Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por
sus amigos” Juan 15:13
“Un buen amigo es un hombre para el cual no tenemos secretos y que, a pesar de todo nos aprecia”
“A las personas les interesa nuestro destino exterior; el interior, sólo a nuestro amigo”
“En tu relación con cualquier persona: pierdes mucho si no te tomas el tiempo necesario para
comprenderla”
Vamos a partir de tres premisas para desarrollar el concepto de amistad bajo un enfoque bíblico:
No hay amigo perfecto en esta vida terrenal, y si lo buscas, vas a morir sin conocer la
amistad.
El único amigo perfecto esta en el cielo, a la diestra de Dios Padre, Jesucristo el
Señor.
La verdadera amistad se construye lentamente, pegando ladrillo tras ladrillo con el
cemento del amor de Dios.
Qué bendición el tener amigos! …Y qué terrible su falta. Tener amigos es algo maravilloso, porque
la amistad es un don de Dios . Tener amigos es una de las experiencias que más agradezco al
Señor. Tener amigos leales, «amigos del alma» es un tesoro invalorable.
Jesus era muy sensible a la amistad, deja que Juan recline la cabeza en su hombro, agradece a
Maria de Betania el perfume que derrama sobre su cabellera y llora ante la muerte de su amigo
Lazaro.. Fundó una «fraternidad de amigos», al decirnos: «Ya no os llamaré siervos, porque el
siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de
mi Padre, os las he dado a conocer» (Jn. 15.15). Él dijo que ahora éramos amigos porque no nos
había ocultado nada, sino que había compartido todo lo que del Padre tenía.
¿Por qué, a pesar de todo lo que Dios hace en nosotros y por nosotros, nos cuesta tener
amistades? Sencillamente porque a las amistades hay que construirlas. Esto demanda un
esfuerzo, penetrar en el corazón del prójimo, comprender sus motivos, conocer sus necesidades,
conlleva una actitud de entrega total hacia el otro que pocas veces estamos dispuestos a hacer. El
gran ejemplo lo tenemos en Jesucristo, que antes de ser tomado prisionero, nos dio un
mandamiento nuevo: "Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os
he amado" (Juan 15, 12). .. Este tipo de amor es el que ha de servir como cemento para pegar los
ladrillos de la amistad.