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Primer comentario de texto

Este texto que profundizaremos está ambientado en la edad media claramente, pero
específicamente en el ambiente del Cisma de Oriente, en la gran cuestión del
“Filioque”, que se trata de la discusión entre los cristianos Griegos y Latinos, ya que los
Griegos no aceptaban de que los latinos añadieran al Credo de Nicea-Constantinopla “y
del Hijo”, y de la misma manera los latinos acusan a los Griegos de ser ellos los que
han quitado esta expresión del Credo. Pero en el concilio de Calcedonia (551) han
llegado a un acuerdo, de forma que se hizo común el rezo de Símbolo Niceno-
Constantinopolitano. Pero después en el año 1054 Miguel Cerulario patriarca de
Constantinopla consume el Cisma de Oriente y de este modo se sella la cuestión acerca
del “Filioque” y se genera la separación entre Roma y Atenas entre Catolicismo y
Ortodoxia Griega. Después de esta ruptura el patriarca Cerulario se opone a toda
reconciliación, como lo hizo con el Papa León IX que tenía un verdadero deseo de
aproximación a la iglesia griega, porque así, él podía ser el único señor de la iglesia
griega, de hecho Ceruliano ordena el cierre de todas las iglesias y monasterios latinos en
la capital de Atenas y levanta las acusaciones que eran siempre las mismas, que por
cierto, no tenían mucho peso, que eran: Los latinos comulgan con pan ácimo, comen
carne sofocadas, suprimen el Aleluya en Cuaresma, ayunan el sábado, sus sacerdotes no
llevan barba, pero con estas acusaciones se proporcionó la separación deseada.
Cerulario el 16 de Julio de 1054 niega la comunión a los legados papales, y deposita un
bula de excomunión y de marcharse a todos aquellos que están en comunión con Roma,
en ese momento nadie tomo mucho en cuenta esto ya que dichas excomuniones no tenía
ninguna validación porque el Papa en ese momento ya había fallecido, pero esta fecha
sigue siendo simbólica ya que después de esto no ha habido ninguna reconciliación
duradera.

Así mismo podemos observar en el texto que nos cita a los Simoniacos, que en este
tiempo los Señores del poder y el emperador pretendían la compra o venta de lo
espiritual con los bienes materiales, ya que eran ellos los que elegían y revestían a los
clérigos, pero de hecho en contra de esto fue el Papa Nicolás II que prohibió a los
clérigos el aceptar la entrega de una Iglesia por parte de un laico y la obtención de
cargos eclesiásticos a cambio de dinero. Vemos también que el Papa Nicolás II ordena
la excomunión a todos los nicolaítas, quiere decir a los sacerdotes que no repudiaran a
sus mujeres y a los laicos que asistieran a la misa de los mismos que no habían
obedecido al Sínodo de Letrán en el año 1059, ya que estos presbíteros normalmente
establecían a sus hijos como descendientes de ellos aunque del ministerio. Como en los
anteriores podemos evidenciar que también están los Pneumatómacos, que se conocen
como aquellos que han propagado una herejía contra la trinidad, que negaba la divinidad
del Espíritu Santo, de hecho es de ahí donde viene su nombre “guerreadores contra el
Espíritu”, esta herejía está basada en el Arrianismo que afirma que el Espíritu Santo es
una mera criatura, un ángel, más de los que sirven a Dios y que solo se diferencia de los
otros en que tiene mayor grado de perfección, y de hecho, otra de las herejías que estos
propagaban era que el pan fermentado podía ser utilizado en la liturgia, ya que era
“animado”.
En este texto podemos observar claramente que el Autor, siendo él un profesor y
conferencista francés, especializado en la historia medieval, nos pone delante la Bula de
excomunión de Miguel el Cerulario por el Papa Nicolás II que la hace por medio de su
cardenal enviado a Atenas, Humberto de Silva Candida, ya que Cerulario con todos
aquellos que le seguían sembraban cada vez más en la edad media, claramente en
ambientes religiosos, la cizaña de herejías, y que fue uno de los hechos históricos más
importante para este tiempo, por la importancia de la separación entre la Iglesia de
Roma y la Iglesia Griego Ortodoxa. De una u otra manera este texto también quiere
mostrarnos como la Iglesia se ha defendido o ha respondido a las herejías que surgen en
ese tiempo, con el Papa León IX, el Papa Nicolás II, el mismo cardenal Humberto de
Silva, y muchos más que han estado enfrente de la Iglesia para evitar que aquellos
herejes, destruyeran la fe de las personas que en ese tiempo estaban estrechamente
unidas a la Iglesia y a Jesucristo.

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