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CUATRO DÉCADAS DE BÚSQUEDA

Expresión…Humanismo…Privilegio…Familia…Lenguaje…Ritual...Trabajo…Unidad…

Arte…Estética…Sagrado

Ser parte de una comunidad joven y buscar la manera de integrarse, de tener una identidad, de expresar

nuestras inquietudes humanísticas. Escuchar un llamado a unirse a un grupo heterogéneo que inicia una

búsqueda artística y hacerlo de la mano de un guía creador. Así comienza la historia de un grupo que se reúne

por primera vez en octubre de 1981 en la Universidad Metropolitana y que evoluciona hasta conmemorar sus

cuatro décadas de existencia (1981-2021).

Así comienza la historia de Thespis, Teatro Estable de la Unimet.

Todos aquellos que nos acercamos encontramos en Thespis un espacio para la experimentación, un lugar para

la búsqueda expresiva de una estética del sagrado rito teatral: uno o más actores en escena que representan

un texto ante una audiencia. Y lo hicimos inicialmente (1981-1982) de la mano de Barbara Levis, actriz

estadounidense del Caracas Theater Club, para luego florecer acompañados de Fernando Yvosky, artista

integral (1982-2015), y finalmente seguimos en ese camino de indagación con la directora, actriz y productora

Rossana Hernández, quien actualmente conduce a Thespis por caminos que buscan la comprensión de la

complejidad de una Venezuela y un mundo en pandemia y en gran incertidumbre (2016-2021).

Thespis es un grupo que nace en el ámbito universitario y que llega a superar la percepción que ese calificativo

denota para sorprender a críticos y audiencias con la calidad del trabajo artístico logrado y la entrega de sus

integrantes. Con La Cantante Calva (1984) y El Enfermo Imaginario (1985) Thespis comienza a visitar otros

espacios y a sorprender, llegando incluso a participar en tres festivales internacionales (FITEI 1987 en Oporto,

Portugal; Manizales 1992 en Colombia; Festival Internacional de Caracas 1988, 1992, 2004). Nuestro trabajo,

ha sido siempre muy respetuoso del texto, clásico o no, y basado sobre todo en la interpretación del actor, con

pocos elementos en escena y con una elaboración minuciosa del personaje en todos sus aspectos: corporal,

gestual, sonoro, así como en los elementos simbólicos de su vestimenta y accesorios, respetando siempre un

concepto estético integral. Sumergirnos en esta conmemoración ha traído a flote todas las virtudes del grupo,

los puntos en común en todas las etapas, la capacidad transformadora de haber participado siquiera en un
montaje thespiano. Tras cuatro décadas, la búsqueda continúa con la misma mística. Todo ha evolucionado y

el mundo enfrenta un panorama sumamente complejo, pero la esencia del grupo se mantiene profunda e

inspiradora. Las fotos y textos que incluyen esta publicación-homenaje les mostrarán la variada producción

de montajes que Thespis ha realizado en cuarenta años, cada trabajo resultado de un cuidadoso concepto

estético y de muchas horas de dedicación. Es para nosotros un placer haber trabajado en la recopilación de

todos estos documentos, que serán del deleite de muchos y darán un justo valor a lo logrado por Thespis,

Teatro Estable de la Universidad Metropolitana. A todos los thespianos de ayer, de hoy y de mañana, esto es

principalmente para ustedes, pero también para la comunidad Unimetana, la comunidad teatral venezolana y

la historia de las artes escénicas en Venezuela. ¡Thespis, felices cuarenta años! Por muchos más con el mismo

espíritu.

Elena Broszkowski

Co-fundadora Grupo Thespis / Octubre, 2021


No sería el mismo hoy día si no hubiese tenido el privilegio de trabajar con todos quienes de una u otra
manera formaron parte de Thespis.

Ese primer contacto que tuve en el año 1982 con los jóvenes que fundaron el grupo fue muy especial para mí.
Nos reuníamos en un pequeño salón que si bien no reunía las condiciones óptimas, sentó las bases para
desarrollar un trabajo de búsqueda teatral sin importar las dificultades que se pudiesen atravesar. No era el
espacio ideal, pero era un espacio.

Particularmente me encantó la gente de ese grupo originario, la frescura de sus integrantes, lo cual me hizo
entender el significado de trabajar con una visión pura, original, sin prejuicios y totalmente abiertos a una
nueva experiencia. Yo tuve que aprender a trabajar con esas personas tan jóvenes que rondaban los 19 años
de edad, casi adolescentes.

Buscar la manera de acercarme y descubrir junto a ellos, con ese material noble y maravilloso, qué propuestas
poder desarrollar. Hubo mutua fe en esos años, que perduró durante todo el tiempo que dirigí a Thespis con
sus distintos participantes.

Definitivamente ese primer recibimiento significó un voto de confianza, afecto y credibilidad que me impulsó a
seguir adelante y a entregar gran parte de mi vida a este proyecto.

Siempre dije que un actor es, tomando un poco el ejemplo del oficio del ceramista, como una buena arcilla que
se deja moldear con nobleza y trabajar para poder construir esa pieza maravillosa que, en nuestro caso, es el
personaje final que aparece. Sin ese noble material es imposible lograr esa obra de arte.

La vida se construye a través de pequeñas y grandes cosas, momentos, algunos tristes y alegres.

Dentro de nuestra historia como Thespis, de lo que hicimos, todos somos piezas fundamentales y esenciales,
que forman parte de la historia de mi vida.

El teatro se nutre de la experiencia humana. Cada persona con la que uno hace contacto, sobre todo en el
trabajo teatral, crea una sensación de familia, de hogar. Thespis se convirtió en ese segundo hogar, que sin
remplazar el amor que tengo por mis hijos, se conforma como una relación llena de otras vivencias y
características. La entrega, ese amor presente, fue lo que hizo posible que nuestro trabajo tuviera calidad.

En el balance de mis cuentas de vida el saldo es positivo, al ver que Thespis sigue vigente a través de sus
anteriores integrantes y los jóvenes que hoy hacen vida en él.

La gente que se acercó al grupo con respeto siempre fue bien recibida. Nunca se calificó a nadie a priori y
siempre se obtuvo con esa actitud los mejores resultados, porque pude conocer a personas muy valiosas, con
mucho talento y gran calidad humana. Sentí enamoramiento y respeto mutuo, entendiendo hacia donde
íbamos o hacia donde iba siendo conducida esa nave, ese tren a toda marcha. Había que tratar de montarse
en él, sin imposiciones ni actitudes dictatoriales de mi parte, sino más bien como un conductor y guía.

A pesar de la dispersión de esa familia de Thespis por distintos lugares del planeta siempre hay esa necesidad
de conexión.

Hoy, en otro país desde al año 2014, valoro el camino recorrido con la distancia que dan los kilómetros, pero
no los afectos. Si bien sentí mucho la falta de contacto con la gente de Thespis, una vez llegado aquí ahora, en
esta conmemoración, siento la cercanía de haber formado parte de un espacio para los sueños, de una casa
que recuerdo y agradezco.
Me siento feliz al saber que nuevos integrantes se forman y aportan ideas.

Desde aquí, mi mayor afecto y apoyo.

Y a los thespianos, mi amor incondicional.

Fernando Yvosky
“El teatro debe traer felicidad, debe ayudarnos a conocer mejor nuestro tiempo y a nosotros mismos. Nuestro
deseo es conocer mejor el mundo en el que vivimos para poder transformarlo de la mejor manera. El teatro es
una forma de conocimiento y debe ser también un medio de transformar la sociedad. Puede ayudarnos a
construir el futuro, en vez de esperar pasivamente a que llegue” (Augusto Boal)

Mi llegada a la selección de teatro de la Universidad Metropolitana significó el inicio de un nuevo período en


mi desarrollo profesional. Coincidió, además, con una etapa creativa muy fructífera en la que estaba dando
mis primeros pasos en la dirección teatral profesional y mi trabajo como actriz seguía teniendo un ritmo
constante y prolífico. Sin embargo, este camino transitado se me hacía, de alguna manera, insuficiente.

Una necesidad palpitaba en mí, aunque no podía darle nombre, hasta que atravesé el umbral de la sala
Thespis y me encontré con un grupo de jóvenes que, a pesar de trabajar sin brújula aparente, estaban
habitados por ese deseo que reconocemos en todo aquel que se dedica con esmero al teatro.

Supe, entonces, que necesitaba compartir lo que hasta ahora había acumulado en experiencia, entendí que el
conocimiento que no se transmite carece de sentido.

Debo decir que el enamoramiento fue instantáneo. Desde aquel día hasta hoy, hemos ido construyendo una
relación de compromiso que se va renovando con el tiempo.

Los actores de Thespis van y vienen conforme se va desarrollando su formación académica; todos los que han
estado bajo mi dirección pertenecen a una generación que les ha tocado crecer en tiempos históricos
realmente complicados, signados por un caótico devenir social, por decir lo menos: marchas y contramarchas,
pérdidas de espacio y de afectos, la desintegración del núcleo familiar marcada por un proceso migratorio
vertiginoso y abrupto, y ahora, una pandemia.

Puede sonar desesperanzador y lo es en muchos sentidos, pero a estos jóvenes thespianos los he visto batallar
con eso y más, sacar adelante carreras profesionales, poniendo toda esa pesada carga en el escenario,
matizando esta cruda realidad gracias a una gran y especial sensibilidad.

A pesar de la naturaleza mutable que suele caracterizar a un grupo de teatro universitario, en Thespis los he
visto construir un lenguaje en el que sorprende el grado de responsabilidad. En todas las piezas que han
representado está presente una voz que se resiste a la oscuridad, haciendo eco en los espectadores,
cautivándolos con la pureza de su juventud; en respuesta, ganaron mi amor infinito y admiración. Ya son cinco
años en los que ha pasado tanto que parece mucho más.
Más que el trabajo que hemos expuesto, para mí tiene un gran valor lo que hemos ido construyendo día a día
en ese acogedor espacio y, ahora, desde cada uno de nuestros hogares aprovechando los recursos que la
tecnología nos ofrece y haciendo nuestro trabajo de manera virtual -pero tan efectivo que todos los
participantes nos nutrimos recíprocamente mientras continuamos con el entrenamiento- tanto así, que me es
difícil determinar a estas alturas, quién estimula a quién.

Verlos despertar la sensibilización del espectador, acompañarlos en su formación, en el descubrimiento y la


investigación en sus cuerpos, intelecto y emociones, como recursos y materiales artísticos, es una gran
aventura.

Hoy en día Thespis es el lugar donde he logrado unir dos de mis intereses principales: el teatro y la docencia;
me provee de un espacio de investigación y libertad creativa y, alimentándome de la valentía de estos
muchachos - mis cómplices -, puedo correr riesgos escénicos y estéticos que difícilmente podría hallar en otro
sitio.

Con el anhelo de que estos 40 años de existencia, un hito en sí mismo, sean solo los primeros de una leyenda,
aprovecho para agradecer a quienes posibilitaron mi ingreso como Directora Artística en Thespis.

Reitero mi compromiso con la Dirección de Cultura y Unimet para cumplir con la noble tarea de multiplicar y
difundir el teatro en la comunidad universitaria y más allá.

Gracias a todos los jóvenes actores que han participado de este espacio, a los actores profesionales que tan
generosamente han querido compartir con nosotros como actores invitados en nuestros proyectos y a quienes
nos han brindado su colaboración en la parte técnica y de producción. Hago especial mención a mis
compañeros de Deus ex Machina por su constante apoyo.

Gracias a todos los que han formado y forman parte de Thespis, por ser agentes del poder transformador del
teatro.

Rossana Hernández

Directora de Thespis
Thespis Teatro Estable Unimet. Bajo un cenital de luz color naranja
La musa suma ocho lustros de residencia artística en la Universidad Metropolitana

I am all the daughters of my father´s house

and all the brothers too.

William Shakespeare, Twelfth Night

Las cuatro décadas de actividad ininterrumpida de Thespis representan mucho más que un gran logro cultural,
a mi entender ejemplifican uno de los vínculos más fructíferos, complejos y entrañables que posee la
comunidad Unimetana con el ser humano que postuló y que ha abanderado nuestra Casa de Estudios desde su
formación en octubre de 1970.

Pocas actividades marcan más perdurablemente a un estudiante Unimetano que el haber pertenecido a esta
familia tan auténtica, cofrádica y decididamente empecinada. Para muestra, tan sencillo como contextualizar
el alcance de esta publicación y de la conmemoración que la ha inspirado.

Aunque podría referirme a competencias, ejes transversales y muchas otras bondades de la formación
profesional Unimetana, hoy prefiero intentar palpar lo intangible y referirme a la semilla que, consciente o no
de ello, se planta en la sensibilidad de cada thespiano y no cesa de crecer y ramificarse por el resto de su vida.

La comencé a entender mejor el día que la gran actriz Diana Volpe, luego de visitar la Sala Thespis me
enfatizó: “Sabes, esta salita tiene duende…”, dijo con una expresión en la que sus ojos hablaban tanto como
sus labios.

Ese día me percaté que el nombre de la compañía, de la sala y del salón de clase no era solamente un saludo a
la mitología, sino la certeza de que el misterio del arte teatral había escogido a este pequeño espacio como
una de sus muchas residencias estables, insuflándole el lorquianísimo y tan elusivo “duende” que por más que
se desee comprarlo, pues no está a la venta.

También entendí mejor el por qué los dos Directores Artísticos que he tenido el gusto de conocer, Fernando
Yvosky y Rossana Hernández, se han entregado con tal vehemencia y pasión a su amada selección.

Como en una óptima representación de “A Midsummer´s Night Dream”, la obra dentro de la obra que
representa Thespis en el contexto de la vida Unimetana bien podría ejemplificar el perfecto arquetipo de ser
humano proveniente de la Universidad Metropolitana, tan competente académica, ética y profesionalmente,
como en sintonía con sus emociones y su necesidad de expresarlas.

Así, para aquellos que creemos a pies juntillas en la maravillosa utopía que reza: “todo el mundo es un
escenario, y todos los hombres y mujeres que en él habitan conforman su elenco”, Thespis ha gestado
hombres y mujeres excepcionales durante ocho lustros y esperamos lo siga haciendo por, al menos, ochenta
más.

Bartolomé Díaz Sahagún

Director de Cultura Universidad Metropolitana


THESPIS llega a sus 40 años de existencia. Haciendo un recuento histórico se puede visualizar,
objetivamente, la evolución y proceso de esta agrupación teatral.
Un grupo de estudiantes de la Universidad Metropolitana se reúne en octubre de 1981 con muchas
ganas de hacer teatro y, promovidos por la para entonces Extensión Cultural del Decanato de
Estudiantes, forman THESPIS (Taller de Teatro de la UNIMET).

Estuvimos meses reuniéndonos en el taller de teatro con Barbara Levis antes de siquiera pensar en montarnos
sobre un escenario. Escogimos obras cortas para estrenarnos, porque tenían muchos pequeños personajes y
un humor muy venezolano. Rafael Castro, estudiante de la carrera de Ciencias Administrativas, quien escribía
poesía y era muy apasionado, también decidió sumar un texto, “El Payaso Simón”, con lo que se estrenaría
con un monólogo de su autoría, vaya coraje.

Preparamos todo en equipo y con el apoyo de Bárbara. Gustavo Velásquez, estudiante de Ingeniería Civil,
diseñó el programa de mano; entre todos conseguimos vestimenta y elementos en nuestras casas que
pudieran servir para cada una de las obras. Fue todo muy emocionante. Me tocó hacer de criada en “Los
Martirios de Colón” y para ello compré un uniforme en blanco y negro, que años después sería utilizado en “La
Cantante Calva”. Todo se desenvolvió con rapidez y mucha gracia, la planta baja del Edificio de Ingeniería
estaba llena de estudiantes para el estreno y teníamos el apoyo de compañeros que trabajaron en la
producción. Todavía hoy en día hay quien recuerda a alguna hermosa muchacha de la carrera de Idiomas que
participó en los montajes. Nos había picado el gusanillo de la actuación.

Elena Broszkowski

Elena Broszkowski en uno de los primeros encuentros de THESPIS / Foto: Archivo Libia Valdés
Coordinados y asesorados por la profesora Barbara Levis, quién formaba parte del Caracas Theater
Club, se presentan por primera vez el 2 de diciembre de 1981 en los pasillos del edificio de laboratorios
de la Unimet con una serie de piezas cortas de Aquiles Nazoa, Otrova Gomás y una pieza original.

“Un Sainete de Astrakán”, “Los Martirios de Colón”, “Las Personas Superiores”, “El Mendigo Difícil” y
“El Payaso Simón; dirigidas por los estudiantes Lys Golia, Antonio Zuloaga III, Gustavo Velásquez y
Ricardo Hirschfeld.

Cómo participantes estaban los miembros fundadores Alberto Aristeguieta, Oscar Blanco, Patricia
Borjas, Elena Broszkowski, Rafael Castro, Atilio Cedeño, Patricia Couttenye, Néstor Fuentes, Jacqueline
Giménez, Lys Golía, Alexis Marín, Eurídice Páez, Libia Valdés y Aminta Valera.

Programa de la primera presentación de THESPIS


Ricardo Hirschfeld, Gustavo Velásquez / Foto: Archivo Libia Valdés

Patricia Borjas, Lys Golia , Patricia Couttenye - Antonio Zuloaga III / Foto: Archivo Libia Valdés
Euridice Páez, Aminta Valera / Foto: Archivo Libia Valdés

Oscar Blanco, Giancarla Marchi, Alexis Marín, Sara Brionis / Foto: Archivo Libia Valdés

Daniel Bernárdez, Libia Valdés, Elena Broszkowski, Gustavo Velásquez, Atilio Cedeño, Rafael Castro, Alexis Marín (Al fondo Barbara Levis y Jeff Levis) /
Foto: Archivo Libia Valdés
Barbara Levis (Año 1982) / Foto: Archivo Elena Broszkowski

Barbara Levis nos escribe a sus 90 años desde Miami, recordando sus tiempos en los inicios de la
agrupación:

Mis recuerdos de Thespis son de un tiempo absolutamente delicioso y divertido. Conocer y trabajar con
estudiantes que eran básicamente de Administración y que creo tomaron la clase de teatro creativo por
diversión, fue para mí una experiencia increíble.
Tener finalmente la oportunidad de conocer jóvenes estudiantes universitarios venezolanos.
Conocer a algunos a un nivel muy personal y, para mi placer, ser invitada a algunas de sus fiestas. Pero ver
también cómo algunos estudiantes muy serios y tímidos se abrieron y divirtieron al entrar en el mundo de los
personajes que estaban creando.
¡Fue genial!".

Asistidos por Barbara y Jeff Levis, su esposo, en 1982 se montan piezas infantiles tales como: “Juan y
Las Habichuelas”, “El Príncipe Rana” (títeres), “Mama Holle”, “La Noche de los Juguetes” y nuevamente
“El Payaso Simón”.

Se presentan inaugurando el Auditorio Francesca Pensieri en la Unimet, en el preescolar de la Unimet,


en Invedin (Altamira), en la Academia Washington y en el Colegio El Peñón.
Ingresan al grupo como actores Daniel Bernárdez y Giancarla Marchi.
Algo que me atrajo de Thespis en esa etapa inicial fue el desprendimiento con el que se hacía teatro. Después
de esas primeras obras cortas, en las cuales no tuve papel y solo apoyé en la producción, se realizaron un
grupo de montajes de teatro infantil bajo la dirección de Bárbara Levis. Puede sonar paradójico que un grupo
de teatro universitario monte obras infantiles, después de todo no hay niños en las universidades; sin
embargo, fueron de gran importancia para Thespis, pues marcaron la incursión del grupo fuera del recinto
universitario.

La primera presentación se dio en la sede de Invedin con un conjunto de obras a los niños que atiende la
institución y quienes participamos quedamos marcados por la manera como fue recibido nuestro trabajo.
Todos los niños asistentes tenían algún grado de discapacidad, y nosotros dudas de cómo responderían, pero a
los pocos minutos de dar inicio vimos que estaban totalmente atentos a la obra, se emocionaban con las
escenas, reían, interactuaban con nosotros gritando y advirtiendo a los personajes cuando aparecía “el malo”.
¡Fue el mejor público! Culminada la presentación se acercaron a saludar y a abrazarnos. De haber existido
celulares en aquel entonces, con seguridad hubiesen abundado los “selfies” y las fotos con los actores. Estaban
realmente felices por el momento que les habíamos regalado esa tarde.

Alberto Aristeguieta

Alberto Aristeguieta, Giancarla Marchi, Aminta Valera, Elena Broszkowski, Libia Valdés, Patricia Borjas, Eurídice Páez, Barbara Levis,

(abajo) Daniel Bernárdez, Rafael Castro, Atilio Cedeño (INVEDIN Año 1982) / Foto: Archivo Elena Broszkowski
Libia Valdés, Rafael Castro, Daniel Bernárdez (INVEDIN Año 1982) / Foto: Archivo Elena Broszkowski

Proceso de Maquillaje – Elena Broszkowski, Gustavo Velásquez, Rafael Castro, Patricia Borjas y Giancarla Marchi (Año 1982) /

Foto: Archivo Elena Broszkowski

Rafael Castro (El Payaso Simón) (Año 1982) / Foto: Archivo Elena Broszkowski
Libia Valdés, Eurídice Páez, Rafael Castro, Daniel Bernárdez, Ricardo Parra, Patricia Borjas (Año 1982) /

Foto: Archivo Elena Broszkowski

Patricia Borjas y Atilio Cedeño (Año 1982) / Foto: Archivo Elena Broszkowski
Daniel Bernárdez, Barbara Levis, Elena Broszkowski, Rafael Castro (Año 1982) / Foto: Archivo Elena Broszkowski

Durante este período Barbara Levis se retira de la dirección del grupo y la Unimet contacta al británico
Robin Martin, quien había participado en el Festival Internacional de Teatro de Caracas en 1979 con la
compañía de Lindsay Kemp en la obra “Flowers” y permaneció en el país varios años para dirigir un
taller del CELCIT, entre otros proyectos creativos.
Robin Martin estuvo muy brevemente con la agrupación. Fue inolvidable la experiencia en las
instalaciones del Auditorio Thomas Alva Edison haciendo trabajo gestual con este gran actor, quien
años después haría una excelente interpretación como “El Hombre Elefante”. Hoy en día Martin es
muralista en Sydney, Australia.
Sin director a cargo el grupo no se detiene y decide hacer un montaje de la pieza EL DÍA QUE ME
QUIERAS de José Ignacio Cabrujas, dirigida por el estudiante Daniel Bernárdez y producida por Libia
Valdés, no sin pocas dificultades.
Acudieron nuevamente a Jeff Levis para solicitar su ayuda con la dirección del montaje.
Llegando a un ensayo: Giancarla Marchi, Elena Broszkowski, Gustavo Velásquez, Libia Valdés, Aminta Valera (Año 1982) / Foto: Archivo Libia Valdés

Transcurre el año 1982 y existe una gran camaradería en el recién establecido grupo Thespis, con unas ganas
colectivas de experimentar nuevas experiencias e ir más alto.

Así que pensamos: ¿por qué no hacer una puesta en escena de una obra completa de teatro?

En esa búsqueda de posibles representaciones se escoge la obra “El día que me Quieras” del dramaturgo
venezolano José Ignacio Cabrujas.

Mis recuerdos no me permiten precisar el por qué la seleccionamos particularmente, quizás porque todavía
estaba en la memoria colectiva el gran éxito que tuvieron las presentaciones de ese montaje, dirigido por el
mismo autor, y estrenado en el Teatro Alberto de Paz y Mateos en Caracas, en enero de 1979; y que duró en la
cartelera teatral del país hasta el año 1980.

Qué reto tan grande y temerario decidimos tomar. No habían transcurrido más de tres años de ese estreno y
nosotros nos dispusimos a hacer una puesta en escena de esa obra, considerando que ninguno tenía una
educación formal en la actuación teatral.

Teníamos juventud, pasión, ausencia de miedos y ganas de ser diferentes. Estos fueron los ingredientes
mágicos que permitieron iniciar la travesía.

Al inicio fue un proceso de ensayo y error para decidir quién debería representar a cada personaje, pero el
tiempo y la aprobación colectiva sentaron las decisiones al respecto.

Empezamos a fijar horarios de ensayos en las tardes y noches en la incipiente sala Francesca Pensieri de la
Unimet, organizándonos, delegando responsabilidades y asumiendo con compromiso la tarea de leer y releer
los libretos, ensayar pequeñas partituras, e iniciar un aprendizaje basado en la intuición y las ganas.

La ausencia de Barbara Levis creó un vacío, que ocasionó desánimo en algunos de los integrantes,
considerando incluso abandonar el grupo. Se plantearon dos opciones: dejar que se extinguiera la agrupación
y cada quien volver a sus rutinas académicas y de vida o, por otro lado, seguir adelante y tomar las riendas de
esta iniciativa para formar un sólido grupo teatral.

“Thespis vivirá y seguirá adelante” fue nuestra decisión.

Había que reorganizarse buscando quien se responsabilizaría por la dirección de la obra y del grupo, por
conformar la producción, diseño y montaje. Empezamos a solicitar asesorías a directores profesionales,
llegando incluso a recibir algún que otro desplante. En lugar de desalentarnos, tomamos más fuerza e
inspiración para continuar.

Se intensificaron los horarios de ensayos, la adrenalina nos acompañaba y se había iniciado la carrera para
conseguir el vestuario y la escenografía. Libia Valdés y otros miembros asumieron este reto, con colaboración
de RCTV entre otros, pudiendo conseguir algunos accesorios de la época.

Llegó el día, todo listo para el estreno. Sala llena con familiares, amigos, estudiantes y nosotros tras
bambalinas con una sensación única de nervios y emociones, y como reza en nuestro programa de mano de la
obra: “Teatro Unimet, integrado por un grupo de jóvenes universitarios con inquietudes artísticas que con
tesón, entusiasmo, dedicación y perseverancia, han estado ocupados preparando esta noche de alegría que
significa la puesta en escena de “El día que me quieras...”

“Subió el telón” en la sala Francesca Pensieri y se dio el inicio a la representación de la obra en dos actos:
“Rubias de New York” y “Tut-Ankh-Amon”.

La mayor recompensa aquella noche para todos nosotros fue el poder recibir de todo el público, por medio de
sus aplausos, el reconocimiento a todo el trabajo y esfuerzo que se había llevado a cabo. Posteriormente a los
pocos meses, en noviembre de 1982, volvimos a presentar la obra en el recién inaugurado Club Monteclaro.

Este fue el grupo inicial de jóvenes que mantuvo vivo el espíritu THESPIS para que posteriormente, en manos
de Fernando Yvosky, se hiciera realidad la evolución hacia otro escalafón creativo y técnico en el montaje
teatral, iniciando la época de consolidación del teatro en la Unimet.

Daniel Bernárdez
Portadas programas de mano de “El día que me quieras”

EL DÍA QUE ME QUIERAS de José Ignacio Cabrujas

Elenco:

Gustavo Velásquez (Pío Miranda)

Elena Broszkowski (María Luisa Ancízar)

Aminta Valera (Elvira Ancízar)

Daniel Bernárdez (Plácido Ancízar)

Antonio Zuloaga III (Carlos Gardel)

Alberto Aristeguieta (Alfredo Lepera)

Giancarla Marchi (Matilde Ancízar)

Ficha Técnica:

Dirección: Daniel Bernárdez

Producción y montaje: Grupo Thespis

Producción en Monteclaro: Julio Andrew

Asistente de producción: Libia Valdés

Iluminación y sonido: Bernardo Toro y Oscar Quilarque

Escenografía y montaje: Grupo Thespis

Maquillaje: Tania Gómez

Peinados: Salón de Belleza Franco


Daniel Bernárdez (Plácido Ancízar), Aminta Valera (Elvira Ancízar), Giancarla Marchi (Matilde Ancízar)

(julio 1982) / Foto: Archivo Elena Broszkowski

Gustavo Velásquez (Pío Miranda), Alberto Aristeguieta (Alfredo Lepera), Elena Broszkowski (María Luisa Ancízar), Antonio Zuloaga (Carlos Gardel),
Giancarla Marchi (Matilde Ancízar) (julio 1982) / Foto: Archivo Elena Broszkowski
Daniel Bernárdez (Plácido Ancízar), Elena Broszkowski (María Luisa Ancízar), Gustavo Velásquez (Pío Miranda), Aminta Valera (Elvira Ancízar), Giancarla
Marchi (Matilde Ancízar) (noviembre 1982) / Fotos: Archivo Elena Broszkowski
Daniel Bernárdez (Plácido Ancízar), Elena Broszkowski (María Luisa Ancízar), Gustavo Velásquez (Pío Miranda) (noviembre 1982) / Foto: Archivo Elena
Broszkowski

Aminta Valera (Elvira Ancízar), Elena Broszkowski (María Luisa Ancízar), Giancarla Marchi (Matilde Ancízar), Gustavo Velásquez (Pío Miranda)
(noviembre 1982) / Foto: Archivo Elena Broszkowski
Elena Broszkowski (María Luisa Ancízar), Gustavo Velásquez (Pío Miranda) (noviembre 1982) / Foto: Archivo Elena Broszkowski

Gustavo Velásquez (Pío Miranda), Daniel Bernárdez (Plácido Ancízar), Aminta Valera (Elvira Ancízar) (noviembre 1982) / Foto: Archivo Elena
Broszkowski

La obra se presenta en el auditorio Francesca Pensieri de la Unimet en julio 1982 y en el Monteclaro


Country Club los días 27 y 28 de noviembre del mismo año.
A finales de 1982 ingresa Fernando Yvosky como director de Thespis.

¿Cómo llegué a Thespis?

Un profesor de la Universidad Metropolitana, que me conocía por referencias sugirió a la Decano de


Estudiantes de aquel momento, la Dra. Lourdes Acedo de Sucre, que conocía un candidato para asumir la
dirección del teatro en la institución.

En principio era una suerte de profesor, no era la figura de Director.

Cuando llego inmediatamente me dieron el trabajo. Me hicieron algunas preguntas, la Decano de Estudiantes
me preguntó si podía trabajar con los estudiantes y si tenía experiencia con ellos.

Yo venía de trabajar con niños en un colegio, además de haber estado involucrado durante mucho tiempo con
el teatro, desde el año 1971, por medio del apreciado maestro Levy Rossell, un ser de mucha disciplina, de
gran inteligencia. Con él aprendí mucho, buena parte de lo que fue mi desarrollo luego como director de
teatro.

También le debo mi formación al maestro Eduardo Gil con el Taller Experimental de Teatro (TET), en obras
como “Morir Soñando” y “Casa de Fuego”. Estuve un buen tiempo con él y mientras tanto fundé en 1981 una
agrupación de teatro en San Antonio de los Altos llamada “Raíz de Barro” junto a mi primera esposa Lorena
Cariani, y quien también había formado parte del TET, y montamos la pieza “La Vida esta Vida” con textos de
Vallejo, Cortázar, García Márquez y Artaud.

Al llegar a Thespis había un pequeño salón asignado para trabajar. Allí conozco a estos jóvenes maravillosos
que habían iniciado la actividad teatral en la universidad, en buena parte por iniciativa propia y bajo la guía al
principio de la profesora Barbara Levis, y luego emprendiendo la tarea de realizar un montaje como “El día
que me quieras”.

Me encantó lo que ví allí: el entusiasmo y encanto por hacer teatro.

Sentí que había ya una agrupación andando, con unos jóvenes inteligentes y entusiastas, y como no teníamos
un espacio o sala de teatro adecuada para trabajar, decidí entonces realizar mi primer trabajo en un ámbito
no convencional dentro de la universidad.

Surgió entonces el montaje de UBÚ REY, ya que su historia y la de Alfred Jarry es muy particular.

Encontré entonces ese espacio donde había una gran escalera de caracol y decidí que era un lugar estupendo
para realizar el montaje.

Lo plantee y todos estuvieron de acuerdo.

Allí se da entonces mi primer montaje con Thespis como director.

Fernando Yvosky
Fernando Yvosky en el TET / Fotos: Archivo Taller Experimental de Teatro
Fernando Yvosky además de ser un hombre de teatro, realizó un disco de rock progresivo-sinfónico en
el año 1975 que es una obra de culto hoy día por los amantes de la música experimental.
Una obra musical de excepción que contó con la participación Guillermo Mager y del legendario
guitarrista Adib Casta.
Fernando aparte de cantar interpreta la guitarra, cuatro y percusiones.
También participa en los coros como bajo el reconocido miembro del TET Francisco “Pancho” Salazar.
Una pieza de colección que tal vez pocos conozcan, pero que marcó huella.

Carátula disco “Dos Mundos” de Fernando Yvosky - 1975


En UBÚ REY, montaje del 1983, todo fue surgiendo en la medida que se empezó a trabajar con los
textos de Alfred Jarry, cuando Fernando empezó a escuchar a cada uno de los actores interpretarlos y
sentir que había empatía con el autor y su planteamiento.
En UBÚ REY nos divertimos muchísimo en ese Thespis incipiente, divertido y entusiasta.
Fue el primer montaje de Fernando Yvosky como director del grupo, y un primer encuentro de los
actores con un nuevo director, un nuevo autor y con un espacio atípico que no era un escenario
teatral.
En plena presentación de UBÚ REY se acercó el joven estudiante Moisés Kaufman, quien expresó su
intención de ingresar al grupo. En ese momento se necesitaba a alguien que manejara un reflector
“seguidor”, para que iluminara al personaje de Ubú en un determinado momento, y él se ofreció a
hacerlo. De allí quedó enganchado para nuevos proyectos.

Ubú Rey, obra original de Alfred Jarry, fue estrenada en 1896 en París con un gran escándalo. Su estreno se
interrumpió varias veces por los abucheos de los ofendidos y los vítores de los vanguardistas. En su momento
sólo se representó dos veces, un total fracaso. No fue sino hasta 1966 que tuvo su primera representación en
español en la ciudad de Buenos Aires y en 1975 se presenta en Madrid. El montaje de Thespis se dio tan solo
17 años después de la primera presentación en nuestro idioma.

Fue también el primer montaje de Thespis bajo la dirección de Fernando Yvosky y marcó el inicio de una nueva
etapa para el grupo, rescatándolo de lo que pudo haber sido su disolución, pues veníamos de casi un semestre
sin director.

Creo se marcaba nuestro deseo latente de hacer montajes más complejos, obras de mayor envergadura y
Fernando llegó justo en ese período.

Para Ubú Rey, involucró a todos los miembros del grupo en alguna actividad o papel, a pesar de ello la obra
tenía más personajes que actores disponibles, por lo que algunos de nosotros tuvimos más de un papel en el
montaje.

Teníamos el ferviente deseo de realizar obras más elaboradas, pero Fernando nos dio un vuelco en todo lo que
nosotros pensábamos acerca del teatro convencional y lo llevó un paso más allá. Nuestras mentes
estructuradas y metódicas, propias de estudiantes de ingeniería o administración, no nos permitía ver lo que
él sí veía e imaginaba; fue sin duda una experiencia enriquecedora desde todo punto de vista. El uso de
recursos, inventiva y abordaje para la puesta en escena fue verdaderamente original. De las obras en la que
tuve ocasión de participar, fue ésta sin duda alguna la que más disfruté, y con el transcurrir de los años la
admiré. El montaje de esta sátira de fino humor, pudiera describirse como lúdico, participativo e interactivo.
La obra no se presentó en un escenario convencional, sino en el Espacio Alternativo del Edificio de
Administración de la universidad, el cual tiene dos ambientes, una escalera de caracol en medio, varios
ventanales y un pasillo que conduce a las aulas. Esto permitía tener entradas a escena desde diversos puntos
incluidas las escaleras. El público era ubicado frente a ellas, ya que cuentan con un amplio descanso que a
ratos hacía las veces de tarima.

Entre las originalidades que recuerdo del montaje, mi memoria conserva tres.

La escena de los juicios a magistrados, nobles, etc. era representada por cuatro o cinco actores quienes
arrodillados detrás de una pancarta blanca y sosteniendo un cartel que identificaba al grupo, esperaba el
veredicto del juicio, el cual no era otro más que la pena de muerte. Al cumplirse la sentencia caíamos
desplomados detrás de la pancarta, cambiábamos algo de nuestra apariencia, a veces de posición y surgíamos
de detrás de la pancarta con un nuevo letrero en la mano identificando a quienes eran juzgados en esa
oportunidad. De esta forma cuatro actores representaron 12 o 16 personajes.

Aunque la obra transcurría frente al público, había la ocasional interacción de los actores con éste. Para la
escena de la batalla entre Ubú y el Zar, se repartía entre los asistentes botellitas vacías de agua y bolsas de
papel, los cuales se convertían en proyectiles entre los bandos, desatando una verdadera guerra en el público,
mientras Ubú y el Zar peleaban a espada. La Víctoria del Zar era celebrada con un baile en el cual
involucrábamos al público asistente una vez más.

La escena final, en la cual Ubú, Madre Ubú y sus dos leales guardias, Pila y Cotiza, abandonan Polonia a bordo
de un barco, fue representada de manera muy ingeniosa colocando un enorme tablón sobre cuatro rines. Una
gran sábana blanca hacía las veces de vela. El suave balanceo del tablón sobre los rines daba la sensación de
estar navegando mientras que los cuatro actores mantenían perfecto equilibrio sobre la tabla.

Pudiera decirse que hasta Ubú Rey, Thespis había estado en periodo de gestación, aprendiendo, creciendo,
madurando y es a raíz de esta obra cuando nace verdaderamente como grupo que va a ocupar un espacio en
el mundo teatral de Venezuela, con continuidad en el tiempo, con obras y montajes muy bien elaborados, que
nada tienen que envidiar a compañías teatrales establecidas y consolidadas, además de la constante sangre
nueva que semestre a semestre lo ha ido nutriendo.

Como diría el Padre Ubú ¡Por la punta de mi nabo verde!

Que orgullo haber sido parte de Thespis en esa etapa.

Alberto Aristeguieta
Programa de mano de “Ubú Rey”

UBÚ REY (de Alfred Jarry)

Elenco:

Daniel Bernárdez (Padre Ubú)

Libia Valdés (Madre Ubú)

Oscar Cabrera (Capitán Brasura)

Elena Broszkowski (Reina Rosamunda)

Alberto Aristeguieta (Rey Venceslao, Zar)

Sebastián Siino (Príncipe Cabrolao)

Anna Ucelli (Remski)

Néstor Fuentes (Pila)

Rafael Castro (Cotiza)

Aída Landaeta (Jirón)

Ari Páez (Ejército)

Viviana de la Orden (Pregonero)

Ficha Técnica:

Producción, montaje y escenografía: Grupo Thespis.


Sebastián Siino, Néstor Fuentes, Libia Valdés, Daniel Bernárdez, Rafael Castro, Alberto Aristeguieta, Elena Broszkowski /

Foto: Revista Vector

El programa fue una genial obra gráfica original de Gustavo Velásquez.


Participaron también Alberto García Saravia, Olga Ferreras, entre otros.
Se presentan en el Espacio Alternativo del Edificio de Administración de la Unimet en febrero de 1983.
Alberto García Saravia , Alberto Aristeguieta, Gustavo Velásquez, Sebastián Siino, Moisés Kaufman, Rafael Castro, María Isabel Arreaza, Viviana De la
Orden, Anna Ucelli, Elena Broszkowski / Foto: Revista Vector
Después de la experiencia con UBÚ REY, y como suele suceder en el ámbito universitario, hay
estudiantes que se gradúan, o cambian de carrera, institución, o se van del país. De pronto aquel
numeroso grupo se redujo, pero entraron otras personas.

Surge entonces el montaje de LA CANTANTE CALVA de Eugene Ionesco, ya que se adecuaba al número
de integrantes que había en ese momento, además de adentrarse en un autor tan particular como
Ionesco y una obra emblemática del teatro contemporáneo.

Fue surgiendo nuevamente esa estética, la necesidad de trabajar en un proyecto tan particular,
teniendo el teatro del absurdo un lenguaje diferente, si bien su planteamiento no dista de otras obras
convencionales. Los actores entendieron y con su frescura y dinamismo se movieron de un autor a
otro.
Se realizó un montaje que permitió salir del ámbito universitario, presentarse en otros espacios e
incursionar incluso en la sala del Teatro Arte de Venezuela, dirigido por el maestro Levy Rossell,
ubicada en los espacios del Parque Central.

No sé si todas las jovencitas de dieciocho llevan por dentro tanto miedo como llevaba yo a esa edad. Las
ganas de escaparme de mí y de una familia asfixiante en su desempeño protector se abrían paso a través del
terror que el mundo me inspiraba en 1982.

Thespis fue para mí más que un escape; fue una plataforma de lanzamiento. Entré con sed de algo que no se
pareciese a mi vida, y con ganas de desaparecer detrás de cualquier personaje ficticio. Mi primera
oportunidad fue una línea, un soldado que asomaba en Ubú Rey para caer a la voz de “Muerto soy”.
Curiosamente, y siguiendo fórmulas de rituales ancestrales de transformación, para volver a nacer, siempre
hay que pasar por una muerte simbólica. No entendí entonces lo esencial de esa muerte fingida, pero mi
buena fortuna se reveló a partir de ella, potenciada por el talento y la buena voluntad de ese grupo
maravilloso.

Al siguiente montaje llegué luciendo mi experiencia de soldado caído y más líneas, gracias a la generosidad de
Fernando Yvosky. Le di vida a “La Criada” en esa brillante distopia que es “La Cantante Calva” de Ionesco. Yo,
que arrastraba la vergüenza típica, y mal disimulada del inmigrante español, aun en la Venezuela de los
ochenta, me veo montada en un escenario recitando líneas en el castellano más castizo que hubiera podido
atreverme a exhibir en esos tiempos. El acento de mi primera infancia salía sin domesticar, sin refinamiento ni
sofisticación caribeña alguna que lo disimulasen. Thespis parecía exigir de mi un enfrentamiento con mis
miedos y vergüenzas; una especie de requisito indispensable en su torbellino transformador.

Mi amor de escena fue Sebastián Siino, El Bombero, a quien hubiera querido conocer mejor. Sebastián fue un
compañero dulce y sólido. Dulzura distante. Solidez, que brindaba con los brazos estabilizadores de un amigo.
Solo años después he entendido que esa distancia suya, era posiblemente el reflejo de la mía. Muy jóvenes los
dos y buscándonos a nosotros mismos en un mar de máscaras. Ambos queriendo estar, y ambos queriendo
escapar.

De los ensayos recuerdo mucho a Elena Broszkowski: siempre divina. La veía con la misma admiración que
Bilbo Baggins miraría a Galadriel. Recuerdo la sonrisa, los ojos brillantes y la energía optimista y contagiosa
de Moisés Kaufman. Recuerdo el apoyo de Gustavo Velásquez, que hubiese bajado la luna si el grupo lo
requería…Y siempre en un rincón de mi corazón, a Pedro Pacciano, que nos ayudó a armar y montar la
marquesina, y que fue a la vez el mejor fan del grupo y un personaje clave en mi historia personal de
independencia.

No puedo imaginar una experiencia más deliciosamente productiva para mi alma que la de haber sido parte
de este grupo de artistas. ¿Cómo habría si no arrancado mi motor aventurero? ¿Cómo habría despertado a la
libertad de explorar y elegir mi destino, de hacer de mí misma un personaje empeñado en desafiar anclas
ajenas? Thespis cumple cuarenta y yo en su nombre pido que nos levantemos todos para darle un gran
aplauso a esta iniciativa maravillosa que nos ha dado a tantos alas para volar y una receta infalible para
forjar nuestras vidas a partir de nuestros sueños. Que nunca nos falte esa creatividad, esas ganas de ensayar y
dar vida a nuestras fantasías. Gran reverencia. Telón.

Olga Ferreras
Portada programa de mano de “La Cantante Calva”

LA CANTANTE CALVA (de Eugene Ionesco)

Elenco:

Moisés Kaufman (Sr. Smith)

María Isabel Arreaza y Viviana de la Orden (Sra. Smith)

Alberto Aristeguieta (Sr. Martin)

Elena Broszkowski (Sra. Martin)

Olga Ferreras (La Criada)

Sebastián Siino (El Bombero)

Ficha Técnica:

Dirección: Fernando Yvosky

Escenografía y luces: Gustavo Velásquez

Vestuario, maquillaje y decoración: Thespis.

Colaboran también: Rafael Castro, Oscar Cabrera, Daniel Bernárdez y Alberto García Saravia
Elena Broszkowski (Sra. Martin), Moisés Kaufman (Sr. Smith), Sebastián Siino (Capitán de Bomberos), María Isabel Arreaza (Sra. Smith), Alberto
Aristeguieta (Sr. Martin) / Foto: Fernando Yvosky

Viviana de la Orden (Sra. Smith), Moisés Kaufman (Sr. Smith), María Isabel Arreaza (Sra. Smith) / Foto: Fernando Yvosky
Moisés Kaufman (Sr. Smith), Elena Broszkowski (Sra. Martin), María Isabel Arreaza – Viviana de la Orden (Sra. Smith) /

Fotos: Fernando Yvosky

Alberto Aristeguieta (Sr. Martin), Elena Broszkowski (Sra. Martin) / Fotos: Fernando Yvosky
Moisés Kaufman (Sr. Smith), Elena Broszkowski (Sra. Martin), Sebastián Siino (Capitán de los Bomberos), Viviana de la Orden (Sra. Smith), Alberto
Aristeguieta (Sr. Martin) / Foto: Fernando Yvosky

Olga Ferreras (La Criada) / Foto: Fernando Yvosky


Sebastián Siino (Capitán de Bomberos), Elena Broszkowski (Sra. Martin) / Foto: Fernando Yvosky

Sebastián Siino (Capitán de los Bomberos), Olga Ferreras (Mary la Criada), María Isabel Arreaza (Sra. Smith), Moisés Kaufman (Sr. Smith), Viviana de la
Orden (Sra. Smith), Elena Broszkowski (Sra. Martin), Alberto Aristeguieta (Sr. Martin) / Foto: Archivo Metrovoz
Fernando Yvosky (Director), Olga Ferreras (La Criada), Sebastián Siino (Capitán de los Bomberos), Viviana de la Orden (Sra. Smith), Moisés Kaufman (Sr.
Smith), María Isabel Arreaza (Sra. Smith), Elena Broszkowski (Sra. Martin) / Foto: Archivo Metrovoz

María Isabel Arreaza, Elena Broszkowski, Olga Ferreras / Foto: Fernando Yvosky

Thespis se presenta en el auditorio Francesca Pensieri de la Unimet en diciembre 1983 y enero de


1984, y sale del ámbito Unimetano presentándose en: la Sala de Arquitectura de la UCV en febrero; en
el Teatro UCAB en marzo; y en la Sala Arte de Venezuela y participan en el III Festival de Teatro
Universitario de la Universidad Santa María en abril.
El grupo comienza a llamar la atención de críticos de teatro y de los medios audiovisuales.
Ingresan al grupo Carlos Durán, Susana Pantin y María Matilde Salazar.

Con un grupo reducido, con todo y los nuevos ingresos de integrantes, surgió la idea de un nuevo
montaje.
EL PELÍCANO de August Strindberg fue el próximo reto.

Entre el jovial montaje anterior y un terrible drama como EL PELÍCANO hay una brecha enorme. Cabe
mencionar en especial la interpretación de Elena Broszkowski como la madre, un personaje nada fácil
para una joven actriz, por su compleja situación al verse reprochada por el hijo en lo que éste
consideraba como una traición al padre.
EL PELÍCANO planteó una inmersión en el terreno del drama crudo y oscuro.

El Pelícano, es una obra densa que se sitúa a finales del siglo XIX.

Me tocó representar el papel de Margaret, la ama de llaves de una familia que acaba de pasar por una
tragedia.

Si bien ella no es necesariamente vieja, el vivir en esa casa lúgubre, en medio de una familia en la que las
relaciones no eran las más corteses, y sirviendo a la señora de la casa con quien no se llevaba muy bien, ha
hecho mella en su aspecto físico y probablemente en su salud.

Concebimos este personaje tan venido a menos como la casa que habita. De aspecto sombrío y ropas pesadas
y gastadas; de caminar lento y hablar ronco. Definitivamente, el frío de la casa y el estrés de la familia acabó
con ella y más que triste por la muerte del padre, se siente insegura con respecto a su futuro.

Cuando representé a Margaret yo tenía apenas 18 años. Fue una experiencia muy interesante aprender a
caracterizar a ese personaje.

Confieso que me fijé mucho en los gestos de mi abuela y sus amigas, sobre todo en la velocidad de reacción de
ellas ante los acontecimientos, para adaptarlos a su realidad. Usé anécdotas de mi bisabuela – con quien tuve
trato hasta mi adolescencia – y las adapté a su personalidad.

En lo personal, fue una enorme ventaja colaborar también en la realización de la escenografía, ya que todos
aportamos experiencias y objetos que nos hicieron sentir la “casa” como muy nuestra. Recuerdo las largas
horas que pasamos cosiendo los interminables metros de tela marrón para los bastidores que sirvieron de
paredes, y con cuyo sobrante hicimos la falda de Margaret; las visitas a la sede de VAAUW (Asociación
Venezolana Americana de Mujeres Universitarias), de donde surgieron los vestuarios de Greta y La Madre.

La fotografía del recién fallecido, y muy atractivo, padre de la familia, fue un retrato real de mi bisabuelo.
La dirección de Fernando Yvosky y sus acertados y oportunos consejos hicieron que todo el proceso de montaje
de la obra fuera muy estimulante.

Las presentaciones que se realizaron, tanto dentro como fuera de la Unimet, generaron críticas muy positivas
que nos animaban a seguir adelante, y cada presentación que hicimos generó una anécdota simpática.

En las primeras presentaciones, el frío de la sala Francesca Pensieri fue perfecto para crear el ambiente
adecuado de la obra, a tal punto que todo el vestuario que usaba no era suficiente para evitar los escalofríos.

En lo personal fue un placer y una experiencia muy enriquecedora trabajar con Thespis.

Muchas de las cosas que allí aprendí me han servido en todo este tiempo, amén de las relaciones que han
perdurado a través de los años.

Definitivamente fue una etapa muy importante en mi vida, que con gusto repetiría todas las veces que
pudiera.

María Matilde Salazar


Portadas programas de mano de “El Pelícano”

EL PELÍCANO de August Strindberg

Elenco:

Moisés Kaufman (Frederic)

Elena Broszkowski (La madre)

Susana Pantin (Greta)

Carlos Durán Ludevig (Axel)

María Matilde Salazar (Margaret)

Ficha Técnica:

Producción, Diseño Escenográfico, Vestuario e Iluminación: THESPIS

Realización Escenográfica: Gustavo Velásquez

Asistente. Alberto García Saravia

Música: Keith Jarrett

Dirección General: Fernando Yvosky


Elena Broszkowski (La Madre) / Foto: Jorge Vall
Elena Broszkowski (La Madre), María Matilde Salazar (Margaret) / Fotos: Fernando Yvosky
Moisés Kaufman (Frederic), Elena Broszkowski (La Madre)

Susana Pantin (Greta), Moisés Kaufman (Frederic) / Fotos: Fernando Yvosky


Elena Broszkowski (La Madre), Carlos Durán Ludevig (Axel) / Foto: Diario El Universal

Carlos Durán Ludevig (Axel), Elena Broszkowski (La Madre) / Foto: Archivo Carlos Durán Ludevig
Elena Broszkowski (La Madre) / Foto: Fernando Yvosky

A mediados de 1984 ingresan al grupo Carlos Abbatemarco y Gino Di Fazio.


Se presentan en noviembre en el III Festival de Teatro Universitario de la UCAB, el Patio de San
Bernardino y en el Colegio Universitario Francisco de Miranda (CUFM).

Programa “Primer Festival Cultural CUFM 1984”


A principios de 1985 se presenta EL PELÍCANO en la UCV, en los teatros de las Escuelas de
Humanidades y Arquitectura.

Se inician los ensayos de EL ENFERMO IMAGINARIO de Moliére haciendo un nuevo giro del drama
hacia la comedia.

Fue algo extraordinario adentrarnos al lenguaje y la propuesta de Moliére, el hombre del teatro en
todos los sentidos, un paradigma: escritor, actor, director, productor. Había un excelente grupo de
actores, un excelente texto y ganas de divertirnos nuevamente.

Primeros ensayos “El Enfermo Imaginario” / Carlos Durán Ludevig , Susana Pantin , Gino Di Fazio, Alberto García Saravia /

Foto: Archivo Carlos Abbatemarco

Se inició el proceso de asignar los roles y desde el principio Fernando Yvosky intuía que el personaje de
Argán debía interpretarlo Moisés, ya que reunía las características, el manejo del humor que se
necesitaba para interpretar a un hipocondríaco. Argán era el centro donde se debía girar, de hecho el
final del montaje así lo plantea.

El resto de los personajes, con Elena Broszkowski como Antonia la criada, manejando con inteligencia a
ese Argán. La aparición de Carlos Durán Ludevig como el hermano Beraldo, sobrio y plantado y ni
hablar de los médicos Diafoirus interpretados por Carlos Abbatemarco y el recordado Alberto García
Saravia, quienes en un momento imborrable hacían la escena de tomarle el pulso y chequeaban su
estado físico de forma muy divertida.
Se integran en esta etapa Armando Yánez y Víctor Turco.
Se utilizó el recurso de las máscaras, cual Commedia dell´Arte, las cuales fueron realizadas por el grupo
bajo la dirección de Moisés Kaufman y Elena Broszkowski, quienes se habían entrenado en la técnica
en un taller ofrecido por el CELCIT. En la ejecución fue fundamental el trabajo de Armando Yánez en
sus primeros pasos dentro de la agrupación.

Elena Broszkowski y Moisés Kaufman en el Taller de Máscaras dictado por Boris / Foto: Archivo Elena Broszkowski
Moisés Kaufman en una demostración de tap para la Exposición del Taller Máscaras (Ateneo de Caracas) / Foto: Archivo Elena Broszkowski

“El Enfermo Imaginario” fue el momento en el que entendí lo que es posible en el teatro. La imaginación en
tono de farsa de Moliére, la brillantez de la puesta en escena de Fernando, el maravilloso trabajo corporal y
de voz que la compañía realizó para poder dar vida a este exquisito texto, todo esto me hizo comprender lo
que ocurre cuando se captura la magia de lo posible en escena.

Cuando llegamos a “El Enfermo Imaginario” Thespis ya había trabajado en “Ubú Rey”, “La Cantante Calva” y
“El Pelícano” con Fernando Yvosky y habíamos logrado convertirnos en mucho más que un grupo estudiantil.
Fernando comenzaba los ensayos con un trabajo corporal intenso basado en las técnicas del director polaco
Jerzy Grotowski y continuaba con un riguroso entrenamiento vocal.

Era solo luego de esta hora de ejercicios físicos que comenzábamos el ensayo de la obra. Y aunque solo
ensayábamos de 3 a 4 horas diarias, el rigor intelectual de nuestras propuestas, así como la precisión de
nuestro trabajo en equipo era definitivamente de un nivel profesional. De hecho, en mi vida profesional en el
teatro he encontrado muchos ensayos que ya quisieran ser tan rigurosos y efectivos como los nuestros de esa
época.

Para mí esos eran días maravillosos. Fernando hacía hincapié en el texto siempre: ¿Qué quería decir Moliére?
¿La farsa al servicio de que ideas? ¿Cómo podíamos rendir el instrumento del actor a las ideas del texto?

Y todas estas preguntas iban mano a mano con la deliciosa camaradería que se consigue solo después de
actuar muchos años juntos. Sé que lo que logramos en esa sala de ensayo no era solo de nivel profesional, sino
de la más alta calidad artística y humana.

Argán significó un paso gigantesco dentro de mi experiencia actoral, ya que era la primera vez que
interpretaba un personaje principal de esta magnitud. Si bien no requería esa necesidad de involucrarse
dramáticamente con el evento, es necesario adentrarse en la situación de comedia de la cual habla tan
brillantemente Moliére.

Es un personaje de textos larguísimos, estaba representando a un hombre de unos 70 años y yo tenía apenas
21.

Lo más hermoso del montaje es que Fernando consiguió un lenguaje físico, corporal, vocal, que creaba un
mundo.

Una de las cosas más maravillosas de Thespis es que nunca se dedicó a hacer obras realistas o naturalistas.

Fernando era de la opinión que el realismo y naturalismo desperdiciaban en cierta forma el espacio escénico;
él quería ver cuál era la magia del lenguaje teatral y por eso es que Thespis era como un laboratorio, donde
los miembros estaban en una eterna búsqueda de un mundo dentro del escenario que no imitara la realidad,
sino que se lograba crear una realidad paralela que cumplía sus propias reglas.

Al crearse un lenguaje teatral coherente y consistente el público entiende inmediatamente como codificarlo.

Nada de lo que se hizo en Thespis tiene que ver con la vida cotidiana. Tenía que ver con un espíritu teatral.
¿Qué es lo que puede ocurrir en el escenario que no puede ocurrir en la vida real y sin embargo pueda iluminar
nuestra vida en la cotidianidad, sin imitarlo?

Mi carrera artística se ha basado en esta enseñanza.

Podría estar horas detallando todo lo que viví en “El Enfermo Imaginario”, hablar de cada una de las
interpretaciones y de cómo se lograron con tanto amor y dedicación, que en más de treinta años realizando y
presenciando obras de teatro todavía pienso que es uno de los montajes más importantes de mi vida, no solo
como actor sino con una profunda influencia en mí como director.

Moisés Kaufman
Primer programa de mano de “El Enfermo Imaginario”
EL ENFERMO IMAGINARIO de Moliére

Elenco:

Moisés Kaufman (Argán)

Elena Broszkowski (Antonia)

Carlos Durán Ludevig (Sr. Bonafé / Beraldo)

Viviana de la Orden (Belisa)

Susana Pantin (Luisa / Angélica)

Gino Di Fazio (Cleanto)

Alberto García Saravia (Sr. Diafoirus / Sr. Purgón)

Carlos Abbatemarco (Polichinela / Tomás Diafoirus / Sr. Fleurant)

Ficha Técnica.

Vestuario: THESPIS (con colaboración de RCTV)

Realización de máscaras: THESPIS (bajo dirección de Elena Broszkowski y Moisés Kaufman. Agradecimiento especial a Armando Yánez)

Maquillaje: THESPIS

Utilería: Alberto García Saravia

Fotografía: Víctor Turco

Luminito: Armando Yánez

Escenografía, iluminación, música y Dirección: Fernando Yvosky


Estreno de “El Enfermo Imaginario”, noviembre 1985 / Foto: Víctor Turco

Elena Broszkowski (Antonia), Moisés Kaufman (Argán) / Foto: Víctor Turco


Moisés Kaufman (Argán), Carlos Durán Ludevig (Beraldo) / Foto: Víctor Turco

Carlos Abbatemarco (Polichinela) / Foto: Víctor Turco


Moisés Kaufman (Argán), Carlos Durán Ludevig (Sr Fleurant) / Foto: Víctor Turco

Elena Broszkowski (Antonia), Susana Pantin (Angélica) / Foto: Víctor Turco


Viviana de la Orden (Belisa), Elena Broszkowski (Antonia), Susana Pantin (Angélica) , Moisés Kaufman (Argán) / Foto: Víctor Turco

Elena Broszkowski (Antonia), Gino Di Fazio (Cleanto) / Foto: Víctor Turco


Susana Pantin (Angélica), Carlos Abbatemarco (Tomás Diafoirus) / Foto: Víctor Turco

Carlos Abbatemarco (Tomás Diafoirus), Moisés Kaufman (Argán) y Alberto García Saravia (Sr. Diafoirus) / Foto: Miguel Gracia
Susana Pantin (Luisa), Moisés Kaufman (Argán) / Foto: Víctor Turco
Alberto García Saravia (Sr. Purgón) / Foto: Víctor Turco
Susana Pantin (Angélica), Moisés Kaufman (Argán), Gino Di Fazio (Cleanto), Elena Broszkowski (Antonia) / Foto: Víctor Turco
Gino Di Fazio (Cleanto), Carlos Durán Ludevig (Beraldo), Elena Broszkowski (Antonia), Susana Pantin (Angélica), Viviana de la Orden (Belisa), Moisés
Kaufman (Argán) / Foto: Víctor Turco

Final de Función. Auditorio Thomas Alva Edison : Alberto García Saravia , Carlos Durán Ludevig , Viviana de la Orden, Gino Di Fazio, Fernando Yvosky ,
Moisés Kaufman, Armando Yánez , Elena Broszkowski / Foto: Miguel Gracia

El estreno fue en el Auditorio Thomas Alva Edison de la Unimet los días 27 al 30 de noviembre y el 1ro
de diciembre de 1985.
Proceso de Maquillaje: Moisés Kaufman, Susana Pantin, Viviana de la Orden / Foto: Víctor Turco

Proceso de Maquillaje / Grabación del programa radial “La Huella de Papel”: Nabor Zambrano, Fernando Yvosky, Alberto García Saravia , Elena
Broszkowski, Carlos Durán Ludevig, Gladys Álvarez, Viviana de la Orden, Gino Di Fazio, Armando Yánez / Foto: Víctor Turco
Entrevista de Kristina Wetter a Fernando Yvosky para el programa de televisión “Close Up” / Foto: Víctor Turco

EL ENFERMO IMAGINARIO se presenta: en enero 1986 en la UTAL de San Antonio de los Altos; en
febrero en el Museo de Arte Popular de Petare; en marzo en la sala Horacio Peterson del Ateneo de
Caracas; en abril en el Teatro de la Ópera de Maracay, en la sala de Conciertos y sala Anna Julia Rojas
del Ateneo de Caracas, y en la Unión Israelita de Caracas.
Aviso de prensa presentación “El Enfermo Imaginario” en el Ateneo de Caracas

Programa de mano del Teatro de la Ópera de Maracay y Armando Yánez en la cabina de iluminación / Foto: Víctor Turco

Por primera vez Thespis realizaba una temporada en un espacio de tanta relevancia como el Ateneo de
Caracas, luego de que su directora María Teresa Castillo y el director artístico Gustavo Tambascio
presenciaran una de las funciones en la sala Thomas Alva Edison de la Universidad Metropolitana a
finales de 1985.
Thespis fue invitado a presentarse en la Sala Horacio Peterson y fue tal el éxito, llenando todos los días
la sala, que las sucesivas presentaciones las escenificaron en la sala de Conciertos, con el doble de
capacidad de espectadores, hasta finalmente llegar a la sala Anna Julia Rojas.

Del libro “El Teatro Venezolano visto por Miguel Gracia, 1966 – 2001”, pág 55 / CELCIT mayo 2004

Fue el primer paso para llevar a Thespis fuera del ámbito estrictamente universitario. Si bien seguía
siendo la agrupación teatral de una universidad, ya no se les consideraba una agrupación de índole
estudiantil, sino de teatro realizado dentro de un ámbito universitario, pero con acceso al circuito del
teatro venezolano, como en efecto sucedió después.
El montaje alcanza gran éxito y es reseñado en distintas publicaciones nacionales, recibiendo
excelentes críticas.

Thespis se adentra en el esperpento con LA ROSA DE PAPEL de Ramón María del Valle Inclán, una
tragedia con un estilo peculiar, planteándose una estética a la exigencia del autor.
El lenguaje de Valle Inclán no es común, al igual que la estructura de su obra por su irreverencia y
sentido transformador.
Cuando Fernando propuso la obra al grupo hubo cierta perplejidad por el manejo del lenguaje y lo que
quería decir el autor. El proceso fue conduciendo a un montaje y una dirección de actores que no
guardaba una relación cercana a lo que se había hecho en los montajes anteriores. Se planteaba una
tragedia donde el humor estaba presente de una forma bastante clara.
Se realizó este montaje para participar en el evento del Ateneo de Caracas “ESPAÑA 50 AÑOS
DESPUÉS” en conmemoración a la guerra civil española, y donde se presentarían obras de Miguel de
Unamuno, Federico García Lorca y Valle Inclán.

Afiche evento “España 50 años después”

Se armó un prólogo con textos biográficos de Valle Inclán y su pensamiento, y en torno a una mesa se
reunían para hablar unos personajes citando las palabras del autor. De pronto desaparecían estos
personajes y se entraba de lleno en la obra.

Se integran Consuelo González, como artista plástico en la realización del telón de fondo, y Alfredo
Sánchez.
“La Rosa de Papel” (1924) de Ramón María del Valle-Inclán

(Presentada en ocasión del programa “España 50 años después” del Instituto de Cooperación Iberoamericana
y de la Embajada de España en Venezuela)

Entrar a una sala de ensayo y comenzar a leer un texto incomprensible, escrito más de sesenta años antes por
un autor de vanguardia gallego, parte del movimiento modernista.

Entrar a un mundo de distorsiones, mundo creado por aquel autor que lo calificó de esperpento para satirizar
a la sociedad española.

Entrar a ese mundo de la mano de un gran creador, Fernando Yvosky, con quien hicimos inmersión absoluta
para entender el grotesco, la degradación de los personajes y su presentación con actores-marionetas, la
muerte como hilo conductor de la trama y el sentido trágico de la vida española.

Todo ello fue lo que el elenco de “La Rosa de Papel” vivió en 1986-1987 para ser transformados por un
montaje teatral integral, que fue presentado no sólo en el Ateneo de Caracas, sino incluso en el Festival de
Teatro Iberoamericano (FITEI) en Oporto en junio de 1987.

Para recrear ese universo, Fernando nos convirtió en seres despreciables: Julepe, un borracho jugador que
maltrataba a su mujer Floriana -la encamada- y la lloraba a destiempo ya fallecida; unas viejas arpías de
pueblo -La Musa, La Disa, La Pingona, La Comadre Gobernadora y otra comadre- interpretadas mayoritaria y
deliciosamente por hombres jóvenes para mostrar la insidia y el fisgoneo pueblerino, aun en circunstancias
íntimas; los críos llorones y Pepe el Tendero.

Todos estos personajes se encontraban al iniciar la obra en espacios que simulaban cajas y eran sacados
detrás de un tul y llevados a escena por tres manipuladores, incluyendo al director, dándole la vuelta al
concepto original de marionetas que planteaba el autor.

Los críticos venezolanos y portugueses percibieron en Yvosky una incursión en escena similar a la de Tadeusz
Kantor, director polaco de “La Clase Muerta”, que solía intervenir en sus montajes también de sátira y crítica
social.

Y no podemos dejar de mencionar el trabajo plástico de Armando Yánez y Consuelo González, quienes
produjeron un telón de fondo y pisos goyescos, que redondearon la propuesta conceptual produciendo, en
palabras de la crítico teatral Sonia Murillo, el mejor Valle Inclán del ciclo convocado.

“La Rosa de Papel” marcó un hito en el grupo Thespis y recibió reconocimientos de la crítica teatral
portuguesa como un trabajo original, esperpéntico y destacado del festival FITEI 1987 en Oporto.
Personalmente fue un gran reto que nos obligó a pasar de la belleza de un poema-homenaje inicial, a
maquillarnos a oscuras y convertirnos casi en un cuervo acechante a una moribunda, jugando en coreografías
con cuatro hombres encarnando a unas viejas chismosas.

Nuestras voces, nuestras manos, nuestros cantos, todo a tono con el ambiente lúgubre de lo grotesco y
representando un mundo ajeno, pero que anunciaba el esperpento en que se convertiría nuestro país décadas
después.
Fue un montaje inolvidable que nos marcó profundamente y es parte del legado del grupo Thespis al teatro
venezolano y a nuestras vidas, como actores, como Unimetanos, como venezolanos.

Elena Broszkowski

Programa de mano de “La Rosa de Papel”


LA ROSA DE PAPEL de Don Ramón María del Valle Inclán

Elenco

Carlos Durán Ludevig (Simeón Julepe)

Gladys Álvarez (La Encamada)

Elena Broszkowski (Recitadora / La Musa)

Carlos Abbatemarco (La Disa)

Moisés Kaufman (Narrador / La Pingona)

Alberto García Saravia (Mesonero / Comadre)

Gino Di Fazio (Recitador / Narrador / Vieja)

Sebastián Siino (Recitador/ Crío)

Alfredo Sánchez (Narrador / Pepe el Tendero)

Fernando Yvosky (Narrador)

Ficha Técnica

Vestuario: THESPIS

Costura: Rosa Negrín

Telones y Piso: Consuelo González y Armando Yánez

Realización Escenografía: THESPIS

Maquillaje: THESPIS, Consuelo González y Armando Yánez

Utilería: Alberto García Saravia

Luminito y Fotografía: Víctor Turco

Diseño Escenografía, Iluminación y Dirección: Fernando Yvosky


Gino Di Fazio (Narrador), Elena Broszkowski (Recitadora), Sebastián Siino (Recitador), Alberto García Saravia (Mesonero), Moisés Kaufman (Narrador) /
Foto: Víctor Turco

Carlos Durán Ludevig (Simeón Julepe), Gladys Álvarez (Floriana la Encamada) / Foto: Víctor Turco
Carlos Durán Ludevig (Simeón Julepe), Gladys Álvarez (Floriana la Encamada) / Foto: Víctor Turco

Carlos Abbatemarco (La Disa), Elena Broszkowski (La Musa) Gladys Álvarez (Floriana la Encamada) / Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (La Disa), Gladys Álvarez (Floriana la Encamada) / Foto: Víctor Turco

Carlos Durán (Julepe) , Carlos Abbatemarco (La Disa), Elena Broszkowski (La Musa) Gladys Álvarez (Floriana la Encamada) / Foto: Víctor Turco
Elena Broszkowski (La Musa), Gladys Álvarez (Floriana la Encamada) / Foto: Víctor Turco
En primer plano: Sebastián Siino (Crío), Elena Broszkowski (La Musa) / Foto: Víctor Turco

Gino Di Fazio (Vieja), Carlos Abbatemarco (La Disa) , Gladys Álvarez (Floriana la Encamada), Elena Broszkowski (La Musa), Moisés Kaufman (La Pingona)
/ Foto: Víctor Turco
Elena Broszkowski (La Musa), Moisés Kaufman (La Pingona), Sebastián Siino (Crío) / Foto: Víctor Turco
Alberto García Saravia (Comadre), Carlos Durán Ludevig (Simeón Julepe), Gladys Álvarez (Floriana la Encamada) , Sebastián Siino (Crío) , Moisés
Kaufman (La Pingona) , Elena Broszkowski (La Musa ) / Foto: Víctor Turco

Carlos Abbatemarco (La Disa), Gladys Álvarez (Floriana la Encamada) y Carlos Durán Ludevig (Simeón Julepe) / Foto: Miguel Gracia
Carlos Durán Ludevig (Simeón Julepe), Gladys Álvarez (Floriana la Encamada) / Foto: Víctor Turco
La Rosa de Papel realiza una temporada en septiembre 1986, en la Sala Horacio Peterson del Ateneo de
Caracas.

Aviso de prensa y foto bajo la pancarta en el Ateneo de Caracas: Sebastián Siino, Carlos Abbatemarco, Moisés Kaufman, Gladys Álvarez, Alberto García
Saravia, Carlos Durán Ludevig, Fernando Yvosky, Gino Di Fazio / Foto: Víctor Turco

Fin presentación Sala Horacio Peterson, antiguo Ateneo de Caracas / Foto: Víctor Turco
Gino Di Fazio (Narrador), Elena Broszkowski (La Musa), Carlos Abbatemarco (La Disa), Carlos Durán Ludevig (Simeón Julepe), Gladys Álvarez (Floriana la
Encamada), Moisés Kaufman (La Pingona), Sebastián Siino (Crío), Alberto García Saravia (La Comadre), Armando Yánez (Espacio Escénico), Víctor Turco
(Iluminación), Consuelo González (Telón de fondo), Fernando Yvosky (Narrador) / Foto: Víctor Turco

Fernando Yvosky entrevistado por Kristina Wetter para el programa televisivo “Close Up” / Foto: Víctor Turco
Alberto García Saravia entrevistado por Kristina Wetter para el programa Close Up / Foto: Víctor Turco

En octubre de ese año se presentan en el gimnasio de la Unimet con “El Enfermo Imaginario” y “La
Rosa de Papel”, en el marco de las II JORNADAS JORGE GODOY DE BÚSQUEDA Y EXPERIMENTACIÓN
TEATRAL organizado por el CELCIT, junto a agrupaciones de gran importancia en el ámbito escénico.

A finales de 1986 viajan por primera vez a Puerto Ordaz a presentarse en el Auditorium de
Interalúmina, también con ambas obras.

Portada programas de mano II JORNADAS JORGE GODOY y Presentaciones en Interalumina


EL TRABAJO FÍSICO Y VOCAL EN THESPIS

Asistir a una jornada de trabajo en Thespis bajo la guía de Fernando Yvosky era adentrarse a un espacio
sagrado. Pasar el umbral de la sala significaba entregarse a un arduo trabajo físico que comenzaba por un
calentamiento en círculo: cuerpo, extremidades, manos y pies, voz, dicción. Nos seguíamos uno detrás del
otro dentro del espacio vacío, cambiábamos de dirección, rompíamos el círculo, jugábamos con seriedad, nos
mirábamos y conectábamos. Era un ritual.

Al ritmo de la música de Keith Jarrett ejercitábamos nuestros pies descalzos, pisando con el borde interno,
externo, punta y talón. En ocasiones caminábamos como en cámara lenta y con cada movimiento buscábamos
el dominio y equilibrio de nuestro cuerpo, sin prisas, haciendo contacto con los ojos del otro tratando de ver
ese reflejo en la mirada de los demás.

Era hurgar en nuestras posibilidades, bajo el lema de que un actor es un atleta de los sentidos.

Había ejercicios de yoga, saltos que parecían imposibles, ejercicios a ciegas contactando al compañero en un
abrazo sincero y desprovisto de intenciones, en entrega absoluta.

Un taller con la gente de Coreoarte, una demostración de danzas balinesas con Toni Cots, encuentros
individuales con la gente del Odin Teatret, ejercicios de yoga con Oriette Saade, un particular taller de teatro
por el cubano Huberto Llamas, la búsqueda de lo corporal con los ejercicios de Adriana Calzadilla, fueron
experiencias que la gente de Thespis pudo desarrollar durante su preparación física y espiritual.

Cuando quedábamos exhaustos después de los ejercicios llegaba el momento de trabajar los personajes, ya
liberados de ese control y comodidad que ocasiona el personificarse a uno mismo.

Buscar la voz, emitiéndola desde abajo, diafragmáticamente, y pasarnos el sonido como si fuese una vasija
que debía ser recibida por el compañero sin permitir que se rompiera.

Los encuentros eran diarios, a partir de las 4 ó 5 de la tarde, a veces hasta las 11 de la noche.

Y por supuesto, muchos fueron los fines de semana invertidos en esta búsqueda ritual entre cuerpo y mente.

No se trataba del típico divertimento. Cada montaje realizado era un taller completo donde había nuevas
maneras de hurgar en nuestras posibilidades dependiendo de las intenciones que debíamos acometer.

Entrenábamos nuestros cuerpos para los rigores de la actuación buscando añadir elasticidad, fuerza,
equilibrio, expresividad a nuestro cuerpo. Queríamos mejorar nuestras voces y desenredar nuestras lenguas.

Éramos jóvenes dúctiles siguiendo las instrucciones de un estupendo maestro que con dulzura, rigor y pasión
hizo de Thespis nuestro espacio para los sueños.
Fernando Yvosky , Gladys Álvarez , Moisés Kaufman, Elena Broszkowski ,Alberto García Saravia, Carlos Durán Ludevig /Foto: Víctor Turco

En 1987 se crea el Círculo de Grupos de Teatro conformado por Grupo Actoral 80 (GA80), Taller
Experimental de Teatro (TET), Teatro Altosf, Corso Teatro, Thespis, Bagazos, Contradanza y CELCIT.

Por iniciativa del CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral) se convoca a un grupo
importante de grupos de teatro que en ese momento estaban despuntando por su actividad y su compromiso
en el quehacer artístico venezolano.

Se logra reunir a agrupaciones como el Grupo Actoral 80, TET (Taller Experimental de Teatro), Corso Teatro,
Grupo de Teatro Bagazos, Contradanza y Thespis, creándose así el CGT (Círculo de Grupos de Teatro).

Era una forma de reunir voluntades, estilos, lenguajes, y sobretodo congregar a grupos con una ética y
manera de hacer teatro muy particular, que partía de una forma estética y honesta que los hacía comunes.

Fue una iniciativa muy importante, destacando así a las agrupaciones teatrales que tenían una significativa
participación en las artes escénicas.

Recuerdo mucho los trabajos de Thespis y su particular lenguaje.


Tuve la oportunidad de presenciar prácticamente todos sus montajes en esos años, de los que recuerdo
particularmente “El Enfermo Imaginario”, una puesta en escena que hizo historia en el teatro venezolano; así
como “La Casa Recuerda”.

Fernando Yvosky logró dirigir asertivamente, con un gran estilo y sabiduría, al grupo Thespis.

Es importante recordar y traer a la palestra esta historia en sus 40 años de vida, sobre todo hoy día cuando
tenemos una crisis tan marcada donde existen muy pocos grupos constituídos y de trayectoria, siendo la
tendencia la creación de producciones independientes.

Muchos grupos han dejado de existir para dar paso al trabajo de los productores.

Para mí ha sido un honor conocer a los miembros de Thespis, participar juntos en distintos eventos y nutrirme
de su lenguaje teatral.

Que sus actuales integrantes sigan recorriendo esta senda de arte comprometido y de buen teatro.

Gerardo Blanco López

Director del Grupo de Teatro Bagazos y fundador del Centro de Formación Teatral “ESCÉNICA”. Dramaturgo,
Actor y Docente

Fernando Yvosky propone al grupo realizar el remontaje LA CANTANTE CALVA de Eugene Ionesco bajo
una nueva visión y con la perspectiva de recorrer varias salas capitalinas con ella. El montaje inicial del
año 1984 había sido una buena experiencia y se podía retomar. Hubo algunos cambios en la estructura
para este nuevo montaje con otros actores realizando los personajes, con la excepción de Elena
Broszkowski y Sebastián Siino que ya habían estado en la versión anterior.

El resultado fue maravilloso, con un cuerpo distinto, más maduro, y con actores de mayor experiencia y
profundidad interpretativa.

“La Cantante Calva” fue mi primera obra de teatro y disfruté mucho que fuese una comedia. Tengo
maravillosos recuerdos de los ensayos y disfruté de todas y cada una de las funciones.

Los Smith representan el universo incoherente de la vida bajo la monotonía, lo que sucede con la rutina. Sus
días son idénticos, uno después del otro. Y los diálogos eran sumamente irrelevantes, pero divertidos.

Me gustaba mucho el aplomo de la Sra. Smith y su bien cimentada posición en la sociedad londinense. Disfruté
de su sarcasmo y prepotencia, y la tensión con el Sr. Smith interpretado por mi querido y recordado amigo
Alberto García Saravia.

Aunque la puesta en escena era muy sencilla y con poco movimiento corporal, los diálogos entre los Martin y
los Smith son tan dinámicos que parecía estuviésemos jugando un intenso partido de dobles de tennis.
La obra abre con el monólogo de la Sra. Smith. Fue bastante retador hablar por unos buenos minutos sin
ninguna otra interacción de los demás personajes. Por otra parte, era un alivio que si se me olvidaba alguna
línea del texto, podía continuar hilando el monólogo, porque igual todo lo que decía la Sra. Smith parecía no
tener sentido.

Los ensayos eran muy divertidos y fue interesante ver cómo cada uno de nosotros fue depurando su personaje
e hicimos una obra dinámica y fluída, donde se creó la sensación de que todos cantábamos en perfecta
sincronía, en un muy afinado coro.

Gladys Álvarez

Portada programa de mano de “La Cantante Calva”


LA CANTANTE CALVA de Eugene Ionesco

Elenco:

Alberto García Saravia (Sr. Smith)

Gladys Alvarez (Sra. Smith)

Carlos Durán Ludevig (Sr. Martin)

Elena Broszkowski (Sra. Martin)

Consuelo González (La Criada)

Carlos Abbatemarco (Capitán de los bomberos)

Sebastián Siino (Capitán de los bomberos)

Ficha Técnica:

Vestuario: THESPIS

Costura: Rosa Negrín

Realización Plástica: Armando Yánez

Maquillaje: THESPIS

Iluminación y Fotografía: Víctor Turco

Diseño de programa: Eneko

Espacio Escénico, Banda Sonora y Dirección: Fernando Yvosky

Elena Broszkowski (Sra. Martin), Carlos Durán Ludevig (Sr. Martin), Alberto García Saravia (Sr. Smith), Gladys Álvarez (Sra. Smith) / Foto: Víctor Turco
Carlos Durán Ludevig (Sr. Martin), Elena Broszkowski (Sra. Martin) / Foto: Víctor Turco
Alberto García Saravia (Sr. Smith), Elena Broszkowski (Sra. Martin), Sebastián Siino (Capitán de los Bomberos), Carlos Durán Ludevig (Sr. Martin), Gladys
Álvarez (Sra. Smith) / Foto: Víctor Turco

Elena Broszkowski (Sra. Martin), Alberto García Saravia (Sr. Smith), Carlos Abbatemarco (Capitán de los Bomberos), Gladys Álvarez (Sra. Smith), Carlos
Durán Ludevig (Sr. Martin) / Foto: Miguel Gracia
Alberto García Saravia (Sr. Smith), Sebastián Siino (Capitán de los Bomberos), Carlos Durán Ludevig (Sr. Martin), Gladys Álvarez (Sra. Smith) / Foto:
Víctor Turco

Elena Broszkowski (Sra. Martin), Alberto García Saravia (Sr. Smith), Carlos Abbatemarco (Capitán de los Bomberos), Consuelo González (Mary la
Sirvienta) , Gladys Álvarez (Sra. Smith) , Carlos Durán Ludevig (Sr. Martin) / Foto: Miguel Gracia
Sebastián Siino (Capitán de los Bomberos), Alberto García Saravia (Sr. Smith), Consuelo González (Mary la Criada), Gladys Álvarez (Sra. Smith)/ Foto:
Víctor Turco

Gladys Álvarez (Sra. Smith), Alberto García Saravia (Sr. Smith), Carlos Durán Ludevig (Sr. Martin), Elena Broszkowski (Sra. Martin) / Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (Capitán de los Bomberos), Elena Broszkowski (Sra. Martin), Carlos Durán Ludevig (Sr. Martin), Nabor Zambrano (Periodista),
Alberto García Saravia (Sr. Smith), Gladys Álvarez (Sra. Smith) / Foto: Víctor Turco

En abril se realiza la exposición “El Teatro en la fotografía” con obras de Miguel Gracia y una charla de
Fernando Yvosky, en los espacios del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en la Sala Cadafe.
Thespis fue invitado a realizar una temporada estrenando la sala 2 de la fundación CELARG (Casa de
Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos).
Reseña inauguración Sala 2 del CELARG con “La Cantante Calva” - El Diario de Caracas - 02 mayo 1987

Aviso de prensa presentación “La Cantante Calva” inaugurando la sala 2 del CELARG
Thespis vuelve a presentarse con EL ENFERMO IMAGINARIO con tres únicas funciones en el CELARG,
antes de partir a Oporto por invitación de FITEI y CELCIT. El papel de Angélica y Luisa empezó a ser
interpretado por Gladys Álvarez.

Programa y aviso de prensa presentación “El Enfermo Imaginario” en el CELARG

En junio de 1987 viajan al X FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE EXPRESION IBÉRICA (FITEI) en


Oporto – Portugal con EL ENFERMO IMAGINARIO y LA ROSA DE PAPEL.
El rol de Pepe el Tendero en LA ROSA DE PAPEL lo interpretó Armando Yánez
Consuelo González, Gino Di Fazio, Alberto García Saravia, Elena Broszkowski (Antonia), Moisés Kaufman, Pablo García Gámez, Fernando Yvosky, Carlos
Durán Ludevig, Armando Yánez, Viviana de la Orden, Víctor Turco / Foto: Víctor Turco

Afiche FITEI
Oporto: Máscaras, esperpentos y heterotopías

Poco equipaje y muchas expectativas fueron al FITEI de Oporto en 1987.

La primera vez que asisto a un festival de teatro en el exterior lo hago acompañando a Thespis. Representar a

Venezuela es un acto relevante para la trayectoria de cualquier grupo y cualquier cronista.

Fernando Yvosky se ha centrado en dos frentes durante el tiempo que ha estado a cargo del colectivo escénico

de la Universidad Metropolitana: desarrollar un elenco estable y proyectar sus montajes.

Los espectadores portuenses de entrada interactúan con “El Enfermo Imaginario”. En la sala hay una energía

que va de la escena a la audiencia que a su vez estimula a los intérpretes. La llegada del actor al teatro se

incorpora al montaje: cuando Gino explica en escena que se perdió por no entender el mapa de la ciudad, los

espectadores celebran la ocurrencia: con tantos callejones no es difícil perderse.

Se escuchan risas, ahora en “La Rosa de Papel” porque un actor acota “romanticismo alemán,” didascalia de

don Ramón María. Sin embargo, esos guiños no son la causa de la aceptación. El trabajo de Fernando Yvosky

como director propone una utilería elemental para los, en ese entonces, jóvenes actores destacando así sus

posibilidades expresivas al mostrar las máscaras invisibles que transforman los rostros, al dar una lectura al

esperpento, al exhibir el intenso trabajo físico. El espacio se convierte en un ritual donde el elenco busca,

prueba y se arriesga.

Thespis en Portugal representa una de las maneras de hacer teatro de un país del que paradójicamente mucho

y poco se sabe. Por ahí se presentan agrupaciones de Angola, Guinea-Bisáu, Portugal, Brasil, España. El

teatro une a sus hacedores que conversan con grandes gestos para hacerse entender: se comentan logros y

problemas profesionales de cada región bien sea en la sala, en el autobús o en los comedores.

Después del viaje, los miembros de Thespis continúan la doble tarea.

Como grupo estable se inscriben en la escena venezolana con montajes como “El Pelícano”, de Strindberg;

“Final de la Partida”, de Beckett; “La Cantante Calva”, de Ionesco o La casa recuerda, propuesta que rozaba

con el performance para mostrar imágenes de un pasado colectivo en un contexto rural, original de Yvosky.
Cada pieza es una aventura: coordinar ensayos con estudiantes, aprovechar ese tiempo para explorar y

descubrir la expresividad del cuerpo, crear propuestas de montaje.

Asistí a ensayos de Thespis. Como norma, estaban cerca del taller por explorar el potencial del cuerpo a través

de diversos ejercicios en los que los actores descubrían sus capacidades expresivas. Por ello, la escena pasaba

a ser espacio de heterotopía.

Por otra parte, hay que crear espacios para seguir haciendo el trabajo y mantener la presencia en el circuito

teatral. Por allí, algún purista planteó la separación de lo profesional y lo universitario en el teatro, propuesta

excluyente que afortunadamente se ahogó por falta de base. Pensando en ello, recuerdo una reunión de

Thespis con Carlos Giménez en Rajatabla: Carlos le decía a Fernando sobre tener constancia: no sé si fue un

consejo, un diagnóstico del grupo universitario o si era su manera de celebrar a una generación que se

comprometía con el teatro.

Thespis trabajó duro para crear su espacio. En esos tiempos, uno de ellos me recomendó ver “Nos amábamos

tanto” de Ettore Scola: “Los personajes son Thespis”, me dijo.

Pasaron décadas para caer en cuenta de la relación entre los personajes de la película y los teatreros: cada

thespiano siguió su trayectoria, cada thespiano tiene al grupo como parte de su formación teatral. Cada

thespiano tiene una familia por selección, dada por el teatro, que guarda en la memoria y que se acepta en la

diferencia.

Pablo García Gámez (Dramaturgo, docente universitario, cronista teatral)


Función en el FITEI de “El Enfermo Imaginario”: Gladys Álvarez (Angélica), Moisés Kaufman (Argán) / Foto: Víctor Turco

Ya de regreso del Festival en Oporto Thespis se adentra en un terreno completamente diferente a lo ya


explorado, con LA CASA RECUERDA escrita y dirigida por Fernando Yvosky.
Él había realizado desde hace algún tiempo algunos bocetos e ideas, con origen en San Antonio de los
Altos donde vivió muchos años. Recuerdos de la niñez, incluso en casas viejas en Valencia y Cumaná;
casas deshabitadas donde se sentía la presencia de quienes las habitaron.
Surgió la idea de una casa que recordaba y al adentrarse en ella uno prestaba su cuerpo para que
surgiera el habitante de ese espacio, un antiguo morador de ese pueblo. Era reencarnar la historia
rural de Venezuela a través de personajes como la matriarca con su visión agorera, el caudillo del
pueblo con su poder minimizado y que somete a su hija, el loquito de plaza que dice verdades y el
joven soñador de futuro frustrado.
Se planteó una estética que si bien tenía cierta relación con LA ROSA DE PAPEL, se distanciaba de todas
las demás obras que se habían realizado.
Fue un momento muy particular del desarrollo de la propuesta teatral y escénica de Thespis, con una
visión lírica y onírica, alejada de preceptos realistas, buscando la conexión de lo sensible más allá de lo
convencional.

Nuevamente se reunió un grupo pequeño de actores con el concurso de Armando Yánez en cuanto a la
propuesta escenográfica, quien se dio a la tarea de resolver una casa sin paredes, sin encierro,
construyendo un universo dentro de ese espacio. Indiscutiblemente la iluminación de Víctor Turco tuvo
una importancia especial.
Con este montaje el grupo creció enormemente. Los actores tuvieron un desempeño que quedó como
una impronta.
Por el etéreo dintel de una desvencijada puerta, que accede a un espacio virtual y al mismo tiempo onírico
(como una constante estética en el desarrollo creativo de Thespis), acceden un grupo de actores que durante
el transcurso de la obra irán asumiendo diversos roles, como reencarnación de personajes de un pasado
remoto, objetos inanimados a los que los recuerdos otorgan vida. María Luisa, Matías, Rafael, Mercedes y
Evaristo, van evocando vivencias en un ámbito sustanciado en apenas vestigios de lo que fue una casa.

La puerta, ventana e ingrávidos fragmentos de pared se conjugan en un movedizo piso de arena lavada,
donde emergen olvidadas botellas, algún que otro zapato, sillas, banquetas y un destartalado cajón.

En el texto que sustenta el programa de mano, del escritor e innovador de la poesía latinoamericana, el
peruano César Vallejo, se condensa toda la inspiración dramática del autor Fernando Yvosky:

“…Las casas nuevas están más muertas que las viejas, porque sus muros son de piedra o de acero, pero no de
hombres. Una casa viene al mundo, no cuando la acaban de edificar, sino cuando empiezan a habitarla. Una
casa vive únicamente de hombres, como una tumba. De aquí esa irresistible semejanza que hay entre una
casa y una tumba. Sólo que la casa se nutre de la vida del hombre. Por eso la primera está de pie, mientras
que la segunda está tendida. Todos han partido de la casa, en realidad, pero todos se han quedado en verdad.
Y no es el recuerdo de ellos lo que queda, sino ellos mismos…”

“La Casa Recuerda” es la compilación de lo existido y al mismo tiempo lo desaparecido.

En algunas líneas del personaje Matías: “Ya no queda pueblo. Ya nadie compra, todo el mundo vende. Ni
casas quedan. ¡Díganme!, eso y que es una casa, ¡nojó!, eso, eso es una piedra…”

La desaparición de los pueblos y caseríos en Venezuela ha sido algo constante a través de los siglos y por ende
sobreviven los recuerdos.

Esta obra es una reflexión de la Venezuela que se debate entre lo valioso de su pasado y lo superfluo del
presente.

Citando al personaje de Mercedes (con mucha dureza):

“Hace tiempo ya que Dios se marchó de por aquí”.

Armando Yánez
Maqueta del montaje “La Casa Recuerda” realizada por Armando Yánez / Foto: Carlos Abbatemarco

Anverso y reverso del programa de mano de “La Casa Recuerda”


LA CASA RECUERDA de Fernando Yvosky

Elenco:

Elena Broszkowski (María Luisa)

Carlos Durán Ludevig (Rafael)

Alberto García Saravia (Matías)

Carlos Abbatemarco (Evaristo)

Gladys Álvarez (Mercedes)

Fernando Yvosky (Matías / Evaristo)

Liz Quintero (Mercedes)

Ficha Técnica:

Vestuario: THESPIS

Iluminación y Fotografía: Víctor Turco

Espacio Escénico: Armando Yánez

Especio Escénico, Musicalización, Iluminación y Dirección: Fernando Yvosky

Alberto García Saravia (Matías), Carlos Abbatemarco (Evaristo) , Gladys Álvarez (Mercedes) / Foto: Miguel Gracia
Elena Broszkowski (María Luisa) / Foto: Víctor Turco

Alberto García Saravia (Matías) / Foto: Víctor Turco


Carlos Durán Ludevig (Rafael), Elena Broszkowski (María Luisa) / Foto: Víctor Turco

Alberto García Saravia (Matías), Carlos Durán Ludevig (Rafael), Carlos Abbatemarco (Evaristo) , Elena Broszkowski (María Luisa) / Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (Evaristo), Elena Broszkowski (María Luisa), Alberto García Saravia (Matías) / Foto: Víctor Turco

Carlos Durán Ludevig (Rafael), Gladys Álvarez (Mercedes), Alberto García Saravia (Matías), Elena Broszkowski (María Luisa) / Foto: Víctor Turco
Elena Broszkowski (María Luisa), Alberto García Saravia (Matías) / Foto: Víctor Turco
Del libro “El Teatro Venezolano visto por Miguel Gracia, 1966 – 2001” , pág 65 / CELCIT mayo 2004

Elena Broszkowski (María Luisa), Gladys Álvarez (Mercedes), Carlos Abbatemarco (Evaristo) / Foto: Miguel Gracia
Carlos Abbatemarco (Evaristo), Gladys Álvarez (Mercedes), Carlos Durán Ludevig (Rafael) / Foto: Víctor Turco

Carlos Durán Ludevig (Rafael), Gladys Álvarez (Mercedes) / Foto: Víctor Turco
Carlos Durán Ludevig (Rafael), Carlos Abbatemarco (Evaristo) / Foto1: Miguel Gracia – Foto2: Víctor Turco

Silueta de Elena Broszkowski (María Luisa) / Foto: Víctor Turco


LA CASA RECUERDA participa en las III JORNADAS JORGE GODOY y se presenta en la Sala Horacio
Peterson del Ateneo de Caracas.

Aviso de prensa de “La Casa Recuerda” con extractos de críticas a favor y en contra

Elena Broszkowski, Carlos Abbatemarco, Armando Yánez, Gladys Álvarez, Liz Quintero, Consuelo González, Carlos Durán Ludevig, Víctor Turco,
Fernando Yvosky, Gino Di Fazio, Alberto García Saravia / Foto: Víctor Turco
THESPIS, MEDIOS Y CRÍTICA TEATRAL

En los primeros diez años de Thespis el apoyo de los medios, periodistas culturales y críticos de teatro fue
fundamental. Se recuerda en particular el gran trabajo de Nabor Zambrano en su programa Formato Libre,
que incluso cubrió el estreno de “El Enfermo Imaginario” en noviembre de 1985; también a Alexandra Cariani,
que hizo reportajes para el noticiero de Venevisión y la revista Estampas del diario El Universal sobre “La
Cantante Calva” entre otros montajes. Gilberto Correa envió a Kristina Wetter a cubrir “La Rosa de Papel”
para su programa Close Up, mientras que Pedro Berroeta le hizo una entrevista de excepción a Fernando
Yvosky sobre la osadía de montar la adaptación de un clásico como “El Enfermo Imaginario”.

Eran tiempos en los que la crítica teatral se ejercía con criterio, era diversa y a veces muy bien formada. No
siempre al grupo le gustaba escuchar lo que los críticos tenían que decir, sobre todo cuando sacaban a relucir
sus prejuicios, pero todos los críticos importantes veían los montajes de Thespis, entre ellos Leonardo Azpárren
Giménez, Pablo García Gámez, Carlos Herrera, Juan Martínez De La Vega, Rubén Monasterios, Edgar Moreno
Uribe, Sonia Murillo, Carlos Pérez Ariza, Carlos Robles Piquer (Ras), Carlos Antonio Silva, Oswaldo Silva
Castellón, Edgardo Greco quienes publicaban sus críticas en El Nacional, El Universal, El Mundo, El Diario de
Caracas, Últimas Noticias, El Siglo, Correo del Caroní, o en revistas como Papel Literario e Imagen. Incluímos a
manera de ejemplo, algunos breves comentarios de la crítica teatral:

“…Nos sorprendió la fuerza expresiva del elenco teatral que dirigido por Fernando Yvosky montó en el
escenario de Interalúmina ‘El Enfermo Imaginario’ de Moliére… Impusieron talento a la propia magia del
escenario para trasladarnos a la historia a punta de buena actuación, sin más apoyo que sus voces y sus
gestos para moverse en un escenario prácticamente desnudo…”

Ángel Fernández en El Correo del Caroní noviembre de 1986

“…Para lograr el efecto deseado los actores se convierten en verdaderos títeres o fantoches cuyos hilos
móviles son los narradores que invisibles se pasean frente al público embebido con lo que sucede en escena…
Es, sin lugar a duda, el mejor Valle Inclán que hemos visto en Caracas 1986…”

Sonia Murillo sobre “La Rosa de Papel” en Desde la Platea revista Venezuela Gráfica
“…Se instala entonces la memoria de la casa en el centro de la escena, entra y sale corporizándose para
extraer la poesía fundamental de la existencia, aquella que adquiere la dimensión fantasmal de los sueños…
una dimensión poética que es quizás su mejor logro… esta casa de Yvosky tiene el mérito de adentrarse en la
realidad venezolana yendo a buscar en ella unos contenidos válidos universalmente… Sus actores
impecables”.

Oswaldo Silva Castejón, Correo del Caroní, 1987

“El grupo Thespis … salió con una puesta que marca una pauta determinante en su evolución. ‘La Casa
Recuerda’… plantea nuevos rumbos en el lenguaje del grupo, que abordó la fragmentación y planteó una
situación onírica que conlleva a la reflexión…”

Pablo García Gámez en El Universal, enero 1988

“El grupo Thespis hace tiempo es un grupo mayor…”

Pablo García Gámez en El Universal, febrero 1990


En octubre viajan por segunda vez a Puerto Ordaz a presentaciones en el auditorio de Interalúmina con
LA CANTANTE CALVA y LA CASA RECUERDA.

Reseña presentaciones en Puerto Ordaz – El Pueblo de Guarenas – 15 octubre 1987

En noviembre de 1987 realizan dos semanas de presentaciones en el Gimnasio de la Unimet tanto de


LA CANTANTE CALVA como de LA CASA RECUERDA.
Para esa misma fecha la agrupación conviene constituirse en una Asociación Civil denominada THESPIS
- TEATRO ESTABLE DE LA UNIVERSIDAD METROPOLITANA según consta en la oficina subalterna del
tercer circuito del Registro del Distrito Sucre del Estado Miranda, Baruta, el 26 de noviembre de 1987,
bajo el No 7, tomo 15 del Protocolo Primero.

Logotipo de Thespis para la época, ahora como Teatro Estable de la Unimet


Thespis fue invitado en 1988 a participar en el VII FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE CARACAS.
Se presentan con LA CASA RECUERDA en la sala Horacio Peterson del Ateneo de Caracas.

Carta de invitación a participar en el VII FITC

Información del programa de mano “VII FITC 1988”


EL PROCESO de Franz Kafka se escoge a partir de las lecturas de diversas novelas y cuentos del autor.
Fernando invitó al actor Carlos Durán Ludevig para juntos armar, a partir de la novela, una adaptación
teatral.

Fue adentrarse en el trabajo de un autor considerado absurdo y único. Nadie escribió como él tales
planteamientos. Una obra compleja.
Fernando propuso que el personaje de José K fuese interpretado por todos los actores, además de
realizar un planteamiento cinematográfico para crear los distintos espacios donde se desarrollaba la
obra, con unos telones recortados en forma rectangular que asemejaban unas pantallas de cine.

Igualmente se utilizaron por primera vez unos muñecos manipulados, así como unas estructuras de
hierro con unas imágenes de caras realizadas en cartón por Consuelo González, para causar la
sensación de unos seres inanimados dentro de ese universo de encierro y desesperación al que solo
Kafka supo dar vida.
Al final se resolvió dignamente la complejidad de llevar adelante este montaje. Se integran Oksana
Linde en la música y Gabriel Liste en la escenografía.

Siempre después de terminar el ciclo de un montaje venía el toque de impaciencia, el reto, la curiosidad de
saber cuál sería la próxima obra a trabajar, la siguiente aventura.
A veces había sorpresa, siempre emoción y a veces, por qué no, dudas.
Corría el año 1988 y en esta oportunidad nadie esperaba algo como la propuesta de Fernando Yvosky, nuestro
director, de hacer una versión propia para teatro de la inacabada novela “El Proceso” de Franz Kafka.
Si hablamos de retos, éste era uno de los buenos.
En mi caso personal la sorpresa fue mayor cuando Yvosky me propone que lo ayude a hacer la adaptación de
esta obra icónica, de culto, terriblemente real. Un enigma nunca resuelto, a pesar de las tardes de trabajo en
un pequeño estudio en San Antonio de los Altos.
Es lamentable que elementos fundamentales de esta obra nos persigan y nos acompañen sin quererlo a lo
largo del tiempo: una acusación sin fundamento por un crimen del que no se sabe prácticamente nada, una
interminable y laberíntica pesadilla burocrática, jueces sin rostro, nombre ni presencia dentro de un Estado
cómplice e inaccesible.
El acusado, Josef K. Anónimo, pero a la vez universal.
Cada intento de defensa lo hunde más, víctima de una especie de juicio final.
Me tocó interpretar este personaje. Imposible salir indemne del sentimiento de culpa a priori, de caer dentro
de una estructura tan completa y compleja de negación de libertad.
¿Cómo llevar a escena, a tres dimensiones, tanta angustia?
Quedé marcado con el uso del miedo como la mejor arma de control.
Sobrevivir esto puede ser duro, pero a la vez crea una fortaleza y, con esfuerzo, una esperanza.
Esta obra inconclusa no tiene escena final.
Las notas que dejó Kafka dan para muchas interpretaciones. Todas asfixiantes, ninguna feliz.
La nuestra tampoco lo fue.
Carlos Durán Ludevig
Programa de mano de “El Proceso”, dibujos de Consuelo González

EL PROCESO de Franz Kafka (adaptación Fernando Yvosky y Carlos Durán Ludevig)

Elenco

Carlos Durán Ludevig (José K / Abogado)

Fernando Yvosky: (José K / Armando K)

Carlos Abbatemarco (Agente Rodríguez / José K / Estudiante de Derecho / Secretario / Policía)

Alberto García Saravia (Agente Martínez / José K / Secretario / Portero)

Gladys Alvarez (Comisario / Lavandera/ Verdugo/ Pintora)

Liz Quintero (Srta. Elena / Secretaria)

Gino Di Fazio (Muñecos / Miembro Tribunal / Procesado / Cura)

Consuelo González (Sra Ana / Miembro Tribunal / Leni)

Ficha Técnica:

Realización de muñecos: Armando Yánez

Colaboradores: Freddy Lizarazo y Gabriel Liste

Diseño del espacio escénico: Fernando Yvosky

Vestuario: Thespis

Costura: Rosa Negrín

Diseño de Iluminación y Fotografía: Víctor Turco

Maquillaje: Thespis

Utilería y Carpintería: Gino Di Fazio

Dibujos: Consuelo González

Diseño Gráfico: Daniela Ulian

Música: Oksana Linde

Dirección General: Fernando Yvosky


Carlos Abbatemarco (Agente Rodríguez), Carlos Durán Ludevig (José K), Alberto García Saravia (Agente Martínez) / Foto: Miguel Gracia

Carlos Abbatemarco (Agente Rodríguez), Carlos Durán Ludevig (José K), Alberto García Saravia (Agente Martínez) / Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (Agente Rodríguez), Carlos Durán Ludevig (José K) / Foto: Víctor Turco

Gino Di Fazio (Manipulador Muñecos), Carlos Durán Ludevig (José K), Gladys Álvarez (Comisario)/ Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (José K), Liz Quintero (Srta Elena) / Foto: Víctor Turco
Alberto García Saravia (Portero), Consuelo González (Sra Ana) / Foto: Víctor Turco

Carlos Abbatemarco (José K), Consuelo González (Leni) / Foto: Miguel Gracia
Consuelo González (Miembro de Tribunal), Fernando Yvosky (José K), Alberto García Saravia (Secretario), Gino Di Fazio (Miembro de Tribunal) / Foto:
Víctor Turco

Carlos Abbatemarco (Secretario), Liz Quintero (Secretaria), Carlos Durán Ludevig (José K) / Foto: Víctor Turco

EL PROCESO se presenta en mayo y junio de 1988 en la Sala 1 del CELARG.


Aviso de prensa de “El Proceso” en el CELARG, dibujos de Consuelo González

LA CANTANTE CALVA realiza en junio una presentación en el Ateneo de Caracas en el marco del
Proyecto Escuela.
LA CASA RECUERDA se presenta en la USB en julio.

LA CANTANTE CALVA cumple una temporada, de septiembre a octubre de 1988, en la Sala Prisma (con
Fernando Yvosky como el Sr Martin y Liz Quintero como Mary la criada).

Liz Quintero (Mary la criada) / Foto: Archivo Liz Quintero


En noviembre nuevamente se realiza una presentación de LA CASA RECUERDA en la sala de la UCAB, y
una temporada en la sala CADAFE del 9 al 19 de febrero de 1989.

Para ese momento nuevamente migraron algunos miembros de Thespis, quedando el grupo un poco
mermado, por lo que una obra como FINAL DE LA PARTIDA de Samuel Beckett fue una escogencia
lógica.
Paradójicamente la obra plantea la relación de cuatro habitantes sobrevivientes de una hecatombe,
confinados a un espacio; y fuera de allí la nada.

Una obra para cuatro actores, que era con quienes el grupo contaba en ese momento, más dos
escenógrafos y un iluminador.
Llevó un largo tiempo de ensayos para entender la complejidad de Beckett.
Marcó un hito dentro de la agrupación, surgiendo una estética a partir de la necesidad de crear ese
espacio interior donde habitaban los personajes: austero, desprovisto de elementos distractivos. La
silla de ruedas de Hamm, los pipotes de basura donde habitaban los padres Nagg y Nell, y Clov al
servicio de su antiguo protector, con sus limitaciones en el andar y subir la escalera para dar los
reportes del mundo exterior.
La labor de Armando Yánez y Gabriel Liste en la concepción y realización del espacio escénico marcó un
nuevo reto al grupo, por el nivel artístico y estético que se alcanzó en ese respecto, al igual que la
iluminación precisa y sombría a cargo de Víctor Turco.
Colaboran Anita Pantin en el vestuario, Florángel Azpúrua en el maquillaje y Balduino Sierra en la
realización de la escenografía.
Fue un montaje que dio una profunda satisfacción al grupo, realizando temporadas en varias salas de
Caracas y participando en el Circuito de Artes Escénicas, de la mano del maestro Nicolás Curiel, por el
interior del país.
Cuatro personas se encuentran en el interior de un refugio.

Son los últimos sobrevivientes de una hecatombe nuclear.

Seres primordiales en cuanto representan al género humano al borde de la nada, en proceso de extinción.

Hamm, su padre y su madre, y Clov su hijo adoptivo (su criado) juegan la última partida de un juego muchas
veces jugado, hasta el hastío, donde no hay ganador, y que los conduce hacia un solo camino, la
desesperanza.

Beckett nos muestra a un hombre sin futuro, sin salida, víctima de su propia ciega indolencia.

“Y pensar que todo esto quizás hubiera servido de algo”. Esta frase de Hamm nos deja ver claramente su
visión respecto al destino del hombre; en una evidente advertencia a la insensatez bélica, al uso
deshumanizante de la tecnología, puesta en buena medida al servicio de la destrucción y/o a la construcción
de un mundo gélido, cargado de imágenes sin contenido.

Un mundo donde la palabra cada vez pierde más su significado primigenio, su valor real, hasta su belleza
sonora, a fuerza de ser usada cada día más para enmascarar la verdad.

Beckett entonces no sólo plantea en “Final de la Partida” la desesperación del hombre, de la naturaleza y de
toda la vida de seguir por este norte, sino que va más allá: nos anticipa la muerte del lenguaje como
comunicación, e incluso como parte vital de la evolución del pensamiento humano en cuanto no deviene luz,
verdad para los hombres: “Empleo las palabras que me has enseñado. Si ya no significan nada enséñame
otras o deja que me calle” Clov.

“Final de la Partida” nos señala la necesidad de un nuevo génesis, de otro renacimiento para la humanidad, de
una vuelta a empezar.

Pero ¿será necesario destruirlo todo?

Beckett no da ninguna respuesta a ello.

“…son ustedes quienes tienen que encontrarla” (Eugene Ionesco, La Cantante Calva)

Fernando Yvosky

(Escrito en el programa de mano de “Final de la Partida”, 1989)


FINAL DE LA PARTIDA de Samuel Beckett

Elenco.

Fernando Yvosky (Hamm)

Carlos Abbatemarco (Clov)

Liz Quintero (Nell)

Ilan Adler (Nagg)

Ficha Técnica:

Escenografía: Armando Yánez

Diseño y Realización: Gabriel Liste

Maquinista: Balduino Sierra

Vestuario: Anita Pantin

Realización del Vestuario: Ghislaine Latorraca

Maquillaje: Florángel Azpúrua

Diseño de Iluminación y Fotografía: Víctor Turco

Asistente de Producción: Carlos Abbatemarco

Producción y Dirección General: Fernando Yvosky

Portada programa de mano de “Final de la Partida”


Dibujos internos programa de mano de “Final de la Partida”

Ensayos “Final de Partida”: Fernando Yvosky, Liz Quintero, Ilan Adler / Foto: Víctor Turco
Proceso de Maquillaje: Fernando Yvosky, Florángel Azpúrua / Foto: Víctor Turco

Proceso de Maquillaje: Fernando Yvosky, Carlos Abbatemarco, Florángel Azpúrua / Foto: Víctor Turco
Proceso de maquillaje / Foto: Víctor Turco
Proceso de Vestuario y Diseño de Maquillaje: Anita Pantin, Carlos Abbatemarco, Ilan Adler, Liz Quintero / Foto: Víctor Turco

Realización Escenografía: Gabriel Liste, Fernando Yvosky, Anita Pantin, Armando Yánez, Balduino Sierra / Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (Clov), Fernando Yvosky (Hamm) / Foto: Víctor Turco

Fernando Yvosky (Hamm), Carlos Abbatemarco (Clov) / Foto: Víctor Turco


Fernando Yvosky (Hamm), Carlos Abbatemarco (Clov) / Foto: Víctor Turco

Liz Quintero (Nell), Ilan Adler (Nagg), Fernando Yvosky (Hamm) / Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (Clov), Fernando Yvosky (Hamm) / Foto: Miguel Gracia

Ilan Adler (Nagg), Carlos Abbatemarco (Clov), Fernando Yvosky (Hamm) / Foto: Miguel Gracia
Liz Quintero (Nell), Ilan Adler (Nagg) / Foto: Roland Streuli

Liz Quintero (Nell), Ilan Adler (Nagg) / Foto: Víctor Turco


Liz Quintero (Nell), Ilan Adler (Nagg), Fernando Yvosky (Hamm) / Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (Clov), Fernando Yvosky (Hamm) / Foto: Víctor Turco

Carlos Abbatemarco (Clov), Fernando Yvosky (Hamm) / Foto: Roland Streuli


Fernando Yvosky (Hamm), Carlos Abbatemarco (Clov) / Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (Clov) / Foto: Víctor Turco

Liz Quintero (Nell), Ilan Adler (Nagg) , Fernando Yvosky (Hamm), Carlos Abbatemarco (Clov) / Foto: Miguel Gracia
Aviso de prensa de “Final de la Partida” en la Sala Cadafe

FINAL DE LA PARTIDA se presenta en el gimnasio de la Unimet y realiza una temporada en la sala


Cadafe del 31 de mayo al 18 de junio, y vuelven al auditorio de Interalúmina en Puerto Ordaz en
septiembre.

LA CASA RECUERDA se presenta en octubre de 1989 en el XIV FESTIVAL DE TEATRO DE ORIENTE en


Barcelona, Estado Anzoátegui.

Programa de mano XIV Festival de Teatro de Oriente


No pretendo en estas cortas líneas hacer un análisis profundo y meticuloso del aporte teatral de Thespis al
movimiento teatral venezolano.

Agradezco a Dios y a la vida el haber compartido como espectador muchos montajes, conversaciones, uno que
otro café después de finalizada la función.

Fernando Yvosky con su tropa se planteó desde 1982, como grupo de las artes escénicas, un teatro que
además de mostrar al espectador el trabajo de vestuario, escenografía, iluminación, actuación, dirección, lo
invitara al final de los aplausos a reflexionar sobre lo visto y oído en el escenario. En mi caso salía complacido
y con muchas expectativas por la próxima obra de los thespianos, así los mentaba. Así viven en mis recuerdos.

“El Misántropo” de Moliere, “Final de la Partida” de Samuel Beckett, aún en la distancia permanecen en mi
memoria.

Festival de Teatro de Oriente, tantas salas de teatro, no solo en Venezuela, sino fuera de nuestras fronteras,
aplaudieron y siguen aplaudiendo la estética de Thespis.

Para mí más que orgullo, una bendición poder aportar estas líneas cuando se acerca otro aniversario de tan
prestigiosa agrupación, una tropa de soñadores.

A todos los que son parte de la familia Thespis gracias por tantas horas vividas en un escenario.

Yo como espectador, ustedes escenificando con toda la estética que los caracteriza lo mejor del repertorio
teatral nacional y universal.

Feliz aniversario.

Carlos Silva (Miembro Organizador y Coordinador de Festival de Teatro de Oriente)

Portada libro sobre el Festival de Teatro de Oriente e información interna


En octubre 1989 aparecen algunos miembros de Thespis en la portada de la revista mensual EXCESO,
No. 10, recreando un artículo sobre “los mejores pleitos de familia”. La foto es del artista Vasco
Szinetar.

Portada revista Exceso No. 10, octubre 1989. Aparecen Fernando Yvosky, Elena Broszkowski, Carlos Abbatemarco, Liz Quintero y Gabriel Liste / Foto:
Vasco Szinetar

Ese mismo mes realizan, en el marco del Circuito Nacional de Artes Escénicas, presentaciones de FINAL
DE LA PARTIDA en la Casa Rafael Briceño de Mérida y el Teatro Bellas Artes de Maracaibo.

Aviso del Circuito Nacional de Artes Escénicas y foto de miembros de Thespis en la Casa de Teatro Rafael Briceño

junto a su director Rómulo Rivas / Foto: Víctor Turco


El Espacio Teatral en THESPIS por Armando Yánez

Antes de exponer algunos de los aspectos estéticos contemplados en el desarrollo progresivo del tratamiento
de la espacialidad en THESPIS, se hace necesario enfrentar el problema de la clasificación o denominación
cuando se trata de analizar "la escenografía" como término tradicional y convencional, dada la diversidad de
acepciones empleadas por los especialistas en la materia. En este sentido se asume la fórmula establecida
como ESPACIO TEATRAL (ET) = ESPACIO ESCÉNICO (EE) + ESPACIO PÚBLICO (EP) ... en cuyo modo se podrá
comprender las distintas experiencias abordadas por este colectivo teatral a lo largo de su trayectoria.

Es así como el citado Espacio Teatral en THESPIS se inicia con una secuencia de montajes en ámbitos no
convencionales, dentro del mismo campus universitario, salvo algunas presentaciones en los auditorios.
Asistidos de los clásicos elementos de utilería tradicional: muebles, alfombras, cortinas, y demás artículos,
comienzan a darse "irreverencias", como la ruptura de la dupla ET = EE + EP, evidenciada en la puesta en
escena de "Ubú Rey", dirigida por Fernando Yvosky, donde actores, actrices y público, compartían un ámbito
común. El recurso o utilización de paneles (bastidores) ya hacen acto de presencia, en principio revestidos de
tela, y posteriormente en chapa de madera con diversos tratamientos, empleados en varios montajes.

Maqueta del montaje “Ubú Rey” realizada por Armando Yánez / Foto: Carlos Abbatemarco

Es en la égida de Fernando cuando se inicia la búsqueda de una integración ESPACIO ESCÉNICO - ARTE
PLÁSTICO VISUAL, que adopta las distintas consideraciones de artistas plásticos, arquitectos, diseñadores
escénicos, tales como Armando Yánez, Consuelo González, Gabriel Liste, Gabriela Montilla, entre otros. De allí
se crean propuestas como la de "La Rosa de Papel", con un telón de fondo y piso con sugerencias a la pintura
de Francisco de Goya, vinculante al esperpéntico mundo de Ramón María del Valle Inclán, donde los rostros de
un pueblo con visos grotescos invaden el EE de manera envolvente a las acciones de los personajes que aluden
a la farsa de marionetas.
Espacio Escénico de “La Rosa de Papel” / Foto: Víctor Turco

Esta simbiosis se reitera en "La Cantante Calva" (segunda propuesta), donde ahora el informalismo abstracto
sirve de contexto a la absurda trama de Ionesco. Pero la inquietud de espacios con mayor exigencia, según las
necesidades de las piezas teatrales abordadas, conlleva a otras oportunidades de diseño y realización
asociadas a la construcción, dimensión, manejo de paneles, estructuras simples y complejas, unidades
encajables, métodos de soporte, almacenaje y manipulación.

Espacio Escénico de “La Cantante Calva”: Armando Yánez / Foto: Archivo Armando Yánez
THESPIS comienza a destacar no sólo por sus cualidades interpretativas, sino que en montajes como “La Casa
Recuerda”, "Final de la Partida", "El Misántropo", "Momo", "Un Espacio para los Sueños" y "La Otredad y el
Vampiro", el tratamiento del Espacio Teatral impacta y deja su impronta.

Espacio Escénico “La Casa Recuerda” / Foto: Víctor Turco

Espacio Escénico “Final de la Partida” / Armando Yánez, Balduino Sierra, Gabriel Liste / Casa de Teatro Rafael Briceño, Mérida / Foto: Víctor Turco
Maqueta del montaje “Momo” realizada por Armando Yánez / Foto: Carlos Abbatemarco

Realización Escenografía de “Momo”: Armando Yánez, Gabriel Liste. Detrás: Carlos Abbatemarco, Ana Cristina Paz / Foto: Víctor Turco
Realización Escenografía de “El Misántropo”: Gabriel Liste, Víctor Turco / Foto: Víctor Turco

Realización Escenografía de “El Misántropo”: Carlos Abbatemarco, Gino Di Fazio, Armando Yánez, Gabriel Liste, Víctor Turco / Foto: Víctor Turco
Pero es esencialmente el cuidado estético una de sus más resaltantes valías en el desenvolvimiento del tema
Espacio Teatral. Si bien el fenómeno de puesta en escena es una instancia íntegramente articulada,
interconectada con todos los aspectos que la contemplan, en la mayoría de los montajes THESPIS dispuso
todas sus consideraciones de color, textura, forma, volumen, equilibrio, implícitas en el espacio, totalmente
acorde a los criterios del vestuario, maquillaje, utilería de mano, y otros. Dentro de lo aparentemente
convencional cada propuesta de espacio denotaba un discurso interior propio, aquello que se muestra y no se
explica, la marca de agua en papel que lo distingue.

Maqueta del montaje “La Otredad y el Vampiro” realizada por Armando Yánez / Foto: Carlos Abbatemarco

Hoy día el avasallante desbordamiento tecnológico ha llevado a otros derroteros el tratamiento del Espacio
Teatral, e indudablemente THESPIS se adaptará a estos nuevos esquemas virtuales.
FINAL DE LA PARTIDA se presenta en 1990 en el Teatro Alberto de Paz y Mateos.

Aviso de prensa de “Final de la Partida”

Durante este año se montan simultáneamente dos obras.

Thespis nuevamente se encuentra con Moliére, pero esta vez en forma dramática, muy distante del
planteamiento de EL ENFERMO IMAGINARIO.
Con EL MISÁNTROPO de Moliére le dio una profundidad al tema de la vida cortesana, guardando
alguna relación con lo que Beckett planteaba en cuanto a lo existencialista. Un texto que no es ligero ni
de comedia fácil, con diálogos que no permitían tanto el juego, con planteamientos duros contra la
sociedad, el ostracismo y la soledad.

Paralelamente se realizó el montaje de MOMO, adaptación del libro de Michael Ende, siendo la
primera vez que Thespis se planteaba una obra de teatro dirigida a niños y jóvenes. El programa de
mano se diseñó como un cubo para que los niños pudiesen armarlo y rellenar espacios con la historia
de personajes que vieron en la obra.
El proceso para la escogencia de los intérpretes para ambas piezas fue complejo y significó un salto en
la dinámica del grupo.
En esos dos montajes paralelos de obras que no tenían relación una con otra, ni en cuanto al
planteamiento escenográfico ni en lo actoral, se unieron jóvenes estudiantes de la universidad que
habían hecho talleres con Thespis para MOMO y actores invitados del ámbito teatral para EL
MISÁNTROPO, contando con la participación de Valerie Pellegrin, Oriette Saade, Salvador Pérez Castro,
Alexandra Henao y Denisse Latorraca .

Para ambos trabajos fue importante y vital el trabajo escenográfico de Gabriel Liste y Armando Yánez.
Hubo incursiones incluso de los escenógrafos en el ámbito de la actuación.
Esa fusión fue enriquecedora y nos fortaleció como un grupo nuevamente numeroso.
Cada montaje imponía una nueva manera de abordar el trabajo y eso era algo que todos entendían, ya
que no se repetiría ni se continuaba la misma línea del trabajo anterior. Esa era la pauta: aprender con
cada autor, descubrir cómo interpretar el texto.

Se hicieron giras con ambas obras a diversas partes de Venezuela. Para una agrupación surgida en el
seno de una universidad esto no era poca cosa. Thespis se convirtió en una máquina engranada y en
perfecto funcionamiento.

Una mañana frente a la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela mi compañero de promoción
Armando Yánez, que para ese entonces se desempeñaba como escenógrafo de la agrupación Thespis, me hizo
una propuesta que recibí con mucho agrado ya que me brindaba la oportunidad de impulsar mi carrera de
actor. Estamos hablando de principios de 1990.

Días atrás Armando había visto un ejercicio actoral en el cual interpreté un personaje de Chéjov sacado de un
cuento corto que se titula “Consejos para Autores Noveles”.

Esa misma semana acepté la invitación. Recuerdo que fue un viaje muy largo. Llegar en metro hasta la
estación de Palo Verde, luego tomar un autobús que me llevaría hasta las puertas de la Universidad
Metropolitana. De allí un largo trayecto de subida a pie hasta la sede de la agrupación Thespis.

Durante ese largo viaje me preguntaba cómo sería trabajar como actor invitado en un grupo ya consolidado,
con tantos años de trayectoria. Por tradición los grupos se comportan como una familia con sus propios
códigos. Era algo novedoso y retador para mí. Sólo pensaba cómo sería mi encuentro con los integrantes de
Thespis, los cuales no conocía personalmente pero sí había tenido la oportunidad de ver el montaje de “Final
de la Partida”. Fue una obra impactante tanto por el concepto plástico del espacio escénico como por el
trabajo actoral. La impresión que causó ese montaje en mí sumaba las expectativas de trabajar con ese grupo
artístico.
Fue entonces cuando comencé a integrarme a los ensayos de lo que más tarde sería el montaje de “El
Misántropo”. Debo confesar que no conocía la obra. No forma parte del repertorio de las piezas más
conocidas del mayor dramaturgo de la lengua francesa como Médico a Palos, El Enfermo Imaginario, Tartufo,
El Avaro o El Burgués Gentilhombre.

Por tal razón, iniciamos el trabajo de investigación mediante el cual descubrimos las claves para entender e
interpretar la obra. La trama gira en torno a Alcestes, hombre amargado y de malas pulgas. Su mayor dilema
es amar a Celimena, una bella y sensual mujer que representa todos los vicios que él tanto odia. Dentro de ese
entorno, dos personajes que actúan en dupla para conquistar el amor de Celimena: Acasto y Clitandro forman
parte de una serie de enredos e intrigas que colman la paciencia del protagonista.

La obra se estrenó en el teatro Alberto de Paz y Mateos. Fue una época muy productiva ya que en esa misma
fecha teníamos en temporada, en el mismo teatro, la obra infantil Momo basada en la novela de Michael
Ende.
Mi paso por Thespis no sólo es un dato en mi currículum. Definitivamente fue una experiencia enriquecedora
desde el punto de vista profesional. En lo personal cultivé amistades que han perdurado hasta la fecha. Es
haber conocido de primera mano lo que es trabajar en un grupo de profesionales y amantes del teatro.

Salvador Pérez Castro

Portada e interior programa de mano de “El Misántropo”


EL MISÁNTROPO de Moliére

Elenco:

Fernando Yvosky (Alceste)

Carlos Durán Ludevig (Filinto)

Carlos Abbatemarco (Oronte)

Armando Yánez (Clitandro)

Salvador Perez (Acasto)

Gabriel Liste (Basco de Bois)

Alexandra Henao (Elianta)

Valerie Pellegrin (Celimena)

Oriette Saade – Denisse Latorraca (Arsinoé)

Ficha Técnica.

Escenografía y Realización: Gabriel Liste

Asistencia Escenografía y Realización: Armando Yánez

Realización Escenográfica: Balduino Sierra

Maquillaje: THESPIS

Vestuario: Ghislaine Latorraca – THESPIS

Música: Adrián Van Woerkom

Iluminación y Fotografía: Víctor Turco

Diseño Gráfico: Omar Carrizales

Asistente de Dirección: Carlos Abbatemarco

Producción y Dirección: Fernando Yvosky


Proceso de Maquillaje: Salvador Pérez Castro, Oriette Saade, Carlos Abbatemarco / Foto: Víctor Turco
Carlos Durán Ludevig (Filinto), Carlos Abbatemarco (Oronte), Fernando Yvosky (Alceste) / Foto: Miguel Gracia

Carlos Durán Ludevig (Filinto), Carlos Abbatemarco (Oronte), Fernando Yvosky (Alceste) / Foto: Roland Streuli
Valerie Pellegrin (Celimena) , Gabriel Liiste (Basco de Bois) , Fernando Yvosky (Alceste)/ Foto: Víctor Turco

Salvador Pérez Castro (Acasto), Armando Yánez (Clitandro) / Foto: Víctor Turco
Armando Yánez (Clitandro), Carlos Durán (Filinto) Valerie Pellegrin (Celimena) , Salvador Pérez Castro (Acasto) / Foto: Víctor Turco
Alexandra Henao (Elianta), Carlos Durán Ludevig (Filinto), Fernando Yvosky (Alceste), Armando Yánez (Clitandro), Valerie Pellegrin (Celimena) , Salvador
Pérez Castro (Acasto) / Foto: Miguel Gracia

Alexandra Henao (Elianta), Fernando Yvosky (Alceste), Valerie Pellegrin (Celimena), Carlos Durán Ludevig (Filinto), Armando Yánez (Clitandro), Salvador
Pérez Castro (Acasto) / Foto: Víctor Turco
Salvador Pérez Castro (Acasto), Armando Yánez (Clitandro), Oriette Saade (Arsinoé), Carlos Abbatemarco (Oronte) / Foto: Víctor Turco

Alexandra Henao (Elianta), Fernando Yvosky (Alceste), Carlos Durán Ludevig (Filinto), Salvador Pérez Castro (Acasto), Armando Yánez (Clitandro),
Oriette Saade (Arsinoé), Carlos Abbatemarco (Oronte) , Valerie Pellegrin (Celimena)/ Foto: Víctor Turco
Carlos Durán Ludevig (Filinto), Alexandra Henao (Elianta), Carlos Abbatemarco (Oronte), Armando Yánez (Clitandro), Salvador Pérez Castro (Acasto),
Oriette Saade (Arsinoé), Fernando Yvosky (Alceste) , Valerie Pellegrin (Celimena)/ Foto: Víctor Turco
Oriette Saade (Arsinoé), Fernando Yvosky (Alceste), Carlos Abbatemarco (Oronte), Armando Yánez (Clitandro), Salvador Pérez Castro (Acasto) / Foto:
Víctor Turco
Alexandra Henao (Elianta), Fernando Yvosky (Alceste), Carlos Durán Ludevig (Filinto), Carlos Abbatemarco (Oronte) / Foto: Víctor Turco
Gabriel Liste (Basco de Bois), Salvador Pérez Castro (Acasto), Armando Yánez (Clitandro), Oriette Saade (Arsinoé), Fernando Yvosky (Alceste), Valerie
Pellegrin (Celimena), Alexandra Henao (Elianta) , Carlos Durán Ludevig (Filinto) , Carlos Abbatemarco (Oronte) / Foto: Miguel Gracia

Se realiza una temporada de EL MISÁNTROPO en el Teatro Alberto de Paz y Mateos del 09 de agosto al
30 de septiembre de 1990.

Aviso de prensa de “El Misántropo”


¿Qué representó “Momo” para mí?

Era muy joven, no llegaba a los 20 años y siempre desde niña fui muy tímida.

Al llegar a la universidad opté por tomar las clases del Taller de Teatro, a ver si se me quitaba un poco la
timidez y también porque mi madre había hecho en su juventud algunas experiencias teatrales.

Una vez finalizado el taller, Fernando Yvosky me da la sorpresa de que había pensado en mí para interpretar
el rol principal del próximo montaje, junto al elenco estable de la agrupación que ya tenía más experiencia.

Yo estaba alucinada y creía que me iba a comer el mundo. Muy feliz y contenta, con un gran reto por
delante…y con miedo.

Además, yo estaba muy involucrada en mis estudios de Educación Preescolar y encima iba a trabajar en una
obra infantil. Era todo redondo para mí…y nos lanzamos a la piscina.

Fue una experiencia enriquecedora, tanto en lo personal como en lo intelectual.

El personaje de Momo representa una cantidad de valores.

Esa niña calladita, que sabía escuchar con bondad y atención, interpretaba valores que siguen siendo
importantes para mí. Me sentía muy cómoda en ese rol ya que, viéndolo en retrospectiva, yo era Momo, así
me sentía.

Me encantó la adaptación que hizo Fernando a la novela de Michael Ende, ya que supo sintetizar lo que allí se
plasmaba. Incluso creó personajes entrañables como el de Margarita, su gran amiga. Sentí una relación de
amistad, fraternidad y comprensión ya que Momo le podía transmitir todas sus fantasías. “Una mariposa
gigante”.

Con Beto el barrendero sentí una figura de padre-abuelo con un sentido de protección y afecto. Sus escenas
conmigo me provocaban una gran ternura. El personaje de Guillermo “Guigue” era la parte masculina, ese
amigo alocado y divertido que todos hemos tenido en algún momento de nuestras vidas.

Hermosos los momentos en que la tortuga Casiopea guía a Momo hacia el encuentro con el Maestro Hora, ese
sabio que le anima a recuperar ese tiempo perdido y luchar contra los malvados hombres grises.

Momo era una gran heroína.

Ver esos teatros llenos de niños, que al final de la función se acercaban a nosotros agradecidos y
emocionados, es algo que recuerdo con gran cariño y nostalgia.

Esta experiencia y Thespis cambiaron mi vida, significando el comienzo de mi adultez. Me abrió a un mundo
desconocido.

Conocí el Teatro en sus entrañas en todas sus facetas… Amar al teatro como lo sigo amando.

Todos mis compañeros me aportaron seguridad y mucho cariño. Qué dicha haber formado parte de esta gran
aventura de vida.

Ana Patricia Domínguez


Programa de mano de “Momo”, para armar en forma de cubo. Idea Armando Yánez y Fernando Yvosky. Diseño gráfico de Omar Carrizales
MOMO de Michael Ende (adaptación Fernando Yvosky)

Elenco.

Ana Patricia Domínguez (Momo)

Hugo Díaz (Gilberto)

Carlos Abbatemarco (Beto el barrendero)

Fernando Yvosky (Maestro Hora)

Olga Blanco (Lola)

Ingrid Dortolina (Lina)

Lilia Carrizales (Margarita)

Armando Yánez (Morrocoy)

Salvador Pérez (Hombre Gris 1)

Carlos Durán Ludevig (Hombre Gris 2)

Alberto García Saravia (Hombre Gris 3)

Ficha Técnica

Escenografía y Realización: Armando Yánez

Asistencia de Escenografía y Realizacion: Gabriel Liste

Realización Escenografía: Balduino Sierra

Maquillaje y Vestuario: THESPIS

Música: Adrián Van Woerkom

Iluminación y Fotografía: Víctor Turco

Diseño Gráfico: Omar Carrizales

Asistente de Dirección: Carlos Abbatemarco

Producción y Dirección: Fernando Yvosky


Proceso de Maquillaje: Armando Yánez, Víctor Turco, Alberto García Saravia / Foto: Víctor Turco

Carlos Abbatemarco (Beto el Barrendero), Ana Patricia Domínguez (Momo) / Foto: Miguel Gracia
Carlos Abbatemarco (Beto el Barrendero), Hugo Díaz (Gilberto), Ana Patricia Domínguez (Momo) / Foto: Víctor Turco

Carlos Abbatemarco (Beto el Barrendero), Hugo Díaz (Gilberto), Ana Patricia Domínguez (Momo) / Foto: Roland Streuli
Lilia Carrizales (Margarita), Carlos Abbatemarco (Beto el Barrendero), Hugo Díaz (Gilberto), Ana Patricia Domínguez (Momo) / Foto: Víctor Turco
Hugo Díaz (Gilberto), Ana Patricia Domínguez (Momo), Ingrid Dortolina (Lina), Olga Blanco (Lola), Lilia Carrizales (Margarita) /

Foto: Víctor Turco

Ana Patricia Domínguez (Momo), Hugo Díaz (Gilberto), Ingrid Dortolina (Lina), Olga Blanco (Lola), Lilia Carrizales (Margarita) /

Foto: Víctor Turco


Ana Patricia Domínguez (Momo), Hugo Díaz (Gilberto), Lilia Carrizales (Margarita), Olga Blanco (Lola), Ingrid Dortolina (Lina) /

Foto: Víctor Turco


Ana Patricia Domínguez (Momo), Salvador Pérez Castro (Hombre Gris 1), Carlos Durán Ludevig (Hombre Gris 2) / Foto: Víctor Turco
Arriba: Olga Blanco (Lola), Salvador Pérez Castro (Hombre Gris 1), Carlos Durán Ludevig (Hombre Gris 2), Ingrid Dortolina (Lina)

Abajo: Ana Patricia Domínguez (Momo), Armando Yánez (Morrocoy) / Fotos: Víctor Turco

Ana Patricia Domínguez (Momo), Armando Yánez (Morrocoy), Fernando Yvosky (Maestro Hora) / Foto: Miguel Gracia
Ana Patricia Domínguez (Momo), Armando Yánez (Morrocoy) / Foto: Roland Streuli

Vestuario / Fotos: Víctor Turco


Camerino: Ana Patricia Domínguez, Víctor Turco, Lilia Carrizales, Ingrid Dortolina, Olga Blanco / Foto: Víctor Turco

Carlos Durán Ludevig (Hombre Gris 2), Alberto García Saravia (Hombre Gris 3), Gabriel Liste (Hombre Gris 1), Hugo Díaz (Gilberto), Ana Patricia
Domínguez (Momo), Carlos Abbatemarco (Beto el Barrendero), Fernando Yvosky (Maestro Hora) / Foto: Víctor Turco
Función Momo en Ateneo de Trujillo: Actores y público infantil / Foto: Víctor Turco
En agosto vuelven a aparecer algunos miembros de Thespis en la portada de la revista mensual
EXCESO, No. 20, recreando un artículo sobre los “enfermos de divorcio”, con foto de Juan C. Oropeza.

Portada revista Exceso No. 20, agosto 1990. Aparecen Fernando Yvosky y Lilia Carrizales
Simultáneamente a la temporada de EL MISÁNTROPO se presenta también MOMO en el Teatro
Alberto de Paz y Mateos, de 24 de agosto al 30 de septiembre de 1990

Aviso de prensa de “Momo”

EL MISÁNTROPO participa el 28 de octubre en el XV FESTIVAL DE TEATRO DE ORIENTE Y DEL CARIBE en


Barcelona, Estado Anzoátegui y se presenta también en la Sala Corpoven en San Tomé.

Programa de mano XV FESTIVAL DE TEATRO DE ORIENTE Y DEL CARIBE


El 03 y 04 de noviembre se presentan con ambas piezas en Puerto Ordaz, Estado Bolívar, en el
auditorio de Interalúmina.

Reseña de prensa – Correo del Caroní – 03 de noviembre de 1990


El 21 de noviembre MOMO se presenta en la sala Cadafe en el marco del Proyecto Escuela del Ateneo
de Caracas.

Portada programa de mano de “Momo” para el Proyecto Escuela del Ateneo de Caracas

MOMO, en el marco del Circuíto Nacional de Artes Escénicas, se presenta el 02 de diciembre de 1990
en el Ateneo de Trujillo. En las últimas presentaciones de MOMO, Gabriela Montilla interpretó el papel
de Lola y Gabriel Liste el de Hombre Gris 1.

Reseña de prensa – Diario de Los Andes – 02 de diciembre de 1990


Es el año 1991.
UN ESPACIO PARA LOS SUEÑOS es la segunda obra con autoría de Fernando Yvosky, ávido lector de la
literatura rusa.

La idea de esta obra surge de un cuento de Anton Chéjov llamado “Pabellón número seis”, tomándolo
como referencia.

Al igual que con LA CASA RECUERDA se fue escribiendo y desarrollando en pleno proceso del montaje.
Fernando iba escribiendo los textos, los miembros del grupo los leían, entendiéndolos y aportando
detalles, en un proceso de retroalimentación muy interesante y productivo.

Con mucha austeridad se planteó un espacio con tres camas de hierro y en cada una de ellas había un
personaje en particular con una situación mental especial.

Dos artistas, un bailarín inspirado en Nijinski y un poeta inspirado en Antonin Artaud, con sus sueños y
visiones del mundo interior y exterior. Un tercer personaje totalmente ido, casi en estado catatónico,
siendo todos torturados diariamente por un cuarto personaje, Goliath, y asistidos por un psiquiatra
que logra una empatía con sus pacientes.
Tanto Gabriel Liste como Armando Yánez entendieron muy bien ese espacio donde habitaban esos tres
personajes, diseñando y realizando unas estructuras de hierro que, junto al planteamiento lumínico de
Víctor Turco, crearon una ambientación como pocas veces se había logrado en el grupo.
Se marcó una etapa de la agrupación y Fernando agradeció a los actores la confianza en su propuesta.

Se integran Gabriela Montilla en la realización del vestuario y Sandro Di Fazio como colaborador del
grupo.

Haber formado parte del grupo Thespis como actor fue una experiencia maravillosa que marcó una pauta en
mi vida como artista, particularmente mi participación en la maravillosa obra “Un Espacio para los Sueños”,
escrita por el director Fernando Yvosky, que para mí es una pieza magistral.

Representé un personaje increíble, exigente tanto física como mentalmente. Un bailarín de danza clásica que
vivió su gloria a principios del siglo XX, llamado “Federico”, basado en el personaje real de Nijinski. En un
pabellón psiquiátrico convergen diversos personajes, tres artistas incomprendidos (uno de ellos en estado
cuasi vegetal) con una vida interior compleja; el cruel y bárbaro cuidador del lugar, el psiquiatra que a punta
de calmantes doma la vena creativa de ellos y la enfermera asistente.

Un excelente montaje con una escenografía espectacular.

Me vienen recuerdos, visiones de lo que fue la preparación para este montaje, los ensayos, los textos, los
ejercicios físicos, el vestuario, el trabajo de voz, el espacio donde ese bailarín se sentía atrapado como en una
jaula, como ave que le habían cortado sus alas. Él solo quería bailar la danza de la vida en un espacio donde
había tres camas y donde pasarían los últimos años de su vida, vejados por la ignorancia y la falta de
entendimiento. El psiquiatra permitía que Goliath, el cuidador del pabellón, por no decir celda, lo controlara
violentamente tratando de atrapar y disminuir a esa ave maravillosa que volaba con saltos por encima de
esos lechos, recordando sus presentaciones en los grandes escenarios donde participó.

“Se me dijo que así yo no podía bailar, que eso no era bailar. Yo solo quería bailar la vida, la danza de la vida,
la única danza”. Ese texto quedó en mi mente y para toda mi vida.

Estoy eternamente agradecido al maestro Fernando Yvosky por haberme dado la oportunidad de participar en
esta obra, y a mis compañeros que me enseñaron tanto. Gracias…

Hugo Díaz

Portada e interior programa de mano de “Un Espacio para los Sueños”


UN ESPACIO PARA LOS SUEÑOS (de Fernando Yvosky)

Elenco

Gino Di Fazio (Arturo)

Hugo Díaz (Federico)

Fernando Yvosky (Psiquiatra)

Carlos Durán Ludevig (Goliath)

Alberto García Saravia (Ángel)

Carlos Abbatemarco (Goliath / Ángel)

Ana Patricia Domínguez (Barrendera)

Lilia Carrizales (Enfermera 1)

Ingrid Dortolina (Enfermera 2)

Armando Yánez (Psiquiatra final)

Ficha Técnica:

Diseño Escenográfico: Gabriel Liste

Realización de la Escenografía: Armando Yánez / Gabriel Liste

Diseño Vestuario: Gabriela Montilla

Maquillaje: THESPIS

Diseño de Iluminación y Fotografía: Víctor Turco

Diseño Gráfico: AVVIZI C.A.

Fragmentos Musicales: Requiem Op. 48 de Gabriel Fauré

Untitled, de Keith Jarrett

Stabat Mater, de Pergolesi

Spirits, de Keith Jarrett

Producción: María Isabel Soto y Alberto García Saravia

Asistente de Dirección: Armando Yánez

Dirección General: Fernando Yvosky


Fernando Yvosky (Psiquiatra), Gino Di Fazio (Arturo), Alberto García Saravia (Ángel), Hugo Díaz (Federico) / Foto: Víctor Turco
Hugo Díaz (Federico), Fernando Yvosky (Psiquiatra) / Foto: Víctor Turco
Carlos Durán Ludevig (Goliath), Carlos Abbatemarco (Ángel), Hugo Díaz (Federico), Gino Di Fazio (Arturo) / Foto: Miguel Gracia

Fernando Yvosky (Psiquiatra), Gino Di Fazio (Arturo), Carlos Abbatemarco (Ángel), Hugo Díaz (Federico) / Foto: Miguel Gracia
Carlos Abbatemarco (Ángel) / Foto: Roland Streuli

Lilia Carrizales (Enfermera), Fernando Yvosky (Psiquiatra), Carlos Abbatemarco (Goliath) , Gino Di Fazio (Arturo) / Foto: Víctor Turco
Gino Di Fazio (Arturo), Lilia Carrizales (Enfermera) / Foto: Víctor Turco

Hugo Díaz (Federico), Alberto García Saravia (Ángel), Ana Patricia Domínguez (Barrendera) / Foto: Víctor Turco
Gino Di Fazio (Arturo), Fernando Yvosky (Psiquiatra), Hugo Díaz (Federico), Carlos Durán Ludevig (Goliath)/ Foto: Víctor Turco

Gino Di Fazio (Arturo), Fernando Yvosky (Psiquiatra), Carlos Abbatemarco (Goliath), Alberto García Saravia (Ángel) / Foto: Víctor Turco
Carlos Durán Ludevig (Goliath), Gino Di Fazio (Arturo), Hugo Díaz (Federico), Carlos Abbatemarco (Ángel), Ana Patricia Domínguez (Barrendera),
Fernando Yvosky (Psiquiatra) / Foto: Roland Streuli

UN ESPACIO PARA LOS SUEÑOS realiza algunas presentaciones en el Gimnasio de la Unimet y participa
del 5 de mayo al 6 de julio de 1991 en la I MUESTRA ITINERANTE DE TEATRO “El Teatro va por dentro”,
presentándose en poblaciones mirandinas como Curiepe, Caucagua, Guatire, San Antonio de los Altos y
Los Teques; así como el Teatro Juares de Barquisimeto, Estado Lara (11 de mayo).
Aviso I Muestra Itinerante de Teatro “El Teatro por Dentro”

Los días 19 y 20 de julio realizan presentaciones en el auditorio de Iteralúmina en Puerto Ordaz, Estado
Bolívar.
Reseña visita a Puerto Ordaz – Correo del Caroní – 20 de julio de 1991

Thespis retoma MOMO y realiza dos presentaciones en el Teatro Andrés Bello de San Felipe, Estado
Yaracuy, los días 27 y 28 de julio de 1991.

Realiza una temporada en el Teatro Alberto de Paz y Mateos con UN ESPACIO PARA LOS SUEÑOS, del
25 de septiembre al 13 de octubre, y con el reestreno de MOMO del 28 de septiembre al 13 de
octubre.
Avisos de prensa de “Un Espacio para los Sueños” y “Momo” – Temporada Teatro Alberto de Paz y Mateos

Escrito sobre “Un Espacio para los Sueños” de Leonardo Azparren Giménez – El Nacional – 11 de octubre de 1991
Nuevamente son invitados a participar en el XVI FESTIVAL DE TEATRO DE ORIENTE, EL CARIBE Y PAÍSES
BOLIVARIANOS, evento que se realizó del 15 al 26 de octubre de 1991 en Barcelona, Estado
Anzoátegui; presentándose con UN ESPACIO PARA LOS SUEÑOS.

Afiche y portada del programa del XVI Festival de Teatro de Oriente

Igualmente se presentan el 09 de noviembre en la Casa Rafael Briceño de Mérida en el marco de la I


BIENAL NACIONAL DE TEATRO.

Volante I Bienal Nacional de Teatro


THESPIS Y EL TEATRO POR DENTRO

La agrupación ya tenía un grado de madurez que permitió que en todas sus giras nacionales e internacionales
dictara su taller de “El Teatro por dentro”.

Consistía en introducir a los participantes en el espacio escénico de la obra que se fuese a representar y
“jugar” a realizar los distintos personajes que ese mismo día los actores de Thespis representarían en el
escenario.

Se hablaba de la escenografía, iluminación, vestuario, maquillaje, lo corporal, la puesta en escena y por


supuesto el trabajo actoral.

Fueron muchas las experiencias de este tipo en distintos lugares de nuestro país y disfrutamos esa necesidad
de transmitir experiencias y conocimientos.

Taller Casa de Teatro Rafael Briceño, Mérida, en el escenario de “Final de la Partida” / Foto: Víctor Turco
Taller en el Teatro Juares de Barquisimeto, en el escenario de “Un Espacio para los Sueños” / Fotos: Víctor Turco
Talleres en Curiepe, Estado Miranda/ Fotos: Víctor Turco
Taller en UTAL, San Antonio de los Altos, Estado Miranda/ Foto: Víctor Turco

Taller Infantil en Guama, Estado Yaracuy: Ana Patricia Domínguez, Carlos Abbatemarco, niños / Foto: Fernando Yvosky
Ese mismo año de 1991 se realizó en la sala Thespis el trabajo “El ahogado más hermoso del mundo”
de Gabriel García Márquez, con miembros del taller teatral de teatro y colaboración de algunos
miembros de Thespis .

Elenco de “El Ahogado más hermoso del mundo” junto a algunos miembros de Thespis / Foto: Archivo Carlos Abbatemarco
En 1992 UN ESPACIO PARA LOS SUEÑOS se presenta los días 10, 11 y 12 de abril en el Teatro Alberto de
Paz y Mateos, en el marco del IX FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE CARACAS promovido por el
CONAC Y FUNDATENEO FESTIVAL.

Portada e información libro IX FITC

El actor Alberto García Saravia propone una obra de la poeta Yolanda Pantin llamada LA OTREDAD Y EL
VAMPIRO.
Hubo una reunión en la sala Thespis para leer esta propuesta y quedó claro que sería el nuevo reto a
asumir ya que había llegado el momento para ello.
Se tomó un camino muy distinto y tal vez sea la obra donde se marcó una diferencia notable con el
resto de los trabajos que se habían realizado, ya que planteó otras exigencias.
Un texto muy delicado, que viniendo de una autora cuya principal fuente era la poesía, debía ser
tratado con mucho cuidado, donde todo el lenguaje debía ser muy justo y preciso. El amor allí
planteado debía tratarse con mucha sutileza.
La interpretación realizada por Carlos Abbatemarco en el rol de Vampiro fue muy pulcra, muy elegante
y medida.
Hubo un particular aprecio por ese trabajo.
Escenografía de dos plantas, recicladas de montajes anteriores, luces, vestuario. Imágenes de seres
espectrales.

El personaje de Vampiro de Yolanda Pantin no es maléfico ni terrorífico, al estilo de las películas de Universal o
Hammer Productions.

Es víctima de su propia circunstancia.

Un ser oculto en la oscuridad dado que la luz le hace daño.

Se alimenta de la sangre vital de niñas que saltan y juegan, antes que de animales apacibles como los conejos.

“…amo a los niños. Bendigo los músculos de sus piernas…sus ágiles cuellos…la suavidad de sus cuerpos…El que
ama está solo, en el corazón de la tierra”.

Su incapacidad real de amar sin hacer daño y de ser amado sin ser temido, le llevan irremisiblemente al
ostracismo y la soledad eterna.

Ni tan siquiera puede ver su imagen reflejada en un espejo.

“Soy mi espejo y me sacio ante él con piedad, con ternura”.

Afuera el mundo se está acabando y a la vez su vida se apaga.

Vampiro sufre del corazón sin haber recibido aún el sacrificio de la estaca final.

Necesitaba la aparición casual de Ángel, un ser caído del cielo y sin alas.

Su otredad, su alter ego luminoso y etéreo, sin sangre en las venas, pero con buenas intenciones.

Vampiro le confunde con el mayordomo que pidió en el aviso clasificado, dado que Reinfield se había
marchado.

No se atreve a salir para buscar su alimento y necesita de alguien que se lo suministre.

Vampiro busca amar a Ángel, pero no consigue succionar su vital sustento, dado que no hay un torrente
sanguíneo que pueda alimentarlo. O tal vez está muy profundo para él.

“El amor es cruel y egoísta…El amor exige sacrificios…Ningún sacrificio se hace sin sangre”.

Fernando Yvosky captó lo esencial de esta pieza poética, con diálogos llenos de simbología y profundidad.

Escénicamente se recreó el castillo con una estructura de hierro de dos niveles, desnuda, que podría significar
una jaula de donde no se podía escapar.

Escenas en dos planos, superior e inferior, que convierte el espacio en multidimensional, como nunca antes se
había experimentado en otro montaje de Thespis.

La iluminación jugó un papel fundamental, creando atmósferas que iban desde lo onírico a lo lúgubre, al igual
que una música original compuesta exclusivamente para este montaje con acordes de órgano, trompetas y
violas.
Niñas jugueteando, imágenes de lobos aullando a la noche. Ánimas solitarias deambulando en las afueras.

Uno de los grandes atractivos fue el vestuario, de exquisito diseño para todos los personajes, y con una capa
espectacular de gran sobriedad y elegancia (el vestuario fue robado, tiempo después, en una exposición que
se desarrolló en los espacios del CELARG).

Para mí como actor significó buscar lo humano y profundo de un ser cuya tragedia es precisamente vivir en las
tinieblas, a pesar de buscar amar y ser amado.

Carlos Abbatemarco

Programa de mano de “La Otredad y el Vampiro”


LA OTREDAD Y EL VAMPIRO de Yolanda Pantin

Elenco

Carlos Abbatemarco (Vampiro)

Hugo Díaz (Otredad)

Ana Patricia Domínguez (Niña)

Lilia Carrizales (Niña / Imagen)

Gino Di Fazio (Imagen)

Fernando Yvosky (Imagen)

Ficha Técnica.

Escenografía y Realización: Armando Yánez

Realización Escenografía: Gino Di Fazio, Sandro Di Fazio , Ignacio Márquez

Herrería: Eduardo Parra, Pedro Merchán

Diseño Vestuario: Ana María Domínguez, Carlos Herrera y Sastrería Vera

Utilería: Ana Patricia Domínguez, Armando Yánez

Maquillaje: Thespis

Música compuesta e interpretada por: Adrián Van Woerkom

Iluminación y Fotografía: Víctor Turco

Diseño Gráfico: Raquel Van Woerkom

Asistente de Dirección: Gino Di Fazio

Producción y Dirección: Fernando Yvosky


Reunión preliminar “La Otredad y El Vampiro”: Yolanda Pantin, Alberto García Saravia, Gabriel Liste, Armando Yánez, Hugo Díaz, Lilia Carrizales, Ana
Patricia Domínguez, Gabriela Montilla, Fernando Yvosky, Carlos Abbatemarco / Foto: Víctor Turco
Hugo Díaz (Otredad), Carlos Abbatemarco (Vampiro) / Foto: Roland Streuli

Carlos Abbatemarco (Vampiro), Hugo Díaz (Otredad) / Foto: Víctor Turco


Carlos Abbatemarco (Vampiro), Hugo Díaz (Otredad) / Foto: Miguel Gracia

Foto para prensa: Carlos Abbatemarco (Vampiro), Lilia Carrizales (Niña) / Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (Vampiro) / Foto: Archivo Carlos Abbatemarco

Carlos Abbatemarco (Vampiro), Hugo Díaz (Otredad), Lilia Carrizales (Imagen), Fernando Yvosky (Imagen) / Foto: Víctor Turco
Hugo Díaz (Otredad), Carlos Abbatemarco (Vampiro) / Foto: Miguel Gracia

Carlos Abbatemarco (Vampiro), Hugo Díaz (Otredad), Ana Patricia Domínguez (Niña) , Lilia Carrizales (Niña) / Foto: Víctor Turco
Ana Patricia Domínguez (Niña), Lilia Carrizales (Niña) / Foto: Víctor Turco
Carlos Abbatemarco (Vampiro), Ana Patricia Domínguez (Niña) , Hugo Díaz (Otredad) / Foto: Víctor Turco
Hugo Díaz (Otredad), Carlos Abbatemarco (Vampiro) / Foto: Víctor Turco

Carlos Abbatemarco (Vampiro) / Foto: Miguel Gracia


Carlos Abbatemarco (Vampiro), Hugo Díaz (Otredad) / Foto: Víctor Turco

LA OTREDAD Y EL VAMPIRO se presentó en el Teatro Alberto de Paz y Mateos del 8 al 19 de julio de


1992. Como dato anecdótico se incorporan unos “actores improvisados” que eran unos murciélagos
que habitaban en el teatro y que en algún momento de la obra revoloteaban por el espacio escénico
sin ser invitados. Es un detalle particular y sutil que llamó la atención del grupo.

Aviso de prensa de “La Otredad y el Vampiro” – Temporada Teatro Alberto de Paz y Mateos – 1992
Reseña Revista Ronda – Julio 1992
En agosto de 1992 viajan al XX FESTIVAL INTERNACIONAL UNIVERSITARIO DE TEATRO en la ciudad de
Manizales, Colombia, presentándose con LA CASA RECUERDA los días 28 y 29 de agosto en el Teatro
Confamiliares, con Lilia Carrizales en el rol de Mercedes y Fernando Yvosky como Matías.

Portada programa de mano del Festival Internacional de Manizales, agosto 1992 y presentación / Foto: Víctor Turco

Elena Broszkowski (María Luisa), Carlos Durán Ludevig (Rafael), Lilia Carrizales (Mercedes), Carlos Abbatemarco (Evaristo) / Foto: Víctor Turco
XX FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE MANIZALES, COLOMBIA

Arriba: Armando Yánez, Carlos Abbatemarco

Abajo: Fernando Yvosky, Ana Patricia Domínguez, Elena Broszkowski, Lilia Carrizales, Víctor Turco / Foto: Víctor Turco

Manizales 1992: Aminta Valera, Carlos Durán Ludevig, Armando Yánez, Carlos Abbatemarco, Fernando Yvosky, Libia Valdés , Lilia Carrizales / Foto:
Víctor Turco
LA FOTOGRAFÍA EN THESPIS

Mi interés por la fotografía viene desde mi época de estudiante y las excursiones realizadas con el Centro
Excursionista Loyola en Caracas.

Ir a la montaña, tomar fotos, reunirse con los amigos en casa y ver las diapositivas era un ritual que disfrutaba
y hacía con frecuencia.

Al llegar a la Universidad Metropolitana, mi amigo Carlos Meleán (quien conocía mi gran afición por la
fotografía) me invita a formar parte del naciente periódico estudiantil METROVOZ. Allí realicé trabajos de
reporterismo gráfico dentro del campus universitario registrando entrevistas, eventos, conciertos y otros, que
luego revelábamos en un pequeño y rudimentario cuarto oscuro, poniendo en práctica los conocimientos
adquiridos por Carlos en un taller de revelado en blanco y negro dictado en el Instituto de Diseño Neumann.

La Dirección de Cultura y el Departamento de Relaciones Institucionales de la UNIMET viendo mis fotos


publicadas en el periódico, empezaron a solicitar mis servicios, al igual que a otros fotógrafos de renombre
como Vazco Szinetar o Jorge Vall.

Al quedar la sala de ensayos de Thespis justo al lado de la Dirección de Cultura, fue imposible no sentir que
algo especial acontecía en ese espacio. Ingresar a ella fue el primer paso para una relación que me marcó
profundamente.

Tomar fotos en la caja negra del teatro es una experiencia distinta a tomar fotos al aire libre. Técnicamente
tiene sus retos y una vez que uno domina la “fórmula”, se llega a un estado de libertad creativa, pero llegar a
ello lleva trabajo e incontables horas en el laboratorio de revelado.

Siempre me interesó la fotografía documental y qué mejor oportunidad para practicarla que durante una obra
de teatro. Ejercitar esa vena que se debe tener para prevenir el siguiente instante donde el personaje realiza
un movimiento, un gesto, y presionar el botón del obturador, en una época donde todo era “analógico” y
artesanal, con negativos de máximo 36 fotos por rollo.

Intentar captar ese instante preciso bajo mi óptica y criterio fue siempre un reto. En esa época leía mucho
sobre la historia de la fotografía y de los grandes artistas, quienes con un “click” inmortalizaban un instante
de vida. Siempre trataba de aplicar esos testimonios para captar la foto justa.

Esa teoría de Henri Cartier-Bresson de hallar “el momento decisivo” se perdió un poco con lo digital y su
posibilidad de captar fotos a ráfaga sin esfuerzo.

Tuve el privilegio de estar allí durante los ensayos de las obras, por mi condición tanto de fotógrafo como de
diseñador de la iluminación de los montajes (esa es otra historia), y obviamente me preparaba para ese
momento que sabía vendría.

Estar allí en contacto con esa energía emanada por los actores representando a personajes en diversas
situaciones y tratar de capturar sus gestos en imágenes imperecederas, era para mí algo fascinante que me
fue atrapando y seduciendo cada vez más.
Las sesiones fotográficas previas a la nota que enviábamos a prensa eran tomadas durante el ensayo general,
sin poses, durante la representación viva.

Poder controlar los niveles de la iluminación, moverme alrededor de la escena y estar más cerca que un
espectador desde su asiento, fueron privilegios que aproveché para captar instantes con una estética propia.
Luego, en el proceso de revelado, procuré siempre adaptar las imágenes a la propuesta escenográfica,
vestuario y tema de la obra, experimentando con los químicos y el papel fotográfico.

La prueba de fuego fue en noviembre de 1985 durante el estreno de “El Enfermo Imaginario”.

Ya en noviembre de 1992 se realiza una retrospectiva fotográfica titulada TRES FOTÓGRAFOS MIRAN A
THESPIS en la Unimet, con fotografías de los maestros Miguel Gracia y Roland Streuli, y de mi autoría.

Miguel Gracia es el fotógrafo por excelencia y la gran referencia del teatro y la danza en Venezuela, con sus
extraordinarias fotos en blanco y negro.

Roland Streuli cumplió una interesante labor no solo registrando los espectáculos dentro del Teatro Teresa
Carreño, sino en el ámbito nacional, enfocándose en trabajos gráficos a color.

Yo me sentía humildemente privilegiado de estar al lado de estas leyendas, cotejando tres visiones distintas
de la obra de Thespis a través de esos años. Fue emocionante ya que me consideraba de alguna forma pupilo
de este par de maestros a quienes consideraba mis modelos a seguir.

Se realizó un notable esfuerzo e inversión para producir ampliaciones en formato grande y el montaje de la
exposición, convirtiéndome en una especie de curador junto con Fernando Yvosky en la selección de
fotografías. Me fueron confiados sus negativos originales para realizar copias de la más alta calidad en un
laboratorio profesional.

Para mí esta celebración es un gran privilegio y saber que mi aporte representa un legado imperecedero de un
trabajo hermoso y vital de todos los integrantes de Thespis, en un momento importante e histórico para el
mundo teatral venezolano y de la Universidad Metropolitana.

Estoy inmensamente agradecido con la vida por haber hecho “click” en el instante preciso que me permitió
compartir esa magia con un grupo tan especial de personas, con Fernando como guía. Esos momentos estarán
eternamente registrados en mi memoria.

Víctor Turco

THESPIS se plantea conmemorar 10 años de existencia.

Para ello, como parte de la conmemoración, realiza una exposición fotográfica con tres importantes
artistas como el querido y recordado Miguel Gracia, uno de los grandes fotógrafos del teatro y el
espectáculo venezolano; Roland Streuli, con sus impecables fotos a color y Víctor Turco como miembro
de Thespis con su aguda mirada y precisión al captar momentos claves de las obras.
Se realiza la retrospectiva fotográfica TRES FOTÓGRAFOS MIRAN A THESPIS en el mismo espacio
donde años atrás se había realizado la presentación de Ubú Rey.

Miguel Gracia, Roland Streuli , Víctor Turco / Foto: Víctor Turco

Miguel Gracia, Roland Streuli , Víctor Turco / Foto: Víctor Turco


Miguel Gracia , Roland Streuli , Fernando Yvosky , Víctor Turco / Foto: Víctor Turco

Víctor Turco, Roland Streuli, Miguel Gracia / Foto: Fernando Yvosky


LA MÚSICA EN THESPIS DE ADRIÁN VAN WOERKOM

En el año 1989 regresé a Venezuela después de haber estado siete años en Boston.

Estudié en el Berklee College of Music composición y música para cine.

En una de mis visitas a Venezuela fui a ver a Thespis, invitado por mi amigo Gino Di Fazio, con la obra “El
enfermo imaginario” y quedé impresionado por el alto nivel artístico del grupo.

Ya en el año 1990 Gino me invita para asistir a un ensayo. Estaban en el montaje de “El Misántropo” y ese día
conocí a ese maravilloso grupo de personas que conformaban Thespis.

Fernando Yvosky, su director, me pidió ayudarles componiendo la música para dicha obra. Yo nunca había
compuesto música para teatro; sin embargo, era algo que me parecía emocionante.

Mi método de trabajo consistió en grabar en video 8 las escenas de manera que pudiese contrastar,
sincronizar y estar seguro que la música diese un valor agregado a la escena. La experiencia fue muy buena y
quedé muy contento con el trabajo para “El Misántropo”, y por lo visto el grupo también ya que me invitaron
a componer para la siguiente obra, “Momo”.

A diferencia de la anterior, que por su naturaleza requería una música más densa y dramática, “Momo” era
una obra infantil, con un evidente toque thespiano.

Con mi tercer aporte musical para la pieza “La Otredad y el Vampiro” decidí trabajar inspirándome en sus
personajes y la ambientación. El órgano de tubos fue el instrumento principal que me ayudó a crear tanto lo
celestial del ángel como el oscuro mundo del vampiro.

Se celebraban los 10 años de Thespis y se realizarían una serie de eventos para conmemorar tan exitosa
trayectoria. Conversamos sobre la posibilidad de realizar un concierto con la música creada para las diferentes
obras. Seleccioné las piezas e hice algunos arreglos musicales para que tuvieran sentido en un espectáculo en
vivo y escenificado, no un mero concierto musical. De allí surgió “Visiones sonoras de un mundo teatral”.

Me aventuré con la creación de una pieza inédita musical-ballet-teatro, “Pesadilla de Muñeca”, y trabajé con
la coreógrafa Adriana Calzadilla y la bailarina Carmen Ortiz.

Fernando Yvosky le dio forma y coherencia a todo lo teatral.

Lamentablemente la única grabación que se realizó en video del espectáculo tuvo un gravísimo problema y no
se grabó absolutamente nada.

Siempre estaré agradecido de esta oportunidad que me brindó Thespis para hacer de este concierto una
realidad, siendo un honor y un gran orgullo haber participado con ellos.

Adrián Van Woerkom


VISIONES SONORAS DE UN MUNDO TEATRAL fue un trabajo que se armó en conmemoración de un
aniversario de Thespis, con diez años de existencia desde su fundación.
El espectáculo giraba en torno a la música compuesta e interpretada por Adrián Van Woerkom, músico
asociado a Thespis, quien hiciera la banda sonora de varias obras como MOMO, EL MISÁNTROPO, LA
OTREDAD Y EL VAMPIRO.
Se incorpora Adriana Calzadilla, quien realiza un trabajo coreográfico en una de las escenas.
Con Adrián se dio una empatía total por su particular forma de creación y su virtuosismo en el plano
musical.
En diciembre se presentan en el Auditorio Polar de la Unimet.

Hablar de Thespis me remonta a los años 90, respondiendo a una invitación hecha por Fernando Yvosky a la
agrupación DanzaHoy para coreografiar una pieza para un concierto musical-teatral de Adrián Van Woerkom,
celebrando su trabajo con el grupo Thespis que estaba de aniversario. Para ese momento yo era alumna
avanzada de DanzaHoy Escuela y mi amada maestra Adriana Urdaneta me propuso hacerme cargo de esa
coreografía que trataba sobre una muñeca encerrada en un baúl.

Me encantó la idea y se la comenté a otra alumna, Carmen Ortiz, quien al final hizo el papel de “la muñeca”. El
trabajo fue fluido y hermoso.
Se hicieron un par de encuentros muy breves, reuniéndonos con Adrián y Fernando para escuchar la música e
intercambiar propuestas.

En una tarde monté la coreografía con Carmen. Se pidió prestado un tutú del vestuario del Ballet del Teatro
Teresa Carreño y el maquillaje lo hicimos entre nosotros. Fue un proceso muy rápido, que ensamblamos el
mismo día del concierto en el ensayo de la mañana. Fue un trabajo circense, en el sentido de que todos los
participantes teníamos un rol que era interdependiente de los demás, el cual cumplimos con el compromiso y
cariño por sumar a un hermoso resultado.

Mi experiencia con Thespis empezó aquí y luego siguió como entrenadora corporal y en la asistencia de
dirección en “Mujeres entre golpe y golpe”. Thespis me recibió desde el respeto profesional y se abrió
completamente a mis sugerencias artísticas y a mi energía, trabajando desde el cuerpo y la conexión
emocional.

Los miembros de Thespis han pasado a ser parte de mi familia hasta el día de hoy.
Adriana Calzadilla

Portada programa de mano de “Visiones Sonoras de un Mundo Teatral”

Programa:

Introducción de Antonin Artaud

El Mar es Minimalista

Requiem

Pesadilla de Muñeca ( Historia: Adrián van Woerkom / Coreografía: Adriana Calzadilla / Bailarina: Carmen Ortiz)

Finale (De la obra “El Misántropo”)

Tema de Otredad / Tema de Vampiro / Vuelo de los Vampiros/ …y el Sexto Ángel tocó la Trompeta / …y el Séptimo Ángel tocó la
Trompeta (Finale) (De la obra “La Otredad y El Vampiro”)

Actores: Carlos Abbatemarco / Lilia Carrizales / Hugo Díaz / Gino Di Fazio / Ana Patricia Domínguez / Ingrid Dortolina / Armando Yánez /
Fernando Yvosky

Voces Grabadas: Carlos Abbatemarco / Hugo Díaz / Gino Di Fazio / Ana Patricia Domínguez / Fernando Yvosky
Ficha Técnica:

Música compuesta y ejecutada por Adrián van Woerkom

Dirección y Montaje: Fernando Yvosky

Producción: Gino Di Fazio

Ingeniería de Sonido: José Luis Taberna

Diseño de Iluminación: Víctor Turco

Vestuario (“Un Espacio para los Sueños” y “La Otredad y el Vampiro”): Gabriela Montilla

Maquillaje: Thespis

Diapositivas: Víctor Turco

Diapositivas “El Mar es Minimalista”: Silvana Ghinaglia y Raquel van Woerkom

Diseño Gráfico: Raquel van Woerkom

Serigrafía de Afiches: Adriana Ghinaglia y Raquel van Woerkom

Operador de Diapositivas: Sandro Di Fazio

Elaboración de Trompeta: Armando Yánez

Adrián van Woerkom y sus “Visiones Sonoras de un Mundo Teatral” / Foto: Víctor Turco
FINAL DE LA PARTIDA se presenta en la Sala THESPIS con Gino Di Fazio en el papel de Nagg.

Obra alegórica, en forma de carpeta, para los 10 años de Thespis realizada por Armando Yánez
LOS VIAJES DE THESPIS

Las fotos dentro de un autobús son prueba de la alegría de nuestros rostros cada vez que íbamos a algún
lugar, ya sea para conocer o para trasladarnos al teatro a la hora de la presentación.

Un lugar de encuentro, incluso con miembros de otras agrupaciones para compartir, reir y disfrutar el sentido
de vivir con una pasión común como lo es el Teatro.

Portugal Estado Mérida

Estado Trujillo Colombia

Fotos: Víctor Turco


Muchas fueron las giras nacionales realizadas por Thespis así como sus presentaciones internacionales tanto
en Oporto, Portugal, como en Manizales, Colombia.

Oporto, Portugal (1987) / Foto: Víctor Turco


Oporto, Portugal (1987) / Foto: Víctor Turco
Oporto, Portugal (1987) / Foto: Víctor Turco

Momentos que no solo sirvieron para mostrar el trabajo realizado, sino también formar vínculos de amistad
entre los miembros de la agrupación.

Particularmente fueron importantes las veces que fuimos al auditorio de Interalúmina en Puerto Ordaz,
Estado Bolívar, gracias a la consecuente invitación de nuestro querido amigo Luis Lares.

Luis se convirtió para Thespis en un verdadero promotor de nuestros montajes, aparte del trato tan gentil que
nos dispensó siempre junto a su para entonces esposa Natalia Critchley las veces que fuimos.
Aeropuerto de Puerto Ordaz: Carlos Abbatemarco, Luis Lares, Armando Yánez, Alberto García Saravia, Ana Patricia Domínguez, Sandro Di Fazio,
Gabriela Montilla, Gabriel Liste / Foto: Víctor Turco

Lo mismo podemos decir de Carlos Silva las veces que estuvimos en el Festival de Teatro de Oriente en
Barcelona, Estado Anzoátegui. Siempre hubo una invitación a participar y un trato totalmente respetuoso y
digno.

El apoyo de personas como la señora María Cariani, que a través de su agencia de viajes Turismo Colorama
siempre nos tramitaba los pasajes aéreos y nunca hubo inconvenientes.

Hermosos recuerdos.
Viaje a Mérida (Primera Bienal de Teatro) / Foto: Archivo Carlos Abbatemarco

Bogotá desde el Montserrate: Fernando Yvosky, Carlos Durán Ludevig, Carlos Abbatemarco / Foto: Víctor Turco
LA CASA RECUERDA se presenta en 1993 en la Alcaldía de San Antonio de los Altos.
Thespis quedó con un elenco formado en su mayoría por mujeres; aparte del joven Sandro Di Fazio,
quien desde pequeño había estado viendo todas las obras de Thespis invitado por su hermano Gino y
quiso incursionar en la actuación en ese momento.
Se unen al grupo Lucía Losada y Claudia Velazco.

Surge MUJERES ENTRE GOLPE Y GOLPE, tercera obra con autoría de Fernando Yvosky.
La obra se plantea en una especie de trilogía con tres épocas muy puntuales de la historia venezolana:
la de Marcos Pérez Jiménez, las mujeres después de su caída con la llegada de la democracia y cierta
modernidad; y la etapa más reciente con los golpes ejecutados por Hugo Chávez y su tropa.
El rol masculino en esta obra era complementario, sin textos. Los personajes masculinos aparecían
como una referencia en este mundo femenino que representaba esa Venezuela contemporánea.
Fue un proceso intenso con las actrices, donde fue muy importante el trabajo de preparación física
para la interpretación de estos personajes. El baile y la expresión corporal fueron fundamentales para
marcar la secuencia musical entre una época y la otra, y el cambio manifestado por la mujer a través
del tiempo.
Nuevamente Adriana Calzadilla fue invitada a participar con Thespis, realizando el desarrollo del
trabajo corporal y las coreografías, además de la asistencia de dirección.
El trabajo escenográfico fue minimalista, sin paredes. Simplemente unas fotografías de gran tamaño
alusivas a las distintas épocas y sobre todo a su música, que jugaba como hilo conductor de una a otra
época.
Felipe Pirela, Dámaso Pérez Prado, Carlos Gardel, Susana Duijm, Pedro Infante y Jim Morrison
acompañaron a los personajes en este montaje tan especial.

PERSIGUIENDO LA CARRETA

Desde siempre fuimos admiradoras del grupo de teatro Thespis, fue como perseguir la carreta por años,
querer asirse a ella y resbalar, con el anhelo de algo inalcanzable…

Hasta que llegamos a “Mujeres entre golpe y golpe”, una experiencia significativa y profunda, de encuentros y
reencuentros que transformaron nuestras vidas, con paralelismos sorprendentes sobre lo femenino en
confrontación con lo masculino, lo pasional, lo político, la oscuridad y la sombra.

Fueron desafíos con personajes que nos demandaban madurez, fuerza, conexión con nuestras propias
historias, a través del hilo conductor a lo largo de la trama en diferentes épocas, de los cincuentas a los
noventas, con monólogos e historias intensas.
Mujeres apasionadas, aguerridas, románticas, ¡mujeres divinas!

Al ritmo musical de Daniel Santos, The Doors y Dvorjak, nos acompasábamos los personajes y las actrices, con
cadencias caribeñas y sentires que remembraban viejos tiempos, con la conexión al futuro irreverente del cual
ni sospechábamos.

¿Y en qué estábamos nosotras cuando hicimos “Mujeres entre golpe y golpe”? Transitábamos por despechos,
duelos, pasiones, cambios y la soledad también nos acompañaba.

Representó una experiencia con un excelente director como Fernando Yvosky, una creativa asistente de
trabajo corporal, Adriana Calzadilla, y un grupo de una calidad humana increíble, del cual queda el vínculo de
la amistad.

Nuestro querido Sandro Di Fazio era el pivote omnipresente, y lo seguirá siendo…

“Todos, mi amor, todos estamos solos…”

Claudia Velasco y Myren Lucía Losada

Descubrir las mujeres que habitaron y siguen habitando en la vida de este país no ha sido tarea sencilla. Al
lanzarnos a esta experiencia teatral, la sorpresa nos asaltó en cada esquina, pues el mundo femenino dista
mucho de ser lógico, práctico o explicable…

…Mujeres enrevesadas, en vertiginosos torbellinos de emociones, unas flotando sobre nubes de recuerdos,
otras ensimismadas en el goce de su piel, tantas abatidas por el peso de la sumisión. En este pequeño espacio,
que bien podría ser cualquier rincón de Venezuela, bar o habitación, nuestras mujeres giran y se transforman,
denuncian, arrullan, lloran sus historias. El hombre, eterno fantasma que circunda, deja su huella
seduciéndolas, atosigándolas o dándoles apenas retazos de amor…

…Son los espíritus femeninos de una Venezuela adolorida que busca, al igual que ellas, seguir peleando contra
la imposición de una lógica insensible, masculinamente desvirtuada, plena de pústulas pestilentes de
corrupción y desmanes cíclicos…

Lilia Carrizales

(Extractos de su escrito en el programa de mano de “Mujeres entre golpe y golpe”, 1993)


Portada programa de mano y volante de “Mujeres entre golpe y golpe”

MUJERES ENTRE GOLPE Y GOLPE de Fernando Yvosky

Elenco:

Liz Quintero (Mujer 1)

Lilia Carrizales (Mujer 2)

Claudia Velasco (Mujer 3)

Lucía Losada (Mujer 1 / Mujer 3 - en la segunda y tercera parte)

Fernando Yvosky (Hombre 1)

Sandro Di Fazio (Hombre 2)

Ficha Técnica

Diseño y Realización de Vestuario: Sabrina Pinto

Herrería: Alfredo Monrroy Frike

Diseño Fotográfico, Producción e Iluminación: Víctor Turco

Maquillaje: Thespis

Entrenamiento Corporal y Asistencia de Dirección: Adriana Calzadilla

Diseño del Espacio Escénico, Cinta Sonora y Dirección: Fernando Yvosky


Fernando Yvosky (Hombre 1), Liz Quintero (Mujer 1) , Lilia Carrizales (Mujer 2), Lucía Losada (Mujer) , Sandro Di Fazio (Hombre 2), Claudia Velasco
(Mujer 3) / Foto: Víctor Turco
Lilia Carrizales (Mujer 2), Liz Quintero (Mujer 1), Claudia Velasco (Mujer 3 ) , Sandro Di Fazio (Hombre 2) / Foto: Víctor Turco

Liz Quintero (Mujer 1), Lilia Carrizales (Mujer 2) / Foto: Javier Gracia
Claudia Velasco (Mujer 3), Liz Quintero (Mujer 1) / Foto: Miguel Gracia

Liz Quintero (Mujer 1) / Foto: Miguel Gracia


Claudia Velasco (Mujer 3), Lilia Carrizales (Mujer 2), Fernado Yvosky (Hombre 1), Liz Quintero (Mujer 1) / Foto: Víctor Turco
Fernado Yvosky (Hombre 1), Claudia Velasco (Mujer 3) / Foto: Víctor Turco

Liz Quintero (Mujer 1) / Foto: Miguel Gracia


Lilia Carrizales (Mujer 2), Claudia Velasco, Sandro Di Fazio / Foto: Víctor Turco

Lucía Losada, Claudia Velasco, Lilia Carrizales (Mujer 2), Sandro Di Fazio / Foto: Víctor Turco
Diseños del Vestuario por Gabriela Montilla / Archivo Liz Quintero

Frente del Teatro San Martín, Caracas: Víctor Turco, William Escalante, Lilia Carrizales, Adriana Calzadilla, Liz Quintero,

Fernando Yvosky, Lucía Losada, Claudia Velasco, Sandro Di Fazio / Foto: Víctor Turco

MUJERES ENTRE GOLPE Y GOLPE se presentan en la Sala Thespis, en el auditorio del IUTRC y realizan
una temporada del 3 al 20 de agosto de 1993 en el Teatro San Martín de Caracas.
En 1994 es invitado a dictar unos talleres de teatro el maestro cubano Huberto Llamas, quien venía de
realizar una interesante labor con teatro comunitario en varios países latinoamericanos. La sala Thespis
fue anfitriona con participantes invitados de las agrupaciones Cuentos de la Vaca Azul y miembros del
Centro de Creación Teatral de Los Teques.

Taller dictado por Huberto Llamas con miembros de Thespis y otras agrupaciones / Fotos: Archivo Carlos Abbatemarco
En el año 1995 se realiza en la sala Thespis, del 19 al 23 de junio, un evento denominado
“REENCUENTRO: Visiones del Teatro de la ciudad” con obras de Texto Teatro, Altosf, Grupo Actoral 80,
Teatro Itinerante de Venezuela y Thespis, quienes se presentan con MUJERES ENTRE GOLPE Y GOLPE.

Se realizaron jornadas de reflexión con ponencias por parte de Néstor Caballero, Gustavo Ott, Juan
Carlos de Petre, Eduardo Gil, Carolina Rincón, Fermín Reyna, Dimas González, José Gregorio Magdaleno
y Fernando Yvosky

Programa de mano de “Reencuentro: visiones del teatro de la ciudad”

Ese mismo año el Ateneo de Caracas invita a Thespis a formar parte de un evento titulado Festival
Strindberg.

Hacía muchos años Fernando Yvosky había presenciado un montaje de EL PADRE a cargo de Enrique
Porte y se interesó en trabajar esa obra.

Se invitó a participar a actores de gran trayectoria teatral como Aura Rivas, Alfredo Sandoval y Gonzalo
Camacho, así como a la actriz Ivonna Hernández, quien había trabajado en el montaje de Porte que
Fernando había presenciado.

Se contó también con Carlos Abbatemarco como miembro estable del grupo, así como de los jóvenes
Cecilia Ferrero, quien venía de uno de los talleres de Thespis y William Escalante, miembro del Centro
de Creación Teatral de Los Teques.

El resultado fue extraordinario, siendo un trabajo impecable a nivel actoral de un clásico realizado con
un toque muy especial. Todos los actores creyeron en la propuesta.
Rememorando lo que ocurrió por allá por 1995 me tocó vivir una experiencia maravillosa que tuve con el
grupo Thespis.

Y digo me tocó vivir porque en lo personal, como actriz, como ser, estaba atravesando por uno de esos
momentos de reflexión, que alguna vez nos llega en la vida, y de pronto llegó esta experiencia gratificante que
me hizo olvidar toda esa situación y me permitió volver a vivir, volver a sentirme yo.

Reencontrarme como actriz con Thespis fue algo mágico.

Nunca había trabajado con Fernando Yvosky ni conocía la sala Thespis, que él logró hacer junto a su grupo. Se
sentía tan rico y tan bonito entrar en ese espacio.

Thespis había sido invitado a participar en el Festival Strindberg en el Ateneo de Caracas, con la obra “El
Padre”.

Aparte de los integrantes del grupo estaban también Gonzalo Camacho, con quien ya había trabajado
anteriormente, al igual que con Alfredo Sandoval, quienes lamentablemente ya no están en este plano.

Compartí con todos ellos, hicimos trabajo de mesa e incluso nos ejercitábamos físicamente, lo cual me hizo
rememorar los tiempos en los que yo empecé a hacer teatro.

Eso me hizo revivir, me hizo renacer en mi profesión; y le di gracias a la vida por permitirme estar en ese
momento particular con esa agrupación. Nos tocó compartir no solo lo teatral sino lo personal. Nos reuníamos
a veces en mi casa, hacíamos tostadas mexicanas, hablábamos, bailábamos, reíamos.

Yo estaba sola en ese tiempo a cargo de la Galería Viva México, hermoso lugar que compartí por muchos años
junto a mi querido esposo Jorge Godoy. Mis hijas estaban en el interior del país desarrollando su trabajo
teatral.

Como actriz no tuve dificultades en adaptarme a las exigencias del texto de Strindberg y del personaje de
Margarita la nodriza, ya que ya traía una rica experiencia de teatro clásico junto al director Romeo Costea, y
en México, donde estudié en la Escuela de Teatro de Bellas Artes.

La forma de hablar, la voz, la dicción, la manera de caminar son importantísimos a la hora de desarrollar un
personaje del teatro clásico y quise aportar mis conocimientos y experiencias con los jóvenes actores que
conformaban Thespis para ese entonces.

Para mí la base de cualquiera que desee dedicarse al teatro y la actuación es el Teatro Clásico.

Si bien fue un momento un tanto particular de mi vida, agradezco todas las vivencias que tuve con la gente de
Thespis, con quienes me unen lazos de gran afecto y respeto.

Aura Rivas (Primera Actriz)


Portada programa de mano de “El Padre”

EL PADRE de August Strindberg

Elenco:

Alfredo Sandoval (El Capitán)

Ivonna Hernández (Laura)

Gonzalo Camacho (El Pastor)

Aura Rivas (Margarita)

Cecilia Ferrero (Berta)

Carlos Abbatemarco (El Médico)

William Escalante (El Ordenanza)

Ficha Técnica

Diseño y Realización de Vestuario: Omar Borges

Diseño de Iluminación: Víctor Turco

Maquillaje: Thespis

Musicalización: Fernando Yvosky

Asistente de Dirección: Liz Quintero

Dirección General: Fernando Yvosky


Alfredo Sandoval (El Capitán), Gonzalo Camacho (El Pastor) / Foto: Víctor Turco
Alfredo Sandoval (El Capitán) / Foto: Víctor Turco
Ivonna Hernández (Laura), Carlos Abbatemarco (El Médico) / Foto: Miguel Gracia

Carlos Abbatemarco (El Médico), Alfredo Sandoval (El Capitán) / Foto: Víctor Turco
Cecilia Ferrero (Berta), Aura Rivas (Margarita) / Foto: Víctor Turco

Alfredo Sandoval (El Capitán), Cecilia Ferrero (Berta) / Foto: Víctor Turco
Alfredo Sandoval (El Capitán), Ivonna Hernández (Laura) / Foto: Víctor Turco

Alfredo Sandoval (El Capitán), Cecilia Ferrero (Berta) / Foto: Víctor Turco
Aura Rivas (Margarita), Alfredo Sandoval (El Capitán) / Foto: Víctor Turco
Aura Rivas (Margarita) , Alfredo Sandoval (El Capitán) , Gonzalo Camacho (El Pastor) , Carlos Abbatemarco (El Médico) , William Escalante (El
Ordenanza) , Cecilia Ferrero (Berta), Ivonna Hernández (Laura) / Foto: Víctor Turco

Gonzalo Camacho, Fernando Yvosky, Aura Rivas, William Escalante, Carlos Abbatemarco , Alfredo Sandoval, Cecilia Ferrero , Ivonna Hernández / Foto:
Víctor Turco
El Padre de August Strindberg se presenta en el marco del Festival Strindberg en el Ateneo de Caracas
en la Sala Horacio Peterson del 29 de noviembre al 17 de diciembre de 1995.

Reseña de El Nacional del 30 de noviembre de 1995 y aviso de prensa


En el camerino de la sala Horacio Peterson: Liz Quintero, Cecilia Ferrero, Aura Rivas

Preparando una buena comida mexicana: Liz Quintero, Aura Rivas (la anfitriona), Cecilia Ferrero, Ivonna Hernández / Foto: Víctor Turco
Ya para 1996 Fernando Yvosky había realizado algunos trabajos con el taller de Thespis, con ciertos
acercamientos al teatro clásico griego de Aristófanes, con obras como “Lisistrata”, “Dinero” (a partir de
la obra Pluto) y “Las Nubes”.
MEDEA de Eurípides fue un encuentro atinado para el momento.
Se tuvo la certeza de que Liz Quintero, quien ya tenía una importante experiencia en varios montajes
del grupo, podía interpretar el difícil personaje de Medea.
Ella no era estudiante de la universidad, sino que trabajaba en el área de psicología y asistencia
estudiantil, y estuvo muy interesada en pertenecer a Thespis.

Los actores que pasaron por Thespis nunca estuvieron ausentes, si no estaban en un montaje en
particular siempre estaban allí de alguna manera.
MEDEA planteó un gran reto pues es una tragedia franca y directa.
¿Cómo resolver el tema del coro, el corifeo, dentro de esta estructura del teatro griego?
Realizar esta obra con tan solo cuatro actores fue algo que debió asumirse, incluyendo a Fernando
como actor.

Allí fue también muy importante el trabajo de William Escalante en el personaje de Jasón, el rol
masculino asociado a la figura de Medea, además de realizar algunas de las voces del coro junto a
Sandro Di Fazio.
El montaje no tenía mayores recursos en cuanto a escenografía, era un espacio absolutamente
desprovisto. Había el apoyo de la música y lo demás era interpretación pura que llenaba el espacio.

Medea es un personaje emblemático del teatro griego y define hasta dónde puede llegar una mujer
cuando se siente traicionada por el hombre al que ama, algo muy contemporáneo.

Medea de Eurípides, un clásico sobre el amor, desamor, traición y venganza que producen la infidelidad, el
engaño y el poder.
Un sueño, un reto, una vocación para Thespis y para mí como actriz.
Llegó a mi oído la noticia, una noche de ensayo, cuando Fernando Yvosky me dijo: “a partir de mañana tú
serás Medea”.
Yo quedé impactada, y entre el estupor y la sorpresa, comencé desde aquel día del año 1996, a personificar a
esta mujer de templanza, mitad diosa, mitad humana, que dejó un sello sin igual en mi vida y en la de todos
quienes actuamos en esta obra.
Este montaje marcó para mí un antes y un después en el proceso actoral, llevado como siempre de la mano
cuidadosa y creativa de Fernando y del equipo de producción de Thespis, abarcando todos los aspectos de la
escenografía, el vestuario, las máscaras, el maquillaje, la iluminación y la música de la antigua Grecia.
Vivimos momentos particulares durante la elaboración de las máscaras, creadas por Angélica Campos y
Antonio Miranda. Íbamos a su casa-taller y aún recuerdo todo el proceso creador para expresar en ellas la
tristeza, el dolor y la violencia de Medea, y de los demás personajes. Fue necesario un entrenamiento en el uso
de las máscaras, aprender a respirar con ellas, hacerlas parte del rostro, hasta tener la vivencia de integrarlas
y retirarlas en el escenario... todo un desafío. Así como también lo fue cada día de ensayo, durante ocho
meses.
Cinco actores en escena, algunos de ellos interpretando tres personajes.
Entregados, cada tarde y noche de ensayos, a experimentar y sentir en cada una de las escenas el espíritu de
esta historia marcada por la tragedia, bellamente escrita. Cada texto un vuelco al alma.
Días de intenso trabajo e investigación constante, cuidando cada detalle, cada movimiento, cada gesto.
Perfeccionando los extensos monólogos de Medea, los diálogos. Medea estremece en su dolor y la pasión con
la que vive.
Todo es posible, hasta la muerte, con tal de mantener la dignidad y hacer pagar por su sufrimiento. Ella nos
sumerge en un vórtice de encuentros y desencuentros humanos, búsquedas internas, conexión con la
venganza y el odio, la traición y el engaño, prevaleciendo los tratados de justicia y bien social.
Son innumerables las escenas que me conectan con Medea, imposibles de olvidar. Duele todavía la despedida
de Medea de sus hijos, antes de asesinarlos. Estremece el momento en que envenena a la princesa con la
corona de flores. Hermosos los encuentros con la nodriza, y tormentosos los enfrentamientos con Jasón.
Inolvidables los cantos del corifeo.
Los actores siempre dispuestos a profundizar, a la búsqueda, al encuentro. Receptivos y
entusiastas. Fusionados nos engranamos y creamos, bajo la dirección impecable de Fernando Yvosky quien
también actuó, una puesta signada por una sólida estética en todos los aspectos, sencilla y orgánica, como los
alaridos de Medea, venidos del centro de la tierra.
Liz Quintero

Portada programa de mano de “Medea” / Foto: Archivo Armando Yánez


MEDEA de Eurípides (Adaptación y versión de Fernando Yvosky)

Elenco:

Liz Quintero (Medea)

Claudia Velasco (Nodriza)

Fernando Yvosky (Creonte, Pedagogo y Coro)

William Escalante (Jasón, Egeo, Mensajero y Coro)

Sandro Di Fazio (Coro)

Ficha Técnica:

Maquillaje: Thespis

Diseño de Vestuario: Constanza Polanco y Omar Borges

Tratamiento Plástico del Vestuario: Omar Borges

Diseño y Realización de máscaras: Angélica Campos y Antonio Miranda

Musicalización: Fernando Yvosky

Diseño de Escenografía: Gabriel Liste y Armando Yánez

Diseño de Iluminación y Fotografía: Víctor Turco

Dirección y Producción general: Fernando Yvosky


William Escalante (Jasón), Liz Quintero (Medea) / Fotos: Lil Quintero

Liz Quintero (Medea) / Fotos: Lil Quintero


Fernando Yvosky, Liz Quintero, William Escalante, Víctor Turco, Claudia Velazco, y equipo de trabajo / Foto: Víctor Turco

MEDEA se presenta del 24 de octubre al 10 de noviembre de 1996 en la sala Thespis de la Unimet.

Muchos fueron los cambios que ocurrieron en Thespis a partir de finales de los noventa. El país entró
en un proceso de cambios estructurales a nivel político, social y económico que produjo una gran
desestabilización en todos los ámbitos del quehacer cotidiano. Entrar en un tema tan profundo y
delicado nos llevaría a un análisis que preferimos dejarlo en manos de los expertos.
Pero evidentemente Thespis debe adecuarse a la realidad que le circunda y Fernando Yvosky, de
manera certera, enfoca sus energías y conocimientos al trabajo interno de los jóvenes estudiantes que
se inscriben en el Taller de Teatro.
Bajo su visión como docente y su experiencia, sigue su idea de trabajar con obras y autores de
reconocida importancia.
Durante este período realiza sus talleres de formación hurgando y analizando textos como: “Bodas de
Sangre” de Federico García Lorca; “Kantan” y “Dojoji” de Yukio Mishima; “Alfabeto para Analfabetas”
de Isaac Chocrón; “El porvenir está en los huevos” de Eugene Ionesco; “Vuelva Dadá Vuelve” de
diversos autores; “El tiempo hace y deshace” con poemas de Octavio Paz; “El baile de los cautivos” de
Ricardo Acosta; “Yerma” de Federico García Lorca; “Noche de Huéspedes” de Peter Weiss y “Auge y
Caída de la ciudad de Mahagony” de Bertolt Brecht.

Programas “Dojoji” y “Vuelve Dadá Vuelve”

Programa “El Tiempo hace y deshace”


El año 2004 surge una invitación a participar en el XV FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE
CARACAS para la sección Tintas Frescas, con la lectura dramatizada de la obra LA MUJER INCOMPLETA
del español David Plana.

Nuevamente se da la oportunidad de presentarse fuera del ámbito universitario y Fernando convoca a


actores experimentados como Elena Broszkowski y Carlos Abbatemarco a participar, junto a los
jóvenes talleristas de ese momento, realizando una presentación en los espacios del BOD en La
Castellana el día 05 abril.

Programa tipo volante de “La Mujer Incompleta”

LA MUJER INCOMPLETA de David Planas (Lectura Dramatizada)

Elenco:

Fernando Yvosky (Mafioso)

Carlos Abbatemarco (Juan)

Elena Broszkowski (Directora)

Melissa Magarici (Secretaria)

Eloisa González (Hija)

Moisés Mirele (Amigo)

Renato Paz (Médico)

Dirección: Fernando Yvosky


Ensayos de “La mujer incompleta” en el BOD / Elena Broszkowski (Directora) y Fernando Yvosky (Mafioso) /

Fotos: Carlos Abbatemarco

Fernando profundiza su búsqueda con los jóvenes integrantes de los distintos talleres de formación y
vuelve a trabajar con los clásicos. Durante estos años trabaja escenas de piezas fundamentales como:
“Sueño de una noche de verano, “Macbeth” y “Hamlet” de William Shakespeare; “Las Sillas” y
“Rinocerontes” de Eugéne Ionesco; “La Cabeza del Dragón” de Don Ramón María del Valle Inclán y “La
Boda” de Bertolt Brecht.

En el año 2009 la profesora de la Unimet y poeta Elisabetta Balasso propone a Fernando la


teatralización de uno de sus textos, que si bien no es una obra de teatro, tendría posibilidades para ser
escenificado.
Nace entonces en el 2010 la presentación en la sala Thespis de DIÁLOGO DE MANZANAS.

¿Quién pulió la manzana antes de dársela a Blancanieves? (Camila Ríos Armas)

Revisar las memorias externas me lleva de viaje en el tiempo. Viajes pasados. Los ciruelos en Toscana. Amigas
embarazadas, el niño en brazo, la niña pequeña. Qué jóvenes éramos, antes de las cicatrices. Aquella terraza,
aquel piso. Amigos que ya no están al lado de la piscina. Un pino de Navidad con llamas que se encienden una
a una. Amores que ya no fueron. Llevo alas con plumas, llevo zapatos blancos de plataforma. Llevo sandalias
plateadas. Llevo botines rojos. El sol del Mediterráneo lo dora todo con una luz de dioses. Fue en el 2010, fue
en junio, sucedió dos veces. A la hora de la brisa de la tarde.

Cuatro mujeres son una mujer que las sueña, encarnando personajes mitológicos, bíblicos y literarios. La
manzana sirve de hilo conductor, cada mujer una manzana: de Blancanieves mordiendo el veneno a las brujas
de Macbeth; de María Magdala a Dunyazade, hermana de Sherazade; de Julieta Capuleto a la ninfa Eone,
primera mujer de Paris que adjudica la manzana de oro; de Maitreyi, el primer amor de Mircea Eliade, a Eva y
la primera fruta prohibida; también Átropos, la tercera Parca; la mujer de Noé, que no tiene nombre; alguna
sirena. En total 21 mujeres que terminan hablando de lo mismo. Una de ellas las escribe a todas: la soñadora.

No soy dramaturga. Escribí el texto de “Diálogo de Manzanas” ingenuamente, viniendo del campo de la
poesía. Mi instrucción teatral proviene de mi experiencia como espectadora. Soy de la generación que tuvo la
suerte de asistir a varias ediciones del Festival Internacional de Teatro de Caracas. En alguna fui guía e
intérprete. En la Universidad Metropolitana, donde empecé a dar clases en el año 1991 (varias electivas de
cultura y expresión creativa), la sala de Teatro THESPIS me parecía un espacio misterioso y mágico, una
dimensión aparte, de suspensión de lo real, por su negrura total. Tengo una amiga que se escondía allí para
dormir unas horas, cuando llegaba a trabajar antes de las cinco de la mañana. Asistí a algunos montajes de
Fernando Yvosky, y llegué a ver uno con Rossana Hernández antes de la pandemia; también presencié el
Thespis virtual—Thespis itinerante—del año 2021. En cada ocasión pude confirmar la voluntad de innovar con
propuestas reflexivas y atrevidas.

Fue muy revelador y todo un honor poder escuchar mi texto cobrar vida en ese espacio, tanto en los
numerosos ensayos como en las dos presentaciones al público, gracias a la gentileza de la Dirección de
Cultura, a la generosidad de Fernando Yvosky que dirigió la lectura dramatizada, y al entusiasmo de las cinco
jóvenes que sin ser actrices se prestaron a esta aventura. Unas habían sido estudiantes mías y otras eran
amigas suyas: María Alejandra López Landaeta (Malala), Anna Mary Fernández Costa, Camila Ríos Armas,
Grisbely Quevedo Domínguez y Verónica Moniz Rodríguez. Fue una labor de dedicación y amor, atrevida e
inocente. Miro las fotos que por fin logré encontrar y su belleza me conmueve.

Todo esto sucedió hace muchísimo tiempo, tres computadoras atrás, hace varias vidas. Diálogo de manzanas:
cuatro muchachas vestidas con dormilonas de colores variados sostienen las voces del eterno femenino,
mientras la Soñadora, un poco apartada, las imagina, sentada en su escritorio, con una cesta de manzanas a
su lado. La fruta aludía en su caso a Friedrich Schiller, quien para escribir necesitaba el olor de manzanas
pudriéndose dulcemente. El programa de mano, que empezaba con un poema de Camila Ríos Armas,
menciona esta secuencia de escenas: Merienda bajo la constelación de la araña; La manzana se pasea en el
Jardín de las Hespérides; Llueve sobre mojado; Intermezzo: Las susurrantes; Se muerde la cola. Preparé un
coctel de manzana para brindar después del último telón.

Le tengo cariño a esa modesta incursión en lo teatral y estoy muy agradecida a todos los que hicieron posible
ese primer diálogo de manzanas, que con el tiempo se fue convirtiendo en LA MÁQUINA DE HILAR, un
poemario a cuatro voces que retoma los temas que siguen susurrando para mí.

Elisabetta Balasso
DIÁLOGO DE MANZANAS de Elisabetta Balasso

Elenco:

María Alejandra López Landaeta (Malala),

Anna Mary Fernández Costa

Camila Ríos Armas

Grisbely Quevedo Domínguez

Verónica Moniz Rodríguez


Presentación “Diálogo de Manzanas” en la sala Thespis / Fotos: Archivo Elisabetta Balasso
En el año 2011 Fernando sugiere a sus jóvenes talleristas realizar el montaje de una pieza titulada DE
CÓMO EL SR. MOCKINPOTT CONSIGUIÓ LIBERARSE DE SUS PADECIMIENTOS de Peter Weiss; una
pieza compleja de un autor nada fácil y que fue presentada en la sala Thespis para el público
universitario y general.

Presentación “De cómo el Sr. Mockinpott …” en la sala Thespis / Fotos: Archivo Thespis
Al año siguiente, en el 2012, Fernando Yvosky realiza un tercer acercamiento a Moliére, con el montaje
de EL MÉDICO A PALOS con los miembros del taller.

Presentación “El Médico a Palos” en la sala Thespis / Fotos: Archivo Thespis

Se sigue la dinámica de investigar y acercarse a autores latinoamericanos, como es el caso de Oswaldo


Dragún y sus “Historias para ser contadas”
En el 2014 se retoma una obra ya trabajada en 1988 bajo una nueva visión.
Se acomete nuevamente EL PROCESO de Franz Kafka, esta vez en una adaptación de Fernando Yvosky,
bajo otra perspectiva distinta a la del montaje original y con jóvenes talleristas.

Afiche de “El Proceso” y foto presentación sala Thespis / Foto: Archivo Dirección de Cultura
Ese mismo año 2014 el maestro Fernando Yvosky, como tantos otros venezolanos, decide emigrar a
Estados Unidos, después de haber dedicado 33 años ininterrumpidos a la actividad de formación y
montaje de piezas teatrales dentro de la Universidad Metropolitana.

Su legado en el quehacer del teatro venezolano es intachable, no solo en la Unimet sino en todos los
proyectos donde estuvo involucrado en el transcurso de todos esos años, como la formación de los
Centros de Creación Teatral del Estado Miranda en Los Teques y Curiepe, entre 1990 y 1995, así como
la gerencia del Centro Municipal de Integración Cultural de Los Salias en San Antonio de los Altos, entre
1994 y el 2000, y formando parte en 2011 del elenco de “Actos Indecentes” de Moisés Kaufman, quién
también la dirigió junto a Michel Haussman.
Ya en Estados Unidos ha seguido ligado al teatro, con el montaje de obras breves como “Una Cita
Fantasmal” de Antonio Campagna, en el marco del micro theater de Miami. Igualmente fue invitado en
calidad de director asociado del musical “Carmen”, escrita y dirigida por Moisés Kaufman para la
universidad de Miami.

Como actor estuvo en la serie “40 semanas y media” junto a Flor Núñez y muy recientemente en la
película “Bridges” de María Corina Ramírez.

Maestro Fernando Yvosky Morales


El teatro dentro de la Unimet queda entonces en un momento de transición mientras se logra
conseguir una persona de amplias cualidades que pueda desempeñar el rol de seguir adelante con el
trabajo de una agrupación como Thespis.

En junio del año 2015 se presenta en la sala Thespis un trabajo titulado DE QUÉ HABLO CUANDO
HABLO DEL DINERO (basado en la burbuja económica del 2008) escrita, interpretada y dirigida por el
joven Alejandro Gómez, realizando tres presentaciones para la comunidad unimetana y público en
general. En esa misma onda de darle cabida a jóvenes con ganas de mostrar sus propuestas se
presenta ese mismo mes SUEÑOS DE UN SEDUCTOR, escrita por Woody Allen, con dos funciones en la
sala Thespis.

Afiches de “De qué hablo cuando hablo del dinero” y “Sueños de un seductor”/ Fotos: Archivo Dirección de Cultura

Presentación de “De qué hablo cuando hablo del dinero” en la sala Thespis. Alejandro López y Miguel Santana/ Fotos: @teatrothespis
Llega entonces Rossana Hernández como docente y directora de Thespis, dada su comprobada
experiencia en el ámbito teatral como actriz y directora, dándole un nuevo impulso y manteniendo el
criterio de montajes de calidad, responsables y comprometidos con el entorno país.

¿De qué manera ingresé a Thespis como Directora Artística?

En el año 2015, justo al regreso de la filmación de la película “El Amparo”, fui recomendada por parte de
Orlando Arocha y Diana Volpe para optar al cargo de director artístico del grupo de teatro de la Universidad
Metropolitana, lo cual me interesó mucho desde el principio. Pasé por un proceso de selección, acudí a las
entrevistas y poco tiempo después recibí la notificación de que había sido seleccionada.

Para aquel momento me desempeñaba también como productora en la Cátedra Grotowski de Unearte, un
espacio maravilloso coordinado por la maestra Diana Peñalver y pensaba, en un principio, que podía
compaginar ambas responsabilidades. De hecho, así lo hice por varios meses; sin embargo, el trabajo con el
grupo y con la electiva, sumado a mi trabajo como directora y actriz activa, fue muy demandante y tuve que
tomar una decisión, la cual no fue difícil. Lo que iba descubriendo en ese primer acercamiento con los
muchachos y las posibilidades creativas que se abrían ante mis ojos, fueron suficientes para escoger aquello
que quería seguir explorando. Ingresé en septiembre de 2015 y ya han pasado 6 años.

Rossana Hernández
Desde niña Rossana Hernández ha estado ligada al ámbito artístico, comenzando su formación en
ballet clásico y danzas tradicionales a los 4 años, en la escuela Domingo Regnault del Ateneo de
Carúpano, ciudad del oriente del país en la que creció.

Esta etapa fue fundamental porque el ballet le conectó con la sensibilidad artística hasta la
adolescencia, aportándole la disciplina y el rigor que se requiere para el trabajo en el escenario.

Escuela de ballet y danzas tradicionales del Ateneo de Carúpano. Rossana Hernández. Año 1981. / Foto: Archivo Rossana Hernández.

Finalizando sus estudios de Derecho, en Caracas, comenzó a acercarse al teatro amateur, siendo su
primera actuación en la obra “Rexonancia Magnética”, dirigida por Flor Colmenares. A la par participó
en algunas obras infantiles con el grupo Katia con K, dirigido por los maestros David Blanco y Wilfredo
Tortosa (+). Fue David quien le recomendó ingresar al Taller Nacional de Teatro (TNT) de la fundación
Rajatabla, donde comenzó a recibir sus primeras clases de teatro. Desde su ingreso participó en
diversos montajes profesionales de Rajatabla por 12 años.

Ya egresada del TNT, inició estudios en el antiguo Instituto Universitario de Teatro (IUDET), actual
Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE), obteniendo durante ese período de
transición el título de Licenciada en Teatro, mención actuación, con la distinción honorífica Cum Laude.

Como sus maestros se destacan Germán Mendieta (+), Orlando Arocha, Diana Volpe, Diana Peñalver,
Javier Daulte, Orlando Rodríguez (+), Ibrahim Guerra, entre otros.
“Un Monstruo con Corazón” de Javier Moreno (+), Dirección de David Blanco. Walter Cáceres (El Monstruo), Rossana Hernández (La Maga) Año 2000 /
Foto: Enzo D’Amario

“El Público” de Federico García Lorca. Montaje final del T.N.T de la Fundación Rajatabla. Dirección: José “Pepe” Domínguez.

Alejandra Alonso, Rossana Hernández (El director). Año 2002. Foto: Enzo D’Amario.
Como actriz ha participado en más de 45 piezas teatrales obteniendo premios por su interpretación en
“Celebración”, “Jazmines en el Lídice” y “La Señorita Julia”. También ha participado en varios films
venezolanos, entre los que se destacan: “Jazmínes en el Lídice” y “El Amparo”, por el que obtuvo una
mención especial como Mejor Actriz de Reparto en el Festival Nacional de Cine, y “El Infierno” de
Gaspar Mendoza.

“Un Tranvía Llamado Deseo” de Tennessee Williams. Dirección: Orlando Arocha. Teatro del Contrajuego.

Rossana Hernández (Stella). Año 2011 / Foto: Emilio Kabchi

“Saverio, el cruel” de Roberto Arlt. Dirección: Gabriel Agüero. Deus Ex Machina. Rossana Hernández (Susana), Elvis Chaveinte (Saverio). Año 2013 /
Foto: Roberto Rodríguez Mijares
Desde el año 2014 inició su exploración en la dirección teatral y hasta el momento son siete las obras
trabajadas de importantes autores contemporáneos: “La Ira de Narciso”, “Tribus”, “Tebas Land”, “Mi
hijo solo camina un poco más lento”, “Emilia”, “La Cocinera” y “Niños Lindos”, obteniendo dos
reconocimientos de AVENCRIT como mejor directora por “La Cocinera” (2015) y “Tebas Land” (2019),
entre otros.

“Mirjana y los que la rodean” de Ivor Martinic. Dirección: Elvis Chaveinte. Rossana Hernández (Mirjana). Deus Ex Machina. Año 2019. Foto: Angelis
Gutiérrez

Como productora teatral ha estado al frente de relevantes producciones para La Caja de Fósforos,
Hebu Teatro, Teatro del Contrajuego, Circuito de Arte Cénica, y especialmente para Deus Ex Machina,
agrupación fundada junto a Elvis Chaveinte y Gabriel Agüero en el año 2008.

Desde el año 2015 es profesora de teatro en la Universidad Metropolitana y Directora Artística de su


agrupación teatral, Thespis.
Clases de teatro. Rossana Hernández (Directora). Jóvenes integrantes de Thespis. / Foto: Cristina Zambrano

En el período de transición entre la salida de Fernando Yvosky y el ingreso de Rossana Hernández como
directora de Thespis los jóvenes integrantes que quedaban habían estado trabajando solos por un
tiempo, ensayando y montando obras entre ellos, o bajo la guía del estudiante que tenía más tiempo.
No existía una guía clara ni tampoco estaban recibiendo una formación sobre los aspectos básicos del
arte teatral. Era todo muy improvisado, por lo que Rossana consideró que era necesario enfocarse
precisamente en trabajar con ellos la actuación, dedicándose a ello por algunos meses. No consideró
empezar ningún proceso de montaje hasta sentir que habían obtenido las herramientas elementales
para enfrentarse a un escenario.

Este inicio fue en algunos casos difícil de asimilar y asumir por parte de algunos de los integrantes,
quienes acostumbrados a la convivencia “libre” se enfrentaban ahora a una disciplina que les exigía
otro tipo de compromiso con la agrupación. No fue tarea fácil ya que algunos se resistían, pero poco a
poco se fue estableciendo una dinámica a la que todos se fueron ajustando. Esto significó una especie
de filtro, quedando en el grupo los que realmente estaban dispuestos a trabajar bajo este enfoque.
Es en ese momento cuando Rossana pensó en trabajar con ellos ASESINATO EN LA MANSIÓN
HARVERSHAM (La Obra que sale Mal), basada en la pieza escrita por Henry Lewis, Jonathan Sayer y
Henry Shields, un texto muy divertido y dinámico acerca de un grupo de teatro que intenta montar un
espectáculo y nada les salía bien. Más que una obra fue un ejercicio que les sirvió para arrancar, con
pocas funciones, pero una excelente receptividad y, sobre todo, con el lema “Thespis está de vuelta y
con mucha energía”.

Una de las experiencias más increíbles y enriquecedoras para mí fue participar en “La obra que sale mal”.
Desde mi ingreso a Thespis fue la primera oportunidad de trabajar bajo una nueva dirección y esto me
permitió explorar nuevas herramientas, tanto en la preparación física durante los ensayos como en la
construcción del personaje. Para todo principiante en actuación asumir y adaptarse a cada personaje es un
reto que asumimos y logramos con mucha humildad en esta ocasión.
Este montaje nos dio la oportunidad de interactuar directamente con el público por primera vez, hacerlos
formar parte de la obra mientras seguíamos en personaje. Significó un nuevo reto para todos, porque es una
situación que no está del todo planificada y debíamos saber cómo manejar las posibles reacciones de las
personas.
“Asesinato en la mansión Haversham” fue la primera obra de comedia que realizamos y de manera inevitable
la disfrutamos al máximo. Creo que nos sentimos identificados con su humor y eso nos permitía fluir con más
facilidad y sentir verdaderamente a los personajes.
Fueron varias semanas de trabajo, disciplina y esfuerzo, lo que al final valió la pena. Sin duda alguna fue una
obra muy especial que siempre recordaré con mucho afecto.
Si debo describirlo en una sola frase diría: “Una de esas bonitas experiencias que nos unió como equipo”.

Andrea Scotti
“ASESINATO EN LA MANSIÓN HAVERSHAM” (La Obra que sale Mal), basada en la pieza escrita por Henry Lewis, Jonathan Sayer y
Henry Shields

Elenco

Crisbel Guzmán –Gabriela Robles (Annie)


Jhonny Torres (Trevor)
Aquiles Aldazoro (Chris)
Teo Gutierrez (Jonathan)
Miguel Santana (Robert)
Ricardo Meier (Dennis)
Rodolfo Romero (Max)
Andrea Scotti - Samantha Olombrada (Sandra)
Maria Ángelina Rodriguez - Miriana Hernández (Directora)
Alejandra Lovaton - Melany Lucchi - Andrea Ponce-Mariana Conde. (Personal de escena y producción)
Eliana Fernández (Asistente de Dirección)

Ficha Técnica

Dirección General: Rossana Hernández

Rodolfo Romero, Ricardo Meier, Teo Gutierrez, Andrea Scotti, Miguel Santana / Foto: Archivo Rossana Hernández
Aquiles Aldazoro, Ricardo Meier, Gabriela Robles, Andrea Scotti, Rodolfo Romero, Jhonny Torres / Foto: Archivo Rossana Hernández

Rodolfo Romero, Jhonny Torres / Foto: Archivo Rossana Hernández


Teo Gutierrez, Andrea Scotti / Foto: Archivo Rossana Hernández

Ricardo Meier, Mariana Conde, Andrea Scotti, Gabriela Robles / Foto: Archivo Rossana Hernández
Ricardo Meier, Miguel Santana, Rodolfo Romero, Andrea Scotti, Aquiles Aldazoro / Foto: Archivo Rossana Hernández

Miguel Santana, Andrea Scotti / Foto: Archivo Rossana Hernández


Gabriela Robles (La Escenógrafa) / Foto: @teatrothespis

Se realizaron presentaciones en la sala Thespis de la Unimet.

Desde el año 2012, Venezuela venía atravesando muchos conflictos de orden político y social. Los
estudiantes, especialmente, demostraban su inconformidad sobre la situación del país en las
manifestaciones de calle. Muchos resultaron heridos y en 2017 Juan Pablo Pernalete, destacado
estudiante de la Unimet, es asesinado en una de ellas. Fue un duro golpe que impactó también a los
jóvenes de Thespis. Estaban indignados, preocupados y se sentían impotentes frente a la magnitud de
aquella tragedia y de no poder expresar su descontento.

Elvis Chaveinte, miembro de Deus Ex Machina, había escrito una obra, TRECE ROSAS, basada en hechos
reales ocurridos en los momentos más oscuros de la postguerra española e inspirada en el libro “Trece
Rosas Rojas” del español Carlos Fonseca, que narra las vicisitudes de un grupo de jóvenes mujeres
encarceladas y fusiladas por el único delito de pensar diferente.

Apenas Rossana lo presentó al grupo, en su mayoría mujeres, sintieron plena identificación con la
propuesta y no hubo dudas de que sería el próximo proyecto de Thespis.
El compromiso de cada uno, la entrega y la verdad que pusieron en escena fue realmente
conmovedora. A través de un discurso escénico despojado de artificios lograron cautivar al público con
una historia humana que hablaba de la juventud universal, de la lucha por la libertad, y de los abusos
de poder.

Estar en “Trece Rosas” fue una experiencia sumamente enriquecedora. Poder formar parte de un equipo tan
increíble, durante dos temporadas con cambios de elenco y nuevas vivencias, me nutrió muchísimo como
actriz, pero más como persona.
Era la primera vez que me presentaba con el grupo, ya que anteriormente venía haciendo asistencia y
producción, trabajos que he de decir disfruto muchísimo, pero por supuesto que ésta era una experiencia
completamente nueva para mí.
Agradezco infinitamente a Rossana Hernández que me ha enseñado tanto, profesional y personalmente, y a
Elvis Chaveinte también. Ambos elencos en general fueron un regalo y la pieza magnífica.
Jamás olvidaré cómo las personas hacían cola horas antes para poder acceder a la sala y muchas personas
quedaban por fuera en cada función.
El teatro es un regalo lleno de viajes continuos que nos ayudan a descubrirnos siempre de maneras distintas, a
vivir a través de otras vidas, de otras historias y sobre todo de otras experiencias.
En “Trece Rosas” tuve la oportunidad de interpretar a Ana López Gallego y a través de ese personaje pude
conocer la realidad de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), de cuyas filas fueron fusiladas algunas
muchachas por orden de la dictadura de Francisco Franco, en agosto de 1939 en Madrid, sin ser responsables
del delito de adhesión a la rebelión del cual se les acusaba.
Definitivamente una parte de Ana se quedó conmigo, me enseñó valentía, resistencia, resiliencia y
compañerismo. Este personaje fue trascendental para mí por muchas razones, pero sobre todo porque
también me hizo entender que no hemos avanzado como sociedad tanto como creíamos, porque nos seguimos
juzgando por nuestra manera de pensar. Actualmente siguen apresando a personas que no piensan igual que
los gobiernos. Los derechos humanos no son respetados y, sin importar tu edad o lo que hagas, pueden tomar
represalias en tu contra por no creer en el sistema.
Definitivamente esta obra fue un regalo para mí y doy gracias a Dios por eso. Continúo pensando que estos
son los tipos de historias que debemos seguir contando mientras podamos, porque como decían sus
personajes: “que nuestros nombres jamás se borren de la Historia”.
Yo espero poder seguir siendo parte de procesos que permitan mantener vivos los recuerdos de mujeres y
hombres brillantes, luchadores, capaces, y sobre todo dispuestos a morir por sus ideales.

Eliana Fernández
Afiche de “Trece Rosas” / Foto: @teatrothespis

TRECE ROSAS de Elvis Chaveinte

Elenco (de ambas temporadas)

María Ángelina Rodríguez (Pilar) / Gabriela Robles (Adelina) / Miriana Hernández (Blanca) / Eliana Fernández (Ana)

Melany Barreto (Virtudes) / Sofía Restifo (Julia) / Franka Macías (Dionisia) / Andrea González (Carmen) / Carolina Montero (Martina)

Cristina Maestres (Joaquina) / Ángeles Zambrano (Luisa) / Lismar Suárez (Elena) / Fernando Yánez (Guardia) / Mariana Yépez (Dionisia) /
Chris Tigrera (Dionisia) /

(Actrices invitadas) Sheila Ramírez (Directora de la cárcel) / Yeisy Guerra (Directora de la cárcel) / Samelis Zabala (Blanca)

Ficha Técnica (de ambas temporadas)

Asistencia de escena y producción: Ana Paiva , Daniela Díaz , Valentina Ribeiro , Aquiles Aldazoro , Juan Ojeda

Fotografía y Diseño Gráfico: Cristina Zambrano

Música del verso histórico “Cárcel de Ventas”: Bartolomé Díaz

Música e interpretación de “Reláfica del negro y la policía”: El Taller de los Juglares


Producción: Teatro Thespis

Agradecimientos Especiales: Aquiles Herrera , Aquiles Aldazoro

Texto: Elvis Chaveinte

Dirección: Rossana Hernández

Estreno de “Trece Rosas”, antes de la función: Aquiles Aldazoro ,Valentina Ribeiro, Lismar Suárez, Sofía Restifo, Rossana Hernández, Elvis Chaveinte,
Cristina Maestres, Carolina Montero, Sheila Ramírez, Franka Macías, Fernando Yánez, Gabriela Robles, Ana Paiva, Daniela Díaz, Miriana Hernández,
Ángeles Zambrano, Melany Barreto, María Angelina Rodríguez, Eliana Fernández / Foto Cristina Zambrano.
Arriba: Eliana Fernández (Ana), Franka Macías (Dionisia)

Abajo: Melany Luchi (Virtudes), Sofía Rengifo (Julia), María Angelina Rodríguez (Pilar), Andrea González (Carmen) / Foto: Archivo Rossana Hernández

Izquierda: Gabriela Robles (Adelina), Eliana Fernández (Ana), Carolina Montero (Martina), Melany Barreto (Virtudes), Ángeles Zambrano (Luisa)

Derecha: María Angelina Rodríguez (Pilar), Gabriela Robles (Adelina), Franka Macías (Dionisia), Eliana Fernández (Ana), Melany Barreto (Virtudes) /
Fotos: Elena Broszkowski
Andrea González (Carmen) Carolina Montero (Martina). Sofía Restifo (Julia) María Angelina Rodríguez (Pilar), Melany Barreto (Virtudes), Ángeles
Zambrano (Luisa), Lismar Suárez (Elena) / Foto: Elena Broszkowski

Izquierda: Sofía Restifo (Julia). Gabriela Robles (Adelina), Mariana Yépez (Dionisia), María Angelina Rodríguez (Pilar), Eliana Fernández (Ana), Cristina
Maestres (Joaquina), Carolina Montero(Martina), Ángeles Zambrano (Luisa), Fernando Yánez (Guardia)

Derecha: Fernando Yánez (Guardia), Ángeles Zambrano (Luisa), Carolina Montero (Martina) / Fotos: Archivo Rossana Hernández
Sofía Restifo (Julia), Gabriela Robles (Adelina), Mariana Yépez (Dionisia), María Angelina Rodríguez (Pilar), Eliana Fernández (Ana), Cristina Maestres
(Joaquina), Carolina Montero (Martina), Ángeles Zambrano (Luisa), Lismar Suárez (Elena), Miriana Hernández (Blanca), Melany Barreto (Virtudes),
Franka Macías (Dionisia), Andrea González (Carmen) / Foto: Cristina Zambrano.

Ángeles Zambrano (Luisa). María Angelina Rodríguez (Pilar), Sofía Restifo (Julia), Melany Barreto (Virtudes) / Foto: Cristina Zambrano
Sheila Ramírez (Directora de la cárcel), Fernando Yánez (Guardia), Sofía Restifo (Julia), Gabriela Robles (Adelina), Mariana Yépez (Dionisia), María
Angelina Rodríguez (Pilar), Eliana Fernández (Ana), Cristina Maestres (Joaquina), Carolina Montero (Martina), Ángeles Zambrano (Luisa), Franka Macías
(Dionisia), Andrea González (Carmen), Miriana Hernández (Blanca) / Foto: Elena Broszkowski

Ángeles Zambrano (Luisa), Gabriela Robles (Adelina), Carolina Montero (Martina), María Angelina Rodríguez (Pilar), Cristina Maestres (Joaquina),
Andrea González (Carmen), Melany Barreto (Virtudes), Franka Macías (Dionisia), Eliana Fernández (Ana), Sofía Restifo (Julia) / Foto: Archivo Rossana
Hernández
En ensayo: Rossana Hernández, Eliana Fernández, María Angelina Rodríguez / Foto: Cristina Zambrano

Elvis Chaveinte, Miriana Hernández, Carolina Montero, Andrea González, Fernando Yánez, Yeisy Guerra, Samelis Zabala, Cristina Maestres, Aquiles
Aldazoro, Juan Ojeda, Rossana Hernández, Chris Tigrera, María Angelina Rodríguez, Mariana Yépez, Gabriela Robles, Eliana Fernández / Foto:
@teatrothespis
Aquiles Aldazoro, Valentina Ribeiro, Lismar Suárez, Sofía Restifo, Rossana Hernández, Elvis Chaveinte, Cristina Maestres, Carolina Montero, Sheila
Ramírez, Franka Macías, Fernando Yánez, Gabriela Robles, Ana Paiva, Daniela Díaz, Miriana Hernández, Ángeles Zambrano, Melany Barreto, María
Angelina Rodríguez, Eliana Fernández / Foto: Archivo Rossana Hernández

Después del estreno de “Trece Rosas” en el camerino: Lismar Suárez, Ángeles Zambrano, Carolina Montero, Gabriela Robles, Rossana Hernández, María
Angelina Rodríguez, Franka Macías, Ángeles Zambrano, Sofía Restifo, Miriana Hernández, Aquiles Aldazoro / Foto: Cristina Zambrano.

Se realizaron dos temporadas con presentaciones en la sala Thespis de la Unimet.


Con LA OLA, en el año 2019, se propusieron seguir trabajando sobre el tema de los autoritarismos y
ofrecer un espacio de reflexión sobre los riesgos de estos sistemas de poder y lo vulnerables que
seguimos siendo ante las autocracias. Con un dispositivo muy dinámico y un numeroso elenco, Rossana
Hernández se enfocó en una puesta vibrante tal como pedía la historia que querían contar.

La obra, versión de Elvis Chaveinte sobre la película homónima de Dennis Gansel, trata sobre un
profesor con un estilo poco ortodoxo, que en la semana de proyectos especiales se propone aplicar un
experimento aparentemente inofensivo para enseñar a sus alumnos los peligros del totalitarismo.

Para interpretar a este profesor se invitó a participar al actor Richard Clark de reconocida trayectoria
actoral.

Cuando Rossana Hernández me invitó a participar con el personaje del profesor Rainer Wenger de “La Ola”,
para el Festival Interuniversitario de Teatro del año 2019, no dudé en aceptar por tres razones: primero por su
amplia trayectoria y su trabajo en “La Caja de Fósforos”, donde me había maravillado con el montaje “Emilia”
y luego en el Trasnocho con “Tebas Land”.

Segundo, porque tenía que sacarme una espinita de adentro por el hecho de que nunca participé en el grupo
teatral Thespis mientras estuve estudiando en la Unimet, a pesar de que tenía la inquietud artística hacia la
actuación y el teatro desde joven.

Y tercero, porque había visto la película “La Ola” de Todd Strasser y me había impactado, basada en hechos
reales con un mensaje poderoso.

Me pareció, y me parece, un tema muy necesario en estos tiempos que estamos viviendo. Que jóvenes de mi
universidad hicieran llegar dicho mensaje a otros jóvenes, a sus padres y familiares, es algo de lo cual me sentí
enormemente orgulloso de formar parte. Fue una experiencia única y maravillosa.

Fue una de las pocas veces que mis expectativas fueron superadas ampliamente por el resultado final.

Lo que hizo Elvis Chaveinte con el texto y luego Rossana dándole forma, fue un verdadero espectáculo.

Mis jóvenes compañeros me sorprendieron gratamente. El compromiso y profesionalismo estaba al mismo


nivel, cuidado si más en algunos casos, de los montajes profesionales en los que he participado.

Fue muy hermoso presenciar y ser testigo de esa inquietud o ganas de expresarse a través del arte, de ser
espejo de la sociedad a través del teatro, ver esa chispa y energía viva en jóvenes TAN VALIENTES. En verdad,
en lo personal, fue algo aleccionador.

Existió una especie de retroalimentación entre Rossana como creadora y la energía que emanaba de estos
jóvenes ávidos de participar, que hizo que el resultado final fuera MAGIA PURA. Las transiciones hicieron que
la obra se convirtiera, por momentos, en una espectacular danza, con pupitres sincronizados volando por el
escenario, donde en ocasiones me convertía en un espectador más de este espectáculo tan bien montado,
lleno de bonita energía y del cual tengo infinitos sentimientos de agradecimiento por haberme invitado a
formar parte...

Gracias por este espectacular proyecto, por las funciones, por sus ensayos, por tantos momentos y por todo el
esfuerzo de todos mis compañeros. Porque pude decir al final que así sea en un sólo montaje, pude pertenecer
a la maravillosa familia Thespis de mi universidad.

Si algún estudiante de la Universidad Metropolitana tiene la inquietud hacia el arte, como la tenía y tengo yo,
le invito a acercarse a la agrupación. Verá el amor con que se trabaja allí y no se arrepentirá.

Peor es arrepentirse por dejar de vivir experiencias tan enriquecedoras como la que viví en la obra “La Ola”,
que se los digo yo.

Feliz 40 años a la agrupación, que sigan haciendo magia.

Richard Clark

Mariana Yépez (Lisa), Ángeles Zambrano (Maja), Sofía Restifo (Karo), Carlos Camargo (Fredi), Eliana Fernández (Mona), Miguel Cabrera (Tim), Gregory
Maldonado (Marco), Génesis Campos (Dominik), Richard Clark (Reiner Wenger), Yhon Terán (no pudo estrenar) , Gabriel Fonseca (Sinan) /

Foto: Leonardo Diego


Thespis siempre se ha caracterizado por la autenticidad de sus puestas en escena y sobre todo por su
capacidad de comunicar a través de las palabras, el cuerpo y las emociones. Mensajes que llegan a los
espectadores, realidades paralelas no tan distantes ni tan ajenas como podrían lucir en un libreto recién
impreso. Eso es el teatro: un entramado entre la realidad y la ficción, una alegoría que cobra vida, la voz del
tiempo, de la historia y de las subjetividades que le dan forma, desde un grito de guerra a una exclamación de
alegría, y en el fondo, un acuerdo entre dos partes: los actores y los espectadores, para conferirle verdad a un
relato que, en principio, nació del ingenio de un dramaturgo.

Así que, durante gran parte de ese año, ese libreto inicialmente pulcro empezó a llenarse de anotaciones, de
tachaduras y más aún, de sudor, lágrimas, entrega, devoción y compromiso. “La Ola”, una historia que ya se
había presentado en distintas versiones literarias, cinematográficas y teatrales.

Pero, ¿qué era “La Ola” para Thespis? Una verdad dolorosamente cercana y eso fue lo que Rossana Hernández
animó a que lleváramos a las tablas: nuestra propia historia, nuestro propio dolor y angustia, nuestra
cotidianidad errática y nuestra vivencia constante de alienación en un país que no reconoce su propio rostro
en el espejo.

Empezamos siendo un grupo grande, que poco a poco fue reduciéndose por una u otra causa externa. Tuvimos
la necesidad de incorporar artistas invitados que comprendieran la visión que teníamos, y así, perdiendo la
noción del tiempo, nos consolidamos y nos volvimos un tejido tan bien hilado que convirtió nuestra voz en una
sola. El grupo de teatro pasó a ser en sí mismo una ola, que pretendía arrasar a la audiencia con un mensaje
que resonara más allá de las paredes de nuestro pequeño mundo al final del pasillo de Vinculación
Universitaria. De hecho, fueron varias las veces que, sin querer, entre el movimiento enérgico, el ruido y la
concentración absoluta, perturbábamos la paz y la labor de nuestros vecinos de pasillo.

Pero nada nos detuvo, ni el piso no lustrado que hacía más difícil mover los pupitres, ni las caídas y los golpes,
ni la lluvia, ni las dificultades de transporte. Nos encargamos de la limpieza, de buscar gran parte de la
utilería; entre los que podíamos movilizarnos por nuestra cuenta ayudábamos a los demás, éramos puntuales,
nos aprendimos nuestros textos… Estábamos simplemente compenetrados, preparándonos para un Festival de
Teatro, que se llevaría en nuestro espacio y que traía consigo muchas expectativas.

No pienso escribir acá una sinopsis de la obra, porque para eso hay otros medios; sin embargo, sí pienso
nombrar lo que en un principio era tan solo una idea y que luego fue un éxito que pudimos concretar:
transmitir la realidad de unos jóvenes estudiantes que habían formado un grupo a raíz de una asignación
escolar para representar la autocracia, y cómo esto los llevaba a la segregación, la violencia y la pérdida
progresiva de su capacidad crítica frente a un objetivo común, frente a una masa cuya pretensión era
disruptiva y voraz.

Algunos reían desde los asientos, la mayoría lloraba, a veces ambas cosas. Nosotros desde que empezaba la
canción “Tage wie diese” – Días como estos– de “Die toten Hosen” (que nos daba el pie para entrar a escena)
ya no éramos enteramente nosotros ni nuestros personajes… Éramos ese punto de conciliación, esa realidad
que no es papel sino verdad… Un grupo de actores o mejor, un grupo de jóvenes, expresando su angustia por
la alienación de un país entero, por el escozor de una cotidianidad que aplaca a quienes piensan distinto y por
la dureza de una vida entera – la mayoría de nosotros nacidos entre el 98 y 99 – bajo el peso de un ideal
disruptivo, voraz y atemorizante.
Si me preguntan en pocas palabras que fue “La Ola” para Thespis, diría: dejar la piel, comprometerse,
perseverar y resistir; pero aún más, el grito ahogado de los propios jóvenes actores que pudimos hacer llegar a
través del disfraz una metáfora impecablemente armada, con una composición equilibrada y contundente,
que maravilló al público y fue aclamada por la universidad entera.

Quisiera terminar de la misma forma que empezaba la obra, con la misma canción y energía: “en días como
estos, deseamos la infinitud. En días como estos, todavía tenemos mucho tiempo”.

Mariana Yépez

Volante promocional de “La Ola” / Foto: Achivo Dirección de Cultura UNIMET

LA OLA (versión Elvis Chaveinte sobre la película homónima de Dennis Gansel)

Elenco

Sofía Restifo (Karo)

Eliana Fernández (Mona)

Mariana Yépez (Lisa)

Gabriel Fonseca (Sinan)

Ángeles Zambrano (Maja)

Sita De Abreu (Denis)


Actores invitados

Richard Clark (Reiner Wenger)

Gregory Maldonado (Marco)

Miguel Cabrera (Tim)

Génesis Campos (Dominik)

Carlos Camargo (Fredi)

Samuel Tamayo (Kevin)

Ficha Técnica

Asistencia de dirección y selección musical: Cristina Maestres

Diseño de iluminación: Elvis Chaveinte

Dirección: Rosanna Hernández

Sofía Restifo (Karo), Gregory Maldonado (Marco), Sita de Abreu (Denis), Miguel Cabrera (Tim), Eliana Fernández (Mona), Ángeles Zambrano (Maja),
Mariana Yépez(Lisa), Gabriel Fonseca (Sinan), Carlos Camargo (Fredi) / Foto: Archivo Rossana Hernández
Eliana Fernández (Mona), Gregory Maldonado (Marco), Richard Clark (Reiner Wenger), Sofía Restifo (Karo), Ángeles Zambrano (Maja), Gabriel Fonseca
(Sinan), Sita de Abreu (Denis)/ Foto: Archivo Rossana Hernández

Sofía Restifo (Karo), Richard Clark (Reiner Wenger), Miguel Cabrera (Tim), Gregory Maldonado (Marco), Génesis Campos (Dominik) , Gabriel Fonseca
(Sinan), Carlos Camargo (Fredi) / Foto: Archivo Rossana Hernández
Sita de Abreu (Denis), Eliana Fernández (Mona), Sofía Restifo (Karo), Gabriel Fonseca (Sinan), Génesis Campos (Dominik)/ Foto: Archivo Rossana
Hernández

Eliana Fernández (Mona), Ángeles Zambrano (Maja), Mariana Yépez (Lisa), Gregory Maldonado (Marco), Sita de Abreu (Denis), Miguel Cabrera (Tim),
Gabriel Fonseca (Sinan), Carlos Camargo (Fredi)/ Foto: @teatrothespis
Sofía Restifo (Karo), Sita de Abreu (Denis), Samuel Tamayo (Kevin), Richard Clark (Reiner Wenger), Génesis Campos (Dominik), Ángeles Zambrano
(Maja), Miguel Cabrera (Tim), Eliana Fernández (Mona) / Foto: Archivo Rossana Hernández

Gregory Maldonado (Marco), Richard Clark (Reiner Wenger)/ Foto: Archivo Rossana Hernández
Eliana Fernández (Mona), Carlos Camargo (Fredi), Mariana Yépez (Lisa), Sofía Restifo (Karo), Sita de Abreu (Denis), Gregory Maldonado (Marco),
Génesis Campos (Dominik), Miguel Cabrera (Tim), Richard Clark (Reiner Wenger), Ángeles Zambrano (Maja) , Yhon Terán (no pudo estrenar), Gabriel
Fonseca (Sinan) / Foto: Leonardo Diego

LA OLA estrenó el Primer Festival de Teatro Universitario de la Unimet y tuvo presentaciones los días
14, 21, 22, 25 y 31 de octubre de 2019.

Con la llegada de la pandemia y el confinamiento por el COVID-19 hubo el consabido encierro en los
hogares y los encuentros presenciales en la amada sala Thespis se detuvieron, así como todas las
actividades de la Universidad Metropolitana. Se tuvo que migrar, como la mayoría, al escenario virtual
que ofrecía el Internet. Al principio nadie sabía muy bien qué hacer, pero una cosa era clara: no se
detendrían. No hubo prisa. Durante los primeros meses de la pandemia los miembros de Thespis se
dedicaron a entender el formato digital y las plataformas que iban a usar para los encuentros, ensayos
y presentaciones. Fueron descubriendo estas herramientas y, entre varias opciones, se decidieron por
LOS GUARDIANES DE LA FELICIDAD, un ejercicio de exploración creativa a partir de algunos textos de
la novela distópica “Farenheit 451” del escritor estadounidense Ray Bradbury, pensado para ser
presentado a través de la plataforma Zoom.
Precisamente el hecho de que en nuestro país cada día se cerrara una librería, que la biblioteca de
alguna universidad sufriera ataques y fuera desvalijada e incendiada, que cada vez más el lazo social y
el ámbito laboral se desarrollara a través de las pantallas y muchas otras circunstancias, les hizo partir
de la pregunta de si la actualidad era ese tiempo que imaginó Bradbury en 1953.

La pieza trata de un grupo de jóvenes que defienden un sistema donde el gobierno parece centrarse en
mantener "entretenida" a la población. En medio de tanta “felicidad”, alguien aún se pregunta dónde
han quedado el pensamiento crítico y la singularidad.

Cuando la profesora Rossana nos invitó al montaje de “Los guardianes de la felicidad” no pude evitar sentirme
sumamente emocionada y asustada al mismo tiempo, pues esta sería nuestra primera obra realizada a
distancia y de manera virtual. ¡Fuimos pioneros con este tipo de presentaciones en la universidad!
Sin embargo, más allá de la novedad, lo que nos atrapó de este proyecto fue la actualidad y pertinencia de la
historia, cómo la misma nos vino como anillo al dedo: en ese momento y todavía, nos enfrentamos a una
realidad en la que nos alienamos con las redes sociales, perdemos el contacto humano debido a la pandemia y
—de alguna manera y sobre todo sin el arte— nos vamos deshumanizando.
“Los guardianes de la felicidad” fue el recordatorio constante de nuestra condición de seres con alma que
requieren ver más allá de una pantalla, de la necesidad innata por el contacto con la naturaleza, el arte y la
libertad; fue así como los ensayos virtuales se convirtieron en un espacio de solaz para los miembros de la
agrupación, un lugar de comprensión y amistad.
A pesar de la oportunidad de acompañarnos y compartir a través de Zoom, también nos desesperamos,
lloramos y batallamos. Trabajar con mala conexión a Internet, con retrasos, con cámaras dañadas y ruidos en
las casas, fue una experiencia nueva y tan retadora como gratificante. Así fue cómo nos convertimos en
camarógrafos, en el soporte técnico, en escenógrafos, vestuaristas y maquilladores… ya no solo éramos
actores, cada uno se convirtió en el equipo entero de un montaje.
Lo único que no fuimos fue el director, pues para eso siempre estuvo Ross con paciencia, con entrega, con
ánimo, mucha determinación y amor. Fue ella la que permitió que la obra saliera adelante y la que nos
incentivó a continuar siempre a pesar de las dificultades técnicas y emocionales del montaje. Paso a paso, con
la guía de Ross y Elvis, los actores aprendimos a reaccionar y actuar ante los retos que se nos presentaron:
Miguel Cabrera aprendió a trabajar con diferentes dispositivos y micrófonos dañados, Gonzálo Maduro a
poner música y a mover su cámara mientras decía sus diálogos sin que se notara, Andrea Scotti actuó desde
techos para tener buena señal, y yo trabajé mientras en mi casa se daban dos clases de piano
simultáneamente.
En conclusión, el montaje de “Los guardianes de la felicidad” fue toda una aventura, pues nos salimos de
nuestras zonas de confort y crecimos no solo como artistas, sino también como profesionales que aspiran a
ofrecer trabajos de alta calidad sean cuales sean las circunstancias que se nos presenten.
Definitivamente esta experiencia fue un salvavidas para todos durante esta época tan extraña, única y
turbulenta que vivimos actualmente.
La presentamos el fin de semana del 17 y 18 de enero de 2021, el domingo 7 de febrero del mismo año para el
público unimetano, y nos presentamos en el Festival Teatral de Universitarios - Edición Especial el 23 de abril.
Sofía Abolio

Afiche de “Los Guardianes de la Felicidad”


LOS GUARDIANES DE LA FELICIDAD (a partir de textos de Fahrenheit 451 de Ray Bradbury)

Elenco

Sofía Abolio

Miguel Cabrera

Andrea Scotti

Gonzalo Maduro

Ficha Técnica

Adaptación Musical y Video: Sofía Abolio

Operación Técnica: Gonzalo Maduro

Producción: Thespis

Dirección: Rossana Hernández

Miguel Cabrera/ Foto: Archivo Rossana Hernández


Gonzalo Maduro/ Foto: Archivo Rossana Hernández

Andrea Scotti / Foto: Archivo Rossana Hernández


Sofia Abolio/ Foto: Archivo Rossana Hernández

Sofía Abolio (4514728), Andrea Scotti (4517673), Miguel Cabrera (4512817), Gonzalo Maduro (4511483) / Foto: Captura Zoom
Sofía Abolio (4514728), Andrea Scotti (4517673), Miguel Cabrera (4512817), Gonzalo Maduro (4511483) / Foto: Capturas Zoom
Sofía Abolio (4514728), Andrea Scotti (4517673), Gonzalo Maduro (4511483), Miguel Cabrera (4512817) / Foto: Archivo Rossana Hernández
Gonzalo Maduro (4511483), Miguel Cabrera (4512817), Andrea Scotti (4517673), Sofía Abolio(4514728), Rossana Hernández (Directora). Ensayo / Foto:
@teatrothespis

Pensando en que se avecinaba el aniversario de Thespis, Rossana Hernández invitó a varios


dramaturgos venezolanos a escribir para el grupo. La idea era que fueran historias para ser
representadas por actores jóvenes y dirigidas a ellos.

El primero que respondió fue Héctor Zerpa, escritor venezolano radicado en Argentina desde hace
unos años, quién de manera muy inteligente, pensando en que el trabajo sería transmitido a través de
Internet, obsequió un texto muy fresco que abordaba el mundo de los e-sports; mundo poco conocido
por la mayoría, pero que al mismo tiempo permitió hablar de los sueños y aspiraciones de la juventud y
de lo difícil que es para un joven venezolano acceder a ello. El resultado fue maravilloso, enriquecido
visualmente por la propuesta de Elvis Chaveinte y con un elenco que se estrenaba en Thespis.

De allí surgió LA ESCUADRA.


Un universo inexplorado, pero completamente fascinante se convirtió en la escuadra perfecta para llevar con
más liviandad el cambio drástico que estamos viviendo. La utopía de estar en dos universos al mismo tiempo
parecía algo completamente imposible, pero pudimos experimentarlo dejando nuestro pasado “mundo real” y
aceptando el nuevo con todas sus modificaciones, incluso esas que nos hacen ser más virtuales.

Dejar fluir y sencillamente jugar fueron una constante en el proceso creativo y de producción, entender que la
pasión, la dedicación, la resistencia a ese “deberías ser…” (con el que te comen la conciencia los demás) y la
convicción de eso que dices “ser”, es lo que te ayudará a perseverar y vencer.

Puede sonar muy romántico el defender eso que dices “ser”, sobre todo viviendo situaciones tan complicadas
que al mismo tiempo pasan a ser cotidianas como las que vivimos en este país, pero estos cinco personajes nos
enseñan a perseverar sin parar, a no detenernos, a enfocarnos en nuestra misión, incluso cuando el destino
parece no estar de nuestro lado.

Ser parte de un proyecto que nace en un momento tan particular, pero que muestra la resiliencia del teatro
venezolano fue una hermosa experiencia. Trabajar con una escuela tan generosa que en estos 40 años han
llevado tanto teatro al público venezolano, genera una gran satisfacción en mí; sobre todo, mucha alegría al
ver una generación que sigue apostando y luchando por la cultura venezolana.

Aplaudo de pie a Thespis y a su directora Rossana Hernández por ese delicado estilo, y a esos generosos y
maravillosos actores y equipo técnico que fueron unos valientes al jugar, transmitir y accionar, incluso a través
del formato virtual.

El teatro siempre vive y hace vivir. Felicidades.

Héctor Zerpa

Los mundos utópicos se difuminan con los reales cuando son los personajes quienes parecen
apropiarse de los jugadores; el recuerdo de un compañero de juego que ya no está y vivir en un lugar
donde soñar está prohibido desencadenan sentimientos encontrados previo a una gran competencia
que casi todos pretenden ganar.
Existe un camino muy preciso en mi búsqueda creativa que parece haber encontrado asidero en mi relación
con Thespis, es aquel que surge de la pregunta sobre el abuso desde el poder y que tantos males conlleva.
Mientras lo escribo, le encuentro mucho sentido al hecho de que sea un grupo integrado por jóvenes el que me
permita, ahora que yo no lo soy tanto, seguir explorando en él, pues se requiere del ímpetu propio de la
juventud para darle cuerpo con mayor empuje. Esto me resulta esperanzador.

Lo primero que vi de Thespis fue la muestra de “Asesinato en la mansión Haversham”, una hilarante comedia
de mucho ritmo, pero lo que más resaltaba era su elenco: muchachos talentosos pertenecientes a este grupo
de teatro universitario. Cuando me solicitaron mi texto “Trece Rosas” para ser producido por ellos, no lo dudé
ni un segundo. El resultado no pudo ser más hermoso, las actrices de Thespis le aportaron un extra a esta
pieza que ya habíamos llevado a escena en nuestra agrupación Deus Ex Machina varios años antes. Aquellos
rostros inocentes, de la misma edad que tenían las víctimas del suceso en el cual está basada la historia,
acentuaron el horror y la injusticia que fueron las razones que me movieron a escribir esta pieza cuando leí
sobre ella. Así como la investigación a partir de la memoria, me refiero al trabajo sobre ese pasado que
permanece en el ADN de los que tenemos ascendencia en aquellos migrantes que tuvieron que huir a otras
tierras, consecuencia de las dictaduras o de la guerra y que, en la actualidad, se está reproduciendo a la
inversa, siendo nosotros los venezolanos, jóvenes en su mayoría, sus protagonistas.

Posteriormente hice la adaptación de “La Ola”, la película homónima de Denis Gansel. Verla en escena con
una puesta de Rossana Hernández muy dinámica y tan bien representada por los actores de Thespis, fue otra
gran experiencia; además, desde el inicio he estado cerca del trabajo relativo al espacio escénico y a los
asuntos técnicos, bien sea apoyándolos o enseñando lo que sé sobre estos aspectos de un proceso.

Con la llegada del COVID-19 y el confinamiento al cual nos vimos obligados, Thespis significó la oportunidad
de abrirme a un nuevo concepto de representación: la virtualidad. El trabajo que hicimos con “La Escuadra”,
me exigió dar un paso más. Confieso que fue todo un reto, tuve que aprender no sólo sobre tecnología,
programas de video, de edición o investigar aún más sobre lo poco que sabía, sino también del mundo de los
e-sports, yo que me había quedado en la época de Mario Bross y las salas de maquinitas. Todo esto ha
redundado en mi trabajo para bien, gracias a la confianza que me han brindado en Thespis.

Feliz aniversario, muchachos, los de antes y los de ahora.

Elvis Chaveinte
“La Escuadra” fue mi primera experiencia en Thespis. Luego de haber visto trabajos tan maravillosos de
Rossana en persona, me desilusionaba un poco el pensar que tal vez no tendría ese acabado tan impecable
debido a interrupciones de conexión u otras dificultades que se presentan en montajes en un espacio virtual…
¡Y qué equivocada estaba! La obra se adaptó perfecta e impecablemente ante cualquier dificultad, de tal
manera que se sintió como si fuese teatro presencial. La dirección de Rossana y los efectos de Elvis hicieron
que mis dudas se desvanecieran.

Muchos se cuestionarían si este es el mejor momento para hacer teatro o entrar en una selección universitaria
en medio de una pandemia; sin embargo, seguir adelante en Thespis y desplegar nuestro lado creativo
permitió que nos liberáramos del encierro de la cuarentena y lidiáramos con la gran carga de hacer nuestra
carrera vía online.

El teatro, implacable como siempre, permitió que nos expresáramos con cercanía en tiempos de
distanciamiento y frialdad social. En un principio y como integrantes nuevos, ninguno quería activar las
cámaras en las videollamadas, pero luego nos dimos cuenta de que al final de nuestras jornadas llenas de
clases con profesores sin rostro, los encuentros de Thespis, y el poder vernos cara a cara, nos proveyó un
bienestar incomparable en tiempos de tanta incertidumbre.

Clementina Arabia
Afiche de “La Escuadra”

Elenco
Francisco Assiso: Jonathan / Capitán A1
Clementina Arabia: Isabel / Mistic
Nathalie González: Karla / Chiva
Gregory Maldonado: José / Ratek
Sebastián Chong: Carlos / Black Swan

Escrita por: Héctor J. Zerpa


Asesoría e-sports: David Alarcón
Dirección técnica y audiovisuales: Elvis Chaveinte
Diseño gráfico: Clementina Arabia
Promoción: Christian Abreu
Dirección: Rossana Hernández
Francisco Assiso (Jonathan / Capitan 1) / Foto: Archivo Rossana Hernández

Clementina Arabia (Isabel / Mistic) / Foto: Archivo Rossana Hernández


Nathalie González (Karla / Chiva) Gregory Maldonado (José / Ratek)

Sebastián Chong (Carlos / Black Swan)

Fotos: Archivo Rossana Hernández


Nathalie González, Francisco Assiso, Clementina Arabia, Gregory Maldonado, Sebastián Chong

Nathalie González,Sebastián Chong, Francisco Assiso / Fotos: Archivo Rossana Hernández


“La Escuadra” – Presentación Vía Zoom / Foto: Archivo Rossana Hernández

Actualmente, en septiembre 2021, Thespis está acometiendo dos proyectos: uno en formato digital-
audiovisual, aprovechando las herramientas que proporcionan los nuevos medios y la época alucinante
que transitamos, llamado “Only you”, escrita por la reconocida y premiada escritora venezolana Karin
Valecillos, radicada en Ciudad de México. Aborda un tema polémico como el uso de aplicaciones de
consumo visual, tales como Only Fans, donde muchos jóvenes y no tan jóvenes venden contenido
fotográfico de sus cuerpos y lo usan como medio de obtener ingresos. En los últimos años han crecido
las suscripciones a esta aplicación de manera vertiginosa; la fácil obtención de dinero a través de ella
ha hecho crecer también los riesgos y peligros. Sin embargo, es una realidad que va cada día en
aumento y obedece, en muchos casos, a causas que nos involucran a todos como sociedad.

La pieza se estrenará en el último trimestre de 2021 y cuenta con las actuaciones de Nathalie González
(Patty), Clementina Arabia (***), Andrea Scotti (Mariana) y Sandra Mata (Karla), actriz invitada de la
Escuela de Teatro Musical de Petare, y bajo la dirección de Rossana Hernández.
Mi experiencia en Thespis ha sido energizante. Por una parte, cambió mi pesada monotonía académica y me
invitó a cuestionar elementos de mi vida que siempre di por sobreentendidos y por otra, me mostró el
potencial de las artes escénicas para adentrarnos en el alma humana a través de un proceso de imaginación y
creatividad. Curiosamente he tenido el privilegio de atestiguar de primera mano los profundos cambios que
vive el teatro como disciplina en el mundo de hoy.

El impacto de la pandemia de COVID-19 nos obligó a generar contenidos digitales, adaptar nuestras
propuestas a las plataformas “online” y flexibilizarnos cómo actores virtuales ante una audiencia invisible.
Dirigir a un elenco disperso geográficamente y articular una propuesta teatral convincente, conmovedora, que
movilice a espectadores virtuales es, sin duda alguna, un enorme desafío.

Justo bajo esta transición tormentosa surge nuestro proyecto “Only you”. Esta propuesta busca abrir un
debate reflexivo sobre los efectos del popular portal web “OnlyFans”, que representa una plataforma web a
modo de servicio de suscripción de contenido para adultos, sin ningún tipo de censura, y que a finales del 2020
consiguió un ritmo de crecimiento de medio millón de usuarios nuevos al día.

Su autora, Karin Valecillos, nos regala un guión atrevido que nos invita a descifrar el potencial impacto de esta
plataforma digital sobre la juventud agobiada por una sostenida e incierta crisis socioeconómica. Ciertamente
esta pieza promete catapultarnos como uno de los grupos teatrales más innovadores y creativos de la nueva
escena virtual latinoamericana.

Nathalie González

Y, con miras a retomar el teatro presencial, “Algunas veces se gana y otras se pierde” (título
tentativo), una obra documental de Elvis Chaveinte, basada en hechos reales, que relata la historia de
un estudiante de la UNIMET asesinado por el impacto de una bomba lacrimógena en el pecho en una
de las marchas del año 2017. La muerte de un joven con un futuro prometedor, estudiante con una
beca de excelencia deportiva, un muy buen hijo y amigo. Una pérdida irreparable e infinitamente
injusta que tiñó de dolor a la comunidad universitaria y a todo el país, y que lamentablemente no fue la
única. Una pieza que refleja el drama de una generación que ha dejado la vida, literalmente, en el
asfalto, en su lucha por la libertad.

Este sigue siendo el compromiso de Thespis, contar las historias de los que no tienen voz, nuestras
historias, hablar de lo que nos sucede.
Teatro Thespis – Septiembre 2021 / Foto: Carlos Abbatemarco
IN MEMORIAM
Ellos son parte de la magia de Thespis

Alberto García Saravia / Foto: Víctor Turco


Alfredo Sandoval / Foto cortesía: Carlota Martínez

Denisse Latorraca / Foto: Internet


Gonzalo Camacho / Foto: Internet

Luis Lares / Foto: Carlos Germán Rojas


Miguel Gracia y María Pilar Blanco / Foto: Miguel Gracia Blanco
Néstor Fuentes

Omar Carrizales/ Foto cortesía: Lilia Carrizalez


Oriette Saade / Foto: Internet

Sandro Di Fazio / Foto: Lil Quintero


Sebastián Siino
EPÍLOGO

Realizar la recopilación histórica de una agrupación que lleva 40 años de existencia no es tarea fácil.
Se requiere mucha disciplina, paciencia y rigor para que todo fluya de manera coordinada, tratando
en lo posible de que no existan faltas de ningún tipo y que todos se sientan representados en ella.

Revisar las fotos, los escritos, la dinámica de cada montaje, me han confirmado lo importante que ha
sido la labor de este numeroso grupo de personas que ha entregado su pasión, energía y amor en
expresar a través del Teatro el sentido de la vida.

Pensé que el haber tenido el privilegio de formar parte de Thespis facilitaría mi labor, pero me
sorprende cuántas cosas he podido descubrir, aun estando involucrado en muchos de sus montajes.

La colaboración de los miembros del grupo ha sido fundamental para la realización de este trabajo,
con sus escritos, material fotográfico de sus archivos, sugerencias y sobre todo el apoyo sincero para
que esto sea una realidad.

La historia gráfica de Thespis no sería posible sin el aporte de los grandes fotógrafos que estuvieron
allí captando ese momento único e irrepetible, como los queridos Miguel Gracia y Roland Streuli ; y
en especial Víctor Turco, nuestro verdadero cronista de imágenes, quien se dio a la tarea de escanear
buena parte de sus negativos para que sus fotos tuviesen la mayor calidad posible.
Igualmente, Elena Broszkowski ha sido parte importante en la etapa final de este trabajo, con su
buen ojo para los gazapos, comas mal colocadas, aparte de ser protagonista vital desde los primeros
años de Thespis por su condición de fundadora.
Para mí este libro es no solo la memoria de una agrupación que ha sabido seguir adelante, a pesar
de cambios y adversidades, sino la confirmación de que Thespis ha logrado ser una referencia dentro
del ámbito teatral venezolano por su mística, empeño y dedicación.

Muy contento de haber podido plasmar gran parte de la historia de Thespis, algo que tenía en mente
desde hace muchos años.
Agradecido con todos quienes hicieron posible que esta recopilación de vida se hiciera realidad, con
su buena vibra y credibilidad en el proyecto.
Quedo con la firme convicción de que la búsqueda de Thespis continuará.

Carlos Abbatemarco / octubre 2021


Créditos

Carlos Abbatemarco

Edición general , compilación de información y diagramación

Elena Broszkowski

Asistencia en edición y revisión de textos

Fernando Yvosky, Javier Gracia, Jorge Vall, Lil Quintero, Miguel Gracia, Roland Streuli, Víctor Turco

Fotografías

Alberto Aristeguieta, Ana Patricia Domínguez, Andrea Scotti, Armando Yánez, Aura Rivas, Barbara Levis,
Bartolomé Díaz Sahagún, Carlos Abbatemarco, Carlos Durán Ludevig, Carlos Silva, Claudia Velasco, Clementina
Arabia, Daniel Bernárdez, Elena Broszkowski, Eliana Fernández, Elisabetta Balasso, Elvis Chaveinte, Fernando
Yvosky, Gerardo Blanco López, Gladys Álvarez, Héctor Zerpa, Hugo Díaz, Lilia Carrizales, Liz Quintero,

María Matilde Salazar, Mariana Yépez, Moisés Kaufman, Myren Lucía Losada, Nathalie González, Olga Ferreras,
Pablo García Gámez, Richard Clark, Rossana Hernández, Salvador Pérez Castro, Sofía Abolio, Víctor Turco

Textos originales
Agradecimientos especiales a quienes hicieron posible esta publicación

Alberto Aristeguieta, Antonio Zuloaga III, Carlos Abbatemarco, Daniel Bernárdez, Elena Broszkowski, Liz
Quintero, María Matilde Salazar, Myren Lucía Losada, Rafael Castro Bustos, Susana Pantin, Víctor Turco

Y finalmente a todas las personas y organizaciones que nos apoyaron en la consecución de este proyecto

Centro de Artes Integradas, Centro de Formación Escénica, Dirección de Cultura de la Unimet, Miguel Gracia
Blanco, Trina Itriago, y a todos los miembros que han formado y forman parte de Thespis

Caracas , octubre 2021

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