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LA VOLUNTAD DE DIOS

H ace algunos años, Ministerios Ligonier auspiciaba un programa de radio breve de


preguntas y respuestas que se llamaba "Pregunte a R. C" La pregunta más frecuente era:
"¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?". Quienes son sinceros en su
vida cristiana y quieren vivir en obediencia a Dios desean saber lo que Dios quiere que
hagan. Cuando batallamos con el asunto de la voluntad de Dios para nuestra vida lo mejor
es comenzar con estas palabras de la Biblia: "Las cosas secretas pertenecen al SEÑOR
nuestro Dios, pero las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos, para siempre, a
fin de que cumplamos todas las palabras de esta ley" (Deuteronomio 29:29). La ubicación
de este versículo es importante. El libro de Deuteronomio es el segundo libro de la ley;
su título significa "segunda ley". Contiene una recapitulación de toda la ley que Moisés
entregó de parte de Dios al pueblo. Cerca de la conclusión de este relato de la entrega de
la ley, encontramos este texto que hace una diferencia entre la voluntad escondida de Dios
y su voluntad revelada.

COSAS SECRETASY COSAS REVELADAS

Los reformadores, en particular Martín Lutero, hablaban de la diferencia entre el Deus


absconditus (Dios escondido) y el Deus revelatus (Dios revelado). Hay límites para
nuestro conocimiento de Dios; como ya lo hemos mencionado, no tenemos un
conocimiento completo de él. Dios no nos ha revelado todo lo que pudiéramos conocer
sobre su persona o sus intenciones para el mundo; hay mucho que no está revelado. Esto
escondido de Dios es lo que se llama Deus absconditus, lo que Dios ha escondido de
nosotros. Al mismo tiempo, no se nos ha dejado totalmente en la oscuridad para que
estemos intentando lograr un entendimiento de Dios. No es como si Dios hubiera huido
o nos hubiera dejado incapaces de conocer nada sobre su ser. Al contrario, también está
lo que Lutero denominó el Deus revelatus, la parte de Dios que ha revelado. Es el
principio que se revela en Deuteronomio 29:29. "Las cosas secretas" se refiere a lo que
llamamos "la voluntad escondida" de Dios. Un aspecto de la voluntad de Dios es su
voluntad decretada, que se refiere al hecho de que Dios hace suceder todo lo que desea
en su soberanía. A veces se la llama la voluntad absoluta de Dios, la voluntad soberana
de Dios o la voluntad eficaz de Dios. Cuando Dios decreta soberanamente que algo
suceda, ciertamente va a suceder. Otra forma de referirse a esto es el "predeterminado
consejo" de Dios (Hechos 2:23). Un ejemplo de esto es la crucifixión. Cuando Dios
decretó que Cristo habría de morir en la cruz en Jerusalén en un momento particular de la
historia, tenía que pasar en ese momento y en ese lugar. Sucedió por el determinado
consejo o la voluntad de Dios. Fue algo irresistible; tenía que suceder. Del mismo modo,
cuando Dios llamó al mundo a la existencia, el mundo llegó a existir. También está la
voluntad preceptiva de Dios. Mientras que a la voluntad decretada no se le puede oponer
resistencia, a la voluntad preceptiva de Dios sí se le puede resistir y de hecho todo el
tiempo lo hacemos. La voluntad preceptiva de Dios se refiere a su ley, a sus
mandamientos. Por ejemplo, el primer mandamiento: "No tendrás otros dioses delante de
mí" (Éxodo 20:3) es parte de la voluntad preceptiva de Dios. Cuando las personas me
preguntan cómo pueden conocer la voluntad de Dios para su vida, les pregunto de cuál
voluntad están hablando: la escondida, la decretada o la preceptiva. Si están hablando de
la voluntad escondida de Dios, deben entender que está escondida. La gran mayoría de la
gente que se hace esta pregunta está luchando con una decisión que tiene que tomar en
una situación particular. Cuando se me pregunta sobre la voluntad de Dios en esos casos,
respondo que no puedo leer la mente de Dios. Sin embargo, puedo leer la Palabra de Dios,
que me da su voluntad revelada, y el aprenderla y conformarme a esa voluntad será
suficiente trabajo para toda mi vida. Puedo ayudar a la gente que tiene preguntas, pero no
puedo ayudarle a conocer la voluntad escondida de Dios. Juan Calvino decía que cuando
Dios "cierra su santa boca, también detengamos nuestro camino, para no ir más allá"1.
Traducido a lenguaje moderno diríamos: "La voluntad escondida de Dios no es asunto
nuestro". Por eso está escondida. Es bueno desear saber lo que Dios quiere que hagas.
Dios tiene un plan secreto para tu vida pero no es asunto tuyo en lo absoluto. Sin embargo,
Dios puede guiarte y dirigir tus sendas. Así que no hay nada malo en buscar la iluminación
del Espíritu Santo, o la dirección de Dios en nuestra vida, y eso es lo que usualmente
preocupa a la gente cuando pregunta sobre la voluntad de Dios. Pero tenemos un deseo
inicuo en querer conocer el futuro. Queremos saber cómo acabará un asunto antes de
comenzarlo, y en realidad eso no es asunto nuestro. Es asunto de Dios, y por eso sus
advertencias son tan severas en la Biblia para no intentar conocer el futuro por medio de
medios ilícitos como son las tablas ouija, los adivinadores y las cartas de tarot. Esas cosas
están prohibidas para los cristianos.

VIVIR LA VOLUNTAD DE DIOS

¿Qué dice la Biblia sobre cómo nos dirige Dios? Dice que si reconocemos a Dios en
todos nuestros caminos, Dios enderezará nuestras sendas (Proverbios 3:5, 6). Se nos
exhorta a aprender la voluntad de Dios para nuestra vida y lo hacemos cuando enfocamos
nuestra atención no en la voluntad decretada de Dios sino en la voluntad preceptiva. Si
quieres conocer la voluntad de Dios para tu vida, la Biblia te dice: "Porque esta es la
voluntad de Dios, su santificación" (1 Tesalonicenses 4:3). Así que cuando la gente se
pregunta si aceptar un empleo en tal o cual ciudad, si casarse con Luisa o Sandra, debería
estudiar muy de cerca la voluntad preceptiva de Dios. Debe estudiar la ley de Dios para
aprender los principios por los cuales ha de vivir su vida cada día. El salmista escribe:
"Bienaventurado el hombre que no anda según el consejo de los impíos ni se detiene en
el camino de los pecadores ni

1 Juan Calvino, Commentary on he Epistle of Paul he Aposte to he Romans (Comentario sobre la epístola
del apóstol Pablo a los Romanos), trad. y ed. John Owen (repr., Grand Rapids: Baker, 2003), p. 354. 83

se sienta en la silla de los burladores. Más bien, en la ley del SEÑOR está su delicia,
y en ella medita de día y de noche" (Salmo 1:1,2). El deleite de la persona piadosa está
en la voluntad preceptiva de Dios y alguien que esté enfocado ahí será como "un árbol
plantado junto a corrientes de aguas que da su fruto a su tiempo" (v. 3). En cambio, los
impíos no son así, sino que "son como el tamo que arrebata el viento" (v. 4). Si quieres
saber cuál empleo aceptar, tienes que dominar los principios. Cuando los conoces,
descubres que es la voluntad de Dios que hagas un análisis sobrio de tus dones y talentos.
Luego debes considerar si un empleo en particular va de acuerdo a tus capacidades; si no
es así, no debes aceptarlo. En ese caso, la voluntad de Dios es que busques otro empleo.
La voluntad de Dios también es que conjugues tu vocación —tu llamado— con una
oportunidad de empleo, y eso requiere mucho más trabajo que solo usar una tabla
espiritista de adivinación. Significa que hay que aplicar la ley de Dios a todas las
diferentes áreas de la vida. Cuando se trata de decidir con quién casarte, debes considerar
todo lo que la Biblia dice con respecto a la bendición de Dios sobre el matrimonio.
Habiendo hecho eso, puedes descubrir que hay varios candidatos que cumplen los
requisitos bíblicos. Entonces, ¿con quién te casarás? La respuesta es fácil: con quien
quieras casarte. En tanto que esa persona que eliges esté dentro de los parámetros de la
voluntad preceptiva de Dios, tienes toda la libertad para actuar de acuerdo a lo que tú
prefieres, y no debes angustiarte con preguntas sobre si estás fuera de la voluntad
escondida o decretada de Dios. En primer lugar, no puedes estar fuera de la voluntad
decretada de Dios. En segundo lugar, la única forma de conocer la voluntad escondida de
Dios para hoy es esperar hasta mañana, y mañana será muy claro para ti porque podrás
mirar hacia el pasado y conocer que lo que haya ocurrido corresponde a los procesos de
la voluntad escondida de Dios. En otras palabras, solo conocemos la voluntad escondida
de Dios después de los eventos. Casi siempre queremos conocer la voluntad de Dios para
el futuro, mientras que el énfasis en la Biblia es la voluntad de Dios para nosotros en el
presente, y eso tiene que ver con sus mandamientos. Las "cosas secretas" pertenecen a
Dios, no a nosotros. Esas "cosas secretas" no son asunto nuestro porque no son nuestra
propiedad; son de Dios. Sin embargo, Dios ha tomado algunos de los planes secretos de
su mente y les ha quitado el secreto, y esas cosas sí nos pertenecen. Dios ha quitado el
velo. Eso es lo que llamamos revelación. Una revelación es mostrar lo que alguna vez
estuvo escondido. El conocimiento que es nuestro por la revelación en realidad le
pertenece a Dios, pero Dios nos lo ha compartido. Es lo que dice Deuteronomio 29:29.
Las cosas secretas pertenecen a Dios, pero lo que ha revelado nos pertenece a nosotros, y
no solo a nosotros sino también a nuestros hijos. A Dios le ha agradado revelarnos ciertas
cosas, y tenemos la inefable bendición de compartir esas cosas con nuestros hijos y con
los demás. La prioridad de transmitir ese conocimiento a nuestros hijos es uno de los
principales énfasis en Deuteronomio. La voluntad revelada de Dios se nos da por medio
de su voluntad preceptiva, y esta revelación nos ha sido dada para que podamos obedecer.
Como ya lo mencionamos, mucha gente me pregunta cómo puede conocer la voluntad de
Dios para su vida, pero casi nadie pregunta cómo puede conocer la ley de Dios. La gente
no hace esa pregunta porque sabe cómo entender la ley de Dios; la encuentra en la Biblia.
Puede estudiar la ley de Dios para conocerla. La pregunta más difícil es cómo podemos
practicar la ley de Dios. Algunos se preocupan de eso, pero no muchos. La mayoría de la
gente que busca la voluntad de Dios está tratando de conocer el futuro, y eso está cerrado.
Si quieres conocer la voluntad de Dios en cuanto a lo que Dios autoriza, lo que a Dios le
agrada y por lo que Dios te bendecirá, la respuesta se encuentra en la voluntad preceptiva
de Dios, la ley, y eso está claro. Uno de los principales valores de la ley del Antiguo
Testamento para los cristianos del Nuevo Testamento es que nos revela el carácter de
Dios y lo que le agrada. Podemos estudiar la ley del Antiguo Testamento cuando
intentamos averiguar lo que agrada a Dios, y aunque hay mandamientos que no aparecen
en el Nuevo Testamento, la revelación del carácter de Dios está ahí, y ahí tenemos una
lámpara para nuestros pies y una lumbrera para nuestro camino (Salmo 119:105). Si
estamos buscando nuestro camino y solo palpamos en la oscuridad intentado conocer la
voluntad de Dios para nuestra vida, necesitamos una lámpara que nos muestre hacia
dónde vamos, una luz que nos muestre la senda para nuestros pies. Esa luz se encuentra
en la voluntad preceptiva de Dios. La voluntad de Dios es que obedezcamos cada palabra
que sale de su boca.

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