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Angel, Katherine. (2021). El buen sexo mañana. Mujer y deseo en la era del
consentimiento. Barcelona: Alpha Decay. ISBN: 978-84-122901-7-2
Reseñado por: Maria Medina-Vicent. Universitat Jaume I.
Recibida: 15/06/2021. Aceptada: 15/06/2021
Después de Daddy Issues. La figura que afirma que el consentimiento es la
del padre en la cultura contemporánea clave para transformar los males de
(Alpha Decay, 2020), Katherine Angel nuestra cultural sexual–, la verba-
vuelve a lanzarnos un tema provocativo lización explícita de la mujer sobre sus
con su obra El buen sexo mañana. Mujer deseos se exige tanto como se idealiza,
se reclama impertinentemente como
y deseo en la era del consentimiento,
seña de progresismo político (p. 20).
donde pone en duda el potencial de la
cultura del con-sentimiento como fuente En la cultura del consentimiento la
de satisfacción sexual, liberación y mujer debe saber lo que quiere, pedirlo a
empoderamiento de las mujeres. su pareja sexual y consentirlo de forma
Tomando como título de su última obra explícita y verbal. Algo que a primera
las palabras de Michel Foucault en La vista puede parecer sencillo y una pieza
voluntad de saber, Angel trata de clave en el camino hacia la igualdad
ponernos sobre aviso de una asunción sexual entre mujeres y hombres, se nos
generalizada: la certeza de que hablar muestra como un complejo constructo
sobre sexo equivale a liberación y que el sobre el que cabe reflexionar, y que
silencio al respecto equivale a represión. contiene tanto poten-ciales, como
En su obra, dicha autora tratará de poner riesgos. Y es que, tal y como apunta
en duda esta lógica discursiva tan Angel, verbalizar el deseo sexual no es
presente en las sociedades una garantía del placer, y en muchos
contemporáneas, reflexio-nando sobre casos, no resulta sencillo saber qué es lo
conceptos como el consentimiento, el que se desea en cada momento, además
deseo, la excitación y la vulnerabilidad. de que esto puede cambiar
Su primera parada se centra en los repentinamente en función de la
discursos «Sobre el consentimiento» (pp. situación. Sumada a estas cuestiones,
13-58), donde abre su reflexión cabe tener en cuenta que el deseo de la
exponiendo la que será la cuestión mujer la hace vulnerable, porque en
central a pensar en su obra, esto es, las muchas ocasiones se utiliza en su contra.
contradicciones y riesgos que se derivan Por ejemplo, en los casos de violación,
de una cultura del consentimiento basada donde el historial sexual de la mujer y la
en el autoconocimiento y la expresión expresión de su deseo son
verbal del deseo femenino. Parte pues de frecuentemente utilizados para «demos-
la identificación de los dos requisitos que trar» que la violencia y la coacción han
se han establecido en el imaginario sido justificadas.
cultural actual para la consecución del En este sentido, Angel enmarca la
sexo satisfactorio de las mujeres: cultura del consentimiento dentro de la
consentimiento y autoco-nocimiento (p. cultura de la confianza, y tomando
19), y aborda cómo estos dos requisitos algunas de las apreciaciones de Rosalind
se entretejen para con-figurar una Gill y Shani Orgad (2015), apunta a los
realidad arriesgada para las mujeres en el núcleos conflictivos de los que se nutre
campo sexual. Veamos cómo define esta idea de la expresión del deseo
Angel la cultura del consentimiento, eje femenino como vía para el
central del libro: empoderamiento. Y es que en dicha
En lo que llamaré «cultura del cultura, se alientan las cualidades
consentimiento» –la extendida retórica

Pensamiento al margen. Número 14. Reseñas (2021)


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individuales de las mujeres y su aser- casi exclusivamente sobre los hombros


tividad, la capacidad de expresar, de de las mujeres, pasando por alto
hablar alto y tener coraje, cualidades que cuestiones estructurales como la mayor
también son indispensables para el violencia que padece dicho grupo o el
feminismo actual. Pero son estos mismos hecho de que en nuestra cultura ha
llamamientos para la expre-sividad los existido un énfasis en la satisfacción del
que pueden tener conse-cuencias en la placer masculino. Falta, por tanto,
vida y los cuerpos de las mujeres, algo determinar y explicitar qué condiciones
que se deja de lado en estos discursos, son las promotoras de ese «sexo
demasiado centrados en una visión insatisfactorio», y es que, como apunta
entusiasta, y poco consciente de las Angel: «El sexo insatisfactorio surge de
estructuras de dominación, del unas normas de género en las que la
empoderamiento sexual. De hecho, mujer no puede buscar el sexo de forma
«muchas veces las mujeres son casti- igualitaria y en las que el hombre tiene
gadas por las mismas actitudes sexuales derecho a la gratificación a toda costa»
asertivas que se las anima a encarnar» (p. (p. 43).
32). Porque dicho empoderamiento y Para terminar este capítulo, nuestra
asertividad sexual a las que se empuja a autora concluye en la necesidad de
las mujeres en la cultura del consen- reconocer que no siempre sabemos lo
timiento, puede volverse en su contra, si que deseamos y que, si lo sabemos, este
no se atiende a la dimensión estructural deseo no es inalterable ni inmutable.
y colectiva de la violencia y la Además, apunta a una cuestión clave, y
desigualdad de género. es que el problema del consentimiento
En este marco, Angel señala que antes entendido como un contrato puede llegar
de que se extendiese el discurso del a ignorar el hecho de que las relaciones
consentimiento positivo, prevalecía el entre las personas no son equitativas, y
lema «no es no». Con el consen-timiento que el consentimiento como única fuente
positivo, el énfasis se situó en el acuerdo de discernimiento de si el sexo es
a la hora de mantener relaciones sexuales satisfactorio o no, puede llevar a una
y en la importancia del sí. Cabe señalar concepción completamente neoliberal
que este discurso emerge y arraiga en la del mismo. Por eso es necesario
década postfeminista, centrada en el distinguir de forma funda-mental el
autocono-cimiento y la aserción consentimiento del entu-siasmo.
femeninas (McRobbie, 2009). En Una vez abordado el consentimiento,
relación, autoras como Katie Roiphe y Angel se adentra en el segundo capítulo
Laura Kipnis y Weiss ponen en duda el titulado «Sobre el deseo» (pp. 59-90).
carácter progresista de una cultura sexual Parte de la concepción evolutiva que se
femenina que niega la capacidad de le ha dado a las sexualidades masculina
expresar sus deseos. Subrayan la y femenina, situando en los hombres el
fortaleza y la capacidad de las mujeres impulso sexual frustrado que justifica la
para negarse a realizar prácticas sexu- coacción a las mujeres (p. 60). Para
ales que no deseen. Estas autoras comprender el inicio del camino hacia la
proponen el tema del «sexo insatis- búsqueda de la igualdad sexual entre
factorio» y entienden que las mujeres mujeres y hombres, la autora nos
deben aprender a asumir que esto les retrotrae a la sexología de posguerra
puede suceder de forma frecuente a lo (años 50 y 60 del siglo XX en EEUU),
largo de su vida sexual. No obstante, cuando los sexólogos Williams Masters
Angel apunta que estas posiciones y Virginia Johnson se encargaron de
tienden a situar la gestión de los riesgos estudiar las semejanzas entre la sexua-
que entraña cualquier relación sexual, lidad de mujeres y hombres. Identi-

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ficaron así un ciclo de actividad sexual condiciones culturales para su


supuestamente universal con diferentes promoción, mientras que la sexualidad
etapas: excitación, meseta, orgasmo y femenina se fiscaliza y castiga de forma
resolución. Detectaron, además, analo- reiterada, teniendo que atender las
gías explícitas en el campo fisiológico y mujeres de una forma mucho más con-
el deseo para hombres y mujeres. De este cisa al contexto y las condiciones en que
modo, se oponían en cierta medida a las se producen las relaciones sexuales.
lecturas neo-freudianas que pug-naban, En el tercer capítulo de la obra
por ejemplo, la represión del clítoris y la titulado «Sobre la excitación» (pp. 91-
búsqueda de la maduración vaginal 118), Angel introduce la cuestión de la
como cimientos de una femi-nidad excitación sexual femenina y cómo es
correcta. Pero uno de los pro-blemas leída socialmente. Así pues, parte de la
centrales que se derivó de la siguiente premisa: si las mujeres no son
identificación del HRSC (siglas en inglés capaces de expresar de forma clara su
del ciclo) fue el hecho de que aquellas deseo sexual, entonces, ¿cómo se sabe
mujeres que no desarrollaban o que tienen dicho deseo? La respuesta se
interrumpían las diferentes etapas de las encuentra en las reacciones físicas y
que se compone el ciclo, se las diagnos- corporales de dichas mujeres, por
ticaba como disfuncionales sexuales. ejemplo, en la lubricación vaginal. De
En este marco de investigaciones que hecho, tal y como apunta la autora, el
trataban de demostrar una cierta igualdad hecho de que una mujer tenga dicha
entre la sexualidad de mujeres y reacción fisiológica en el momento de
hombres, cabe introducir el tema del una agresión, se ha utilizado en juicios
deseo, en concreto, la idea de que el por violación para invalidar a la víc-tima.
deseo es menor en la mujer debido a las Por tanto, podemos identificar
diferentes necesidades o inquietudes que fácilmente que se produce una asocia-
esta tiene respecto al hombre. En este ción irremediable entre las reacciones
sentido, son muchas las lecturas que se físicas del cuerpo y el deseo sexual de las
han elaborado sobre esta premisa, entre mujeres, de forma ciertamente reduccio-
ellas, a destacar la de Rosemary Basson, nista. Angel trata de ampliar esta
quien apuntó a la posibilidad de que, en cuestión, aludiendo que las reaccio-nes
el caso de las mujeres, se experimente físicas son solamente esto, «reaccio-
primero la excitación y después el deseo, nes». Es decir, que hay una diferencia y
y no al revés (como se suele atribuir a los distancia entre la excitación genital y la
hombres). Es decir, es posible que las sensación subjetiva de excitación que
mujeres atiendan más a las condiciones pueda tener una mujer: «las reacciones
sobre las que se da la relación, la de sus cuerpos no se corresponden con lo
seguridad, la confianza, la dinámica de que dicen sentir» (p. 94). Así pues, la
poder, etc. que a otras cuestiones. Este excitación genital no aporta información
componente contextual del deseo resulta, completa sobre la sensación subjetiva de
desde el punto de vista de Angel, vital las mujeres respecto a su excitación y
para activar el deseo sexual en las deseo sexual, inferir lo contrario
mujeres. En cierto modo, la autora está resultaría equivocado y puede ser
atacando el modelo del deseo receptivo utilizado con fines violentos y coactivos
que ha sido asignado a las mujeres y contra dicho grupo.
proponiendo una reflexión importante, y Angel termina su reflexión con un
es que, si la hetero-sexualidad masculina alegato «Sobre la vulnerabilidad» (pp.
encaja mejor con la idea del impulso 119-144). En la última parte de la obra,
biológico es porque se dan las la autora trata de subrayar una visión del

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sexo, no solamente como algo excitante puede acarrearnos problemas, ya que


y satisfactorio, sino como algo que atañe podemos sentirnos coaccionadas a hacer
a nuestros miedos más profundos, a algo que realmente no deseamos, por no
nuestras inseguridades. Algo que nos saber con certeza qué es, o por miedo a
vuelve vulnerables, porque el miedo y la las sanciones sociales que el
amenaza también forman parte del sexo reconocimiento de lo que realmente
y del erotismo, ignorar esto puede deseamos pueda traernos más tarde. En
resultar contra-producente. Al mismo este sentido, la reivindicación de unas
tiempo, apunta que resulta más que relaciones sexuales donde se acepte que
lógico que ten-damos a poner límites y somos seres vulnerables puede ser un
que, como mujeres, tengamos reparos paso para poner el acento en las
hacia la vul-nerabilidad y la conversaciones y negociaciones, en
receptividad, esto es debido a las afirmar que nuestros deseos remiten a los
numerosas experiencias de violencia que de las otras personas, o adquieren sentido
hemos sufrido. Y es que renunciar a tener en las relaciones que con esta/s
el control en el seno de una relación establecemos. Comprender qué es lo que
sexual es algo arriesgado en el marco de queremos y estar dispuestas a responder
las relaciones de poder actuales. a los cambios que se den en dicho deseo,
La autora pone en valor las porque por lo que se refiere al sexo, nada
negociaciones, las conversaciones, más es inalterable.
allá del consentimiento, la apertura hacia
los demás, a su deseo, y al nuestro:
Referencias
«Recibir el deseo de otro, sorprenderse
Angel, Katherine (2020): Daddy Issues.
ante el deseo de otro, es un ejercicio de
La figura del padre en la cultura
confianza mutua y negociación del
contemporánea. Barcelona: Alpha
miedo» (p. 126). También señala que
Decay.
resulta igualmente necesario reivindicar
Bersani, Leo (1987): “Is the Rectum a
la vulnerabilidad de los hombres en el
Grave?”, October, 43, 197-222.
sexo, ya que, en su caso, el fracaso
Foucault, Michel (2002): La voluntad de
sexual también se evidencia de forma
saber. México DF: Siglo XXI.
clara en dos cuestiones: la capacidad de
Gill, Rosalind y Shani Orgad (2015):
mantener una erección y la eyaculación.
“The Confidence Cult(ure)”,
La presión también está presente para
Australian Feminist Studies, 30(86),
ellos a la hora de mantener una relación
324-344.
sexual, por tanto, resulta necesario para
McRobbie, Angela (2009): The
ambas partes subrayar que la falta de
Aftermath of Feminism: Gender,
poder no es un fracaso, y que en el sexo,
Culture, and Social Change. London:
todos estamos a merced de alguien, esto
Sage.
implica reconocer su y nuestra vulnera-
bilidad, los deseos que tenemos de
reconocimiento por parte del otro.
Porque, tal y como apunta el teórico Leo
Bersani (1987), resulta imposible
controlar el mundo más allá del yo, en el
sexo, nos volvemos infantiles, depen-
demos del otro, estamos indefensos en la
búsqueda del goce mutuo.
En conclusión, Angel afirma que el
deseo sexual femenino es, en cierta
medida, incognoscible. Pero afirmar esto

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