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Los actos administrativos pueden ser expresos, tácitos o implícitos dependiendo de cómo se manifiesta la voluntad de la autoridad. Los actos expresos generalmente requieren una forma escrita, mientras que los actos tácitos se deducen de las acciones de la autoridad y los implícitos se desprenden de su comportamiento sin seguir un procedimiento formal. Aunque la regla es que los actos sean por escrito, las notificaciones u oficios también pueden considerarse actos administrativos si comunican una decisión, especialmente cuando no existe
Descripción original:
Título original
Los actos administrativos según la forma de exteriorización de la declaración
Los actos administrativos pueden ser expresos, tácitos o implícitos dependiendo de cómo se manifiesta la voluntad de la autoridad. Los actos expresos generalmente requieren una forma escrita, mientras que los actos tácitos se deducen de las acciones de la autoridad y los implícitos se desprenden de su comportamiento sin seguir un procedimiento formal. Aunque la regla es que los actos sean por escrito, las notificaciones u oficios también pueden considerarse actos administrativos si comunican una decisión, especialmente cuando no existe
Los actos administrativos pueden ser expresos, tácitos o implícitos dependiendo de cómo se manifiesta la voluntad de la autoridad. Los actos expresos generalmente requieren una forma escrita, mientras que los actos tácitos se deducen de las acciones de la autoridad y los implícitos se desprenden de su comportamiento sin seguir un procedimiento formal. Aunque la regla es que los actos sean por escrito, las notificaciones u oficios también pueden considerarse actos administrativos si comunican una decisión, especialmente cuando no existe
Los actos administrativos según la forma de exteriorización de la declaración
actos administrativos expresos, tácitos e implícitos El criterio diferenciador de esta clasificación
es la forma o modo como se documenta y se da a conocer la voluntad administrativa al exterior. No queremos plantear con ello que exista un acto administrativo formal y uno sin forma, sino identificar qué tipo de forma es aquella que conforme a ley es válida para ser exteriorizada válidamente por la autoridad. Por lo general, la declaración que contiene el acto administrativo debe ser expresa y formal, para ser reconocible por terceros y poderles vincular con su eficacia. La exigencia de tener una expresión formal, generalmente se asimila con el requisito de escrituriedad del acto, por el cual se conceptúa que la principal forma de documentación de los actos administrados, es el carácter escrito, o escrituriedad. El profesor HUTCHINSON afirma que el carácter escrito de los actos del procedimiento se sustenta en la conveniencia evidente a favor del administrado, por las siguientes razones: • Impide ejercer presiones sobre el particular. • Obliga a fundar las decisiones. • Exige decidir todas las peticiones, y, • Permite una mejor apreciación de los hechos por parte de los órganos superiores, con el siguiente control de la actuación de los inferiores. Como se aprecia, la regla es que las resoluciones administrativas se documenten bajo la forma escrita y, luego, se genera un documento administrativo adicional (oficio, carta, etc.) de notificación. No obstante ello, resulta muy común en nuestras entidades que la autoridad administrativa comunique decisiones mediante oficios, sin que exista un acto administrativo formalmente elaborado por separado. Para algunos, estas cartas, oficios o cédulas de notificación, son documentos administrativos que no son actos administrativos, y que como tal no son impugnables, anulables, etc. Para otros, en la corriente a la cual nos afiliamos, no podemos admitir esta situación peligrosa de dejar librados en las manos de la propia Administración la naturaleza de las decisiones que emite, y por ende las posibilidades de acción del administrado. En tal sentido se impone reconocerles condición de acto administrativo, aunque siendo escritos, prescinda de las formas propias de las resoluciones de desdoblar el acto administrativo mismo del acto de la notificación. Como bien estableció la Procuraduría del Tesoro de la Nación de Argentina, “En caso de ausencia de un acto administrativo expreso, la nota de la administración que hace saber al destinatario de la decisión de la misma reúne la condición de acto decisorio y la de acto de notificación. Reúne estos dos aspectos ya que es una declaración de voluntad administrativa y porque, además, comunica, hace saber al particular interesado dicha declaración”. Por otro lado, como la escrituriedad importa proceder contra la celeridad, en algunos casos el Derecho Administrativo prevé que algunos actos administrativos expresos sean exteriorizados por medios gestuales, signos y señales, como por ejemplo, las decisiones de las autoridades en materia de tránsito. En estos casos, junto con las decisiones escritas, conformarán la categoría de actos expresos. Los actos administrativos también pueden ser exteriorizados tácitamente, cuando ante una determinada conducta de la autoridad (un acto expreso, un hacer o un no hacer), se puede deducir racionalmente y conforme a lo indicado por la ley expresamente, la existencia de una decisión en determinado sentido. Finalmente, tenemos la categoría de los actos administrativos implícitos son “aquellos comportamientos de los que se desprende una declaración de voluntad de un órgano administrativo sin seguir el procedimiento” o la forma regular para su emisión regular o común. La LPAG acogió esta modalidad como la forma regular de concluir un procedimiento iniciado por una petición graciable del ciudadano.