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PROTOCOLO
MANEJO DE HIPERGLUCEMIA INTRAHOSPITALARIA EN EL
SERVICIO DE MEDICINA INTERNA HOSPITAL GENERAL
UNIVERSITARIO DR. LUIS GOMEZ LÓPEZ.
AUTORES:
Helen Bittner Vásquez
Rosa Lilian Garcia
Emmy Giselle Marín Zambrano
Luisana María Quiñones
Mariangel Robertiz Rivero
Leonardo Romero Infante
INDICE II
PRÓLOGO IV
INTRODUCCIÓN VI
Dra Helen Bittner.
II MANEJO DE LA HIPOGLUCEMIA 19
INTRAHOSPITALARIA
Dra Mariangel Robertiz/ Dr. Alexander Zigankoff
IV NUTRICIÓN E HIPERGLUCEMIA 39
INTRAHOSPITALARIA
Dr. Leonardo Romero/ Dr. Greytis León
VI HIPERGLUCEMIA INTRAHOSPITALARIA 52
SECUNDARIA AL TRATAMIENTO CON
CORTICOESTEROIDES
Dra. Luisana Quiñones/ Dra Alicia Giménez
II
2
IX COMPLICACIONES HIPERGLUCÉMICAS AGUDAS DEL 73
PACIENTE DIABÉTICO
Dra Luisana Quiñones/Dra Emmy Marín /Dra Alicia Gimenez
3
PROLOGO
Agradezco, la distinción concedida al haber sido invitado por parte del cuerpo
de residentes de segundo año del Postgrado de Medicina Interna del Hospital Dr. Luís
Gómez López a prologar esta guía protocolo: Manejo de Hiperglucemia
Intrahospitalaria en el Servicio de Medicina Interna del Hospital General
Universitario “Dr. Luis Gómez López”. Parafraseando a Churchill, "las
condecoraciones y los honores nunca deben buscarse, nunca deben rechazarse y
nunca deben mostrarse".
En este sentido, me siento orgulloso de escribir estas líneas. En efecto, tomo
esta gentileza como respaldo y estímulo a la imprescindible reflexión nacional, sobre
cómo aplicar aquí y ahora, el estado de avance del conocimiento médico y su
evidencia en una época de globalización, donde la obtención instantánea de la
información, permite acceder a centros vanguardistas mundiales. Tales centros
contextualizan sus estudios respondiendo, en su mayoría a otras realidades
socioculturales y tecnológicas; priorizando las políticas públicas, intereses
industriales, doctrinarios y estímulos corporativos.
Por consiguiente, la Diabetes Mellitus es una patología que afecta a todos los
órganos y sistemas, convirtiéndose en principal factor de riesgo de enfermedades
vasculares (cardiacas, cerebrales y renales) produciendo elevada morbilidad,
incapacidad y gran mortalidad en la urbe mundial, y cuyo tratamiento amerita la
visión en conjunto e incluso el acuerdo de diferentes especialidades clínicas. Es
innegable que, existen evidentes controversias respecto al manejo del paciente
diabético en general, así como del paciente con hiperglucemia en el ámbito
intrahospitalario.
Es de tener en cuenta que, el avance continuo de la ciencia médica en cuanto a
fisiopatología, diagnóstico y tratamiento, hace que en algunas oportunidades el
estudio se convierta en gama de conocimientos a veces superficial. De allí que, el
médico tiene la obligación de estar informado y actualizado en cuanto a las
herramientas terapéuticas con que cuenta para alcanzar el objetivo final de manejar
4IV
apropiadamente, con seguridad, sin poner en riesgo la vida ni en detrimento de la
salud del paciente.
Por otra parte, se hace necesaria la búsqueda de protocolos actualizados como
es el caso, dirigidos al mundo médico clínico que faciliten la comprensión y el
abordaje terapéutico en forma práctica del paciente con hiperglucemia sea diabético o
no. En el mismo sentido, esta guía intenta cubrir los aspectos sustentados en la
Medicina basada en Evidencias Clínicas más relevantes, que los médicos
pertenecientes en su totalidad al Servicio y al postgrado de Medicina Interna
requieren conocer, a fin de detectar, tratar y controlar la glucemia elevada
intrahospitalaria.
No queda más que expresar mis felicitaciones y hacer votos sinceros para que
esta guía de protocolos realizada por los residentes de segundo año del postgrado de
Medicina Interna contribuya con llevar a la práctica en el Hospital “Dr. Luis Gómez
López” las diversas propuestas y/o alternativas de tratamiento para beneficio de los
depositarios de la causa médica: Los pacientes.
En hora buena.
Dr. José María Reyes Soto
5
INTRODUCCIÓN
VI
6
otras complicaciones que pueden llevar a la muerte. He aquí la importancia del
control crónico y adhesión al tratamiento de manera ambulatoria, cumplimiento de
medidas nutricionales y seguimiento con sus médicos tratantes. (ADA 2020)
Asimismo, la Hiperglucemia es una de las complicaciones intrahospitalarias
más comunes, por su fisiopatología, es posible que se presente en todo estado que
lleve a aumento de estrés orgánico, con aumento de hormonas contrarreguladoras de
la insulina como cortisol y adrenalina, entre otras. Es por esto que puede verse en
pacientes sometidos a estrés orgánico como procesos infecciosos como sepsis,
pacientes con quemaduras, pacientes coronarios y pacientes quirúrgicos.
Los estudios observacionales sugieren que, los niveles elevados de glucosa,
sobre todo en los no diabéticos, están asociados con mayor morbilidad, mortalidad y
menor recuperación funcional en los pacientes que han sufrido un evento vascular
cerebral. De igual forma, en los pacientes que sufren de síndrome coronario agudo, la
hiperglucemia tanto en diabéticos como en no diabéticos se ha relacionado con
incremento en la morbilidad y mortalidad. (Gracia-Ramos A, 2015).
El manejo de los pacientes con hiperglucemia en la hospitalización ha
cambiado en los últimos años, se ha demostrado a través de estudios que las metas de
glucemia son diferentes para pacientes en situación de estrés orgánico como aquellos
con procesos infecciosos, sepsis, enfermedad cerebrovascular, definidos como
críticamente enfermos, difiriendo de aquellos en control ambulatorio no sometidos a
este estrés orgánico. En pacientes críticamente enfermos los controles estrictos
estaban más asociados a hipoglucemias y muerte. (Estudio NICE-SUGAR 2009).
Por ello, para su manejo, se han realizado estudios que han marcado el antes y
después en el tratamiento de estos pacientes, llegando a la conclusión que el manejo
con esquemas Bolus Basal o insulina endovenosa acorde a la situación del paciente
tiene mayores benéficos en control que los llamados esquemas deslizantes. Sin
embargo, tal como se menciona en los Estándar de ADA 2020, el manejo pese a
consensos internacionales puede diferir en pequeñas medidas acorde a la situación de
los diferentes servicios.
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En vista de la alta prevalencia e incidencia de la hospitalización de pacientes
con diabetes, y a la presencia de hiperglucemia intrahospitalaria en pacientes incluso
no diabéticos manejados diariamente en el servicio de Medicina Interna del Hospital
Luis Gómez López, se decide realizar un protocolo de manejo dirigido a la
hiperglucemia intrahospitalaria, en vista de no contar con el mismo actualmente, que
unifique criterios y permita adaptarse a la situación actual nacional, regional y del
servicio permaneciendo fiel a los principios internacionales.
De tal manera que sea un manejo oportuno y eficaz con el único objetivo de dar
beneficio al paciente, al lograr las cifras metas de glucemia, reduciendo su estancia
hospitalaria y mejorando sus condiciones para optimizar su calidad de vida.
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REFERENCIAS
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I. INSULINOTERAPIA CONCEPTOS BÁSICOS
Dr. Leonardo Romero / Dr. José Reyes
10
logra mediante una secreción tónica, basal, que produce un nivel poco variable de
insulinemia, usualmente en el rango de 5 a 12 µUI/mL. Cuando el sujeto ingiere
alimentos, los niveles de glucemia tienden a elevarse, y en respuesta a esta elevación
y a las señales gastrointestinales de naturaleza neurohumoral, las células beta secretan
abruptamente una cantidad de insulina que produce un pico de insulinemia varias
veces superior al valor basal, y que (dependiendo del tamaño de la carga de
carbohidratos) alcanza valores de hasta 150 µUI/mL o más.
La insulinoterapia en pacientes con diabetes debe estar dirigida a restablecer la
normalidad glucémica y, en general, metabólica, y esta requiere reproducir, hasta
donde sea posible, los patrones fisiológicos de secreción de insulina, para generar en
sangre niveles de insulina suficientes para lograr el control de la glucemia. Con
frecuencia, los niveles necesarios pueden ser mayores que los que existen en
condiciones de salud, ya que los procesos patológicos pueden generar resistencia a la
insulina y elevar los requerimientos de esta hormona.
La insulina NPH y los análogos lentos pueden ser usados para imitar el patrón
basal de secreción de insulina; en particular, los análogos lentos producen un perfil de
insulinemia bastante plano durante aproximadamente 24 horas, aunque la duración
real y la forma de la curva en función del tiempo tienen cierta dependencia de la dosis
utilizada en relación con el peso del individuo. La insulina regular y los análogos
rápidos pueden ser usados para imitar el patrón prandial de secreción; en este caso, al
igual que con los análogos lentos, los análogos rápidos imitan mejor los picos
prandiales fisiológicos de insulina.
La siguiente tabla resume los tipos de insulina, su cinética y el aspecto físico de
sus preparaciones:
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*Debido a su componente de duración de acción más corta **Debido a sus dos
componentes de diferente duración de acción ***Debido a su componente de
duración de acción de acción más larga.
Intervención farmacológica
Recurrir a la Insulina en etapas tempranas de la enfermedad, complementando
el tratamiento con ADOs, permitirá alcanzar y sostener la A1c por debajo de 7%,
reduciendo de este modo la aparición de complicaciones y posiblemente
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contribuyendo con preservar la célula Beta residual, considerando de esta forma las
siguientes indicaciones:
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Médicas
Convencimiento al paciente de los beneficios de la Insulina.
Temor por poca actualización y preparación.
Preocupación por aumento de peso.
Temor a Hipoglucemia, rechazo del paciente.
Falta de apoyo del equipo de salud en la educación del paciente.
Del paciente
Mitos:
Ceguera, amputación relacionadas al uso de Insulina, otros.
Temor a la inyección.
Interfiere con la vida diaria.
Fase terminal de la enfermedad.
Dependencia.
Carga económica.
Se destaca, que las dosis iniciales de Insulina pueden ser calculadas basándose
en peso corporal y grado de hiperglucemia, con ajustes individualizados a los días o
semanas; sugiriéndose:
0,1 – 0,2 unidades/Kg peso/Día (1)
0,4 – 0,5 unidades/Kg peso real (2)
0.1 a 0,3 unidades/Kg peso real (basal o comb) (3)
14
con Insulina basal, prandial con componentes de corrección es el tratamiento
preferido para pacientes hospitalizados no críticos con buena ingesta nutricional.
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Ajuste de Insulinas Bifásicas
Glucemia PP Dosis
(mg/dl) (UI)
180 – 219 +2
220 – 259 +3
260 – 299 +4
> 300 +5
Glucemia basal Dosis
(mg/dl)) (UI)
130 – 139 +1
140 – 159 +2
160 – 179 +3
180 – 250 +4
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Ej: Glucemia inicial 430 mg/dl /100 = 4.30: 4,5 Us Stat y luego algoritmo.
Glucemia inicial 183 mg/dl/100 = 1,83: 1,5 Us Stat y luego algoritmo.
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REFERENCIA
Diabetes Care in the Hospital:: Standards of Medical Care in Diabete 2018. Diabetes
Care 2018;41(Sup 1):S55–S64
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II MANEJO DE LA HIPOGLUCEMIA
INTRAHOSPITALARIA
Dra Mariangel Robertiz/ Dr. Alexander Zigankoff
19
Los pacientes con o sin diabetes pueden experimentar hipoglucemia en el
entorno hospitalario. Si bien la hipoglucemia se asocia con un aumento de la
mortalidad, en muchos casos es un marcador de enfermedad subyacente; sin embargo,
la hipoglucemia es una consecuencia grave del metabolismo desregulado y / o el
tratamiento de la diabetes, y es imprescindible que se minimice en pacientes
hospitalizados. (ADA2020)
Por tal motivo es imprescindible la implementación de un protocolo para la
prevención y manejo de la hipoglicemia en los pacientes del servicio de Medicina
Interna del Hospital Universitario Luis Gómez López. El cual consiste en abordar de
manera inmediata niveles de glucosa, menores de 70mg/dl (3.9mmol/L), así como
desarrollar planes para prevenir nuevos episodios de hipoglicemia.
La insulina es una de las drogas que más frecuentemente causa efectos adversos
en pacientes hospitalizados, bien sea por errores de dosificación y/o administración.
Más allá de errores en la dosis de insulina, la hipoglicemia iatrogénica puede estar en
muchos casos causada por prescripción errónea de hipoglucemiantes orales, manejo
inapropiado del primer episodio de hipoglucemia, y desajuste nutrición-insulina, a
menudo relacionado a una interrupción inesperada de la nutrición. Además de los
errores con el tratamiento con insulina, la hipoglucemia iatrogénica puede ser
inducida por una reducción repentina de la dosis de corticosteroides. (ADA 2020)
Un estudio reciente, describe la lesión renal aguda como un factor de riesgo
importante para hipoglucemia en el hospital, posiblemente como resultado de la
disminución del aclaramiento de insulina. (Hung A., 2018)
Según la Asociación Americana de Diabetes (ADA) clasifican los niveles de
hipoglicemia en: Nivel 1 <70mg/dl pero >de 54mg/dl, un valor de glucosa medido
menor de 70mg/dl debe ser considerado clínicamente importante, independientemente
de la gravedad de los síntomas; Nivel 2 <54mg/dl, en este nivel inician los síntomas
adrenérgicos, por lo cual requiere una intervención rápida para elevar los niveles de
glucemia; Nivel 3 se define como un evento caracterizado por una alteración física y
mental que requiere de la ayuda de otra persona para su recuperación.(ADA, 2020)
20
Un consenso de la Asociación Americana de Diabetes (ADA) recomienda que
se revise el régimen de tratamiento de un paciente cada vez que se produce un valor
de glucosa en sangre de 70 mg / dL (3,9 mmol / L), porque tales lecturas preceden a
un episodio posterior de hipoglucemia nivel 3. Los episodios de hipoglucemia en el
hospital deben documentarse en el registro médico y rastrearse, para investigar la
causa y prevenir nuevos episodios. (ADA2020)
Los síntomas de hipoglucemia incluyen temblores, irritabilidad, confusión,
taquicardia y hambre. Al no reconocer un episodio de hipoglucemia de nivel 3 puede
progresar a pérdida de conciencia, convulsiones, coma o muerte, estos síntomas
revierten por administración de glucosa vía oral, parenteral o la administración de
glucagón de acción rápida.
El tratamiento de la hipoglicemia en la sala de hospitalización del servicio de
Medicina Interna del Hospital General Universitario Dr. Luis Gomez Lopez, requiere
de un entrenamiento del personal médico y de enfermería, dicho personal debe
conocer el tratamiento de cada paciente que recibe insulinoterapia y así estar atento
ante aquellos pacientes con riesgo de presentar hipoglicemia.
Los familiares o acompañantes deben ser educados acerca del reconocimiento,
la prevención y el tratamiento de la hipoglicemia, así como estar con condiciones de
informar y solicitar ayuda al personal médico o de enfermería ante la presencia de
dicho evento.
Deben existir en el servicio, monitores de glucemia capilar siempre a la mano
para confirmar un evento de hipoglicemia, los pacientes con diagnóstico previo de
Diabetes deben mantener su monitor de glucemia capilar en su mesa de noche de ser
posible y confirmar episodios de hipoglicemia al presentar síntomas sugestivos.
Por tal razón deben mantener en su mesa de noche alimentos ricos en glucosa
(jugos de frutas pasteurizados, galletas dulces, refrescos no dietéticos) o simplemente
bolsita de azúcar para diluir en agua, siempre y cuando toleren vía oral.
Es vital instruir tanto al paciente como al acompañante de la importancia de
notificar al personal médico o de enfermería ante la aparición inesperada de síntomas
21
sugestivos de hipoglicemia, para que dicho episodio sea confirmado y registrado en la
historia médica, así poder determinar la causa y evitar futuros eventos.
Según un artículo publicado de la Sociedad Venezolana de Endocrinología las
hipoglucemias leves con valores de glucemia mayores de 50 mg/dL responden bien a
la administración oral de 15 gramos de carbohidratos: (Medio vaso o 120 cc de una
gaseosa no dietética o jugo de naranja azucarado o Dos galletas tipo María o cuatro
caramelos). Después comer o merendar si es el caso.
En valores de 50 mg/dL o menos se requieren de la administración oral de 30 g
de carbohidratos; esto se basa en la regla general de que cada 15 gramos de
carbohidratos administrados elevan la glucemia en 30 mg/dL. (Un vaso de 240cc de
refresco no dietético, o Cuatro galletas María, u Ocho caramelos) Luego merendar o
comer si es el caso.
Los pacientes en ayuno absoluto requieren la administración de glucosa
endovenosa, en forma de solución de glucosa al 5 o 10% si es por vía venosa
periférica, o 15-30 gramos de glucosa en forma de soluciones de glucosa más
concentradas por vía venosa central, monitoreando frecuentemente los valores de
glucemia capilar y la sintomatología del paciente (cada 5-10 minutos) hasta lograr la
estabilización. (Ablan. F, 2008)
Resultados del estudio ADAG, demuestran que niveles no tan estrictos de
glucemia prepandrial no modifican los objetivos establecidos de A1C, por lo tanto,
aumentar el margen en los objetivos de glucemia prepandrial, puede disminuir el
sobretratamiento y evitar en algunos casos hipoglicemia. (Wei. N, 2014).
22
REFERENCIAS.
Ablan, F., Gabay N., García R., Marante D., Mendoza I., Reyes J., Vedilev A.,
Valbuena H. Guía práctica para el uso de insulina en la diabetes mellitus tipo 2,
pp. 32-33 Sociedad Venezolana de Endocrinología 2008.
Hung A., Siew Edward D., Wilson Otis D., Perkins Amy M., Greevy Jr. Robert A.,
Risk of Hypoglycemia After Hospital Discharge After Acute Kidney Injury in
Patients With Diabetes https://doi.org/10.2337/dc17-1237
care.diabetesjournals.org 2018.
23
III. MANEJO DE LA HIPERGLUCEMIA EN HOSPITALIZACIÓN
24
De allí que el esquema de tratamiento “basal–bolo” resultó mejor en cuanto al
control glucémico, obteniéndose (valores promedio) valor promedio de glucemia de
166 mg/dL en comparación con el de la “escala deslizante” que fue 193 mg/dL, para
una diferencia de 27 mg/dL (p < 0,01). Así mismo, la meta de glucemia < 140 mg/dL
se alcanzó en 66% de los pacientes tratados con la mezcla de glargina–glulisina vs.
38% en el grupo de insulina cristalina (p < 0,001). (Estudio RABBIT 2, 2007).
En diferencia, la administración de insulina regular mediante una escala para
corregir la hiperglucemia, lo cual aún es ampliamente usado, es una práctica no
recomendada ya que ha demostrado ser ineficaz para el control de la glucosa, además
de que se asocia a mayor riesgo de hipoglucemia e hiperglucemia. Los estudios
RABBIT 2 y RABBIT 2-Surgery demostraron que un régimen de administración
basal-bolo con insulina glargina glulisina fue más eficaz para lograr cifras de glucosa
de menos de 140 mg/dL que la administración de insulina regular mediante una
escala tanto en pacientes médicos como quirúrgicos respectivamente. (SVMI, 2012).
Basados en estos resultados, la insulinoterapia debe ser iniciada para
tratamiento de la hiperglucemia persistente por encima de 180mg/dl con metas de
glucemia entre 140-180 mg/dl para la mayoría de los pacientes hospitalizados. Metas
más estrechas como glucemias entre 110-140 mg/dl pueden ser apropiadas en
pacientes seleccionados como pacientes críticos en cuidados postoperatorios o
pacientes sometidos a cirugías cardiovascular, siempre y cuando no presenten
Hipoglucemias. (ADA, 2020)
Por otro lado concentraciones de glucosa mayores a 180 mg/dl pueden ser
aceptables en pacientes con patologías en fase terminal, en pacientes con
comorbilidades o aquellos en los cuales el monitoreo no es factible. El juicio clínico
combinado con la evaluación continua de este paciente y su estatus clínico, severidad
de la enfermedad, estatus nutricional, medicamentos concomitantes que pueden
afectar los niveles de glucosa, como los glucocorticoides, se deben tomar en cuenta a
la hora de decidir dosis de insulina. (ADA 2020)
Para estos pacientes en general, el régimen de administración de insulina
recomendado consiste en terapia basal-bolo que incluye una preparación de insulina
25
de acción intermedia o prolongada como insulina basal (para suprimir la liberación
hepática de glucosa durante el ayuno y entre los alimentos), más una formulación
humana o análoga de acción rápida como insulina prandial (para prevenir los picos
posprandriales de glucosa). (Roman, A, 2015).
Según la Guía de Práctica clínica de la Sociedad Endocrina Venezolana, una
vez iniciado el tratamiento, la dosis de la insulina basal y de los bolos prandiales
deben ajustarse con base en la dosis total de insulina de corrección administrada en
las últimas 24 horas. Cuando la insulina de corrección es requerida antes de la
mayoría de los alimentos, a menudo es necesario incrementar la dosis de insulina
basal. Cuando la glucosa sanguínea persiste consistentemente elevada a una hora
determinada, se debe ajustar la dosis de insulina prandrial que precede a la medición.
Es destacable que el estudio DEAN demostró que el uso de un régimen con
insulina NPH (neutral protamine Hagedorn) más insulina regular fue igual de eficaz
que un esquema con insulina determir y aspártica para el control glucémico, y no
hubo diferencia en la frecuencia de hipoglucemia. Siendo importante este hallazgo en
vista de mayor disponibilidad en los servicios hospitalarios de insulina NPH y
cristalina, en el contexto actual nacional.
RECOMENDACIONES
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no críticos
Se deben tomar en cuenta los siguientes aspectos antes de iniciar tratamiento con
insulinas:
Edad.
Si es diabético, identificar si se trata de tipo 1 o tipo 2, tipo de tratamiento que
recibe.
Si no tiene diabetes conocida e ingresa con hiperglucemia, el paciente tendrá
que ser evaluado exhaustivamente en búsqueda de complicaciones micro- y
macrovasculares durante o después de la hospitalización. Se debe solicitar
Hemoglobina Glucosilada.
27
Tiempo con la enfermedad y si tiene complicaciones microvasculares o
enfermedad cardiovascular o renal.
Si tiene sobrepeso u obesidad, ya que en estos casos existe mayor resistencia a
la insulina y por consiguiente se requerirían mayores dosis de insulina.
Si sufre de episodios de hipoglucemia en condiciones normales de su vida
diaria, lo cual aumenta el riesgo de tenerlos durante su hospitalización.
La causa y condición de gravedad de su enfermedad actual.
El estado nutricional previo del paciente
Si puede o no ingerir alimentos: durante la hospitalización, el soporte
nutricional es fundamental. Si el paciente puede ingerir alimentos se deben
cuantificar las calorías realmente ingeridas y los horarios de comidas deben
ser estrictos. El paciente crítico debe recibir alimentación enteral si sus
condiciones digestivas se lo permiten o glucosa por vía IV en forma continua,
con monitoreo estricto del aporte calórico, de la glucemia, de la cantidad de
líquido y de sales según las necesidades individuales. La alimentación
parenteral con glucosa hipertónica dificulta el manejo óptimo de la glucosa
sanguínea y aumenta los requerimientos de insulina, haciendo más difícil el
logro de las metas.
La función renal previa a la hospitalización es importante. La baja filtración
glomerular condiciona mayor riesgo de hipoglucemia al utilizar insulina.
28
Todo paciente con deshidratación severa y cetoacidosis con alteración de estado
hemodinámico, trastornos cognitivos, acidemia debe manejarse en Unidad de
Cuidados Intensivos como paciente crítico por lo cual acorde a las condiciones
de la institución por no contar con UCI, deberá referirse.
29
TRATAMIENTO INTRAHOSPITALARIO DEL PACIENTE CON DIABETES
TIPO 2 Y PACIENTES NO DIABÉTICOS CON HIPERGLUCEMIA
INTRAHOSPITALARIA.
Por lo general los pacientes con diabetes tipo 2 reciben tratamiento ambulatorio que
consiste usualmente en uno o varios antidiabéticos orales; por lo tanto, todo paciente
con diabetes tipo 2 que ingresa al hospital por una enfermedad seria que afecte las
condiciones nutricionales, hemodinámicas, estado de conciencia o sistema
cardiovascular o renal debe ser cambiado a insulinoterapia de inmediato.
Así también en estados de estrés orgánico tales como infecciones, sepsis, quemaduras
o pacientes postoperatorios existe aumento de hormonas contrarreguladoras de
insulina que si no se regulan de manera adecuada puede llevar a estados de
Hiperglucemia persistente, y esta se relaciona frecuentemente a complicaciones,
comorbilidades y muerte, siendo necesario el manejo con insulinoterapia de estos
pacientes y vigilancia adecuada, por lo cual se indican las siguientes pautas:
30
establecido más adelante. (Protocolo de Algoritmo de Portland).
31
INDICACIONES PARA BOMBA DE INFUSIÓN CONTINUA DE INSULINA
32
PASO 3: Dosis inicial de bolo de infusión: Dividir el valor de glucemia
inicial entre 100, luego redondear al 0,5 U más cercano para el bolo y para la
infusión. Redondear hacia abajo si ≤ 200 mg/dL o hacia arriba si ≥ 200 mg/dL
Ejemplos: Glucemia inicial = 430 mg/dL ÷ 100 = 4,3 U; redondear arriba a 4,5 U.
Pasar por vía IV 4,5 cc de la solución STAT y luego iniciar con el algoritmo
escogido.
Glucemia inicial = 183 mg/dL ÷ 100 = 1,83; redondear abajo a 1,5 U. Pasar por vía
IV 1,5 cc de la solución STAT y luego iniciar con el algoritmo escogido.
CONSIDERACIONES:
33
Si la glucemia es < 140 mg/dL en 2 ocasiones con una diferencia de 1 hora,
pasar al algoritmo inmediatamente inferior; es decir, del 2 al 1 o del 3 al 2.
Durante la noche es conveniente bajar discretamente la tasa de infusión de
insulina particularmente en pacientes conscientes que reciben alimentación
oral durante el día.
Se debe hacer control de glucemia capilar cada hora y ajustar la infusión
según resultados.
Si la glucemia está por debajo de 80 mg/dL se debe medir la glucemia capilar
cada 30 minutos.
SITUACIONES ESPECIALES
34
Iniciación de vasopresores o corticosteroides.
Inicio o finalización de hemofiltración o diálisis.
Manipulaciones importantes en el paciente: intubación, estudios o
tratamientos invasivos, traqueostomía, etc.
Al inicio, final o cambio de soporte nutricional (enteral, parenteral). Recordar
que la infusión de glucosa hipertónica por vía central puede agravar la
hiperglucemia con aumento de riesgo de complicaciones.
MANEJO DE HIPOGLUCEMIA:
Se deben calcular las dosis de insulina subcutánea que se van a usar y el tipo de
insulina según su tiempo de acción; estos pacientes necesitan insulina basal
(idealmente) de 24 horas de duración e insulina regular o análogos ultrarrápidos de
acuerdo con la alimentación que en verdad ingieren.
35
La dosis de insulina basal se debe calcular en base al 80% de la dosis total de
insulina recibida en las últimas 24 horas mientras el paciente estuvo en meta
con la infusión, y se debe aplicar idealmente en la noche para lograr
glucemia en ayunas en rango adecuado, y luego administrar insulina
preprandial de acción rápida o ultrarrápida.
Las metas deben continuar siendo entre 140 y 180 mg/dL, con optimización
progresiva en los días siguientes mientras el paciente permanece en el
hospital.
36
REFERENCIAS
37
IV. NUTRICIÓN E HIPERGLUCEMIA INTRAHOSPITALARIA
Dr. Leonardo Romero/ Dr. Greytis León
38
Una vez evaluado el estado nutricional del paciente, se establece la vía de
administración de la dieta, siempre prefiriendo la oral o enteral (suplemento o sonda)
si el tubo digestivo está funcionante. El aporte energético y de nutrientes será
suministrado según las recomendaciones de la ADA:
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Los regímenes por vía oral para trastornos en el metabolismo de los
carbohidratos, suelen ser planificados por cada institución con cantidades fijas de
nutrientes. Estos regímenes deben ser conocidos por el personal médico o divulgados
a través de un manual de dietas de la institución. Cuando las cifras de glucemia están
por encima o por debajo de los niveles sugeridos, se deben establecer medidas de
control sobre el consumo de alimentos del paciente dentro del hospital,
conjuntamente con la hora de determinación de la glucemia capilar, hora de la
inyección y hora a la cual se ingieren los alimentos. Para ello, todos los miembros del
equipo (médico, enfermera, nutricionista y educador en diabetes), paciente y
familiares deben comprometerse a completar una hoja de registro que exprese dicha
información.
Frecuentemente, el logro del control glucémico en el ambiente hospitalario
depende de la coordinación de los horarios de aplicación de la dosis de insulina
(especialmente la rápida) y del consumo de carbohidratos. Debido a la posibilidad de
40
hiporexia, trastornos digestivos (náuseas, vómitos), procedimientos (ayunas por
laboratorio, radiología) o hábitos dietéticos individuales, los pacientes podrían no
consumir la totalidad de la dieta indicada.
Si se utiliza el método de contaje de carbohidratos para ajustar la dosis de
insulina rápida (análoga o cristalina), se recomienda su aplicación después de la
comida correspondiente. La relación insulina/carbohidrato se calcula en una
proporción 1/10 (1 unidad de insulina rápida por cada 10 gramos de carbohidratos)
como valor promedio, pudiendo existir variaciones individuales. Cuando el consumo
calórico y de nutrientes por vía oral resulta deficitario –o imposible– para cubrir las
metas establecidas, es recomendable establecer un soporte nutricional especial
(suplementos orales, nutrición enteral o parenteral). Los individuos bien nutridos
pueden tolerar un consumo inadecuado de nutrientes por un período entre 7 y 14 días;
en cambio, para aquellos con algún grado de desnutrición y condiciones estables, se
recomienda una intervención más temprana de 5 a 7 días. Se debe suministrar el
requerimiento energético basal y su cálculo se puede realizar usando el peso del
individuo o por la fórmula de Harris-Benedict.
41
completos que han sido diseñadas para pacientes con trastornos en el metabolismo de
los carbohidratos cuya composición de nutrientes permite un mejor control
glucémico, especialmente en diabetes tipo 2. En comparación con las fórmulas
completas estándares, las fórmulas modificadas para diabetes contienen mayor
cantidad de lípidos (~ 40%) con alta proporción de ácidos grasos monosaturados;
menor contenido de carbohidratos (~40%) con incorporación de fructosa o
maltodextrina modificada y mayor contenido de fibra. Pueden ser utilizadas como
suplemento de la dieta oral o mediante nutrición enteral (sondas nasoentéricas,
gastrostomías o yeyunostomías). El modo de administración de estas últimas puede
ser por bolos, goteo intermitente (macrogotero) o infusión continua con bomba para
uso enteral. Igual que para la dieta oral, el contenido de nutrientes de la fórmula
enteral, especialmente carbohidratos, debe ser conocido por el médico tratante para el
ajuste de las dosis de insulina.
La dosis de insulina basal (glargina, NPH o detemir) debe ser suficiente para el
mantenimiento de la glucemia dentro de los niveles recomendados si el paciente no
recibe ningún tipo de alimentación. Cuando se utiliza nutrición enteral por bolos o
intermitente, la dosis de insulina rápida se debe calcular de forma similar a la de la
dieta oral y debe administrarse inmediatamente después de la correspondiente toma
del alimento. En la nutrición enteral por infusión continua es recomendable aplicar
bolos de insulina rápida subcutánea cada 4 a 6 horas anticipadamente, según el
contenido de carbohidratos que serán suministrados en ese lapso. Si no se logra la
meta establecida de glucemia, se deben aplicar dosis correctivas de insulina rápida
hasta lograr niveles aceptables. El personal de enfermería debe mantener especial
atención en la prevención de hipoglucemia por interrupción de la infusión continua de
la nutrición, en cuyo caso se recomienda una infusión intravenosa de solución de
dextrosa que supla la cantidad de carbohidratos que hubiese recibido el paciente en
ese período. Resulta de gran utilidad incluir dentro de la historia clínica del paciente
una hoja de control de la administración de la nutrición enteral, completada por la
Nutricionista y la Enfermera.
42
Nutrición enteral por infusión continua
El soporte nutricional por vía parenteral (periférica o total) está asociado con
un aumento de la glucemia, especialmente cuando se administra por catéteres
centrales. El esquema de suministro de insulina por vía subcutánea es similar al
recomendado para la nutrición por vía enteral; es decir, la insulina basal debe ser
suficiente para mantener niveles adecuados de glucemia, aun en casos de disminución
o interrupción de la nutrición parenteral, y la insulina rápida debe ser aplicada cada 4
horas, con dosis de corrección en caso de ser necesarias. Sin embargo, resulta
importante mencionar que al utilizar la vía parenteral para alimentar, se pierde el
efecto de las incretinas y el requerimientode insulina aumenta.
El suministro de nutrientes por nutrición parenteral periférica (NPP) resulta
limitado debido a la osmolaridad permitida por esta vía (600 - 900 mOm/L) y el alto
volumen que resulta de la mezcla de la solución (2.500 – 3.500 mL). La NPP solo
debe ser utilizada como suplemento cuando la vía enteral no esté disponible, sea
porque es insuficiente o porque el riesgo de desnutrición es alto. No se recomienda su
mantenimiento por un período mayor de 7 días.
La nutrición parenteral total (NPT) se utiliza frecuentemente en enfermedad
crítica, pero su aplicación puede ser necesaria en pacientes estables cuyos
requerimientos metabólicos no puedan ser alcanzados por vía oral o enteral luego de
un período de 7 a 10 días. La utilización de accesos centrales permitiría cubrir la
totalidad de nutrientes necesarios; el cálculo de 25 calorías y 1,5 g de proteínas por kg
de peso ha sido asociado con menor frecuencia de hiperglucemia y balance
nitrogenado positivo. El suministro de dextrosa no debe ser mayor de 4 mg/kg/min; y
los lípidos, no más de 1 g/kg.
La administración subcutánea de insulina basal, en los pacientes que la
requieren, debe ser independiente del aporte nutricional o de la aplicación de dosis
correctivas de insulina rápida o regular cada 4 horas. Cuando el suministro de
insulina se realiza por vía intravenosa, la infusión de insulina rápida cubre la
necesidad de insulina basal y la dosis correctiva de glucemia se realizaría con bolos
43
cada 4 horas. La inclusión de insulina regular dentro de las bolsas de NPT se utiliza
en algunas instituciones hospitalarias, en cuyo caso la dosis de insulina se calcularía
solo en base al contenido de dextrosa de la mezcla a razón de 1 unidad de insulina
regular por cada 20 g de dextrosa.
Existe diferencia en la disponibilidad de insulina cuando se administra dentro
de las soluciones parenterales, reportándose una variabilidad entre 10 a 95%. Dicha
variación ha sido atribuida tradicionalmente al material del envase utilizado para la
mezcla (vidrio vs plástico), y más recientemente se ha sugerido que las mezclas que
contengan polivitamínicos y elementos trazas favorecen la disponibilidad de la
insulina.
44
En la mayoría de los pacientes críticos, los requerimientos de proteínas resultan
más altos que en otras situaciones. Se recomienda de 1,2 a 2 g/kg/día o de 70 a 100:1
g en la relación calorías no proteicas por gramo de nitrógeno en los sujetos cuyo IMC
es < 30. En pacientes obesos (IMC > 30) críticamente enfermos se recomiendan 2
g/kg/día de proteínas y 11 a 14 calorías por kg de peso actual (22 – 25 calorías por
kg de peso ideal); = 2 g/kg/día de proteínas para IMC de 30 a 40; y > 2,5 para IMC >
40 con un aporte calórico que alcance entre 60 – 70% de los requerimientos
energéticos estimados en un período de 7 a 10 días.
Las fórmulas especiales inmunomoduladoras (suplementadas con arginina,
glutamina, nucleótidos, ácidos grasos ω-3, antioxidantes) son recomendadas en casos
de cirugías mayores, trauma, quemaduras, cirugía de cabeza y cuello. Igualmente se
sugiere el uso de ácidos grasos ω-3 y antioxidantes como moduladores del perfil
lipídico inflamatorio en casos de distrés respiratorio agudo.
En los servicios de medicina crítica, el uso de insulina endovenosa es la
modalidad de administración preferida; por tanto, es conveniente establecer un
protocolo de control de la glucemia, especialmente si se utiliza soporte nutricional
especial.
45
REFERENCIAS
46
V. MANEJO DE LA HIPERGLUCEMIA EN PACIENTES QUIRÚGICOS
Dra Rosa Garcia/ Dr. José Reyes
EL MANEJO PERIOPERATORIO
1. El rango objetivo de glucosa en sangre en el período perioperatorio debe ser
140-180 mg / dL . Se debe realizar una evaluación de riesgo preoperatoria para los
47
pacientes con diabetes que tienen un alto riesgo de cardiopatía isquémica y aquellos
con neuropatía autonómica o insuficiencia renal.
2. La metformina debe suspenderse el día de la cirugía.
3. Suspenda cualquier otro agente hipoglucemiante oral la mañana de la cirugía
y administre la mitad de la dosis de NPH, o dosis del 60-80% de insulina basal de
acción prolongada.
4. Controle la glucosa en sangre al menos cada 4-6 h mientras el paciente no
esté tomando nada por vía oral y administre la dosis de insulina de acción rápida o
corta según sea necesario.
48
glucosa correspondiente (100 a 150g/día). Cuando toleren la ingesta, pasarán a su
tratamiento habitual con Anti Diabéticos Orales.
PACIENTE CRITICO
Recibirá esquema de infusión de insulina endovenosa e hidratación con
solución de dextrosa al 5%, ajustando la dosis para alcanzar las metas glucémicas
deseadas (140-180 mg/dL)
49
La insulina basal, o un régimen de corrección de insulina basal más bolo es el
tratamiento preferido para los pacientes hospitalizados que no están críticamente
enfermos y que tienen una mala ingesta oral o aquellos que no toman nada por vía
oral.
PACIENTE CRITICO
Recibirá esquema de infusión de insulina endovenosa e hidratación con
solución de dextrosa al 5%, ajustando la dosis para alcanzar las metas glucémicas
deseadas (140-180 mg/dL).
50
REFERENCIAS
51
VI. HIPERGLUCEMIA INTRAHOSPITALARIA SECUNDARIA AL
TRATAMIENTO CON CORTICOESTEROIDES
Dra. Luisana Quiñones/ Dra Alicia Giménez
52
La resistencia a la acción de la insulina altera la utilización de la glucosa
por los tejidos sensibles a la insulina y aumenta la producción hepática de
glucosa, la cual es responsable predominantemente de los niveles de la
glucemia en ayunas, mientras que la disminución de la utilización periférica de
glucosa y el déficit de secreción secundario al efecto tóxico de los
corticosteroides sobre la función de los islotes pancreáticos produce
hiperglucemia postprandial (HPP).
En los pacientes no diabéticos, los corticosteroides provocan un aumento
de la insulinemia con leves aumentos de la glucemia, pero en los que tienen
tolerancia anormal a la glucosa causa un aumento de la glucemia proporcional
al grado de alteración preexistente.
Existe un grupo de pacientes no diabéticos que desarrollan hiperglucemia
al recibir corticosteroides. Estos pacientes tienen una susceptibilidad mayor a
los efectos metabólicos de los corticosteroides y este trastorno se denomina
diabetes inducida por esteroides.
En los pacientes diabéticos conocidos y diabéticos no conocidos
hospitalizados, el uso de corticosteroides aumentará la severidad de la
hiperglucemia, tal como se ve con mayor frecuencia en los servicios
hospitalarios donde el uso de corticosteroides es frecuente y a altas dosis como
son: neurocirugía, medicinainterna, neumonología, hematooncología,
reumatología, nefrología y áreas de transplante
Incidencia:
La incidencia de la diabetes inducida por corticosteroides es muy
variable y ocurre entre el 1% y el 46% de los pacientes sin hiperglucemia
documentada.
En la mayoría de los casos de diabetes inducida por corticosteroides, la
hiperglucemia desaparecerá al suspenderlos, con una muy baja frecuencia de
persistencia de la diabetes después de la descontinuación de los
corticosteroides.
53
En pacientes con transplante de riñón, la cifra de hiperglucemia
inducida por corticosteroides varía entre 10% y 20%.
La totalidad de los pacientes diabéticos y más del 50% de los pacientes
con diabetes no conocida, presentarán hiperglucemia al recibir dosis elevadas
de corticosteroides definidas como:
Hidrocortisona ≥ 160 mg/día
Prednisona ≥ 40 mg/día
Metilprednisolona ≥ 32 mg/día
Dexametasona ≥ 6 mg/día
Factores de riesgo:
Sedentarismo
IMC>27 kg/m2
Glucosa alterada en ayunas
Diabetes gestacional
Dosis y duración de uso de corticoides
Características de los corticoesteroides y sus efectos hiperglucémicos:
54
La información sobre la duración de los efectos biológicos sobre el
metabolismo de la glucosa, ejercidos por los distintos preparados glucocorticoide es
escasa, y deriva de estudios con voluntarios sanos, el efecto hiperglucemiante de los
glucocorticoides de acción intermedia (prednisona, metilprednisolona y deflazacort)
tiene un pico a las 4-8 h y una duración de 12-16 h.
Los glucocorticoides de acción prolongada como la dexametasona, tienen un
efecto hiperglucemiante más prolongado, estimándose en unas 20 h en voluntarios
sanos, pero en la práctica clínica parece ser superior y suele prolongarse hasta 24-36
h.
El efecto hiperglucemiante de los glucocorticoide administrados por vía
intraarticular como la triamcinolona, en pacientes con diabetes se observa a partir de
las 2 h, con un pico de acción que va de las 2 a las 24 h y una duración habitual de 2-
3 días que puede prolongarse hasta los 5 días.
El conocimiento de este patrón de hiperglucemia es esencial para seleccionar
medidas terapéuticas con efecto hipoglucemiante preferente por la tarde, para
prevenir la hiperglucemia vespertina, y escaso o nulo en la madrugada, para evitar la
hipoglucemia nocturna, este patrón hiperglucemiante característico de los
glucocorticoides queda amortiguado cuando los de acción intermedia se administran
en 2 o más dosis, cuando se usan los glucocorticoides de acción prolongada o cuando
la administración es intraarticular; En estos casos el efecto hiperglucemiante se
mantiene las 24 horas y aunque sigue siendo predominantemente postprandial, la
caída de la glucemia durante el ayuno nocturno no es tan marcada, en consecuencia,
el riesgo de hipoglucemia nocturna relacionada con el uso de fármacos
hipoglucemiantes con efecto durante las 24 h es menor.
En el caso de los glucocorticoides de acción intermedia (prednisona,
metilprednisolona y deflazacort) la hiperglicemia tiene un pico a las 4-8 h y una
duración de 12-16 horas, causando una hiperglucemia postprandial muy marcada, que
se manifiesta con hiperglucemias por la tarde y noche, mientras que la finalización
del efecto durante la noche se refleja en la ausencia o mínima elevación de la
glucemia basal.
55
En cambio, los glucocorticoide de vida media larga, tienen un efecto más
prolongado alcanzando una duración estimada de 20 horas en sujetos sanos, pero, en
la práctica clínica parece prolongarse hasta las 36 horas, por lo que la hiperglicemia
se prolongará por mayor tiempo, manifestando hiperglicemia en ayunas. Así también
en el caso de usar doble dosis de GC de acción intermedia alcanzaremos una
cobertura de entre 24 a 36 horas, por lo que el efecto hiperglicémico se prolongará
por este lapso de tiempo, también manifestando hiperglicemia en ayunas.
Diagnostico:
El patrón de la hiperglucemia inducida por los glucocorticoides se caracteriza
por una hiperglucemia postprandial muy marcada y un efecto escaso sobre la
glucemia basal, especialmente en los pacientes no diabéticos y en aquellos con
diabetes bien controlada.
Por su fisiopatología, farmacocinética/farmacodinamia, así como el patrón de
la hiperglucemia inducida por glucocorticoides se recomienda el uso de la HbA1c
como método para el diagnóstico en los pacientes con tratamiento por más de 2
meses, no siendo útil en casos de tratamiento con glucocorticoides con duración
menor, ofreciendo un resultado falsamente negativo.
Se considera criterio más útil para el diagnóstico de la diabetes esteroidea la
presencia de glucemias PP >200 mg/dl.
Tratamiento:
Las opciones terapéuticas en el paciente hospitalizado con hiperglucemia
secundaria al tratamiento con corticosteroides tienen como objetivo alcanzar las
metas de control glucémico con pocas fluctuaciones, lo más estable posible,
reduciendo la hiperglucemia postprandial, que es la finalidad clínica prioritaria,
previniendo una probable descompensación aguda, así como evitando el riesgo de
hipoglucemia.
Antes de iniciar el tratamiento, hay que valorar tres aspectos fundamentales:
A. La situación clínica del paciente (crítica o no)
56
B. Determinar si el paciente tiene diabetes; si es así, el tipo de diabetes, el
tratamiento que recibe y el control metabólico previo con hemoglobina glucosilada
(HbA1c)
C. Cuál es el tipo de corticosteroides, dosis, vía, frecuencia de administración y
la duración del tratamiento.
Insulina subcutánea
Es la opción terapéutica más usada en los pacientes hospitalizados con
hiperglucemia secundaria al tratamiento con corticosteroides en situación clínica no
crítica.
Las insulinas análogas de acción rápida (aspart/glulisina/lispro) se deben
considerar como la droga de elección, ya que los picos de hiperglucemia son
evidentes a partir de los 60 minutos postprandiales y estas insulinas se consideran
como lo más aproximado a la sustitución fisiológica prandial.
Sin embargo, la insulina regular aún forma parte de las herramientas
terapéuticas en el manejo de la hiperglucemia secundaria a corticosteroides por
razones de costo y/o disponibilidad.
En el caso de hiperglucemia inducida por corticosteroides, los esquemas de
titulación de insulina basal/prandial suelen variar desde una relación 50% prandial y
50% basal, hasta 70% prandial y 30% basal, siendo esta última en la mayoría de los
casos la más adecuada y efectiva.
Una forma práctica y segura de iniciar insulinas análogas rápidas e insulina
regular para el control prandial es una dosis calculada de 0,2 U/kg con cada comida
(desayuno/almuerzo/cena), con una alta probabilidad de que se van a necesitar dosis
suplementarias y/o ajustes frecuentes de la dosis de insulina, por lo que se hacen
necesarios controles frecuentes de la glucemia capilar pre- y postprandial.
Las dosis de insulina suplementaria como dosis de corrección se ajustan según
la glucemia capilar, dada la amplia variabilidad de las necesidades de insulina, y
recomendamos una escala de corrección acorde a un estado metabólico de alta
resistencia a la insulina.
57
Dosis de insulina análoga basal o intermedia NPH : Se inicia con una dosis de
0,2 U/kg.
La meta es alcanzar objetivos glucémicos en ayunas entre 140 mg/dL y 180
mg/dL, ajustando la dosis cada 24 horas según resultados de la glucemia capilar en
ayunas, las dosis de insulina se titulan incrementando 2 U por cada 40 mg/dL de
glucemia por encima del objetivo de control
Los esquemas terapéuticos con insulinas bifásicas 70/30 y 75/25 usadas 2 o 3
veces al día no proveen control glucémico óptimo en la fase postprandial, por lo cual
no se recomienda su uso en el tratamiento de la hiperglucemia intrahospitalaria.
Recomendaciones:
Realizar una medición de la hemoglobina glucosilada en todos los pacientes
con diabetes o hiperglucemia (glucosa en sangre > de 140 mg/dl) al ingreso al
hospital si ésta no se ha realizado en los tres meses previos.
La insulina debe ser administrada mediante un esquema predefinido que
permita los ajustes en las dosis de acuerdo con las fluctuaciones de la glucemia
durante la hospitalización. Esta recomendación previene errores e incrementa la
eficiencia de la administración de medicamentos, Especialistas o equipos entrenados
pueden reducir la estancia hospitalaria mejorando el control de la glucemia y
mejorando el pronóstico de los pacientes.
El tratamiento de la hiperglucemia debe comenzar con valores persistentes por
encima de 180 mg/ dl. Una vez se inicia el esquema de insulina, la glucemia debe
mantenerse entre 140-180 mg/dl tanto en pacientes críticos como en no críticos. En
pacientes seleccionados, puede intentarse mantener valores entre 110 y 140 mg/dl sin
hipoglucemias significativas.
El monitoreo con glucometrías debe ser realizado antes de las comidas. En
pacientes sin vía oral entre cada 4 y 6 horas. Si el paciente tiene goteo endovenoso de
insulina, puede requerir monitoreos desde cada 30 minutos hasta cada 2 horas.
Se desaconseja el uso exclusivo de un esquema móvil de insulina en estos
pacientes (grado A).
58
Ajustar diariamente la dosis de insulina basal de acuerdo con la dosis total
diaria usada las 24 horas previas y según los valores de glucemia.
59
REFERENCIAS
Rossanna Tous Lopera, Andrés Felipe Coy Barrera, William Rojas García.
Hiperglucemia inducida por glucocorticoides en el paciente hospitalizado:
enfoque y manejo. Hyperglycemia Induced by Glucocorticoids on Hospitalized
Patient: Approach and Management. Revista colombiana de Endocrinología
Diabetes & Metabolismo. Volumen 6, número 1, febrero de 2019
60
VII. HIPERGLUCEMIA INTRAHOSPITALARIA EN EL ADULTO MAYOR
Dra Rosa Garcia / Dr. Jose Reyes
OBJETIVOS
Los adultos mayores que están sanos con pocas enfermedades
crónicas coexistentes, función cognitiva y el estado funcional intactos deben
tener metas glucémicas más bajas (como A1C <7,5% [58 mmol / mol]),
Aquellos con múltiples enfermedades crónicas coexistentes, deterioro
cognitivo, o dependencia funcional debe tener objetivos glucémicos menos
estrictos (como A1C <8,0–8,5% [64–69 mmol / mol.
En los adultos mayores con diabetes tipo 2 con mayor riesgo de
hipoglucemia, se prefieren las clases de medicamentos con bajo riesgo de
hipoglucemia: Metformina (Biguanida) se usa de forma seguro excepto en
insuficiencia renal avanzada, Terapias basadas en incretinas, inhibidores del
cotransportador de 2 sodio y glucosa e insulinas basales. Considerar que los
adultos mayores con Diabetes tipo 1, la insulina es una terapia esencial se
necesita un tipo de insulina basal de preferencia incluso cuando no pueda
ingerir alimentos y se debe administrar por inyección o bomba de insulina y
debido al deterioro cognitivo y funcional del paciente requiere colocación en
entornos especializados( hogares de ancianos e instalaciones de enfermería
especializados)
61
Se recomienda la simplificación de regímenes complejos para reducir
el riesgo de hipoglucemia y polifarmacia, si se puede lograr dentro del
objetivo individualizado de A1C
62
REFERENCIAS
63
VIII. MANEJO DE LA HIPERGLUCEMIA EN LA ENFERMEDAD RENAL
CRÓNICA
Dra Emmy Marin/Dra Ninfa Guevara/Dr Jose Reyes
64
Consideraciones fisiopatológicas
65
En base a lo anteriormente comentado es frecuente observar gran variabilidad en los
niveles de glucemia de los pacientes con ERC, ya sea hacia la hiperglucemia o
hipoglucemia, llegando a ser descritos como impredecibles por algunas literaturas.
Ambas situaciones se asocian a peor pronóstico en el paciente. En especial se
observado en grandes estudios como el ADVANCE, el mayor riesgo de hipoglucemia
severa cuando existen niveles de creatinina elevados.
Consideraciones diagnosticas
En los pacientes con ERC se prefiere como criterio diagnostico el uso de la glicemia
en ayuna y glicemia postprandial, según los valores preestablecidos por la ADA, por
encima del uso de la HbA1C. Esto último se explica debido a las modificaciones que
pueden existir en la HbA1C debido a variaciones en los niveles de hemoglobina,
disminución de la vida media del eritrocito, aumento de eritrocitos inmaduros menos
susceptibles a glucosilación secundario a uso e eritropoyetina, niveles de hierro
sérico, proteínas, entre otros, que son alteraciones frecuentes en esta población.
66
donde señalan adicionalmente que no hay evidencia de beneficios al buscar metas
más exigentes e incluso reportan un pequeño pero significativo aumento en la
mortalidad con las mismas.
Por otro lado, metas glucémicas mayores de 180 mg / dL puede ser consideradas
tomando en cuanto las situaciones y particularidades de cada paciente. Por lo que, en
aquellos con patologías terminales, comorbilidades severas y cuando el entorno de
atención hospitalaria no permite la monitorización frecuente de glucemia o una
estrecha supervisión de enfermería son candidatos a este tipo de abordaje que
depende del juicio clínico y evaluación continúa del médico tratante.
Manejo farmacológico
67
y en base a la evidencia disponible sugieren un ajuste a dosis de 0.15 ug/kg/día en
pacientes con TFG de entre 50-10 ml/min y de 0.1 ug/kg/día con TFG de menos 10
ml/min. Otros autores sugieren un manejo individualizado y abordaje según las
características clínicas y situación de cada paciente no especificando una dosis ni
esquema especifico.
Las insulinas análogas de acción ultrarrápida son las preferidas para el manejo de los
bolos postprandiales debido a su vida media corta, lo cual disminuye riesgo de
hipoglucemia en estos pacientes, siendo la alternativa los bolus con insulina regular.
Algunos autores además señalan que el tiempo de administración de las insulinas
prepandriales en los pacientes con ERC ST 4 y 5 puede ser relevante, ya que en su
mayoría cursan con enlentecimiento del vaciamiento gástrico, por lo que han sugerido
un beneficio al administrar las insulinas rápidas de manera postprandial, y así
coincidan el pico de acción de la insulina con el pico de glicemia postprandial,
especialmente en aquellos pacientes en quienes la ingesta de alimentos sea variable.
Por otro lado, las insulinas prolongadas son una alternativa que permite mantener
niveles basales estables de la hormona, similar a los fisiológicos. Sin embargo, en
pacientes con ERC, especialmente estadios avanzados deben vigilarse estrictamente
las glucemias durante su uso debido a su vida media más prolongada y la mayor
incidencia de hipoglucemia si no se realizan los ajustes de dosis pertinentes. Dentro
de este tipo de insulina, una de las más recomendadas son los análogos como,
glargina y detemir, por su mayor estabilidad y ausencia de picos en relación a otras
como NPH la cual es poco recomendada en esta población.
68
El conocimiento sobre la insulinización en pacientes con ERC diálisis es aun más
escasa. A demás de la necesidad de tomar precauciones adicionales en cuanto a la
dosis de la insulina, para evitar la variabilidad en los niveles de glucemia y evitar
complicaciones como la hipoglucemia, poco se sabe sobre los esquemas y horarios de
administración en estos pacientes.
Tomando en cuenta estas situaciones es aceptado que esta población debe continuar
con el uso de insulinoterapia, haciéndose mayor énfasis en la vigilancia de glicemias
capilares y síntomas de descompensación. Por último, a pesar de no contarse con
suficiente evidencia, en base a lo anteriormente discutido pudiese ser considerado la
disminución de la dosis durante el día de la hemodiálisis.
69
- En aquellos pacientes que ya reciban un esquema de insulina y se encuentren en
meta se recomienda mantener el mismo, con la vigilancia pertinente para realizar
ajustes.
- Los bolos prandiales idealmente deberán ser aplicados con análogos de insulina
ultrarrápida, como lispro, aspart o glulisina.
- Las dosis basales serán aplicadas idealmente con análogos de insulina de tipo
prolongado, preferiblemente glargina o detemir.
70
- El horario de administración de las dosis debe coincidir con la administración de
comida por el comedor.
- Debido a que en el servicio de medicina interna del HULGL, pocas veces cuenta
con análogos de insulina para el tratamiento de los pacientes como mencionado, es la
experiencia de los especialistas de este servicio, en especial, el Dr. José Reyes,
médico internista-diabetologo, que estos paciente de manera alternativa sean tratados
solo con esquemas pandriales de la insulina rápida disponible, generalmente insulina
regular. Para el cálculo de este esquema pandrial, se toma una dosis inicial de 0.2
mU/kg/día, de la cual se tomara solo el 50% del total de la dosis, correspondiente a la
insulina prepandrial, la cual será divida entre la comidas y se omitirá el 50% restante
correspondiente a la insulina basal.
- Los ajustes de tratamiento deberán ser realizados según la glucemia sérica en ayuna
y pospandrial, los cuales podrán solicitarse cada 48-72 hrs para realizar los ajustes
pertinentes.
71
REFERENCIAS
Hahr and Molitch Clinical Diabetes and Endocrinology (2015) 1:2 DOI
10.1186/s40842-015-0001-9.
72
IX. COMPLICACIONES HIPERGLUCÉMICAS AGUDAS DEL PACIENTE
DIABÉTICO
Dra Luisana Quiñones/Dra Emmy Marín /Dra Alicia Gimenez
73
cetónicos provocan diuresis osmótica, conduciendo a deshidratación grave e
hipovolemia.
La diuresis osmótica también promueve la pérdida neta de sodio, potasio,
calcio, magnesio, cloruro y fosfato, lo que contribuye a las alteraciones electrolíticas
típicas de la cetoacidosis diabética; la depleción progresiva de volumen lleva a una
caída en el filtrado glomerular, disminuyendo el aclaramiento de glucosa y cuerpos
cetónicos, generando un círculo vicioso. La hipoperfusión tisular puede alterar aún
más el metabolismo debido al desarrollo de acidosis láctica.
Epidemiologia:
La cetoacidosis diabética ocurre más frecuentemente en pacientes con
diabetes tipo 1, sin embargo, una tercera parte de los casos se pueden atribuir
a diabetes tipo 2.
La incidencia de personas con DM1, que desarrollan cetoacidosis
diabetica al año en Norteamérica el porcentaje ronda el 3%.
La mortalidad se ha visto reducida al 0,4% en Norteamérica y a <1%
en Gran Bretaña, mientras que en países como la India la mortalidad ronda,
aproximadamente, el 30%
Entre los individuos con mayor riesgo para desarrollar cetoacidosis
diabética se encuentran aquellos con altos niveles de hemoglobina glicosilada
A1c (HbA1c), aquellos con una duración prolongada de la diabetes,
adolescentes y niñas.
Factores predisponentes:
Falta de adherencia al tratamiento con insulina o insulinoterapia
inadecuada representa el 20% de los casos.
Diabetes no diagnosticada, ya que, aproximadamente, entre un 15 y un
20% de los adultos y entre un 30 y un 40% de los niños con diabetes tipo 1
debutan con una cetoacidoisis diabética.
Infecciones representa 40% de los casos, Las infecciones más
frecuentes son la neumonía y la infección urinaria, que se presentan en 30% a
50% de los casos.
74
Fármacos que afectan el metabolismo de los carbohidratos como:
esteroides, simpaticomiméticos, tiazidas, algunos quimioterapéuticos,
antipsicóticos atípicos e inhibidores del cotransportador sodio- glucosa 2.
Otros potenciales desencadenantes pueden ser condiciones como
infarto agudo de miocardio, accidentes cerebrovasculares, consumo de alcohol
y pancreatitis.
Manifestaciones clínicas:
Los pacientes presentan síntomas inespecíficos como fatiga o
síntomas clásicos como poliuria, polidipsia y pérdida de peso.
Dolor abdominal, náuseas y vómitos.
Alteración de estado de conciencia o letargo.
Taquicardia e hipotensión arterial.
Signos de acidosis metabólica: respiración compensatoria
profunda de Kussmaul, aliento cetónico, alteración del estado mental
(somnolencia, letargo o coma)
Signos de deshidratación: taquicardia, menor turgencia de la
piel, mucosas secas, hipotensión ortostática.
Criterios diagnosticos:
75
Criterios diagnósticos de cetoacidosis diabética (CAD) Guias ALAD 2019,
Fórmula del anion gap: [Na+ + K+] – [Cl− + HCO3 − ]. Osmolaridad sérica efectiva:
[2*Na+] + [Glucemia (mg/dL)/18] + [Nitrógeno uréico (mg/dL)/2.8]
Criterios de ingreso a unidad de cuidados intensivos (UCI)
La mayoría de los pacientes admitidos con el diagnóstico de cetoacidosis
diabética tienen una acidosis metabólica ligera, con niveles elevados de glicemia y
cuerpos cetónicos, muchos están alertas y pueden manejarse en el departamento de
emergencias y pasar, de ser necesario, a una sala general.
Por otro lado, los pacientes con una Cetoacidosis severa típicamente presentan
Bicarbonato inferior a 10 mmol/L
pH 7,0, con una osmolaridad sérica total mayor de 330 mOsm/kg
Alteraciones de conciencia o coma.
76
Inestabilidad hemodinámica
Necesidad de aislar via aérea.
Cuando la enfermedad desencadenante es precedida de IM, Sepsis.
Se sugiere clasificar a los pacientes con CAD según su severidad, lo que facilita
su manejo terapéutico.
Exploraciones complementarias:
Glucemia, iones y gasometría ( la primera determinación será arterial y
después los gases venosos son validos para controlar ph y bicarbonato) cada
1-2 horas, hasta que el ph sea mayor de 7,30, posteriormente se harán
determinaciones cada 4-6 horas según evolucion.
Hemograma, bioquímica y orina.
Hemocultivo, urocultivo y cultivo de cualquier foco sospechoso.
ECG.
Radiografia de torax y abdomen si es preciso.
Tratamiento:
Los objetivos del tratamiento de las complicaciones hiperglucémicas agudas de
la diabetes incluyen la resolución de la cetoacidosis, la restauración de un volumen
plasmático efectivo y la corrección de los desequilibrios hidroelectrolíticos. También
es importante la prevención de alteraciones mediante el diagnóstico y tratamiento
oportunos de potenciales enfermedades concomitantes que hayan desencadenado el
cuadro de descompensación aguda.
Medidas generales:
Constantes horarias: presión arterial, freacuencia
cardiaca, frecuencia respiratoria, diuresis y valoración de estado de
conciencia.
Sonda de Foley: si el paciente se encuentra en coma o
retención urinaria.
Sonda levine si el paciente presenta disminución del
nivel de conciencia.
77
Catéter de via venosa central para medir PVC en
pacientes de edades avanzadas, cardiópatas, hipotensión.
Se aconseja la vía intravenosa como la más apropiada
para administración de insulina (Recomendación B)
Liquidos y electrolitos:
La intensa glucosuria se acompaña de una diuresis osmótica con perdida
de grandes cantidades de sodio, potasio y agua.
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Posteriormente se utilizara suero salino hipotónico 0,45%
cuando la osmolaridad plasmática sea mayor de 320mOs/l o el sodio sea
mayor de 159mEq/L.
Cuando la glucemia inicial sea menor de 250mg/dl se debe
asociar perfusión de 500ml de dextrosa 10% cada 4 horas (manteniengo
glucemias en 150-200mg/dl)
Corrección de potasio: generalmente disminuye con el
tratamiento, por el desplazamiento intracelular y las perdidas urinarias
Cantidad de potasio según niveles plasmáticos:
>5.5 No iniciar
4.5-5.5 10mEq/500ml
3.5-4.5 15mEq
2.5-3.5 20mEq
<2.5 30mEq
Las concentraciones de k no deben superar los 30mEq por cada
500ml de fluido, no los 60mEq/h
79
6. Realizar:
Glucometria cada 1- 2 horas
Electrolitos séricos, BUN, urea y creatinina cada 2-4
horas hasta que el paciente se estabilice.
Cuando el paciente pueda comer usar esquema basal-
bolo por via subcutánea ( manteniendo la infusión durante 2 horas). En
la transición de infusión continua a administración subcutánea, se
deben preferir las insulinas análogas. (Recomendación A)
Complicaciones:
Hipoglucemia debida al exceso de dosis de insulina.
Hipopotasemia
Hiperglucemia secundaria a un tratamiento insulinico
deficiente.
Hipercloremia secundaria a usos excesivo de suero salino
isotónico.
Fenómenos tromboembolicos
Edema cerebral.
Sindrome hiperglucemico hiperosmolar (SHH)
Síndrome clínico caracterizado por hiperglucemia severa, deshidratación y
alteración de estado de conciencia en ausencia de cetoacidosis.
Fisiopatología:
Los mecanismos subyacentes básicos que llevan al estado hiperosmolar resultan
de los efectos de la deficiencia de insulina y las elevaciones de las hormonas
contrarreguladoras (glucagón, epinefrina, cortisol y hormona de crecimiento) en el
hígado y en el tejido adiposo así como también de la diuresis osmótica inducida por
hiperglicemia en el riñón y la disminución de la captación periférica de glucosa.
El incremento de la producción de glucosa hepática representa el mayor
disturbio patológico responsable de la hiperglicemia, la insulina promueve las vías de
almacenamiento y síntesis en el hígado que incluye glucogénesis y lipogénesis, en
ausencia de ella hay predominio de las hormonas contrarreguladoras lo que provoca
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aumento de la gluconeogénesis y de la glucogenólisis, además de la disminución de la
captación tisular de glucosa, todo lo cual lleva a la hiperglicemia característica.
Las prostaglandinas I2 y E2 generadas por el tejido adiposo y que se ve
aumentada en el estado hiperosmolar pueden llevar a caída de la resistencia vascular
periférica y otros hallazgos comunes como taquicardia, hipotensión, náuseas,
vómitos, y dolor abdominal.
El riñón juega un rol clave en el desarrollo de la hiperglicemia, el umbral
normal para la reabsorción de glucosa es de 240 mg/dl, el cual cuando es excedido
determina la precipitación la glucosa hacia la orina generando glucosuria.
Cuando la función renal es normal y la hidratación es mantenida, la glucosuria
previene la elevación significativa de los niveles séricos de glucosa. No obstante la
diuresis osmótica lleva a hipovolemia que eventualmente conduce a una caída de la
tasa de filtración glomerular, que a su vez exacerba la hiperglicemia. La diuresis
osmótica inducida por glucosuria lleva a anormalidades electrolítico-metabólicas en
el estado hiperosmolar. Agua libre, sodio, magnesio y fosfatos son excretados a la
orina con la glucosa.
La glucosa permanece un largo periodo de tiempo en el espacio extracelular
produciendo por efecto osmótico con paso de agua desde el compartimento
intracelular. La glucosa, el agua y las sales son filtradas por el glomérulo, pero la
reabsorción tubular de glucosa tiene un dintel en aproximadamente 200 mg /min, por
lo que el exceso de glucosa en el túbulo produce una diuresis osmótica que lleva a
una pérdida excesiva de agua junto a sales minerales. De esta forma se establece un
círculo vicioso de deshidratación celular junto a diuresis osmótica, la cual sólo puede
ser cortada con un aporte adecuado de fluidos. Con un aporte insuficiente de fluidos,
se desarrolla un cuadro de hipovolemia e hiperosmolaridad, que lleva a un aumento
en la resistencia periférica a la insulina y más hiperglucemia secundaria.
Epidemiologia:
La incidencia en Estados Unidos es menor de 1 caso por 1000
personas/año.
81
SHH es menos común que la cetoacidosis diabetica y se presenta en
menos del 1% de las admisiones hospitalarias relacionadas a diabéticos
Es más frecuente en la séptima década de la vida, tiene una edad media
de inicio en la séptima década de la vida.
Tasa de defunción del 10 al 20% atribuido a que la padecen
usualmente ancianos con más morbilidades adjuntas.
Factores desencadenantes:
El SHH es la manifestación inicial de la diabetes entre el 7 y el 17% de
los casos.
Desencadenante inicial es la infección manifestada en el 30 al 60% de
los casos.
Omisión en el consumo de insulina o antidiabéticos.
Enfermedades concurrentes como cardiopatía isquémica, ictus,
neumonía, infecciones urinarias y trauma.
Manifestaciones clínicas:
El SHH, a diferencia de la cetoacidosis diabética, tiene un inicio más
insidioso (días a semanas), se manifiesta en pacientes con mayor edad y,
usualmente, es más común en pacientes con diabetes tipo 2.
Los signos y síntomas son muy parecidos a los vistos en la
cetoacidosis diabetica, sin embargo, los datos de deshidratación son más
graves y hay ausencia de aliento cetonico y de la respiración de Kussmaul.
Criterios diagnósticos:
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Criterios diagnósticos de cetoacidosis diabética (CAD) Guias ALAD 2019,
Fórmula del anion gap: [Na+ + K+] – [Cl− + HCO3 − ]. Osmolaridad sérica efectiva:
[2*Na+] + [Glucemia (mg/dL)/18] + [Nitrógeno uréico (mg/dL)/2.8]
Datos de laboratorio:
Hiperglucemia >600mg/dl
Osmolaridad plasmática aumentada >320mOm/l
Ausencia de cetoacidosis (ph>7.30)
Bicarbonato >15mEq/l
Hemograma, bioquímica y orina.
Hemocultivo, urocultivo y cultivo de cualquier foco sospechoso.
ECG.
Radiografia de torax y abdomen si es preciso.
Tratamiento:
El tratamiento es similar al de cetoacidosis diabética, se basa en reposicion de
de liquidos y la administración de insulina, se debe considerar individualización de
condición del paciente
Medidas generales:
Constantes horarias: presión arterial, freacuencia
cardiaca, frecuencia respiratoria, diuresis y valoración de estado de
conciencia.
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Sonda de Foley: si el paciente se encuentra en coma o
retención urinaria.
Sonda levine si el paciente presenta disminución del
nivel de conciencia.
Catéter de via venosa central para medir PVC en
pacientes de edades avanzadas, cardiópatas, hipotensión.
Se aconseja la vía intravenosa como la más apropiada
para administración de insulina (Recomendación B)
Líquido y electrolitos: la perdida de agua suele ser
mayor que en la cetoacidosis diabética.
Administrar 1000ml las primeras 2-4 horas, se debe
reponer el déficit del 50% del déficit de agua libre en 12 horas y el
resto en 24 horas, no sobrepasando 10% de peso corporal en las
primeras 24 horas.
Se aconseja uso de solución salina isotónica (0,9%) a
pesar de hipernatremia inicial, para expandir el volumen extracelular y
mejorar la diuresis, asi como evitar desequilibrios osmóticos.
Una vez que la presión arterial se encuentre estable y la
diuresis adecuada se puede administrar suero hipotónico (0,45%)
Cuando la glucemia sea menor de 250mg/dl asociar
solución glucosada al 5% en un ritmo de 100ml/h restando este
volumen al suero salino.
La administración de líquidos en pacientes con
síndrome hiperglucémico hiperosmolar (SHH) debe ser
individualizada a la condición clínica del
paciente y a las comorbilidades presentes. (Recomendación A)
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Los suplementos de potasio se deben administrar en función a sus niveles
plasmáticos.
Tratamiento con insulina: véase en cetoacidosis diabética
Pronostico:
El pronóstico de los pacientes con SHH guarda relación fundamentalmente con
la edad, la profundidad del coma y la hiperosmolaridad; las complicaciones son muy
frecuentes, especialmente las de tipo vascular tromboembolico, las cuales son
responsables, junto con las infecciones desencadenantes de la elevada mortalidad.
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REFERENCIAS
Guía de práctica clínica crisis glucemicas en pacientes adultos con diabetes mellitus.
Lima, Perú: auna.2019.
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X. PREPARACION DEL PACIENTE PARA EL EGRESO DEL HOSPITAL
Dra Mariangel Robertiz/Dr Greytis León
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Información sobre cambios de medicación, pruebas y estudios pendientes, y
las necesidades de seguimiento deben ser precisas.
Programación de citas de seguimiento antes del alta aumenta la probabilidad
de que los pacientes asistan.
Educar sobre el reconocimiento, tratamiento y prevención de la hiperglucemia
e hipoglucemia.
Derivación a un nutricionista para pacientes ambulatorios para orientar la
individualización de plan de comidas, si es necesario.
Cuándo y cómo tomar medicamentos para reducir la glucemia, incluida la
administración de insulina (si el paciente está recibiendo insulina para el
tratamiento continuo en casa)
Educar sobre el uso y eliminación adecuados de agujas y jeringas
Pacientes con HbA <7% (53,0 mmol / mol) son dados de alta con sus agentes
orales previos al ingreso o con la terapia con insulina previa.
Pacientes con una HbA entre 7 y 9% (53,0 a 74,9 mmol / mol) tratados con
fármacos Antidiabéticos orales o con antidiabéticos orales más insulina antes del
ingreso pueden ser dados de alta con su dosis de antidiabéticos orales previa y con el
50% de la dosis diaria total de insulina de acción prolongada recibida durante su
hospitalización.
Pacientes con ingreso HbA 1c> 9% (74,9 mmol / mol) pueden ser dados de alta
con agentes orales y el 80% de la dosis de insulina basal recibida durante la
hospitalización o con un régimen basal bolo de insulina.
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Todos los pacientes que presentan hiperglucemia Intrahospitalaria deben ser
evaluados 1 mes posterior al alta, si se realiza modificación de tratamiento
hipoglucemiantes o el control de la glucemia no es óptimo al alta se recomienda una
evaluación a en 1 o 2 semanas. (ADA 2020)
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REFERENCIAS
American Diabetes Association. (2020). Diabetes care in the hospital: Standards of Medical
Care in Diabetesd2020. Diabetes Care 2020;43 (Suppl. 1):S193-S202.
Agency for Healthcare Research and Quality. Readmissions and adverse events after
discharge. Accessed 28 October 2019. Available from
https://psnet.ahrq.gov/primers/primer/11.
Umpierrez GE, Reyes D, Smiley D, et al. Hospital discharge algorithm based on admission
HbA1c for the management of patients with type 2 diabetes. Diabetes Care
2014;37:2934– 2939.
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