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COMPLEJO DE EDIPO

PRIMER TIEMPO
COMPLEJO DE EDIPO. PRIMER TIEMPO

• Indiferenciación fusional
• Al salir del estadio del espejo, el niño aún mantiene una fase de
indiferenciación cercana a la fusión con su madre.

• Resulta de la posición particular que el niño mantiene con respecto de


la madre al tratar de identificarse con lo lo que él supone que es
objeto de su deseo (el niño se hace deseo del deseo de la madre).
• Es una relación de poder, no de simbiosis
• El niño se identifica con el deseo de la madre
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• Esta identificación se facilita por la relación de inmediatez del niño


con la madre, por la que se brindan los cuidados y satifacen las
necesidades del niño.
• La proximidad de estos intercambios pone al niño en la situación de
hacerse el objeto susceptible de satisfacer la falta del otro-madre: el
falo.
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• Indiferenciación fusional: identificación del niño con el único y


exclusivo objeto del deseo del otro (madre), es decir, objeto del
deseo materno. Así, el deseo del niño permanece totalmente sujeto al
deseo de la madre.
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• Elementos del complejo:


1. El niño
2. La madre
3. El padre
4. El falo – organiza a los otros tres elementos
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• SER O NO SER EL FALO


• Momento dialéctico en la subjetivación del niño
1. Es esencial la relación del niño con el falo, en tanto que el falo es el
objeto de deseo de la madre.
2. El niño está alienado por la problemática fálica a la manera dialéctica
del ser: ser o no ser el falo.
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• Ser o no ser el falo anuncia inevitablemente la castración:


• En la medida en que no aparezca un tercer elemento que mediatice la
identificación del niño al falo de la madre.
• El niño es introducido inevitablemente en el registro de la castración por
la intrusión del tercer elemento
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• La relación mediadora es el padre en tanto FUNCIÓN.


• Por más que consideremos que esta función es ajena a la relación
madre-niño, la identificación con el objeto fálico que elude la
mediación de la castración la convoca en la misma, en el terreno de una
oscilación dialéctica entre ser o no ser el falo.

• La intrusión de la dimensión paterna introduce inevitablemente al niño


en el riesgo de la castración.
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SEGUNDO TIEMPO
COMPLEJO DE EDIPO. SEGUNDO TIEMPO

• La función fundamental del padre castrador se cataliza en la acción


conjugada del padre que interviene simultáneamente como
PRIVACIÓN, FRUSTRACIÓN y PROHIBICIÓN.
• El padre priva a la madre del objeto fálico de su deseo. Por su parte,
el niño vive la intrusión paterna como una prohibición y una
frustración.
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• LA FALTA DE OBJETO
• Su efecto se manifiesta, tanto en el niño como en el adulto, en tres
formas: frustración, privación y prohibición.

• La NATURALEZA DE LA FALTA y el TIPO DE OBJETO, pueden


pertenecer a tres registros: imaginario, simbólico, real.
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• Tanto la falta como el objeto pueden pertenecer a tres registros:

1. Imaginario: tiene que ver con el estadio del espejo, con la construcción
de imágenes en el plano cc-prcc e imágenes fantasmáticas en el icc.
2. Simbólico: todo aquello que podemos convertir en un lenguaje. Además
de la imagen en sí misma, lo simbólico tiene sentido por sí solo y
permite una comunicación.
3. Real: la expresión de la materialidad en el exterior. No puede
traducirse en imágenes ni símbolos.
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• FRUSTRACIÓN

• Es un daño imaginario, porque el niño se imagina como el


objeto fálico capaz de satisfacer toda a la madre.
• Es una frustración real, porque el niño es privado de lo
real del cuerpo de la madre, del pecho como órgano y
de la leche como el objeto que proviene del órgano para
su satisfacción
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• PRIVACIÓN
• La falta de objeto es como un agujero en lo real, donde no es posible
representar ni, por lo tanto, satisfacer nada.
• Este punto ciego es creado por la falta del cuerpo de la madre y se puede
cubrir con todos los objetos fálicos que proporcionan un placer sustitutivo y
parcial.
• La madre coloca temporalmente al niño en ese agujero, quien luego es
sustituido.
• La falta es real: es evidente que ese agujero no puede llenarse.
• El objeto es simbólico, porque el niño es una construcción significante, algo
que tiene sentido para nosotros, colocado donde no es posible representar
nada.
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• PROHIBICIÓN O CASTRACIÓN

• El objeto faltante es imaginario.


• La falta es simbólica. Remite al incesto, que es la
referencia simbólica por excelencia, en tanto es universal
y es tabú.
• Gracias a que la falta es simbólica, la función paterna es
eficaz porque rige el acceso del niño a lo simbólico,
volviéndolo un sujeto deseante y objeto del lenguaje.
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• La intrusión paterna en la relación intersubjetiva madre-hijo pone


en marcha el segundo tiempo del Edipo, se manifesta en dos
aspectos:
1. El padre interviene como prohibición, como alguien que
“tiene derecho” en lo que concierne a la madre. El niño vive
esta intervención como frustración.
2. El padre priva del falo a la madre, el cual, supuestamente,
posee en el hijo identificado con el objeto de su deseo.
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• En la subjetividad del niño, ese padre-otro aparece como un


objeto fálico posible del deseo de la madre, al que supone
como un rival frente a la madre.

• Lo que se pone en juego en esta rivalidad imaginaria incluye


en realidad un desplazamiento del objeto fálico que lleva al
niño a encontrar la ley del padre.
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• LEY PATERNA: está inscrita en la relación social, forma de


organización social que regula el vínculo a través del deseo.
Relación social que impide que el niño quede atrapado en la
madre y permite que se convierta en un sujeto deseante.
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• El niño se enfrenta con esta ley cuando descubre que la madre


depende a su vez de la ley en lo que respecta a la satisfacción que
puede brindar a las demandas del niño, es decir, la dirección del
deseo del niño remite inevitablemente a la ley del otro a través de la
madre.
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• El niño descubre la dimensión esencial que estructura el


deseo como aquello que somete el deseo de cada uno a la
ley del deseo del otro.

• El hecho de que el deseo de la madre esté sometido a la ley


del deseo del otro, implica que su deseo depende de un
objeto que el otro (padre) tiene o no tiene.
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• DIALÉCTICA DE TENER O NO TENER EL FALO


• Hace eco de la dialéctica del ser, polariza para el niño la
problemática del deseo de la madre.
• El niño duda entre ser o no ser el falo para la madre en la
medida en que el padre que priva le hace presentir que la madre
reconoce y acepta la ley como la que gobierna el deseo que ella
tiene de un objeto que el padre tiene o no tiene.
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• El niño está atrapado en el narcisismo por considerarse el objeto


fálico. La castración hace que abandone la libido narcisista y
traspase a la objetal.
• La ley del padre enfrenta al niño con la castración a través de la
dialéctica del tener, de lo que depende el deseo de la madre.
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• La mediación introducida por el padre con respecto a la


madre, que le reconoce como aquel que hace la ley, hace
que el niño promueva al padre a un lugar en el que solo
puede aparecer como depositario del falo.

• Padre – instancia superior que regula cómo circula el falo en


la sociedad.
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•Destruida su certeza de ser el objeto fálico


deseado por la madre, el niño se ve ahora
obligado por la función paterna a aceptar que
no es el falo y que no lo tiene.
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• Para tener el falo, primero tiene que haberse


planteado la posibilidad de que ser castrado es
esencial para asumir el hecho de tener falo.
• Es aquí donde interviene, eficaz, real y efectivamente,
el padre.
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TERCER TIEMPO
COMPLEJO DE EDIPO. TERCER TIEMPO

• Es la declinación del complejo de Edipo.


• Termina la rivalidad fálica frente a la madre.
• El niño logra una investidura con el atributo fálico del padre, en tanto
es el padre quien tiene el falo.
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• Hay un restablecimiento de la instancia fálica como el objeto


deseado por la madre y no solo como el objeto del cual el padre
puede privar.
• Este momento está marcado por la simbolización de la ley.
• El valor estructurante de esta simbolización reside en la localización
exacta del deseo de la madre.
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• La función paterna sólo es representativa de la ley bajo esta


condición transitiva del nió con la relación fálica del ser a la
dialéctica del tener.
• El padre restablece el falo en el inicio, lugar donde puede ser
deseado.
• Esta dialéctica del tener convoca las identificaciones.
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• Cuando el varón renuncia a ser el falo materno, toma el camino


de la dialéctica del tener y se identifica con el padre, quien
supuestamente tiene el falo.
• La niña abandona la posición de objeto de deseo de la madre y
encuentra la dialéctica del tener en la modalidad del no tener.
• Así, la niña encuentra una identificación con la madre: al igual
que ella, sabe dónde está, dónde tomarlo y quién lo tiene: el
padre.
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• Localizar la ubicación del padre es estructurante para el niño,


cualquiera que sea su sexo, ya que el padre, quien supuestamente lo
posee, se hace preferir por la madre.
• El tránsito del ser al tener es la prueba más clara de la instalación
del deseo y de la represión originaria.
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