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Cristianos rumbo | oe Nuevo camino de liberacién | SAN PABLO 1997 (Protaso Gomez 11-15. 28027 Madvid) Tel (91) 7425113 - Fax (81) 742 57 23 (© PALILUS, Sso Paulo (Brasil) 1996 “Titulo original: Cristo rae ao séalo XX! “Tiaducido por: Jove Froneten Dominguez Distibuciin: SAN PABLO. Divisién Comercial Resin, |. 28021 Madre) * Tel 798 73 75 ~ Fax 505 20 50 ISBN 84-285-19323, Depésto lea: M. 44.737-1996 Inmpreo en Ares Grifiar Gar Vi. 28970 Humanes (Madrid) Printed ia Spain. Impeso en Espaa Predmbulo En un reciente articulo, Gustavo Gutiérrez eseribia lo si aguiente: «Hay una serie de acontecimientos econédmicos, polos y elesnles, tanto de Sito mundial como lati roamericano y nacional, que nos hace pensar que esta con- Clayendo la etapa en la que sacle y coming la fellenign teolégica (atinoamericana de ls ilkimas décadas). Por una parte los afios anteriores han sido estimulantes y creatives y, por otra, tensos v conflicts. Ante las nuevas stuaciones (el agravamiento de la pobreza y la pérdida de vigencia de de terminados proyectos politicos, por ejemplo) muchas de las discusiones anteriores ya no responcden a los acontecimientos actuaes. “Todo parece indicar que esta comenzando un periodo iret, Cas ena hace nds nese eigen todos a la hora de alrontar los enormes interrogantes que nos plante la realidad latinoamericana»'. Son palabras sabias. Desde muchos lugares se pueden es- cach In voces que piden un valracn dsl apn ante rior y una reflexin sobre las nuevas situaciones que han sur: sido. a Latinoamérica ha cambiado en estos iimos treints aos GHG Garments, La tl: na cin sei, Page 130 (Lima, diciembre de 1994) 15. eae De una situacién de opresin ha pasado a una situacién de exclusion’. Se ha duplicado la poblacién. Casi la mitad se hha desplazado del campo a las ciudades; pero no saben qué hacer en ellas. Se ha acumulado una inmensa riqueza, pero concentrada en manos de una minoria de privilegiados. El Primer Mundo se ha establecido en parasos aslados de abun- dancia y consumismo en los alededores de las ciudad, pero la mayoria busea un medio de supervivencia en. una econo ‘mia paralela Qué significa todo esto? éCusles son los signos de los nuevos tiempos? La liberacién se hace cada vez més urgente y al mismo tiempo mis remota. Hace treinta afios todo parecia muy sen= cillo, Ahora todo parece muy complicado. Este libro no pretende ser mas que una pequeia aporta- de la nacién’ De este modo, la redemocratizacién ha coincidido, en Latinoamérica, con un fuerte movimiento de despolitizacién Precisamente, los tnicos temas politicos que movlizan a las ‘multitudes son las manifestacones de rechazo (la campafa «fue 13 Color» conta la conrapeién del expresidente de Bras Campasa del impeachment, campafia contra la corrupcion del Congres.) la eampafa electoral braslefa de 1994, por e ‘contfaro, no fue capa de despertar pasiones populares, LA VUELTA A LO CULTURAL, El retroceso de lo politico viene acompafiado por un ineremen- to de lo cultural, El fenémeno se deja sentir desde la década de los 70 y va en aumento. La vuelta alo cultural es, en primer lugar, una vuelta a lo religioso. Estamos asistiendo en todo el mundo a una especta- cular resurreccién del fenémeno religioso. No s6lo se trata de las grandes religiones tradicionales, sino también de muchas rmanifestaciones heterodaxas del espiritu religioso. Se puede decir que todo el inmenso caudal religioso del pasado exis: Tan misma campo publican ce cl mito de Chil, después de [Mico y lege de Argeatina como ejemplos de wdesnacionaliraisn» 0 de ndeseststlizacione. Los its eayeron en enero de 1995 con a te Imenda crs Financier de Mejco, pero, ualment, sigue existiendo une ‘erconfanee seneralzada respeto del Estado, aunque se dal circans {nin de gue en todo el Teer Mando, el Estado es una realidad my ‘Teil, mejor dich, no legs siqiera constr un verdadero Estado, CEB, Babi, Etat import, Fayard Paris 1993, B tente en todas las cultura, se renueva y recobra nueva vida, Especialmente todas las expresiones de la gnosis que plagaban al imperio romano y que provenian del Exipto antiguo o de Mesopotamia, estan resurgiendo bajo nuevas formas! Las grandes institucionestradicionales del crstanismo no salen beneficiadas de este resurgir religioso. Por el contrario, surgen nuevas Iglesias tanto en AVfica como en Latinoamé- rica, Son Iglesias independientes. En Latinoamérica predo- minan las de inspiracién pentecostal. Pecisamente lo que més Grito esté teniendo en la Iglesia catdica es la renovacién ‘arismatica, a la que la jerarquia eatdica todavia no ha sabi- do atribuir un espacio determinado. La generacisn de los mis mayores, que antailo conocie- ron una «teologfa de la secularzacién» y vvié obnubilada por la problematica de Gogarten o del primer Harvey Cox, no entiende lo que pasa y se muestra desconfiada. Pensaba que habia una crisis de la religion en benefico de la politica y The aqui que To que ha llegado es una esis de la politica que favorece a la relision! La vuelta alo cultural no s6lo beneficial fenémeno rel- sioso, Durante la decadencia del Estado, todos los grupos susceptiles de consituirse aleededor de seis fuertes de iden- tidad se han visto fortalecidos. Dada la debilidad del Estado nacional, los movimientos indigenas han adquiride mayor vigor, siendo en el presente los movimientos sociales mas fuer- tes, Los movimientos de conciencia de la negritud tienen to- das las puertas abiertas, asf como las relisiones afroame- * Socilogo,filsofsy tedlogs todavia se muetran vacilanesy no llegan comprendr bien el sianfeada de ete eeerudecmiento del fend- meno reliioso, tan aljado de as pecticas y dels doctias de asec ‘ones tradicionales, sobre todo del eratianisma inaitucionaizado, CLE Vavavien, La lesa en proceso. Catolicime y sociedad moderna, Sal ‘Terra, Santander 1990 (oriinal en francés de 1987), 63-97; D. He vwieu-LéceR, Les manifestations contemporaines da chrstianisme et la ‘modern, en Cente THOMAS MORE, Cristiani el moderne, Cer, Pare 1990, 295.316. 4 ricanas. Cualquier rasgo que marque una diferencia puede Jeni para formar grupos poderosos que tienden a constituirse tn feudos independientes dentro de un Estado debilitado que fos tolera con resignacién. Se forman universos cultuales ba- sados en un deporte (cada club constituye una tribu), en un tipo de baile (las tribus rock, rap, reggae, ete.), en una sabi- cduria oriental, en un tipo de medicina alternativa, en wna co- triente de terapia mental, y otros por el estilo. Modas, dietas ‘alinarias, vacaciones, vestdo, todo puede servir para clasi- Fear a los hombres y mujeres de hoy, poco interesados en su condicién de ciudadanos’. LA TERCERA OLA TECNOLOGICA Un cuarto fenémeno se encuentra en la base de los tres anteriores, ye el més importa puto ave prporions a impulso que puso en movimiento los demas. 'No se trata de describir aquf las profundas transformacio~ res tecnolégicas que han conducido a cambios radicales en Ta economia y en las relaciones sociales alo largo de las vii mas décadas y que estén provocando transformaciones cada vvez mas amplias y extendidas, Estas transformaciones son de sobre conocidas, Existen en el mercado muchas obras de di vulgacion cientifiea destinadas al gran piiblico que hacen ac- cesibles los adelantos y novedades a todos los interesados* 7 No pademos dearnosengaiar por ls nuevos movimientos sobre ciudadante Son movinientos minoctaros. Lo que predomina, con mv ‘ho. ce Latinoamérica sobre odo en Tas iadades~~ soa los movinien- tose cntficaciin basados en diferencias simbsicas (chbes de tbo tipos de misica, ee). Lor delanteros de cualquier eqsipo de fitol de ‘Serta rlewanciny por sf oo, tomexpaces de agutinar = mGs personas fe todos los movimiento de cadadanta juntos NGPA. Toren, El combi del poder, Plaza y Janés, Barcelona 992%; P Kenepv, Hac esl XX, Plaza y nts, Barcelona 1995; PF Dauceen, La sociedad poscepitalista, Apésiofe, Barcelona 1993: Las naciasrealdader,Edhasa, Barcelona 1991 La primera revoluci6n industrial que vino determinada por los descubrimientos tecnol6gicos se basaba en el carbon y en el hierro. La segunda estaba basada en el petréleo y la tlectricidad. En la tercera, en la que nos encontramos actual- mente, las novedades tecnol6gicas consisten principalmente en téenicas de informacién y de comunicacién. Esta nueva eta- pa ha originado una transformacién radical en la velocidad de los descubrimientos y avances tecnolégicos. Antiguamen- te, las maquinas quedaban obsoletas después de cincuenta aos. En la época siguiente las maquinas podtan funcionar durante veinte afios; después habia que reemplazarlas por otras mejores. Actualmente, a los tres afios quedan anticua- das. El ritmo de los adelantos es tal que situarse en cabeza fen cuanto a las invenciones significa crear y dominar el mer- cade, Las consecuencias para la economia son, por ejemplo, que, teniendo en cuenta la multiplicidad de nuevos productos, ven der es mucho mas importante que producit; controlar el con- sumo es mucho més importante que controlar la produccién. De qué sirve que los trabajadores controlen la produccién sino pueden controlar el consumo? La facildad en las comunicaciones permite descentralizar la produecién; Ia automatizacién permite disminuir drés- ticamente el niimero de los trabajadores en las fabricas, en los bancos, en los comercios, ete. La produccién se beneficia de la mayor movilidad. Ya no hay economias nacionales. La totalidad de la economia esta siendo «mundializada». Esta 5, por lo menos, la tendencia dominante que se convert cn realidad en el plazo de pocos afos. Socialmente, la consecuencia de todo este proceso es la desintegracién de lo que fuera la clase trabsjadora, condena- daa diluirse en un elevado niimeto de funciones diferentes, igual que ocurrié con las anteriores fases de la industria que acabaron con la clase de los campesinos tradicionales, En lo sucesivo, la informacién y los conocimientos son més impor tantes que la mano de obra 0 que las materias primas, mas 16 importantes que el capital, porque el eaptal va alli donde es tén Ia informacién y los conocimientos*. La ersis del socialismo deriva fundamentalmente de esta cleada de muevas tecnologias, porque la economia sovitica no fue capaz de aprovecharla y se qued6 rezagada a distan- cia de los tres polos formados por Estados Unidos, Japén y Europa occidental. Las elites sovidticas no quisieron perma: necer en una economia atrasada y acabaron por abandonar. Dal mismo modo, las economias patcalmentedirigidas de las cdemoeracias sociales entraron en crisis. Los partidos social- ddeméeratas perdieron su liderazgo 0 adoptaron la ideologia de sus adversaros. La crisis del Estado Nacional deriva en gran medida de las transformaciones en la economia, més todavia en Latino- américa que en Europa. Las grandes entidades econémicas cxigen cada vez ms privlegios, pero quieren contnibuir cada vez menos. La nueva clase dirigente no se muestra solidaria con la naci6n. Es ajena a cualquier tipo de «patriotsmo» snacionalismor. La cultura comercializada y transnaciona- lizada devakia el Estado nacional. La cultura del especticu- lo reduce la politica a un juego de diversién, Finalmente, la renovacidn dela religién y de la cultura en general deriva de la despolitizacién de la sociedad. La vida diaria ocupa todo el centro de atencién. Una vez perdida la identificacién global con la nacién y con el nacionalismo, las personas buscan otto tipo de identidad, encontrandolo en la religin yen la diversdad de elementos cultuales. Estos son los hechos, presentados de un modo esquemé- tico, aludiendo simplemente a fendmenos més amplios cuya * La clase trabsjadoa ha disminuid en simero, se ha divesifiade ‘en fucions diferentes los obrerosy empleo te han ssl del con Junto de lo tabajadores por el increment del sector tercaio Bot la fragmemacin dels empress. Adem la unieraizacion dela econo ila permite la rapida tranferencin de una undad de produscion de un Palisa ottoo, como el eso de Bra dende ef sur hacia el note donde [as condiciones de trabajo son ms pecans y, por an, mae cetables im descripein se puede encontrar en muchas obras de facil ac ceso. No es el cometide de esta obra describir la situacion actual del mundo. Se trata simplemente de situar los desa- fios que se plantean a los cristianos en el mundo de hoy. ‘Muchos cristianos que conocieton el mundo anterior a 1964 experaban que la redemocratizacién de Brasil reavivaria el contacto con los movimientos, los abjetivos y las ideologias cde aquel tiempo. Muchos que vivieron durante el régimen militar, ue vivieron las luchas de la Iglesia en aguella épo- ca, pensaban que los suetios que alimentaban esa lucha se cumplisfan con la vuelta de la democracia”®. Esperaban que se realizara una reforma agraria, que llegaria a participacin de los trabajadores en la vida nacional, que vendria una me- jor distribucién de las riquezas y cosas por el estilo, Pensa- ban que las CEB (Comunidades Eclesiales de Base) proporcionarian el modelo daminante en la Izlesia y que po- drian encarnar una Iglesia al servicio del pueblo, llevando la prdctica la opeién preferencial por os pobres. Pero no su- cedié nada de esto. Quedaron desconcertados. En realidad estamos ante una situacién nueva en la que ya no se aplican los modelos anteriores. En este final dels. XX, que es ya el comienzo del s, XXI, hay que emplear el tiempo en la inventiva y la creatvidad. Todos tenemos la sen- sacién de que el sistema politica ya no funciona, que ha que- dado obsoleto. Lo mismo sucede con la educacidn, con la or tanizacién de la sanidad; pero mucho més con la politica y ‘mas todavia con las fuerzas armadas. La vida econdmica ha entrado en una fase de transicién de la que nadie conoce el final. El mundo del trabajo esté en plena transformacién. Las ciudades se estan haciendo insoportables. [Nose trata de renegar del pasado. Pero todas las aspiracio- WCIHL Assman, Brasil 1985: Sigue ince el rambo dela onus oa repiticos, Paso 2 (San José 1985) I-11. Eldesencanta gue produio [i nuceademocracia se manifesta en a cresient ndiferecia con ave se sven In compat letras 18 nes y las luchas del pasado tendin que ser transformadas si quieren ser eficaes ‘A la Iglesia le ha correspondido un papel limitado en las transformaciones del mundo. Sin embargo, este papel puede ser eficaz y significativo. Puede servir efectivamente para la construccin del reino de Dios. Pero, sino se aprovecha, se perderén oportunidades tinicas en la historia, Este libro no alberga grandes ambiciones, Todavia no ha llegado e! momento de las sintesis, Estas péiginas quieren, tan sélo, ofrecer algunas refleiones de cara a una nueva etapa del pensamiento cristiano latinoamericano, teniendo en cuenta los nuevos acontecimientos y la posible evoluciéa de la histo- ria en los proximos aos. 1 El contexto eclesial Los fenémenos recientes que han afectado a la vida de Ia Isle- sia, como ls nueva evangelizacin, la opeién por los pobres, Ta teologia de la liberacién, los «nuevos movimientos», ete., ino gon acontecimientes aislados. Todos ellos forman parte de tn proceso de evolucién cuyo origen se puede situar en la tran- sicign del pontificado de Pio [X al de Leén XIII. Con Lesn XIU comienza una era de «nueva evangelizacién» y con la ‘Rerum novaram se fjaron los cimientos de la opcién por los pobres que se desarrollara de modo explicito durante el pon- tifcado de Juan XXIII. No obstante, desde entonces ha te- nido higar una sucesién de etapas diferentes dentro de un mismo proceso. Es interesante tomar en consideracién la evo- lucidn de este proceso! EVOULUCION DE LA NUEVA EVANGELIZACION Antes de Leén XIII Hasta el final de su pontificado, Pio IX permaneci fil, con firmeza, a la linea seguida por sus predecesores desde Pio “VIL Esta linea consiatia en dar a la modernidad —encarna- TEE ME Scuoovans, Centesinus amas of le wstvesénéenten de Rerum noveram, CONSE: PONTIMAL sJUSTICE ET PAIX, De Rerum varus i sCenfximas anne, Vaiano 1991, 27-72, Aasi se puede ter a contnuidad de la doctrine socal de a Iglesia durante un siglo 21 dda en las revoluciones politicas y sociales, en las nuevas filo- soffas, en Tas incipientes ciencias— una Gnica respuesta: un ceategirico y rotundo «no». No habia posibilidad de dislogo ri entendimiento con la modernidad. La Iglesia catdica slo podia resist, denunciar y condenar. La Iglesia catélica aguar- ddaba a que la sociedad moderna cayera por sf sola, bajo el peso de sus propios engafios y ervores y esperaba que la gen- te, desengaiiada, volviera arrepentida al seno de la Ielesia. La Iglesia repetta, confiada, el mismo evangelio de siempre, in- sistiendo y repitiendo que se trataba del evangelio antiguo y tradicional y que nada nuevo podia ser beneficioso. La mis- ma expresin «nueva evangelizacién» habrria resultado sospe- chosa, como si ya incluyera una cierta coneesién a los erro- res de la modernidad, Pesto que el Papa insistia en su soberanta temporal en los Estados Pontifcios, su causa era la de los monareas eu- ropeos. El Papa querfa mantener o restaurar la cristiandad ‘que existia antes de la Revolucién francesa. El evangeliotra- dicional incluia el régimen politico de crstiandad. Sin embargo, después de 1870, a pesar de la obstinacién de Pio IX, los espiritus mas despiertas y clarividentes eran conscientes de que su postura era cada vez més insostenible. De nada servia dedicarse a condenar. Con las condenas nun- ca se iba a conseguir que el mundo volviera a la Iglesia. Ha- bia que cambiar el discurso, aceptar alguna de las cuestiones fundamentales de la medernidad, entablar dilogo con la so- ciedad moderna, porque éta no se estaba derrumbando, no estaba desapareciendo. ‘Todo lo contratio: era mas que evi- dente que el mundo moderno se estaba consolidando. Fue en- tonces cuando Leén XIII inaugues el discurso de la unueva cevangelizacién», reconociendo de este modo a esas minorlas clarividentes que evan conscientes de la evolucién de la so- ciedad. SCER. Auer, Lencyeique Rerum novarum, pointdaboutsement {ane lente maturation, en De »Rerum nova sCenteimas enn, 526, 2 El nuevo discurso de Ledn XIE [No podemos atibuitle al papa Leén XIII una vision anticipa- da de las consecuencias que tendrian las decisiones que él fomé. Personalmente no queria cambios drésticos. Participa- ba todavia de muchos de los prejuicios de sus contempors- eos. Muchos eran los que todavia eonfiaban en la crstian- dad como horizonte histrico. Sin embargo, es evidente que Lesa XII quer dirigie un nuevo discuso a sus contempo- rineos, Estaba dispuesto a bajar a guardia en muchas de las posiciones defendidas por sus predecesores Erste nuevo discurso se encuentra en sus enciclicas polit- cas y sociales, En cierto modo establecié un nuevo género li teraro: las encicicas, de las que tan poco uso hicieran los pontifees anteriores El nuevo discurso de Leén XIII no era ajeno al evange- lio: se referia a las implicaciones del evangelio en el mundo temporal y en esta materia se mostraba innovador porque se desvinculaba de las monarquias consideradas en otro tiempo como de «derecho divino» ‘Leén XiIIl era consciente de que no se trtaba simplemente de meras adaptaciones dictadas por un puro oportunismo po- Intico, forzadas por las circunstancias. Exigié cambios en la cconcepcidn de las escuela cristianas, concedi un amplio mnargen a los estudio biblcas e histricos y esti el dis- Togo con las nuevas ciencias modemnas. Queria una comple- ta apertura hacia el mundo moderno y era consciente de que Jas transformaciones afectarian un poco a todos los sectores del mensaje cristiano, si bien manteniendo, claro est, la in- tegridad del depésito de la tradicién cristina? ‘Leén XIII abr las puertas a la nueva evangelizaci6n: la 7 El papa juan Pablo I coment aia enciclica de Leg XIU la lesiasensenerydifundir I doctrina social pertenece a Su misin ‘ranlizadora forma pate csencial del mensae cristiano» (Cenfesinat ‘anna 5) B Iplesia tenia que aprender el Lenguaje de la modernidad y presentar el cristianismo de modo que no provocara el escan- dalo en los espritus modernos. Reconocia que en la moderni- dad habia una ciera racionalidad que no se podia desde Por medio de sus enciclcas, Leén XII transformé los aspectos sociales y politicos del catolicismo, inaugurando un nuevo diglogo. De su impulso surgieron —o bien encontra- ron en él la fuerza necesaria para su desarrollo— los «patti- dos» catélicos, que dejaban de ser pattidos uconservadores»> dedicados a salvar lo insalvable, Los nuevos partidos «caté- Ticos», cuyo modelo fue el Zentrum del imperio alemén, to- ‘maron parte activa en los Estados secularizados o en vias de secularizacién. Contsibuyeron a claborar una nueva sociedad, cuyo resultado final fue la democracia social o el Estado- Asistencial. La nueva evangelizacién de Leén XIII sostuvo ‘una nueva praxis catdica que se prolongé durante mis de un siglo! Durante muchos aor, los telogos de Hberacisn mostaron ese. vas ant a doctrina social de a Iplesa. La tidaban de arformista, Ia ‘ean como una expen dea evalacia Kistrica de Europa acidenal. Pr otra pate lon partidos democristanos la invecaban come su funds mento tei, como es el cato de Chile, de Venezuela, de pases de Centroaménca, y los gbiernos democristianos comenzaban als iaquir diay terminaban sla derecha. Ente Is teologie dela Hberacigny la doc twins social dela Iglesia habs, sobre todo, una diferencia de esttato pstemoldico. La elon de a iberacign queria partir de la pas Uiberacin del pucbl atinoamerianoy, por esta razon levaba al Sea un mode inductive. Por el contra, ls dctina social de a Ilsia se peseataba como un cuerpo dotinal cerrado y completo, del que los tritianos podrian deduce spliasions coneretas. Siva de ejemplo el hecho de que la doctrina soca de a Tgesia nunca ha explicado sus fun damentos ni su stato epistemlogico, Se sabe que ls enciliessocae ler som rrllade de lenloey laboroesUrbajostdrcon que a su vem, provienen de la pratis de movimientos concrts. Sin embargo, todo ete trabajo de preparacign permanece acute, como sel pueblo enstiano te vera que ceer que el Papa reibe esta doctin soil ya acaba, bien por revelacin divin, bien gracias «su inuiion personal. Este método {x aeno a Ta prictis teldgica que led a prevalecer en Latinoamérica Delahlesctad de dstaneiaienta que, come elie, increments la 24 La crisis del modernismo Leén XII no vivié lo suficiente como para ver hasta dénde Tegaban las reformas emprendidas bajo sus auspicios en el campo de los estucios ecesigsticos, especialmente en ls eas ade la exegesis biblica, la historia de la Toesia y la filosota Fre ef papa Pio X quien tuvo que hacerse cargo de todo ello a la muerte de su predecesor.Y no lo dudé un momento Fre 16 el movimiento casi consiguié detener todo el proceso ini ado por Leén XII. Bajo el nombre de modernismo siden lifes rechazé cualquier aproximacién ala modernidad que entrar en conficto con cualquier elemento de la teologa dog. mtica y de la mora tradicional. Cientos de telogos y filb- sofos fueron condenados o discreamente apartados por el ‘magisteri, Se praticd una depuraiénriguosa y despiadada. NNilos nuevas entradas en el mundo polio y socal se es petaron: la condena de Maze Sangniery de Sillonsirvieron de advertencia pra todos. Las enccicas sociales se detuvi La reaccién antimodernista fue tan fuerte que sus efectos se dejan sentir todavia hoy y fueron determinantes para fre- nar el concilio Vaticano I. Sin embargo, tras la muerte de Po X, sus sucesores reanudaron la lines de las enciclcas so- ciales, La anueva evangelizacién prosiguié en sus aspectos sociales y politicos. Pero ya no afectarfa alos aspectos dos- “esconfanza por parte de Roma. De este modo se orignd una sospecha reciproca. No cbatane han existido diverse inentos de aproximacisn CER ANTONCIC, Ensino sora de fri, Vozes, Perépois 1986; Les frisians ans lent, Faia uma lector atinoemertane dela dc trina social de lo Teese, Bogots 1990; F IveweM. C. L, BinceMen (dirs), Douteina Soca da Iga e Teslosia do Liberiags, Loyola, So Paste 1994, CEE, Powtst, Catolcime, dénecratic tscialsme, Carterman, ‘Tournai 1977, Con anterividad, este autor haba esrito acerca del mis- to gto istic” Histoire dogme ef ertgee dans la crise modernist, CCasterman, Tevtnai 1962; Forme cl ealtoliiume intra, Casterman, “Taurna1969. 5 miticos y morales. El neotomismo se constituyé en cimiento ‘ypilar del edifcio medieval, se convirtis en «paleotomismon. La filosoffa catdlica se vio marginada, como algo sospecho- s0, sin apenas influencia prictica en el mundo exterior. La cexégesis biblica se vio finalmente lberada de sus eadenas, pero se mantuvo en un sector convenientemente alejado del dog- may de la moral. La exégesis biblica discurre en paralelo y pricticamente no influye en las estructuras de la Iglesia. La saueva evangelizacién» dej6 de existir en todo lo que se re- fiere al depésito de la tradicién medieval De esta reaccién antimodernista deriva la separaci6n en- tue dos sectores del crstianismo: el sector politico-social, en cl que puede haber innovaciones, en el que se puede dialo- szar con el mundo maderno y proponer nuevos conceptos, ¥ cl sector teolégico-dogmitico, en el que no caben innovacio- nes, en el que no se puede dialogar, ni proponer conceptos nuevos. Esta separacién permanece hoy en dia y ha sido una de las eausas de los problemas que han atravesado algunos de los tedlogos lamados de la liberacién, La Accién Catélica “Tras una generacién, parecia que los partidos politicos y la red de instituciones sociales (cooperativas, asociaciones obre- ras y de agricultores, asociaciones de ayuda mutua, etc), que les servian de sustento, representaban sobre todo las actitu- ddes de los grupos més tradicionales y menos modernos de la sociedad (campesinos, artesanos, nobleza tradicional, ete). No cran instrumentos de una «nueva evangelizacién en el mun- do moderno. La presencia de la Iglesia en las clases modernas (buraue- sfa, proletariado) era muy débil, lo mismo que en las ciud des y entre los intelectuales. Pero s6lo de estas clases podian surgir apéstoles de la nueva evangelizacién capaces de impri- rir un nuevo rumbo a las fuerzas politicas y sociales cat 26 cas, La AcciGn Catdlica seria la encargada de relutar entre fas clases nuevas y entre los sectores més dindmicos dela so ciedad las minorias activa que necesitaba la Teles Durante el pontificado de Pio X, la Accion Catslica no podia tomar conciencia del problema y de los desafos que habia de asumie: El impulso definitivo le vino de Pio XI, que supo diseernr los instrumentos que le podian proporcionar los medios y recursos que necestaba. Pio XI sentia que, sin la Accién Catéica Ia Iglesia permanecia fuera del mundo moderno. Por esta razén, Ia Accién Calica consttuyé la gan esperanza de la Iglesia durante aproximadamente cua- renta afios (desde Pio XI hasta el Vaticano I). La Accién CCatdlica era la presencia activa de la Inesia en el mundo, la promotora y artfice de la nueva evangelizacion. La Accién Catélica no slo suministraba apéstoes individuales, con una entreza y dedicacin totales, sino también los consejeros que orientaban a ls partidos catdics y el entramado de organi- zaciones socials cistianas. [La Accién Catdlica se fue debilitando préctcamente hasta catingurse inmediatamente después de haber recibido su ‘onsagracién oficial por medio del decreto concliar Aposto- licam actuositatem. En realidad, la Iglesia catlica le habia confiado una mision imposible. ‘A parte de ahi se puso de manifesto que, para evangeli- zary convert al mundo, no bastaba con el entusiasmo. Los apéstoles de Accién Catalica descubrieron que, entre la Ile Slay el mundo, e levantaba un auténtico muro, y que ellos no estaban en condiciones de deribaro’ Usert, Le Actin Cetdiza, en L, J, Roctes-R. Ausest (ics), Novo historia dela slesia V, Cristiandad, Madd 1977, 506, It 7 En Latinoamérica, la Accién Catilicn eapecializada (a (rma feanco bel) contribay’ en gran medi aque lor morimientr catcot se dewvincularan de la taneformaci soil. CUT. BAUNEAU, cata deme braniiro em pace de ansedo, Loyola, Sio Paulo 1974, 180. 190. Sobre laJOC en Brasil, ofS, MAINWARING, aria atc e pli a El mundo moderno rechazaba la estructura autoritaria de la Iglesia, estructura encarnada y simbolizada por el sistema organizativo «parroquia-didcesis-Roma». El mundo modet- no ya no aceptaba el clericalismo en ninguno de sus aspec- tos, reales y simbélicos. Esperaba un evangelio diferente del catecisma tradicional. Ahora bien, la Accién Catdlica esta- ba rigidamente subordinada al sistema clerical y en absoluto tocar nada del contenido dogmético. La vnica parte moderna del evangelio que recibieron fue la doctrina social y politica de las enefeicas. El mundo moderno queria més. La Acciéa Catdlica se sintié desarmada o bien se dedicd a bus- ‘ar caminos propios, separdndose de la jerarquia’, pero fue condenada al ostacismo; y murié o se vio reducida a peque- fios grupos de escasa relevancia en la Iglesia. Es signifcativo ‘que, en su sltima enefelica sobre la misién, Juan Pablo II ni siquiera menciona la Acci6n Catdliea. Los wcuras obreros» y la nueva teologia Alrededor de 1940 hubo algunos catdlicos de mente aguda ¥y darividente que percibieton los obstaculos ante los que la ‘Accién Catélica estaba condenada a caer: por una parte, se trataba de la estructura clerical, y por la otra, de la doctrina teolégica tradicional Los curas obreros (Misién de Francia, Mision de Paris y otras experiencias de la época) decidieron hacer frente al pri- mero de los problemas. En los campos de concentracién ale- rmanes habjan descubierto que el problema eran los sacerdo- tes, El sacerdote ya no representaba una solucién (habia Gano Brail, 1916-1985, Brasiense, Sso Paulo, 139-168. Sobre la JUC, f}.O. Beozzo, Crises na Univeridode ena politica, Vozes, Papas 1984, 35-104 * La evolucgn de los universitarios de I JUC hacia I Accidn Popu- lac ex un hecho representa CY'H. Lina. ARANTES, Historia da ‘gio popstar. Da JUC ao PCdoB, AlfOmeza, Sio Prue 1984). 0. Beo2Z0, oc, 108-132. 28 muchos sacerdotes). El sacerdote era el problema —padernos Adelantarnos diciendo que, incluso en nuestros dias, el «sa- terdoter sigue siendo el problema y no la solucién, a pesar de todo lo que se esta diciendo ante el aumento de las ordenaciones—; Pio XII percibis con toda claridad que los curas obreros iban a cuestionar en su totalidad el modelo clerical, una estructura de quince siglos. Por eso desarticulé dicho movi- mmiento. En la Francia de aquella época, de los cincuenta mil sacerdotes tradicionales en aquel pais (y de los euatrocientos mil que habia en todo el mundo) mil eran curas obreros. El argumento no bastaba para decir que la Iglesia queria ofre- cer un nuevo rostro. La respuesta era muy facil: «Usted no fe: mas que wna excepeién; no representa a su Iglesias. En todo caso, quienes plantearon el problema no pasaban de ser Al mismo tiempo, algunos teélogos se dieron cuenta de Ia existencia de un problema teolégico. Por una parte, la Tele- sia no podia mantener indefinidamente una teologia hist cca moderna al lado de una teologia dogmitica medieval. La teologia tradicional era el mayor obstaculo, pucs e! lenguaje cristiano se alejaba cada vez mas del lenguaje de los contem- pordneos. También aqut, el papa Pio XII vio un peligro corts de raiz todo intento de actualizacidn de la teologia. A ppesar de que los tedlogos de aquel tiempo hayan sido reha- bilitados y algunos de ellos, ya al final de su vida, nombra: dos cardenales, los efectos del corte realizado por Pio XIl se dejan sentir hasta nuestros dias. Esta medida es también la ‘causa de que en el Vaticano I] perduren tantas ambigtedades yy de que el Concilio se echara atrés ante algunas opciones fundamentales. El problema de la actualizacion teoléica si aque vivo en nuestros dias” 7 Sabre lov cutasobreos oF. Lerwicu, Quand Rome condomne Dominicans prtrer wore Plon-Cer, Pars 1989; E, Pout, Une Egle dhranlée, Casterman, oureai 1980, 119-213. "OCR, Wintinc, La Tholoie contemporain (1945-1980), Cente 2» La nueva evangelizacién no incluye un nuevo rostro de la Iglesia, asi como tampoco una nueva expresién teol6gica. Se limita a ta llamada doctrina social de la Inlesia, establecién- dose de modo definitivo la separaciin entre las dos partes del cevangelio, La nueva evangelizacin, a pesar del Vaticano UI, estaba, tras el Conclio, mas lejos que nunca de sus objeti- vos. El Vatieano Il prometis mucho, pero no hizo transfor- maciones radicales y dejé el problema de la evangelizacién cexactamente donde estaba. La situacién poseoneiiar en ta Iplesia fuera de Europa Los lectores se preguntarén: Qué sucedié fuera de Europa durante todo este tempo? éCémo respondié la Iglesia a los desafios de la evangelizaciOn? Ein realidad, las Iglesias loca- les fuera de Europa trataban de imitar, en la medida de sus posibilidades, lo que se hacia en Europa, contando con el apoyo de la Iglesia romana, Después del Vaticano Ilse dieron las condiciones para el florecimiento de las comunidades eclesisles de base (CEB) tanto en Africa como en Latinoamérica —apoyadas por Medelin—. (Ms adelante comentaremos con detenimiento cl fendmeno de las CEB). En la década de los 70 muchos tuvieron la impresién de ‘que —esta vez si— la nueva evangelzacién habia encontra- do los instrumentos que le faltaban: las CEB serfan el sujeto prvlegiado de la tan esperada nucva evangelizacién. Se pen- 56 que las CEB habjan superado los dos obstéculos que, en Europa, hacian imposible la nueva evangelizacién: la es- tructura clerical y la teologie medieval. Las CEB, en Lati- rnoamérica, ser‘an el modelo de una Iglesia desclericaizada, tion, Pars 1983, 92-100 (ad. esp. Le tnlogia del sila XX (1945. 1980), Siqueme, Salamanca 1987: 30 En lugar de una teclogfa medieval contaban con la teologia de la Iiberacion que podia cautvar las inteligencias y orien- tar una acidn eficaz!! ‘Sin higar a duda, las CEB Hlegaron mas lejos que la Ac- cin Catalica y que todos los instruments y movimientosan- feriores de cara ala evangelizacién. Si no cumplieron en ma- Jor medida sus objetivos se debe, en gran parte, a que la Inavorfa de las didcesis y parroquias del continente no las eeptaron —las dedlaraciones de apoyo fueron siempre mis iejos que el compromiso real— En lo que se cefire a la evangeizacin sus efectos fueron liminds, pegs o logan sear een x oa Jos mencionados En primer lugar no fue posible superar el clerialsmo, por aque las CEB siguieron subordinadas, en su inmensa mayo- ffa, al predominio clerical en cuanto a la ideologfa, en cuan- to. su teologia, en cuanto ala estructura mental en su obrar cotidiano, En segundo lugar, las CEB siguen teniendo dos ‘deologias: una teologia dogmética medieval y una telogia dela liberacién para lo sociopolitico [Naturalments, el papel de las CEB va mis ala de estas consideraciones acerca de In nueva evangelizacion. Mis ade- Tante nos ocuparemos de otros aspects de ese fendmeno. No bstante, podemes deci, desde ahora, que las CEB siguen fundamentalmente con los mismos problemas que tuvo la Ac- cién Catélica. ‘Cuando subié a la eétedra de Pedro un papa polaco, to dos esperar alge nuevo. El nuevo Papa no podria sino trac nuevas perspeativa. Y asi sucedis T Acerca de las CEB cnste una abundate iteraturs. En particule tenemos que mencinar « M, DE CARVALHO AzEvEDO, Comunidades Celesiis de bow ¢inellaragzo de ft, Loyola, Sto Paulo 1986: FL Couro Terseins, Comunidades esis de base, Voces, Peeps 1988; S. Toonaes (dir), A Trea aue sarge da base, Paulus, Sio Paso 1982; LL. Borr, Ecesingness. Lav comanidades de hase reinoetan la Ilsa Sal Terra, Santander 1986, 31 EI Papa venia con la experiencia de la clase trabajadora polaca que, armada con su fidelidad a la teologia tradicional por una parte y con la doctrina social dela Iglesia por otra, y apoyada en el elero, habia sido eapaz de vencer a la mo- ddernidad en su forma socalista. El Papa dio la impresién de ‘que, para é, la dase obrera estaba olreciéndole al mundo con- temporéneo una evangelizacién ejemplar'” En efecto, Juan Pablo Il invit6 a todas las iglesias a par- ticipar en una nueva evangelizacién. Recuperé este tema, vigente desde Leén XIII, poniendo un énfass especial. Exalté al clero y traté de muliplicarlo porque, evidentemente para al, el dro tradicional todavia es la solucién y no el proble- ‘ma. Insisti, con mayor rigor, en la teologia tradicional, [a teo- logia medieval, legando al culmen con la publicacién del nue- yo catecismo, destinado a proporcionar el fundamento de la ensefianza catélica. Valvié a exaltar la doctrina social de la Ilesia, actualizndola y presenténdola a los cistianos y a los pueblos como la respuesta total y definitiva a las aspiracio- nes de los hombres de hoy, Se puede decir que el Papa no concedié importancia a la ‘experiencia de las Iglesias occidentales desde Les XIII, Para lel ejemplo de Polonia era determinante. A parti de abi, era posible una nueva evangelizacién del mundo, sin necesi- dad de ninguna de las modificaciones propuestas en Occi- dente’. Pero la clase obrera polaea sélo exsta en Polonia. €Quién "EL proyecto de instaurarnaeramente I ctistindad noe propio de Jaan Pablo {Es continuacin del proyert de todot lor papas desde Een ill yd l mayor parte del epicopade, Elenco Vatiano Ino interrumpe esta continuided apes de lar nuevas cuestones que prope ney aborda. Y est, debido «que el Vatican I no establece estructura nueva alguna para fundar un avevo modelo, CFE” POULAT, Jean Pd If 1 Europe dvainne, en Levin dans la poliigus, Soul Pas 1391 59-68 "CEP Mice, ¥ atl an model sla polonait? em Le retour des certitudes, Centurion, Pats 1987, 142-160. Acerca de la ucraerangel- 2acén, f R LUNEAU (dir), El ue de Compostela, DDB, Bilbao 1993, 32 iba a ser el agente de la nueva evangelizacién en los demés paises, junto con la estructura clerial, con la teologia medie val y con la doctrina social de la Telesia? Allgunos movimientos manifestaban las mismas conviecio- nes: el Opus Dei, Comunién y Liberacién, el movimiento de Schinstat, el movimiento de los Focolares, ete, pero sobre todo los dos primeros!*, Estos movimientos prometian reevangelizar y reconstruir una cristiandad exactamente con los mismos medios empleados en Polonia. Claro esté que han sido los privilegiados del pontfcado y, en muchas ocasiones, el Papa ha mirado al mundo a través de sus ojos. Ahora estamos llegando al final del pontificado y pode- sos afirmar que los problemas de la nueva evangelizacién en ef mundo occidental siguen siendo los mismos. Tadavia. no ha llegado la respuesta esperada, Adems, la evangelizacién en Europa oriental sigue siendo un problema abierto y en los ddemés continentes las férmulas tradicionaes plantean muchos intertogantes, hasta el punto de que se hace dffll mantener ‘una misma metodologia en todos los continentes. Es verdad que se ha restablecido la ortodoxia rigurosa en todas las insttuciones eatlicas. Sin embargo, no se ha logra dlo.que los eatélicos en general permanezcan files a esa or todoxia. Cada vez con mayor frecuencia, los catlics se in- teresan por otras religiones, consultan otras filosofias © sabidurias y cada uno elabora para su propio uso, secret mente, su propia earta 0 «menii religioso», No es cierto que Ia teologia medieval esté reconquistando el mundo. Los enun- ciados de fe no se discuten en el Ambito de la Ielesia, sino ‘que los catélicos buscan informacién fuera de su Ielesia™ "Vive expliciadecaracin del cardesl). RAF2INGER, Entelien sar la foi, Fayard, Paris 1985, 45-48 (tad ep, Infrme sobre a fe BAC, Madeil 1985"). Era el momento de mayor suge del pontifiead, "La llesia mantiene un inmenso pestigio socal y polo. La pre untae: da que se debe este prestizio? Por oto ldo los eatslicosbusean respuesta alas eestones eliiosas en ova eligiones. El prestgio dela Iglesia er mis de tipo politica que rlsions. ¢Por qué? 33 Es verdad que ha aumentado nuevamente el nimero de sacerdotes. Pero no es cierto que la poblacién actual acepte cl modo tradicional de ser de los sacerdotes: los cat6licos tie~ nen la sensacién de ser tratados como nifios y reaecionan de ‘modo infantil. El cleco sigue siendo un problema, tal vez el mayor de los problemas. Esto no quiere decir que los sacer- dotes no sean buenos. Individualmente son mejores que mun- ca, Sin embargo, aunque todos los sacerdotes fueran santos, al problema seguiria estando ahi. La santidad de los sacer dotes no resuelve el problema del clericalismo' Es cierto que la doctrina social de la Iglesia se ha actuali- zado con criterio, ciencia y prudencia. Sin embargo, por sola no convence. Nadie se converte al eatolcismo a causa de la doctrina socal de la Iglesia. La sociedad capitalista no se deja destrur con tanta facildad como la sociedad socials ta”. ‘La nueva evangelizacién sigue siendo un problema abier- to, Més agudizado hoy en dia que hace una generacin, por aque el mundo ha evolucionado y la Iglesia se ha dedicado a rirar mucho hacia atrésy poco hacia adelante. Ahi est los ruevos desafios, que no exstan al finl del Vaticano I ‘El docamento final de Santo Domingo denunia sla persstencia le irtameotlad leis en namerosor agentes de pastoral clerans © inchso Iaios, ln dedcacin de muchos licos de manera pefeente a tates intr-eclsialss (96). Y también erge «Es necesra la constante promociin del laicado, lve de todo cericlomo y sin reduction Io Inuarecesiale (97). "Acerea de a restauaci ene presente pontifcado caste au ther andi. CEG, Zizots, La restauracién del Pope Woityla, Cristian ‘hd, Madd 1985 34 i LA OPCION POR LOS POBRES Antes de Juan XI Hasta el s. XIV podemes decir que la Iglesia occidental rantiene —al menos en cuanto a concienciae intencion— Tha atencién privlegiada hacia los pobres. La lucha entre el papado y el impero se presenta en muchas ocasiones como Telacha de los pobres contra los rics, la defensa del pueblo libre de las ciudaes contra el fealismo. La lucha no slo se desarolla a nivel de la instancia suprema, sino en cada feudo, en cada ciudad, en cada parroquia. Las parroquias fabian nacido precisamente para arrancares alos duefios de Ja tera la propiedad de las iglesias y de sus bines. Las alian- zasentte los papas dels. XIlly los Mendieantes son como tn simbolo de una cierta opein por los pobres (con todas Tas limitaciones que se desprenden del hecho de que el cero también se habla converido en propictario para luchar con- trala propiedad de los poderosos)". ‘Acomienzos del s, XIV se produce una ruptura Bonifacio VIL, los Papas de Avignon, la alianza eon los re- yes de Francia, la condena de los esirtualesfrancscanos, los procesos en los que no pocos acabaron en la hoguera y, finalmente, las condenas pronunciadas por Juan XXIl, de las ae resulta que Jens no fue pobre... odo esto origné una rup- tura, Desde entonces, la custién de ls pobres y de la po- breza fue eliminada de las perspectivas, de la accion y dl pen- samiento oil de la Iglesia, La pobreza ser evesin de santos ‘como Vicente de Pail de los religiosos que hacen voto de pobreza, pero ya no serd un asunto de la Iglesia. TCIM, MOLLAT, Les paneres au mayen dge, Hache, Pais 1978, CHG. Ler, Herey inthe Later Midle Age , Manchester Uris ress, Nueva York 1967, 139-166. Vane la condena de uan XXILen la ula Camm inter nnmlis 1323 (DS 930) Desde entones el euidade dels pres sigue perteneiendo a 5 La pregcupacisn por las pobres aparece de nuevo a fina- les dels. XIX, simbolizada por la enciliea Rerum novarum sobre la inmerecda e injusta pobreza de los obreros. Leén Xillasume la defensa de los derechos de los trabajadores. Por primera vez después de varios silos el papa se dirige a una clase social en particular: los nuevos pobres, que son los breros de las fabricas La Rerum novarum se preparé en la Inlesiasirviéndose de muchas investigaciones, informes, documentos episcopales, congress acerea de [a miseria en que vivian ls obreros. Des de los origenes de la industraizacin se alzaron voces, de ai- cosy sacerdotes, que denunciaban las condiciones inhuma nas del trabajo en las fabricas, Desde entonces la denuncia dela stuacén de miseriaen que trabalan muchos obreos for ‘a parte dela predicacin de la Izlesiacatlica™ Sin embargo, hasta los aos 40 de este siglo, se puede de- cir que la preocupacién por los pobres no se sitia en el cen- Isles, pero I Ines ya no se define como pobre. La pobreza deja de ser una arctica dela Iglesia; Adem, drante la Edad medi a ‘aldad desmenta le principio. No bate no aaron prota de Desa gue fe recordaban av oem lea 5 La aparcn de a clase obrerasupus par Telesis un drama specimen tg dro, Por ver primers los pobre sc levantan com teas Tea y cota cara rita y las deri como eras ‘opresors. Alguns sacerdoesy apis [ior padeceron cf mato foraie quran concn perenecia al sin nsohdandad co a slasetrabsiadora, Fatton peseguido dere abo lado. La lesa apa ‘ecu como parte del mundo burgusyno como parte del mundo poplar CEP Picasa, LE ct es oerierron France (1840-1940), Hache te Pars 1984 2 La Rerum nosarum aume adfensa dos derechos de los tabs Jndorer de ete modo enodace la pecan cl nner No ‘él se teats de uneecco dea pti sistnsal sino del contenido de la dostina estan. Sin entra, hasta el Vaca ln doctna sacl de los papas sempre ten dos caren qe a defen de be teabsjadors ota de condenacin de los ere, grncgaimene dl alinmo La brgesa cts se lr segunda y tha en 36 | ro del problema de la evanglizacin. Tampoco llega a cues te rel particular modo de ser de la lls” Trgs curas obreros también dieron aqui un paso importan- te: experimentaron su propio «descenso a los infiernos», Uescubriendo desde la experiencia, el abismo que separa a la SSnulcidn de los pobres de la condicién del mundo eclesiast- Juon XXII influencia de los gestos y modo de ser de Juan XXIII fue Tavera la de sus eseritos o dscarsos, Por su modo dem braver la humildad de sus rigenes, por su rechazo de ls sige nos de poder, por el abandono de toda pretensién de gran- dena, Juan XXIII animé a otro estilo, otro modo de vivir en Ia Ielesia. También fue €l, por vez primera, el que hablé de Ia elgesia de los pobres», manifestando que queria hacer bajar ala Ialesia de su pedestal, para que saliera al encuentro de Tos peauetiosy los humildes* Tate eta aes desu el pblema dela pelea en alco atrespacone uch bn srt por ple Are eee meat es Bea Sto Bo 1967 ess A Eee our Botan Bross de aner 938 Se ices en dl bb oo ae ao ecb) elas nal ie reece Bo met iene de mleron, conde: Sy Shaya monies pvoavest cna evict dane Sokal ace pom de od in Guess. C7 Paces, Caname dence HEAL TRY Ba ve eo aor solr de PJoo Mor, Ulva. Muc mem bron Spier pl. OFS tne me Bra a Rio desc 38 eS nr ess xen lee eos pote ans a ecacn fel tran com hea 220 ope tm fan pan sare coca Faro Seatac il decode tnpel ue dee Coating SCM sdopitando nf le de Pon (18 Conca Par ane 37 Su breve pontificade no basté para polarizar las diferen- tes experiencias y orientaciones teolégicas © pastorales exis- tentes. Estas se expresan, por ejemplo, en optiseulas como los de P Gauthier y de Y: Conga, ya ene eontexto del Conc ‘Todo esto no fue suficiente para que el Concilio adoptara claramente una opcién par los pobres. El tema se movié con fuerza entre los bastidores del Vaticano II, pero no logeé im ponerse”. No obstante, hubo un grupo de abispos de todos los continentes que lo cultivaron y, al final del Concilio, se ‘comprometieron a promover un nuevo estilo episcopal, mas Pobre y mas comprometido con la causa de los pobres®™. Este ‘grupo se mantiene hasta ahora. Inmediatamente después del Concilio los obispos de Latinoamérica asumieron el tema y, dentro del CELAM, prepararon la Conferencia de Medellin, Medellin Lo que no fue posible en el Vaticano Ilse llevs a cabo en Medellin gracias a la intuicién y la perseverancia de algunos lig ronan CaP 196,19: td Eley Teo Bae arlone198), "SEP Gara ems hese oer Reson naam pete Coni eB 965 Cnn ina Te Cee Ele de pny Car Pa 965 Ec eis wpe Silane der oops design del wos Combe MEN dese de 196 nnn orl mins an XXII cdl [Ser ip etl ncrdel ie i ‘Tavs made’ parece pete doe te 1Cio ee nba canien pets cecneee Bi es ‘ela igin Fw uy phd’ te mugs come Enamels fame emer loca al po tao We B Gace “Cols ptr 15805 Seeder dobar ® Gare, Cone son ee 38 | i pos de diferentes regiones del continente americano. La ie por los pobres queria sgifar una trasformacin de BPiglesia para hacerla més accesible a los pobres, la adop- veseede una prioridad en la accién evangelizadora y la op Sn preferencial por laliberacién de los pobres, es decin, por {a transformacién de la sociedad injusta”. De este modo el tema de los pobres ents a formar parte del discurso ecesialy, desde entonces, no ha desaparecida de 4. Sin embargo, la realided no siempre se corresponde con el discurso™ Después de Medellin, y por di jo un fuerte movimiento de reaccién que tuvo por objeto re- Mace el aleance de esta opcién. La opeién por los pobres se {Jefiné como preferencial, pero sin ser exclusiva ni excluyen- te, Asi se encontré al lado de otras opciones como, por ejem- plo, la opcién por los j6venes de Puebla rentes motivos, se produ Fim oe ainaneiames ea nor epi sain intel oe Neo pares ae aes el ents bs pees de Med, sn x a cease by poes marc on ssa ra eit Eats eyed tbencn CE Lin 1971 SSIGIR Lac tre bs poes C&P Lin 1979, 1992105 Pa sg ncn ors ees Se Pa, Boro ie 987: Fae fndomet oy, Beacon). Sonn, eran cata Mada (D4, 905581 eae aaa) Pre CBee Spanner ey So i add 198" Be heer muy Gna Cl. Dues De Mes Paha Una ada deronge yemuaen, 1968199, El Meera agin, Be Meda «Pu Apc do Paden a Lan, Pano Pal 1979 pm rene cr loci de Min coi en evar eno Sela pen Dre mae a pene See ice dsp ym opin peo eure ‘Tiger so ile Ea crude tan osat maliars keener Exp src Pablo suis Peps rites En Sam Deming he portent tela cmertox ptare,De ete md oon ar Ties da de er won tessa uno co we pene uC pepads yam gue ouncnr sss peo 39 Daba la impresién de que esta expresin —uopcién por los pobres»— resultaba confusa para muchos, porque el mis- mo concepto de evangelizacion es algo confuso. Para muchos, la evangelizacién consta de dos partes relativamente auténo- ‘mas: por una parte el evangelio es una llamada a escoger el cielo y una invitacin a entrar en é, y por otra, el evangelio es expresién de la doctrina social. La primera parte —di- ‘cen— esté dirizida a todos, pues la llamada a entrar en el elo es para todos. En cuanto al aspecto social, hay una cierta preferencia por los pobres, en el sentida de que la llamada a {a justiciafavorece a los pobres. Desde estos presupuestos, la pcién por los pobres se reiere exclusivamente a la segunda parte del evangelio. Partiendo de estos dos evangelios es muy dificil datle sen- tido a la expresién «opcién por los pobres». La formula se dlsuelve, como sucede, de hecho, en muchos discursos. La pcién por los pobres s6lo cobra sentido dentro de una con ‘cepcién unitaria del evangelio y de la salvacién. En cualquier caso, Medellin tuvo tanta repercusién que la opcién por los pobres entré a formar parte del temario obligatorio de la Iglesia universal. Ya no es posible ignorar 0 pasar por alto ese tema, Las mismas entidades civiles, los politicos y los economis- tas profesan su propia opcién por los pobres. La misma «teo- log» del capitalismo Ia defiende y offece un capitalism con- secuente como la inica forma de llevar a cabo la opeién por los pobres!, Un éxito tan rotundo inspira desconfianza; debe haber alguna confusién en la interpretacién de la formula, 2 En Estados Unidos, bajo el impulio de Michael Novak y Pate Berges, sacié uns tologa que hace de capiaismo al moje medio de ‘ealzarlopci6n porls pobre. CFA. L. Sena, Preferencial Option A Christian and Neoliberal Strategy for Latin America’s Poor, Gran Rapids, Michigan 1992, Desde 1990, l Banco Mundial yet Fondo Menetario Internacional han adoptado el dicuro dela opin por lot pobres. CEWoRLD Bank Assitance States le redice Povey, 1990, “Malene Adjustment Werk forthe Poor, 1990, Ck M. CHOSSUBOVSK, 40 [EL CONTENIDO DE LA NUEVA EVANGELIZACION El contenido de la antigua evangelizacién iempos de la cristiandad, la evangelizacién se levaba a epcler nombre de la verdad: Se anuncabe, antoa ls pues bilos que formaban la crstiandad, como a los otros reciente- mente descubiertos, que el cristianismo era la tinica religion verdad, enblecia por Dion ico y eda, Taos an que aceptar el crstianismo en su forma conereta, tal cam #0 preselab, porque eta eu la volutad de Dion Rechazar el crstinismo y no someterse a la Iplsia era belarse contra Dios, cometer el peor de los pecados y mere- cerlncondenain mes pumiate. a argumentacién —llamada de preparacién para la oii tn demomer gard Gatasione fra I verdadera in, asi como tambien que la Iglesia catdlica era la sni- weilade suede por Dios La evanglzsin se basaba en la verdad y rechazaba de antemano cualquier discusién que evocara las ventajas o tuviera en cuenta los intereses, aspira- dees bce deo intros, El evanglindr te ria que convencer, porque decia la verdad, y contra la ver- dad rade pute pestarebeiony La verdad exge el sometimiento de la mente y del modo de obras, y nada més, El evangelizador hablaba con la seguridad que le conferia la certeza de que predicaba la verdad. Para confirmar esta se furidad no tenia necesidad de preguntar a sus oyentes: slo tenfa que consultar a la autoridad que lo habia enviado, Te- nendo la certeza de que su mensaje coincdia con la verdad aque defendia el magisterio, el misionero podia hacer frente convent ilar opsin, pod ents a cus ier resistencia, legando incluso hasta el marino. a nucra evanatzacién tal como ls expone Juan Pablo Les ruineux entements da Fond Mondaite International, Le Monde Aiplomatgue (1992) 28-29. 4l I, presenta semejanzas considerables con el mensaje de la antigua cristiandad. La novedad de la evangelizacién actual residiriaexclusivamente en las circunstancias exteriores, La novedad no afectaria en nada al contenido. En realidad, basta con leer el Catecsmo recientemente publicado para ver que hay cambios en el contenido. Pero esos eambios no se pre- sentan como tales; se da por supuesto que la Iglesia siempre ha ensefiado lo mismo que ensefa ahora, de tal manera que no hay variacién en el contenido de la evangelizacion, Parece ser que el Papa acusa la influencia de su experien- cia personal y de los movimientos intesristas —por ejemplo, cl Opus Dei y Comunin y Liberacion— con los que, en al ‘gunas ocasiones, ha manifestado sentirse identifiado. Para ‘estos movimiento, [a evangelizacién consiste en proclamar la «verdad con todo su rigor antimodernista, con la integridad de la herencia de la cristiandad. Repiten entusiasmados el desafio del integrista inglés del siglo pasado: Credo quia absurdum. Inssten en su negatva a cualquier concesin al ‘mundo moderno”. Si la verdad todavia consiste en un bloque compacto, en un sistema cerrado y total, que los interisas quieren oponer al mundo, podemos sospechar que no llevar a cabo grandes conquista, al margen de las minorias sectarias que podemos encontrar en cualquier religién, minorias para las que el amor 7 La dura concep de In verdad que se manifesta en lenin tats splendor opone una negncign sbrolsta a todas la exigencias de ln conciencia humana que se manifiestan por Io menos deve el Renai- tient, Hace de la verdad una sobjetdad> pura, xn gue. ex mingin Imemeno, espa de donde procede eat objets devalrsbrokuto. Alora bien, creer a cies ya noe eres, porque esto ssi un acto de pura ‘oluntad sia concur alguna de a intlgencia. Es un somtinient del ‘olutad, pero no ex comvencimiento de a raadny, por tanto, no puede fer fe. Con ele ipo de abjetvdad srk muy dif trace a nuesteos com lemporineos, quienes stan precisamente en el extemo opuesto, en pura subjtivdad. Ea esta sitvacin, com ator supacstos 9 con mods ame esos, la econguista dela altura, como pretendian L. Giusian y ‘movimiento Comanisn y Liberacign, no puede ser mds que una isin, 2 i ie eeeeeunsmemconcesnenaettag es te ala verdad se suele confundir peligrosamente con el miedo Je exponerse al encuentro con los otros La bisqueda de nuevos argumentos para una nueva evangelizacin El pontificado de Leén XIII permitié que se expresaran sepiracones nuevas y cflexiones critieas con respecto a la ers- fiandad y a la evangelizacién tradicional. Empez6 a fraguarse tuna nueva evangelizacin cuya novedad no se refer simple- mente a los aspectos exteriores, sino también al contenido del ‘mensaje. Su novedad fue més profunda de lo que seria la de Ta nueva evangelizacién promovida un siglo después En aquel tiempo se sintié la neeesidad de una nueva ‘evangelizacion destinada al mundo moderno. La novedad te fia que tomar en consideracién dos elementos basieos, En primer lugar, los hombres y mujeres modernos ya no iban a aceptar la vuelta a una cristiandad entendida como algo ¢lobalizante, En segundo lugar, los estudios erticos ponian dde manifesto que el evangelio de la eristiandad era muy di- ferente del evangelio cristiano primitivo v que ya no se podia presentar como evangelio de Jesueristo un mensaje tan mar- ‘ado por una época histérica ya superada™, % Raimada por movimiento interistas como Comunién y Libr ‘ifn, durante I déeada de los 80 predominé un anuncioagresivo de la Abodrna crstians, por dura que esta resulta, Coneluid esa décad no fe puede dece que lo resultados ctenidos hayan sido positives La hui ‘ld ction hacia tras confesionso religiones sobre todo, la bi. ‘queda de espurstarem el eotrimo, sigue en aacstos das, aunque ‘antenga una minora de fandticos, como ls jorene del Opus De, que ‘compatan al Papa en todor sus vines para alamarlofenticament "La ncesdad de una nue evanelzacién aparece con el pon ‘ado de Len XII los ctsicon lo evishanos en general seatan [a necaidad detansformacionesprofundas pra poder evangelizar Hoy en Aaa nueva evanglaaion se presenta como un anclarse en el pasado, om sila told del contend del nuevo Catecinmo fern evident 8 Ante todo, era preciso tener en cuenta la oleada de subjet- vismo, propio de la modernidad. También era necesario te- ner en cuenta la continuidad entre las disposiciones huma- nas fundamentalesy las ofertas del cristianismo. Al principio, los requisitos de una nueva evangelizacién se presentaban en forma de una dialéetica entre inmanencia y trascendencia, La inmanencia estaba representada por las aspitaciones de los individuos, de los sujetos, y la trascendencia por el blogue de la crstiandad, presentado como un todo indivisible, come una objetivided que se impone. Allgunos filésofos cristianos —por ejemplo, M. Blondel, L, Laberthonniére, Von Higel y otros— encarnaron las ne- cesidades de la nueva evangelizacién en el mundo actual. Este ‘movimiento fue interrunpido drésticamente por la represin antimodernista de Pio X, en nombre de los derechos de la traseendencia CCuarenta afios después, tras un largo silencio, aparece fnuevamente el problema. Una nueva generacién de tedlogos la Nowvelle Theologic en Francia (Bouillard, De Lubac, Chenu, Congae...) y Karl Rahner y sus diseipulos en Ale- ‘mania— plantea nuevamente el problema del contenido de |i nueva evangelizacion. El tema adquiere la forma de una dialéctica entre natural y sobrenatural, poniendo de manifesto la continuidad entre ambos. ‘Un nuevo movimiento de represién durante el pontifica- do de Pio XII aborta de nuevo la iniciativa, El Papa no esté dispuesto a asumir ningsin riesgo en beneficio de una aper- tura hacia una nueva evangelizacion, La evangelizacién ha- bia de ser la misma de siempre, lo mismo que la totalidad de Ia teologia medieval. Es evidente que los tedlogos roma: nos se habjan dado cuenta perlectamente de que en las pro- ppuestas de los nuevos teélogos iba incluida la revisién de to- dos los contenidos de la teologia medieval. Para impedir que ssto fuera adelante decidieron cortar el problema de raiz. Aunque los teélogos condenados tuvieran un papel rele vante en el Vaticano Il, se interrumpis todo este proceso, de 4 :inenecennnanentiini 1 que el Concilo no toc8 Ia teal medieval a no ser spade oo moy superfial. La novedad del Vaticano Tl fe fn Gaudi ee. ; roa an endo nko: los elogos que haban Ad oe erate coer os Hees Ie del pedo siguiente, Sin embargo, el proceso que sii an (niciado ya habia sido detenid, de modo que fa bereneia dela eritiandad tan slo se modifies superficial rent. Des dln Isis beds on nn se Jon de tcdlogos que ecpone ls exgencias de una nuera ‘BEheelaacén en medio del mundo moderno. Una vex més, Sia eeneraci ha sido condenada o consierada xospecho- elmer fue Hans King, lego E. Schlebeeckey, om Sc, ln revista Conciliam y,iltimamente, E. Drewermann {ia cuation sigue siendo la de la actualizacion de fx nucva tyangelzacén en sombre de Is aspracones del hombre como eto. El nuevo Caleismo dela felsa Catia es la respuesta ale propuestes de caboracin de una nueva teologia para ia nuea evaneclzain Erno ecto dl tn oie pues atu ado es la doctina social de la Ilsia. El nico lugar ene gue se puede tener en consderacon la apiraciones del hom- Bre moderno es la doctina social. El evangelio permanece claramente dividido en dos partes: la parte dogmatica, que Siguesiendo igual que siempre, yla parte potico-socal, que trata de responder ajstindose a I evolucin de los iempos ‘A finales del s. XIX se abrié un nuevo frente de erica del contenido tradicional dela erangelizacin: tuvo higar a pavtr de las clncashistrias y Iteraias 0, como se decia tntonces, a patrdela seca. De hecho la exégesis bbl ay los estuios hstticoslograron poco a poco el reconoci miznto de algnos derechos una ver superada la agua css del entimodernismo. Exdyeisyteologla hislicaconsiguie ton responder, en certo modo, # las exigencas taiconales 45 de las Iglesias protestantes desde la Reforma, Tanto la exé- esis biblica como la teologia histérica llegaron a la conclu si6m de que el evangelio cristiano difiere bastante de la teolo. sia medieval y de la herencia estructural ¢ intelectual de la cristiandad. Sin emi 9, todos los esfuerzos realizados fueron en vano, La exégess y la teologta histériea se abrieron camino, Pero sin que nada nuevo tuviera lugar. Los textos coneiliates asumieron algunas de sus conclusiones, pero en el fondo no cambié nada, Lo sinico que se consiguié fue que se afianza- ran las dos teologias paralelas existentes en la Iglesia catdl. ‘a: una teologia histérico-bibliea intl, al no influir de modo efectivo en la vida real de la Iglesia y una teologia dogmsti. cxmoral que prolonga imperturbablemente la teologta medie. yal, como si nada hubiera pasado y como sino existieran ni {a exégesis ni a teologia histrica. Por eso, los estudios bibli. 0s ¢ histricos apenas han tenido importancia en la evange. Tizacién, En la practica todo siguié como siempre. En el pontificado actual, los cien afos de tentaivas y pro- puestas de revisin de la evangelizaciémrealizadas se han visto despreciados y han sido rechazados como initiles y peligro. sos, ¥ el proyecto de la nueva evangelizacin ha sido su lo por movimientos integristas que ereen en la resurrecciSn lc la cristiandad y que no quieren mas teologia que la me. dlieval, la que se estructurs y codifieé en el concilio de Trento y en la escoléstica del XVI. La nueva evangelizacién tiene ‘que ser la antigua, es decir, la tradicional de la eristiandad, Consiste en proclamar de nuevo la «verdad» en st sentido objetivo de la Edad media y de modo fntegro y total, Por eso, los estudios biblices e histdricos no han tenido repercusién, alguna en cl mensaje que se ha venido proclamando. Es ver. ddad que exégesisy teologia histériea aterizaron, en parte, en los textos del Vaticano I], pero fueron neutralizadas y, en la rictica, no ha cambiado nada. La misma doctrina social se dvidié en dos partes: lo que se refiere a la justcia social y es susceptible de evolueién y 46 lo que se refiere ala sexuaidad, que ha sido ee i ayer goes nla tl acl Fe ae axpecto, la verdad se aproxima al interismo, por SE A ee coin ls woreda mola iBone papel peace dente Bie foaes waiionales, lejos de los avances nacidos de 1S ene cen esd, Por qu einer por eta me : mito? (Las investigncones socilégicas Te ot ees de danients coarse le We ten en ol fendmeno » tgitas y mismo Papa parscen suponer que feel cttn cpt devluntad en los agentes de pas fa fcc, eer, eto, Pace opener sie proclamara con mayor energia la teologfa escolisti- SO craia con éxito toda ls resistencias, Parecen supo- Sa Mle uinientos alos de modernidad no exigen ningtin amb por parte dela Iglesia, La fe sigue siendo el mismo Sue de docrnasecalisics de sempre Después de 1960, la descolonizacion empex6 a a ate isin eatin, Lx desin de Tees dma es reign emancipadas se puso en manos del clro local SeiTimenos en cuanto a fs puestos de dgnidad oficial, no cecum cane Ts rein finance Se peas a hablar de incltracion. Hace més de tcinta sos se se presenta la inclturaion como objetivo principal o, al fnenes, como primera condicién de a evanglzacin. El Papa y la curia romana han adoptado el vocals peo na , porque en el catlicimo la incultracim tiene unos It ties caechoe no se puede eambir nada del Cate, no fe puede tocar el Derecho Cannio, ni tampoco los iros Tiros Gah en tein cn, dept de un om plicadsimo procesc). La inclturacign iene que acepae Ia herencia de la erisiandad de Europa occidental en au toa dad. Ni siquiera se puede bscar apoyo om la wadiion oren- tal, como seria el avo del Africa negra mas antigua, I ele sia de Etiopa renovacion, a El Papa presenta a Asia como el mayor desafié para la isin del pr6ximo silo; pero da por supuesto que Asia acep- tard un dia toda la herencia de la crstiandad occidental. Sin embargo, no explica por qué el éxito de las misiones en aquel continente es tan escaso después de casi quinientos afios de evangelizacién. Parece que no se le pasa por la imaginacién ‘que la rigidez de la «verdad» catdlica podria tener alguna res- ponsabilidad en esa situacién. El nuevo pictismo catslico La averdad» catdica de la crstiandad escoléstica nunca ha- bria podido entusiasmar al pueblo. Por eso, en el seno de la cristiandad medieval surgié y se desarrolé la llamada reigosi- dad popular, tan estudiada en los ciltimes veinticinco afi. Esta religiosidad popular se compone de santos que hacen mi: lagros y que son venerados en sus santuarios o a través de sus imagenes en forma de novenas y oto tipo de celebraciones. En algunas ocasiones se ha pensado que la religiosidad popular podria proporcionar una via de entrada a los movi- rmientos de liberacin* En Latinoamérica, la religiosidad popular, importada de la cristiandad medieval, ha sobrevivido més que en Europa. ‘Sin embargo, su destino no puede ser diferente. Esté inexo- rablemente condenada a desaparecer, sucumbiendo a la ur- banizacidn y a la modernizacién. En América Latina el prin- cipal agente de la decadencia de Ia religiosidad popular es la television. Esta religiosidad popular esté en claro retroce- 0 en todas las regiones. Donde parece que sobrevive mejor * Plincipalment en torno a Puebla edesarallsvnateoloa dela telgin o relsiosdad popula. Los conserradarer van en lla na de fensa conta la clog dela iberaciny lo defensores de eta un s9080 paralos movimientor de liberacign. Hoy end ha dectdo con tal fuerza ‘ge esta cua ha perdido relevanca 48 sen Centroamérica 0 bien entre las comunidades indigenas” Setrain simplemente de una cvestin de retaaen el prox pero hay que contar con que la television legard rapi- Fest todos los rncones del connente,ofeiendoes- pectéculos mucho més iteresantes que todos los cultos a los santos juntos “Adtualmente, en el interior, la religiosidad popular, que todavia xe mantiene entre las personas de edad (no asi entre Tos jSvenes), se ve acosada por el control de los politicos lo- tales que la estén convirtiendo en reuniones patrocinadas, ntre otras, por las indusrias cerveceras. (Las fiestas de los Santos locales se estan convrtiendo en el escenario donde com. piten, en el Brasil actual, las grandes marcas de cerveza. Cada Empresa cervecera trata de controlar el mayor nimero posi- Bide snes paren) En stuacns como es, lego sidad popular se degrada vertsinosamente Bn els. XIX, y en la primera mitad del XX, elintegrismo catdico renovado no pod‘a haber triunfado de no haber ido facompafiado por una revisin dela religisidad popular. De hrecho, para que pudiera subsistir la religin tradicional en decadencia, el clero suscité nuevas formas de piedad. Esto se lle a cabo por medio del culto al Sagrado Corazén de Jests y de las devociones a Maria. Las apariciones de la Vir- ‘gen constituyeron el principal elemento del nuevo pietismo ‘popular: las apariciones de Lourdes y Fatima consttuyeron los principales puntos de referencia, pero hubo muchas otras. Entre ellas, manteniendo el mismo espiitu, se reeuperaron las figuras marianas nacionales. Pero la piedad devocional centrada en las devociones a los Sagrados Corazones también entré en deeadencia partir de "or etadis as valiosos sobre a relsiosdad popular provienen, precisamente de los pastores que trabajan ene los indigenas. Ene e {as comunidades native, muchos de lov tony cstembres de a Iglesia «atdiea funcionan todavia coro simboos de la cultura indigena. Claro ‘ue esto vale prineipalmente para el clio la Virgen de Guadalupe 49 Jos 60. Actualmente permanece todavia en las generaciones de ancianos, pero los jvenes ya no las conocen y atribuyen a los santuarios un significado diferente. EL lenguaje de la piedad devocional a los Sagrados Co- razones na se corresponde con el modo de expresarse de las nuevas generaciones, Se ha producido un vacfo inmenso. La desapariciin de los movimmientos tradicionales de piedad ha originado la hui- ‘da de muchos catdlicos que, en grandes masas, buscan en las nuevas Fglesias evangéicas lo que ya no encuentran en el ca~ tolicismo, Desde los comienzos de la Edad media, la Iglesia catélica se ha visto siempre necesitada de un movimiento pa- ralelo de piedad, de una religién paralela, aunque promovi- da por el cero, para poder convencer a las masas populares = incluso alos laicos en general— puesto que los reyes pro- fesaban la misma fe que el pueblo y desconocian el catolic smo escoldstico de la jerarquia. Hay quienes atribuyen a la teologia de la liberacién y a las CEB la responsabilidad de que se vacien las iglesias, de la huida hacia wsectas» evangélicas y hacia las nuevas religio- nes. Si ast fuera, estos fendmenos estarian presentes en Séo Paulo, pero en modo alguno se dejarfan ver en Rio de Janeiro, ya que en esta archidiécesis nunca se apoyé a la teologia de la iberacién nit a las CEB. Pero de hecho, el fendmeno es mis intenso en Rio que en Sio Paulo, Se trata de un fen6- meno que afecta a toda Latinoamérica, aunque con matices diferentes segin la tradicion de cada regién y su implicacién cen la modernidad, Adems, la teologia de la liberacisn y las CEB no han movilizado més que un 5% de la poblacion ca- téliea y su presencia o ausencia no sirven para explicar com- portamientos generales Lo que ha sucedido es que se han perdido las antiguas formas de la piedad popular catdlica, es decir, el catolicismo realmente popular, el catolicismo de la gente. La gente, los laicos, se encuentran s6lo con el catolcismo oficial, escalasti- co, la «verdad objetiva, pura y dura, sin alma nt sentimien- 50 tos, una liturgia oficial sin vida, una predicacin drida y unas fetructuras burocraizadas. En efecto, en cuestion de trenta afios, el cero se ha ido urocratizando cada vez mis. Sus contactos con las perso- as reales son cada vez mas escasos. Los sacerdotes se pa- Jan todo el tempo en tareas de administracién, en las lama- das reuniones de pastoral, pero que, en realidad, son de ‘Sdministracion, y en la celebracin de unos saeramentos cada ez mis rituales y carentes de arraigo en la vida comuni- taria. ‘Los laicos se sienten abandonados: nada ha susttuido el cenlto al Sagrado Corazén o los cultos marianos. Ya no hay nada que despre y eanalice la emocién religiosa. Los nue wos sacerdotes no saben que la teologia que han aprendido ‘ene seminario nunca llev6 a nadie a converte, y nada ofr. ‘cen a los files, que piden pan y reciben piedra. Los profe- sores olvdaron ensefarles que, desde el comienzo de la trisiandad, hay un dualismo en el eatolicismo entre des evan- gelio: un evangelio escolistico para el clero y un evangelio Pietista, devocional, para el pueblo”. ‘La Renovacién carismatica en el imbito eatélico sureié en el momento preciso: cuando los catélics esperaban an- Siosamente la propuesta de nuevas formas de piedad popu lar. No fue la necesidad la que cred el enémeno, pero la ne cesidad sf que explica el éxito fulgurante de la Renovacion ‘arismitica, que ofrece pan alos que sélo habjanrecibido pie- dras. Con toda tranquilidad podemos garantizarle al movi- ‘miento de Renovacién carismatica un futuro ampli, hasta que Aaparezca una nueva forma de piedad popular. De momento ‘esti llenando el gran vacio que existia”. Eine un silencio genealizadoacera de as devociones popes el ima sino (1860-1960). CL]. Roce R. Avon (di) Nacer Istria dela lesa V, 121-123. La Conferencia Episcopal BraileSa acaba de publica ue docu ‘mento muy completo sabre Is Renovacioncarsmstica en Brasil Sin em 3 ‘Algunos dicen: ahora es cuando he aprendido a rezar, aho~ ra.es cuando he aprendido a conocer a Jestis, he aprendido a adorar a Dios y cantar sus alabanzas. En la Renovacién Carisma, el crisianismo se converte en subjetividad y ofre- ce los medios de expresin religiosa a un deseo de piedad que se encontraba reprimido por falta de recursos expresivos. (Otros muchos eatélicos —millones— han ido buscando lo mismo en las Iglesias evangélicas pentecostales: el recono- cimiento de su subjetividad, la posibilidad de una religion en la que la persona del laico vale, es apreciada y reconocida, se puede expresar y puede actuar ‘La permanencia de las devociones populares en el pasa do aliment6 y sostuve la iusién de que la fuerza de la Tele- sia catdica le venia de su firmeza en la defensa de la «ver- dad» objetiva, Pero es sélo un espelismo, porque el pueblo, Tos laieos, nunca llegaron a conocer esa verdad y no le die- ‘on mucha importancia. El catolicismo les ofrecia una reli- ‘gin paralela a base de emaciones, sentimientos y el recone: cimiento de la propia subjetividad. Una vez que la Telesia se fencuentra sélo con su catecismo, su liturgia y sus estructuras, cesta perdida Hoy en dia, la Renovacién carismatca viene a frena la foga, hhacia otras Iglesias y a renovar la piedad popular catélica, ‘Sin embargo, esta solucin tiene sus limites. El evangelio gue proclama y vive resulta excesivamente subjetivo. Las referencias a la verdadera tradicion biblica y patristica son dbiles y escasas. La importancia que se da a la emocién re- invgo se maniene el problema de un parllisno de hecho. Este parale~ amo nse pucdereher con edidas adinistrativas poraye no seta ta de dechiones dela yluntad, Se tats de un daalismo de hecho, entre {dos lion » dos expreiones del erisianismo. La cuesion ext plan- tends: gramos 4 arsira an nuevo episodio de paraeismo entre eligi parroguialytlgin defor consagrades como el que existi6 dade el Sa hasta cl XX? CEs posible una consiacin, una fsi6n una incal- turned al que el sovimientocarstcoy la paroquia sean wa acla 32 figiosa individual y colectiva no dea de ser una gran debili Tey Se renueva, una vez mis, la imitacién de todos los mo- cerjentoscatdlicos de piedad. Ademas, los pietismos se lt Weta a acciones a corto plazo, no forman un pueblo activo i yistoria, La permanencia del objetivo de la critiandad sr pte del cero no les deja otra alternative, El claro blo- Poca la accidn hstérica. La culpa no es de los carsmaticos. De este modo tenemos frente a frente un objetivismo implacable, que se presenta como el evangelio del lero y un ‘Mbjetivismo radical, que es el evangelio que vive el pucblo, fos laicos en general eNo cabe otra alternativa? €Acaso la nueta evangeliza- cin consist en la divulgacién de las experiencias religiosas Chrsmdticas, en Ia difusién de un nuevo pietismo catélico? ‘Algunos consideran que la alternatva realmente no exis- te o esto 0 nada, No obstante, conviene examinat las demés posbilidades. A pesar de las restricciones es muy posible que th ka préctica, de hecho, durante una generacién, la nueva Grangtlizacién sea obra y tarea de los movimientos de pie- dad barados en la experiencia religiosa. Pero puede que esta salucién no sea del agrado de todos. Puede que, como alter: tativa, sea viable, aunque condenada a ser minoritaria. La tradicién del shumanismo cristiano» ‘Usamos la expresién, un poco obsoleta, de chumanismo cris tiano» para indicar que determinadas opciones contempors- rneas hunden sus rafces en el pasado de la Iglesia y no son novedades sospechosas. ‘Los historiadores han investigado los origenes del huma- nismo cristiano y han encontrado precursores en la Edad me~ dia, sobre todo en la tradicién tomista; también han encon- trado rafces ya en la patrstica grega y latina. No obstante, cl fenémeno propiamenie dicho no aparece hasta los comien= 20s de la modernidad, en los ss. XV y XVI. 33 El humanismo cristiano fue la gran vietima de la lucha, centre reforma y contrarreforima. En la Ielesia catdlica qued6 relegado a un papel secundario entre el objtivismo integrista dominante y un subjetivismo pietista casi universal. La ster- cera viaw constituyé la minorfa que consiguié sobrevivir, con muchas dificultades, en medio de estos dos polos tan pode- Una minoria compuesta por algunos clérigos citicos y al- sgunos laicos religiosos estaba convencida de que existia una posibilidad de conciiar las aspiraciones del ser humano con [a revelacién de Dios. Llegaron a la conclusién de que en el cvangelio se podian conciliar la palabra de Dios y los deseos del ser humano, que era posible conjugar la objetividad con la subjetividad. Pero esa conciliacin exigia una critica de la cristiandad y una vuelta a los orfgenes del cristianismo; exi- sia, también, una investigacién profunda de las aspiraciones hhumanas fundamentales. Consideraban que el evangelio de Jest también consistia en la satisfaccién de los deseos hu- manos mas profundos. En un mismo acto de fe, el cristiano podia aceptar la palabra de Dios y reconocerse a si mismo. Los humanistas tuvieron que luchar para sobrevivir ante los ataques de la reaccién postridentina —el primer integrismo catdlico que parecié triunfar en el s. XVI, Después tu- vieron que luchar también contra el espiritu de la ilustracién {que criticaba radicalmente a las Iglesias. No obstante, exis- 1i6 un iluminismo cristiano en el s. XVIII que se prolongs durante la primera parte del XIX y que sucumbis luego ante cd nuevo integrismo que se implant6 con Pio [X, Newman consiguié sobreviviz, a duras penas, pricticamente aislado y ‘oprimido entre wn integrismo romano orgulloso de si mismo ¥y una devocién popular basada en las emociones y sin conte- nido intelectual. Siguiendo la brecha abierta por Leén XIIIl, aparece, Pas ‘I conficto entre el humaine y Ia contateforma eatéicn, ef M. BxaiLtos, Erasmo y Expona, FCE, México 1950. 54 rnzos del s. XX, un twevo humanismo cristiano. En esta caries aa ya de un hunarismo inva, como bas GPemtonces, El nuevo humanismo nace con caracterfsticas poles, Nace en forma de democracia cristiana‘! ‘La democracia cristiana fue mucho més que un simple partido potico. Fue una verdadera evangeizacén. Preten- Mia crear un nuevo modelo de sociedad que tuviera una do- be inspiracién: el mensaje evangélio y las aspiraciones del hombre modern ‘Queria ser una manera cristiana de estar en el mundo y de partcipar de dl, Los fundadores dela demoeracia eistiana que Fan bacer politica para ser cristianos. Consderaban que no se podia ser cristiano sin vive Is politica y que esta participacion Eola poltca seria la verdadera evangelizacin del s. XX. La democracia cristiana tuvo que luchar para verse acep- tada por los papas y los obispos. En realidad sélo fue bien ecbida a partir de 1944, aunque en Latinoamérica la re- Sitencia de los catslicos conservadores duré mucho més tiem po. En Chile llega a ser aceptada tan sélo en visperas de los aos 60 ‘La democracia cristiana compromete a partidos politicos, pero también engloba movimientosintelectuaes, el sindica- lismo cristiano, una gran variedad de asociaciones, coopera tas y movimientos econémicos y culturales. ‘La democracia cristiana era todavia un movimiento huma- rista burgués en cuanto a su origen e inspiracin. Estaba di- Figida por Ia burguesia cristina insprada en la iustracion y en la modersidad. * Son vaso lor movimientos que aninan loss. XIX y XX; ibe talismo catia, el catalina soca, ls democraca cristina. Hay una {eta coninidad entre ells enelantido de que todos quieren evan Tiarel mundo s dav levara cabo una reetangelizacin de Occidents, Drincipalmente través del compromito cn el mondo, por medio de fa Polfics en el sentido amplio dela palabra. En lagar de apoyartos, la Jerargua apenas toler estat movimientor que atavearon por fses de Condens, pero que, a pesat de todo, logon resure. 58 Desde sus comienzos, la democracia eristana se vio ante cl desalo del socalismo, En los paises latinos y germénicos cl socialisme habia nacido del liberaismo anticlerical y, en muchas ocasiones, anticrstiano y antireligioso. Ya en 1917 cl modelo sovitico se presenté como la figura concreta del socialismo y la democracia eristiana se vio obligada a una lu- cha de resistencia contra el comunismo y, por extensin, con- tea el socialism ‘Sin embargo, os enfrentamientos contra el comunismo no podian acaparar totalmente la atencién. A lo laryo del silo, fen numerosas ocasiones aparecié el reto de un. humanismo cristiano obreto,proletario o popular. Est fue el proyecto de la JOC, pero también el de varias iniiativas aisladas, En varios moments, algunos grupos izauieristas cristia- nos trataron de franquear los limites elasstas de la democra cia cristiana. En la préetica, lograron mantener con dificul- tad su propia identidad y al fin fueron absorbidos por rmovimientos comunistas 0 socialistas —llamados marxistas—, ateos de hecho o totalmente secularizados. En Francia, inmediatamente despues de la Il Guerra mun- dial, se dio el caso de la Jeunesse de 'Eglise. Después vino cl caso ejemplar de la Accién Popular de Brasil integrada ‘oficialmente en el Partida Comunista de este pais. Tenemos el caso del MAPU en Chile y de muchos otros grupos me- ‘nos significativos en casi toda Latinoamérica E] Vaticano Il se desarrollé en una fase de optimismo en 1 mundo y, gracias a ello, pudo adoptar algunas posturas que apartaron a la Iglesia del pesimismo hist6rico fundamental denunciado con tanta claridad por Juan XXIII. En cierto soda, con el Vaticano IT y la Gaudi et spe, la Ielesia asu- ‘mid —al menos en teorla— algunos de los postulados fundamentales de la tradicién humanista cristiana. Anterior mente munca habia ocurrido algo semejante, y esta postura no deja de consitur un signo claro y evident. El humanismo cristiano del Vaticano Il aleanzé su punto culminante en el discurso final de Pablo VI el 7 de diciem- 56 pre de 1965. Contiene algunas frases dignas de considera- Gin: do lo que hemos dicho sobre el Conelio y lo que mos decir ain en fo que se refiere a su valor humano, Fee canola mente dela Iglesia cn ol Concio hacia ln direoci6n antropocéntica de la cultura moderna? No la des- {Gb sino que la encamnin6 precisamente en esa direeciin». «La Teligién catdlicay la vida humana estan unidas entre si por fina alanza amiga y ambas persiguen al mismo tiempo un finico bien ciertamente humano; es decir, la religion catéica tes para la humanidad y es, en cierto modo, la vida del géne- to humano». Estas expresiones traducen con exactitud el pro- fama secular del humanismo cristiano. El antropocentrismo istiano era precisamente uno de los temas preferidos de K. Rahner y de su discipulo R. Metz. La teologfa humanista desembocaba finalmente en el diseurso final de Pablo VI Fueron momentos de euforae ilusién. De este modo, la ster ‘era vio» del humanismo cristiano recibia sus eredenciales of- ‘ales y ganaba en credibilidad. En el contexto del Vaticano Il fue posible franquear las barreras que impedian el dislogo con el socalismo. Se puso de manifiesto que el anticomunismo no era sufiiente. No te- nia respuesta para todas las preguntas. El socalismo no era solamente lacaracerstica del mundo sovitico diseminada por todos los continentes. Era también una reafirmacién de la Inumanidad de los proletaros, de los trabajadores, de los mar- sinados. CAsumia el humanismo erstiano de la demoeraciaers- tiana alas gentestrabsjadoras? No consta que as fuera. «Finalmente, la cuestign se propuso en Latinoamérica, en Africa yen Asia bajo la forma de «teologia de la liberacion». Hoabia que procurar que en el Tercer Mundo se diera el ene ‘centro entre las aspiraciones de los pueblos y la palabra de Dios. La busqueda de una simbiosis entre la fe y las profur das aspiraciones humanas se llevarfa a cabo a través de los pobres dominados y explotados del Tercer Mundo, Las teologias dela liberacién dieron un paso decisive por «que ampliaron las perspectivas de una «tercera vay. En lue 37 sar del humanismo burgués de la democracia eristiana, bus- 6 sus raices en el humanismo popular. La alianza entre las ‘spiraciones humanas més profundas de los pueblos depen- dlientes y la fe crstiana se levaria a cabo en los pobres de Latinoamérica, La tealogfa de la liberacién y las formas de ‘praxis crstiana correspondientes (CEB, etc.) se situaban en tuna larga tradicin cristiana, pero se daba un importante paso hacia adelante, un paso que no habia sido posible en Euro- pa, evidentemente a causa de la prioridad anticomunista, ‘La teologia de Ia liberacién, las CEB y otros movimien- tos en la misma linea pagaron un precio muy alto por haber abandonado la prioridad anticomunista, Hasta cierto punto, fueron desterrados de Ia Ielesia hasta nuestros dias, Em el momento presente, és posible hablar de teologia de la libera~ cidn en Europa y en Estados Unidos, pero no se puede ha- blar de ella en Latinoamérica sin ser inmediatamente arrin- conado y marginado. Diez afios después de la famosa Instruceién de la Congregacién para la Doctrina de la Fe, sus cfectos han sido devastadores, En el aio en que escribimos estas lineas (1995), en Latinoamérica estamos volviendo ha: ‘Ga una rigida polarizacién: integrismo clerical versus pietismo carismitico —sin apenas otras realidades entre ambos—. La alternativa del humanismo cristiano, tan presente en el Conc Tio, ha sido reducida al silencio. embargo, sobraban motivos para creer que el futuro caminaria en este sentido, Una experiencia de Dios desde lo ‘emocional no puede ser la base de unos cimientos sélidos y Guraderos, El integrismo objetivista, por su parte, alimenta tun rechazo que aumenta cada dia més. La tarea presente con siste en reconstruir la tercera via alternativa. Una nueva evangelizacién de verdad necesita del anun- cio de un evangelio que sea voz de Dios y vor humana, pa labra de Dios al encuentro de la palabra humana. 58 ConcLusion La Iglesia catélica asumié el reto de una nueva evangeliza ‘gn en el Ambito de la antigua eristiandad desde la Revolu: Gin francesa, hace ya doscientos afios. Desde entonces, la fhueva evangelizacién se ha intentado realizar siguiendo tres frientaciones diferentes. Ha exislo —y existe todavia— una nueva evangeliza ‘didn que consist en reafirmar la antigua cristiandad, en la fue el evangelio era uno solo, uno solo era el mensaje que jneluia el dogma, la moral, los sacramentos y toda la organi zacién de la cristiandad. El cristanismo se identifcaba con {a teologia medieval, con el derecho del concilio de Trento, con la moral tradicional dela sociedad feudal de ipo patiar fal, con el derecho divino de los reyes que profesaban el ca tolickmo y con toda la estructura social del mundo cristiano. Nadie pensaba en la distincin entre una doctrina teolésica yuna doctrina social ‘Del mismo modo, la evangelizacién eonservadora consi tia en invitar a los pueblos a que volveran ala antigua cris tiandad. Es evidente que este tipo de predicacién legaba a las clases sociales tradicionales: campesinos y aristocracia tra- dlicional. ‘Con Le6n XIII se produce une distincién en el mensaje de la Ielesia: por una parte, habefa una predicacin steolé- ica» (dogma, moral, sacramentos); por otra, habria una sdoctrina socials. Desde entonces la evangelizacin ha inclu do las dos partes: una teolégica y otra social. Para los eon- servadores, la doctrina social de la Ialesia tenia por objeto res taurar una realidad equivalente a a eristiandad. Si bien era imposible restaurar el monopoio religioso de Ia Iglesia eats- Tica y los privilegios del cero, al menos los catlics podian ‘emplear los medios de la sociedad secularizada a su disposi cin para defender o reconguistar unas condiciones ms ven tajosas para la Iglesia y conseguir que las leyes de los Esta- dos secularizados sancionaran el mayor nimero posible de 59 ‘exigenciascristianas en la leyes civiles lucha contra el divor- cio, sustentacién del clero, etc) Esta opcidn por la nueva evangelizacién se puso de manifesto en la actuacin de los partidos conservadores, tanto ten Europa como en Latinoamérica. La jerarguia acepts y bused la alianza de los reeimenes fascistas que le ofrecfan con diciones favorables (Italia, Espafia, Portugal, Polonia, Croacia, Eslovaquia, Hungria, Austria...) Pio IX y Pio X optaron por esta linea y, en buena medida, también Pio XI, Pio XII y Juan Pablo Il. Dentro de este marco, la evangel zacién exigia por parte de la [gesia la recuperacién del do» rminio 0 del control —o al menos de una profunda influen- cia— de [a cultura dominante. Era, y todavia es, una ‘evangelzacién con fuertes elementos politics, aunque poco explicitos. El argumento de esta evangelizacién era el anuncio de la cverdads, es decir, dela objetividad de un catolicismo enun- ciado coneretamente en la teologfa escoléstica (asumida en ‘gran parte por el concilio de Trento). Al lado de esta evangelizacién a través de la objetvidad, hhubo una evangelizacién por medio de la subjetividad. Fue la época en gue se difundis la nueva piedad popular de las devaciones al Sagrado Corazén y a la Virgen (apariciones).. Esta evangelizacién de tipo pietista logré reforzar la fideli- ddad del mundo rural tradicional y de las clases medias de las ciudades, quedando excluidas tan sélo la burguesfa y la clax se obrera, las nuevas clases de la modernidad. Finalmente hubo —y todavfa hay— una «tercera viaw. A falta de una denominacién consagrada por los historiadores, se le ha dado el nombre de shumanismo cristiano». A. partir de la Revolucién francesa, algunos catdicos legaron a la con- clusign de que era imposible convertira las nuevas clases so- ciales —tanto la burguesia como la clase abrera— a la anti- gua cristiandad, Era preciso acercarse al mundo moderno, escuchar las exigencias de la nueva ciencia, de los nuevos va lores, de las aspiraciones de la gente. Asi trataron de incul- escent turar el caolicismo en el mundo moderno. Durante todo el TIX no fueron mas que personaldades asladas,Intenta- sndialogar tanto con los liberales como con los socialist. Hlubo un eliberalismo catslico», un acatolicismo social», un ‘Gocalismo religioso», grupos de «sacerdotes demécratasr, y oiros por el estilo. Leon XIII se most un tanto aperturista, les concedis una libertad de expresin que no habjan distrutado antes. Se pro- dujo una aproximaciGn a todos los ambitos de la moderni- od, Se intent reformular el evangelio de modo que fuera Comprensible para los que twveran un espiritu moderno, TLeén Xill se incliné ante el hecho de la ruina efectiva de la antigua cristiandad, y permitid que se elaborara una teo- fogia beral y una doctrina social que prescindfa dela anti qua organizacién de la erstiandad. Se hizo hincapié en dos Eepecios de Ia evangelizacién: un aspecto teoligico y otro 30- Gal —no habia ya una cristiandad que uniera estos dos as io X detuvo este proceso de evolucién. En primer lugar, con la condena del modernism paralizé cualquier tipo de dlilogo teol6gico. También cl dogma quedé paralizado, ya aque la teologia no tenia capacidad de evolucién. La conde za del modernismo deja sentir sus consecuencias hasta nues- tres dias. De hecho impidis que el Vaticano I entrara en cues- tiones teolégicas (excepcién hecha, en cierta medida, de la eclesiologfa). En segundo lugar, Pio X bloques todo dislo- g0 con el socialismo, abriendo de par en par las puertas a tun liberalismo asustado por los socialstas, un liberalismo semiconservador. Desde entonces, la doctrina social de la Kgl sia se ha inclinado mas a la derecha que a la izquierda —aue suponta la amenaza socialist, identifcada con el ateis- EI Vaticano I y el pontificado de Pablo VI trataron de abrir la doctrina social a-un dislogo con el mundo moderno (Qudrageinaadvenen). De ete moto cron su aoyo a a etercera via». 6

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