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ADOLESCENCIA Y JUVENTUD

La adolescencia es ese periodo temido por jóvenes y adultos. El tramo final


hacia la vida adulta supone tanto cambios físicos y biológicos, como
decisiones vitales en cuanto al desarrollo personal y profesional. Pero el
monstruo de las hormonas no es tan terrible como parece si sabemos cómo
tratarle. Este ciclo es una etapa de cambios y oportunidades, y el
descubrimiento de un mundo infinito de posibilidades. 
Etapas en la adolescencia.
Este periodo se divide en tres etapas:
– Pre adolescencia (de 9 a 11 años).
– Adolescencia  (de 12 a 17 años).
– Juventud (a partir de 18 años).
En realidad, estas tres etapas se solapan y no son fáciles de diferenciar, entre otros motivos
porque el desarrollo de cada persona es único y diferente y no se produce al mismo
tiempo en todo el mundo.  Por eso, no hay nada de qué preocuparse si aún no has llegado a
una etapa o no ha pasado a la siguiente, pues no es una matemática exacta. La biología
acabará por hacer su trabajo. En cualquier caso, ante cualquier duda, siempre consulta con
tu médico/a.
Los cambios físicos.
Los cambios físicos suelen ser los más evidentes en la adolescencia por el mero hecho de ser
muy visibles. El llamado «estirón» se refleja inicialmente en la altura. Durante un breve
periodo de tiempo las hormonas del crecimiento actúan a la vez que las hormonas
sexuales, pero finalmente, éstas últimas toman el control y se producen las transformaciones
finales de acuerdo a nuestro sexo biológico, y dejamos de crecer. También es necesario tener
en cuenta que este desarrollo suele iniciarse mucho más temprano en las niñas que en los
niños, y por lo tanto, también finaliza antes. En los chicas suele iniciarse con el desarrollo de
los senos y la menarquia, a partir de los 12 años. En los chicos suele llegar más tarde, a partir
de los 14 o 15, con el vello en axilas y piernas, y a veces se alarga hasta los 21 años.  Los
cambios físicos más relevantes quedan recogidos en la siguiente imagen.
Los cambios emocionales y sociales.
Los cambios físicos vienen acompañados de cambios emocionales y sociales derivados de la
actuación de las hormonas sexuales. 
Es habitual que comiencen a preocuparse por sus cambios físicos, y que su imagen
corporal esté mucho más presente en su día a día. Hay que tener en cuenta que en la
actualidad, los cánones de belleza que marca la sociedad pueden suponer un problema para
los adolescentes, especialmente en las mujeres, a quienes se les exige mucho más respecto
a su apariencia física que a los hombres. Por eso es muy importante incidir en los hábitos
saludables de alimentación y deporte desde la infancia, y hacer hincapié mucho más en
esta etapa. Es una fase en la que aparecen problemas alimenticios y debemos prestar
atención a los cambios en sus hábitos con la comida.
A partir de ahora, van a tener mucho más en cuenta su autonomía e independencia, y por lo
tanto, van a estar muy centrados en sí mismos.
Es muy posible que experimenten cambios de humor constantes, que se sientan irritables y
sus emociones se desborden. Además, sus afectos van a cambiar de dirección, dejando de
ser los padres/madres el centro de sus atenciones, desviándose a su grupo de iguales. Sus
referentes van a ser las personas de su edad, y por ello, van a estar muy influidos por sus
amistades y grupos de referencia. 
Es una época de descubrimiento, por lo que comenzarán a interesarse por las cosas de los
adultos, de ahí que se inicien en el consumo de tabaco, drogas y alcohol.
Las relaciones románticas irán ganando en importancia, y con ellas tendrán las primeras
relaciones sexuales. Aquí también pueden surgir muchas dificultades sobre la sexualidad.

La independencia y la responsabilidad.
El camino hacia la independencia y la autonomía también se inicia en esta etapa.
Las elecciones propias comienzan en acciones pequeñas, como elegir la ropa que se
quieren poner, y culmina en el abandono del domicilio familiar. Para llegar a este punto,
tendrán que ir adquiriendo cada vez más responsabilidades. La colaboración en el hogar irá
adquiriendo mayor importancia, culminando en la corresponsabilidad. Ya no se trata de
colaborar según sus capacidades, sino repartir las tareas en equidad entre todos los
miembros de la familia, pues ya pueden participar de ellas como cualquier otro adulto. Es muy
importante que enseñemos a los adolescentes a ser responsables de sí mismos, cuidar de su
salud y tomar sus propias decisiones, aceptando las consecuencias.
La responsabilidad en los estudios se reflejará en la toma de decisiones. Durante esta etapa
deberán elegir su futuro académico y profesional, al principio con elecciones sencillas (elegir
un tipo de matemáticas en 3ºESO) hasta elecciones de mayor peso, como decidir entre FP y
Universidad.  Estas decisiones son difíciles de tomar y puede ocasionarles ansiedad y tristeza
debido a la presión que sienten por la transcendencia de la elección. Para saber más, te
recomiendo que leas la siguiente sección.

El desarrollo cerebral.
Aunque llegados a esta edad, el desarrollo cerebral casi ha completado su proceso en la
mayoría de las áreas, existen todavía algunas que se siguen desarrollando. Por ejemplo, los
últimos estudios establecen que la corteza pre frontal no culmina hasta la edad adulta
temprana. Esto es muy importante, porque comparados con otros animales, esta es nuestra
parte del cerebro más diferente y, además, la última que hemos adquirido en la evolución. En
esta área se encuentran las funciones ejecutivas (las capacidades que nos permiten
controlar y coordinar nuestros pensamientos) y la autorregulación de la conducta. Esto
explicaría muchos de los comportamientos de la adolescencia que tienen como finalidad la
búsqueda de experiencias nuevas, correr riesgos y no obedecer a las normas.
Otra de las estructuras que están finalizando el desarrollo es el sistema límbico, que controla
el sistema cognitivo y las emociones. Hasta que el desarrollo no se haya completado, estas
competencias están transferidas a la corteza pre frontal, generando respuestas emocionales
automáticas o impulsividad. 
Por eso, una vez alcanzada la juventud, estas funciones quedan repartidas en las diferentes
áreas cerebrales, resultando más eficaces. Esto explicaría las limitaciones y dificultades que
hay en la adolescencia para tener un dominio emocional y conductual, al igual que también
explicaría la mayor impulsividad de los jóvenes en la toma de decisiones, asumiendo mayores
riesgos. 
Para finalizar, señalar de nuevo, que el desarrollo cerebral no es exactamente igual en todas
las personas, de modo que es muy posible que estos periodos puedan ser más extensos o
más cortos según una infinidad de factores adicionales. 

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