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La palabra Amistad viene del latín amicus (amigo), que a su vez viene de amar y que
significa confidente, favorito de un rey. Por otro lado, se dice que viene del latín
amicitas, que significa buenas relaciones, afecto personal y desinteresado.
16. Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que
ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios. (1 Juan 4:7)
17. ¡Qué bueno es, y qué agradable,
18. Sobrelleven los unos las cargas de los otros, y cumplan así la ley de Cristo.
(Gálatas 6:2)
¿Cuál es la verdadera amistad según la
Biblia?
Hay un ejemplo de verdadera amistad entre David y Jonatán hijo de Saúl, que, a pesar
de la persecución de Su padre Saúl de David y los intentos de matarlo, se mantuvo fiel a
su amigo. Usted encontrará esa historia en 1 Samuel los capítulos 18 a 20. Algunos
pasajes pertinentes son 1 Samuel 18:1-4; 19:4-7; 20:11-17, 41-42.
Proverbios es otra buena fuente de sabiduría sobre los amigos. "En todo tiempo ama el
amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia." (Proverbios 17:17). "El hombre
que tiene amigos ha de mostrarse amigo; y amigo hay más unido que un hermano."
(Proverbios 18:24). La cuestión aquí es para tener un amigo, uno debe ser un amigo.
“Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece.”
(Proverbios 27:6). “Hierro con hierro se aguza; Y así el hombre aguza el rostro de su
amigo.” (Proverbios 27:17).
Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una
ayuda adecuada».
(Génesis 2:18)
Y esa ayuda adecuada fue una mujer, otro ser humano con quien compartir sus
experiencias cotidianas, alguien que entendiera cómo se sentía. Al igual que Adán,
todos necesitamos de otras personas en nuestra vida, gente con la cual reír, llorar,
pasear, compartir nuestros logros y fracasos. Sentimos alegría y satisfacción cuando
estamos con ellos.
Es cierto que tenemos a nuestra familia, pero en diferentes etapas de nuestra vida Dios
nos regala personas especiales: nuestros amigos. ¿Quién no recuerda los compañeros de
escuela primaria con los que jugaba en el patio? ¿O el grupo de estudio en la
Universidad con el que se trasnochó más de una vez? Es lindo mirar atrás y recordar
esas personas que nos acompañaron en esos momentos específicos.
1. Escoger bien
Un amigo es alguien especial con acceso a áreas de nuestra vida a las que no dejamos
entrar a todo el mundo. Sus actitudes nos influyen y a veces terminamos adoptando
rasgos de conducta que vemos en ellos. Por eso necesitamos ser sabios al escoger con
quién salir y a quién dejar entrar en nuestro mundo. Debemos orar y pedir a Dios que
dirija nuestros pasos, que nos guíe hacia gente que comparta nuestro amor por él y
nuestro deseo de agradarle.
Debemos ser fieles y leales a nuestros amigos, no permitir que otras personas nos
vengan con comentarios malintencionados y chismes sobre ellos. Si alguien nos
comenta algo debemos ir directamente a nuestro amigo y preguntarle si es o no es cierto
lo que nos han comentado. Debemos abogar siempre a favor de nuestro amigo y nunca
debemos contar a otros sus confidencias ni alimentar chismes sobre ellos. Es muy triste
ser traicionado por alguien a quien amamos y consideramos nuestro amigo.
3. Perdonar
Los verdaderos amigos comparten las alegrías y las tristezas, siempre permanecen a
nuestro lado y nos animan. El hermano tiene la "obligación" de ayudarnos porque se ve
como parte de sus deberes, pero vale mucho y alegra el corazón cuando un amigo
permanece voluntariamente a nuestro lado y nos ayuda en los momentos de adversidad.
Los amigos de verdad buscan el bienestar del otro y hacen todo lo posible por ayudarle
y bendecirle. No importa las dificultades por las que esté pasando el otro, están a su lado
animándole y proveyendo el apoyo necesario. Una persona que solo intenta obtener
beneficio de otra sin importarle los problemas que pueda causarle no es un buen amigo.
Con las riquezas aumentan los amigos, pero al pobre hasta su amigo lo abandona.
(Proverbios 19:4)
Las personas que aparecen cuando cobramos y luego desaparecen según se acaban el
mes y los recursos no son amigos sino interesados. Un amigo de verdad no se fija en
nuestra cuenta bancaria ni en nuestra posición social. Nos valora por nuestras cualidades
y por lo que somos, no por lo que tenemos o dejamos de tener.
7. Vigilar la conducta
Es muy conveniente escoger amigos con valores afines pues imitamos tanto lo bueno
como lo malo de las personas que nos importan. Si nuestro deseo es agradar a Dios y
hacer su voluntad buscaremos personas que anhelen lo mismo y que actúen como Cristo
desea. Así nos animaremos mutuamente a crecer y a reflejar el carácter de Cristo.
8. Dar espacio
A veces los amigos tienen que decir verdades dolorosas, pero el simple hecho de que se
atrevan a decirlas y las digan con amor muestra que valoran mucho a la otra persona.
Un verdadero amigo nos advierte cuando tomamos una decisión equivocada o cuando
nuestra actitud no es positiva. Nos da consejos y nos ayuda a dar lo mejor de nosotros
en cada situación.
La amistad debe ser como un bálsamo a nuestras vidas trayendo consuelo, alivio y paz a
nuestros corazones. Las palabras y actitudes de los amigos nos deben dar nuevas fuerzas
para enfrentar los problemas de la vida.
11. Fiel a través de los años
Podemos encontrar buenos amigos y aprender mucho con gente de otra generación, la
amistad no debe limitarse a los que tienen nuestra edad. Los mejores amigos son los que
prueban su lealtad con el pasar de los años, los que muestran que puedes contar con
ellos en todo momento. Esta clase de amigo puede llegar a ser más valioso que nuestra
propia familia.