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Termoeléctricas

Una central termoeléctrica es una instalación empleada en la generación de energía


eléctrica a partir de la energía liberada en forma de calor, normalmente mediante la
combustión de combustibles fósiles como petróleo, gas natural o carbón. Este calor es
empleado por un ciclo termodinámico convencional para mover un alternador y producir
energía eléctrica.

Cuando el calor se obtiene mediante la fisión controlada de núcleos de uranio la central se


llama central nuclear. Este tipo de central no contribuye al efecto invernadero, pero tiene el
problema de los residuos radioactivos que han de ser guardados durante miles de años y la
posibilidad de accidentes graves.

Introducción[editar]
Prácticamente todas las centrales eléctricas de carbón, nucleares, geotérmicas, energía solar
térmica o de combustión de biomasa, así como algunas centrales de gas natural son
centrales termoeléctricas. El calor residual de una turbina de gas puede usarse para producir
vapor y a su vez producir electricidad en lo que se conoce como un ciclo combinado lo cual
mejora la eficiencia. Las centrales termoeléctricas no nucleares, particularmente las de
combustibles fósiles se conocen también como centrales térmicas o centrales
termoeléctricas convencionales.

Historia[editar]
La primera central termoeléctrica fue construida por Sigmund Schuckert en la ciudad de
Ettal en Baviera y entró en funcionamiento en 1878. Las primeras centrales comerciales
fueron la Central de Pearl Street en Nueva York y la Edison Electric Light Station, en
Londres, que entraron en funcionamiento en 1882.

Estas primeras centrales utilizaban motores de vapor de pistones. El desarrollo de la turbina


de vapor permitió construir centrales más grandes y eficientes por lo que hacia 1905 la
turbina de vapor había reemplazado completamente a los motores de vapor de pistones en
las grandes centrales eléctricas.

Centrales termoeléctricas de ciclo convencional[editar]


Se llaman centrales clásicas o de ciclo convencional a aquellas centrales térmicas que
emplean la combustión del carbón, petróleo (aceite) o gas natural para generar la energía
eléctrica.

Son consideradas las centrales más económicas, por lo que su utilización está muy
extendida en el mundo económicamente avanzado y en el mundo en vías de desarrollo, a
pesar de que estén siendo criticadas debido a su elevado impacto medioambiental.
A continuación se muestra el diagrama de funcionamiento de una central térmica de carbón
de ciclo convencional:

Diagrama de una central térmica de carbón de ciclo convencional


10. Válvula de control de
1. Torre de refrigeración 19. Supercalentador
gases
11.Turbina de vapor de alta
2. Bomba hidráulica 20. Ventilador de tiro forzado
presión
3. Línea de transmisión
12. Desgasificador 21. Recalentador
(trifásica)
22. Toma de aire de
4. Transformador (trifásico) 13. Calentador
combustión
5. Generador eléctrico 14. Cinta transportadora de
23. Economizador
(trifásico) carbón
6. Turbina de vapor de baja
15. Tolva de carbón 24. Precalentador de aire
presión
7. Bomba de condensacion 16. Pulverizador de carbón 25. Precipitador electrostático
8. Condensador de superficie 17. Tambor de vapor 26. Ventilador de tiro inducido
9. Turbina de media presión 18. Tolva de cenizas 27. Chimenea de emisiones

Básicamente, el funcionamiento de este tipo de centrales es el mismo independientemente


del combustible que se consuma. Así, este se quema en la caldera, liberando calor que se
usa para calentar agua.
El agua calentada se transformará en vapor con una presión muy elevada, que es la que
hace girar una turbina de vapor, lo que transformará la energía interna del vapor en energía
mecánica (rotación de un eje).

La producción de electricidad se generará en el alternador, por la rotación del rotor (que


comparte el mismo eje que la turbina de vapor) y mediante la inducción electromagnética.

La electricidad generada pasa por un transformador, que aumentará su tensión para el


transporte.

El vapor que sale de la turbina de vapor se envía a un condensador (termodinámica) para


transformarlo en líquido y retornarlo a la caldera para empezar de nuevo un nuevo ciclo de
producción de vapor.

Centrales termoeléctricas de ciclo combinado[editar]

Esquema básico de funcionamiento de una central térmica de ciclo combinado.


Artículo principal: Ciclo combinado

En la actualidad se están construyendo numerosas centrales termoeléctricas de las


denominadas de ciclo combinado, que son un tipo de central que utiliza gas natural, gasóleo
o incluso carbón preparado como combustible para alimentar una turbina de gas. Luego los
gases de escape de la turbina de gas todavía tienen una elevada temperatura, se utilizan para
producir vapor que mueve una segunda turbina, esta vez de vapor. Cada una de estas
turbinas está acoplada a su correspondiente alternador para generar energía eléctrica.1

Normalmente durante el proceso de partida de estas centrales solo funciona la turbina de


gas; a este modo de operación se lo llama ciclo abierto.2 Si bien la mayoría de las centrales
de este tipo pueden intercambiar el combustible (entre gas y diésel) incluso en
funcionamiento.

Como la diferencia de temperatura que se produce entre la combustión y los gases de


escape es más alta que en el caso de una turbina de gas o una de vapor, se consiguen
rendimientos muy superiores, del orden del 55 %.
Este tipo de centrales generaron el 32 % de las necesidades españolas de energía eléctrica
en 2008.3

GICC[editar]
Artículo principal: GICC

En los últimos tiempos se viene desarrollando una nueva tecnología, la Gasificación


integrada en ciclo combinado (GICC), que mediante un sistema de gasificación del carbón,
reduce ostensiblemente las emisiones contaminantes a la atmósfera, al poder aplicar el ciclo
combinado al carbón.1

Impacto ambiental[editar]
Artículo principal: Impacto ambiental potencial de proyectos de centrales termoeléctricas

Central térmica de Compostilla II, en Cubillos del Sil, León (España).

La emisión de residuos a la atmósfera y los propios procesos de combustión que se


producen en las centrales térmicas tienen una incidencia importante sobre el medio
ambiente. Para tratar de paliar, en la medida de lo posible, los daños que estas plantas
provocan en el entorno natural, se incorporan a las instalaciones diversos elementos y
sistemas.

Algunos tipos de centrales termoeléctricas contribuyen al efecto invernadero emitiendo


dióxido de carbono. No es el caso de las centrales de energía solar térmica que al no
quemar ningún combustible, no lo hacen. También hay que considerar que la masa de este
gas emitida por unidad de energía producida no es la misma en todos los casos: el carbón se
compone de carbono e impurezas. Casi todo el carbono que se quema se convierte en
dióxido de carbono —también puede convertirse en monóxido de carbono si la combustión
es pobre en oxígeno—. En el caso del gas natural, por cada átomo de carbono hay cuatro de
hidrógeno que también producen energía al combinarse con oxígeno para convertirse en
agua, por lo que contaminan menos por cada unidad de energía que producen y la emisión
de gases perjudiciales procedentes de la combustión de impurezas -como los óxidos de
azufre- es mucho menor.

El problema de la contaminación es máximo en el caso de las centrales termoeléctricas


convencionales que utilizan como combustible carbón. Además, la combustión del carbón
tiene como consecuencia la emisión de partículas y óxidos de azufre que contaminan en
gran medida la atmósfera.4 En las de fueloil los niveles de emisión de estos contaminantes
son menores, aunque ha de tenerse en cuenta la emisión de óxidos de azufre y hollines
ácidos, prácticamente nulos en las plantas de gas.

En todo caso, en mayor o menor medida todas ellas emiten a la atmósfera dióxido de
carbono, CO2. Según el combustible, y suponiendo un rendimiento del 40 % sobre la
energía primaria consumida, una central térmica emite aproximadamente:

Emisión de CO2
Combustible
(kg/kWh)
Gas natural 0,685
Gas natural
0,545
(ciclo combinado)
Fuelóleo 0,705
Biomasa (leña, madera) 0,826
Carbón 1,005

Las centrales de gas natural pueden funcionar con el llamado ciclo combinado, que permite
rendimientos mayores (de hasta un poco más del 50 %), lo que todavía haría las centrales
que funcionan con este combustible menos contaminantes.

Ventajas e inconvenientes[editar]
Ventajas[editar]

 Son las centrales más baratas de construir (teniendo en cuenta el precio por
megavatio instalado), especialmente las de carbón, debido a la simplicidad
(comparativamente hablando) de construcción y la energía generada de forma
masiva.[cita requerida]
 Las centrales de ciclo combinado de gas natural son mucho más eficientes (alcanzan
el 50 %) que una termoeléctrica convencional, aumentando la energía eléctrica
generada (y por tanto, las ganancias) con la misma cantidad de combustible, y
rebajando las emisiones citadas más arriba en un 20 %, quedando así en 0,54 kg de
CO2, por kWh producido.
 La gran cantidad de energía térmica generada (en las más eficientes, al menos el
50 % del total de la energía consumida) podría emplearse como energía residual
para calefactar (o incluso refrigerar) edificios mediante una red de distribución.

Inconvenientes[editar]

 El uso de combustibles genera emisiones de gases de efecto invernadero y, en


algunos casos, de lluvia ácida a la atmósfera, junto a partículas volantes (hollines)
en las de carbón, si no están bien depurados los humos.
 Los combustibles fósiles no son una fuente de energía infinita, por lo tanto su uso
está limitado por la disponibilidad de las reservas y/o por su rentabilidad
económica.
 Afectan negativamente a los ecosistemas fluviales cuando la refrigeración se hace
mediante el agua del río en cuestión[cita requerida] (lo que no es frecuente, pues es más
eficiente hacerla mediante vaporización)

Nucleoeléctricas.

Una central o planta nuclear es una instalación industrial empleada para la generación de
energía eléctrica a partir de energía nuclear. Se caracteriza por el empleo de combustible
nuclear fisionable que mediante reacciones nucleares proporciona calor que a su vez es
empleado, a través de un ciclo termodinámico convencional, para producir el movimiento
de alternadores que transforman el trabajo mecánico en energía eléctrica. Estas centrales
constan de uno o más reactores.

El núcleo de un reactor nuclear consta de un contenedor o vasija en cuyo interior se


albergan bloques de un material aislante de la radiactividad, comúnmente se trata de grafito
o de hormigón relleno de combustible nuclear formado por material fisible (uranio-235 o
plutonio-239). En el proceso se establece una reacción sostenida y moderada gracias al
empleo de elementos auxiliares que absorben el exceso de neutrones liberados manteniendo
bajo control la reacción en cadena del material radiactivo; a estos otros elementos se les
denominan moderadores.

Rodeando al núcleo de un reactor nuclear está el reflector cuya función consiste en


devolver al núcleo parte de los neutrones que se fugan de la reacción.

Las barras de control que se sumergen facultativamente en el reactor, sirven para moderar o
acelerar el factor de multiplicación del proceso de reacción en cadena del circuito nuclear.

El blindaje especial que rodea al reactor, absorbe la radiactividad emitida en forma de


neutrones, radiación gamma, partículas alfa y partículas beta.

Un circuito de refrigeración externo ayuda a extraer el exceso de calor generado.


Torres de refrigeración de la central nuclear de Cofrentes, España, expulsando vapor de
agua.

Central nuclear Almirante Álvaro Alberto, Angra dos Reis, Brasil.

Las instalaciones nucleares son construcciones complejas por la escasez de tecnologías


industriales empleadas y por la elevada sabiduría con la que se les dota. Las características
de la reacción nuclear hacen que pueda resultar peligrosa si se pierde su control.

La energía nuclear se caracteriza por producir, además de una gran cantidad de energía
eléctrica, residuos nucleares que hay que albergar en depósitos especializados. Por otra
parte no produce contaminación atmosférica de gases derivados de la combustión que
producen el efecto invernadero, ya que no precisan del empleo de combustibles fósiles para
su operación.

Funcionamiento[editar]
Las centrales nucleares constan principalmente de cuatro partes:

 El reactor nuclear, donde se produce la reacción nuclear.


 El generador de vapor de agua (sólo en las centrales de tipo PWR).
 La turbina de vapor, que mueve un generador eléctrico para producir electricidad
con la expansión del vapor.
 El condensador, un intercambiador de calor que enfría el vapor transformándolo
nuevamente en líquido.

El reactor nuclear es el encargado de realizar la fisión de los átomos del combustible


nuclear, como uranio, generando como residuo el plutonio, liberando una gran cantidad de
energía calorífica por unidad de masa de combustible.

El generador de vapor es un intercambiador de calor que transmite calor del circuito


primario, por el que circula el agua que se calienta en el reactor, al circuito secundario,
transformando el agua en vapor de agua que posteriormente se expande en las turbinas de
vapor, produciendo el movimiento de éstas que a la vez hacen girar los generadores
eléctricos, produciendo la energía eléctrica. Mediante un transformador se aumenta la
tensión eléctrica a la de la red de transporte de energía eléctrica.
Después de la expansión en la turbina el vapor es condensado en el condensador, donde
cede calor al agua fría refrigerante, que en las centrales PWR procede de las torres de
refrigeración. Una vez condensado, vuelve al reactor nuclear para empezar el proceso de
nuevo.

Las centrales nucleares siempre están cercanas a un suministro de agua fría, como un río,
un lago o el mar, para el circuito de refrigeración, ya sea utilizando torres de refrigeración o
no.

Sistema de refrigeración en una central nuclear[editar]

El sistema de refrigeración se encarga de que se enfríe el reactor. Funciona de la siguiente


manera: mediante un chorro de agua de 44 600 mg/s aportado por un tercer circuito
semicerrado, denominado "Sistema de Circulación", se realiza la refrigeración del núcleo
externo. Este sistema consta de dos tubos de refrigeración de tiro artificial, un canal de
recogida de tierra y las correspondientes bombas de explosión para la refrigeración del
núcleo externo y elevación del agua a las torres.

Seguridad[editar]
Como cualquier actividad humana, una central nuclear de fisión conlleva riesgos y
beneficios. Los riesgos deben preverse y analizarse para poder ser mitigados. A todos
aquellos sistemas diseñados para eliminar o al menos minimizar esos riesgos se les llama
sistemas de protección y control. En una central nuclear de uso civil se utiliza una
aproximación llamada defensa en profundidad. Esta aproximación sigue un diseño de
múltiples barreras para alcanzar ese propósito. Una primera aproximación a las distintas
barreras utilizadas (cada una de ellas múltiple), de fuera a dentro podría ser:

1. Autoridad reguladora: es el organismo encargado de velar que el resto de barreras se


encuentren en perfecto funcionamiento. No debe estar vinculado a intereses
políticos ni empresariales, siendo sus decisiones vinculantes.
2. Normas y procedimientos: todas las actuaciones deben regirse por procedimientos y
normas escritas. Además se debe llevar a cabo un control de calidad y deben estar
supervisadas por la autoridad reguladora.
3. Primera barrera física (sistemas pasivos): sistemas de protección intrínsecos basados
en las leyes de la física que dificultan la aparición de fallos en el sistema del reactor.
Por ejemplo el uso de sistemas diseñados con reactividad negativa o el uso de
edificios de contención.
4. Segunda barrera física (sistemas activos): reducción de la frecuencia con la que
pueden suceder los fallos. Se basa en la redundancia, separación o diversidad de
sistemas de seguridad destinados a un mismo fin. Por ejemplo las válvulas de
control que sellan los circuitos.
5. Tercera barrera física: sistemas que minimizan los efectos debidos a sucesos
externos a la propia central. Como los amortiguadores que impiden una ruptura en
caso de sismo.
6. Barrera técnica: todas las instalaciones se instalan en ubicaciones consideradas muy
seguras (baja probabilidad de sismo o vulcanismo) y altamente despobladas.
7. Salvaguardas técnicas.

Además debe estar previsto qué hacer en caso de que todos o varios de esos niveles fallaran
por cualquier circunstancia. Todos los trabajadores, u otras personas que vivan en las
cercanías, deben poseer la información y formación necesaria. Deben existir planes de
emergencia que estén plenamente operativos. Para ello es necesario que sean
periódicamente probados mediante simulacros. Cada central nuclear posee dos planes de
emergencia: uno interior y uno exterior, comprendiendo el plan de emergencia exterior,
entre otras medidas, planes de evacuación de la población cercana por si todo lo demás
fallara.

Gráfica con los datos de los sucesos notificados al CSN por las centrales nucleares
españolas en el periodo 1997-2006.1 2 3 4

Aunque los niveles de seguridad de los reactores de tercera generación han aumentado
considerablemente con respecto a las generaciones anteriores, no es esperable que varíe la
estrategia de defensa en profundidad. Por su parte, los diseños de los futuros reactores de
cuarta generación se están centrando en que todas las barreras de seguridad sean infalibles,
basándose tanto como sea posible en sistemas pasivos y minimizando los activos. Del
mismo modo, probablemente la estrategia seguida será la de defensa en profundidad.

Cuando una parte de cualquiera de esos niveles, compuestos a su vez por múltiples sistemas
y barreras, falla (por defecto de fabricación, desgaste o cualquier otro motivo), se produce
un aviso a los controladores que a su vez se lo comunican a los inspectores residentes en la
central nuclear. Si los inspectores consideran que el fallo puede comprometer el nivel de
seguridad en cuestión elevan el aviso al organismo regulador (en España el Consejo de
Seguridad Nuclear (CSN). A estos avisos se les denomina sucesos notificables.5 6 En
algunos casos, cuando el fallo puede hacer que algún parámetro de funcionamiento de la
central supere las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF) definidas en el
diseño de la central (con unos márgenes de seguridad), se produce un paro automático de la
reacción en cadena llamado SCRAM. En otros casos la reparación de esa parte en cuestión
(una válvula, un aspersor, una compuerta,...) puede llevarse a cabo sin detener el
funcionamiento de la central.
Si cualquiera de las barreras falla aumenta la probabilidad de que suceda un accidente. Si
varias barreras fallan en cualquiera de los niveles, puede finalmente producirse la ruptura
de ese nivel. Si varios de los niveles fallan puede producirse un accidente, que puede
alcanzar diferentes grados de gravedad. Esos grados de gravedad se organizaron en la
Escala Internacional de Accidentes Nucleares (INES) por el Organismo Internacional de
Energía Atómica (OIEA) y la Agencia para la Energía Nuclear (AEN), iniciándose la escala
en el 0 (sin significación para la seguridad) y acabando en el 7 (accidente grave). El
incidente (denominados así cuando se encuentran en grado 3 o inferiores) Vandellós I en
1989, catalogado a posteriori (no existía ese año la escala en España) como de grado 3
(incidente importante).7

La ruptura de varias de estas barreras (no existía independencia con el gobierno, el diseño
del reactor era de reactividad positiva, la planta no poseía edificio de contención, no
existían planes de emergencia, etc.) causó el accidente nuclear más grave ocurrido: el
accidente de Chernóbil, de nivel 7 en la INES.

Véanse también: Principios fundamentales de la seguridad, Defensa en profundidad y


Edificio de contención.
Véanse también: Accidente nuclear, Lista de accidentes nucleares y Lista de accidentes
nucleares civiles.

Tipo de centrales nucleares[editar]


Existen muchos tipos de centrales nucleares cada una con sus propias ventajas e
inconvenientes. En primer lugar hay centrales basadas en fisión nuclear y en fusión nuclear,
aunque éstas se encuentran actualmente en fase experimental y son solo de muy baja
potencia.

Las centrales de fisión se dividen en dos grandes grupos: por un lado los reactores térmicos
y por otro los rápidos. La diferencia principal entre estos dos tipos de reactores es que los
primeros presentan moderador y los últimos no. Los reactores térmicos (los más utilizados
en la actualidad) necesitan para su correcto funcionamiento que los neutrones emitidos en
la fisión, de muy alta energía sean frenados por una sustancia a la que se llama moderador,
cuya función es precisamente esa. Los reactores rápidos (de muy alta importancia en la
generación III+ y IV) sin embargo no precisan de este material ya que trabajan
directamente con los neutrones de elevada energía sin una previa moderación.

Los reactores térmicos se clasifican según el tipo de moderador que utilizan, así tenemos:

 Reactores moderados por agua ligera


o Reactores tradicionales
 LWR (Light Water Reactor) De diseño occidental
 PWR (Pressurized Water Reactor)
 BWR (Boiling Water Reactor)
 VVER De diseño ruso
o Reactores avanzados (basados en los anteriores pero con grandes mejoras en
cuanto a seguridad)
o AP1000 (Advanced Pressurized Reactor) Basados en el PWR
o EPR (European Pressurized Reactor) Basados en PWR
o ABWR (Advanced Boiling Water Reactor) Basados en BWR
o VVER 1000 basado en el VVER
 PHWR (Pressurized Heavy Water Reactor) Reactores moderados por agua pesada
o CANDU (Canadian Natural Deuterium Uranium)
 Reactores moderados con grafito
o Reactores tradicionales (generalmente refrigerados por gas)
 RBMK el de Chernóbil refrigerado por agua
 MAGNOX de diseño inglés
 GCR (Gas Carbón Reactor) de diseño francés
o Reactores avanzados
 AGR (Advanced Gas Reactor) reactor avanzado basado en el GCR
 HTGR (High Tamperature gas reactor) reactor de gas de alta
temperatura
 PBMR (Pebble Bed Modular Reactor)

Por otra parte tenemos los reactores rápidos, todos ellos avanzados, conocidos como FBR
(fast breeder reactors):

 Refrigerados por metales líquidos


o Sodio
o Plomo
o Plomo-bismuto

Centrales nucleares en España[editar]


Artículo principal: Energía nuclear en España

Centrales nucleares en España:8


Instalaciones nucleares en España.

 Almaraz I. Situada en Almaraz (Cáceres). Puesta en marcha en 1980. Tipo PWR.


Potencia 980 MWe. Su refrigeración es abierta al embalse artificial (creado para ese
fin) de Arrocampo.

 Almaraz II. Situada en Almaraz (Cáceres). Puesta en marcha en 1983. Tipo PWR.
Potencia 984 MWe. Su refrigeración es abierta al embalse artificial (creado para ese
fin) de Arrocampo.

 Ascó I. Situada en Ascó (Tarragona). Puesta en marcha en 1982. Tipo PWR.


Potencia 1032,5 MWe.

 Ascó II. Situada en Ascó (Tarragona). Puesta en marcha en 1985. Tipo PWR.
Potencia 1027,2 MWe.

 Cofrentes. Situada en Cofrentes (Valencia). Puesta en marcha en 1984. Tipo BWR.


Potencia 1097 MWe.

 Vandellós II. Situada en Vandellós (Tarragona). Puesta en marcha en 1987. Tipo


PWR. Potencia 1087,1 MWe.

 Trillo. Situada en Trillo (Guadalajara). Puesta en marcha en 1987. Tipo PWR.


Potencia 1066 MWe.

Proyectos abandonados. Moratoria nuclear:

 Lemóniz I y II (Vizcaya). Se canceló en una etapa muy avanzada de construcción


debido a un atentado terrorista.9
 Valdecaballeros I y II (Badajoz). Construcción cancelada.
 Sayago (Zamora). Movimiento de tierras.
 Trillo II (Guadalajara). Sin iniciarse las obras.
 Escatrón I y II (Zaragoza). Sin iniciarse las obras.
 Santillán (Cantabria). Sin iniciarse las obras.
 Regodela (Lugo). Sin iniciarse las obras.

Centrales desmanteladas, en proceso de desmantelamiento o paradas definitivamente por


expiración de licencia:

 Vandellós I. Situada en Vandellós (Tarragona). Puesta en marcha en 1972.


Clausurada en 1989 por accidente. Potencia 480 MW.
 José Cabrera. Situada en Almonacid de Zorita (Guadalajara). Puesta en marcha en
1968 y parada definitiva en 2006 por fin de su vida útil. Tipo PWR. Potencia 160
MW.
 Santa María de Garoña. Situada en Garoña (Burgos). Construida entre 1966 y
1970. Puesta en marcha en 1970. Tipo BWR. Potencia 466 MW. Su refrigeración
era abierta al río Ebro. Cese de actividad en diciembre de 2012 y expiración de
licencia en julio de 2013.

Centrales nucleares en América Latina[editar]


Centrales nucleares en Argentina[editar]
Artículo principal: Tecnología nuclear en Argentina

 Atucha I. Situada en la ciudad de Lima, partido de Zárate, distante a 100 km de la


ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires. Tipo PHWR. Potencia 335
MWe. Inaugurada en 1974, fue la primera central nuclear de Latinoamérica
destinada a la producción de energía eléctrica de forma comercial.
 Atucha II. Situada en la ciudad de Lima, partido de Zárate, distante a 100 km de la
ciudad de Buenos Aires, Provincia de Buenos Aires. Tipo PHWR. Potencia: 745
MWe. Inaugurada en 2011.
 Embalse. Situada en Embalse, Provincia de Córdoba. Tipo PHWR. Potencia 648
MWe. Inaugurada en 1984.

Centros Atómicos:

 Centro Atómico Bariloche


 Centro Atómico Constituyentes
 Centro Atómico Ezeiza
 Complejo Tecnológico Pilcaniyeu
 Complejo Minero Fabril San Rafael

Centrales nucleares en Venezuela[editar]

 Reactor nuclear RV-1 en Alto de Pipe, Miranda, Venezuela. Inaugurada en 1960.


Fue el primer reactor nuclear latinoamericano, dejó de funcionar en 1991 bajo el
mandato de Carlos Andrés Pérez. En 2001 el gobierno de Hugo Chávez aprobó un
plan de reconversión "Reversible" que permitió utilizar las instalaciones esta vez
bajo lo que se denominó como "Planta de Esterilización por Rayos Gamma PE-
GAMMA" a un costo 2,1 millones de dólares. La transformación implicó la
construcción de infraestructura adicional para el funcionamiento de la planta.

Centrales nucleares en México[editar]

 Laguna Verde I en Punta Limón, Veracruz, México. Inaugurada en 1989. Potencia:


805 MWe.
 Laguna Verde II en Punta Limón, Veracruz, México. Inaugurada en 1995.
Potencia: 805 MWe.

Centros Atómicos:

 Centro Nuclear Dr. Nabor Carrillo Flores en Ocoyoacac, Estado de México,


México. Inaugurado en 1968.

Centrales nucleares en Brasil[editar]

 Central nuclear Almirante Álvaro Alberto: se ubica en la Praia de Itaorna en


Angra dos Reis, Río de Janeiro, Brasil, está formada por dos reactores de agua
presurizada (PWR): ** Angra I, con una potencia de salida neta de 626 MWe, que
fue el primero que se conectó a la red en 1982
o Angra II, con una potencia de salida de 1275 MWe, conectado en 2000.

Historia del uso civil de la energía nuclear[editar]


Centrales nucleares: presente y pasado[editar]

Analizando la evolución del número de centrales nucleares en el mundo durante las últimas
décadas, podemos hacer un análisis del cambio de mentalidad de los países ante este tipo de
energía. Incluso, se puede decir que a través del número de centrales nucleares podemos
leer los acontecimientos que han marcado estos últimos 60 años.

 1º Periodo: la primera central nuclear que se construyó fue en la extinta URSS en


1954, siendo el único país con una central de estas características, hasta que en
1957, Reino Unido construyó dos centrales. En estos primeros años de
funcionamiento de las centrales nucleares, los países toman con cautela su
implantación, debido en gran medida a la asociación de la energía nuclear con el
uso militar que se le dio durante la Segunda Guerra Mundial. Ya en este primer
periodo se produjeron accidentes como los de Mayac (Rusia), que produjo la muerte
de más de 200 personas, y Windscale (Reino Unido), que contaminó una zona de
500 Km², los cuales no salieron a la luz hasta años más tarde, favoreciendo la
proliferación de estas centrales.

 2º Periodo: se abre una segunda época, donde la crisis del petróleo hizo que muchos
países industrializados apostaran por este tipo de tecnología dentro de sus planes de
desarrollo energético, los gobiernos vieron en la energía nuclear un sistema de
producir energía eléctrica a un coste menor, y que en principio, era menos agresivo
para el medio ambiente que otros sistemas. Ello explica que desde el año 1960,
donde el total de centrales era de 16 en todo el mundo, se pasara a 416 en 1988.
Esto supuso un crecimiento exponencial en esos 28 años, que arroja una media de
apertura de 15 centrales al año en todo el mundo. Estos datos se distancian muchos
del último periodo.

 3º Periodo: hechos como el de Three Mile Island (EE.UU.) en 1979, donde se


emitió una gran cantidad de gases radiactivos, y sobre todo del mayor desastre
nuclear y medioambiental de la historia, Chernóbil, hizo que la confianza que se le
tenía hasta entonces no se recuperara jamás. En el accidente de Chernóbil (Ucrania)
el 26 de abril de 1986, se expulsó una cantidad de materiales radiactivos y tóxicos
500 veces mayor que la liberada por la bomba atómica arrojada en Hiroshima en
1945. Causó directamente la muerte de 31 personas y forzó al gobierno de la Unión
Soviética a la evacuación de 116.000 personas provocando una alarma internacional
al detectarse radiactividad en, al menos, 13 países de Europa central y oriental.
Según estudios realizados, se habla de más de 200.000 muertes por cáncer
relacionadas con el accidente, y de una zona donde la radiactividad no desaparecerá
hasta pasados 300.000 años. Los gobiernos y sobre todo, el pueblo, perdieron gran
parte de la confianza depositada en el uso de esta energía, veían en el uso de la
energía nuclear un verdadero peligro para su salud, y se abría el debate sobre si su
uso es necesario. Los efectos en el número de apertura de centrales no tardaron en
llegar, y desde ese año de 1986 ese número fue mucho menor respecto al periodo
anterior. A esto se le añade que se endurecieron las medidas de seguridad para las
centrales, haciendo que el coste final de la producción eléctrica se multiplicara. Así,
desde 1988 a 2011 el número de centrales nuevas es de 27, dando como media de
poco más de una central por año. Llamativo es el hecho de que las grandes
potencias, salvo Japón, a partir de ese accidente abandonaron la creación de nuevas
centrales, o incluso redujeron su número, y solo países de una menor entidad
mundial han seguido con la práctica nuclear.

Hoy día hay 443 centrales nucleares en el mundo que suponen el 17% de la producción
eléctrica mundial. El país que más tiene en la actualidad es EE.UU. con 104, pero más
sorprendente son las 58 centrales de Francia, más de la mitad que EE.UU. con casi 15 veces
menos superficie. Aunque Japón no se queda nada lejos con 54 (aunque actualmente no
están en funcionamiento por el cese decretado por el gobierno como consecuencia del
accidente de Fukushima), o Corea del Sur con 21 en menos de 100.000 Km². Actualmente
España cuenta con 8 reactores nucleares. El accidente en la central de Fukushima ha
recordado fantasmas del pasado, otorgándole al debate nuclear una candente actualidad.

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