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LA ESCUELA: UNA LECTURA DESDE LA CLASE.

Una de las características propias de la escuela moderna está indudablemente


relacionada y atravesada por el carácter de clases sociales, ya que justamente es esta
categoría una de las que quizá toma mayor relevancia en el proceso de consolidación y
el mantenimiento del estado moderno y el modelo económico que en el marco de el
se desarrolla, y sobre la cual recae el sostenimiento y reproducción de dicho modelo,
es decir, es la clase social una de las características centrales en general del discurso y
las formar de organización de la modernidad, en este apartado se hará mención a
algunas de las características que en el marco de como está pensada la escuela
moderna se genera la reproducción del sistema de clases sociales y como es el modelo
educativo moderno pensado en función de reproducir dicha formación económica y
social.

Como lo mencionan Varela y Álvarez “No se entendería en su justo termino las


funciones desempeñadas por la naciente escuela si no se la inserta en el contexto de
integración de las clases trabajadoras, de conversión al orden social burgués” (Varela,
1991), es decir que no se pueden comprender el papel que cumple la escuela moderna
si no se lee a partir de la comprensión de las clases sociales y como esta escuela
cumple la función formar en una serie de principios a la clase trabajadora o sus hijos e
hijas (quinees luego serán la clase trabajadora) para seguir reproduciendo el orden
social establecido, lo que implica que la idea de educación está más ligada al concepto
de instrucción para el quehacer laboral que socialmente se la ha asignado a una clase
social particular, además inculcando una serie de valores morales para legitimar a
existencia de dicho orden, basándose en principios como “el obrero es pobre y fuerza
es socorrerle y ayudarle; el obrero es ignorante y se hace urgencia instruirle y
educarle; el obrero tiene instintos aviesos y no hay mas recursos que moralizarle si se
quiere que las sociedades y los estados tengan paz y armonía, salud y prosperidad” (la
negrilla es nuestra) (Varela, 1991).

Teniendo en cuenta lo anterior es importante hacer evidente algo adicional y es que


no solo se pone en función del mantenimiento del sistema de clases, sino que además
se encuentra en “el obrero” un riesgo y una amenaza para la paz de “las sociedades y
los estados”, es decir que la educación y la escuela particularmente es una institución
creada con la intencionalidad de mantener el control social sobre esa clase que puede
llegar a ser peligrosa para los estados, lo que en términos prácticos se traduce en que
es una clase peligrosa para el sector social y económico especifico que se lucra y
satisface sus interés con la permanencia del orden establecido “ (..) y al igual que con
anterioridad los eclesiásticos, estos nuevos moralizadores de masas se abrogarán el
derecho a la verdad a la que naturalmente las ignorantes clases han de someterse”
(Varela, 1991) lo que genera una forma especifica de educación que parte de la
imposición, no solo de contenidos sino también de practicas culturales y de saberes
que no se piensan en términos del dialogo, sino por el contrario se impone a través de
la fuerza, la coerción y el disciplinamiento de los cuerpos y las mentes como forma de
entrenamiento para el mundo del trabajo.
Adicionalmente esta concepción de la escuela genera una concepción de la necesidad
de tutorar al obrero, caracterizándole como un sujeto menor de edad en términos de
Kant y que por lo tanto necesita tutoría y control constante, lo que entonces genera en
términos de o práctico – educativo unas metodologías que se basan en el
disciplínamelo, con el objetivo fundamental de reducir y neutralizar la lucha social,
además de impedir el cuestionamiento sobre las condiciones materiales de vida y la
necesidad de transformarlas, es decir que “La educación del niño obrero no tiene pues
como objetivo principal el enseñarle a mandar sino a obedecer, no pretende hacer de
el un hombre instruido y culto, sino inculcarle la virtud de la obediencia y la sumisión a
la autoridad y la cultura legimitima. (Varela, 1991).

Y es en este desarrollo de la obediencia y la imposición de valores que reproducen el


sistema de clases en el marco del capitalismo, que el rol que cumplen las y los
maestros es fundamental, ya que es a través de ellas y ellos que las y los niños van
identificando la necesidad de seguir la autoridad sin cuestionar y obedecer. “El
maestro al igual que otros técnicos de multitudes se verá obligado para gobernar a
romper los lazos de compañerismo” (Varela, 1991).

Así como existe educación y escuelas especificas par la clase trabajadora también a lo
largo del discurso y practica del modelo educativo moderno se han venido creando y
fortaleciendo otra forma de educación para quienes serán las clases dirigentes en
todos los niveles de la educación, a la cual no pueden acceder las personas de la clase
trabajadora, porque este no es su lugar y no tiene las posibilidad económicas para
lograrlo, lo que pareciera no ser una exclusión intencionada sino que respondiera más
a realidades económicas, sin embargo se hace evidente que la educación técnica, la
domestocación y disciplinamiento de los cuerpos y las mentes se imparte a un sector
especifico de la población, mientras que por otro lado existen una serie de
oportunidades posibles para quienes tienen la capacidad económica para pagarlas.

Teniendo en cuenta lo anterior surge la pregunta alrededor de ¿si es necesario acabar


con la escuela como una institución que se encarga meramente como un escenario de
reproducción del sistema capitalista?, ¿la única función de la escuela es, como la
planteaba Althusser la de ser un aparato de reproducción del estado? O ¿quizá es
posible pensarse en el marco de la escuela metodologías y practicas que vayan en vías
de la transformación a pesar de ser en principio una institución pensada para la
disciplina miento y el control social? ¿se hace necesario pensar una escuela que surja
desde la clase trabajadora para suplir sus necesidades formativas más allá de las
relacionadas con el trabajo y la producción?, esperamos a lo largo de este documento
ir encontrando luces al respecto además de contar con elementos solidos para aportar
a un proyecto pedagógico en el marco de las practicas a desarrollar que se distancie de
una educación que reproduzca el sistema económico-político existente y permita el
cuestionamiento de las practicas y metodologías de las que en principio se piensa la
educación tradicional y darle un carácter desde la clase popular.

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