reconoce su falsedad y refiere a su verdadera cause Ia alteracién perceptiv LA Post-DMAGEN SENSORIAS. ~ Llamada también imagen consecu- tiva carece asimismo de significacién patolégica. El fenémeno os comin a todos y puede reproducirse experimentalmente con élo fijar la vista largamente on un objeto; después de retirado éate, al volver la vista hacia el mismo lugar puede reproducirse con mds 0 menos nitidez y persistencia, segtn el tipo, con la misma apariencia de color o con su color complementario. La imagen consecutiva difiere de la simple representacién en su objetividad, precision y riqueza de detalles, pero no se confunde con una percepcién, porque au vez no es tan nitida como ésta y os reconocida por la conciencia como una reproduccién de la realidad. Ex voluntariamente alterable con s6lo disminuir la atencién y su duracién es precaria, La mayor persistencia corresponde a los tipos eidéticos, en los que puede durar hasta cuatrocientos segundos y ain més, Segén el predominio sensorial habré también preferencias para las imégenes consecutivas actsticas o visuale: LA IMAGEN BrDerica. - Tene también caracterfsticas que la aproximan # la imagen perceptiva, cualquiera sea el campo senso- rial en que se acusen, Este tipo de imagen, que ha resultado profi- cua en hechos ¢ hipétesis en manoa de E. R. Y W. Jacnsh, fi investigada primitivamente por Urbantachitsch, Sus caracterfstica son proximas a las de la imagon consecutive y ya, la persiatencia de Ja imagen consecutiva, anticipa la posibilidad del eidetismo, Como ésta, se da en el espacio porceptivo, tiene nitidez y corporeidad, es también reconocida por la conciencia como fenémeno engendrado ‘on el paiquismo o de reproduccién, pero difiere de la imagen conse~ CARLOS R, PEREYRA cutiva en que su precisién es atin mayor; puede reproducirse de inmediato a la contemplacién del objeto 0 atin mucho tiempo des- pués. La influenciabilidad o ininfuenciabilided de esta imagen ha permitido a Jaensh dividir los eidéticos en dos tipos distintos: "B” y “7, atribuyéndoles en el primer caso condiciones basedowoides y tetanoides en el segundo, El eidetismo eg normal en los primeros afios de le vida, desapa- rectendo de ordinario hacia la pubertad. La importancia de su estu- dio radica en que se le asigna el valor del modo primitivamente ontogénico de la reproduccién de las imdgenes, sincréticas, concre- tag, sin intervenei6én de los complicados procesos asociativos, los que aGlo se diferenciardn en el curso de la madurez intelectual. Asi tanto el nifio como ol hombre primitivo, reproducen tal cual el objeto, muy cerca de la percepeién misma y sin el aditamento de comparaciones, recuerdos homélogos, ni juicios rudimentarios. Sélo evolucionando se alcanzarfa esta organizacién cuyo auxilio permite establecor una diferenciacién cada vex més clara entre una representacién, una imagen consecutive y la imagen eidética, asigndndole en particular a la representaci6n, los caracteres inconfundibles de un algo intimo, elaborado por nuestro psiquismo, mucho més distante por consi- guiente de la percepcién que lo que esta la imagen eidética, In que tiene casi le vivacidad de lo real y escapa en gran medida al dominio do nuestra voluntad, Para su comprobacién se procede de distinto modo que en el caso de le imagen consecutiva, pues basta la observaci6n libre, no fijada, de un objeto y luego con los ojos cerrados 0 proyectando la mirada sobre una pantalla, el objeto es “visto” en forma tal que pue- den practicarse mediciones de su tamafio, sefialarse la ubicacién de detalles realizar una serie de pruebas épticas, como la formacién de colores complementarios, utilizando el de la pantalla y el objeto pre- viamente contemplado, ete. El examen previo de le imagen consecutiva, conviene al s6lo efecto de que el sujeto, casi siempre un nifio, comprenda lo que se oxige de él. La reproduccién de un objeto, ordinariamente pélido, desdibujado, falto de detalles y sobre todo desprovisto de objetivi- dad, como ocurre con la simpie representacién, adquiere en estos aujetos eidéticos, earacteres muy préximos a la misma percepcion. Se comprende que la valoracién del fenémeno depende en esencix de la claridad de conciencia y que un cierto grado de ofuscacién y de 1 debilidad critica, son capaz de piestarle a la ro i ; yresentacién oxtraor- Sinariamente viva, julio de realidad. presireahante a eldetismo varia entre limites muy extenaos, lo que h. - tido la clasificacién de tipos y sub-tipos cuyos extremos ada ropa! sentador por loa aujetos integrudos y no integrados. El primer grape testimoniado experimentalmente por su marcado eidetiema, respon, deria a una estructura psicolégien, caracterizadn por la intivns o indisoluble conexién de todos los procesos psiquicos: afectiver, inte, lectuales y volitivos, de tal modo, que en prosencia de un eatimalo cualquiera, se suscitan con simultansidad y vigor, junto al comes ‘inte propiamente dicho, vivenciassentimentales y valitivas, que ‘nan una actitud global y de marcada eoparticipacton de detoeminan ¥ de marcada coparticipacién de todo La demareacion entre los pensamientos, lo smientos, loa deseos, las repre- sna ou xin odes a pre inmodiata Ia facilitecién de todas Ina expresiones antmicas y le nate yal correspondencia con el mundo sircundante. Bl basedoweide, 80. aladamente eidético, representarta preciat ipo d Batadamen . f precisamente el prototipa de la nariamente independiente en los matises do sus vivencies Los ny esos pafquicos no ge imbriean ni se corfunden, El pomees ela te $i guerar cbran con fnfima conexién; ia actuacion ox menos vibrant esponténea y sus consecuencias son la fria y oucagn corn Gin con el mundo externa, ns HAY esa corzenponden La aptitud oldética tiendo a desaparecer hacia la puber aro os de distinto desarrollo en unoa y otros aoren, pervishonee oc, gran longovidad on los temperamentot artisticos e imaginative su favor se obtienon las vividas ropresentaciones que fuciliten te ciecucién de obras de arte. Rogues de Fursac habia eitado ya la catra fa capacidad de aquel pintor inglés, referido por Pierre de Bomanre, que con sélo mirar media hora a #u modelo: “cogia la sombra on wg esptritu, la colocaka on la silla, donde la veta tan distintamonteserne sihubiera estado realmente, y ain puedo afiadir, con formas y cole, ros ms fijos y mda vivos’. La literatura ha recogide maltiolen favor de estimulantes, caya naturaleza oa vorostmilmente, previo 2 CARLOS R, PEREYRA a ln eidética, Unas veces las imagenes, como en el caso de Goethe, eran previstas y en cierto modo determinadas en au iniciacién, aun. que sufrfan cambios independientemente de la voluntad, otras como en el caso de Kandisky Ja aparicién misma era involuntaria, contri- buyendo sélo el experimentador a colocarse en un estado de Animo propicio. En todos los casos a pesar de la vivacidad dela rep) acién y de darse con caracteres objetivos, el juicio le ‘negaba realidad, pero se eat ane oes eventual disminucién critica, permitirfa 1a confu- sin y por ende, el fenémeno pseudo aluci: rio, a jis paf- quica no podria ser negada. saree og see Pe Como una forma particular de la intima conexién de los ‘proce- 808 senaoriales, se conocen las sinestesias 0 sensaciones secunda- vias. Fenémeno comin a mucha gente y que consiste en | produccién: de una sensaci6n extrafia al campo sensorial excitado: audicién colo- reada. El sujeto ve u oye algo y simultdneamente se le presenta vinculado un fenémeno de diveraa indole: olor, sabor, color, etc, Tales sujetos representan una forma particular de integracién al que Jaensh denomina tipo sintestésico o tipo de proyeccién, porque la unién subjetivamente preexistente de sus procesos, os Proyectada al exte- rior eI Figen del estimulo excitante. n la patologfa mental tales casos se representan bien, por las alucinacionos reflejas de Kahlbaum, relativamente facusnten an los parafrénicos, en cuyas arbitrarias expresiones, como por ajemplo en uno de nueatros enfermos que se referfa a “al aire mentolado de las personas”, 08 preciso reconocer una aglutinacién de esta naturaleza, en que el olor se vincula a una determinada idea, como en lo normal un color cualquiera puede ser sugerido por un sonido de clertasvi- raciones 'TRASTORNOS CUANTITATIVOS DE LA PERCEPCION La agudeza perceptiva esta condicionada en prim r las variaciones fisiolégicas. Deapués del rans a ia citer fisican favorables, ae aprehende el material de objetos sin esfuerzo ni fatign, nftida y claramente. El acto percept ivo, como hemos visto, involucra un edmulo de operaciones sensoriales, asociativas, de in: tegracién representative y juicios rudimentarios, lo que supone una compleja participacién paiquica y no una simple cuestién de los ‘senti- LA PERCEPCION Y SUIS TRASTORNOS. % dos; precisamente por esto, su cuantum, estd en une intima depen- dencia con la funcién global del psiquismo, atin en los casos, como en Ia hipoacuaia o sordera histérica, en que adlo parcial y electivamente aparece afectado un érgano de los sentidos. Naturaimento que esto no es vélido para Jas alteraciones orgénicas de los aparatos recepto- res, que en principio, se hallan al margen de nuestro interés, sino, para aquellos procesos en que supuesta una relativa integridad trans- misora, el conjunto elaborativo y 2ropiamente psiquico, debe con- cluir en una afirmacién consciente de un algo percibido Se comprende entonces que las sorprendentes diferencias que a veces apreciamos entre un objeto apreciado en Jas tiltimas horas del ia y vuelto a observar en las primeras horas de la mafiana, depen- den més de nuestra aptitud global perceptiva, durante la fatiga y ol descanso, que de las condiciones ambiontales: grado de iluminacién, acdstica, ete, Otro tanto puede decirse de las oscilaciones provocadas por los estadoa patol6gicos. La enfermedad, Ia convalecencia, la debilidad, opuestas al estado do rigidez, reducen o alteran la funci6n percepti- va, en el mismo grado que son capaces de afectar, no un érgano determinado sino el funcionamiento global del psiquismo. Es asi, que de un modo general, las afecciones febriles entorpecen més le percepeién que las apiréticas, por el nflujo que ojercen directamente sobre la atencién, En ditima instancia, las modif-caciones en mds o en menos de 1a percepei6n ee hallan ligadas a las mismas causas, cuyo efecto se hace sentir sobre la atencién, puesto que ésta destaca del conjunto de In cosas inciertas, los pertiles claroa y los detalles finos. Se explica ast que la percepeién esté relativamente aumentada en todos los casos do excitacién, acrecentamiento de intoreses, influencia de dro, estimulantes que combaten la fatigu, ete., y por el contrario se halla embotada toda vez quo la fatiga sea facil, el interés eacaso o de algin modo la atencién se encuentre polarizada hacia incentives constan- tes: obsesiones, ideas prevalentes, etc Hay aumento patolégico de la percepcién on ciertos grados de excitacién manface, cuando ésta no es muy intensa, en cuyo caso puede levar a una verdadera ofuscacién, En el mantaco moderado sorpronde siempro la nimiodad de los detalles on que ropara y ade- més, la abundancia de los est{mulos que recoge con simultaneidad, Precisamente, su constante percibir le eoloca on absolute dependen- 54 CARLOS R, PEREYRA cia sensorial y le impide concentrarse electivamente sobre un objeto determinado, ‘Un remedo de lo que ocurre en el maniaco puede alcanzarlo todo aquel que haya tenido una discreta excitacién aleohélica, antes que ésta se trueque en una verdadera deficiencia funcional, No a6lo el sujeto cae sobre los detalles mAs finos que hieren su sensorio, sino que subjetivamente siente que vive las cosas con més claridad, aun- que en cierto grado ello dependa de una merma inhibitoria o critica, ‘Se habla de un aumento patolégico de la percepeién, en ciertos casos de debilidad irritable, en que se incluye en gran parte a los neurasténicos constitucionales y adquiridos, convalecientes, etc. En eatos casos los eatimulos llegan al paciente con una intensidad mul- tipliada y adquieren una resonancia mortificante. Generalmente afectan electivamente mds a un territorio que a otro: ruidos, rayos luminosos, cloras, etc, En realidad es discutible que estos fenémenos deban referiree a ‘un aumento de la percepei6n, por cuanto se dan en sujetos asténicos y por ende, fatigablos o inferiorizados para toda operacién pafquica; lo vordaderamente destacado en estos casos es la irritabilidad sonso- rial, que no implica necosariamente un aumento de funcién, sino una forma particular de disfuncién, Independientemente de Io quo altera al aparato receptor, la percepci6n eaté disminuida siempre que exista un trastorno global de 1a conciencia. La confusién mental en sus distintos grados de obtusién, constituye un ejemplo t{pico, El umbral sensorial se halla elevado para todos los territorios, Los est{mulos no llegan, legan con rotardo 0 necesitan repeticién o intensificacién. Un objeto es visto detenidamente, una pregunta hay que repetirla insistentemente, #u expresién y aus recursos revelan la torpeza, Ia desorientacién y la incapacidad de captar el objeto de su atencién, La pobreza asociativa, la dificultad de integracién representa- tiva y de formular juicios rudimentarios, més que e) sensorio, inter- viene en el ontorpecimiento de la percepci6n, Presentan este cuadro, ademés de los confusos de causa toxoinfecciosa, traumdtica y emoti- va, eventualmente, los demontes de toda clase, los epilépticos, los esquizofrénicos, ete. La percepcién es igualmente torpe y deficiente en los estados ontricos, porque existe siempre un estado de confusién, s6lo que agus, los estfraulos provenientes del mundo externo, tienen, por asf decir- Jo, un competidor dominante en las propias imégenes y representa- LA PURCHPCION Y SUS TRASTORNOS 55 ciones del enfermo, que con mas féci! acceso a la conciencia, acumu- Jan en ella en desorden anérquico, Paradojalmente, lo poco percibido suele tener une resonancia manifiesta, entonces, se mezcla y diftn- de con los productos de au representacién. En los ostados crepusculares, hay exclusién de todos los est{- mulos que no caigan en ol cfrculo estrecho de determinados intereses, prevalentes, El epiléptico, el histérico, el mfstico, en cierto momento, no ve, no oye o no siente, mds que aquello que de algiin modo se vincula al objetivo que ha enfoeado, Igual exclusién, generalmente para un determinado territorio 1 organo sensorial, ejercen los histtricos afectados de sordera, ce- guera, mudez 0 anestesia localizada, mediante un mecaniamo de ropresién que implica un estado global del psiquismo, Fuora de toda ofuscacién global de conciencia, parecidos son los fenémenoa de exclusin a que da lugar In concentracién maxima de 1a atencién o el monopolio ejercido sobre ella por intensos estimulos emocionales: la concentracién ‘en Ia investigacién, la pasién de Ia lucha, nos hace insensibles @ Jo que se halla fuera del marco de los objetos circunscriptos. La atenuacién que on la conciencia tienen las imagenes percep- tivas, son on gran medida responsables del trastorno sindromético de la despersonalizacién. Los melancélicos extraian el mundo y se extrafian a sf mismos, hasta el punto de sentirse otros porque laa cosas llegan a ellos ain la consiguionte repercusién y enlace (natural- mente que condicionadas por el afecto), amortiguadas, faltas de ca- lor y de viveza, como algodonadas, segin la feliz expresién de un psiquiatra argentino, Igual validez tiene este mecanismo en la per- plejidad caquizofrénica frente a un mundo desdibujado e incierto. En el sindrome de Cottard, particularmente, la obtusién per- ceptiva llega a la negacién de érganos, a la insensibilidad y ala analgesia. No de otro modo se explican los crueles medios con que sirven a sus intentos suicides: morir de inanici6n, tragar latas y objetos no comestibles, mutilarse, etc ‘Los eataténicos a0 vuelven también insensibles en gran medida y extension. ‘De una manera global y bien acusada subjetivamente, aunque con menos intoxisidad, suelen quejarse de sus insuficientes percep- ciones los neuréticos. Nada es bastante claro y recortado en In con- ciencia, los objetos fultos de I{mites se siguon en borrosa continuided tunos con otros, provocando una angustiosa desaz6n, que incluye la 56 CARLOS R PEREYRA imposibilidad de sefialar valores y jerarquias. Todo es igualmento homogéneo y desagradable por su faita de precisién. En el ciimulo de cosas nada se destaca nitidamente y por consiguiento, nada parece valer nada. Debe agregarse, que los trastornos cuantitativos puros son en realidad la excepcién y que atin cuando éstos parecen més limpios, como los que se dan en las neurosis, un cierto grado de deformacisn. de lo percibido es responsable de In obscure sensacién hipo 6 hiperestésica, 4 TRASTORNOS CUALITATIVOS DE LA PERCEPCION ” Los trastornos cualitativos son los més importantes de la pato- logfa de la percepcién. Comprendon en esoncia todos los errores posi- bleay pesar de au enorme interés, lenan todavia uno de los eaptti. Jos més oscuros e inciertos, tal vez por la multiplicidad de las fuentes de produecién del error, Mas el hecho es excusable, pues en esta aparente simple relacién del aujeto y el objeto, cabe toda la teorfa del’ conocimiento y estén adn muy lejos de agotarse las controversiaa filoséficas, Inusrones Le ilusién es el error més simple y comin, a tal punto que con - frecuencia carece por sf misma de significacién patolégica, La ilusién consiste on la percepeién deformada de un objeto presente y real, Es ah{ donde tiene lugar la aplicacién de todos los conacimientos acerca del acto perceptive, para compronder mejor las verdaderas fuentes de error. Esta radiea excepeionalmento en los érganos sensoriales; el 'as més de las veces, del complejo acto claborativo, es cir, e eminontemente pafquico. Si en presencia de un objeto cual. quiera le adjudicamos otros atributos de los que verdaderamente posee, verbigracia: tomamos a un desconocido por un amigo quo es. eramos 0 confundimos en la penumbra un drbol con un aer humano, Ro e8 porque nuostroa sentidos nos hayan informado mal, sino, por. que Ia mente intogra el acto perceptivo, sin advertirlo, con represen. taciones y también con ciertos supuestos que se engendran en nues. roa afectos, En la vida cotidiana, el error ilusorio es tan frecuente que vivi- LA FERCHPCION Y SUS TRASTORNOS 3 mos en constante rectificacién. Al leer un pérrafo cualquiera que nos resulta incomprensible, volvemos sobre las Ifneas y advertimos que todo su sentido estaba cambiado por una palabra, la que nuestra mente alteré en una anticipaci6n del texto, leyendo lo que nos pare- fa y no lo que estaba escrito, Reefprocamente y con més facilidad, se pasan por alto méltiples orrores impresos, como si fueran correctos, porque siguiendo el sentido, la mente anticipa también la exprosion justa y la da por existente. Aaf se lee por ejemplo la palabra munici- palidad donde s6lo dico “munipalidad”, o como recuerda Bleuler, se oye perfectamente una conversacin telefénica, siendo que el apara- to no reproduce ciertas consonantes. Sin duda alguna que la comisién de estos errores, esté facilita- da en cada cago por el Animo con que el sujeto enfrenta al objeto. Sien Jos ejemplos procedentes el sujeto ea un simple lector, la inadverten- cia de los errores de impronta serd mayor que la de un corrector; en cambio a este dltimo le pasardn por alto los errores de construccién vinculados al sentido, porque su atencién est puesta en la minucia de las palabras y de las letras, Este proceso de integracién representativa inconciente, afiade el error a los datos fieles del sensorio, y a su vez, Ias mismas repre- sentaciones que integran la imagen sensorial son provocadas por supuestos, por rudimentarios juicios anticipados sobre las realida- dea Es decir, que a ilusién se realiza segiin el mecanismo normal de Ja percepeién, pues al percibir, el psiquismo afiade siempre ese algo complejo de representaciones, de sensaciones y juicios implicitos, que perfeccionan la magra realidad que nos da nuestro sensorio, a tal punto que le ha permitido decir a Bleuler, que la percepeién mis: ma “es una ospocie de ilusién”, Esta integracién es tanto més completa cuanto més diferencia- do sea el Srgano de los wentidos, lo que so ve y we oye, mas que lo que se palpa o gusta, fl sensorio en estos dltimos casos, se atiene mas ala sensacién inmediata, lo elaborade es més pobre, Sin esfuerzo se comprende sora que en presencia de un objeto cualquiera, lo podamos percibir con una alteracién de detalles, que provienen en primer lugar de nuestro estado afectivo, de nuestra isposicién para el objeto, que anticipa nucatro deseo o nuestro. te- mor. Que asimismo la perfeccién de la realidad depende de la aten- cién que Ie prestamos y éste varia segiin el eriterio con que encara- mos al objeto y también nuestra estructura y edmulo de conocimien- se CARLOS R. PEREYRA 408. Los detalles que oscapan a un lego, no se le escapan a un técnico, Jos dos “ven” Jo maigmo, sin embargo, Ia diferencia esté en la integra~ cign de representaciones que se hace posible en el técnico por conoci- mientos anteriores, La deformacin perceptiva a favor de los estados afectivos comprende la catatimia, Es tal vex el més frecuente de los mecanismos ilusorios, tanto en lo normal como en lo patolégico, El estado afoctivo provoca una actitud mental, une disposicién para percibir, que enticipa datos a los datos reales del sensorio, El senti- miento de espera, por ejemplo induce a multiples errores, alguien que debe llegar es reconocido como presente entre otras person ‘que no lo son, incurriéndose en falao reconceimiento. ‘Un lugar habitual y conocido, lo recorremos en la oscuridad sin tropiezos e identificando a los objetos, pero ai nuestro énimo noa sugiore la posibilidad de un asalto, una planta podré ser tenida por un hombre y el ruido de sus hojas como de cautelosos pasos. Ios ruidos de la noche, habitualmente inadvertidos o claramente identi- ficados, adquicren resonancias singulares y despiertan una actitud expectante, por el solo hecho de que hemos le{do, hasta tarde, una novela truculenta. La sugestién puede provenir de otras personas, tal es lo que courre en los fenémenos de ilusionismo y entre las multitudes, donde unas y otras se impregnan y se preparan para compartir errores. ‘De un modo general, mucho de lo mal percibido estaba previsto por nuestra actitud mental: deseos, temores, convicciones, creen- cias, experiencia anterior. Hata os también la causa ordinariamente eficiente on las ilusiones patolégicas. ‘La diferencia entre las ilusiones corrientes y las que se den en los alienados, esté dada por el juicio oritico y Ia posibilidad de In rectificacién. El pensamiento l6gico le niege verdad ala percepcién y comprueba su ilusién. Damos por supuesto que lo que se atiende deficientemente puede no ser como nos parece y basta atender més para corregir una ilusién, Igualmente sabemos, que el miedo es mal consejero y también adulterador de Ia verdad; en todo caso, si hay interés, volvemos sobre nuestros pasos y el error se disipa, si no hay interés, carece de importancia y no tendré repercusién, En e] alienado precisamento, los errorea caen en el campo de us interesos, no so deforma lo indiferente sino lo que compromete su sentimiento, pero en ellos la posibilidad de corregir es menor. Los sentimientos anticipan los matices de laa cosas y ellos mismos al incerponerse, siguen sabotoando Ia realidad. LA PRRCHPCI YY SUSTRASTORNOS 9 Acompafian generalmente a los factores afectivos, ya sea en- gendrados por éstos o como sintomas originarios de la enfermedad, diversos grados de turbidez mental, que dificultan m4s atin la tarea de rectificacién, De distinta naturaleze son los trastornos ilusorios de verdade- ro origen sensorial, es decir, cuya fuente de error no reside en la elaboracién perceptiva, sino en los datos inmediatos de la percep- ci6n, A tal categoria pertenecen la xantopsia y la eritropsia: visiones coloreadas; la macropsia y la micropsia: aumentos y dieminuciones del tamafio de los objetos; la dismegalopsia: alteraciones dela forma; Ja porropsia: sensaciones de alejamiento, ete, Pero todas ellas tienen de comiin e) reconocimiento del error por parte de quien lo padece. Su origen es ordinariamente t6xico y su frecuencia, como su importan- cia, e6 escasa en las psicosis verdaderas, donde el fenémeno ilusorio descansa en la olaboracién pstquica mediata y no en los datos inme- diatos de las sensaciones, En la psicosis, las ilusiones raramente se dan en forma aislada, Jas més de las veces acompafian a loe otros trastornos perceptivos, pseudo alucinatorios y alucinatorios, resultando frecuentemente di. ficil 1a diseriminacién, acerca de la naturaleza del error perceptivo, sen por el estado mental del enfermoo bien por el territorio en que acantona: cenestesia, sensibilidad general, etc. Attn mismo tratdndose do Jos sentidos de la vista yelofdo cuya. més perfecta organizacién hace bien diferenciadas y distintas las Percepciones, puede resultar incierta la naturaleza del fendmeno, Cuando un enfermo afectado de “delirium tremens” ", “ve” e intenta ‘huir de un monstruo que se le aproxima, no es posible saber, dado el estado de su conciencia, si tal imagen ge le aparece en ausencia de todo estimulo exterior o si bien se fragua a favor de la deformacién de un objeto cualquiera, de existencia real: la silla, la cama, una toalla colgada, ete. 4 En los trastornos perceptivos de la audicién, que de ordinario aquejan a enfermos licidos, tal eventuslidad de confundir lo ilunorio con lo alucinatorio es menor, pero subsiste, En los numerosos caxoa en los que el sujeto afirma que se le difama y se le agravia, lo que Yerosimilmente es inexacto, pero s6lo lo comprueba cuando va con- Versar a otra persona, queda siempre Ja duda de ai simplamonte deforma o crea, Las ilusiones puras, como un hecho aislado en persons vas, fantasiosas o histéricas, tienen por otro lado eardcter o 60 (CARLOS R. PEREYRA escasa importancia pronéstica, resultando de ellas, felizmente, que su diagndstico diferencial interean mas cuando él est& més facilita- do, Por el contrario, cuando las fuentes de error son\miltiples, el cardcter ilusorio o alucinatorio de la equivocacién suele ser de impor- tancia secundaris Como los trastornos ilusorios se dan en todos los territorios sensoriales al igual que los alucinatorios, convendré su descripcién simultdnea para evitar repeticione: ALUCINACIONES. PSEUDO ALUCINACIONES Y ALUCINOSIS Para comprender mejor lo que ae entiende por alucinacién y pseudo alucinacién es ventajoso comenzar definiéndolas.’A la aluci- nacién conviene la clésica y sintética definicién de Ball: "La alucina- cin es una porcepcién sin objeto”. Ella no presume nada sobre el mecanismo de su produccién y da por entendido que en ausoncia de todo estfmulo externo, un sujeto percibe lo que no existe. Debe agrogarae que Ia conviceién es absoluta, conforme a la definicién de Esquirol: “Un hombre que tiene la intima conviceién de una sonas- cién actualmente percibida, cuando ningéin objeto exterior propio para excitar esta sensacién esté al alcance de sus sentidos, se en- cuentra en estado de alucinacién”, Ahora bien, tomadas estas defini- ciones en un sentido estricto sin projuzgar nada sobre el estado aub- jetivo del sujeto que la padece, como un fonémeno stibito, en cierto modo independiente de sus ideas y sentimientos concientes, como algo extraio al espititu, pero dotado de una fuerza de conviccién mayor atin que la misma percepcién, estamos en presencia de una alucinacién pura. Su frecuencia real es escasa, pero no puede sor negada, La paoudo alucinacién por el contrario, puede definirse mejor diciondo que: os la proyeccién de reprosentaciones vivas, acordes con un estado subjetivo, que son tomados por hechos reales, por una doficiencia del juicio. En esta otra definicién lo que ge destaca, os que el eatado de Animo del pacionte es causa ostensible del fendmeno; éate se produce como una exageracién do los mecanismos psicolégi- cos ya estudiados; representaciones vivas, imagenes de tipo eidético que por su mayor vivacidad, ininfluenciabilidad voluntaria y elo- cuencia significativa del contenido, que traduce sus propios o {nti- LA PERCHPCIONY SUS TRASTORNOS. 6 ‘mos pensamientos, es aceptada como objeto real, aunque no se con- funda con la percepeién misma. La alucinaci6n verdadera se acepta por su claridad sensorial; el hecho es tan nitido que no puede ser negado, pero en cambio lo que ‘ocurro os extrafio al eepfritu del enfermo, es algo insdlito y nuevo en Jo que tiene que creer aunque no hubiera pensado antes en ello, por su extraordinaria evidencia, Precisando: la alucinacién verdadera se identifica desde 6l primer momento con los sentidos y aélo secun- dariamente con la conciencia, Su caracteristica privilegiada es la claridad sensorial. La pacudo alucinaci6n responde # los mecanismos psicolégicos conocidos, Si la conciencia acepta su realidad, es porque ella contie- ne en principio, Io que la paeudo alucinacién confirma como un eco, pero en cambio la claridad sensorial es mucho menor que en Ia aluci- nacién. En este caso lo extrafio euele ser lo sensorial, la forma en que el fenémeno es captado en cl mundo externo, que no tiene nunea la precisién y objetividad de las alucinaciones. Se trata de hechoa siem- pre diferenciables de los ordinarios. Resumiendo: lo que caracteriza a la pseudo alucinacién, es su primitiva identificacién con el espfritu y secundariamente con los nentidos. Bi la alucinacién y Ia pseudoalucinacién responden ambas & procesos paicolégicos, que es lo mAs verosfmil, la diferencia substan- cial, dada su exteriorizacién formal, estarfa expresada en que: la pseudo alucinacién concreta inconcientemente, un proceso mental que come tal, era conciente, en tento que la alucinacién pura respon- de a fendmenos desarrollados en las capas mds subterrdneas de Ia conciencia, en forma de sentimientos oscuros, jamds confesados, ni mentalmente concretados. Diveraos autores piensan que las alucinaciones en general po- drfan tener dos mecanismos distintos: neurolégico, automatico, or- gGnico, en el caso do iucinaciones verdaderas, y paicolégico, como la proyeccién de la imagen, en el ceso de la pseudoalucinaci Esta hipétesia dualista ha sido objeto de las més enconadas discusic nos. Excederfa nuestro propésita incidir sobre ellas. Basta recordar que los mecanicistes puros como Leuret, Baillarger, Séglas, De Morasier, Clérambault, etc., niegan todo mecanismo psicolégico en Iagénesia de las alucinaciones. Los psicologistas como Janet, Murgue, Bleuler, Ballet, Spech, Jaenock, no aceptan otra forma de produc- a CARLOS R. PUREYRA cién, Los dualistas como Bumke, Kahlbaum, Jaspers, Claude, ete., aceptan ambos origenes. En la clinica psiquitrica, los trastornos perceptivos son de muy distinta indole en unos y otros onfermos. La inmensa mayoria de Los casos responde a las caracter‘sticas pseudo alucinatorias, s6lo una {nfima minorfa conatituyen alucinaciones verdaderas, En el pri- mer caso el delirio es previo al trastorno perceptivo y lo engendra, En el segundo caso, cabe aceptar que Ja alucinacién, nacida tal vez subconciontemente, determina el delirio, obligando a su interpreta- cién, Pero esto estarfa siempre abonado por una estructura predomi- nante. La existencia de alucinaciones puras, se impone como real en pocos pero elocuentes casos, Ademés, como una confirmacién de esta posibilidad, se comprueban en clinica las lamadas alucinosis!. Dupré y Gelma (L'Encephale, 1910-1911) designan con este nombre a un proceso en que todo el fenémeno consiste en Ia alucinacién; sin que ella sea seguida, ni esté precedida de ideas delirantes, Hl sujeto cree en la realidad objetiva de lo que ve u oye pero esto no repercute ni en su Animo, ni en su conducta, Necesariamente en estas condiciones no es admisible explicar los hechos por el mismo mecaniamo, vélido para las pseudoalucinaciones, Para L’Hermitte, Van Bogaert, Claude, ote, se tratarfa de un fendmeno puro, circunscripto, de tipo neurolé- gico, capaz de provocar automatismos sensoriales, Lo evidente para nosotros, es que este trastorno explica cOmo pueden ser producidas alucinaciones en ausencia de toda creencia, temor 0 deseo, por lo menos concientes par el individuo. Ena préctica clinica, dentro del reducido mimero de casos que se presentan de esta naturaleza, he podido comprobar con una cons- tancia sugestiva, que los sujetos afectados de estos trastornos eran de algdn modo deficitarios, congénitos o adquiridos: débiles menta- les, alcoholistaa er6nicos, apsticos constitucionales, de donde se gue que habia en ellos una cierta incapacidad de interpretacién, y por ende, de formacién delirante. Los casos descriptos originaria- mente por Dupré y Gelma se referian sin embargo a sujetos sin dafo intelectual. Algunos de estos enfermos reaponden en todo a los caracteres enunciados: alucinacién sin delirio, es decir, conviceién de} fenéme- + El término originario es de Wernicke y designabs loa delirios alucinato- ios, exénicosy agudos. La priquiatria alemana ha reservado su so pars una forma deliranta,relativamente ldcida, de aleoholisme subagudo, LA PERCBPCION Y SUS TRASTORNOS a no perceptivo sin derivaciones interpretativas, pero on otros, frente ala alucinacién, hay dudas o ge le niega realidad. He conocido a un enfermo apético y débil, alucinado del ofdo, que se internaba a volun. tad y que estabe colocado siempre en una de estas dos alternativas, ‘No se trataba de alucinaciones concientes, proximas al tipo eidético, donde se reconoce de inmediato au origen interno, de propia elabora. cign pafquiea malgrado au aparente sbjetividad, sino que las compa raba con las voces comunes, ordinarias, venidas necesariamente de afuera, a pesar de [o cual se trataba como un enfermo, Las voces eran insultantes, molestas y lo ponfan nervioso, pero no culpaba a nadie, no le inquietaba el procedimiento por el cual ae las hacian llegar, nj vefa en ollas ningéin asomo de verdad ni reproche merecido, limnitan. dose a buscar por sus propios medios el aislamiento y el tratamiento que quiieran darle, En la prdctica es a veces extrasrdinariamente dificil, eatable- cer si un sujeto padece de alucinaciones verdaderas o paoudo aluci. naciones. Las dificultades residen or. la imprecisiGn del longuaje, la inaccesibilidad y falta de voluntad del anformo para darnos explice. ciones minuciosas o en su estado general de conciencia, Sin embargo, se tomarén como signos elocuentes de pseudo alucinacién los si. guientes: a) la nocién de la clara oxiatencia del delirio, anterior al fenémeno; b) la perfecta identificaciin del sujeto con au contenido: me dicon lo que pienso”, “evocan cosas oiertaa que crefa olvidadua”, “me hacen ver eacenas reales de mi vida pasada”, “mo reprochas, me censuran lo que yo mismo digo, pero son muy severas” ¢) el cardcter espiritual de verdad sugerida al alms, que impide las deneripcionos: “me sent{ como iluminado y aparecié una imagen que me hablé, no Puodo decirles como era, pero la vi"; d) Ia consecuencia dela alucina. cin con el curso del pensamiento: “cuando quiero verlo a Dios Jo invoco", “pensaba en ello y apareci6";o) la vaguedad y el poco realis. mo de Ing fuentes sensorinles: “sogundas voces”, “voces quo vienen del estémago", “de ultratumba”; f) la inconfundible diferencia con los datos normales que recoge el sensorio: “algo nuevo y distinto que nunca habfa visto hasta ahora”, “apariciones singulares, fantanti. cas, que Ud, No puede comprender”, seguidas de vanos intentos por explicar: “es como i..."; g) el tipo francamente extrasensorial de la pereapeién: aluginaciones psiquicas, percepcién del peneamicnto, imagenes extracampiles, etc. En contraste, con estos casos, as alucinaciones verdaderas, mucho menos frecuentes, obligan a desir al enformo: "Jos cigo como x CARLOS R. PEREYRA Ud.”, "yo 86 bien de quién se trata”, “en este momento habla de ahs", “cambia la vor para que no ge le reconozca”, ete! La objetividad ¥ 61 realismo sengorial los leva frecuentemente a dudar de quo los demas no lo sepan también como él, pues el fenémeno es tan natural que esté al alcance de todos, Cuando se trata de un delirio crénico, por lo general ea bien sistematizado y se fragua con material de la vida real cotidiana, en tanto que en los pseudo alucinados prevalece el pensamiento magico, Primitivo, mfstico, siempre extracrdinari Ademés, el alucinado verdadero apoya siempre en aus psoudo ercopciones para demostrar lo que afirma, Ese es el argumento irrefutable de lo que le acontece, la verdadera prueba de todo. La alucinacién surge como necesaria en sus parlamentos para su do- moatracién, si o8 que no eaté reticente. En cambio, en la mayor parte de los otros casos, esto no es indispensable para el desarrollo de sua ideas, es algo més que robuatece sus creencias y a lo que sélo se refiere si le es sugerido o ai viene bien al relato. La pseudo alucina- cién aparece como una mera excrecencia del delirio, Cuando ae trata de enfermos de larga evolucién, os importante establecer la naturaleza de la pseudo percepcién, pues ella contribu- ye grandemento al diagnéstico, ya que este modo de alterar In reali- dad, aun cuando se nos escapa su patogenia exacta, enrafza en le intima estructura de loa pacientes. De un modo general, las pseudoalucinaciones afectan: a los pa- rafrénicos, esquizofrénicos, dolirios misticos, espiritistas, psicosis histéricas, Ganser y pseudo demencias, emotivos psicéticos, ciertas bouffées de los débiles mentales, etc. Claude (Mecanisme d’hallutinations, L’Encephale, May, 1980), signa estos procesos a distintas formas de “delirio de accién oxte- rior” y los opone a los provenientes do lae alucinaciones verdadera: “consecuoncia de una alteracién orgénica o de una perturbacién di- némica de los aparato i lag lesiones corebrales o menfngena: tumores y meningitis, intoxica- ciones de alcohol, cocasna, hastchisch, perturbaciones circulato: epilepsias y migrafias Sin prejuagar sobre la inclusién nosogréfica del dolirio, ni la patogenia de la alucinacién, insistimos en que, entre los delirion erénicos persecutorios que tienden a la sistematizacién, se ven tal vex loa casos mds elocuentes de la alucinacién verdadera, al menos, si para afirmar su naturaleza nos atenemos a las propiaa referencias LA PURCHPCION Y SUS TRASTORNOS, 6s de los enfermos: torminantes, inequtvocas y exentas de toda apa- riencia fantasio! 7 "Pal vex. el mayor argument a favor del comtn origen de las pseudopercepciones, radica en los raros casos, en que, seguin los te- rritorios sensoriales, un miemc enfermo parece afectado a la vex de ilusiones, pseudoalucinaciones y alucinaciones verdaderas. En efecto, tal imbricacién de procesos se sorprende en ciertos episodios subagudos alcoh6licos pseudosiatematizados, donde el su- jeto oye con claridad inconfundible que se le amenaza, que se trata de matarlo, esto no tiene sentido; sufre visiones terrorfficas engendra- das verosfmilmente de un modo ilusorio y también, en un campo menos claro, llegan a 61 expresiones como la de “borracho”, “mal hombre”, que tiene el inequtveco significado de un autorreproche, mil veces repetido, y que merced a su estado de conciencia ha adqui- rido vivacidad y corporeidad. Paicogenético 0 neurolégico no parece razonable atribuir a dis- tintas causas, los diversos matices del mismo cuadro. ‘Apuntamos.aqui, como una sugestién, que en realidad los tras- tornos que acabamos de estudiar, malgrado las miltiples causas etiol6gicas que los producen, tienen un claro antecedente de posibili- dad en los fendmenos paicolégicos de trénsito: la pareidolia se vineu- Ja a Ia ilusién; la imagen eidética, la alucinacién conciente y la pacudoalucinaci6n tienen meras diferencias de grado. En cuanto ala alucinaci6n, su antocedente es la imagen hipnagégica. Las falsas ilusionea de los amputados participan ala vez del cardcter ‘lusorio y alucinatorio, porque si bien las situaciones son referidas a un mier- bro auaente, no es menos cierto que una sensacién real existe a nivel del mufién. CARACTERES SEGUN LOS ORGANOS DE LOS SENTIDOS, ILUSIONES Y ALUCINACIONES DE LA VISTA ‘Las alucinaciones de la vista se hallan favorecidas por todos los procesos que implican un compromiso global de la conciencia, Por eso son mucho més frecuentes en los enfermos no licidoso bien en los sujetos Iticidos propensos a eatrechamientos de la conciencia y esta dos crepusculares: epilépticos, histéricos, mésticos, ete. Por las mismas causas, su aparicién se vincula a procesos agu- dos y subagudos; dominan durante un perfodo de relativa duracién, ca (CARLOS R, PEREYRA y dentro de un estado crénico, s6lo son emporddicos o por brotes. De ‘un modo general su prondstico es marcadamente més benigno que el de Jag alucinaciones del ofdo. Las alucinaciones de la vista forman parte de casi todas las psicosis téxicas e infecciosas donde las psoudo percepciones adquie- Ten el cardcter de imagenes ontrice Enel delirium tremens, las ascenas son bien organizadas, por lo general desagradables 0 terror‘ficas, son fantdstices, vividas y su- bordinan Ja accién inmediata del individuo quo se muestra casi siem- pre agitado, Son ilusorias o alucinatorias, Se dan sobre una superfi- ie: el piso, el techo, la colcha, Lo més frecuente es que ge trate de figuras de animales (zoopsias): vfboras, ratones, lombrices, gatos, ete. En tales casos tienen relieve y aparente realidad con te reperousién afectiva, Un enfermo nuostro que no contesta al interrogatorio, no cesa de ahuyontar sombras con gostos y ademanes elocuentes, corriendo de uno a otro lado de la habitacién, Pasado el episodio nos dice que eran aves de corral: gallinas, ovejas que le ensuciaban todo. Otras veces tales visiones carecen de relieve, es como si mdltiples y cambiantes esconas desfilaran ante una pan. talla. Entonces el paciente ost més calmo, como ai fuera un espect dor, recogiendo la sensacién de que se las proyectan, ae las hacen ver. Se trata con frecuencia de escenas de su vida, retratos de los padres 0 de los allegados. Todo lo cual, en ese momento, tione un claro signifi- cado, que por au falta de ligazén légica, luego ge pierde o se esfuma. En los delirios febriles, las falsas percepciones tienen el cardc- tor de pesadillas. Las visiones aon insistentes, gravatives, repetidas, como las ideas en el mentismo: bolas de fuego, luchas, incidencias, siniestros que dejan la sensacién de que se renuevan interminable. mente. Las visiones microscépicas y las figuras liliputienses acompa- flan de ordinario a los delirios provocados por los alealoides. En la epilepsia las visiones son coloreadas, dotadas de gran vivacided. Furia de elementos: aire, fuego, reldmpagos. Visiones mis- ticas: Dios, angeles, el diablo o terrorfficas: monstruos, sangre. Por ol relato de los enfermos parecen muy elementales y. poco organiza- das. La conducta es estética o por el contrario, agitada y furiosa. Los histéricos son propensos a “ver” episédicamente en cons nancia con sus ideas: Segiin el grado de ofuscacién de In concienciay del estado crepuscular, padecon ilusiones o alucinaciones. Las pri- meraé se inspiran a veces en simples tomores y Ia experiencia se LA PHRCRPCION ¥ SUS TRASTORNOS 6 repite en identidad de circunstenclas horarias y espaciales, a pesar de ciertas posibilidades de rectificacién. Una de mis enfermas al ir a acontarse creia ver a alguien al pie de su cama, como una sombra; ol hecho la aterrorizaba, sin embargo no le dejaba profunda conviccién, Con frecuencia ias visiones tienen Ia ampulosidad de las pro- pias ideas, impregaddas de sabor mistioo, religioso o simbélico, De ta indole son lag visiones fantdsticas de las climatéricas cafdas en delirio, con depresién atfpica: diablos, fantasmas, el infierno, la j ticia, 1a vonganza, bestias repugnantes y escenas que entrafian un sentido de castigo y padecimtento, La conducta ea patética y teatral, unas veces en arrobamiento, ottas en aterrada y ruidosa agitacién, De parecida indole son las visiones de las psicosis carcolarias, sin. drome de Ganser y pseudodemencia, ‘Las. visiones, por su fntima consonancia con el contenido del pensamiento, suelen ser gratas en los misticos, que se sienten toca dos por la gracin de Dios. Aqui mAs que nunca lo visto estaba previsto 1 tiene ol intimo sabor de lo inefable y lo sublime, Dios, los angeles, la Virgen Maria, San Pedro, San Gabriel. A pesar de su aparente realis- mo los enformos tienen grandes tropiezos para sus descripciones, no hay detalles. Son figuras iluminadas, irradiantes, plenas de los atri- butos generales con que viven en su imaginacién. En los maniacos, los trastornos sensoriales de le vista; excep- cionalmente pueden interpretarse como alucinatorios, pero son fre- cuentes las ilusiones que los llevan @ constantes falnos reconaci- mientos, tomando a unas personas por otras. Arin aqui hay que ser cautos en Ia apreciacién del fendmeno, pues tal “error” a veces s6lo rxisto en In apariencia y obedece al propésito burlén ligero de un aujeto desaprensivo y desbordedo. Més frecuentes son las ilusiones visuales de los melancélicos, que ordinariamente no hacen més que robustecer las fatalistas creencias que austentan. TLUSIONES ¥ ALUCINACIONES DEL OfD0 Las alteraciones sensopereeptivas del ofdo, son mucho més gra- ves que las de Ia vista, Se dan de ordinario, en estado de mayor lucidex y esto implica ya un prondstico, por cuanto, es lay general, que todo trastorno pstquico es tanto mds serio, cuanto més firme y sélido sea el terrono en que asionte. Por otro lado lo que ue oye, no tiene posible rectificacion, BI tacto corrige la visién, pero Ia viste no 6t CARLOS R. PEREYRA satisface igualmente al ofdo, pues la nota espacial es muy incierta y variable, Los ruidos y las voces se esconden tras de los muros, proce- den de largas distancias, surgen debajo de la tierra. Con Séglas se diatinguen las alucinaciones del ofdo en elemen- , comunes y verbales, Las primeras comprenden ruidoa y soni doa sin significacién espeetfica: silbidos, zumbidos, rozamientos, ete, Las comunes ya tienen referencias a objetos conocidos: el movimien- to de una cama, el claveteo de una tabla, pasos, etc, Las verbales son Jan més frecuentes y graves por su contenido ideatorio. Conozco un enfermo que hace ya muchos afios sufre do alucinaciones elementa- Jes, zumbidos y ruidos imprecisos. El fenémeno es indiacutible por la ausencia de toda causa clinica y por au eatrecha relacién con ciertos eatados de Animo vinculados a au personalidad psicopética. Con todo es lo excepcional, y esta forma de alucinacién suele ser de trénsito a Jas otras més organizad: ‘Las alucinaciones comunes, referidas a una dindmica con senti- do, se aprecia con preferencia en los melancélicos: aaben que van a morir porque oyen los preparativos de su entierro; se esta levantan. do le horea; ya llega la poliefa a buscarlos. También suelen darse con clorta pureza en las alucinosis y celotipias alcohdlicas y en las expe- rioncias nocturnas de los seniles. Un alcohélico, licido durante el dia, ae despierta sobresaltado por los pasos de sus visitantes noctur- os, esté seguro do que lo van a matar o lo van a robar aunque no lo haya ofdo, porque hay gente que anda en la oscuridad. Lo miamo loa seniles, rovisan los muebles, los rincones en busca do fantdaticos perseguidores. Como es l6gico, tales estados no puedon separarse de Jaa ilusiones, pues bien pueden engendrarse en los mil ruidos que en In noche sorprende cualquier desvelado. Lo frecuente es que las alucinaciones o ilusiones auditivas de toda {ndole se mezclen y se perfeccionon hasta las formas verbales, Estas pueden ser ininteligibles: murmulloa, voces apagadae, conver. sacionos Inaudibles, Hl que esté alerta y seguro de que le rodean sus enemigos acaba por ofrlos aunque no sepa lo que dicen. La claridad, intensidad y objetividad de la alucinacién verbal, varfa hasta el infinito. En ocasiones el paciente oye con tal nitide que se ve obligado a buscar en todas las direcciones; 1a voz. es como la de cualquiera, es preciso que ae encuentre ahi, si no los halla, vienen las interpretaciones, porque el fenémeno tiene més fuerza de convic~ cion que todas las percepciones reales, Entonces se deduce que se LA PHRCHPCION ¥ SUS TRASTORNOS | 6 wndo, que lo hacen al través de las paredes; validos de aparatos tepocinon, ot: ronan, i nterpretacin por lo general etaba 2 configurada, porque Ia alusinacién es la conseeuencia del delirio. En enos casos se oye a vor de fulanc de tal, que habla con ta propéti tovy a6lo on secundaria la ubicacién 0 el'medio. Més raramente el fenémeno alucinatorio aparece como un hecho primitivo, es decir no precedio de inguletud y rumiacién delirante o por lo manos de ie Conciente, La consecuesci entonzes, al comiento, esa perpllidad y secundariamente Ia interpretacién, Un enfarmo nos deta angustis: Gor "Pero, qué pass conmigo!, me emborrachan noche y dia hablan- do constantemente’. No sospechaba de nadie, no recondcfa las voces come de personas conocidas y win mismo, era por el momento ubjcarlae e intuir su propésito. pe oe caputiad de objetvacion dl senado, ego seeurda i ‘aoréinarinmente superior a la normal, no debe ex- tHahusenancn gue el aucado precne en de done proce an cuando e trata do dstanciasenormes: heblan de un pueblo de 5 pe, de un rineba do la pioza odeterminado drbol del jardin, ete. Otras veces Ia alucinacién carece en absoluto de limpieza. Los tieubeos y Ie incertidumbre axprosan su vaguedad: ‘me parece", “ew como mi." ote, Hogan como un gusurro, gon leans o muy p mas, son audibles por uno c ambos lados, hablan en un lenguaje comprensible oextrafo; portanecen a personay conocidas, e indie éualizan perfetemente bien y seas reconoce hasta cuando inten dinfeanaria, Contrariemente pueden ser completamente anénimas, ntérens, tomultuoses, de hombres, mujeres y niios a In vor, ete Las posibilidades gon enormes e improvisibles y lo més important os tratar de establecer en cada caso su contenido y la interpretacién se err vontanido osla mda delas veces ol trasunto afectivo ideatorio de paciente, La interpreteclén secundaria: provedencia, medion po- sibilidades, hablan do la ostrucure do la psicoss, is lézie o al surdo de sue razonamientos y también la forma de captar la falaa realidad. CONTENIDO i bli- Rara vez las alucinaciones verbales son indiferentes y no ol gan a une interpretacién delirante, Tal es lo que ocurre en algunas n CARLOS, PHREYRA alucinosis, en los sujetos dementizados o insuficientes en las viejas psicosis por una resignacién que puede sor interrumpida en brotes subagudos. La alucinacién del ofdo menos que la de la vista, puede ser grata. Tales casos corresponden a los misticos, los parafrénicos ima- ginativos, algunos histéricos que sienten ceporddicamente las ala- banzas de sus virtudes 0 de sus ideas, on consonancia con aus {ntimos doseos y aspiraciones, Uno de nuestros pacientes oye “misica celes. tial”, otro con singular videncia capta el dulce parloteo de los pajaros yelsoly la luna le cuentan su historia, ete. Cuando las voces son contradictorias, caso relativamente fre- cuente en crénicos sistematizados, una de ellas defiende, morigera, halaga y menta las virtudes del paciente, en tanto que la otra amena. za e injuria, Nunca he podido comprobar, como se dice, que electiva- mente las palabras benévolas y las agraviantes lleguen por distintos ofdos. Hay un contenido sentimental en las alucinaciones de adver- tencia y consejo, generalmente atribuido a un ser querido o una proteccién extra terrena, Lo corriente es que la alucinacién cause profundo dosagrado, Con ella se capta lo temido; lo odiado cobra realidad; las faltas incon- fesables y disimuladas se hacen ostensibles y se propalan y més que eso, la calumnia y el reproche injusto ofenden sin razén, Su conteni- do e inaultante, amenazador, tumultuoso y tezror‘fico en los cuadros subagudos, téxicos e infeceiosos en que suelen combinarse con los otros tipos de alucinaciones. ‘Ee agraviante y soez en todos los delirios subagudos o erénicos, de idea prevalente, coloa, desconfianza. Tiene generalmente clai dad y se producen expresiones breves y cortantes, confirmatorias de In sospecha. Aluden a sus faltas on los débiles, dementes precoces y paranoicos, haciendo referencias a su pasado onanista o acuséndo- log de homosexualidad, En ocasiones descubren su vida y la divalgan o bien se anticipan a todo pensamiento, pronuncidndolo en voz alta, Eco y robo del pensamiento que subrayan In marcha crénica del pro- ceso. Otras veces son simplemente molestas porque indican el con- trol permanente, en los cazos er6nicos on que se limitan a decir todo Jo que el sujeto hace: “ahora se levanta”, “camina”, “se pone el saco”, “va a fumer’, etc. [LA PERCHPCION ¥ SUS TRASTORNO: INTERPRETACION La interpretacién que el aujeto hace de la procedencia de las voces y los medios de que se valen pera hacérsolas legar, dependen naturalmente de la forma de ceptar y de las posibilidades de sus pensamientos, Los delirantes hicidos mds o menos sistematizados pueden re- ferirlas « los vocinos o bien a aparatos especiales: radios, teléfono: ete. Lo inusitado del fenémeno obliga a buscar una explicacién, pero esté exenta de fantasfa y cefiida en lo posible ala realidad, dentro de su caudal de conocimientos y capacidad intelectual, Por el contrario, la libre imeginacién y la naturaleza poco obje- tive del fendmeno se denuncian en las interpretaciones fantésticas de los parafrénicos, que inventan verdaderas hipétesi« pseudocientificas para dar una explicaci6n, Frecuentemente se ad- vierte que los fenémenos son més espirituales que sensoriales, En los esquizofrénicos el absurdo y le arbitreriedad de aus afir- maciones augieren la ambiguedad del trastorno sensorial, No se sabo a veces ai se trata de una idea, una vor o la simple deduccién de un hecho cualquier. Proceden de su propio cuerpo, de los vecinos, de los muebles; habla el corazén y cantan los érboles. Cualquier absurdo concebible es vilido para la interpretacién exquizofrénica, fuera en absoluto de toda realidad. Uno de nuestros pacientes es perseguido exclusivamente por ventrilocuos, porque é1 "ve" que In voz le nnle del estémago, otro lleva los enemigos dentro de sf Cuando In alucinacién se acompana sincrénicamente con Ia pro- duccién de ciertos ruidos: Iatidos carotideos, marcha de tren, gotear de la canilla, etc., se habla de ilusién del 6fdo, pues media una causa oficiente y deformada; pero tal cistincién carece de valor, ya que la diferencia entre el estimulo real y lo captado es lo bastante grande como para pensar que la participacién de lo real es minima, y por otro lado nunca puede, teoréticamente eliminarse In ilusién, ya que on la vida ordinaria no es concebible el silencio absoluto, ILUSIONES Y ALUCINACIONES DEI. OLFATO Rara vez son primitivas con relaci6n a los otros sentidos, En los casos agudos toxo-infecciosos ccexisten con las demés perturbacio 2 CARLOS R. PERI RA nea sensoriales. En los casos erénicos se agregan a las otras alucina- cionos para ratificar el delirio y ensombrecer'el prondstice, Salvo rarisimas excepeiones: olor a incienso, perfumes sugesti- Yos en infaticos e histéricos, son siempre desagradables: olores pritidos, Jabal de gases onzofogos y anbores nauseosos que atestiguan jue se les envenena la comic 8 ace beber ori gue eies envenene le comida o por as noches se los hace beber orina La insensibilidad, Ia falta de aabor y olor de las as o8 caracteristicn de la depresién melaneslica, Bete ar ‘rn medida « la inapotencia y la inanicién. La aparicién de las alucinaciones del gusto y del olfato en el curso de un delirio prolongado, es siempre grave, La desconfianza aumenta: se niegan a comer o toman mil precauciones antes de inge- nirun alimento. Con frecuencia, acrecienta grandemente su desape- go a In vida y a veces les hace concebir ideas auicidas, XLUSIONES ¥ ALUCINACIONES DE LA SENSIBILIDAD GENERAL Y LA CENESTESIA. ‘Tienen una gran importancia en los procesos agui ter tonio, En forma de alocinacidn corabinada se danten es ciahle cos, que sionten sobre su piel deslizarse las alimafias que ven y de las que tratan de desasirae. En los delirios oniroides provocadoa por alcalcides: morfina y particularmente cocafna, se tiene la impresion de contacto con pequetios pardsitos. in los procesos crénicos les sensaciones son més puras y aisla- das, afectando con prodilecsi6n a a sensibilidad térmica y dclonaes corrientos eléctricas, pinchazos, sensacién de agua que corre bajo la piel, doiores superficiales 0 profundos, referidos estos a In ceneste- sia, Con frecuencia estas sensaciones aparecen en los érganos gon. Lalo, sn pra produc coonon voluptuosas otorturantes. En ni cién de éatas en ol cur i feflalan ol paso a la eronicidad, a Maeno ___ La perturbacién de Ie sensibilidad profunda o jen no one a misma signifieacién. Generalmonte producto deluintecieney ifusn como Ia ealifien de Morselli, acompafia a todo cuadro hipo- condriaco leve o grave, Los neuréticos y los melancélicos, en e] re- gistro encrupulogo de sus més pequefias manifestaciones orgéni. cas, acaban por recoger las mds insignificantes manifeataciones, en. LLAPERCHPCION Y SUS TRASTORNOS RB torpeciendo también las funciones vegetativas, que no necesitan con- trol psfquico, Se hace asf un penoso circulo vicioso que se inicia en le idea, trastorna la funcin y refuerza la idea, Tal vez una primitiva y difusa desazén cenestésica inicia numerosos cuadros melancélicos, cuya dominante impresi6n es de falta de vitalidad y energfa, En los hipocondrfacos crénicos y en el sindrome de Cottard, adquieren toda la gravedad significativa de eata clase de perturba- ciones en el ourso de los delirios. Todas las funciones parecen altera~ das, Se niega la existencia de érganos (delirio nihilista), no tiene: estémago, corazén ni sangro, viven por milagro, Bstdn secos, no di- gieren lo que comen. Ideas de enormidad, pequefier o transforma- ci6n: el estémago es de piedra, no cabe nada en él, el intestino esta obturado, Las enfermedades més malignas le dan sintomas de toda evidencia: céncer, lepra, etc, Uno de nuestros hipocondriacos que habia sido operado realmente de quiste hidatfdico del higado siendo un nifio, pretende durante una larga temporada, que elimina quistes todas las noches, pasando luego a las més diversas afecciones que atestigua con dolores profundos torécicos y abdominales. Sus reite- radas tentativas suicidas obligaban a tenerle en perpetua vigilan- cia. Las perturbaciones conestésicas adquieren una importancia singular en los trastornos esquizofrénicos dando lugar a las més exéticas y atrabiliarine ideas, Se les retuercen los intestinos; estén ‘abitados por animales extrafios; enemigos invisibles; se les perfora con balag; con pufales. Los érganos adquieren autonom‘a; la aorta eatd melancélica y el hfgado se rfe, No es posible, frente a ciertas manifestaciones, delimitar qué es lo que corresponde a las verdade- ras eensaciones 0 a las caprichosas fantasti ‘Como se comprende, en todos los casos de alteraciones cenesté- sicas y en muchos de sensibilidad general, la distincién entre lo flusorio y lo alucinatorio es imposible y tampoco tiene importancia, ILUSIONES ¥ ALUCINACIONES QUINESTESICAS Y VERBOMOTORAS Consisten en le falea percepcién de un movimiento. El paciente cree que ce desplaza totalmente o por partes, que involuntariamente se le mueve un miembro o que se hunde la cama, oscilan las paredes y junto con él las cosas pierden estabilidad. um CARLOS R, PARRYRA Cuando la sensacién de movimiento afecta el aparato de fona- ci6n: lengua, labios, laringe, dan lugar a una forma particularmente grave de alucinacién quinestésice: la alucinacién verbomotora, ori- ginariamente descripta por Séglas. El sintoma sefiala Ia cronicidad del proceso, trétese de un esquizofrénico o de un delirante, La impre- si6n de privacién de libertad es absoluta so habla con su voz y por consiguiente se le hace decir lo que no quiere, En el caso de una demente precoz paranoide que atendfa recien- temento, perseguida “por la policta y por la maifie’, la enferma cam- iaba el tono de la voz cada vez quo “hablaban los otros" y proferfa enténces insultos y palabras soeces, para comentar on seguida con su vor natural: {no ve?... ino ve lo que dicen? Yo soy una muchacha eulta”, ete, A vecos este s{ntoma provoca un estado tal de esclavitud que el enfermo se encierra en mutismo por temor a ser traicionado por las palabras que pueden pronunciarse por su boca. Segén Dide y Guiraud a pesar del cardcter quinestésico del trastorno, eu origen no estarfa dado por una primitiva perturbacién de la inervacién laringea y misculos accesorios de la fonacién. ‘Tratarfase mds bien de un pensar en voz alta, fendmeno psicomotor que normalmente esté ya esbozado en las personas sanas, cuando se quiere precisar una idea, y que aqui, adquirirfa caracteres patolégi- os por eu intensidad y por traducir ideas que los enfermos conside- ran extraiias e impuestas, Las alucinaciones quinestésicas en general se producen en las psicosis agudas y subagudas acompafiando el delirio onfrico. Merced a ellas el sujeto cree ir por el aire, ae siente trasladado, cae de una gran altura, es decir adquiere todos los contornos de una negra pesa- dilla, Su produccién més frecuente es en Ias psicosis infacciosas y delirios febriles sintométicos. Este cardcter bien evaluado, permite diforenciarlo de ciertos delirios aleohélicos, en ausencia de anteco- dentes, En algunas personalidades psicopéticas: histérieas, mitoplés- ticas, mediums, espiritistas, débiles sugestionables, ete., Ins aluci- naciones quinestésicas alcanzan una importancia enorme accesionalmente, reportandoles la sensacion de ligereza de su cuer. po, la posibilidad de volar o de realizar actos habitualmento impoai bles, En los estados crénicos, son frecuentes por causas similares en Irs mfsticos, puestos en el clima peiquico de sublimidad. En lon para- LA PRCHPCION Y $US TRASTORNOS. 1 frénicos y particularmente en los esquizofrénicos, toman los earacte- res mAs extravagantes y es cause, en estos diltimos, de que crean en la independencia de sus érganos y de aus miembros, Bn los deliran- tes crénicos perseguidos todo se reduce a desplazamientos y movi- mientos involuntarios de su cuerpo que atribuyon a la accién de sus perseguidores mediante fueraaa especiales, ALUCINACION PSIQUICA Descripta originariamente por Baillarger, abrié el camino al estudio de las pscudoalucinaciones. Aquf la representacién viva dei enfermo no comprende ningdn objeto sensible, es una idea, un pen- samiento abstracto, que al no ser reconocido como propic, lo cree sugerido por extraiios. Es la percepeién directa de pensamiontos, que se hace sin la mediacién de los sentidos, de cerebro a cerebro Con frecuencia el fenémeno esté disfrazado porque e| enfermo se limita a expresar quo ae le dice tal o cual cosa y ai el interrogatorio no trata de obtener los caracteres fisicos de produecién; tono de le vor, distancia, sexo, ete., no puede llegar a saberse Ia verdadora indole del trastorno, que es mucho mAs comin de lo que ae crea. Obligndo explicar, el paciente exproaa entonces categéricamente que no lo ha ofdo, que es el pensamiento que recoge au corebro, pero que le es enviado, que no os de ély tiene a oste respecto la misma conviecién que si se tratara de algo sonsorialmente percibido. El afntoma es por sf mismo, gravisimo, se presenta a veces on loa misticos, pero de ordinario en afecciones como la parafrenia y In eaquizofrenia, y provoca interpretaciones que llevan a los denomina- dos por Séglas delirios de influencie. En ellos se tiene la impresién do méxima sujecion a Ian acciones extrafias, de posesi6n intima y pérdi- da completa de Ia independencia. ‘Un mismo enfermo puede presentar alternativamente alucina- ciones pafquicas auditivas, y 6) las distingue bien. Uno de nuestros parafrénicos, interrogado respecto de la extrafia conducta que obser Yara en su casa, encerrado en una hebitacién durante quince dfs alimenténdose magramente, contesta: “lo hice porque eran maadn tos, uran vodes que me decfan: retfrate del trabajo y toma medio litro de vino, soda y pan”; més adelante explica que debfa tene> conaijro objoton en nimero de tres, tres musbles, tres prondaa de vontir, tron claces de alimentos, etc., y al requerfraele sobre 6] origan de outa %6 CARLOS R. PEREYRA orden, si la oy6 o la vio escrita responde: “era un anuncio, no venia por el ofdo, apareefa como un peneamients, eran vocas deniro del cerebro”, Igual cardcter tienen la mayor parte de las revelaciones de los parafrénicos y de las verdades “espiritualmente” captadas en las que, buena o mala, siempre es reconocida una influencia extrafi. ALUCINACIONES EXTRACAMPILES Esto tipo de alucinaci6n, apenas concebible por una mente nor- mal, explica bien el valor de la idea como fendmeno productor de las falsas percepciones, puesto que en ellas se proscinde de las fuentes sensoriales haste tal punto, que el sujeto protonde ver lo que se encuentra por detrds o de algiin modo escapa al campo sensorial por el cual pretende percibir, Su descripcién se debe a Bleuler. Su fre- cuencia e oscasa y s6lo puede encontrarse en Ia esquizofrenia y en algunos hietéricos. ALUCINACIONES COMBINADAS ____En los enfermos hicidos, lo corriente, es que las falsas pereep- ciones acantonen tnicamente o con gran prevalencia en un campo sensorial, generalmente auditivo, Cuando el delirio se cronifica y se agrava, aparecen otras manifestaciones ya consideradas, de la sen- sibilidad general, cenestésicas, quinestésicas, olfatorias y gustati- vas, ete., pero éstas no tienen por qué ser necesariamente combina- das entre af, Bl enfermo al interpretarlas las vincula por la id atribuyéndolas a la misma causa que denuncia la accién de aus p ‘seguidores; pero las alucinaciones no se presentan encadenadamente como una consecuencia inmediata una de otra. Es decir, Ia voz que agravia no cobra una figura humana, ni éata llega a la accién hacién- dole sentir una bofetada. Esto ocurre con frecuencia en los delirios que se acompafian de ofuseacién de la conciencia, on los estados alucinatorios agudos y subagudos, onfricos, alcohdlicos e infecciosos, ‘Las cosas suceden como en el suefio en que un predominio cinético de todas las imagenes hace que éstas se relacionen eatrechamente: se vo caer una bomba, se oye una explosién, sale humo, se siente irrita- [A PERCEPCION Y SUS TRASTORNOS n cin en Jos ojos, calor en Ia piel y un bruséo desplazamiento del cuerpo, ete ‘Del mismo modo, cuando un alcohélico ve que se le aproxima una vibora, siente su frfo contacto y al ofr insultos, puede ver caras que hacen muecas y figuras amenazantes. De esta manera, cada uno de loa aentidos corrobora al otro en forma combinada, alanzéndoso ol més alto grado, tal vez en los delirios Hamados ocupacionales 0 profesionales, provocados por el aleoholismo, ‘Un enfermo nuestro, cocinero de profesiGn, ve cémo se le estro- pea la comida, y al quererlo remediar se le incendia la cocina; acalo- ado, con la boca reseea, se sirve un vaso de vino, y al tomarlo advier- te que son orines por au gusto repugnante; huye y lo persigue ol olor a quemade y una multitud que lo acusa de borracho y ladrén y quiere matarle; se atrinchera tras de unos colchones y empieza una batalla, ete, Todas estas escenas las vive en una extraordinaria agitacién. En ciertos estados esquizofrénicos, verosfmilmente oniroides, se exporimentan también alucinaciones combinadas, Con menor in- tonsidad puoden darse on los estados crepusculares. Esencialmente parecen favorecidas por las perturbaciones globales de Ie conciencia, RELACIONES DE LAS FALSAS PERCEPCIONES A) Con las perturbaciones de lov sentidos y lesiones cen- trales ‘La hipétesis de J. Miller, practicamente desechada, hacia radi- car la causa de los trastorzos perceptivos en las perturbacionés ori- ginarias de los sparatos recoptores. E] estudio de la complejidad de Ia percepeién normal elimina de hecho esta interpretacién simpliste, La investigacién de las pseudo alucinaciones, prueba hasta qué pun- to lo sensorial es secundario y variable, no interviniendo e veces para nada, en tanto que el enfermo tiene de algin modo una falsa percep- cin, que se halla casi siempre identificada con un modo previo de sontiry captar la realidad. La alucinacién de cualquier clage que sea, no os Ja consecuencia de un fendmeno aislado, sensorial, sino la res- puesta de la totalidad pefqaica enferma y desviada, Este concepto es también vélido para oponerlo a las hipétesia que pretenden radicar el origen de las alucinaciones en los centros sensoriales del corebro, teorfas de Meynert, Tamburini, Wernicke, de Clerambault, ete. Sien a CARLOS R, PEREYRA Jos pocos casos de alucinacién pura, no es posible ver un nexo tan estrecho entre la idea prevalente y el fenémeno perceptivo, ello no quiere decir que deba prescindiree de la interpretacién psicolégica del trastorno, Todo lo mia, esto no es tan evidente porque les relacio- nes en ver de eatablecerse con ideas concretamente oxpresadaa, son- timientoa y convicciones ya valoradas, se realize en los estratos més profundos dela personalidad, con sentimientos y disposiciones gene- rales y difusas, Un paranoico, desconfiado y hostil al medio por es- tructure, se oye insultar sin razén, por alguien en quien nunca pensé como enemigo; el hecho sorprende por Ia falta de antecedentes con- cretos, intelectualmente discriminados, pero enlaza perfectamente con su desconfianza innata, extendida a todo el género humano. Nsto no significa, en absoluto, menos preciar la multiplicidad de factores etiolégicos: téxicos, infecciosos, trauméticos, ete,, que losionando un érgano central o periférico, favorezca Ia produccién de falsas percep- clones, sino, precisar que ellos no obran por su localizacién, lo hacen por su accién general sobre la psique, totalmente enferma por nece: dad, para quo se produzcan estos fenémenos. La teorfa orgdnica de Ey y Rouart, adaptada de la hipétesis de Jackson, contemporiza con ambos criterios, orgénicos y psicolégico, al acoptar la existencia de lesiones difueas, que no son por af mismaas productoras de los fendmenos alucinatorios, sino que destruyendo o entorpeciendo las funciones de control e inhibicién de los centros superiores, libera las funciones paiquicas instintivo-afectivas, capa- ces de alterar por sf misma la realidad. Como quiera que se interprete, In verdad os que frente » lox hechos, son contados los casos de lesiones circunscrptas, senso les o centrales que explican las falsas percopciones y como contraprusba, son numerosos los casos que aufriendo idénticas lesio- nes, no acusan alucinacién. Se ha doscripto alucinaciones de la vista en los enfermos de cataratas, alucinaciones del ofdo on enfermos de otitis, Hs cldico el fenémeno de Liepman que conaiste en provocar alucinaciones visu les en las psicosis alcohdlicas, ejerciendo una presién sobre los glo- ‘bos oculares, etc. En todos estos casos la irritacién periférica no es més que coadyuvante, sin un estado mental global no es concebible el fenémeno. En cuanto al dltimo ejemplo es obvio que ésta y no otra, 0s la causa real, porque se trata de psicéticos capaces de alterar In realidad, mediante multiples influoncias sugestivas: leer un papel en blanco, saborear un purgante si se le sugiere que es un vaso de LA PERCHPCION ¥ SUS TRASTORNOS » vino o hacerle creer que esté cubierto de parésitos con simples con- tactos de Ia piel Més importantes y numerosos gon los casos de sujetos alucine- dos que sufren de hipoacuaia o sordera, pero ellos sirven, procisa- mente, para robustecer la hipdtesis de que se trata de un proceso pafquico global y no de una irritacién sensorial. La desconfianza y la irritabilidad constituyen con frecuencia una de las caracteristicas de los sujetos con hiponcusia, tal vex por estar colocados en tna inferio- ridad social, al punto de que se ha descripto una psicosis renccional do los sordos. El tinico caso franco de esta naturaleza que he tenido oportunidad de asistir, correapondfa a un sujeto que antes que nada ora definidamente paranoico. La hipoacusia, sin embargo, jugaba au papel desencadonante, porque el delirio de autoreferencia con ilisio- nes y alucinaciones auditivas, desarroll6 a una edad muy temprann, 21 afios, Del mismo modo, los hallazgos de lesionos cerebrales circunscriptas, que dan razén de tal o cual fenémeno alucinatorio, son rarezaa de la literatura que de ninguna manera excluyen la, perturbacién global psfquica, como el paralitico general de Serieux, cuyas alucinaciones vermotoras, parecfan justificadas por una pre~ ponderancia de lesiones meningoencefalsticas a nivel de Ia tercera circunvolucién frontal izquierda. Otro tanto puede decirse de los fondmonos alucinatorion apn rentemente iinicos de los arterivascleréticos, pues con toda cia el proceso es extenso y sigue en marcha, ademas tiene ngar # una altura de involucién de Ia vide en que, lo filogensticamente mau antiguo, tiende « iberarse, imponiendo un modo de capter Ix reali- dad, necesariamente vinculado ala preeminencia de Io instintos y de los afectos. La alucinacién, pues, de algrin modo responde a esta paicologia B) Relaciones con el ambiente De un modo general las alucinaciones son favorecidus por la ausencia o disminucién de est{mulos reales. Es por esto que las horas, de la noche son propicias para su produccién. La penumbra y la obscuridad favorecen las visuales, el silencio las euditivas. La aluci- nosis alcoh6lice es un vivo ejemplo: el enferma con un delirio prev do sistematizado, que ordinariamente cura y evoluciona en forma

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