Está en la página 1de 9

DELITOS CONTRA LA SEGURIDAD DE LA NACION

Bien jurídico protegido. Sistematización


En cuanto al bien jurídico protegido en los delitos agrupados en el Títuo IX del C.P. “Delitos
contra la seguridad de la nación” tienden a la protección de la seguridad exterior, es decir al
Estado en cuanto a sus relaciones internacionales con otros países u organizaciones no
estatales.
En cambio, las figuras delictivas contenidas en el Título X atacan al Estado como Nación
jurídicamente organizada, por medio de los cuales se intenta proteger la vigencia de la
Constitución Nacional y el funcionamiento de los poderes públicos
El título IX está compuesto por dos Capítulos, el primero dedicado a la traición y el segundo a
la criminalidad que ataca la paz y dignidad de la Nación.
Entonces podemos decir que el BJP en este título está representado por el conjunto de
intereses que se refieren a la vida misma de la Nación en su esencia unitaria, es decir, su
propia personalidad como sujeto del Derecho Internacional Público. Pero además, la
comprensión del bien tutelado se proyecta más allá, pues abarca también las relaciones
internacionales del Estado Argentino con las otras naciones que componen el concierto
mundial de países.
En tal sentido dice Eusebio Gómez que “el bien jurídico que la ley protege es la seguridad
externa de la Nación contra los actos de un argentino o de una persona que le deba
obediencia, que en cualquiera de las formas indicadas en el artículo 214, colabore en la
actitud hostil de una potencia enemiga”. La referencia que puntualiza este autor no es del todo
exacta puesto que aparece un concepto excesivamente restringidos a ciertos actos hostiles.
Parece más adecuado el criterio expuesto en este sentido por Soler, quien dice que tanto los
delitos previstos en este título como en el título X van dirigidos “contra el Estado mismo,
considerado en general, como organización o cuerpo político; afectan las bases
constitucionales y la integridad territorial. Se trata de delitos no sólo dirigidos contra el Estado
sino propiamente de delitos que tienden a afectarlo como ente político”.
En consecuencia, una correcta interpretación de este bien jurídico tutelado en el caso nos
indica que las previsiones legales contenidas a lo largo del título IX del C.P. tiende a sancionar
todo acto o conducta que pueda llegar a comprometer la seguridad nacional en la medida en
que tales hechos pongan en riesgo la existencia del Estado o puedan generar una situación
bélica de carácter internacional que, como tal, implica una situación de peligro para la propia
seguridad de la Nación Argentina.
Soler además hace una distinción entre las figuras comprendidas en los títulos IX y X del C.P.,
dado que en los casos de ambos títulos se agrupan estos delitos bajo una misma
denominación de delitos contra el Estado o delitos políticos. Nos dice que no se trata de
lesiones genéricas al orden jurídico, pues en este sentido todos los delitos afectan al Estado
como órgano de tutela de todos los derechos, con lo que, cabe descartar al respecto “todos
aquellos delitos en los cuales el sujeto pasivo no sea el Estado mismo y aquellos en que el
bien jurídico tutelado no asuma el carácter de un bien fundamental y político”. En este
entendimiento, los delitos contra el Estado se agrupan bajo las ilicitudes previstas en estos
dos títulos del C.P.
La razón de esta diversificación está dada porque un Estado, por el hecho de ser tal, genera
dos clases de relaciones según su régimen sea visto desde un punto de vista local, o nacional,
o de una perspectiva internacional.
Desde aquella óptica interna, un Estado posee un régimen jurídico coactivo para los
ciudadanos que lo habitan, que deriva de su “imperium”, y que le permite establecer un
concreto orden jurídico en estas relaciones entre los ciudadanos y el propio Estado.
Desde otro punto de vista, un Estado se presenta como un orden jurídico o un poder
excluyente frente a otros regímenes jurídicos, potestad que deriva de su soberanía, que lo
toma como un país independiente y ajeno a cualquier injerencia en tales asuntos.
Es por ello, que aquellas conductas que representan una interferencia ilícita en las relaciones
internas del Estado argentino con sus habitantes o ciudadanos bajo la consideración del
régimen jurídico coactivo impuesto a nivel nacional, podrá constituir un delito de los previstos
en el Título X del C.P. bajo la forma de ilícitos que afectan los poderes públicos y el orden
constitucional.
Por su parte, la afectación de las relaciones internacionales del Estado Argentino con otros
Estados podría eventualmente configurar el delito de traición o sus derivados, previstos en
este título IX del C.P., en la medida en que con ello se afecta la soberanía e independencia
nacional, poniéndose en juego de tal modo hasta la propia subsitencia del Estado como
entidad jurídico-política.
Atentado contra la seguridad externa
Como lo señalamos, los delitos tipificados en este título, tienen como bien jurídico la
protección de la seguridad exterior del Estado. En otras palabras, puede decirse que la
objetividad del delito está dada por el resguardo de Estado en el marco de sus relaciones
internacionales. La protección se proyecta sobre aquellas conductas que pongan en peligro al
Estado y sus relaciones con otras organizaciones estatales y supraestatales.
Traición. Noción. Estructura del delito sentido del art. 119 de la Constitución Nacional
La palabra traición en el lenguaje vulgar alude a deslealtad, infidelidad, quebrantamiento de la
palabra dada o la violación de la buena fe.
A su vez, proviene del latín “traditio”, que significa “entregar”.
En sentido jurídico implica el quebrantamiento de la lealtad debida por los ciudadanos a la
Nación a la cual pertenecen.
El delito de traición se presenta como una figura constitucionalmente impuesta, vale decir que
se impone jurídicamente en nuestro sistema por el art. 119 de la C.N., definición que por
supuesto condiciona la legislación penal interna de nuestro país, me refiero al C.P.
En efecto, en el citado artículo 119 de la carta magna reza textualmente:
“La traición contra la Nación consistirá únicamente en tomar las armas contra ella, o en unirse
a sus enemigos prestándoseles ayuda o socorro. El congreso fijará por una ley especial la
pena de este delito; pero ella no pasará de la persona del delincuente, ni la infamia del reo se
trasmitirá a sus parientes de cualquier grado”.
Por su parte el delito de traición está tipificado en el artículo 214 del Código Penal.
“Será reprimido con reclusión o prisión de diez a veinticinco años .....”

En primer lugar cabe destacar que el término “únicamente” que contiene la norma
constitucional ha de interpretarse en el sentido que la legislación penal no puede de ninguna
manera variar el texto constitucional, y por otra parte, que nuestra ley fundamental agrega que
el congreso fijará la pena de este delito por una ley especial.
Esta disposición ha motivado que la doctrina haya estimado que el art. 214 del C.P., el cual
contiene las acciones típicas de este tipo de delito, presenta al menos una dudosa validez
constitucional, o dicho de otro modo, debe interpretarse de la única manera posible, esto es,
en consonancia con lo dispuesto por la C.N.
En este sentido con relación a la condicionalidad impuesta por el término “únicamente” que
“ella constituye una importantísima limitación constitucional en la que fundadamente, el
convencional constituyente no ha querido dejar librado al arbitrio del legislador argentino
posibilidad alguna de incluir como delito de traición otras conductas que las especialmente
previstas por el texto superior. El constituyente no quiso dejar librado el modo comisivo al
arbitrio legislativo, permitiéndole solamente graduar la penalidad a imponer, establecer
distinciones en base a la calidad del sujeto activo interviniente, prever modos agravados (art.
215 C.P.) y eventualmente ampliar el objeto de protección (art. 218), pero nunca alterar las
acciones constitutivas de la forma básica de este delito, ya que la experiencia ha señalado los
tremendos abusos del poder de turno en tal sentido.
La doctrina advierte que entre ambas normas existen diferencias, pues el texto constitucional
define dos conductas y la norma penal tres. Efectivamente, la Constitución Nacional ha
descrito: 1) tomar las armas contra la Nación; y 2) unirse a los enemigos prestándole ayuda y
socorro. Mientras tanto, el Código Penal prescribe como acciones punibles: 1) tomar las armas
contra la Nación; 2) unirse a los enemigos; y 3) prestar cualquier ayuda.
Entonces consideran que el texto legislativo previsto por el art. 214 del C.P. ha creado un tipo
de traición que no se ajusta al texto constitucional. La diferencia existente entre uno y otro
texto es importante, porque mientras que para el Código Penal el solo hecho de unirse al
enemigo es un delito de traición sancionado con penas elevadísimas, para la Constitución
Nacional solo será delito en la medidas en que además de la unión se preste alguna ayuda o
colaboración al enemigo. La simple unión pasiva o la mera ayuda o colaboración sin que
exista unión con el enemigo concreto no sería suficiente para el texto constitucional, que exige
–por el contrario- una unión activa o colaboracionista de cualquier índole con el enemigo del
Estado Argentino.
Finalmente, no cabe dudas que en razón de lo dispuesto por el art. 119 de la C.N. y ante la
divergencia de las normas en cuestión, debemos inclinarnos por la norma de mayor jerarquía,
en consecuencia, las acciones típicas de este delito solo pueden resultar aquellas que
impliquen cualquiera de esas dos conductas: o la de tomar las armas contra la Nación
Argentina, o la de unirse a los enemigos con prestación de ayuda y socorro.
En el análisis de la figura típica del art. 214, la traición conforme el sentido que se le atribuye
en nuestro país, constituye en un atentado contra la patria, es decir, aquella conducta que se
dirige a lesionar o poner en peligro la seguridad exterior y la integridad de la Nación Argentina.
a) Presupuesto del delito: el estado de guerra internacional: Es muy importante destacar que
el delito de traición requiere necesariamente para su aplicación, la existencia de un
presupuesto –previo por cierto- sin el cual no puede decirse que este delito se pueda llegar a
cometer. Este presupuesto ineludible está dado como requisito precedente, por el estado de
guerra internacional, con el cual guarda una relación inescindible. Sin guerra internacional no
puede existir el delito de traición. Debe por ello, imprescindiblemente, el Estado argentino
encontrarse en una situación de conflicto bélico, armado, contra otra Nación extranjera.
Este requisito se encuentra implícito en el art. 214 del C.P., ya que la conducta descripta alude
a enemigos , y sólo puede haber tal clase de enemigos –en sentido internacional- cuando un
país se encuentra en guerra con una potencia extranjera.
La exigencia de este requisito previo e ineludible para la aplicabilidad de este delito es la que
nos permite distinguirla de otra forma delictiva, que por su gravedad se asemeja a la traición.
Estamos hablando del delito conocido con el nombre de “concesión de poderes tiránicos”
previsto por el art. 227 del C.P., que contiene una referencia al artículo 29 de la C.N., y que
sujeta a los que actúen de tal modo “a la responsabilidad y pena de los infames o traidores a
la patria” (ver art. 29 C.N.)
Entonces concluimos en que como presupuesto, el delito de traición exige la existencia de una
situación de guerra exterior, que consiste en un conflicto armado entre dos o más países.
Conforme a lo expuesto, sólo podrá existir traición durante la vigencia de una situación de
beligerancia, la cual comienza con la declaración formal de guerra o con la iniciación de las
acciones bélicas. Esta situación de beligerancia, termina con la celebración de un tratado de
paz o cualquier otra forma que ponga fin al conflicto armado.
La acción típica consiste en “tomar armas”, que no es otra cosa que participar en acciones
bélicas, adoptando cualquier posición dentro de las filias del ejercito contrario, no siendo
preciso que se haya entrado en combate, pues en la conducta típica quedan atrapadas
diversas actividades, entre las que se pueden mencionar, las prácticas de inteligencia,
ingeniería, telecomunicaciones, planificación, estrategia, entre otras tantas.
La conducta señalada, además requiere una finalidad específica en el actuar del sujeto activo.
Concretamente que el enrolamiento en las fuerzas enemigas sea para combatir contra nuestra
Nación. Por ejemplo, cumpliendo servicios religiosos, de sanidad o justicia, dentro del ejército
extranjero.
Quien obra bajo presión de amenazas, coacciones o torturas no comete traición, pues su
voluntad se encuentra viciada.
Por otro lado, el artículo 214 del Código Penal, ha previsto como acciones punibles unirse al
enemigo prestándole ayuda o socorro. La conducta es compleja, pues exige que además
de unirse al ejército enemigo, formando parte de él, se preste ayuda y socorro, lo cual se
traduce en cualquier cooperación material en las acciones bélicas, sea proporcionado armas,
hombres, infraestructura, conocimientos, entre tantos elementos que pueden ser aportados en
un conflicto bélico.
Sujeto activo: En todos los casos, sólo pueden ser sujetos activos los ciudadanos argentinos,
nativos o por opción, como así también toda persona que deba obediencia a la Nación en
razón de su empleo o función pública. En este último caso, se comprende a los extranjeros
que tengan alguna vinculación política con la Nación.
El tipo es doloso. El conocimiento debe abarcar la situación de guerra que se mantiene con
otro estado y la voluntad concreta de llevar adelante las acciones típicas descriptas por la ley.
Sin embargo, la figura de traición no requiere ningún tipo de motivación especial en el accionar
ilícito. Es decir, no se requiere que el alistamiento responda a remuneración económica,
ingratitud o venganza con el Estado, o cualquier otra causa imaginable.
Acción típica: de conformidad con el texto actual del art. 214 del C.P. se prevén tres formas
posibles de comisión de este hecho ilícito:
1) tomar las armas contra la Nación
2) unirse a los enemigos
3) prestación de ayuda o socorro
No obstante como lo hemos señalado, el texto constitucional en su art. 119 solo prevé dos
formas de acción delictiva, esto es, o tomar las armas contra la Nación, o unirse a sus
enemigos prestándole ayuda y socorro.
Pero como también lo hemos señalado, la discordancia entre las conductas típicas previstas
por el C.P. y la C.N. hace que por aplicación del principio de jerarquía constitucional que
emana del art. 31 de la carta magna, debamos decidirnos por la tipificación contenida en esta
última.
Tomar las armas contra la nación: esta conducta hace referencia a todo acto de hostilidad
hacia la patria, siempre que el agente actúe como combatiente del lado o a favor de un
enemigo en guerra internacional contra nuestro país.
Un argentino tomas las armas contra la Nación –en la inteligencia del art. 214 del C.P.-
cuando forma parte de un ejército extranjero operando contra el país, aunque el cuerpo miliar
en el que está incorporado no haya tomado contacto bélico en acciones de guerra. Implica el
hecho de una relación con el ejército o con acciones armadas en contra del Estado argentino.
En síntesis, tomar las armas significa combatir a las ordenes del enemigo o participar del
ejercicio de acciones bélicas que aumentan el poder ofensivo militar de la potencia extranjera.
Unirse al enemigo: esta modalidad comprende la acción de pasarse a las filas del enemigo
sin haber llegado a combatir efectivamente o sin haber llegado a colaborar de cualquier modo
en la actividad bélica propia de la situación hostil.
Por lo tanto, el simple hecho de tomar partido con la potencia extranjera o aplaudir y celebrar
los triunfos militares del extranjero en guerra contra la Nación Argentina no son suficientes
para considerar que haya existido una unión con la potencia beligerante.
Por lo demás, la unión no necesita ser militar exclusivamente. El término unirse comprende las
conductas más variadas que pueden ser de cualquier índole, y abarcar desde actos de
propaganda a favor del enemigo, facilitación de tareas a través de transmisiones radiales,
envíos de mails cifrados, etc. siempre que no constituya una participación efectiva en el
ataque bélico o su defensa.
Prestación de ayuda y socorro: se trata de un auxilio al enemigo, que constituye la tercera
conducta comisiva del delito de traición en los términos de la ley penal.
El que ayuda también socorre y viceversa. Pueden considerarse actos de ayuda el suministro
a tropas enemigas tanto de caudales como armas, embarcaciones, alimentos, efectos o
municiones.
Esta ayuda o socorro significa participar del esfuerzo bélico del enemigo aumentando su poder
ofensivo siempre que no sea en términos militares o bélicos, o disminuyendo las necesidades
propias de las tropas enemigas, favoreciendo con ello su posición frente al conflicto armado.
Es posible que frente a ciertos acontecimientos concurran causas de justificación que impidan
considerar al hecho como antijurídico. Es asó que no ayuda ni socorre a la luz del art. 241 del
C.P., quien presta su colaboración constreñido por el enemigo.
No es delito servir a las fuerzas enemigas obligado por el terror.
Tampoco importa ayuda o socorro al enemigo la asistencia espiritual que presta un sacerdote
a un moribundo, o el apoyo de índole humanitaria que puede ofrecerse luego de una batalla a
los heridos de ambos bandos, inclusive a los enemigos.
Subsidiariedad de la figura: el art
Agravante:
El artículo 215 del Código Penal prevé dos circunstancias que agravan el delito traición, con
penas de prisión o reclusión perpetua.
El primer supuesto, se refiere a la conducta del autor que comete el hecho con el propósito de
someter a la Nación al dominio extranjero o menoscabar su independencia. Esta situación se
da cuando la Nación desaparece como tal, al encontrarse sometida al poder de otro Estado,
perdiendo de esta forma su soberanía.
No obstante lo expresado, la agravante se configura aun cuando la finalidad perseguida no se
consiga, es decir basta con cometer la figura básica y que el propósito del autor sea someter
la Nación al dominio de otro Estado extranjero, sin perjuicio que luego esta finalidad no pueda
concretarse, por cualquier causa.
En el segundo caso, el autor de traición endereza su conducta para que el enemigo haga la
guerra contra nuestro país. Se trata de un delito de intención, y se consuma cuando se comete
la traición con la finalidad de lograr los objetivos establecidos por la ley. Al igual que en el
supuesto anterior, no resulta necesario para que proceda la calificante que se alcance el
resultado perseguido.
Conspiración para la traición
El artículo 216 del Código Penal, no hace más que penar un acto preparatorio del delito de
traición, pues la misma norma condiciona su aplicación al descubrimiento del hecho antes de
empezar su ejecución.
La acción típica consiste en formar parte de una conspiración de dos o más personas que
tenga por finalidad cometer el delito de traición. Se ha entendido que tomar parte es participar
en los actos de conspiración. Todos los que participan son autores.
A su vez, se define a la conspiración como el concierto de individuos que ejecuta un plan
previamente determinado para lograr un fin determinado.
Conforme al texto de la norma aludida, el número mínimo de intervinientes en el hecho de
conspiración deben ser dos, no calificando el accionar si se suman más personas al concierto
criminal.
Sujeto activo puede ser cualquier persona, siempre que uno de ellos reúna la condición para
cometer el delito de traición, es decir que se argentino, nativo o por opción o que deba
obediencia a la Nación en razón de su empleo o función pública.
El delito se consuma con el mero acuerdo de voluntades para llevar a cabo el plan diseñado
para cometer el delito de traición.
Se trata de un delito doloso, no siendo posible su comisión por dolo eventual, pues se exige
un acuerdo de voluntades con la específica finalidad de cometer el delito de traición.
Excusa absolutoria
El artículo 217 del Código Penal prevé la exención de pena a favor de quien ha revelado la
existencia de una conspiración destinada a cometer el delito de traición. La ley sólo beneficia
al autor de la delación, y exige que la revelación se produzca antes de haberse comenzado el
procedimiento.
Traición contra potencia extranjera
El artículo 218 del ordenamiento punitivo, amplía el objeto sobre el cual recae el delito de
traición, sin alterar los demás elementos objetivos y subjetivos de la figura analizada.
Los presupuestos para la procedencia del tipo son la existencia de una guerra contra un
enemigo en común, y que el acto de traición se lleve a cabo contra una potencia aliada, es
decir fuerzas de otras Naciones que hacen la guerra ante un mismo Estado hostil.
En otras palabras, para que proceda la aplicación de la figura analizada, al igual que en el tipo
básico de traición, debe existir un conflicto armado internacional, el sujeto activo debe ser un
argentino, nativo o por opción, o que deba obediencia a la Nación en razón de su empleo o
función pública, que tomare las armas o se una prestando ayuda o socorro a un ejército
enemigo. La diferencia es esta dada porque aquí quien es sujeto pasivo del ataque no es
nuestro país, sino una Nación aliada.
Atentado al orden constitucional y la vida democrática
Los delitos tipificados en el Título X del Código Penal atacan al Estado como
Nación jurídicamente organizada, y por medio de los cuales se intenta proteger la vigencia de
la
Constitución Nacional y el funcionamiento de los poderes públicos.
Estos delitos tienden a la defensa de las instituciones democráticas.
Estas conductas son infracciones de naturaleza política, pues atacan a la Nación como
personalidad política, lesionado las bases fundamentales de su organización gubernamental,
en su existencia, integridad, formación u orden.

También podría gustarte