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POSTURA: No
ALUMNO: Joaquín Gutiérrez Argüelles
GRADO: 3ro de secundaria gamma
2021
INFORMACION:
INTRODUCCIÓN Y JUSTIFICACIÓN
Entre estas exigencias básicas figuran la confiabilidad de los procesos electorales y respecto al
voto ciudadano. Se trata de que el voto del ciuda- dano sea realizado en condiciones tales que
exprese la voluntad efectiva del elector. Por ello, toda la legislación electoral de América Latina
destina un capítulo especial a la votación, entendida como el acto en el que culmina todo el
proceso electoral y por el cual éste tiene sentido. Éste es el tema que se examinará en este
capítulo.
Ahora bien, confiabilidad y participación plantean algunos problemas legales y prácticos. Por el
lado de la confiabilidad, y dentro del marco de este estudio, están las condiciones en las que el
elector ejercita su derecho al voto. Este ejercicio implica una serie de mecanismos de
identificación, verificación, control y, a veces, de sanciones al elector, que aseguren que ha
cumplido con todos los requisitos legales de habilitación, y que, por lo tan- to, su decisión será
libre y libremente expresada con los medios a su dispo- sición, sin interferencias extrañas y sin
temor a represalias por su decisión de voto. Estos mecanismos resumen años de experiencia y
deben expresar la voluntad del Estado de otorgar confianza al elector y a todo el proceso
electoral. Está claro, entonces, que se trata tanto de la legislación, donde hay avances
significativos, como de prácticas que refuercen y hagan viable la normatividad legal.
Uno de estos sectores clave son los analfabetos o los que, habiendo si- do alfabetizados en algún
momento, son considerados analfabetos funcio- nales por que encuentran dificultades en la
escritura, lectura y compren- sión. Estos sectores son cuantitativamente significativos, según el
país de que se trate; en varios países su promedio es alto en comparación con la población total.
Su peso cuantitativo, y el hecho de que sean los más propen- sos a no participar, plantea
problemas de legitimación al sistema político (sistema político de los “ricos” en la percepción
popular), que a su vez, en juego de boomerang, refuerza la situación de vulnerabilidad de estos
secto- res desfavorecidos. Los analfabetos, que suelen ser además los más pobres,
votan menos y, cuanto menos votan, menos son tomados en cuenta por el sistema político, que a
su vez sufre un déficit de legitimidad por esta falta de participación (aunque en este déficit
intervengan también otros facto- res). Estos problemas se hacen mucho más preocupantes en
países fuerte- mente heterogéneos en términos étnico-culturales, y donde el analfabetis- mo suele
yuxtaponerse con estas diferenciaciones.
Por ello es importante saber no sólo las condiciones de ejercicio de la votación, sino hasta qué
punto estas condiciones son las adecuadas y tien- den a facilitar el voto de los sectores más
vulnerables de la sociedad, en especial de los analfabetos. Estos sectores, de acuerdo con
observaciones empíricas, suelen optar por el retiro si encuentran dificultades en exceso para
ejercer su derecho de votantes.
En consecuencia, este capítulo será organizado en dos partes. En la pri- mera trataremos lo
referente a la votación, y en la segunda vincularemos esta primera parte con un caso especial de
ciudadanos y eventuales electores, que son analfabetos. En los dos casos el análisis partirá de la
conceptuali- zación del objeto de estudio y, seguidamente, nos referiremos a la legisla- ción
vigente en los países estudiados, tanto en el ámbito de las constitucio- nes políticas como de las
leyes propiamente electorales. Luego haremos un análisis comparativo entre los países de
referencia, a partir de ciertas varia- bles que nos permitan a su vez, y hasta donde fuese posible,
contrastar la legislación vigente con la práctica electoral. Finalmente, en las conclusio- nes se
formularán algunas observaciones que mejoren las condiciones de votación, haciéndolas más
manejables, confiables y democráticas.
Sufragio y cultura
La Constitución de 1979, en fórmula que ha repetido la vigente (art. 30), sólo impone a los mayores de 18
años un requisito para acceder a la ciudadanía: inscribirse en el Registro Electoral (art. 65). De ese modo,
estableció formal- mente el sufragio universal, incluyendo, desde luego, el voto de los analfabe- tos. Se
ponía así punto final a un debate histórico. Todas las constituciones, hasta la de 1979, exigían saber leer y
escribir para ejercer el derecho de su- fragio. El requisito, sin embargo, tuvo un tratamiento sui géneris a
lo largo de nuestra historia.
El Perú —a diferencia, incluso, de países europeos— tuvo sufragio uni- versal prácticamente durante todo
el siglo XIX. Las constituciones de 1823, 1828, 1856 y 1860 lo reconocían a quienes acreditaban sea saber
leer y es- cribir, una propiedad raíz, el ejercicio de un arte, industria u oficio, o la con- dición de jefe de
taller. La Carta de 1856 lo extendió también a quienes ha- bían servido en el Ejército o en la Armada (art.
37). La ley de 29 de agosto de 1834, a pesar del silencio de la Constitución de ese año, introdujo un nuevo
requisito: ser contribuyente (art. 5, inciso 3), calidad que exigirían después las constituciones de 1839 (art.
8, inciso 3) y de 1860 (art. 38). Contrariamen- te a lo que podía suponerse, las normas en cuestión estaban
dirigidas, en realidad, a asegurar el sufragio indígena.
Las constituciones del siglo XIX garantizaron, en efecto, el voto indígena. Establecieron requisitos
alternativos a los de saber leer y escribir o crearon regímenes de excepción en su beneficio. Así, la
Constitución de 1823 exceptuó a los indios de aquel requisito hasta 1840 (art. 17, inciso 3). La de 1839
(art. 8, inciso 2) no lo hacía exigible hasta 1844, plazo que se prorrogó, en 1849, hasta 1860; al cabo del
histórico debate entre Bartolomé Herrera, abanderado de la soberanía de la inteligencia y, por ende,
opuesto al sufragio Los indíge- nas que eran propietarios o contribuyentes estaban legitimados para sufra-
gar con arreglo a la Constitución de 1860. Puede decirse por ello que hasta 1895 hubo, en la práctica,
sufragio universal masculino.
La ley de 12 de noviembre de 1895,14 al modificar la Constitución de 1860, reservó el sufragio sólo a «los
ciudadanos en ejercicio que sepan leer y escribir» (art. 38), norma que reprodujeron las constituciones de
1920 (art. 66) y de 1933 (art. 86). La innovación era, en apariencia, fundamental. En teoría, el cuerpo
electoral (y también la participación popular) se redu- cirían drásticamente. En 1963 —época en que
había disminuido ya en for- ma considerable el analfabetismo— sólo la mitad de las personas en edad de
sufragar tenían derecho de voto. En esos comicios hubo dos millones de sufragantes frente a cinco
millones de personas mayores de 21 años. En el papel, cuando menos, los analfabetos, en su mayoría
indígenas, fueron privados de un derecho del que nunca gozaron. No habrían tenido la opor- tunidad de
hacerlo en tanto subsistiera el régimen de servidumbre al que estaban sujetos. No faltaba razón a la
Comisión Villarán cuando sostenía que los analfabetos —a los que identificaba con los indios— no
debían vo- tar porque «no saben votar» y eligen a sus dominadores y porque la cues- tión del indio
entonces no era política sino «de derecho civil, agrario y pe- dagógico» (Villarán, l. cit.).
La Constitución de 1933, como se ha visto, reconoció el derecho de sufragio a las mujeres sólo en las
elecciones municipales, en las que podían sufragar las mujeres alfabetas, mayores de edad, casadas o
madres de familia aunque no hubiesen llegado a la mayoría de edad (art. 86). La norma fue letra muerta.
Las primeras eleccionesmunicipales,despuésde1912,se cele- braron en 1963, ocho años después de que se
modificara la Carta de 1933 y de que las mujeres alfabetas mayores de 21 años adquirieran la plenitud de
sus derechos políticos en 1955 La consagración del sufragio universal, es decir en favor de los analfabe-
tos, suscitó algunas pequeñas reticencias pero no provocó debate alguno de trascendencia, lo que es
explicable: en 1979, como ahora, los analfabetos no representaban un volumen significativo de la
población electoral. A pesar de ello, la consagración del sufragio universal en la Carta de 1979 fue un
impor- tante avance en el proceso de democratización de la sociedad peruana aun- que no afectó —como
muchos creían— ni el equilibrio ni las tendencias de las fuerzas políticas en el panorama electoral.
Tipos de sufragio
Podemos diferenciar algunos tipos de sufragio, más allá del activo (derecho a elegir) y
pasivo (derecho a ser electo), tales como los siguientes:
Referencias : https://concepto.de/sufragio/#ixzz704jwIwfk
https://www.cepal.org/es/publicaciones/3747-impacto-social-economico-analfabetismo-modelo-
analisis-estudio-piloto
https://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con_uibd.nsf/
0ED69473FA727103052575630065E5FF/%24FILE/articulo_04abc.pdf
RESUMEN:
El sufragio es el derecho a votar para elegir cargos públicos y tomar decisiones
políticas.
Dentro del sufragio hay algunas clases :
Libre: Se ejerce según la propia voluntad y conciencia.
Universal: Sin restricciones otras que la mayoría de edad y la cordura mental.
Secreto: Así se evitan repercusiones, extorsiones o castigos de parte de los
poderosos.
En este punto se pueden hacer muchas cosas algunas mas pequeñas que otras para
apoyar esta causa y así haya mas democracia.
Un ejemplo en el cual podemos apoyar a la gente analfabética es narrándole en que
condición esta el Perú u otro país y darle a conocer los planes de gobierno y las
propuestas. Aparte con esta función podemos hacer una organización que se ubique
solo en esto y así ayuden a las personas que necesitan. Incluso otra manera de ayudar
en este caso es que haya un programa de televisión en el cual también ayuden
narrándoles todo o también para las personas mudas, que entren en razón mediante el
lenguaje de señas.
Esto es de suma importancia ya que hoy en día gente hace un voto sin estar informado
siendo este peligroso porque si no estamos bien enterados de quien va a enterar a
gobernar podría ser el fin de un país por lo que un voto bien informado es lo adecuado.
Incluso una ayuda extra podría ser el También podríamos generar pequeños grupos
llevando información a las personas que no leen o escriben llamadas personas
analfabetas sin quitarle el derecho universal que todos los seres humanos tenemos.
Concientizándonos que si realmente nos referimos a todo el pueblo se haga realidad no
solo a un beneficiado o instruido sino a toda la sociedad. Teniendo en cuenta que el
saber leer o escribir no es incapacidad de poder realizar otras actividades
generalmente las personas analfabetas no deciden serlas ya que puede que no estén
económicamente estables para poder acceder a institutos o colegios que te puedan
educar.
CONCLUSIONES: