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Dos amigos famosos cazadores de dragones, Juan y Mila, se enfrentan a su mayor desafío cuando un enorme dragón sembraba el terror en Peñafiel. Al acercarse, descubren que el dragón solo quería vivir en paz, no lastimar a nadie. Después de consolarlo, los tres salieron juntos y humanos y dragones vivieron pacíficamente por siglos, hasta que esa armonía desapareció.
Dos amigos famosos cazadores de dragones, Juan y Mila, se enfrentan a su mayor desafío cuando un enorme dragón sembraba el terror en Peñafiel. Al acercarse, descubren que el dragón solo quería vivir en paz, no lastimar a nadie. Después de consolarlo, los tres salieron juntos y humanos y dragones vivieron pacíficamente por siglos, hasta que esa armonía desapareció.
Dos amigos famosos cazadores de dragones, Juan y Mila, se enfrentan a su mayor desafío cuando un enorme dragón sembraba el terror en Peñafiel. Al acercarse, descubren que el dragón solo quería vivir en paz, no lastimar a nadie. Después de consolarlo, los tres salieron juntos y humanos y dragones vivieron pacíficamente por siglos, hasta que esa armonía desapareció.
Hace mucho, mucho tiempo, existían dos amigos de Valladolid famosos
en toda Castilla y león por su valentía. Juan y Mila tenían 9 años y eran... ¡cazadores de dragones! Desde León, Palencia, Burgos, Soria... y el resto de provincias de la comunidad, cada vez que se avistaba algún dragón, nuestros protagonistas eran avisados.
Con su valor e inteligencia conseguían siempre que estas temibles
criaturas se marcharan y nada les podía detener. Sin embargo, un día recibieron un aviso inesperado. Un enorme dragón había sido visto salir de Salamanca, volando por Ávila y se había escondido en el castillo de Peñafiel, sembrando el terror entre los ciudadanos.
Cuando se dispusieron a enfrentarse a este gigante animal, se dieron
cuenta de que estaba temblando y llorando. - No me hagáis nada- suplicó el dragón. - Solo somos animales que queremos vivir en paz. No queremos hacer daño a nadie - añadió. Después de una larga conversación Juan y Mila consiguieron consolarle y salieron de allí los tres juntos.
Desde aquel día, humanos y dragones consiguieron vivir pacíficamente y
en armonía durante siglos, ayudándose unos a otros, respetándose y apreciando sus diferencias. Lamentablemente esto no duraría para siempre.