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Con origen etimológico en el vocablo latino lens, la noción

de lente alude al elemento transparente que se emplea en


los instrumentos ópticos para desviar los rayos de luz y permitir la
formación de las imágenes.

Su funcionamiento se basa en los diferentes grados


de refracción de los rayos lumínicos cuando inciden en los diversos
puntos de su superficie. Gracias a esta propiedad, las lentes se
usan para la corrección de defectos de la visión o para captar
objetos ubicados a una gran distancia.

Se puede distinguir entre las lentes convergentes y las lentes


divergentes. Las lentes convergentes hacen que los rayos de luz
paralelos al eje principal converjan en un mismo punto (el foco de la
imagen). Para lograr esto son más gruesas en su sector central. Las
lentes divergentes, en cambio, son más estrechas en su centro y
provocan que los haces lumínicos paralelos al eje principal se
separen.

Cuando se habla a nivel general de los lentes o de las lentes


(ambas formas son aceptadas por la Real Academia Española), se
suele hacer referencia a los anteojos o gafas. Estos instrumentos
consisten en dos lentes sostenidas por un armazón, diseñado para
que pueda apoyarse en la nariz gracias a un arco y sujetándose
también mediante las dos patillas que van a las orejas. De esta
forma, cada lente (el objeto transparente) queda ubicado cerca de
un ojo, corrigiendo problemas de la vista.

Los lentes de contacto, por otro lado, son pequeños discos de


vidrio o plástico que se colocan de manera directa sobre la córnea.
Al ser convexos por un lado y cóncavos por el otro, permiten
solucionar las falencias de refracción del ojo.

Al hablar de las diferencias entre los lentes de contacto y las gafas,


no debemos olvidar el punto fundamental: las preferencias del
sujeto. Hay personas que una vez que prueban los lentes
de contacto no pueden imaginar su día a día con gafas, del mismo
modo que existe el grupo que no desea probarlos o que luego de
haberlo hecho prefiere quedarse con las gafas por diferentes
razones.

Ambas posturas son válidas, y por eso veremos a continuación una


lista de las ventajas y las desventajas de los lentes de contacto
frente a los tradicionales. Comencemos por las ventajas:

* su curvatura se corresponde con la de los ojos del usuario, lo cual


le proporciona un campo de visión de mayor amplitud y disminuye
problemas tales como las obstrucciones y las distorsiones tan
comunes con las gafas;

* no entorpecen actividades deportivas, algo que se nota


especialmente en la natación;
* para aquellas personas que se preocupan mucho por
su aspecto físico, los lentes de contacto son ideales porque no se
notan y, por lo tanto, no deben combinarse con el resto
de accesorios y con las prendas;

* cuando hace mucho frío, los lentes de contacto no se empañan,


así como en plena tormenta no importa que se mojen ya que los
párpados se encargan de «secarlos». Con las gafas, estas dos
situaciones suponen problemas;

* existen lentes de contacto que alteran la apariencia de los ojos,


tanto su color como su forma, y esto puede servir para cambiar de
aspecto por cuestiones estéticas o para disfrazarse;

* hay algunos modelos que modifican la forma de la córnea durante


las horas de sueño en caso de miopía para que la persona pueda
prescindir de cualquier tipo de lentes por unas horas desde que se
despierta.

Entre las desventajas de los lentes de contacto, podemos


mencionar:

* la dificultad que supone para ciertas personas colocárselos;

* provocan que llegue menos oxígeno al ojo;

* no son ideales para trabajos que requieren pasar varias horas al


día frente a un monitor.

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